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Álvarez, Raúl Roberto (2019). IJBA, Hogar de mis recuerdos: Orígenes y presente [Libro]. Libertador San Martín, E.R., Editorial Universidad Adventista Del Plata. 223 p. - Bibliografía
ISBN 9789877650167
Álvarez, Raúl Roberto (2019). IJBA, Hogar de mis recuerdos: Orígenes y presente [Libro]. Libertador San Martín, E.R., Editorial Universidad Adventista Del Plata. 223 p. - Bibliografía
ISBN 9789877650167
Álvarez, Raúl Roberto (2019). IJBA, Hogar de mis recuerdos: Orígenes y presente [Libro]. Libertador San Martín, E.R., Editorial Universidad Adventista Del Plata. 223 p. - Bibliografía
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Colección Audios de programas radiales
Área: Psicología
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¿Cómo se escribió " Los hechos de los apóstoles"?"QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Noviembre 2001 ¿Cómo se escribió Los hechos de los apóstoles? ¿En qué circunstancias escribió Elena de White Los hechos de los apóstoles? (Designado como libro del año para 2001). Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina. En marzo de 1858 tuvo lugar la así llamada visión del ‘Gran conflicto’ en Lovett Grove, Ohio. En ocasión de un servicio fúnebre Jaime White había presentado un sermón, y Elena estaba dando su testimonio sobre la esperanza del regreso de Cristo. Durante las dos horas en que permaneció en visión observó la gloria de Dios. El contenido general de esta visión formó el primer tomo de Spiritual Gifts (Dones espirituales), publicado en 1858. Luego, en 1864 se hizo una expansión del tema en los tomos III y IV de Spiritual Gifts. Con los años fue ampliando estas presentaciones a medida que recibía mayor luz sobre el tema del gran conflicto. En las décadas de 1870 y 1880 se preparó una serie titulada Spirit of Prophecy (Espíritu de profecía), en cuatro tomos. El primer tomo ampliado llegó a ser Patriarcas y profetas (1890); el segundo tomo, los primeros 62 capítulos de El Deseado de todas las gentes; el tercer tomo, la última parte de El Deseado de todas las gentes (1898) y Los hechos de los apóstoles (1911); y el cuarto tomo, El conflicto de los siglos entre Cristo y Satanás (1888). Elena de White concentró su atención desde 1910 en la finalización de Los hechos de los Apóstoles, que fue uno de sus últimos libros. Entre 1911 y 1915 realizó sólo unos pocos viajes al sur de California. Esos años en Elmshaven fueron dedicados mayormente al trabajo literario, completando Profetas y reyes y Consejos para maestros, padres y alumnos. Los hechos de los apóstoles ya fue traducido a 24 idiomas. Forma parte de la serie ‘El conflicto de los siglos’, compuesta por Patriarcas y profetas, Profetas y reyes, El Deseado de todas las gentes, El discurso maestro de Jesucristo, Palabras de vida del gran Maestro y El conflicto de los siglos. El libro describe la preparación de los apóstoles, y el inicio y la expansión de la iglesia cristiana hasta la muerte de los apóstoles. Incluye comentarios al libro de los Hechos y las cartas apostólicas.
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¿Aprobó Elena G. de White el Manual de Iglesia?QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Diciembre 2001 ¿Aprobó Elena de White el Manual de la Iglesia? ¿Se pronunció alguna vez Elena de White sobre el uso del Manual de la iglesia? Responde Daniel Plenc director del Centro de Investigaciones White en la Argentina: Hasta donde sepamos, EGW no alude a las intenciones de la Asociación General de establecer un Manual de la iglesia. El primer intento en ese sentido se hizo en 1882, cuando el Congreso de la Asociación General acordó preparar instrucciones para los dirigentes que debían publicarse en la Review and Herald. Sin embargo, la Asociación General decidió no publicar entonces un manual. En los años siguientes varias publicaciones adventistas trataban sobre la obra de La iglesia y los deberes de sus oficiales. Se destacó el libro La iglesia, su organización, sus procedimientos y su disciplina (1907), de J. N. Loughborough. Pero no fue sino hasta 1932 cuando la iglesia editó oficialmente un Manual de la iglesia. J. L. McElhany preparó el manuscrito, que fue revisado por la Junta Directiva de la Asociación General. .Del prefacio a distintas ediciones de este manual pueden extraerse más datos y orientaciones. Desde sus inicios el Manual de la iglesia resultó un instrumento útil y necesario para la marcha organizada de la iglesia. La expansión de la obra ha requerido revisiones de su contenido en los congresos mundiales. No es una herramienta rígida e inamovible, sino la manifestación del consenso de la iglesia mundial sobre procedimientos, prácticas denominacionales y asuntos generales pertenecientes al gobierno de la iglesia. Aunque no existía en sus días un Manual de la iglesia, Elena de White se expresó en consonancia con el principio bíblico que demanda orden y uniformidad dentro de la iglesia (1 Coro 14:33, 40). Escribió: ‘Vivimos en una época cuando el orden, el método y la unidad de acción son esenciales...’ (Testimonios para los ministros, p. 228). De acuerdo con su consejo, ‘Cristo quiere que sus discípulos sean unidos en una iglesia, conserven el orden, tengan reglas y disciplina...’ (Testimonies for the Church, t. 3, p. 445). Elena de White también instó a no ‘persistir en una actitud independiente contra la decisión del cuerpo general’ (Joyas de los testimonios, t:3; p. 408)”.
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Meditaciones matinales de libros de Elena G. de WhiteQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Enero 2002 Las meditaciones matinales ¿Qué libros de meditaciones matinales se extrajeron de los escritos de Elena de White? Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina: Se han publicado hasta el presente dieciocho devocionales compilados de los escritos de Elena de White. El primero fue publicado en inglés en 1946 bajo el título Radiant Religion [Religión radiante], y se lo usó en 1947. Luego de tres años apareció, también en inglés, With God at Dawn [Con Dios al amanecer]. El contenido de estas dos meditaciones matinales fue extraído de libros impresos de Elena de White. El tercer libro, titulado My Life Today [Mi vida hoy], publicado en 1953, también se imprimió en español con el título de Meditaciones matinales. A partir de este devocional se utilizaron también materiales inéditos, provenientes de los archivos de manuscritos y cartas de Elena de White. La siguiente lista incluye todos los devocionales existentes con el título en español de todos los que fueron traducidos a nuestra lengua: 1. Radiant Religion, 1946. 2. With God at Dawn, 1949. 3. Meditaciones matinales, 1953. 4. Hijos e hijas de Dios, 1956. 5. La fe por la cual vivo, 1959. 6. Nuestra elevada vocación, 1962. 7. A fin de conocerle, 1965. 8. En los lugares celestiales, 1968. 9. Conflicto y valor, 1971. 10. La maravillosa gracia de Dios, 1974. 11. (Maranata: el Señor viene!, 1977. 12. Cada día con Dios, 1980. 13. Alza tus ojos, 1983. 14. Reflejemos a Jesús, 1986. 15. Exaltad a Jesús, 1989. 16. Dios nos cuida, 1992. 17. Recibiréis poder, 1996. 18. Cristo triunfante, 2000. Como los demás libros, estas obras han sido compuestas bajo la dirección de la Junta de Fideicomisarios de las Publicaciones de Elena de White, responsables del cuidado y la publicación de sus escritos, y siguiendo las instrucciones dejadas por la autora para la publicación y compilación de sus escritos.
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La vida familiar en el cielo - 1QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Febrero 2002 La vida familiar en el cielo - 1 Qué escribió Elena de White acerca de la vida familiar en el cielo? Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina: Elena de White hace bellísimas descripciones del cielo y de la Tierra nueva, pero desalienta las especulaciones acerca de detalles no revelados. Probablemente entre las mejores secciones acerca de la vida en el reino de Dios se encuentren los siguientes capítulos: “El fin del conflicto” (El conflicto de los siglos, pp. 720-737), “La vida en el hogar edénico” (El hogar cristiano, pp. 488‑494), “Cuadros de la tierra nueva” (El hogar cristiano, pp. 495‑499) y “Las recompensas” (Conducción del niño, pp. 530-539). Espigando entre sus muchas páginas dedicadas a la vida futura de los redimidos pueden desprenderse un par de ideas claras: Las familias se encontrarán y reconocerán. Se promete un reencuentro entre padres, hijos y amigos. “Veremos de nuevo a nuestros hijos. Nos encontraremos con ellos y los reconoceremos en los atrios celestiales” (Carta 196, 1899; Conducción del niño, p. 536). “Santos ángeles llevan niñitos a los brazos de sus madres. Amigos, a quienes la muerte tenía separados desde largo tiempo, se reúnen para no separarse más, y con cantos de alegría suben juntos a la ciudad de Dios” (El conflicto de los siglos, p. 703). Los salvados podrán reconocerse y tener compañerismo con los ángeles. “Allí conoceremos como somos conocidos. Allí hallarán la aplicación más dulce y verdadera el amor y las simpatías que Dios ha implantado en el ser. La comunión pura con seres celestiales, la armoniosa vida social con los ángeles bienaventurados y los fieles de todas las épocas, el sagrado compañerismo que une a toda familia en los cielos, y en la tierra, se cuentan entre los incidentes del más allá” (El hogar cristiano, p. 497). Elena de White le escribió a alguien que había perdido a su única hija: “Su fe puede ver a los amados que una vez perdió reunidos entre los redimidos de la Tierra. Ud., antes de mucho, si es fiel, estará caminando con ellos por las calles de la Nueva Jerusalén, cantando el cántico de Moisés y del Cordero, llevando la enjoyada corona...” (Carta 71, 1878; En los lugares celestiales, p. 274).
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La vida familiar en el cielo - 2QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Marzo 2002 La vida familiar en el cielo - 2 ¿Qué escribió Elena de White acerca de la vida familiar en el cielo? Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina: No es posible agregar mucho más a las palabras de Jesús, pero podemos confiar en la capacidad divina de proveer para nuestra felicidad eterna. Dijo el Señor: “Porque cuando resucitarán de los muertos, ni se casarán, ni serán dados en casamiento, mas son como los ángeles que están en los cielos” (Mar. 12:25). Un capítulo titulado “Especulaciones acerca de la vida futura” es especialmente revelador: “Hay muchos hoy día que expresan su creencia de que habrá casamientos y nacimientos en la Tierra nueva, pero los que creen en las Sagradas Escrituras no pueden aceptar tales doctrinas. La doctrina de que nacerán niños en la Tierra nueva no forma parte de la segura palabra profética”. Las palabras de Cristo son demasiado claras para ser mal interpretadas. Ellas resuelven definitivamente la cuestión de los matrimonios y nacimientos en la Tierra nueva. Ni los que resuciten de la muerte ni los que sean trasladados sin haber gustado la muerte se casarán o darán en matrimonio. Serán como ángeles de Dios, miembros de la familia real. “ ‘Diré a aquéllos que sostienen puntos de vista contrarios a la clarísima declaración de Cristo: sobre tales tendencias el silencio es elocuencia. Es una presunción permitirnos suposiciones y teorías acerca de temas que Dios no nos ha dado a conocer en su Palabra. No necesitamos entrar en especulaciones acerca de nuestro estado futuro... “ ‘El Señor ha hecho toda la provisión necesaria para nuestra felicidad futura... No debemos medir las condiciones de la vida futura por las condiciones de esta vida. “ ‘Las cosas reveladas son para nosotros y para nuestros hijos, pero no debemos permitir que nuestra imaginación cree doctrinas concernientes a las cosas no reveladas” (Medical Ministry, pp. 99, 100 [La fe por la cual vivo, p. 368]). “ ‘Se promete a los salvados un hogar donde la felicidad crecerá eternamente. ‘En el hogar de los redimidos no habrá más lágrimas, ni cortejos fúnebres, ni manifestaciones de duelo... Una rica corriente de felicidad fluirá y se profundizará a medida que transcurra la eternidad…’ (Testimonies, t. 9, pp. 287, 288 [La fe por la cual vivo, p. 364])”.
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El Deseado y la Biblioteca del Congreso de las EE.UUQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Abril 2002 El Deseado y la Biblioteca del Congreso de los EE.UU. ¿Es verdad que el libro El Deseado de todas las gentes, de Elena de White, fue premiado por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos? Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina: En los archivos del Centro de Investigación White existe un testimonio personal de W. E. Bement, de la Biblioteca del Congreso, sobre El Deseado de todas las gentes. Se lee allí lo siguiente: “No es una tarea minúscula seleccionar cinco o seis libros acerca de la vida de Cristo, de entre los más de diez mil que han sido escritos en inglés en los últimos trescientos años, sin contar los publicados en otros idiomas, y declarar que son absolutamente los mejores. Felizmente usted me ha facilitado la tarea al pedirme que haga mi elección personal. “Mi preferencia o elección estaría orientada por lo que desearía obtener del libro o de los libros a leer. Permítame decirlo de esta manera: pondría en primer lugar El Deseado de todas las gentes, de Elena de White, por su discernimiento espiritual y por su aplicación práctica. “Diré que El Deseado de todas las gentes está bien conceptuado en la Biblioteca del Congreso” (Extracto de una carta de W. E. Bement, Biblioteca del Congreso, Washington, D. C., 11 de diciembre de 1946). Sobre el particular, consultamos a Tim Poirier, director asociado del Ellen G. White Estate (Patrimonio White de la Asociación General), en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos. Ésta fue su respuesta: “No, el libro El Deseado de todas las gentes no ha recibido ningún respaldo o reconocimiento de la Biblioteca del Congreso. Hace años, un integrante del personal que trabajaba allí (quien fue adventista del séptimo día) escribió una carta a alguien diciendo que el libro estaba bien conceptuado por la biblioteca, pero esto no fue de ninguna manera un pronunciamiento oficial de la biblioteca”. Posiblemente el mayor reconocimiento a la profundidad espiritual del libro y a sus aplicaciones a la vida cristiana sea la enorme difusión que ha tenido desde su primera edición en 1898. El Deseado de todas las gentes se lee actualmente en los 62 idiomas a los cuales ha sido traducido.
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¿Cuántos y cuáles son los libros de Elena G. de White traducidos al español?QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Junio de 2002 ¿Cuántos y cuáles son los libros de Elena de White traducidos al español? Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina: Aunque parezca extraño, no es una pregunta sencilla de contestar, a raíz de ciertas ediciones impresas en inglés bajo distintos títulos, y de las distintas versiones preparadas por las casas editoras que publican en nuestra lengua. Siguiendo la lista del Patrimonio White actualizada a junio de 2001, y los propios registros del Centro de Investigaciones White en Argentina (CIW), puede decirse que en este centro contamos con alrededor de 77 volúmenes diferentes en español. Algunos de ellos son sólo breves recopilaciones o pequeños libros. La lista de los libros que se han traducido del inglés, y los títulos en español sería la siguiente: Acts of the Apostles (Los hechos de los apóstoles) A Call to Medical Evangelism and Health Education (Un llamado al evangelismo médico y a la educación sanitaria) Adventist Home, The (El hogar adventista; El hogar cristiano; Hogar sin sombras) Child Guidance (Conducción del niño) Christ in His Sanctuary (Cristo en su santuario) Christ Our Savior (Vida de Jesús) Christ's Object Lessons (Palabras de vida del gran Maestro) Christian Service (Servicio cristiano) Christ Triumphant (Cristo triunfante) Colporteur Ministry (El colportor evangélico) Communion With God (Comunión con Dios) Conflict and Courage (Conflicto y valor) Counsels for the Church (Consejos para la iglesia) Counsels on Diet and Food (Consejos sobre el régimen alimenticio) Counsels on Health (Consejos sobre la salud) Counsels on Sabbath School Work (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática) Counsels on Stewardship (Consejos sobre mayordomía Cristiana) Counsels to Parents, Teachers, and Students (Consejos para los maestros, padres y alumnos) Country Living (De la ciudad al campo) Daughters of God (Hijas de Dios) Day By Day With God (Cada día con Dios) Desire of Ages (El Deseado de todas las gentes) Early Writings (Primeros escritos) Education (La educación) Evangelism (El evangelismo) Faith and Works (Fe y obras) Faith I Live By (La fe por la cual vivo) From Heaven With Love (Él es la salida) From Here to Forever (De aquí a la eternidad) Fundamentals of Christian Education (La educación cristiana) God's Amazing Grace (La maravillosa gracia de Dios) Gospel Workers (Obreros evangélicos) Great Controversy (El conflicto de los siglos) Happiness Homemade (El hogar adventista) Impending Conflict (Selecciones de El conflicto de los siglos) In Heavenly Places (En los lugares celestials) Last Day Events (Eventos de los últimos días) Letters to Young Lovers (Cartas a jóvenes enamorados) Life Sketches (Notas biográficas de Elena G. de White) Lift Him Up (Exaltad a Jesús) Maranatha (¡Maranata: El Señor viene!) Messages to Young People (Mensajes para los jóvenes) Mind, Character and Personality, 1-2 (Mente, carácter y personalidad, 1-2) Ministry of Healing (El ministerio de curación) My Life Today (Meditaciones matinales) Our Father Cares (Dios nos cuida) Our High Calling (Nuestra elevada vocación) Patriarchs and Prophets (Patriarcas y profetas) Pastoral Ministry (El ministerio pastoral) Promises for the Last Days (Promesas para los últimos días) Prophets and Kings (Profetas y reyes) Publishing Ministry (El ministerio de las publicaciones) Receive Power (Recibiréis poder) Reflecting Christ (Reflejemos a Jesús) Remnant Church (La iglesia remanente) Revival and Beyond (No identificado) Sanctified Life (La edificación del carácter) Selected Messages, 1-3 (Mensajes selectos, 1-3) Sons and Daughters of God (Hijos e hijas de Dios) Steps to Christ (El camino a Cristo) Story of Jesus (Vida de Jesús) Story of Redemption (La historia de la redención) Temperance (La temperancia) Testimonies for the Church, 2, 5, 7, 9 (Testimonios para la iglesia, 2, 5, 7, 9) Testimonies on Sexual Behavior, Adultery, and Divorce (Testimonios acerca de conducta sexual, adulterio y divorcio) Testimonies to Ministers (Testimonios para los ministros) Testimony Treasures, 1-3 (Joyas de los testimonios, 1-3) That I May Know Him (A fin de conocerle) The Truth About Angels (La verdad acerca de los ángeles) This Day With God (Cada día con Dios) Thoughts From the Mount of Blessing (El discurso maestro de Jesucristo) Upward Look (Alza tus ojos) Voice in Speech and Song (La voz: su educación y uso correcto) Welfare Ministry (El ministerio de la bondad) Writers and Editors (El otro poder) El espíritu de profecía y los gremios Esta lista deberá ser actualizada a medida que nuevos libros aparezcan, para bendición de la iglesia y de los honestos buscadores de la verdad divina en nuestras comunidades hispanohablantes".
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¿Una Biblia con citas de Elena G. de White?QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Junio de 2002 ¿Cuántos y cuáles son los libros de Elena de White traducidos al español? Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina: Aunque parezca extraño, no es una pregunta sencilla de contestar, a raíz de ciertas ediciones impresas en inglés bajo distintos títulos, y de las distintas versiones preparadas por las casas editoras que publican en nuestra lengua. Siguiendo la lista del Patrimonio White actualizada a junio de 2001, y los propios registros del Centro de Investigaciones White en Argentina (CIW), puede decirse que en este centro contamos con alrededor de 77 volúmenes diferentes en español. Algunos de ellos son sólo breves recopilaciones o pequeños libros. La lista de los libros que se han traducido del inglés, y los títulos en español sería la siguiente: Acts of the Apostles (Los hechos de los apóstoles) A Call to Medical Evangelism and Health Education (Un llamado al evangelismo médico y a la educación sanitaria) Adventist Home, The (El hogar adventista; El hogar cristiano; Hogar sin sombras) Child Guidance (Conducción del niño) Christ in His Sanctuary (Cristo en su santuario) Christ Our Savior (Vida de Jesús) Christ's Object Lessons (Palabras de vida del gran Maestro) Christian Service (Servicio cristiano) Christ Triumphant (Cristo triunfante) Colporteur Ministry (El colportor evangélico) Communion With God (Comunión con Dios) Conflict and Courage (Conflicto y valor) Counsels for the Church (Consejos para la iglesia) Counsels on Diet and Food (Consejos sobre el régimen alimenticio) Counsels on Health (Consejos sobre la salud) Counsels on Sabbath School Work (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática) Counsels on Stewardship (Consejos sobre mayordomía Cristiana) Counsels to Parents, Teachers, and Students (Consejos para los maestros, padres y alumnos) Country Living (De la ciudad al campo) Daughters of God (Hijas de Dios) Day By Day With God (Cada día con Dios) Desire of Ages (El Deseado de todas las gentes) Early Writings (Primeros escritos) Education (La educación) Evangelism (El evangelismo) Faith and Works (Fe y obras) Faith I Live By (La fe por la cual vivo) From Heaven With Love (Él es la salida) From Here to Forever (De aquí a la eternidad) Fundamentals of Christian Education (La educación cristiana) God's Amazing Grace (La maravillosa gracia de Dios) Gospel Workers (Obreros evangélicos) Great Controversy (El conflicto de los siglos) Happiness Homemade (El hogar adventista) Impending Conflict (Selecciones de El conflicto de los siglos) In Heavenly Places (En los lugares celestials) Last Day Events (Eventos de los últimos días) Letters to Young Lovers (Cartas a jóvenes enamorados) Life Sketches (Notas biográficas de Elena G. de White) Lift Him Up (Exaltad a Jesús) Maranatha (¡Maranata: El Señor viene!) Messages to Young People (Mensajes para los jóvenes) Mind, Character and Personality, 1-2 (Mente, carácter y personalidad, 1-2) Ministry of Healing (El ministerio de curación) My Life Today (Meditaciones matinales) Our Father Cares (Dios nos cuida) Our High Calling (Nuestra elevada vocación) Patriarchs and Prophets (Patriarcas y profetas) Pastoral Ministry (El ministerio pastoral) Promises for the Last Days (Promesas para los últimos días) Prophets and Kings (Profetas y reyes) Publishing Ministry (El ministerio de las publicaciones) Receive Power (Recibiréis poder) Reflecting Christ (Reflejemos a Jesús) Remnant Church (La iglesia remanente) Revival and Beyond (No identificado) Sanctified Life (La edificación del carácter) Selected Messages, 1-3 (Mensajes selectos, 1-3) Sons and Daughters of God (Hijos e hijas de Dios) Steps to Christ (El camino a Cristo) Story of Jesus (Vida de Jesús) Story of Redemption (La historia de la redención) Temperance (La temperancia) Testimonies for the Church, 2, 5, 7, 9 (Testimonios para la iglesia, 2, 5, 7, 9) Testimonies on Sexual Behavior, Adultery, and Divorce (Testimonios acerca de conducta sexual, adulterio y divorcio) Testimonies to Ministers (Testimonios para los ministros) Testimony Treasures, 1-3 (Joyas de los testimonios, 1-3) That I May Know Him (A fin de conocerle) The Truth About Angels (La verdad acerca de los ángeles) This Day With God (Cada día con Dios) Thoughts From the Mount of Blessing (El discurso maestro de Jesucristo) Upward Look (Alza tus ojos) Voice in Speech and Song (La voz: su educación y uso correcto) Welfare Ministry (El ministerio de la bondad) Writers and Editors (El otro poder) El espíritu de profecía y los gremios Esta lista deberá ser actualizada a medida que nuevos libros aparezcan, para bendición de la iglesia y de los honestos buscadores de la verdad divina en nuestras comunidades hispanohablantes".
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La Biblia, Elena G. de White y la salvación de los niños"QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Agosto 2002 La Biblia, Elena de White y la salvación de los niños ¿Se salvarán los niños fallecidos a temprana edad? Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina: En verdad la Biblia no habla mucho acerca de la salvación de los niños. Sin embargo, algunas ideas parecen claras: (a) Dios no hace a los niños responsables del pecado de sus padres (Eze. 18:4, 20), (b) habrá niños en la tierra nueva (Isa. 11:6, 8), (c) Cristo enseñó que de los niños es el reino de los cielos (Mat. 19:13-15; Mar. 10:13-16; Luc. 18:15-17), y (d) que aun los adultos deben volverse como niños para entrar en el reino de Dios (Mat. 18:2-5; Mar. 9:36-37; Luc. 9:47, 48). Cabe recordar que Dios es un ser amoroso y justo, en quien podemos confiar enteramente sabiendo que hará lo mejor por sus criaturas en cada caso. La Biblia enseña que Dios “conoce nuestra condición” (Sal. 103:14) y que evaluará a cada uno de acuerdo con la luz que haya recibido y con las circunstancias que lo han rodeado. Jesús dijo que “a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá” (Luc. 12:48). En cuanto a los escritos de Elena de White recomendaría puntualmente algunos capítulos de sus libros en español: Parte del capítulo 27, “Los enlutados”, del libro Mensajes selectos, tomo 2, páginas 295 a 298; el capítulo 39, “Preguntas acerca de los salvados”, de Mensajes selectos, tomo 3, páginas 358 a 362; y el capítulo 83, “Las recompensas”, de Conducción del niño, páginas 530 a 539. Allí puede leerse acerca de la salvación de los hijos de los incrédulos, de los hijos de los creyentes, de la resurrección de los niños muertos, del día del juicio, de la presencia de niños en la tierra nueva, etc. Escribió Elena de White a una madre enlutada: “Ud. pregunta si su hijito será salvo... Veremos de nuevo a nuestros hijos. Nos encontraremos con ellos y los reconoceremos en los atrios celestiales. Ponga su confianza en el Señor y no tema” (Carta 196, 1899) (Conducción del niño, p. 536). Los consejos de Elena de White están en armonía con la Biblia y dan evidencia de la existencia de niños en el momento en que Cristo vuelva, y de su salvación, incluso independientemente de la de sus padres.
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Hijos en el tiempo del fin - 1QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Septiembre de 2002 Hijos en el tiempo del fin - 1 ¿Aconseja Elena de White evitar la paternidad? Responde Daniel Oscar Plenc director del Centro de Investigación White en Argentina. Elena de White apoyó ampliamente el plan original de Dios en cuanto al matrimonio y la paternidad como bendiciones divinas para el hombre. Lo corroboró con su mismo ejemplo, al casarse y tener cuatro hijos. Respecto de la oportunidad de tener o no tener hijos en este tiempo, es evidente que no vamos a encontrar una indicación general directa. Ella no escribió mucho acerca de los niños en el tiempo del fin, aunque habla de niños y jóvenes utilizados por Dios en la predicación final del evangelio. “Cuando se desarrollen las escenas finales de la historia del mundo, muchos... niños y jóvenes asombrarán a la gente mediante el testimonio que den de la verdad con sencillez, aunque con vigor y poder. Se les enseñó a temer al Señor, y sus corazones fueron suavizados merced al esmerado estudio de la Biblia, acompañado de oración. En un futuro cercano muchos niños serán dotados del Espíritu de Dios, y efectuarán la obra de proclamar la verdad al mundo... Llevarán a cabo una tarea que ni las potencias del mal podrán contrarrestar” (MeM 63, Promesas para los últimos días, p. 35). También menciona que Dios permitirá que algunos niños pasen al descanso antes de los difíciles tiempos finales. “El Señor me ha enseñado con frecuencia que muchos pequeñuelos deben morir antes del tiempo de angustia. Veremos de nuevo a nuestros hijos. Nos encontraremos con ellos y los reconoceremos en los atrios celestiales” (Carta 196, 1899, Conducción del niño, p. 536). En lo mucho que Elena de White escribió sobre el matrimonio y la familia (véase El hogar adventista), y sobre los niños y la paternidad (véase Conducción del niño) no vemos nada que haga suponer que el plan general del Señor para los matrimonios es que eviten tener hijos. Puede suponerse que estos temas sensibles son dejados a la consideración de la conciencia de cada uno, a la búsqueda de una respuesta concreta en oración y reflexión. También es verdad que Elena de White veía muy conveniente que algunos matrimonios que conocía decidieran tener hijos. Las siguientes declaraciones ilustran este punto: “Se me mostró que el Hno. E. y su esposa están en peligro de que sus pensamientos se concentren demasiado en sí mismos; especialmente la Hna. E. falla en esto. Tiene un amor casi supremo por sí misma... “El egoísmo, que se manifiesta de diversas maneras, de acuerdo con las circunstancias y la condición peculiar de los individuos, debe morir. Si ustedes tuvieran hijos, y tuvieran que despreocuparse de sí mismos para cuidarlos, sería beneficioso. En su hogar ha requerido para sí misma la atención y la tolerancia que se debe ejercer con los hijos. Requiere esa atención, y la tendrá. Pero no se le ha ocurrido que es su deber cuidar a los demás y procurar su beneficio... Cuando la familia está compuesta de sólo dos personas, como en el caso de ustedes, y no hay niños que exijan paciencia, tolerancia y verdadero amor, es necesario mantener una vigilancia constante, no sea que el egoísmo logre la supremacía; no sea que ustedes mismos se conviertan en el centro de todo, y reclamen la atención, el cuidado y el interés de tal manera que no se sientan en la obligación de manifestarlos hacia los demás. El cuidado de los niños en la familia impone la necesidad de permanecer mucho tiempo en casa, para la educación de su mente y su corazón en relación con los cuidados ordinarios de la vida doméstica” (Testimonios para la iglesia, t. 2, pág. 208). “Por lo que se me mostró, los adventistas observadores del sábado tienen una noción muy débil de cuán grande es el lugar que el mundo y el egoísmo tienen en sus corazones... Si tuvieran hijos propios a quienes podrían brindar cuidados, afecto y amor no estarían tan ensimismados en sus propios intereses. Si los que no tienen hijos, a quienes Dios ha hecho mayordomos de medios económicos, quisieran extender sus corazones para cuidar de los niños que necesitan amor, cuidado y afecto, y que se les supla de los bienes de este mundo, serían mucho más felices que ahora” (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 295).
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Hijos en el tiempo del fin - 2QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Noviembre de 2002 Hijos en el tiempo del fin - 2 ¿Aconseja Elena de White evitar la paternidad? Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina: Existe una carta donde se toca el tema de forma directa, y uno de sus párrafos fue publicado en una compilación de los escritos de Elena de White: “No es realmente sabio tener hijos ahora. El tiempo es corto, están sobre nosotros los peligros de los últimos días y los hijos pequeños serán mayormente arrebatados antes de esto” (Eventos de los últimos días, p. 37). Hasta donde se pueda constatar, esta es la única consideración del tema en los escritos de Elena de White. Es pertinente aquí recordar que, más que en cualquier otra presentación, las cartas personales deben ser miradas en su contexto y en armonía con las circunstancias que las motivaron. Se impone, entonces, la necesidad de complementar brevemente la información relativa al consejo de Elena de White acerca de no tener hijos en el tiempo del fin. Este párrafo de Eventos de los últimos días fue tomado de una carta de tres páginas que se encuentra en el Archivo de Cartas y Manuscritos del Centro de Investigación White (Carta 48, 1876). Elena de White se dirige en esa ocasión al pastor Van Horn y a su esposa Adelia. Sus palabras son sentidas, afectuosas, pero firmes, y manifiesta haber escrito con un sentimiento de pena. Los esposos Van Horn habían ido a trabajar a Oregon, donde los esperaba una gran obra evangelizadora. Al mismo tiempo, se les advierte que Satanás tenía planes de frustrar los propósitos de Dios. La mayor parte de la carta está dirigida especialmente a Adelia, una mujer con talentos superiores, pero al mismo tiempo con peligrosas limitaciones. Se la describe como una persona emotiva, imaginativa, a veces negligente e indebidamente ansiosa. Elena de White le sugiere que el cuidado de niños profundizaría esas cualidades y detendría la obra que podría hacer. En uno de los párrafos leemos: “El cuidado de niños preocuparía de tal manera la mente que Cristo y su obra serían descuidados”. Luego viene la sección final de la carta, que comienza con la oración reproducida en Eventos de los últimos días: “No es realmente sabio tener hijos ahora. El tiempo es corto, están sobre nosotros los peligros de los últimos días y los hijos pequeños serán mayormente arrebatados antes de esto. Si los hombres y las mujeres que pueden trabajar para Dios consideraran que, mientras se complacen a sí mismos al tener hijos pequeños y cuidarlos, podrían estar en la obra enseñando el camino de salvación a un mayor número y trayendo muchos hijos e hijas a Cristo, grande sería su recompensa en el reino de Dios. “Adelia, mi corazón está apenado porque usted ha fallado, porque ha robado a Dios. Usted es naturalmente temerosa, y toma dificultades prestadas. Usted no podría tener descanso o paz mental separada de sus hijos; y por su disposición ansiosa ha cerrado el camino para su obra. Y esto no es todo: la obra es grandemente descuidada”. Es evidente que el consejo de no tener hijos se dirige a una mujer con características peculiares, y con desafíos especiales como esposa de pastor. No parece sensato aplicar este consejo a todos los matrimonios en cualquier circunstancia. De todas maneras, el pesar las demandas de la obra de Dios y la idoneidad personal para una paternidad responsable es un deber ineludible para todo hijo de Dios que está evaluando traer niños al mundo en este tiempo particular. La paternidad es, a no dudarlo, un privilegio y una sagrada responsabilidad. Porque los hijos han de ser preparados para este tiempo y para la eternidad. “A todos los padres que profesan creer en la pronta venida de Cristo se les da una solemne obra de preparación, con el propósito de que ellos y sus hijos estén listos para encontrarse con el Señor en su venida” (En los lugares celestiales, p. 212). Sobre estos complejos asuntos, el Padre del cielo otorgará sabiduría de lo alto a los que se la demanden con humildad.
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Cuando se quiebra el silencio - 1QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Diciembre de 2002 Cuando se quiebra el silencio (Parte I) ¿Recomendó Elena de White guardar silencio sobre ciertos temas? Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina: Las Escrituras señalan que “las cosas secretas pertenecen a Jehová, nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre” (Deut. 29:29). De igual manera, Elena de White recomendó cautela en el tratamiento de ciertos asuntos sobre los que no tenemos revelación. Los siguientes son buenos ejemplos de la aplicación de este principio: La naturaleza de Dios. “Los hombres pueden tener sus propias interpretaciones acerca de Dios, pero ninguna mente humana puede comprenderlo. Este problema no nos ha sido dado para que lo resolvamos. Nadie se permita entrar en especulaciones acerca de su naturaleza. Aquí el silencio es elocuencia. El Omnisciente está por encima de toda discusión” (Alza tus ojos, p. 151). “La Palabra de Dios y sus obras contienen el conocimiento acerca de Aquel que vio apropiado revelársenos. Así podemos entender la revelación que él nos dio de sí mismo. Pero debemos estudiar esto con temor y temblor, y con el sentido de nuestra pecaminosidad, no con el deseo de explicar a Dios, sino con el deseo de obtener el conocimiento que nos permitirá servirlo más aceptablemente. “Nadie se aventure a tratar de explicar a Dios. Los seres humanos ni siquiera se pueden explicar a sí mismos, y ¿cómo, entonces se atreverán a explicar al Omnisciente? Satanás está listo para darles concepciones falsas acerca de Dios. “Para los curiosos, traigo el mensaje de que Dios me ha instruido acerca de no dar respuesta a las preguntas de los que inquieren con respecto a cosas que no han sido reveladas. Las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos. Los seres humanos no deben intentar ir más allá de esto. No debemos tratar de explicar lo que Dios no ha revelado. Debemos estudiar la revelación que Cristo, el gran Maestro, ha dado del carácter de Dios, para que en espíritu, en palabra y en actos lo representemos ante los que no lo conocen. “Con respecto a la personalidad y las prerrogativas de Dios, dónde se encuentra y quién es, son temas que no debemos atrevernos a tocar. Acerca de esto, el silencio es elocuencia. Los que no tienen un conocimiento experimental de Dios son los que se aventuran a especular con respecto a él. Si lo conocieran más, tendrían menos que decir en cuanto a lo que él es. La persona que en la vida diaria tiene una comunión más estrecha con Dios y un conocimiento más profundo acerca de él, es quien se da cuenta más profundamente de la total imposibilidad de que los seres humanos expliquen al Creador...” (Alza tus ojos, p. 324). La naturaleza del Espíritu Santo. “La naturaleza del Espíritu Santo es un misterio. Los hombres no pueden explicarla, porque el Señor no se la ha revelado. Los hombres de conceptos fantásticos pueden reunir pasajes de las Escrituras y darles interpretación humana; pero la aceptación de esos conceptos no fortalecerá a la iglesia. En cuanto a estos misterios, demasiado profundos para el entendimiento humano, el silencio es oro” (Los hechos de los apóstoles, pp. 42,43). Casamientos y nacimientos en la tierra nueva. “Hay quienes hoy día expresan su creencia de que habrá casamientos y nacimientos en la tierra nueva, pero los que creen en las Escrituras no pueden aceptar tales doctrinas...Quiero decir a los que sostienen puntos de vista contradictorios a la declaración de Cristo: En tales asuntos, el silencio es elocuencia. Es presunción ocuparse de suposiciones y teorías acerca de asuntos que Dios no nos ha hecho conocer en su Palabra. No necesitamos entrar en especulaciones acerca de nuestro futuro estado...” (¡Maranata: El Señor viene!, p. 367). Para mayor información, es útil ver también algunas orientaciones similares en Mensajes selectos, tomo 2, páginas 28 y 29.
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Cuando se quiebra el silencio - 2QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Enero de 2003 Cuando se quiebra el silencio (Parte II) ¿Recomendó Elena de White guardar silencio sobre ciertos temas? Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina: Continuamos brindando algunos ejemplos en los que Elena de White recomendó guardar silencio ante ciertos asuntos: Temas controversiales de importancia secundaria. “Tengo palabras que presentar a mis hermanos de los cuatro puntos cardinales. Pido que mis escritos no sean usados para definir cuestiones sobre las que ahora hay mucha controversia. Ruego a los pastores H, I, J y otros de nuestros hermanos dirigentes que no hagan referencia a mis escritos para sostener sus puntos de vista sobre el continuo”. “Se me ha presentado que no es un tema de importancia vital. Se me ha instruido que nuestros hermanos están cometiendo un error al magnificar la importancia de la diferencia en los puntos de vista que se sostienen. No puedo consentir en que ninguno de mis escritos sea tomado para definir este asunto. El verdadero significado de ‘el continuo’ ha de convertirse en una piedra de toque. Ahora pido que mis hermanos del ministerio no usen mis escritos en sus argumentos en cuanto a esta cuestión [el continuo], pues no he recibido instrucción sobre este punto en discusión y no veo necesidad de la controversia. El silencio es elocuencia acerca de este asunto en las condiciones actuales.2 “Se agrada al enemigo de nuestra obra cuando puede usarse un tema de menor importancia para distraer la mente de nuestros hermanos de las grandes cuestiones que debieran ser el corazón de nuestro mensaje. Como este no es una piedra de toque, ruego a mis hermanos que no permitan que triunfe el enemigo al tratar el tema como si fuera importante” (Mensajes selectos, t. 1, pp. 193, 194). “Debemos unirnos en los vínculos de una unidad semejante a Cristo. Entonces no serán en vano nuestras labores. Tirad de forma pareja y no provoquéis contenciones. Revelad el poder unificador de la verdad, y esto hará una impresión poderosa en las mentes humanas. Hay fortaleza en la unidad. Este no es un tiempo para hacer resaltar puntos de diferencia que no son importantes. Si algunos que no han tenido una vigorosa comunión viviente con el Maestro, revelan al mundo la debilidad de su experiencia cristiana, los enemigos de la verdad, que nos observan de cerca, se aprovecharán de eso y será estorbada nuestra obra. Cultiven todos la humildad y aprendan de Aquel que es manso y humilde de corazón. “El tema de ‘el continuo’ no debiera producir los movimientos que ha creado. Como resultado de la forma en que ha sido tratado este tema por hombres de puntos de vista opuestos en esta cuestión, ha surgido controversia y ha habido confusión... Mientras exista la actual diferencia de opiniones acerca de este tema, no se lo haga prominente. Cese toda contención. En un tiempo como este, el silencio es elocuencia.” “El deber actual de los siervos de Dios es predicar la Palabra en las ciudades. Cristo vino a la Tierra desde las cortes celestiales para salvar a las personas, y nosotros, como encargados de distribuir su gracia, debemos impartir a los habitantes de las grandes ciudades un conocimiento de su verdad salvadora” Carta 62, 1910 (Mensajes selectos, t. 1, pp. 197, 198). Asuntos sobre los que Dios no se ha expresado. “A mis hermanos en el ministerio quiero decir: Predicad la Palabra. No pongáis en el fundamento madera, paja y hojarasca; es decir, vuestras suposiciones y especulaciones, que no pueden beneficiar a nadie. Hay temas de vital importancia revelados en la Palabra de Dios, y estos son dignos de nuestra meditación más profunda. Pero no debemos escudriñar asuntos acerca de los que Dios guardó silencio.” “Cuando se presentan cuestiones acerca de las que reine incertidumbre, preguntemos: ¿Qué dice la Escritura? Y si la Escritura guarda silencio acerca de una cuestión dada, no la hagamos tema de discusión. Busquen aquella novedad de vida resultante del nuevo nacimiento los que desean algo nuevo. Purifiquen sus corazones obedeciendo la verdad, y obren en armonía con la instrucción que dio Cristo” (Obreros evangélicos, pp. 329, 330).
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Lo que falta - 1QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Febrero de 2003 Lo que falta – 1 ¿Qué eventos sobresalientes deben ocurrir en el cercano futuro según El conflicto de los siglos, de Elena de White? Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina: Con cierta frecuencia, se nos pregunta acerca de las señales del regreso de Cristo, tal como aparecen en los escritos de Elena de White. Aunque ella se refirió a estos temas muchas veces, sin duda el registro más completo se encuentra en su libro El conflicto de los siglos. Sin pretender pintar un cuadro completo, se enumeran a continuación algunos hechos que la autora indicó como señales que habrían de ocurrir antes de la segunda venida de Jesús. 1. Las principales iglesias norteamericanas se unirán e influirán sobre el Estado para imponer sus dogmas, decretos e instituciones. Habrá penas civiles contra los disidentes. “Cuando las iglesias principales de los Estados Unidos, uniéndose en puntos comunes de doctrina, influyan sobre el Estado para que imponga los decretos y las instituciones de ellas, entonces la América protestante habrá formado una imagen de la jerarquía romana, y la inflicción de penas civiles contra los disidentes vendrá de por sí sola” (El conflicto de los siglos, p. 498). 2. Se impondrá por ley la observancia obligatoria del domingo. Mientras, el mundo será ilustrado con claridad respecto del verdadero día de descanso. Elena de White habla del tiempo “cuando la observancia del domingo sea impuesta por la ley, y que el mundo sea ilustrado con respecto a la obligación del verdadero día de descanso” (Ibíd., p. 502). Aclara que “sólo cuando la cuestión haya sido expuesta así a las claras ante los hombres, y ellos hayan sido llamados a escoger entre los mandamientos de Dios y los mandamientos de los hombres, será cuando los que perseveren en la transgresión recibirán >la marca de la bestia” (Ibíd., p. 503). 3. La Iglesia y el Estado se unirán para obligar al pueblo de Dios a recibir la marca de la bestia. “Al final de la lucha, toda la cristiandad quedará dividida en dos grandes categorías: la de los que guardan los Mandamientos de Dios y la fe de Jesús, y la de los que adoran a la bestia y a su imagen, y reciben su marca. Si bien la Iglesia y el Estado se unirán para obligar... a que tengan ‘la marca de la bestia’... el pueblo de Dios no la tendrá” (Ibíd., p. 503). 4. Habrá un avivamiento entre el pueblo de Dios. Satanás tratará de evitarlo introduciendo una falsa imitación en las iglesias. “Antes de que los juicios de Dios caigan finalmente sobre la Tierra, habrá entre el pueblo del Señor un avivamiento de la piedad primitiva, cual no se ha vista nunca desde los tiempos apostólicos. El Espíritu y el poder de Dios serán derramados sobre sus hijos. Entonces muchos se separarán de esas iglesias en las que el amor de este mundo ha suplantado al amor de Dios y de su Palabra. Muchos, tanto ministros como laicos, aceptarán gustosamente esas grandes verdades que Dios ha hecho proclamar en este tiempo con el propósito de preparar un pueblo para la segunda venida del Señor. El enemigo de los seres humanos desea impedir esta obra, y antes de que llegue el tiempo para que se produzca tal movimiento, tratará de evitarlo introduciendo una falsa imitación” (Ibíd., p. 517). 5. Los Estados Unidos harán obligatoria la observancia del domingo. “Se ha demostrado que los Estados Unidos de Norteamérica son el poder representado por la bestia de dos cuernos semejantes a los de un cordero, y que esta profecía se cumplirá cuando los Estados Unidos hagan obligatoria la observancia del domingo...” (Ibíd., pp. 635, 636). 6. Se hablará de juicios de Dios sobre los que no observan el domingo. “Se repetirá el aserto de que los juicios de Dios caerán sobre los hombres en castigo por no haber observado el domingo como día de reposo” (Ibíd., pp. 636, 637). 7. Los protestantes de los Estados Unidos iniciarán una alianza religiosa apóstata que despreciará los derechos de la conciencia. “Los protestantes de los Estados Unidos serán los primeros en tender las manos a través de un doble abismo al espiritismo y al poder romano; y bajo la influencia de esta triple alianza ese país marchará en las huellas de Roma, pisoteando los derechos de la conciencia” (Ibíd., p. 645).
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Lo que falta - 2QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Marzo de 2003 Lo que falta - 2 ¿Qué eventos sobresalientes deben ocurrir en el cercano futuro según El conflicto de los siglos, de Elena de White? Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina: Este conocido libro ofrece una descripción general de los eventos que precederán al advenimiento de Cristo: 8. Muchos abandonarán la iglesia y se unirán a la oposición, convirtiéndose en los peores enemigos. “Conforme vaya acercándose la tempestad, muchos que profesaron creer en el mensaje del tercer ángel, pero que no fueron santificados por la obediencia a la verdad, abandonarán su fe e irán a engrosar las filas de la oposición. Uniéndose con el mundo y participando de su espíritu, llegarán a ver las cosas casi bajo el mismo aspecto; así que cuando llegue la hora de prueba estarán preparados para situarse del lado más fácil y de mayor popularidad. Hombres de talento y de elocuencia, que se gozaron un día en la verdad, emplearán sus facultades para seducir y descarriar a las personas. Se convertirán en los enemigos más encarnizados de sus hermanos de antaño. Cuando los observadores del sábado sean llevados ante los tribunales para responder de su fe, estos apóstatas serán los agentes más activos de Satanás para calumniarlos y acusarlos, y para incitar a los magistrados contra ellos por medio de falsos informes e insinuaciones” (Ibíd., p. 666). 9. Habrá pena de muerte para los observadores del sábado. “Una vez que el sábado llegue a ser el punto especial de controversia en toda la cristiandad, y las autoridades religiosas y civiles se unan para imponer la observancia del domingo, la negativa persistente, por parte de una pequeña minoría, de ceder a la exigencia popular, la convertirá en objeto de execración universal. Se demandará con insistencia que no se tolere a los pocos que se oponen a una institución de la iglesia y a una ley del Estado; pues vale más que esos pocos sufran y no que naciones enteras sean precipitadas a la confusión y la anarquía... Este argumento parecerá concluyente, y finalmente se expedirá contra todos los que santifiquen el sábado un decreto que los declare merecedores de las penas más severas y autorice al pueblo para que, pasado cierto tiempo, los mate” (Ibíd., p. 673). 10. Los hijos de Dios se verán privados de toda protección legal, por lo que muchos huirán y otros sufrirán grandes penurias. “Cuando el decreto promulgado por los diversos príncipes y dignatarios de la cristiandad contra los que observan los Mandamientos suspenda la protección y las garantías del gobierno, y los abandone a los que tratan de aniquilarlos, el pueblo de Dios huirá de las ciudades y de los pueblos, y se unirá en grupos para vivir en los lugares más desiertos y solitarios. Muchos encontrarán refugio en puntos de difícil acceso en las montañas... Pero muchos seres humanos de todas las naciones y de todas clases, grandes y pequeños, ricos y pobres, negros y blancos, serán arrojados en la más injusta y cruel servidumbre. Los amados de Dios pasarán días penosos, encadenados, encerrados en cárceles, sentenciados a muerte, algunos abandonados adrede para morir de hambre y sed en sombríos y repugnantes calabozos. Ningún oído humano escuchará sus lamentos; ninguna mano humana se aprontará a socorrerlos” (Ibíd., pp. 683, 684). 11. Habrá una decisión internacional de aniquilar a los disidentes. “Cuando los que honran la Ley de Dios hayan sido privados de la protección de las leyes humanas, empezará en varios países un movimiento simultáneo para destruirlos. Conforme vaya acercándose el tiempo señalado en el decreto, el pueblo conspirará para extirpar a la secta aborrecida. Se convendrá en dar una noche el golpe decisivo, que reducirá completamente al silencio la voz disidente y reprensora” (Ibíd., p. 693). 12. Entonces Dios intervendrá para liberar a su pueblo, y Cristo vendrá para llevarlos a su hogar. “Es a medianoche cuando Dios manifiesta su poder para librar a su pueblo. Sale el sol en todo su esplendor. Sucédense señales y prodigios con rapidez. Los malos miran la escena con terror y asombro, mientras que los justos contemplan con gozo las señales de su liberación” (Ibíd., p. 694).
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Secretos para el éxito - 1QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECÍA - Abril de 2003 Secretos para el éxito - I ¿Qué consejos para el éxito personal y como iglesia encontramos en los escritos de Elena de White? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La pluma de Elena de White ha dejado algunas orientaciones útiles para alcanzar el éxito. Compartimos aquí algunas de ellas. 1. Un blanco elevado. La necesidad de una meta aparece como ineludible. “Una existencia sin propósito es una muerte en vida” (Consejos sobre la salud, p. 50). Ese blanco debe ser excelso. “El ideal que Dios tiene para sus hijos está por encima del alcance del más elevado pensamiento humano. La meta a alcanzar es la piedad, la semejanza a Dios” (La educación, p. 18). El blanco también ha de ser preciso. “El éxito en cualquier actividad requiere una meta definida. El que desea lograr verdadero éxito en la vida debe mantener constantemente en vista esa meta digna de su esfuerzo” (La educación, p. 262). Los siguientes consejos dados a una hermana pueden aplicarse a muchas otras personas. “También debiera tener una meta, un objetivo en la vida. Donde no hay un objetivo, hay una tendencia a la indolencia; pero donde hay una meta suficientemente importante en vista, todas las facultades mentales se ponen instantáneamente en actividad. Para obtener éxito en la vida, los pensamientos deben fijarse firmemente en el objetivo de la vida y no se los debe dejar vagar ni ocuparse de cosas sin importancia o complacerse en ociosas cavilaciones, que son el fruto de rehuir las responsabilidades” (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 382). 2. Aprender de las supuestas derrotas. Los propósitos divinos no siempre reciben aceptación. “La verdad de Dios nunca ha tenido éxito en el mundo. El corazón natural es siempre contrario a la verdad” (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 436). Pero la adversidad a veces es la plataforma para el éxito. “Algunas veces el Señor adiestra a sus servidores mediante chascos y fracasos aparentes. Es su propósito que aprendan a dominar las dificultades. Procura inspirarlos con una determinación de transformar cada aparente fracaso en un éxito” (Recibiréis poder, p. 174). “Los hombres a menudo oran y lloran debido a las perplejidades y los obstáculos que deben arrostrar. Pero es el propósito de Dios que enfrenten perplejidades y obstáculos y, si mantienen firmemente hasta el fin su confianza como al principio, decididos a llevar adelante la obra del Señor, él les despejará el camino. Los que luchen perseverantemente contra dificultades aparentemente insuperables, tendrán éxito, y con el éxito vendrá también el más grande gozo” (Alza tus ojos, p. 114). 3. Una actitud positiva. “Sólo usted, y nadie más, puede controlar sus pensamientos. En la lucha por alcanzar la norma más alta, el éxito o el fracaso dependerán mucho de su carácter y de la forma en que estén encauzados sus pensamientos. Si estos están bien dirigidos, como Dios quiere que lo estén cada día, se espaciarán en los temas que nos van a ayudar a aumentar nuestra devoción. Si los pensamientos son correctos, entonces, como resultado de ello, las palabras también serán correctas; las acciones serán de tal naturaleza que producirán alegría, consuelo y descanso a las almas...” (Cada día con Dios, p. 66). 4. Esfuerzo y perseverancia. Nada puede reemplazar el empeño y la tenacidad en el logro de algún propósito. “En cualquier ramo de trabajo, el verdadero éxito no es el resultado de la casualidad ni del destino. Es el desarrollo de las providencias de Dios, la recompensa de la fe y de la discreción, de la virtud y de la perseverancia. Las bellas cualidades mentales y un tono moral elevado no son resultado de la casualidad. Dios da las oportunidades; el éxito depende del uso que se haga de ellas” (Profetas y reyes, p. 357). Esto también es verdad respecto del servicio misionero. “Si los obreros confían en Dios para obtener gracia y fortaleza, alcanzarán éxito. Al principio su obra podrá parecer de poco valor, pero si siguen los planes del Señor, ella prosperará” (Servicio cristiano, p. 319). “El éxito no depende tanto del talento como de la energía y de la buena voluntad” (Profetas y reyes, p. 164).
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Secretos para el éxito - 2QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECÍA – Mayo de 2003 Secretos para el éxito - II ¿Qué consejos para el éxito personal y eclesial encontramos en los escritos de Elena de White? Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina: La autora propone como indispensables el esfuerzo y la perseverancia. “Cuando Dios prepara el camino para la realización de cierta obra, y da seguridad de éxito, el instrumento escogido debe hacer cuanto está en su poder para obtener el resultado prometido. Se le dará éxito en proporción al entusiasmo y la perseverancia con que haga la obra” (Profetas y reyes, p. 196). Una revelación dada a Elena de White lo ilustra claramente: “En un sueño que tuve el 29 de septiembre de 1886, andaba yo con un numeroso grupo de personas que buscaban fresas... Así transcurrió el día, y se hizo muy poco. Al fin dije: Hermanos, ustedes dirán que esta excursión no ha tenido éxito. Si trabajan así, no me extraña que no lo obtengan. El éxito o el fracaso dependen de cómo se dedican al trabajo” (El evangelismo, p. 217). 5. Confianza y fidelidad. Con una actitud correcta, no se necesita pensar en el fracaso. “Tal no es el caso en la lucha cristiana. Ninguno que cumpla con las condiciones se chasqueará al fin de la carrera. Ninguno que sea ferviente y perseverante dejará de tener éxito. La carrera no es del veloz, ni la batalla del fuerte. El santo más débil, tanto como el más fuerte, puede llevar la corona de gloria inmortal. Puede ganarla todo el que, por el poder de la gracia divina, pone su vida en conformidad con la voluntad de Cristo. Demasiado a menudo se considera como asunto sin importancia, demasiado trivial para exigir la atención, la práctica en los detalles de la vida de los principios sentados en la Palabra de Dios. Pero en vista del resultado que está en juego, nada de lo que ayude o estorbe es pequeño. Todo acto pesa en la balanza que determina la victoria o el fracaso de la vida. La recompensa dada a los que venzan estará en proporción con la energía y el fervor con que hayan luchado” (Los hechos de los apóstoles, p. 252). El triunfo no está determinado por la capacidad humana, sino por la capacitación divina. “No es cierto que los jóvenes brillantes alcanzan siempre el mayor éxito. Con cuánta frecuencia se ha colocado en puestos de confianza a hombres de talento y educación, y han resultado un fracaso! Su brillo tenía la apariencia del oro; pero cuando se lo probó, no resultó ser más que oropel y escoria. Fracasaron en su trabajo a causa de su infidelidad. No fueron industriosos y perseverantes, y tampoco fueron hasta el fondo de las cosas. No estuvieron dispuestos a comenzar desde la parte inferior de la escalera y con trabajo paciente ascender peldaño tras peldaño hasta alcanzar la cumbre. Anduvieron al resplandor de las chispas (sus vivos resplandores de pensamiento) producidas por ellos mismos. No dependieron de la sabiduría que solamente Dios puede dar. Su fracaso no se debió a su falta de oportunidad, sino a su carencia de seriedad. No percibieron que sus ventajas educacionales les eran valiosas, y así no avanzaron, como podrían haberlo hecho, en el conocimiento de la religión y la ciencia. Su mente y su carácter no fueron equilibrados por los altos principios de la rectitud” (La educación cristiana, p. 379). “Pero cuando nos entregamos completamente a Dios y en nuestra obra seguimos sus instrucciones, él mismo se hace responsable de su realización. Él no quiere que conjeturemos en cuanto al éxito de nuestros sinceros esfuerzos. No debemos pensar en el fracaso. Hemos de cooperar con Uno que no conoce el fracaso.” “No debemos hablar de nuestra propia debilidad o incapacidad. Esto es una manifiesta desconfianza en Dios, una negación de su Palabra. Cuando murmuramos a causa de nuestras cargas, o rechazamos las responsabilidades que él nos llama a llevar, estamos prácticamente diciendo que él es un amo duro, que exige lo que no nos ha dado poder para hacer” (Palabras de vida del gran Maestro, p. 297). 6. Sociedad con el Cielo. La cooperación del hombre con Dios hace posible el éxito verdadero. “El secreto del éxito estriba en la unión del poder divino con el esfuerzo humano” (Patriarcas y profetas, p. 543). De ese modo, el creyente tributará al Señor el reconocimiento por cada uno de sus logros. “Pero deberíamos recordar que del éxito que nos acompañe, toda la gloria y el honor pertenecen a Dios, puesto que cada facultad y cada aptitud son un don suyo” (Recibiréis poder, p. 262). “El Señor desea avergonzar las jactancias de los hombres. Él dará éxito a los esfuerzos más débiles y a los métodos menos prometedores, cuando sean divinamente señalados y realizados con humildad y confianza” (Recibiréis poder, p. 262).
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Los grupos pequeñosQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Junio de 2003 Los grupos pequeños ¿Qué escribió Elena de White acerca de los grupos pequeños? Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina: Se encuentran en los escritos de Elena de White repetidas menciones de grupos pequeños con propósitos devocionales y misioneros. Para el servicio misionero. “La formación de pequeños grupos como base del esfuerzo cristiano me ha sido presentada por Uno que no puede errar. Si hay muchos miembros en la iglesia, organícense en pequeños grupos para trabajar no sólo por los miembros de la iglesia, sino también en favor de los incrédulos. Si en algún lugar hay solamente dos o tres que conocen la verdad, organícense en un grupo de obreros” (Joyas de los testimonios, t. 3, p. 84). “En nuestras iglesias deben organizarse grupos para el servicio. En la obra del Señor no ha de haber ociosos. Únanse diferentes personas en el trabajo como pescadores de hombres. Traten de recoger a las almas de la corrupción del mundo y conducirlas a la pureza salvadora del amor de Cristo” (El evangelismo, pp. 88, 89). “Salgan pequeños grupos de obreros como misioneros del Señor y hagan lo que Cristo ordenó a los primeros discípulos que hicieran. Vayan a los diferentes lugares de nuestras ciudades, de dos en dos, y den el mensaje de advertencia del Señor” (Alza tus ojos, p. 89). “Grupos pequeños deben ir a cumplir la obra que Cristo asignó a sus discípulos. Trabajen como evangelistas, repartiendo nuestros impresos, hablando de la verdad a las personas que encuentren. Oren por los enfermos, esforzándose por aliviarlos, no con drogas, sino con remedios naturales, enseñándoles a recuperar la salud y evitar la enfermedad” (Consejos sobre la salud, p. 394). “Haya en cada iglesia grupos bien organizados de obreros que trabajen en el vecindario de la misma” (Servicio cristiano, p. 93). Para el estudio de la Biblia y la oración. “Congréguense pequeños grupos en la tarde o en la mañana temprano para estudiar la Biblia. Celebren una reunión de oración para que el Espíritu Santo los pueda fortalecer, iluminar y santificar... “Reúnanse pequeños grupos para estudiar las Escrituras. No perderán nada y ganarán mucho. Los ángeles del cielo asistirán a sus reuniones y, al alimentarse con el pan de vida, recibirán fortaleza espiritual” (Carta 2, del 3 de enero de 1900, dirigida a la Hna. y el Hno. Sisley). “El Señor prometió que donde dos o tres se reúnan en su nombre, él estaría allí en medio de ellos. Los que se reúnan para orar juntos, recibirán la unción del Santo. Existe una gran necesidad de que se practique la oración secreta, pero también se necesita que varios cristianos se congreguen y se unan para presentar fervorosamente sus peticiones delante de Dios. En esos grupos pequeños Jesús está presente, se profundiza el amor por las almas en el corazón y el Espíritu despliega sus poderosas energías para que los agentes humanos puedan ejercitarse en la salvación de los perdidos” (Exaltad a Jesús, p. 352). Para estrechar lazos de unidad y amor. “Mantengan íntegro su vínculo de unión, cerrando sus filas por el amor y la unidad, estimulándose unos a otros para progresar y adquiriendo cada uno valor, fortaleza y ayuda de los demás. Revelen la tolerancia y la paciencia que manifestó Cristo y, evitando las palabras apresuradas, usen el talento del habla para edificarse unos a otros en la santísima fe. Trabajen con el mismo amor que Cristo en favor de los que no están en el redil, olvidándose del yo en su esfuerzo por ayudar a otros. Mientras trabajen y oren en el nombre de Cristo, aumentará su número; porque el Salvador dice: ‘Si dos de vosotros se convinieren en la tierra, de toda cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos’ (Mat. 18:19)” (Joyas de los testimonios, t. 3, pp. 84, 85).
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Elena G. de White, la educación y las matemáticas"QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Julio de 2003 Elena de White, la educación y las matemáticas ¿Existe alguna orientación acerca de la enseñanza de matemáticas y otras ciencias en los escritos de Elena de White? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Elena Gould Harmon no tuvo la oportunidad de realizar estudios formales, y ciertamente no era una especialista en matemáticas. Su padre, Robert F. Harmon, fue agricultor y fabricante de sombreros. Su madre, Eunice Gould Harmon, fue maestra antes de casarse, pero se dedicó luego a cuidar de su casa y sus ocho hijos. El trauma físico que afectó a Elena a los nueve años (1836) tuvo efectos de largo alcance en su salud, impidiéndole continuar su preparación académica más allá del tercer grado de la escuela primaria. Sin embargo, se esforzó por aprender por sí misma cuanto pudiera, y recibió de lo Alto orientaciones útiles en el campo de la educación. Sus propuestas en este sentido son abundantes y de valor permanente. Elena de White animó a los jóvenes a lograr un amplio desarrollo intelectual, comenzando por los conocimientos básicos, sencillos y prácticos. Esto incluye el aprendizaje de las matemáticas. “Mientras se tenga en vista el gran propósito de la educación, debería animarse a los jóvenes a avanzar hasta donde les permitan sus aptitudes. Pero antes de iniciarse en los ramos superiores de estudio, deberían dominar los inferiores. Con demasiada frecuencia se descuida esto. Hasta entre los estudiantes de los colegios superiores se nota gran deficiencia en el conocimiento de los ramos comunes de la educación. Muchos estudiantes dedican el tiempo al estudio de las matemáticas superiores cuando son incapaces de llevar cuentas sencillas. Muchos estudian declamación para ser oradores elegantes, cuando ni siquiera saben leer de manera inteligible e impresionante. Muchos que han terminado sus estudios de retórica no saben redactar una simple carta y cometen faltas de ortografía” (La educación, p. 234). Transferir los contenidos teóricos a la vida práctica fue su gran desafío. “Al enseñar matemáticas, se lo debiera hacer en forma práctica. Se debería enseñar a todo joven y a todo niño no solamente a resolver problemas imaginarios, sino también a llevar cuenta exacta de sus propios ingresos y gastos. Aprenda, usándolo, el debido uso del dinero. Enséñese a los niños y las niñas a elegir y comprar su ropa, sus libros y otras cosas, ya sea que los paguen sus padres o ellos mismos con sus propias ganancias; y si llevan cuenta de sus gastos aprenderán, como no lo lograrían de otro modo, a valorar y usar el dinero. Este tipo de educación les enseñará a distinguir la diferencia que existe entre la verdadera economía, y la mezquindad por un lado y el despilfarro por el otro. Debidamente dirigida, fomentará hábitos de generosidad. Ayudará a los jóvenes a aprender a dar, no por el mero impulso del momento cuando se conmueven sus sentimientos, sino regular y sistemáticamente.” “De este modo, todo ramo de estudio puede llegar a ayudar en la solución del mayor de los problemas: La educación de hombres y mujeres para que asuman mejor las responsabilidades de la vida” (La educación, pp. 238, 239). La señora de White no desestimó el valor de las ciencias, pero subrayó, sobre todas las disciplinas, el valor de los temas esenciales para la vida y la felicidad. “Muchos estudiantes están tan apurados por completar su educación que no son cabales en nada de lo que emprenden. Pocos tienen el suficiente valor y dominio propio como para actuar por principios. La mayoría de los alumnos dejan de entender el verdadero objetivo de la educación, y por ello dejan de actuar como para alcanzarlo. Se aplican al estudio de las matemáticas o de las lenguas, mientras descuidan el estudio mucho más esencial para la felicidad y el éxito de la vida. Muchos que pueden explorar las profundidades de la tierra con el geólogo o atravesar los cielos con el astrónomo no muestran el menor interés en el maravilloso mecanismo de su propio cuerpo. Otros pueden decir cuántos huesos hay en el esqueleto humano y describir correctamente cada órgano del cuerpo y, sin embargo, son tan ignorantes de las leyes de la salud y la curación de las enfermedades como si la vida fuera controlada por el destino ciego en lugar de serlo mediante leyes definidas e invariables” (Mente, carácter y personalidad, t. 1, p. 273).
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La Biblia, Elena G. de White y los cumpleaños - 1"QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Agosto de 2003 La Biblia, Elena de White y los cumpleaños - I ¿Debemos festejar los cumpleaños y otros días especiales? ¿De qué manera? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Las Escrituras registran dos celebraciones de cumpleaños: el de Faraón (Gén. 40:20) y el de Herodes Antipas (Mat. 14:6; Mar. 6:21). En tiempos bíblicos, aparentemente los ciudadanos griegos, romanos y persas festejaban los cumpleaños, pero no los judíos (Diccionario bíblico adventista del séptimo día, p. 287). Elena de White muestra preocupación por festejos que alimentan el egoísmo, la gratificación propia y la mundanalidad. Ve los cumpleaños como oportunidades para cultivar la gratitud y la alabanza a Dios como creador y preservador de la vida. Propone los cumpleaños como ocasiones para presentar a Dios alguna ofrenda especial. “Los padres no han enseñado a sus hijos los preceptos de la Ley como Dios les ha ordenado. Los han educado en hábitos egoístas. Les han enseñado a considerar sus cumpleaños y sus días de fiesta como ocasiones en que esperan recibir regalos, y a seguir los hábitos y las costumbres del mundo. Estas ocasiones, que deberían servir para aumentar el conocimiento de Dios y despertar la gratitud del corazón por la misericordia y el amor del Señor al preservar la vida por otro año, han sido convertidas en oportunidades para agradarse a sí mismo, para la complacencia y la glorificación de los hijos. Ellos han sido guardados por el poder de Dios a través de todo momento de su vida y, sin embargo, los padres no enseñan a sus hijos a pensar en esto y a expresar su gratitud por su gracia hacia ellos. Si los niños y los jóvenes hubieran sido debidamente instruidos en esta etapa de sus vidas, ¡qué honor, qué alabanza y acción de gracias fluirían de sus labios hacia Dios! ¡Qué recolección de pequeños dones provendría de las manos de los pequeñuelos para ser colocada en la tesorería como ofrenda de gratitud! Dios sería recordado en lugar de ser olvidado”.–Review and Herald, del 13 de noviembre de 1894 (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, pp. 159, 160). Un cumpleaños es un buen momento para pensar en Dios y honrar su nombre a causa de su bondad y cuidado. “Bajo el sistema religioso judaico, cuando nacía un niño se hacía una ofrenda a Dios, por la propia orden del Señor. Ahora vemos a los padres afligiéndose especialmente para presentarles dones a sus hijos en el día de su cumpleaños; hacen de esta una ocasión para honrar al niño, como si el honor fuera debido al ser humano. Satanás ha logrado que se cumpliera su deseo en estas cosas; él ha desviado las mentes y los dones hacia los seres humanos; así, los pensamientos de los niños son dirigidos hacia ellos mismos, como si ellos hubieran de ser hechos los objetos de favor especial. Aquello que debiera volver a Dios en forma de ofrenda para bendecir a los necesitados y llevar la luz de la verdad al mundo, es desviado de su debido curso, y frecuentemente hace más daño que bien, estimulando la vanidad, el orgullo y la importancia propia. En los cumpleaños se les debe enseñar a los niños que tienen razones para manifestar gratitud a Dios por su amorosa bondad al preservarles la vida durante otro año. Así pueden impartirse preciosas lecciones. Por la vida, por la salud, por el alimento, por el vestido, no menos que por la esperanza de la vida eterna, hemos contraído una deuda para con el Dador de todas las misericordias; y Dios merece que reconozcamos sus dones y que presentemos nuestras ofrendas de gratitud a nuestro mayor benefactor. Estas ofrendas de cumpleaños son reconocidas por el cielo”.Review and Herald, del 9 de diciembre de 1890 (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, pp. 160, 161). “Nuestros cumpleaños, así como el día de Navidad y otros días festivos, son dedicados muy a menudo a la complacencia egoísta, cuando la mente debe ser dirigida a la misericordia y a la amorosa bondad de Dios. Al Señor le desagrada que su bondad, su constante cuidado y su creciente amor no sean recordados en estos aniversarios”.–Review and Herald, del 23 de diciembre de 1890 (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, pp. 161, 162).
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La Biblia, Elena G. de White y los cumpleaños - 2"QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECÍA - Septiembre de 2003 La Biblia, Elena de White y los cumpleaños - II ¿Debemos festejar los cumpleaños y otros días especiales? ¿De qué manera? Responde DANIEL OSCAR PLENC director del Centro de Investigaciones White en la Argentina. Los cumpleaños pueden fomentar el egoísmo y la ostentación o la generosidad y la sencillez. “Las sugerencias de Satanás se llevan a cabo en muchísimas cosas. Nuestros cumpleaños, nuestra Navidad y las fiestas del Día de Acción de Gracias con demasiada frecuencia se dedican a la gratificación egoísta cuando, en cambio, la mente debería dirigirse hacia las misericordias y la amante bondad de Dios. A Dios le desagrada que su bondad, su cuidado constante y su amor incesante no sean recordados en estas ocasiones.” “Si todo el dinero que se usa en forma extravagante para comprar cosas innecesarias fuese colocado en la tesorería de Dios, veríamos a hombres, mujeres y jóvenes entregándose a Jesús, y haciendo su parte para colaborar con Cristo y los ángeles. Las bendiciones más abundantes de Dios se recibirían en nuestras iglesias, y muchas almas se convertirían a la verdad” (Review and Herald, 23 de diciembre de 1890). “Los padres deben criar, educar y preparar a sus hijos en hábitos de autocontrol y abnegación. Siempre deben mantener ante ellos sus obligaciones de obedecer la Palabra de Dios y de vivir con el propósito de servir a Jesús. Deben enseñar a sus hijos que es necesario vivir de acuerdo con hábitos sencillos en la vida diaria y evitar vestidos costosos, un régimen de alimentación caro, casas costosas y muebles caros. Los términos según los cuales la vida eterna será nuestra se establecen en estas palabras: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón [...] y a tu prójimo como a ti mismo’[...]” (Consejos sobre mayordomía cristiana, pp. 309, 310). Cuando un hijo de Dios celebra su aniversario, dirige sus pensamientos al Dador de todas las cosas. “No sólo en los cumpleaños deberían los padres y los hijos recordar las misericordias del Señor en una forma especial, sino también los días de Navidad y Año Nuevo deberían ser ocasiones cuando cada hogar debiera recordar a su Creador y Redentor. En lugar de ofrecer regalos y donativos abundantes a los seres humanos, la reverencia, el honor y la gratitud deberían ofrecerse a Dios, y los regalos y las ofrendas debieran fluir por el conducto divino. ¿No le agradaría al Señor que se lo recuerde en esta forma? ¡Oh, cómo ha sido olvidado Dios en estas ocasiones!” (Ibíd., pp. 310, 311). Pero cualquier día festivo debe disfrutarse en familia y con alegría. “Cuando tengáis un día feriado, convertidlo en un día agradable y feliz para vuestros hijos, y haced que también sea un día agradable para los pobres y los afligidos. No permitáis que transcurra el día sin llevar ofrendas de agradecimiento y gratitud a Jesús. Que los padres y los hijos realicen ahora un esfuerzo ferviente para redimir el tiempo y para remediar su pasado descuido. Que manifiesten una conducta diferente de la que tiene el mundo. “Hay muchas cosas que pueden prepararse con buen gusto y que cuestan mucho menos que los regalos innecesarios que con tanta frecuencia se dan con abundancia a nuestros hijos y parientes, y en esa forma también puede manifestarse cortesía y llevarse felicidad al hogar. Podéis enseñar una lección a vuestros hijos mientras les explicáis la razón por la que habéis realizado un cambio en el valor de sus regalos, diciéndoles que estáis convencidos de que hasta ahora habíais considerado más su placer que la gloria de Dios. Decidles que en lugar de considerar el adelantamiento de la causa de Dios, habíais tomado en cuenta más vuestro propio placer y la gratificación de ellos, y que habíais procurado manteneros en armonía con las costumbres y las tradiciones del mundo al ofrecer regalos a quienes no los necesitaban. “Tal como los sabios de la antigüedad, podéis ofrecer a Dios vuestros mejores donativos y manifestarle, mediante vuestras ofrendas, que apreciáis su Don hecho a un mundo pecador. Haced que los pensamientos de vuestros hijos corran por un nuevo canal, sin egoísmo, incitándolos a presentar ofrendas a Dios por el don de su Hijo unigénito” (Ibíd., p. 311). Un cumpleaños es, además, un tiempo propicio para la reflexión. “Enseñadles a repasar el año de su vida que ha transcurrido, a considerar si les agradaría hallarse frente a lo anotado en los libros del cielo. Estimulad en ellos serias reflexiones acerca de si su comportamiento, sus palabras y sus obras fueron de un carácter que agradó a Dios. ¿Hicieron que sus vidas fueran más semejantes a la de Cristo y hermosas a los ojos de Dios? Enseñadles el conocimiento del Señor, sus caminos y sus preceptos” (El hogar cristiano, pp. 430, 431). Elena de White dejó, en este sentido, un ejemplo de austeridad y generosidad. “He dicho a mi familia y a mis amistades que mi deseo es que nadie me haga un regalo de cumpleaños o de Navidad, a menos que sea con el permiso de transferirlo a la tesorería del Señor, para ser asignado al establecimiento de las misiones” (Ibíd.).
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El cuarto ángel de Apocalipsis 18QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Noviembre de 2003 El cuarto ángel de Apocalipsis 18 ¿Cuál es el significado profético de la aparición del ‘cuarto ángel’ de Apocalipsis 18? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Es posible describir al ángel de Apocalipsis 18 como un ‘cuarto ángel’, aunque la Biblia sólo utiliza dos veces esa expresión, en el contexto de la cuarta trompeta y de la cuarta plaga (Apoc. 8:12; 16:8). La identificación del ‘otro ángel’ requiere un estudio de lo que se describe en Apocalipsis 14, 17 y 18. Lo primero que resulta claro es que el ángel de Apocalipsis 18 repite y amplía el mensaje del segundo ángel de Apocalipsis 14. Elena de White lo entiende como el símbolo profético de la proclamación del mensaje final de Dios para el mundo en tiempos de la lluvia tardía, denominándolo ‘fuerte clamor’ (Primeros escritos, pp. 277-279). La obra del ángel de Apocalipsis 18 tendrá lugar durante el derramamiento final del Espíritu Santo (The Review and Herald, 13 de octubre de 1904), aunque no se pueda anunciar un tiempo específico para su cumplimiento (The Review and Herald, 29 de marzo de 1892). No se habla de un decaimiento del mensaje del tercer ángel por parte de la iglesia, sino de una intensificación de su obra. “Aquí se repite el mensaje de la caída de Babilonia, tal como lo dio el segundo ángel, con la mención adicional de las corrupciones que se han introducido en las iglesias desde 1844. La obra de ese ángel comienza a tiempo para unirse a la última magna tarea del mensaje del tercer ángel, cuando éste se intensifica hasta convertirse en un fuerte pregón. Así se prepara el pueblo de Dios para afrontar la hora de la prueba que muy pronto ha de sobrevenir. Vi que sobre ellos reposaba una luz vivísima, y que se unían para proclamar sin temor el mensaje del tercer ángel” (La historia de la redención, p. 419). Repetidas veces en nuestra historia los dirigentes de movimientos falsos han identificado su obra con la del ángel de Apocalipsis 18. Pero en su contexto, el ‘otro ángel’ no implica un reemplazo del pueblo de Dios por algún otro movimiento, sino la culminación gloriosa de la obra evangelizadora de la iglesia. La relación entre los tres ángeles y el ‘otro ángel’ es explícita en los escritos de Elena de White. Se habla de la vigencia continua del mensaje de los tres ángeles (Mensajes selectos, t. 2, p. 120). La identificación del ángel de Apocalipsis 18:1-5 con el mensaje del segundo ángel de Apocalipsis 14:8 es muy clara. “La esencia del mensaje del segundo ángel vuelve a darse al mundo por medio del otro ángel que ilumina la tierra con su gloria. Estos mensajes se mezclan en uno solo para ser presentados a la gente en los días finales de la historia terrenal” (Mensajes selectos, t. 2, p. 133). Como hubo dos purificaciones del templo en tiempos de Jesús, hay dos invitaciones en Apocalipsis a salir de Babilonia. “Este es el mismo mensaje que fue dado por el segundo ángel” (Mensajes selectos, t. 2, p. 135). Elena de White vincula el símbolo de Babilonia con las iglesias caídas que proclaman falsas doctrinas. Suscita la pregunta y otorga la respuesta. “¿En qué consiste ese vino? En sus doctrinas falsas. Ha dado al mundo un día de reposo falso en lugar del verdadero del cuarto mandamiento, y ha repetido la falsedad que Satanás comunicó a Eva en el Edén: la inmortalidad natural del alma. Ha esparcido ampliamente muchos errores semejantes y ha enseñado como doctrinas, mandamientos de hombres (Mat. 15:9)” (Mensajes selectos, t. 2, p. 135). En su propuesta, Apocalipsis 18:1-4 describe “la terrible condición en que se encuentra el mundo religioso” (El conflicto de los siglos, p. 661). Pero Elena de White nunca identificó a Babilonia con la Iglesia Adventista (véase el capítulo “La iglesia remanente no es Babilonia” en Joyas de los testimonios, t. 2, pp. 355-363). El pueblo de Dios no es Babilonia, sino que tiene una misión respecto de quienes viven aún en ella. “Pero Dios tiene aún un pueblo en Babilonia; y antes de que los juicios del cielo la visiten, estos fieles deben ser llamados para que salgan de la ciudad y que no tengan parte de sus pecados ni en sus plagas. De ahí que este movimiento esté simbolizado por el ángel que baja del cielo, alumbrando la tierra y denunciando con voz potente los pecados de Babilonia... Estas declaraciones, unidas al mensaje del tercer ángel, constituyen la amonestación final que debe ser dada a los habitantes de la tierra” (El conflicto de los siglos, p. 662). A los sinceros que permanecen en las diversas congregaciones se extenderá el llamamiento del ángel de Apocalipsis 18 (La historia de la redención, pp. 420-421).
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El día y la hora de la venida de JesúsQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Diciembre de 2003 El día y la hora de la venida de Jesús ¿Se le reveló a Elena de White el día y la hora de la venida de Jesús? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Las pocas declaraciones específicas de Elena de White sobre el asunto describen los momentos que anteceden inmediatamente a la segunda venida de Cristo: “Pronto oímos la voz de Dios, semejante al ruido de muchas aguas, que nos anunció el día y la hora de la venida de Jesús. Los 144.000 santos vivientes reconocieron y entendieron la voz; pero los malvados se figuraron que era fragor de truenos y de terremoto” (Primeros escritos, p. 15). Se le mostró anticipadamente que, en medio de las persecuciones del tiempo de angustia, se escuchará la voz de Dios: “Y, al anunciar Dios el día y la hora de la venida de Jesús, cuando dio el sempiterno pacto a su pueblo, pronunciaba una frase y se detenía de hablar mientras las palabras de la frase rodaban por toda la tierra. El Israel de Dios permanecía con los ojos en alto, escuchando las palabras según salían de labios de Jehová y retumbaban por la tierra como fragor del trueno más potente” (Ibíd., p. 34). La misma escena vuelve a describirse en Primeros escritos, pp. 285, 286, y también en El conflicto de los siglos. “Desde el cielo se oye la voz de Dios que proclama el día y la hora de la venida de Jesús, y promulga a su pueblo el pacto eterno. Sus palabras resuenan por la tierra como el estruendo de los más estrepitosos truenos” (El conflicto de los siglos, p. 698). Elena de White presenció estos acontecimientos en visión, como si hubiera estado presente en los difíciles momentos que precederán al advenimiento, y escuchó la proclamación del día y la hora de la venida de Jesús. Por supuesto, al salir de la visión para regresar a su tiempo, ya no la recordó. Es evidente que estas alusiones al tiempo de la venida del Señor crearon inquietudes entre sus lectores. Tiempo después se vio en la necesidad de escribir una carta aclaratoria, publicada en Mensajes selectos, tomo 1, pp. 85, 86, bajo el título: “Declaración acerca del día y la hora de la venida de Cristo”. La carta dice lo siguiente: “Querida hermana: “Usted declara que ‘algunos pretenden, entre otras cosas, que es desleal suprimir sus escritos anteriores’. Los que dicen esas cosas, ¿tendrían la bondad de darme pruebas de sus declaraciones? Sé que esto ha sido repetido con frecuencia, pero no probado. ‘Pretenden que en sus testimonios originales, en el tomo 1 que ellos han preservado, usted claramente declara que se le mostró el día y la hora de la segunda venida de Cristo. Su argumento es que esa declaración no resiste la prueba de la Biblia, pues Cristo mismo declara que nadie sabe ni el día ni la hora, ni aun los ángeles de Dios’ [...]. “En mi primer libro, encontrará la única declaración en cuanto al día y la hora de la venida de Cristo que he hecho desde que pasó el tiempo en 1844. Se encuentra en Primeros escritos, pp. 15, 34, 285. Todas se refieren al anuncio que será hecho muy poco antes de la segunda venida de Cristo. “Viendo en la página 285 y leyendo desde el comienzo del capítulo, verá que las declaraciones hechas se refieren a la liberación de los santos del tiempo de angustia mediante la voz de Dios. Por favor, consiga este libro, si ya no lo tiene, y lea las declaraciones que hay allí. Son exactamente como fueron impresas en el primer artículo publicado [...]. “Las declaraciones de las páginas 11, 27 [15, 34 en Primeros escritos] se refieren al mismo tiempo. Contienen todo lo que alguna vez se me haya mostrado en cuanto al tiempo definido de la venida del Señor. No tengo el menor conocimiento en cuanto al tiempo mencionado por la voz de Dios. Oí cuando proclamaba la hora, pero no tuve el recuerdo de esa hora después que salí de la visión. Escenas tan emocionantes y de un interés tan solemne pasaron ante mí, que ningún lenguaje puede describir. Todo fue una realidad viviente para mí, pues directamente relacionada con esta escena apareció la gran nube blanca sobre la cual estaba sentado el Hijo del Hombre (Carta 38, 1888)”.
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El anillo de compromisoQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Febrero de 2004 El anillo de compromiso ¿Existe alguna orientación en la Biblia o en los escritos de Elena de White con respecto al uso de anillos de compromiso? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Las normas sobre el arreglo personal que suelen caracterizar a los adventistas han tomado en cuenta ciertos consejos inspirados: “Asimismo, que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia: no con peinado ostentoso, ni oro ni perlas ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que practican la piedad” (1 Tim. 2:9, 10). “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios” (1 Ped. 3:3-4). La instrucción bíblica indica con claridad que el arreglo personal de los cristianos debiera caracterizarse por el buen gusto, el pudor, la pureza, la modestia y el equilibrio, evitando el lucimiento personal y la ostentación. Al tratarse de anillos de casamiento, el criterio parece flexibilizarse, al considerarlos símbolos de la alianza matrimonial, esperados y demandados, hasta cierto punto, por la comunidad. Tenemos en castellano una sola declaración de Elena de White acerca del anillo de compromiso. Su contenido es esclarecedor. “Algunos se han preocupado con respecto al uso del anillo de compromiso, y les parece que las esposas de nuestros ministros debieran amoldarse a esa costumbre. Todo eso es innecesario. Tengan las esposas de los ministros el eslabón de oro que vincula su alma con Jesucristo: un carácter puro y santo, el verdadero amor, la mansedumbre y la piedad que son los frutos producidos por el árbol cristiano, y su influencia estará segura en cualquier parte. El hecho de que provoca observaciones el no cumplir con la costumbre no es suficiente motivo para adoptarla. Los norteamericanos pueden hacer comprender su situación declarando, sencillamente, que en su país la costumbre no se considera obligatoria. No necesitamos llevar el símbolo, porque no somos infieles a nuestros votos matrimoniales, y el hecho de llevar un anillo no probaría nuestra fidelidad al respecto. Me preocupa profundamente este proceso semejante al de la levadura que parece sentirse entre nosotros, y que tiende a conformarnos con las costumbres y las modas. No debiera gastarse un centavo en un anillo de oro para testificar que somos casados. En los países donde la costumbre impera, no nos sentimos obligados a condenar a los que usan su anillo de compromiso; llévenlo si pueden hacerlo a conciencia. Pero ninguno de nuestros misioneros debe sentir que llevar un anillo acrecentará su influencia en una jota o una tilde. Si son cristianos, ello se manifestará en su carácter semejante al de Cristo, en sus palabras, en sus obras, en el hogar, en su trato con los demás; se revelará por su paciencia, longanimidad y bondad. Manifestarán el espíritu del Maestro, poseerán su belleza de carácter, su hermosa disposición y su corazón lleno de simpatía” (Joyas de los testimonios, t. 1, p. 602). El Manual de la iglesia señala al respecto: “En algunos países, la costumbre de usar anillo matrimonial es considerada como algo imperativo y ha llegado a ser, en la mente de la gente, un criterio de virtud y, por lo tanto, no es considerado como un ornamento. En tales circunstancias, no sentimos que debamos condenar esta práctica”. Parece innecesario agregar comentarios a esta orientación sencilla y prudente. En la práctica, efectivamente existen lugares donde el anillo se considera ostentación y otros donde su ausencia pareciera indicar falta de compromiso matrimonial. Tanto el consejo inspirado como la recomendación del Manual de la iglesia nos conducen a evitar el dogmatismo y la polémica sobre el asunto dentro de la iglesia.
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Conceptos sobre violencia familiarQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Mayo de 2004 Conceptos sobre violencia familiar ¿De qué manera abordó Elena de White el problema de la violencia familiar? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Antes de responder, comparto un bello pasaje de la Escritura sobre el accionar y el carácter de Dios: “Jehová es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia [...] Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira y grande en misericordia” (Salmo 103:6, 8). Elena de White se ocupó en ocasiones de la violencia en el seno del hogar y, más a menudo, del efecto negativo de la rudeza, el regaño y la falta de cortesía. Se mencionan a continuación algunas de sus ideas. 1. La violencia como condición de la familia humana. Ya en sus días Elena de White lamentó que la violencia estuviera tomando posesión de la familia humana y saturando todas las cosas (¡Maranata: el Señor viene!, p. 28; Mensajes selectos, t. 1, p. 115). 2. Ha de evitarse la violencia verbal en la familia. La exhortación se dirige a no permitir que las contiendas o las disensiones penetren en el hogar: “Hablad con amabilidad. Nunca se eleve vuestra voz hasta ser áspera. Conservad la calma [...] Debemos subyugar el genio violento y dominar nuestras palabras; así obtendremos grandes victorias” (El hogar cristiano, pp. 396, 397). Se sugiere al respecto una resolución concreta: “Sería bueno que cada hombre firmara la promesa de hablar bondadosamente en su casa y de permitir que la ley del amor rija sus palabras” (El hogar cristiano, pp. 399, 400). A semejanza de un jardinero que cultiva flores, los padres no emplearán “un trato rudo ni un esfuerzo violento”, sino que desarrollarán un ministerio suave y amante (El Deseado de todas las gentes, p. 475). 3. Educación de niños violentos. Se habla de la necesidad de subyugar “los temperamentos violentos” de ciertos niños (Conducción del niño, p. 40). Tampoco se aconseja “pasar por alto las faltas y suavizar los estallidos de violencia” (Ibíd., p. 162). 4. El ejemplo de los padres. Los padres han de precaverse “contra toda tosquedad y rudeza, no sea que estos defectos se vuelvan a ver en sus hijos” (El hogar cristiano, p. 155). Los esposos han de manifestarse cortesía mutua y guiar la casa con la ley de la bondad: “Nadie debería expresarse con rudeza ni con palabras de amargura. Todos pueden poseer un rostro animado, voz suave, modales corteses, y éstos son elementos de poder” (El hogar cristiano, p. 381). La obediencia debe ser requerida sin rudeza ni regaños, sino con suavidad y ternura (Conducción del niño, p. 201). “Los niños y los jóvenes necesitan la influencia de un ejemplo gozoso. Necesitan instrucciones agradables [...] Por medio de un ejemplo de paciencia y tolerancia, el padre cristiano ha de enseñar que el mal genio y la rudeza no tienen lugar en la vida del creyente en Cristo; que estas cualidades son desagradables a Dios. A medida que sus hijos lo vean trayendo a su vida los principios de la verdad, ellos también serán llevados a luchar contra los malos hábitos y prácticas, y con ustedes reflejarán la bondad y el amor de Dios” (Reflejemos a Jesús, p. 178). 5. El desarrollo del carácter. Un carácter cristiano incluye el dominio de las propias emociones y pasiones (Consejos para los maestros, p. 213). Con esfuerzo, conflictos y abnegación, se buscará el dominio “del carácter desequilibrado y del temperamento violento” (A fin de conocerle, p. 282). Es digno de considerar el ejemplo de la vida de Juan, al superar su “espíritu violento” contemplando la ternura, la tolerancia, la humildad y la paciencia de Jesús (Los hechos de los apóstoles, p. 455). 6. La simpatía de Jesús. El ejemplo del trato de Jesús nos anima a pensar que los más rudos pueden encontrar en el evangelio un camino para la recuperación y la esperanza (El ministerio de curación, p. 16). “Inocente y sin contaminación, caminaba entre los indiferentes, los rudos, los descorteses [...] Trataba de inspirar esperanza en los más rudos y poco promisorios, poniendo ante ellos la seguridad de que podrían llegar a ser sin tacha y sin culpa, alcanzando un carácter que los haría aparecer como hijos de Dios [...]” (En los lugares celestiales, p. 181).
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El pecado imperdonable - 1QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Junio de 2004 El pecado imperdonable - I ¿En qué consiste el pecado imperdonable? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La Biblia no habla literalmente de “pecado imperdonable”, pero sí de pecado contra el Espíritu Santo (Mat. 12:31, 32) y de pecado de muerte (1 Juan 5:16, 17; Heb. 10:26, 27). El tema es inquietante, porque implica la pérdida definitiva de cualquier esperanza de salvación. Conviene, por eso, recordar primeramente que Dios “perdona la maldad y olvida el pecado [...] porque se deleita en misericordia” (Miq. 7:18) y que no quiere “que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Ped. 3:9). Siempre es bueno pensar en un Dios Salvador, “el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Tim. 2:4). Antes de comprender qué es el pecado imperdonable, debemos todavía definir lo que es el pecado. El Comentario bíblico adventista del séptimo día (tomo 1, p. 741) hace una buena síntesis de los conceptos que se desprenden de las palabras bíblicas usadas para definir y describir el pecado. Hay cuatro ideas básicas e interrelacionadas: (1) El pecado es desviación de una línea recta, de una norma determinada; es transgresión de la Ley de Dios (1 Juan 3:4); (2) El pecado es quedarse corto, no alcanzar la meta, no llegar al blanco propuesto por Dios; (3) El pecado es desobediencia consciente a la voluntad divina; (4) El pecado es ofensa contra Dios. En las Escrituras encontramos el registro de personas que pecaron contra el Espíritu Santo: a) El faraón del éxodo (Éxo. 5-14). Dice Elena de White: “Cada prueba adicional del poder de Dios que resistió el monarca egipcio lo indujo a un más fuerte y persistente desafío a Dios. Así prosiguió la obra: el hombre finito luchando contra la expresa voluntad de un Dios infinito. Este caso es una clara ilustración del pecado contra el Espíritu Santo. ‘Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará’. El Señor retiró su Espíritu gradualmente. Al quitar su poder represor, entregó al rey en las manos del peor de todos los tiranos: el yo” (Review and Herald, 27 de julio de 1897, en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 1, p. 1114). b) Coré, Datán y Abiram (Núm. 16). Promovieron un levantamiento contra Moisés y Aarón, y mantuvieron una actitud profana. Comenta Elena de White: “Este acto selló su perdición. Habían cometido el pecado contra el Espíritu Santo, pecado que endurece definitivamente el corazón del hombre contra la influencia de la gracia divina [...] Por medio del Espíritu Santo es como Dios se comunica con el hombre; y los que rechazan deliberadamente este instrumento, considerándolo satánico, han cortado el medio de comunicación entre el alma y el Cielo [...] Por la manifestación de su Espíritu, Dios obra para reprender y convencer al pecador; y si se rechaza finalmente la obra del Espíritu, nada queda ya que Dios pueda hacer por el alma. Se empleó el último recurso de la misericordia divina. El transgresor se aisló totalmente de Dios; y el pecado no tiene ya cura. No hay ya reserva de poder mediante la cual Dios pueda obrar para convencer y convertir al pecador” (Patriarcas y profetas, p. 429). c) Saúl. La Biblia habla de ese resultado de la apostasía del Rey. “El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y un espíritu malo de parte de Jehová lo atormentaba” (1 Sam. 16:14). Llegó el momento en que “Jehová no le respondió” (1 Sam. 28:6). d) Algunos de los enemigos de Jesús (Mat. 12:22-32). La declaración más específica de Jesús sobre el pecado contra el Espíritu Santo fue realizada en este contexto. “Precisamente antes de esto, Jesús había realizado por segunda vez el milagro de sanar a un hombre poseído, ciego y mudo, y los fariseos habían reiterado la acusación: ‘Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios’. Cristo les dijo claramente que, al atribuir la obra del Espíritu Santo a Satanás, se estaban separando de la fuente de bendición. Los que habían hablado contra Jesús mismo, sin discernir su carácter divino, podrían ser perdonados; porque podían ser inducidos por el Espíritu Santo a ver su error y arrepentirse. Cualquiera que sea el pecado, si el alma se arrepiente y cree, la culpa queda lavada en la sangre de Cristo; pero el que rechaza la obra del Espíritu Santo se coloca donde el arrepentimiento y la fe no pueden alcanzarlo. Es por el Espíritu Santo como obra Dios en el corazón; cuando los hombres rechazan voluntariamente al Espíritu y declaran que es de Satanás, cortan el conducto por el cual Dios puede comunicarse con ellos. Cuando se rechaza finalmente al Espíritu, no hay más nada que Dios pueda hacer para el alma” (El Deseado de todas las gentes, pp. 288, 289).
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El pecado imperdonable - 2QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Julio de 2004 El pecado imperdonable - II ¿En qué consiste el pecado imperdonable? Responde el Dr. Daniel O. Plenc En las Escrituras, encontramos el registro de personas que pecaron contra el Espíritu Santo: e) Judas. Para el tiempo de la última cena, “el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote hijo de Simón que lo entregara” (Juan 13:2). Al haber rechazado la última oportunidad de arrepentimiento y confesión, “Satanás entró en él” (Juan 13:27). ¿Qué quiso decir Jesús cuando habló de pecado contra el Espíritu Santo en Mateo 12:31-32? Elena de White lo comenta de esta manera: “Ellos [los fariseos] atribuían a influencias satánicas el santo poder de Dios, manifestado en las obras de Cristo. De ese modo, pecaron contra el Espíritu Santo. Obstinados, sombríos y duros de corazón, decidieron cerrar los ojos a toda evidencia, y así cometieron el pecado imperdonable” (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1067). La aplicación espiritual trasciende la experiencia de los fariseos. “En nuestros días, los hombres se han colocado donde son completamente incapacitados para llenar las condiciones del arrepentimiento y la confesión; por lo tanto, no pueden hallar misericordia y perdón. El pecado de la blasfemia contra el Espíritu Santo no radica en cualquier palabra o hecho súbito, sino en la firme y determinada resistencia contra la verdad y la evidencia” (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1068). Su tesis principal se evidencia en las siguientes palabras: “Nadie necesita considerar el pecado contra el Espíritu Santo como algo misterioso e indefinible. El pecado contra el Espíritu Santo es el pecado de un rechazo persistente a responder a la invitación a arrepentirse” (A fin de conocerle, p. 245). “La manifestación más común del pecado contra el Espíritu Santo consiste en despreciar persistentemente la invitación del Cielo a arrepentirse. Cada paso dado hacia el rechazo de Cristo es un paso hacia el rechazo de la salvación y hacia el pecado contra el Espíritu Santo” (El Deseado de todas las gentes, pp. 291, 292). Ante una consulta concreta sobre el pecado contra el Espíritu Santo, Elena de White escribió una carta personal, con pensamientos iluminadores y consoladores sobre este tema: “Hermano P, usted pregunta si ha cometido el pecado que no tiene perdón en esta vida o en la venidera. Contesto que no veo la menor evidencia de que éste sea el caso. ¿En qué consiste el pecado contra el Espíritu Santo? En atribuir voluntariamente a Satanás la obra del Espíritu Santo [...] Por medio de su Espíritu es como Dios obra en el corazón humano; y, cuando los hombres rechazan voluntariamente al Espíritu y declaran que es de Satanás, cortan el conducto por medio del cual Dios puede comunicarse con ellos. Al negar la evidencia que a Dios le agradó darles, apagan la luz que había resplandecido en sus corazones y, como resultado, son dejados en tinieblas [...] Hermano mío, el Espíritu lo invita hoy. Acuda de todo corazón a Jesús. Arrepiéntase de sus pecados, haga su confesión a Dios, abandone toda iniquidad y podrá acogerse a sus promesas. ‘Mirad a mí, y sed salvos’ (Isa. 45: 22), es su misericordiosa invitación [...] Mientras usted lea las promesas que le he presentado, recuerde que son la expresión de un amor y una compasión inefables. El gran corazón lleno de un amor infinito se siente atraído hacia el pecador con compasión ilimitada” (Joyas de los testimonios, t. 2, pp. 265, 266). En síntesis, el pecado contra el Espíritu Santo es: (a) Persistir en la impenitencia; (b) Rechazar permanente y definitivamente al Espíritu Santo, que convence de pecado y guía a la verdad (Juan 16:8, 13); c) No confesar el pecado ni desear su perdón, y (d) Atribuir a Satanás la obra del Espíritu Santo. No en vano, Pablo exhorta a sus lectores de entonces y de ahora a no apagar o entristecer al Espíritu (1 Tes. 5:19; Efe. 4:30).
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Los fideicomisarios, las sedes y las primeras recopilaciones"QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Agosto de 2004 Los fideicomisarios, las sedes y las primeras recopilaciones ¿Quiénes han sido los miembros de la Comisión de Fideicomisarios nombrados por Elena de White? ¿Quiénes la integran actualmente? ¿Dónde han trabajado? ¿Cuáles fueron las primeras recopilaciones realizadas? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Se menciona, a continuación, la nómina completa de los presidentes de la Comisión de Fideicomisarios de las Publicaciones de Elena de White (Chairmen White Estate Board of Trustees) desde su fundación: Arthur G. Daniells (1915, 1922-1935), Francis M. Wilcox (1915-1922, 1938-1944); John E. Fulton (1935-1936), John L. Shaw (1936-1937), Milton E. Kern (1944-1951), Denton E. Rebok (1952), Albert V. Olson (1952-1963), Francis D. Nichol (1963-1966), W. Paul Bradley (1966-1980), y Kenneth H. Wood (1980-). En su testamento de 1912, Elena de White nombró una comisión de cinco miembros como custodios de sus escritos después de su muerte. Los fideicomisarios originales, los años en que vivieron y sus puestos de servicio se presentan a continuación: A. G. Daniells (1858-1935), presidente de la Asociación General; F. M. Wilcox (1865-1951), editor de la Review and Herald; C. H. Jones (1850-1936), gerente de la Pacific Press; C. C. Crisler (1877-1936), secretario de Elena G. de White, y W. C. White (1854-1937), hijo de Elena G. de White. Con el crecimiento de la iglesia, la lista de fideicomisarios se amplió a siete en 1950, y asciende hoy a quince. Los actuales integrantes son: Kenneth H. Wood (presidente), James R. Nix (secretario), William G. Johnsson, Kathleen Kuntaraf, Harold L. Lee, Baraka Muganda, Jan Paulsen, Humberto M. Rasi, George W. Reid, Rowena R. Rick, Donald E. Robinson, Don C. Schneider, Francis W. Wernick, Neal C. Wilson y E. Edward Zinke. Cinco de ellos son fideicomisarios vitalicios, y diez son electivos. Los electivos sirven durante cinco años, y los vitalicios, hasta la edad de 75 años. A partir de ese momento, pueden desempeñarse como eméritos. En este momento, los fideicomisarios vitalicios son W. Johnsson, G. Reid, F. Wernick, N. C. Wilson y K. Wood, y los eméritos son D. Arthur Delafield, Paul Gordon, Robert Olson y Juan Carlos Viera. La oficina “Elmshaven” se construyó en 1903 detrás de la casa de Elena de White en Santa Elena, California. En 1907, se le añadió una biblioteca y una bóveda de manuscritos. La oficina del Patrimonio White funcionó en ese lugar desde la muerte de Elena de White, en 1915, hasta 1938. En 1938, el Patrimonio White trasladó sus oficinas de “Elmshaven” al edificio de la Asociación General, en Takoma Park, Maryland. Los materiales del Patrimonio White se trasladaron en 1952 a una bóveda ampliada, en la cual permanecieron hasta la apertura de las nuevas oficinas de la Asociación General en Silver Spring, Maryland, en 1980. Elena de White legó a la iglesia un total aproximado de cien mil páginas en forma de libros, cuatro mil quinientos artículos de revistas, folletos, manuscritos, diarios personales y unas mil cartas, y eligió a cinco hombres como miembros vitalicios de una Comisión de Fideicomisarios permanente, como responsable del cuidado y la difusión de esos escritos. Los fideicomisarios tenían la misión de seguir publicando los libros de la Sra. White, distribuir esos libros y traducirlos a otros idiomas, y ocuparse de “la publicación de las recopilaciones” de los manuscritos. Las recopilaciones realizadas por los fideicomisarios durante los primeros cincuenta años incluyen los siguientes libros, publicados en este orden (los años corresponden a la edición inglesa): Fundamentos de la educación cristiana [Fundamentals of Christian Education] (1923), publicado parcialmente en español en La educación cristiana; Consejos sobre la salud [Counsels on Health] (1923); Testimonios para los ministros [Testimonies to Ministers] (1923); Servicio cristiano [Christian Service] (1925); Mensajes para los jóvenes [Messages to Young People] (1930); Ministerio médico [Medical Ministry] (1933); Consejos sobre el régimen alimenticio [Counsels on Diet and Foods] (1938); Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática [Counsels on Sabbath School Work] (1938); Consejos sobre mayordomía cristiana [Counsels on Stewardship] (1940); El evangelismo [Evangelism] (1946); Consejos para escritores y redactores [Counsels to Writers and Editors] (1946), publicado en español como El otro poder; La historia de la redención [The Story of Redemption] (1947); La temperancia [Temperance] (1949); El ministerio de la bondad [Welfare Ministry] (1952); El hogar adventista [The Adventist Home] (1952); Meditaciones matinales [My Life Today] (1952); El colportor evangélico [The Colporteur Ministry] (1953); Conducción del niño [Child Guidance] (1954); Hijos e hijas de Dios [Sons and Daughters of God] (1955); Mensajes selectos [Selected Messages] (1958), tomos 1 y 2; Amor ilimitado [Love Unlimited] (1958), una combinación de El camino a Cristo y El discurso maestro de Jesucristo no publicada en español; La fe por la cual vivo [The Faith I Live By] (1958); Nuestra elevada vocación [Our High Calling] (1961); y A fin de conocerle [That I May Know Him] (1964). Datos registrados hasta el año 2004.
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Elena G. de White y la santificaciónQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Septiembre de 2004 Elena de White y la santificación ¿Cuál es el pensamiento de Elena de White acerca de la santificación? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Elena de White trata la santificación como parte integrante de la doctrina de la salvación, en asociación con la redención divina y el destino último del hombre. Sus escritos contribuyen a un entendimiento claro, armonioso y estimulante acerca de este tema significativo. La primera tarea consiste en procurar esclarecer el concepto mismo de santificación. ¿Cuál es el sentido del término “santificación”? Elena de White creía que la santificación puede ser definida con claridad, y que su significado debe buscarse en la Biblia. En su propuesta, la santificación incluye, por lo menos, los siguientes aspectos: (1) Conformidad con la voluntad revelada de Dios, y aceptación confiada y amorosa de las demandas de su Ley. (2) Integridad, entrega y servicio. (3) Experiencia integral y práctica de la salvación en Cristo. (4) Idoneidad para el Reino de Dios; se habla de una justicia impartida, por la cual somos santificados y hechos idóneos para el cielo. (5) Una vivencia que no debe confundirse con sentimentalismo o emocionalismo religioso. (6) Se caracteriza por la humildad y la mansedumbre, y no por algún tipo de satisfacción propia. (7) No implica impecabilidad o “carne santificada”. (8) Es imposible separarla o diferenciarla de la justificación: justificación, santificación y glorificación son aspectos de la salvación que pueden ser distinguidos, pero no separados. Un segundo aspecto respecto de este tema tiene que ver con el tiempo y el ámbito donde se realiza la santificación. ¿Es la santificación instantánea o progresiva? ¿Fue un acto legal cumplido en el pasado o es un proceso moral que tiene lugar constantemente en la vida del creyente? A veces, la santificación parece situarse en el momento de la conversión, cuando el corazón queda en armonía con Dios, el pecador pasa de muerte a vida, del pecado a la santidad, y de la transgresión y la rebelión a la obediencia y la lealtad. Pero el énfasis indudable está colocado en el concepto de crecimiento permanente, de una obra progresiva y no instantánea. Elena de White describe un crecimiento en la santificación, en el que existe un avance continuo y permanente. Queda todavía una cuestión básica por considerar. ¿Es posible la vivencia de la santificación? En los escritos de Elena de White se describe la santificación como un imperativo divino y una posibilidad humana, en el marco de una experiencia dinámica de cooperación divino-humana. No se presenta la santificación como opcional, sino como necesidad insoslayable, recordando que los mandatos de Dios son habilitaciones. Varios elementos, todos ellos interrelacionados, contribuyen al logro de la santificación: (1) Aceptación del sacrificio redentor de Cristo por medio de la fe, y una vida de comunión con él. (2) Presencia y obra interior del Espíritu Santo. (3) Conformidad diaria con la voluntad y la Palabra de Dios. La santificación es un tema de profundo interés espiritual y teológico. La santidad es tanto un atributo de Dios como una demanda para el creyente. Aunque se trata de un tema complejo e integrado por aspectos en tensión, lo esencial resulta claro, y los escritos de Elena de White facilitan una comprensión equilibrada y estimulante de este aspecto importante de la fe cristiana. __________________________________________________________ Referencias Véase: Alza tus ojos, p. 282; El camino a Cristo, pp. 59, 68; Comentario bíblico adventista, t. 6, pp. 1.072, 1.075; El conflicto de los siglos, pp. 518, 520-527, 529; Consejos para la iglesia, pp. 88-90, 92-94, 96, 100; Cristo triunfante, p. 366; El Deseado de todas las gentes, pp. 99, 267, 278, 509; Dios nos cuida, p. 265; Fe y obras, pp. 28, 30, 87-89; Los hechos de los apóstoles, pp. 42, 424, 446-452; Mensajes para los jóvenes, p. 32; Mensajes selectos, t. 1, pp. 442, 446; t. 2, pp. 36-37; t. 3, p. 218; Notas biográficas de Elena G. de White, p. 261; Palabras de vida del gran Maestro, p. 46; Recibiréis poder, pp. 119, 123; Reflejemos a Jesús, p. 93; Servicio cristiano, p. 291; La temperancia, p. 101; Testimonios para la iglesia, t. 2, pp. 396, 419, 487.
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El evangelismo y su historiaQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Noviembre de 2004 El evangelismo y su historia ¿Cómo se preparó el libro El evangelismo? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La historia de la preparación del libro El evangelismo ilustra el procedimiento cuidadoso que se sigue en las compilaciones de escritos de Elena de White. Se trata de una tarea que se realiza con esmero y oración, a fin de preservar el pensamiento de la autora en toda su integridad. Los compiladores no preparan un bosquejo para luego buscar los materiales, sino que siguen un plan de varios pasos destinado a respetar el alcance de las instrucciones del espíritu de profecía. La idea de reunir en un solo volumen los consejos de Elena de White acerca de la obra de evangelización provino de la Asociación Ministerial de la Asociación General en 1944. Los fideicomisarios de Elena de White autorizaron la compilación. A partir de ese momento, comenzaron a trabajar dos comisiones. La primera, de cinco miembros, denominada Comisión de Fomento, estaba integrada por un vicepresidente de la Asociación General, representantes de los fideicomisarios, de la Asociación Ministerial, y un evangelista de vasta experiencia. Esta comisión debía trazar el plan de la compilación y orientar toda la preparación del libro. La segunda comisión de trabajo, integrada por el secretario de Publicaciones de Elena de White, Arthur L. White, y un miembro de la Asociación Ministerial, debía reunir y ordenar el material. El equipo de trabajo de dos miembros no partió de un boceto del libro, para luego ir en busca de los documentos, sino que decidió que el material determinara el bosquejo y estableciese los énfasis requeridos. Sus integrantes se abocaron a reunir todo el material escrito por la señora White relacionado con la evangelización, extraído de sus libros, folletos, artículos de revistas y del archivo de manuscritos. Se valieron, para ello, de los índices existentes de los libros y de otras fuentes. Los materiales que fueron compilados y reunidos en hojas separadas sumaron varios miles de páginas. El trabajo de reunir y copiar el material dio lugar a un bosquejo general de unas veinte secciones. Posteriormente, se trazó un bosquejo detallado de cada sección y se agrupó todo el material de acuerdo con sus diferentes tópicos. Se estudió, entonces, el material de las veinte secciones, seleccionando las mejores y más claras declaraciones. Los subtítulos fueron surgiendo del mismo material. Estos materiales, seleccionados y arreglados en forma preliminar, fueron entregados a cada miembro de la Comisión de Fomento. Sus miembros leyeron el material e hicieron sugerencias en cuanto a la organización, los títulos, la inclusión de temas omitidos y la eliminación de las declaraciones repetitivas. El equipo de trabajo hizo un reestudio del manuscrito, teniendo en cuenta las recomendaciones de la Comisión de Fomento. Uno de los desafíos consistía en eliminar las repeticiones innecesarias sin perder el contenido de las citas similares. Algunas secciones debieron revisarse varias veces. Cuando el equipo de trabajo concluyó la revisión del material bajo la orientación de la Comisión de Fomento, el trabajo fue copiado y entregado a los fideicomisarios de Elena de White, responsables finales de la preparación del libro. El manuscrito fue enviado, además, a los oficiales de la Asociación General y a una Comisión de Lectura, nombrada por la Asociación Ministerial para su consideración. Recibidas las sugerencias adicionales, se tomó un acuerdo, aprobando el manuscrito. El prólogo de El evangelismo explica la forma en que se preparó el libro, pero no menciona los nombres de los compiladores. Como en todos los casos, la responsabilidad recae sobre los fideicomisarios, encargados de la publicación de libros póstumos de Elena de White. El manuscrito fue enviado a los editores, a los correctores de pruebas, a tipografía y a la prensa. El nuevo libro estaba a disposición de los interesados en la gran tarea de la evangelización. La primera edición inglesa de Evangelism se publicó en 1946. En español, se publicó inicialmente una condensación del libro, con el título de Evangelismo, y luego apareció la edición completa de El evangelismo.
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Bibliografía acerca del don de profecíaQUIERO SABER /ESPÍRITU DE PROFECÍA – Diciembre de 2004 Bibliografía acerca del don de profecía ¿Qué libros existen en español sobre Elena de White y el don de profecía? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Desde la década de 1950 se han publicado en español buenos libros acerca del ministerio de Elena de White y el don de profecía. Se ofrece, a continuación, una lista comentada de una buena parte de ellos. Arthur L. White (1907-1991), uno de los siete nietos de Elena de White (1827-1915), escribió una serie de artículos acerca de la vida y la obra de la señora White, que se imprimieron posteriormente en un solo trabajo titulado Elena G. de White, mensajera de la iglesia remanente (Washington DC: Junta de Fideicomisarios de las Publicaciones de Elena G. de White, 1956). Desde la perspectiva inigualable del mismo autor proviene el trabajo reciente, Elena de White: Mujer de visión (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2003). Se trata de una edición abreviada de la monumental biografía de Elena de White, escrita por Arthur L. White en seis tomos, reducida luego a uno solo. Una serie de libros de texto fueron apareciendo para diversos cursos acerca de orientación profética en instituciones adventistas, patrocinados por el Patrimonio White de la Asociación General: La orientación profética en el movimiento adventista (Miami, Florida: Departamento de Educación DSA, 1964); Notas y escritos concernientes a Elena G. de White y el espíritu de profecía (Washington D.C.: Ellen G. White Estate, 1974); Roger W. Coon, Antología de artículos y monografías sobre asuntos en orientación profética (1980-1987) (Seminario Adventista Latinoamericano, 1986); Roger W. Coon, La dinámica de la inspiración y la revelación en la Biblia y en los escritos de Elena de White (Villa Libertador San Martín: Centro de Investigación White, 1989); y la destacada obra de Herbert E. Douglass, Mensajera del Señor. El ministerio profético de Elena G. de White (Buenos Aires: ACES, 2000). Dwight Arthur Delafield escribió un pequeño e inspirador libro: Elena G. de White y la Iglesia Adventista del Séptimo Día (Mountain View, California: Pacific Press Publishing Association, 1976). El mismo autor preparó una obra significativa acerca del ministerio que Elena de White desarrolló en Europa entre 1885 y 1887. Se titula Elena G. de White en Europa (Buenos Aires: ACES, 1979). De la misma pluma, nos llegó también un libro de relatos para chicos y grandes: Un ángel sobre la carpa (Buenos Aires: ACES, 1979). Otro librito para los más pequeños es el de Marye Trim, Cuéntame de Elena de White (Buenos Aires: ACES, 1977). Arthur Grosvenor Daniells tuvo un profundo conocimiento del ministerio de Elena de White por casi 30 años, y fue presidente de la Asociación General por 21 años. Su descripción del don de profecía sigue siendo valioso: El permanente don de profecía (Buenos Aires: ACES, 1980). El libro de Elena de White, Notas biográficas de Elena G. de White (Mountain View, California: Pacific Press, 1981), es una narración autobiográfica hasta 1881, y contiene un resumen de su vida posterior basado en fuentes originales. Como respuesta a los cuestionamientos surgidos en la década de 1980, se preparó una obra pequeña y útil, escrita por Robert Wesley Olson: 101 preguntas acerca del Santuario y Elena G. de White (Buenos Aires: ACES, 1982). Un trabajo de gran impacto, que debió imprimirse más de una vez, resultó de la investigación de René Noorbergen: Elena G. de White, profeta del destino (Coral Gables, Florida: Asociación Publicadora Interamericana, 1988). El libro editado por Gary Land, El mundo de Elena G. de White (Buenos Aires: ACES, 1995), consiste en una serie de ensayos acerca del contexto histórico que facilitan la comprensión de los escritos de Elena de White. Una colección de relatos ilustrativos de la vida y los tiempos de Elena de White se encuentra en el trabajo de Ciro Sepúlveda, Elena G. de White: Lo que no se contó (Buenos Aires: ACES, 1998). El libro de Juan Carlos Viera, ex director del Patrimonio White, ha traído nueva claridad acerca del papel del don de profecía en la iglesia: La voz del Espíritu: cómo Dios ha guiado a su pueblo a través del don de profecía (Boise, Idaho: Pacific Press, 1998). Esta riqueza bibliográfica acerca de un tema de profundo interés para el adventismo nos mueve a la gratitud y despierta nuestro deseo de conocer más acerca del don de profecía; medio predilecto de Dios para comunicarse con su pueblo.
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Reseña del libro Mensajera del SeñorQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Enero de 2005 Reseña del libro Mensajera del Señor ¿Qué contiene el libro Mensajera del Señor? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Datos bibliográficos: Herbert E. Douglass, Mensajera del Señor. El ministerio profético de Elena G. de White (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2000). El libro del Dr. Herbert E. Douglass, con 589 páginas, constituye la obra más reciente y completa sobre el don de profecía, el ministerio profético de Elena de White en los comienzos de la Iglesia Adventista y su significado para sus miembros en la actualidad. Presenta evidencias del origen divino de su obra, en el marco de la doctrina de la inspiración y la revelación. Se trata de un trabajo solicitado al autor por la Junta Directiva del Centro White de la Asociación General en 1989, como libro de texto sobre el tema. Los capítulos contienen numerosas referencias y notas, así como preguntas de estudio. La obra se ve enriquecida con una sección de apéndices, una bibliografía selecta y un índice general. El autor tuvo dos objetivos principales: (1) compartir un estudio sobre el don de profecía y (2) dar una nueva mirada a la vida y la obra de Elena de White. Puede apreciarse una preocupación por una correcta comprensión del fenómeno de la revelación y la inspiración. Dos tipos de lectores pueden beneficiarse con la lectura de este trabajo: aquéllos que quieren conocer más sobre el don profético y aquéllos que tienen preguntas para las que no han hallado una respuesta satisfactoria. El libro parte de una descripción del sistema divino de comunicación, describe luego algunas facetas del ministerio de Elena de White, destaca la vinculación de la autora con la iglesia y su doctrina, y se aboca finalmente a la interpretación, las críticas y la relevancia de sus escritos. El autor cree, en esencia, que los escritos de la señora White giran en torno al gran tema del conflicto entre el bien y el mal, e insiste en su importancia como el centro que integra y unifica la doctrina adventista. Está convencido de que sus escritos arrojan luz sobre temas fundamentales como el carácter de Dios, la naturaleza del hombre, el surgimiento del pecado y el plan de salvación. La obra está dividida en ocho secciones, tituladas “El sistema de comunicación de Dios” (caps. 1-3), “La verdadera Elena G. de White” (caps. 4-12), “La mensajera que escucha” (caps. 13-16), “La voz de un movimiento” (caps. 17-21), “Fomentando conceptos inspirados” (caps. 22-31), “Cómo escuchar a la mensajera” (caps. 32-40), “Cómo evaluar las críticas” (caps. 41-44), y “Continua relevancia de la mensajera de Dios” (caps. 45-47). La primera sección explica con sencillez la comunicación de Dios a los hombres por medio del don de profecía. La segunda sección se detiene en las vivencias de Elena de White desde su niñez, en el marco de su tiempo y de las condiciones en que desarrolló su ministerio a lo largo de setenta años. Se analiza, luego, el fenómeno de las visiones y la dinámica del don de profecía. La obra presenta a Elena de White como escritora y oradora, con su estilo, sus mensajes y su desarrollo. Se destaca la relación ineludible entre la autora y el movimiento adventista, con su doctrina, sus instituciones y su misión. Existe un examen del papel de la señora White como formadora de conceptos, con su contribución al desarrollo de principios prácticos sobre diversos temas, como educación, evangelización, organización eclesiástica y salud. Es central la discusión sobre la aplicación de los principios de interpretación y la utilización de los escritos inspirados. No falta una mirada a la relación entre los escritos de Elena de White y la Biblia. Se evalúan, finalmente, las críticas hechas al ministerio de Elena de White y se discute la relevancia actual de sus escritos. El libro de Herbert E. Douglass trata un tema relevante para el adventismo de hoy, sobre el que existen ideas e interpretaciones diversas, y se convierte en una fuente ineludible de reflexión. Es una obra de actualidad, consciente de las inquietudes existentes, que edifica su argumentación sobre los estudios anteriores en cuanto a la materia. La cantidad de informaciones y de referencias bibliográficas es evidencia de ello. Desde el Centro White, recomendamos efusivamente la lectura de este libro sobre el don de profecía. Es un estudio extenso, pero ameno, amplio y de fácil comprensión.
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El sentido de la reverencia - 1QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Febrero de 2005 El sentido de la reverencia - 1 ¿Qué enseña Elena de White acerca de la reverencia? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La reverencia tiene mucho que ver con nuestro concepto respecto de Dios y de las cosas sagradas. En los escritos de Elena de White encontramos la misma tensión que en las Escrituras: por un lado, habla de la trascendencia y la soberanía de Dios, invitando a un culto solemne, digno, ordenado y reverente. Por otro lado, destaca la presencia amorosa de Dios entre nosotros, animándonos al íntimo compañerismo con él y con los demás creyentes, en un culto caracterizado por la naturalidad, la espontaneidad y la alegría (C. Raymond Holmes, Sing a New Song!: Worship Renewal for Adventists Today [Berrien Springs, Michigan: Andrews University, 1984], pp. 163, 164). Los objetos de la reverencia Podemos extraer, de los escritos de Elena de White, ideas claras acerca de los destinatarios de la reverencia. 1. Reverencia para con la Palabra de Dios. Las Escrituras deben manejarse con sumo cuidado. “Debiéramos abrirlas con gran reverencia, y no en forma descuidada y desganada” (Alza tus ojos, p. 366). Particularmente delante de los niños y los jóvenes, la Palabra de Dios “debe ser tratada con respeto y reverencia” (Consejos para los maestros, p. 413). Se nos aconseja estudiar el libro sagrado “con reverencia y temor piadoso [...]” (Consejos sobre la salud, p. 366). Con humilde reconocimiento de nuestra incapacidad, “debemos abrir su Palabra con tanta reverencia como si entráramos en su presencia” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 309). Las Escrituras deben estudiarse con paciencia, reflexión y oración. Dejando de lado toda liviandad y frivolidad, se debe solicitar la iluminación del Espíritu Santo. “Hemos de abordar el estudio de la Biblia con reverencia, sintiendo que estamos en la presencia de Dios” (Mensajes para los jóvenes, p. 259; véase también Testimonios selectos, t. 4, p. 398). 2. Reverencia para con el nombre de Dios. Debemos ser cuidadosos al mencionar el nombre de Dios, incluso cuando oramos. “También se debería mostrar reverencia hacia el nombre de Dios. Nunca se debería pronunciar ese nombre con ligereza o indiferencia. Hasta en la oración se debería evitar su repetición frecuente o innecesaria” (La educación, p. 238). Se ofrecen algunos consejos prácticos. “Vi que el santo nombre de Dios debe usarse con reverencia y temor. Las palabras Dios Todopoderoso son expresadas juntas, y empleadas por algunos en oración de una manera descuidada y negligente, que le desagrada [...]. Dijo el ángel: ‘No las unáis; porque terrible es su nombre’ ” (Primeros escritos, p. 122). 3. Reverencia hacia la Ley de Dios. La mirada reverente de los querubines hacia el arca “representaba la reverencia con la cual la hueste celestial mira la Ley de Dios y su interés en el plan de redención” (Patriarcas y profetas, p. 360). Del mismo modo, los hijos obedientes de Dios han de mostrar “su estima y reverencia por su Ley pisoteada” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 31). Al observar el cuarto mandamiento, Cristo “manifestó reverencia hacia la institución que él mismo había dado” (Profetas y reyes, pp. 135, 136). 4. Reverencia para con la casa de Dios. Una buena ilustración de la enseñanza de Elena de White acerca de la reverencia en la iglesia es el capítulo “La conducta en la casa de Dios”, de Joyas de los testimonios, tomo 2, páginas 193 a 203. La autora muestra que un adecuado sentido de la grandeza, la santidad y el poder de Dios producirán la actitud correcta. “La humildad y la reverencia deben caracterizar el comportamiento de todos los que se allegan a la presencia de Dios. En el nombre de Jesús podemos acercarnos a él con confianza, pero no debemos hacerlo con la osadía de la presunción, como si el Señor estuviese al mismo nivel que nosotros” (Patriarcas y profetas, pp. 256, 257; véase también pp. 374, 375). Elena de White dejó recomendaciones concretas. Entre ellas, la del cuidado por el arreglo y la higiene personal. Exhorta a los creyentes a no ser descuidados en la manera de vestir, ni llevar al culto de adoración la misma ropa que se usa durante la semana (Mensajes selectos, t. 2, p. 540). Recomienda enfáticamente evitar toda conversación durante el sermón (Mensajes para los jóvenes, p. 264), así como las risas y los cuchicheos (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 194). Al término del culto, aconseja salir sin desorden ni conversación, y sin detenerse en los pasillos, porque la iglesia “es el lugar donde Dios se encuentra con su pueblo y lo bendice” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 196).
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El sentido de la reverencia - 2QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Marzo de 2005 El sentido de la reverencia - 2 ¿Qué enseña Elena de White acerca de la reverencia? Responde el Dr. Daniel O. Plenc 5. Reverencia hacia el culto y los ritos de la iglesia. Los consejos inspirados señalan que aun las reuniones dedicadas al canto “pueden ser dirigidas con reverencia acompañada de alegría, para que ejerzan buena influencia. Las bromas, la conversación ociosa y los chismes roban el beneficio a esos momentos” (Joyas de los testimonios, t. 1, p. 461). Los ángeles de Dios observan y toman nota cuando los jóvenes “tienen tan poca reverencia por la casa y el culto de Dios, que sostienen continua comunicación unos con otros durante el sermón” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 196). El bautismo y los demás ritos de la iglesia deben ejercer una influencia solemne, sagrada y elevadora. “Es necesario enseñar a nuestras iglesias a tener mayor respeto y reverencia por el sagrado servicio de Dios” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 395). Los pastores deben hablar con reverencia, no con gritos, sino con dulzura, fuerza y solemnidad (La voz: su educación y uso correcto, p. 202). “Todo el servicio debe ser dirigido con solemnidad y reverencia, como si fuese en la visible presencia del Maestro de las asambleas” (Ibíd., pp. 462, 463). 6. Reverencia para con los representantes de Dios. “Se debería mostrar reverencia hacia los representantes de Dios: pastores, maestros y padres llamados a hablar y actuar en su lugar. Dios es honrado por el respeto mostrado hacia ellos” (La educación, p. 239). Motivos para la reverencia Elena de White ofrece algunas razones por las que Dios es digno de adoración y reverencia. Afirma que la observancia del cuarto mandamiento “es la señal de su poder creador, y el testimonio de su derecho a recibir la reverencia y el homenaje de los hombres” (Cada día con Dios, p. 69). El sábado recuerda al Creador y conmemora su obra. “Estaba destinado a recordar siempre a los hombres que el Dios viviente es fuente de toda existencia, y objeto de reverencia y adoración” (El conflicto de los siglos, p. 58. Véase también p. 489). Otros atributos divinos son motivo para nuestra reverencia. “La verdadera reverencia hacia Dios es inspirada por un sentimiento de su grandeza infinita y de su presencia” (Obreros evangélicos, pp. 187, 188. Véase también La educación, p. 237). Educar para la reverencia La Señora White habla con insistencia y fuerza sobre la necesidad de enseñar la reverencia en el hogar. En esa primera escuela del niño, deben enseñarse “lecciones de respeto, obediencia, reverencia y dominio propio” (Conducción del niño, p. 17). Los padres han de asumir en esto un rol docente. “A todo niño se le debe enseñar a manifestar verdadera reverencia hacia Dios” (Profetas y reyes, p. 178). Los padres han de mostrar a los niños que “la verdadera reverencia se revela por la obediencia” (Consejos para los maestros, p. 86). Los niños educados para la reverencia y la gratitud traerán alegría a la familia, respeto y reverencia a la escuela y a la iglesia (Conducción del niño, pp. 136,137). La señora White se sentía alarmada por la conducta descuidada que muchos niños y jóvenes mostraban en la casa de Dios al leer, murmurar o reír durante el sermón, distrayendo a otros y ejerciendo una influencia negativa. Invita a tales jóvenes a no sentirse orgullosos por su indiferencia y descuido, sino a corregirse y mostrar dominio propio. “Practicad la reverencia hasta que se convierta en una parte de vosotros mismos” (Conducción del niño, pp. 518, 519). Cuando los padres conducen correctamente a su familia, “llevarán a la iglesia una influencia de orden y reverencia. Representarán los atributos de la misericordia y la justicia como si estuvieran mano a mano. Revelarán a sus hijos el carácter de Cristo. La ley de la bondad y del amor en sus labios no debilitará sus órdenes ni les quitará autoridad, y sus requerimientos no serán desobedecidos (Conducción del niño, p. 520). Se invita a elevar la norma delante de los hijos y a enseñarles “a tener la más alta reverencia por la casa de Dios” (Dios nos cuida, p. 60). La necesidad es generalizada, y el tema es imperativo. “Casi todos necesitan que se les enseñe a conducirse en la casa de Dios. Los padres no deben sólo enseñar, sino también ordenar a sus hijos que entren en el santuario con seriedad y reverencia” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 199). También a los nuevos creyentes se debe instruir en cuanto a la adoración y la reverencia verdaderas (Joyas de los testimonios, t. 2, pp. 202, 203). Por la eternidad Al llegar finalmente al Reino eterno de Dios, los creyentes seguirán creciendo en su adoración gozosa y reverente. “Y, a medida que los años de la eternidad transcurran, traerán consigo revelaciones más ricas y aún más gloriosas respecto de Dios y de Cristo. Así como el conocimiento es progresivo, también el amor, la reverencia y la dicha irán en aumento. Cuanto más sepan los hombres acerca de Dios, tanto más admirarán su carácter (El conflicto de los siglos, pp. 736, 737).
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Elena y Jaime, un matrimonio en dificultades"QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Abril de 2005 Elena y Jaime White, un matrimonio en dificultades ¿Es verdad que los esposos White tuvieron dificultades y que estuvieron a punto de divorciarse? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Elena Gould Harmon conoció a Jaime Springer White durante los viajes que realizó por el Estado de Maine y otros Estados vecinos en 1845, para compartir las primeras revelaciones de Dios. Jaime era, en ese entonces, un joven y ferviente predicador adventista. Elena y Jaime se casaron en Portland, Maine, el 30 de agosto de 1846 y tuvieron cuatro hijos: Henry Nichols (1847-1863), James Edson (1849-1928), William Clarence (1854-1937) y John Herbert (1860). Estos afectuosos y esforzados pioneros formaron un buen matrimonio que duró 35 años. Sin embargo, el Patrimonio White posee cartas que dan evidencias de algunas situaciones de tensión entre los esposos White. Se trata de las cartas 64 a 67 del año 1876. Hace pocos años, ese material fue publicado, con la debida presentación de su contexto histórico, en el libro Hijas de Dios: Mensajes especiales para la mujer (Nampa, Idaho: Publicaciones Interamericanas, 1999), pp. 280-296. El material aparece como Apéndice E, titulado “La relación entre Elena G. de White y su esposo”. Las cartas en cuestión se escribieron en un tiempo cuando la enfermedad alteró las emociones del pastor White. Algunos años antes de su muerte, Jaime sufrió repetidos derrames que cambiaron su personalidad. Sin poder hacer uso de un razonamiento claro, se sentía atacado y actuaba con dureza con su hijo Edson. Elena le pidió a su hijo tratar con ternura a “tu pobre padre, que está desgastado, sobrecargado y atormentado” (Manuscript Releases, t. 10, p. 29, 1871). En el año 1973, el Patrimonio White adquirió una colección de cartas dirigidas a Lucinda Hall, una de las más queridas amigas de Elena de White. Una pariente de Lucinda las había conservado durante muchos años. Entre las 2.000 cartas escritas entre 1860 y 1899 por dirigentes de la iglesia, había un conjunto de 48 cartas de Elena de White de las que no se tenía noticia. Algunas de ellas, escritas entre el 10 y el 17 de mayo de 1876, reflejaban algunas dificultades en la familia White. Eran cartas confidenciales de una amiga a otra. Un día, después de haber escrito su tercera carta, Elena lamentó haber compartido esos problemas con su amiga, y le pide que queme las cartas. Evidentemente, Lucinda no lo hizo, y la correspondencia llegó al conocimiento público. En sus cartas, Elena decía no haber perdido el amor por su esposo, pero había cosas que no podía explicar. Veía cambios en la personalidad de Jaime. Por efecto de los derrames, a veces era suspicaz, duro y exigente. En el mismo día de haber escrito la tercera carta a su amiga, también escribió a Jaime: “Me entristece haber dicho o escrito cosas que te afligieron. Perdóname, y en adelante seré mucho más cuidadosa de no comenzar temas que puedan molestarte e irritarte” (Manuscript Releases, t. 20, p. 23, 1876). Lamentablemente, el pastor White no pudo recuperarse plenamente; tenía días buenos y otros de depresión. En la primera carta, confesaba Elena: “Temo los cambios de genio de Jaime; sus fuertes emociones, sus censuras y la forma en que me juzga” (Carta 64, 10 de mayo de 1876). En una carta a su esposo, decía Elena: “No reclamo para mí la infalibilidad, ni siquiera la perfección de un carácter cristiano. No estoy libre de errores y defectos en mi vida” (Manuscript Releases, t. 20, p. 23, 1876). Durante el tiempo en que fueron escritas estas cartas, los esposo White realizaron su trabajo separados, y Elena, por el momento, no creyó conveniente viajar y unirse a su esposo en el este. Sin embargo, pocos días después, Elena de White cambió de planes, y viajó para acompañar a su esposo. En armonía, realizaron congresos, viajaron a Battle Creek y continuaron trabajando juntos en California. Tiempo después, Elena escribió que su esposo se mostraba “paciente, tierno y bondadoso” (Manuscript Releases, t. 10, pp. 36, 37, 1877). Los momentos de bonanza retornaron al hogar de los White. Escribió, Elena, a su hijo Edson: “Papá está bien; se encuentra alegre y feliz. Es muy amable y tierno conmigo, y piensa en mi comodidad. Está muy activo” (Carta 3, 1879). Una semana más tarde, expresaba: “No sé si alguna vez hemos disfrutado de la sociedad mutua como lo hacemos ahora” (Carta 5, 1879). En una carta a su hijo William y a su nuera Mary, brindó la siguiente descripción: “Hemos tenido un invierno placentero y armonioso como nunca lo hemos disfrutado en nuestra vida” (Carta 18, 1879). Finalmente, Jaime White murió el 6 de agosto de 1881. En sus cartas posteriores, Elena manifestaba cuánto lo echaba de menos. Recordó, después de la muerte de Jaime: “Aunque él ha muerto, siento que es el mejor hombre que jamás haya vivido en esta tierra” (Documento del Centro White, File 733-c). Las dificultades y limitaciones de los hombres de Dios no deben sorprendernos. Por el contrario, su lucha por sobreponerse a sus imperfecciones es un estímulo para todos aquéllos que enfrentan desafíos similares.
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Los niños y los discapacitados mentalesQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Mayo de 2005 Los niños y los discapacitados mentales ¿Escribió algo Elena de White acerca de la salvación de aquéllos que mueren a corta edad o de los discapacitados mentales? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Son muy pocas las declaraciones de Elena de White acerca de la suerte de personas que mueren en su niñez o que sufren alguna discapacidad mental. El Manuscrito 26 de 1885 contiene ideas esclarecedoras acerca de la salvación de los niños. Algunos de los conceptos principales son los siguientes: “Tuve algunas conversaciones con el pastor (J. G.) Matteson con respecto a si los niños de los padres incrédulos se salvarían. Relaté que una hermana me había hecho esta pregunta con gran preocupación, y me había declarado que algunos le habían dicho que los hijitos de los incrédulos se perderían. “Debemos considerar ésta como una de las preguntas acerca de las cuales no estamos en libertad de tomar una posición o expresar una opinión, por la simple razón de que Dios no nos ha hablado definidamente acerca de este asunto en su Palabra. Si él hubiera pensado que es esencial que lo supiéramos, nos hubiera hablado con claridad del asunto. “Las cosas que él ha revelado son para nosotros y para nuestros hijos. Hay cosas que no entendemos ahora. Ignoramos muchas cosas que son claramente reveladas. Cuando se agoten estos asuntos que se relacionan estrechamente con nuestro bienestar eterno, habrá suficiente tiempo para considerar puntos acerca de los cuales hay personas que han expresado una innecesaria perplejidad. “Sé que algunos ponían en duda aun si los hijitos de los padres creyentes se salvarían, porque ellos [los hijos] no han tenido ninguna prueba del carácter, ya que todos deben pasar por esa prueba para que se evalúe su carácter sobre la base de las pruebas. Se hace la pregunta: ‘¿Cómo pueden los niñitos pasar por esa prueba para ser examinados?’ Contesto que la fe de los padres creyentes cubre a los niños, como cuando Dios envió sus juicios sobre los primogénitos de Egipto [...] “Algunos padres permiten que Satanás controle a sus hijos, y éstos no son reprendidos, sino que se les permite tener un temperamento malvado, ser soberbios, egoístas y desobedientes. Si ellos murieran, estos niños no serían llevados al cielo. La conducta de los padres determina el bienestar futuro de sus hijos. Si les dejan ser desobedientes y rebeldes, le están permitiendo a Satanás hacerse cargo de ellos, y actuar por su intermedio como le agrade a su majestad satánica, y estos niños, nunca educados para obedecer y para desarrollar en ellos los rasgos amables de carácter, no serán llevados al cielo, porque se revelarían en ellos el mismo carácter y la misma disposición aquí evidenciada. “Le dije al Hno. Matteson: ‘No podemos decir si todos los hijos de padres incrédulos serán salvados, porque Dios no nos ha dado a conocer su propósito con respecto a este asunto, y haríamos mejor en dejar este asunto donde Dios lo ha dejado, para meditar en los temas que nos fueron aclarados en su Palabra’. “Éste es un tema sumamente delicado. Muchos padres incrédulos manejan a sus hijos con mayor sabiduría que muchos de los que pretenden ser hijos de Dios” (Mensajes selectos, t. 3, pp. 358-361). En la carta 196 de 1899, la Sra. White trata de consolar a una señora que había perdido un hijo. Comparte su propia experiencia de haber sepultado a dos de sus hijos y a su esposo. Responde a su pregunta acerca de la salvación de su hijito con las palabras de Lucas 18:16 y la profecía de Jeremías 31:15 al 17 (Mensajes selectos, t. 2, p. 296). En The Youth´s Instructor [El instructor de la juventud] registró estas hermosas palabras: “Cuando los niñitos salen inmortalizados de sus lechos polvorientos, inmediatamente vuelan hacia los brazos de sus madres. Se reúnen para nunca más separarse. Pero muchos niñitos no tienen madres allí. [...] Los ángeles reciben a los niños sin madres y los conducen hacia el árbol de la vida. Jesús coloca el dorado anillo de luz, la corona, sobre sus cabecitas” (Conducción del niño, p. 297). Con respecto a los enfermos mentales, no hay mucha instrucción en los escritos de Elena de White. En la mayoría de los casos, la autora se refiere a las causas de ciertos disturbios mentales, pero no especula respecto de su salvación o su inserción en la vida de la iglesia. En 1893, escribió a una tal señora Brown acerca de la condición de “A” y “B”, que padecían cierta alteración mental. Le refiere algunas palabras de consuelo y esperanza: “A y B siempre serán niños, pero serán restaurados por el poder del gran Restaurador, cuando lo mortal sea vestido de inmortalidad. Todas las marcas tristes serán borradas. [...] “Con respecto al caso de A, usted lo ve como es ahora, y deplora su simplicidad. No tiene conciencia de pecado. La gracia de Dios quitará toda esta imbecilidad hereditaria, transmitida, y él tendrá una herencia entre los santos en luz. Dios le ha dado a usted uso de razón. A es un niño en cuanto a la capacidad de razonamiento se refiere, tiene la sumisión y la obediencia de un niño” (Letter 1, 1893, Manuscript Releases, t. 8, pp. 209, 210, traducido parcialmente en Eventos de los últimos días, pp. 297, 298).
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Supuestas citas de Elena G. de WhiteQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Julio de 2005 Supuestas citas de Elena de White He oído de una cita atribuida a Elena de White acerca de la intercesión final de Jesús por los hijos descarriados. ¿Qué es lo que realmente se escribió acerca de este tema? Responde el Pr. Roberto O. Gullón De tanto en tanto, circulan en nuestro medio supuestas citas del espíritu de profecía sobre los más variados asuntos. Eso mismo sucede también con algunas aparentes citas bíblicas. A veces, los que retransmiten esas citas mencionan incluso la referencia. El problema es que cuando uno va a la referencia indicada, encuentra que la cita no existe. Desde hace un tiempo, circula una cita atribuida al espíritu de profecía, que suena muy hermosa, que dice: “La última obra de mediación de Cristo, antes de quitarse sus vestiduras sacerdotales, será la de presentar las oraciones de los padres en favor de sus hijos. Vi que envió un poderoso ángel, y millones de hijos, recordando lo que aprendieron en su niñez, retornaron al redil antes del cierre de la gracia”. Al analizar esa supuesta cita descubrimos que, si fuera cierta, supondría cierta discriminación por parte de Dios, porque sólo serían “beneficiados” los hijos que estuvieran vivos en el momento de la “última obra de mediación de Cristo” (a menos, claro está, que los muertos tengan una segunda oportunidad, cosa que nosotros negamos). La pregunta que un padre o una madre legítimamente podría hacer, es: “Señor ¿por qué ellos sí, y mis hijos descarriados que murieron antes de esa última obra de mediación de Cristo, no?” Además, ¿cómo saber o determinar cuándo se produce la “última obra de mediación de Cristo”? ¿Por qué Jesús va a presentar las oraciones de los padres en favor de los hijos recién en la “última obra de mediación”, y no las presenta antes? Y, si también las presenta antes, si las presenta constantemente, como en efecto sucede, ¿no es esa presentación tan buena, poderosa y eficaz como la última? A juzgar por los maravillosos comentarios y el éxtasis de las personas que me mencionaron dicha cita, pareciera que transmite subliminalmente un elemento un tanto mágico. En efecto, a las madres que la leen les parece que, gracias al “poderoso ángel”, sus hijos se salvarán casi automáticamente, independientemente de la reacción de ellos. Pero, debemos recordar que nuestra teología incluye el hecho de que Dios no puede salvarnos sin “nuestra complicidad”, sin nuestra aceptación del sacrificio expiatorio. “El Espíritu y la Esposa dice: Ven [...] y el que quiera tome del agua de la vida gratuitamente” (Apoc. 22:17). “Venid a mí [...] llevad mi yugo, y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mat. 11:28). Algunos piensan que, a pesar de que esa cita no fue escrita por Elena White, su contenido puede coincidir con lo presentado por ella en otros escritos, porque tiene un mensaje alentador para quienes tienen hijos descarriados. Pero, como hemos visto, su contenido no coincide con los escritos del espíritu de profecía. Todo el pensamiento bíblico, con el que coincide Elena de White, es que el Espíritu puede volver a tocar a los que se apartaron de la iglesia, puede volver a llamarlos si alguien ora por ellos, y si (siempre “si”) el que se apartó responde afirmativamente al llamado del Espíritu. Por supuesto, podemos ahora echar mano de la oración intercesora. Mientras esos hijos apartados estén todavía vivos, los padres, los familiares o cualquier amigo pueden orar intercediendo para que el Espíritu vuelva a tocar al descarriado. Y Dios, por amor al que oró intercesoriamente, vuelve a tocar el corazón del que se apartó. Lo que sí dice la Sra. White es que, cuando resuene el Fuerte Pregón, muchos apóstatas regresarán. Eso menciona en El evangelismo, página 502: “Cuando realmente se desate la tormenta de la persecución [...] las verdaderas ovejas oirán la voz del verdadero pastor [...] y muchos que se han descarriado del redil volverán de nuevo a seguir al gran Pastor”. Habla también del gozo que tendrán los padres en aquel día, al ver a sus hijos salvados: “Con gozo inenarrable, los padres ven la corona, el manto, el arpa que son dados a sus hijos. Han terminado los días de espera y de temor. La semilla sembrada con lágrimas y oraciones pudo haber parecido ser sembrada en vano, pero la cosecha es recogida al fin con gozo. Sus hijos han sido redimidos” (Conducción del niño, p. 539). ¿Cuál es la obra de los padres? “Cuando los padres manifiesten tal interés por sus hijos como Dios desea que tengan, escuchará sus oraciones y trabajará con sus esfuerzos; pero Dios no se propone hacer la obra que ha encomendado a los padres” (Conducción del niño, p. 158). Las oraciones y las lágrimas valen la pena: “Cuesta algo el llevar a los hijos por los caminos de Dios. Cuesta las lágrimas de una madre y las oraciones de un padre. Requiere incansables esfuerzos de enseñanza paciente, un poco aquí y otro poco allá. Pero esta obra recompensa” (Conducción del niño, pp. 452, 453).
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Confianza en el espíritu de profecíaQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Agosto de 2005 Confianza en el espíritu de profecía ¿Confía la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el don de profecía? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Desde la organización de la Asociación General (AG) en 1863, la IASD ha expresado muchas veces su confianza en lo que suele denominarse “el espíritu de profecía”. El Congreso de la AG de 1870, celebrado en Battle Creek, acordó un enérgico apoyo a la obra de Elena de White. Se resolvió, entre otras cosas: “Que reconocemos la sabiduría de Dios en los ‘Testimonios para la iglesia’, y que es peligroso y destructivo hacer caso omiso o descuidar sus instrucciones; y confesamos nuestra debilidad e incapacidad para llevar adelante sin su ayuda esta obra sagrada [de modo que goce de] la aceptación divina” (Review and Herald, 22 de marzo de 1870). Otro congreso de la AG, celebrado en 1873, votó: “Que está aumentando nuestra confianza en el don del espíritu de profecía que Dios ha colocado tan misericordiosamente en el mensaje del tercer ángel [...]” (Review and Herald, 25 de noviembre de 1873). Una nueva sesión de la AG resolvió, en 1882: “Expresamos nuestra confianza cabal en los Testimonios que han sido dados tan generosamente a este pueblo, que han guiado nuestros caminos y corregido nuestros errores, desde el surgimiento del mensaje del tercer ángel hasta el momento presente [...]” (Review and Herald, 26 de diciembre de 1882). Más recientemente, el Congreso de la AG realizado en Utrecht, Holanda, aprobó y votó, el 30 de junio de 1995, una significativa declaración al respecto. Se transcribe a continuación el texto del documento que expresa el consenso de los delegados. “Nosotros, los delegados reunidos en Utrecht para celebrar el 56º Congreso de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, alabamos y agradecemos a Dios por el gracioso don [esto es, don proveniente de la gracia] del espíritu de profecía. “En Apocalipsis 12, Juan el Revelador identifica a la iglesia en los últimos días como ‘el remanente’, ‘el resto’ [...] ‘los que guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo’ (vers. 17). Creemos que, en este breve cuadro profético, el Revelador está describiendo a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que no sólo guarda ‘los mandamientos de Dios’, sino también tiene ‘el testimonio de Jesucristo’, que es ‘el espíritu de la profecía’ (Apoc. 19:10). “En la vida y el ministerio de Elena de White (1827-1915) vemos cumplida la promesa de Dios de proveer y otorgar a la iglesia remanente el ‘espíritu de profecía’. Aunque Elena de White nunca reclamó para sí el título de ‘profeta’, creemos que hizo la obra de un profeta, y más que un profeta. Ella dijo: ‘Mi misión abarca la obra de un profeta, pero no termina allí’ (Mensajes selectos, t. 1, p. 40). ‘Si otros me llaman así [profetisa], no lo discuto’ (Ibíd., p. 39); ‘Mi obra incluye mucho más de lo que significa ese nombre. Me considero a mí misma como una mensajera, a quien el Señor le ha confiado mensajes para su pueblo’ (Ibíd., p. 40). “La misión principal de Elena de White fue dirigir la atención hacia las Sagradas Escrituras. Ella escribió: ‘Poco caso se hace a la Biblia, y el Señor ha dado una luz menor para guiar a los hombres y las mujeres a la luz mayor’ (El colportor evangélico, p. 174). Ella creía que, aunque sus escritos eran una ‘luz menor’, eran luz; y que la fuente de esa luz era Dios. “Como adventistas, creemos que ‘en su Palabra Dios comunicó a los hombres el conocimiento necesario para la salvación. Las Santas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como revelación infalible de su voluntad. Constituyen la regla del carácter, nos revelan doctrinas y son la piedra de toque de la experiencia religiosa’ (El conflicto de los siglos, p. 9). Aunque consideramos que el canon bíblico está cerrado, creemos también, como creyeron los contemporáneos de Elena de White, que sus escritos tienen autoridad divina, tanto en lo que se refiere a la vida cristiana como a la doctrina. Por lo tanto, “Recomendamos que (1) busquemos, como iglesia, el poder del Espíritu Santo para aplicar más plenamente a nuestras vidas el consejo inspirado contenido en los escritos de Elena de White, y (2) que incrementemos los esfuerzos por publicar y hacer circular estos escritos alrededor del mundo”. ……………………………………… Por otra parte durante las reuniones del 60º Congreso de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, que se llevó a cabo en julio de 2015 en la ciudad de San Antonio, en los Estados Unidos, los delegados votaron una declaración en la que reafirman la confianza de la denominación en el ministerio profético de Elena de White. La declaración expresa: Aprobar la Declaración de Confianza en los Escritos de Elena de White, que dice lo siguiente: Como delegados ante el Congreso Mundial de la Asociación General 2015 en San Antonio, Texas, expresamos nuestra profunda gratitud a Dios por la presencia continua de varios dones espirituales en su pueblo (1 Cor. 12:4-11; Efe. 4:11-14), y particularmente por la orientación que hemos recibido por medio de la vida y del ministerio de Elena de White (1827-1915). En el centenario de su fallecimiento, nos alegramos porque sus escritos han sido puestos a disposición en todo el mundo en muchos idiomas y en diversos formatos impresos y electrónicos. Reafirmamos nuestra convicción de que sus escritos son inspirados por Dios, verdaderamente centrados en Cristo, y basados en la Biblia. En lugar de reemplazar a la Biblia, elevan el carácter normativo de la Escritura y corrigen interpretaciones inexactas de ella derivadas de la tradición, la razón humana, la experiencia personal y la cultura moderna. Nos comprometemos a estudiar los escritos de Elena de White sinceramente y con corazones dispuestos a seguir los consejos y las instrucciones que encontremos allí. Ya sea individualmente, en la familia, en grupos pequeños, en el aula o en la iglesia, el estudio combinado de la Biblia y los escritos de Elena de White provee una experiencia transformadora y que aumenta la fe. Animamos el desarrollo continuo de estrategias mundiales y locales para fomentar la circulación de sus escritos dentro y fuera de la iglesia. El estudio de estos escritos es un medio poderoso para fortalecer y preparar al pueblo de Dios para la aparición gloriosa de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
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El último testamento de Elena G. de WhiteQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Septiembre de 2005 El último testamento de Elena de White ¿Qué contiene el testamento de Elena de White? ¿Tiene alguna importancia para la iglesia de hoy? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Elena de White firmó su testamento definitivo el 9 de febrero de 1912, a los 84 años de edad, mientras residía en el Sanatorio de St. Helena, Condado de Napa, en California, Estados Unidos. Su mente estaba sana y su memoria intacta, para expresar con libertad su última voluntad. Pidió, en primer lugar, que su cuerpo fuera inhumado con los servicios propios de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, sin ceremonia indebida u ostentación. Dispuso luego que, tan pronto como fuera posible, se pagaran los gastos de su última enfermedad y del funeral. Legó a su hijo James Edson White, que en ese tiempo residía en Michigan, la suma de tres mil dólares. A su hijo William C. White, residente en el Sanatorio de St. Helena, California, dio, entre otras cosas, todos sus derechos de autor sobre una serie de libros y su biblioteca personal. Designó, entonces, como fideicomisarios a William C. White, Clarence C. Crisler, Charles H. Jones, Arthur G. Daniells y Frank M. Wilcox, a los que donó sus bienes raíces, animales y herramientas de la granja, pagarés, sus derechos de autor sobre cierta cantidad de publicaciones, su archivo de manuscritos, el mobiliario y la biblioteca de su oficina. Los fideicomisarios debían utilizar parte de los ingresos para pagar a los acreedores, hasta que toda deuda se hubiera cancelado totalmente. El saldo de los ingresos netos debía usarse para el mejoramiento de los libros y los manuscritos a ellos confiados, para conseguir e imprimir nuevas traducciones, para imprimir compilaciones basadas en sus manuscritos, para la obra misionera de la iglesia, para apoyar a las escuelas misioneras y para pagar ciertas sumas a varios familiares, amigos y ayudantes. Dejó los muebles de su casa, platos, alfombras, cuadros, fotografías y ropa a sus hijos James Edson White y William C. White. Elena de White hizo provisión para que, cuando se produjera una vacante entre los fideicomisarios, por cualquier razón, la mayoría de los fideicomisarios sobrevivientes o restantes cubrieran dicha vacante nombrando a otra persona idónea; y si no se ponían de acuerdo, el nombramiento sería realizado por el Comité Ejecutivo de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. Los nuevos fideicomisarios tendrían las mismas facultades que los fideicomisarios originales. El testamento de Elena de White es más que una curiosidad histórica. Refleja, más bien, las inquietudes que habían llenado su mente en sus últimos años. Varias veces, durante ese tiempo dorado, había confiado al pastor Arthur G. Daniells (1858-1935), entonces presidente de la Asociación General, su preocupación acerca del futuro de sus escritos. Deseaba que sus libros publicados continuaran circulando y que se hiciera un uso correcto de sus manuscritos no publicados. El pastor Daniells no logró calmar su ansiedad al asegurarle que en su momento se tomarían las medidas necesarias. Temía que los dirigentes, ocupados en la administración de la iglesia, no prestarían atención a la tarea de difundir sus escritos, y que la mayoría no se daría cuenta de la necesidad de publicar los manuscritos inéditos. El futuro uso acertado de sus escritos fue una carga que estuvo durante años en el corazón de la Sra. White. Finalmente, tomó la decisión y nombró personalmente a los fideicomisarios, para que cumplieran con las responsabilidades asignadas. Con la colaboración de las casas editoras adventistas, los dirigentes de la denominación, y los pastores y los líderes laicos en general, esta obra, iniciada a la muerte de Elena de White en 1915, ha continuado extendiéndose con éxito. El pueblo adventista, en general, sigue teniendo interés en conocer la tarea que la Sra. White encomendó a los fideicomisarios. Más allá de cualquier otra consideración, el testamento de Elena de White da sustento a la obra del Patrimonio White en favor de la difusión mundial de la obra publicada de la autora y de los manuscritos que, en forma de artículos y compilaciones, siguen saliendo a luz para bendición de la iglesia.
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El Espíritu Santo: Una persona divinaQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Noviembre de 2005 El Espíritu Santo: una Persona divina ¿Qué revelaciones recibió Elena de White acerca de la personalidad y la divinidad del Espíritu Santo? Responde el Dr. Daniel Plenc Elena de White evita el término “Trinidad”, pero utiliza expresiones que aluden a las tres Personas de la Deidad, como “el trío celestial”, “los tres grandes dignatarios del cielo” o “los tres poderes más elevados del cielo”. Parece evidente que creía en la existencia de tres personas divinas, incluyendo al Espíritu Santo. De cualquier manera, la Sra. White nos invita a ser cuidadosos en nuestra expresión respecto de la naturaleza del Espíritu: “No es esencial para nosotros ser capaces de definir con precisión qué es el Espíritu Santo” (Los hechos de los apóstoles, p. 42). “La naturaleza del Espíritu Santo es un misterio. Los hombres no pueden explicarla, porque el Señor no se las ha revelado” (Ibíd., p. 43). La autora prefiere detenerse en la obra del Espíritu. “El Espíritu Santo se da como agente regenerador, para hacer efectiva la salvación obrada por la muerte de nuestro Redentor. El Espíritu Santo está tratando constantemente de llamar la atención de los hombres a la gran ofrenda hecha en la cruz del Calvario, de exponer al mundo el amor de Dios y abrir al alma arrepentida las cosas preciosas de las Escrituras”. “Después de convencer de pecado y de presentar ante la mente la norma de justicia, el Espíritu Santo quita los afectos de las cosas de esta tierra, y llena el alma con un deseo de santidad” (Ibíd.). Pero el Espíritu Santo es más que una fuerza sobrenatural, o una energía celestial: es una Persona divina, al igual que el Padre y el Hijo. “El Consolador que Cristo prometió enviar después de ascender al cielo es el Espíritu en toda la plenitud de la Divinidad, poniendo de manifiesto el poder de la gracia divina a todos los que reciben a Cristo y creen en él como un Salvador personal. Hay tres Personas vivientes en el trío celestial; en el nombre de estos tres grandes Poderes –el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo– son bautizados los que reciben a Cristo mediante la fe, y esos Poderes colaborarán con los súbditos obedientes del Cielo en sus esfuerzos por vivir la nueva vida en Cristo [Special Testimonies, Serie B, Nº 7, pp. 62, 63. Año 1905]” (El evangelismo, p. 446). “Los eternos dignatarios celestiales –Dios, Cristo y el Espíritu Santo– armándolos [a los discípulos] con algo más que una mera energía mortal [...] avanzaron con ellos para llevar a cabo la obra y convencer de pecado al mundo [Manuscrito 145, 1901]” (Ibíd., p. 447). La persona divina del Espíritu Santo no debe confundirse con la persona del Padre o la persona del Hijo. En un discurso dado a los alumnos del Colegio de Avondale, Australia, Elena de White amonestó: “Necesitamos comprender que el Espíritu Santo, que es una persona así como Dios es persona, anda en estos terrenos [Manuscrito 66, 1899]” (Ibíd., p. 447). La autora habría de insistir en esta idea, llamando al Espíritu Santo “la tercera persona de la Divinidad”. “El Espíritu Santo es una persona, porque testifica en nuestros espíritus que somos hijos de Dios [...]. El Espíritu Santo tiene una personalidad; de lo contrario, no podría dar testimonio a nuestros espíritus y con nuestros espíritus de que somos hijos de Dios. Debe ser una persona divina, además, porque, en caso contrario, no podría escudriñar los secretos que están ocultos en la mente de Dios [Manuscrito 20, 1906]” (Ibíd., pp. 447, 448). “El príncipe del poder del mal puede ser mantenido en jaque únicamente por el poder de Dios en la tercera persona de la Divinidad, el Espíritu Santo [Special Testimonies, Serie A, Nº 10, p. 37. Año 1897]" (Ibíd., p. 448). “Debemos cooperar con los tres poderes más elevados del cielo: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y estos poderes trabajarán mediante nosotros convirtiéndonos en obreros juntamente con Dios [Special Testimonies, Serie B, Nº 7, p. 51. Año 1905]” (Ibíd., p. 448). “Cuando os entregasteis a Cristo, hicisteis una promesa en la presencia del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: los tres grandes Dignatarios personales del cielo” (Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 401). “El pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino” (El Deseado de todas las gentes, p. 625).
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La historia de "El conflicto de los siglos""QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Diciembre de 2005 La historia del libro El conflicto de los siglos ¿Cómo se escribió El conflicto de los siglos? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La historia de El conflicto de los siglos abarca entre cinco y seis décadas del ministerio de Elena de White, y es una crónica llena de interés para el pueblo de Dios de estos tiempos. La señora de White recibió la “visión del Gran Conflicto” durante una reunión realizada el 14 de marzo de 1858 en Lovett’s Grove, Ohio, EE.UU. La visión, de dos horas, incluyó importantes revelaciones como: la rebelión de Lucifer en el cielo, la caída del hombre y el plan de salvación, el ministerio y el sacrificio de Cristo, la iglesia apostólica y la obra de los apóstoles, la gran apostasía, la Reforma del siglo XVI, el movimiento adventista, los mensajes de los tres ángeles, la restauración de la verdad, el Segundo Advenimiento, el milenio y la erradicación final del pecado. Acerca de esa experiencia, escribió: “En esta visión que tuve en Lovett’s Grove, la mayor parte del tema del Gran Conflicto que había visto diez años antes me fue repetida, y se me mostró que debía escribirla. Que debía contender con los poderes de las tinieblas, porque Satanás haría vigorosos esfuerzos para estorbarme; pero que los ángeles de Dios no me abandonarían en el conflicto y que debía poner mi confianza en Dios” (Spiritual Gifts, t. 2, p. 270). La oposición diabólica a su propósito de escribir sobre este tema se manifestó muy pronto. En su viaje de regreso a Michigan, los White se detuvieron en casa del Hno. Palmer. Mientras Elena conversaba con la señora Palmer, sintió que la lengua se le paralizaba. Una extraña sensación de frío pasó de su corazón a su cabeza y se extendió a su costado derecho. Por un tiempo estuvo insensible e inconsciente, hasta que fue despertada por la ferviente oración de los presentes. Al tratar de caminar, se encontró con que tenía la pierna y el brazo izquierdos completamente paralizados. Por un corto tiempo pensó que había llegado su fin (ver: Spiritual Gifts, t. 2, p. 271). En esa lamentable condición comenzó a escribir la visión, y unos seis meses después el librito de 219 páginas estaba listo para ser compartido con el público bajo el título de Dones espirituales [Spirituals Gifts], tomo 1, “La gran controversia entre Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles” (en la actualidad, este volumen forma parte del libro Primeros escritos). En visiones sucesivas, la historia de la Gran Controversia fue presentada en mayores detalles, y entre 1870 Y 1880 la Sra. White preparó los cuatro tomos de Spirit of Prophecy [Espíritu de profecía], que más tarde fueron ampliados en la serie de El gran Conflicto: Patriarcas y profetas (1890), Profetas y reyes (1915), El Deseado de todas las gentes (1898), Los hechos de los apóstoles (1911) y El conflicto de los siglos (1888), con un total de más de tres mil quinientas páginas. El tomo 4 de Spirit of Prophecy, que sería luego El conflicto de los siglos, salió de la prensa en 1884. Tuvo mucha aceptación, primero entre los adventistas y luego entre el público en general, de modo que durante los cuatro primeros años se imprimieron y vendieron diez ediciones, con un total de cincuenta mil ejemplares. Este volumen fue el primer libro de Elena de White que los colportores distribuyeron. Ante esta nueva perspectiva, la obra fue corregida y ampliada en la edición de 1888 de El conflicto de los siglos. Ya no estaría restringida a lectores adventistas de Norteamérica sino a un público más diverso y amplio. Se aumentaron algunas secciones y se eliminaron otros materiales que despertarían oposición innecesaria. Elena preparó también una introducción a esta edición, explicando el propósito del libro y el uso que ella hizo de otros autores, principalmente historiadores de la Reforma. Veinte años después, la autora decidió hacer una última edición, que estuvo lista en 1911. Se revisaron referencias históricas y se agregaron materiales. El resultado fue muy satisfactorio. En una carta a F. M. Wilcox, escribió Elena de White: “Mientras escribía el manuscrito de El conflicto de los siglos, estaba a menudo consciente de la presencia de los ángeles de Dios. Y muchas veces las escenas sobre las que estaba escribiendo me eran presentadas de nuevo en visiones de la noche, de modo que estaban frescas y vívidas en mi mente [...]. He examinado cuidadosamente estos cambios, y los he aprobado. Estoy agradecida porque se me ha conservado la vida, y que tengo claridad de mente para éste y otros trabajos literarios”. El capítulo 13 de la edición en español, titulado “El despertar en España”, fue preparado por C. C. Crisler y H. H. Hall, y se añadió al libro con aprobación de la Sra. White.
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Elena G. de White y sudamérica - 1QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECIA - Enero de 2006 Elena de White y Sudamérica En los escritos de Elena de White existen abundantes referencias a Norteamérica, Europa y Australia; ¿dijo algo sobre Sudamérica, o se relacionó de alguna manera con estas tierras? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La siguiente es solo una respuesta tentativa y provisoria, a la espera de nuevos datos, provenientes tal vez de los mismos lectores de la Revista Adventista. Era natural que la autora, oriunda de Norteamérica, hiciera alusión a su país con sus ciudades, y a los lugares más conocidos de Europa y Australia. Esos fueron los lugares donde vivió y desarrolló su ministerio (Europa, entre 1885 y 1887, y Australia, entre 1891 y 1900). La obra adventista en Sudamérica estaba dando sus primeros pasos en los años durante los cuales la Sra. White sirvió en Australia y a lo largo de su última residencia en California. El primer misionero laico, Jorge Riffel, regresa a Entre Ríos, Rep. Argentina, en 1890 desde los Estados Unidos; y el primer pastor, Frank H. Westphal, organiza la primera iglesia de la División Sudamericana en Crespo Campo, Entre Ríos, en 1894. Westphal describe bien a América del Sur con el mismo título de su libro de 1927: Pioneering in the Neglected Continent [Comienzos de la obra en el continente descuidado], del que se publicarán extractos a partir de este número de la Revista adventista). El primer contacto entre el ministerio de Elena de White y la obra en Sudamérica se dio seguramente por medio de las publicaciones. En todos los países sudamericanos, con excepción del Perú, la predicación adventista se inició por medio de publicaciones. En 1891 arribaron a los países del Plata tres colportores norteamericanos, Elwin W. Snyder, Clair A. Nowlin y Albert B. Stauffer, con libros en inglés, alemán y francés, entre ellos El conflicto de los siglos, cuya lectura ganó al primer colportor surgido en el continente, Lionel Brooking. Apellidos pioneros del adventismo en las repúblicas de Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y otros lugares, como Mangold, Kalbermatter, Gerber, Hugo, Ocampo y Stein, también tuvieron su primer contacto con el mensaje adventista por medio del libro El conflicto de los siglos. El museo del Centro de Investigación White en la Argentina exhibe uno de los quinientos ejemplares del libro Lecciones prácticas del Gran Maestro en alemán, donados en 1902 por la Comisión de Asistencia a Colegios, dependiente de la Asociación General, para ayudar económicamente al Colegio Adventista del Plata, aunque no puede probarse que el envío se haya producido por iniciativa directa de su autora. Otras instituciones educativas sudamericanas habían recibido partidas similares. Libros como El camino a Cristo, El conflicto de los siglos, Patriarcas y profetas, Vida de Jesús, etc., fueron distribuidos por los primeros colportores sudamericanos. Frederick W. Bishop y Thomas H. Davis llegaron a la República de Chile en 1894 y distribuyeron ampliamente los libros de Elena de White. La mensajera del Señor escribió muy poco sobre Sudamérica. Lo hizo una vez para destacar la contribución de Manuel Lacunza (1731-1801) a la difusión de la esperanza del advenimiento: “En América del Sur, en medio de la barbarie y de las supercherías de los ministros de la religión, el jesuita chileno Lacunza se abrió camino hasta las Sagradas Escrituras y allí encontró la verdad de la próxima vuelta de Cristo. Impelido a dar el aviso, pero deseando no obstante librarse de la censura de Roma, publicó sus opiniones bajo el seudónimo de ‘Rabbí Ben-Ezra’, dándose por judío convertido. Lacunza vivió en el siglo XVIII, pero fue tan solo hacia 1825 cuando su libro fue traducido al inglés en Londres. Su publicación contribuyó a aumentar el interés que se estaba despertando ya en Inglaterra por la cuestión del Segundo Advenimiento” (El conflicto de los siglos, p. 412). La siguiente declaración, publicada en 1916, es tal vez la mejor conocida sobre América del Sur y otros lugares que permanecían como desafíos: “Entre los habitantes de la tierra, hay, dispersos en todo país, quienes no han doblado la rodilla ante Baal. Como las estrellas del cielo, que solo se ven de noche, estos fieles brillarán cuando las tinieblas cubran la tierra y densa oscuridad los pueblos. En la pagana África, en las tierras católicas de Europa y de Sudamérica, en la China, en la India, en las islas del mar y en todos los rincones oscuros de la tierra, Dios tiene en reserva un firmamento de escogidos que brillarán en medio de las tinieblas para demostrar claramente a un mundo apóstata el poder transformador que tiene la obediencia a su Ley. Ahora mismo se están revelando en toda nación, entre toda lengua y pueblo; y en la hora de la más profunda apostasía, cuando se esté realizando el supremo esfuerzo de Satanás [...] estos fieles [...] resplandecerán como ‘luminares en el mundo’ (Fil. 2:15). Cuanto más oscura sea la noche, mayor será el esplendor con que brillarán” (Profetas y reyes, pp. 140, 141).
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Elena G. de White y sudamércia - 2QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECIA - Febrero de 2006 Elena de White y Sudamérica - II En los escritos de Elena de White existen abundantes referencias a Norteamérica, Europa y Australia; ¿dijo algo sobre Sudamérica, o se relacionó de alguna manera con estas tierras? Responde EL Dr. Daniel O. Plenc Es posible que Elena de White se haya referido a Sudamérica en alguno de sus discursos o que personas de estas tierras la hayan escuchado predicar más de una vez. En 1909, con 81 años, asistió por última vez a un congreso mundial de la iglesia. El Boletín de la Asociación General de ese año (p. 57) informa que la Sra. White encargó solemnemente a los hermanos que habían venido al encuentro desde Europa, Asia, África, Sudamérica, Australia y las islas del mar, a preparar sus corazones para las terribles escenas de conflicto y opresión que sobrevendrían sobre la tierra. En otra ocasión, expresó su opinión sobre la obra de sostén propio en los campos extranjeros. “Debe destacarse la forma en que los misioneros en campos extranjeros están llegando rápidamente a ver la necesidad de sostenerse a sí mismos en esos campos. Desde India, China, Corea, Japón, Sudamérica y África llegan testimonios de que el misionero de éxito deberá, en el futuro, ser de sostén propio y deberá enseñar a sus conversos a ganarse la vida” (Panfleto 012, 12.3). El interesante libro del Dr. Elbio Pereyra, Eduardo Francisco Forga: el pionero casi olvidado del continente descuidado (Florida, Bs. AS.: ACES, 2004), recientemente publicado, es otro testimonio de la relación de Elena de White con Sudamérica. Eduardo Francisco Forga (1871-1915), nacido en Perú, estaba casado con Marguerite Lacey, cuñada de William C. White, el tercer hijo de Jaime y Elena White. Con planes de regresar a su país después de haber aceptado el adventismo, fue invitado a pasar por California para visitar a la familia White. Como fruto de ese contacto, decidió cancelar su viaje a Sudamérica y dedicar su esfuerzo a la importante tarea de traducir, revisar y supervisar traducciones de las principales obras de Elena de White al castellano. Forga fue el primer traductor, debidamente preparado, de estos libros, debido a su educación y su dominio del idioma castellano, alemán, francés e inglés. Elena de White había expresado reservas respecto del viaje de los Forga al Perú, por causa del clima de intolerancia que entonces allí imperaba y del estilo agresivo del propio Forga. En diálogo con su hijo William, había expresado la Sra. White: “Yo creo que será sabio de su parte trabajar en otro lugar por un tiempo y no exponerse a los peligros que significaría su regreso al Perú” (William C. White, carta a Marguerite L. Forga, 25 de febrero de 1907). La tarea de traducción realizada entre 1907 y 1915 por Forga fue una bendición para los lectores hispanos de Sudamérica y de otras partes del mundo. Escribió Elena de White: “Creemos que fue por la providencia divina que él se ha conectado con la obra aquí” (Carta, 8 de abril de 1907). Incluso William C. White le propuso a Forga hacer traducir el libro Cristo, nuestro Salvador a la lengua quechua, si era posible conseguir un buen traductor, contando con la seguridad de que su madre estaba dispuesta a correr con los gastos de ese trabajo. Una nueva asociación indirecta de Elena de White con el adventismo sudamericano se dio en la experiencia de la familia Cayrus de la República Oriental del Uruguay. Juan Elías Cayrus pertenecía a una familia valdense de Villar Pellice, en los Alpes Piamonteses de la Alta Italia, cuando en 1886 asistió con sus padres y su hermano mayor a una serie de reuniones religiosas dirigidas por Elena de White. Aunque sus padres pronto perdieron interés, Juan Elías, de 9 años y su hermano David, de 14, siguieron estudiando la Biblia con los misioneros adventistas, cautivados especialmente por las doctrinas acerca del sábado y del estado inconsciente de los muertos. Casado en 1898 con Constancia Davit, emigró al Uruguay y se convirtió, con el tiempo, en un fiel adventista hasta su muerte, en 1923. Sus doce hijos, sus nietos y sus numerosos descendientes han dado testimonio de aquella semilla sembrada por Elena de White en Europa y que había fructificado tan abundantemente en Sudamérica. Es verdad, Elena de White nunca estuvo en Sudamérica; tal vez conocía poco respecto de estos lejanos lugares donde la verdad presente se había difundido escasamente. Pero sus énfasis en las misiones mundiales suscitaron misioneros que estuvieron dispuestos a sembrar la semilla del advenimiento en el cono sur de América, y sus escritos de valor permanente han dado vigor a la predicación del mensaje para este tiempo. La bendición que Dios otorgó a su iglesia remanente al darle el don de profecía ha llegado hasta nosotros.
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La historia de la Biblia GrandeQUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECIA - Marzo de 2006 La historia de la Biblia grande ¿Es cierto que Elena de White levantó una Biblia muy pesada durante media hora? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La llegada al Centro de Investigación White de una gran Biblia, igual a la que Elena de White levantó en una de sus visiones, nos ha motivado a revisar y a compartir una vez más esta fascinante historia. En realidad, no existe un relato único, sino por lo menos dos historias diferentes. El primer incidente ocurrió en el hogar de la familia Harmon en Portland, Maine, en 1845. Elena era en ese tiempo una jovencita de 17 años, delgada y de frágil salud. Durante la visión, se acercó a una cómoda, tomó una voluminosa Biblia familiar y la sostuvo, cerrada, sobre su mano izquierda, con su brazo extendido, durante cerca de media hora. Sin muestras de cansancio, pronunció breves exclamaciones acerca del valor de la Palabra de Dios. La “Biblia grande” se conserva en el Patrimonio White de la Asociación General. Tiene 46 cm de largo por 28 cm de ancho, 10 cm de espesor, y pesa 8 kilogramos (18,5 libras). Los nombres de Robert y Eunice Harmon, los padres de Elena, se encuentran grabados, en oro, en el lomo.1 Lo llamativo es que muy pocas personas son capaces de sostener esa Biblia aun por un minuto. El récord lo obtuvo un estudiante del Walla Walla College, llamado Robert Van Tassel, que la sostuvo durante dos minutos y medio. La crónica de la “Biblia grande” fue contada por la familia White a J. N. Loughborough, quien la incluyó en un sermón presentado en Battle Creek durante un congreso de la Asociación General, y fue publicada luego en su libro Rise and Progress of the Seventh-day Adventists [Surgimiento y desarrollo de los adventistas del séptimo día], publicado en 1892. Loughborough habla de “una Biblia familiar muy grande”, impresa en Boston en 1822, y proporciona sus medidas y su peso. William C. White recordaba que sus padres, Jaime y Elena White, le habían contado la misma historia. Aquella Biblia de la familia Harmon fue legada a los esposos White en 1866. Ellos inscribieron sus nombres en el registro que aparece entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento: Jaime y Elena White, y sus hijos, Henry, James Edson, William y John Herbert.2 La otra historia sucedió en una reunión celebrada en casa de un tal señor Thayer, en Randolph, Massachussets, en el invierno de 1845; y fue narrada por un testigo presencial, el Hno. Otis Nichols. En ese encuentro vespertino, Elena Harmon comenzó a orar y fue arrebatada en una visión que se extendió a lo largo de unas cuatro horas hasta el atardecer. Thayer tomó una Biblia grande y pesada de la familia, y la colocó abierta sobre el pecho de Elena. Con la Biblia abierta en la mano, Elena caminó hacia el centro de la habitación, levantó la Biblia con los ojos mirando hacia arriba, y con la otra mano comenzó a dar vuelta las páginas, colocando su dedo sobre ciertos pasajes, mientras declaraba su contenido con voz audible. Algunos presentes miraron los lugares que señalaba, y comprobaron que citaba los pasajes correctamente. Elena de White registró este episodio y parte del testimonio escrito de Otis Nichols en el segundo tomo de Spiritual Gifts, páginas 77 a 79.3 Se sabe de, por lo menos, otras dos ocasiones en que Elena de White sostuvo una Biblia mientras estaba en visión, pero las dos mencionadas son las más significativas. Por milagro divino pudo, en un caso, sostener la “Biblia grande”; y, en el otro, además de sostenerla en alto, citar textos sin mirarlos. La “Biblia grande” permaneció en la residencia de Elmshaven, Santa Helena, California, tras la muerte de la señora White. Muchos visitaban ese lugar con el deseo de ver la Biblia. Muchas veces fue llevada a congresos de la Asociación General. Cuando el White Estate se mudó a Washington, también la Biblia fue trasladada a la sede de la Asociación General. Hace unos 25 años se comenzó a usar copias originales idénticas para exposiciones públicas, a fin de evitar un mayor deterioro de este ejemplar.4 Pero lo más importante es comprobar que el gran objetivo del ministerio de Elena de White fue exaltar las Escrituras y a Jesús, de quien ellas dan testimonio. En el Congreso de la Asociación General de 1909, él último al que Elena de White asistió, de nuevo levantó una Biblia ante los delegados, y expresó: “Hermanos y hermanas, os recomiendo este libro”. _______________ Referencias 1 Arthur L. White, Elena de White: Mujer de visión (Buenos Aires: ACES, 2003), p. 32. 2 Ron Graybill, “Ellen G. White and the Big Bible”, Insight (febrero de 1985), pp. 8-10. 3 A. L. White, Ibíd., pp. 32-34; Herbert E. Douglass, Mensajera del Señor: El ministerio profético de Elena G. de White (Buenos Aires: ACES, 2000), p. 146; Roger Coon, La dinámica de la inspiración y la revelación en la Biblia y en los escritos de Elena G. de White (Entre Ríos: Centro de Investigación White, 1989), pp. 14-16. 4 Graybill, pp. 8-10.
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Una evidencia amplia, clara y convincente"QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECIA - Mayo de 2006 Una evidencia amplia, clara y convincente ¿Qué actitud debemos asumir frente a personas que pretenden tener revelaciones de Dios? Responde el Dr. Daniel O. Plenc A lo largo de la historia del adventismo han surgido movimientos erráticos, a veces apoyados en interpretaciones peculiares de las Escrituras o en supuestas revelaciones de Dios. Se han levantado supuestos profetas que traían una “nueva luz” acerca de cumplimientos proféticos: o de la condición de la iglesia. Acerca de este tema, el Patrimonio White recomienda la lectura de la segunda parte del libro Mensajes selectos, tomo 2, especialmente los capítulos 7 al 11 (pp. 72-115). Se registran allí orientaciones de Elena de White ante dos casos destacados de pretendido don profético, los de Ana Garmire y Ana Phillips. Los fideicomisarios entienden que la tesis principal de la Sra. White es que “la manifestación genuina del don profético llevaría sus propias credenciales y estaría acompañada por una evidencia amplia, clara y convincente” (Mensajes selectos, t. 2, p. 71). Presentamos a continuación algunas de las ideas presentadas en la sección mencionada. 1. Elena de White señala que el pueblo debe pesar la evidencia. “Cuando el Señor da un mensaje a una persona, le da al mismo tiempo algo mediante lo cual su pueblo puede conocer que el mensaje procede de él. Dios no pide que su pueblo crea a todos los que acuden a él con un mensaje” (Ibíd., t. 2, p. 81). Agrega: “Pero cuando Dios da un mensaje a una persona, esa persona, mediante su humildad y su mansedumbre, dará evidencia de que Dios está obrando por su intermedio” (Ibíd.). Señala, por ejemplo, que los mensajeros de Dios no interrumpirán reuniones ni se introducirán por la fuerza en algún lugar a fin de presentar un mensaje; no obrarán por su propia cuenta ni crearán confusión (Ibíd., pp. 81, 82). “Habrá quienes pretenderán recibir visiones. Cuando Dios os dé evidencia clara de que la visión procede de él, podéis aceptarla; pero no la aceptéis basándoos en ninguna otra evidencia, porque la gente será descarriada cada vez más en los países extranjeros y en los Estados Unidos” (Ibíd., t. 2, p. 82). 2. La iglesia debe rechazar especulaciones respecto de fechas asignadas a la terminación del tiempo de gracia y la venida de Cristo. Se le mostró a la Sra. White que “no habría una fecha definida para el mensaje dado por Dios desde 1844” (Ibíd., t. 2, p. 83). 3. Debemos comparar los presuntos mensajes con el testimonio de las Escrituras. Elena de White cita más de una vez el texto de Isaías 8:20. “El Señor ha dado una regla para detectarlos: ‘¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido’ ” (Isa. 8: 20). Otros importantes pasajes son mencionados (Mat. 7:15-19; 24:11; Luc. 8:18; Mar. 4:24; 1 Tes. 5:21; 1 Juan 4:1). Entonces, agrega: “Este es el consejo de Dios; ¿le prestaremos atención?” (Ibíd., t. 2, p. 90). 4. Mediante falsas visiones Satanás despierta oposición hacia el verdadero don de profecía. “Así rechazarían lo falso juntamente con lo verdadero. Y aun los que estuvieran atrapados en el engaño, cuando se cansaran de ello, estarían inclinados a dudar de todas las visiones” (Ibíd., t. 2, p. 88). El resultado es que, “sin profecía, el pueblo se desenfrena” (Prov. 29:18). 5. Algunas “visiones” son producto de la imaginación. “Aparecerán muchas cosas que pretenderán ser revelaciones de Dios, pero que son producto de la imaginación de mentes fatuas y engañadas” (Ibíd., t. 2, p. 102). Se habla, además, de personas controladas por impulsos, impresiones, pensamientos y sentimientos que se confunden con la obra del Espíritu Santo. “Pero mientras piensan que son conducidos por el Espíritu de Dios, en realidad están siguiendo fantasías promovidas por Satanás” (Ibíd., t. 2, pp. 112, 113). 6. Se nos invita a ser cuidadosos. “Debería ejercerse el mayor cuidado con relación a aquellos que pretenden recibir revelaciones de Dios. Debe haber una estrecha vigilancia y mucha oración” (Ibíd., t. 2, p. 104). “Muchas personas me están enviando cartas en las que relatan visiones que han tenido y que piensan que es su deber referir. Que el Señor ayude a sus siervos a ser cautos” (Ibíd., t. 2, p. 110). 7. La ausencia de graves errores o la operación de milagros no son pruebas de autenticidad. Elena de White afirma que puede darse una mezcla sutil de elementos verdaderos y falsos. “Lo que más me admira es que nuestros hermanos hayan aceptado esos escritos basándose únicamente en el hecho de que no veían nada objetable en ellos” (Ibíd., t. 2, p. 107). El énfasis está en la fidelidad a la Biblia antes que en la observación de milagros. “Que nadie tenga la idea de que providencias especiales o manifestaciones milagrosas constituyen una prueba de la autenticidad de su obra o de las ideas que propone. [...] Aferraos a la Palabra y recibid la Palabra injertada que hará a los hombres sabios para la salvación” (Ibíd., t. 2, pp. 114, 115).
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Centros White y servicio espíritu de profecíaQUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECIA - Julio de 2006 Centros White y Servicio Espíritu de Profecía ¿Cuántos Centros White existen en el mundo? ¿Dónde se encuentran? ¿Cuándo fueron creados? ¿Quiénes son sus dirigentes? ¿Quiénes coordinan el Servicio de Espíritu de profecía? Responde el Dr. Daniel O. Plenc El Patrimonio White de la Asociación General (Ellen G. White Estate) cuenta con tres sucursales (Branch Offices) en los Estados Unidos: (1) la sucursal de la Universidad Andrews (1961), en Berrien Springs, Michigan, dirigido por Merling D. Burt, (2) la sucursal de la Universidad de Loma Linda (1976), en California, dirigida interinamente por Marilyn Crane, y (3) la sucursal del Colegio Oakwoood (1999), en Huntsville, Alabama, dirigida por Craig Newborn. Los Centros de Investigación White (Research Centers) llegan a quince actualmente, distribuidos entre las trece divisiones mundiales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Cada División cuenta también con un coordinador del Servicio de Espíritu de profecía. (1) La División Sudamericana dispone de dos Centros de Investigación White (CIW). El de la Argentina, creado en 1979, se encuentra en la Universidad Adventista del Plata y es dirigido por Daniel Plenc. El del Brasil inició sus actividades en 1987, en el Centro Universitario Adventista. Su director es Alberto Timm. El Coordinador del Servicio de Espíritu de Profecía (SEP) es Almir Marroni. (2) La División del Pacífico Sur tiene su CIW en Australia desde 1976. Está ubicado en el Colegio Avondale y está dirigido por Lester Devine. Paul Petersen es el coordinador del SEP. (3) La División Transeuropea tuvo el primer CIW. Desde 1974 funciona en el Colegio Newbold de Inglaterra. Tanto el CIW como el SEP están dirigidos por Radisa Antic. (4) La División Euroafricana ha establecido recientemente (2002) su CIW en la Universidad Adventista de Salève, Francia, bajo la dirección de Jean-Luc Rolland. Gabriel Maurer es el coordinador del SEP. (5) La División Sudasiática cuenta con un CIW en la India desde 1985. Está emplazado en el Colegio Spicer Memorial y es dirigido por Mohanraj Israel. Paulraj Isaiah coordina el SEP. (6) La División Interamericana también ha patrocinado la creación de dos CIW, una para los países hispanos y otro de habla inglesa. El de México sirve desde 1978 en la Universidad de Montemorelos y su actual director es Isidro López Yañez. En 2003 inició su tarea el CIW de Jamaica en la Universidad Northern Caribbean, dirigido por Basil A. Reid. Coordina el SEP Leon Wellington. (7) La División del África Centro-Oriental tiene su CIW en Kenya desde 2001. Funciona en la Universidad de Eastern Africa Baraton y su director es Lamek Miyayo. Witson Mwamakamba se desempeña como coordinador del SEP. (8) La División del Asia-Pacífico del Norte posee un CIW desde 1992. Funciona en la Univesidad Samyook, Corea, bajo la dirección de Hong-pal Ha. Glenn Mitchell es el coordinador del SEP. (9) El CIW de la División Africana Occidental funciona en la Universidad Babcock, Nigeria, desde 1990, bajo la dirección de Philemon Amanze. El SEP es coordinado en ese territorio por Chiemela N. Ikonne. (10) La División del Asia-Pacífico del Sur cuenta con su CIW de Filipinas desde 1981. Está ubicado en AIIAS (Instituto Adventista Internacional de Estudios Avanzados) y su director es Reuel U. Almocera. Johnny Lubis coordina el SEP. (11) La División Euroasiática ha establecido su CIW en 1995. Se halla en el Seminario Teológico Zaoksky, Rusia y es dirigido por Vsevolod Andrusiak. El coordinador del SEP es Ivan Manilich. (12) El CIW de la División Sudafricana-Océano Indico está ubicado en el Colegio Helderberg, Sudáfrica. Viene trabajando desde 1983 y su director es David Birkenstock. Coordina el SEP Emilienne Rasamoely. (13) La División Norteamericana creó el último CIW en el estado de Texas en 2004. Se encuentra en la Universidad Adventista Southwestern y es dirigido por Mary Ann Hadley. Alvin Kibble coordina el SEP para Norteamérica. El Patrimonio White de la Asociación General y los Centros de Investigación White tienen el objetivo de preservar, difundir, traducir y dar a conocer ampliamente los mensajes que Dios entregó a su pueblo en este tiempo.
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Los himnos de Elena G. de WhiteQUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECIA - Agosto de 2006 Los himnos de Elena de White ¿Cuáles eran los himnos preferidos de la Sra. White? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Durante el período que se extiende entre el chasco de 1844 y la organización de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en 1863, los pioneros cantaban himnos milleritas, a los que fueron añadiendo otros cánticos que destacaban sus creencias peculiares. Varios adventistas como Annie Smith, Urías Smith y Roswell F. Cottrell escribieron sus propios himnos. Durante este tiempo, Jaime White compiló suficientes himnos como para publicar cinco himnarios y cuatro suplementos, que fueron usados ampliamente. Los White incluían cantos en sus cultos matutinos y vespertinos. William C. White, tercer hijo del matrimonio, recuerda que Jaime dirigía los cantos, y que el himno “Por la mañana, ¡oh, Señor!” [Lord, in the Morning] era el que se entonaba con más frecuencia al comenzar el día. Ella M. (White) Robinson, nieta mayor de Elena, también menciona que a menudo los White iniciaban el día con “Por la mañana” y se iban a dormir con “Dulce oración”. Ambos himnos estaban entre los favoritos de su abuela Elena. La Sra. White utilizaba himnos como parte de sus predicaciones o invitaciones. Al concluir un sermón durante una sesión de la Asociación General de 1903, hizo un llamado a la congregación, oró e invitó a los presentes a cantar. Recuerda Elena de White: “Le pedí a la congregación que cantara ‘Roca de la eternidad’ [...] Este himno era una oración a Dios en la que todos podíamos unirnos, y sé que los ángeles de Dios se unieron a la petición que se elevó de tantos corazones y voces” (Manuscript Releases, t. 17, p. 290). En realidad, los White formaban una familia de músicos. Jaime White (1821-1881) solía cantar un himno mientras caminaba con su Biblia por el pasillo de la iglesia rumbo al púlpito. Era un buen cantante e hijo de Juan White, un diácono y profesor de canto. Francisco E. Belden (1858-1945), sobrino de Elena de White, fue el más prolífico escritor de himnos adventistas del siglo XIX. Escribió decenas de himnos para adultos y para niños, muchos de los cuales todavía se cantan. Los dos hijos mayores de los White, Henry y Edson, eran músicos. Henry murió a los 16 años, pero Edson escribió música y publicó varios himnos. Se recuerda a Henry como un chico alegre y amigable, que con frecuencia dejaba oír su voz a sus compañeros de tareas en la Review and Herald. Otro de los himnos preferidos de la Sra. White fue “Cariñoso Salvador” [Jesus, Lover of My Soul], escrito por Carlos Wesley. Su diario del 15 de julio de 1892 registra estrofas de este himno al narrar su experiencia de preparación del libro El Deseado de todas las gentes, mientras residía en Australia. Un sábado por la tarde de 1915, poco antes de su muerte, la anciana Elena se vio rodeada de familiares y amigos que entonaban algunos de sus himnos favoritos. Mientras cantaban “Hay un mundo feliz más allá” [Sweet By and By], la Sra. White se les unió desde su cama con voz débil y temblorosa. Ella M. Robinson asegura haber oído específicamente a su abuela cantar “Abrigadas y salvas en el redil” [There Were Ninety and Nine] mientras realizaba las tareas del hogar. Al momento de cantar acerca de los esfuerzos del pastor por encontrar la oveja perdida, su voz se volvía tierna y afligida. Elena de White tuvo muchos otros himnos predilectos. Pero, por encima de todo, tuvo consejos oportunos respecto del canto y la música. Las siguientes declaraciones de La educación, página 168, son una buena muestra. “Nunca se debería perder de vista el valor del canto como medio educativo. Cántense en el hogar cantos dulces y puros, y habrá menos palabras de censura y más de alegría, esperanza y gozo. Cántese en la escuela, y los alumnos serán atraídos más a Dios, a sus maestros, y los unos a los otros. “Como parte del servicio religioso, el canto no es menos importante que la oración. En realidad, más de un canto es una oración. Si se enseña al niño a comprender esto, pensará más en el significado de las palabras que canta, y será más sensible a su poder”.
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La oración y la respuesta a los problemas de la vidaQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Septiembre de 2006 La oración y la respuesta a los problemas de la vida Una de las citas atribuidas equivocadamente a Elena de White. Responde la Lic.Silvia Scholtus de Roscher Hace tiempo que recibimos consultas en nuestro Centro sobre la veracidad de algunas citas. En particular, hay una que nos llega en forma reiterada últimamente. La supuesta cita es la siguiente: “La oración es la respuesta a todos los problemas de la vida. La plegaria nos pone en sintonía con la sabiduría divina, que sabe arreglar perfectamente bien cada situación. Con frecuencia, en ciertas situaciones y desde nuestro punto de vista, no oramos, pensando que el asunto no tiene esperanza. Sin embargo, si estamos con Dios, nada es imposible; tampoco nada es tan intrincado que no pueda resolverse; ninguna relación entre los seres humanos es tan tensa que Dios no pueda producir la comprensión que abre el camino a la reconciliación; ningún hábito puede estar tan profundamente enraizado que no pueda desarraigarse; ninguno es tan débil que no puede llegar a ser fuerte. Ninguno puede llegar a estar tan enfermo como para no recuperar la salud. Ninguna mente puede estar tan embotada como para no recobrar su lucidez. Sea cual fuere nuestra necesidad, si confiamos en él, Dios suplirá lo que nos falta. Cualquier asunto que nos provoque preocupación o ansiedad, dejemos de hablar en forma repetida acerca del problema y confiemos en el Señor, que nos sanará, nos amará y nos dará su poder”. ¿Es esta una cita de Elena de White? A veces, incluso se presenta la referencia: Review and Herald, 7 de octubre de 1865. De acuerdo con nuestros registros, esta cita no pertenece a la autoría de Elena de White. Ella no escribió ningún artículo en la Review and Herald durante el año 1865. Esta declaración, en particular, pertenece a un artículo titulado “My Last Day on Earth” [Mi último día sobre la tierra], escrito por el pastor R. A. Rentfro, evangelista de la Asociación Central de California, en la Review and Herald, unos cien años después, el 7 de octubre de 1965. Al introducir esta cita anónima, expresa: “Como alguien dijo: La oración...” Puesto que esta cita no pertenece a Elena de White, nadie debería presentarla como de su autoría. Herbert Douglass ofrece una advertencia oportuna, dentro de las reglas básicas de interpretación de los escritos de la señora White: “Debemos estar seguros de que las supuestas citas han sido realmente escritas por el autor a quien se las atribuye”. Toda figura pública ha tenido el problema de enfrentar personas que han sido inflexibles acerca de lo que ‘saben’ que el orador o el autor ha dicho. Lo que creen saber puede ser tan desenfrenado como la imaginación de uno, pero aun el orador o el autor debe tratar de defenderse contra el error o la distorsión. Obviamente, la persona que contiende no posee la referencia de la cual cita. La mayoría de las veces ha obtenido su información de una tercera o cuarta mano. A menudo llamamos ‘declaraciones apócrifas’ a estos recuerdos distorsionados y errores crasos. Este problema acosó a Elena de White desde el comienzo de su ministerio y aun hoy en día. En declaraciones que le han sido atribuidas incorrectamente, se incluyen temas como los siguientes: (1) Los habitantes de otros planetas están ahora recogiendo fruta para una parada de los redimidos en el día sábado en el viaje al cielo. (2) Ella vio a un ángel de pie junto a Urías Smith inspirándolo mientras escribía Las profecías de Daniel y el Apocalipsis. (3) El Espíritu Santo es, o fue, Melquisedec. (4) Ella designó ciertos sitios montañosos como escondites seguros en el tiempo de angustia. (5) Ella nombró ciudades específicas que serían destruidas por los terremotos, incendios, inundaciones y otras calamidades futuras. (6) Cristo volverá a medianoche. (7) Nunca debiera comerse huevos (olvidando el contexto inmediato y muchas otras declaraciones respecto a circunstancias variables). (8) Ella sería un miembro de los 144.000. (9) Una oscuridad literal cubrirá la tierra como una señal de que ha terminado el tiempo de gracia. (10) La última obra mediadora de Cristo antes de que cierre el tiempo de gracia será para hijos que se han descarriado de la iglesia. (11) Debiéramos vivir como si tuviéramos mil años de vida por delante, y al mismo tiempo como si fuéramos a morir mañana. (12) Iglesias y asociaciones enteras apostatarán, etc.” [Para un estudio más amplio de estas y otras ilustraciones de los “apócrifos” de Elena de White, ver Comprehensive Index to the Writings of Ellen G. White, t. 3, pp. 3.189-3.192.] (Mensajera del Señor: El ministerio profético de Elena G. de White [Buenos Aires: ACES, 2000], pp. 402, 403, 407).
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¿Por qué lloran los ángeles?QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECIA - Noviembre de 2006 ¿Por qué lloran los ángeles? ¿Es verdad que los ángeles lloran? ¿Por qué lo hacen? Responde el Dr. Daniel O. Plenc En algunas ocasiones, la Sra. White se refirió al llanto de los ángeles. Veamos algunos momentos y circunstancias en que vio llorar a los ángeles. 1. Los ángeles lloraron cuando Satanás se rebeló contra Dios. “Los ángeles leales trataron de reconciliar con la voluntad de su Creador a ese poderoso ángel rebelde [...]. Los ángeles lloraron. Ansiosamente intentaron convencerlo de que renunciara a su propósito malvado para someterse a su Creador [...]” (La historia de la redención, pp. 15, 16). Pero, el rebelde persistió en su posición. “Los ángeles buenos lloraron al escuchar las palabras de Satanás y sus alborozadas jactancias” (Ibíd., p. 18). 2. Los ángeles lloraron cuando Adán y Eva pecaron, pero se alegraron cuando Cristo venció el pecado y la muerte. “Presencian esta reunión los ángeles que lloraron por la caída de Adán y se regocijaron cuando Jesús, una vez resucitado, ascendió al cielo después de haber abierto el sepulcro para todos aquellos que creyesen en su nombre. Ahora contemplan el cumplimiento de la obra de redención y unen sus voces al cántico de alabanza” (El conflicto de los siglos, p. 706). 3. Los ángeles lloran por los perdidos. “Los ángeles se compadecen de ellos. Los ángeles lloran mientras los ojos humanos están secos y los corazones cerrados a la piedad” (Palabras de vida del gran Maestro, p. 150). 4. Los ángeles lloran por aquellos que se apartan del camino de Dios. El Señor envía a sus ángeles para alentar, vigilar y conducir a su pueblo. Pero Elena de White vio que, cuando los santos despreciaban ese cuidado y consuelo, “los ángeles se entristecían y lloraban. Llevaban allá arriba la noticia, y todos los ángeles de la ciudad se echaban a llorar [...]” (Primeros escritos, p. 39). 5. Los ángeles lloran por los cautivos del alcohol. Los que sufren los efectos de las bebidas embriagantes son “almas por quienes Cristo murió y por las cuales lloran los ángeles [...]” (El ministerio de curación, p. 254). 6. Los ángeles lloran cuando los hijos de Dios participan en ciertas reuniones sociales y diversiones mundanas. Elena de White las caracteriza como aquellas que “estimulan el orgullo de la indumentaria y de la apariencia, la complacencia propia, la hilaridad y el espíritu trivial” (Consejos para los maestros, p. 323). “Me fue mostrada una visión de una compañía tal, donde se habían congregado los que profesan creer la verdad. Uno estaba sentado frente a un instrumento de música, y se oían cantos que hacían llorar a los ángeles que todo lo observaban. Había alegría, había risa grosera, había mucho entusiasmo y cierta clase de inspiración; pero la alegría era de la clase que solo Satanás puede crear. Es un entusiasmo y una infatuación de los cuales se avergonzarán todos los que aman a Dios. Prepara a quienes participan en ello para los pensamientos y los actos profanos [...]” (Ibíd.). 7. Los ángeles lloran cuando los jóvenes dan poca importancia a las cosas de Dios. “Escuchad las conversaciones vanas y frívolas; oíd la risa, los chistes, las bromas. [...] ¡Cuánta alegría! ¿Se sienten atraídos los ángeles y se acercan alrededor de ellos para dispersar las tinieblas con las que Satanás los rodea? De ninguna manera. Ved cómo se alejan con tristeza. Veo lágrimas en el rostro de esos ángeles. ¿Será posible que se haga llorar a los ángeles de Dios? Eso es lo que sucede. “La juventud no considera seriamente los valores eternos. Los ángeles de Dios lloran cuando escriben en los libros celestiales las palabras y los actos de los que pretenden ser cristianos. Los ángeles se ciernen sobre un hogar. Hay allí una reunión juvenil y se oyen sonidos de música vocal e instrumental. Es una reunión de cristianos, pero ¿qué es lo que se oye? Es una canción frívola propia de los salones de baile. Entonces los santos ángeles retraen su luz de ellos y la oscuridad rodea a los que se encuentran en ese hogar. Ahora los ángeles se alejan de ese lugar con rostros tristes y llorosos. Vi repetirse numerosas veces esta escena en todas las filas de los observadores del sábado [...]” (Testimonios para la iglesia, t. 1, pp. 442, 443). 8. Los ángeles lloran cuando los adultos son indiferentes con las cosas de Dios. “¡Oh!, no hagáis llorar a los ángeles y ocultar su rostro, avergonzados y disgustados por vuestra indiferencia para con el eterno peso de gloria que está a vuestro alcance” (Testimonios selectos, t. 4, p. 69). Los ángeles quieren acompañarnos en el camino hacia el Reino de Dios. De nosotros depende que lo hagan con alegría o con lágrimas.
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Capítulos del Antiguo Testamento recomendados por Elena G. de WhiteQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Diciembre de 2006 Capítulos del Antiguo Testamento recomendados por Elena de White La señora White dice que debiéramos leer especialmente algunos capítulos de la Biblia. ¿Podría darnos algunos ejemplos? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Elena de White incentiva permanentemente la lectura de la Biblia. A veces, señala capítulos específicos relacionados con algún tema de interés o preocupación. Los siguientes son solamente ejemplos relacionados con el Antiguo Testamento. Éxodo 31. Se menciona este capítulo como un buen lugar para estudiar el tema de la santificación. “¿Qué es santificación genuina? Lee Éxodo 31. En ese capítulo, podemos comprender el término, porque Dios mismo lo ha definido” (Alza tus ojos, p. 121). Deuteronomio 5. En relación con las doctrinas de la Creación y del sábado, se sugiere recurrir a Deuteronomio. “Leed, por favor, cuidadosamente el quinto capítulo de Deuteronomio” (Testimonios para los ministros, p. 132). Deuteronomio 7. Este es otro capítulo al que se llama la atención. “Leed por favor con cuidado todo el capítulo séptimo de Deuteronomio, y pensad en la Palabra de Dios” (Testimonios para los ministros, p. 138). “Leed Deuteronomio 7:6. Leed todo el capítulo; también los capítulos 1 y 8 (Testimonios para los ministros, p. 426). Josué 1. Se trata de un texto de ánimo, en particular para los dirigentes. “Los hombres que tienen a su cargo grandes responsabilidades, ¿leerán el primer capítulo de Josué? (MS 66, 1898)” (Comentario bíblico adventista, t. 2, p. 987). Isaías 6. La Sra. White recomienda la lectura de Isaías 6 a los colportores (El colportor evangélico, pp. 87, 88; Recibiréis poder, p. 152), y a todos los obreros (Joyas de los testimonios, t. 3, p. 154). Isaías 53. Hay una indicación específica de que se lea y memorice esta profecía acerca de Cristo. “Este capítulo debiera ser estudiado. Presenta a Cristo como el Cordero de Dios. Los que están enaltecidos por el orgullo, cuyas almas están llenas de vanidad, debieran contemplar este cuadro de su Redentor y humillarse en el polvo. El capítulo entero debe aprenderse de memoria. Su influencia subyugará y humillará el alma contaminada por el pecado y enaltecida por la exaltación propia” (Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 1.169). Isaías 58. Elena de White piensa en capítulos como este al señalar la necesidad de reflexionar en las Escrituras. “La mente debe ser refrenada y no se le debe permitir que divague. Debería ser adiestrada para espaciarse en las Escrituras y en temas nobles y elevados. Porciones de las Escrituras, aun capítulos enteros, pueden ser memorizados a fin de repetirlos cuando Satanás venga con sus tentaciones. El capítulo 58 de Isaías es útil para este propósito” (Mente, carácter y personalidad, t. 1, pp. 97, 98). Es evidente que esta porción bíblica tiene un mensaje actual. “He sido instruida para llamar la atención de nuestro pueblo al capítulo 58 de Isaías. Leed este capítulo cuidadosamente y comprended la clase de obra que llevará vida a las iglesias (Manuscrito 7, 1908)” (El ministerio de la bondad, p. 33). Jeremías 3. A cierta persona se le recomendó la lectura del capítulo señalado, que trata sobre el arrepentimiento y la conversión. “Sírvase leer el tercer capítulo [de Jeremías]. Este capítulo es una lección para el Israel moderno (Carta 34, 1899)” (Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 1.176). Ezequiel 3. Parece claro que el relato del llamamiento y la tarea de Ezequiel contiene instrucciones oportunas para los creyentes de hoy. “Leed por favor, con todo cuidado, el tercer capítulo de Ezequiel. Debemos aprender a depender enteramente de Dios y a recordar siempre que el Señor Dios necesita de todo agente que sostenga la verdad en justicia” (Testimonios para los ministros, p. 216). Ezequiel 34. En este caso, la recomendación vuelve a ser concreta. “Leed y estudiad el capítulo 34 de Ezequiel. En él se nos da un ánimo precioso” (La maravillosa gracia de Dios, p. 138). Zacarías 4. Más de una vez se encuentran invitaciones a reflexionar en este capítulo que registra la visión del candelero de oro y los olivos. Su descripción de la obra del Espíritu Santo, los ministros y la iglesia es significativa. “Leed y estudiad con oración el capítulo 4 de Zacarías” (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 275; véase también Testimonios para los ministros, pp. 187, 188). Malaquías 3. Las invitaciones y las promesas divinas acerca del diezmo deben tenerse en cuenta. “El diezmo es sagrado, reservado por Dios para él mismo. Debe traérselo a su tesorería a fin de ser usado para sostener a los obreros evangélicos en su trabajo [...]. Leed cuidadosamente el capítulo 3 de Malaquías y ved lo que Dios dice sobre el diezmo” (Eventos de los últimos días, p. 79).
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La mano ayudadora de DiosQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Enero 2007 La mano ayudadora de Dios ¿Habla Elena de White sobre la formación de grupos juveniles o estudiantiles? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La Sra. White se refirió en más de una ocasión a la formación de grupos misioneros juveniles o estudiantiles. En su tiempo, la iglesia no contaba con universidades o grandes instituciones, pero le fueron dadas orientaciones sobre el trabajo unido de estudiantes para ayudar a otros jóvenes y para colaborar con la obra de la iglesia. A continuación, comparto algunas de sus declaraciones sobre el tema y también recomiendo algunos capítulos de sus obras. El libro Servicio cristiano tiene un interesante capítulo sobre la temática propuesta, titulado “Un llamamiento a nuestros jóvenes” (pp. 39‑44). Una muestra de su contenido son las citas siguientes de la página 44: “Jóvenes y señoritas, )no podéis formar grupos y, como soldados de Cristo, alistaros en la labor, poniendo todo vuestro tacto, y capacidad y talento al servicio del Maestro, para que podáis salvar almas de la ruina? Organícense grupos en todas las iglesias para hacer esta obra [...] ¿Se organizarán los jóvenes y las señoritas que realmente aman a Jesús como obreros, no solo para trabajar en favor de los que profesan ser observadores del sábado, sino también de aquellos que no son de nuestra fe?” (Signs of the Times, 29 de mayo de 1893). “Vayan los jóvenes, las señoritas y los niños al trabajo en el nombre de Jesús. Únanse en algún plan de acción. No podéis formar un grupo de obreros, y dedicar un tiempo para orar juntos y pedir al Señor que os dé de su gracia, y realizar una acción unificada”. (Youth Instructor, 9 de agosto de 1894). El capítulo 81 del libro Consejos para los maestros se titula: “La obra misionera de los estudiantes” (pp. 531‑540). En la página 533 se encuentra un pensamiento esclarecedor: “Dondequiera que sea posible, los estudiantes deben participar durante el año escolar en la obra hecha en las ciudades. Deben hacer obra misionera en las ciudades y los pueblos circundantes. Pueden organizarse en grupos que hagan obra caritativa. Deben asumir una visión amplia de sus actuales obligaciones para con Dios. No tienen que mirar hacia adelante a un tiempo en que, después de que las clases hayan terminado, harán alguna obra grande para Dios, sino que deben estudiar ahora, durante su vida estudiantil, para ver cómo pueden unirse con Cristo en un servicio abnegado por los demás”. Puede encontrarse, en los consejos de Elena de White, claras orientaciones en favor de los grupos de jóvenes con propósitos misioneros. Las siguientes afirmaciones son reveladoras: “¿No podrían los presidentes de nuestra Asociación abrir el camino para que los alumnos de nuestros colegios se dediquen a esta clase de trabajo? Una vez y otra se me ha presentado que debiera haber grupos organizados y educados cabalmente para que trabajen como enfermeros, evangelistas, pastores, colportores y estudiantes evangélicos, para que perfeccionen un carácter de acuerdo con la semejanza divina. Hay una gran obra que se debe llevar a cabo para aliviar el sufrimiento de la humanidad; y, por medio de los trabajos de los alumnos que están recibiendo educación y entrenamiento para convertirse en misioneros médicos eficaces, la gente que vive en muchas ciudades puede familiarizarse con las verdades del mensaje del tercer ángel. Obreros y profesores de experiencia debieran salir con esos jóvenes obreros al principio, a fin de instruirlos para el trabajo. Cuando personas que temen y honran a Dios ofrezcan a esos obreros una invitación a comer, esa invitación debiera ser aceptada. Así se encontrarán oportunidades para conversar, para explicar las Escrituras, para cantar himnos bíblicos y para orar con la familia. Hay muchas personas para quienes una obra como esta resultará una bendición.” “Y cada obrero, a medida que realiza esta obra, debiera comprender que es tan ciertamente enviado por Dios como lo fueron los primeros discípulos. Dios los sigue con sus ojos y el Espíritu los acompaña...” (Consejos sobre la salud, pp. 542‑543). “Hay muchas maneras en las cuales la juventud puede encontrar oportunidad para un esfuerzo útil. Al organizarse en grupos misioneros para una obra cristiana, su cooperación evidenciará una ayuda y un estímulo [...]. Todos los que se ocupan en tareas misioneras, son la mano ayudadora de Dios. No hay otra forma de trabajo en la cual sea posible que la juventud reciba más grande beneficio” (El ministerio de la bondad, pp. 113, 114).
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La divinidad de CristoQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Marzo 2007 La divinidad de Cristo ¿Se afirma con claridad la divinidad de Cristo en los escritos de Elena de White? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Las primeras descripciones que la Sra. de White realizó de la vida de Cristo en Dones espirituales (Spiritual Gifts, 1858) y en El espíritu de profecía (Spirit of Prophecy, 1876‑1877), hacen poca alusión a la deidad de Cristo. Pero, en obras posteriores como Patriarcas y profetas (1890) y El Deseado de todas las gentes (1898), se afirma con claridad la divinidad y la preexistencia eterna de Jesús. Lo que sigue es solo una muestra de lo que la autora ha escrito sobre este tema. Afirma su preexistencia y divinidad Elena G. de White confiaba en la Biblia como fuente de instrucción sobre esta doctrina fundamental. “Pero si no fuera por la Palabra de Dios, no tendríamos ningún conocimiento acerca de que una persona llamada el Señor Jesús jamás visitara nuestro mundo, ni tampoco ningún conocimiento de su divinidad, como lo indica su existencia previa con el Padre” (Exaltad a Jesús, p. 124). En la Escritura, los temas vitales del cristianismo, como la divinidad de Cristo, “son revelados desde el Génesis hasta el Apocalipsis” (Consejos para los maestros, p. 413). Negar la naturaleza divina de Jesús sería incurrir en un engaño lamentable. “Otro error peligroso es el de la doctrina que niega la divinidad de Cristo, y asevera que él no existió antes de su venida a este mundo. Esta teoría encuentra aceptación entre muchos que profesan creer en la Biblia; y, sin embargo, contradice las declaraciones más positivas de nuestro Salvador respecto a sus relaciones con el Padre, a su divino carácter y a su preexistencia. Esta teoría no puede ser sostenida sino violentando el sentido de las Sagradas Escrituras del modo más incalificable. No solo rebaja nuestro concepto de la obra de la redención, sino también socava la fe en la Biblia como revelación de Dios. Al par que esto hace tanto más peligrosa dicha teoría, la hace también más difícil de combatir. Si los hombres rechazan el testimonio que dan las Escrituras inspiradas acerca de la divinidad de Cristo, inútil es querer argumentar con ellos al respecto, pues ningún argumento, por convincente que fuese, podría hacer mella en ellos. [...] Ninguna persona que haya aceptado este error, puede tener justo concepto del carácter o de la misión de Cristo, ni del gran plan de Dios para la redención del hombre” (El conflicto de los siglos, pp. 578, 579). Es verdad que Cristo se hizo hombre, pero esa humillación no debe hacernos dudar de “su divinidad y su existencia antes de que el mundo fuera formado” (Mensajes selectos, t. 1, p. 285). De modo que, al compartir el mensaje con otros, debemos hacer saber a la gente “que creemos en Cristo, en su divinidad y en su preexistencia” (Obreros evangélicos, p. 420). En la enseñanza bíblica, Jesús está vinculado con la humanidad y simpatiza con sus sufrimientos, al tiempo que “por su divinidad está unido con el trono del Infinito” (El Deseado de todas las gentes, p. 410). La certeza de su divinidad garantiza la salvación que nos ofrece. “En Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra [...] La divinidad de Cristo es la garantía que el creyente tiene de la vida eterna” (Ibíd., p. 489; ver también (A fin de conocerle, p. 37). Elena de White es categórica en esto. “La cuestión de su divinidad ha sido definida para siempre [...] Los ángeles del cielo se inclinan en adoración ante él. Sus enemigos disciernen el error que han cometido y toda lengua confiesa su divinidad” (En los lugares celestiales, p. 358). Luego de la resurrección, los apóstoles proclamaron con poder “la divinidad de Jesús” (Los hechos de los apóstoles, pp. 34, 35). La conclusión resulta obvia: “La divinidad de Cristo debe ser constantemente sustentada” (Alza tus ojos, p. 56). Las evidencias de su divinidad Durante su existencia terrena Cristo había mostrado “convincentes evidencias de su divinidad” (Alza tus ojos, p. 78). Desde sus primeros años “abundaban las evidencias de la divinidad de su carácter” (El Deseado de todas las gentes, p. 70). En ocasión del bautismo del Señor, se oyó la voz de Dios “atestiguar la divinidad de Jesús” (Ibíd., pp. 90, 91, 696). Las mismas palabras de Cristo eran una “evidencia siempre presente de su divinidad” (Ibíd., p. 168); lo mismo puede decirse de su obra. “La evidencia de su divinidad se veía en su adaptación a las necesidades de la humanidad doliente” (Ibíd., p. 188). La capacidad de leer los pensamientos secretos de los hombres era una evidencia adicional de la divinidad de Jesús (Ibíd., pp. 205, 420, 611, 667). Al devolver la vida, Jesús volvió a mostrar su divinidad. “Este milagro culminante, la resurrección de Lázaro, había de poner el sello de Dios sobre su obra y su pretensión a la divinidad” (Ibíd., p. 487). Incluso quienes juzgaron a Cristo “habían recibido pruebas inequívocas de la divinidad de Aquel a quien condenaban a muerte” (Ibíd., p. 686). Revistió su divinidad con humanidad Elena de White piensa que es importante que entendamos “por qué revistió su divinidad con humanidad, y con mansedumbre y humildad vino al mundo como nuestro Redentor” (A fin de conocerle, p. 38). Al revestir su divinidad con humanidad, Jesús mostró humildad y condescendencia (Ibíd., p. 58). Al asumir la humanidad, Cristo ocultó su divinidad y dejó a un lado su gloria (Alza tus ojos, p. 88). A fin de poder morir en sacrificio por el hombre, Jesús Acubrió su divinidad con humanidad@ (A fin de conocerle, p. 276). Vez tras vez, la Sra. de White menciona que Cristo “ocultó su divinidad bajo el manto de la humanidad” (Alza tus ojos, p. 244), o que “revistió su divinidad con humanidad” (Cada día con Dios, pp. 298, 357; Mensajes selectos, t. 1, pp. 377, 378). Para ser nuestro Salvador, Jesús debía ser divino y humano. “El Redentor del mundo revistió su divinidad con humanidad para que pudiera alcanzar a la humanidad, pues se necesitó de lo divino y de lo humano para traer la salvación al mundo, necesaria por la caída del hombre. La divinidad necesitaba de la humanidad para que la humanidad proporcionara un canal de comunicación entre Dios y el hombre. El hombre necesita un poder exterior y superior a él para que lo restaure a la semejanza de Dios” (Mensajes selectos, t. 1, pp. 440, 441). La divinidad de Jesús fue reconocida A lo largo de su ministerio, muchos percibieron su verdadera identidad y naturaleza. Los magos de Oriente lo adoraron, y “reconocieron la presencia de la divinidad” (El Deseado de todas las gentes, p. 45). También Simeón y Ana habían reconocido la divinidad de Jesús y habían dado su testimonio en ese sentido (Ibíd., p. 198). Para el tiempo de la crucifixión, también José y Nicodemo se habían convencido “de la divinidad de Jesús” (Ibíd., pp. 719, 721). En ocasiones, su divinidad fulguró a través de la humanidad A pesar de su condición humana, hubo momentos en que la naturaleza divina de Cristo no pudo esconderse. “Mientras estuvo en la tierra, a veces la divinidad fulguraba a través de la humanidad y se revelaba su verdadero carácter” (A fin de conocerle, p. 60). Ocurrió en su primera visita al Templo; en su contienda con Satanás, cuando resucitó a Lázaro; en la purificación del Templo; y en sus disputas con los dirigentes religiosos (El Deseado de todas las gentes, pp. 60, 104, 493, 541, 542). Su naturaleza divino‑humana Elena de White tenía claro que existía una doble naturaleza en la persona de Jesús. “¿Fue la naturaleza humana del hijo de María transformada en la naturaleza divina del Hijo de Dios? No, ambas naturalezas fueron misteriosamente fusionadas en una sola persona: el Hombre Cristo Jesús. En él moraba toda la plenitud de la Divinidad corporalmente. Cuando Cristo fue crucificado, fue su naturaleza humana la que murió. La Deidad no se debilitó ni murió; eso habría sido imposible” (Alza tus ojos, p. 258). En Jesús coexisten ambas naturalezas. “La humanidad de Cristo estaba unida con la divinidad” (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 180). Esta unión de sus naturalezas permitió a Jesús revelar a Dios entre los hombres. “El Salvador anhelaba profundamente que sus discípulos comprendiesen con qué propósito su divinidad se había unido a la humanidad” (El Deseado de todas las gentes, pp. 619, 620). Se trata, por cierto, de un profundo misterio. “La divinidad y la humanidad se hallaban combinadas misteriosamente, y el hombre y Dios fueron uno solo. En esta unión es donde encontramos la esperanza de la raza caída” (Exaltad a Jesús, p. 69). Lo cierto es que la divinidad y la humanidad se unieron o combinaron en Cristo (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 345; Mensajes selectos, t. 1, pp. 379, 478). A la luz de lo que la Biblia y el Espíritu de Profecía enseñan acerca de Cristo, los adventistas del séptimo día creen en: (1) su divinidad y (2) preexistencia; (3) su encarnación y (4) humanidad; (5) la subordinación al Padre durante su ministerio terrenal; (6) su impecable perfección y (7) su muerte vicaria; (8) su resurrección, (9) ascensión y (10) ensalzamiento final. La divinidad de Cristo es, entonces, un pilar fundamental de la fe y un elemento vital para comprender su obra redentora.
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Capítulos del Nuevo Testamento recomendados por Elena G. de WhiteQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Abril 2007 Capítulos del Nuevo Testamento recomendados por Elena de White La Sra. de White dice que debiéramos leer especialmente algunos capítulos de la Biblia. ¿Podría darnos algunos ejemplos? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Dentro de los capítulos del Nuevo Testamento que Elena de White recomienda leer en particular, se encuentran los siguientes. Del Evangelio de Mateo. La Sra. de White vio que los capítulos 4 y 5 eran muy importantes para la obra de la iglesia: “Leed los capítulos cuatro y cinco de Mateo. Estudiad Mateo 4:8 al 10; también el capítulo 5:13. Meditad acerca de la obra sagrada que Jesús llevó a cabo. Así es como debemos introducir en nuestro trabajo los principios de la Palabra de Dios” (Mensajes selectos, t. 2, p. 33). Dice también que las palabras de Cristo, en Mateo 7, se aplican a muchos. “Lean y estudien cuidadosamente este capítulo” (Alza tus ojos, p. 349). Elena de White pide a los misioneros que recuerden las palabras de Cristo en Mateo 10: “La instrucción que se da en el capítulo diez de Mateo nos muestra cómo considera el Señor a los que van a trabajar para él en nuevos territorios. Lean ese capítulo” (Cada día con Dios, p. 107). Frente a las dificultades que a veces plantean las relaciones interpersonales, se sugiere la lectura de Mateo 18 a fin de no cometer los errores señalados en él: “Lean la instrucción que proporciona el capítulo 18 de Mateo [...]. Él nos muestra los principios sobre los cuales debemos actuar en todos los casos y bajo todas las circunstancias” (Alza tus ojos, p. 134). Del Evangelio de Juan. A fin de evitar la debilidad espiritual, nada mejor que volver a mirar Juan 6. “Lean y estudien las declaraciones registradas en el capítulo seis de Juan. Oren para lograr una comprensión de estas verdades” (Alza tus ojos, p. 179). Otra invitación concreta señala el capítulo 15 de Juan: “Todo el capítulo 15 de Juan contiene una muy importante lección. Leedlo; obedecedlo” (Testimonios para los ministros, p. 275). En su preocupación por la unidad de la iglesia, la Hna. White se refiere más de una vez a Juan 17: “Lean y estudien cuidadosamente la oración que Cristo elevó justamente antes de su enjuiciamiento, y que se registra en el capítulo 17 de San Juan. Sigan sus enseñanzas, y obtendrán la unidad” (Alza tus ojos, p. 139; ver también: Alza tus ojos, p. 151; Cada día con Dios, p. 369). De las epístolas. La Sra. de White encuentra lecciones de importancia en 1 Corintios 3: “Cada miembro de la iglesia debiera leer el tercer capítulo de la primera epístola a los Corintios con cuidadosa consideración y con oración” (Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 1.082). Recomendó, por otra parte, una lectura diaria de 1 Corintios 13: “El Señor desea que llame la atención de su pueblo al capítulo 13 de 1 Corintios. Leed este capítulo cada día, y obtened de él consuelo y fortaleza. Aprended de él el valor que Dios pone en el amor santificado, nacido en el Cielo, y permitid que la lección que enseña llegue hasta vuestros corazones. Aprended que el amor semejante al de Cristo nace en el Cielo, y que sin él no tienen valor todas las otras cualidades” (Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 1.091). Otras porciones de los escritos de Pablo son sugeridas: “Leed el tercer capítulo de Efesios. Practicad la instrucción dada” (Testimonios para los ministros, p. 397). Se estimula la lectura de Filipenses cap. 2 y 3 y de Colosenses 1: “Leed, por favor, el segundo y el tercer capítulos de Filipenses, y el primer capítulo de Colosenses. Hay lecciones allí que todos nosotros debiéramos estudiar” (Testimonios para los ministros, pp. 223, 224). “Leed el primer capítulo de la Epístola de Pablo a los Colosenses. La instrucción que contiene es del más elevado valor” (Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 917). Por otra parte, hay referencias a varios capítulos de Santiago: “Leed el segundo capítulo de Santiago. Practicad la verdad en vuestra vida cotidiana, y conoceréis la obra que el Señor os ha dado para hacer. Leed también el capítulo 4, especialmente los versículos 5 al 12; y el capítulo 5, especialmente los versículos 13 al 20” (Testimonios para los ministros, p. 123). Del Apocalipsis. Elena de White enfatiza la aplicación actual de Apocalipsis 3: “Este mensaje se envía a la iglesia de la actualidad. Exhorto a nuestros miembros de iglesia a que lean todo el tercer capítulo de Apocalipsis, y que le den una aplicación. El mensaje a la iglesia de Laodicea se aplica especialmente al pueblo de Dios de hoy en día” (Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 970). Del mismo modo, considera importante la lectura de Apocalipsis 11, 13 y 18: “Todos los que quieran comprender el significado de estas cosas, lean el capítulo 11 de Apocalipsis. Lean cada versículo, y entérense de las cosas que aún van a ocurrir en las ciudades. Lean también las escenas descritas en el capítulo 18 del mismo libro” (Eventos de los últimos días, p. 97). “Que todos lean cuidadosamente el capítulo 13 de Apocalipsis, porque afecta a todo ser humano, grande o pequeño” (Eventos de los últimos días, p. 261). El pueblo de Dios de este tiempo haría bien en tomar nota de estas orientaciones inspiradas.
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El canto de JesúsQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Mayo 2007 El canto de Jesús ¿Qué escribió la Sra. de White acerca de las ocasiones en que Jesús cantaba? Responde el Dr. Daniel O. Plenc En forma directa, la Biblia solo menciona una ocasión en que Jesús haya cantado, y fue al concluir la Última Cena. Tanto Mateo como Marcos dicen que Jesús y sus discípulos cantaron un himno después de comer la Pascua (Mat. 26:30; Mar. 14:26). Los judíos acostumbraban cantar los Salmos 113 al 118 en esa celebración. Pero bien sabemos que Jesús hizo muchas cosas que no quedaron registradas en los evangelios. Si recurrimos a los escritos de Elena de White, descubriremos que Jesús cantaba a menudo. Jesús lo hacía desde aquellos años, cuando vivía en su casa de Nazaret. “La mirada del Hijo de Dios con frecuencia se detenía sobre las rocas y las colinas alrededor de su hogar. Estaba familiarizado con las cosas de la naturaleza. Veía el sol en los cielos, y la luna y las estrellas que cumplían su misión. Con sus cantos daba la bienvenida a la luz matinal. Escuchaba a la alondra que gorjeaba música para su Dios, y Jesús unía su voz a la voz de alabanza y gratitud [...]” (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1.091). Jesús cantaba en sus momentos de comunión con Dios, al comenzar o al terminar el día. “La niñez de Jesús, pasada en la pobreza, no había quedado contaminada por los hábitos artificiosos de un siglo corrompido. Mientras trabajaba en el banco del carpintero y llevaba las cargas de la vida doméstica, mientras aprendía las lecciones de la obediencia y del sufrimiento, hallaba solaz en las escenas de la naturaleza, de cuyos misterios adquiría conocimiento al procurar comprenderlos. Estudiaba la Palabra de Dios, y sus horas más felices eran las que, terminado el trabajo, podía pasar en el campo, meditando en tranquilos valles y en comunión con Dios, ora en la falda del monte, ora entre los árboles de la selva. El alba lo encontraba a menudo en algún retiro, sumido en la meditación, escudriñando las Escrituras o en oración. Con su canto daba la bienvenida a la luz del día. Con himnos de acción de gracias amenizaba las horas de labor, y llevaba la alegría del cielo a los rendidos por el trabajo y a los descorazonados” (El ministerio de curación, p. 34). Pero Jesús también cantaba mientras realizaba su trabajo de carpintero, y ese canto lo elevaba al cielo y alentaba a sus compañeros de labor. “Jesús trabajaba con alegría y tacto. Se necesita mucha paciencia y espiritualidad para introducir la religión de la Biblia en la vida familiar y en el taller; para soportar la tensión de los negocios mundanales y, sin embargo, continuar deseando sinceramente la gloria de Dios. En esto Cristo fue un ayudador. Nunca estuvo tan embargado por los cuidados de este mundo que no tuviese tiempo o pensamientos para las cosas celestiales. A menudo expresaba su alegría cantando salmos e himnos celestiales. A menudo los moradores de Nazaret oían su voz, que se elevaba en alabanza y agradecimiento a Dios. Mantenía comunión con el Cielo mediante el canto; y cuando sus compañeros se quejaban por el cansancio, eran alegrados por la dulce melodía que brotaba de sus labios. Sus alabanzas parecían ahuyentar a los malos ángeles y, como incienso, llenaban el lugar de fragancia. La mente de los que lo oían se alejaba del destierro que aquí sufrían para elevarse a la patria celestial” (El Deseado de todas las gentes, p. 54). El hecho de que Jesús cantara dice mucho acerca de su carácter positivo y alegre. “A veces se ha dicho que Jesús no sonreía nunca. Esto no es correcto. La inocencia y la pureza de un niño extraían de sus labios un canto gozoso” (Exaltad a Jesús, p. 84). Para el Señor Jesús, el canto fue también una barrera contra la tentación. La utilizó durante toda su vida, y su voz volvió a oírse al enfrentar la prueba final. Durante su vida terrenal, Jesús hizo frente a la tentación con un canto. A menudo, cuando se decían palabras mordaces y ofensivas, cuando la atmósfera que lo rodeaba era sombría a causa de la melancolía, el disgusto, la desconfianza o el temor opresivo, se oía su canto de fe y santa alegría. “En aquella última triste noche de la cena de Pascua, cuando estaba por salir a hacer frente a la traición y la muerte, se elevó su voz en este Salmo: ‘Sea el nombre de Jehová bendito, desde ahora y para siempre. Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado el nombre de Jehová’ ” (La educación, p. 166). El canto de Jesús encierra lecciones oportunas para todos sus seguidores: (a) El canto es un modo adecuado para expresar gozo, gratitud y alabanza a Dios. (b) El canto puede ser un medio de comunión con Dios, tanto como de aliento y alegría para otros. El canto aleja la tentación, la tristeza y la falta de fe.
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Más que plata y oroQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Junio 2007 Más que plata y oro ¿Es verdad que Elena de White declaró que se reciben bendiciones al leer El conflicto de los siglos? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La Sra. de White sentía un gran aprecio por El conflicto de los siglos. Una simple lectura de sus afirmaciones en El colportor evangélico, páginas 171 a 180, nos convencerá de la importancia de la obra y de las bendiciones que sus lectores pueden recibir. Elena de White apreciaba El conflicto de los siglos por la luz que arroja sobre el origen del mal y sobre el plan de salvación. “Se me ha indicado que los libros importantes que contienen la luz que Dios ha dado respecto de la apostasía de Satanás en los cielos, deben recibir una amplia circulación precisamente ahora; pues por su medio la verdad debe llegar a todas las mentes. Patriarcas y profetas, Daniel y Apocalipsis y El conflicto de los siglos son más necesarios ahora que nunca antes” (Review and Herald, 16 de febrero de 1905). En otra ocasión habló de la “preciosa instrucción” contenida en libros como El conflicto de los siglos (Carta 229, 1903). Dijo, además: “Contienen precisamente el mensaje que la gente debe recibir, la luz especial que Dios ha dado a su pueblo. Los ángeles de Dios prepararán el camino para estos libros en el corazón de la gente” (Special Instruction Regardin Royalties, p. 7, 1899). La Hna. White estimaba El conflicto de los siglos debido a su influencia espiritual. “La Hna. White no es la originadora de estos libros. Ellos contienen la instrucción que durante el período de su vida Dios le ha estado dando. Contienen la luz preciosa y consoladora que Dios ha concedido generosamente a su sierva para ser dada al mundo. De sus páginas, esta luz ha de brillar iluminando los corazones de los hombres y las mujeres, y conduciéndolos al Salvador. El Señor me ha señalado que estos libros han de ser esparcidos por todo el mundo. Hay en ellos verdad que, para el que la recibe, es un sabor de vida para vida. Son mensajeros silenciosos para Dios. En lo pasado, han sido los medios en sus manos para convencer y convertir a muchas almas. Muchos los han leído con ávida expectativa, y por medio de su lectura han sido guiados a ver la eficacia del sacrificio de Cristo, y a confiar en su poder. Han sido inducidos a encomendar el cuidado de sus almas a su Creador, esperando y anhelando la venida del Señor para llevar a sus amados a su hogar eterno. En lo futuro, estos libros han de aclarar el evangelio a muchos otros, revelándoles el camino de la salvación” (Review and Herald, 20 de enero de 1903). La autora se refirió a la necesidad de vender el libro ampliamente: “Los libros mayores, Patriarcas y profetas, El conflicto de los siglos, El Deseado de todas las gentes, deben venderse por doquiera. Estos libros contienen verdad para este tiempo: una verdad que ha de ser proclamada en todas partes del mundo. Nada ha de obstaculizar su venta” (Review and Herald, 20 de enero de 1903). Colportores y miembros de iglesia debían empeñarse en esta tarea: “Hermanos y hermanas, trabajad fervorosamente para hacer circular estos libros. Poned vuestro corazón en la tarea, y la bendición de Dios os acompañará” (Ibíd.). La pregunta de la autora es: “¿No veis que la gente necesita la luz que se da en él?” (Carta 1, 1890). Elena de White declaró que apreciaba El conflicto de los siglos más que la plata y el oro: “El conflicto de los siglos debe ser ampliamente difundido. Contiene la historia del pasado, el presente y el futuro. En su bosquejo de las escenas finales de la historia de esta tierra, presenta un poderoso testimonio en favor de la verdad. Estoy más ansiosa de ver una amplia circulación de este libro que de cualquier otro que haya escrito, porque en El conflicto de los siglos el último mensaje de amonestación al mundo es dado en forma más distinta que en cualquier otro de mis libros” (Carta 281, 1905). “Mientras escribía el manuscrito de El conflicto de los siglos, a menudo estaba consciente de la presencia de los ángeles de Dios. Y muchas veces las escenas acerca de las cuales he estado escribiendo me eran presentadas de nuevo en visiones de la noche, de manera que estaban frescas y vívidas en mi mente” (Carta 56, 1911). La Sra. de White predice el profundo impacto producido por la lectura de El conflicto de los siglos dentro y fuera de la iglesia: “Los resultados de la circulación de este libro no han de juzgarse por lo que ahora se ve. Leyéndolo, algunas almas serán despertadas y tendrán valor para unirse de inmediato con los que guardan los Mandamientos de Dios. Pero un número mucho mayor que lo lea no tomará su decisión hasta que vea que los propios acontecimientos que han sido predichos están ocurriendo” (Manuscrito 31, 1890). “Patriarcas y profetas y El conflicto de los siglos son libros especialmente adaptados a los que acaban de abrazar la fe, para que puedan ser establecidos en la verdad. Se señalan los peligros que deben ser evitados por las iglesias. Los que se familiaricen en forma cabal con las lecciones presentadas en estos libros verán los peligros que los acosan, y podrán discernir la senda sencilla y recta en ellos trazada. Serán guardados de desviarse por sendas extrañas. Harán derechos pasos a sus pies, no sea que lo cojo salga fuera del camino” (Carta 229, 1903).
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Datos biográficos de Elena de WhiteQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Junio 2007 Más que plata y oro ¿Es verdad que Elena de White declaró que se reciben bendiciones al leer El conflicto de los siglos? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La Sra. de White sentía un gran aprecio por El conflicto de los siglos. Una simple lectura de sus afirmaciones en El colportor evangélico, páginas 171 a 180, nos convencerá de la importancia de la obra y de las bendiciones que sus lectores pueden recibir. Elena de White apreciaba El conflicto de los siglos por la luz que arroja sobre el origen del mal y sobre el plan de salvación. “Se me ha indicado que los libros importantes que contienen la luz que Dios ha dado respecto de la apostasía de Satanás en los cielos, deben recibir una amplia circulación precisamente ahora; pues por su medio la verdad debe llegar a todas las mentes. Patriarcas y profetas, Daniel y Apocalipsis y El conflicto de los siglos son más necesarios ahora que nunca antes” (Review and Herald, 16 de febrero de 1905). En otra ocasión habló de la “preciosa instrucción” contenida en libros como El conflicto de los siglos (Carta 229, 1903). Dijo, además: “Contienen precisamente el mensaje que la gente debe recibir, la luz especial que Dios ha dado a su pueblo. Los ángeles de Dios prepararán el camino para estos libros en el corazón de la gente” (Special Instruction Regardin Royalties, p. 7, 1899). La Hna. White estimaba El conflicto de los siglos debido a su influencia espiritual. “La Hna. White no es la originadora de estos libros. Ellos contienen la instrucción que durante el período de su vida Dios le ha estado dando. Contienen la luz preciosa y consoladora que Dios ha concedido generosamente a su sierva para ser dada al mundo. De sus páginas, esta luz ha de brillar iluminando los corazones de los hombres y las mujeres, y conduciéndolos al Salvador. El Señor me ha señalado que estos libros han de ser esparcidos por todo el mundo. Hay en ellos verdad que, para el que la recibe, es un sabor de vida para vida. Son mensajeros silenciosos para Dios. En lo pasado, han sido los medios en sus manos para convencer y convertir a muchas almas. Muchos los han leído con ávida expectativa, y por medio de su lectura han sido guiados a ver la eficacia del sacrificio de Cristo, y a confiar en su poder. Han sido inducidos a encomendar el cuidado de sus almas a su Creador, esperando y anhelando la venida del Señor para llevar a sus amados a su hogar eterno. En lo futuro, estos libros han de aclarar el evangelio a muchos otros, revelándoles el camino de la salvación” (Review and Herald, 20 de enero de 1903). La autora se refirió a la necesidad de vender el libro ampliamente: “Los libros mayores, Patriarcas y profetas, El conflicto de los siglos, El Deseado de todas las gentes, deben venderse por doquiera. Estos libros contienen verdad para este tiempo: una verdad que ha de ser proclamada en todas partes del mundo. Nada ha de obstaculizar su venta” (Review and Herald, 20 de enero de 1903). Colportores y miembros de iglesia debían empeñarse en esta tarea: “Hermanos y hermanas, trabajad fervorosamente para hacer circular estos libros. Poned vuestro corazón en la tarea, y la bendición de Dios os acompañará” (Ibíd.). La pregunta de la autora es: “¿No veis que la gente necesita la luz que se da en él?” (Carta 1, 1890). Elena de White declaró que apreciaba El conflicto de los siglos más que la plata y el oro: “El conflicto de los siglos debe ser ampliamente difundido. Contiene la historia del pasado, el presente y el futuro. En su bosquejo de las escenas finales de la historia de esta tierra, presenta un poderoso testimonio en favor de la verdad. Estoy más ansiosa de ver una amplia circulación de este libro que de cualquier otro que haya escrito, porque en El conflicto de los siglos el último mensaje de amonestación al mundo es dado en forma más distinta que en cualquier otro de mis libros” (Carta 281, 1905). “Mientras escribía el manuscrito de El conflicto de los siglos, a menudo estaba consciente de la presencia de los ángeles de Dios. Y muchas veces las escenas acerca de las cuales he estado escribiendo me eran presentadas de nuevo en visiones de la noche, de manera que estaban frescas y vívidas en mi mente” (Carta 56, 1911). La Sra. de White predice el profundo impacto producido por la lectura de El conflicto de los siglos dentro y fuera de la iglesia: “Los resultados de la circulación de este libro no han de juzgarse por lo que ahora se ve. Leyéndolo, algunas almas serán despertadas y tendrán valor para unirse de inmediato con los que guardan los Mandamientos de Dios. Pero un número mucho mayor que lo lea no tomará su decisión hasta que vea que los propios acontecimientos que han sido predichos están ocurriendo” (Manuscrito 31, 1890). “Patriarcas y profetas y El conflicto de los siglos son libros especialmente adaptados a los que acaban de abrazar la fe, para que puedan ser establecidos en la verdad. Se señalan los peligros que deben ser evitados por las iglesias. Los que se familiaricen en forma cabal con las lecciones presentadas en estos libros verán los peligros que los acosan, y podrán discernir la senda sencilla y recta en ellos trazada. Serán guardados de desviarse por sendas extrañas. Harán derechos pasos a sus pies, no sea que lo cojo salga fuera del camino” (Carta 229, 1903).
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La educación cristianaQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Septiembre 2007 La educación cristiana ¿Qué fue lo que la Sra. de White enseñó acerca de la educación cristiana? Responde el Dr. Daniel O. Plenc En 1872 se dio el primer paso en el establecimiento de un sistema de instituciones educativas adventistas. Desde sus comienzos, Elena de White proveyó orientaciones inspiradas que constituyen una verdadera filosofía de la educación. Más de veinte de sus libros y numerosos artículos hacen alguna referencia a este importante tema. Muchas cartas fueron enviadas por la autora a directivos y docentes de las escuelas adventistas. Parte de esta profusa instrucción se volcó en tres libros dedicados enteramente a la educación cristiana: La educación, La educación cristiana, y Consejos para los maestros, padres y alumnos acerca de la educación cristiana. Solo en estos tres volúmenes se encuentran más de mil trescientas páginas saturadas de consejos oportunos y perdurables. Los tópicos tratados por la Sra. de White son muchos y diversos. Sin embargo, hay áreas sobre las que no se expresó. No escribió sobre métodos de enseñanza, con la posible excepción de la enseñanza de la Biblia. No habló sobre notas, evaluaciones, promoción, titulación docente, etc. Tampoco empleó terminología específica, como “libertad académica”, “currículo”, etc. Pero es evidente que promovió una verdadera transformación en los conceptos educativos tradicionales. Los énfasis principales sobre educación cristiana en los escritos de Elena de White parecen ser los siguientes: 1. La educación verdadera es la que enseña una religión basada en la Biblia. 2. El proceso educativo tiene relación con el ser humano entero durante toda su existencia. 3. La educación debiera ser tanto académica como práctica. 4. La verdadera educación prepara para una vida de utilidad y de servicio. 5. La educación cristiana no debiera limitarse a las prácticas tradicionales y a las normas seculares. 6. La educación debiera ser accesible a todos los niños y jóvenes de la iglesia y debe contribuir con su formación espiritual. 7. La educación es una responsabilidad compartida por los padres, los maestros y los miembros de la iglesia. 8. Los planes de estudio deben estar centrados en las verdaderas necesidades de los estudiantes. 9. Para poder brindar auténtica educación cristiana, es necesario que la iglesia opere su propio sistema educativo. 10. Uno de los grandes propósitos de las instituciones educativas adventistas es preparar misioneros y obreros denominacionales. 11. Brindar educación cristiana no significa proporcionar una educación deficiente, sino una de elevada calidad. 12. En los primeros niveles de educación debe enfatizarse las materias instrumentales en preparación para estudios posteriores. 13. Los educadores deben ser consejeros y guías en aspectos laborales, personales y, sobre todo, en el desarrollo del carácter. 14. Debe prepararse a los futuros obreros en habilidades específicas como la oratoria y el cultivo de la voz. 15. Se recomienda un entorno rural para los colegios adventistas con internado. 16. El trabajo útil, la recreación y el ejercicio saludable deben reemplazar a las diversiones mundanas. 17. Las instituciones adventistas deben brindar entrenamiento laboral y proporcionar un oficio. 18. Los maestros deben ser académicamente sólidos al mismo tiempo que cristianos prácticos poseedores de espíritu misionero. 19. La obra del docente cristiano es de igual importancia que la del ministro. 20. La institución educativa y sus estudiantes deben comprometerse con los principios de salud. 21. La Biblia es el principal libro de texto en todos los niveles de la educación. 22. La verdadera educación es el desarrollo armonioso de todas las facultades humanas colocadas al servicio de Dios. Un desarrollo más amplio de estos temas puede encontrarse en la obra de E. M. Cadwallader, Filosofía básica de la educación adventista. Toda esta riqueza de informaciones sobre un tema crucial constituye un desafío para todo creyente comprometido con el Señor y con su obra. _______________
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La escuela sabática ¿es el corazón de la iglesia?QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Noviembre 2007 La Escuela Sabática ¿es el corazón de la iglesia? En muchas oportunidades escuché decir que, según Elena de White, la Escuela Sabática es el corazón de la iglesia. En El ministerio de curación, p. 269, se lee: “Del corazón mana la vida, y el hogar es el corazón de la sociedad, de la iglesia y de la nación”. Si ella escribió que el corazón de la iglesia es el hogar, ¿pudo haber escrito también que es la Escuela Sabática? Responde la Lic. Silvia Scholtus de Roscher Esta pregunta es muy interesante. Antes de darle una respuesta directa, me gustaría hacer un poco de historia sobre el surgimiento de la Escuela Sabática. En agosto de 1852 se fundó una revista mensual para los jóvenes (Youth's Instructor), que contenía la primera lección de Escuela Sabática. Esto propició la realización de las primeras reuniones de Escuela Sabática en las iglesias. Las primeras iglesias en hacerlo fueron Rochester y Buck’s Bridge, en el Estado de Nueva York, entre 1853 y 1854. No fue hasta casi veinte años después, en 1870, que se instituyó un programa formal y se comenzó a diferenciar por edades las lecciones de estudio. También comenzó a definirse los cargos para dirigir estas reuniones (director, secretarios, maestros y la formación de las clases). La organización en las asociaciones y las uniones locales, con su correspondiente liderazgo, se inauguró un tiempo más tarde. Ya hace más de ciento cincuenta años que la Escuela Sabática ha propiciado el estudio de la Biblia mediante lecciones sistemáticas en la iglesia alrededor del mundo. Desde sus mismos comienzos y por su rápido crecimiento, quedó claro que fue planeada por el Señor y destinada a favorecer un mayor conocimiento de la Biblia, crecimiento espiritual e, indiscutiblemente, la difusión del evangelio (no solo para aquellos que asisten sino también mediante un sistema de ofrendas para el sostén de la obra misionera mundial). Elena de White escribió cientos de páginas acerca del lugar, el plan y el propósito de la Escuela Sabática. ¡La primera Escuela Sabática surgió justo en el hogar de la familia White! Además de publicar testimonios en favor de la obra de la Escuela Sabática, compartió sus consejos en la revista Sabbath School Worker [El obrero de la Escuela Sabática]. En 1900, se publicaron varios de estos artículos en un pequeño volumen titulado Testimonios sobre la Escuela Sabática. Posteriormente, se publicaron todos sus escritos sobre el tema en una compilación titulada Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática. Todo esto indica que Elena de White apreció mucho el trabajo de la Escuela Sabática; recibió consejos directos de parte de Dios en cuanto a cómo desarrollar esta actividad. Veamos algunas citas al respecto: “El objeto de la obra de la Escuela Sabática deber ser cosechar almas” (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, p. 67). “Muchísimo puede hacerse para la educación y la enseñanza moral y religiosa de nuestros jóvenes por medio de las escuelas sabáticas bien organizadas y debidamente dirigidas. Debería dedicarse tiempo y atención a este ramo de la obra, porque la importancia de su influencia sobre nuestros jóvenes es incalculable” (Ibid., p. 128). “La Escuela Sabática debería ser uno de los instrumentos más grandiosos y más eficaces para traer almas a Cristo” (Ibid., p. 10). No obstante estas y otras citas, en los escritos de Elena de White no aparece una alusión directa a la Escuela Sabática como el corazón de la iglesia. Posiblemente esa confusión haya surgido por un folleto de 32 páginas titulado “La Escuela Sabática: propósito y organización”, que fue publicado por el departamento de Escuela Sabática e impreso por la Casa Editora Sudamericana (CES) hace varios años (lamentablemente, no tiene impreso el año. Lo tenemos en nuestros archivos y se puede consultar como DF 143, Nº 23). En dicho folleto se compara a la Escuela Sabática con el corazón de la iglesia (p. 5), pero no se atribuye esa declaración a Elena de White. Es simplemente una aseveración de los autores del folleto, que ilustra la importancia que ellos le otorgaron a esta actividad de la iglesia. Es probable que con el tiempo algunos hayan considerado que esa fue una declaración de Elena de White, sin corroborar fehacientemente su autenticidad.
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Elena G. de White y el vegetarianismoQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Enero 2008 Elena de White y el vegetarianismo ¿Fue vegetariana Elena de White? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Existe, en los archivos del Centro de Investigación White, un buen documento titulado “Elena de White y el vegetarianismo: ¿Practicó ella lo que predicó?” Una síntesis de este material escrito por el Dr. Roger W. Coon se presenta aquí, en beneficio de los lectores de la Revista Adventista. Un complemento excelente puede leerse en el apéndice “Experiencia personal de Elena G. de White como reformadora en pro de la salud”, del libro Consejos sobre el régimen alimenticio. Por el año 1908, cuando la Sra. de White vivía, se iniciaron cuestionamientos referidos a una presunta falta de armonía entre lo que ella enseñaba sobre el vegetarianismo y lo que practicaba en su vida privada. Se la acusó de haber enseñado un régimen alimentario sin carne mientras que, al mismo tiempo, consumía carnes limpias e inmundas en los siguientes treinta años. El conocido crítico D. M. Canright aseveró haber visto a los esposos White comer carne de cerdo en su propio hogar. Siendo que Canright entró en contacto con los White en 1859, su afirmación podría aceptarse como verdadera. Jaime White lo había adoctrinado y bautizado. En adelante, Canright visitó con frecuencia la casa de los White. No fue sino hasta cuatro años más tarde que Elena de White recibió la primera visión acerca de la reforma pro salud y comenzó a abstenerse de la carne en general y del cerdo en particular. Es muy probable que antes de esto ella comiera cerdo, y pudo haberlo servido en su mesa. También es verdad que los White abandonaron el consumo de cerdo al recibir luz sobre el particular. Una acusación similar realizó Fanny Bolton al afirmar que, a escondidas, Elena de White comía ostras crudas con vinagre, pimienta y sal. Fannie Bolton también informó que, durante un viaje en ferrocarril, la Sra. de White comió bistec. Es verdad que, en ocasión de un retrasado viaje de muchos días desde Battle Creek, Michigan, hasta Oakland, California, los alimentos escasearon y en una parada Guillermo White descendió del tren y compró un pedazo de carne de novillo recién faenado que les sirvió de alimento. Las palabras del pastor Guillermo White son esclarecedoras: “Durante años, los miembros de la familia White hemos sido vegetarianos, pero no abstemios totales. Siempre hemos considerado que, en casos de emergencia, es justificable consumir carnes limpias en pequeñas cantidades [...]. Este (caso) ocurrió unos ocho o nueve años antes de que la Hna. White decidiera, durante el encuentro campestre de Melbourne (Brighton, enero de 1894), abandonar definitivamente el consumo de carnes [...]”. “Usted encontrará en los escritos de la Hna. White varios pasajes en los que ella afirma que la carne no se sirve en nuestra mesa, algo que era cierto. No obstante, durante cierto número de años, las raras ocasiones en las que pequeñas raciones de carne fueron servidas ocurrieron porque se lo consideró una emergencia” (Carta de W. C. White, del 24 de agosto de 1933). Las primeras revelaciones otorgadas a Elena de White no tuvieron que ver con la salud o el vegetarianismo. La primera visión relacionada con la salud fue dada el 21 de octubre de 1848. Pero la visión completa sobre la reforma pro salud fue dada el 6 de junio de 1863. Para 1844, la salud de Elena era muy frágil. Sufría languidez estomacal, desvanecimientos, pérdida del apetito y debilidad progresiva. En esa época, ella se describió a sí misma como “una gran consumidora de carne”, y consideraba la carne como su “principal artículo alimenticio”. La Sra. de White entendió las instrucciones recibidas en 1863 como una “gran luz del Señor”, que aceptó Atal y como me fue dada@. Desde entonces, dijo, Ahe dejado el uso de la carne@. No hubo dilación. “De inmediato eliminé la carne de mi menú”. Estos decisivos cambios la favorecieron personalmente. En 1909, cuando contaba con 82 años, expresó: “Tengo mejor salud ahora, a pesar de mi edad, de la que tuve en mis días más jóvenes”. El abandono de la carne significó para ella “una batalla especial”. En 1864 dijo que había vivido “sin carne por casi un año entero”. Cinco años después escribió a su hijo Edson: “En lo tocante a la dieta, hemos seguido estrictamente la luz que el Señor nos ha dado [...]” (Carta 5, 1869). En 1870 afirmó: “No he cambiado mi conducta ni en un ápice desde que adopté la reforma pro salud. No he dado ningún paso de retroceso desde que la luz del Cielo sobre este tema brilló por primera vez en mi camino. Abandoné todo de inmediato [...]”. ¿Significa esto que nunca más probó un pedazo de carne? No; tampoco trató de ocultarlo. En 1890, escribió: “Cuando yo no podía obtener el alimento que necesitaba, a veces he comido un poco de carne [...]” (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 472). En 1901, ella habló de ocasiones en las que “me veía obligada a comer un poco de carne”. Pero esas ocasiones en que comió carne fueron excepciones a su práctica habitual. Especialmente ocurría durante los viajes. En sus amplias giras misioneras dependía de sus anfitriones, que no siempre pudieron proveerle una alimentación vegetariana. Los medios de transporte de la época producían dificultades a la hora de prescindir de la carne como alimento. A veces, las dificultades tenían que ver con su presencia en regiones lejanas o aisladas. En un campamento realizado en un lugar remoto de las montañas de Colorado, cuando se estaban quedando sin provisiones, un cazador le compartió carne de venado y Willie mató un pato para suplir la necesidad (Manuscrito 11, 1873). Cinco años más tarde, en la misma región, Guillermo tuvo que pescar y cazar para obtener alimentos (Carta 1, 1878). En la Navidad de 1878, en una zona pobre de Texas, los White comieron carne de venado junto a una familia indigente, y todos lo disfrutaron mucho (Carta 63, 1878). Muchos años después, en Australia, no sintió que era su deber sermonear a familias numerosas y pobres por alimentarse con pan y sopa de carne (Carta 76, 1895). A veces, en la propia casa de los White se debió abandonar durante unos días la comida vegetariana, cuando llegaba una nueva cocinera que aún no sabía cocinar de otra manera. Hubo instancias en las que usó ‘y permitió el uso’ de carne bajo situaciones de emergencia médica. Escribe Elena de White: “Un régimen de carne no es el más sano, y sin embargo yo no asumiría la posición de que la carne debe ser descartada por todos. Los que tienen órganos digestivos debilitados pueden a menudo usar carne, cuando no pueden comer legumbres, hortalizas, frutas o gachas” (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 472). Durante un encuentro campestre realizado en Brighton, Australia, en 1894, la Sra. de White asumió una postura más estricta respecto de la carne. Decidió eliminarla absolutamente, dentro o fuera de su casa. Para ratificarlo, escribió y firmó un compromiso formal “de no comer más carne” (Carta 76, 1895). Dos años más tarde, afirmó: “Ni una partícula de carne se coloca en la mesa”. La decisión se mantuvo intacta en el futuro. En 1903, dijo: “Todavía sigo la luz que me fue dada hace 35 años”. Por otro lado, debe admitirse que la comprensión acertada acerca de los pescados y los mariscos fue más lenta dentro de la iglesia. Por mucho tiempo no resultaba claro que los mariscos eran animales ‘inmundos’. En 1882, Elena de White encargó a su nuera cajas de arenques y latas de ostras (Carta 16, 1882). Aparentemente, ella no abandonó el consumo de peces en el mismo momento en que eliminó la carne roja. Sin embargo, para 1895 reconocía que aun el pescado era perjudicial. Dijo: “Nosotros raramente tenemos pescado en nuestra mesa” (Carta 76, 1895). Para Elena de White, el vegetarianismo es un estilo de dieta basado en vegetales, con un consumo ocasional de carne bajo condiciones inusuales. En general, su postura fue la de una vegetariana, pero no la de una abstemia total. Su práctica era consecuente con su prédica. En 1908, escribió: “Algunos informan que yo no he vivido a la altura de los principios de la reforma pro salud, tal como los he presentado con mi pluma. Pero puedo decir que hasta ahora, por todo lo que yo sepa, no me he apartado de esos principios”. De nuevo, en 1909: “Algunos han informado que yo no he seguido los principios de la reforma pro salud tal como los defendí con mi pluma; pero puedo decir que he sido una fiel reformadora en pro de la salud. Los que han sido miembros de mi familia saben que esto es cierto”. Para la Hna. White, el vegetarianismo no era un principio universal: “Nunca he sentido que era mi deber decir que nadie debería probar carne bajo ninguna circunstancia. Decir esto [...] sería llevar las cosas a los extremos. Nunca he sentido que era mi deber hacer afirmaciones avasalladoras” (Carta 76, 1895). A su entender, el vegetarianismo no debe convertirse en prueba de ‘discipulado’ [membresía] para la iglesia (Testimonies, t. 9, p. 159). Los principios que la movían eran los de “preservar una salud óptima” (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 472) y hacer lo mejor posible, bajo cada circunstancia inmediata, para promover la vida, la salud y las fuerzas. Enseñó que, “en aquellos países donde hay frutas, granos y nueces en abundancia, la carne no es el mejor alimento para el pueblo de Dios” (Testimonies, t. 9, p. 159). Aconsejó no comer carne, “no porque sea considerado un pecado comer carne, sino porque no es saludable” (Manuscrito 15, 1889). También debe decirse que la adopción de una dieta vegetariana era más dificultosa en los días de Elena de White. Especialmente para personas que debían viajar con frecuencia. No existían refrigeradores, y no había disponibilidad permanente de frutas y de verduras. Los cereales secos para el desayuno, la mantequilla de maní y los alimentos naturales que sustituyen a la carne surgieron para el consumo recién en la década de 1890. En sus días, Elena de White fue acusada de copiar los escritos de otros reformadores de la salud. También fue acusada de no practicar lo que enseñaba respecto de la alimentación saludable. La información disponible permite afirmar que estos argumentos carecen de fundamento y justificación.
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Un pueblo sin profecíaQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Febrero 2008 Un pueblo sin profecía El pasaje bíblico de Proverbios 29:18 ¿se refiere al don de profecía? Responde el Dr. Daniel O. Plenc El texto citado dice: “Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado”. Efectivamente, la palabra “profecía”, o “visión”, es la traducción de un término hebreo relativamente frecuente en el Antiguo Testamento, que alude siempre a las visiones proféticas. Puede resultar extraño el pensamiento en un libro como Proverbios, pero está en consonancia con la enseñanza de toda la Escritura. Salomón muestra un contraste entre quienes viven sin profecía y los que atesoran las instrucciones de Dios. Los resultados son también opuestos. El pueblo carente de profecía “se desenfrena”, se suelta de la dirección divina, se desorienta en el camino, porque se priva de la comunicación de Dios por medio de sus mensajeros. El resultado es la anarquía espiritual. En cambio, quienes siguen la voluntad revelada de Dios (“La ley”, en el texto de Prov. 29:18) encuentran prosperidad y felicidad (ver Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 3, p. 1.064). La señora Elena de White recurrió a veces a este texto para enfatizar algunos puntos de importancia. Mostró, por ejemplo, que en ocasiones el pueblo “se desenfrena” por causa del escepticismo hacia los dones, provocado por las revelaciones falsas. “Satanás está [...] constantemente haciendo fuerza por introducir lo espurio a fin de apartar de la verdad. Precisamente, el último engaño de Satanás se hará para que no tenga efecto el testimonio del Espíritu de Dios. ‘Sin profecía el pueblo se desenfrena’ (Prov. 29:18). Satanás trabajará hábilmente, en diferentes formas y mediante diferentes instrumentos, para perturbar la confianza del pueblo remanente de Dios en el testimonio verdadero” (Carta 12, 1890). “Se encenderá un odio satánico contra los testimonios. La obra de Satanás será perturbar la fe de las iglesias en ellos por esta razón: Satanás no puede disponer de una senda tan clara para introducir sus engaños y atar a las almas con sus errores si se obedecen las amonestaciones y los reproches del Espíritu de Dios (Carta 40, 1890)” (Mensajes selectos, t. 1, pp. 54, 55). Sobre estos asuntos de total actualidad, convendría repasar todo el capítulo titulado “Actitudes acerca de los Testimonios” (Mensajes selectos, t. 1, pp. 45-55). Los resultados del escepticismo respecto de las visiones proféticas se mencionan con claridad. Quienes dejan de prestar atención a “las advertencias y los reproches de los Testimonios del Espíritu de Dios, verán que una ola de errores de toda clase aparecerán (3 MS 92 [1890])” (Eventos de los últimos días, p. 182). Una cadena larga y penosa se produce cuando se pierde la fe en la “profecía”. Salomón advierte: “el pueblo se desenfrena”. Elena de White señala que el resultado final es la apostasía. “Es el plan de Satanás debilitar la fe del pueblo de Dios en los Testimonios. Luego, sigue el escepticismo respecto de los puntos vitales de nuestra fe, los pilares de nuestra posición, después la duda hacia las Sagradas Escrituras y luego la marcha descendente hacia la perdición. Cuando se duda y se renuncia a los Testimonios, en los cuales una vez se creyó, Satanás sabe que los engañados no se detendrán allí; redobla sus esfuerzos hasta que los lanza en abierta rebelión, la que se torna incurable y termina en destrucción (4 T, p. 211)” (Ibíd.). El pasaje en estudio concluye diciendo: “Mas el que guarda la ley es bienaventurado”. También a las bendiciones de la obediencia a la Ley de Dios ha dedicado la Sra. de White algunas de sus páginas luminosas. “¡Qué maravilla es la ley de Jehová por su sencillez, su alcance y perfección! Es tan breve que podemos aprender fácilmente de memoria todos sus preceptos; y, al mismo tiempo, tan abarcante que expresa toda la voluntad de Dios y se refiere no solamente a las acciones exteriores, sino también a los pensamientos y las intenciones, los deseos y las emociones del corazón [...].” “No hay misterios en la ley de Dios. Todos pueden captar las grandes verdades que encierra. La mente más débil puede comprender esas reglas [...].” (Signs of the Times, 15 de abril de 1886; Meditaciones matinales, p. 168).
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La obra a favor de los judíosQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Abril 2008 La obra en favor de los judíos ¿Es verdad que muchos judíos se convertirán y ayudarán a terminar la obra? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Elena G. de White se refirió en algunas ocasiones a la necesidad de trabajar por la conversión de los judíos. El capítulo 35 de Los hechos de los apóstoles, titulado “La salvación ofrecida a los judíos” (pág. 307 a 315) es especialmente esclarecedor. La autora hace referencia a las afirmaciones de Pablo y deduce de ellas algunas aplicaciones contemporáneas. Otra porción de interés se encuentra en El evangelismo, páginas 420 y 421, la sección titulada “Una gran cosecha entre los judíos”. Varias declaraciones adicionales pueden leerse en diversos fragmentos de sus escritos. Nos recuerda la Sra. White que en la Epístola a los Romanos, “Pablo expresó libremente su preocupación por los judíos. Siempre, desde su conversión, había anhelado ayudar a sus hermanos judíos a obtener una clara comprensión del mensaje evangélico” (Los hechos de los apóstoles, p. 308). Esa preocupación lo llevó a la oración y a la acción. “Pedía constantemente a Dios que le permitiera trabajar en favor de los israelitas que no reconocían a Jesús de Nazaret como el Mesías prometido” (Ibíd.). Pablo creía que, “aunque Israel rechazó a su Hijo, Dios no los rechazó a ellos” (Ibíd., p. 309) y que habría en Israel quienes aceptarían a Jesús como el Mesías. “A pesar del fracaso de Israel como nación, había entre ellos un buen remanente que se salvaría” (Ibíd., p. 310). Es verdad que si se les anunciara más claramente el Evangelio, muchos se convertirían. “Cuando este Evangelio se presente en su plenitud a los judíos, muchos aceptarán a Cristo como el Mesías. Entre los ministros cristianos son pocos los que han sido llamados a trabajar por el pueblo judío. Pero a estos que han sido pasados por alto, tanto como a todos los otros, ha de darse el mensaje de misericordia y esperanza en Cristo” (Ibíd., p. 314). Se puede pensar, entonces, que esto ciertamente ocurrirá. “En la proclamación final del Evangelio, cuando una obra especial deberá hacerse en favor de las clases descuidadas hasta entonces, Dios espera que sus mensajeros manifiesten particular interés en el pueblo judío que se halla en todas partes de la tierra. Cuando las escrituras del Antiguo Testamento se combinen con las del Nuevo para explicar el eterno propósito de Jehová, eso será para muchos judíos como la aurora de una nueva creación, la resurrección del alma. Cuando vean al Cristo de la dispensación evangélica pintado en las páginas de las escrituras del Antiguo Testamento, y perciban cuán claramente explica el Nuevo Testamento al Antiguo, sus facultades adormecidas se despertarán y reconocerán a Cristo como el Salvador del mundo. Muchos recibirán por la fe a Cristo como su Redentor” (Ibíd.). Estos judíos convertidos se transformarán en testigos de la verdad para este tiempo. “Entre los judíos hay algunos que, como Saulo de Tarso, son poderosos en las Escrituras, y estos proclamarán con poder la inmutabilidad de la ley de Dios. El Dios de Israel hará que esto suceda en nuestros días. No se ha acortado su brazo para salvar. Cuando sus siervos trabajen con fe por aquellos que han sido mucho tiempo descuidados y despreciados, su salvación se revelará” (Ibíd.). Elena de White afirma que los judíos creyentes se unen de nuevo al Israel de Dios y, junto a los gentiles convertidos, forman su pueblo (El evangelismo, p. 420, 421). Por lo tanto, hay una obra que hacer en su favor. “Me ha resultado extraño el que hubiera tan pocas personas que sintieran la preocupación de trabajar entre los judíos, que se hallan esparcidos en tantos países. Cristo estará con vosotros al luchar para esforzar vuestras facultades perceptivas, a fin de contemplar más claramente al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Ibíd.). Estos judíos creyentes tendrán una parte en la terminación de la obra. “Habrá muchos conversos de entre los judíos, y estos conversos ayudarán a preparar el camino para el Señor, aparejando calzada en el desierto para nuestro Dios. Los conversos judíos han de tener una parte importante en la gran preparación que ha de hacerse en lo futuro para recibir a Cristo, nuestro Príncipe” (Ibíd.). Para esta misión tan delicada, se nos invita a pedir a Dios sabiduría. “La obra para los judíos, tal como se bosqueja en el capítulo 11 de Romanos, es una obra que debe ser tratada con sabiduría especial. Es una obra que no debe ser pasada por alto. [...] Con toda sabiduría y rectitud debemos despejar el camino del Rey. A los judíos debe dárseles la oportunidad de acudir a la luz” (Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 1078).
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Los originalesQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Mayo 2008 Los originales ¿Cuáles son los libros originales de Elena de White? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Esta es una consulta frecuente, cuya respuesta no es sencilla. La Sra. de White fue una escritora prolífica, pero mucho de su producción tuvo la forma de cartas, diarios, artículos, panfletos, etc. A veces estos materiales eran ampliados o reunidos en forma de libros. La siguiente es una lista tentativa, con alguna aclaración en cuanto a la fecha de publicación, procedencia y contenido, ordenada cronológicamente. 1858. Spiritual Gifts, tomos 1-4. El tomo 1 (1858) es el primer relato que hizo la autora luego de su “visión del gran conflicto”, y abarca desde la caída de Lucifer hasta el fin de los tiempos. El tomo 2 (1860) es una autobiografía de la Sra. de White hasta el año 1860. El tomo 3 (1864) es una narración de la historia sagrada, desde la Creación hasta la entrega de la Ley en el Sinaí. El tomo 4 (1864) cubre el período desde el Sinaí hasta el reinado de Salomón y trae la descripción de la primera visión acerca de la salud. Contiene, además, testimonios que fueron luego publicados en Testimonios para la iglesia, tomo 1. 1865. Health, or How to Live. Una obra de 86 páginas, con una ampliación de los artículos de salud de Spiritual Gifts, tomo 4. Puede encontrarse su contenido en La temperancia y en Mensajes selectos, tomo 2. 1870. Spirit of Prophecy, tomos 1-4. Esta serie representa una descripción ampliada de la “visión del gran conflicto” ya publicada en Spiritual Gifts (1858). El tomo 1 (1870) contiene la historia del Antiguo Testamento desde la caída de Lucifer y la Creación hasta el tiempo del rey Salomón. Fue ampliado más tarde en el libro Patriarcas y profetas. El tomo 2 (1877) contiene la vida de Cristo desde su nacimiento hasta la semana de la Pasión; fue ampliado más tarde en el libro El Deseado de todas las gentes. El tomo 3 (1878) hace una descripción de la semana de la Pasión hasta la ascensión de Cristo. También incluye la historia de la iglesia apostólica descrita en Hechos capítulos 1 al 17. Más tarde, este volumen fue ampliado en los libros El Deseado de todas las gentes y Los hechos de los apóstoles. El tomo 4 (1884) narra los puntos principales de la gran controversia entre Cristo y Satanás, desde la destrucción de Jerusalén hasta el fin de los tiempos. El libro fue ampliado más tarde como El gran conflicto. 1882. Early Writings of Ellen G. White (Primeros escritos). Un libro que reúne tres trabajos anteriores: A Sketch of the Christian Experience and Views of Ellen G. White, de 62 páginas (1851), Supplement to the Christian Experience and Views of Ellen G. White (1854) y Spiritual Gifts, tomo 1 (1858). 1883. Sketches From the Life of Paul. Es el relato de la vida del apóstol Pablo, desde la época anterior a su conversión hasta su martirio. No está traducido al español, pero su contenido se encuentra ampliado en Los hechos de los apóstoles. 1885. Testimonies for the Church, tomos 1-9 (Testimonios para la iglesia). Es una colección de consejos espirituales de naturaleza general acerca de una gran variedad de situaciones, incluyendo muchas cartas personales enviadas a miembros de iglesia. Suman, en total, 37 testimonios. El tomo 1 (1885) abarca los testimonios 1 al 14, escritos entre 1855 y 1868, y unas 100 páginas con una autobiografía de la autora. El tomo 2 (1885) comprende los testimonios 15 al 20, escritos entre 1868 y 1871. El tomo 3 (1885) incluye los testimonios 21 al 25, escritos entre 1872 y 1881. El tomo 4 (1885) comprende los testimonios 26 al 30, escritos entre 1876 y 1881. El tomo 5 (1889) integra los testimonios 31 al 33, publicados originalmente en 1882, 1885 y 1889. El tomo 6 (1900) contiene el testimonio 34. El tomo 7 (1902) comprende el testimonio 35 e incluye una sección sobre la obra de las publicaciones. El tomo 8 (1904) incluye el testimonio 36, dedicado a exponer la falsedad de las ideas panteístas. El tomo 9 (1909) contiene el testimonio 37. 1888. The Great Controversy Between Christ and Satan (El gran conflicto). Libro revisado y ampliado por la autora en 1911. Se inicia con la narración de la destrucción de Jerusalén en el año 70 y sigue describiendo los tópicos más relevantes del conflicto entre Cristo y Satanás, tal como se refleja en la historia de la iglesia cristiana hasta el presente, así como una anticipación bíblica de lo por venir. 1890. Christian Temperance and Bible Hygiene. Actualmente incluido en el libro La temperancia. 1890. Patriarchs and Prophets (Patriarcas y profetas). Describe la historia sagrada desde sus inicios, en el libro de Génesis, hasta la época del reinado de David. Es el primer tomo de la serie “El conflicto de los siglos”. 1892. Steps to Christ (El camino a Cristo). Es un verdadero clásico de Elena de White acerca de la salvación y la vida cristiana. 1892. Gospel Workers (Obreros evangélicos). Presenta las cualidades que debieran caracterizar a los cristianos que se ocupan de la tarea evangelizadora. 1893. Christian Education (La educación cristiana). Obra que recoge otras fuentes publicadas por la autora acerca del tema. 1896. Thoughts From the Mount of Blessing (El discurso maestro de Jesucristo). Ofrece un estudio de los puntos clave del Sermón de la Montaña, como las Bienaventuranzas, el Padrenuestro y otras instrucciones del Señor destinadas a los ciudadanos de su Reino. 1896. Christ Our Saviour (Vida de Jesús). Una adaptación para niños, realizada por Edson White a partir de materiales preparados para El Deseado de todas las gentes. 1897. Special Testimonies on Education. Reimpreso en Consejos para los maestros, padres y alumnos y en otros lugares. 1898. The Desire of Ages (El Deseado de todas las gentes). Uno de los libros más conocidos de Elena de White. Trata sobre la vida y el ministerio de Jesús, con múltiples aplicaciones a la vida de los lectores. 1900. Christ’s Object Lessons (Palabras de vida del Gran Maestro). Un libro relacionado con El Deseado de todas las gentes, que estudia y aplica las parábolas de Jesús a la vida cristiana. 1900. Testimonies on Sabbath-School Work. Una obra de 128 páginas, revisada y ampliada en 1938 bajo el título: Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática. 1903. Education (La educación). Es la presentación de principios bíblicos relacionados con la educación, especialmente útiles para padres y docentes. 1905. The Ministry of Healing (El ministerio de curación). Son instrucciones acerca de los principios del sano vivir, acerca de los verdaderos remedios, el cuidado de los enfermos, el ministerio de la salud y un enfoque positivo de la vida. 1911. Acts of the Apostles (Los hechos de los apóstoles). Presenta la historia de los primeros cristianos en tiempos del Nuevo Testamento. 1913. Counsels to Parents, Teachers, and Students Regarding Christian Education (Consejos para los maestros, padres y alumnos). Incluye materiales tomados de Christian Education, Special Testimonies on Education y otros manuscritos no publicados. Desarrolla la tarea de padres, docentes y alumnos en favor de la educación cristiana. 1915. Life Sketches of Ellen G. White (Notas biográficas de Elena G. de White). Una autobiografía preparada por la autora hasta el año 1881, completada por C. C. Crisler. 1917. Prophets and Kings (Profetas y reyes). Describe la historia del Antiguo Testamento desde la vida de Salomón hasta el tiempo de Malaquías. Estaba casi listo en 1915 y lo completaron los fideicomisarios con manuscritos de la autora.
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Las publicaciones y el mensaje del advenimientoQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Junio 2008 Las publicaciones y el mensaje del advenimiento ¿Cuál es la importancia de las publicaciones en la proclamación del regreso de Cristo? Responde el Dr. Daniel O. Plenc El movimiento adventista surgió y se desarrolló bajo el impulso de las publicaciones. En una fecha tan temprana como 1848, Elena de White recibió una revelación sobre la necesidad de publicar un periódico. El fruto de esa visión de Dorchester, Massachusetts se concretó con la aparición de la revista Present Truth [La verdad presente] al año siguiente. Elena G. de White tenía una aguda conciencia de la importancia de las publicaciones como medio de evangelización. Se le mostró en reiteradas ocasiones la necesidad de distribuirlas ampliamente. “Hay que distribuir publicaciones como hojas de otoño. Este es el mensaje que hemos estado recibiendo del Señor durante muchos años” (El ministerio de las publicaciones, p. 409). Se trata de una obra de todos, para todos los lugares. “Folletos, periódicos y libros, según la ocasión lo requiera, deben distribuirse por todas las ciudades y aldeas de la tierra. Aquí hay obra misionera para todos” (Notas biográficas, p. 240). En este propósito debe aprovecharse diligentemente cada oportunidad. “Coloquemos las publicaciones en cada mano que quiera recibirlas. Consagrémonos a la proclamación del mensaje” (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 199). Hay en los escritos de Elena G. de White una apelación directa a la participación de cada adventista en esta tarea misionera de primera magnitud. “Que cada adventista se pregunte: ‘¿Qué puedo hacer yo para proclamar el mensaje del tercer ángel?’ [...] ¿Cómo hemos de darlo? La distribución de nuestras publicaciones es un medio por el cual el mensaje ha de proclamarse. Que cada creyente disemine folletos y libros que contienen el mensaje para este tiempo” (Servicio cristiano, p. 181). A Elena G. de White se le mostró que esas publicaciones con el mensaje adventista debían compartirse con los vecinos (El ministerio de las publicaciones, ps. 411-413), distribuirse en los trenes, en la calle, en los barcos, y enviarse por correo (Obreros evangélicos, p. 366). Las publicaciones habrían de llegar a lugares donde los predicadores no pueden entrar. “Hay muchos lugares en los cuales no puede oírse la voz del predicador, lugares que pueden ser alcanzados únicamente por nuestras publicaciones, los libros, periódicos y folletos que contienen las verdades bíblicas que el pueblo necesita. Nuestras publicaciones han de ser distribuidas por todas partes” (El colportor evangélico, p. 14). Se trata evidentemente de una labor de siembra cuyos frutos se verán totalmente en la eternidad. “Nadie puede estimar la influencia que hasta una página rota que contenga las verdades del mensaje del tercer ángel puede tener sobre el corazón de alguien que esté buscando la verdad” (Servicio cristiano, p. 192). La Providencia guiará a los sinceros hacia la palabra impresa como recurso adecuado para el descubrimiento de la verdad. Dice la Sra. White: “Los vi sostener periódicos y folletos en una mano, y la Biblia en la otra, mientras sus mejillas estaban humedecidas por las lágrimas; e inclinándose delante de Dios en ferviente y humilde oración, para ser guiados a toda la verdad: exactamente lo que él estaba haciendo por ellos antes que se lo pidieran. Y cuando la verdad era recibida en sus corazones, y veían la cadena armoniosa de la verdad, la Biblia resultaba para ellos un libro nuevo; lo oprimían contra su corazón con gozo agradecido, mientras sus rostros irradiaban felicidad y santa alegría” (Servicio cristiano, p. 187). En gran medida la proclamación final del evangelio se cumplirá por medio de la página impresa. “Pronto Dios hará grandes cosas por nosotros si nos ponemos humildes y creyentes a sus pies [...] Más de mil personas se convertirán en un solo día, la mayor parte de las cuales adjudicarán sus primeras convicciones a la lectura de nuestras publicaciones” (El colportor evangélico, p. 210). La tierra quedará iluminada por la proclamación del mensaje de Dios para los habitantes de este mundo. “Es también, en gran medida, por medio de nuestras imprentas como debe cumplirse la obra de aquel otro ángel que baja del cielo con gran potencia y alumbra la tierra con su gloria” (Joyas de los testimonios, tomo 3, ps. 140-142).
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La humanidad de Cristo: Su identificaciónQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Julio 2008 La humanidad de Cristo: su identificación ¿Qué escribió Elena de White acerca de la humanidad de Jesús? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La cristología es un tema al mismo tiempo importante y controversial para la teología adventista. Se ofrece, a continuación, una exposición breve del pensamiento de Elena de White acerca de la naturaleza humana de Jesús. Como lectura complementaria, se recomienda Mensajes selectos, tomo 1, páginas 284 a 340, y tomo 3, páginas 143 a 160. Su misterio y comprensión Al igual que Pablo (Col. 1:26; 1 Tim. 3:16), Elena de White dice que la encarnación de Cristo es un “misterio” insondable (Mensajes selectos, t. 1, pp. 289, 292; Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1.088; t. 6, p. 1.082). Como lo enseña Deuteronomio 29:29, solo algunos aspectos del tema han sido revelados (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1.103). Sin embargo, es un tema profundo, vital y esencial, que ha sido revelado en las Escrituras para nuestro estudio (A fin de conocerle, p. 27; Recibiréis poder, p. 108). Dice la señora de White: “La humanidad del Hijo de Dios es todo para nosotros [...]. Esto ha de ser nuestro estudio” (Mensajes selectos, t. 1, p. 286). “Necesitamos comprender, hasta donde sea posible, la naturaleza verdaderamente humana de nuestro Señor. Lo divino y lo humano estaban uniéndose en Cristo, y ambos eran completos” (Mensajes selectos, t. 3, p. 153). Su semejanza con la humanidad En Jesús se cumplen las palabras de Juan 1:14 y 3:16 (Hijos e hijas de Dios, p. 13). “Cristo fue un verdadero hombre”; “plenamente humano”; “participante de nuestra naturaleza” (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 895). La autora cita Hebreos 2:14 y se expresa con claridad: “Cristo no tomó la naturaleza humana en forma aparente. La tomó de verdad. En realidad, poseyó la naturaleza humana” (Mensajes selectos, t. 1, p. 290). Elena de White recuerda que Cristo vino en “semejanza de carne de pecado” (Rom. 8:3) y fue “semejante a sus hermanos” (Heb. 2:16, 17). “Durante cuatro mil años, la familia humana había estado perdiendo fuerza física y mental, así como valor moral; y Cristo tomó sobre sí las flaquezas de la humanidad degenerada. Únicamente así podía rescatar al hombre de las profundidades de su degradación” (El Deseado de todas las gentes, p. 92; véase también Mensajes selectos, t. 1, p. 313). Algunas declaraciones parecen indicar una identificación completa con la naturaleza caída del hombre. Dice la autora: “Tomó sobre sí la naturaleza caída y doliente del hombre, degradada y contaminada por el pecado” (Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 1.169). A continuación lo explica, al decir que Cristo compartió nuestros “dolores”, “pesar”, “vergüenza” y “tentaciones”. Agrega: “En él no había ni engaño ni pecado; siempre fue puro e incontaminado; y, sin embargo, tomó sobre sí nuestra naturaleza pecaminosa” (Ibíd., t. 7, p. 450). En alusión a Hebreos 2:18, dice la autora: “Tomó sobre su naturaleza sin pecado nuestra naturaleza pecaminosa, para poder saber cómo socorrer a los tentados” (Ibíd., t. 7, p. 448). “Cristo, que no conocía en lo más mínimo la mancha o la contaminación del pecado, tomó nuestra naturaleza en su condición deteriorada” (Mensajes selectos, t. 1, p. 296). El párrafo que sigue es muy conocido: “Habría sido una humillación casi infinita para el Hijo de Dios revestirse de la naturaleza humana, aun cuando Adán poseía la inocencia del Edén. Pero Jesús aceptó la humanidad cuando la especie se hallaba debilitada por cuatro mil años de pecado. Como cualquier hijo de Adán, aceptó los efectos de la gran ley de la herencia. [...] Pero él vino con una herencia tal para compartir nuestras penas y tentaciones, y darnos el ejemplo de una vida sin pecado” (El Deseado de todas las gentes, p. 32). En esa condición debió enfrentar las tentaciones. “Con las debilidades del hombre caído sobre él, en favor de la raza humana había de soportar las tentaciones de Satanás en todos los puntos en los que pudiera ser atacado el hombre” (Mensajes selectos, t. 1, p. 314). La señora de White cita Hebreos 4:15, y agrega: “Él tomó la naturaleza humana, y llevó las debilidades y la degeneración del hombre” (Ibíd.). Su apariencia física Jesús se identificó con los hombres también en su apariencia física. “Su estatura era un poco mayor que la de los hombres en general. Su apariencia personal no poseía ninguna marca especial de su divino carácter, que pudiera inspirar por sí misma fe. No obstante, su forma perfecta, su porte digno, su semblante que expresaba bondad, amor y santidad, no eran igualados por nadie que viviera sobre la tierra” (Spiritual Gifts, t. 4, p. 119). Agrega la autora que a Jesús “no se lo distinguía entre la multitud” (El Deseado de todas las gentes, p. 110). Natanael quedó desilusionado por las señales de pobreza y de trabajo que vio en él (Ibíd., p. 113). Tal como lo profetizó Isaías 53:2, “su apariencia no era atractiva” (Testimonies for the Church, t. 4, p. 373). No era diferente de los demás hombres de su raza. “Debía ser semejante a los que pertenecían a la familia humana y a la raza judía. Sus facciones tenían que ser semejantes a las de los seres humanos, y no debía tener tal belleza en su persona que la gente lo señalara como diferente de los demás” (Mensajes selectos, t. 1, p. 143). Las cualidades que atrajeron multitudes tenían que ver más con el carácter que con cualquier otra cosa (El Deseado de todas las gentes, pp. 219, 220; Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 904; El evangelismo, p. 44). Elena de White señala que Jesús adoptó la humanidad definitivamente y que los rastros de su sacrificio lo acompañarán siempre (El conflicto de los siglos, p. 732).
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La humanidad de Cristo: Su singularidadQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Julio 2008 La humanidad de Cristo: su identificación ¿Qué escribió Elena de White acerca de la humanidad de Jesús? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La cristología es un tema al mismo tiempo importante y controversial para la teología adventista. Se ofrece, a continuación, una exposición breve del pensamiento de Elena de White acerca de la naturaleza humana de Jesús. Como lectura complementaria, se recomienda Mensajes selectos, tomo 1, páginas 284 a 340, y tomo 3, páginas 143 a 160. Su misterio y comprensión Al igual que Pablo (Col. 1:26; 1 Tim. 3:16), Elena de White dice que la encarnación de Cristo es un “misterio” insondable (Mensajes selectos, t. 1, pp. 289, 292; Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1.088; t. 6, p. 1.082). Como lo enseña Deuteronomio 29:29, solo algunos aspectos del tema han sido revelados (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1.103). Sin embargo, es un tema profundo, vital y esencial, que ha sido revelado en las Escrituras para nuestro estudio (A fin de conocerle, p. 27; Recibiréis poder, p. 108). Dice la señora de White: “La humanidad del Hijo de Dios es todo para nosotros [...]. Esto ha de ser nuestro estudio” (Mensajes selectos, t. 1, p. 286). “Necesitamos comprender, hasta donde sea posible, la naturaleza verdaderamente humana de nuestro Señor. Lo divino y lo humano estaban uniéndose en Cristo, y ambos eran completos” (Mensajes selectos, t. 3, p. 153). Su semejanza con la humanidad En Jesús se cumplen las palabras de Juan 1:14 y 3:16 (Hijos e hijas de Dios, p. 13). “Cristo fue un verdadero hombre”; “plenamente humano”; “participante de nuestra naturaleza” (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 895). La autora cita Hebreos 2:14 y se expresa con claridad: “Cristo no tomó la naturaleza humana en forma aparente. La tomó de verdad. En realidad, poseyó la naturaleza humana” (Mensajes selectos, t. 1, p. 290). Elena de White recuerda que Cristo vino en “semejanza de carne de pecado” (Rom. 8:3) y fue “semejante a sus hermanos” (Heb. 2:16, 17). “Durante cuatro mil años, la familia humana había estado perdiendo fuerza física y mental, así como valor moral; y Cristo tomó sobre sí las flaquezas de la humanidad degenerada. Únicamente así podía rescatar al hombre de las profundidades de su degradación” (El Deseado de todas las gentes, p. 92; véase también Mensajes selectos, t. 1, p. 313). Algunas declaraciones parecen indicar una identificación completa con la naturaleza caída del hombre. Dice la autora: “Tomó sobre sí la naturaleza caída y doliente del hombre, degradada y contaminada por el pecado” (Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 1.169). A continuación lo explica, al decir que Cristo compartió nuestros “dolores”, “pesar”, “vergüenza” y “tentaciones”. Agrega: “En él no había ni engaño ni pecado; siempre fue puro e incontaminado; y, sin embargo, tomó sobre sí nuestra naturaleza pecaminosa” (Ibíd., t. 7, p. 450). En alusión a Hebreos 2:18, dice la autora: “Tomó sobre su naturaleza sin pecado nuestra naturaleza pecaminosa, para poder saber cómo socorrer a los tentados” (Ibíd., t. 7, p. 448). “Cristo, que no conocía en lo más mínimo la mancha o la contaminación del pecado, tomó nuestra naturaleza en su condición deteriorada” (Mensajes selectos, t. 1, p. 296). El párrafo que sigue es muy conocido: “Habría sido una humillación casi infinita para el Hijo de Dios revestirse de la naturaleza humana, aun cuando Adán poseía la inocencia del Edén. Pero Jesús aceptó la humanidad cuando la especie se hallaba debilitada por cuatro mil años de pecado. Como cualquier hijo de Adán, aceptó los efectos de la gran ley de la herencia. [...] Pero él vino con una herencia tal para compartir nuestras penas y tentaciones, y darnos el ejemplo de una vida sin pecado” (El Deseado de todas las gentes, p. 32). En esa condición debió enfrentar las tentaciones. “Con las debilidades del hombre caído sobre él, en favor de la raza humana había de soportar las tentaciones de Satanás en todos los puntos en los que pudiera ser atacado el hombre” (Mensajes selectos, t. 1, p. 314). La señora de White cita Hebreos 4:15, y agrega: “Él tomó la naturaleza humana, y llevó las debilidades y la degeneración del hombre” (Ibíd.). Su apariencia física Jesús se identificó con los hombres también en su apariencia física. “Su estatura era un poco mayor que la de los hombres en general. Su apariencia personal no poseía ninguna marca especial de su divino carácter, que pudiera inspirar por sí misma fe. No obstante, su forma perfecta, su porte digno, su semblante que expresaba bondad, amor y santidad, no eran igualados por nadie que viviera sobre la tierra” (Spiritual Gifts, t. 4, p. 119). Agrega la autora que a Jesús “no se lo distinguía entre la multitud” (El Deseado de todas las gentes, p. 110). Natanael quedó desilusionado por las señales de pobreza y de trabajo que vio en él (Ibíd., p. 113). Tal como lo profetizó Isaías 53:2, “su apariencia no era atractiva” (Testimonies for the Church, t. 4, p. 373). No era diferente de los demás hombres de su raza. “Debía ser semejante a los que pertenecían a la familia humana y a la raza judía. Sus facciones tenían que ser semejantes a las de los seres humanos, y no debía tener tal belleza en su persona que la gente lo señalara como diferente de los demás” (Mensajes selectos, t. 1, p. 143). Las cualidades que atrajeron multitudes tenían que ver más con el carácter que con cualquier otra cosa (El Deseado de todas las gentes, pp. 219, 220; Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 904; El evangelismo, p. 44). Elena de White señala que Jesús adoptó la humanidad definitivamente y que los rastros de su sacrificio lo acompañarán siempre (El conflicto de los siglos, p. 732).
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Cristo, el camino de la vida"QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Septiembre 2008 Cristo, el camino de la vida ¿De qué forma ilustraban nuestros pioneros el plan de salvación? Responde la Lic. Silvia Scholtus de Roscher Dios comunica el contenido del mensaje al profeta mediante ilustraciones animadas y vívidas. Esta forma de comunicar el mensaje ha sido fuente de inspiración para muchos artistas a lo largo de los siglos. Nuestros pioneros adventistas también mantuvieron la práctica de esquematizar e ilustrar lo descrito por los profetas para que su comprensión fuera más plena. Conocidas son las ilustraciones que se utilizaban para explicar las imágenes de las bestias de Daniel y Apocalipsis. Miller y sus seguidores, y posteriormente los que formaron parte de la Iglesia Adventista, dieron conferencias sobre las profecías de la Biblia y las usaron en afiches y otros tipos de materiales. Existe una historia interesante sobre una ilustración que mantuvo ocupado a Jaime White hasta el día de su muerte. Su interés se centraba en hacer una ilustración que contuviera una síntesis del plan divino de salvación. No se sabe en qué momento, M. G. Kellog obtuvo por primera vez una copia del cuadro “El camino de la vida: del paraíso perdido al paraíso restaurado” [The Way of Life: from paradise lost to paradise restored]. Pero un día se la mostró al pastor Jaime White, quien manifestó tanto interés, que Kellogg se la obsequió. En esta ilustración, Jaime White vio una descripción del plan de salvación. En el centro se puede apreciar un árbol cuyas ramas sostienen las tablas de piedra de los Diez Mandamientos, mostrando a la izquierda la responsabilidad del hombre para con Dios y a la derecha la responsabilidad del hombre para con sus semejantes. Se publicaron copias para la venta y se anunció en la revista Review and Herald el 17 de febrero de 1874. Dos años después se decidió mejorar el cuadro y adjuntar un folleto con las explicaciones correspondientes. En mayo de 1876, Jaime White planeaba viajar a Nueva York para solicitar la ayuda de un artista que rediseñara el cuadro con las mejoras. Para octubre de ese año se estaban imprimiendo unas 1.000 copias del nuevo diseño, que es el que conocemos hoy. Figura 1 Cuatro años después, el pastor White comenzó a planear un cambio de énfasis en el cuadro. En marzo de 1880, le escribió a su esposa comentándole sobre las diferencias que introduciría. Entre ellas estaban: quitar el árbol con la ley, hacer que Cristo en la cruz se ubicara en el centro del cuadro y con un tamaño mayor, mejorar la escena del bautismo y de la ciudad celestial. Los cambios iban a ser tales que solicitó a su hijo, William, que verificara cuántas copias del diseño anterior quedaban y que viera la posibilidad de deshacerse de ellas. Para fines del año 1880, los planes del pastor White incluían la impresión del cuadro para que se usara en otros países. Durante enero de 1881, fue a Nueva York para ver a Thomas Moran, quien era considerado uno de los mejores artistas de la época, para que completara el diseño. Lo iba a titular “Cristo, el camino de la vida: del paraíso perdido al paraíso restaurado” [Christ, the way of life: from paradise lost to paradise restored]. Además planificó publicar un libro con las explicaciones. Pero no pudo concretar sus intenciones, pues falleció en agosto de ese año. Con la ayuda de sus hijos, Elena de White asumió la tarea, y para 1883 se inscribió el copyright de un nuevo cuadro, con Cristo como centro del plan de salvación. Figura 2 Es interesante notar cómo el énfasis en la ley cambia a un énfasis en Cristo durante las primeras décadas de la historia de nuestra iglesia. La última versión se produjo en 1980, cuando el personal del Patrimonio White solicitó al artista Elfred Lee que hiciera arreglos en la versión anterior. Lee creó un mural en la iglesia de Auburn, California, que luego se exhibió en las sesiones de la Asociación General de 1980, en Dallas, Texas. Posteriormente se trasladó a las oficinas del Patrimonio White para que pudiera ser observado por quienes visitaran el lugar. Figura 3 Estas ilustraciones refuerzan los conceptos centrales del plan de salvación bíblico. Dios y su actividad salvadora mediante Cristo se destacan en toda su intensidad. “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo, para que todo aquél que él crea no se pierda, más tenga vida eterna” (Juan 3:16). _______________ LEYENDAS PARA LAS FIGURAS: Figura 1. “El camino de la vida: del paraíso perdido al paraíso restaurado”. Figura 2. “Cristo, el camino de la vida: del paraíso perdido al paraíso restaurado”. Figura 3. “Cristo, el camino de la vida”, por Elfred Lee (1980).
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Trasfondo de la serie de "El gran conflicto""QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Diciembre 2008 Trasfondo de la serie de “El gran conflicto” ¿Podría informarnos sobre el trasfondo histórico y el contenido de Patriarcas y profetas y Profetas y reyes? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Patriarcas y profetas La denominada “serie del gran conflicto” es el desarrollo final de un tema revelado a Elena de White en una visión de dos horas, el 14 de marzo de 1858, en Lovett's Grove, Ohio, Estados Unidos, conocida como “la visión del Gran Conflicto”. En bosquejos amplios se le mostró la lucha milenaria entre el bien y el mal desde su comienzo hasta la consumación final del plan de salvación. Se le pidió a Elena de White que escribiera sobre el conflicto de los siglos entre Cristo y Satanás. Seis meses después, se publicó un pequeño libro de 219 páginas titulado El gran conflicto entre Cristo y sus ángeles, y Satanás y sus ángeles [The Great Controversy, Between Christ and His Angels, and Satan and His Angels], conocido como Spiritual Gifts, tomo 1. Esta obra incluye el relato de la caída del hombre, el plan de redención, y la historia de la iglesia desde el tiempo de Cristo hasta la tierra nueva. Su contenido se encuentra en español en la última parte de Primeros escritos. En 1864 aparecieron los tomos 3 y 4 de Spiritual Gifts [Dones espirituales], bajo el título de Hechos importantes de fe en conexión con la historia de hombres santos de la antigüedad [Important Facts of Faith in Connection With the History of Holy Men of Old]. El tomo 3 narra la historia sagrada desde la Creación hasta la entrega de la Ley en el Sinaí y el tomo 4 cubre el período desde el Sinaí hasta el rey Salomón. La presentación escrita sobre el gran conflicto siguió ampliándose con la aparición de los cuatro tomos de Spirit of Prophecy: The Great Controversy [Espíritu de profecía: El gran conflicto]. El tomo 1 de Spirit of Prophecy (1870) contiene la historia del Antiguo Testamento desde la caída de Lucifer y la Creación hasta el tiempo de Salomón. Fue ampliado más tarde en el libro Patriarcas y profetas (1890). El tomo 2 (1877) contiene la vida de Cristo desde su nacimiento hasta la semana de la pasión. Fue ampliado más tarde en el libro El Deseado de todas las gentes (1898). El tomo 3 (1878) describe la semana de la pasión hasta la ascensión de Cristo, e incluye la historia de la iglesia apostólica descrita en Hechos 1‑17. Más tarde fue ampliado en los libros El Deseado de todas las gentes (1898) y Los hechos de los apóstoles (1911). El tomo 4 (1884) narra los puntos principales de la gran controversia entre Cristo y Satanás desde la destrucción de Jerusalén hasta el fin de los tiempos. El libro fue ampliado más tarde como El conflicto de los siglos (1888). En su forma actual, el libro Patriarcas y profetas [Patriarchs and Prophets (1890)] describe la historia sagrada desde el punto de vista de la gran controversia entre la verdad y el error desde el surgimiento de la rebelión hasta la época del reinado de David. Es el primer tomo de la serie “El conflicto de los siglos”. Profetas y reyes Desde la visión de 1858, Elena de White tuvo interés de presentar las lecciones de la historia bíblica desde el punto de vista de la enemistad cósmica entre la luz y las tinieblas espirituales. Otras revelaciones posteriores fueron enriqueciendo su comprensión de las grandes escenas del drama de los siglos. El libro Profetas y reyes [Prophets and Kings (1917)] describe la historia del Antiguo Testamento desde la vida de Salomón hasta el tiempo de Malaquías. No pretende ser una crónica detallada de los acontecimientos históricos. Más bien rescata las grandes lecciones de la decadencia, desde los prósperos y pacíficos días de Salomón, pasando por la división del reino y llegando a la cautividad de Israel del norte y de Judá. También relata el restablecimiento de los judíos y la esperanza mesiánica. La autora falleció cuando se preparaban los capítulos finales en 1915 y el libro fue completado por los fideicomisarios con manuscritos de la autora.
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¿Cómo se escribió el libro sobre "La vida de Jesús"?"QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Enero 2009 ¿Cómo se escribió el libro sobre la vida de Jesús? ¿Podría informarnos sobre el trasfondo histórico y el contenido de El Deseado de todas las gentes? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Luego de la “visión del gran conflicto” (1858), Elena de White sintió la necesidad de escribir sobre la vida de Cristo. El pequeño libro Spiritual Gifts, tomo 1, contiene poco más de cincuenta páginas dedicadas a la vida de Cristo. En los tomos 2 y 3 de la serie “Spirit of Prophecy”, de los años 1877-1878, unas seiscientas cuarenta páginas se ocupan de la vida y el ministerio de Jesús. En la década de 1890, la señora de White decide publicar más sobre la vida de Cristo sobre la base de sus escritos anteriores publicados y no publicados. El material seleccionado por una de sus colaboradoras, Marian Davis, tomó forma final con la publicación de cuatro libros: El Deseado de todas las gentes (1898), El discurso maestro de Jesucristo, Palabras de vida del gran Maestro y la primera parte de El ministerio de curación. Más de mil páginas están dedicadas aquí al ministerio del Señor Jesús. La autora sentía un gran aprecio por El Deseado de todas las gentes, como también por los otros libros de la serie de “El Gran Conflicto”: “En El Deseado de todas las gentes, Patriarcas y profetas, El conflicto de los siglos, y Daniel y Apocalipsis, existe preciosa instrucción. Estos libros deben ser considerados de especial importancia, y debe hacerse todo esfuerzo posible para presentarlos a la gente” (Carta 229, 1903). “Los libros mayores, Patriarcas y profetas, El conflicto de los siglos, El Deseado de todas las gentes, deben venderse por doquiera. Estos libros contienen verdad para este tiempo: una verdad que ha de ser proclamada en todas partes del mundo. Nada ha de obstaculizar su venta. [...]” “La hermana White no es la originadora de estos libros. Ellos contienen la instrucción que durante el período de su vida Dios le ha estado dando. Contienen la luz preciosa y consoladora que Dios ha concedido generosamente a su sierva para ser dada al mundo. De sus páginas, esta luz ha de brillar iluminando los corazones de los hombres y las mujeres, conduciéndolos al Salvador. El Señor me ha señalado que estos libros han de ser esparcidos por todo el mundo. Hay en ellos verdad que, para el que la recibe, es un sabor de vida para vida. Son mensajeros silenciosos para Dios. En lo pasado han sido los medios en sus manos para convencer y convertir a muchas almas. Muchos los han leído con ávida expectativa y, por medio de su lectura, han sido guiados a ver la eficacia del sacrificio de Cristo y a confiar en su poder. Han sido inducidos a encomendar el cuidado de sus almas a su Creador, esperando y anhelando la venida del Señor para llevar a sus amados a su hogar eterno. En lo futuro, estos libros han de aclarar el evangelio a muchos otros, revelándoles el camino de la salvación” (Review and Herald, 20 de enero de 1903). “¿Cuántos han leído cuidadosamente Patriarcas y profetas, El conflicto de los siglos y El Deseado de todas las gentes? Quiero que todos entiendan que mi confianza en la luz que Dios ha dado permanece firme, porque yo sé que el poder del Espíritu Santo magnificó la verdad y la hizo honorable al decir: Este es el camino, andad por él. En mis libros se presenta la verdad robustecida por un ‘Así dice el Señor’” (Carta 90, 1906). “A Dios le agradará ver El Deseado de todas las gentes en todo hogar. En este libro está contenida la luz que él ha dado en su Palabra. A nuestros colportores, yo les diría: Salid con vuestros corazones enternecidos y subyugados por la lectura de la vida de Cristo. Bebed profundamente del agua de la salvación, para que sea en vuestro corazón como una fuente viva, que fluye para refrescar las almas que están a punto de perecer” (Carta 75, 1900). El libro El Deseado de todas las gentes es uno de los libros más conocidos de Elena de White. Trata sobre la vida y el ministerio de Jesús con múltiples aplicaciones a la vida de los lectores. Su principal objetivo no es ser una armonía de los evangelios, ni una cronología de la vida de Cristo. Su tema central es el amor de Dios revelado en Jesús.
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¿Cómo se escribió el libro de "Los hechos de los apóstoles?"QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Febrero 2009 ¿Cómo se escribió el libro Los hechos de los apóstoles? ¿Podría informarnos sobre el trasfondo histórico y el contenido de Los hechos de los apóstoles? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La así llamada visión del Agran conflicto que ocurrió en ocasión de un servicio fúnebre. Jaime White había presentado un sermón y Elena estaba dando su testimonio sobre la esperanza del regreso de Cristo. Entonces fue arrebatada en una visión de la gloria de Dios. Durante dos horas permaneció en visión. El tema se desarrolló en forma creciente en Spiritual Gifts y en Spirit of Prophecy. El tercer tomo contenía un relato de la iglesia apostólica. En 1883, la señora de White publicó Sketches From the Life of Paul [Escenas de la vida de Pablo]. Es el relato de la vida del apóstol Pablo desde la época anterior a su conversión hasta su martirio. No está traducido al español, pero su contenido se encuentra ampliado en Los hechos de los apóstoles. A partir de 1910, la autora concentró su atención en la finalización de Los hechos de los apóstoles, publicado en 1911. La obra Los hechos de los apóstoles [Acts of the Apostles (1911)] describe el propósito de Cristo al preparar a los doce apóstoles y la fundación de la iglesia cristiana desde la ascensión de Cristo hasta la muerte del último apóstol. Presenta la historia de los primeros cristianos en tiempos del Nuevo Testamento, y hace comentarios que incluyen los libros bíblicos de Hechos y las cartas apostólicas. El testimonio de los apóstoles luego de la resurrección de Cristo y las vivencias de la iglesia apostólica son de gran inspiración para el pueblo de Dios del tiempo final.
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¿Cómo se escribió el libro "El conflicto de los siglos"?"QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Marzo 2009 ¿Cómo se escribió el libro el Conflicto de siglos? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La historia de El conflicto de los siglos abarca entre cinco y seis de las siete décadas del ministerio de Elena G. de White. “En la visión que recibí en Lovett Grove, la mayor parte de lo que había visto diez años antes concerniente al gran conflicto de los siglos entre Cristo y Satanás fue repetido, y se me instruyó a que lo escribiera. Se me mostró que aunque debía luchar contra los poderes de las tinieblas, pues Satanás haría grandes esfuerzos para impedir esta tarea, debía poner mi confianza en Dios, y que los ángeles no me abandonarían en el conflicto” (Notas biográficas, 178). La oposición diabólica se manifestó muy pronto. En Jackson, Michigan, a unos 80 kilómetros de su casa, se alojaron en casa de un señor Palmer. Mientras la señora White conversaba, se le paralizó la lengua y le sobrecogió una sensación de frío. Por un tiempo estuvo insensible, inconsciente y paralizada. Despertó en medio de las oraciones de los presentes, sintió picazón en sus miembros y comenzó a usarlos poco a poco hasta poder regresar al hogar. Los efectos duraron semanas mientras comenzaba lentamente a escribir. Al terminar el pequeño libro de 219 páginas unos seis meses después, se le mostró que el ataque sufrido en Jackson había sido un intento satánico de quitarle la vida, a fin de impedir que escribiera la obra. El cuarto tomo de Spirit of Prophecy (1884) narra los puntos principales de la gran controversia entre Cristo y Satanás desde la destrucción de Jerusalén hasta el fin de los tiempos. El libro fue ampliado más tarde como El conflicto de los siglos (1888). Por ese tiempo los miembros de la iglesia comenzaron a prestar y a vender estos libros a personas fuera de la iglesia, con muy buena aceptación. Tanto la Pacific Press como la Review and Herald publicaron 5.000 copias. En tres años se distribuyeron 50.000 ejemplares del tomo cuatro. Ese ejemplar de 1884 se convirtió en el primer libro de Elena G. de White vendido por medio de los colportores. Ante la realidad de una distribución masiva, la obra fue corregida y ampliada en la edición de 1888, titulada El conflicto de los siglos. Sus lectores ya no serían sólo adventistas norteamericanos, sino un público amplio y diverso. La edición de 1888 tenía páginas más grandes, mayor número de ilustraciones y cinco capítulos adicionales, respecto de la de 1884. Debe decirse también que la edición de 1888 se amplió con el aporte de las lecturas acerca de la historia del protestantismo realizadas por la autora. Al escribir sobre Juan Huss y Jerónimo usó material tomado de History of Protestantism [Historia del protestantismo] de J. A. Wylie, sobre todo para obtener detalles históricos y cronológicos. Muchas veces las lecturas refrescaba en su mente lo que había visto en visión. Otro autor citado fue J. H. Merle D’Aubigné. Estos escritores fueron citados textualmente en algunos casos, parafraseados o resumidos en sus propias palabras en otros casos. La edición de 1888 contenía 417 citas o extractos de 75 autores diferentes. Elena G. de White preparó también una introducción a esta edición, explicando el propósito del libro y el uso que ella hizo de otros autores. Veinte años después se vio la necesidad de volver a ilustrar e imprimir el libro, con un apéndice más completo de las referencias usadas. Además las planchas de electrotipo del libro estaban gastadas, tanto en la Pacific Press, como en la Review and Herald y en la Sociedad Internacional de Tratados de Londres. La señora White y sus colaboradores trabajaron minuciosamente en la preparación de esta última edición que concluyó en 1911. La autora aprobó con satisfacción la edición revisada. El conflicto de los siglos es más que la historia de la lucha milenaria entre el bien y el mal. Es la clave para entender el devenir de los acontecimientos y los planes divinos para con nuestro mundo y para el universo. Su preparación y ampliación ocuparon la mayor parte del ministerio de Elena G. de White. Su autora lo consideraba más valioso que la plata y el oro. El gran conflicto [The Great Controversy Between Christ and Satan (1888)], revisado y ampliado por la autora en 1911, se inicia con la narración de la destrucción de Jerusalén en el año 70 y sigue describiendo los tópicos más relevantes del conflicto entre Cristo y Satanás tal como se ve en la historia de la iglesia cristiana hasta el presente, así como una anticipación bíblica de lo porvenir. Es toda una filosofía peculiar e inspirada de la historia.
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Tres libros para la iglesiaQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Mayo 2009 Tres libros para la iglesia ¿Podría informarnos sobre el trasfondo histórico y el contenido de Servicio cristiano, Consejos para la iglesia y Consejos sobre mayordomía cristiana? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Servicio cristiano Servicio cristiano es una excelente compilación realizada a partir de porciones de libros y artículos de Elena de White acerca del trabajo misionero eficaz. Su propósito es motivar a los miembros individuales y a las iglesias mismas a la tarea de atraer a las personas a Cristo. El libro trata del llamado de Dios, a los creyentes de todas las edades, a cooperar con la obra de la evangelización, con un énfasis especial en los jóvenes y en los estudiantes. Se presenta a la iglesia y la familia como centros de educación para la misión. Hay capítulos dedicados a los métodos misioneros más efectivos, como la obra médica, la obra bíblica, el trabajo con las publicaciones, la recolección anual, la obra asistencial y los congresos. Los destinatarios de este servicio misionero son variados grupos de personas, de distinta nacionalidad y clase social. Se presentan las cualidades de los misioneros de éxito y su necesidad del Espíritu Santo. Concluye enumerando las recompensas que aguardan a los servidores fieles. Resulta claro que el servicio cristiano fortalece y profundiza la experiencia espiritual del propio misionero. Entre las calificaciones personales que se necesitan en la obra evangelizadora, se mencionan aspectos culturales, intelectuales y espirituales, así como habilidades sociales. El estudio del libro Servicio cristiano ha sido una bendición en lo pasado, y lo será cada vez que su contenido se reciba con sinceridad y buena disposición. Consejos para la iglesia El libro Consejos para la iglesia: Manual de creencias doctrinales y vida cristiana también es una compilación realizada por los fideicomisarios del Patrimonio White. Sus 66 capítulos fueron seleccionados de los 9 tomos de Testimonios para la iglesia y de otras obras de Elena de White. El volumen se inicia con una importante introducción acerca del don profético y Elena de White (pp. 12‑57). Siguen variados y significativos consejos dirigidos a personas individuales, a instituciones de la iglesia, así como una cantidad de otros asuntos. El libro se completa con un extenso índice temático alfabético (pp. 657‑799). Entre los tópicos abordados, se destacan los relativos a los tiempos finales, a la justificación y la santificación, a la fe en Dios, a la Biblia y los Testimonios, a temas acerca del noviazgo, el matrimonio y la paternidad. Se habla de la recreación y de la educación, de los hábitos de vida saludable, de la iglesia y sus celebraciones, de las relaciones humanas y de la esperanza del Advenimiento. Se trata de una obra importante y altamente recomendada como una muestra adecuada de los consejos entregados a la iglesia mediante el don de profecía. Consejos sobre mayordomía cristiana Esta compilación de los escritos de Elena de White se preparó en respuesta a reiterados pedidos de materiales acerca del abarcador tema de la mayordomía, o administración cristiana de la vida. Mucho de su contenido se había publicado originalmente en la revista de la iglesia, Review and Herald, y en otras fuentes que ya no estaban disponibles para los miembros de la iglesia. Los 68 capítulos están organizados en 15 secciones que tratan sobre el principio de la liberalidad, el sostenimiento de la obra de Dios, el diezmo, los talentos, las riquezas y los tesoros del mundo, los motivos de la dadivosidad, la especulación, las deudas, el ahorro, las promesas, los testamentos y los legados, y la recompensa de los fieles. Cada sección concluye con una lista de abundantes referencias a otras obras de la autora, para el estudio adicional. La obra es, en sí misma, un muestrario del pensamiento inspirado de su autora acerca de la mayordomía, y una fuente ineludible de consulta e instrucción.
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La preexistencia de DiosQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Julio 2009 La preexistencia de Cristo ¿Quisiera que me explicaran el texto que transcribo a continuación: “Al hablar de su preexistencia, Cristo lleva la mente hacia atrás, hacia edades sin fecha. Él nos asegura que nunca hubo un tiempo cuando él no hubiera estado en íntimo compañerismo con el Dios eterno. Él, cuya voz estaban oyendo los judíos, había estado con Dios como uno que surgió con él”. E. G. de White, en Signs of the Times, 29 de agosto de 1900. El texto claramente da la idea de que Dios tiene un principio. ¿Esto es así? Responde la Lic. Silvia Scholtus de Roscher La cita, de la que Ud. hace su propia traducción, aparece en los libros de Elena de White en español con una traducción diferente. Pero antes de tratar esto mencionaré en primer lugar que Elena de White al escribir el artículo que aparece en Signs of the Times ST, August 29, 1900, habla de la preexistencia de Cristo en los párrafos 14 y 15. En el primer párrafo, Elena de White cita textualmente el texto bíblico de Proverbios 8:30, de la versión del Rey Jacobo. En el siguiente párrafo hace un comentario usando el mismo vocabulario del texto bíblico. En los libros en español, sólo aparece traducido el segundo párrafo del artículo de Signs of the Times, y es el párrafo del que surge su inquietud. En este párrafo, Elena de White hace un comentario del texto bíblico citado en el párrafo anterior. Esta declaración se traduce varias veces en distintos libros, sin que tenga la connotación de un comienzo de la existencia del Hijo y del Padre: Por ejemplo: En la compilación de El evangelismo, p. 446, dice “Cristo es el Hijo de Dios preexistente y existente por sí mismo. . . Al hablar de esta preexistencia, Cristo hace retroceder la mente hacia las edades sin fin. Nos asegura que nunca hubo un tiempo cuando él no haya estado en estrecha relación con el Dios eterno. Aquel cuya voz los judíos escuchaban en ese momento había estado junto a Dios (Signs of the Times, 29 de agosto, 1900).” A este párrafo le sigue inmediatamente el de otro manuscrito de Elena de White que dice: “Era igual a Dios, infinito y omnipotente. . . Es el Hijo eterno y existente por sí mismo (Manuscrito 101, 1897)”. En la compilación de la meditación matinal titulada La fe por la cual vivo, p. 48, se cita nuevamente esta declaración "Al hablar de su preexistencia, Cristo transporta la mente al pasado de las edades sin fin. Nos ofrece la certeza de que nunca hubo un tiempo cuando él no estuviera en compañerismo eterno con Dios. Aquel cuya voz escuchaban los judíos entonces, había estado con Dios como alguien que siempre lo hubiera acompañado" Signs of the Times, 29 de agosto, 1900”. La misma traducción se usó en otra meditación matinal posterior titulada Exaltad a Jesús, p. 11. El mismo párrafo aparece también en el Comentario bíblico adventista del séptimo día, tomo 7, p. 438. “Al hablar de su preexistencia, Cristo retrocede mentalmente hacia edades sin fecha. Nos asegura que no hubo momento cuando él no haya estado en íntima comunión con el Dios eterno. Aquel cuya voz estaban escuchando los judíos, había estado con Dios como alguien íntimamente unido a él" The Signs of the Times, 29 de agosto de 1900”. En Proverbios 8 se habla de la sabiduría de una manera poética y se la personifica, como un símbolo de Jesucristo. Lo que hace la señora White es simplemente citar literalmente el texto bíblico en el primer párrafo, y luego parafrasearlo en el segundo con una explicación de su parte. Esto es algo común también entre los escritores bíblicos (véase a modo de ejemplo Efe 4:8-10; el libro de Hebreos contiene varios ejemplos de este trato del texto). Lo que puede ayudar a explicar el significado real de la expresión en inglés “brought up” es el hacer una comparación con otras traducciones al mismo idioma. Elena de White utiliza la versión en inglés del Rey Jacobo (King James Version). Pero hay otras versiones en inglés que utilizan otros términos en su traducción del original hebreo; es decir que la expresión “as one brought up with him” aparece como “I was the craftman at his side” (New International Version). Esa misma diferencia se la puede percibir en nuestras versiones en español: “Con él estaba yo ordenándolo todo” (RVA 60) “allí estaba yo, afirmando su obra" (Nueva Versión Internacional) “yo estaba entonces junto a él, como arquitecto" (Biblia de las Américas) “yo estaba allí, como arquitecto” (Biblia de Jerusalén) Ni Elena de White ni la Biblia sugieren un comienzo literal para Cristo o Dios. De manera que la expresión "brought up" en inglés no parece tener que ver con la idea de crianza implícita que Ud. utiliza al traducirlo como “surgió”. Y Elena de White se limita solamente a citar el versículo de los Proverbios 8:30 y reutilizar su vocabulario al comentarlo. A continuación le agrego una bibliografía adicional para ampliar el estudio sobre la preexistencia de Cristo según Elena de White: El conflicto de los siglos, p. 578-579; El evangelismo, pp. 172, 268, 445-447; Exaltad a Jesús, pp. 10, 11, 68; Joyas de los testimonios, tomo 2, p. 362; Mensajes selectos, tomo 1, pp. 285, 286, 290-292; Testimonios para los ministros, pp. 256, 257.
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Acerca de las imágenesQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Agosto 2009 Acerca de las imágenes ¿Cuál es la posición del Espíritu de Profecía con relación al uso de imágenes? Responde el Pr. Ernesto J. Bernhardt, integrante del Ministerio de Apoyo del Centro de Investigación White. La posición de Elena G. de White no difiere de enseñanza bíblica sobre este importante tema. El segundo mandamiento de la Ley de Dios (Éxo. 20:4) dice: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza [...] No te inclinarás a ellas, ni las honrarás [...]”. El pecado de la idolatría consiste en suplantar la adoración al Dios verdadero, transfiriendo los afectos a los ídolos u otros objetos de culto. La idolatría está claramente condenada en las Escrituras (Lev.19:4; Isa 42:17; Ezq. 20:18; 1 Cor. 6:9; 10:14; Apoc. 21:8). El Nuevo Testamento incluye como idolatría a la glotonería (Fil. 3:19) y la codicia (Ef. 5:5). En el mismo sentido también se expresa Elena G. de White (Consejos para los maestros, p. 226; A fin de conocerle, p. 324; Cada día con Dios, p. 48; 18/2; Consejos sobre salud, p. 267). Otro aspecto no menos importante de este tema, es comprender con claridad la diferencia entre “imagen” con fines de adoración e imágenes ilustrativas con fines didácticos. A la luz de la Palabra de Dios, hay una notoria diferencia entre hacer una imagen, ya sea una pintura o una escultura, arrodillarse delante de ella y adorarla, y el uso de ilustraciones que Dios mismo indicó que se colocaran en el Tabernáculo, con fines didácticos. Allí no sólo había imágenes de ángeles sobre el altar, sino que había figuras diversas de ángeles en el cortinado. Oportunamente Dios indicó a través de Moisés, que se hiciera una imagen de una serpiente y se la colocara en un asta, para que los que fueron mordidos por la serpiente venenosa y la miraran con fe, como representación del Mesías venidero, pudieran vivir. En suma, en la Biblia se hace una distinción clara entre adorar imágenes y utilizar figuras para fines didácticos. El uso de ilustraciones nunca fue prohibido, sino más bien indicado por el Señor. Para una mejor compresión de este tema, transcribimos una declaración de Elena G. de White sobre las imágenes empleadas por Dios mismo: “El segundo mandamiento prohíbe el culto de las imágenes; pero Dios mismo utilizó imágenes y símbolos para ilustrar las lecciones dadas a los profetas con el fin de que éstos las transmitieran al pueblo, y así fuesen comprendidas mejor que si se las hubiese dado de cualquier otro modo. Estimuló la comprensión a través del sentido de la vista. La historia profética fue presentada a Daniel y a Juan mediante símbolos, y éstos debían representarse nítidamente en cuadros para que el que leyera pudiese comprender. Es cierto que se gasta demasiado dinero en cuadros; y no son pocos los recursos que deberían darse a la tesorería de Dios y que en cambio se pagan al artista. Pero el daño que la conducta de estos extremistas causará a la iglesia es mucho mayor del que pretenden corregir. A veces resulta difícil establecer dónde debe trazarse la línea, en qué momento la confección de cuadros se convierte en un pecado. Pero los que aman a Dios y desean de todo corazón observar sus mandamientos, serán dirigidos por él. Dios no desea que dependan de ningún hombre para que este actúe como una conciencia para ellos. El que acepta todas las ideas y las impresiones de las mentes desequilibradas llegará a estar confundido y perplejo. Satanás se propone apartar la atención del mensaje del tercer ángel y dirigirla a cuestiones secundarias, para que las mentes y los corazones que deberían crecer en la gracia y en el conocimiento de la verdad, queden enanos y debilitados, con el fin de que Dios no sea glorificado por ellos” (Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh-day Adventists [Apuntes acerca de las misiones extranjeras de los adventistas], págs. 211, 212. Publicado en Mensajes selectos, tomo 2, p. 369). Como se puede apreciar en la cita precedente, Elena G. de White tenía muy clara la diferencia entre adoración de imágenes y el uso de ellas con fines didácticos. Lo mismo se aprecia en las declaraciones que siguen: “Mediante el empleo de figuras y símbolos, las lecciones dadas eran ilustradas y grabadas así en la memoria más firmemente. Por medio de ese conjunto de imágenes animadas, el niño era, casi desde los primeros años, iniciado en los misterios, la sabiduría y las esperanzas de sus padres y encauzado en una manera de pensar, sentir y prever que alcanzaba más allá de lo visible y transitorio: hasta lo invisible y eterno” (La educación cristiana, p. 260). Obviamente podrían citarse muchos más ejemplos que demuestran que la posición de los escritos de Elena G. de White, están en plena armonía con la postura de la Biblia sobre el tema. Para una investigación más amplia sugerimos la utilización del CD con los Escritos de Elena G. de White (versión 2012) y las notas adicionales sobre el culto a las imágenes, que aparece en el libro El conflicto de los siglos.
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El uso de joyasQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Septiembre 2009 El uso de joyas ¿Existen orientaciones definidas de Elena G. de White sobre el uso de joyas? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Un cuidadoso estudio sobre las joyas en la Biblia fue realizado por el Dr. Ángel Manuel Rodríguez, director del Instituto de Investigaciones Bíblicas de la Asociación General, y publicado bajo el título: Joyas ¿Qué dice la Biblia? (Miami, Florida: Asociación Publicadora Interamericana, 2000). Recomendamos sinceramente el estudio de su contenido. El autor plantea las funciones de las joyas en la Biblia, realiza un estudio de los pasajes clave de 1 Pedro 3:1 al 6 y 1 Timoteo 2:9 al 10, y evalúa el fundamento bíblico para la norma de la iglesia. La tesis central del trabajo es que la Biblia y los documentos de la iglesia hacen una distinción entre joyas usadas con propósitos ornamentales y las que tienen una naturaleza funcional (vestimenta del sumo sacerdote o anillo de matrimonio, etc.). Concluye que la Biblia sostiene los principios perdurables de sencillez, modestia y economía, por lo que rechaza el uso ornamental de joyas (Éxo. 33:5, 6; 35:2-4; Apoc. 17:4), aunque acepta su uso funcional restringido (p. 112). ¿Qué dice Elena de White? Tal vez su afirmación más categórica sea la siguiente: “La abnegación en el vestir es parte de nuestro deber cristiano. El vestir sencillamente y abstenerse de ostentar joyas y adornos de toda clase está de acuerdo con nuestra fe” (Joyas de los testimonios, t. 1, pp. 350, 351). Los pasajes de 1 Timoteo 2:9 al 19 y 1 Pedro 3:3 y 4 son considerados muy importantes. Sobre el primero, escribe: “El apóstol ha dado las indicaciones más explícitas en este punto: ‘Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad'. Aquí el Señor, por medio de su apóstol, habla expresamente contra el uso de joyas de oro” (Testimonies for the Church, t. 4, p. 60). Acerca del segundo pasaje, cuenta una vivencia personal: “Hoy tuve una entrevista con alguien que está tomando su posición de parte de la verdad, pero está muy adornada con brazaletes de oro y anillos. Pienso que ella es buen material, y tendrá que escuchar que se le aconseje bondadosamente. Debe presentársele la palabra: ‘Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios’ (1 Ped. 3:3, 4)” (Citado en Joyas ¿Qué dice la Biblia?, p. 142). Otra intervención personal de la Hna. White muestra su punto de vista sobre el particular: “Mientras estábamos en la casa del Hno. Harris, tuve una entrevista con una hermana que usaba joyas de oro y, sin embargo, profesaba esperar la venida de Cristo. Le hablamos de las declaraciones expresas de la Escritura contra el uso de joyas” (Notas biográficas de Elena G. de White, p. 124). Para Elena de White, el uso de joyas representa un gasto injustificado de dinero y de tiempo. “En la sociedad llamada cristiana, se gasta en joyas y en vestidos inútilmente costosos lo que bastaría para dar de comer a todos los hambrientos y vestir a los desnudos. La moda y la ostentación absorben los recursos con los que se podría consolar y aliviar a los pobres y los enfermos” (El ministerio de curación, p. 219). Esos recursos debieran ser invertidos en causas más nobles, como la ayuda al necesitado o la predicación del evangelio. “No gastéis un dólar del dinero de Dios para comprar artículos innecesarios. Vuestro dinero significa la salvación de almas. No sea gastado para comprar joyas, oro o piedras preciosas [...]” (El ministerio de la bondad, p. 281). El tiempo no puede consumirse en complacencias egoístas. “Lo único que hacen el arreglo de joyas, bandas de seda, lazos y otros ornamentos innecesarios sobre sus personas, es ocupar una gran porción de su tiempo” (Health Reformer, 1° marzo de 1874). En definitiva, el afán por la propia exaltación es evidencia de un profundo problema espiritual, y su solución pasa también por lo espiritual. “La ornamentación de la persona con joyas y cosas de lujo es una especie de idolatría [...]. Los vestidos y los adornos costosos de joyas dan una representación incorrecta de la verdad que siempre debería representarse como del valor más elevado. Una persona adornada exteriormente con vestidos excesivamente arreglados da evidencias de pobreza interior. Se revela una falta de espiritualidad” (Manuscript Releases, t. 6, p. 159).
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A cien años del congreso de 1.909QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Diciembre 2009 A cien años del Congreso de 1909 Tengo entendido que, en su vejez, la señora de White estuvo en el Congreso de la Asociación General de 1909. ¿Es verdad que habló varias veces a los delegados? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Elena de White tenía 81 años cuando asistió al trigésimo séptimo Congreso de la Asociación General, del 13 de mayo al 6 de junio de 1909. Estuvo entre los 328 delegados que se reunieron en carpas en Takoma Park, Maryland, Estados Unidos. Sabemos de las actividades de ese evento por el boletín que se publicó cada día. Quedaron registrados, allí, no solo informes y actas, sino también diez de los once sermones predicados por la señora de White en la carpa mayor. De hecho, este fue el último congreso, al que le fue posible asistir. En el siguiente congreso de 1913, se limitó a enviar dos mensajes, leídos por A. G. Daniells y W. C. White. A pesar de una molestia en la cadera, hizo planes de asistir con mucha anticipación. En compañía de su hijo W. C. White, de Sara McEnterfer y Minnie Hawkins, dejó su hogar en Elmshaven, Santa Elena, California, el 5 de abril, en dirección a Washington. En viaje por los Estados de Nebraska, Tennessee, Alabama y North Carolina predicó catorce veces. En la reunión inicial del Congreso, el presidente A. G. Daniells realizó la apertura, G. A. Irwin leyó un Salmo, y los pastores G. I. Butler, O. A. Olsen y A. G. Daniells tuvieron las oraciones. El presidente de la Asociación General propuso al Congreso cuatro grandes temas: primero, el desarrollo de la experiencia espiritual; segundo, la necesidad de los campos misioneros; tercero, las publicaciones de la iglesia; y cuarto, el manejo de donaciones y legados. Las actividades del Congreso comenzaban a las seis de la mañana con un devocional y momentos de oración, y se tuvieron otros devocionales a mitad de la mañana. Los intereses de Elena de White eran similares y podrían resumirse en dos puntos: la consagración personal y la evangelización. En sus once mensajes, invitó repetidas veces a la entrega completa a Cristo. En ese mismo contexto, habló dos veces de la necesidad de un mayor compromiso con la reforma pro salud como ayuda para la espiritualidad. Dijo: “Las leyes de la naturaleza no están para ser resistidas sino obedecidas”. Su acento en la evangelización se concentró en las grandes ciudades. Expresó, sobre el particular: “¡Oh, que podamos ver las necesidades de las grandes ciudades como Dios las ve!” El primer sermón de la señora de White se presentó el sábado 15 de mayo por la mañana ante un auditorio que superaba las mil personas. Después de leer Juan 15, afirmó: “Es de nuestro interés presente y eterno que entendamos estas palabras”. El siguiente sermón fue predicado dos días después, cuando señaló la necesidad de una mayor consagración. Esta fue su invitación: “Que, en este encuentro, la principal tarea sea buscar al Señor”. El 19 de mayo se refirió a las instituciones educativas: “Nuestras instituciones han de ser consideradas como los instrumentos de Dios para el adelantamiento de su obra en la tierra”. En uno de los dos temas acerca de la salud, señaló: “Todos están siendo probados para ver si aceptan los principios de la reforma pro salud o siguen el curso de su propia complacencia”. En uno de sus mensajes, se refirió a la fidelidad en la reforma pro salud. Comenzó afirmando: “Se me instruyó para que dé un mensaje a todo nuestro pueblo acerca de la reforma pro salud, porque muchos han apostatado de su anterior lealtad a los principios de la reforma pro salud”. Continuó diciendo: “Que el individuo que desea poseer pureza espiritual tenga presente que en Cristo hay poder para controlar el apetito”. Su orientación fue específica: “Los alimentos con carne son nocivos para el bienestar físico, y debemos aprender a no usarlos. Los que viven en lugares donde es posible atenerse a una dieta vegetariana, pero deciden seguir sus propias preferencias en este asunto, comiendo y bebiendo como les place, gradualmente descuidarán las instrucciones que el Señor les ha dado en relación con otros aspectos de la verdad presente y perderán su percepción de qué es verdad. Con seguridad, cosecharán lo que sembraron”. Sus palabras llegaron al fondo de la cuestión: “Si alguna vez fue el momento en que necesitamos la obra del Espíritu Santo de Dios sobre nuestros corazones y vidas, es ahora”. En sus dos últimos sermones, Elena de White destacó la necesidad de obreros médico-misioneros. En la clausura de la sesión, volvió a predicar sobre el tema “Partícipes de la naturaleza divina”. Leyó, en su alocución, 2 Pedro 1, y 1 Pedro 1 y 4. En su conmovedora despedida, dijo que, aunque no pudiera reunirse más con sus hermanos en otro congreso, oraría por ellos y se prepararía para encontrarse con todos en el reino, de gloria. Fue W. A. Spicer, secretario de la Asociación General, quien relató que, cuando la señora de White se retiraba para sentarse, regresó al púlpito, levantó su Biblia abierta y dijo: “Hermanos y hermanas, les recomiendo este libro”. El viaje de regreso demoró tres meses, pues aprovechó para volver a Nueva Inglaterra, en el norte; visitar Portland, en Maine, y dirigirse luego al oeste para pasar por Battle Creek, Chicago, Wisconsin, Colorado y Utah. Llegó a su casa el 9 de septiembre, luego de cinco meses de ausencia. Sus palabras en el Congreso de la Asociación General de 1909 siguen siendo importantes cien años después.
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Las universidades, ¿agentes del bien o de mal?"QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Febrero 2010 Las universidades, ¿agentes de bien o de mal? He leído algunas citas de Elena de White acerca de las universidades. ¿Podemos estudiar en ellas o debemos considerarlas “puertas del infierno”, como dijo Martín Lutero? Responde el Dr. Daniel O. Plenc En los escritos de Elena de White se hacen algunas alusiones, muchas de ellas históricas, a las universidades. En una ocasión, hizo referencia a los estudiantes de las universidades medievales, “engañados por las falsas representaciones” de los religiosos que las dirigían. Añade que muchos padres temerosos “rehusaban enviar a sus hijos a las universidades” (El conflicto de los siglos, p. 89). La misma fuente recuerda que ciertos precursores de la Reforma y varios reformadores estuvieron vinculados con las universidades. En esos recintos del saber, expusieron sus descubrimientos bíblicos a los estudiantes. Wiclef, conocido como el “Doctor evangélico”, fue profesor de teología en Oxford (ibíd., p. 93). Juan Hus fue catedrático y rector de la universidad de Praga (ibíd., pp. 105‑108). Martín Lutero estudió y tomó contacto con la Biblia en la universidad de Erfurt (ibíd., pp. 130‑131). Luego dio conferencias bíblicas en la universidad de Wittenberg (ibíd., p. 133). En la misma institución, recibió el grado de doctor en teología e inició la Reforma protestante (ibíd., pp. 135, 139). El éxito de su enseñanza atrajo a jóvenes de Alemania y otros países (ibíd., p. 149). Su opinión de la educación no confesional era muy negativa. “Hablando de las universidades, decía: ‘Temo mucho que las universidades sean unas anchas puertas del infierno, si no se aplican cuidadosamente a explicar la Escritura Santa y grabarla en el corazón de la juventud. Yo no aconsejaré a nadie que coloque a su hijo donde no reine la Escritura Santa. Todo instituto donde los hombres no están constantemente ocupados con la Palabra de Dios se corromperá’ ” (ibíd., p. 151). En la Universidad de París, también surgió un movimiento de Reforma encabezado por un catedrático llamado Lefevre (ibíd., p. 225). Whitefield y los Wesley, fundadores del metodismo, comenzaron su obra renovadora como estudiantes universitarios en Oxford (ibíd., p. 299). Acerca de las universidades seculares de sus días, la señora White tenía serias reservas, como también hacia las instituciones educativas de otros niveles que no se fundamentaban en la fe bíblica. “El funesto espíritu de incredulidad se halla en todo país, y se está introduciendo en todas las capas de la sociedad. Se enseña libremente en muchas de las universidades, institutos de enseñanza superior y escuelas de enseñanza media, y aparece aun en las lecciones que se enseñan en las escuelas primarias y en el jardín de infantes. (Review and Herald, 31 de marzo de 1910)” (citado en En los lugares celestiales, p. 313). “Aunque en forma diferente, la idolatría existe en el mundo cristiano de hoy tan ciertamente como existió entre el antiguo Israel en tiempos de Elías. El Dios de muchos así llamados sabios, o filósofos, poetas, políticos, periodistas –el Dios de los círculos selectos y a la moda, de muchos colegios y universidades y hasta de muchos centros de teología– no es mucho mejor que Baal, el dios‑sol de los fenicios” (El conflicto de los siglos, p. 640). Mucho de su influencia negativa provenía de la literatura de origen pagano. “En los colegios y universidades, millares de jóvenes dedican buena parte de los mejores años de su vida al estudio del griego y del latín. Y mientras que están empeñados en estos estudios, la mente y el carácter se amoldan a los malos sentimientos de la literatura pagana, cuya lectura se considera generalmente como parte esencial del estudio de dichos idiomas” (El ministerio de curación, pp. 349‑350). En esas instituciones educativas, se enseñaba la evolución como si fuera verdadera ciencia. “También hay peligros grandes en el estudio de la ciencia, según se acostumbra a encararlo. En las instituciones de enseñanza de cualquier nivel, desde el jardín de infantes hasta la universidad, se enseñan la teoría de la evolución y los errores que con ella se relacionan. Por eso, el estudio de la ciencia, que debería impartir un conocimiento de Dios, se halla tan mezclado con las especulaciones y teorías de los hombres, que inspira incredulidad” (La educación, p. 227). Ante la expectativa de un corto tiempo hasta la venida de Jesús, escribió la señora White: “Tal vez nuestros hijos no asistirán a la universidad, pero pueden obtener en los ramos esenciales una educación práctica que les dará cultura mental, y ejercitará sus facultades. Muchísimos jóvenes que han seguido un curso universitario no han obtenido aquella verdadera educación que pueden usar prácticamente (Testimonies for the Church, t. 3, p. 159)” (citado en Consejos para los maestros, p. 279). Sin embargo, Elena de White alentó a los jóvenes consagrados a realizar estudios superiores, aun en instituciones públicas (véase el capítulo “Asistencia a colegios y universidades del país”, en Mensajes selectos, t. 3, pp. 263‑268). Se lee en ese lugar: “Sería perfectamente seguro que nuestros jóvenes entraran en los colegios de nuestro país si renovaran diariamente su conversión; pero si se sienten libres de bajar la guardia un día, ese mismo día Satanás estará listo con sus trampas y resultarán vencidos, y serán inducidos a andar por caminos falsos, por senderos prohibidos, senderos que el Señor no ha trazado” (Mensajes selectos, t. 3, p. 263). El deber de ser cuidadosos se aplica también a las propias instituciones adventistas. “Los jóvenes que entran en nuestros colegios y universidades encontrarán allí toda suerte de mentalidades. Si desean diversiones e insensateces, si procuran eludir lo bueno y unirse con el mal, pueden hacerlo. Delante de ellos están el pecado y la rectitud, y deben elegir por sí mismos (ST 13‑10‑1881)” (Citado en el Comentario bíblico adventista, t. 2, p. 1001).
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Los seis mil añosQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Abril 2010 Los seis mil años ¿Qué quiso decir la señora de White cuando habló de que pasarían “seis mil años” antes de la venida de Cristo? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Se encuentran dispersas, entre las páginas escritas por Elena de White, ciertas menciones a un período de “seis mil años”. Estas declaraciones han sido motivo de múltiples inquietudes y desarrollos especulativos. Algunas de las afirmaciones se refieren al tiempo transcurrido desde la creación del mundo. En contraste con la afirmación de los “geólogos infieles”, respecto “de que el mundo ha existido durante decenas de miles de años”, la historia bíblica da testimonio de que “el mundo actualmente no tiene sino alrededor de seis mil años de edad [...]” (Spiritual Gifts, t. 3, pp. 90‑93, en Exaltad a Jesús, p. 46). La naturaleza creada por Dios ha sido objeto del estudio de los hombres “durante seis mil años” (Patriarcas y profetas, p. 32). La mayoría de las declaraciones relacionan los seis mil años con el tiempo de conflicto y de engaño introducido por el pecado. Ese es el período en el cual Satanás viene ejerciendo su influencia maléfica. “Por espacio de seis mil años esa inteligencia maestra, después de haber sido la más alta entre los ángeles de Dios, no ha servido más que para el engaño y la ruina” (El conflicto de los siglos, p. 12). Se trata de un período que pronto terminará. “La gran controversia entre Cristo y Satanás, sostenida desde hace cerca de seis mil años, está por terminar [...]” (ibíd., p. 572). La guerra que empezó en el cielo “prosigue en la tierra desde hace unos seis mil años” (ibíd., p. 609). “El gran conflicto siguió su curso durante seis mil años [...] (ibíd., p. 713). En El conflicto de los siglos, páginas 717 y 718, se lee: “Durante seis mil años [...]” y de nuevo: “Durante seis mil años [...]”. Otra vez se describe el período de la obra satánica de destrucción: “Durante seis mil años obró a su gusto, llenando la tierra de dolor y causando penas por todo el universo” (ibíd., p. 731). Esa lucha, comenzada en el cielo, “por casi seis mil años ha continuado en la tierra” (La historia de la redención, p. 413). “Por seis mil años Dios ha tratado con la ignorancia y la maldad de los hombres” (Manuscrito 174, 1899, en Manuscripts Releases, t. 1, p. 61). En ese período, el engaño ha prevalecido. “Por seis mil años, este archienemigo ha estado haciendo guerra contra el gobierno de Dios, y la práctica continua ha aumentado su habilidad para engañar y seducir” (The Spirit of Prophecy, t. 2, p. 93). En forma similar: “Más de seis mil años de práctica continua han incrementado enormemente su habilidad para engañar y seducir” (Historical Sketches, p. 133). En otro de sus libros, afirma la señora de White: “Durante seis mil años, la fe ha edificado sobre Cristo. Durante seis mil años, las tempestades y los embates de la ira satánica han azotado la Roca de nuestra salvación; pero ella sigue inconmovible” (El Deseado de todas las gentes, pp. 381, 382). Ese fue el período de la obra del enemigo sobre el planeta. “Durante seis mil años, Satanás luchó por mantener la posesión de la tierra” (Patriarcas y profetas, p. 355). “Durante su experiencia de casi seis mil años, no ha perdido nada de su habilidad ni de su astucia” (Joyas de los testimonios, t. 1, p. 215). Los “seis mil años” se presentan, también, como un tiempo de enfermedad, tristeza y muerte para los habitantes de la tierra. “La continua transgresión del hombre durante seis mil años ha producido enfermedad, dolor y muerte” (ibíd., p. 423). Se registra que, “durante seis mil años”, el hombre ha soportado el peso de la enfermedad y el crimen (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 139). En forma casi idéntica, se afirma que el hombre “ha subsistido por espacio de seis mil años” (Dios nos cuida, p. 191). “Entre la lobreguez general y la miseria moral, el hombre ha peregrinado durante cerca de seis mil años desde las puertas del paraíso, sujeto a enfermedades, dolores, tristezas, lágrimas y muerte” (Testimonios selectos, t. 2, p. 9). Estas menciones a los “seis mil años” demandan alguna explicación y alguna palabra de advertencia. En primer lugar, Elena de White no definió un período específico de tiempo. Habló de “seis mil años”, pero también de “casi seis mil años”, de “cerca de seis mil años”, de “unos seis mil años”, de “alrededor de seis mil años” e incluso de “más de seis mil años”. Los “seis mil años” suelen aludir al tiempo de predominio del pecado antes de la venida del Señor, pero la cronología bíblica no permite conocer la fecha de la Creación o de la Caída. La fecha del Éxodo podría colocarse con cierta seguridad en el año 1445 a.C. Fechas anteriores son inciertas y especulativas, como la propuesta por Ussher, que ubicó la Creación en el año 4004 a.C., cuatro mil años antes del nacimiento de Cristo (que él fijó en el año 4 a.C.). La Biblia nunca habla de un período profético de seis mil años. Tampoco Elena de White relacionó nunca los “seis mil años” con los seis días de la Creación, ni realizó una interpretación profética de ese período, para anticipar que el mundo duraría seis mil años seguidos por un milenio celestial. Hay, en sus escritos, más bien amonestaciones contra la inclinación a fijar fechas para la venida de Cristo. “Vez tras vez se me ha amonestado acerca de fijar fechas. Nunca más habrá un mensaje para el pueblo de Dios que se base en el tiempo” (Mensajes selectos, t. 1, p. 220). “El Señor me mostró que el mensaje debe avanzar, y que no debe depender del tiempo, pues este no será nunca más una prueba” (ibíd., pp. 220, 221).
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Elena G. de White y la evangelización personalQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Mayo 2010 Elena de White y la evangelización personal ¿Qué orientaciones ha proporcionado Elena de White respecto de la evangelización personal? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Lo primero que puede decirse es que la Sra. White destaca la necesidad de realizar un ministerio personal. Indica que cada creyente debería sentir que tiene una responsabilidad individual. “Todo hijo e hija de Dios está llamado a ser misionero; se nos llama a servir a Dios y a nuestros semejantes, y el objeto de nuestra educación debe ser capacitarnos para este servicio” (El ministerio de curación, p. 307). Algunas de sus afirmaciones son sumamente familiares para los adventistas. “Cada verdadero discípulo nace en el reino de Dios como misionero. El que bebe del agua de vida, llega a ser una fuente de vida. El que recibe, llega a ser un dador” (El Deseado de todas las gentes, p. 162). “A cada uno se le ha asignado una obra, y nadie puede reemplazarlo. Cada uno tiene una misión de maravillosa importancia, que no puede descuidar o ignorar, pues su cumplimiento implica el bienestar de alguna alma, y su descuido el infortunio de alguien por quien Cristo murió” (Servicio cristiano, p. 15). Esta necesidad se sustenta en el propio ejemplo del Señor Jesús. “La obra de Cristo se componía mayormente de entrevistas personales. Él manifestaba una fiel consideración hacia el auditorio de una sola alma; y esa única alma ha llevado a millares a la comprensión recibida” (El evangelismo, p. 325). Seguir su ejemplo es la única garantía para el triunfo misionológico. “Sólo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: ‘Seguidme’ ” (El ministerio de curación, p. 102). Debe insistirse entonces en la acción misionera domiciliaria, tanto como en la evangelización pública. “Esta labor de casa en casa, para buscar a las almas, para recoger a las almas perdidas, es la obra más esencial que pueda realizarse” (El evangelismo, p. 316). “Durante años se me ha mostrado que el trabajo de casa en casa es el que hará que la predicación de la Palabra tenga éxito” (ibíd., p. 317). La predicación encuentra su complemento en el trabajo misionero personalizado. “Si se sermoneara la mitad de lo que ahora se hace y se duplicara la cantidad de trabajo personal dedicado a las almas en sus hogares y en las congregaciones, se vería un resultado que sería sorprendente” (ibíd., p. 316). “La gente no puede retener la mitad de los discursos que escucha. Dad discursos cortos y más estudios bíblicos” (ibíd., p. 322). “Se han realizado esfuerzos públicos que han hecho bien. Algunos han respondido y han recibido la verdad, pero ¡oh! cuán pocos han sido. El Señor desea que la verdad llegue íntimamente a la gente, y eso puede lograrse tan solo por una labor personal” (ibíd., p. 327. Pareciera que la inclinación de muchos misioneros se dirige exclusivamente a la predicación. La señora White los desafía a un servicio más equilibrado. “De igual importancia que los esfuerzos públicos especiales es la obra que se realiza de casa en casa. En las grandes ciudades hay ciertas clases que no pueden ser alcanzadas por las reuniones públicas. Estas deben buscarse como el pastor busca a su oveja perdida. Debe realizarse esfuerzo diligente y personal en su favor. Cuando se descuida la obra personal, se pierden muchas oportunidades preciosas, las que, si fueran aprovechadas, harían progresar decididamente la obra” (Servicio cristiano, p. 142). Es evidente que muchos no serán alcanzados si se descuida el trabajo personal. “Son muchos los que necesitan el ministerio de corazones cristianos amantes. Muchos han descendido a la ruina cuando podrían haber sido salvados, si sus vecinos, hombres y mujeres comunes, hubiesen hecho algún esfuerzo personal en su favor. Muchos están aguardando a que se les hable personalmente. En la familia misma, en el vecindario, en el pueblo en que vivimos, hay para nosotros trabajo que debemos hacer como misioneros de Cristo. Si somos creyentes, esta obra será nuestro deleite. Apenas se ha convertido uno cuando nace en él el deseo de dar a conocer a otros cuán precioso amigo ha hallado en Jesús. La verdad salvadora y santificadora no puede quedar encerrada en su corazón” (El Deseado de todas las gentes, p. 115). El trabajo por las personas individuales pareciera un tiempo no bien invertido; sin embargo, su resultado suele ser profundo y tener un efecto multiplicador. “Un alma es de infinito valor; pues el Calvario habla de su precio. Un alma, ganada para la verdad, será el instrumento para ganar a otros, y habrá un resultado creciente de bendición y salvación. Vuestro trabajo puede realizar mayor bien verdadero que las reuniones más extensas si falta el esfuerzo personal. Cuando ambos tipos de obra se combinan, con la bendición de Dios, puede hacerse un trabajo más perfecto y acabado; pero si podemos realizar solo una parte, ésta debe ser la obra individual de abrir las Escrituras en los hogares, haciendo llamamientos personales, y hablando amigablemente con los miembros de la familia, no acerca de cosas de pequeña importancia, sino de los grandes temas de la redención. Hacedles ver que vuestros corazones están agobiados por la salvación de las almas” (Servicio cristiano, p. 152).
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Cualidades para la misiónQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Junio 2010 Cualidades para la misión ¿Qué características deben desarrollar quienes desean tener éxito en la evangelización personal? Responde el Dr. Daniel O. Plenc El ministerio personal demanda una preparación integral; el cultivo de cualidades espirituales, intelectuales, sociales, emocionales y físicas que habiliten al misionero para una tarea exitosa. A continuación se ofrecen, sin comentarios adicionales, diez características señaladas por Elena de White: 1. Conversión y consagración. “Necesitamos nacer de nuevo para poder servir al Señor aceptablemente [...] Necesitamos llegar a ser hombres y mujeres hechos nuevos en Cristo Jesús [...] A menos que se produzca un cambio, no podremos servir a Dios como corresponde” (Recibiréis poder, p. 26). “Cristo pide una consagración sin reserva, un servicio indiviso. Pide el corazón, la mente, el alma, las fuerzas” (Palabras de vida del Gran Maestro, p. 29). 2. Fe. “El que trabaja para Dios necesita una fe fuerte. Las apariencias pueden ser adversas; pero es en la hora más sombría cuando la luz está por amanecer. La fuerza de aquellos que, con fe, aman y sirven a Dios, será renovada día tras día” (Obreros evangélicos, p. 276). 3. Vida llena del Espíritu Santo. “Dios puede emplear a cada uno en la medida en que pueda derramar su Espíritu en el templo de su alma” (Testimonios selectos, t. 5, p. 62). “No hay límite para la utilidad del que, poniendo a un lado el yo, permite que el Espíritu Santo obre sobre su corazón, y vive una vida enteramente consagrada a Dios” (Servicio cristiano, p. 315). “Sin el Espíritu y el poder de Dios, será en vano que trabajemos para presentar la verdad” (Testimonies for the Church, t. 5, p. 158). 4. Estudio y preparación. “A fin de conducir a las almas a Cristo, debe conocerse la naturaleza humana y estudiarse la mente humana. Se requiere mucha reflexión cuidadosa y ferviente oración para saber cómo acercarse a los hombres y las mujeres a fin de presentarles el gran tema de la verdad” (Joyas de los testimonios, t. 1, pp. 454, 455). “Se ha perdido muchísimo para la causa por la labor deficiente de hombres que poseen capacidad, pero que no han recibido la debida preparación” (Obreros evangélicos, p. 81). “Si el intelecto es colocado bajo el dominio del Espíritu de Dios, cuanto más se lo cultiva, más eficazmente puede ser usado en el servicio de Dios [...]. “El Señor desea que obtengamos toda la educación posible, con el objeto de impartir nuestro conocimiento a otros [...]. No deberíamos descuidar ni una sola oportunidad de prepararnos intelectualmente para trabajar por Dios” (Palabras de vida del Gran Maestro, pp. 268, 269). 5. Conciencia de su elevada misión. “La conversión de almas es la obra más grande y más noble en que pueden participar los seres humanos” (Testimonies for the Church, t. 7, p. 52. Véase El ministerio de curación, p. 310; Obreros evangélicos, p. 19; Testimonies for the Church, t. 2, p. 336). 6. Perseverancia y responsabilidad. “Debemos proseguir la obra del Señor en su nombre, con la perseverancia y el celo incansables que puso el Salvador en su obra” (Testimonios selectos, tomo 5, p. 141). “Debemos poseer valor, energía y perseverancia” (Obreros evangélicos, p. 40). “Id a trabajar, sintáis el deseo o no” (Consejos para la iglesia, pp. 105, 106). 7. Humildad. “Al elegir a hombres y mujeres para su servicio, Dios no pregunta si son instruidos, elocuentes, o ricos en bienes de este mundo. Pregunta: ¿Andan con tal humildad que yo pueda enseñarles mis caminos? ¿Puedo poner mis palabras en sus labios? ¿Serán representantes míos?” (Testimonios selectos, t. 5, p. 62). 8. Tacto, Cortesía, amabilidad. “En la obra de ganar almas, se necesita mucho tacto y sabiduría” (Obreros evangélicos, p. 123). “Toda aspereza y rudeza debiera desaparecer de nosotros. Han de practicarse la cultura, la cortesía y el refinamiento cristianos” (Servicio cristiano, p. 280). “Un cristiano bondadoso y cortés es el argumento más poderoso que se pueda presentar en favor del cristianismo” (Obreros evangélicos, p. 128). “Si quisiéramos humillarnos ante Dios, ser amables, corteses y compasivos, se producirían cien conversiones a la verdad allí donde se produce una ahora” (Testimonios selectos, t. 5, p. 263). 9. Sencillez y naturalidad. “Millares de personas pueden ser alcanzadas en la forma más sencilla y humilde. Los más intelectuales, aquellos que son considerados como los hombres y las mujeres mejor dotados del mundo, son frecuentemente refrigerados por las palabras sencillas de alguien que ama a Dios, y que puede hablar de ese amor tan naturalmente como los mundanos hablan de las cosas que más profundamente les interesan” (Palabras de vida del Gran Maestro, p. 183). 10. Amor. “Existe escasamente una décima parte de la compasión que debiera haber por las almas que no están salvadas” (Obreros evangélicos, p. 121). “El espíritu de amor [...], al inundar nuestra vida, tendrá poder para ablandar y subyugar a corazones endurecidos, y ganar para Cristo a enconados opositores de la fe” (Testimonies for the Church, t. 5, p. 174).
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La presentación de la enseñanza bíblicaQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Julio 2010 La presentación de la enseñanza bíblica ¿Qué orientaciones hemos recibido acerca de la manera en que deben presentarse las verdades bíblicas? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Elena de White destaca la importancia de una adecuada presentación de la enseñanza bíblica. Dice: “La manera en que se presenta la verdad tiene con frecuencia mucho que ver para determinar si será aceptada o rechazada” (Testimonios selectos, t. 3, p. 326). La autora lamenta “que muchos no comprendan que la manera en que se presenta la verdad bíblica tiene mucho que ver con las impresiones que hará en las mentes, y con el carácter cristiano que desarrollarán más tarde los que reciban la verdad” (Historical Sketches, p. 121). Se presentan, a continuación, diez orientaciones concretas acerca de la exposición de las doctrinas en el ministerio personal. 1. Uso adecuado de la voz y de las palabras. La buena expresión oral es de importancia decisiva (ver Obreros evangélicos, pp. 89-95). “El que dirija estudios bíblicos en la congregación o en la familia debe poder leer con suave y musical cadencia que encante a sus oyentes” (ibíd., p. 90). Se insiste en una pronunciación “clara y distinta, con énfasis y expresión” (ibíd., p. 92). 2. Exposición positiva y atrayente. El acento debe colocarse en la verdad, ofrecida de una manera atractiva. Dice la señora de White: “Sed fervorosos y positivos al dirigiros a la gente” (El evangelismo, p. 218). 3. Sin acoso ni condenación. Las verdades deben presentarse con amor y respeto. “Este mensaje ha de ser proclamado; pero, no obstante ello, hemos de ser cuidadosos de no acosar ni condenar a los que no poseen la luz que nosotros tenemos. No hemos de apartarnos de nuestro camino para hacer rudos ataques a los católicos. Entre ellos hay muchos que son cristianos muy concienzudos; andan según toda la luz que brilla sobre ellos, y Dios obrará en su favor” (Servicio cristiano, p. 287). 4. Enseñanza cristocéntrica. Cristo era el centro de la proclamación apostólica (Hech. 2:32; 4:10-14; 5:42; 1 Cor. 1:22-24; 2:1, 2) y debe ser el centro de nuestra enseñanza. “Los discursos teóricos son esenciales [...] pero ningún discurso debe predicarse jamás sin presentar a Cristo y a él crucificado como fundamento del evangelio” (Obreros evangélicos, p. 167). El enfoque de la evangelización debe ser claramente cristocéntrico. “El sacrificio de Cristo como expiación del pecado es la gran verdad en derredor de la cual se agrupan todas las otras verdades. A fin de ser comprendida y apreciada debidamente, cada verdad de la Palabra de Dios, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, debe ser estudiada a la luz que fluye de la cruz del Calvario” (ibíd., p. 330). 5. Adaptación. Al mismo tiempo que se conservan los principios, deben adaptarse las enseñanzas a las diferencias personales (1 Cor. 9:20-22). Elena de White menciona que “Jesús se encontraba con la gente en su propio terreno [...]” (El Deseado de todas las gentes, p. 218) y que “variaba sus mensajes de misericordia para adaptarlos a su auditorio” (ibíd., p. 219). Lo mismo debe ocurrir con nosotros. “Debemos aprender a adaptar nuestras labores a las condiciones de la gente: a encontrar a los hombres donde están” (El evangelismo, p. 47). 6. Sencillez. Como en todo lo demás, debe prevalecer el ejemplo de Cristo. “La enseñanza de Cristo era la sencillez personificada” (ibíd., p. 45). “Las palabras de vida eran presentadas con tal sencillez que un niño podía entenderlas” (ibíd., p. 46). “Hacía hermosa la verdad presentándola de la manera más directa y sencilla [...]” (El Deseado de todas las gentes, p. 218). Así, los maestros cristianos han de apuntar a “la sencillez y la eficiencia” (La educación, pp. 228, 229). 7. Evitar las discusiones. Afirma la señora de White: “El amor hará lo que no logrará la discusión” (Obreros evangélicos, p. 127). Pocas veces es necesario un debate abierto (Obreros evangélicos, p. 391); pero los obreros bíblicos “deben presentar la verdad con humildad, con el más profundo amor a las almas, y un ardiente deseo de salvarlas, y dejar que la verdad corte” (ibíd.). 8. Posponer temas controversiales. Elena de White lo señaló así: “Las verdades que sostenemos en común son aquellas en las cuales debemos espaciarnos primero y obtener la confianza de los oyentes” (Testimonies, t. 3, p. 426). “Al principio no presentéis a la gente los rasgos de vuestra fe que despiertan más objeciones [...]” (El evangelismo, p. 150). En especial en campos nuevos, las verdades distintivas, como la del sábado o de la inmortalidad condicional del alma, deben presentarse cuando las personas se hayan entregado a Dios y estén preparadas para recibirlas (El evangelismo, p. 354; Obreros evangélicos, pp. 125, 126). 9. Sentido de urgencia. El tacto y la prudencia no llevarán a postergar indefinidamente ninguna decisión significativa. “La gente ha de ser instada a decidirse precisamente ahora a colocarse del lado del Señor” (El evangelismo, p. 210). No debe dejarse que la convicción se desvanezca (ibíd., p. 220). Debe descartarse toda apatía (El evangelismo, p. 211). 10. Llamados directos y personales. Elena de White habla de “llamamientos personales y directos dirigidos a los que están interesados” (Review and Herald, 30 de agosto de 1892). “Se dirigen invitaciones generales, pero no se extienden suficientes invitaciones personales y definidas. Si se hicieran más llamamientos personales, habría respuestas más decididas para seguir a Cristo” (Review and Herald, 15 de agosto de 1899).
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Seguros de vidaQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Agosto 2010 Seguros de vida ¿Qué orientación dio Elena G. de White sobre seguros de vida? Responde el Pr. Isaías S. Gullón, miembro del Ministerio de Apoyo al Centro de Investigación White El tema planteado se relaciona con las responsabilidad personal de hacer provisión para el futuro y con la necesidad de no lesionar la dependencia de Dios. Por tratarse de una elección que depende de la conciencia individual, la iglesia ha tenido por costumbre abstenerse de aconsejar o desaconsejar a sus miembros en lo referente a los seguros de vida. Esta postura está articulada en una declaración titulada Los adventistas y los seguros de vida, adoptada por los oficiales de la Asociación General durante el Concilio Anual celebrado en 1985. Lamentablemente, en la época de Elena de White, algunos creyentes estaban siendo seducidos por el afán de obtener rápidas ganancias, y con tal de lograrlo invertían recursos que Dios les había dado en algunos emprendimientos que resultaban incompatibles y a la vez devastadores para su vida espiritual. Una de tales inversiones era la concerniente a los seguros de vida, actividad que por hallarse todavía en sus comienzos era un campo fértil para el fraude, los abusos, y otras crueles injusticias. Si estos creyentes hubieran considerado como de más valor su relación con Dios y la confianza en su providencia, en vez de arriesgar irresponsablemente sus ahorros, fruto de tantos sacrificios, en esa y otras tentadoras variantes de la especulación financiera, es de suponer que la mensajera del Señor no habría necesitado pronunciarse con la claridad y contundencia con que lo hizo condenado los seguros de vida tal como funcionaban en sus días. La primera vez que la Hna. White se refirió al asunto de los seguros de vida fue en 1867, en un breve artículo de cuatro párrafos al que tituló escuetamente “Life insurance”. Este artículo forma parte del primer tomo de la colección conocida como Testimonios para la iglesia publicados en nueve volúmenes, y constituye la única referencia a dicho tema a lo largo de esas centenares de páginas (puede leerse también en Joyas de los testimonios, tomo 1, páginas 176-177). A través de los años, muy pocas veces ella volvió a referirse directa o indirectamente a esta cuestión, y cuando lo hizo mantuvo siempre su orientación inicial desfavorable a los seguros de vida según se manejaban en su tiempo. Por extrañas que hoy puedan parecer sus declaraciones al respecto, demasiado a menudo mal interpretadas y aplicadas, no se puede negar que estuvieron plenamente justificadas a la luz de las circunstancias históricas y de la elevada finalidad que indujeron a su autora a repudiar los factores materialistas y mundanos ya mencionados. Un vistazo a las condiciones sociales existentes en aquel entonces ayuda a comprender mejor por qué ella fue tan explícita en oponerse en ese artículo a los seguros de vida, y en advertir tan fielmente acerca de los peligros espirituales y materiales que entrañaba la participación en tales inversiones. La evidencia histórica disponible sobre la aparición y evolución de los seguros de vida en los Estados Unidos durante el período comprendido desde mediados del siglo XIX y hasta bien entrada la segunda década del siglo XX, confirma lo predicho por la mensajera del Señor en esta materia. También algunos artículos especializados publicados en revistas y enciclopedias sobre la historia de los seguros se han encargado de señalar, en mayor o menor grado, los abusos predominantes en dichas actividades durante ese lapso. Aluden, por ejemplo, entre otros factores negativos, a la forma inescrupulosa, arbitraria e incompetente como operaba y proliferaba en esa época el creciente y atrayente negocio de los seguros de vida. Factores que lamentablemente se veían favorecidos por una patética carencia de eficaces controles estatales y gubernamentales, instrumentos sin los cuales no había modo de regular y garantizar tanto la ética como la solvencia económica de semejantes emprendimientos. Este mismo fenómeno también caracterizaba otras iniciativas muy en boga, pero asimismo riesgosas o engañosas, como por ejemplo el ambicioso tráfico en derechos de patentes. La lógica consecuencia de todo ello no podía ser otra que la repentina desaparición de un buen número de compañías, cosa que efectivamente aconteció con el consiguiente chasco y las amargas pérdidas sufridas por la incauta clientela, cuyos bolsillos fueron literalmente vaciados al involucrarse en esas operaciones. Sin embargo, es claro que el contexto histórico actual es muy diferente. El asunto de los seguros de vida ha cambiado, y éstos ya no adolecen por lo general de las graves deficiencias y los detestables abusos de antaño. En la mayoría de los países, las personas que firman un contrato de seguro de vida o de alguna otra categoría, tienen a su disposición leyes que regulan dichas transacciones, y que contribuyen a garantizarles un trato justo por parte de las compañías especializadas en esta clase de actividades. Ya sea que se trate de seguros de vida forzosos o de carácter voluntario, su funcionamiento, reglamentación y fiscalización son muy diferentes de los que se empleaban en la época de Elena de White. Eso sí, la vigencia de los principios inmutables que ella empleó al proporcionar esas oportunas instrucciones nunca ha caducado. En cambio, en su aplicación es necesario tomar en cuenta las nuevas circunstancias, a no ser que se prefiera hacerle decir a Elena de White lo que ella verdaderamente no quiso significar desde su propio tiempo, lugar y contexto histórico.
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Las oraciones de Elena G. de WhiteQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Septiembre 2010 Las oraciones de Elena de White ¿Podría darnos algunos ejemplos de la vida de oración de la señora Elena de White? Responde el Dr. Daniel O. Plenc En varios de los escritos de Elena de White encontramos oraciones personales o transcripciones de sus oraciones en favor de sus hermanos. Tal vez las más bellas propuestas de oración para cada creyente sean estas: “Elevemos constantemente esta oración: ‘Señor, enséñame a hacer lo que Jesús haría si estuviera en mi lugar’ ” (Obreros evangélicos, p. 386). “Sea tu oración: ‘Tómame, ¡oh Señor!, como enteramente tuyo. Pongo todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo y sea toda mi obra hecha en ti’ ” (El camino a Cristo, pp. 69, 70). Los siguientes son algunos ejemplos de oraciones por el Espíritu Santo: “Querido Padre celestial, ahora vengo a ti tal como soy, pobre, necesitado y dependiente. Pido que nos des a mí y a mi pueblo la gracia del carácter cristiano perfecto. ¿Tendrás compasión por tu pueblo? Permite que tu luz brille en las cámaras de la mente, dentro del templo que es cada creyente. Mi Salvador, tú compraste tu herencia al costo infinito de tu vida para que, como vencedores, podamos entrar al reino de Dios y permanecer allí eternamente. Bendice a los que decidieron servirte. Pon tu Espíritu en ellos.” “Querido Padre, te pido que envíes al Espíritu Santo a fin de que tu salvación sea manifestada. Tócalos para que sean tiernos de corazón. Enternécelos con tu Espíritu Santo, y ayúdalos para que puedan ver la obra que debe hacerse en favor de sus vecinos y de otras personas que viven alrededor de ellos. ¡Oh, despiértalos a su responsabilidad! Haz que sientan el deseo de lavar las vestimentas de su carácter, a fin de que sean emblanquecidas con la sangre del Cordero. ¿Los rodearás con los tiernos brazos de tu gracia? Implórales por intermedio del Espíritu Santo para que hagan brillar la luz que tienen, y así otros también conozcan la verdad. Oh Señor, pon a tu iglesia en orden, para que se ponga a trabajar en favor de los perdidos.” “Mi Salvador, manifiéstate a tu pueblo. ¡Exprésales tu amor, para que lo sientan! Sostén a tu iglesia a fin de que Satanás no gane terreno. Ayúdalos a luchar contra toda oposición y que, al final, en la ciudad de Dios, puedan poner sus coronas a los pies de Jesús, y así tu nombre reciba toda la gloria. Amén” (Recibiréis poder, p. 192). “Padre celestial, tú has dicho: ‘Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá’. Padre celestial, necesitamos tu Santo Espíritu. No queremos trabajar solos, sino solamente en unidad contigo. Queremos estar en una posición en la que el Espíritu Santo de Dios esté sobre nosotros con su poder revivificante y santificador. ¡Manifiéstate a nosotros esta mañana! ¡Quita toda niebla y toda nube de oscuridad!” “Venimos a ti, nuestro compasivo Redentor, y te pedimos por los méritos de Cristo, por tu propio Hijo, mi Padre, que manifiestes aquí tu poder a tu pueblo. Queremos sabiduría, queremos justicia, queremos verdad; queremos que el Espíritu Santo esté con nosotros.” “Has presentado delante de nosotros una gran obra que debe realizarse en favor de los que están en la verdad y, también, por los que ignoran nuestra fe; y, oh Señor, como tú has dado a cada hombre su tarea, te imploramos que el Espíritu Santo impresione nuestra mente en relación con la responsabilidad de la tarea que descansará sobre cada persona en forma individual, de acuerdo con tu mandato. Queremos ser probados; queremos ser completamente santificados; queremos ser hechos aptos para la tarea; y aquí, en esta sesión del congreso, queremos ver una revelación del Santo Espíritu de Dios. Queremos luz, Señor. Tú eres la Luz. Queremos la verdad, Señor. Tú eres la Verdad. Deseamos el camino correcto. Tú eres el Camino.” “Señor, te ruego que todos seamos lo suficientemente sabios para discernir que debemos abrir individualmente nuestro corazón a Jesucristo para que, mediante el Espíritu Santo, él pueda entrar y modelarnos y hacemos de nuevo, de acuerdo con tu imagen divina. ¡Oh, mi Padre, mi Padre!, humilla y subyuga nuestros corazones” (Recibiréis poder, p. 315). “Que cada miembro de la iglesia se arrodille delante de Dios y ore sinceramente por el impartimiento del Espíritu. Exclamad: ‘Señor, aumenta mi fe. Haz que comprenda tu palabra, porque la comprensión de tu palabra proporciona luz. Refréscame mediante tu presencia. Llena mi corazón con tu Espíritu, para que pueda amar a mis hermanos así como Cristo me ama a mí” (Recibiréis poder, p. 320).
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El sábado y los niñosQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Noviembre 2010 El sábado y los niños ¿Qué podemos hacer con nuestros niños el sábado de tarde? Responde Celia R. de Samojluk redactora jubilada de ACES e integrante del Ministerio de Apoyo del Centro de Investigación White. Es natural que los padres cristianos estén preocupados por lo que deberían hacer sus hijos el día del Señor. Pensamos que esto debiera unirse al pensamiento expresado por Elena de White que dice: “Cuando los padres son diligentes y vigilantes en su instrucción, cuando enseñan a sus hijos a procurar sinceramente la gloria de Dios, cooperan con él y él coopera con ellos” (El hogar adventista, p.286). En la actualidad existen muchos padres que no están totalmente identificados con la labor que les concierne en favor de sus hijos. A través de los siglos, sin embargo, permanece la instrucción bíblica dada a los progenitores en cuanto a como hablar cada día y en cada momento, acerca de las maravillas de Dios a sus vástagos: “Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes” (Deut.11:19). Aunque es cierto que en el hogar las condiciones actuales no son las mismas que antes, y que no siempre es posible reunir a la familia, ni que lo que dicen los mayores sea mejor atendido y entendido que los mensajes que aparecen en los celulares o las canciones que llegan a través de los MP3, o cualquier otro de los modernos artefactos que están al alcance de niños y jóvenes, también es cierto que los padres avisados ya habrán tomado sus recaudos para que sus hijos les presten atención. En el libro Joyas de los testimonios, t. 3, la sierva del Señor aconseja: “La escuela sabática y la reunión del culto ocupan sólo una parte del sábado. La parte que queda para la familia puede abarcar las más sagradas y preciosas horas del sábado. Mucho de este tiempo deben pasarlo los padres con sus hijos. En muchas familias se los deja solos a los niños menores, para que se diviertan lo mejor que puedan. En tales condiciones no tardan en volverse inquietos, empiezan a jugar y se dedican a causar perjuicios. Así el sábado no tiene para ellos significado sagrado. Cuando el tiempo es agradable, paseen los padres con sus hijos por los campos y huertos. En medio de las cosas hermosas de la naturaleza, explíquenles por qué fue instituido el sábado. Descríbanle la gran obra creadora de Dios. Díganles que cuando la tierra salió de su mano era santa y hermosa. Cada flor, cada arbusto, cada árbol, respondía al propósito de su Creador. Todo lo que veían los ojos era hermoso y llenaba la mente de pensamientos relativos al amor de Dios. Todo sonido era música en armonía con la voz de Dios. Mostradles que fue el pecado lo que mancilló la obra perfecta de Dios; que las espinas y los cardos, el pesar y la muerte, son todos resultados de la desobediencia a Dios. Los campos verdes, los altos árboles, la alegre luz del sol, las nubes, el rocío, la quietud solemne de la noche, la gloria del cielo estrellado y la luna en su belleza, todo da testimonio del Creador. No cae una gota de lluvia ni un rayo de sol sobre nuestro mundo desagradecido, que no testifique de la tolerancia y del amor de Dios”. Todos sabemos que hoy la mayoría de los padres trabajan ambos para poder sostener a su familia y sucede que, por estas circunstancias, ambos están muy cansados el último día de la semana y anhelan dormir una siesta. En tal caso debieran hacer arreglos con algún familiar cercano que pudiera permanecer con ellos durante ese lapso, y al mismo tiempo enseñarles del amor de Dios por medio de juegos bíblicos o relatos. También podrían ser beneficiosas las representaciones de personajes o episodios bíblicos. Si se cuenta con un microscopio o un telescopio se podrían observar y analizar muchas cosas de la naturaleza y despertar en las tiernas mentes infantiles admiración y alabanza por las maravillas creadas. También es apropiadísimo enseñarles músicas, cantos y poesías que estén “en armonía con la voz de Dios”, tal como se expresa en la cita escrita más arriba. Por supuesto, la calidad y la efectividad de la enseñanza tiene que estar respaldada por una sincera actitud de alabanza y amor a Dios de parte de los padres, manifestada no sólo en el día sábado sino en cada día de la semana. Para terminar el día santo se les hace a los padres una sugerencia que no los debiera tomar por sorpresa: “Al bajar el sol, señalen la voz de la oración y el himno de alabanza el fin de las horas sagradas, e invitad a Dios a acompañaros con su presencia en los cuidados de la semana de trabajos” (Joyas de los testimonios, t.3, p. 25). Otra cita inspirada dice: “El sábado debe resultar tan interesante para nuestras familias que su visita semanal sea saludada con gozo [...] Padres haced del sábado una delicia para que vuestros hijos puedan esperarlo con placer y recibirlo con gozo en su corazón” (Joyas de los testimonios, t.1, p.278). Ningún padre desea presentarse ante el Rey de reyes con las manos vacías. Ningún creyente anhela un mundo nuevo sin sus amados y seguramente nuestra meta es que por la gracia infinita de Dios, todos vivamos felices por la eternidad.
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La cena del Señor: ¿comunión abierta o cerrada?QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Diciembre 2010 La Cena del Señor: ¿comunión abierta o cerrada? ¿Quiénes pueden participar de la Santa Cena? ¿Se trata de un rito inclusivo o exclusivo? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La celebración de la Cena del Señor tiene una clara base bíblica (Mat. 26:26-29; Mar. 14:22-25; Luc. 22:14-23; Juan 13:21-30; 1 Cor. 11:23-26). Elena de White se refirió al tema muchas veces (ver El Deseado de todas las gentes, pp. 608-616; El evangelismo, pp. 202-206). Se presenta a continuación su pensamiento, en particular el que se refiere a quiénes pueden participar en el rito. Elena de White afirma que los ritos del bautismo y de la Cena del Señor “son dos pilares monumentales” (Manuscrito 27 ½, 1900, citado en El evangelismo, p. 202). En su concepto, los elementos de la Cena del Señor son simbólicos, sencillos, comprensibles y significativos. Se trata de “un monumento conmemorativo de su gran sacrificio por el hombre” (Review and Herald, 22 de junio de 1897, citado en El evangelismo, p. 202). “Así se renuevan, en nuestra memoria, las escenas de su pasión y muerte” (Testimonios selectos, t. 3, p. 181). Los elementos estaban presentes en la cena de Pascua: vino sin fermentar (El ministerio de curación, p. 256) y pan sin levadura (Review and Herald, 7 de junio de 1898, citado en el Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 690). La Cena del Señor tiene un carácter permanente y universal. Habrá de celebrarse “a través de todos los tiempos, por sus seguidores, en todos los países” (Signs of the Times, 16 de mayo de 1900, citado en El evangelismo, p. 204). Debe observarse “con mayor frecuencia que la Pascua anual” (Spiritual Gifts, t. 3, p. 228, citado en La fe por la cual vivo, p. 304. Véase Notas biográficas, p. 121; Primeros escritos, p. 303; Joyas de los testimonios, t. 1, p. 519). Jesús hizo de la Santa Cena una celebración inclusiva. “Incluyó tiernamente a Judas en el servicio hecho a los discípulos” (El Deseado de todas las gentes, p. 667). “El ejemplo de Cristo prohíbe la exclusividad en la Cena del Señor. Es verdad que el pecado abierto excluye a los culpables. Esto lo enseña claramente el Espíritu Santo. Pero, fuera de esto, nadie ha de pronunciar juicio. Dios no ha dejado a los hombres el decir quiénes se han de presentar en estas ocasiones. Porque ¿quién puede leer el corazón? ¿Quién puede distinguir la cizaña del trigo? ‘Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa’ ” (El Deseado de todas las gentes, p. 612). Esta idea de comunión abierta tiene apoyo en los escritos de Elena de White. “Este rito no debe excluir a nadie, aunque algunos piensen lo contrario. Todos pueden participar en él, y decir públicamente: ‘Acepto a Cristo como mi Salvador personal. Él dio su vida por mí para que yo fuese rescatado de la muerte’ ” (Review and Herald, 22 de junio de 1897, citado en El evangelismo, p. 204). En dos declaraciones similares, la señora de White habla de la participación de personas no identificadas claramente con las doctrinas bíblicas o con una vida santificada. “Pueden entrar en el grupo personas que no son de todo corazón siervos de la verdad y la santidad, pero que desean tomar parte en el rito. No debe prohibírseles. Hay testigos que estuvieron presentes cuando Jesús lavó los pies de los discípulos y de Judas. Hay ojos más que humanos que contemplan la escena” (El Deseado de todas las gentes, p. 613). “Pueden llegar a relacionarse con vosotros personas que no están unidas de corazón con la verdad y la santidad, pero que quisieran tomar parte en estos servicios. No se lo impidáis” (Manuscrito 47, 1897, citado en El evangelismo, p. 205). La presencia de una persona no debidamente preparada, o de un oficiante inadecuado, no es motivo para que alguien se prive de participar. “Nadie debe excluirse de la comunión porque esté presente alguna persona indigna. Cada discípulo está llamado a participar públicamente de ella y dar así testimonio de que acepta a Cristo como Salvador personal. Es en estas ocasiones designadas por él mismo cuando Cristo se encuentra con los suyos y los fortalece por su presencia. Corazones y manos indignos pueden administrar el rito; sin embargo, Cristo está allí para ministrar a sus hijos. Todos los que vienen con su fe fija en él serán grandemente bendecidos. Todos los que descuidan estos momentos de privilegio divino sufrirán una pérdida. Acerca de ellos, se puede decir con acierto: ‘No estáis limpios todos’ ” (El Deseado de todas las gentes, p. 613). Elena de White relata el incidente de un pastor interesado en el mensaje adventista que fue invitado a participar de la Cena del Señor. “El sábado por la mañana, cuando la iglesia de ____ celebró la Santa Cena, el hermano ____ estaba presente. Fue invitado a participar en el rito del lavamiento de los pies, pero dijo que prefería observarlo. Preguntó si la participación en este rito era indispensable para poder tomar parte en el servicio de la Comunión, y nuestros hermanos le aseguraron que no era obligatorio, y que sería bienvenido a la mesa del Señor. Ese sábado resultó un día precioso para su alma; dijo que nunca había tenido un día más feliz en su vida. “Después deseó venir a visitarme, y tuvimos una entrevista agradable. Su conversación fue muy interesante y pasamos preciosos momentos orando juntos. Creo que él es un siervo de Dios. Le di mis libros El conflicto de los siglos, Patriarcas y profetas y El camino a Cristo. Pareció estar muy satisfecho; dijo que deseaba tener toda la luz que pudiera recibir a fin de hacer frente a los opositores de nuestra fe. Fue bautizado antes de partir para su casa, y regresará para presentar la verdad a su propia congregación” (Manuscrito 4, 1893, El evangelismo, pp. 204, 205). Las indicaciones en cuanto a examinarse y buscar la preparación necesaria para una participación digna son claras en la Biblia (1 Cor. 11:28-32). Sin embargo, la evidencia existente impide a los creyentes ser excluyentes y exclusivistas en la administración de la Cena del Señor.
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Uno en veinte, uno en cien"QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Enero 2011 Uno en veinte, uno en cien ¿Es cierto que ni uno de cada veinte está preparado para la venida de Jesús? Responde el Dr. Daniel O. Plenc El libro Mensajera del Señor, del Dr. Herbert E. Douglass, propone como una regla interna de interpretación de los escritos inspirados comprender el uso de la hipérbole. Dice: “La hipérbole es el uso de la exageración obvia para establecer una proposición [...] La hipérbole es un recurso literario que se usa a lo largo de toda la Biblia” (p. 389). Elena de White usó varias veces la relación de uno en veinte y de uno en cien. Un buen lector entiende que no debe interpretar estas expresiones como estrictamente literales, al mismo tiempo que comprenderá que el autor está señalando una idea importante. Se trata de una cuestión de énfasis. Los ejemplos que siguen muestran este recurso en los escritos de la señora White. A veces, se usa la expresión “uno en veinte” para describir la condición espiritual o el grado de comprensión de las verdades bíblicas. La cita aludida es muy conocida: “Es una solemne declaración la que hago a la iglesia, de que ni uno de cada veinte de aquellos cuyos nombres están registrados en los libros de la iglesia se halla preparado para terminar su historia terrenal, y que estaría tan ciertamente sin Dios y sin esperanza en el mundo como el pecador común” (Servicio cristiano, p. 52). Sobre la situación de muchos jóvenes, dice la autora: “Se me mostró que no hay uno entre veinte jóvenes, que sepa lo que es la religión experimental” (Mensajes para los jóvenes, p. 382). Los ministros tienen también un gran desafío: “No hay uno en veinte que conozca la belleza y la esencia real del ministerio de Cristo” (Mente, carácter y personalidad, t. 1, p. 189). Más de una vez se usan declaraciones parecidas para destacar la necesidad de misioneros o de mayor actividad. “Hay entre nosotros un elevado promedio de hombres capaces. Si sus aptitudes se pusiesen en uso, tendríamos veinte ministros donde ahora tenemos uno” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 416). Del mismo modo se necesitan obreras: “Si hubiera veinte mujeres donde ahora hay una, que hicieran de esta santa misión su obra predilecta, veríamos a muchas más personas convertidas a la verdad” (El evangelismo, p. 345). Se repiten conceptos similares: “Necesitamos cien obreros adonde ahora hay uno solo” (Consejos sobre la salud, p. 547). “Ni uno entre cien de nosotros está haciendo algo más que estar ocupado en actividades mundanales y comunes. No estamos ni siquiera medio despiertos ante el valor de las almas por las cuales Cristo murió” (Servicio cristiano, p. 103). “Se podría hacer cien veces más de lo que se está haciendo para difundir el mensaje del Evangelio en lugares cercanos y distantes” (Alza tus ojos, p. 349). Esto incluye la obra de publicaciones: “Por la luz que me ha sido dada, sé que debiera haber cien colportores donde hay uno actualmente” (Joyas de los Testimonios, t. 2, p. 533). En ocasiones el énfasis tiene que ver con los resultados del trabajo misionero. Al hablar de la obra de salud, la autora dice que si “uno de cada veinte realiza un uso adecuado de los beneficios recibidos y aprecia los esfuerzos efectuados en su favor, los médicos debieran sentirse agradecidos y satisfechos” (Consejos sobre la salud, p. 346). Por eso, no debiera haber desánimo. “Si fracasáis 99 veces de cada cien, pero tenéis éxito en salvar una sola alma de la ruina, habéis hecho algo noble por la causa del Maestro” (Servicio cristiano, p. 128). También afirma que las buenas cualidades de los misioneros pueden multiplicar su esfuerzo. “Si quisiéramos humillarnos ante Dios, ser amables, corteses y compasivos, se producirían cien conversiones a la verdad allí donde se produce una ahora” (Ministerio de la bondad, p. 91). “Los esfuerzos del pueblo de Dios, rectamente dirigidos, producirán resultados cien veces mayores de los que pudieran obtenerse con los mismos recursos y facilidades mediante otro conducto en el que Dios no actuara tan manifiestamente” (Testimonios selectos, t. 1, pp. 218, 219). “Los frutos del dominio propio, la consideración y el esfuerzo abnegado de vuestra parte se multiplicarán cien veces” (Conducción del niño, p. 202). “La gracia de Dios derramada sobre una porción pequeña es lo que la hace bastar para todos. La mano de Dios puede multiplicarla cien veces” (Conflicto y valor, p. 226).
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Construcción de templosQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Febrero 2011 Construcción de templos ¿Escribió algo Elena de White referente a la construcción de templos, sus características, lugar apropiado, etc.? Para la construcción del Tabernáculo, Dios instruyó a Moisés de manera muy precisa, acerca de la forma exacta que debía tener el mismo. “Y alzarás el tabernáculo conforme al modelo que te fue mostrado” (Ex 26:30). Luego, en la construcción del Templo de Salomón, David le declara a su sucesor que Dios le había dado detalles de la estructura - "Todas estas cosas me fueron trazadas por la mano de Jehová [...]” (1 Cr. 28:19). “Así como el Señor había proporcionado a Moisés un modelo del tabernáculo que debía construir en el desierto (Exo. 25:8, 9), también había dado a David una revelación de los planos del templo (1 Crón. 28:19). De acuerdo con la revelación que había recibido David se había diseñado un plano, y éste fue entregado a Salomón” (Comentario bíblico adventista, tomo 3, 207). Al avanzar en el registro bíblico, una vez más, en ocasión de la reconstrucción del Templo en días de Esdras, se deja ver la mano de Dios en el asunto. En la carta que el rey Artajerjes entrega a Esdras, este menciona: “Todo lo que es mandado por el Dios del cielo sea hecho prontamente para la casa del Dios del cielo [...]” (Esd. 7:23). Lo antes tratado, muestra de manera clara, el especial interés que Dios ha mostrado a través de los tiempos en cuanto a la construcción de su “casa” o lugar de adoración. En nuestros Días es de suma importancia tomar en cuenta lo que Dios nos ha dejado por mano de la señora Elena de White, referente a este tema. Antes es saludable destacar, que en algunos casos sus consejos son generales, pero en la mayoría de ellos sus declaraciones hacen referencia a situaciones específicas de sus días, que muy bien pueden adecuarse a nuestras situaciones actuales, usándolas de manera equilibrada. En cuanto al lugar. Se destacan dos aspectos básicos: presencia y accesibilidad. “En toda ciudad donde se proclame la verdad hay que levantar Iglesias. En algunas ciudades grandes hay que edificar iglesias en varios sitios. En algunos lugares se ofrecerán casas de culto a un precio razonable, y estas pueden adquirirse ventajosamente” (Carta 168, 1909). “Mirar la relación en las rutas de acceso sean convenientes” (Review and Herald. 5 de Abril de 1900). Estilos arquitectónicos y estructura o forma. “En muchos lugares se construyen iglesias, pero estas no necesitan edificarse siguiendo el mismo estilo. Estilos arquitectónicos diferentes pueden ser adecuados para sitios diferentes” (El evangelismo, p. 277). “[...] Edifiquen con belleza pero no con extravagancia. Sea construida la casa de manera conveniente y cabal, de manera que cuando sea presentada a Dios el pueda aceptarla, y hacer que su Espíritu descanse sobre los adoradores que anhelan solamente su gloria” (El evangelismo, p. 277). “Dios no nos ha mandado que le erijamos un edificio que se compare en riqueza y esplendor con el templo. Pero hemos de edificar una humilde casa de culto, sencilla, bonita y perfecta en su diseño” (El evangelismo, p. 277). “A falta de ventilación se debe una gran parte de la somnolencia y pesadez que contrarrestan el efecto de muchos sermones y hacen enojosa e infeliz la tarea del maestro” (El ministerio de Curación, p. 208-209). El equilibrio es básico. El consejo es que no se construyan templos ostentosos en los que se inviertan recursos que muy bien pudieran suplir otras necesidades; pero tampoco miserables; deben adecuarse a su entorno y a la condición de sus miembros. “Hubo tiempos cuando se estimó necesario adorar a Dios en lugares muy humildes, pero el Señor no retiró su Espíritu ni rehusó su presencia a causa de esto. Era lo mejor que su pueblo podía ofrecer en esos momentos, y él nunca reprobó ni condenó sus esfuerzos cuando lo adoraron en espíritu y en verdad. Pero haciendo atractivas nuestras casas y llevando a cabo nuestros planes para agradarnos, honrarnos y glorificarnos a nosotros mismos. El Señor no derramará sobre nosotros su bendición si nos conformamos con dejarlo fuera de nuestros planes y de adorarlo en un lugar mas pobre y mas inconveniente que en el lugar que estamos dispuestos a vivir; el Señor hará esto –repito- si colocamos nuestros propósitos egoístas en un lugar supremo, y si regalamos a Dios y a su culto una posición secundaria” (El evangelismo, p. 276-277). “¿Cómo considera el Señor a sus hijos cuando tienen todas las comodidades que el corazón puede desear pero se conforman con reunirse para adorar en un cobertizo de algún edificio miserable y apartado o en algún departamento barato y abandonado?” (Testimonios selectos, tomo 4, p. 67). Esta última declaración establece un equilibrio ideal: “Algunos preguntarán: ¿Porqué la Hna. White siempre emplea las palabras “sencillo, pulcro y sólido”, cuando habla de edificios? Esto se refiere a que deseo que nuestros edificios representen la perfección que Dios requiere de su pueblo” (El evangelismo, p. 277). Quienes están dedicados a la construcción de un nuevo templo, deben preguntarle al Dueño cómo le gustaría que fuera su casa, sin olvidar que este Dueño es altamente experimentado en estos temas. Heb. 11:10 declara explícitamente: “[...] la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”. _______________ Yosvany R. García Corpas, originario de Cuba, estudiante de la licenciatura en Teología de la Universidad Adventista del Plata, Entre Ríos, Argentina.
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El mensaje a LaodiceaQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Julio 2011 El mensaje a Laodicea ¿Se refiere a la Iglesia Adventista del Séptimo Día el texto de Apocalipsis 3:14-22? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Existe una cantidad importante de citas de Elena G. de White respecto del mensaje de Cristo a la iglesia de Laodicea. La siguiente es sólo una síntesis apretada de estas declaraciones. En los escritos de Elena G. de White es inequívoca la aplicación del mensaje a Laodicea a la Iglesia Adventista, como se ve en las siguientes afirmaciones: “Las palabras dirigidas a la iglesia de Laodicea describen perfectamente su condición actual” (Primeros escritos, p. 107). “El mensaje a la iglesia de Laodicea se aplica a nuestra condición. Cuán claramente se describe la posición de los que creen que tienen toda la verdad, que se enorgullecen de su conocimiento de la Palabra de Dios, al paso que no se ha sentido en su vida el poder santificador de ella” (Mensajes selectos, tomo 1, ps. 418-419). “El mensaje de Laodicea se aplica al pueblo de Dios que profesa creer en la verdad presente. La mayor parte está constituida por tibios profesos, que tienen un nombre pero ningún celo [...] Para los laodicenses la única esperanza consiste en una clara visión de su situación delante de Dios, en un conocimiento de la naturaleza de su enfermedad” (Testimonios selectos, tomo 3, ps. 253-255). Cree la sierva de Dios que ese mensaje será escuchado por algunos, mientras que “otros no permitirán que este mensaje dado a la iglesia de Laodicea ejerza influencia sobre ellos” (Joyas de los testimonios, tomo 1, p. 43). Se le mostró a Elena G. de White que el zarandeo sería motivado por el testimonio de Jesús a Laodicea: “Algunos no soportarán este testimonio directo, sino que se levantarán contra él. Esto es lo que causará un zarandeo en el pueblo de Dios” (Joyas de los testimonios, tomo 1, p. 61). No cabe dudas, entonces, de que el mensaje de Apocalipsis 3:14-17, “se aplica al actual pueblo de Dios”. Un mensaje que “que deben dar a su pueblo los ministros”. Porque los hijos de Dios se han sumido en “una posición de seguridad carnal”, en “un triste engaño”. ¿Qué necesitan? “Necesitan humillarse profunda y cabalmente delante de Dios”. La razón está en que muchos no han recibido todavía “el claro mensaje de reprensión” (Joyas de los testimonios, tomo 1, ps. 328-329). ¿Explica la Sra. White el significado de los tres elementos que ofrece Jesús a la iglesia de Laodicea? Sí lo hace, claramente. “El oro probado en el fuego que se recomienda aquí, es la fe y el amor” [...] La vestidura blanca es la pureza de carácter, la justicia de Cristo impartida al pecador [...] El colirio es aquella sabiduría y gracia que nos habilitan para discernir entre lo malo y lo bueno, y para reconocer el pecado bajo cualquier disfraz [...]” (Joyas de los testimonios, tomo 1, ps. 478-479). La seriedad de esta advertencia no debe, sin embargo, llevarnos a pensar que el Señor haya rechazado a su pueblo o que este se haya convertido en Babilonia. “El Señor no ha hablado por intermedio de ningún mensajero que llame Babilonia a la iglesia que guarda los mandamientos de Dios [...] Pero esto no producirá la desaparición de la iglesia” (La iglesia remanente, ps. 98-99). “Os digo, hermanos míos, el Señor tiene un cuerpo organizado por medio del cual él trabaja” (Mensajes selectos, tomo 3, ps. 17-18). Hay advertencias tanto para aquellos que rechazan el mensaje a Laodicea, como para quienes lo utilizan en contra de la propia iglesia. Más bien Elena de White vio en el llamamiento a Laodicea un mensaje de restauración. “Cuando se levantan hombres que pretenden tener un mensaje de Dios, pero que en lugar de luchar contra [...] las tinieblas de este mundo, forman un cuadro falso, y vuelven las armas de combate contra la iglesia militante, temedlos. No llevan las credenciales divinas. Dios no les ha dado ninguna carga de un trabajo tal. Quieren derribar lo que Dios anhela restaurar por el mensaje a Laodicea. El hiere sólo para que pueda sanar, y no para hacer perecer. El Señor no confía a ningún hombre un mensaje que desanime y descorazone a la iglesia. Él reprueba, reprende, castiga; pero es solamente para poder restaurar y aprobar al fin” (Testimonios para los ministros, ps. 18-19).
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Un ministerio público en busca de reavivamientoQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Septiembre 2011 Un ministerio público en busca de reavivamiento ¿Existen indicios en el ministerio de Elena G. de White acerca de cómo buscar un reavivamiento en las iglesias? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La ACES acaba de imprimir un antiguo librito, que es un compilado de escritos de Elena de White, titulado El verdadero reavivamiento: la mayor necesidad de la iglesia, obra que recomendamos decididamente a los lectores de la Revista adventista. El capítulo final se titula “Llamados especiales en el ministerio público”, cuya lectura me pareció fascinante y reveladora en cuanto a varios aspectos del ministerio público de Elena de White. Me permito destacar algunas de las lecciones aprendidas con la lectura de dicho capítulo: 1. La excesiva brevedad no es positiva cuando se busca un reavivamiento. Es verdad que la Sra. White abogó por sermones “cortos” y por la conveniencia de dividir algunos sermones en dos pero, en ocasiones especiales, se debe tomar tiempo para una genuina renovación espiritual. El diario de la autora registra que habló durante “una hora” en Battle Creek en 1868 y 1873. Sobre una reunión en Basilea, escribió la Hna. White: “Nuestras reuniones continuaron desde las dos de la tarde hasta las cinco”. 2. Los llamados específicos desde el altar son muy oportunos tanto para miembros de iglesia como para los invitados que están presentes. Estas son algunas expresiones del capítulo que estamos considerando: “llamé al frente”, “llamamos al frente”, “invité a que se adelantaran”, “pedimos que los que querían ser bautizados lo manifestaran levantándose”, “pedí que pasaran adelante”, “llamamos entonces para que pasaran al frente”, “se invitó a ponerse de pie”, “invité que pasaran adelante”, “al terminar mi discurso, me sentí impresionada por el Espíritu de Dios a extender una invitación a que pasaran al frente”, “insté a que pasaran al frente”, “invitamos a que pasaran al frente”, “se invitó a que pasaran al frente”, etc. 3. Las invitaciones deben ser acompañadas de ferviente oración y atención personal. Dice la autora: “Pasamos unos preciosos momentos en oración”; “para que pudiéramos unir nuestras oraciones con las de ellos”; “los que sentían la necesidad de las oraciones de los siervos de Dios fueron invitados a manifestarlo”; “pidió la cooperación de los hermanos Faulkhead y Salisbury para que pasaran al frente y nos arrodillamos en oración”; “el Señor se nos acercó mucho mientras lo buscamos en oración”. 4. Hay que predicar la Palabra de Dios con la unción del Espíritu. Esto consigna el diario de Elena de White: “Hablé en la tarde acerca de segunda de Pedro. Hablé con libertad”. “Hablé en la tarde de Juan 17:3. El Señor me dio abundantemente de su Espíritu Santo”. “... me sentí impresionada a hablar del primer capítulo de segunda de Pedro... Con la ayuda del Espíritu Santo, pude hablar con claridad y poder”. “Tuve gran fluidez para hablar de Apocalipsis 2:1 al 5”. 5. Debe darse la oportunidad para que los asistentes a las reuniones den testimonios breves y confiesen sus pecados. Veamos los registros: “Pasamos preciosos momentos en oración y todos se sintieron quebrantados, llorando y confesando sus pecados”. “Después de la oración, se dieron 115 testimonios”. “Se hicieron algunas buenas confesiones y se presentaron fervientes testimonios”. “Uno tras otro, se dieron rápidamente muchos testimonios que expresaban profundos sentimientos...” 6. No necesitamos evitar todo tipo de emoción. La autora cuenta que, en una reunión en el colegio de Battle Creek, el profesor Prescott se levantó para hablar, pero no pudo hacerlo durante cinco minutos, “sino que estuvo en pie llorando ante los hermanos. Entonces dijo unas pocas palabras”. Acerca de una iglesia de San Francisco, dice: “Muchos no pudieron adelantarse porque el local estaba muy atestado; sin embargo, los rostros animados y los ojos llenos de lágrimas testificaban de la determinación”. 7. Los domingos podemos tener reuniones religiosas con invitados. Sobre unas reuniones en San Francisco, dice la Sra. White: “El domingo por la tarde hablé a una gran congregación en la que había muchos que no son de nuestra fe”. 8. Las semanas de oración son muy positivas. Se cuenta de una “semana de oración” en Battle Creek, en la cual la Sra. White habló en el Colegio y en el Sanatorio. En otra ocasión escribió: “El viernes 21 de diciembre fui a San Francisco, donde había de pasar la semana de oración”. 9. Se puede orar de pie en las reuniones adventistas. En la Iglesia de Ashfield, Elena de White invitó a los asistentes “a que se pusieran de pie” y, acto seguido, dice: “los presenté al Señor con ferviente oración”. Durante el Congreso de la Asociación General de 1909, preguntó a los asistentes: “¿Os pondréis de pie aquí y testificaréis...?” Cuando la congregación se levantó, ella oró diciendo “Te agradezco, Señor, Dios de Israel...” 10. Las mujeres pueden predicar desde el púlpito. Cuenta Elena de White que a una señora “F”, criada en una iglesia protestante, “se le había enseñado que era muy impropio que las mujeres hablaran en una reunión, y que estaba más allá de toda noción de decoro el que predicara una mujer. A ella le gustaba escuchar a los pastores Daniells y Corliss, y pensaba que eran oradores muy inteligentes, pero no quería escuchar la predicación de una mujer... Cuando presenté la exhortación e insté a que pasaran al frente los que sentían su necesidad de acercarse más a Dios, esas hermanas pasaron al frente para sorpresa de todos”. El ministerio de Elena de White es muy inspirador para este tiempo de búsqueda de reavivamiento y reforma.
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Declaraciones trinitarias de Elena G. de WhiteQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Enero 2012 Declaraciones trinitarias de Elena de White ¿Qué es lo que verdaderamente escribió? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Así tituló Tim Poirier, secretario asociado del Patrimonio White de la Asociación General, un excelente trabajo que puede aclarar ciertas interpretaciones erróneas de lo que la señora White escribió. Presentamos aquí algunas de sus conclusiones. Una de las citas más importantes es la de El Deseado de todas las gentes, p. 625. Allí dice la autora que “el pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino” (el subrayado es nuestro). La fuente original de esta declaración es una carta dirigida a “Mis hermanos de Norteamérica” (Carta 8, del 6 de febrero de 1896) donde se lee: “El mal se había estado acumulando durante siglos, y solo podía ser reprimido y resistido mediante el vigoroso poder del Espíritu Santo, la tercera persona de la Divinidad, que vendría no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino”. La importante compilación titulada El evangelismo (1946) contiene otra referencia significativa: “Hay tres personas vivientes en el trío celestial; en el nombre de estos tres grandes poderes –el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo- son bautizados los que reciben a Cristo mediante la fe, y esos poderes colaborarán con los súbditos obedientes del cielo en sus esfuerzos por vivir la nueva vida en Cristo” (p. 445). El párrafo fue tomado de Special Testimonies (Testimonios especiales), Series B, N° 7 (1907) publicada por la misma autora y que originalmente formaba parte del Manuscrito 21, de 1906. Todavía puede leerse esta afirmación en el diario personal de Elena de White escrito con su propia letra. Otra expresión categórica de la autora se lee en el Comentario bíblico adventista del séptimo día, tomo 6, p. 1074 (tomada del Manuscrito 57, de 1900): “La obra es trazada frente a cada alma que ha confesado su fe en Jesucristo mediante el bautismo, y se ha convertido en un receptáculo de la promesa que procede de las tres personas de la divinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”. Para Elena de White el Espíritu Santo es una persona divina, distinta de la de Cristo: “El Espíritu Santo es una persona, porque testifica en nuestros espíritus que somos hijos de Dios” (El evangelismo, p. 447). En el Manuscrito 93 de 1893, se aclara más: “El Espíritu Santo es el Consolador, en nombre de Cristo. Personifica a Cristo, pero es una persona distinta” (Véase: Manuscript Releases, tomo 20, ps. 323-325). Algo similar aparece en el Manuscrito 27a, de 1900: “El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, poderes infinitos y omniscientes, reciben a aquellos que verdaderamente entran en la relación de pacto con Dios” (Comentario bíblico adventista, tomo 6, p. 1075). La distinción de personas es clara: “Tres agentes distintos, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, trabajan juntos por los seres humanos” (Manuscrito 27a, 1900, p. 7). Una expresión a la que a menudo se ha recurrido es la siguiente: “Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente; por lo tanto, les convenía que los dejara y fuese a su Padre, y enviase el Espíritu como su sucesor en la tierra. El Espíritu Santo es él mismo, pero despojado de la personalidad de la humanidad e independiente de ella. Se representaría como presente en todos los lugares por su Espíritu Santo, como el Omnipotente” (Carta 119 a Edson White y su esposa, del 18 de febrero de 1895, publicado en Manuscript Releases, tomo 14, p. 93). Cuando éste párrafo formó parte de El Deseado de todas las gentes (ps. 622-623) su sentido se hizo más claro todavía: “El Espíritu Santo es el representante de Cristo, pero despojado de la personalidad humana e independientemente de ella. Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente. Por tanto, convenía a sus discípulos que fuese al Padre y enviase el Espíritu como su sucesor en la tierra. Nadie podría entonces tener ventaja por su situación o su contacto personal con Cristo. Por el Espíritu, el Salvador sería accesible a todos. En este sentido, estaría más cerca de ellos que si no hubiere ascendido a lo alto”. La simple lectura de lo que Elena de White realmente escribió puede darnos un concepto claro acerca del su pensamiento trinitario. Además cada una de las fuentes citadas en este artículo está disponible para cualquier persona que desee consultarlas en el Centro de Investigación White.
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Mensajes para los jóvenes y el conocimiento de la dirección divinaQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Marzo 2012 Mensajes para los jóvenes y el conocimiento de la dirección divina ¿Cómo podemos conocer la voluntad de Dios? Responde el Dr. Daniel O. Plenc El libro Mensajes para los jóvenes es una antigua compilación de escritos de Elena G. de White cuya versión española tiene 463 páginas. Este tipo de compilaciones estaban previstas en el testamento que la Sra. White firmó en 1912 (tres años antes de su muerte). En ese documento la autora encargó la custodia de sus escritos a una comisión de cinco personas de su elección. Estos fideicomisarios originales fueron: A. G. Daniells (1858-1935), presidente de la Asociación General; F. M. Wilcox (1865-1951), editor de la casa publicadora Review and Herald; C. H. Jones (1850-1936), gerente de la editora Pacific Press; C. C. Crisler (1877-1936), secretario de Elena G. de White, y W. C. White (1854-1937), hijo de Elena G. de White. La quinta compilación realizada o supervisada por los fideicomisarios (desde la primera en 1923) se titula precisamente Mensajes para los jóvenes [Messages to Young People]. En realidad la tarea de recopilación estuvo a cargo del Departamento de los Jóvenes Misioneros Voluntarios (JMV) de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día y los resultados se publicaron en 1930 por la Southern Publishing Association, bajo la supervisión de los Fideicomisarios de la Corporación Editorial de Elena G. de White. La Sra. White había dejado extensos textos dedicados a los jóvenes adventistas, en sus cartas, artículos y libros. En 1892 y 1893 los había invitado a organizarse y a formar grupos y sociedades, invitación que estimuló el surgimiento de la Sociedad de Jóvenes Misioneros Voluntarios. La autora colaboró con frecuencia por medio de sus escritos con la revista que en aquel tiempo se publicaba para los jóvenes, llamada Youth´s Instructor. De modo que el libro Mensajes para los jóvenes ha puesto al alcance de los lectores algunos de estos materiales de inspiración y orientación, los que han sido una bendición para la juventud por más de 80 años. Una página notable de Mensajes para los jóvenes aborda la pregunta permanente acerca del conocimiento de la voluntad de Dios, la que transcribimos aquí para beneficio de los lectores. “Para guiarnos hay tres maneras en que el Señor nos revela su voluntad… Dios nos revela su voluntad en su Palabra, las Santas Escrituras. Su voz se revela también en sus obras providenciales; y la reconoceremos si no separamos nuestras almas de él andando en nuestros propios caminos, procediendo de acuerdo con nuestra propia voluntad y siguiendo los impulsos de un corazón no santificado, hasta que los sentidos se hayan confundido de tal manera que no disciernan las cosas eternas, y la voz de Satanás llegue a estar tan disfrazada que sea aceptada como la voz de Dios. Otra manera de oír la voz de Dios es mediante las súplicas de su Espíritu Santo, el cual hace en nuestro corazón impresiones que se manifestarán en el carácter. Si tenéis duda en cuanto a cualquier asunto, debéis consultar en primer lugar las Escrituras. Si habéis empezado realmente la vida de la fe, os habéis entregado al Señor para ser totalmente suyos y él os ha tomado para amoldamos y formaros de acuerdo con su propósito, a fin de que seáis vasos para honra. Deberíais tener el ferviente deseo de ser dóciles en sus manos, y de seguir dondequiera que os conduzca. Confiad entonces en él para que realice sus propósitos, y al mismo tiempo cooperad con él obrando vuestra propia salvación con temor y temblor (Testimonies, tomo 5, p. 512)”. Mensajes para los jóvenes, p. 154.
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El sello de DiosQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Junio 2012 El sello de Dios ¿Cuál es el sello de Dios, el sábado o el Espíritu Santo? Responde el Dr. Mauricio S. Bruno, Lic. en Teología, Médico Psiquiatra Jubilado y miembro del Ministerio de Apoyo del Centro de Investigación White. Una respuesta rápida y concisa sería: ambos; tanto como son equivalentes el sello del Espíritu Santo, el del Padre y el del Hijo. En la Biblia se denomina sello, tanto al instrumento (Jer 22:24; Hag 2:23: “anillo de sellar”; 1 R 21:8; Est 8; 16; Jer 22:24; 32:10; Dn 6:17), como a la marca o impronta que dejaban (Éx 28:1, 21, 36; 39:6,30; Job 38:14). Los había en forma de cilindros, bien demostrados por la arqueología en Medio Oriente y eran portados por la gente junto al báculo y el cordón (1 S 38:18; 25). Indicaban autoridad (Est 8:2; 9:8-14, 31-32; Dn 6:17), autenticidad, genuinidad, legitimidad, calidad (Ez 9:4; Is 8:16; Jer 32:44; 1 Co 9:2; Ef 1:13; 4:30; Ap 5:1; 7:2; 14:1), inviolabilidad, invariabilidad (Cant 4:12; Dn 12:4, 9; Ap 5:1; 10:4; 20:3; Is 29:11; Mt 27:64-68), garantía, arras para la salvación (Dn 9:241:22; 2 Ti 2:19), ratificación, aprobación, confirmación (1 R 8:33-34; Jer 32:11,14; Neh 10:1; Col 4:18), pertenencia, propiedad, señalamiento, diferenciación, identificación (Job 9:7; Is 8:16; Ez 9:2-4; 4:3; Ef 1:13; 4:30; 2 Ti 2:19; Ap 7:2-3; 14:1), señal de algo acabado, íntegro y perfecto (Ez 20:12). En la Escritura, el sello puede tener varios sinónimos: Señal (Ro 4:11), marca (Gn 34:14-17; Ex 12:48) y sumisión a la ley de Dios (Gn 17:1-14; Ga 6:17; Ap 13:17; 14:9; 18:16)], grabadura (Ex 28:11); bandera o pendón (Is 5:26; 11:12; 62:10; Nm 1:52; Sal 60:4; Cant 2:4; Jer 4:6). Incluso se denomina señal a los milagros de Dios a favor de Israel (Ex 31: 12-18); o los de Jesús (Ju 2:11; 6:26). Los sellos son diversos aunque el sellador es el mismo: Dios. Existe el Sello del Espíritu Santo (Ef 1:13; 4:30); y también el Sello de Dios o de Cristo (Ap 7:2; 9:4; Ro 4:11; Col 2:11; Ro 2:29; 2 Ti 2:19; Ap 11:18; 17:5). El sábado es sello o señal (Ex 31:16-17; Ez 20:20) de Dios para su pueblo (Ex 31:16-17; Sal 96:5; Jer 10:10-12; Is 40:12; Hch 17:23-25; Ex 16:23-30). Is 8:16 afirma que la ley de Dios está sellada. El sello de la ley es el cuarto mandamiento o el sábado, porque tiene las tres características de un sello: el nombre, el territorio y el título. El sábado es un monumento de la creación (Ex 20:8-12) y de la liberación o redención (Dt 5:15; Is 43:11-12; Hch 4:12), redención de la que participan el Hijo y el Espíritu Santo (Ju 10:30; 16:8; Sal 34: 18; Hch 3:19; 2:38-40; Ju 3:3, 5; 1 S 10:65, 10; Ez 11:19-20; Hch 26:20; Ro 14:17; Gal 5:22-23; Mt 7:18-20). Por esto Pablo ruega que no apaguemos el Espíritu, pues con él estamos sellados para la salvación (Ef 4:30). El sello del Espíritu Santo, del Padre o del Hijo, o de los tres al unísono, está en la base de todo sello espiritual, cualquiera sea su forma. Son inseparables y deben siempre ir juntos. Se lo ve en el bautismo de Jesús cuando es sellado o señalado como el Mesías (Mt 3:13-17; Ju 1:32-34) y en la fórmula bautismal (Mt 28:19); también en las salutaciones de Pablo (Ro 1:1-7; 2 Co 1:1-2). Si alguien tienes el sello sabático de la santificación del Señor, es porque el Espíritu Santo grabó o escribió ese mandamiento en su corazón y lo capacitó para obedecerlo apropiadamente (Ex 31:16-17; Ez 20:12, 20; Jer 31:33). Existen dos sellamientos o marcaciones, uno para los justos y otro para los impíos. El de los justos se hace con el Espíritu Santo y se expresa en una vida santificada y en la observancia del sábado. El de los impíos se produce con “la marca de la Bestia” (Ap 13:11-16). Apocalipsis 7 anuncia que habrá un sellamiento escatológico. Sin dudas será el sellamiento simultáneo del Espíritu y del sábado. Se nos dice que Jesús estaba sellado o señalado (Ju 6:27), y en los Evangelios aparece haciendo milagros, guardando el santo sábado, bautizado con el Espíritu (Lc 3:21-22), y haciendo su ministerio “lleno del Espíritu y de poder” (Lc 4:1, 14), defendiendo y respetando el sábado (Mr 2:27-28; Lc 4:16). Elena G. de White armoniza plenamente con estos conceptos; los corrobora y enfatiza. Es imposible pensar que el sello del sábado y el del Espíritu no estén vinculados. Respecto a los nombres y funciones del sello ella afirma: “El sello del Dios Viviente únicamente será colocado con los que manifiestan semejanza con el carácter de Cristo” (Conducción del niño, p. 169). ”Los impíos contemplaban con reverente temor el sello que el cielo había puesto sobre su rostro -de Enoc-” (Obreros evangélicos, p. 53). ”Así como la cera toma la impresión del sello, así el alma recibe la impresión del Espíritu de Dios y retiene la imagen de Cristo. El sello de Dios se halla en el cuarto mandamiento” (Dios nos cuida, p. 93). El sello en la frente “no es un sello o marca que puede verse sino es afirmación en la verdad…” (Dios nos cuida, p. 93). “Por el Espíritu Santo está allí para poner el sello a su propio Hijo” (El deseado de todas las gentes, p. 614). “Pondrá sobre vuestros corazones el sello de la imagen divina” (En los lugares celestiales, p. 37). “Los que reciban el sello del Dios vivo y sean protegidos en el tiempo de angustia deben reflejar plenamente la imagen de Jesús” (Primeros escritos, p. 71). “Cuando se promulgue el decreto -de la ley dominical bajo pena de muerte- y se estampe el sello de Dios, su carácter -de los fieles- permanecerá puro y sin mancha por la eternidad” (Joyas de los testimonios, 2:72).
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Ilustraciones oportunas de la naturalezaQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Julio 2012 Ilustraciones oportunas de la naturaleza ¿Qué ilustraciones usaba Elena de White en sus sermones y en sus escritos? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Entre las muchas y diversas ilustraciones que usaba la Sra. White en sus escritos, se destacan algunas tomadas de la naturaleza. Se caracterizan estas por su belleza, sencillez y brevedad. Veamos a continuación cinco de ellas. 1.- El águila y la tempestad. Se trata en este caso de una lección de fe y valor ante la adversidad. “En sus esfuerzos por alcanzar el nido, el águila es abatida con frecuencia por las tempestades en los estrechos desfiladeros de las montañas. Las nubes, en masas negras y encolerizadas, se deslizan entre ella y las asoleadas alturas en que ha fijado su nido. Por un instante parece perpleja y zigzaguea aquí y allá, batiendo sus alas poderosas como para dispersar las densas nubes. Despierta los ecos de la montaña con sus gritos salvajes en sus vanos esfuerzos para encontrar un camino para salir de su prisión. “Por último se lanza hacia arriba, en medio de la oscuridad, y emite un agudo chillido de triunfo, y un momento después surge en las alturas a la serena luz del sol. La oscuridad y la tempestad quedaron por debajo de ella, y la luz del cielo brilla a su alrededor. Alcanza su hogar amado en la altísima roca, y queda satisfecha. Pasando por en medio de la oscuridad, alcanzó la luz. Le costó esfuerzo lograrlo, pero su recompensa consiste en alcanzar el objeto que anhelaba” (Youth's Instructor, 12 de mayo, 1898; publicado en Hijos e hijas de Dios, p. 325; Mensajes para los jóvenes, ps. 100-101). 2.- El halcón y la paloma. Aquí se refuerza un mensaje de decisión y lucha frente al mal y a las tentaciones. “¿Habéis observado alguna vez un halcón que persigue a una tímida paloma? El instinto ha enseñado a la paloma que, para que el halcón agarre su presa, debe volar por encima de su víctima. Por eso se eleva cada vez más en la bóveda celeste, perseguida siempre por el halcón, que quiere sacarle ventaja. Pero en vano. La paloma está segura mientras no permite que nada la detenga en su vuelo, o la haga ir hacia la tierra; pero si vacila una vez y vuela más bajo, su vigilante enemigo se arrojará sobre ella y la agarrará. Repetidas veces hemos observado esta escena con interés palpitante, simpatizando con la palomita. ¡Qué tristeza habríamos sentido al verla caer víctima del cruel halcón!” (Youth's Instructor, 12 mayo, 1898; publicado en Mensajes para los jóvenes, ps. 101-102). 3.- El agua estancada. El ejemplo del agua que corre desaliento cualquier tendencia al quietismo. “El agua estancada no tarda en corromperse; pero un arroyo que fluye, imparte salud y alegría por la tierra. La primera es símbolo de los ociosos; el segundo, de los laboriosos” (Consejos para los maestros, p. 263). 4.- Una piedrecita en el lago. De esta manera simple la Sra. White ilustra el enorme alcance de la influencia personal. “Arrojad una piedrecita al lago, y se formará una onda y otra y otra, y a medida que crecen éstas, el círculo se agranda hasta que llega a la costa misma. Lo mismo ocurre con nuestra influencia. Más allá del alcance de nuestro conocimiento o dominio, obra en otros como una bendición o una maldición” (Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 275). 5.- El nenúfar. Estas flores hermosas que crecen en los pantanos son un ejemplo para los cristianos. “El nenúfar del lago hunde sus raíces bien abajo de la superficie de la basura y el cieno, y por su tallo poroso absorbe los elementos que han de contribuir a su desarrollo y a que saque a la luz su flor inmaculada para que repose pura sobre el seno del lago. Rechaza todo lo que empañaría y echaría a perder su inmaculada belleza. “Del nenúfar podemos aprender una lección: aunque estemos rodeados de influencias que tiendan a corromper la moral y arruinar el alma, podemos negarnos a ser corrompidos, y colocarnos donde las malas compañías no puedan dañar nuestro corazón... Procuren los jóvenes relacionarse con los que temen y aman a Dios, pues estos caracteres firmes y nobles son los representados por el nenúfar que abre su flor pura en el seno del lago. Rehúsan dejarse modelar por las influencias que serían desmoralizadoras y sólo recogen para sí aquello que les ayudará a desarrollar un carácter puro y noble. Tratan de conformarse al modelo divino” (Youth's Instructor, 5 de enero, 1893; publicado en Mensajes para los jóvenes, ps. 421-422). Maestros y predicadores pueden tomar este ejemplo al emplear recursos ilustrativos del vasto mundo natural para enseñar las preciosas lecciones del cristianismo práctico.
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Lectores y no lectoresQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Agosto 2012 Lectores y no lectores ¿Realmente la lectura de los escritos de Elena G. de White marca una diferencia en la vida cristiana? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Hasta donde sepamos no se ha realizado en Sudamérica un estudio serio que compare a las personas que leen regularmente los escritos de Elena G. de White con aquellas que no lo hacen. La División Norteamericana patrocinó un estudio de este tipo en 1980, referido inicialmente al crecimiento de la iglesia. La investigación fue realizada por el Instituto de Ministerio de Iglesia de la Universidad Andrews, Michigan, Estados Unidos. Se estudió en esa oportunidad a 8.200 adventistas de 193 iglesias diferentes. Los datos que mostraban el efecto de la lectura regular de Elena de White fueron analizados a partir de 1982, con porcentajes de interés para la comprensión del tema. La encuesta había dividido a las personas en dos grupos, dependiendo del grado de estudio regular de los libros de la Sra. White: los “no lectores” fueron los que habían respondido con “nunca” o “algunas veces” y los “lectores” fueron los que contestaron "con frecuencia" o "siempre". La encuesta fue realizada en todas las iglesias durante el culto del sábado de mañana; por lo tanto queda claro que se trata de personas integradas a la iglesia y que asisten con regularidad. Los inactivos no se tuvieron en cuenta en el estudio (Roger L. Dudley y Des Cummings, Jr., "Who reads Ellen White?" Ministry, October, 1982, p. 10). Los indicadores del impacto de la lectura del legado literario de Elena G. de White son llamativos. Los valores señalados a continuación son sólo una muestra de esos resultados. 1.- Se interesan en los perdidos: lectores (90%), no lectores (76%). 2.- Poseen una sólida relación con Jesucristo: lectores (85%), no lectores (59%). 3.- Tienen la seguridad de estar bien con Dios: lectores (82%), no lectores (59%). 4.- Se dedican diariamente al estudio personal de la Biblia: lectores (82%), no lectores (47%). 5.- Oran diariamente por la conversión de gente específica: lectores (81%), no lectores (51%). 6.- Testifican durante las actividades diarias: lectores (76%), no lectores (48%). 7.- Apoyan financieramente en forma regular la ganancia de almas: lectores (76%), no lectores (46%). 8.- Han testificado durante el último año: lectores (73%), no lectores (49%). 9.- Apoyan efectuar gastos más elevados de evangelismo público: lectores (72%), no lectores (62%). 10.- Tienen un culto familiar diario: lectores (70%), no lectores (42%). 11.- Tienen un cargo en la iglesia o en algún otro puesto de servicio: lectores (76%), no lectores (53%). 12.- Poseen la certeza de los dones espirituales: lectores (75%), no lectores (49%). 13.- Se sienten bien preparados para testificar: lectores (49%), no lectores (24%). 14.- Se involucran en los proyectos de ayuda a la comunidad: lectores (48%), no lectores (33%). 15.- Han ganado a alguien para Cristo en los últimos tres años: lectores (46%), no lectores (33%). 16.- Han tenido estudios bíblicos con los no adventistas durante el último año: lectores ( 45%), no lectores (26%). 17.- Se reúnen regularmente con grupos pequeños de estudio: lectores (40%), no lectores ( 20%). 18.- Se proponen un objetivo de ganancia de almas para este año: lectores (39%), no lectores ( 24%). 19.- Han asistido a un programa de entrenamiento de testificación en el último año: lectores (32%), no lectores (18%). La investigación ha mostrado que los que leyeron regularmente a Elena G. de White tuvieron porcentajes más altos que aquellos que no lo hicieron. Los primeros mostraron ser más estudiosos de la Biblia, tener una relación más sólida con Dios, un mayor compromiso con el prójimo y una mayor identificación con la misión de la iglesia.
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Las fotografías, ¿una especie de idolatría?"QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Septiembre 2012 Las fotografías, ¿una especie de idolatría? ¿Es verdad que Elena G. de White estaba en contra de las fotografías? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La Sra. no compartía el concepto de que los retratos fueran una transgresión del segundo mandamiento; más bien pensaba que quienes enseñaban eso eran personas de “ideas unilaterales” que llevaban las cosas “a grados extremos” (Historical Sketches of the Foreing Missions of the Seventhday Adventists, ps. 211, 212; publicado en Mensajes selectos, t. 2, ps. 368-369). Dice: “El segundo mandamiento prohíbe el culto de las imágenes; pero Dios mismo utilizó imágenes y símbolos para ilustrar las lecciones dadas a los profetas con el fin de que éstos las transmitieran al pueblo…” (Ibíd.). La misma Sra. White permitió que le tomaran fotografías y tenía fotografías de su familia. Sin embargo sabía que se trataba de un tema delicado sobre el cual compartió algunas preocupaciones. Le inquietaba el gasto excesivo que representaban en ese tiempo las fotografías. Dice: “Es cierto que se gasta demasiado dinero en cuadros; y no son pocos los recursos que deberían darse a la tesorería de Dios y que en cambio se pagan al artista. Pero el daño que la conducta de estos extremistas causará a la iglesia es mucho mayor del que pretenden corregir. A veces resulta difícil establecer dónde debe trazarse la línea, en qué momento la confección de cuadros se convierte en un pecado.” (Ibíd.). Es la extravagancia en la exhibición de fotografías lo que puede convertirse en una forma de idolatría. Escribió Elena de White: “Muchos gastan sumas considerables en fotografías para dar a sus amigos. La afición por las fotografías se convierte en una ocupación extravagante y estimula una especie de idolatría. Cuánto más agradable para Dios sería si todos estos recursos se invirtiesen en publicaciones que servirían para dirigir a las almas a Cristo y las preciosas verdades para este tiempo” (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 309). También aconseja evitar la excentricidad en la construcción de casas, en la compra de muebles lujosos, de vestidos mundanos y en el consumo exagerado de alimentos. Su consejo llega a ser definido: “Que nadie continúe gastando recursos en multiplicar fotografías para enviar a los amigos” (Ibíd., p. 312). Otra inquietud tenía que ver con esa actitud de centrar las cosas en la propia persona. “Cuando visito los hogares de nuestros hermanos y nuestras escuelas, veo que todos los espacios disponibles de las mesas, rincones y repisas de chimeneas, están llenos de fotografías. A derecha e izquierda se ven retratos de caras humanas, Dios desea que cambie este orden de cosas. Si Cristo estuviera en la tierra diría: ‘Quitad de aquí esto’. Se me ha indicado que estos retratos son otros tantos ídolos que ocupan el tiempo y el pensamiento que deberían ser santamente dedicados a Dios” (Mensajes para los jóvenes, p. 314). La autora insiste en que ese amor por las fotografías tiene vicios de egocentrismo. “Los jóvenes tienen el corazón lleno de amor a sí mismos. Esto se manifiesta en su deseo de ver sus rostros daguerrotipados [reproducidos] por el artista; y no se conforman con ser representados una vez, sino que posan repetidas veces para que se les saque un retrato, con la esperanza de que éste sea cada vez mejor que los anteriores y la figura aparezca en realidad más hermosa que el original. De este modo malgastan el dinero de su Señor, y ¿qué ganan?” (Testimonies, t. 1, p. 500; publicado en Mensajes para los jóvenes, p. 317). La hermana White ve que las familias pueden equivocarse en esto. “Muchas familias tienen sus estantes, anaqueles y mesas llenos de ornamentos y retratos. Álbumes llenos de fotografías de la familia y de sus amigos se colocan en lugares donde puedan atraer la atención de los visitantes. De este modo los pensamientos que deberían dirigirse hacia Dios y los intereses celestiales, son atraídos hacia cosas comunes. ¿No es esto una especie de idolatría?” (Mensajes selectos, t. 2, p. 366). Lo básico, sin embargo, parecía estar en los costos de las fotografías. “Estas fotografías cuestan dinero. ¿Es consecuente con nuestro modo de pensar, conociendo la obra que hay que hacer en este tiempo, que gastemos el dinero de Dios en sacar fotografías de nuestro rostro y del rostro de nuestros amigos? … Este sacar e intercambiar fotografías es una especie de idolatría. Satanás está haciendo todo lo que puede por eclipsar el cielo a nuestra vista. No le ayudemos haciendo ídolos de los retratos. Necesitamos alcanzar una norma más elevada que la que sugieren estos rostros humanos” (Mensajes para los jóvenes, p. 314). La Sra. White invita a la reflexión: “¿Qué opinión tiene el Maestro de los que egoístamente invierten su dinero en fotografías? … Nuestra complacencia en sacar fotografías ha sido una satisfacción egoísta de nuestra parte, que testifica silenciosamente en contra de nosotros”... Después de ir de casa en casa y ver tantas fotografías, recibí la instrucción de amonestar a nuestro pueblo contra este mal” (Ibíd., p. 316). En ocasiones su instrucción llega a ser imperativa. “Limpiad vuestros hogares de los ídolos fotográficos que han consumido el dinero que debería haber fluido a la tesorería del Señor” (Mensajes selectos, t. 1, p. 108). Aunque los costos de las fotografías sean hoy sensiblemente menores, vale la pena pensar en esa tendencia humana a la exhibición y a la difusión exagerada de la propia imagen.
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De la ciudad al campoQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Noviembre 2012 De la ciudad al campo ¿Qué consejos dio Elena G. de White respecto del traslado de familias e instituciones de la ciudad al campo? Responde el Dr. Daniel O. Plenc La ACES ha puesto al alcance de los lectores hispanos un antiguo librito de 128 páginas de Arthur Lacey White y Edward A. Sutherland, De la ciudad a la vida rural: una guía para quienes están haciendo el cambio (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2010). La obra incluye en sus apéndices el folleto De la ciudad al campo, de Elena G. de White y el “Documento sobre la vida rural” aprobado por el Concilio Anual de la Asociación General en 1978. ¿Quiénes son los autores? E. A. Sutherland fue educador y médico, dirigió el Colegio de Battle Creek y fundó el Colegio Madison, en Nashville, Tennessee. Arthur L. White, fue hijo de William C. White y nieto de Elena G. de White, quien trabajó por años en el Patrimonio White. Quienes tengan inquietudes respecto del cambio de la ciudad al campo debieran tener en cuenta este trabajo oportuno y equilibrado. 1.- ¿Por qué mudarse al campo? Se dan varias razones, entre las cuales podrían mencionarse las siguientes: (a) Puede ser un mejor ambiente para la familia. (b) Ofrece oportunidades misioneras. (c) Permite alejarse de los elementos nocivos de las ciudades. 2.- ¿Cómo elegir el lugar? Deberían tenerse en cuenta varios factores: (a) El acceso al trabajo, (b) su adaptación a las necesidades de la familia, (c) la cercanía de la escuela y de la iglesia, (d) la posibilidad de adquirir la propiedad, (e) la disponibilidad de tierra para huerta, cultivo y cría de aves. 3.- ¿Qué orientaciones son necesarias? (a) No debiera haber presunción, precipitación ni negligencia en la toma de decisiones. (b) El ingreso para el sostenimiento de la familia debiera estar asegurado. (c) Las familias harán bien en pedir consejos a la iglesia y sus dirigentes; pero la responsabilidad de la decisión es suya. (d) Quienes piensan trasladarse necesitan informarse cabalmente y actuar con mucha oración y dependencia de Dios. (e) Una zona rural adecuada no implica aislamiento ni una gran distancia. Puede ser un lugar cercano, con fácil acceso a las zonas urbanas. (f) En ningún caso se debiera actuar bajo compulsión. (g) No hacer compromisos respecto de emprendimientos que se desconocen. (h) Algunos vivirán en el campo sin vivir del campo, sino que continuarán trabajando en la ciudad. 4.- ¿Cuáles son los consejos de Elena G. de White? La autora hace un llamado a dejar las ciudades, preocupada por asuntos como: el enfoque artificial de la vida, la búsqueda desenfrenada del dinero, los placeres, la ostentación, los peligros para la salud y la seguridad. Ve la potencial concentración de catástrofes naturales, la corrupción moral y los conflictos laborales. Piensa en el bien de los hijos y en el cultivo de la espiritualidad. Cree que hay beneficios integrales en la vida rural y en el contacto con la naturaleza. 5.- ¿Cuáles son algunas de las pautas para la iglesia? (a) Los adventistas no deberían formar concentraciones o colonias, ni en la ciudad ni en el campo. Debieran preferir las iglesias menores donde existen mayores oportunidades de participación y servicio. (b) Es posible evangelizar las ciudades viviendo en lugares cercanos de fácil acceso. (c) Es mejor que las instituciones estén fuera de las ciudades: editoriales, instituciones de salud y educativas, y oficinas administrativas. Pero los restaurantes y los templos adventistas deben permanecer en las ciudades. 6.- ¿Qué consejos y advertencias se reiteran? Dice la Sra. White: “Los que por fin han decidido salir, que no lo hagan en forma apresurada como respuesta a un movimiento de agitación, en forma imprudente, o de un modo tal que después tengan que arrepentirse profundamente de haber salido… “No deben realizarse movimientos imprudentes… No hagan nada sin buscar la sabiduría de Dios, quien ha prometido darla liberalmente a todos lo que se la pidan, sin reconvenir a nadie. Todo lo que se puede hacer es aconsejar e informar y luego dejar, a quienes están convencidos acerca de cuál es su deber, que se muevan bajo la dirección divina y de todo corazón dispuestos a aprender de Dios y a obedecerle” (Mensajes selectos, tomo 2, p. 414). “Que todos tomen el tiempo necesario para realizar cuidadosas consideraciones… Puede haber personas que se apresuran a hacer una cosa, y que se comprometen en negocios acerca de los cuales no saben nada. Dios no requiere que se haga esto. Piensen con sinceridad y oración, y estudien la Biblia cuidadosamente y con oración, teniendo la mente y el corazón despiertos para oír la voz de Dios… Comprender la voluntad de Dios constituye una gran cosa” (Ibíd., 415).
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Acerca de los 144.000QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Diciembre 2012 Acerca de los 144.000 ¿Se ha pronunciado Elena G. de White acerca de la identidad de los 144.000? ¿Qué ha escrito sobre ellos? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Existe un documento en el Patrimonio White titulado “Consejos tocantes al asunto de los 144.000”, que presentamos parcialmente aquí para beneficio de los lectores de la Revista adventista. Lo primero que Elena de White dice es que se trata de una cuestión no esencial, sobre la cual no vale la pena polemizar. “No es su voluntad que entren en controversias por cuestiones que no los ayudarán espiritualmente, tales como: ¿Quiénes han de componer los 144.000?” (Mensajes selectos, tomo 1, p. 205). Seguidamente, invita a esforzarse por estar entre ellos. “Esforcémonos con todo el poder que Dios nos ha dado para estar entre los 144.000. Y hagamos lo que podemos para ayudar a otros a alcanzar el cielo” (Review and Herald, 9 de marzo de 1905). Se le prometió a la Sra. White que ella podría visitar otros mundos con los 144,000. “El ángel me dijo entonces: ‘Debes volver, y si eres fiel, tendrás, con los 144,000, el privilegio de visitar todos los mundos y ver la obra de las manos de Dios’” (Primeros escritos, p. 41). Algo similar expresó acerca de una Sra. Hastings que acababa de morir: “Vi que ella estaba sellada, que se levantaría y se pondría en pie sobre la tierra, y estaría con los ciento cuarenta y cuatro mil” (Carta 10, 1850. Publicada en Mensajes Selectos, tomo 2, p. 301). El pastor E. C. Andross, presidente de la Unión del Pacífico, escribió a la Sra. White en 1914 para preguntarle si los 144.00 sería todos de los Estados Unidos. Le contestó el principal secretario de la Sra. White, C. C. Crisler con estas palabras: “La Sra. White me instruye para que le informe que ella no tiene luz adicional... Ella sugiere construir sólo sobre las Sagradas Escrituras, el único fundamento legítimo, más bien que sobre una suposición personal”. El pastor D. E. Robinson estaba presente cuando se leyó la carta y escuchó cuando ella dijo: “yo no tengo luz sobre este tema”. Agregó además: “Por favor dígales a mis hermanos que no me ha sido presentado nada respecto a la pregunta específica de su carta; yo solo puedo ofrecerles lo que me ha sido presentado. Hay quienes se esfuerzan en tratar las incertidumbres como certezas; y cuando ellos toman esta posición, se colocan donde el enemigo puede usarlos”. Terminaba C. C. Crisler su carta diciendo: “Yo no tengo nada que añadir a lo que escribí en la tarde. Si, hay un comentario que la Hna. White hizo cuando yo le leía a ella esta carta. Ella expresó placer por el hecho de que yo había incluido en mi carta a Ud. las siguientes palabras: ‘Respecto al significado exacto de los 144.000, la Hna. White repetidamente nos ha instruido que en este tema el silencio es elocuencia’. “Ella también comentó favorablemente al escuchar las palabras con las cuales yo terminé: ‘Hasta donde yo sé, nadie conoce la verdad completa de este tema ni la conoceremos hasta que estemos en el otro lado del Jordán’”. Las palabras del Comentario bíblico adventista parecen oportunas sobre este tema: “Hay diferencias de opinión en cuanto a quiénes de la última generación de los santos constituirán precisamente los 144.000. La falta de una información más definida, como la que se necesita para llegar a conclusiones dogmáticas sobre ciertos puntos, ha llevado a muchos a destacar, no quiénes son los 144.000 sino qué son, es decir, la clase de carácter que Dios espera que posean y la importancia de prepararse para pertenecer a esa multitud intachable” (Comentario bíblico adventista del séptimo día, tomo 7, p. 799).
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Sexo, matrimonio y divorcio"QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Enero 2013 Sexo, matrimonio y divorcio ¿Qué orientaciones dejó Elena G. de White acerca de la vida sexual, el matrimonio y el divorcio? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Recomendamos sobre este tema la lectura de Testimonios acerca de conducta sexual, adulterio y divorcio (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1993). Esta compilación de escritos de Elena G. de White fue pensada inicialmente para el beneficio de pastores y administradores de iglesia que deben atender situaciones relacionadas con la conducta sexual y ciertos problemas matrimoniales. Además, muchas cartas incluidas en este libro fueron dirigidas a ministros y misioneros. Tampoco quería la autora que se la citara como regla para solucionar todo tipo de problemas. Una vez escribió W. C. White que “no fue la intención de la hermana White que procediera de su pluma cosa alguna que pudiera ser utilizada como ley o norma para tratar los asuntos relacionados con el matrimonio, el divorcio, el nuevo casamiento o el adulterio. Ella sentía que los casos en los que el diablo enreda a la gente son tan variados y serios que, si ella escribiera algo que pudiera ser considerado como regla para tomar decisiones, podría ser mal interpretado y mal usado” (Carta a C. P. Bollman, 6 de enero de 1931). De todas maneras, existen en este libro orientaciones generales para el pueblo de Dios sobre estos delicados asuntos. Veamos sólo algunas ideas: 1.- El matrimonio fue creado por Dios y, cuando se siguen los principios divinos, resulta en una fuente de bendición, felicidad y satisfacción. 2.- Algunas decisiones no deben favorecerse, como (a) los matrimonios tempranos, (b) los matrimonios de creyentes con incrédulos, (c) los matrimonios donde existe gran diferencia de edad. 3.- El amor debe ser entendido como un principio, muy diferente del impulso o el apasionamiento. 4.- El matrimonio no debe anular la individualidad o la conciencia personal de los esposos. 5.- Se reitera la enseñanza de Jesús sobre el divorcio. “Una mujer puede estar legalmente divorciada de su esposo por las leyes del país y sin embargo no estar divorciada a la vista de Dios ni según la ley superior. Sólo un pecado, el adulterio, puede hacer al esposo o a la esposa libres del voto matrimonial a la vista de Dios. Aunque las leyes del país concedan el divorcio, los cónyuges siguen siendo marido y mujer de acuerdo con la Biblia y las leyes de Dios” (p. 88). La Sra. White hacer diferencia entre el derecho legal y el derecho moral de volver a casarse. “En el Sermón del Monte Jesús dijo claramente que no podía haber disolución del casamiento, excepto por infidelidad a las promesas solemnes del matrimonio” (p. 88). 6.- No solo se ha de evitar el adulterio, sino también la permisividad, la coquetería, el flirteo y las familiaridades. Al mismo tiempo han de cultivarse la sociabilidad, la bondad y la cortesía para con todos. 7.- El celibato no es recomendable en el matrimonio, ya que esta idea no tiene la aprobación del cielo. “Jesús no impuso el celibato a clase alguna de hombres” (p. 126). Tampoco los excesos son buenos; más bien traen efectos emocionales y físicos negativos. 8.- Los hijos de Dios deben oponerse a ciertas prácticas, tales como: (a) la homosexualidad, (b) la masturbación y (c) todo tipo de abuso. 9.- Ciertos problemas personales deben arreglarse con Dios y con las personas afectadas sin que tomen estado público. Otros transgresores del séptimo mandamiento deberían recibir disciplina de la iglesia. 10.- Estos delicados temas deben tratarse con prudencia, respeto, compasión, simpatía, comprensión y sinceridad. Debe rechazarse el pecado sin dejar de amar a los que yerran. “Si nos equivocamos, permitamos que sea del lado de la misericordia más bien que del lado de la condenación y del proceder duro” (p. 271).
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Diversiones dudosasQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Febrero 2013 Diversiones dudosas ¿Hay en los escritos de la Sra. White ejemplos concretos de diversiones inconvenientes para un cristiano? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Elena G. de White hace una diferencia entre recreación y diversión. Define la diversión como una búsqueda de placer que con frecuencia conduce a un exceso que consume las energías necesarias para el trabajo y para los verdaderos propósitos de la vida (La educación, p. 203). La siguiente es una mención escueta de algunas de estas diversiones que la autora considera dudosas y poco recomendables para un cristiano. 1.- Juegos de naipes. La autora escribió sobre la necesidad que tienen los estudiantes de distracción y ejercicio. Al mismo tiempo les recomendaba prestar atención a la influencia que las diversiones ejercen sobre la salud física, mental y moral. Entonces dijo: “Debería prohibirse el juego de naipes”. Argumenta que ese tipo de diversiones no benefician al cuerpo, la mente y el espíritu. Y por el contrario, esa destreza conduce al deseo de obtener beneficio personal arriesgando sumas cada vez mayores de dinero, hasta que “se despierta la sed por el juego” que puede conducir a la ruina (Testimonies, t. 4, ps. 651-653; Mensajes para los jóvenes, ps. 377-378). 2.- El teatro y el circo. Dice la autora: “Entre los placeres más peligrosos se encuentra el teatro. En vez de ser una escuela de moralidad y virtud como a menudo se dice, es el foco mismo de la inmoralidad. Estos entretenimientos fortalecen y confirman hábitos viciosos y propensiones pecaminosas. Los cantos bajos, las expresiones, las actitudes y los gestos impúdicos, depravan la imaginación y rebajan las costumbres. Todo joven que asista habitualmente a tales exhibiciones se corromperá en sus principios. No hay en nuestro país influencia más poderosa para envenenar la imaginación, para destruir las impresiones religiosas, para embotar el gusto por los placeres tranquilos y las sobrias realidades de la vida, que las diversiones teatrales... La única conducta segura es evitar el teatro, el circo, y cualquier otro lugar dudoso de diversión” (Testimonies, t. 4, ps. 651-653; Mensajes para los jóvenes, p. 378). 3.- El baile, el ajedrez y las damas. La Sra. White no hallaba que ciertas diversiones fueras beneficiosas. “La recreación es necesaria para los que hacen trabajo físico, y mucho más aún para aquellos cuya labor es principalmente mental... Hay diversiones como el baile, los naipes, el ajedrez, las damas, etc., que no podemos aprobar, porque el cielo las condena. Estas diversiones abren la puerta a grandes males. No son de influencia benéfica, sino de influencia excitante, y despiertan en algunas mentes la pasión por los juegos que inducen a jugar por dinero y a la disipación. Todos estos juegos deberían ser condenados por los cristianos y sustituidos por algo perfectamente inofensivo” (Testimonies, t. 1, ps. 514, 515; Mensajes para los jóvenes, p. 390). 4.- El billar. Esta es una muestra de lo poco que escribió al respecto: “El verdadero cristiano no deseará entrar en ningún lugar de diversión ni ocuparse en ningún entretenimiento sobre el cual no pueda pedir la bendición de Dios. No será hallado en el teatro, ni en la sala de billar, ni en salones donde se juega a los bolos. No se unirá a los alegres bailarines, ni tendrá parte en ningún otro placer seductor que haga desvanecer de la mente la figura de Cristo... No podría invocarse la bendición de Dios sobre la hora pasada en el teatro o en la sala de baile… La diversión del baile, como se practica actualmente, es una escuela de depravación, una terrible maldición para la sociedad” (Review and Herald, febrero 28, 1882; Mensajes para los jóvenes, ps. 396-397). 5.- Las carreras de caballos y el boxeo. El consejo de la Sra. White es claro en su mención de ciertas diversiones. “Mientras rehuimos lo falso y artificial y descartamos las carreras de caballos, los juegos de naipes, las loterías, los asaltos de boxeo, las bebidas alcohólicas y el consumo de tabaco, debemos proveer fuentes de placer que sean puras, nobles y elevadoras” (El hogar cristiano, p. 453). 6.- El futbol, el cricket, etc. La Sra. White hace referencia al futbol americano y a otros deportes, a veces violentos. “Algunas de las diversiones más populares, como el fútbol y el box, se han transformado en escuelas de brutalidad” (La educación, p. 210). “Partidos de cricket y fútbol, y carreras de caballos absorben la atención” (La temperancia, p. 125). Es evidente que Elena de White entendió la necesidad que jóvenes y adultos tienen de sociabilidad y recreación. Sólo que invita a elegir lo mejor para la salud integral, sin abusos ni fanatismo, sólo aquello que no interfiera en la comunión con Dios y en la experiencia de adoración y servicio. Ella no habló del dominó y sólo en un par de ocasiones se refirió a las damas y al ajedrez. Temía a veces que entretenimientos sencillos condujeran a algunos al juego por dinero y a ciertos ambientes perjudiciales. La siguiente declaración muestra algo de su pensamiento. “No condeno el ejercicio sencillo del juego de pelota; pero aun esto, con toda su sencillez, puede ser llevado a la exageración” (El hogar cristiano, p. 453).
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Las definiciones de Elena G. de White - 1QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Marzo 2013 Las definiciones de Elena G. de White -I Responde el Dr. Daniel O. Plenc Los escritos de la Sra. White no tiene el formato de un diccionario teológico, donde los términos son definidos y explicados. Y sin embargo, algunas de sus definiciones son, no solo hermosas, sino enriquecedoras e ilustrativas. Los ejemplos que siguen son algunos de los mejor conocidos: 1.- La fe y la presunción. “La fe significa confiar en Dios, creer que nos ama y sabe mejor qué es lo que no conviene” (La educación, p. 253). “Pero la fe no va en ningún sentido unida a la presunción. Sólo el que tenga verdadera fe se halla seguro contra la presunción. Porque la presunción es la falsificación satánica de la fe. La fe se aferra a las promesas de Dios, y produce la obediencia. La presunción también se aferra a las promesas, pero las usa como Satanás, para disculpar la transgresión” (El Deseado de todas las gentes, p. 101). 2.- La oración. “Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo” (El camino a Cristo, p. 92). “¿Por qué han de ser los hijos e hijas de Dios tan remisos para orar, cuando la oración es la llave en la mano de la fe para abrir el almacén del cielo, en donde están atesorados los recursos infinitos de la Omnipotencia?” (El camino a Cristo, p. 94). “La oración es el aliento del alma. Es el secreto del poder espiritual” (Obreros evangélicos, p. 268). 3.- La justificación. “¿Qué es la justificación por la fe? Es la obra de Dios que abate en el polvo la gloria del hombre, y hace por el hombre lo que él no tiene la capacidad de hacer por sí mismo (Special Testimonies to Ministers and Workers, Nº 9)” (Testimonios para los ministros, p. 464). “El perdón y la justificación son una y la misma cosa” (Fe y obras, p. 107). “La justificación es lo opuesto a la condenación” (Fe y obras, p. 108). 4.- El pecado. “El pecado es un intruso, y no hay razón que pueda explicar su presencia. Es algo misterioso e inexplicable; excusarlo equivaldría a defenderlo. Si se pudiera encontrar alguna excusa en su favor o señalar la causa de su existencia, dejaría de ser pecado. La única definición del pecado es la que da la Palabra de Dios: ‘El pecado es transgresión de la ley’; es la manifestación exterior de un principio en pugna con la gran ley de amor que es el fundamento del gobierno divino” (El conflicto de los siglos, ps. 547-548). 5.- El arrepentimiento y el perdón. “El arrepentimiento comprende tristeza por el pecado y abandono del mismo” (El camino a Cristo, p. 21). “El arrepentimiento es el primer paso que debe dar todo aquel que quiera volver a Dios” (Patriarcas y profetas, p. 640). “El arrepentimiento, tanto como el perdón, es el don de Dios mediante Cristo. Mediante la influencia del Espíritu Santo somos convencidos de pecado y sentimos nuestra necesidad de perdón. Sólo los contritos son perdonados, pero es la gracia de Dios la que hace que se arrepienta el corazón” (Mensajes selectos, tomo 1, ps. 414-415). 6.- La santificación. “La santidad no es arrobamiento: es una entrega completa de la voluntad a Dios; es vivir de toda palabra que sale de la boca de Dios; es hacer la voluntad de nuestro Padre celestial; es confiar en Dios en las pruebas y en la oscuridad tanto como en la luz; es caminar por fe y no por vista; confiar en Dios sin vacilación y descansar en su amor” (Los hechos de los apóstoles, p. 42). “La verdadera santificación significa amor perfecto, obediencia perfecta y conformidad perfecta a la voluntad de Dios. Somos santificados por Dios mediante la obediencia a la verdad” (Los hechos de los apóstoles, p. 451). “La santidad consiste en estar permanentemente de acuerdo con Dios” (Dios nos cuida, 265). “La santidad es integridad para con Dios: es la entrega total del corazón y la vida para que revelen los principios del cielo” (El Deseado de todas las gentes, p. 509). 7.- La iglesia. “La iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la de anunciar el Evangelio al mundo” (Los hechos de los apóstoles, p. 9).
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Las definiciones de Elena G. de White - 2QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Abril 2013 Las definiciones de Elena G. de White –II Responde el Dr. Daniel O. Plenc Hay en los libros y artículos de Elena G. de White ocasionales comentarios o proposiciones que resultan útiles para la comprensión de los temas. Son definiciones variadas donde a veces se contrastan o comparan ideas. Revisar algunas de estas expresiones puede resultar de beneficio intelectual y práctico. 8.- El reavivamiento y la reforma. “Reavivamiento y reforma son dos cosas diferentes. Reavivamiento significa una renovación de la vida espiritual, una vivificación de las facultades de la mente y del corazón, una resurrección de la muerte espiritual. Reforma significa una reorganización, un cambio en las ideas y teorías, hábitos y prácticas (The Review and Herald, 25 de febrero de 1902)” (Mensajes selectos, tomo 1, p. 149). 9.- La temperancia. “La verdadera temperancia nos enseña a abstenernos por completo de todo lo perjudicial, y a usar cuerdamente lo que es saludable” (Patriarcas y profetas, p. 605). 10.- La humildad. “¿Qué es la humildad? Es ese sentimiento de pecaminosidad e indignidad que nos conduce al arrepentimiento” (Alza tus ojos, p. 14). “La humildad es característica de los que poseen sabiduría verdadera, y no importa cuál sea el desarrollo que hayan alcanzado, no confiarán en sí mismos, ni serán jactanciosos” (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, p. 13). “La humildad es la joya interior que Dios aprecia mucho” (Recibiréis poder, p. 56). 11.- La voluntad. “La voluntad es el poder que gobierna en la naturaleza del hombre, colocando a todas las otras facultades bajo su dominio. La voluntad no es el gusto ni la inclinación, sino el poder de decidir, que obra en los hijos de los hombres para obedecer a Dios o para desobedecerle” (Conducción del niño, p. 194). “Debemos recordar que la voluntad es el resorte de todas las acciones” (Mente, carácter y personalidad, tomo 2, p. 712). 12.- La educación. “La verdadera educación significa más que la prosecución de un determinado curso de estudio. Significa más que una preparación para la vida actual. Abarca todo el ser, y todo el período de la existencia accesible al hombre. Es el desarrollo armonioso de las facultades físicas, mentales y espirituales. Prepara al estudiante para el gozo de servir en este mundo, y para un gozo superior proporcionado por un servicio más amplio en el mundo venidero” (La educación, p. 13). 13.- El amor y la pasión. “El amor es un precioso don que recibimos de Jesús. El afecto puro y santo no es un sentimiento, sino un principio” (El ministerio de curación, p. 276). “El amor es una planta de origen celestial. No es irrazonable, no es ciego. Es puro y santo. Pero la pasión del corazón carnal es enteramente otra cosa. Mientras el amor puro hará intervenir a Dios en todos sus planes y estará en perfecta armonía con el Espíritu de Dios, la pasión será terca, irreflexiva, irrazonable, desafiante de toda sujeción, y hará un ídolo del objeto de su elección” (Mensajes para los jóvenes, p. 456). 14.- La recreación y la diversión. “Hay una diferencia entre recreación y diversión. La recreación, cuando responde a su nombre, re-creación, tiende a fortalecer y reparar. Apartándonos de nuestros cuidados y ocupaciones comunes, provee refrigerio para la mente y el cuerpo, y de ese modo nos permite volver con nuevo vigor al trabajo serio de la vida. Por otra parte, se busca la diversión para experimentar placer, y con frecuencia se la lleva al exceso; absorbe las energías requeridas para el trabajo útil, y resulta de ese modo un obstáculo para el verdadero éxito en la vida” (La educación, p. 207). 15.- El hogar. “La sociedad se compone de familias, y será lo que la hagan las cabezas de familia. Del corazón ‘mana la vida’; y el hogar es el corazón de la sociedad, de la iglesia y de la nación” (El hogar cristiano, p. 11). “El hogar es una institución proveniente de Dios. El ordenó que el círculo de la familia: el padre, la madre y los hijos, existiese en este mundo como una sociedad” (El hogar cristiano, p. 188). 16.- La felicidad. “La felicidad es el resultado de la santidad y la conformidad con la voluntad de Dios (Review and Herald, 19 de agosto de 1890)” (Mensajes selectos, tomo 3, p. 217). 17.- La cortesía. “También la cortesía es una de las gracias del espíritu, y debe ser cultivada por todos” (Profetas y reyes, ps. 177, 178).
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Elena G. de White y los valdensesQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Mayo y Junio 2013 Elena G. de White y los valdenses ¿Es verdad que Elena G. de White predicó a los valdenses del Piamonte? ¿Qué dijo acerca de ellos? Responde el Dr. Daniel O. Plenc Las visitas de Elena G. de White a los valles En los años que Elena G. de White residió en Europa (1885-1887), tuvo la oportunidad de visitar tres veces los valles del Piamonte italiano.[1] La primera vez partió en tren desde Basilea, Suiza, el 26 de noviembre de 1885; iba en compañía de su nuera, María Kesley White, de Martha Bourdeau y del pastor B. L. Whitney. La señora White se sintió subyugada por la belleza de los Alpes. Con respecto a este viaje hacia Turín y Torre Pellice ella escribió: “Yo cumplía 58 años, y por cierto que el suceso había de celebrarse de una manera y en un lugar con los cuales poco había soñado. Parecía difícil darme cuenta que estaba en Europa; que había presentado mi testimonio en Inglaterra, Suiza, Dinamarca, Noruega y Suecia, y que me hallaba en camino a Italia”. “Nuestro viaje por los Alpes tenía que atravesar el gran paso de San Gotardo. Llegamos a Torre Pellice el viernes, cerca de las nueve de la mañana, y nos dieron la bienvenida en el hospitalario hogar del pastor A. C. Bourdeau. Al día siguiente, sábado, hablé a los hermanos y hermanas en el salón alquilado en que realizaban sus reuniones regulares los sábados”.[2] La presencia de los misioneros adventistas en el norte de Italia venía desde hacía tiempo. M. B. Czechowski había visitado Torre Pellice en 1864 y ganó a los primeros adventistas de Europa: Juan David Geymet y Catalina Revel. El pastor John N. Andrews visitó los valles valdenses en 1877. Entre 1884 y 1885 dieron conferencias evangelizadoras en Torre Pellice los misioneros Daniel T. Bourdeau y Alberto Vuilleumier, y dejaron organizada una pequeña iglesia de dieciocho miembros. Al tiempo de la visita de Elena G. de White y sus acompañantes, trabajaba en Torre Pellice el pastor A. C. Bourdeau. Este primer viaje se extendió por tres semanas. Predicó en Torre Pellice en diez oportunidades y pudo visitar lugares de interés en la historia del perseguido pueblo valdense. Al respecto escribió: “Si sus voces pudieran escucharse, ¡qué historia contarían las montañas eternas que rodean estos valles, acerca de los sufrimientos del pueblo de Dios, debido a su fe! ¡Qué historia de la visita de ángeles no reconocidos por estos fugitivos cristianos! Una y otra vez los ángeles han hablado con hombres, como un hombre habla con su amigo, y los han guiado a lugares de seguridad. Repetidamente las palabras animadoras de ángeles han renovado los espíritus caídos de los fieles, y conducido sus mentes por encima de las cumbres de las más elevadas montañas, haciéndoles contemplar por la fe los mantos blancos, las coronas y las palmas de victoria que los vencedores recibirán cuando rodeen el gran trono blanco”.[3] El regreso se inició el 15 de diciembre y se hizo por Turín y Ginebra, donde se encontraba Daniel T. Bourdeau y su familia. Dos días más tarde, la comitiva continuó hacia Basilea, pasando por el lago Ginebra y Lausana. Alejada de los valles, la señora White siguió escribiéndose con Daniel T. y A. C. Bourdeau. Fue este último quien pidió una nueva visita de Elena G. de White en abril de 1886. Acompañada por su hijo W. C. White y su esposa María, dejó su hogar en Basilea, pasó por Milán y predicó por dos semanas a las pequeñas congregaciones de creyentes de varias comunidades. A pesar de la lluvia persistente, el primer viernes de noche y el sábado se reunieron unos 20 adventistas en Torre Pellice. El domingo ascendieron los ocho kilómetros de camino montañoso hasta Villa Pellice donde los aguardaba un auditorio repleto. A. C. Bourdeau tradujo la predicación al francés y otros la traducían en voz baja al italiano. “El mensaje del amor y la misericordia de Cristo penetró en el auditorio, y la sierva del Señor notó que algunos de sus oyentes lloraban”.[4] El día lunes, aún bajo la lluvia, regresó el pastor Bourdeau hasta Villa Pellice para predicar; y el martes Elena G. de White predicó en San Juan. Las reuniones continuaron el siguiente fin de semana, sin que se detuviera la lluvia. El domingo, Elena G. de White, su hijo, su nuera y el pastor Bourdeau, subieron la montaña hasta Bobbio donde se encontraba la famosa cueva en la que muchos valdenses murieron sofocados por el fuego y el humo en medio de las persecuciones. Fue una ocasión propicia para la reflexión y la oración. En Villar Pellice celebraron una reunión al aire libre. “Para ellos, el hecho de oír predicar a una mujer era algo completamente nuevo debajo del sol, y sin embargo, después que hablé por breves instantes, me prestaron la mayor atención. Prediqué ante 300 personas. Algunas estaban sentadas sobre el muro que nos rodeaba y había otras en los escalones que conducían al lugar de reuniones que estaba arriba. La galería de arriba estaba repleta de gente. Para todos, era un salón de reuniones muy original. El cielo nos cubría como un dosel y la tierra –que pertenece al Señor- estaba a nuestros pies”.[5] A principios de semana visitaron Angrogna, donde muchos valdenses fueron obligados a saltar al precipicio en tiempos de la persecución. El jueves 29 de abril partieron a Ginebra. Elena G. de White había predicado siete veces durante su segunda visita al Piamonte. La tercera y última visita a los valles del Piamonte se inició el miércoles 3 de noviembre de 1886 en compañía del pastor Guillermo Ings y su esposa. Hicieron escala en Turín antes de arribar a Torre Pellice. En esos días nació Mabel White (luego casada con Workman), la segunda hija de W. C. White y María Kesley White. Al llegar a Torre Pellice, Elena G. de White presenció una sorprendente lluvia de estrellas. Permaneció en los valles del 4 al 18 de noviembre, incluyendo en su visita Villar Pellice y San Germán. El 20 de noviembre estaba de regreso en Basilea, Suiza, pocos días antes de cumplir 59 años. Las declaraciones Elena G. de White se refirió muchas veces a los valdenses, sobre todo en el capítulo titulado “Fieles portaantorchas” de su libro El conflicto de los siglos.[6] La autora consideró a los valdenses como verdaderos cristianos que fundaron sus creencias en la Palabra de Dios. Los describe como humildes y esforzados campesinos, herederos de la fe de los apóstoles, que contaron con una traducción propia de las Escrituras. Rechazaban el culto a las imágenes y algunos de ellos guardaron el sábado como día de reposo. Se mantuvieron fieles en medio de las persecuciones medievales, encontrando en las montañas un refugio contra la opresión. La piedad de los valdenses era pura, sencilla y ferviente. Leían y memorizaban porciones de la Biblia, y educaban a sus hijos en la austeridad, el sacrificio y la prudencia. Se preocuparon por su preparación intelectual y espiritual. La Biblia era para ellos la única autoridad suprema e infalible. Copiaban porciones de ella y las compartían secretamente. Los pastores simulaban ser comerciantes o artesanos y realizaban su obra entre los sinceros, mostrando el camino de la salvación. Sus casas, campos y capillas fueron muchas veces asolados, hasta que se resolvió su exterminio por medio de una cruzada en la que muchos fueron sacrificados. Por la vivencia de Elena G. de White entre los valdenses y por sus escritos, brevemente expuestos, se advierte la inmensa consideración que la autora tenía hacia ese pueblo que por siglos sostuvo su fe cristiana con indescriptibles sacrificios. Se nota también su interés por la predicación de la verdad para este tiempo, con este y todos los pueblos de la tierra. [1] Una buena descripción de estas visitas se encuentra en Dwight Arthur Delafield, Elena G. de White en Europa, trad. Martha Limbert de Gudjemián (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1979), 150-166, 195-202, 267-270. [2] Elena G. de White, Notas biográficas de Elena G. de White (Mountain View, California: Pacific Press, 1981), 318. [3] Ibíd., 319. [4] Delafield, 199. [5] White, Manuscrito 62, 1886. [6] White, El conflicto de los siglos (Mountain View, California: Pacific Press, 1977), 66-85.
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La felicidadQUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Julio 2013 La felicidad ¿Cuáles son las principales ideas de Elena G. de White acerca de la felicidad? Responde el Dr. Daniel O. Plenc El libro Testimonios para la iglesia, tomo 4, incluye los testimonios 26 al 30, escritos y publicados en forma de folletos, entre los años 1875 y 1881. Varias importantes visiones de Elena G. de White se registran en este importante volumen de 650 páginas, acerca de una variedad importante de asuntos. Un tema, sin embargo, aparece de vez en cuando en los distintos capítulos: la felicidad, desde una óptica cristiana y bíblica. Aunque no sea posible realizar aquí un estudio completo del concepto de felicidad en los escritos de la señora White, bien se puede recurrir a esa muestra de su pensamiento en este libro particular. 1.- Surge con claridad la idea de que la felicidad no se encuentra en la complacencia egoísta, sino en la solidaridad y la generosidad para con los otros. Aquí hay un ejemplo: “Los que demuestran en forma práctica su benevolencia por su solicitud y actos de compasión con los pobres, los sufrientes y los infortunados, no sólo alivian a los sufrientes, sino que contribuyen en gran medida a su propia felicidad, y están en camino de obtener salud de alma y cuerpo” (Testimonios para la iglesia, tomo 4, p. 63). En contraste, se afirma que el egoísmo, tan propio de la naturaleza humana caída, sólo acarrea desdicha. Así se lee en el libro que se ha elegido: “Los que buscan la felicidad mediante la autocomplacencia y cuidando principalmente sus propios intereses han emprendido el camino equivocado si desean asegurarse alguna felicidad en la tierra” (Ibíd., p. 185). A veces esa actitud de abnegación y servicio puede significar un verdadero triunfo contra las propias mezquindades. Dice Elena G. de White: “La verdadera felicidad será el resultado de todas las negaciones y todas las crucifixiones del yo” (Ibíd., p. 339). Queda entonces la certeza de que Dios guía a sus hijos al encuentro con el prójimo como una manera de bendecir a otros y a sí mismos. Así está registrado: “Dios, en su providencia, quiso que ninguno pudiera obtener felicidad viviendo sólo para sí” (Ibíd., p. 222). 2.- La felicidad es una consecuencia del valor moral, de los buenos hábitos y de un carácter cristiano. Una frase corta ilustra este punto: “La riqueza y el intelecto no dan la felicidad; sino el valor moral real y el sentido del deber cumplido” (Ibíd., p. 126). En contraste se dice los hábitos malos alejan ese sentimiento. “A menos que conquistemos los malos hábitos, ellos nos conquistarán a nosotros y destruirán nuestra felicidad” (Ibíd., p. 647). Por otra parte, es llamativa la asociación que hace la autora de la felicidad con el carácter. Dice en este sentido: “A fin de ser felices, debemos luchar por alcanzar aquel carácter que Cristo manifestó” (Ibíd., p. 224). 3.- La felicidad tiene mucho que ver con los afectos y con un ambiente hogareño satisfactorio. Al hablar de la necesidad de ser misioneros en el hogar le escribía la señora White a una madre cristiana lo siguiente: “El hogar de sus hijos tiene que ser para ellos el lugar más deseable y feliz del mundo, y la presencia de la madre la mayor atracción” (Ibíd., p. 141). Parece razonable que un hogar armonioso sea fuente de felicidad para niños y adultos. También el amor que se prodiga más allá de ese círculo estrecho produce un resultado positivo muy deseable. “Este amor, albergado en el alma, suaviza la vida entera, y hace sentir su influencia en todo su alrededor. Poseyéndolo, no podemos sino ser felices, sea que la fortuna nos favorezca o nos sea contraria” (Ibíd., p. 221). También queda la idea de que la felicidad no está necesariamente ligada a la fortuna o a los talentos personales. 4.- La obediencia y la fidelidad a Dios es el camino de la felicidad duradera. Otra corta declaración, puede sugerir una nueva y permanente fuente de bienaventuranza. Escribió la autora inspirada: “Sin el temor de Dios nadie puede ser verdaderamente feliz” (Ibíd., p. 427). La pluma de Elena G. de White sugiere en el cuarto tomo de los Testimonios para la iglesia que la felicidad cristiana está estrechamente asociada a un carácter bondadoso, solidario, valiente y responsable; que se expresa en un acercamiento amoroso a la familia, al prójimo y a Dios.
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Dos años en la vida de Elena G. de White - 1QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Agosto 2013 Dos años en la vida de Elena G. de White: parte I (1877) ¿Cómo fue el ministerio de la señora White a favor de la iglesia y de la predicación del evangelio? Responde el Dr. Daniel O. Plenc El testimonio Nº 28 (libro Testimonios para la iglesia, tomo 4) comienza con una amplia sección titulada: “Experiencias y trabajos” (ps. 266-300), que bien puede ilustrar la dinámica del ministerio de Elena G. de White en un par de años de la década de 1870. A manera de ejemplo, se traza a continuación sólo un bosquejo de esas vivencias y labores pastorales y evangelizadoras. -El 11 de mayo de 1877, la Sra. White inició un viaje de Oakland, California, a Battle Creek, Michigan, aquejada por problemas cardíacos y respiratorios. James White necesitaba estar en Battle Creek para supervisar los planos de construcción del Sanatorio. Estando en Battle Creek, los esposos White se dedicaron a predicar, escribir y tener reuniones diarias con los dirigentes de la Review and Herald, del colegio y del sanatorio, hasta bien entrada la noche. Los White tenían pensado tomar un descanso en Colorado, pero una voz clara le dijo a Elena: “Tengo trabajo para ti en Battle Creek” (Testimonios para la iglesia, tomo 4, p. 268). -El 30 de mayo de 1877 habló la Sra. White a pacientes y trabajadores del sanatorio de Battle Creek en un día de campo. A las tres de la tarde oraron y cantaron, tras lo cual Elena presentó un discurso con toda libertad. Un juez de Wisconsin que se hallaba allí como paciente propuso que la conferencia se imprimiera para provecho de otras personas, lo que efectivamente se hizo. -En el cierre del año escolar del colegio de Battle Creek se organizaron reuniones para los estudiantes. Durante una semana Elena de White habló a los jóvenes cada tarde y también el fin de semana. Disertó sobre una vida de pureza y oración, y del conocimiento de las ciencias (la armonía entre la ciencia y la religión). Tuvieron momentos de oración y testimonios, con el resultado de que “un gran número se presentó para el bautismo” (Ibíd., p. 270). James White bautizó a 14 jóvenes en el lago Goguac. -Inmediatamente se invitó a la Sra. White a una reunión de temperancia con gente de clase alta de Battle Creek. El 28 de junio de 1877 se levantó una carpa para 5.000 personas y se ofrecieron alimentos vegetarianos. El 1º de julio Elena G. de White habló sobre la temperancia cristiana durante 90 minutos a un auditorio atento y silencioso. -Del 9 al 14 de agosto de 1877 asistió a una reunión campestre en Indiana con Mary K. White (James White no pudo viajar). El día lunes se sintió muy resfriada. Con todo unas 50 personas pasaron al llamado y 15 fueron bautizadas. A su regreso se internó en el sanatorio con fuertes dolencias en la garganta y los pulmones. -El 20 de agosto de 1877 James White fue atacado por la enfermedad debido al exceso de trabajo. Todavía enfermos los White asistieron con mucha oración, fe y dependencia de Dios a reuniones campestres en la costa este. Un carruaje los llevó hasta la estación del ferrocarril. El viernes llegaron a Boston y de allí siguieron a Groveland en medio de la lluvia. En el lugar se habían levantado tres carpas grandes y 47 tiendas. Cuando Elena comenzó a hablar el domingo, se olvidó de sus dolores pulmonares y de garganta, así como del cansancio. Con mucho interés se la escuchó por más de una hora. Miles de personas permanecieron sin poder entrar en la carpa. Al siguiente lunes pasaron 200 personas al llamado y 38 fueron bautizadas. El lunes viajó a Danvers sintiéndose enferma, de modo que se mantuvo de pie con mucho esfuerzo. Sin embargo pudo escribir: “El Espíritu del Señor descendió sobre mí cuando comencé a hablar. Sentí como una descarga eléctrica en el corazón y todo el dolor desapareció al instante” (Ibíd., p. 276). La carpa estaba llena y 200 personas quedaron fuera. El tema se basó en Mateo 22:37 y la Sra. White habló con libertad durante una hora y diez minutos ante un público atento. El martes regresó a Groveland para la clausura del campamento, luego de lo cual pasaron unos días en casa del pastor Haskell en South Lancaster. -El siguiente compromiso fue un campamento en Vermont, en el cual Elena de White habló una vez por día. El sábado 8 de septiembre de 1877 fue un día de ayuno y oración por la salud del pastor White. De Vermont siguieron a otra reunión campestre en Nueva York para entonces volver a Michigan. Pocos días después se dirigieron a un campamento de dos semanas en Lansing. Allí fueron bautizadas 130 personas. Recién entonces pudieron pasar un tiempo en Battle Creek.
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Dos años en la vida de Elena G. de White - 2QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Septiembre 2013 Dos años en la vida de Elena G. de White: parte II (1878) ¿Cómo fue el ministerio de la señora White a favor de la iglesia y de la predicación del evangelio? Responde el Dr. Daniel O. Plenc -El siguiente lugar de trabajo para los White fue California. El pastor White seguía enfermo y se oraba por él varias veces por día. Su esposa Elena no lograba dormir mucho en las noches. Finalmente James regresó para internarse en el sanatorio de Battle Creek. -Elena tenía la decisión de visitar Oregon. Mientras tanto el 7 de junio de 1878 tuvo reuniones en las iglesias de San Francisco y Oakland. El domingo 10 de junio sufrió un ataque de corazón. Ni bien le fue posible abordó un vapor en San Francisco e hizo un viaje de cuatro días con el mar agitado hasta entrar en el río Columbia. Elena permaneció todo lo que pudo en cubierta en una silla reclinable y unas mantas para cubrirse del frío, porque sabía que en el camarote se marearía. -La primera reunión en Oregon tuvo lugar el jueves 18 de junio de 1878. El domingo 23 de junio habló sobre la temperancia (su tema favorito) en una iglesia metodista. Volvió a hacerlo el siguiente martes, a pesar de la afonía. Tuvo la oportunidad de dirigirse a los reunidos en un campestre en forma tan entusiasta que a veces se olvidaba de su entorno. Al comienzo del campamento recibió una visión de la cual escribiría más adelante. El domingo predicó en la plaza pública y también habló a los presos en la prisión acerca del amor de Dios registrado en 1 Juan 3:1-2. De regreso de Oregon tuvo la oportunidad de conversar con los pasajeros y repartir publicaciones. En Oakland habló varias veces en una carpa. -El 28 de julio de 1978 partió de Oakland hacia la costa este, pasando por Sacramento, donde Elena predicó el domingo. El ferrocarril la llevó hasta Reno, Nevada. Allí disertó en una carpa el martes a unos 400 oyentes sobre 1 Juan 3:1. La señora White habló dio varias conferencias en una carpa en Colorado acerca de la temperancia. El lunes 8 volvió a ver a su esposo, al que encontró mejor de salud y de ánimo. También estuvieron los hijos. En el calor del verano continuó su viaje en tren hacia Nueva Inglaterra para asistir a reuniones de campo. En Battle Creek disertó en una carpa llena de gente en la tarde del domingo. Pasados unos días en casa viajó a Boston donde habría de dar su testimonio. En el cierre de las reuniones se bautizaron 22 personas. -El martes 3 de septiembre de 1878 se dirigió a reuniones campestres en Maine. Al terminar las reuniones el día lunes se fue a otras similares en Iowa y Kansas. De camino habló en Rome, Nueva York, en una concurrida reunión sabática. El martes continuó su viaje en tren hasta Battle Creek donde pudo recibir tratamiento en el sanatorio. -Grandes reuniones generales la esperaban en Battle Creek, del 2 al 14 de octubre de 1878, las mayores que haya tenido la iglesia hasta el momento. Se dieron cita 40 ministros y representantes de Europa y los Estados Unidos. Sintiendo mejorada en su salud la Sra. White predicó casi cada día y a veces dos veces por día. Una nueva visión le fue dada durante una reunión de oración, la que relató en resumen a los presentes. En la clausura se bautizaron 112 personas. La siguiente semana continuó con predicaciones, oración y la escritura de testimonios, con dos o tres reuniones diarias con los ministros. -El día 23 de octubre salieron en ferrocarril hacia las reuniones campestres de Kansas. El campamento se instaló en Richland, con una gran tienda más otras 17 provistas de estufas por causa del frío. El sábado comenzó a nevar. Elena disertó varias veces; por ejemplo, el lunes se explayó en el capítulo de Malaquías 3. Se lograron decisiones, se dieron testimonios y seis personas fueron bautizadas. Al clausurarse el encuentro el siguiente martes, Elena viajó a Topeka y allí tomó el ferrocarril a Sherman, Kansas, para otro pequeño campamento de 100 hermanos. En ese lugar se le unió su esposo James White. El siguiente destino fue Dallas, Texas, con nuevas reuniones de campo entre el 12 y el 19 de noviembre de 1878, en medio del viento y de la lluvia. Seguir los pasos de Elena G. de White a lo largo de sus 70 años de ministerio no es cosa sencilla. Por fortuna, su propio relato registrado en el testimonio Nº 28 nos permite asomarnos a un servicio espiritual, profundo y aguerrido, a pesar de las adversidades y en favor del crecimiento integral de la iglesia. Los miles de oyentes atentos, los centenares de decisiones obtenidas y las 337 personas bautizadas son una evidencia de la bendición de Dios sobre el ministerio de su mensajera.
ARTÍCULOS
Los siguientes artículos y documentos presentan el punto de vista de varios autores. Aunque el Patrimonio White ve estos materiales como contribuciones que ayudan al lector en su estudio de los temas en consideración, no necesariamente apoya todas las ideas y posiciones que sustentan los mismos.