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Álvarez, Raúl Roberto (2019). IJBA, Hogar de mis recuerdos: Orígenes y presente [Libro]. Libertador San Martín, E.R., Editorial Universidad Adventista Del Plata. 223 p. - Bibliografía
ISBN 9789877650167
Álvarez, Raúl Roberto (2019). IJBA, Hogar de mis recuerdos: Orígenes y presente [Libro]. Libertador San Martín, E.R., Editorial Universidad Adventista Del Plata. 223 p. - Bibliografía
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Álvarez, Raúl Roberto (2019). IJBA, Hogar de mis recuerdos: Orígenes y presente [Libro]. Libertador San Martín, E.R., Editorial Universidad Adventista Del Plata. 223 p. - Bibliografía
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Colección Audios de programas radiales
Área: Psicología
Área: Psicología
EL ARCA DEL PACTO, ¿SERÁ HALLADA?
(Documento preparado en 1962 por R. L. Odom, editor del Index, y actualizado por el Patrimonio de Elena G. de White, 1989.)
Al examinar las enseñanzas de Elena de White para responder algunas preguntas concernientes al arca del pacto y las tablas de la ley de Dios que fueron escondidas, es esencial que tengamos en mente el hecho de que existen dos diferentes arcas del pacto – una en el santuario terrenal y otra en el santuario celestial – y que en cada una de ellas se ha guardado un ejemplar de las tablas de piedra sobre las cuales se escribió el decálogo. Estas dos arcas y estas dos tablas de la ley divina han sido escondidas de la vista de los hombres. Por tanto, es necesario saber cual de estas dos tablas de los diez mandamientos será mostrada a los habitantes de la tierra en el futuro.
El Decálogo en tablas de piedra en el Santuario Celestial
Los diez mandamientos han sido escritos en tablas de piedra y han sido guardados en el arca del pacto del santuario celestial, así como fueron escritos en tablas de piedras y preservados en el arca del pacto del santuario terrenal. Tal enseñanza la encontramos en las siguientes declaraciones de Elena de White:
Se me ordenó entonces que observara los dos departamentos del santuario celestial. La cortina o puerta, estaba abierta y se me permitió entrar. En el primer departamento vi el candelabro de siete lámparas, la mesa de los panes de la proposición, el altar del incienso, y el incensario. Todos los enseres de este departamento parecían de oro purísimo y reflejaban la imagen de quien allí entraba. La cortina que separaba los dos departamentos era de diferentes materiales y colores, con una hermosa orla en la que había figuras de oro labrado que representaban ángeles. El velo estaba levantado y miré el interior del segundo departamento, donde vi un arca al parecer de oro finísimo. El borde que rodeaba la parte superior del arca era una hermosa labor en figura de coronas. En el arca estaban las tablas de piedra con los diez mandamientos.- Primeros Escritos, p. 251.
Pero el Señor me dio una visión del santuario celestial. El templo de Dios estaba abierto en el cielo, y se me mostró el arca de Dios cubierta con el propiciatorio. Había dos ángeles, uno a cada lado del arca, con las alas extendidas sobre el propiciatorio y el rostro vuelto hacia él. Esto, según me dijo el ángel que me acompañaba, era una representación de cómo todas las cohortes del cielo miran con reverente temor la ley divina que fue escrita por el dedo de Dios. Jesús levantó la cubierta del arca y vi las tablas de piedra en que estaban escritos los diez mandamientos.- Notas biográficas, pp. 103, 104.
Pero el Señor me permitió contemplar el Santuario Celestial. El templo de Dios fue abierto en el cielo, y se me mostró el arca de Dios... Jesús levantó la cubierta del arca y vi las tablas de piedra donde se encuentra escritos los diez mandamientos.- Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 1, p. 76.
Al describir lo que se le mostró del santuario celestial y la obra final del ministerio de Cristo en el lugar santísimo, Elena de White dice:
Se me mostró que el residuo siguió por la fe a Jesús en el lugar santísimo, y al contemplar el arca y el propiciatorio, fue cautivado por su esplendor. Jesús levantó entonces la tapa del arca, y he aquí que se vieron las tablas de piedra con los diez mandamientos grabados en ellas.- Primeros escritos, pp. 255.
Y el arca que contenía la ley de Dios, y el altar del incienso, y otros instrumentos de servicio que se encontraban en el santuario terrenal, eran los mismos que los del lugar santísimo del santuario celestial. Al apóstol Juan, en santa visión, se le permitió entrar al cielo, y allí contempló el candelabro y el altar del incienso, y al abrirse el templo de Dios, vio también el “arca del testamento”. (Apoc. 11:19).- The Spirit of Prophecy, vol. 4, p. 261.
En el templo celestial, la morada de Dios, su trono está asentado en juicio y en justicia. En el lugar santísimo está su ley, la gran regla de justicia por la cual es probada toda la humanidad. El arca, que contiene las tablas de la ley, está cubierta con el propiciatorio, ante el cual Cristo ofrece su sangre a favor del pecador.- El conflicto de los siglos, p. 467.
En el templo celestial, la morada de Dios, su trono está asentado en juicio y en justicia. En el lugar santísimo está su ley, la gran regla de justicia, por la cual es probada toda la humanidad. El arca, que contiene las tablas de la ley, está cubierta con el propiciatorio, ante el cual Cristo ofrece su sangre a favor del pecador.- The Spirit of Prophecy, vol. 4, pp. 261-262.
El arca que estaba en el tabernáculo terrenal contenía las dos tablas de piedra, en que estaban inscritos los preceptos de la ley de Dios. El arca era un mero receptáculo de las tablas de la ley, y era esta ley divina la que le daba su valor y su carácter sagrado a aquélla. Cuando fue abierto el templo de Dios en el cielo, se vio el arca de su pacto. En el lugar santísimo, en el santuario celestial, es donde se encuentra inviolablemente encerrada la ley divina -la ley promulgada por el mismo Dios entre los truenos del Sinaí y escrita con su propio dedo en las tablas de piedra.- El conflicto de los siglos, p. 486.
Las tablas originales se guardan en el arca celestial
Las tablas de los diez mandamientos guardadas en el arca del pacto en el santuario celestial son los originales, mientras que las tablas guardadas en el arca del santuario terrenal es una trascripción o copia de las que se encuentran en el santuario celestial. Tal es la enseñanza de los siguientes párrafos del Espíritu de Profecía:
Mentes y corazones sacrílegos pensaron que tenían poder suficiente para cambiar los tiempos y la ley de Jehová; pero en los archivos del cielo, en el arca de Dios, están a salvo los mandamientos originales, escritos sobre dos tablas de piedra. Ningún potentado de la tierra tiene poder para sacar aquellas tablas de su sagrado escondedero debajo del propiciatorio.- Comentario bíblico adventista, vol. 7, p. 413; Signs of the Times, febrero 28, 1978.
Ellos (los adventistas) habían seguido por fe a su Sumo Sacerdote del lugar Santo al lugar Santísimo, y allí lo vieron ofreciendo su sangre ante el arca de Dios. Dentro de ese arca sagrada, se encuentra la ley del Padre, la misma que fue pronunciada por Dios mismo, en medio de los truenos del Sinaí, y escrita por su propio dedo en tablas de piedra. Ninguno de los mandamientos ha sido anulado; ni una jota ni una tilde ha sido cambiada. Mientras que Dios dio a Moisés una copia de su ley, preservó el gran original en el santuario celestial.- The Spirit of Prophecy, vol. 4, pp. 273, 274 (The Story of Redemption, pp. 379, 380).
Nadie podía dejar de ver que si el santuario terrenal era una figura o modelo del celestial, la ley depositada en el arca en la tierra era exacto trasunto de la ley encerrada en el arca del cielo; y que aceptar la verdad relativa al santuario celestial envolvía el reconocimiento de las exigencias de la ley de Dios y la obligación de guardar el sábado del cuarto mandamiento. En esto estribaba el secreto de la oposición violenta y resuelta que se le hizo a la exposición armoniosa de las Escrituras que revelaban el servicio desempeñado por Cristo en el santuario celestial.- El conflicto de los siglos, p. 488; The Story of Redemption, pp. 380, 381.
La ley de Dios que se encuentra en el santuario celestial es el gran original del que los preceptos grabados en las tablas de piedra y consignados por Moisés en el Pentateuco eran copia exacta.- El conflicto de los siglos, pp. 486, 487.
Las tablas guardadas en el santuario terrenal han sido escondidas con el arca en una cueva
Las tablas del decálogo, que se guardaban en el santuario terrenal, estaban en el arca cuando fue escondida en una cueva por hombres justos un poco antes de la destrucción del templo por los babilonios en el tiempo de Jeremías. Los siguientes párrafos de Elena de White no mencionan si Jeremías personalmente tuvo parte en esconder el arca:
Antes de la destrucción del templo, Dios informó a unos pocos de sus fieles siervos el destino de ese edificio, que era el orgullo de Israel, y que ellos idolatraban mientras al mismo tiempo pecaban contra Dios. También les reveló el cautiverio de Israel. Esos hombres justos, inmediatamente antes de la destrucción del templo, sacaron el arca sagrada que contenía las tablas de piedra, y con dolor y pesar la ocultaron secretamente en una caverna donde estaría escondida del pueblo de Israel por causa de sus pecados, para no serles restituida nunca más. El arca sigue escondida. Nadie la ha perturbado jamás desde que se la escondió. - Spiritual Gifts, vol. 4, pp. 114, 115 (1864); Spirit of Prophecy, vol. 1, p. 414 (1870); Historia de la redención, pp. 199, 200.
Entre los justos que estaban todavía en Jerusalén y para quienes había sido aclarado el propósito divino, se contaban algunos que estaban resueltos a poner fuera del alcance de manos brutales el arca sagrada que contenía las tablas de piedra sobre las cuales habían sido escritos los preceptos del Decálogo. Así lo hicieron. Con lamentos y pesadumbre, escondieron el arca en una cueva, donde había de quedar oculta del pueblo de Israel y de Judá por causa de sus pecados, para no serles ya devuelta. Esa arca sagrada está todavía escondida. No ha sido tocada desde que fue puesta en recaudo.- Profetas y reyes, p. 333 (publicado en 1917) (el énfasis ha sido agregado).
Nótese especialmente que Elena de White afirmó que el arca “nunca ha sido tocada desde que fue escondida”.
“Cuando principie el juicio”
De acuerdo con Elena de White, el tiempo llegará cuando las tablas de la ley, en las cuales están escritos los diez mandamientos, serán puestas a la vista de los habitantes de toda la tierra. Todas las declaraciones conocidas de Elena de White aparecen citadas en orden cronológico:
Las teorías humanas se exaltan, honran y colocan donde debieran estar Dios y su ley. Pero Dios no ha cambiado las cosas que han salido de sus labios. Su palabra permanecerá para siempre, tan inalterable como su trono. Cuando todo caso se decida en las cortes celestiales, este pacto será presentado, escrito claramente con el dedo de Dios. El mundo será citado ante el tribunal de la Justicia Infinita para recibir sentencia, una vida que se mide con la vida de Dios para la obediencia, y con la muerte para la transgresión.– Manuscrito 82, 1899. (Ver Review and Herald, 20 de noviembre, 1913; y Profetas y reyes, pp. 125-126.)
Dios escribió sus mandamientos en dos tablas de piedra con su propio dedo. Estas tablas no fueron dejadas a la vista de los hombres, sino que fueron colocadas en el arca; y en el gran día cuando todo caso se decida; estas tablas, grabadas con los mandamientos, serán colocadas de tal forma que todo el mundo pueda verlas y comprenderlas. El testimonio contra ellos será incontestable.- Carta 30, 1900 (Manuscript Releases, vol. 19, p. 265).
El precioso registro de la ley fue colocado en el arca del testamento y está todavía allí, oculto y a salvo de la familia humana. Pero en el tiempo señalado por Dios, él sacará esas tablas de piedra para que sean un testimonio ante todo el mundo contra la desobediencia de sus mandamientos y contra el culto idolátrico de un día de reposo falsificado.- Manuscrito 122, 1901; Comentario bíblico adventista, vol. 1, 1123.
Cuando se abra el templo de Dios en el cielo, ¡qué ocasión de triunfo será para los fieles y leales! En el templo se verá el arca del pacto en la cual fueron puestas las dos tablas de piedra sobre las cuales está escrita la ley de Dios. Esas tablas de piedra serán sacadas de su escondedero, y en ellas se verán los Diez Mandamientos esculpidos por el dedo de Dios. Esas tablas de piedra que ahora están en el arca del pacto serán un testimonio convincente de la verdad y de la vigencia de la ley de Dios.- Carta 47, 1902; Comentario bíblico adventista, vol. 7, 983.
La santa ley de los diez mandamientos, escritas sobre tablas de piedra por el dedo de Dios y colocadas en el arca, es la norma de justicia. Aparecerá ante el obediente y el desobediente en el gran día final, y todos los malvados serán condenados. Verán sus acciones procedentes de un carácter depravado. Verán que los actos que realizaron sirvieron para continuar la rebelión que comenzó en las cortes celestiales. Verán toda la crueldad y toda la maldad que han deshonrado a su Creador y que produjo la miseria que llena el mundo.- Manuscrito 5, 1904 (Manuscript Releases, vol. 13, p. 381).
El Espíritu Santo grabó estas verdades en mi corazón y mi mente en forma tan indeleble como la ley fue grabada por el dedo de Dios en las tablas de piedra que están ahora en el arca, para ser puestas de manifiesto en el gran día cuando se pronuncie sentencia contra toda ciencia mala y seductora producida por el padre de la mentira.- Carta 90, 1906; El colportor evangélico, pp. 175-176.
Hay un santuario, y en el santuario está el arca, y en el arca están las tablas de piedra, sobre las cuales está escrita la ley pronunciada desde el Sinaí en medio de las escenas de terrible grandeza. Estas tablas de piedra están en el cielo, y serán manifestadas en aquel día cuando el juez se siente y los libros sean abiertos, y los hombres sean juzgados conforme a las cosas escritas en los libros. Serán juzgados por la ley escrita por el dedo de Dios y dada a Moisés para ser colocada en el arca. Se lleva un registro de los hechos de todos los hombres, y de acuerdo a sus obras, todo hombre recibirá la sentencia, si fueron buenas o si fueron malas.- Manuscrito 20, 1906; Manuscript Releases, vol. 20, p. 68.
Hay abundantes evidencias de la inmutabilidad de la ley de Dios. Fue escrita con el dedo de Dios, para no ser nunca borrada, para no ser nunca destruida. Las tablas de piedra están ocultas por Dios para ser presentadas en el gran día del juicio, tal como él las escribió.- Review and Herald, 26 de marzo de 1908; Comentario Bíblico Adventista, vol. 1, p. 1123.
Cuando el juez se siente y se abran los libros, y cada ser humano sea juzgado de acuerdo con las cosas escritas en ellos, entonces las tablas de piedra, ocultas por Dios hasta ese día, serán presentadas delante del mundo como la norma de justicia. Entonces los hombres y las mujeres verán que el requisito indispensable para su salvación es la obediencia a la perfecta ley de Dios. Nadie encontrará excusa para el pecado. Por los justos principios de esa ley, los hombres recibirán su sentencia de vida o de muerte.- Review and Herald, 28 de enero, 1909 (Comentario Bíblico Adventista, vol. 1, p. 1123 del Manuscrito 117, 1908).
Dios no violará su pacto, ni alterará lo que proclamaron sus labios. Su palabra perdurará para siempre, tan inalterable como su trono. En el juicio, cuando todo caso sea decidido en las cortes del cielo, este pacto se destacará, escrito claramente por el dedo de Dios. El mundo será citado ante el tribunal de la justicia infinita para recibir su sentencia.- Review and Herald, 20 de noviembre de 1913 (de Manuscrito 82, 1899; ver Patriarcas y profetas, 139).
Dios no violará su pacto, ni alterará lo que proclamaron sus labios. Su palabra perdurará para siempre, tan inalterable como su trono. En el juicio, este pacto se destacará, escrito claramente por el dedo de Dios; y el mundo será emplazado ante el tribunal de la justicia infinita para recibir su sentencia.- Patriarcas y profetas, 139 (de Manuscrito 82, 1899; ver Review and Herald, 20 de noviembre de 1913).
Varias cosas deben notarse en las declaraciones anteriores. En ninguna parte se dice que las tablas de la ley serían mostradas por hombres como resultado de encontrarlas escondidas en una cueva. De hecho, dicen claramente que el mismo Dios traerá las tablas de la ley a la vista de los hombres; y en una declaración Elena G. de White especifica que “estas tablas de piedra están en los cielos”. Además, el tiempo cuando Él hará esto se dice específicamente que será:
“Cuando todo caso se decida en las cortes celestiales”.
“en el gran día cuando se pronuncie sentencia”.
“Cuando se abra el templo de Dios en el cielo”.
“en el gran día final”.
“en el gran día cuando se pronuncie sentencia contra toda ciencia mala y seductora”.
“en aquel día cuando el juez se siente y los libros sean abiertos, y los hombres sean juzgados conforme a las cosas escritas en los libros”.
“En el juicio”.
Dos descripciones de futuras exhibiciones
En otro lugar de sus escritos, Elena G. de White describe en dos ocasiones el momento cuando las tablas de piedra serán exhibidas. No obstante, ella no especifica cuál de las dos series de tablas de la ley se presentan a la vista, y es posible para uno interpretar cualquier ocasión como el cumplimiento de la predicción de la revelación de las tablas de piedra escondidas.
1. Justo antes de la segunda venida. Al describir lo que toma lugar inmediatamente después de que las primeras seis de las siete últimas plagas caigan, y justamente antes de caer la séptima plaga y de la segunda venida de Cristo, Elena G. de White dice:
Mientras estas palabras de santa confianza se elevan hacia Dios, las nubes se retiran y el cielo estrellado brilla con esplendor indescriptible formando un contraste con el firmamento negro y furioso a ambos lados. La gloria del cielo brilla desde las puertas entreabiertas. Luego aparece en el cielo una mano con las dos tablas de piedra cerradas una con la otra. La mano abre las tablas y revelan los preceptos del decálogo, trazados como con pluma de fuego. Las palabras son tan claras que todos las pueden leer. La memoria se despierta, la oscuridad de la superstición y la herejía se desvanece en cada mente, y los diez mandatos de Dios, breves, detallados y autorizados se presentan ante la vista de todos los habitantes de la tierra. ¡Código maravilloso! ¡Maravillosa ocasión!- The Spirit of Prophecy, vol. 4, pp. 456, 457.
Mientras estas palabras de santa confianza se elevan hacia Dios, las nubes se retiran, y el cielo estrellado brilla con esplendor indescriptible en contraste con el firmamento negro y severo en ambos lados. La magnificencia de la ciudad celestial rebosa por las puertas entreabiertas. Entonces aparece en el cielo una mano que sostiene dos tablas de piedra puestas una sobre otra. El profeta dice: "Denunciarán los cielos su justicia; porque Dios es el juez." (Salmo 50: 6.) Esta ley santa, justicia de Dios, que entre truenos y llamas fue proclamada desde el Sinaí como guía de la vida, se revela ahora a los hombres como norma del juicio. La mano abre las tablas en las cuales se ven los preceptos del Decálogo inscritos como con letras de fuego. Las palabras son tan distintas que todos pueden leerlas.- El conflicto de los siglos, p. 697.
Aquí, de nuevo se nos hace claro que Dios, y no el hombre es el que traerá a la vista estas tablas. Entonces, las tablas de la ley serán exhibidas “como regla de juicio.” Esto será después que el tiempo de gracia se haya terminado para la humanidad.
2. En el momento de la coronación final de Cristo. Al describir la coronación final de Cristo y el juicio final del hombre al fin del milenio, Elena de White dice:
Como fuera de sí, los impíos han contemplado la coronación del Hijo de Dios. Ven en las manos de él las tablas de la ley divina, los estatutos que ellos despreciaron y transgredieron. Son testigos de la explosión de admiración, arrobamiento y adoración de los redimidos; y cuando las ondas de melodía inundan a las multitudes fuera de la ciudad, todos exclaman a una voz: "¡Grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de los siglos!" (Apocalipsis 15: 3, V.M.) Y cayendo prosternados, adoran al Príncipe de la vida.- El conflicto de los siglos, p. 727.
Patrimonio de Elena G. de White
Washington, D. C.
Actualizado: Mayo, 1989.
Declaraciones de Elena G. de White que tratan sobre el tema
No por voluntad de hombre
“Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”- 2 Pedro 1:21.
Inspiración directa e indirecta de los profetas
El profeta era, en el sentido más elevado, una persona que hablaba por inspiración directa, y comunicaba al pueblo los mensajes que recibía de Dios. Pero también se daba este nombre a los que, aunque no eran tan directamente inspirados, eran divinamente llamados a instruir al pueblo en las obras y los caminos de Dios. Para preparar esa clase de maestros, Samuel fundó, de acuerdo con la instrucción del Señor, las escuelas de los profetas.- La educación, p. 46.
Guiados por Dios, pero no inspirados en el sentido completo del término
Cierto hermano preguntó: "Hna. White, ¿cree Ud. que debemos comprender la verdad por nosotros mismos? ¿Por qué no podemos tomar las verdades que otros han reunido, y creerlas porque ellos han investigado esos temas y entonces quedar libres para actuar sin recargar las facultades mentales con la investigación de todos esos temas? ¿No cree Ud. que esos hombres que han hecho brillar la verdad en el pasado estaban inspirados por Dios?"
No me atrevo a decir que no fuesen enviados por Dios, porque Cristo conduce a toda verdad; pero en lo que atañe a la inspiración en el sentido más pleno de la palabra contesto: No.- El evangelismo, p. 219.
La ayuda de los ángeles no es fundamental para reclamar inspiración
En relación con Martín Lutero, Elena G. de White declaró:
Los ángeles del cielo estaban a su lado y rayos de luz del trono de Dios revelaban a su entendimiento los tesoros de la verdad.- El conflicto de los siglos, p. 131.
De Guillermo Miller escribió:
El Señor envió a su ángel para que tocara el corazón de un granjero que no creía en la Biblia, a fin de inducirlo a escudriñar las profecías. Los ángeles de Dios repetidas veces visitaron a aquel escogido para guiar su mente y abrir a su comprensión las profecías que siempre habían sido oscuras para el pueblo de Dios.- Primeros escritos, pp. 373-374.
De buena fuente se registra una conversación oral en la que la Sra. White había declarado, del pastor Urías Smith, que ella había visto un ángel de Dios parado a su lado mientras él escribía. Si bien no hay una confirmación documental de esto, no es inconsistente con lo dicho anteriormente. Pero hay base para asumir que estos hombres, mientras eran ayudados por el Espíritu de Dios, no fueron inspirados como lo fueron los profetas.
Elena de White registra, en 1895, una experiencia en la cual un líder del colportaje le hizo directamente una pregunta sobre la inspiración de los libros escritos por Urías Smith. “¿Cree usted que fueron inspirados, no es así?”, preguntó el líder. Como indicador de la inconsecuencia de la pregunta, ella respondió, “Usted puede responder esa pregunta, yo no”.- Carta 15 de Elena G. de White, 1915.
En 1894, Elena G. de White trata esta cuestión
De vez en cuando me llegan informes con respecto a declaraciones que se dice que hizo la Hna. White, pero que para mí son enteramente nuevas; las cuales [declaraciones] no pueden menos que desviar a la gente en cuanto a mis verdaderas opiniones y enseñanzas. Una hermana, en una carta escrita a sus amigos, habla con mucho entusiasmo de una declaración hecha por el Hno. Jones, en el sentido de que la Hna. White ha visto que ha llegado el tiempo en que, si mantenemos la debida relación con Dios, todos pueden tener el don de profecía en el mismo grado en que lo tienen los que ahora reciben visiones.
¿Dónde está la autoridad de esta declaración? Debo creer que esta hermana no entendió al Hno. Jones, porque no puedo creer que él hiciera esa declaración. La escritora continúa: "El Hno. Jones dijo anoche que el caso no es que Dios hablará a todos en beneficio de todos los demás, sino que hablará a cada uno para su propio beneficio; y que esto cumplirá la profecía de Joel". Él dijo que esto ya estaba sucediendo en numerosos casos.
Él habló como si pensara que nadie ocuparía una posición de dirigente como la ha tenido y seguirá teniendo la Hna. White. Se refirió a Moisés como un caso paralelo. Él era un dirigente, pero hay referencias a muchos otros que profetizaban, aunque sus profecías no fueron publicadas....
No titubeo en decir que estas ideas relativas a profetizar, habría sido bueno que nunca hubieran sido expresadas. Tales declaraciones preparan el camino para un estado de cosas de las cuales Satanás seguramente se aprovechará para introducir actividades espurias. Hay peligro, no sólo de que mentes no equilibradas sean inducidas al fanatismo, sino de que personas insidiosas se valgan de esta excitación para propagar sus propósitos egoístas e individuales.
Jesús elevó su voz en amonestación: "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis" (Mat. 7: 15-16). "Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová" (Jer. 23: 16). "Si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos. Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes" (Mar. 13: 21-23) (Carta 6a, 1894).- Mensajes selectos, vol. 3, pp. 389-390.
Se recomienda prudencia al pastor A. T. Jones
Ud. no puede ser demasiado cuidadoso en la forma como habla acerca del don de profecía, y en sus declaraciones según las cuales yo he dicho esto y aquello con referencia a este asunto. Tales declaraciones, bien lo sé, estimulan a hombres, mujeres y niños a pensar que poseen una luz especial en términos de revelaciones de Dios, cuando en realidad no han recibido tal luz. Se me ha mostrado que esto constituiría una de las obras maestras del engaño de Satanás. Ud. está dando a la obra un molde que requerirá un tiempo precioso y una labor fatigadora del alma para corregir, para salvar la causa de Dios de otro brote de fanatismo.- Carta 103 de Elena G. de White, 1894 (15 de marzo de 1894), publicada en Mensajes selectos, vol. 2, p. 98.
Patrimonio Elena G. de White
Washington D.C.
5 de noviembre de 1969
Mecanografiado nuevamente: marzo de 1989
El desarrollo del concepto adventista sobre las carnes limpias e inmundas
por Ron Graybill
La distinción entre las carnes limpias y las inmundas, basada en Levítico 11 y Deuteronomio 14, hoy es aceptada y comprendida por la mayoría de los adventistas. A diferencia de las leyes ceremoniales del Antiguo Testamento, que señalan a Cristo, o de las leyes civiles, que gobernaban la teocracia, estas leyes de salud se basaban en leyes naturales y por lo tanto no se aplican solamente a una época o tiempo.
Así, incluso entre los adventistas que consumen carne, se evitan estas carnes inmundas. No obstante, los adventistas del siglo diecinueve, por lo general no aceptaban esta distinción entre las carnes limpias e inmundas basada en la ley Levítica, aunque condenaban claramente el cerdo.[i][1]
La primera en establecerse fue la prohibición en cuanto al cerdo, pero incluso esto llevó tiempo. Antes de que Elena G. de White recibiera el mensaje de salud en 1863, ella y Jaime White desalentaban a los creyentes que intentaban forzar una prohibición de la carne de cerdo. “Por ninguna razón creemos que la Biblia enseña que su [del cerdo] uso, durante la dispensación evangélica, es pecado”, escribió Jaime White en 1850.[ii][2]
En 1858, un hermano en Nueva Inglaterra, sin duda S. N. Haskell, intentaba nuevamente desalentar el uso del cerdo y hacer de esto una prueba de lealtad a la Palabra de Dios. La Sra. White le escribió diciendo que “si es el deber de la iglesia abstenerse de la carne de cerdo, Dios se lo mostrará a más de dos o tres personas”.[iii][3]
Después de la reforma pro salud, por supuesto, la Sra. White salió a hablar en contra del uso del cerdo, argumentando que producía “escrófula, lepra y tumores cancerosos”.[iv][4] Es significativo que ella junto con otros adventistas que escribieron en contra del uso del cerdo hasta 1866, argumentaron estrictamente desde un punto de vista de la salud. En otras palabras, sólo porque se usaban algunos argumentos bíblicos para reforzar al grupo que argumentaba contra el cerdo, no podemos concluir que en ese punto los adventistas estaban bien en la forma que presentaban sus enseñanzas en cuanto a la distinción entre las carnes limpias e inmundas.
D. M. Canright, en 1866, alude a Deuteronomio 14:8, “Tampoco el cerdo, porque tiene la pezuña hendida, pero no rumia; os será inmundo. De la carne de estos no comeréis, ni tocaréis sus cuerpos muertos”. Pero Canright no hace mención de otras carnes inmundas, y no hace uso del material posterior de Deuteronomio 14 sobre el tema.[v][5] Cuando él menciona las ostras en un artículo al año siguiente, habla de sus supuestos poderes para incitar “ciertas clases de sensaciones” y no da argumentos bíblicos.[vi][6]
En 1870, W. C. Gage intenta refutar un periódico adventista rival que toma como excepción la “declaración bíblica de que el cerdo es inmundo”. Pero Gage no cita Deuteromio 14 ni Levítico 11. De hecho, Gage declara “si las Escrituras fallan en fijar la cuestión, dejen que domine la razón. Examinen el animal y vean sus hábitos sucios”.[vii][7] Sí trata algunos de los testimonios de la Biblia sobre el cerdo, pero su artículo está lejos de ser una contribución para comprender ampliamente las enseñanzas de la Biblia sobre las carnes limpias e inmundas, siendo, como lo es en realidad, abundante en argumentos naturalistas e interesado exclusivamente en la cuestión del cerdo.
Jaime White, en un artículo de 1872 sobre la “Carne de cerdo”, muestra los inicios de una aplicación más amplia de la ley levítica. Menciona Deuteronomio 14:8 nuevamente, y busca refutar el argumento de que la prohibición del cerdo era meramente una ley judía y que por lo tanto no afectaba a los cristianos. Les recuerda a sus lectores que la distinción entre limpio e inmundo fue reconocida en la Biblia mucho antes de la “existencia de un solo judío”. Todavía, el propósito de su argumento es desacreditar el cerdo, no establecer categorías generales de carnes limpias e inmundas. No discute el criterio bíblico para hacer la distinción.[viii][8]
La distinción general entre las carnes limpias e inmundas en los círculos adventistas permanece sin desarrollarse durante el siglo diecinueve. Mientras que los adventistas argumentaban fervientemente contra el cerdo, el peso de su argumento continuaba siendo los criterios fisiológicos. Urías Smith rechazó explícitamente la aplicación de la distinción mosaica: “Creemos que hay un terreno mejor en el cual apoyar [la prohibición sobre el cerdo] que la ley ceremonial de la primera dispensación, porque si asumimos la posición de que la ley está todavía en vigencia, debemos aceptarla completamente, y entonces tendremos más en nuestras manos de lo que podemos hacernos cargo”.[ix][9]
Para los adventistas del siglo diecinueve se desalentaba el consumo de todo tipo de carne, mientras que el consumo de cerdo estaba virtualmente prohibido. Otras carnes que podríamos considerar inmundas no se veían, aparentemente, con la misma luz que la carne de cerdo.
Una vez, cuando Elena G. de White estaba enferma, su hijo, W. C. White, informa que se la alentó a beber un poco de sopa de ostras para que su estómago se asiente. Se dice que intentó con una o dos cucharadas, pero luego rechazó el resto.[x][10]
No obstante hay evidencia de que en un momento de su vida, la Sra. White, gustaba de comer algunas ostras. En 1882, cuando vivía en Healdsburg, California, escribió una carta a su nuera, Mary Kelsey White, en Oakland, en la cual le hizo el siguiente pedido: “Mary, si puedes consígueme una buena caja de arenques, frescos, por favor. Los últimos que Willie consiguió estaban amargos y viejos. Si puedes comprar latas, una media docena de latas de buenos tomates, por favor hazlo. Los necesitaremos. Si puedes conseguir unas pocas latas de buenas ostras, cómpralas”.[xi][11]
Elena G. de White no mantuvo en secreto que bajo circunstancias difíciles, como cuando viajaba o cuando estaba detenida por causa de sus viajes, comió algo de carne. El libro Consejos sobre el régimen alimenticio, publicado en 1938, contiene sus relatos en cuanto a su uso de la carne después que se le dio la visión de la reforma pro salud, según aparece a continuación: “De inmediato eliminé la carne de mi menú. Después de eso a veces me encontré en situaciones en que me veía obligada a comer un poco de carne”.[xii][12]
Esto está en armonía con sus primeras declaraciones publicadas que aparecieron en 1890 en el libro Christian Temperance and Bible Hygiene [Temperancia cristiana e higiene bíblica], en el que se lee: “Cuando yo no podía obtener el alimento que necesitaba, a veces he comido un poco de carne; pero tengo cada vez más temor de hacerlo”.[xiii][13]
Pero además, hay evidencia de que esto era algo flexible en las décadas de 1870 y 1880, pues se permitía que apareciera un poco de carne en su mesa cuando puede que no haya sido esencial. Dadas las dificultades de refrigeración y de transporte de alimentos en el siglo diecinueve, era un problema más grave entonces lograr una dieta adecuada sin el uso de carne.
A comienzos de la década de 1890, la Sra. White expresó su disgusto por la carne mientras viajaba hacia Australia. Escribió: “Tienen abundancia de alimentos a base de carne, preparados de diferentes formas; pero como yo no disfruto de una dieta con carne, deja bastante escasa mi vianda”.[xiv][14]
Mientras estaba en Australia a comienzos de 1894, Elena G. de White tomó la resolución de no consumir más carne, una posición que no tuvo vuelta atrás por el resto de su vida. Escribió así sobre esto:
Desde el congreso campestre de Brighton (enero de 1894) yo he eliminado absolutamente la carne de mi mesa. Existe el entendimiento de que ora sea que esté en casa o afuera, nada de esta clase ha de usarse en mi familia, o ha de ponerse sobre la mesa. He tenido muchas presentaciones sobre este tema en las horas de la noche.[xv][15]
La propia comprensión de Elena G. de White de la distinción entre limpio e inmundo parece haber crecido en forma firme con el tiempo. En 1864 ella notó que a Noé se le permitió comer bestias “limpias” después del diluvio.[xvi][16] Y en 1890, cuando Patriarcas y profetas se publicó, destacó que los padres de Sansón habían sido instruidos a abstenerlo de “cualquier cosa inmunda”.
Esta distinción “entre artículos de alimentos como limpios e inmundos” no era, dijo ella, “una regulación meramente ceremonial y arbitraria, sino que estaba basada en principios sanitarios”. Más aún, la “maravillosa vitalidad” del pueblo judío por miles de años, podría deberse a esta distinción.[xvii][17] Notoriamente, ella no destaca este aspecto de la vida de Sanson en 1881, cuando escribe los artículos sobre los cuales se basa la mayoría del material sobre Sansón en Patriarcas y profetas.[xviii][18]
En 1905, se explaya nuevamente en forma favorable sobre la distinción dada a los judíos, mencionando esta vez en forma adicional al cerdo que “quedaba prohibido” el consumo de “otros animales, de ciertas aves y de ciertos peces, declarados inmundos”.[xix][19]
Este pasaje continúa enumerando otros aspectos de las leyes de salud judías que los Adventistas del Séptimo Día nunca buscaron enfatizar, así que en resumen se puede decir que la Sra. White nunca declaró explícitamente que la distinción general entre carnes limpias e inmundas era una ley que los Adventistas del Séptimo Día estaban todavía obligados a observar. Sus declaraciones comentando la práctica judía ciertamente alientan esa posición, pero nunca la dejan explícita.
Los adventistas en la actualidad, que comprenden la distinción entre la carne limpia y la inmunda, necesitan saber de la ausencia de tal distinción en la iglesia adventista del tiempo de Elena G. de White. En 1883, W. H. Littlejohn, en una columna de preguntas y respuestas en la Review, dijo que no estaba seguro si las ostras podrían apropiadamente considerarse bajo la prohibición de carnes inmundas que se encuentra en Levítico 11. Si así fuera, dijo, sería porque habría algunas razones naturales.[xx][20] Fue también en ese momento que Urías Smith expresó su fuerte negativa de la aplicación de la ley mosaica en este asunto, como ya se mencionó.
Los primeros reformadores de salud mencionaron las ostras cuando explicaron porqué los alimentos a base de carne eran dañinos. Russell Trall, en su libro Hydropathic Cookbook [Libro de cocina hidropática] de 1857, dijo que todos los moluscos, incluyendo las ostras eran “malos”.[xxi][21]
Probablemente sea más conocido para los adventistas los comentarios sobre las ostras de James C. Jackson, incluído entre sus otras críticas sobre la comidas a base de carne en un artículo que Jaime y Elena White reimprimieron en Health: or How to Live [Salud: o cómo vivir]. Jackson rechazaba las ostras porque eran carroñeras.[xxii][22] J. N. Loughborough dijo que todo caracol, incluyendo las ostras, eran rechazados pues contenían poco alimento nutritivo y eran difíciles de digerir.[xxiii][23]
Finalmente, en 1891, Kellogg, al reaccionar enérgicamente a algunos comentarios favorables sobre las ostras por parte de científicos, condenó a la criatura como difícil de digerir, la “más baja de los carroñeros”, y apta para contener un veneno mortal, tirotoxina.[xxiv][24]
No obstante, comparando la cantidad de material publicado contra el cerdo, las objeciones a las ostras y otras carnes “inmundas” es tan minúscula que difícilmente se puede apreciar.
Cualesquiera hayan sido las prácticas y entendimientos de nuestros pioneros en esta cuestión, nunca debemos basar nuestras propias decisiones en relación con la vida saludable en el ejemplo de otros seres humanos. La Sra. White hizo lo suficientemente claro este punto en 1901 durante una charla extemporánea en Battle Creek.
[Habla Elena G. de White:] “La hermana White no ha tenido carne en su casa o la ha cocinado en ninguna forma, o ha tenido ningún tipo de carne muerta, por varios años. Y aquí está la [base de la] reforma pro salud [de algunas personas]: ‘Ahora les he dicho que la hermana White no come carne. Ahora quisiera que ninguno de ustedes deje de comer carne porque la hermana White no lo hace’.
“Bien, no daría un centavo, ni siquiera me interesaría por nada de eso. Si usted no tiene ninguna convicción mejor, que no comerá carne porque la hermana White no lo hace- si yo fuera la autoridad, no daría ni un centavo por su reforma pro salud.
“Lo que quisiera es que cada uno de ustedes pudiera presentarse en su dignidad individual ante Dios, en su consagración individual a Dios, que el templo del alma sea dedicado a Dios ‘Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él’. Ahora quisiera que piense en esas cosas, no haga del ser humano su criterio”.[xxv][25]
No es sorprendente que S. N. Haskell, quien estaba entre los primeros que llamaron a la iglesia a abandonar el uso del cerdo, fuera el primero en dar argumentos para una clara prohibición bíblica sobre todas las carnes inmundas, haciendo uso pleno de las prohibiciones de Levítico 11. En mayo de 1903, escribió:
“En muchas cosas la Biblia establece principios y se nos deja ejercer nuestro propio juicio en el asunto, mientras que en otras cuestiones se da un mandato claro… En su plan infinito [Dios] señaló una parte del reino animal para actuar como carroñeros… Con el propósito de que conozcamos a aquellos que se alimentan de comidas limpias, les colocó una marca o señal”.[xxvi][26] Haskell cita entonces Levítico 11:1-8: “El consumo de estas cosas que Dios prohibió”, concluye Haskell, “es muy ofensiva a su vista”.
Referencias
Patrimonio de Elena G. de White
Washington, D. C.
27 de abril de 1981. Re-mecanografiado: marzo de 1989.
[i][1] El erudito en Nuevo Testamento John Brunt, cuestionó recientemente la validez de usar las leyes levíticas para hacer distinción entre carnes limpias e inmundas. Su declaración de que la interpretación que hace Elena G. de White de Levítico, explica la posición actual de la iglesia, no está justifica, como se intentará demostrar en este artículo. Véase John Brunt, “Unclean or Unhealthful, An Adventist Pespective” [Inmundas o no saludables, una perspective adventista], Spectrum, vol. 11 (Febrero 1981), pp. 17-23.
[ii][2] Jaime White, “Swine’s Flash” [Carne de cerdo], Present Truth, vol. 1 (Noviembre 1850), p. 87. Al menos dos estudios anteriores discutieron este tema. Uno fue escrito por Richard Hammill en 1945, durante sus días como estudiante en el Seminario Adventista del Séptimo Día; el otro fue escrito por David Giles, otro estudiante del seminario. Giles agregó un poco más a lo que Hammill escribiera antes. Estoy en deuda con Hammill por guiarme a un número significativo de fuentes, pero considero que su artículo descuida hacer algunas distinciones importantes.
[iii][3] Elena G. de White, Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 1 (Mountain View, California, 1948), p. 207.
[iv][4] Elena G. de White, Spiritual Gifts [Dones espirituales] (Battle Creek, Michigan, 1864), p. 146.
[v][5] D. M. Canright, “The Bible on Meat” [Lo que dice la Biblia sobre la carne], Health Reformer, vol. 1 (Diciembre 1866), p. 66.
[vi][6] D. M. Canright, “Why I do Not Eat Swine” [Por qué no como cerdo], Health Reformer, vol. 1 (Abril 1867), p. 135.
[vii][7] W. C. Gage, “Pork Unclean” [Cerdo inmundo], Health Reformer, vol. 4 (Febrero 1870), p. 150.
[viii][8] Jaime White, “Swine’s Flesh. Forbidden in the Word of God” [La carne de cerdo. Prohibida en la Palabra de Dios], Health Reformer, vol. 7 (Enero 1872), p. 18.
[ix][9] Urías Smith, “Meats Clean and Unclean” [Carnes limpias e inmundas], Review and Herald, vol. 60 (3 de Julio 1883), p. 424.
[x][10] Arturo L. Whie, “Dietary Witness of the Ellen G. White Household” [Testigo de la dieta del hogar de Elena G. de White] (Documento no publicado, Washington, D. C., 1978), p. 15.
[xi][11] Elena G. de White a Mary Kelsey White, 31 de mayo de 1882. Carta 16, 1882, p. 1 (Patrimonio de Elena de White, Washington, D. C.).
[xii][12] Carta 83, 1901. Elena G. de White, Consejos sobre el régimen alimenticio (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1974), p. 585.
[xiii][13] Elena G. de White, Christian Temperance and Bible Hygiene [Temperancia cristiana e higiene bíblica] (Battle Creek, Michigan, 1890), p. 118; en Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 473.
[xiv][14] Carta 32a, 1891.
[xv][15] Carta 76, 1895, en Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 586. (Véase también Critique of Prophetess of Health [Crítica de la profetiza de salud], pp. 78-81.)
[xvi][16] Elena G. de White, Spiritual Gifts [Dones espirituales], vol. 3 (Battle Creek, Michigan, 1860), p. 76.
[xvii][17] Elena G. de White, Patriarcas y profetas (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1979), p. 605.
[xviii][18] Véase Signs of the Times, vol. 7, 15, 22 y 29 de septiembre, 6 y 13 de octubre de 1881.
[xix][19] Elena G. de White, El ministerio de curación (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1979), p. 240.
[xx][20] W. H. Littlejohn, “Oysters” [Ostras], Review and Herald, vol. 60 (14 de agosto de 1883), p. 522.
[xxi][21] Russel Trall, The New Hydropathic Cook Book [El Nuevo libro de cocina hidropática] (Nueva York, 1857), p. 104.
[xxii][22] James C. Jackson, “Flesh as Food” [La carne como alimento], in Jaime White, ed., Health: or How to Live [Salud: o Cómo vivir] (Battle Creek, Michigan, 1865), p. 19.
[xxiii][23] John Loughborough, The Hand Book of Health [El manual de la salud] (Battle Creek, Michigan, 1868), pp. 191, 192.
[xxiv][24] J. H. Kellogg, Household Monitor of Health [Monitor hogareño de la salud] (Battle Cree, 1891), pp. 131-136.
[xxv][25] Elena G. de White, “Talk by Mrs. E. G. White Before Representative Brethren in the [Battle Creek] College Library, April 1, 1901” [Charla de la Sra. Elena G. de White ante hermanos representantes en la biblioteca del Colegio [de Battle Creek], 1 de abril de 1901], Manuscrito 43a, 1901, p. 13 (Patrimonio de Elena G. de White, Washington, D. C.)
[xxvi][26] S. N. Haskell, The Bible Training School [La escuela de entrenamiento bíblico], vol. 1 (Mayo de 1903), p. 186.
Por Norma J. Collins
La última voluntad y testamento de Elena G. de White establece una Junta de Fideicomisarios para que administre su patrimonio y produzca compilaciones de sus escritos. En armonía con esta responsabilidad, los fideicomisarios han emitido más de sesenta compilaciones después de su muerte en 1915.
¿Son estas compilaciones realmente libros de Elena G. de White? ¿Deben considerarse solamente los libros publicados durante su vida como libros genuinos de Elena G. de White? ¿Representan las compilaciones actuales correctamente su consejo inspirado? ¿Son confiables?
¿Qué es una compilación?
¿Qué es una compilación? El Diccionario inglés Webster define al verbo “compilar”: “Reunir y poner junto (estadísticas, hechos, etc.) en una forma ordenada”. “Componer (un libro, etc.) con materiales reunidos de varias fuentes”.
El libro El conflicto de los siglos provee un caso de estudio de una compilación producida mientras aún vivía Elena G. de White. La Sra. White escribió un primer libro pequeño de 219 páginas sobre el gran conflicto entre Cristo y Satanás como resultado de una visión que le fue dada en un funeral, en Lovett’s Grove, Ohio, el 14 de marzo de 1858. El demonio la golpeó con parálisis para impedir que escribiera la visión, pero ella se sentía comprometida y trabajó poco a poco hasta que sus fuerzas se restablecieron, la parálisis se disipó, y el libro se completó. Apareció como Spiritual Gifts [Dones espirituales], volumen 1.
Después de la publicación del volumen 2 en 1860, que era mayormente una reseña biográfica, escribió 21 capítulos de la historia del Antiguo Testamento desde la creación hasta el Éxodo y la recepción de las tablas de la Ley en el Sinaí. Este material se publicó como el volumen 3. También escribió 16 capítulos sobre los israelitas desde el Sinaí hasta David y Salomón. Estos capítulos, junto con un artículo sobre salud y una reimpresión de Testimonies [Testimonios] 1-10, fueron parte del volumen 4 de Spiritual Gifts. Los cuatro libros –claramente compilaciones- se imprimieron en 1864.
Luego siguieron cuatro volúmenes más extensos titulados Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], que cubrían el mismo tema. (Disponible actualmente en reimpresión facsimilar). Se imprimieron en 1870, 1877, 1878 y 1884. A medida que Elena G. de White recibió más visiones con más detalles, la historia de la gran controversia se expandió a los cinco volúmenes que se conocen actualmente como “La serie del Conflicto de los Siglos”. Todos se prepararon con materiales escritos originalmente para libros, artículos, cartas y manuscritos. Por definición eran compilaciones. “Compilar: Componer (un libro, etc.) con materiales reunidos de varias fuentes”.
¿Cómo se prepararon las compilaciones?
Los secretarios encargados de copiar comprendían bien que sólo se debían usar los pensamientos y las propias palabras de Elena G. de White, en tanto fueran gramaticalmente consistentes en la expresión de esos pensamientos. En ningún caso un copista o editor debía introducir pensamientos que no se hallaran en los manuscritos de la Sra. White. Donde los párrafos y las oraciones fueran dificultosos o perdieran algo de su fuerza, debido a la estructura de la oración, se esperaba que los secretarios hicieran los cambios gramaticales necesarios. También se los instruyó a velar para que no existieran repeticiones innecesarias. La Sra. White dio su atención personalizada a la revisión del manuscrito final. A causa de que el autor no vive más, el Patrimonio White restringió este tipo de edición al mínimo. En la actualidad, casi no hay eliminación de repeticiones en el pensamiento.
A lo largo de los años, Elena G. de White escribió más de 5.000 artículos, y miles de páginas de testimonios y cartas a individuos. De esta cantidad de materiales literarios atesorados se extraen los materiales que se incorporan en sus libros. Ella escribió sobre varios temas y dejó una riqueza de material, publicado y no publicado.
Escritos sobre la vida de Cristo
En la década de 1870, la Sra. White escribió extensamente sobre la vida de Cristo. Cuando fue a Australia en 1891, esperaba dedicar la mayoría de su tiempo a completar un libro sobre este tema importante. Desde 1892 hasta que se publicó El Deseado de todas las gentes en 1898, dedicó muchas horas diarias a preparar capítulos para el libro.
No se sentó y escribió el libro directamente, capítulo por capítulo. Asignó a sus ayudantes la tarea de reunir lo que había escrito en los años anteriores sobre el tema. Este tema se encontraba en sus obras publicadas, en artículos que habían aparecido en periódicos, y en cartas y manuscritos. Con todo este material en mano, escribió muchos artículos a medida que las experiencias de Cristo se abrían nuevamente ante ella. Entonces, estos pasajes se ubicaban juntos en el orden natural, y ella escribía la historia que los relacionaba.
Sus escritos sobre la vida y enseñanzas de nuestro Salvador, fueron tantos que no podían aparecer en un solo volumen. Por tanto, El discurso maestro de Jesucristo, Palabras de vida del gran Maestro, y una porción de El ministerio de curación, se prepararon con los materiales restantes.
“Compilar: Componer (un libro, etc.) con materiales reunidos de varias fuentes”.
La oficina del Patrimonio White posee cartas y otros documentos que relatan la tarea de la Sra. White en El Deseado de todas las gentes y la forma en la cual se preparó el libro. Frecuentemente mencionaba el hecho de que estaba escribiendo sobre la vida de Cristo, e incluía declaraciones definidas en relación con el trabajo que realizaba Marian Davis. En una carta al Dr. J. H. Kellogg, del 25 de octubre de 1895, dijo:
Marian está trabajando con gran desventaja. Encuentro sólo poco tiempo para dedicarlo a escribir sobre la vida de Cristo. Continuamente estoy recibiendo cartas que requieren respuesta, y no me atrevo a descuidar los importantes asuntos que se me presentan. Además, hay iglesias que visitar, testimonios privados que escribir y muchas otras cosas que deben ser atendidas, que me apremian y consumen mi tiempo. Marian lee atentamente todas las cartas que escribo a otros para encontrar frases que ella pueda usar acerca de la vida de Cristo. Ella ha estado reuniendo de todas las fuentes posibles, todo lo que tiene relación con las lecciones que Cristo dio a los discípulos…
Ud. sabe que todos mis temas, tanto en el púlpito como en privado, en forma oral o escrita, versan acerca de la vida de Cristo. —Carta 41, 1895.
Al hablar de la tarea de sus ayudantes en 1900, la Sra. White hizo esta declaración sobre la señorita Davis:
Ella hace su trabajo de esta manera: toma mis artículos que han sido publicados en los periódicos, y los pega en libros [hojas] en blanco. También tiene una copia de todas las cartas que escribo. Cuando prepara un capítulo para un libro, Marian recuerda que yo he escrito algo sobre ese punto especial que puede darle más fuerza al asunto. Empieza a buscarlo, y cuando lo encuentra, si ve que da mayor claridad al capítulo, lo añade.
Los libros no son producciones de Marian, sino mi propia producción, recopilados de todos mis escritos. Marian tiene un gran campo del cual seleccionar, y su capacidad para ordenar los asuntos es de gran valor para mí. Me ahorra revisar una gran cantidad de material, lo cual no tengo tiempo de hacer… Marian me es una ayuda muy valiosa en la preparación de mis libros. —Carta 61a, 1900 (véase Mensajes selectos, tomo 3, pp. 101, 102).
Marian Davis tenía una mente y una memoria organizada en forma maravillosa, por tanto era capaz de recordar y encontrar detalles que la Sra. White había escritos sobre ciertos temas. Cuando se reunía suficiente material para ciertos capítulos, el manuscrito era leído a Elena G. de White o se lo daban a ella para que lo leyera. A menudo, esto revivía su memoria de ciertas escenas y reescribía con entusiasmo muchos pasajes, dándoles mayor fuerza y frescura. Exaltar a Cristo y presentarlo a otros en toda su belleza y santidad fue siempre su objetivo principal.
Poco después de su llegada a Australia, Elena G. de White cayó enferma con fiebre de malaria y reumatismo inflamatorio. Sufrió muchísimo durante once meses, y, cada tanto, quedaba confinada en la cama por varios días, incapaz de escribir más que un poco cada día. No obstante, perseveró y Dios la sostuvo mientras escribía sobre la vida de Cristo. De esta experiencia escribió:
He estado soportando una gran prueba a causa del dolor, el sufrimiento y la impotencia; pero con esto he obtenido una preciosa experiencia más valiosa que el oro para mí.- Mensajes selectos, tomo 2, p. 275.
Estaba desalentada pues era incapaz de visitar las iglesias, pero Dios usó su aflicción para el avance de sus propósitos. Al tener que ubicarse en una posición sentada y descansada fue capaz de usar sus manos débiles, y comenzó a escribir. En pocos meses escribió seis mil páginas sobre la vida de Cristo. Se dio cuenta que en la noche, cuando no podía dormir, Jesús estaba muy cerca de ella. Pensó mucho en Cristo durante ese tiempo y supo dónde estaba su fuerza.
Una carta escrita en 1892 a O. A. Olsen, presidente de la Asociación General, revela la intensidad con la cual la Sra. White escribía mientras preparaba su libro:
Ando con temblor delante de Dios. No sé cómo hablar ni cómo describir con la pluma el gran tema del sacrificio expiatorio. No sé cómo presentar los temas con el poder vivo con el cual los recibo. Tiemblo por temor a empequeñecer el gran plan de salvación al usar palabras ordinarias. Mi alma se inclina con pavor y reverencia delante de Dios y digo: "¿Para estas cosas, quién es suficiente?" (Carta 40, 1892).- (Véase Mensajes selectos, tomo 3, p. 130).
Algunos de los pasajes más hermosos en El Deseado de todas las gentes, salieron de su pluma cuando estuvo confinada no sólo a su cuarto, sino en su cama.
Asistentes literarios
Algunos de los asistentes literarios, ¿hicieron alteraciones al pensamiento o agregados a medida que los escritos pasaban por sus manos? Esta cuestión es respondida claramente por las declaraciones escritas por varios de los ayudantes de la Sra. White:
Ninguno de los ayudantes de mi madre está autorizado a agregar a los manuscritos, introduciendo pensamientos de elaboración propia.— W. C. White a G. A. Irwin, 7 de mayo de 1900.
Por el propio conocimiento que tengo del trabajo, y por las mismas declaraciones de la hermana White, tengo el fundamento más firme para no creer que se hiciera tal cosa [que los copistas agregan pensamientos propios].- Marian Davis a G. A Irwin, 23 de abril de 1900.
Con toda buena conciencia puedo testificar que nunca tuve la suficiente presunción como para aventurarme a agregar algunas ideas propias o a hacer otra cosa que seguir con el mayor cuidado posible los pensamientos de la autora.- D. E. Robinson, 1933, Patrimonio White, Document File 107g.
La Sra. White escribió muchísimo sobre varios temas. Para complementar lo que se escribía específicamente para un libro determinado, los asistentes literarios reunían de sus escritos otras gemas del pensamiento que estuvieran relacionadas –libros, artículos publicados, manuscritos, cartas y discursos. Al trabajar juntos, la Sra. White y sus asistentes, planificaban la estructura de los libros y preparaban el asunto capítulo por capítulo. En su forma final, los manuscritos eran leídos y aprobados finalmente por la misma Sra. White, y luego se los enviaba a la imprenta.
Cómo se preparó el libro El evangelismo
Desde la muerte de Elena G. de White en 1915, ¿cómo se han preparado las compilaciones? El libro El evangelismo es un caso de estudio.
En agosto de 1944, representantes de la Asociación Ministerial de la Asociación General preguntaron al Patrimonio White si había consejos específicos suficientes sobre evangelización como para preparar un libro que oriente en ese aspecto. Si había suficiente material, esperaban que esos consejos pudieran reunirse y publicarse en un solo libro.
Cuando Arturo White, en ese momento director del Patrimonio White, revisó los archivos, encontró abundante material que podía juntarse para hacer un libro de consejos sobre evangelización. El 10 de septiembre de 1944, la Junta de Fideicomisarios tomó el siguiente acuerdo:
“Votado: Que, en concordancia con la recomendación del Concejo Consultor de la Asociación Ministerial, autorizamos la compilación de un manuscrito, ‘Consejos a evangelistas e instructores bíblicos’, que será hecha por una comisión de cinco personas elegidas por la junta. La comisión se compone de las siguientes personas: A. L. White, W. H. Branson, R. A. Anderson, la señorita Luisa Kleuser, J. L. Shuler”.- Actas de la Junta del Patrimonio White (White Estate Board Minutes), 10 de septiembre, 1944.
A medida que la comisión planificaba su trabajo, decidieron que el nuevo volumen serviría mejor si fuera completo en su información, usando tanto fuentes publicadas como no publicadas. Esto incluiría algunas repeticiones de artículos ya publicados.
Arturo White y Luisa Kleuser fueron nombrados como un equipo de trabajo para preparar el manuscrito. El plan que siguieron requerió reunir todo asunto que tuviera que ver con el tema. Entonces, con todas las declaraciones de Elena G. de White ante ellos, organizaron el material y desarrollaron el manuscrito. Este plan minimizó la influencia de los compiladores, permitiendo que los pensamientos y los énfasis de la Sra. White se vieran claramente en la obra terminada.
A medida que el pastor White y la señorita Kleuser hacían las selecciones, era fácil de ver dónde colocaba Elena G. de White el énfasis, y el bosquejo general del tema en cuestión se organizó naturalmente en alrededor de 22 divisiones generales. En los casos en que había dos o más declaraciones que trataban el mismo punto, se escogía la más fuerte o la más completa, y la otra se dejaba de lado. Debido a que no se podían cambiar las palabras de Elena G. de White que componían el texto, los asuntos se reunían usando encabezados que remarcaban la idea principal. Los encabezados y subtítulos eran casi siempre provistos por el compilador, y, generalmente, esto se entiende así.
En un momento de la preparación del manuscrito, el pastor White buscó consejo en cuanto al uso de letras itálicas para enfatizar ciertas partes del manuscrito. El acta que elaboró la Junta dice:
“Votado: Que los fideicomisarios piensan que estaría fuera de lugar usar letras en itálica para enfatizar ciertas partes del manuscrito, y puede parecer que tiene la forma de una interpretación privada”.- Actas de la Junta del Patrimonio White (White Estate Board Minutes), 2 de julio, 1945.
Surgió la inquietud de si los compiladores debían ser nombrados en el Prefacio. Se indicó que siempre fue norma no mencionar a quienes tuvieron parte en la tarea de compilar, sino en mantener el foco en el autor de los materiales. Los fideicomisarios firmaron el Prefacio, basados en el siguiente voto:
“Votado: Que el Prefacio para el manuscrito del Evangelismo sea firmado por los fideicomisarios, y que se solicite al secretario que redacte una declaración considerando este aspecto”.- Ibíd.
El registro de los nueve lectores del manuscrito mostró correcciones que tenían que ver con la redacción de los encabezados y se sugirieron agregar unas pocas declaraciones de Elena G. de White, pues se pensó que añadirían fuerza al manuscrito.
El libro Evangelismo salió a la venta unos 18 meses después de que se tomó la decisión de preparar el libro. Ha servido como guía e inspiración para aquellos que se dedican a los ministerios de evangelización. Cada punto presenta su propia referencia de la fuente, de esa manera cualquiera puede verificar el contexto y la integridad de uso.
Es el interés general de quienes están en el Patrimonio White que toda compilación sea plenamente representativa y tan libre como sea posible de cualquier favoritismo del compilador. El compilador no deja de lado declaraciones que pueden no coincidir con su opinión personal. Las opiniones personales no deben tener peso en la selección del material. La compilación debe representar completa y correctamente la posición, las enseñanzas y el énfasis de Elena G. de White.
Libro sobre el hogar
En sus últimos años, Elena G. de White expresó su anhelo de sacar un libro sobre el hogar cristiano. Pero otras obras, tales como Los hechos de los apóstoles, Consejos para los maestros, Obreros evangélicos y Profetas y reyes, la mantuvieron ocupada, y Elena G. de White murió antes de que pudiera iniciar la tarea del libro sobre el hogar. Poco después de que el manuscrito de El evangelismo se aceptó para su publicación, los fideicomisarios nombraron una comisión para que preparara un manuscrito sobre el hogar. Cuando se reunieron los materiales, siguiendo los mismos métodos usados para El evangelismo, había suficiente como para dos libros, El hogar adventista y Conducción del niño.
Riqueza de material
Cuando se reúnen todos los asuntos que se conoce que Elena G. de White escribió sobre un tema en particular, a menudo hay tal riqueza de material que es difícil lograr que el libro tenga un número razonable de páginas. Cuando se reunió material para Mente, carácter y personalidad, había tal abundancia de material que debían colocarse en dos tomos.
Al planificar un nuevo libro de Elena G. de White, siempre surge la pregunta de si el tomo debe limitarse a declaraciones que no hayan aparecido en libros anteriores, o si, con el propósito de hacer que el libro sea una unidad completa, se deben incluir todos los consejos relativos al tema, sin importar si algunas declaraciones aparecen en otro de sus libros. Después de un estudio profundo, generalmente se llega a la conclusión que el libro debe ser completo. “Compilar: Componer (un libro, etc.) de materiales reunidos de varias fuentes”.
A lo largo de los años después de su muerte, la Junta del Patrimonio White ha recibido solicitudes de compilaciones sobre varios temas. La junta considera sólo aquellos proyectos que cree que harán una contribución definida a las necesidades de la iglesia, y solicita consejo de los líderes de la iglesia antes de comenzar cualquier proyecto. Algunas personas tienen el concepto equivocado de que las compilaciones son simplemente un re-arreglo de los materiales que aparecen en otros libros publicados. El hecho es que la mayoría de las compilaciones incluyen consejos e instrucciones no publicadas previamente de las cartas y manuscritos de Elena G. de White. Los fideicomisarios no ven luz en reciclar los consejos disponibles en libros que ya están impresos.
No todos los libros tienen el mismo propósito
Mientras que todas las compilaciones se preparan esencialmente de la misma forma, no todas se preparan con el mismo propósito: a saber, algunas son más de tipo enciclopédico o referencial, como Consejos sobre el régimen alimenticio. Este libro no fue diseñado para leerse como una narración de tapa a tapa, sino para reunir todos los consejos sobre ciertos temas un una forma ordenada y de fácil acceso. Los libros devocionales son simplemente eso: devocionales. Están planificados como lecturas breves para dirigir el pensamiento hacia Dios al comienzo del día. Otros libros voluminosos, como la serie del Conflicto de los Siglos, presentan una emocionante historia desde la creación hasta la segunda venida de Cristo. Otros más dan consejos sobre varios aspectos de la vida diaria.
Resumen
Volvamos a las preguntas planteadas al comienzo de este artículo.
Si el consejo fue publicado antes o después de la muerte de Elena G. de White no tiene nada que ver con la inspiración del consejo. El imprimir los materiales antes de su muerte no los hace más inspirados, ni lo son menos si aparecen después de su muerte. Mientras vivía, ella colaboraba en la reunión de los materiales de sus artículos y cartas que habían de publicarse en libros, y podía supervisar su preparación. En su testamento encargó a la Junta de Fideicomisarios que continuaran esta obra, y que supervisaran su preparación en lugar de ella.
En los libros preparados después de la muerte de Elena G. de White, los fideicomisarios se sienten confiados por seguir las instrucciones de Elena G. de White, cuando ella escribió:
En estos últimos días se ha dado luz abundante a nuestro pueblo. Ya sea que mi vida sea preservada o no, mis escritos hablarán constantemente y su obra irá adelante mientras dure el tiempo. Mis escritos son guardados en los archivos de la oficina, y aunque yo no viviera, esas palabras que me han sido dadas por el Señor todavía tendrán vida y hablarán a la gente (Carta 371, 1907).- (Véase Mensajes selectos, tomo 3, p. 85).
La Junta de Fideicomisarios y el personal del Patrimonio White toman seriamente sus responsabilidades para representar correctamente a Elena G. de White y sus enseñanzas. Cuando los materiales se preparan para su publicación, el único ajuste que se realiza es el gramatical. Creemos que las directivas que ella dio a sus secretarios son una autoridad. Si una palabra necesita ser reemplazada para que una oración quede clara, la palabra se coloca entre corchetes para que el lector sepa que es un añadido. Nadie en el Patrimonio White ha agregado sus palabras al material de Elena G. de White. Si se percibe la necesidad de dar información adicional, se coloca como nota al pie o en un apéndice. Se dan referencias para que el investigador pueda corroborar las fuentes originales. Se da el contexto suficiente como para que el material pueda hablar por sí mismo. Si el material se adapta o parafrasea, esto se aclara y destaca en la forma correspondiente.
Los subtítulos y los encabezados que ayudan a organizar los materiales, son agregados por el compilador, pero todo el texto fue escrito por Elena G. de White. El compilador busca ser completamente objetivo, evitando apreciaciones personales en la selección de los materiales. El producto final se diseña para representar el pensamiento completo de Elena G. de White sobre un tema y es revisado cuidadosamente por una comisión para evitar que haya tergiversación.
Cuando un libro se termina, es por tanto un libro de Elena G. de White, aunque ella no esté más con vida y no pueda darle su atención personal. Si estuviera aquí, no hay duda que agregaría frases conectivas para unir ciertos párrafos y para que la expresión sea más fluida. Debido a que ésta es una tarea que se reserva sólo al autor, los compiladores usan a veces encabezados de párrafos para introducir el tema o idea siguiente, pero nunca añaden frases para relacionar un párrafo o pensamiento con otro.
Por tanto, las respuestas a las preguntas requeridas al comienzo de este artículo son: Sí, los libros publicados con posterioridad a la muerte de Elena G. de White, en todas sus áreas, son realmente libros de Elena G. de White; no, no son producto de otros escritores; y, sí, contienen mensajes inspirados dados por Dios para la conducción, edificación y fortalecimiento de la iglesia en estos últimos días de la historia de la tierra.
Norma J. Collins
Directora Asociada del Patrimonio de Elena G. de White
Mayo de 1995, actualizado en diciembre de 2001
Basado en un artículo de Arturo L. White
Información adicional:
“How Ellen White’s Books Were Written” [Cómo se escribieron los libros de Elena G. de White], por W. C. White, 18 de junio, 1935.
“In Defense of Compilations” [En defensa de las compilaciones], por Arturo L. White, en Spectrum, agosto de 1985.
Brief Statements Regarding the Writings of Ellen G. White [Breves declaraciones respecto a los escritos de Elena G. de White], por W. C. White y D. E. Robinson, 1933. Reimpreso como suplemento de la Adventist Review [Revista Adventista], el 4 de junio, 1981.
How the Desire of Ages Was Writen [Cómo se escribió El Deseado de todas las gentes], por Robert W. Olson, 1979.
“Guidelines for Editing Ellen G. White Materials” [Directivas para la edición de los materiales de Elena G. de White], por Kenneth H. Word, septiembre, 1989.
por Robert W. Olson
Una declaración introductoria al documento,
“Descripciones que muestran cómo se escribió El Deseado de todas las gentes”
Para muchos Adventistas del Séptimo Día, El Deseado de todas las gentes es su fuente favorita de nutrición espiritual aparte de la Biblia. Su nivel profundamente espiritual y sus hermosas frases sorprendentes, combinados con su tema centrado en Cristo, hacen única esta pieza maestra tan apreciada, incluso entre las mismas obras de Elena G. de White.
La historia de cómo se escribió El Deseado de todas las gentes probablemente nunca se cuente en su plenitud, porque nadie que esté con vida la conoce por completo con todos sus detalles. No obstante, un examen de las fuentes disponibles da varias ideas que otorgan luz sobre el tema de cómo este best seller imperecedero llegó a la existencia.
Los libros de Elena G. de White sobre la vida y las enseñanzas de Jesús
Elena G. de White comenzó a escribir sobre la vida de Cristo en 1858, luego de su visita a Lovet’s Grove, Ohio, donde se le revelaron en visión muchas escenas de varios siglos del conflicto entre Cristo y Satanás. Su registro escrito de esta visión, según se encuentra en Spiritual Gifts [Dones espirituales], vol. 1, incluye más de cincuenta páginas sobre la vida de Cristo.
En 1876 y 1877, Elena G. de White reescribió y aumentó su narración de la vida y obra de Cristo, y así abarcó más de las 640 páginas en Spiritual Gifts, volúmenes 2 y 3. Luego, en la década de 1890, expandió el registro un poco más, hasta que completó tres libros, El discurso maestro de Jesucristo, El Deseado de todas las gentes, y Palabras de vida del gran Maestro.
Asistencia editorial
Aunque fue inspirada en plenamente, Elena G. de White no siempre hizo uso de una gramática, ortografía, puntuación, o construcción de frases y párrafos perfectos en sus escritos. Sintió fuertemente este defecto a lo largo de toda su vida. En 1873, se lamentó, “Mi corazón está tremendamente triste… No soy una erudita… No soy una experta en gramática” (Enumeración para el 10 y 11 de enero, 1873, pp. 10-11).[i][1] Veinte años después, nuevamente se quejó por su carencia cuando declaró, “Dejo mi pluma y digo: ¡Oh, Señor, soy finita, soy débil, sencilla e ignorante. Nunca puedo encontrar un lenguaje para expresar tus revelaciones grandiosas y santas!” (Véase Descripción 63).
Al ver cómo se sintió, es bastante comprensible que Elena G. de White buscara auxilio en habilidosos literatos para la preparación de sus manuscritos para publicar. Cuando trabajaba con la serie Spiritual Gifts, desde 1858 a 1864, fue auxiliada por su esposo, quien era un calificado maestro de escuela. (Véase Mensajes selectos, vol. 1, p. 57). En la década de 1890, cuando finalmente estaba tomando forma El Deseado de todas las gentes, su principal asistente editorial fue Marian Davis.
Se les confió a los copistas de Elena G. de White tareas tales como corregir la gramática y la ortografía, eliminando las repeticiones innecesarias, agrupando el material en párrafos, y transfiriendo oraciones o párrafos de un manuscrito a otro “cuando se expresó el mismo pensamiento pero no en forma tan clara” (Véase Descripción 81). No obstante, cada tanto se les daba a otros individuos clave directivas adicionales para mejorar sus escritos. Por ejemplo, la Sra. White estaba muy dispuesta a que J. H. Waggoner criticara su manuscrito y le hiciera sugerencias para mejorarlo (Véase Descripción 15). De hecho, expresó su disgusto a Waggoner cuando no pudo cambiar o mejorar uno de sus escritos cuando se le dio una oportunidad para hacerlo (Véase Descripción 15).
También se le pidió al Dr. David Paulson que brindara esta clase de servicio. En 1905, el hijo de la Sra. White, W. C. White, envió el manuscrito de El ministerio de curación al Dr. Paulson con la solicitud, “Deseo que en su lectura completa note aquellos lugares donde el pensamiento se expresa de tal forma que pueda ser especialmente criticado por médicos y que nos conceda amablemente el beneficio de su conocimiento para saber cómo expresar el mismo pensamiento en la forma más adecuada”.[ii][2]
Elena G. de White entendía que también algunos escritores bíblicos necesitaron asistencia editorial, cuando escribió en relación con el libro de Hechos, “La costumbre de ese tiempo era que el autor enviara su manuscrito a alguien para que lo examinara y criticara. Lucas eligió a Teófilo, como a un hombre en quien tenía confianza, para que hiciera esa importante obra” (Comentario bíblico adventista, vol. 6, p. 1051).
Dado que es claro que la Sra. White por momentos permitió e incluso buscó la ayuda, que dio como resultado el cambio de algunas de sus palabras, se puede presentar una inquietud sobre su declaración, “las palabras de alguna otra persona no me representarán correctamente” (Véase Descripción 79). Debiera notarse que este comentario fue hecho en relación con uno de sus copistas en particular y no incluía las mejoras técnicas que se supone que harían todos sus copistas. Aunque se debe enfatizar que los copistas y editores de Elena G. de White no contribuyeron en realidad con la escritura de sus libros. Marian Davis dio cuenta de este hecho cuando, en respuesta a la demanda de un publicador que solicitaba que se completara en forma inmediata el manuscrito de El Deseado de todas las gentes, le escribió a W. C. White, “Hay una cosa… que incluso el más competente editor no puede hacer, a saber, preparar el manuscrito antes de que se escriba” [por ejemplo, Marian Davis no podía hacer su labor editorial hasta que Elena G. de White hubiera escrito el manuscrito] (Véase Descripción 69).
El papel de Marian Davis
Marian Davis fue una de esas personas especiales a quien Elena G. de White buscaba más que para la tarea rutinaria de copiar y editar. Marian estaba autorizada a eliminar palabras innecesarias (Véase Descripción 67) o a veces, cuando era pertinente, cambiar palabras (Véase Descripción 37). Le ayudó a la Sra. White a planificar un buen número de libros, desde el primer capítulo al último (p. 39, párrafo 1).
Marian era la “compaginadora de libros” (p. 41, párrafo 1). Ella recogía material, incluso oraciones aisladas (p. 28, párrafo 6; p. 39, párrafo 1; p. 30, párrafo 4), sobre la vida de Cristo de los diarios, cartas y artículos de Elena G. de White (p. 44, párrafo 3; p. 29, párrafo 0), los cuales pegaba en álbumes. Ella sacó material para El Deseado de todas las gentes de estos álbumes, de los libros publicados de Elena G. de White y de algunos manuscritos extensos (p. 24, párrafo 4).
Al organizar el material en capítulos, Marian notó áreas sobre las cuales no tenía nada de la pluma de Elena G. de White. Aparentemente las dos mujeres tenían una relación de trabajo tan estrecha, que Marian se sentía libre de hacer sugerencias a la Sra. White de lo que le parecía que podía estar faltando de los libros. Elena G. de White aceptó algunas de estas sugerencias, otras las rechazó. Por ejemplo, mientras que se aceptó el consejo de Marian en relación con “la roca, cuando el agua fluyó”, para un libro anterior (p. 21, párrafo 1), su recomendación acerca de “la construcción de una torre” y “la guerra de reyes” se rechazó. Elena G. de White declaró que no escribiría sobre estos temas a menos que “el Espíritu del Señor me guíe” (p. 25, párrafo 3).[iii][3]
Marian también hizo sugerencias a Elena G. de White en relación con la lucha de Cristo cuando fue tentado a usar su poder divino (p. 26, párrafo 5), y las parábolas de la perla y la red (p. 23, párrafo 6). Aunque sin duda Elena G. de White apreció estas sugerencias, estaba claro que era ella misma y no Marian la que decidía sobre qué tema escribiría.
No sólo Elena G. de White hacía el escrito inicial, también asumía plena responsabilidad por cada palabra que eventualmente aparecía en sus libros. Le explicó a su hermana Mary, “leo todo lo que se copia para ver que cada cosa está como debe ser. Leo todo el libro manuscrito antes que sea enviado a la imprenta” (p. 44, párrafo 2). Claramente éste era su método de trabajo rutinario. Marian Davis le dijo una vez a Elena G. de White, “Por supuesto, nada irá sin que usted lo apruebe” (p. 30, párrafo 2).
Fuentes de información
(a) Visiones. En su primer registro de la vida de Cristo, escrito en 1858, Elena G. de White hizo frecuentemente declaraciones como “Vi”, “Y luego vi”, “Se me mostró”, etc. (p. 10). Mientras que no unió sus registros posteriores de la vida de Cristo con estas expresiones, puede realmente haber visto en visión todos los eventos de la vida de Cristo de los cuales escribió. En 1889, después de mencionar “la traición, el juicio y la crucifixión de Jesús”, comentó, “Todo esto pasó delante de mi detalle tras detalle” (p. 22, párrafo 3).
No obstante, es necesario que creamos que cada hecho aislado mencionado en El Deseado de todas las gentes fue visto primero en visión con el propósito de que también creamos que el libro procedió de una pluma verdaderamente inspirada. Por ejemplo, Pablo escribió a los Corintios, “habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones” (1 Corintios 3:3). Pero no se le mostró esto en visión. Fue informado sobre el asunto por los miembros de la casa de Cloé. (Véase 1 Corintios 1:11). No obstante, sostenemos que 1 Corintios 3:3 fue escrito bajo inspiración. Elena G. de White declara que aunque “el Señor no le dio una nueva revelación para esa ocasión especial,… la reprensión que envió fue tan ciertamente escrita bajo la inspiración del Espíritu de Dios como cualquiera de sus otras epístolas” (Los hechos de los apóstoles, pp. 244-245). Si Dios pudo hablar a los profetas de la antigüedad “en diversas maneras” (Hebreos 1:1), seguramente pudo haber hecho lo mismo en tiempos recientes.
(b) La Biblia. Elena G. de White conocía bien su Biblia, un hecho que es atestiguado por las miles de referencias de la Palabra de Dios que corren a través de todos sus escritos. Usó la Biblia libremente en todos sus libros sobre la vida y enseñanzas de Cristo. Las Escrituras eran la fuente primaria de información para Elena G. de White en relación con lo que Jesús hizo y dijo.
(c) “Historias bíblicas” y otros libros. Dado que el Señor aparentemente no reveló el orden de los eventos bíblicos a Elena G. de White, se encontró en la necesidad de buscar esta información de la mejor manera posible por su propio estudio personal de las diferentes “historias bíblicas” (p. 21, párrafo 2). También parece haber usado algunos libros que trataban más específicamente con la vida de Jesús. Dio instrucciones a su familia en Oakland para que le enviara ciertos libros que había “dejado” (p. 17, párrafo 5). No menciona el título de estos libros, pero parece que uno de ellos era Life of Christ [Vida de Cristo] de William Hanna, debido a que algo de su fraseología en Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], volumen 2, escrito por ese tiempo, es similar al lenguaje de Hanna. La extención y naturaleza del uso que hizo de Hanna se puede determinar sólo por un análisis cuidadoso de estos libros.[iv][4] Elena G. de White usó la Biblia y fuentes históricas también en la preparación de sus otros “libros del conflicto”. W. C. White declara,
En algunos asuntos históricos como se presentan en Patriarcas y profetas, Hechos de los apóstoles y El gran conflicto, los lineamientos principales se hicieron muy claros y sencillos para ella, y cuando escribió estos temas, se la dejó que estudiara la Biblia y la historia para conseguir las relaciones de las fechas y la geografía, y para que perfeccionara su descripción de los detalles.- Archivo de correspondencia de W. C. White.[v][5]
Puede ser nueva la idea para algunos de que Elena G. de White, al escribir un libro inspirado, debiera tomar no sólo frases sino ciertos tipos de información de fuentes existentes previamente. Pero los que han estudiado cuidadosamente la Biblia no encontrarán que esta idea sea perturbadora pues habrán notado que los escritores bíblicos también siguieron esta práctica. Por ejemplo, el apóstol Pablo más de una vez usó líneas de poetas griegos, y Judas incluyó un pasaje en su pequeña epístola que alguien más había escrito al menos cien años antes (véase Comentario bíblico adventista, Hechos 17:28, 1 Corintios 15:33, y judas 14).
El Deseado de todas las gentes, un libro inspirado
En 1892, cuando Elena G. de White comenzó nuevamente a escribir sobre la vida de Cristo, habló acerca de “las cosas que ardían en mi alma en relación con la misión de Cristo”. Escribió, “No sé cómo presentar temas con el poder vivificante con el que están ante mí” (p. 23, párrafos 4, 5).
Un año después aseveró que, al escribir sobre la vida de Cristo, estaba usando palabras que comunicarían a otros “la luz que el Señor se había placido darme en su gran misericordia y amor” (p. 25, párrafo 2). Algún tiempo más tarde, después de mencionar varios de sus libros, incluyendo El Deseado de todas las gentes, declaró, “En mis libros se declara la verdad respaldada por un ‘Así dice el Señor’. El Espíritu Santo traza estas verdades en mi corazón y en mi mente en forma indeleble como la ley fue trazada por el dedo de Dios, sobre las tablas de piedra” (p. 44, párrafo 7).
En el escrito de El Deseado de todas las gentes, Elena G. de White recibió ayuda -ayuda de sus secretarios y ayuda de algunos otros autores. Pero primero y ante todo tuvo la asistencia del Señor. Fue el Espíritu de Dios quien la dirigió y controló y quien fue además la Fuerza Guiadora al escribir todos sus mensajes.
El Deseado de todas las gentes no es sólo otro libro sobre la vida de Cristo. En marcado contraste con otras obras sobre la vida de Cristo, fue escrito bajo la inspiración el Espíritu de Dios. Lleva en sus páginas las propias credenciales divinas.
Respira un espíritu celestial. Nos confronta cara a cara con el Señor mismo. A través de El Deseado de todas las gentes, como ningún otro libro fuera de la Biblia, podemos llegar a estar íntimamente familiarizados con nuestro Salvador. Y esta bendición seguramente vendrá a todos los que buscan sus páginas con corazones y mentes que sean receptivos a la conducción del Espíritu Santo.
DESCRIPCIONES RELACIONADAS CON LA ESCRITURA DE EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES
Organizadas cronológicamente
(Basado en un estudio en proceso de la fuentes)
Descripción 1: Sábado y domingo, 13-14 de marzo, 1858, los White en Lovett’s Grove, Ohio
LA REVIEW AND HERALD
“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”.
BATTLE CREEK, QUINTO DÍA, 25 DE MARZO DE 1858
Los días 13 y 14 de marzo disfrutamos libremente con la joven iglesia de Lovett’s Grove. Las labores del hermano Holt fueron grandemente bendecidas en ese lugar. Cree que unas cuarenta personas guardan el sábado en ese lugar. Unas pocas semanas atrás no había ninguna. Disfrutamos de gran libertad con estos hermanos. Durante el primer día, Dios manifestó su poder en una forma maravillosa ante la multitud congregada. Varios decidieron observar el sábado del Señor y fueron con el pueblo de Dios. Sentimos una gran deuda con el hermano y la hermana Tillotson quienes estuvieron con nosotros dos semanas y nos trasladaron confortablemente en su carruaje durante todo el camino desde que dejamos las vías del tren en Green Spring, hasta que las encontramos nuevamente en Freemont donde tomamos el tren a casa.
Jaime White, p. 149.
Descripción 2: Domingo, 14 de marzo, 1858, la visión del gran conflicto dada en un servicio fúnebre
En la visión que recibí en Lovett's Grove [Estado de Ohio], la mayor parte de lo que había visto diez años antes concerniente al gran conflicto de los siglos entre Cristo y Satanás fue repetido, y se me instruyó a que lo escribiera. Se me mostró que aunque debía luchar contra los poderes de las tinieblas, pues Satanás haría grandes esfuerzos para impedir esta tarea, debía poner mi confianza en Dios, y que los ángeles no me abandonarían en el conflicto.
Después de que salí de la visión, los afligidos amigos y una parte de la congregación, cargaron el cuerpo hasta su lugar de descanso. Gran solemnidad descanso sobre quienes permanecieron.
El lunes comenzamos nuestro viaje a casa con el hermano y la hermana Tillotson. Al día siguiente tomamos los carruajes de Freemont hacia Jackson, Michigan. Mientras viajábamos en nuestros carruajes hacia Jackson, Michigan, arreglamos nuestros planes para escribir y publicar inmediatamente después de nuestro regreso al hogar, el libro titulado El conflicto de los siglos.
Spiritual Gifts [Dones espirituales], vol. II, pp. 270-271 (publicado en 1860).Descripción 3: 1858, Spiritual Gifts, vol. I, publicado.
SPIRITUAL GIFTS
EL GRAN CONFLICTO ENTRE CRISTO Y SUS ÁNGELES Y SATANÁS Y SUS ÁNGELES
POR ELENA G. DE WHITE
BATTLE CREEK, MICHIGAN
PUBLICADO POR JAIME WHITE, 1858
CONTENIDO
DONES ESPIRITUALES................................................................................ 5
CAPÍTULO
I. La caída de Satanás................................................................................... 17
II. La caída del hombre.................................................................................. 20
III. El plan de salvación................................................................................. 22
IV. La primera venida de Cristo...................................................................... 28
V. El ministerio de Cristo............................................................................... 35
VI. La transfiguración..................................................................................... 40
VII. La traición a Cristo.................................................................................. 44
VIII. El juicio de Cristo................................................................................... 49
IX. La crucifixión de Cristo............................................................................. 57
X. La resurrección de Cristo........................................................................... 65
XI. La ascensión de Cristo............................................................................. 77
XII. Los discípulos de Cristo.......................................................................... 80
XIII. La muerte de Esteban............................................................................ 87
XIV. La conversión de Saulo.......................................................................... 90
XV. Los judíos decidieron matar a Pablo......................................................... 93
XVI. Pablo visitó Jerusalem........................................................................... 99
XVII. La gran apostasía............................................................................... 103
XVIII. El misterio de iniquidad....................................................................... 108
XIX. Muerte, no vida eterna en la miseria...................................................... 113
XX. La Reforma.......................................................................................... 119
XXI. La iglesia y el mundo unidos................................................................. 124
XXII. Guillermo Miller................................................................................... 128
XXIII. El mensaje del primer ángel................................................................ 133
XXIV. El mensaje del segundo ángel............................................................. 140
XXV. El movimiento adventista ilustrado....................................................... 144
XXVI. Otra ilustración.................................................................................. 151
XXVII. El santuario...................................................................................... 157
XXVIII. El mensaje del tercer ángel............................................................... 162
XXIX. Una firme plataforma.......................................................................... 168
XXX. El espiritualismo................................................................................. 173
XXXI. La codicia......................................................................................... 179
XXXII. El zarandeo...................................................................................... 183
XXXIII. Los pecados de Babilonia................................................................. 189
XXXIV. El fuerte clamor............................................................................... 193
XXXV. Culmina el mensaje del tercer ángel................................................... 197
XXXVI. El tiempo de angustia de Jacob........................................................ 201
XXXVII. La liberación de los santos.............................................................. 205
XXXVIII. La recompensa de los santos......................................................... 209
XXXIX. La tierra desolada............................................................................ 211
XL. La segunda resurrección........................................................................ 214
XLI. La segunda muerte............................................................................... 217
Descripción 4: Fuente de información en Spiritual Gifts, vol. I, 1858.
El señor me mostró que Satanás fue una vez un ángel honrado en el cielo, próximo a Jesucristo (p. 17).
Vi que el hijo de Dios estaba pálido y exhausto por causa del ayuno y el sufrimiento. Pero su camino estaba trazado, y debía cumplir la tarea que había venido a realizar (p. 31).
Luego vi a Jesús en el jardín con sus discípulos (p. 46).
Vi que el ángel más débil podría haber conseguido que esa multitud cayera inerme y podría haber librado al Señor (p. 51).
Pero no necesitaban temer; porque contemplé a la hueste angélica observando con indecible interés el lugar de descanso de Jesús (p. 64).
Vi a la guardia romana, cuando la hueste angélica regresó al cielo, y la luz y la gloria desaparecieron, levantarse y ver si era seguro para ellos mirar a su alrededor (p. 68).
Luego se me mostró a los discípulos cuando llenos de reverente asombro miraban para alcanzar la última vislumbre de su Salvador que ascendía (p. 79).
[Spiritual Gifts, vols. III y IV, ambos publicados en 1864, completaron el primer escrito de la historia del gran conflicto. Estos dos volúmenes trataron extensamente la historia del Antiguo Testamento. Spiritual Gifts, vol. II, era una autobiografía de Elena G. de White y no era parte de la serie del gran conflicto. A medida que pasaron los años, Elena G. de White se propuso reescribir y aumentar estos libros. Primero en la nueva serie, publicado en 1870, estaba Spirit of Prophecy [El Espíritu de Profecía], vol. I, que cubría la historia del Antiguo Testamento hasta los tiempos de Salomón. Luego Elena G. de White se concentró en la vida de Cristo, que finalmente llenó la mayor parte de Spirit of Prophecy, vol. II y III.]
Descripción 5: Miércoles, 1 de enero, 1873, Santa Rosa, California. Entrada del diario de Elena G. de White
Escribí diez páginas al pastor Littlejohn, después de escribir casi todo día sobre mi tema para Spirit of Prophecy.
(Manuscrito 3, 1873, p. 1.)
Descripción 6: Domingo, 5 de enero, 1873, Petaluma, California. Entrada en el diario de Elena G. de White
Tuvimos tres reuniones. Hablé a las once sobre la vida y la tentación de Cristo en el desierto. Sentí la fuerza del tema que presenté ante ellos.
(Manuscrito 3, 1873, p. 2.)
Descripción 7: Viernes, 10 de enero, 1873, Santa Rosa, California. Entrada en el diario de Elena G. de White
Nos levantamos temprano para prepararnos para ir a San Francisco. Mi corazón estaba indescriptiblemente triste. Esa mañana consideré francamente la posibilidad de trabajar en mis escritos. Mi esposo está muy débil para ayudarme a prepararlos para la imprenta, por tanto no trabajaré más con ellos por el momento. No soy una erudita. No puede preparar mis propios escritos para la imprenta. Hasta que pueda hacerlo no escribiré más. No es mi deber ser gravosa a otros con mis manuscritos.
(Manuscrito 3, 1873, p. 5.)
Descripción 8: Sábado, 11 de enero, 1873, San Francisco, California. Entrada en el diario de Elena G. de White.
Descansamos bien anoche. Este sábado de mañana amaneció nublado. Mi mente está llegando a conclusiones extrañas. Estoy pensando que debo dejar a un lado mis escritos en los que he tenido tanto placer y ver si puedo llegar a ser una experta. No soy una conocedora de gramática. Trataré, si el Señor me ayuda, a la edad de cuarenta y cinco años de llegar a ser una experta en la ciencia. Dios me ayudará. Creo que lo hará.
(Manuscrito 3, 1873, p. 5.)
Descripción 9: Sábado, 25 de marzo, 1876, Oakland, California. Elena de White a Jaime White
Querido esposo,… Mary Clough* y yo haremos todo lo que podamos para adelantar la tarea de mis escritos. No puedo ver ninguna luz que brille en Michigan para mi. Este año siento que mi tarea es escribir. Debo estar recluida, quedarme aquí, y no debo dejar que la inclinación o persuasión de otros remueva mi resolución de mantenerme en relación con mi obra hasta que esté hecha. Dios me ayudará si confío en él.
* Mary Clough (rima con la palabra “how” que significa cómo en inglés) era la hija de Carolina, la hermana de Elena G. de White.
(Carta 63, 1876.)
Descripción 10: Viernes, 31 de marzo, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Disfruto de la presencia de Dios y mi alma continuamente busca más de su salvación. Estoy escribiendo y lo hago con libertad. Estoy tratando preciosos temas. El último lo completé o casi completé en el día de ayer: Jesús curando al paralítico del estanque de Bethesda. El discurso de Cristo, que sigue a la curación cuando fue acusado por los judíos de quebrantar el sábado, es un gran tema.
(Carta 1, 1876, p. 2.)
Descripción 11: Martes, 4 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Desde hace algunos días hemos estado teniendo compañía casi cada día, pero trato de ceñirme a mis escritos y hacer tanto como pueda cada día. No puedo más que escribir la mitad de lo que escribo en un día cada vez.
(Carta 3, 1876, p. 1.)
Descripción 12: Jueves, 6 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
(Continuación de la carta iniciada el 4 de abril.) Tengo mucha libertad para orar y una dulce comunión con Dios en mis horas de caminata a la noche y temprano en la mañana. Estoy teniendo algo más de fuerza, pero encuentro que cualquier sobrecarga me afecta seriamente y me lleva tiempo recuperarme. Mi confianza es en Dios. Confió en que me ayudará en mis esfuerzos para sacar la verdad y la luz que me ha dado para [darle] a su pueblo. María es una gran ayudante. La aprecio.
(Carta 3, 1876, p. 2.)
Descripción 13: Viernes, 7 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Estoy escribiendo algo cada día pero no puedo confinarme a escribir más de la mitad por día.
Ayer Mary Clough, las niñas* y yo visitamos a la hermana Babcock. Salimos a caminar…
Los temas preciosos se abrieron bien a mi mente. Confío en Dios y él me ayuda a escribir. Estoy veinticuatro páginas delante de Mary. Ella anda bien con mi copia. Demandará un claro sentido del deber pedirme que deje esta obra para ir a las reuniones del campamento. Quiero decir para que termine mis escritos, un libro en todo caso, antes de que vaya a cualquier parte.
* Las “niñas” eran Addie y May Walling, las sobrinas de Mary Clough, que fueron criadas por Elena G. de White.
(Carta 4, 1876, pp. 1, 4.)
Descripción 14: Sábado, 18 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo:… En relación con publicar aquí mi libro, ¿qué piensas? El manuscrito puede ser puesto al instante en las manos de los impresores. Nos informarías por favor al respecto.
Tengo libertad para escribir y pido a Dios diariamente consejo y que sea imbuida con su Espíritu. Luego creo que tendré la ayuda, la fuerza y la gracia para hacer la voluntad de Dios.
Estoy contenta de que estés tan distendido y feliz. Nunca tuve tal oportunidad de escribir en mi vida y pienso aprovecharla al máximo…
¿Qué sería leerle mi manuscrito a los pastores Waggoner y Loughborough? Si hay alguna expresión de puntos de doctrinas que no están claros como deben estarlo, podría discernirlo (Me refiero a Waggoner).
(Carta 4a, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 15: Noche del sábado, 8 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Lucinda Hall
Querida hermana Lucinda:** … Mi esposo escribe que se me enviará un llamado de la [Sesión de la] Asociación [General], pero no cambiaré de idea en cuanto a lo que creo que es mi deber en este momento. Tengo una obra especial en este momento, escribir las cosas que el Señor me mostró. Estamos progresando bien, pero no puedo escribir más que durante la mitad del día…
Siento que debo descuidar cualquier otra cosa para poder sacar estos escritos. No he asistido a las reuniones por dos semanas. Mientras los pastores Waggoner y Loughborough están aquí, les dejo hacer la obra, y reservo toda mi fuerza para un propósito: escribir…
Deseo tener tiempo para que mi mente esté calma y pueda componer. Necesito tener tiempo para meditar y orar mientras me comprometo en esta obra. No deseo estar preocupada o estar estrechamente relacionada con nuestro pueblo pues desviará mi mente. Ésta es una gran obra, y siento que debo clamar a Dios cada día por su Espíritu para que me ayude a hacer muy bien esta tarea…
La cuestión en Petaluma necesita que la atienda la próxima semana. Puse una copia en las manos del pastor Waggoner para copiar. Sólo hizo un trabajo miserable, no cambió ni mejoró nada. Aprecio cada día más a Mary.
** Lucinda Hall (1839-1929) fue empleada durante un tiempo por Elena G. de White y llegó a ser una de sus mejores amigas.
(Carta 59, 1876, pp. 1-3.)
Descripción 16: Domingo, 16 de abril, 1876, “En los carruajes desde Oakland a Broolkyn”. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … He escrito bastantes páginas hoy. Mary trabaja duro luego. Está muy entusiasmada con algunos temas. Trae los manuscritos después de copiarlos para leérmelos. Hoy me mostró una pila de manuscritos bastante pesada que había preparado. Con orgullo los revisó…
Willie, su Mary y Mary Clough me acompañaron a la ciudad esta noche. Pienso que es mejor que no compremos ningún mueble para [la] casa nueva hasta que estés aquí para elegirlo…
No deseo que mi mente se distraiga de mi tarea ni siquiera para ir y seleccionar muebles, pero sólo lo sugiero…
Oh, cuánto anhelo esa conexión social y misteriosa con Jesús que nos eleva por encima de las cosas temporales de la vida. Es mi ansiedad estar bien con Dios, por tener su Espíritu continuamente dándome testimonio de que soy ciertamente una hija de Dios.
Me esforzaré por sacar estos asuntos, tan preciosos para la aceptación de Dios.
Bien, no puedo escribirte muchas noticias cuando me encierro en mi recámara día tras día para escribir, y luego para escribirte cada día, pero debes conformarte con lo que tienes. Ahora tomamos el bote.
(Carta 8, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 17: Martes, 18 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Fuimos a la ciudad el domingo a la noche. Hablé con aceptación ante una congregación bastante numerosa de forasteros. Empezando por el estudio del tema de los panes y los peces con los cuales Jesús alimentó a diez mil personas por su poder milagroso –cinco mil hombres y mujeres y cinco mil niños- que recogían continuamente luego de que el Salvador bendijo la pequeña porción de comida; [continuando con] Cristo caminando sobre el mar y los judíos pidiendo una señal de que él era el Hijo de Dios. El vecino de al lado de la iglesia, cercano al jardín público, estaba allí. Creo que se llama Cragg. Todos oyeron con los ojos muy abiertos, y algunos con las bocas abiertas. Mary dice que se sintió estimulada porque había escrito sobre el tema antes de oírme hablar sobre él. Ahora incorporará algunos puntos que escuchó esa noche. Parecía profundamente interesada…
Veo muchos temas sobre los que tengo que escribir que deben hacerse con el mayor cuidado. Deseo dedicar este verano, en forma completa, para hacer este trabajo. Debo detenerme un día o dos en la semana e ir a alguna parte o mi cabeza se estropeará. Envidio cada momento que me siento compelida a descansar. Estos temas intensamente interesantes me cansan mucho más al escribirlos que al hablarlos.
Siento que no sería aconsejable para mí interrumpir ahora e ir al Este. Mary no se siente inclinada a ir. Dice que le disgusta el clima del este, pero esto no me lo impedirá si sintiera que es mi deber ir. Sentiría placer de encontrarme con mis hermanos y hermanas en el retiro campestre. Es una tarea que disfruto. Mucho más que el confinamiento para escribir. Pero eso interrumpiría mi trabajo y destruiría mis planes de sacar mis libros, porque no puedo hacer ambas cosas: viajar y escribir. Me parece que ahora es mi oportunidad dorada. Mary está conmigo, la mejor copista que he tenido. Nunca tendré otra oportunidad semejante.
(Carta 9, 1876, pp. 1, 3.)
Descripción 18: Viernes, 21 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Acabo de completar un artículo bastante extenso sobre varios milagros; que hacen unas cincuenta páginas. Hemos preparado como unas 150 páginas desde que te fuiste. Sentimos la máxima satisfacción en lo que hemos preparado.
(Carta 12, 1876, p. 1.)
Descripción 19: Lunes, 14 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: Mary acaba de leerme dos artículos. Uno [era] sobre los panes y los peces, Cristo caminando sobre el agua y diciendo a sus oyentes que era el Plan de vida, lo que hizo que algunos de sus discípulos lo abandonaran. Esto llevó unas cincuenta páginas y comprende muchos temas. Pienso que es el tema más precioso que haya escrito. Mary también está muy entusiasmada con él. Piensa que es de sumo valor. Estoy plenamente satisfecha con él.
El otro artículo era sobre Cristo ingresando al campo de espigas, restregando las espigas y sanando la mano seca: doce páginas. Si puedo, con la ayuda de Mary, sacar estos temas de intenso interés, podré decir, “Señor, permite a tu sierva descansar en paz”. Estos escritos son todo lo que puedo ver ahora. El interés de Mary no decae para nada. Está tan ferviente y ansiosa como yo porque esta obra se haga ahora, antes de que viajemos a California. Temas interesantes se están abriendo continuamente ante mi mente. Estos temas sobre los que hablo, se fijan a la mente de Mary.
Creo que el Señor está con nosotros, y su Espíritu impresionará nuestros corazones. Mary sólo me sigue. No tengo temas preparados de antemano. Mi corazón y mi mente están en esta obra y el Señor me sostendrá al hacerla. Creo que el Señor me dará salud. Se lo he pedido, y responderá mi oración. Amo al Señor. Amo su causa. Amo su pueblo. Siento gran paz y quietud de mente. Parece que no hubiera nada que confunda y distraiga mi mente, y con tanto que pensar, mi mente no puede sentirse perpleja con algo sin sobrecargarse.
(Carta 13, 1876, p. 1.)
Descripción 20: Martes, 25 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: Anoche recibí una larga carta del pastor Canright urgiéndome a asistir a las reuniones campestres; también una carta del hermano Rogers de Missouri; también otra del hermano Colcord…
Me lo piden firmemente, pero no me moveré con su luz ni obedeceré su llamado. Mi obra está aquí por el momento. No veo ninguna otra luz y deseo fervientemente seguir la luz. Si pensara que es mi deber ir a esas reuniones, iría aunque mi libro nunca se terminara, pero siento que ahora es mi tiempo. Dios me ha provisto la ayuda que tanto había solicitado y por lo que tanto oré fervientemente. Mary ya ha estado aquí por cinco meses y el tiempo ha transcurrido sin que termine mucho de mi tarea. Ahora estamos haciendo un tiempo excelente y preparando asuntos tan pronto como nos es posible.
Mi mente está en la tarea y no deseo desviarme.
Si siguiera mi propio placer o inclinación, ciertamente asistiría a las reuniones campestres. Amo la labor en relación con las reuniones campestres mucho más de lo que amo escribir. Disfruto viajar, pero siento que ahora es mi tiempo y oportunidad de sacar esta obra largamente descuidada…
Todo está tranquilo aquí. No hay nada me distraiga de mi trabajo. Mi mente no se siente perpleja con cuestiones urgentes de la iglesia o con ningún tipo de dificultades. Estoy tan libre de cargas externas como pueda estarlo…
No tengo muchas novedades para escribir porque no voy a ningún lado y no veo a nadie. Excepto [por] mi paseo en bote, he permanecido mucho en casa. Sólo llamé a dos o tres de las hermanas después de escribir todo el día.
No puedo dedicarme sólo a escribir la mitad del día, pues por momentos mi cabeza me duele, y entonces tengo que descansar, recostarme y dejar de pensar, y volver a dedicarme a escribir cuando lo puedo hacer cómodamente. Esta obra debe hacerse cuidadosa, lenta y seguramente. Los temas que he preparado están bien realizados. Me agradan. Me estoy sobreponiendo a mis nervios y duermo bastante bien cada noche excepto después de hablar. Entonces me siento tan presionada [que] el descanso y el sueño quedan fuera del asunto. Mis temas son para mí de una realidad viva, y hago que la gente lo sienta.
(Carta 14, 1876, pp. 1-3.)
Descripción 21: Martes, 27 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Hemos completado veinte páginas sobre la parábola del Sembrador. Este fue un tema difícil de escribir, pero Mary y yo lo hemos leído esta tarde, y dijimos que es excelente, excelente. Ella dice que los temas salen cada vez mejor, cada uno. Ella está muy feliz con esta obra.
(Carta 15, 1876, p. 2.)
Descripción 22: Jueves, 27 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Lucinda Hall
Querida Lucinda: … Estoy trabajando al máximo de mi fuerza y mi oración es para que el Señor me ayude, fortalezca y bendiga en esta obra. Realmente lo hace, porque no podría haber hecho lo que hice. Mi espíritu anhela a Dios, y no confío en mi misma para nada. Estoy contenta de que mi esposo esté más descansado. Que el Señor lo continúe bendiciendo es nuestra ferviente oración diaria.
Estamos, Mary y yo, haciendo lo máximo para completar mis escritos en el lapso de seis semanas. Si lo logramos, ¿sería posible pensar como beneficioso el ir al Este? Si no, preferimos mucho más permanecer y escribir el siguiente volumen… Sé que el pueblo necesita este libro cuanto antes, y deseo que mi mente esté descansada y que esta carga quede fuera de mi mente.
(Carta 61, 1876, p. 1.)
Descripción 23: Viernes, 28 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: He escrito cincuenta páginas hoy. Mary Clough trabaja duro conmigo. Ha copiado quince páginas hoy. Un día de labor bueno y largo. Tan pronto como terminamos la cena, voy al cuarto de Mary y me lee lo que ha escrito mientras me recuesto en el sillón y descanso. Luego, nuevamente a la noche, voy a su cuarto y me lee el resto. Disfruta de esto tanto como yo. Mary está haciendo lo máximo para sacar estos libros. Tenemos un tiempo muy tranquilo. Nunca tuve tal oportunidad antes en mi vida. Lo aprovecharé. Hemos escrito como 200 páginas desde que te fuiste, todas copiadas, listas para los impresores.
Me siento menos que nada, pero Jesús es mi todo: mi justicia, mi sabiduría y mi fortaleza.
(Carta 16a, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 24: Abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Anoche hablé nuevamente a la gente. Éste fue mi texto: las palabras de Cristo a los doce “¿Queréis acaso iros también vosotros?” Pedro respondió, “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Véase Juan 6:67, 68). Me sentí perfectamente libre. Nunca percibí en forma tan sensible el auxilio especial de Dios que cuando hablaba. La gente se sentó como si estuviera hechizada, bien despierta, aunque la reunión no terminó hasta las nueve. El Espíritu de Dios estaba sobre mí.
(Carta 18, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 25: Viernes, 5 de mayo, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … He estado escribiendo más de lo acostumbrado, lo que es demasiado para mí. No puedo y no debo escribir más que la mitad del día, pero continúo salteando los límites y pago por ello. Mi mente elabora sobre el tema día noche. Tengo plena confianza en la oración. El Señor me escucha y creo en su salvación. Confío en su fuerza. Por su fuerza completaré mis escritos. Me tomo firmemente de su mano con confianza inalterable. Estamos felices en nuestro trabajo y esto es nuestro mundo por el momento…
Nunca esperé otra vez una oportunidad tan buena para escribir. Espero que el Señor me ayude en mi clamor continuo.
Si soy bendecida con salud, como lo he sido hasta ahora, completaré mi primer libro en unas cuatro semanas.
(Carta 21, 1876, pp. 1-2.)
Descripción 26: Jueves, 11 de mayo, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Si reúno mis escritos [Spirit of Prophecy, vol. II] todos en un manuscrito, mi parte de la obra está hecha y me sentiré aliviada.
(Carta 24, 1876, p. 2.)
Descripción 27: Aprox. Lunes, 22 de mayo, 1876, sobre el tren entre Oakland y Sacramento, en camino a la reunión de campamento de Kansas. Elena G. de White a Mary Kelsy-White o Mary Clough
Querida Mary: Estamos todos felices y cómodos ubicados en los vagones. Nos gusta mucho nuestra situación. Le debo un dólar a Frank. Por favor, págale y lo cargas a mi cuenta. Pídele a la hermana Rice que corte un modelo de chaqueta que diseñó para mí. Envía una copia a Kansas y ten también una bien segura en Oakland. No necesitas enviar Walks and Homes of Jesús* [Caminatas y hogares de Jesús] cuando mandes los libros que preparé.
(Carta 27a, 1876.)
*Por Daniel March.
Descripción 28: Jueves, 19 de octubre, 1876, Battle Creek, Michigan. Elena G. de White a William C. y Mary White
Queridos hijos Willie y Mary:… Hemos decidido que los impresores avancen con mi libro y no transportar estos libros a través de las llanuras otra vez. Parte del libro ya está aquí impreso. No los tendremos estereotipados, porque no esperaremos a tener las cuestiones de mi libro en forma tan, tan exacta, sino sacar esta primera edición y ponerla a la venta. Entonces tendremos tiempo para lograr una edición más perfecta en la Costa del Pacífico y la tendremos estereotipada, luego la vida de tu padre y la mía serán escritas e impresas en la Imprenta de la Pacific.* Pero todos hemos usado nuestro mejor criterio y pensamos que es mejor nos quedemos aquí hasta diciembre y que completemos esta edición…
Mary Clough siente que no puede dejar de lado este libro otra vez. Desea verlo terminado. Haremos, por lo tanto, lo máximo para completar este objetivo y tan pronto como esté listo, regresar.
(Carta 45, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 29: Jueves, 26 de octubre, 1876, Battle Creek, Michigan. Elena G. de White a William C. y Mary White
Querido hijos: … Estamos muy apurados y ocupados por sacar mi volumen dos, Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía]. Hay tres formas nuevas ya impresas. Si permanecemos aquí por unas cuatro semanas completaremos el libro y quitaré de mi mente una gran carga de preocupaciones…
Me temo que si parto inmediatamente mi libro se demorará unos dos meses. Mary se está esforzando al máximo…
Nunca estuvimos con tanto trabajo antes. Mary se sienta hasta las doce o la una de la noche. Trabaja tremendamente.
(Carta 46, 1876, pp. 1-2.)
Descripción 30: Martes, 30 de noviembre, 1876. Anuncio en la Review and Herald
The Review and Herald
Batttle Creek, Michigan, Quinto día, 30 de noviembre, 1876
Spirit of Prophecy, vol. II
Estamos listos para hablar de este volumen, ahora impreso, como el volumen más notable que se haya impreso alguna vez en esta oficina. Cubre las partes del gran conflicto entre Cristo y Satanás, las que están incluidas en la vida y misión, enseñanzas y milagros de Cristo aquí en la tierra. Muchos han emprendido la tarea de escribir la vida de Cristo, pero sus trabajos, comparados con éste, parecen ser sólo como las vestimentas externas del cuerpo. Aquí tenemos, hablando de esta forma, una visión interior de la obra maravillosa de Dios durante ese tiempo. Y si el lector tiene un corazón impresionable, sentimientos que pueden ser despertados, una imaginación que puede responder a las más vívidas descripciones de las escenas más emocionantes, y un espíritu para beber en lecciones de pureza, fe y amor del ejemplo divino de Cristo, encontrará en este volumen lo que lo llamará a disfrutar de la forma más emocionante de todas estas facultades. Pero lo mejor de todo de está en la impresión duradera que hará en todo el que lo lea. Tendrá una circulación ilimitada. Pago luego de envío por correo, $ 1.00 dólar.
Descripción 31: Spirit of Prophecy, vol. II, Tabla de contenido, 1877
CONTENIDO......................................................................................... PÁGINA
CAPÍTULO I. El primer advenimiento de Cristo.................................................... 9
CAPÍTULO II. La vida de Cristo........................................................................ 30
CAPÍTULO III. Vida y misión de Juan.............................................................. 41
CAPÍTULO IV. La misión de Cristo................................................................... 58
CAPÍTULO V. La muerte de Juan..................................................................... 74
CAPÍTULO VI. Tentación de Cristo................................................................... 86
CAPÍTULO VII. La boda en Caná...................................................................... 98
CAPÍTULO VIII. Purificación del Templo.......................................................... 115
CAPÍTULO IX. Nicodemo viene a Cristo.......................................................... 124
CAPÍTULO X. La mujer de Samaria................................................................. 140
CAPÍTULO XI. El hijo del Centurión................................................................ 151
CAPÍTULO XII. Jesús en Betesda.................................................................. 156
CAPÍTULO XIII. Jesús en Capernaum............................................................. 173
CAPÍTULO XIV. La elección de los discípulos................................................. 182
CAPÍTULO XV. El sábado.............................................................................. 193
CAPÍTULO XVI. El Sermón del Monte............................................................. 200
CAPÍTULO XVII. El leproso curado................................................................. 225
CAPÍTULO XVIII. La parábola del sembrador................................................... 282
CAPÍTULO XIX. Otras parábolas.................................................................... 242
CAPÍTULO XX. Los panes y los peces............................................................ 258
CAPÍTULO XXI. Caminando sobre el agua...................................................... 258
CAPÍTULO XXII. Cristo en la sinagoga............................................................ 274
CAPÍTULO XXIII. El paralítico........................................................................ 292
CAPÍTULO XXIV. La mujer de Canaán............................................................ 301
CAPÍTULO XXV. Cristo calma la tempestad.................................................... 305
CAPÍTULO XXVI. Hombres de las tumbas...................................................... 311
CAPÍTULO XXVII. La hija de Jairo.................................................................. 318
CAPÍTULO XXVIII. La transfiguración............................................................. 324
CAPÍTULO XXIX. La fiesta de los tabernáculos............................................... 337
CAPÍTULO XXX. Ve y no peques más............................................................ 349
CAPÍTULO XXXI. La resurrección de Lázaro.................................................... 358
CAPÍTULO XXXII. La ofrenda de María........................................................... 372
CAPÍTULO XXXIII. Camino a Jerusalén.......................................................... 382
Descripción 32: Jueves, 14 de febrero, 1878. Anuncio en la Review and Herald
The Review and Herald
Battle Cree, Michigan, Quinto día, 14 de febrero, 1878
Spirit of Prophecy, vol. 3
Este volumen, de Elena G. de White, ya está disponible. Trata plenamente sobre los sufrimientos y muerte de Cristo, su resurrección y ascensión al cielo, y termina con un registro de las vidas, enseñanzas y persecuciones de los apóstoles. Está escrito con la misma fuerza y estilo impresionante de los volúmenes anteriores, y es un libro de emocionante interés. Será recibido con alegría en todas partes por aquellos ya familiarizados con la hermana White y su obra. En el estilo, tamaño y precio, es igual que los volúmenes 1 y 2; 400 páginas; precio $ 1.00.
CONTENIDO.................................................................................................. PÁGINA
CAPÍTULO I. Llorando sobre Jerusalén........................................................................ 9
CAPÍTULO II. La purificación del Templo.................................................................... 20
CAPÍTULO III. Jesús y los fariseos........................................................................... 36
CAPÍTULO IV. Denunciando a los fariseos................................................................. 56
CAPÍTULO V. En la corte exterior.............................................................................. 74
CAPÍTULO VI. La cena de Pascua............................................................................. 81
CAPÍTULO VII. En el Jardín...................................................................................... 94
CAPÍTULO VIII. En el juicio..................................................................................... 107
CAPÍTULO IX. Condenación de Jesús...................................................................... 127
CAPÍTULO X. El Calvario........................................................................................ 148
CAPÍTULO XI. En el sepulcro.................................................................................. 173
CAPÍTULO XII. El fin del conflicto............................................................................ 183
CAPÍTULO XIII. La resurrección............................................................................... 191
CAPÍTULO XIV. La mujer en la tumba...................................................................... 198
CAPÍTULO XV. Jesús en camino a Emmaus............................................................ 206
CAPÍTULO XVI. En el aposento alto......................................................................... 216
CAPÍTULO XVII. Jesús en Galilea........................................................................... 223
CAPÍTULO XVIII. La reunión de los hermanos........................................................... 234
CAPÍTULO XIX. La ascensión de Cristo................................................................... 249
CAPÍTULO XX. El Pentecostés............................................................................... 263
CAPÍTULO XXI. La curación del paralítico................................................................ 275
CAPÍTULO XXII. Los siete diáconos........................................................................ 291
CAPÍTULO XXIII. La conversión de Saulo................................................................. 305
CAPÍTULO XXIV. Pablo comienza su ministerio........................................................ 317
CAPÍTULO XXV. El ministerio de Pedro................................................................... 323
CAPÍTULO XXVI. La liberación de Pedro.................................................................. 334
CAPÍTULO XXVII. La ordenación de Pablo y Bernabé................................................ 345
CAPÍTULO XXVIII. La predicación entre los gentiles.................................................. 358
CAPÍTULO XXIX. Judíos y gentiles.......................................................................... 368
CAPÍTULO XXX. El encarcelamiento de Pablo y Silas............................................... 378
CAPÍTULO XXXI. La oposición en Tesalónica........................................................... 387
Descripción 34: Domingo, diciembre, 1878, Denison, Texas. Elena G. de White a Mary White
Querida hija [nuera] Mary: Esta semana comenzaré a vivir en la casa nueva. Es espaciosa y el edificio es bonito… Asegúrate y envíame el material rústico igual al vestido de Emma. Por favor envía el chal doble. Tengo un plan para él. Envíame el chal a cuadros, y puedes enviarme dos almohadones. Envía libros, los de tapa roja Jewish Antiquities [Antigüedades judías] y el Bible Dictionary [Diccionario bíblico]. ¿Está allí Night Scenes of the Bible* [Escenas nocturnas de la Biblia]? Si está, envíalo.
(Carta 60, 1878, p. 1.)
*De Daniel March, publicado en 1869.
Descripción 35: Martes, 22 de diciembre, 1885, Basel, Suiza. Elena G. de White a Edson y William White
Queridos hijos, Edson y Willie:… Díganle [a Marian Davis*] que hace un minuto leí las cartas en las que detalla las mejoras que hay que hacer en los artículos para el volumen 1. Se lo agradezco. Díganle que ella hizo una indicación sobre cuando se sacó los ojos a Sedequías. Esto necesita expresarse mejor –también la roca, cuando fluyó el agua- algo en relación con esto. Pienso que puedo hacer más específicos los artículos…
Bueno, mis queridos Willie, Edson y Emma, dejémonos atraer por Dios. Vivamos diariamente como nos hubiera gustado haber vivido cuando el juicio se inicie y los libros se abran, y cuando todos sean recompensados de acuerdo con sus obras. No estoy afligida ni desalentada, pero me siento pesada como un carro con centeno. Hemos tenido varios días de un hermoso tiempo. Ha comenzado a llover esta tarde. Díganle a Mary que me busque algunas historias de la Biblia que me den idea del orden de los sucesos. No tengo nada y no puedo encontrar nada aquí en la biblioteca.
(Carta 38, 1885, p. 8.)
* Marian Davis (1847-1904) fue una secretaria y asistente literaria sumamente talentosa para Elena G. de White. Trabajó para Elena G. de White desde 1879 hasta 1904, ayudándola a producir muchos libros, incluyendo El Deseado de todas las gentes.
Descripción 36: Domingo, 16 de enero, 1887, Basel, Suiza. W. C.White a B. L. Whitney**
Querido hermano: es domingo de tarde. No he recibido ningún telegrama de Olsen y concluyo que su reunión está pospuesta, por lo tanto decidí no ir a Londres…
Adjunto también una lista de libros preparados por la hermana Davis, los que ella desea que examinen algunos de su equipo para saber si alguno de ellos será valioso para nosotros en nuestro estudio de la Biblia o la preparación de artículos sobre temas bíblicos. Después de leer el memorando preparado por la hermana Davis, veo que hay poco más que necesite agregar. Quizás desee algunos de estos en la biblioteca de su oficina…
Notará lo que dice sobre los recortes en Life of Christ [Vida de Cristo] de Farrar. Ésta es la forma en que se expresa al comienzo sobre Child’s Life of Christ [La niñez de Cristo]…
Compre por favor un juego en Cassell de Prot. de Wylie, un Life of Christ de Hanna***, y para su biblioteca creo que haría bien en tener un juego de Hours With the Bible [Horas con la Biblia] de Geikie. Si no los ha comprando en Nueva York, debe solicitarlos y comprarlos para su biblioteca, The Temple and Its Services [El templo y sus servicios], Jewish Social Life [La vida social judía], y de Andrews, Life of Our Lord [Vida de nuestro Señor], una buena armonización de los evangelios, y otras obras que le servirán a su esposa para preparar notas para las lecciones de la Escuela Sabática. Debe tener una copia del último y el mejor diccionario bíblico. –W. C.
** El pastor Whitney (1845-1888) sobrellevó pesadas responsabilidades en la obra de publicaciones que tenía su asiento en Basel.
*** Life of Christ, de William Hanna, salió publicado por primera vez en 1863.
(Libro de cartas de White Book A-2, pp. 74-76 [escrita desde Basel, Suiza, a B. L. Whitney, quien realizaba negocios en Londres, Inglaterra].)
Descripción 37: Marzo, 1889, Battle Creek, Michigan, Elena G. de White a su nuera
María, Willie está con reuniones por la mañana y por la tarde, ideando y planificando para hacer mejor y más eficientemente la tarea en la causa de Dios. Lo vemos sólo a la hora de comer. Marian lo visitará para algunos asuntos pequeños que me parece que puede arreglarlos por sí misma. Está nerviosa y apurada, y él considera que debe apretar sus dientes y contener sus nervios lo mejor que pueda. He tenido una charla con ella y le dije que debe hacerse cargo de varias cosas por sí misma de las que ha estado trayendo a Willie. La mente de ella está en cada detalle y relación, y la mente de él se ha estado encargando de una variedad de temas difíciles hasta que su cerebro se enrolla y entonces no está preparado para hacerse cargo de estos detalles minúsculos. Ella debe hacerse cargo de estas cosas pequeñas que tienen que ver con su parte del trabajo, y no presentárselas a él para no preocupar su mente con ellas. A veces pienso que nos matará a ambos, todo innecesariamente, se puede hacer cargo ella misma de sus detalles en lugar de traerlos ante nosotros. Cada pequeño detalle de cambio de una palabra desea que lo veamos. Estoy cansada de este asunto.
(Carta 64a, 1889, p. 1.)
Descripción 38: Domingo 12, 1889, 188g, Ottawa, Kansas. Elena G. de White a su familia
Queridos hijos en el hogar:… Durante cuarenta y cinco años de experiencia, he estado mostrando las vidas, el carácter y la historia de los patriarcas y profetas, quienes llegaban al pueblo con un mensaje de Dios, y Satanás comenzaba algún informe maligno, o levantaba alguna opinión diferente o desviaba el interés para otro lado, para que el pueblo se privara del bien que el Señor deseaba otorgarles…
No puedo sino sólo tener una vívida imagen en mi mente día tras día de la forma en que fueron tratados los reformadores, cuán poca diferencia de opinión parece crear un frenesí de sentimientos. Así fue también con la traición, juicio y crucifixión de Jesús –todo esto pasó ante mí punto por punto.
(Carta 14, 1889, p. 3.)
Descripción 39: Domingo, 14 de febrero, 1892, Preston, Melbourne, Australia. Entrada del diario de Elena G. de White
Traté de evitar todo movimiento de mis brazos para evitar gritar de dolor. Puedo escribir con mi mano derecha; puedo usar mi brazo desde el codo para abajo. La bendición especial de Dios me auxilió en esto. Agradezco a su santo nombre.
La verdad nunca ha estado impresa tan claramente en mi mente como durante esta enfermedad y alabo al Señor porque tengo voz para expresar las palabras que me da.
(Manuscrito 29, 1892, p. 2.)
Descripción 40: Lunes, 15 de febrero, 1892, Preston, Melbourne, Australia. Entrada del diario de Elena G. de White
He sido capaz de escribir algo sobre la vida de Cristo. Alabo el nombre del Señor porque me es dejada mi razón.
(Manuscrito 29, 1892, p. 3.)
Descripción 41: Domingo, 3 de abril, 1892. Marian Davis a W. C. White
Desde que Revel sacó los derechos de autor del libro “El camino a Cristo” antes de que se hicieran los arreglos para reservar los derechos de usar algunos de los asuntos en “Life of Christ” [Vida de Cristo], ¿no debiera hacerse algún arreglo con él tan pronto como sea posible? Será una gran tarea, después de que se complete el libro, quitar de Life of Christ todas las frases y párrafos que hemos usado en “El camino a Cristo”. Y como ya lo dije antes, en un caso –quizás dos- desearé usar más de una página de “El camino a Cristo”.
(Archivo de documentos del Patrimonio White DF Nº 393a. [Escrito desde Preston, Melbourne, Victoria, Australia].)
Descripción 42: Viernes, 15 de julio, 1892, Preston, Victoria, Australia. Elena G. de White a O. A. Olsen*
Esto es realmente una incapacidad física para mí, y casi una absoluta dependencia de otros. Tan nueva es esta experiencia para mí que me he sentido asombrada de que fuera así. Pero aunque estoy casi sin fuerzas en el cuerpo, en el corazón no siento ningún paso de los años.
Esta semana he sido incapaz de comenzar a escribir sobre la vida de Cristo. ¡Oh, cuán ineficiente, cuán incapaz soy de expresar las cosas que queman en mi alma en relación con la misión de Cristo! Difícilmente me atrevo a iniciar la obra. Hay tanto en ella. ¿Qué diré y qué dejaré de decir? Me despierto por las noches rogando al Señor para que envíe a su Espíritu Santo sobre mí, para que habite en mí.
Camino con temor delante del Señor. No sé cómo hablar o expresar con la pluma los grandes temas del sacrificio expiatorio. No sé cómo presentar los temas con el poder viviente con el que están ante mí. Tiemblo con temor para que no rebaje el gran plan de salvación con palabras vulgares. Inclino mi alma con temor y reverencia ante el Señor y digo “¿Quién es suficiente para estas cosas?”.
(Carta 40, 1892, p. 4.)
* O. A. Olsen fue presidente de la Asociación General desde 1888 hasta 1897.
Descripción 43: Lunes, 30 de octubre, 1892. Marian Davis a Elena G. de White
Deseo hacer una pregunta acerca de las dos parábolas del tesoro escondido y el comerciante que buscaba buenas perlas. ¿Representan estas dos parábolas exactamente la misma cosa? ¿No parece como si Cristo diera dos parábolas para enseñar exactamente lo mismo? ¿No hay algún punto en que difieran? ¿No pueden estar representando dos clases que encuentran la verdad? Del hombre que encuentra no se dice que lo hubiera estado buscando. Parece haber llegado hasta él inesperadamente mientras trabajaba en los campos. Pero cuando lo encuentra, está listo para dar todo con el propósito de que le pertenezca. Entonces, buscará diligentemente en el campo por más. Cuántos hay a quienes la verdad llega de esa forma, inesperadamente, en forma impensable, pero que gustosamente se sacrifican para tenerlo cuando disciernen su valor. Pero el mercader estaba buscando buenas perlas. Por lo tanto hay en todas partes mentes fervientes y serias que están fervientemente buscando algo precioso y duradero –algo en lo que puedan fijar sus esperanzas, y cuando la verdad es recibida por ellos, también la reciben con gran gozo.
Así durante todas las épocas, las dos parábolas apelarían a dos clases diferentes de personas. Sé que la parábola del tesoro ha sido usada para representar la diligencia en la búsqueda. Pero esta explicación no desmerecerá eso. ¿No se produce la búsqueda después de que hay un tesoro escondido en el campo?
He dejado pasar tres parábolas en mi trabajo, pero estoy ansiosa por sacarlas bien, y si puede darme más luz sobre ellas le estaré agradecida.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde St. Kilda, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Adelaide].)
Descripción 45: Miércoles, 29 de marzo, 1893. Marian Davis a W. C. White
Probablemente recordará algunas cosas que dije la primavera pasada sobre la necesidad de tener el tema para artículos y el álbum de recortes, para que pueda estar disponible para usar en la vida de Cristo, copiado, para que sea conveniente para hacer referencia. Quizás pueda imaginar la dificultad de tratar de reunir detalles en relación con cualquier tema, cuando esto debe hacerse en treinta álbumes de recortes [de materiales de Elena G. de White], una media docena de libros encuadernados y cincuenta manuscritos, todos sumando miles de páginas…
Una cosa más de porqué se necesita tanto para la vida de Cristo que lo que se necesitó para cualquier otro libro anterior. El material es mucho más abundante, el espectro de temas más grande, la tarea demanda más en todo sentido.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde St. Kilda, Melbourne, Australia].)
Descripción 46: Lunes, 22 de mayo, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Mientras leo los nuevos capítulos sobre LC [Vida de Cristo] me parecen muy preciosos –las lecciones de esperanza y fe, el amor y ternura del Salvador- y me siento ansiosa porque el libro vaya a la gente. Pido que Dios le dé fuerzas y me dé a mi gracia y sabiduría.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde St. Kilda, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 47: Martes, 23 de mayo, 1893, Wellington, Nueva Zelanda. Entrada en el diario de Elena G. de White
Esta mañana está nublado y llueve. He estado escribiendo sobre la vida de Cristo desde las cuatro. Oh, que el Espíritu Santo repose y more en mí para que mi pluma pueda describir las palabras que comunicarán a otros la luz que el Señor se ha dignado darme en su gran misericordia y amor para conmigo.
(Manuscrito 80, 1893, p. 20.)
Descripción 48: Martes, 15 de junio, 1893, Wellington, Nueva Zelanda. Elena G. de White a W. C. White
Querido hijo Willie: … Marian, tu sabes, no puede ser confinada. Está totalmente entusiasmada con la tarea en el hospital. Estoy ansiosa por sacar la vida de Cristo. Marian detalla capítulos y temas sobre los que tengo que escribir que no veo realmente necesidad que se escriban. Puedo ver más luz en ellos. En esto no debo meterme sin que me guíe el Espíritu Santo. La construcción de una torre, la guerra de reyes, estas cosas no preocupan mi mente, pero estos temas de la vida de Cristo, su carácter representando al Padre, las parábolas esenciales para que todos nosotros comprendamos y practiquemos las lecciones que contienen, en eso insistiré.
(Carta 131, 1893, p. 3.)
Descripción 49: Domingo, 2 julio, 1893, Wellington, Nueva Zelanda. Elena G. de White a W. C. White
Querido hijo Willie: … Debemos comenzar, muy decididamente, para comprender cuando debe publicarse el próximo libro, porque debemos movernos cuidadosamente en el temor de Dios…
Escribo algo todos los días sobre la vida de Cristo. Un capítulo grabó en mi mente otros temas de tal forma que tengo varios borradores sobre los que estoy escribiendo. Difícilmente me atrevo a enviar manuscritos por medio del joven Linden, temiendo que los pierda, deseo dedicarle más tiempo a algunos temas.
(Carta 132, 1893, p. 6.)
Descripción 50: Viernes, 7 de julio, 1893, Wellington, Nueva Zelanda. Elena G. de White a W. C. White
Querido hijo Willie: … Te he escrito un poco en cada correo de los que oímos que iban a Australia, y cuando salió el hermano Linden te envié una carta y un manuscrito para Fanny y Marian –algo sobre la vida de Cristo y algo para Fanny. Lo de la vida de Cristo se puede usar para artículos de periódicos.
(Carta 133, 1893, p. 3.)
Descripción 51: Miércoles, 2 de agosto, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Ahora, acerca del libro. Estoy tan feliz de que esté escribiendo sobre los dos viajes a Galilea. Estaba temerosa de que no lo hiciera. Anhelo recibir algo suyo pronto. Hay bastante trabajo para hacer a mis espaldas, pero prefiero no volver atrás si puedo ayudar, o más bien esperar, hasta que tenga todo o casi todo, y pueda reunir todo el material, y luego puedo volver atrás una vez más y terminarlo. Eso me ahorrará el tener que pasar por el mismo terreno más de dos veces…
Le envié dos capítulos sobre L. C. [vida de Cristo] que no los había enviado cuando mandé lo anterior. Los preparé y dejé en la caja del maletero de W. C. [White]…
Esperaré con gran interés la llegada del manuscrito prometido. Estoy tan contenta de que esté escribiendo desde donde está. Hay un campo tan rico en las enseñanzas de Cristo cuando dejó Jerusalén después de la Fiesta de los Tabernáculos.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Frahran, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 52, 22 de agosto, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Tengo un número de capítulos preparados sobre la vida de Cristo, pero no puedo tenerlos copiados en este momento. Quizás pueda en las vacaciones. Si es así, se los enviaré. Estoy contenta de que esté trabajando sobre la vida de Cristo y estoy ansiosa por los manuscritos. Estos son capítulos –o partes- que deben ser preparados en lo que he mencionado antes –algunas cosas que fueron dejadas sin completar, y puedo estar trabajando en estas cosas hasta que tenga más manuscritos. Por supuesto, tengo un manuscrito considerable por delante en el cual estoy trabajando, pero no está en relación, y será mejor que lo prepare después que obtenga los eslabones intervinientes.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Frahran, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 53: Jueves, 5 de octubre, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Hay algunos puntos sobre los que me gustaría consultarle sobre la vida de Cristo. ¿No fue una lucha para él durante toda su vida sobre la tierra, refrenarse de usar su poder divino –para mantener su nivel de humanidad? Especialmente en la tentación en el desierto cuando Satanás llegó hasta él diciendo, si tú eres el Hijo de Dios, y para Cristo no afirmarse, no reprender al tentador. Y en la última tentación, me gustaría saber si esta idea es correcta –Adán retuvo su dominio sobre la tierra, pero mientras estuvo sujeto a Cristo. El Hijo de Dios fue el gobernante real, original, y Adán tuvo dominio bajo él. Adán traspasó su dominio a Satanás, pero antes de eso, Cristo fue el primer gobernante del mundo. Ahora en la tentación, Satanás viene con su título robado y se lo ofrece a Cristo, el gobernante original, con la condición de que Cristo le rinda homenaje. Hacerlo implicaría colocar a Satanás en supremacía como el gobernante original, y Cristo como subordinado a Satanás. ¡Una imprudencia intolerable –si se me permite expresarlo- de Satanás! ¡Parece como si Cristo hubiera sido tentado a eliminarlo de la existencia allí y en ese momento, y darle un final a toda su obra miserable. Ahora, si hay algo sobre esto, desearía que lo pusiera, que Cristo nunca se autoafirmó, soportó toda la falsa representación y suposiciones de Satanás, y sólo vivió –sólo dejó que su vida brillara, la revelación del eterno amor de Dios, como la vindicación de sí mismo, y la refutación eterna de todas las pretensiones de Satanás. Oh, que maravillosa lección que tiene para nosotros, no vindicarnos o autoafirmarnos, sino dejar que el principio se manifieste y desarrolle, dejar que nuestra vida hable, mientras que estamos en silencio.
Las lecciones sobre la vida de Cristo parecen incitar el interés general. El hermano Starr se sintió muy atraído por los capítulos en manuscritos…
Estoy asistiendo ahora a las clases de Biblia. Interrumpe un poco mi tiempo, pero como están considerando la vida de Cristo deseo escucharla, así cualquier discusión y presentación refresca ese tema en la mente de uno.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Frahran, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 54: Miércoles, 18 de octubre, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Espero que no sea necesario que trabaje sobre el testimonio, al menos por el momento. Los estudios bíblicos [en la Escuela Bíblica de Australia] son sobre la vida de Cristo, y estoy ansiosa de mantenerme en esa línea de pensamiento si es posible, si es que voy a continuar la tarea con el libro. Hay mucho por hacer todavía con el material que tengo, aunque, por supuesto, cuanto más pronto tenga nuevo material, mejor.
Oh, cuando veo cómo parece que estamos en los círculos de un remolino que está llevándonos más y más rápido hacia la gran consumación no veo la hora de que salga este libro, para revelar a Cristo a la gente como él es en su belleza. Que el trabajo sea hecho por quienquiera que Dios haya escogido, pero Oh, deseo verlo hecho, y estaré tan agradecida si me usa de alguna manera. Hay una gran pérdida en detenerse quebrantando la cadena de pensamiento y comenzarla otra vez. Pero estoy lista para hacerlo, si es necesario. Pero mientras, estoy estudiando la vida de Cristo y el asunto está en mi mente, parece como un pobre policía que trabaja en alguna cosa…
Simpatizo con usted en su constante traslado. Debe ser muy preocupante. ¡Pero qué privilegio está teniendo la gente de Nueva Zelanda!
Estaré muy feliz cuando pueda hablar sobre la tarea. Hay tantos puntos que surgen y sobre los que deseo consultarle, y apreciaría el privilegio de tener a alguien que lea también los capítulos.
Le enviaré unos pocos capítulos pronto. El hermano [W. F.] Cadwell copia para mí el domingo antes del mediodía… Estoy realmente ansiosa de tener más capítulos Estos son días ocupados, las clases de Biblia que se dan a mitad de la mañana son bastante inconvenientes, pero mientras se estudia la vida de Cristo, puedo acostumbrarme a perderlas, porque es la única cosa que sobrellevo en mi trabajo, y despierta la mente de uno el oír sobre el asunto de nuevo.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Frahran, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 55: Jueves, 18 de enero, 1894, Brighton, Victoria, Australia. Elena G. de White a W. C. Prescott
[Escrito en su tienda en la reunión de campamento en Brighton al presidente del Colegio de Battle Creek, en relación a un problema en la institución.]
Ahora debo dejar este tema presentado en forma tan imperfecta, que temo que malinterprete lo que me siento tan ansiosa por dejar en claro. Oh, que Dios ayude a la comprensión, porque sólo soy una pobre escritora y no puedo expresar con la pluma y la voz los grandes y profundos misterios de Dios. Oh, ore por usted y por mí.
(Carta 67, 1894, p. 10.)
Descripción 56: 1894, Granville, Nueva Gales del Sur, Australia. Elena G. de White a O. A. Olsen
Se decidió en el concilio que escriba sobre la vida de Cristo; pero ¿cuánto mejor que en el pasado? Las cuestiones y las condiciones reales de las cosas aquí y allí me urgen…
Escasamente pude hacer algo sobre la vida de Cristo, me he visto obligada a traer a menudo a Marian para que me ayude, dejando de lado su tarea sobre la vida de Cristo que debe hacer bajo grandes dificultades, reuniendo de todos mis escritos un poco aquí y otro allá, para acomodar las cosas lo mejor que puede. Pero ella se organiza muy bien para trabajar, si sólo pudiera sentirme libre para darle toda mi atención a la tarea. Tiene su mente educada y entrenada para la tarea; y ahora pienso, como ya lo hice cientos de veces, que seré capaz de asumir la tarea de la vida de Cristo y avanzar con ella después de que cierre esta correspondencia, si es la voluntad del Señor.
(Carta 55, 1894, p. 6.)
Descripción 57: Jueves, 25 de octubre, 1894, Granville, Nueva Gales del Sur, Australia. Elena G. de White al Dr. John Harvey Kellogg
Marian está trabajando con gran desventaja. Encuentro muy poco tiempo para escribir sobre la vida de Cristo. Estoy continuamente recibiendo cartas que demandan una respuesta, y no quisiera descuidar los asuntos importantes que se me presentan. Además hay iglesias que visitar, testimonios personales que escribir, y muchas otras cosas que hay que atender me ocupan y consumen mi tiempo. Marian toma rápidamente cada carta que escribo a otros con el propósito de encontrar oraciones que pueda usar en la vida de Cristo. Ha estado coleccionando todo lo que tenga que ver con las lecciones de Cristo a sus discípulos, desde toda fuente posible. Después de que termine la reunión campestre, la cual es una reunión muy importante, debo ubicarme en algún lugar donde pueda dedicarme a la tarea de escribir sobre la vida de Cristo. Dónde será es una cuestión no resuelta, pero debe hacerse…
Hay mucho para hacer en las iglesias, y no puedo hacer mi parte en mantener el interés y a la vez hacer el otro trabajo que es necesario que realice sin llegar a estar tan ocupada que no pueda dedicar fuerzas a escribir sobre la vida de Cristo. Estoy muy perpleja sobre cual es mi deber…
He casi decidido… dedicar todo mi tiempo a escribir para los libros que se deben preparar sin más demora. Desearía escribir sobre la vida de Cristo, sobre la temperancia cristiana y preparar el testimonio Nº 34, porque es muy necesario. Tendré que dejar de escribir tanto para los periódicos y dejar que la Review and Herald, Signs of the Times [Señales de los tiempos], y todo otro periódico salga sin artículos de mi pluma por este año. Todos los artículos que aparecen con mi firma son escritos nuevos y frescos de mi pluma. Siento mucho no tener más ayuda literaria. Necesito mucho esa clase de ayuda. Fannie podría ayudarme mucho con el trabajo del libro si no tuviera tantos artículos que preparar para los periódicos, y tantas cartas y testimonios que editar para enfrentar las demandas de mi correspondencia y las necesidades de la gente. No es bueno esperar todo de Marian hasta que la vida de Cristo se complete. Desearía tener otro trabajador inteligente en quien pudiera confiar para preparar asuntos para la imprenta. Tal obrero sería de gran valor para mí. Pero la cuestión es, ¿dónde encontraré al tal? Estoy con el cerebro cargado la mayor parte del tiempo. Escribo muchas páginas antes del desayuno. Me levanto en la mañana a las dos, tres y cuatro…
Usted sabe que mi tema tanto en el púlpito como en privado, por la pluma o la voz, es la vida de Cristo. Hasta aquí, casi todo lo que he escrito sobre este tema, ha sido escrito durante las horas cuando otros están durmiendo.
(Carta 41, 1895, pp. 1-4.)
Descripción 58: Lunes, 10 de diciembre de 1894. W. C. White a la Srta. Julia Malcolm
En relación con sus preguntas sobre los escritos de mi madre, usted puede haber tenido noticia en sus sermones [públicos] de que ella tiene un vocabulario completo y mucho poder de descripción y al mismo tiempo puede haber notado construcciones gramaticales defectuosas. Aquellos que estamos familiarizados con sus escritos encontramos las mismas características y también encontramos que mientras las escenas son similares en carácter y las cosas importantes son impresionadas en su mente, ella las escribe rápidamente sin hacer referencia al orden cronológico y otras conexiones aparentes. También nos sentimos perplejos por estas características en algunos de los libros proféticos de la Biblia.
Los secretarios y copistas que preparan los escritos de mi madre para los impresores, quitan las repeticiones para que el asunto pueda caber en el espacio asignado. Corrigen la gramática mala y dejan el asunto listo para publicar. A veces trasladan sus mejores expresiones del pensamiento de un párrafo al otro pero sin introducir sus propios pensamientos en el asunto. Los pensamientos y las expresiones que usted menciona son los propios pensamientos y expresiones de mi madre. Con saludos afectuosos.
(W. C. White, Libro de cartas 7, p. 20. [escrito desde Norfolk Villa, Prospect Road, Granville, Nueva Gales del Sur, Australia, a Julia Malcolm en Brighton, Victoria, Australia].)
Descripción 59: Sábado, 10 de agosto, 1895. Marian Davis a Elena G. de White
Tan pronto como veo trabajo para hacer en el manuscrito, es difícil para mí dejarlo. Trabajo todo lo que puedo, el mayor descanso para mí es ver avanzar el trabajo. Por ninguna razón pierdo el tiempo, sino que hago el trabajo que debe hacerse y para que no haya tiempo para estar de aquí para allá… Por supuesto nada irá sin su aprobación. Dios ayudará. Siento que él ayuda.
Siento que no puedo tomarme unas vacaciones todavía hasta que el libro esté completo. Es decir, tanto tiempo como haya trabajo para hacer.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Granville, Nueva Gales del Sur].)
Descripción 60: Lunes, 25 de noviembre, 1895. Marian Davis a Elena G. de White
Enviamos la carta para los trabajadores de Sydney al hermano McCullagh. Estaba tan bien. Debo guardar todas las generales para mis libros de recortes. Últimamente he estado usando el asunto reunido de las últimas cartas, testimonios, etc. He encontrado algo de las cosas más preciosas, algunas en esas cartas al hermano Corliss. Han sido para mí como una casa llena de tesoros. Hay algo en esos testimonios personales, que están escritos con un sentimiento profundo, que está muy cercano a mi corazón. Me parece que las cosas reunidas de esta forma le dan un poder y un significado al libro como no lo hace ninguna otra cosa. Espero que el que copie no se olvide de enviarme una copia de todo.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Granville, Nueva Gales del Sur].)
Descripción 61: Domingo, 22 de diciembre, 1895. Marian Davis a J. E. White
Debido a que estos libros se envian sin una explicación en cuanto a la autoridad por la cual habla la autora, se pensó que era mejor evitar, en tanto como pudiéramos, declaraciones para las cuales la Biblia pareciera no aportar pruebas, o a las que al lector común les pareciera que contradice la Biblia. Es mejor dar al lector lo que aceptará y le será de beneficio, que levantar la crítica y el cuestionamiento que los llevarán a desacreditar todo. La hermana White dice que Cristo fue dos veces coronado con espinas, pero como la Biblia menciona sólo la segunda coronación, se pensó que era mejor omitir la primera, o más bien dar la segunda en lugar de la primera.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White.)
Descripción 62: Lunes, 13 de abril, 1896. Marian Davis a A. O. Tait
No hemos dado todavía una atención especial, en la preparación del manuscrito para la nueva vida de Cristo, a las escenas finales de la vida del Salvador. Por supuesto que el asunto no está tan vívido en la mente de la hermana White como cuando está escribiendo o hablando especialmente sobre ello, ni yo puedo hablar tan decididamente sobre él como después de trabajar sobre el manuscrito.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 63: Sábado, 6 de junio, 1896. Manuscrito de Elena G. de White: “Ilustración de las cosas celestiales”
Apenas me atrevo a presentar aquello que es sagrado y elevado en las cosas celestiales. A menudo abandono mi pluma y digo: ¡Imposible, imposible que las mentes finitas abarquen las verdades eternas y los principios profundos y santos, y que expresen su importancia viviente! Me declaro ignorante e incapaz. Una rica corriente de pensamiento toma posesión de todo mi ser, y entonces dejo mi pluma, y digo: ¡Oh, Señor, yo soy finita, soy débil, sencilla e ignorante; no puedo encontrar palabras para describir tus revelaciones grandiosas y santas!
Mis palabras parecen inadecuadas. Pierdo toda esperanza de describir adecuadamente la verdad que Dios me ha dado a conocer acerca de su gran redención, la cual ha exigido la total atención divina consagrada al Hijo unigénito del Infinito. Las verdades que han de permanecer durante el tiempo y la eternidad, el gran plan de redención, que cuesta mucho y es para la salvación de la raza humana, que presenta delante de los hombres una vida que se mide con la vida de Dios: estas verdades son demasiado grandiosas, profundas y santas para que las palabras humanas o la pluma humana pueda expresarlas adecuadamente.
(Manuscrito 23, 1896, p. 2.)
Descripción 64: Viernes, 16 de julio, 1896, Cooranbong, Nueva Gales del Sur, Australia. Elena G. de White a la Sra. Wessels
Querida hermana Wessels: … El manuscrito para la “Vida de Cristo” está justo por ser enviado a América. Será manejado por la Pacific Press. He empleado obreros para preparar este libro, especialmente a la hermana Davis, y esto me ha costado unos tres mil dólares. Otros tres mil dólares se necesitarán para prepararlo para que sea diseminado por el mundo en dos libros. Esperamos que tengan una gran venta. He dedicado poco tiempo a estos libros, porque hablar, escribir artículos para los periódicos y escribir testimonios privados para enfrentar y reprender los males que están surgiendo, me mantienen ocupada.
(Carta 114, 1896, p. 3.)
Descripción 65: Lunes, 23 de noviembre, 1896. Marian Davis a C. H. Jones
Esta mañana el hermano White me dio su carta del 6 de octubre, con la lista de recortes, etc., pidiéndome que le escriba en relación con esto. Si lo hubiera visto antes de dejar Cooranbong, donde están mis listas y manuscritos, hubiera escrito en forma más inteligente. Como está de esta forma, puedo mencionar sólo pocos puntos.
I. Transposición de capítulos. En el orden de los capítulos seguimos la armonización de Andrews*, como la da en su Vida de Cristo. Se lo considera generalmente la mejor autoridad, y es citado por escritores destacados. No conocemos otro arreglo mejor que éste. (El año entre la primera y la segunda pascua parece haber existido un período de relativa quietud y reclusión; que entre la segunda y la tercera, de actividad y publicidad.) Aquellos que leyeron los manuscritos, el profesor Prescott y la hermana Burnham, estuvieron de acuerdo con nuestros arreglos. No nos gustaría ver este capítulo transpuesto.
“Prisión y muerte de Juan”. La ubicación de este capítulo es opcional, por supuesto. Pero nadie hasta aquí ha objetado su ubicación actual. Como la referencia a Juan en el capítulo 28, viene después del relato de su muerte, esto no es inusual en otros libros. Véase Geikie y varios otros. Si el capítulo fuera transpuesto, quizás sería mejor omitir el primer párrafo. Pero al no tener el manuscrito para hacer la referencia, no puedo hablar con mucha propiedad.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, p. 17a (escrito desde Ashfield, Nueva Gales del Sur, Australia, a C. H. Jones en Oakland, California.)
* Samuel J. Andrews, The Life of Our Lord upon the Earth [La vida de nuestro Señor sobre la tierra], primera impresión en 1862. La edición de 1891, estaba en la biblioteca de Elena G. de White. La armonización de los evangelios de Andrews aparece en las pp. xxi a xxvii.
Descripción 66: 11 de marzo, 1897. Marian Davis a C. H. Jones
Su carta del 2 de febrero fue recibida en el último correo. Estoy muy feliz de saber las decisiones en relación con el tamaño y el estilo del libro. Creo que el plan es correcto, y aprecio que no se hayan hecho las planchas para que no se tengan que tirar.
Notamos los títulos mencionados: “El Deseado de todas las edades” y “El Deseado de todas las naciones”. La hermana White prefiere el primero, al igual que yo, con todos los otros que han expresado una opinión.
Usted me pregunta si no puedo, mediante este correo, enviarle para la imprenta el manuscrito de las parábolas. También pregunta cuándo estará listo el balance del manuscrito para el último libro. Y le solicita a la hermana White que escriba sobre la parábola del hombre rico y Lázaro. Estoy plenamente de acuerdo con usted que la “Vida de Cristo” debo concluirse lo más pronto posible. Pero déjeme presentarle la situación: hace más de un año, la hermana White comenzó a escribir sobre el juicio y la crucifixión de Cristo. Ella tenía una cantidad de manuscritos sin terminar. Es su intención reunir todos lo más pronto posible y completarlos para el libro. Últimamente ha llevado una responsabilidad muy grande por la Asociación General, al igual que por individuos, y la obra en Sudáfrica y en Cooranbong. Pero ahora que la Conferencia terminó, y que ha escrito mucho en relación con estos otros casos, intenta plenamente dedicar su tiempo al manuscrito. Casi me ha agotado la ansiedad por completar el libro. Preparé algunos capítulos con el material que tenía, pensando que no escribiría más sobre estos temas. No obstante, escribió sobre ellos, y tuve que rehacer mi trabajo.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 67: Domingo, 11 de abril, 1897. Marian Davis a W. C. White
Veo que ni en la carta del hermano Jones ni en la suya he declarado definidamente lo que estoy haciendo sobre el manuscrito y porqué. En primer lugar, he trabajado por una mejor introducción en los capítulos. Para el éxito del esfuerzo, que algún colportor examine las páginas que le envié al hermano Jones y dé su opinión. Los capítulos del manuscrito anterior, comienzan a menudo con alguna noticia de Jesús yendo aquí o allá, y el libro parece casi un diario. Eso se ha corregido. Luego he tratado de empezar ambos capítulos y párrafos con oraciones breves, e incluso simplificar cuando es posible, para eliminar toda palabra innecesaria, y hacer la obra, como lo he dicho, más compacta y vibrante. En algunos capítulos, tengo asuntos frescos y vivos que añadirán mucho al interés del libro. Si ustedes me ofrecen, personalmente, mil dólares por la obra que he hecho en el libro durante las pocas semanas pasadas, ni los miraré. Nunca me di cuenta del poder de la simplicidad y lo compacto, como cuando comencé esta obra… cuando pienso en los miles que leerán el libro, deseo que tenga la menor cantidad de imperfecciones humanas como sea posible para que no empañe su belleza divina.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 68: Jueves, 29 de julio, 1897, Cooranbong, Nueva Gales del Sur, Australia. Entrada del diario de Elena G. de White
Me levanté a las dos y media, y ofrecí mi oración a Dios en el nombre de Jesús. Estoy débil físicamente; mi cabeza no deja de dolerme; me preocupa mi ojo izquierdo. Al escribir sobre la vida de Cristo, estoy profundamente sobrecargada. Olvido respirar como debiera. No puedo resistir la intensidad del sentimiento que me sobreviene cuando pienso en lo que Cristo ha sufrido en nuestro mundo.
(Manuscrito 70, 1897, p. 1.)
Descripción 69: 9 de agosto, 1897. Marian Davis a W. C. White
Recibí noticias de C. H. Jones que estaba planeando publicar “El Deseado de todas las gentes” en la primavera de 1898, y que para hacerlo, todas las copias deben estar en las manos de los impresores tan temprano como septiembre de 1897.
Por lo que aprendí de la obra del artista, no puedo creer que los impresores estarán listos para los manuscritos en septiembre. Tienen ahora veinticinco capítulos, con su revisión final. Hay veinticinco más listos para enviar, pero hay que hacerles unos pocos cambios, mientras termino los últimos capítulos. Por eso los estoy reteniendo…
La hermana White es agobiada constantemente con el pensamiento que el manuscrito debe ser enviado a los impresores cuanto antes. Desearía que fuera posible aliviar su mente, porque la ansiedad le dificulta escribir y a mi trabajar… La hermana White parece dispuesta a escribir, y no tengo duda de que producirá muchas cosas preciosas. Espero que sea posible incorporarlas en el libro. Hay algo, no obstante, que ni siquiera el editor más competente puede hacer –y es preparar el manuscrito antes de que se escriba.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 70: Documentos de trabajo para El Deseado de todas las gentes, 1897-1898
[Debido a la falta de un espacio adecuado en la bóveda del Patrimonio White en Washington, D. C., una cantidad de documentos y libros antiguos del Patrimonio White se habían almacenado por varios años en cajas en edificios cercanos donde no estuvieran fácilmente disponibles. La reciente ubicación de un espacio adicional en el Patrimonio White ha hecho posible que se abrieran estas cajas.
El 16 de mayo de 1979, James Nix encontró, en una de las cajas almacenadas, parte de los documentos de trabajo usados en la preparación de El Deseado de todas las gentes en las oficinas de Elena G. de White en Cooranbong, Australia, en 1897 y 1898. Estos documentos comprenden los capítulos 2 al 37 (páginas 27 a 358 en inglés) del libro actual. Los documentos de trabajo son de interés especial porque muestran lo que fueron aparentemente, en gran medida al menos, las revisiones finales hechas en el manuscrito antes de que se enviaran desde Australia a la Pacific Press.
Las siguientes figuras son reproducciones en fotocopias hechas de esos documentos de trabajo de El Deseado de todas las gentes. Incluyen porciones de las páginas 80-81, 98-99 y 331-332. Lo que aparece escrito a mano en forma muy legible en las primeras dos páginas han sido tentativamente identificadas como perteneciendo a Maggie Hare, mientras que la escritura menos legible en la tercera página es la de Marian Davis.]
Descripción 72: Domingo, 21 de noviembre, 1897. W. C. White a C. H. Jones
Al regresar de Sydney le mostré a mi madre y a la hermana Davis las pruebas que traje de los encabezados de los capítulos, viñetas, etc., para el nuevo libro. Algunos nos parecieron bien. Sobre otros nos sentimos chasqueados…
Al mirar algunas fotografías del Monte de los Olivos, mi madre nos relató cuánto más hermoso era el país en la época de Cristo, que los lugares que ahora están vacíos y tristes, entonces estaban embellecidos con árboles y bosques magníficos. Oh, cómo quisiera tener algunas figuras que representaran esos lugares como ella los ha visto. Pero no sé cómo hacer eso.
(W. C. White, Libro de cartas 11-A, p. 342 [escrito desde Cooranbong, Australia, a C. H. Jones en la ciudad de Nueva York].)
Descripción 73: Martes, 1 de marzo, 1898. Marian Davis a Elena G. de White
Esta mañana despachamos “Varón de dolores”, copiado para el nuevo material que dejó; y la parábola de los talentos, para el libro de parábolas. El material sobre el sembrador que le fue dado a Minnie, lo ha copiado. Pero lo que se le dio a la Srta. Peck no ha sido hecho. Si la Srta. Peck no tiene tiempo para hacerlo pronto, creo que dejaremos que Minnie lo haga, porque estoy ansiosa de que lo tenga en sus manos, y usted querrá todo junto, para saber lo que hay. No le enviaremos nada sobre el sembrador hasta que podamos enviarle todo.
He estado recolectando las cosas preciosas de estos nuevos manuscritos sobre la vida temprana de Jesús. Le enviaré varias de las páginas nuevas a California por el correo de Vancouver, y le enviaré más para los últimos capítulos en el siguiente correo. Dos de estos nuevos artículos sobre la obra misionera de Cristo, dejé que lo leyera el hermano James en la iglesia. El sábado pasado leyó uno que habla sobre la privación a sí mismo de alimento del Salvador para dar a los pobres. Estas cosas son inexpresablemente preciosas. Espero que no sea demasiado tarde para incorporarlas en el libro. Ha sido una fiesta trabajar en este asunto…
Supe que nuestras Escuelas Sabáticas pronto realizarán el estudio de la vida de Cristo. Así que el libro saldrá justo a tiempo para complementarlas. Estoy tan contenta.
Enviaré una copia de lo poco que reuní para el capítulo, “En la tumba de José”. Suple un eslabón que faltaba, y pienso que será de gran ayuda para el libro…
Supe que la tarea de preparar el libro está comenzando, así que deseamos terminar los últimos capítulos lo más pronto posible. Espero que pueda enviarnos pronto, el resto de los materiales sobre el ministerio de curación de Cristo, y, tan pronto como pueda, el hombre rico y Lázaro. Espero que el libro sobre las parábolas pueda salir al mismo tiempo que la vida de Cristo.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 74: Jueves, 10 de marzo, 1898. Marian Davis a Elena G. de White
Minnie le está enviando esta mañana el material que ha estado copiando. Lo del sembrador es todo lo que tenemos –el artículo dado a la Srta. Peck, y el manuscrito que me dejó. Si usted no desea agregar nada más, puedo continuar y terminar el capítulo, pero quiero esperar a que usted me lo diga. El artículo que le envié, “Ninguna por recompensa sino por gracia”, la parábola de los trabajadores, es el último de los materiales que fue preparado para el libro. He planeado dejar que éste sea el cierre del libro. Los últimos párrafos me parecen muy preciosos. La parábola de los talentos, que viene justo antes que esto, ha mostrado la importancia del trabajo, usando toda facultad para Dios, y esto muestra el espíritu con el cual se debe hacer la tarea. Unas pocas frases las reconocerá pues son de una carta que envió últimamente –“La puerta dorada no se abre al orgulloso en espíritu. Sino que los portales eternos se abrirán ampliamente al toque trémulo de un niño pequeño”.
Me dejó un manuscrito sobre el mayordomo injusto, y he estado reuniendo material para completarlo y he encontrado algunas cosas preciosas para agregar a los capítulos finales de la vida de Cristo. Por supuesto, no puedo compilar los capítulos (los últimos dos) hasta que reciba lo que escribió sobre el ministerio de curación.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 75: Lunes, 21 de marzo, 1898. Marian Davis a Elena G. de White
El material que envió sobre el ministerio de curación era justo lo que se requería. He usado tanto como pude conseguir en el capítulo, “Id y enseñad a todas las naciones”. Cuando Minnie regrese, lo tendré copiado y le enviaré una copia. Estoy tan feliz de que podamos incorporar estas cosas en el libro, porque agregan mucho a su valor y utilidad. El hermano White piensa que es mejor enviar los últimos dos capítulos, “Id y enseñad a todas las naciones” y “A mi Padre y a vuestro Padre”, con el barco que sale el sábado. No tengo idea de que estén listos para eso todavía, pero él piensa que los alentará para que apresuren la tarea, y se los enviaré. Me siento con tanta premura por la salida del libro. Casi no puedo esperar, pero la espera da tiempo para trabajar con las parábolas, y será muy bueno tener a ambos saliendo al mismo tiempo.
He usado algunos de los nuevos materiales sobre las parábolas, y calzarán justo con la obra. Deseo incorporar al libro tanto como sea posible del material fresco sobre la enseñanza en la naturaleza.
Estas cosas han sido una fiesta para mí. Deseo que mi corazón y mi mente se expandan para contener estos grandiosos y estupendos principios.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Nueva Gales del Sur, a Elena G. de White que estaba en Melbourne].)
Descripción 76: Lunes, 6 de junio, 1898. Marian Davis a la Srta. E. J. Burnham
Por este correo le envío el índice. No está terminado apropiadamente. Ha sido verificado sólo hasta la página 32. Las chicas trabajaron casi toda la noche para hacerlo y también la revisión. Le pedimos que lo verifique, tendrá que sustituir el número mecanografiado por la numeración de páginas del manuscrito… Anoche trabajé toda la noche…
La hermana White ha leído todos los capítulos, y está muy complacida con ellos.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, pp. 145-146 [escrito desde Cooranbong, Australia, a la Srta. Burnham en la Pacific Press en Oakland, California].)
Descripción 77: Miércoles, 15 de junio, 1898. Marian Davis a la Srta. E. J. Burnham
Su carta del 16 de mayo, con las pruebas, fue recibida. He leído rápidamente las páginas. Excepto por uno o dos errores insignificantes, el texto está todo correcto. Es difícil expresar cuán aliviada me siento al ver tanto material ya tipiado y en orden. Casi me ha consumido la ansiedad al pensar en las posibilidades de haber enviado lejos tantas incorporaciones. Estoy muy agradecida a Dios, cuya mano está sobre la obra, de que haya hecho que sea posible que usted estuviera a cargo, y espero que ninguna palabra mía le ocasione ninguna carga innecesaria…
En el prefacio, ¿no sería bueno declarar, en alguna forma, que este libro no es una armonización de los evangelios, que no intenta enseñar cronología? Su propósito es presentar el amor de Dios, la belleza divina de la vida de Cristo, no para satisfacer el cuestionamiento de los críticos. Lo anterior puede no ser la mejor manera de decirlo. Tiene la intención de ser una sugerencia.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, pp. 166-168 [escrito desde Cooranbong, Australia, a la Srta. Burnham en la Pacific Press en Oakland, California].)
Descripción 78: Lunes, 5 de marzo, 1900. Marian Davis a Marius Christensen
Muchas personas parecen darle mucho más valor a un manuscrito no publicado de la hermana White que al material impreso en los libros. Pero en todo lo que ella ha escrito, no conozco nada mejor que las cosas a las que se hace referencia. En libros como El Deseado de todas las gentes, se han reunido cuidadosamente muchas de las cosas más preciosas que ella ha escrito en un tiempo determinado.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, pp. 203-204 [escrito desde Cooranbong, a Marius Christensen en Hayward, Minnesota].)
Descripción 79: Lunes, 23 de abril, 1900, Sunnyside, Cooranbong, Australia. Elena G. de White a G. A. Irwin*
Querido hermano: … Usted ha visto mis copistas. No cambian mis expresiones. Permanecen como se las escribió.
La obra de Marian es de un orden completamente distinto. Ella es la que me compagina [ordena] los libros. A ____ nunca me ha compaginado los libros. ¿Cómo se hacen mis libros? Marian no reclama reconocimiento.
Ella hace su trabajo de esta manera: toma mis artículos que han sido publicados en los periódicos, y los pega en libros [hojas] en blanco. También tiene una copia de todas las cartas que escribo. Cuando prepara un capítulo para un libro, Marian recuerda que yo he escrito algo sobre ese punto especial que puede darle más fuerza al asunto. Empieza a buscarlo, y cuando lo encuentra, si ve que da mayor claridad al capítulo, lo añade.
Los libros no son producciones de Marian, sino mi propia producción, recopilados de todos mis escritos. Marian tiene un gran campo del cual seleccionar, y su capacidad para ordenar los asuntos es de gran valor para mí. Me ahorra revisar una gran cantidad de material, lo cual no tengo tiempo de hacer.
De manera que Ud. entiende que Marian me es una ayuda muy valiosa en la preparación de mis libros. A_____ no tiene nada que ver con esta obra. Marian le ha leído a ella algunos capítulos, y A____ a veces ha hecho sugerencias en cuanto al arreglo del material.
Esta es la diferencia entre las [estas] ayudantas. Como he dicho, a A____ le hemos prohibido estrictamente cambiar mis palabras por las suyas. Las palabras, como fueron pronunciadas por los agentes celestiales, son severas en su sencillez; y yo trato de poner los pensamientos en un lenguaje tan sencillo que un niño pueda entender cada palabra pronunciada. Las palabras de alguna otra persona no me representan correctamente.
Le he escrito así, con amplitud, para que Ud. pueda entender el asunto. Puede ser que A______ pretenda haber compaginado [ordenado] mis libros, pero no lo ha hecho. Esta ha sido la ocupación de Marian, y su obra es mucho más avanzada que cualquier trabajo que A_____ haya hecho para mí.
(Carta 61a, 1900, pp. 4-5 [la primera parte de la cita aparece en The Ministry, diciembre, 1975, pp. 14, 15].)
* Presidente de la Asociación General, 1897-1901.
Descripción 80: Lunes, 23 de abril, 1900, Marian Davis a G. A. Irwin
Me he enterado recientemente de la circulación de un informe en Battle Creek. Por este informe, alguno puede ser conducido a rechazar la instrucción y advertencia del Espíritu de Dios. Siento que es un deber decir lo que sé sobre el asunto que se cuestiona.
Se menciona que la escritura de un testimonio para un hombre destacado en Battle Creek fue instrumentado por uno de los anteriores trabajadores de la hermana White, o que ella le había dado material a él con la instrucción de que completara los puntos, y así el testimonio sería virtualmente su obra.
No puedo pensar que alguien que haya estado relacionado con la obra de la hermana White pueda hacer una declaración de ese tipo. No puedo pensar que alguien que esté familiarizado con la forma de escribir de la hermana White pueda siquiera creerlo. La carga que siente cuando el caso de un individuo se presenta ante ella, la presión intensa bajo la que trabaja, a menudo levantándose a la medianoche para escribir las advertencias que se le dieron, y a menudo por días, semanas y hasta meses, escribiendo una y otra vez en relación a ello, como si no pudiera liberarse de los sentimientos de responsabilidad por esa alma, -nadie que haya conocido alguna de [estas] experiencias, podría creer que ella instruiría a otro para que escribiera un testimonio.
Por más de veinte años, he estado relacionada con la obra de la hermana White. Durante ese tiempo, nunca se me ha pedido siquiera que escriba un testimonio por medio de una instrucción oral, o que llenara los puntos de un asunto ya escrito. El que se informa que hizo tal declaración, hasta donde yo sepa, nunca se le pidió o permitió hacer una cosa semejante. Y por mi propio conocimiento de la tarea, al igual que por las declaraciones de la misma hermana White, tengo el asidero más firme posible para no creer una cosa semejante.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, pp. 207-208 [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 81: Lunes, 7 de mayo, 1900. W.C. White a G. A. Irwin
A veces cuando la mente de mi madre está descansada y libre, los pensamientos se expresan en un lenguaje que es no sólo claro y fuerte, sino hermoso y correcto; y a veces cuando está preocupada y oprimida con pesadas cargas de ansiedad, o cuando el tema es difícil de describir, hay repeticiones y oraciones no gramaticalmente correctas.
A los copistas de mi madre se les confía la tarea de corregir los errores gramaticales, o eliminar repeticiones innecesarias y de agrupar párrafos o secciones en el mejor orden. Si un pasaje no se comprende plenamente, el copista pregunta sobre su pleno significado y su relación apropiada. Cuando se los corrige y se los copia en forma completa con una máquina de escribir o la pluma, los manuscritos son todos examinados cuidadosamente por mi madre, y corregidos, donde sea que se requiera la corrección, y luego se los vuelve a copiar, si las correcciones son numerosas. Esto se hace con muchos manuscritos, no sólo porque las correcciones son el trabajo del copista, sino porque mi madre ve una nueva forma de expresar el pensamiento un poco más claramente o más plenamente.
A menudo mi madre escribe sobre un asunto por segunda vez, porque siente que es muy difícil poner por escrito la escena o los eventos como le fueron presentados.
Los empleados de experiencia de mi madre, tales como las hermanas Davis, Burnham, Bolton, Peck y Hare, que están muy familiarizadas con sus escritos, están autorizadas a tomar una frase, párrafo o sección de uno de sus manuscritos e incorporarlo en otro manuscrito cuando se expresó el mismo pensamiento pero no en forma tan clara. Pero ninguno de los empleados de mi madre está autorizado a agregar a los manuscritos introduciendo pensamientos propios. Se los instruye que se deben usar las palabras y pensamientos que mi madre ha escrito o hablado.
(Archivo de cartas de W. C. White, Patrimonio White.)
Descripción 82: Lunes, 21 de mayo, 1900, Sunnyside, Cooranbong, Australia. Elena G. de White a G. A. Irwin
Estimado hermano Irwin: … Dios estará complacido al ver El Deseado de todas las gentes en cada hogar. En este libro se encuentra la luz que él ha derramado en su Palabra. A nuestros colportores les diría, “Avancen con sus corazones enternecidos y embebidos con la lectura de la vida de Cristo”. Beban profundamente del agua de la salvación, para que esté en sus corazones como una fuente viva que salta para refrescar a las almas a punto de perecer.
(Carta 75, 1900 [Colporteur Ministry, pp. 126-127].)
Descripción 83: Miércoles, 20 de junio, 1900, Sunnyside, Cooranbong, Australia. Elena G. de White a Edson y Emma White
Queridos hijos Edson y Emma: Recibí tu carta,* Edson. En relación con El Deseado de todas las gentes, cuando te encuentres con aquellos que tienen críticas para hacer, como siempre será el caso, no tengas en cuenta los supuestos errores, sino que alaba el libro, comenta sobre sus ventajas. El Deseado de todas las gentes podría haber tenido el mismo tamaño que los dos libros anteriores, si no hubiera sido por la fuerte recomendación del hermano B___ que era entonces el Encargado General de Colportaje. Lo que mencionas sobre el apéndice, es la primera objeción que he escuchado en relación con esa característica. Muchos han hablado de la gran ayuda que han encontrado en el apéndice. Si la gente tiene prejuicios contra algo que hace que el sábado se destaque, esa misma objeción muestra la necesidad de que esté allí para que lo haga claro.
Estemos alertas. No permitamos que la crítica de nadie imprima objeciones en nuestras mentes. Que los críticos vivan del intercambio de su crítica. No pueden hablar a favor ni de la mejor bendición sin atacarla críticamente e imprimir una sombra de reproche. Eduquémonos en la alabanza de lo que es bueno cuando otros critican. Los murmuradores siempre recogerán defectos, pero no nos entristezcamos por los elementos cortantes. No consideremos una virtud el hacer y sugerir dificultades a unas y otras mentes para que no les produzca hostigamiento y perplejidad.
(Carta 87, 1900, pp. 1, 2.)
* La carta de Jaime Edson White a su madre, de fecha 11 de mayo de 1900, contenía críticas del tamaño, forma, precio e ilustraciones de El Deseado de todas las gentes. Incluso rechazó el apéndice en la primera edición preguntando: “¿Es costumbre lanzarse contra las creencias de otras personas en la forma en que se lo hace en el apéndice?”. Argumentó que tal material les causaba dificultad a los evangelistas de la literatura para vender el libro.
Descripción 84: Domingo, 10 de agosto de 1902, Elmshave, St. Helena, California. Elena G. de White a su hermana Mary
Mi querida hermana Mary [Foss]: … Hermana, no pienses que me he olvidado de ti, porque no es así. Sabes que tengo libros para hacer. Mi último esfuerzo es para un libro sobre la verdadera educación. Escribir este libro ha sido una prueba para mí, pero está casi terminado. Estoy concluyendo el último capítulo. Este libro no contendrá tanto material como en alguno de mis libros más grandes, pero la instrucción que contiene es importante. Siento la necesidad de la ayuda de Dios continuamente.
Todavía estoy tan activa como siempre. No estoy para nada decrépita. Soy capaz de hacer mucho trabajo, escribir y hablar como lo hacía años atrás.
Leo todo lo que se copia, para ver si todo está como debe estar. Leo todos los manuscritos del libro antes de que se envíe a la imprenta. Así que puedes ver que mi tiempo está ocupado completamente. Además de escribir, se me pide que hable a diferentes iglesias, y que asista a reuniones importantes. No puedo hacer esta tarea a menos que el Señor me ayude.
(Carta 133, 1902, pp. 1-2.)
Descripción 85: Martes, 6 de enero, 1903, Elmshaven, Sanatorio, California. Elena G. de White al pastor J. A. Burden y su esposa
Queridos hermano y hermana Burden: … Me siento muy agradecida por la ayuda de la hermana Marian Davis para sacar mis libros. Reúne materiales de mis diarios, de mis cartas y de los artículos publicados en los periódicos. Valoro sumamente su fiel servicio. Ha estado conmigo por veinticinco años y ha incrementado su capacidad para el trabajo de clasificar y agrupar mis escritos.
(Carta 9, 1903 [The Ministry, diciembre 1975, p. 15].)
Descripción 86: Circular del 26 de septiembre, 1904, Elmhaven, St. Helena, California. Manuscrito de Elena G. de White, “Un tributo a Marian Davis”
Marian, mi ayudante, fiel y veraz como la brújula al polo en su tarea, está muriendo…
Parto mañana para Battle Creek. Todavía mi alma está ligada a esta joven que muere. Me ha servido durante los últimos veinticinco años. Hemos trabajado lado a lado en la obra, y en perfecta armonía en la misma. Y si estuviera reuniendo las preciosas jotas y acentos que estuvieran en periódicos y libros y me los presentara, “Ahora”, diría, “hay algo que falta. No puedo suplirlo”. Yo lo revisaría, y en un momento trazaría la línea.
Trabajamos juntas, sólo trabajamos juntas en armonía perfecta todo el tiempo. Está muriendo. Y es por la devoción al trabajo. Asumió la intensidad del mismo como si fuera una realidad, y ambas nos metimos en él con una intensidad para que cada párrafo estuviera en su lugar apropiado y para que mostrara su obra correctamente.
(Manuscrito 95, 1904, p. 1.)
Descripción 87: Martes, 6 de marzo, 1906, Sanatorio, California. Elena G. de White a los hermanos reunidos en el concilio de Graysville, Tennessee
Queridos hermanos empleados:… ¿Cuántos han leído con detenimiento Patriarcas y profetas, El gran conflicto y El Deseado de todas las gentes? Desearía que todos comprendieran que mi confianza en la luz que Dios ha dado permanece firme, porque sé que el poder del Espíritu Santo magnifica la verdad y la hace honorable, cuando dice: “Éste es el camino, andad por él”. En mis libros, la verdad se declara, respaldada por un “Así dice el Señor”.
El Espíritu Santo traza estas verdades en mi corazón y mi mente en forma tan indeleble como la ley fue trazada por el dedo de Dios sobre las tablas de piedra, que están ahora en el arca, que será descubierta en aquél gran día cuando se pronunciará la sentencia contra cada mal, cada ciencia seductora producida por el padre de la mentira.
(Carta 90, 1906 [Colporteur Ministry, p. 126].)
Descripción 88: Lunes, 17 de agosto, 1931, ciudad de Nueva York. H. Camden Lacey* a D. E. Robinson
Mi estimado hermano Robinson: En relación con DECLARACIONES SIGNIFICATIVAS Nº 1, no puedo decir nada, pues no soy el “destacado ministro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Washinton, D. C.” que hizo esa declaración.
En relación con la segunda DECLARACIÓN SIGNIFICATIVA que usted cita, los hechos son los siguientes:
En 1895, a mi regreso de Australia pasando por Battle Creek, Michigan, la Srta. Marian Davis me pidió reiteradas veces que la ayudara en la edición del manuscrito El Deseado de todas las gentes que estaba entonces en preparación. Lo evité tanto como pude, pues no me sentía capaz de brindar ninguna ayuda especial, pero finalmente me rendí ante sus insistencias y, después de recibir el manuscrito de ciertos capítulos, hice algunas sugerencias que ella pareció feliz de aceptar. Ahora no puedo recordar ningún detalle en relación a esas sugerencias, aparte de que tengo un vívido recuerdo de que parecía ansiosa de lograr ciertas conexiones lógicas de frases. Por lo tanto, volvimos a arreglar algunas de ellas, y tuve la impresión de que había necesidad de volver a redactarlas. Pero estoy seguro de que no hubo ninguna alteración del pensamiento en ninguna parte.
En relación con el primer capítulo, tengo un recuerdo más vívido. Recuerdo que la hermana Davis estaba muy preocupada sobre él. Parecía no tener suficiente material para completarlo muy bien. Se lo revisó reiteradamente, y pienso que se les consultó frecuentemente al pastor W. W. Prescott y al hermano E. R. Palmer sobre su composición. Finalmente, tomó la forma con la que ahora aparece en El Deseado de todas las gentes.
En la Conferencia Bíblica en Washington, D. C., en 1919, durante una discusión sobre este punto en la edición de los escritos de la hermana White, dije, que en mi opinión sería mejor para la claridad de toda la cuestión ante la gente que si el hecho se declaraba claramente en alguna parte (quiero decir, en la página del título o en el prefacio) que El Deseado de todas las gentes fue escrito por la Sra. Elena G. de White y editado por la Srta. Marian Davis.
No utilicé las palabras mencionadas “porque ella lo escribió” (con referencia a la Srta. Marian Davis).
Yo dije que vino a mí para que la ayudara a preparar especialmente el primer capítulo, porque parecía tener mucho interés en su forma final.
A la espera de que estas simples declaraciones le sirvan para rebatir a quienes parecen ser persistentes en mal interpretar lo que realmente se dijo en la Conferencia Bíblica al respecto. Quedo a sus órdenes, sinceramente en la fe de esta verdad.
(Archivo de documento DF 2a, Patrimonio White.)
*El pastor Lacey era hermano de la segunda esposa de W. C. White.
Descripción 89: Martes, 22 de mayo, 1934. W. C. White a la Sra. Maggie H. Bree
Por años fue nuestra costumbre colocar en sus [de la señorita Davis] manos una copia de todo artículo que se enviaba para publicar y de todas las cartas y testimonios principales. Las … leía con avidez, y … marcaba aquellas páginas que consideraba especialmente útiles para libros que ella tenía previstos…
La hermana Davis tenía una memoria maravillosa, y esto era de gran utilidad en su tarea de búsqueda y agrupamiento de cosas escogidas que la hermana White había escrito en relación con Cristo y su ministerio como Sanador [y] en relación a Cristo como un Ejemplo de misionero médico y evangelista médico…
Cuando se reunía un buen número de citas y se las agrupaba como un material posible para capítulos, eran leídos a la hermana White. Esto hacía revivir su memoria de las … escenas presentadas ante ella, y reasumía… la tarea de reescribir muchos capítulos dándoles un toque fresco y mayor fuerza, también adaptando varios pasajes… en forma más plena para la gente que leería este libro…
Una y otra vez en el cuarto de la hermana White se discutía el objetivo y se hacía el mejor plan para el libro: (a) a quién serviría el libro; (b) cuánto espacio se debería dar a cada tema; (c) cuál era la mejor relación de los grandes temas que debía tratar.
Después de que se confeccionaban los capítulo, eran leídos cuidadosamente otra vez por la hermana White y luego sometidos al impresor.
(Archivo de correspondencia de W. C. White, Patrimonio White.)
Descripción 90: Viernes, 24 de julio, 1936. H. Camden Lacey a un ministro adventista en Nueva York
La copia adjunta de su asombrosa carta al pastor W. C. White me ha sido reenviada para que la responda.
Primero, déjeme decirle con mi entera certeza, y ante Dios como testigo, que nunca hice esa declaración –en ningún momento y a nadie- en la que usted hace referencia a “que el pastor Lacey cuando estuvo aquí ha estado relatando a varios de que él y no la hermana White, es el autor de El Deseado de todas las gentes”. Nunca hice tal declaración.
Segundo, gustosamente y con todo mi corazón acepto El Deseado de todas las gentes como un libro inspirado; de hecho lo considero como el libro más espiritual sobre la vida de Cristo, fuera de los Evangelios, dado alguna vez a su Iglesia. En mi propia Biblia, en hojas extras pegadas adelante y atrás, tengo registros de citas tomadas de ese maravilloso libro, y de otros escritos de la hermana White. Los valoro como productos del mismo “Espíritu de Profecía” que inspiró a las Escrituras. Y miles de mis oyentes en la iglesia y en el aula podrán dar testimonio de eso. Usted solicita “una breve declaración de los hechos en el caso”. Estos son:
La Srta. Marian Davis, a quien se le confió la preparación de El Deseado de todas las gentes, venía frecuentemente en 1895 y 1896 a solicitarme ayuda para el arreglo del material que había recogido de varios manuscritos de la hermana White. La hermana Davis era una querida amiga mía, e hice lo mejor que sabía para ayudarla, especialmente con el primer capítulo. Según recuerdo, esta ayuda fue sólo para el arreglo de las frases y los párrafos, o para la selección de una palabra más adecuada. En ningún momento, hubo alteración alguna del pensamiento, o la inserción de una idea que no estuviera ya expresada en el texto original. La “copia” resultante siempre se sometía a la aprobación final de la misma hermana White.
Todo El Deseado de todas las gentes como aparece ahora impreso es, por tanto, lo sostengo, el producto de la mente y el corazón de la hermana White, conducidos por el buen Espíritu de Dios. Y la “edición” fue meramente técnica.
Si le mencioné estos hechos a alguien en Nueva York, debe haber sido en relación con situaciones que surgieron como la actual –el reavivamiento de ese absurdo rumor tan antiguo como el Concilio Bíblico de Maestros de 1919 en Washington, cuando se me acusó por primera vez de decir que yo había escrito el libro. No había fundamento entonces o ahora para tal acusación ridícula y maliciosa.
Además, déjeme decir que en lugar de menoscabar o despreciar los testimonios, siempre los he defendido y citado ampliamente en mi ministerio público. Fue por esa causa, que la Gran librería de Nueva York y Casa de la Biblia me dio, para la Iglesia Templo en 1930, un juego completo de los escritos de la hermana White; y en el momento en que se hizo el obsequio, esta expresión fue hecha por el donante.
En conclusión, puedo preguntarle, hermano C_____, ¿por qué no vino hasta mí personalmente cuando escuchó por primera vez estos rumores que usted dice que ha oído “desde que ha llegado a trabajar a la ciudad de Nueva York”? Estuvimos trabajando juntos por varios años en la obra cristiana en ese gran centro, y hubo muchas oportunidades para que viniera hasta mí como un hermano ministro y preguntara por los hechos en ese entonces. Si lo hubiera hecho, como una cortesía de parte de cualquier cristiano, estos rumores maliciosos hubieran sido eliminados desde su nacimiento. Al fallar en hacer eso, ¿no lo hace partícipe de esa tergiversación?
Quizás se puedan hacer algunos arreglos si usted va a cada “informante” y le muestra esta carta.
Le estoy enviando una copia al pastor White, y otra copia, con su carta al pastor M. N. Campbell.
(Archivo de documentos DF 508 del Patrimonio White [escrito desde Loma Linda, California].)
Descripciones compiladas por
Ron Graybill y Robert W. Olson
Patrimonio de Elena G. de White
Washington, D. C.
23 de mayo, 1979
[i][1] A menos que se indique de otra forma, todas las referencias en esta declaración son al documento adjunto, “Exposiciones relativas a los escritos de El Deseado de todas las gentes”.
[ii][2] W. C. White a David Paulson, 15 de febrero de 1905, Archivo de cartas de W. C. White.
[iii][3] W. C. White reconoció que en la experiencia de su madre, a veces el Señor anulaba incluso el mejor consejo humano. Una vez le escribió, “Veo varias razones por las que no deberías ir a los campamentos de Colorado y California. En mi opinión, sería la cosa más desafortunada en el mundo que vayas y asumas una gran carga de sus perplejidades. Te haría diez veces más daño de lo que te haría de bien. Tengo una sola forma de pensar en relación con todas las reuniones. No pienses en ir a ninguna de ellas a menos que el Señor te diga claramente que lo hagas, y cuando él haga esto, retiraré todas las objeciones”. W. C. White a Elena G. de White, 18 de agosto de 1890, Libro C de cartas de W. C. White, p. 58.
[iv][4] En beneficio de aquellos que puedan desear hacer comparaciones entre la obra de Hanna y la de Elena G. de White, el Patrimonio White ha reproducido cientos de copias de cinco capítulos tomados de Life of Christ de Hanna. Están disponibles como complemento mientras haya ejemplares.
[v][5] Para una declaración más concisa y con más información de su propia pluma en cuanto a su uso de los materiales históricos de otros autores, véase su Introducción a El conflicto de los siglos.
ELENA DE WHITE, SU AUTORIDAD PROFETICA, Y
EL DESARROLLO DOCTRINAL DE LA IGLESIA ADVENTISTA
PAUL A. GORDON
Traducido por el CENTRO DE INVESTIGACION WHITE, Universidad Adventista del Plata, Entre Ríos, Argentina (Noviembre de 1990).
Introducción
"Precisamente, el último engaño de Satanás se hará para que no tenga efecto el testimonio del Espíritu de Dios. 'Sin profecía el pueblo será disipado' (Prov. 29:18, versión Valera antigua). Satanás trabajará hábilmente en diferentes formas y mediante diferentes instrumentos para perturbar la confianza del pueblo remanente de Dios en el testimonio verdadero". --Carta 12 de 1890 (1 MS 54, 55. La cursiva no está en el original).
Las dos frases marcadas arriba predicen claramente que el último engaño será desafiar la autoridad de Elena de White. Dos puntos más: uno, la oposición será inspirada por Satanás; y dos, ésta ocurrirá entre el pueblo remanente de Dios.
Este estudio considerará la autoridad de Elena de White, con especial énfasis sobre su rol en el desarrollo de la doctrina entre los adventistas del séptimo día.
El tema de la autoridad
Definiciones de autoridad
"Derecho a mandar o a actuar; poder ejercido por una persona en virtud de su puesto de confianza". --Webster.
"El derecho o poder para ordenar acción o sumisión, o para determinar creencias o costumbres, esperando obediencia de los que están bajo autoridad, dando a cambio razón confiable de la demanda o derecho a accionar". --Bernard Ramm, The Pattern of Religious Authority, p. 10.
Tipos de autoridad
1. Imperial: "El poder que poseen las personas o cuerpos gobernantes, en razón de su posición superior, tales como el de un rey, el general de un ejército, el presidente de una firma o el director de una escuela". --Ramm, p. 10.
Esta autoridad puede ser obtenida por herencia, elección, fuerza o costumbre. Dios sustituye toda autoridad imperial humana porque él es Creador y Sustentador de todo.
2. Delegada: "La autoridad para actuar, obligar, y tener acceso a, en virtud del derecho otorgado por autoridad imperial". --Ramm, p. 11.
Esta autoridad debe probar su origen en la autoridad imperial. Esta prueba podría ser un documento, credenciales, una firma, etc. El profeta tenía este tipo de autoridad. La Biblia ofrece pruebas por las cuales debemos determinar si uno que pretende ser un profeta genuino es realmente auténtico.
3. Veraz: "La autoridad poseída por hombres, libros, o principios ya sea que poseen verdad o ayudan en la determinación de la verdad". --Ramm, p. 12.
Un libro puede ser autoritativo porque se reconoce que contiene información confiable o verdadera. Un profeta genuino debe reunir estos criterios. La Biblia comprueba su afirmación de ser veraz o confiable.
¿Cómo llega la autoridad a ser tal? --Tiene que haber un reconocimiento de ella.
Los mártires murieron porque rehusaron reconocer en las tradiciones lo que ellos percibieron como autoridad falsa.
Los impíos perecerán finalmente por no reconocer a Dios y su mensaje como verdadero y autoritativo.
"Si las Escrituras son la verdad de Dios, son autoritativas sea que se las acepte personalmente o no, pero las Escrituras operan como una autoridad sólo para el creyente". --Ramm, p. 14.
La autoridad atacada
La historia sagrada, especialmente, provee un largo registro de resistencia y oposición a la autoridad, comenzando con Lucifer en el cielo. Esta fue de una consideración tan importante, que él fue expulsado del cielo como un rebelde junto con sus ángeles. Los pecadores sobre la tierra han dado continuidad a una oposición similar a la autoridad. Los profetas recibieron oposición. Así también Jesús y sus discípulos. Elena de White ha estado bajo los mismos ataques. Estos incluyen pretensiones de que los mensajes u obra son del diablo, sólo humanos, o parte humanos y parte divinos.
La actitud del profeta en cuanto a la autoridad
En el Antiguo Testamento, quizás Jeremías es el que mejor lo ilustra. El repetidas veces declara que su mensaje es "palabra de Jehová". Además habla, por contraste, de falsos profetas que "hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová" (Jeremías 23:16).
La actitud del profeta puede decirse que es de este modo: él es modesto acerca de sí mismo, pero no de su mensaje.
Pablo
1. El mismo (1 Cor. 9:16; 15:9; 2 Cor. 12:7; 1 Tim. 1:15).
2. Su mensaje (Hechos 26:29; 1 Cor. 2:4; Gál. 1:1).
Elena de White
1. Ella misma: "No tengo sabiduría especial en mí misma; soy tan sólo un instrumento en las manos del Señor para hacer la obra que él me ha asignado". --3 MS 51 (Véase además pp. 53, 54).
2. Su mensaje: "Otros me han llamado profetisa, pero nunca pretendí ese título. . . . Mi obra incluye mucho más de lo que significa ese nombre. Me considero a mí misma como una mensajera, a quien el Señor le ha confiado mensajes para su pueblo". --1 MS 40 (Véase además 2 JT 276).
En visión se le dijo a ella: "En todas tus comunicaciones, habla como alguien a quien ha hablado el Señor. El es tu autoridad". --Carta 186 de 1902.
Elena de White en cuanto a la autoridad
(Introducción de El conflicto de los siglos).
"Las Santas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como revelación infalible de su voluntad [de Dios]. Constituyen la regla del carácter; nos revelan doctrinas, y son la piedra de toque de la experiencia religiosa. . . . La circunstancia de haber revelado Dios su voluntad a los hombres por su Palabra, no anuló la necesidad que tienen ellos de la continua presencia y dirección del Espíritu Santo". --p. 9.
"Durante las épocas en que las Escrituras tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento eran entregadas a la circulación, el Espíritu Santo no dejó de comunicar luz a individualidades aisladas, amén de las revelaciones que debían ser incorporadas en el Sagrado Canon". --p. 10.
"Mediante la iluminación del Espíritu Santo, las escenas de la lucha secular entre el bien y el mal fueron reveladas a quien escribe estas líneas". --p. 13.
C.S. Lewis en cuanto a Cristo:
"La gente a menudo dice acerca de él: 'Estoy dispuesto a aceptar a Jesús como un gran maestro moral, pero no acepto su pretensión de ser Dios'. Esta es la única cosa que no debemos decir. Un hombre que dijo la suerte de cosas que Jesús dijo, no sería un gran maestro moral. Sería un lunático --estaría en el nivel del hombre que dice que él es un huevo cocido-- o bien sería el Demonio del Averno. Ud. debe hacer su elección. O bien este hombre fue, y es, el Hijo de Dios, o fue un loco o algo peor. Ud. puede hacerlo callar como a un tonto, puede escupirlo y matarlo como a un demonio; o puede caer a sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no vengamos con ningún disparate de condescendencia arrogante como que él es un gran maestro humano. El no nos ha dado lugar para eso. Tampoco intentó hacerlo". --Mere Christianity, p. 56.
Elena de White en cuanto a Elena de White:
"Esta obra es de Dios, o no lo es. Dios no hace nada en sociedad con Satanás. Mi obra. . . lleva la estampa de Dios o la estampa del enemigo. No hay término medio en el asunto. Los Testimonios son del Espíritu de Dios, o son del diablo". -- 4 T 230.
El papel de Elena de White en la Iglesia
Este papel podría ser ilustrado en varias áreas. No fue el mismo en todas ellas. A veces ella tomaba parte importante en el liderazgo, en tanto que otras veces ella apoyaba, confirmaba o corregía. Nosotros enfocaremos principalmente el desarrollo doctrinal, con sólo un breve resumen de otros tres papeles mayores primero.
El desarrollo y organización de la iglesia
Elena de White estuvo muy activa en el desarrollo y organización de la iglesia, tomando definidamente un rol de liderazgo desde sus comienzos. Sus consejos guiaron directamente al orden y la disciplina en la iglesia, a una obra de publicaciones, instituciones para el cuidado de la salud, y a un sistema educativo completo, incluyendo una capacitación médica plenamente reconocida, y a un programa misionero mundial.
Ella, junto con su esposo, promovió la organización en términos generales como también específicos, participando inclusive en la elección del nombre de nuestra iglesia. Más tarde se efectuó la reorganización en 1901, y se siguió su consejo personal. La dadivosidad sistemática, el desarrollo de un sistema de diezmos, y aún una provisión de jubilación para pastores, pueden rastrearse en sus consejos.
Reformas de los últimos días
Las Escrituras proveen principios básicos de reforma, pero a Elena de White Dios le pidió que instituya reformas para los últimos días en un amplio espectro, incluyendo la dieta, la vestimenta, la recreación, hábitos de salud, educación y muchas otras áreas. Estas reformas, en especial la de la dieta y hábitos de salud, han hecho de los adventistas del séptimo día un pueblo adelantado a su época. La confirmación de este consejo continúa llegando regularmente de fuentes seculares aún hoy.
Consejo personal, corrección y aliento
En cientos de cartas, por medio de presentaciones públicas, y en contactos cara a cara, Elena de White dio consejo directo a partir de visiones y basada sobre un vasto tesoro de experiencias adquiridas como mensajera del Señor. Veintenas de testimonios de quienes fueron aconsejados han verificado la autenticidad y exactitud de los consejos recibidos de esta forma.
Desarrollo doctrinal
Colocaremos nuestro énfasis mayor sobre su papel en este área. Las Escrituras hablan frecuentemente de la trascendencia de la doctrina. Estas declaraciones muestran claramente que es importante lo que creemos. (Véase Efe. 4:4; Hebreos 13:9; 2 tim. 4:3, 4; 1 Tim. 4:1; Hechos 20:29, 30).
Especialmente en los primeros años del Movimiento Adventista, el Señor envió a Elena de White para dar amonestaciones y medidas correctoras que ayudaron a los creyentes a evitar los extremos y el fanatismo. Pero también en años posteriores, ella se opuso a enseñanzas tales como la del panteísmo del Dr. J. H. Kellogg, y herejías concernientes al santuario promovidas por A. F. Ballenger.
Antes de que se organizara la iglesia, los pioneros se reunieron para estudiar la doctrina, especialmente en 1847 y 1848. Los esposos White estuvieron presentes. Sin embargo, en estos encuentros Elena de White no fue una participante activa, al menos en el principio. Ella habló de una mente "cerrada". No podía entender lo que se debatía. Las reuniones a veces duraban muchos días. Luego, cuando el grupo había hecho todo lo que podía a partir del estudio de la Biblia, Elena recibía visiones para confirmar, corregir o ayudar en el estudio en el que habían estado ocupados. Las visiones fueron aceptadas como provenientes de Dios. Los pioneros adventistas sabían que cuando no estaba en visión, ella era mayormente una espectadora del estudio de ellos. Ella escribió varios relatos de estos encuentros. (Véase 2 SG 47-49; 1 T 75-87; Ms 135 de 1903; 1 MS 240, 241; Ms 46 de 1904; TM 24-26).
El santuario
Al igual que con muchas otras doctrinas, la comprensión del santuario fue gradual. Guillermo Miller había predicado que la tierra era el santuario, y que había de ser purificada con fuego en la segunda venida de Cristo en cumplimiento de Daniel 8:14.
Al día siguiente a la esperada venida, Hiram Edson recibió la comprensión de que Cristo había comenzado una nueva fase de su ministerio en el santuario celestial el 22 de octubre de 1844. El y dos amigos volvieron a la Biblia para estudiar. O. R. L. Crosier, uno de ellos, escribió dos artículos para explicar este estudio: uno en el Day Dawn en 1845, y otro en The Day Star, el 7 de febrero de 1846. Elena de White confirmó como correcta la presentación de Crosier. (Véase A Word to the Little Flock, p. 12).
El santuario fue además explicado principalmente en los escritos de Urías Smith, J.N. Andrews y Jaime White, a través de las páginas del periódico de la iglesia, y que se originaron a partir de estos artículos.
¿Cuál fue el rol de Elena de White? Las presentaciones de los pioneros estaban todas basadas en la Escritura, no en sus escritos. su rol fue el de apoyar, señalando también hacia la Escritura como prueba. Además una serie de visiones en las que ella tuvo el privilegio de visitar el santuario celestial reforzaron el fundamento bíblico sobre esto. Ella también durante su vida dirigió una oposición hacia las enseñanzas heréticas en cuanto al santuario. Y, por supuesto, escribió con cierto detalle en artículos y libros, sosteniendo como bíblica esta doctrina.
El sábado
El sábado llamó primeramente la atención de los adventistas en Washington, Nueva Hampshire, a través de Raquel Oakes, una bautista del séptimo día. Frederick Wheeler, el pastor, y los hermanos Cyrus y William Farnsworth lo aceptaron originalmente. Más tarde otros se unieron a ellos.
José Bates, en Fairhaven, Massachusetts, oyó de los observadores del sábado en Washington, y viajó hasta ese lugar en 1845 para verificarlo él mismo. Volvió a su casa siendo un observador del sábado, y llegó a ser el apóstol del sábado, escribiendo artículos y tratados. En la época en que los White se casaron, en agosto de 1846, aceptaron el sábado por uno de los tratados de Bates.
Sin embargo, la presentación de Bates tenía un defecto. El pensaba que el sábado comenzaba a las 6 p.m. del viernes. Algunos adventistas creían que comenzaba al amanecer, a la medianoche, o al atardecer. Esta variedad de prácticas duró cerca de diez años.
En 1855, Jaime White le pidió a J.N. Andrews que estudiara el tema y presentara sus descubrimientos a los demás. Su conclusión, a partir del estudio de la Biblia, fue que el sábado comienza con la puesta del sol. Bates y Elena de White todavía dudaban. Entonces se le dio una visión a Elena de White confirmando la hora de la puesta de sol. El resultado fue la unidad entre los adventistas. (Véase 1 T 116).
Escribiendo unos años más tarde acerca de esta experiencia, Jaime White declaró: "Parece que no es el deseo del Señor enseñar a su pueblo en cuanto a los interrogantes bíblicos a través de los dones del Espíritu, hasta que sus siervos hayan escudriñado diligentemente la Palabra". --Editorial de la RH, 25 de Febrero de 1868. (Véase 1 T 713, 714, apéndice para la declaración más completa).
La Biblia y sólo la Biblia
La posición protestante es que la Biblia es la única regla de fe y práctica. Los adventistas desde el principio han sido acusados de no ser verdaderos protestantes porque aceptan un mensajero profético moderno. A continuación hay algunas declaraciones de los primeros dirigentes en cuanto a las razones de su creencia.
Urías Smith
"El principio protestante de 'la Biblia y sólo la Biblia' es en sí mismo bueno y verdadero, y nos fundamentamos en él tan firmemente como nadie puede hacerlo; pero cuando se lo reitera en relación con denuncias abiertas de las visiones, tiene una especie de apariencia de mal. Usado de esta manera, conlleva una insinuación disimulada, más precisamente calculada para torcer el parecer de los incautos; que creer en las visiones es dejar de lado la Biblia, y para unirse a la Biblia hay que descartar las visiones. . . .
"Cuando pretendemos fundamentarnos en la Biblia y sólo la Biblia, nos atamos a nosotros mismos para no recibir inequívoca y plenamente todo lo que la Biblia enseña". --"Do We Discard the Bible by Endorsing the Visions?", RH, 13 de enero de 1863.
J. N. Andrews
"La obra del Espíritu Santo puede dividirse en dos partes: Primera, la de simplemente convertir y santificar a las personas que son impresionadas por él. Segunda, la que tiene el propósito de abrir la verdad de Dios, corregir el error, y reprobar y reprender pecados secretos. Esta parte de la obra es realizada por lo que las Escrituras denominan dones espirituales. . . .
"Ahora bien, queda claro que aquellos que rechazan la obra del Espíritu de Dios bajo el pretexto de que las Escrituras son suficientes, niegan y rechazan toda esa parte de la Biblia que revela el oficio y la obra del Espíritu Santo". --"Our Use of the Visions of Sr. White", RH, 15 de febrero de 1870.
G. I. Butler
"Si toda la Escritura es útil, suponemos que también lo son aquellas porciones que enseñan sobre la perpetuidad de los dones espirituales, y que nos dicen que los mismos estarán en la iglesia en los últimos días, y nos muestran cómo distinguir entre lo falso y lo genuino. Ellas prueban si las visiones en consideración tienen la estampa correcta". --"Visions and Prophecy--Have They Been Manifested Among Seventh-day Adventists?", RH, 9 de junio de 1874.
Jaime White
"Os exhortamos a evitar el consejo de los que profesan aceptar la Biblia como la regla de fe y práctica, en tanto que menosprecian o rechazan aquella parte de la misma que nos enseña a procurar y esperar el poder y los dones del Espíritu". --"Conference Address", RH, 24 de julio de 1856.
"La Biblia es una revelación perfecta, y completa. Ella es nuestra única regla de fe y práctica. Pero esta no es razón, de acuerdo con el testimonio de Pedro, para que Dios no pueda mostrar el cumplimiento pasado, presente y futuro de su Palabra en estos últimos días, mediante sueños y visiones. Las visiones verdaderas son otorgadas para guiarnos a Dios y a su Palabra escrita. Pero las que son dadas como una nueva regla de fe y práctica, separadas de la Biblia, no pueden ser de Dios, y debieran ser rechazadas". --A Word to the Little Flock, p. 13.
Elena de White
"Recomiendo al amable lector la Palabra de Dios como regla de fe y práctica. Por esa Palabra hemos de ser juzgados. En ella Dios ha prometido dar visiones en los 'postreros días'; no para tener una nueva norma de fe, sino para consolar a su pueblo, y para corregir a los que se apartan de la verdad bíblica". --PE 78.
Un pensamiento final sobre la autoridad
Hacer lo correcto es fundamental en la vida cristiana. Cómo determinarlo, no llega en forma natural. La respuesta está relacionada directamente con la autoridad. Como pecadores no podemos salvarnos a nosotros mismos, ni podemos siquiera confiar únicamente en nuestro propio juicio. Cuando Israel viajaba hacia la tierra prometida, fue instruido en que si hacía "lo recto delante de sus ojos [de Dios]", prosperaría (véase Éxodo 15:26). Israel no siempre hizo esto. Más tarde, durante el tiempo de los jueces, el registro bíblico dice que "cada uno hacía lo que bien le parecía". (Véase Jueces 17:6; 21:25). Este fue uno de los puntos más bajos de su historia.
¿Cómo sucedió esto? Al comienzo del tiempo de los jueces encontramos una respuesta. El registro dice que mientras Josué y los primeros ancianos vivieron, "el pueblo había servido a Jehová". Pero cuando los que "habían visto todas las grandes obras de Jehová" murieron, los hijos de Israel "dejaron a Jehová" (Jueces 2:7, 10-12).
El Israel espiritual moderno enfrenta la misma clase de situación. Los pioneros han muerto. Si olvidamos nuestro pasado, podemos predecir nuestro futuro con el del antiguo Israel. Pero su experiencia no necesita ser la nuestra. De la pluma de Elena de White obtenemos las siguientes palabras alentadoras:
"Como he participado en todo paso de avance hasta nuestra condición presente, al repasar la historia pasada puedo decir: '¡Alabado sea Dios!' Al ver lo que el Señor ha hecho, me lleno de admiración y de confianza en Cristo como director. No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada". --NB 216.
Bibliografía
J. N. Andrews "Our Use of the Visions of Sr. White", The Advent Review and Sabbath Herald, 15 de febrero de 1870.
"Time for Commencing the Sabbath", RH, 4 de diciembre de 1855.
Asociación General "The Inspiration and Authority of the Ellen G. White Writings", --A Statement of Present Understanding, The Ministry, febrero de 1983.
José Bates "Time to Commence the Holy Sabbath", RH, 21 de abril de 1851.
G. I. Butler "Visions and Prophecy --Have They Been Manifested Among Seventh-day Adventists?", RH, 9 de junio de 1874.
O. R. L. Crosier "The Sanctuary", Day Dawn, 1845.
"The Law of Moses", The Day Star, 7 de febrero de 1846.
C. S. Lewis Mere Christianity.
Bernard Ramm The Pattern of Religious Authority.
Urías Smith "Do We Discard the Bible by Endorsing the Visions?", RH, 13 de enero de 1863.
Elena de White Primeros escritos.
El conflicto de los siglos, introducción.
Notas biográficas.
Testimonios para los ministros.
Manuscrito 135, 1903.
Manuscrito 46, 1904.
Mensajes selectos, tomos 1 y 3.
Spiritual Gifts, tomo 2.
Testimonies for the Church, tomos 1 y 4.
Jaime White "Conference Address", RH, 24 de julio de 1856.
Editorial, RH, 25 de febrero de 1868.
A Word to the Little Flock.
Por Arturo L. White
Traducido en el Centro "White" Montemorelos, H.L. Febrero de 1980
Revisión: Centro de Investigación White, Libertador San Martín, Entre Ríos, Argentina, en 1993.
INTRODUCCIÓN
El Patrimonio White ha recibido pedidos de material escrito por Elena G. de White relacionado con representaciones dramatizadas en instituciones adventistas. Los consejos de E. G. de White sobre este punto tratan de varias situaciones. Al hacerlo enumera principios que servirían de guía.
Un vistazo de conjunto a estos consejos no parece condenar en su totalidad todo programa dramatizado. En otras palabras, Elena White no condena un programa por el hecho de ser dramatizado. A este respecto, los consejos sobre este asunto son similares a los relacionados con deportes, y es de notar que los dos han sido tratados en dos de sus advertencias. La Sra. de White no condenó el ejercicio sencillo de pelota (HC 453), pero al enumerar los principios involucrados, indicó los graves peligros que suelen acompañar a las actividades deportivas. La Sra. de White no condenó la sencilla dramatización en la Escuela Sabática de Battle Creek en l888, pero en muchas declaraciones ha demostrado claramente los muchos y casi seguros riesgos que acompañan "obras de teatro" y "programas teatrales".
Entonces parece ser que las cuestiones relacionadas con deportes y dramatizaciones en instituciones adventistas tienen que aclararse basados en principios fundamentales y no en una simple aceptación o prohibición. Esto complica enormemente la tarea y exige observarla más de cerca, un análisis cuidadoso y la determinación de ser guiado por principios cristianos. Si, en su experiencia personal, los jóvenes de ambos sexos pueden llegar a comprender y aplicar estos principios, mucho se adelantaría en la enseñanza de la importante lección que indica que la vida del cristiano se rige por principios y no por respuestas limitadas a "sí" o "no.
EL VALOR DE LA PRESENTACIÓN VISUAL
La presentación visual se conoce como un medio efectivo de comunicación. Dios la empleó en repetidas ocasiones para instruir a sus profetas quienes muchas veces contaban lo que habían visto en visión y testificaban de lo que habían visto en forma panorámica. Elena White hizo algunos comentarios sobre este punto mientras estaba en Europa y tuvo necesidad de enfrentarse a algunos fanáticos que opinaban que todos los cuadros estaban prohibidos en el segundo mandamiento y por lo tanto había que destruirlos:
El segundo mandamiento prohíbe el culto de las imágenes, Dios mismo utilizó imágenes y símbolos para ilustrar las lecciones dadas a los profetas con el fin de que estos las transmitieran al pueblo, y así fuesen comprendidas mejor que si se las hubiese dado de cualquier otro modo. Estimuló la comprensión a través del sentido de la vista. La historia profética fue presentada a Daniel y a Juan mediante símbolos, y estos debían representarse nítidamente en cuadros para que el que leyera pudiese comprender.--2 MS, 369.
La cita de Elena de White ilustra bien la experiencia de Ezequiel cuando el poder de Dios fue dramatizado:
En cierta ocasión el profeta Ezequiel estuvo en visión en medio de un inmenso valle. Ante él se presentaba una escena sombría. De un extremo al otro del valle el suelo estaba cubierto de huesos. Se le preguntó; 'Hijo del hombre, ¿vivirán estos huesos?' Replicó el profeta, "Señor Jehová, tu lo sabes". ¿Que podría efectuar la fuerza y el poder del hombre con estos huesos revivieran. Pero mientras miraba, el poder de Dios empezó a manifestarse. Los huesos desparramados empezaban a juntarse "cada hueso con su hueso" y se unían por medio de tendones. Fueron cubiertos de carne y mientras el Señor soplaba sobre los cuerpos ya formados, 'entró espíritu en ellos y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.--Manuscrito 85, 1903 de EGW en SDA Bible Commentary, Vol.4, p. 1165.
TAMBIÉN PUEDE UTILIZARSE PARA EL MAL
Como suele suceder, lo que puede ser eficaz para el bien cuando se emplea correctamente, también si se emplea incorrectamente se puede utilizar para el mal hasta el punto en que el uso correcto debe suprimirse. Nótese en la descripción de la obra de Satanás en el mundo, que el drama es la primera diversión mencionada que Satanás emplea para destruir las almas:
Muchas de las diversiones que son populares en el mundo hoy, aun entre aquellos que dicen ser cristianos, tienden al mismo fin que perseguían las de los paganos. Son, en verdad, pocas las diversiones que Satanás no aprovecha para destruir las almas. Por medio de las representaciones dramáticas ha obrado durante siglos para excitar las pasiones y glorificar el vicio. La ópera con sus exhibiciones fascinadoras y su música embelesadora, las máscaras, los bailes y los juegos de naipes, son cosas que usa Satanás para quebrantar las vallas de los principios sanos y abrir la puerta a la sensualidad. En toda reunión de placer donde se fomente el orgullo o se dé rienda suelta al apetito, donde se le induzca a uno a olvidarse de Dios y a perder de vista los intereses eternos, allí está Satanás rodeando las almas con sus cadenas.--PP, 491.
En los Testimonios se señaló una década antes que los dramas sensacionales preocupaban las mentes de los hombres y de las mujeres y esto les impedía aceptar la verdad:
El mundo está plagado de errores y fábulas. Continuamente se presentan cosas nuevas en forma de dramas sensacionales para ocupar la mente; abundan las teorías absurdas que destruyen el avance moral y espiritual.--4 T, 418.
La tercera declaración de E. G. White que mencionamos sobre este punto se relaciona con el bienestar de los alumnos en el Colegio de Battle Creek durante los primeros días cuando aun no se habían provisto los dormitorios, y los alumnos vivían en los hogares de familias circunvecinas. Esta declaración trata sobre el verdadero teatro, por cuanto fue escrita en 1881, mucho antes del advenimiento del cinematógrafo. Se presentan con claridad los peligros de las "diversiones teatrales" y se trazan los principios fundamentales.
Entre los sitios de diversión más peligrosos se encuentra el teatro. En lugar de ser una escuela de moral y virtud, como se lo considera a menudo, es en verdad el propio lecho de inmoralidad. Mediante estos espectáculos se refuerzan y se confirman los hábitos viciosos y las inclinaciones pecaminosas. La música barata, gestos sensuales, expresiones y ademanes pervierten la imaginación y prostituyen la moral. Todo joven que acostumbre visitar tales espectáculos corromperá sus principios. No existe en el mundo una influencia mas poderosa que envenene la imaginación, destruya las impresiones religiosas y que entorpezca el gozo de los placeres sosegados y las sobrias realidades de la vida, que las diversiones teatrales. El gusto por estas escenas aumenta cada vez que se las frecuenta así como aumenta el deseo de bebidas embriagantes cada vez que se participa de ellas. El único curso que se puede seguir es el apartarse del teatro, del circo y de cualquier otro lugar de diversión dudosa. --4 T, 652-653.
LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA LUCHAN CONTRA EL PROBLEMA
El creciente aumento del número de Adventistas del séptimo día residentes en Battle Creek y el buen desarrollo de nuestro programa institucional nos hizo confrontar periódicamente el tema de las presentaciones dramatizadas.
EN EL SANATORIO DE BATTLE CREEK
El crecido número de hospedados no adventistas en el sanatorio presentó un problema en lo relacionado con su entretenimiento. La compañía no adventista de Danville, Nueva York, bajo la dirección del Dr. Jackson había sugerido que los "dramas" eran de beneficio para los pacientes. (Véase testimonies, Vol. 3, P. 172). Pero Elena de White aconsejó muy decididamente que ese tipo de entretenimiento no debería formar parte del Sanatorio de Batlle Creek. Ese consejo apareció en un artículo publicado en 1881 y titulado "Position and work of the Sanitarium"; sus advertencias de ningún modo se limitan a la situación que imperaba en el Sanatorio.
Los que llevan la responsabilidad en el sanatorio deben ser extremadamente cuidadosos de que las diversiones no sean de tal carácter que rebajen las normas cristianas y consecuentemente coloquen a esta institución al mismo nivel de otras y debilite el poder de la verdadera santidad en las mentes de aquellos que están relacionados con ella. Los entretenimientos mundanales o teatrales no son esenciales para la prosperidad del sanatorio ni para la salud de los pacientes. Mientras más se les ofrezca este tipo de entretenimiento, menos complacidos estarán a menos que algo parecido se les ofrezca continuamente. La mente se encuentra en un estado insaciable por lo nuevo y lo excitante que es precisamente lo que no debiera recibir. Cuando se provea esta diversión la primera vez, se esperará que se vuelva a repetir, y los pacientes pierden el deseo de ocuparse en pasatiempos sencillos. Sin embargo, es el reposo y no la excitación lo que necesitan muchos de ellos.
Tan pronto como se introduzca esta clase de entretenimiento, se desvanecerán de muchas mentes las objeciones de ir al teatro, y el clamor de que escenas de alta calidad moral se presenten en el teatro destruirá la última barrera. Sería mejor que aquellos que permitan esta clase de diversión en el sanatorio busquen sabiduría de Dios para guiar a estas almas pobres, hambrientas y sedientas a la fuente de gozo , paz y felicidad.
Los administradores del sanatorio bien pueden llegar a la conclusión inmediatamente de que ellos ] podrán satisfacer esa clase de mentes que solo pueden hallar felicidad en lo novedoso y excitante. Para muchas personas esta ha sido su alimento intelectual durante su vida; existen dispépticos mentales así como dispépticos físicos."--4 T, 577-579.
SOCIEDADES LITERARIAS DE ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
En esta época precisa, 1800-1881, con el deseo de ofrecer programas culturales a nuestra feligresía, se formaron en Battle Creek y otros lugares "sociedades literarias". Pronto las representaciones teatrales formaron parte del programa. En la edición de la Review del 4 de enero de l88l apareció un informe de la Sra. White sobre el problema que pronto confrontaron y ello le instó a decir:
En todos los casos donde se ha establecido una sociedad literaria entre nuestros hermanos, su influencia ha sido desfavorable para la vida religiosa, y ha conducido a la apostasía. Esto fue comprobado en Battle Creek y otros lugares y el resultado ha sido siempre el mismo.
Entonces presenta el meollo del problema:
Los propósitos y fines que inducen a la formación de las sociedades literarias pueden ser buenos; pero a menos que estas organizaciones sean dirigidas por la sabiduría de Dios, estas tendrán un efecto diabólico. Se presentan varios entretenimientos a fin de presentarle a los mundanos una reunión interesante y atractivas. Como resultado las funciones de las llamadas sociedades literarias con frecuencia se degeneran en presentaciones teatrales desmoralizadoras y baratas. Todo esto satisface la mente carnal, que está en enemistad con Dios; pero no refuerza el intelecto ni fortalece la moral. Paulatinamente los incrédulos van eliminando el elemento espiritual y sus esfuerzos por conciliar principios que por su naturaleza son antagónicos llegan a corroborar su fracaso. Cuando el pueblo de Dios se une voluntariamente con el mundo y los no consagrados, y les dan la preponderancia, este será apartado de Dios por la influencia no santificadora bajo la cual se colocaron ellos mismos.
Muchas sociedades literarias en realidad no son más que teatros principiantes en un nivel bajo y que despiertan en la juventud el deseo de actuar en el escenario.--RH, 4 de enero de l88l.
El artículo completo disponible actualmente, puede leerse con mucho provecho. Véase Ellen G. White Review and Herald Articles, (Reimpreso) Vol. 1, págs. 224-225. Véase el Anexo A.
ACTIVIDADES CULTURALES Y LAS SOCIEDADES LITERARIAS
Posteriormente, Elena de White trató sobre la introducción de representaciones teatrales en actividades culturales y las sociedades literarias. Al hacerlo, se refirió a los consejos dados en el artículo publicado en la Review de l88l, que se mencionó, y los amplió. Sintió que a menudo individuos de "poca experiencia religiosa" son los que dirigen. Entonces "Satanás emplea hombres como sus agentes para sugerir, dirigir, para proponer diferentes presentaciones y una variedad de cosas entretenedoras que no refuerzan la moral ni elevan la mente, sino que son totalmente mundanas. Pronto se descarta el elemento religioso y los incrédulos toman la dirección".--E.G.White, MS 41, 1900. (Véase Anexo B). El resultado fue la incorporación de "temas bajos y baratos que no son ennoblecedores ni instructivos; solo distraen". "La mente" fue conducida "lejos de reflexiones serias, lejos de Dios, lejos del cielo".
Amonestó ella:
Si sus actividades culturales y sociedades literarias se transformaran en oportunidades para estudiar la Biblia, sería una sociedad muchísimo mas intelectual de lo que jamás llegaría a ser dirigiendo su atención a representaciones dramáticas. A que nobles y elevadas verdades se podría aferrar y explorar la mente en la palabra de Dios!...
Los miembros de estas sociedades, que profesan amar y venerar las cosas sagradas y, sin embargo, permiten que la mente descienda a lo superficial, a lo ficticio, a lo simple, lo barato y a las representaciones falsas, están haciendo la obra de Satanás tan ciertamente como lo hacen al contemplar y unirse a esas escenas.--E.G.White, MS, 41, 1990.
En el Anexo B, se encuentra la declaración completa en la cual se presenta el compromiso gradual y vacilante entre el deber y el mundo, con sus resultados finales.
CONSEJOS CONCERNIENTES A LA REPRESENTACIÓN DEL PROGRAMA DE NAVIDAD DE 1888
El miércoles 26 de diciembre de 1888, muy temprano en la mañana, Ellen G. White escribió acerca de un programa navideño presentado en Battle Creek la noche anterior por los niños de la Escuela Sabática y al cual ella concurrió. Dicho programa fue sencillamente dramatizado y en el cual se exponía un faro, y niños que vestían trajes simbólicos. También hubo discursos, poesías y cantos. Ella M. White, de seis años de edad, nieta de la Sra. White participó en el programa en un vestido que simbolizaba un ángel. Esta comunicación aparece como Anexo D.
Es significativo notar que el consejo dado al organizador del programa se refiere a la forma cómo la presentación pudo haber sido mas eficaz; sin embargo, no se censuró el programa por las representaciones hechas. Antes bien, ella comentó: "Me gustó el faro...La parte presentada por los niños fue buena. La lectura fue apropiada."--E.G. White, Carta 5, 1888 (Pág. 19). Al mismo tiempo hizo ciertas observaciones:
Se cantó como se esperaría en cualquier función teatral, pero no se entendió ni una palabra. Ciertamente el barco llevado por la tempestad se estrellaría contra las rocas si del faro no procedía más luz de la que se vio durante los ensayos. Debo confesar que me sentí muy entristecida por estas cosas, así que, contrario a la misma obra de reforma que estamos tratando de llevar adelante en la iglesia y en nuestras instituciones, sentí que hubiera sido mejor no haber estado presente. Este era un momento que se podría haber aprovechado no solo para los niños de la Escuela Sabática sino que se deberían de haber hablado palabras para profundizar la necesidad de buscar la ayuda de aquel Salvador que los había amado y se había entregado por ellos. Si se hubiesen cantado los preciosos himnos, "Roca de la eternidad, fuiste abierta para mí, se mi escondedero fiel", "Cariñoso Salvador huyo de la tempestad". Las almas de quiénes fueron inspiradas con renovado fervor por el Maestro en esos himnos contados cuya sola virtud se encontraba en la actuación del que cantaba.--E.G. White, Carta 5, 1888 (anexo D).
Luego se hicieron ciertas preguntas relevantes concernientes al programa:
¿Se inclinarán más por las cosas espirituales aquellos que tomaron parte en el programa? ¿Aumentará en ellos el sentido de obligación hacia nuestro Padre celestial quien envió a su Hijo a este mundo con sacrificio infinito para salvar a la humanidad de la ruina total? ¿Se estimuló la mente para aceptar a Dios por su gran amor con el cual nos ha amado?--I (anexo D).
Si el hecho de haber incluido dramatización en el programa hubiera sido en sí pecaminoso, ello hubiera sido aclarado. El consejo se relacionó más bien con el contenido y su efecto sobre los participantes, etc.
Esta experiencia parecería indicar el uso apropiado de un programa dramatizado para enseñar a hombres y mujeres el amor de Dios y el camino de la salvación dirigido por hombres y mujeres consagrados dedicados a la obra e impulsados por rendir servicio a Dios y no para su propio ensalzamiento. El programa "Faith for Today" (Fe para Hoy) parecería formar parte de esta categoría. Tampoco esto entraría en conflicto con el consejo de que el evangelista Adventista del Séptimo Día debe realizar su obra sin "representaciones teatrales" (Véase anexo E).
EL EMPLEO DE NUESTROS TALENTOS EN LA COMUNICACIÓN
En 1888 Ellen G. White envió a los dirigentes de la iglesia un manuscrito titulado "To every man his work"(1), en el cual se refiere al uso debido de los talentos que se nos han encomendado. El talento de la comunicación fue tratado detalladamente y con claridad. Se recalcó que este talento puede emplearse con fines personales o para servir a Cristo.
Si las habilidades que se nos confieren las consideramos como nuestras, para usarlas según nuestros antojos, para hacer de ellas alarde y crear sensacionalismo, el señor Jesús se avergüenza por la conductas de sus profesos seguidores."-- E.G. White, MS 42, 1898.
Luego pregunta:
¿Puede usted glorificar a Dios al educarse para representar personajes teatrales y entretener a una audiencia con fábulas? ¿No le ha dado Dios inteligencia para usarla para glorificar su nombre en la proclamación del evangelio de Cristo? Si usted desea una carrera pública, hay una obra que hacer. Ayude a quienes usted representa en dramatizaciones, Vuelva a la realidad.... El Señor ha dado evidencia de su amor por el mundo. Allí no hubo falsedad, no hubo dramatización en lo que él hizo.--I
Hay otro punto clave, casi escondido, que vale la pena considerar.
Todo aquel que desee ocupar un puesto de distinción tiene la oportunidad de llevar el yugo de Cristo.--I
La Sra. White instó en que el medio de comunicación se emplee para comunicar "un conocimiento de Cristo", y no para glorificar al yo. Véase anexo C.
El adiestramiento en el "orgullo y amor a la ostentación" que conduce a la autoexaltación, pueden manifestarse a temprana edad, promovido aun por el programa de la Escuela Sabática.
La Sra. White nos advirtió en 1893:
En la Escuela Sabática se han aceptado como oficiales y maestros hombres y mujeres sin inclinación espiritual que no tienen ningún vivo interés por la obra que se les ha encomendado; pero solo mediante la ayuda del Espíritu Santo se pueden poner las cosas en orden. El formulismo, el orgullo y el amor a la ostentación han sustituido la verdadera piedad y la humilde santidad. Las cosas cambiarían si un número se consagrara enteramente a Dios y luego dedicara sus talentos a la obra de la Escuela Sabática, avanzando siempre en conocimiento y educándose para poder enseñar a otros cuales serían los mejores métodos mediante los cuales ellos puedan representar un drama, consumiendo tiempo en representaciones teatrales y exhibiciones musicales por cuanto esto no beneficia a nadie. De nada sirve adiestrar a los niños a pronunciar discursos en ocasiones especiales. Ellos deberían ser atraídos al Señor, y en vez de emplear tiempo, dinero y esfuerzos para hacer una representación, que todo ese esfuerzo se canalice a recoger gavillas para la cosecha.--FCE, p. 253.
Otra cita hace resaltar más claramente el punto:
El orgullo, la estimación propia y el atrevimiento son características destacadas de los niños de hoy y son la maldición de nuestra era. Cuando por todas partes vio esta manifestación desagradable y tan desemejante a Cristo, y veo a padres y maestros tratar de exhibir la habilidad y el conocimiento de sus hijos y alumnos, me duele el corazón; porque sé que esta es la conducta exactamente opuesta a la que se debería seguir.--COES, pp. 49-50.
LOS JUEGOS Y LAS REPRESENTACIONES TEATRALES CONFUNDEN LOS SENTIDOS
En 1900 Elena de White reveló en un artículo publicado en Review and Herald la forma como, a medida que nuestra juventud se educa, Satanás recurre a la vanagloria "en juegos y representaciones teatrales" par confundir los sentidos de "los jóvenes" "mientras que la luz brilla en su derredor". He aquí el cuadro solemne en su ambiente:
La opinión pública considera que le trabajo manual es degradante. Pero los hombres podrán esforzarse hasta el máximo jugando cricket, beisbol o boxeo sin degradarse. Satanás se siente feliz cuando los humanos emplean sus facultades físicas y mentales en cosas que no instruyen, que no son útiles, que no les ayudan a convertirse en fuentes de bendición par aquellos que están en necesidad. Mientras se convierten en expertos jugadores de juegos que no tienen para ellos o para otros el mínimo valor, Satanás está jugando el juego de la vida por sus almas, arrebatándoles los preciosos talentos que Dios les ha dado e intercambiándoselos por sus propios atributos malvados, que no solo los destruyen a ellos mismos, sino que además su influencia destruye a quienes se relacionan con ellos.
La obra de Satanás es inducir a los hombres a ignorar a Dios, embargar y absolver la mente de tal forma que no piensen en Dios. La educación que han recibido ha tenido como fin confundir la mente y eclipsar la verdadera luz. Satanás no desea que los hombres tengan un conocimiento de Dios; y se sentirá muy halagado si le es posible poner en acción juegos y representaciones teatrales que confundan los sentidos de la juventud par que las almas perezcan en oscuridad mientras que la luz brilla en su derredor.--RH, 13 de marzo de 1900, en Review and Herald Articles, Vol. 4, p. 163.
En Consejos para los Maestros, p. 262, se encuentra una declaración similar.
Cristo es el ejemplo del cristiano en todas las cosas. Ella escribió concerniente a El:
No me ha sido posible hallar un solo caso en que Cristo haya adiestrado s sus discípulos para que se ocuparan en diversiones de fútbol o boxeo, para hacer ejercicio físico o en representaciones teatrales y, sin embargo, Cristo fue nuestro modelo en todas las cosas.--Fundamentals of Christian Education, p. 229.
En Testimonies, Vol. 5, p. 360, se encuentra un firme principio que puede servir de pauta par recordar siempre cómo contestar a preguntas relacionadas con el tema que hemos venido tratando.
Nuestro ejemplo e influencia deberán ser siempre un poder que apoye la reforma. Debemos abstenernos de cualquier práctica que tienda a entorpecer la conciencia o promover la tentación. No debemos abrir ninguna avenida que le dé a Satanás acceso a la mente de un solo ser creado a la imagen de Dios.
ANEXO A
Lo favorable y lo adverso de las sociedades literarias adventistas del séptimo día
Por Sra. E. G. White
Con frecuencia se pregunta: Son las sociedades literarias de algún beneficio para nuestra juventud? Para contestar debidamente esta pregunta deberíamos considerar no solamente el fin reconocido de dichas sociedades, sino también la influencia que éstas han ejercido y que la experiencia ha comprobado. Superar nuestra mente es un deber que tenemos para con nosotros mismos, la sociedad y Dios. Pero jamás deberíamos idear métodos para cultivar el intelecto a expensas de lo moral y de espiritual. Es solamente mediante el desarrollo armonioso de las facultades mentales y morales que podremos alcanzar la más alta perfección de cualquiera de ellas. ¿Se alcanzarán estos resultados a través de las sociedades literarias tal como están dirigidas?
Tal como se hizo la pregunta originalmente, parecería falta de buen sentido dar una respuesta negativa; pero en cada caso en que se ha establecido una sociedad literaria entre nuestros miembros, su influencia ha sido desfavorable para la vida religiosa y ha conducido a la apostasía. Esto ha sido probado en Battle Creek y en otros lados con resultados exactamente iguales. En ciertos casos, de estas asociaciones han surgido perjuicios de larga duración.
Por lo general se admiten personas incrédulas y no consagradas de corazón ni en sus vidas y se las coloca con frecuencia en los puestos de mayor responsabilidad. Se podrán adoptar reglamentos con los cuales se espera controlar toda influencia maligna; pero Satanás, un general astuto, está trabajando para moldear la sociedad y que esta le sirva para ejecutar sus planes y con el tiempo muchas veces él también triunfa....
Pueden ser teatros principiantes de nivel barato
Los propósitos y fines que conducen a la formación de sociedades literarias podrán ser encomiables; pero a menos que la sabiduría que proviene de Dios dirija estas organizaciones, estas se convertirán en una verdadera fuente de maldad. Se presentan varios entretenimientos a fin de presentarle a los mundanos una reunión interesante y atractiva. Como resultado las funciones de las llamadas sociedades literarias con frecuencia se degeneran en presentaciones teatrales desmoralizadoras y baratas. Todo esto satisface la mente carnal, que está en enemistad con Dios; pero no refuerza el intelecto ni fortalece la moral. Paulatinamente los incrédulos van eliminando el elemento espiritual y sus esfuerzos por conciliar principios que por su naturaleza son antagónicos corroborando así su fracaso. Cuando el pueblo de Dios se une voluntariamente con el mundo y los no consagrados, y le dan la preponderancia, este será apartado de Dios por la influencia no santificadora bajo la cual se colocaron ellos mismos.
Muchas sociedades literarias en realidad no son más que teatros principiantes en un nivel bajo y que despiertan en la juventud el deseo de actuar en el escenario.
Una Ilustración
Mientras que escribo sobre este punto, mis ojos se enfocan sobre un incidente muy notable de la vida real:
"No vale la pena, Sra. W. He tratado una y otra vez y no puedo convertirme al cristianismo".
"Así dijiste el año pasado, y sin embargo creías que no había nada que se opusiera".
"Creo que actualmente no existe nada, pero me siento igual a como me sentía antes y creo que jamás llegaré a ser cristiana".
La que habló primero era una joven inteligente de poco más de veinte años de edad, quien durante una visita el año anterior, le había confiado a su amiga de mas edad su sincero deseo de llegar a ser cristiana. No había duda alguna de que su deseo era sincero. La que visitaba estaba sumamente preocupada porque no comprendía el por qué su amiga joven aun no había encontrado la paz. Las dos se encontraban al lado de la puerta entreabierta de un salón de la escuela dominical donde se ensayaba un "entretenimiento"; y la joven mirando hacia adentro pareció encontrar de repente una idea que le permitiría continuar meditando.
"Yo creo", dijo vacilante, "hay una cosa a la cual no puedo renunciar".
"Querida, renuncia a ella inmediatamente".
"Pero no puedo".
"Entonces ven primero a Cristo y él te dará la fuerza de voluntad".
"No quiero que me la dé. Yo creo que sí yo supiera que dentro de tres semanas a partir de esta noche yo moriría y me perdería, preferiría perderme que renunciar a mi pasión"
"¿Y qué es esta cosa tan querida que vale más para ti que tu salvación?
"No es que valga más, sino que la quiero más, y no puedo y no renunciaré a ella. Lo que sucede es que deseo...deseo ser artista; yo sé que tengo la habilidad; Siempre he tenido la esperanza de que se presentaría la oportunidad para subir al escenario, y no puedo evitar seguir pensando en eso."
"¿Crees tú que sería malo hacerlo aun cuando se te presentara la oportunidad?
"No creo que sería pecado; pero no podría hacerlo y a la vez ser cristiana; las dos cosas no se mezclan."
"¿Y cómo se te despertó ese deseo? Estoy segura que tú no perteneces a una familia que le gusta el teatro."
"Oh, no , mi padre y mi madre son metodistas; ellos siempre han estado en contra del teatro. Yo he sido miembro de la escuela dominical toda mi vida. Cuando yo tenía cuatro años de edad ellos me hacían cantar y recitar durante reuniones de entretenimiento, y en los diálogos actué como ángeles y hadas; ya cuando era mayor me tocó arreglar los cuadros al vivo y las charadas, etc. Luego me incorporé a un grupo de representaciones que nuestra iglesia formó para los jóvenes. Primero presentamos "Mrs, Jarley's Wax-works" y cantamos "Pinafore" para beneficio de la iglesia; luego nos pusimos más ambiciosos, estudiamos y tuvimos representaciones teatrales privadas. El invierno pasado alquilamos el Salón Mason e hicimos una serie de representaciones de Shakespeare con cuyas entradas logramos cancelar una gran parte de la deuda de la iglesia. Pero eso es solamente una representación de segunda clase, tomando todo en cuenta. Me interesa actuar de verdad, subir al escenario como una profesión. Mi padre está opuesto; pero espero que algún día se presente la oportunidad para realizar los deseos de mi corazón."
"Mientras tanto, no acudirás a Jesús en busca de salvación"
"No, no puedo hacerlo y seguir anhelando ser actriz y no renunciaré a mi deseo"
"Y la que visitaba se alejó tristemente pensando por cuántos miserables platos de potaje los hombres y las mujeres están dispuestos a vender su gloriosa primogenitura como hijos de Dios; pensando asimismo en las semillas que se siembran en nuestras escuelas dominicales, la cizaña entre el trigo, y la cosecha que se recogerá de esta siembra de semilla poco juiciosa aunque bien intencionada"
Proyectos en Battle Creek
Nuestro estudio ha tenido como fin formular un plan para establecer una sociedad literaria que redunde en beneficio de todo aquel que se relacione con ella; una sociedad en la cual todos sus miembros se sentirán moralmente responsables para que esta cumpla su cometido y evitar las influencias malsanas que han convertido dichas sociedades en un peligro para los principios religiosos. En estas sociedades se necesitan personas prudentes y de buen juicio que se mantienen unidas al cielo, que sabrán distinguir lo que es una influencia malsana y sin ser engañados por Satanás marcharán adelante por la senda de la integridad, llevando siempre en alto el estandarte de Cristo. Tal influencia infundirá respeto y constituirá estas reuniones en una bendición en lugar de maldición. Si hombres y mujeres maduros se unieran a jóvenes para organizar y dirigir una sociedad literaria tal, podría convertirse en una organización útil e interesante. Pero cuando estas reuniones se degeneran en ocasiones para pasatiempo y alegría bulliciosa se convierten en cualquier cosa menos en sociedades literarias o ennoblecedoras; antes por el contrario degradan la mente y la moral...
La mente es apartada del auténtico
Muy pocos se dan cuenta que es un deber personal controlar sus pensamientos e imaginación. Es difícil mantener la mente indisciplinada concentrada en temas constructivos. Pero si los pensamientos no se aplican debidamente, es imposible que lo religioso florezca en el alma. La mente debe ocuparse con temas sagrados y eternos, de lo contrario albergará pensamientos frívolos y livianos. Es necesario mantener nuestras facultades intelectuales y morales bajo disciplina y con el ejercicio estas se reforzarán y se perfeccionarán...
El intelecto, así como el corazón, debe consagrarse al servicio de Dios. A él pertenece todo cuanto hay en nosotros. No importa cuán inocente o loable pueda aparecer, el seguidor de Cristo no debería participar de ningún placer, o dedicarse a ninguna empresa en la cual la conciencia le indica que disminuirá su fervor y espiritualidad.
La búsqueda de placer, la frivolidad y el libertinaje mental y moral están inundando el mundo con su influencia desmoralizadora. Todo cristiano debería luchar para rechazar las corrientes de maldad y así rescatar a nuestra juventud de las influencias que los arrastrarían a la perdición. Que el Señor nos ayude para abrirnos paso contra esa corriente!--Review and Herald, 4 de enero de 1881.
ANEXO B
Representaciones teatrales en sociedades literarias adventistas del séptimo día
El elemento mundano toma la dirección
El propósito y el fin perseguidos por las sociedades literarias podrá ser loable, pero a menos que todos los participantes dependan de la sabiduría que procede de lo alto y confíen continuamente en Dios, aquella influencia salvadora no se manifestará. Cuando los que profesan ser el pueblo de Dios se unen voluntariamente con el mundo, o le dan a los hombres de poca experiencia religiosa la dirección en estas sociedades literarias, aquellos revelan que tienen en muy poca estima las cosas eternas. Al primer movimiento se sobrepasan de los límites. Existirán límites, reglas y reglamentos, pero a pesar de todo esto, el elemento mundano tomará la dirección. Hombres en territorio del enemigo, guiados por su poder ejercerán una influencia dominadora a menos que exista un poder infinito para contrarrestarlos. Satanás emplea hombres como agentes suyos para sugerir , dirigir, proponer distintas representaciones y una diversidad de entretenimientos que no refuerzan la moral ni elevan los pensamientos, antes bien son totalmente mundanos. Pronto se elimina el elemento religioso y los inconversos toman la dirección.
Titubeo entre el deber y el mundo
Hombres y mujeres que rehúsan ser entrampados, que seguirán siempre adelante por la senda de la integridad, leales y fieles al Dios de los cielos a quien temen, aman y honran pueden convertirse en una influencia poderosa para amparar al pueblo de Dios. Una influencia tal infundirá respeto. Pero el titubeo entre el deber y el mundo le da al mundo todas las ventajas y ciertamente dejará su impresión modeladora de manera que a duras penas se pensará en la religión, Dios y el cielo.
Se contaría con buen respaldo si la juventud, hombres y mujeres maduros organizarán una sociedad donde la lectura y estudio de la Biblia fuera el tema principal, donde se discutiera y se estudiaran las profecías, y donde se estudiaran las lecciones de Cristo. No existe ningún libro capaz de elevar, reforzar y ampliar la mente como la Biblia si tan solo tomáramos tiempo para escudriñar sus páginas. No hay otra cosa que dote a nuestras facultades con nuevo vigor y prepare la mente para comprender y evaluar esas verdades como el relacionarlas con las maravillosas verdades de la palabra de Dios.
Las actividades culturales y las sociedades literarias pueden ser constructivas
Si la mente humana se inclina por lo bajo y lo barato es porque en general se le ha permitido tratar con cosas corrientes y no se la ha ejercitado para captar pensamientos elevados que son duraderos como la eternidad. Estas sociedades literarias y actividades culturales están ejerciendo casi universalmente una influencia enteramente contraria a lo que pretenden ser, y son detrimento para la juventud. Esto no tiene razón de ser, pero debido a que elementos inconversos toman la dirección, y porque los mundanos desean que todo sea para complacerse ellos mismos, sus corazones no están en armonía con Cristo Jesús, están en las filas de los enemigos del Señor y no se sentirán felices con una clase de entretenimiento que reforzaría y establecería la espiritualidad entre los miembros de la sociedad.
La investigación de la biblia desde la naturaleza de oposición a las representaciones teatrales
La mente que rechace todo aquello que degrada pero que se acostumbra a meditar en las verdades ennoblecedoras, amplias y profundas, será fortificada. Un conocimiento de las Escrituras superará cualquier otro conocimiento en el fortalecimiento del intelecto. Si las actividades culturales y sociedades literarias se convirtieran en oportunidades para escudriñar la Biblia, aquellos llegarían a ser muchísimo más sociedades intelectuales de lo que jamás llegarían a ser prestando atención a representaciones dramáticas. Cuán nobles y elevados pensamientos podría captar y explorar la mente en la palabra de Dios! La mente podría profundizar y ahondarse aún más en su investigación, fortificándose más con cada esfuerzo por comprender la verdad y, sin embargo, encontrar que más allá existe un infinito.
Los miembros de estas sociedades, que profesan amar y venerar las cosas sagradas y, sin embargo, permiten que la mente descienda a lo superficial, a lo ficticio, a lo simple, lo barato, a las representaciones falsas, están haciendo la obra de Satanás tan ciertamente como lo hacen al contemplar y unirse a esas escenas. Si sus ojos fueran abiertos, se darían cuenta que Satanás es su líder, el instigador presente a través de sus agentes quienes tienen un alto concepto de sí mismos. Pero Dios declara sus vidas y carácter juntamente más frívolos que la vanidad. Si estas sociedades se dedicaran al estudio del Señor y su grandeza, sus misericordias, su obra en la naturaleza, su majestad y poder tal como lo revela la inspiración, entonces serían ricamente bendecidos y fortificados.--Ellen G. White, MS 41, 1900.
ANEXO C
El empleo de nuestros talentos de comunicación
(Todo forma parte del MS 42, 1898, de E. G. White. Usado mayormente en Review and Herald Supplement del 21 de junio de 1898. EGW Review and Herald articles, Vol. 3. págs. 582-583).
¿Yo o Cristo?
Muchísimas almas se salvarían si aquellos que profesan seguir a Cristo trabajaran como El trabajó, viviendo no para complacerse s sí mismos, sino para glorificar a Dios, trabajando como misionero, demostrando su amor verdadero por el Maestro usando en todo lo posible los talentos que le fueron encomendados. Dada la propia naturaleza del trabajo de Cristo, aquellos que lo desempeñen perderán de vista al yo.
Se nos ha encomendado amar las almas como Cristo las ama, afligir nuestras almas para que los pecadores sean convertidos. Mostrar el incomparable amor de Cristo. Ocultar el yo. Cuánto cuidado deben ejercer los que se dicen ser cristianos para no tildar de religión sus pasiones y su orgullo! Al mostrar vanidad, al anhelar reconocimiento, muchos ocultan a Cristo y se presentan ellos mismos. En sus propias ideas y maneras existe tal orgullo y abrigan una satisfacción por sus propias habilidades que el Señor no puede derramar sobre ellos su Espíritu Santo. Si así lo hiciera, estos lo malinterpretarían y como resultado se ensalzarían aún más. Sus ideas egoístas son impedimento para el avance de la obra. En cualquier cosa que hagan, el yo es la figura principal. Llegan a considerar su propio celo y devoción como el gran poder de la verdad. Sin darse cuenta ellos mismos, todos son mayordomos infieles. Dirigen la obra por canales equivocados. Su orgullo los conduce a lugares donde serán abandonados para dar pasos en falso.
Comunicación
Los mayordomos de Dios no solo reciben dinero. Su talento de comunicar es un don. ¿Qué comunica usted de los dones de Dios en sus palabras, en su tierna simpatía? ¿Está usted permitiendo que su dinero pase a las filas del enemigo para destruir a los que usted está tratando de complacer? Entonces, nuevamente, el conocimiento de la verdad es un talento. Hay muchas almas en tinieblas que podrían ser alumbradas con nuestras palabras fieles y verdaderas. Hay corazones que anhelan simpatía, que parecen lejos de Dios. Nuestra simpatía puede ayudarles. El Señor tiene necesidad de nuestras palabras, dictadas por su Espíritu Santo...
Todos los dones naturales deben ser santificados como preciosos talentos. Deberán consagrarse a Dios para que sirvan al Maestro. Toda ventaja social es un talento y no debería emplearse para satisfacción propia, diversión o para gratificarnos a nosotros mismos. Dinero y bienes pertenecen a Dios, los cuales se emplearán enteramente para horario; El ha prometido que si empleamos los bienes encomendados como fieles mayordomos, seremos ricos en bendiciones, de las cuales tendremos amplios recursos para bendecir a otros. Pero si las ventajas recibidas las consideramos nuestras para usarlas conforme a nuestro capricho, para ostentar y producir sensacionalismo, el Señor Jesús, nuestro Redentor, es puesto en vergüenza por el carácter de los que profesan seguirlo.
La pasión por las representaciones teatrales
¿Le ha dotado Dios de inteligencia? ¿Le corresponde a usted administrarla según sus inclinaciones? ¿Puede usted glorificar a Dios al ser educado para representar a personajes en obras teatrales y divertir al público con fábulas? ¿No le ha dado Dios inteligencia para emplearla en glorificar su nombre en la proclamación del evangelio de Cristo? Si usted desea una carrera pública, hay una obra que usted puede hacer. Ayude a aquellos a quienes usted representa en las funciones. Venga a la realidad. Ofrezca su simpatía donde esta se necesita para levantar al caído. La mayor obsesión de Satanás es pervertir la inteligencia y hacer que los hombres ansíen funciones y representaciones teatrales. La experiencia y el carácter de todo aquel que se ocupa de esta obra estarán de acuerdo con lo que se le haya llenado la mente. (Este párrafo no se encuentra en el artículo publicado en Review)
El Señor ha revelado su amor por el mundo. En lo que hizo no hubo falsedad, no hubo engaño. El dio un regalo vivo, capaz de sufrir la humillación, olvido, vergüenza, crítica. Así lo hizo Cristo para rescatar al caído. Mientras que los humanos maquinaban formas y métodos para destruirlo, el Hijo del Dios infinito vino a nuestro mundo para dar ejemplo de la gran obra que había que realizar para redimir y salvar al hombre. Hoy, los orgullosos y desobedientes están luchando por recibir de sus semejantes fama y honor divirtiéndolos con el mal uso de los dones que Dios les ha dado. Así lo hacen en lugar de invitarlos a contemplar el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.
Oportunidad para los que quieren un lugar de distinción
La obra grande y extraña de Dios es la de redimir y salvar, y así restaurar lo que el pecado destruyó. Algunos encuentran en le Biblia muchas cosas que a su juicio sancionan un comportamiento que Dios jamás aprobará. pero cuando Dios convierte a agentes humanos, estos huirán a Cristo, para que sus vidas se escondan con él en Dios. Levantarán sus ojos para ver la desolación perpetua que el pecado produjo y está produciendo y rogarán para que Dios los haga colaboradores con Cristo. Empezarán a reparar los lugares desolados por los hombres ricos y pobres al quebrantar la ley de Dios.
Todos los que deseen ocupar un lugar de distinción tienen la oportunidad de llevar el yugo de Cristo. "Aprended de mí", dice el Gran maestro, "porque soy manso y humilde de corazón: y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga". Que la petición del alma sea: Oh, Señor, tú eres mi Dios; te exaltaré, loaré tu nombre; porque tú has hecho maravillas; tus consejos de antiguo son fidelidad y verdad... Porque has sido fuerza al pobre, fuerza al necesitado en la tribulación, refugio en la tormenta, sombra en el calor, cuando la ráfaga de los terribles es como la tormenta contra el muro... Y en aquel día se dirá, He aquí este es nuestro Dios; lo hemos esperado, nos alegraremos y nos regocijaremos en su salud".
El don del buen ejemplo es algo grandioso. Pero muchos juntan alrededor de sí una atmósfera malsana. Estos no saben que, en este su día, las cosas que pertenecen a su paz. En gran medida, estos han perdido la facultad de discernimiento espiritual. A lo malo llaman bueno y a lo bueno, malo.
Modos de comunicación
El don de la palabra, el conocimiento, simpatía y amor comunican un conocimiento de Dios. Todos estos dones deben ser entregados a Dios. El Señor los necesita; los pide. Todos deben hacer su parte en la preparación de sus propias almas y la de otros para dedicar sus talentos a Dios. Cada alma, cada don debe ofrecerse como contribución a Dios. Todos deben cooperar con Dios en la obra de salvar almas. Dios te ha dado los talentos que posees para que puedas ser un colaborador eficiente con Cristo. Hay corazones que anhelan simpatía, que perecen porque necesitan esa ayuda que Dios te ha dado para que se las des a ellos. Nuestras iglesias están enfermizas porque no están cumpliendo con el trabajo que se les ha asignado. No son como Dios quisiera que fueran. Ojalá puedan despertar de su letargo!
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica por todos los santos. Efesios 6: 10-18
ANEXO D
Escenas dramatizadas
Querido Hermano (2)
Me levanté a las tres de la mañana para escribirle algunas líneas. Me gustó el faro; la escena que requirió gran esfuerzo pudo haber sido muy impresionante, pero no fue tan concluyente ni impresionante como pudo haber sido cuando se invirtió tanto tiempo y mano de obra para prepararla. La parte donde actuaron los niños fue buena. La lectura fue apropiada. ¿Sin embargo, hubiera estado más a tono con la obra que hemos tratado de realizar en la iglesia si en esa ocasión se hubiera presentado una plática convincente sobre cómo loa niños y los maestros de la Escuela Sabática trabajan concienzudamente en pro de la salvación de los niños bajo su cuidado, presentando a Jesús la ofrenda más aceptable, la entrega de sus propios corazones, respaldado por observaciones cortas y al punto sobre cómo podrían realizarlo?
Cada acción debería estar en armonía con el único gran propósito, la preparación de los corazones y que individualmente los alumnos y maestros deberían ser como una luz puesta en un candelabro para que alumbre a todos los que están en la casa. esto interpretaría vivamente el faro que guía a las almas para que no se conviertan en náufragos de la fe. ¿Podría usted decirme qué efecto decidido sobre esta obra tuvieron las dos poesías ensayadas por aquellas dos señoras en la plataforma?
Se cantó como se esperaría en cualquier función teatral, pero no se entendió ni una palabra. Ciertamente el barco llevado por la tempestad se estrellaría contra las rocas si del faro no procedía más luz de la que se vio durante los ensayos. Debo confesar que me sentí muy entristecida por estas cosas, así que contrario a la misma obra de reforma que estamos tratando de llevar adelante en la iglesia y en nuestras instituciones sentí que hubiera sido mejor no haber estado presente. Este era un momento que se podría haber aprovechado no solo para los niños de la Escuela Sabática sino que se deberían de haber hablado palabras para profundizar la necesidad de buscar la ayuda de aquel Salvador que los había amado y se había entregado por ellos. Si se hubiesen cantado los preciosos himnos, "Roca de la eternidad fuiste abierta para mí, sé mi escondedero fiel", "Cariñoso Salvador huyo de la tempestad". ¿Las almas de quiénes fueron inspiradas con renovado fervor por el Maestro en esos himnos cantados cuya sola virtud se encontraba en la actuación del que cantaba?
Mientras que se hacían esfuerzos agotadores para preparar esta representación se estaban llevando a cabo reuniones del más profundo interés las cuales deberían de haber llamado la atención y contado con la presencia de cada alma, no fuera que estuvieran perdiendo algo del mensaje que el Maestro les había enviado. Ya la Navidad pasó a la eternidad con el peso del registro y estamos ansiosos de saber cuáles serán los resultados. ¿Hará esto que los participantes en el programa tengan mayor conciencia espiritual? ¿Se sentirán más responsables hacia nuestro Padre celestial quien envió a su Hijo al mundo con tan infinito sacrificio para salvar al hombre caído de la perdición total? ¿Sirvió esto para despertar nuestra mente y comprender a Dios por su gran amor con que nos ha amado?
Ahora que la Navidad ha pasado a la historia, esperamos que aquellos que han empleado esfuerzos agotadores manifiesten un celo decidido y sincero, un esfuerzo desinteresado por la salvación de las almas de los maestros en la Escuela Sabática, y que a su vez ellos puedan trabajar por la salvación de sus clases, que les puedan instruir personalmente en cuanto a lo que deben hacer para ser salvos. Esperamos que ellos puedan tener a tiempo para trabajar con sencillez y sinceridad por las almas que están bajo su cuidado, que orarán con ellos y por ellos para que entreguen a Cristo la preciosa ofrenda de sus propias almas, para que ellos pueden hacer palpable realidad el símbolo del faro en los rayos de luz que alumbren de sus propios esfuerzos en el nombre de Jesús, que deberían realizarse en el amor, ellos mismos captando los rayos de luz para difundir esta luz a otros, y que no se conformen con una obra superficial. Muestre igual pericia y aptitud en ganar almas para Jesús así como lo ha demostrado en agotadores esfuerzos durante la ocasión que hace poco tuvo lugar. Con esfuerzos de alma y corazón encamínelos hacia la Estrella que alumbra en estos momentos en un cielo moralmente oscuro, a la misma Luz del mundo. Que su luz alumbre para que las almas agitadas por la tempestad fijen sus ojos en ella y escapen de las peñas escondidas bajo la superficie del agua. Las tentaciones está esperándolas para engañarlas; hay almas oprimidas por la culpabilidad listas para hundirse en la desesperación. Trabajen por salvarlas; encamínenlas hacia Jesús quien tanto las ama que dio su vida por ellas...
La Luz del mundo está brillando sobre nosotros para que absorbamos sus rayos divinos y que esta luz brille sobre otros en buenas obras para que muchas almas sean inducidas a glorificar a nuestro Padre que está en los cielos. El es paciente, no queriendo que ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento. El corazón de Cristo se entristece cuando hay tantos que rehúsan su misericordia y amor incomparables.
¿Trabajarán con igual celo e interés aquellos que participaron en el programa de anoche para presentarse ante Dios aprobados al trabajar para el Maestro y así presentarse ellos mismos como obreros inteligentes que no tienen de qué avergonzarse? Que los maestros de la Escuela Sabática sean totalmente imbuidos del espíritu del mensaje para nuestros días y que lleven ese mensaje en todos sus trabajos u ocupaciones. Hay almas que salvar, y mientras que en la obra de la Escuela Sabática ha habido mucho detalle y una buena cantidad de tiempo precioso se ha dedicado a la lectura de informes y registros, ha habido muy poco tiempo para permitir que la luz brille en rayos claros y firmes en la instrucción necesaria para salvar las almas de los niños y la juventud. La mayor evidencia de verdadero conocimiento se manifiesta en la gran sencillez al presentar discursos menos floridos, al hacer observaciones menos prolongadas, al presentar la verdad sencilla y al punto y no pronunciar en ningún discurso palabra alguna que haga alarde de profundos conocimientos. Todos los que han llegado al conocimiento de Jesucristo lo imitarán en su método de enseñanza.--C No. 5, 1888
ANEXO E
Relación entre el evangelista y las representaciones teatrales
Elena de White aconsejó repetidas veces a nuestros ministros y evangelistas a apartarse de representaciones teatrales en el púlpito:
Nuestro éxito dependerá de que llevemos a cabo la obra con la sencillez con que Cristo la realizó, sin introducir en ella ninguna actividad teatral (Carta 53, 1904).--E, pág. 106. Las tres declaraciones siguientes ofrecen más luz en cuanto a lo que significaba "actividad teatral" en las presentaciones evangelizadoras:
Que no haya rarezas ni excentricidades en la acción de los que proclaman la Palabra de Verdad, porque tales cosas debilitarán la impresión que debería realizarse mediante la Palabra. Debemos precavernos, porque Satanás está decidido, si fuera posible, a mezclar su mala influencia con los servicios religiosos. Que no haya exhibiciones teatrales, porque esto no ayudará a fortalecer la creencia en la Palabra de Dios. Más bien distraerá la atención, haciendo que se fije en el instrumento humano.(Carta 352, 1908).
Debe (cualquier pastor) descartar de sus reuniones todo aquello que tenga semejanza de despliegue teatral; pues tales apariencias exteriores no añaden fuerza al mensaje que presenta. Cuando el Señor pueda cooperar con él, su obra no necesitará hacerse de una manera tan costosa. No tendrá necesidad entonces de gastar tanto en anunciar sus reuniones. No dependerá tanto del programa musical. Esta parte de sus servicios se presenta más como un concierto que como un servicio de canto de una reunión religiosa.(Carta 49, 1902),--Evangelismo, pág. 365.
El ministro de Cristo debe ser un hombre de oración, un hombre de piedad, alegre, pero nunca burdo ni áspero, burlón o frívolo. El espíritu de frivolidad podrá estar de acuerdo con la profesión de payasos y actores de teatro; pero es totalmente indigno de un hombre que ha sido escogido para ser intermediario entre los vivos y los muertos y ser un portavoz de Dios.--T, Vol.4 pág. 320.
En 1910 se nos aconsejó de nuevo muy claramente que no debemos emplear métodos teatrales. En el libro Evangelismo dice lo siguiente:
Tengo un mensaje para los que están a cargo de la obra. No instéis a los hombres que se ocupan de esta obra a pensar que deben proclamar el mensaje solemne y sagrado con un estilo teatral. No hay que poner en nuestra obra ni la mínima partícula de nada que sea extravagante. La causa de Dios debe tener un molde sagrado y celestial. Lleve la imprenta divina todo lo que se relaciona con al predicación del mensaje para este tiempo. No se permita nada de naturaleza extravagante, porque esto echaría a perder la santidad de la obra.
Se me ha dicho que encontraremos toda clase de experiencias y que los hombres procurarán introducir prácticas extrañas a la obra de Dios. Hemos encontrado estas cosas en muchos lugares. Desde el comienzo de mis actividades en la iglesia se me dijo que había que desanimar y prohibir toda clase de actuaciones teatrales en relación con la proclamación de la verdad presente. Personas que pensaban que tenían una obra maravillosa que debían llevar a cabo procuraban adoptar un comportamiento extraño y manifestaban actitudes corporales raras. Se me dio esta instrucción: "No aprobéis nada de esto". Las actuaciones con visos teatrales o extravagantes no deben tener lugar en la proclamación del mensaje solemne que nos ha sido confiado.
El enemigo vigilará estrechamente y aprovechará toda ventaja o circunstancia para rebajar la verdad mediante la introducción de actuaciones indignas. No hay que estimular ninguna de estas actividades. Las verdades preciosas que se nos han dado deben ser proclamadas con toda solemnidad y con sagrado temor reverente. (Manuscrito 19, 1910),--Evangelismo, pág. 105.
CLAVE DE ABREVIATURAS
MS Mensajes Selectos
PP Patriarcas y Profetas
T Testimonies
FCE Fundamentals of Christian Education
COES Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática
RH Review and Herald
E Evangelismo
REFERENCIAS
1. Usado mayormente en Review and Herald Supplement, 21 de junio de 1898 como material de lectura que se presentaría a las iglesias. Review and herald Articles, Vol. 3, pp. 581-583.
2. Esta comunicación fue escrita muy temprano el miércoles por la mañana, 26 de diciembre de 1888, y se realcionaba con un programa navideño dramatizado y presentado por la Escuela Sabática de Battle Creek. Los niños vistieron trajes simbólicos. Ella M. White, nieta de seis años de edad, de la Sra. White participó en el programa vestida de ángel.
¿Practicó lo que predicaba?
Por Roger W. Coon
Editado por Donal E. Mansell
Copyright 1986 de la Pacific Press Publishing Association
Usado con licencia.
ACERCA DEL AUTOR
Dr. Roger W. Coon es un secretario asociado del Patrimonio de Elena G. de White. Durante treinta y ocho años ha servido a la Iglesia Adventista del Séptimo Día como predicador, pastor, evangelista, capellán de hospital, profesor de secundaria y de seminario, director de relaciones públicas, locutor de radio, misionero en el extranjero, escritor y administrador. Su esposa, Irene Strom, es una contadora pública. Los Coon tienen dos hijos, Donald, técnico electricista, y Susan, enfermera.
ACERCA DEL LIBRO
Se dice que “errar es humano”, y por cierto que es verdad en cuanto a los juicios que han hecho ciertos críticos a Elena G. de White, cuando presentan, por un lado, que ella llamó a que los Adventistas del Séptimo Día practicaran el vegetarianismo, mientras que por el otro lado, “secretamente” consumía carne. Este pequeño libro trae a luz todos los hechos relevantes y ofrece explicaciones razonables para esas acusaciones.
Elena G. de White y el vegetarianismo
Tres acusaciones típicas
Hace unos cien años, un ex predicador adventista, Dudley M. Canright, escribió que la Sra. White “prohibió el comer carne,… aunque secretamente ella misma comió más o menos carne la mayor parte de su vida”.[i][1] Se informa que también decía haber visto a Jaime y Elena White comer jamón en el comedor de su propia casa.
En 1914, Frances (“Fannie”) Bolton, una asistente literaria de Elena G. de White que trabajaba en forma ocasional (“a veces sí, otras no”), escribió sobre dos incidentes que tenían el propósito de mostrar la inconsistencia de Elena G. de White en relación con comer carne. En el primer ejemplo, Fannie y otras personas estaban viajando en tren con Elena G. de White hacia California. Fannie declaró:
En la estación de tren, la hermana White no estaba con su grupo, así que el pastor [George B.] Starr [uno de los miembros del grupo] buscó hasta que la encontró muy complacida comiendo enormes ostras blancas crudas en vinagre, pimienta y sal, detrás de una cortina en el restaurante. Me sentí abrumada por esta inconsistencia y aturdida por el horror. El pastor Starr se apresuró a sacarme y dio todas clases de excusas y justificaciones por la actitud de la Sra. White; pero todavía continúo pensando en mi corazón, “¿Qué significa esto? ¿Qué es lo que Dios dijo? ¿Cómo es que puede comer estas abominaciones?”[ii][2]
El segundo ejemplo sucede en el mismo viaje a California. Fannie continúa:
W. C. White subió al tren con un gran pedazo de carne jugosa sobre un papel marrón y lo llevaba en el coche turista en sus dos manos. Sara McEnterfer que está ahora con la hermana White y es su ayudante, lo cocinó sobre una pequeña estufa y todos lo comieron excepto yo y Marian Davis.[iii][3]
¿Pueden tener explicación estas acusaciones conmovedoras?
En el caso de Canright, la cuestión se resuelve en forma simple. Según él mismo admite, Canright “primero se encontró” con Jaime White “y aceptó el sábado por sus enseñanzas” en 1859.[iv][4] Dice haber sido huésped en el hogar de los White, y es posible que haya visto cerdo en su mesa en los primeros años de su amistad, pues Elena G. de White no recibió su primera visión contraindicando el consumo de carne en general y de cerdo en particular hasta el 6 de junio de 1863 –¡cuatro años completos después de que Canright y los White se relacionaron por primera vez!
¿Qué en cuanto a las acusaciones de Fannie Bolton?
Cuando W. C. White se enteró de la carta de 1914 de Fannie Bolton, procuró tener una copia de ella y se la envió al pastor Starr para que la comentara. Starr respondió:
Sólo puedo decir que la considero el mayor montón de basura absurda y no cierta que he visto u oído alguna vez en relación con la querida hermana White.
El evento simplemente nunca ocurrió. Nunca vi a su madre comer ostras o carne de ningún tipo, ni en un restaurante o en su mesa. La declaración de Fannie Bolton… es una mentira de primer orden. Nunca tuve una experiencia tal y es muy absurda para cualquiera que hubiera conocido a su madre alguna vez…
Pienso que esta carta fue escrita enteramente por Fannie Bolton en uno de sus momentos de mayor demencia. [Fannie paso trece meses como paciente mental en el Hospital Estatal de Kalamazoo, entre 1911-1912, y otros tres meses y medio en la misma institución en 1924-1925; murió en 1926]…
Cuando visitamos Florida en 1928, a la Sra. Starr y a mí se nos dijo que en un retiro campestre, Fannie Bolton había hecho una declaración pública de que había mentido sobre la hermana White, y que se arrepentía de ello.[v][5]
Suficiente para la historia de las ostras. En cuanto al episodio de la “carne jugoza”, W. C. White nos provee detalles de lo que sucedió:
Éramos unos 35 yendo de Battle Creek a Oakland en 1884 en dos vagones de dormir vacíos…
A medida que nos acercábamos a la frontera entre Nevada y California, encontramos que disminuían nuestras provisiones. Algunos de nosotros podíamos obtener buen alimento de las cosas secas que habían quedado en nuestras cajas de alimento, pero el apetito de la hermana White decayó.
Estábamos en un país donde la fruta fresca era muy cara y una mañana, en una estación donde paró nuestro tren por media hora, salí y compré un kilo o kilo y medio de carne y la hermana McEnterfer la cocinó en una estufa de alcohol, y la mayoría de los miembros que formábamos el grupo de la hermana White participamos de la comida.[vi][6]
W. C. White presenta, a partir de este punto, una posición que ilumina y nos ayuda mucho en cuanto a las prácticas dietéticas de su madre, al igual que de toda la familia White:
Cuando compré la carne, razoné que una zorra muerta en forma reciente en ese país ganadero, sería probablemente un animal más saludable, y que el riesgo de contraer enfermedad sería muy pequeño. Este fue unos ocho o nueve años antes de que la hermana White decidiera ser una abstemia en relación con el consumo de carne en ocasión del campamento de Melbourne [1894]…
Encontrará varios ejemplos en los escritos de la hermana White donde ella dice que la carne no aparecía en su mesa, y esto era cierto. Durante varios años, cuando en raras ocasiones se consumía un poco de carne, se lo consideraba una emergencia.[vii][7]
La diferencia entre el consumo de carne como un artículo regular de la dieta y su consumo ocasional en una emergencia, mencionado aquí por W. C. White, es un asunto que se considerará posteriormente.
La credibilidad de un testigo es una consideración legítima e importante ante cualquier audiencia, incluyendo ésta.
Es valioso destacar que D. M. Canright[viii][8] y Fannie Bolton[ix][9] fueron conocidos por sus contemporáneos por sus caracteres y personalidades inestables. Ambos tuvieron una experiencia de “entrar y salir, entrar y salir” del empleo denominacional antes de que permanecieran afuera.
Cronología: Enseñanza y práctica
Hace bien recordar que el don profético fue dado a una joven de diecisiete años que comía carne y guardaba el domingo en un día no registrado de diciembre de 1844, y que esa primera visión no decía absolutamente nada en relación con las ventajas de una dieta vegetariana. Su primera visión que trató sobre la vida saludable le fue dada en el otoño de 1848, cuando se les prohibió a los observadores del sábado el uso del té, café y tabaco.[x][10] Su primera visión de la reforma pro salud en forma completa, que contraindicaba el uso de carnes, le fue dada más tarde, el 6 de junio de 1863.[xi][11]
Cuando recibió su primera visión, Elena Harmon había cumplido recién sus diecisiete años (26 de noviembre). Tenía poca salud y apenas pesaba cuarenta kilos. El hombre que llegaría a ser su esposo, veintiún meses después describió su condición en ese momento:
Cuando tuvo su primera visión, era una inválida demacrada, abandonada por sus amigos y médicos para morir consumida… Su condición nerviosa era tal que no podía escribir, y dependía que alguien se sentara a la mesa cerca de ella para volcar al menos su bebida de la tasa al plato.[xii][12]
En el momento en que el mensaje de la reforma pro salud le llegó por primera vez, ella misma se describía como “débil y enfermiza, sujeta a frecuentes desmayos”.[xiii][13] En relación con esta condición, escribió posteriormente:
Por años había pensado que dependía de una dieta a base de carne para tener fuerza… Ha sido muy difícil para mí pasar de una comida a otra sin sufrir de debilidad en el estómago y mareos… me desmayaba frecuentemente… por tanto decidí que la carne era indispensable en mi caso… Sufría cada primavera de pérdida del apetito.[xiv][14]
Para remediar esta debilidad física, Elena comía grandes cantidades de carne diariamente. Por consiguiente se refería a sí misma como “una gran comedora de carne” en esos primeros días.[xv][15] “La carne… era… mi principal artículo en la dieta”.[xvi][16]
El alivio de la debilidad era temporal –“momentáneo”,[xvii][17] según ella lo dijo- y escribió, “pero en lugar de aumentar mi fuerza, seguía debilitándome. A menudo me desmayaba y estaba exhausta”.[xviii][18]
La visión de Elena G. de White del 21 de octubre de 1858, en la cual basaba su reprensión al “hermano y hermana A” al llamarlos a abstenerse de comer cerdo como una prueba de discipulado, fue, tanto como se pueda afirmar, la única visión que trató con la comida a base de carne antes de 1863. No obstante, se debe notar que esta visión no daba una idea en cuanto a que la abstinencia en comer carne produciría una mejora en la salud.
En cuanto a lo correcto o incorrecto de comer cerdo, Elena G. de White nunca lo justificó (como se la acusa a veces) ni lo condenó. Ella dijo que si esta postura estaba en la mente de Dios, a su tiempo, él “enseñaría a su iglesia su deber”.[xix][19]
A su propio tiempo y mediante su canal de comunicación escogido, Dios enseñó a su pueblo. En su primera visión más importante sobre la reforma pro salud del 6 de junio de 1863, por primera vez, el pueblo de Dios fue llamado a abstenerse de la carne en general y de la carne de cerdo en particular.
Elena G. de White describe la primera visión completa sobre la reforma pro salud como “gran luz del Señor” y agrega, “Yo no he buscado esa luz; no he estudiado para obtenerla; me fue dada por el Señor a fin de que la diera a otros”.[xx][20] Al explayarse sobre este tema en otra ocasión, agregó:
El Señor presentó delante de mí un plan general. Se me mostró que Dios daría a sus hijos que observan los mandamientos, una reforma del régimen alimenticio, y que a medida que ellos la recibieran, sus enfermedades y sufrimientos serían grandemente disminuidos. Se me mostró que esta obra iría en progreso.[xxi][21]
La respuesta personal de la Sra. White fue rápida y positiva: “Acepté la luz de la reforma pro salud como ésta me fue presentada”.[xxii][22] “De inmediato eliminé la carne de mi menú”;[xxiii][23] de hecho dijo, “abandoné todo de inmediato -la carne, la mantequilla y una de las tres comidas”.[xxiv][24] ¿Y el resultado? “Mis desmayos y sensaciones de mareos desaparecieron”, al igual que la pérdida del apetito en la primavera.[xxv][25] Y a la edad de ochenta y dos años puedo decir, “Tengo mejor salud hoy, a pesar de mi edad, que la que tenía en mis días juveniles”.[xxvi][26]
Pero todo esto no vino sin una lucha. En 1870, al recordar sus luchas, dijo:
He sufrido de un hambre intensa; era una gran consumidora de carne. Pero al sentir languidez o desfallecimiento, coloqué mis brazos sobre el estómago, y dije: "No probaré un bocado. Consumiré alimento sencillo, o no comeré del todo"… Cuando hice estos cambios, tuve una batalla especial que luchar.[xxvii][27]
Una batalla, sí, pero el punto es que luchó y venció. Al año siguiente, después de la visión de la reforma pro salud de 1863, pudo decir, “he dejado el consumo de carne”.[xxviii][28] Y cinco años después, en una carta a su hijo Edson, en la cual lo llamaba a él y a su familia a “mostrar el verdadero principio” de la fidelidad a la reforma pro salud, le aseguró que ella también estaba practicando lo que predicaba:
Hemos sido estrictos en la dieta para seguir la luz que el Señor nos mostró… Te hemos aconsejado que no comas manteca o carne. No la hemos tenido en nuestra [propia] mesa.[xxix][29]
Al año siguiente, 1870, los White continuaron progresando en la misma dirección. Ella dijo:
No he cambiado mi conducta ni en un ápice desde que adopté la reforma pro salud. No he dado ningún paso de retroceso desde que la luz del cielo sobre este tema brilló por primera vez en mi camino. Abandoné todo de inmediato.[xxx][30]
¿Significa esto que Elena G. de White nunca volvió a comer un pedazo de carne? No, para nada. Y más aún, no intentó ocultar este hecho. Hubo ocasiones excepcionales a su habitual patrón de vegetarianismo. En 1890 declaró: “Cuando yo no podía obtener el alimento que necesitaba, a veces comía un poco de carne”; pero incluso dijo “pero tengo cada vez más temor de hacerlo”.[xxxi][31] Once años después (1901) admitió abiertamente que “a veces… me veía obligada a comer un poco de carne”.[xxxii][32]
Al examinar más específicamente ahora la naturaleza particular de esos “tiempos”, descubrimos tres categorías principales en las que la Sra. White se sintió obligada a dejar, temporalmente, su práctica vegetariana habitual.
El enfrentar dificultades y el compromiso resultante
1. Viaje
Jaime y Elena White se casaron el 30 de agosto de 1846. Su matrimonio unió dos carreras de predicadores itinerantes en un “movimiento adventista” nuevo y en crecimiento. Su ministerio combinado los mantuvo continuamente en movimiento en un programa pesado de viajes y que no pararía para Elena ni siquiera después de la muerte de su esposo, en 1881.
Los viajes en la segunda mitad del siglo diecinueve carecían de comodidades que asumimos como comunes en la actualidad –hoteles cómodos, restaurantes o comidas rápidas con una amplia posibilidad de elegir el menú, etc. Pero incluso si estas cosas hubieran estado disponibles, los White no podrían haberlas pagado. El movimiento adventista era pobre y de una economía estricta y se necesitaba un continuo sacrificio en la forma de vida de los líderes de la iglesia así como de los miembros. Bajo tales circunstancias, era difícil y a veces imposible, seguir estrictamente una dieta vegetariana, particularmente cuando se toman en cuenta dos tipos de situaciones:
(a) Cuando los White viajaban, dependían mayormente de la hospitalidad de los miembros de la iglesia. Estas personas eran generalmente pobres, su dieta consistía casi enteramente de carne. Las frutas y vegetales se las podía obtener sólo en la estación, cuando estaban disponibles.
(b)Había momentos también cuando uno o ambos de los White pasaban tiempo en una región geográfica aislada y remota, como las montañas de Colorado, donde había que “vivir fuera de la tierra”. En otras palabras, había que aprender a cazar y pescar, o de lo contrario se pasaba hambre.
Algunos extractos del diario de Elena G. de White de septiembre y octubre de 1873 ilustran este último punto. Durante ese tiempo ella y Jaime estaban virtualmente abandonados, esperando el regreso de su grupo, el Sr. Walling, para reponer las reservas de su almacén de provisiones que se estaban agotando.
22 de septiembre: hoy Willie inició su viaje hasta la Cordillera para obtener suministros o para conseguir el eje de la rueda del carro que Walling está haciendo. No podemos movernos ni regresar a nuestro hogar en lo de los Mill sin que esté reparado nuestro carro. Hay muy poca comida para los caballos. Se está usando su grano. Las noches son frías. Nuestro stock de provisiones está disminuyendo rápidamente.
28 de septiembre: El hermano Glover dejó el campamento hoy para ir por provisiones. Nos estamos quedando escasos de provisiones… Un joven de Nueva Escocia regresó de cazar. Tenía un cuarto de ciervo. Había viajado treinta kilómetros con este ciervo sobre su espalda… Nos dio un pequeño pedazo de su carne, con la que hicimos un caldo. Willie cazó un pato que llegó en un momento en que lo necesitábamos, pues nuestras provisiones estaban disminuyendo rápidamente.[xxxiii][33]
5 de octubre: El sol brilla en forma agradable, pero no tenemos alivio. Nuestras provisiones han sido muy escasas por varios días. Muchos de nuestros suministros se han ido –ni manteca, ni salsa de ninguna clase, ni maíz o harina integral. Sólo teníamos un poco de flor de harina y eso era todo. Esperábamos provisiones hace tres días, pero nadie llegó. Willie fue al lago por agua. Lo oímos disparar y regresó con dos patos. Es realmente una bendición porque necesitábamos algo para continuar viviendo.[xxxiv][34]
Como ya se dijo anteriormente, la pobreza dificultaba la práctica del vegetarianismo, si es que no era imposible para muchos Adventistas del Séptimo Día en el siglo diecinueve. Por ejemplo, el día de Navidad de 1878, los White, que entonces vivían en Denison, Texas, invitaron a una familia adventista pobre para que se les uniera en el desayuno navideño. La comida incluía “un cuarto de venado cocido y relleno. Estaba tierno como pollo. Lo disfrutamos mucho todos. Hay mucho venado en el mercado”. Luego, la Sra. White escribió, “No he visto en años tanta pobreza como la que he visto desde que volví a Texas”.[xxxv][35]
Elena G. de White sirvió como “misionera” en Australia desde 1891 a 1990. En 1895 le escribió al pastor A. O. Tait en relación con las condiciones locales. Esta carta revela su amplio espíritu humanitario:
He pasado por una experiencia en este país similar a la experiencia que tuve en los nuevos campos en América [en las primeras décadas del siglo diecinueve]. He visto familias en circunstancias que no les permitían suplir sus mesas con comida saludable. Vecinos no creyentes les han dado trozos de carne de animales que han matado recientemente. Han hecho sopa de la carne y la han suministrado a sus familias de hijos numerosos con alimentos de pan y sopa. No era mi deber, ni pienso que lo fuera de nadie más, instruirlos acerca de lo dañino de comer carne. Sentí un sincero pesar por las familias que han ingresado recientemente a la fe, y que están tan presionadas por la pobreza que no saben siquiera de dónde obtendrán su siguiente comida.[xxxvi][36]
2. Cambio de cocinero
Otra exigencia en el hogar de Elena G. de White, que podía requerir el apartarse por una temporada de su dieta vegetariana normal, era cuando se contrataba a un nuevo cocinero que no sabía cómo preparar comidas vegetarianas. Hasta que se entrenara al nuevo cocinero para preparar esos platos, había que consumir en las comidas servidas a la mesa de Elena G. de White, lo que el nuevo cocinero sabía cómo preparar, y probablemente esto incluyera carne.
Desde los primeros días de su ministerio público, el cual incluía escribir mucho, a la Sra. White le resultó imposible realizar las tareas que normalmente hubiera realizado como ama de casa, y tuvo que depositar las responsabilidades del trabajo doméstico en su hogar en mayordomos y cocineros. Desde que cumplió sus veinticinco años (1852-1855) en Rochester, Nueva York, (cuando “había veintidós personas cada día sentadas a nuestra mesa familiar”[xxxvii][37], hasta que en sus últimos años, en “Elsmhaven”, se esperan varias docenas de personas a comer a la mesa de Elena G. de White en cada comida.
En 1870, escribió en forma singular,
Yo aprecio a mi costurera y a mi copista; pero mi cocinera, que sabe preparar el alimento que sostiene la vida y nutre el cerebro, los huesos y los músculos, ocupa el puesto más importante entre los ayudantes de mi familia.[xxxviii][38]
En relación con esto, una carta de W. C. White, escrita en 1935, ilumina este punto. Él dice:
La hermana White no era una cocinera, ni era una experta en comida en el aspecto técnico que proviene del estudio y la experimentación. Ha veces discutía seriamente con su cocinera. No siempre podía retener a la cocinera que había enseñado cuidadosamente en las ideas vegetarianas.
Aquellas a quienes empleaba, eran siempre jóvenes inteligentes. Como se casaban y se marchaban, se veía obligada a conseguir nuevas cocineras que fueran entrenadas en la cocina vegetariana. En aquellos días no teníamos escuelas como hoy, donde nuestras jóvenes pudieran aprender un sistema de cocina vegetariana. Por tanto, mi madre se veía obligada, además de todos sus otras tareas y responsabilidades, a realizar un esfuerzo considerable en persuadir a sus cocineras que podían cocinar sin carne, o soda, polvo de hornear y otras cosas condenadas en sus testimonios. A menudo su mesa mostraba algunas situaciones comprometedoras entre las normas que la hermana White tenía como objetivos y el conocimiento, la experiencia y las normas de su nueva cocinera.[xxxix][39]
En 1892, la sra. White escribió al presidente de la Asociación General, O. A. Olsen, en relación con su necesidad de una nueva cocinera y expresando su ferviente esperanza de que pronto pudiera obtener los servicios de “una ayudante experimentada que tanto necesito”.
Al ampliar sobre este tema, ella escribió:
Estoy sufriendo mucho más ahora por falta de alguien que sea experimentada en la cocina, que prepare cosas que pueda comer. La cocina aquí en este país es en todo sentido deficiente. Eliminen la carne, que raras veces podemos usar –y que no se usa aquí en absoluto- y siéntense a sus mesas, y si logran sostener sus fuerzas, es porque tienen una constitución excelente. La comida se prepara de tal forma que no es apetitosa, sino que tiene la tendencia a quitar todas las ganas de comer. Yo pagaría un precio más alto por una cocinera que por cualquier otra parte de mi trabajo... Pero este asunto me tiene verdaderamente perpleja. Si yo tuviera que participar en los preparativos al llegar a este lugar, diría: Dadme una cocinera experimentada, que tenga alguna facultad inventiva, para preparar platos sencillos de manera saludable, y que no disgusten el apetito. Estoy ansiosa sobre este asunto.[xl][40]
3. Uso terapéutico en emergencias médicas
Una tercera categoría de situación en la cual Elena G. de White podía haberse apartado de un modelo vegetariano de comida, fue en casos de emergencia médica, en los cuales la carne podía servir temporalmente a propósitos terapéuticos. En 1874, en una carta para su hijo, W. C. White, la sra. White hizo mención de una excepción interesante (y singular) al régimen vegetariano, en ese entonces de moda en la casa de los White:
Tu padre y yo hemos dejado la leche, la crema, la manteca, el azúcar y la carne enteramente desde que volvimos de California… Tu padre compró carne una vez para May [Walling, una sobrina nieta de Elena] mientras ella estaba enferma, pero no hemos vuelto a gastar ni un más penique para comprar carne desde entonces.[xli][41]
Elena G. de White no era una fanática en la cuestión de comer carne. En un artículo de Youth’s Instructor publicado en 1894, declaró:
Un régimen de carne no es el más sano, y sin embargo yo no asumiría la posición de que la carne debe ser descartada por todos. Los que tienen órganos digestivos debilitados pueden a menudo usar carne, cuando no pueden comer legumbres, hortalizas, frutas o gachas.[xlii][42]
Debido a un error tipográfico, la segunda negación en la primera oración de la cita anterior se omitió. Esta omisión fue rectificada cuando el pastor O. A. Tait le escribió a la sra. White pidiéndole que aclarara lo que quería decir. Entonces ella amplió su postura sobre la cuestión de la carne y dijo:
Nunca he sentido que fuera mi deber decir que nadie debe probar la carne bajo ninguna circunstancia. Decir esto cuando la gente ha sido enseñada a vivir a base de carne en gran medida [en Australia, en 1894], sería llevar las cosas a los extremos. Nunca he sentido que fuera mi deber hacer declaraciones categóricas. Lo que he dicho lo he dicho dominada por un sentido del deber, pero he sido cuidadosa en mis declaraciones, porque no quería dar ocasión para que nadie fuera conciencia para otra persona.[xliii][43]
Al tratar ciertas enfermedades, y en casos terminales particulares, la sra. White asumió una postura sensible. Dijo:
En ciertos casos de enfermedad o de agotamiento puede pensarse que es mejor emplear algo de carne, pero debe ejercerse mucho cuidado en conseguir la carne de animales sanos. Ha llegado a ser muy serio el asunto de si es seguro usar carne en alguna forma en esta época del mundo. No comer nunca carne sería mejor que comer carne de animales que no son sanos.[xliv][44]
A los médicos en los sanatorios adventistas en 1896, Elena G. de White advirtió:
No debéis hacer prescripciones en el sentido de que nunca debe consumirse carne, pero habéis de educar la mente, y dejar que brille la luz. Dejad que la conciencia individual despierte a la necesidad de mantener limpio todo el ser y de protegerlo, contra el apetito pervertido…
No debe insistirse en que el cambio sea abrupto, especialmente en el caso de aquellos que tienen que hacer trabajo continuo. Edúquese la conciencia y fortalézcase la voluntad, porque así el cambio puede hacerse con más prontitud y de buen grado.[xlv][45]
Luego, la sra. White señaló que “los tuberculosos que marchan en forma segura hacia la tumba” y “personas que tengan tumores que están acabando con su vida” no debieran ser molestadas con la cuestión de la carne; y los médicos debieran tener “cuidado de no tomar medidas estrictas con respecto a este asunto”.[xlvi][46]
Al responder a la inquietud de un médico sobre si el caldo de pollo podría ser apropiado para alguien que sufre de nausea aguda y que es incapaz de retener algo en el estómago, la sra. White escribió: “Hay personas que mueren de tuberculosis que, si piden caldo de pollo, deben tenerlo. Pero yo sería muy cuidadosa”.[xlvii][47]
4. Además de las tres categorías de excepciones anteriores a una dieta vegetariana, hay una cuarta. ¿Hay ejemplos cuando la familia se descuida o cuando Elena G. de White mientras luchaba contra el deseo por la carne (ella admitió desear el sabor de la carne), realmente se deslizó y perdió –aunque sólo sea temporalmente- la batalla?
El Patrimonio White no está al tanto de ninguna evidencia documentada y definida de una situación semejante. Si una evidencia tal surgiera, simplemente mostrará el lado humano de los profetas. En tanto se haya sabido para esta investigación, la proximidad de un desliz tal es una referencia tangencial a “conciencia” en una carta de Elena G. de White escrita el 19 de febrero de 1884 a “Harriet [Smith]”, esposa del editor de la Review, Urías Smith. Ella dijo:
Estoy feliz de informar que mi salud es excelente. He prohibido toda carne, toda manteca. Nada de esto aparece en mi mesa. Mi mente es clara, mi fuerza firme y mi conciencia más libre, porque sé que estoy siguiendo la luz que Dios me ha dado.[xlviii][48]
¿Significa esto que Elena G. de White había estado cayendo en tentación para satisfacer su deseo por la carne, pero que ahora había ganado la victoria, y que como resultado su conciencia era ahora más libre de sentimientos de culpa? Quizás, pero parece imposible llegar a una conclusión determinante por la misma carta.
Las Escrituras fueron escritas, no sólo por aquellos que se los podía clasificar apropiadamente como “santos hombres de Dios que hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21), sino también por hombres que cayeron ocasionalmente en pecado.
El campamento de Brighton: Una transición
Mientras Elena G. de White asistía al campamento de Brighton, cerca de Melbourne, en enero de 1894, su mente se había ejercitado en el tema de comer carne, y vino a su mente la abrumadora convicción que desde ese momento en adelante la carne no debía ocupar un lugar en su dieta bajo ninguna circunstancia. Así, en forma directa, ella dijo, “he eliminado absolutamente la carne de mi mesa. Existe el entendimiento de que ora sea que esté en casa o afuera, nada de esta clase ha de usarse en mi familia, o ha de ponerse sobre la mesa”. Más aún, la sra. White hizo la poco corriente y oportuna redacción y firma de “oraciones a mi Padre celestial”, en la cual se propuso “eliminar la carne como un artículo de la dieta”. Ella dijo: “No comeré carne yo misma o la colocaré para ninguno de los de mi casa. Di órdenes que las aves deben venderse y que el dinero que reporten debe gastarse en comprar fruta para la mesa”.[xlix][49]
La evidencia siguiente mostrará que ella mantuvo esta oración. Así en 1908, siete años antes de su muerte a los ochenta y siete años, la sra. White declaró, “Han pasado varios años desde el tiempo en que ponía carne en mi mesa”.[l][50]
La cuestión del pescado y los mariscos
Al tiempo que la sra. White dejó de comer carne en 1894, no lo hizo así con el consumo de pescado, aunque la evidencia parece bastante clara que ella discontinuó incluso el uso de este artículo de la dieta antes de fin de la década de 1890, como lo mostraremos. Pero antes de examinar esta aparente “inconsistencia”, investiguemos brevemente en la postura de Elena G. de White en relación a lo que hoy la iglesia considera que son mariscos “no limpios”.
En 1882, Elena G. de White escribió una carta a su nuera, Mary Kelsy White (la primera esposa de Willie), que estaba viviendo con su esposo en Oakland, California. En esta carta ella incluyó una “lista de compras” de cosas que le pedía que trajera en la siguiente visita que le hiciera a su hogar. En relación con ciertos artículos de esta lista, ella dijo:
Si puedes conseguir una buena caja de arenques –frescos- por favor, hazlo. Los últimos que Willie trajo son amargos y viejos… Si puedes conseguir unas pocas latas de buenas ostras, cómpralas.[li][51]
Si una orden de compras tal nos parece extraña hoy, se debe recordar que la cuestión de si el marisco era o no permitido bajo la ley levítica era todavía una cuestión en disputa entre los adventistas en la década de 1880. La evidencia de esto se puede ver en un intercambio interesante en las columnas de la Review del año siguiente (1883).
W. H. Littejohn, pastor del Tabernáculo de Battle Creek, folletista y que pronto sería elegido como presidente del Colegio de Battle Creek,[lii][52] estaba conduciendo una columna de “pregunta y respuesta” en el periódico general de la iglesia. En el número del 14 de agosto de 1883, trató la cuestión: “¿Están incluidas las ostras entre los animales inmundos de Levítico 11 y piensa usted que no es correcto comerlas?”
La respuesta de Littlejohn ilustra claramente el proceso lento y tentativo por medio del cual los adventistas elaboraron la cuestión de clases de carnes permitidas versus no permitidas hasta que avanzaron hacia la decidida postura actual.[liii][53] Littlejohn respondió: “Es difícil decidir con certeza si las ostras podrían estar apropiadamente bajo la prohibición de Levítico 11:9-12”. Luego continuó con su opinión: “Pareciera, no obstante, por el idioma, que podrían ser [inmundas]”.[liv][54]
Con respecto a la distinción en Levítico entre “limpio” e “inmundo”, hay evidencia de que Elena G. de White hizo una distinción entre alimentos de carnes de animales “limpios”, lo que ella denominaba “carne” y pescado “limpio”. Esta es una distinción común en varias partes del mundo, incluso actualmente. Así que, cuando Elena G. de White hizo su voto de no comer carne, ella no incluyó abandonar el consumo de pescado. La distinción que hizo respecto de la carne y el pescado es sumamente clara en su correspondencia.
En 1876, por ejemplo, la sra. White le escribió a su esposo, quien estaba de viaje, “No hemos tenido una partícula de carne en la casa desde que te fuiste y mucho antes de que te fueras. Hemos tenido salmón algunas veces. Ha salido algo caro”.[lv][55] (Por supuesto hace aquí referencia al precio).
Cuando Elena G. de White firmó su voto de no comer carne en ocasión del campamento de Brighton, obviamente no incluía el pescado “limpio”, porque al año siguiente, en una carta a A. O. Tait, declaró que “rara vez tenemos pescado en nuestra mesa”, y continuó dando en detalle su razón para disminuir el consumo de este artículo como alimento:
En muchos lugares incluso es insano el pescado, y no debe usarse. Es especialmente así donde el pescado está en contacto con el desagüe de las cloacas, y se lo pesca en lugares donde el agua es pura y fresca; pero debido a lo insano del drenaje en el cual se han estado alimentando, no son seguros para comer.[lvi][56]
A pesar de este posible peligro, hubo circunstancias en Australia, a mediados de la década de 1890, cuando la sra. White reconoció que era apropiado, incluso necesario, incluir pescado en el menú diario. Así en una carta a su hijo, W. C. White, en 1895, le escribió en relación con los problemas que significaba alimentar a los obreros que construían el Colegio de Avondale. Ella dijo:
No podemos alimentarlos a todos, pero ¿podrías conseguir por favor pescado seco de cualquier clase (nada enlatado)? Esto le daría un alivio a la alimentación.[lvii][57]
En 1896, la sra. White escribió a una sobrina no adventista, la srta. Mary Watson (antes Clough), que por un tiempo sirvió como su asistente literaria, y le dijo, en relación con su “voto” de Brighton:
Hace dos años atrás llegué a la conclusión que era peligroso usar carne de animales muertos, y desde entonces no he usado nada de carne. Nunca se coloca en mi mesa. Uso pescado cuando puedo obtenerlo. Conseguimos hermosos pescados del lago de agua salada que está cerca de aquí. No consumo té ni café. Mientras trabajo en contra de estas cosas, no puedo sino practicar lo que considero mejor para mi salud, y mi familia esta plenamente de acuerdo conmigo. Puedes ver, querida sobrina, que te estoy contando las cosas como son.[lviii][58]
Pero para 1898, Elena G. de White concluyó que la carne de pescado, al igual que la carne de animales, no era más segura para comer y que por tanto no debía servirse en el nuevo sanatorio adventista en Sydney. Al enterarse que tres médicos del sanatorio estaban prescribiendo una dieta de carne para sus pacientes, la sra. White le informó la historia de la situación en una carta al Dr. John Harvey Kellogg:
Hace unos años se me dio luz en cuanto a que no se debía asumir la postura [en ese momento] en relación con desechar toda carne… [Pero] les presento la palabra del Señor Dios de Israel… [que] ningún médico [de nuestras instituciones] debe prescribir el consumo de carne [ahora] a ningún inválido… [porque] la enfermedad en el ganado está haciendo del consumo de carne una cuestión peligrosa. La maldición del Señor está sobre la tierra, sobre el hombre, sobre las bestias, sobre los pescados en el mar, y a medida que la transgresión se haga más universal, se permitirá que la maldición se amplíe y se profundice como la transgresión. La enfermedad se contrae por el consumo de carne…
El Señor llevará a su pueblo a adoptar la postura en la que no tocará ni gustará la carne de animales muertos. Entonces que ningún médico, que tenga el conocimiento de la verdad para este tiempo, prescriba estas cosas. No hay seguridad en el consumo de la carne de animales muertos, y en poco tiempo más la leche de las vacas también será excluida de la dieta por el pueblo que guarda los mandamientos de Dios. En breve, no será seguro el consumo de nada que provenga de la creación animal…
No podemos ahora obrar, como nos hemos aventurado a obrar en el pasado en relación con el consumo de carne… La enfermedad que está sobre los animales está convirtiéndose en algo cada vez más común, y nuestra única seguridad está en dejar la carne por completo.[lix][59]
Elena G. de White indica que el pescado al igual que la carne no se debe prescribir en las instituciones de salud. Y para 1905, parece que estuviera con tanto temor por el consumo de pescado como antes lo había estado con el consumo de carne; porque al escribir el capítulo sobre “La carne considerada como alimento”, declaró:
En muchos puntos los peces se contaminan con las inmundicias de que se alimentan y llegan a ser causa de enfermedades. Tal es en especial el caso de los peces que tienen acceso a las aguas de albañal de las grandes ciudades... Al servir de alimento llevan la enfermedad y la muerte a quienes ni siquiera sospechan el peligro.[lx][60]
La acusación de hipocrecía
¿Era Elena G. de White una “hipócrita” por llamar a los Adventistas del Séptimo Día a que adopten el vegetarianismo, desde 1863, mientras por el otro lado comía “secretamente” carne durante las tres décadas siguientes y más? Comencemos dejando que Elena G. de White defina los términos: vegetarianismo y principio.
Como ya hemos notado, de la carta de W. C. White a George B. Starr en 1933, “Por años la familia White habían sido vegetarianos, pero no ‘abstemios’”.[lxi][61] Una distinción interesante, e incluso más iluminadora, se revela en la carta que la sra. White escribió en 1894 a la sra. M. M. J. O’Kavanagh, un miembro activo no adventista en la causa de la temperancia en Australia, que había estado preguntando sobre la posición de los adventistas como “abstemios totales”.
Estoy feliz de asegurarle que como denominación somos, en el sentido pleno, abstemios totales del uso de licores, vino, cerveza, sidra [fermentada] y también tabaco y todo otro tipo de narcóticos… Todos son vegetarianos, muchos se abstienen completamente del consumo de carne, mientras que otros la usan sólo en un grado moderado.[lxii][62]
Esta declaración deja en claro que para Elena G. de White el término vegetarianismo se aplicaba a quienes se abstenían habitualmente de comer carne, aunque no fueran necesariamente abstemios totales. En cuanto al término principio, Elena G. de White lo usaba frecuentemente en sus escritos en relación con la reforma de salud. En 1904, a la edad de setenta y seis, informó que estaba experimentando mejor salud que “en sus días de juventud”, y atribuyó esta mejora en la salud a “los principios de la reforma pro salud”.[lxiii][63]
A continuación hay más ejemplos del uso que hace del término principio. En 1897, escribió, “Presento estos asuntos [reforma pro salud] ante el pueblo insistiendo sobre los principios generales”.[lxiv][64] En 1870, al hablar de su respuesta a la visión de 1863 sobre la reforma pro salud, dijo,
Abandoné estas cosas por principio. Hice mi resolución para estar de acuerdo con la reforma por principio… He avanzado por principio, no por impulso. [Y] no me he movido nada en cuanto a lo que sostengo hoy.[lxv][65]
En 1908 agregó:
Algunos informan que yo no he vivido a la altura de los principios de la reforma pro salud, tal como los he presentado con mi pluma. Pero puedo decir que hasta ahora, por todo lo que yo sepa, no me he apartado de esos principios.[lxvi][66]
Al año siguiente (1909), cuando todavía permanecía la crítica, nuevamente se defendió:
Algunos han informado que yo no he seguido los principios de la reforma pro salud tales como los defendí con mi pluma; pero puedo decir que he sido una fiel reformadora en pro de la salud. Los que han sido miembros de mi familia saben que esto es cierto.[lxvii][67]
La acusación de los críticos –de su tiempo al igual que del nuestro- se basa aparentemente en la fácil suposición que la sra. White consideró al vegetarianismo un “principio”. Que no lo hizo quedará en claro a continuación.
En su libro A Prophet Among You [Un profeta entre vosotros], T. Housel Jemison da tres principios de hermenéutica para la interpretación de los escritos inspirados. En el tercero, dice: Cada profeta, al hablar en su capacidad profesional como un profeta, al dar consejo, está haciendo una de dos cosas; él o ella está (1) enunciando un principio, o (2) aplicando un principio en una declaración normativa. Por tanto, concluye: “Uno debe tratar de descubrir el principio involucrado bajo cualquier consejo específico”.[lxviii][68]
Un principio se define generalmente como “una verdad básica o una ley general que se usa como una base de razonamiento o una guía de acción o comportamiento”.[lxix][69] Los principios, por tanto, son leyes de la conducta humana que no cambian, que no varían. Los principios nunca cambian. Una norma, por el otro lado, es la aplicación de un principio a una situación inmediata o contextual. Las normas pueden (y lo hacen) cambiar, así como las circunstancias que las requirieron pueden cambiar.
Que el vegetarianismo no es un principio para Elena G. de White es claro por su declaración de que:
Nunca he sentido que fuera mi deber decir que nadie debe probar la carne bajo ninguna circunstancia. Decir esto… sería llevar las cosas a los extremos. Nunca he sentido que fuera mi deber hacer declaraciones categóricas.[lxx][70]
Sin duda, esta fue una de las razones principales por la que la sra. White rehusó continuar con la idea de hacer del vegetarianismo una prueba de “discipulado” promovido por algunos de los hermanos.[lxxi][71] Por otro lado, al reconocer que “la carne de cerdo fue prohibida por Jesucristo envuelto en la nube” durante el éxodo, Elena G. de White declara en forma enfática en 1889 que incluso el comer cerdo “no es una cuestión de prueba”.[lxxii][72]
Mientras escribía a los colportores adventistas en el mismo manuscrito, dijo: “Aconsejo a todo colportor observador del sábado que evite el consumo de carne, no porque sea un pecado comer carne, sino porque no es saludable”.
Es obvio que el vegetarianismo no era un principio en los días de Cristo o en el tiempo de los patriarcas o profetas de la Escritura, porque todos consumieron carne. La Pascua requirió el consumo de cordero –y esto por orden divina. Cristo y sus discípulos consumieron pescado en Galilea más de una vez –y al hacerlo ninguno de ellos violó un principio, y ninguno de ellos cometió por tanto un pecado.
El vegetarianismo para Elena G. de White era una norma, basada en al menos dos principios: (1) “Preservar la mejor salud”,[lxxiii][73] y (2) “consumir el alimento más nutritivo”,[lxxiv][74] haciendo lo mejor posible, bajo cualquier circunstancia, para promover la vida, la salud y la fuerza.
Ahora bien, Elena G. de White aplicó aquellos principios en una inspirada declaración normativa que rige “en los países donde abundan las frutas, los cereales y las nueces”. En esos lugares, dice claramente: “la carne no es el alimento adecuado para el pueblo de Dios”.[lxxv][75]
Elena G. de White no es nuestro criterio
Una de las cosas más sensibles que escribiera Elena G. de White alguna vez sobre el tema de la reforma pro salud fue lo siguiente:
Los que entienden debidamente las leyes de la salud y que se dejan dirigir por los buenos principios, evitan los extremos, y no incurren en la licencia ni en la restricción. Escogen su alimento no meramente para agradar al paladar, sino para reconstituir el cuerpo. Procuran conservar todas sus facultades en la mejor condición posible para prestar el mayor servicio a Dios y a los hombres...
En la reforma alimenticia hay verdadero sentido común.
El asunto debe ser estudiado con amplitud y profundidad, y nadie debe criticar a los demás porque sus prácticas no armonicen del todo con las propias. Es imposible [en cuestiones de dieta] prescribir una regla invariable para regular los hábitos de cada cual, y nadie debe erigirse en juez de los demás.[lxxvi][76]
No sólo que Elena G. de White no deseaba ser un criterio para los miembros de iglesia, sino que tampoco quería ser un criterio para los miembros de su familia inmediata (“No me erijo en un criterio para ellos”).[lxxvii][77]
Justo antes de que se iniciara la sesión de la Asociación General de 1901, Elena G. de White se reunió con un puñado de líderes denominacionales en la biblioteca del Colegio de Battle Creek, donde habló en relación con quienes hacían de ella su criterio para la práctica de una dieta. A continuación aparecen sus declaraciones como las registró Clarence C. Crisler, su secretario:
Cómo me ha dolido por las piedras que se arrojan en el camino con respecto a mí misma.
Les dirán,… “La hermana White consume queso, y por tanto estamos en libertad de comer queso”.
Pues bien, ¿quién les dijo que como queso?... Nunca he puesto queso en mi mesa.
Hubo, no obstante, una o dos veces que comí queso [desde que lo he abandonado]. Eso es diferente que hacer de eso una dieta, una cuestión completamente diferente…
Pero hubo una ocasión especial en Minneapolis donde… no pude conseguir nada, y que había unas pequeñas porciones de queso cortadas sobre la mesa, y estaban allí los hermanos, y uno de ellos me dijo, “Si usted come un poco de ese queso, cambiará la condición [¿de su apetito?]”, y lo hice. Tomé un poco de ese queso. No creo que lo haya hecho una segunda vez…
La hermana White no ha tenido carne en su casa o la ha cocinado en ninguna forma, o a cualquier carne muerta, por años y años.
Y aquí están [lo que] los reformadores de la salud [fanáticos dicen]: “ahora, ya les dije que la hermana White no come carne. Por tanto no deseo que ustedes coman carne, porque la hermana White no come carne”.
Bueno, no me interesa ni un poco algo como eso. Si no tienen un mejor argumento que el que yo sea la autoridad, –ustedes no dejaran de comer carne porque la hermana White no lo hace- no consideraré que su reforma pro salud valga siquiera un centavo.
Lo que deseo es que cada uno de ustedes mantenga su dignidad individual ante Dios, en su consagración personal a Dios, que el cuerpo-templo sea dedicado a Dios. “Cualquiera que destruya el templo de Dios, Dios le destruirá al tal”. Ahora, pues, deseo que piensen en esas cosas, y no hagan de ningún ser humano su criterio.[lxxviii][78]
La importancia de la perspectiva histórica
Elena G. de White necesita ser considerada oponiéndose a las tendencias de su época, ¡no las nuestras! Las condiciones en su época eran bastante diferentes que las actuales.
Muchas facilidades que asumimos hoy como comunes, como la heladera y el uso de comidas congeladas para preservar frutas, vegetales y otras comidas perecederas, eran completamente desconocidas en su época. En sus días las frutas y los vegetales estaban disponibles sólo en la estación. La mayor parte del año la producción fresca simplemente no existía, así que uno consumía carne o no comía en absoluto. El consumo de carne era, por tanto, más común (y por lo general más necesario) en el tiempo de Elena G. de White que en el nuestro –al menos en los países más desarrollados.
Algo más que es importante recordar es que Elena G. de White nunca eliminó el consumo de carne como un artículo de la dieta para nadie hasta que hubo un sustituto nutricional adecuado y disponible para que ocupara su lugar.[lxxix][79] Los alimentos para desayuno con cereales secos no se desarrollaron y vendieron hasta mediados de la década de 1890. La manteca de maní, otra excelente fuente de proteína, tampoco se inventó hasta mediados de la década de 1890.[lxxx][80] Por tanto, había a menudo más razón –debido a la gran pobreza- para el consumo de carne en la gente de sus días que la que hay para nosotros hoy en día.
Conclusión
Elena G. de White tuvo que enfrentar acusaciones contra su integridad durante su vida. Hay acusaciones actuales similares contra ella que no son nuevas ni sorprendentes cuando uno examina los hechos. Poco después que terminó el siglo fue acusada de hipocresía (incluso de duplicidad) al promover públicamente el vegetarianismo entre sus hermanos miembros de iglesia mientras que continuaba (según se la acusaba) secretamente una dieta de carne. Tales acusaciones son, como se ha demostrado, injustificadas y sin fundamento.
Para lograr una comprensión apropiada de las acusaciones levantadas contra la integridad de Elena G. de White, uno debe verlas desde una perspectiva más amplia; desde los objetivos y metodologías de Satanás en los últimos días según lo reveló Elena G. de White en 1890. Ella dijo que “el último engaño” de Satanás sería destruir la credibilidad en ella, y crear un odio “satánico” contra sus escritos.[lxxxi][81]
El caso en contra de la integridad de Elena G. de White, hasta donde lo ha revelado la investigación a la fecha, es todavía infundando y no se puede probar, como ocurrió durante la vida del profeta.
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Todos los derechos reservados
[i][1] D. M. Canright, Life of Mrs. E. G. White [La vida de la Sra. Elena G. de White](Cincinnati: Standard Publishing Company, 1919), 289.
[ii][2] Carta de Frances E. Bolton a la Sra. E. C. Slauson, 30 de diciembre de 1914; citado en The Fannie Bolton Story: A Collection of Source Documents [La historia de Fannie Bolton: Collección de documentos] (Patrimonio de Elena G. de White, abril de 1982), 109. (De aquí en más citado como Fannie Bolton Story).
[iii][3] Ibíd., 109, 110.
[iv][4] D. M. Canright, “My Remembrance of Elder White” [Mis recuerdos del pastor White], Review and Herald, 30 de agosto de 1881, 153. (de ahora en más citado como RH).
[v][5] Carta de George B. Starr a W. C. White, 30 de agosto de 1933; citado en Fannie Bolton Store, 118, 119.
[vi][6] Carta de W. C. White a George B. Starr, 24 de agosto de 1933; citado en Ibíd., 119.
[vii][7] Ibíd., 119, 120.
[viii][8] Cf. “D. M. Canright”, Seventh-day Adventist Enciclopedia [Enciclopedia Adventista del Séptimo Día], edición revisada 1976, 230, 231 (de aquí en más citada como SDAE); y Carrie Johnson, I Was Canright’s Secretary [Yo fue la secretaria de Canright] (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1971).
[ix][9] Cf. Fannie Bolton Story y “Fannie Bolton and Her Witness –True and False” [Fannie Bolton y su testimonio –Verdadero y falso], en Arthur L. White, The Australian Years [Los años en Australia] (Washington, D. C.: Review and Herald Publishing Association, 1983), 237-250.
[x][10] Jaime White, “Western Tour” [Viaje al oeste], RH, 8 de noviembre de 1870, 165; cf. también Dores Robinson, The Story of our Health Message [La historia de nuestro mensaje de salud] (Nashville, Tennessee: Southern Publishing Association, 1965), 65-70.
[xi][11] RH, 8 de octubre de 1867; citado en Consejos sobre el régimen alimenticio, 577, párrafo 1. (Citado de ahora en más como CRA).
[xii][12] Jaime White, Life Incidents in Connection With the Great Advent Movement as Illustrated by the Three Angels of Revelation XIV [Incidentes en relación con el gran movimiento adventista ilustrados por los tres ángeles de Apocalipsis 14] (Battle Creek, Michigan: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1868), 273.
[xiii][13] Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], 9:158 (de ahora en más citado como 1T, 2T, etc.).
[xiv][14] Spiritual Gifts [Dones espirituales], 4:153, 154 [1864] (de ahora en más citado como 1SG, 2SG, etc.).
[xv][15] 2T 371, 372.
[xvi][16] Carta 83 (15 de julio), 1901; citado en CRA 584, párrafo 10.
[xvii][17] 4SG, 153.
[xviii][18] Carta 83 (15 de julio), 1901; citado en CRA 584, párrafo 10.
[xix][19] 1T 206, 207.
[xx][20] Manuscrito 29, 1897; citado en CRA 592, 593, párrafo 24.
[xxi][21] General Conference Bulletin [Boletín de la Asociación General], 12 de abril de 1901; citado en CRA 578, párrafo 2.
[xxii][22] Manuscrito 50, 1904; citado en CRA 578, párrafo 3.
[xxiii][23] Carta 83 (15 de julio), 1901; citado en CRA 584, párrafo 10.
[xxiv][24] 2T 371; citado en CRA 580, párrafo 5.
[xxv][25] 4SG 154.
[xxvi][26] 9T 159; cf. también Manuscrito 50, 1904; citado en CRA 578, párrafo 3.
[xxvii][27] 2T 371, 372; véase CRA 580, 581.
[xxviii][28] 4SG 153.
[xxix][29] Carta 5 (25 de mayo), 1869.
[xxx][30] 2T 371; citado en CRA 580, párrafo 5.
[xxxi][31] Christian Temperance and Bible Higiene, 117, 118 (1890; de aquí en más citado como CTBH); citado en CRA 472, párrafo 699.
[xxxii][32] Carta 83 (15 de julio), 1901; citado en CRA 585, párrafo 10.
[xxxiii][33] Manuscrito 11, 1873.
[xxxiv][34] Manuscrito 12, 1873.
[xxxv][35] Carta 63 (26 de diciembre), 1878.
[xxxvi][36] Carta 76 (6 de junio), 1895.
[xxxvii][37] Carta 29 (17 de enero), 1904.
[xxxviii][38] 2T 370; CRA 296.
[xxxix][39] Citado por Arturo L. White en una carta a Anna Frazier, 18 diciembre de 1935.
[xl][40] Carta 19c (enero), 1892.
[xli][41] Carta 12 (15 de febrero), 1874.
[xlii][42] Youth’s Instructor, 31 de mayo de 1894; citado en CRA 472, párrafo 700. (De ahora en más citado como YI).
[xliii][43] Carta 76 (6 de junio), 1895.
[xliv][44] CTBH 117, 118 (1890); citado en CRA 471, 472, párrafo 699.
[xlv][45] Carta 54 (10 de julio), 1896; citada en CRA 343, 344, párrafo 434.
[xlvi][46] Ibíd.
[xlvii][47] Carta 231 (11 de julio), 1905; citada en CRA 345, párrafo 435.
[xlviii][48] Carta 11a (19 de febrero), 1884.
[xlix][49] Carta 76 (6 de junio), 1895 (se publicó una parte de esta carta en CRA 586, párrafo 12).
[l][50] Carta 50 (5 de febrero), 1908; citado en CRA 591, párrafo 23.
[li][51] Carta 16 (31 de mayo), 1882.
[lii][52] “Littlejohn, Wolcott Hackley”; SDAE (edición rev.), 794.
[liii][53] Por un estudio profundo y excelente sobre este aspecto, véase la monografía de Ron Graybill, The Development of Adventist Thinking on Clean and Unclean Meats [El desarrollo del pensamiento adventista sobre las carnes limpias e inmundas] (Patrimonio White, 1981).
[liv][54] “Scripture Questions. Answered by W. H. Littlejohn” [Preguntas de las Escrituras. Respuesta de W. H. Littlejohn], RH, 14 de agosto de 1883, 522.
[lv][55] Carta 13 (24 de abril), 1876.
[lvi][56] Carta 76 (6 de junio), 1895.
[lvii][57] Carta 149 (6 de agosto), 1895.
[lviii][58] Carta 128 (9 de julio), 1896.
[lix][59] Carta 59 (26 de julio), 1898 [véase parte en CRA 493, 494, párrafo 722].
[lx][60] El ministerio de curación, 242 (citado en adelante como MC).
[lxi][61] Por “abstemios”, W. C. White se estaba refiriendo obviamente a la abstinencia completa de alimentos a base de carne, no a la abstinencia total del alcohol.
[lxii][62] Carta 99 (8 de enero), 1894.
[lxiii][63] Manuscrito 50, 1904; citado en CRA 578, párrafo 3.
[lxiv][64] Manuscrito 29, 1897; citado en CRA 593, párrafo 24.
[lxv][65] 2T 372.
[lxvi][66] Carta 50 (5 de febrero), 1908; citado en CRA 590, 591, párrafo 23.
[lxvii][67] 9T 159; citado en CRA 594, párrafo 27.
[lxviii][68] T. Housel Jemison, A Prophet Among You [Un profeta entre vosotros] (Mountain View, California: Pacific Press Publishing Association, 1955), 445.
[lxix][69] Oxford American Dictionary, edición de 1980.
[lxx][70] Carta 76 (6 de junio), 1895; citada en CRA 556, párrafo 796.
[lxxi][71] 9T 159.
[lxxii][72] Manuscrito 15, 1889. Véase otra declaración en contra de hacer de la cría de cerdo o de comer cerdo “en ningún sentido, en una prueba para pertenecer a la comunidad cristiana”, 2MS 389.
[lxxiii][73] YI, 31 de mayo de 1894; citado en CRA 472, párrafo 700.
[lxxiv][74] 9T 163.
[lxxv][75] 9T 159.
[lxxvi][76] MC 246.
[lxxvii][77] Carta 127 (18 de enero), 1904; citado en CRA 590, párrafo 22.
[lxxviii][78] Manuscrito 43a, 1901; un transcripción verbal de Clarence C. Crisler, el secretario personal de la sra. White. (Por otros manuscritos con leves variantes, comparar Manuscritos 43, 43bI, 43bII y 43bIII.)
[lxxix][79] MC 244.
[lxxx][80] Richard William Schwarz, John Harvey Kellogg: American Health Reformer [John Harvey Kellogg: un reformador en pro de la salud estadounidense] (Tesis doctoral, Ph.D., Universidad de Michigan, Ann Arbor, 1964), p. 283.
[lxxxi][81] 1SM 54, 55.
Una explicación de las decisiones para la revisión de 1911
[El conflicto de los siglos, en su forma aumentada, fue publicada a comienzos del verano de 1888. Elena G. de White suministró placas de impresión idénticas para las editoriales Review and Herald y Pacific Press. Después del establecimiento de la Southern Publishing Association, también se le proveyó con placas. Todas estas casas editoras imprimieron los libros hasta 1907, cuando fue necesario arreglar algunas de las placas dañadas seriamente. En ese momento, se arreglaron de nuevo algunas ilustraciones. Pocos años después se vio que las placas de impresión dañadas debían ser reemplazadas por nuevas y que el tipo de los libros debía volver a fijarse. Como lo explica la Sra. White en la página 12, fue esto lo que la llevó a planificar una ligera revisión del libro. Fue algo natural que cualquier cambio en el texto de un libro de Elena G. de White, que hacía tiempo que estaba en circulación, provocara una discusión sobre inspiración y la forma en que ésta se consideró en el libro en cuestión. Las declaraciones que se presentan en este documento suministran la información dada en el momento en que la nueva edición de El conflicto de los siglos apareció en 1911.- Arturo L. White]
Una declaración de aprobación de Elena G. de White
Ayer y nuevamente esta mañana, leí la carta escrita por W. C. White a nuestros agentes de la Misión General, y su carta a los miembros de nuestra Comisión de Publicaciones, en relación con la nueva edición de El conflicto de los siglos.
Y ahora deseo decirle que lo que él escribió en relación con mis deseos, decisiones e instrucciones sobre la obra, es una declaración verdadera y correcta. (Firmado) Elena G. de White –Carta 57, 1911. (Escrita en St. Helena, California, 27 de julio de 1911).
El conflicto de los siglos
(Declaración hecha por W. C. White ante el Concilio de la Asociación General, 30 de octubre de 1911)
Dirigiéndose al concilio, el pastor W. C. White dijo:
Es con gran placer como os presento esta declaración con respecto a la última edición inglesa de El conflicto de los siglos.
Hace más o menos dos años se nos dijo que las planchas de electrotipo de este libro, que han estado en uso en la Pacific Press, en la Review and Herald y en la Sociedad Internacional de Tratados (Londres), estaban tan gastadas que el libro debía recomponerse y que debían prepararse nuevas planchas. Esta obra se ha hecho en la Pacific Press. Se prepararon cuatro series de planchas: una para cada una de nuestras oficinas: la de Washington, la de Mountain View, la de Nashville y la de Watford.
En carta que envié a los gerentes de nuestras casas editoras, escribí lo siguiente, el 24 de julio de 1911: [Esta misma carta fue dirigida a “Nuestros agentes misioneros generales”].
“Después de pedir el consejo de los ministros, colportores y otros amigos del libro, pensamos que era conveniente recomponer el texto de tal manera que la nueva edición correspondiera tan exactamente como fuera posible con la antigua. Y aunque no pudimos usar exactamente el mismo tipo, el texto se distribuye casi igual página por página, como los capítulos similares de la antigua edición.
“El cambio más notable hecho en la nueva edición es la mejora en las ilustraciones. Cada uno de los cuarenta y dos capítulos, junto con el prefacio, la introducción, el índice y la lista de ilustraciones, tiene una hermosa ilustración como encabezamiento; y han sido introducidas diez páginas de ilustraciones de página entera, para reemplazar a las que resultaban menos atractivas.
“El apéndice de trece notas de la antigua edición, que ocupaba trece páginas, ha sido reemplazado por uno que contiene treinta y una notas que ocupan doce páginas. Casi todas éstas son notas de referencias, calculadas para ayudar al lector estudioso a hallar pruebas históricas de las declaraciones hechas en el libro.
“Las notas biográficas han sido omitidas, y el índice general ha sido ampliado de doce a veinticuatro páginas, lo cual facilita mucho localizar los pasajes deseados.
“En el cuerpo del libro, la mejora más notable es la introducción de referencias históricas. En la antigua edición se daban setecientas referencias bíblicas, pero solamente en unos pocos casos se incluía alguna referencia histórica a las autoridades mencionadas o referidas. En la nueva edición el lector encontrará más de cuatrocientas referencias de ochenta y cuatro autores y autoridades.
“Cuando le presentamos a mi madre el pedido de algunos de los colportores, en el sentido de que en la nueva edición debían darse no solamente referencias bíblicas, sino también referencias de los historiadores citados, ella nos instruyó a buscar e insertar las referencias históricas. También nos instruyó para que verificáramos las referencias y corrigiésemos cualquier inexactitud que encontrásemos; y donde se hacían citas de pasajes que habían sido traducidos en forma diferente por distintos traductores, que usáramos la traducción que resultara más correcta y auténtica.
“La búsqueda de los diversos pasajes citados de historiadores ha sido una tarea ardua, y la verificación de los pasajes citados nos ha inducido a hacer algunos cambios en la fraseología del texto. Esto se nota especialmente en las citas de History of the Reformation [Historia de la Reforma], de J. Merle D'Aubigné. Se encontró que había seis o más traducciones al inglés, norteamericanas y británicas, que diferían mucho en su texto, aunque eran casi idénticas en pensamiento; y en la antigua edición de El conflicto de los siglos se habían usado tres de las mismas, de acuerdo con la claridad y la belleza del lenguaje. Pero descubrimos que solamente una de estas muchas traducciones había sido aprobada por el autor, y ésta es la que ha empleado la Sociedad Americana de Tratados en sus últimas ediciones. Por lo tanto, las citas de D'Aubigné en esta edición de El conflicto de los siglos se han citado de acuerdo con esta traducción aprobada.
“En unos pocos casos, se han usado algunas citas de historiadores, predicadores y escritores modernos en lugar de otros antiguos, porque tienen más fuerza o porque no hemos podido encontrar la procedencia de las anteriores. En cada lugar en que hubo un cambio semejante, mi madre ha examinado detenidamente la sustitución propuesta, y la ha aprobado.
“Hallaréis que se han hecho cambios de esta naturaleza en las pp. 273, 277, 306-308, 334-335, 387, 547, 580-581 [en inglés].
“Hay todavía algunos puntos o citas en el libro que hasta aquí nos ha sido imposible encontrar. Afortunadamente, se relacionan con asuntos acerca de los cuales no hay probabilidad de que haya seria discusión.
“En materia de ortografía, puntuación y mayúsculas, se han introducido cambios para darle a este libro un estilo uniforme y acorde con los otros volúmenes de esta serie.
“En ocho o diez lugares, se han cambiado referencias relativas a tiempo por el lapso que ha transcurrido desde que el libro fuera publicado por primera vez.
“En varios lugares, se han cambiado formas de expresión para evitar que se produjeran ofensas innecesarias. Un ejemplo de esto se encontrará en el cambio de la palabra ‘Romish’ [romano] por ‘Roman’ [romano] o ‘Roman Catholic’ [Católico Romano]. En dos lugares la frase ‘divinidad de Cristo’ se cambió por la de ‘deidad de Cristo. Y las palabras ‘tolerancia religiosa’ han sido cambiadas por las de ‘libertad religiosa’.
“Las declaraciones hechas en las páginas 285-287 [en inglés] con relación al proceder de la Asamblea [Nacional Francesa], en sus decretos blasfemos contra la religión y la Biblia, se han redactado de tal manera que muestren que dicha Asamblea hizo a un lado o trató de anular, y luego restauró, no solamente la Biblia sino también lo relacionado a Dios y a su culto.
“En la nueva edición, el surgimiento del papado en el año 538, y su caída en 1798, se los denomina como su ‘supremacía’ y ‘caída’, en lugar de ‘establecimiento’ y ‘abolición’, como en la edición antigua.
“En cada uno de estos lugares la autora ha considerado y aprobado la forma más exacta de expresión.
“En las páginas 50, 563, 564, 580-581 [en inglés], y en unos pocos lugares adicionales donde había declaraciones referentes al papado que los católicos discuten fuertemente, y que son difíciles de probar en fuentes históricas accesibles, las palabras usadas en la nueva edición han sido cambiadas, para que las declaraciones estén de acuerdo con la evidencia que pueda obtenerse fácilmente.
“Con respecto a estos pasajes y a otros similares, que pueden despertar controversias agudas y no provechosas, mi madre a menudo ha dicho: ‘Lo que he escrito con respecto a la arrogancia y a las pretensiones del papado es cierto. Muchas de las evidencias históricas relativas a estos hechos han sido destruidas a propósito; sin embargo, para que el libro sea del mayor beneficio para católicos y para otros, y para que puedan evitarse innecesarias controversias, es mejor que todos los párrafos relativos a declaraciones del papa y pretensiones del papado, se expresen en forma tan moderada que sea fácil y claro poder probarlas por las historias aceptadas que están al alcance de nuestros ministros y estudiantes".
“Si oís informes de que alguno de los trabajos hechos sobre esta última edición fue hecho en contra del deseo de mi madre o sin su conocimiento, podéis estar seguros de que tales informes son falsos, e indignos de alguna consideración”.
Se leyeron y compararon pasajes de la edición antigua y la nueva para ilustrar la declaración leída, tomándose estos pasajes de la carta del 24 de julio escrita por el que habla. Entonces el hermano White dijo:
Desde que se publicó esta nueva edición, mi madre ha expresado gran placer al reexaminar y leer todo el libro. Día tras día, cuando la visitaba por la mañana, ella hablaba de él, afirmando que le gustaba leer de nuevo el libro, y que estaba contenta de que la tarea que se había hecho, para que esta edición sea tan perfecta como fuera posible, se hubiera terminado mientras ella aún vivía y así podía dirigir lo que se hacía.
Mi madre nunca pretendió ser una autoridad en historia. Las cosas que ella ha escrito son descripciones de imágenes rápidas y otras representaciones que le fueron dadas con respecto a los hechos de estos hombres y a la influencia de estas acciones en la obra de Dios para la salvación de los hombres, con referencia al pasado, al presente y a la historia futura en su relación con esta obra. En la redacción de estas visiones ella ha hecho uso de buenas y claras declaraciones históricas para hacer comprensible al lector las cosas que estaba tratando de presentar. Cuando yo era apenas un muchacho, la oí que le leía a mi padre History of the Reformation [Historia de la Reforma] de D'Aubigné. Ella le leyó a él una gran parte, si no la totalidad de los cinco volúmenes. Leyó también otras historias de la Reforma. Esto la ayudó a localizar y describir muchos de los acontecimientos y movimientos que le fueron presentados en la visión. En cierta forma esto es parecido a la manera en que el estudio de la Biblia la ayuda a localizar y describir las muchas representaciones figuradas que le son dadas del desarrollo del gran conflicto entre la verdad y el error en nuestros días.
Mi madre nunca ha pretendido inspiración verbal (véase la Introducción a El conflicto de los siglos, pp. 7-10), y no encuentro que mi padre, o los pastores Bates, Andrews, Smith, o Waggoner, hayan hecho esa declaración. Si hubo inspiración verbal al escribir sus manuscritos, ¿por qué se tomaría la tarea de adicionar y adaptar? Es un hecho que mi madre a menudo toma uno de sus manuscritos, y lo revisa cuidadosamente, haciendo adiciones y desarrollando aun más algún pensamiento.
La primera edición de este libro se publicó en California en 1884. Cuando se imprimió Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], tomo 3, hubo algunos asuntos que no fueron incluidos. Una porción de
este material fue impresa en forma de folleto y puesto en circulación; y se esperaba que mi madre procediera inmediatamente a aumentar este material y a publicarlo en forma del tomo 4. Antes de la muerte de mi padre él había anunciado el tomo 4 del libro Spirit of Prophecy.
Cuando mi madre preparó el tomo 4, tanto ella como los que habían de trabajar en su publicación tenían en mente el cumplimiento del plan de mi padre. También creíamos que se había escrito para el pueblo adventista de los Estados Unidos. Por lo tanto, el texto fue reducido con mucha dificultad, de manera que este volumen apareciera aproximadamente del mismo tamaño que los otros tomos de la serie.
Más adelante cuando se halló que el libro podía venderse a todo el pueblo, los editores tomaron las planchas y prepararon una edición en papel de mayor tamaño. Se insertaron ilustraciones, y se hizo el experimento de vender el libro a $ 1,50 (dólar).
En 1885 mi madre y yo fuimos enviados a Europa, y allí surgió la inquietud de traducirlo a los idiomas alemán, francés, danés y sueco. Cuando mi madre consideraba esta propuesta, decidió hacer algunas adiciones al texto.
El contacto que tuvo mi madre con el pueblo de Europa trajo a su mente detalles de cosas que había visto y que le habían sido presentadas en visión durante los años anteriores, algunos de los cuales le fueron mostrados dos o tres veces, y otras escenas, mayor cantidad de veces. El que ella pudiera ver lugares históricos y su contacto con las personas refrescó su memoria con respecto a estas cosas, y por lo tanto deseó añadir mucho material al libro. Esto se hizo, y se prepararon los manuscritos para la traducción.
Después de nuestro regreso a los Estados Unidos, se hizo otra nueva edición muy ampliada. En dicha edición no se incluyeron algunos de los puntos presentados en la primera edición inglesa. La razón de estos cambios se halla en el hecho de que la nueva edición tenía el propósito de ser mundialmente distribuida.
En su ministerio público mi madre demostró capacidad para seleccionar el material del almacén de la verdad y presentar el que fuera adecuado a las necesidades de las congregaciones que estaban delante de ella; y siempre pensó que, en la selección del material para la publicación de sus libros, debía mostrarse el mejor criterio al escoger lo que fuera más adecuado a las necesidades de los que los leyeran.
Por lo tanto, cuando se presentó la nueva edición de El conflicto de los siglos en 1888, no se incluyeron aproximadamente 20 páginas de material en cierto lugar cuatro o cinco que resultaron muy instructivas para los adventistas de los Estados Unidos, pero que no eran apropiadas para lectores de otras partes del mundo.
Una gran parte de la investigación hecha para encontrar las declaraciones históricas usadas en las nuevas ediciones norteamericanas y europeas de El conflicto de los siglos, se hizo en Basilea, donde teníamos acceso a la gran biblioteca del pastor Andrews, y donde los traductores tenían acceso a las bibliotecas de las universidades.
Cuando empezamos con la tarea de revisar este material con el propósito de dar las referencias históricas, hubo ciertas citas que no pudimos encontrar. En algunos casos se encontraron otras declaraciones que hacían claro el mismo punto en otros historiadores. Estas se hallaban en libros accesibles en muchas bibliotecas públicas. Cuando le llamamos la atención a mi madre a citas que no podíamos encontrar, y le mostramos que había otros párrafos que hallamos, que presentaban el mismo pensamiento, ella decía: “Usen el material del cual pueda darse una referencia, de manera que el lector de los libros, si desea hacerlo, pueda ir a la fuente y hallarlo”. De esa manera algunos datos históricos han sido sustituidos.
Ahora bien, con respecto a la declaración de que algunas personas en Washington, u hombres de la Junta de la Asociación General, han estado haciendo esto o lo otro, correcto o incorrecto, en relación con este libro, es importante que tengáis una declaración clara de los hechos sobre este asunto.
Nuestros hermanos de Washington y de Mountain View han hecho solamente lo que les hemos pedido que hicieran. Como se declaró al comienzo, pedimos consejo a los hombres del Departamento de Publicaciones, a los agentes de colportaje del Estado y a miembros de las comisiones de publicaciones, no solamente de Washington sino también de California, y les he pedido que tengan la bondad de llamarnos la atención a cualquier pasaje que necesitara ser considerado en relación con la recomposición del libro.
Cuando se señaló el hecho de que algunas de las referencias históricas eran puestas en tela de juicio y desafiadas, les pedimos que nos dieran una declaración escrita que nos ayudara en nuestra investigación. Hicieron lo que les hemos pedido y nada más. Todas las decisiones en cuanto a lo que debía cambiarse, y a lo que debía imprimirse, palabra por palabra, de la antigua edición, fueron hechas en la oficina de mi madre, por personas empleadas por ella y que trabajaban bajo su dirección. Por lo tanto, no hay motivo para que alguno diga una palabra en contra de los hombres de la Junta de la Asociación General o de los escritores de Washington, o contra el libro, por algo que hubiera sido hecho por los hermanos de Washington o de cualquier otra parte en relación con este libro.
Estamos muy agradecidos a nuestros hermanos de Washington, y a muchos otros, por los laboriosos y fieles trabajos que han hecho en forma bondadosa para señalar los pasajes que se prestaran a discusión por católicos u otros críticos. También estábamos profundamente agradecidos a nuestros hermanos de Inglaterra y del continente, así como a los hermanos de Boston, Nueva York y Chicago, por ayudarnos a encontrar en las grandes bibliotecas, y a verificar, las citas que eran difíciles de localizar. Ellos han hecho este trabajo por pedido nuestro, y para ayudarnos en lo que nosotros pensábamos que debía hacerse. El uso hecho de los resultados de esta investigación, se ve en las referencias históricas que figuran al pie de la página y en el Apéndice.
El Apéndice del libro anterior, como recordaréis, era en parte explicativo, en parte argumentativo, y en parte apologético; pero no nos pareció que tales notas seguían siendo necesarias, y las 31 notas de la nueva edición son mayormente documentación de declaraciones históricas que muestran lo correcto de lo que se dice en el libro. Dejamos aquello que sería de valor para el lector estudioso, a fin de que tuviera estas referencias para las declaraciones de historiadores bien conocidos”. –W. C. White, 24 de julio, 1911.
Copia de una carta escrita por el pastor W. C. White
(Escrita desde el Sanatorio, California, 25 de julio de 1911, a los miembros de la Comisión de Publicaciones.)
Queridos hermanos: En la carta que incluyo, escrita a nuestros agentes misioneros del Estado, he hecho una breve declaración en cuanto a cambios que aparecen en la nueva edición de El conflicto de los siglos.
Un estudio de estos cambios podría hacer surgir la siguiente pregunta: “¿Tiene la Hna. White la autoridad y el derecho de hacer cambios en los escritos que ella ha publicado, tanto sea añadiendo u omitiendo, o haciendo cambios de cualquier naturaleza en la forma de expresión, la manera de describir, o el diseño de la argumentación?”
La simple explicación de algunos hechos relativos a la redacción de sus libros, y a la ampliación y el desarrollo de la historia del gran conflicto entre Cristo y Satanás, puede por sí misma constituir una respuesta a esta pregunta.
Generalmente se admite que en los discursos de la hermana White, presentados al público, ella hace uso de gran libertad y sabiduría en la selección de pruebas e ilustraciones, para hacer que las verdades reveladas en su visión resulten claras y evidentes en su presentación. También, el hecho de que seleccione hechos y argumentos que se adapten al auditorio a quien se dirige. Esto es esencial para lograr los mejores resultados con su discurso.
Y ella siempre ha creído y enseñado que era su deber usar la misma sabiduría que emplea en la selección de material para sus discursos, cuando elige y prepara material para sus libros.
Cuando mi madre estaba escribiendo El conflicto de los siglos, tomo 4, de 1882-1884, fue instruida con respecto al plan general del libro. Se le reveló que debía presentar un bosquejo del conflicto entre Cristo y Satanás como se desarrolló en los primeros siglos de la era cristiana, y en la gran Reforma del siglo XVI, de tal manera que preparara la mente del lector para que comprendiese claramente el conflicto que se desarrolla en la actualidad.
Mientras mi madre estaba escribiendo este libro, muchas de las escenas le eran presentadas una y otra vez en forma repetida en visiones nocturnas. La visión de la liberación del pueblo de Dios, como se presenta en el capítulo 40, se le repitió tres veces; y en dos ocasiones, una vez en su casa en Healdsburg, [California] y una vez en el Sanatorio de Santa Elena, los miembros de su familia, que dormían en piezas vecinas, fueron despertados de su sueño por su clamor claro y musical: "¡Helos aquí! ¡Helos aquí!" (Véase El conflicto de los siglos, p. 694).
Varias veces pensamos que el manuscrito del libro estaba ya listo para que trabajara el impresor, y entonces una visión de algún detalle importante del conflicto le era repetido, y mi madre solía escribir de nuevo sobre el tema, presentando la descripción en forma más completa y clara. Así, la publicación se demoró, y el libro aumentó en tamaño.
Mi madre consideró este nuevo libro como una ampliación del tema que anteriormente se había publicado bajo el título de Spiritual Gifts [Dones espirituales], tomo 1 (1858), y que ahora se encuentra en Primeros escritos, pp. 210-295.
Y a pesar de la instrucción divina con respecto al diseño del libro, que lo ha hecho tan útil para el público en general, mi madre creía que estaba dirigido mayormente al pueblo adventista de los Estados Unidos. Posteriormente, al prepararlo para una difusión más amplia, ella omitió unas pocas partes que habían aparecido en una edición anterior. Se pueden encontrar ejemplos de esto en el capítulo titulado "Las asechanzas del enemigo", páginas 518-530 [en inglés] (El conflicto de los siglos, pp. 572-585). Presentaremos la historia de este capítulo.
En el libro Spiritual Gifts, volumen I, publicado en 1858, y que ahora constituye la última parte del libro Primeros escritos, hay 42 artículos. El número 32, titulado “La codicia”, tiene cuatro párrafos que abarcan tres páginas en el último libro, y que tratan principalmente los siguientes temas:
Satanás entrena a sus ángeles para que asechen al pueblo adventista.
Les dice que mantengan a la iglesia adormecida.
Los odiados observadores del sábado están sacando a la luz los temas de Satanás.
Satanás procura que los poseedores de tierras y dinero se consuman con cuidados.
Los induce a amar e idolatrar al mundo.
También procura que estas personas mantengan todos los recursos posibles dentro de sus filas [de las de Satanás].
Busca perturba las reuniones de los hijos de Dios y causar confusión.
Quiere destruir el amor de unos por otros.
Intenta desalentar y desanimar a sus ministros.
Procura que se coloque en ellos una disposición rencorosa que los lleve a dar con moderación.
Satanás conduce a todos a que sean indulgentes con sus vicios habituales.
Se regocija por la locura de aquellos que caen en sus lazos.
La experiencia de Judas es un ejemplo.
Cristo es deshonrado por medio de los actos de los cristianos.
Dios no se complace con el egoísmo.
Cada oportunidad debiera ser aprovechada para que se haga el bien unos a otros.
En este artículo, diez de los dieciséis temas mencionados se tratan en los primeros párrafos de 37 líneas.
En la edición de El conflicto de los siglos de 1884, volumen IV, este mismo tema, o parte de él, se trata bajo el encabezado “Las asechanzas del enemigo”, y abarca catorce páginas.
Los dos primeros temas se tratan en el primer párrafo de diez líneas. El tercer tema, relacionado con los observadores del sábado que sacan a luz temas de Satanás y su odio por ellos, se extiende para ocupar cinco párrafos.
Los temas 4 al 6 se aumentan a tres párrafos que ocupan toda una página.
El séptimo tema, en relación con los esfuerzos de Satanás para producir distracción en las reuniones del pueblo de Dios, se aumenta ocupando cuatro párrafos que abarcan casi dos páginas.
El tema 8 ocupa casi una página.
Luego se incluyen nuevos temas que tratan mayormente con doctrinas falsas que Satanás trata de introducir entre el pueblo de Dios. Esto ocupa unas ocho páginas hasta el final del capítulo.
El tratamiento que se le da a este capítulo, en el cual mi madre amplia los temas que se tratan brevemente en sus escritos anteriores, es una ilustración de la forma en que ella trata muchos de los temas que se le revelan en visión.
En sus primeras visiones, las vidas de los patriarcas, la misión y las enseñanzas de Cristo y sus discípulos, y cómo se desarrolló el conflicto en la iglesia de Cristo, desde su ascensión hasta nuestros días, le fueron presentados al principio en forma de bosquejo, y fueron redactados en artículos breves y abarcantes como los hallamos en Primeros escritos.
En años posteriores, un grupo de temas tras otro se le mostró en visión reiteradamente, y la revelación traía cada vez en forma más clara los detalles de todo el tema o de algunos de sus aspectos.
Consecuentemente mi madre escribió y publicó sus visiones del gran conflicto varias veces, y cada vez en forma más completa.
Lo que se publicó con respecto a la caída de Satanás, la caída del hombre, y el plan de salvación, en Primeros escritos, ocupó ocho páginas. Los mismos temas, que se publicaron en Patriarcas y profetas, ocuparon treinta páginas y de mayor tamaño.
Lo que se publicó en 1858 sobre la vida de Cristo, según se encuentra en Primeros escritos, ocupó 40 páginas. Lo mismo, según aparece publicado en 1878, ocupó más de 600 páginas de Spirit of Prophecy, tomos 2 y 3. Y como aparece ahora publicado en El Deseado de todas las gentes y en Palabras de vida del gran Maestro, ocupa más de mil páginas.
En El conflicto de los siglos, tomo 4, publicado en 1885, en el capítulo “Las asechanzas del enemigo”, hay tres páginas o más de material que no se usaron en las ediciones posteriores, las cuales se prepararon para ser vendidas por nuestros colportores al público en general. Es una lectura de las más excelentes e interesantes para los observadores del sábado, pues señala la obra que Satanás hará en persuadir a los ministros populares y a los miembros de iglesias para que consideren al domingo como día de reposo, y para que persigan a los observadores del sábado. [En forma concurrente se halla también en Testimonios para los ministros, pp. 480-483, edic. 1961; 472-475, edic. 1977.]
No se incluyó porque fuera menos verdadero en 1888 que en 1885, sino porque mi madre pensó que no era sabio decir estas cosas al público en general, a quien el libro sería vendido en los años futuros.
Con referencia a esto, y a otros pasajes de sus escritos que han sido admitidos en ediciones posteriores, a menudo ella dijo: “Estas declaraciones son verdad, y son útiles para nuestro pueblo; pero para el público en general, para quienes este libro se está ahora preparando, están fuera de lugar. Cristo dijo a sus discípulos: ‘Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar’. Y Cristo enseñó a sus discípulos a ser ‘prudentes como serpientes y sencillos como palomas’. Por lo tanto, como es más probable que más almas sean ganadas para Cristo mediante este libro sin este pasaje que con él, que sea omitido".
Con respecto a cambios en formas de expresión, mi madre ha dicho a menudo: “Las verdades esenciales deben ser presentadas claramente; pero hasta donde sea posible deben ser dichas con lenguaje que gane, más bien que con lenguaje ofensivo”.
Con respecto a pasajes que pueden despertar controversias agudas y no provechosas, mi madre ha dicho: “Todo lo que se dice en El conflicto de los siglos con respecto a la arrogancia y a las pretensiones del papado es cierto. Muchas de las evidencias históricas relativas a estos hechos han sido destruidas a propósito; sin embargo, para que el libro sea del mayor beneficio para católicos y para otros, y para que puedan evitarse innecesarias controversias, es mejor que todos los párrafos relativos a declaraciones del papa y pretensiones del papado, se expresen en forma tan moderada que sea fácil y claro poder probarlas por las historias aceptadas que están al alcance de nuestros ministros y estudiantes".
En armonía con esto, mi madre ha aprobado plenamente cada uno de los siguientes cambios:
Página 50. Edición antigua: “Aun más, el papa se arrogaba los mismos títulos de la Deidad. Se declara a sí mismo ‘Señor Dios el Papa’, asume infalibilidad y demanda que todos los hombres le rindan homenaje. Y así, la misma pretensión que sostuvo Satanás cuando tentó a Cristo en el desierto, la sostiene aún por medio de la iglesia de Roma, y muchos son los que están dispuestos a rendirle homenaje”.
La nueva edición: “Aun más, al papa se le han dado los títulos propios de la divinidad. Se le ha titulado ‘Señor Dios el Papa’ (véase el Apéndice), y se le ha declarado infalible. Exige que todos los hombres le rindan homenaje. La misma pretensión que sostuvo Satanás cuando tentó a Cristo en el desierto, la sostiene aún por medio de la iglesia de Roma, y muchos son los que están dispuestos a rendirle homenaje”.
(Al término de este pasaje en la nueva edición, que dice “Señor Dios el Papa”, se hace referencia al pie de la página para que el lector vaya a una nota en el Apéndice, en la que podrá ver cómo encontrar estas mismas palabras en el original en Latín en una glosa autorizada de la ley canónica romana.)
Página 234 (en relación a los judíos) edición antigua: “Libres de todo lazo terrenal y de todo interés humano”, etcétera.
La nueva edición: “Libres de lazo terrenal y de todo interés humano”, etcétera.
Página 235. Edición antigua: “Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban propósitos criminales y mortíferos”.
Nueva edición: “Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban a menudo propósitos criminales y mortíferos”.
Página 567. Edición antigua: “El hecho de que la iglesia asevere tener el derecho de perdonar pecados conduce a los romanistas a sentirse libres para pecar”, etcétera.
Nueva edición: “El hecho de que la iglesia asevere tener el derecho de perdonar pecados induce a los romanistas a sentirse libres para pecar”, etcétera.
Página 266. Edición antigua: “Los 1260 años de la supremacía papal comenzaron en el año 538 de J. C. y por lo tanto terminarían en 1798”.
Nueva edición: “Los 1260 años del dominio temporal del papa comenzaron en el año 538 de J. C. y debían terminar en 1798”.
Página 439. Antigua edición: “Este período, como fue indicado en capítulos anteriores, empezó con la supremacía del papado, en el año 538 de J. C., y terminó en 1798. En ese momento, cuando el papado fue abolido y el papa fue hecho prisionero por el ejército francés, el poder papal recibió su golpe mortal y quedó cumplida la predicción: ‘Si alguno lleva en cautiverio, al cautiverio irá’”.
Nueva edición: “Este período, como fue indicado en capítulos anteriores, empezó con la supremacía del papado, en el año 538 de J. C., y terminó en 1798. Entonces, el papa fue hecho prisionero por el ejército francés, el poder papal recibió su golpe mortal y quedó cumplida la predicción: ‘Si alguno lleva en cautiverio, al cautiverio irá’”.
Página 579. Edición antigua: “La herida mortal que le fue ocasionada se refiere a la abolición del papado en 1798”.
Nueva edición: “La herida mortal que le fue ocasionada se refiere a la caída del papado en 1798”.
Páginas 580, 581. Edición antigua: “Poco saben los protestantes lo que hacen cuando se proponen aceptar la ayuda de Roma en la obra de exaltar el domingo. Mientras que se los lleva a realizar su propósito, se ayuda a Roma a reestablecer su poder, recuperar su supremacía perdida. Dejad que la historia testifique de sus esfuerzos arteros y persistentes para insinuarse en los asuntos de las naciones; y obtener un asidero, para extender sus propios objetivos, incluso a riesgo de la ruina de príncipes y del pueblo. El romanismo abiertamente reclama que el papa ‘puede pronunciar sentencias y juicios en contra de los derechos de las naciones, de la ley de Dios y del hombre’.
“Y téngase presente que Roma se jacta de no variar jamás. Los principios de Gregorio VII y de Inocencio III son aún los principios de la iglesia católica romana; y si sólo tuviese el poder, los pondría en vigor con tanta fuerza hoy como en siglos pasados. Establézcase en los Estados Unidos el principio de que la iglesia puede emplear o dirigir el poder del estado; que las leyes civiles pueden hacer obligatorias las observancias religiosas; y el triunfo de Roma quedará asegurado en este país”.
Nueva edición: “La historia prueba lo astuta y persistente que es en sus esfuerzos por inmiscuirse en los asuntos de las naciones, y para favorecer sus propios fines, aun a costa de la ruina de príncipes y pueblos, una vez que logró entrar. En el año 1204, el papa Inocencio III arrancó de Pedro II, rey de Aragón, este juramento extraordinario: ‘Yo, Pedro, rey de los aragoneses, declaro y prometo ser siempre fiel y obediente a mi señor, el papa Inocencio, a sus sucesores católicos y a la iglesia romana, y conservar mi reino en su obediencia, defendiendo la religión católica y persiguiendo la perversidad herética’. Esto está en armonía con las pretensiones del pontífice romano con referencia al poder, de que ‘él tiene derecho de deponer emperadores’ y de que ‘puede desligar a los súbditos de la lealtad debida a gobernantes perversos’.
Y téngase presente que Roma se jacta de no variar jamás. Los principios de Gregorio VII y de Inocencio III son aún los principios de la iglesia católica romana; y si sólo tuviese el poder, los pondría en vigor con tanta fuerza hoy como en siglos pasados. Poco saben los protestantes lo que están haciendo al proponerse aceptar la ayuda de Roma en la tarea de exaltar el domingo. Mientras ellos tratan de realizar su propósito, Roma tiene su mira puesta en el restablecimiento de su poder, y tiende a recuperar su supremacía perdida. Establézcase en los Estados Unidos el principio de que la iglesia puede emplear o dirigir el poder del estado; que las leyes civiles pueden hacer obligatorias las observancias religiosas; en una palabra, que la autoridad de la iglesia con la del estado debe dominar las conciencias, y el triunfo de Roma quedará asegurado en este país”. –Carta de W. C. White, 25 de julio de 1911.
Una declaración de Elena G. de White respecto de la edición de El conflicto de los siglos de 1911
Hace pocos días recibí un ejemplar de la nueva edición del libro El conflicto de los siglos, recientemente impreso en Mountain View, y también un ejemplar similar impreso en Washington. El libro me agrada. He pasado muchas horas revisando sus páginas, y veo que las casas editoras han hecho un buen trabajo.
Aprecio el libro El conflicto de los siglos más que la plata y el oro, y deseo grandemente que llegue a poder del pueblo. Mientras escribía el manuscrito de El conflicto de los siglos, a menudo era consciente de la presencia de ángeles de Dios. Y muchas veces las escenas acerca de las cuales estaba escribiendo me eran presentadas de nuevo en visiones nocturnas, de manera que resultaban frescas y vívidas en mi mente.
Recientemente fue necesario que este libro fuera recompuesto, porque las planchas de electrotipo estaban muy gastadas. Me ha costado mucho que esto se hiciera, pero no me quejo, porque cualquiera sea el costo, aprecio esta nueva edición con gran satisfacción.
Ayer leí lo que W. C. White escribió recientemente a los agentes de colportaje y a los hombres responsables de nuestras casas editoras con respecto a esta última edición de El conflicto de los siglos, y creo que él ha presentado el asunto en forma correcta y bien.
Cuando supe que El conflicto de los siglos debía ser recompuesto, determiné que examinaríamos muy detenidamente todas las cosas, para ver si las verdades contenidas estaban presentadas de la mejor manera, para convencer a aquellos que no son de nuestra fe acerca de que el Señor me ha guiado y sostenido en la tarea de escribir sus páginas.
Como resultado del examen que hicieron de él nuestros ayudantes más experimentados, se han propuesto algunos cambios de palabras. He examinado cuidadosamente estos cambios, y los he aprobado. Estoy agradecida de que todavía vivo y tengo la fuerza y la claridad mental para ésta y para otras obras de carácter literario.
Mientras preparaba el libro Los hechos de los apóstoles, el Señor ha mantenido mi mente en perfecta paz. Este libro estará pronto listo para su impresión. Cuando este libro esté listo para ser publicado, si el Señor ve conveniente permitirme que descanse, diré amén, y amén. Si el Señor me alarga la vida, continuaré escribiendo y dando mi testimonio en la congregación del pueblo en la medida en que el Señor me dé fuerza y me guíe.
Hay ahora una gran obra por hacer para la salvación de las almas en nuestro país. Debe haber un despertar general por parte de nuestro pueblo, y hacerse esfuerzos renovados para llevar la luz de la verdad presente ante el mundo. En las ciudades, pueblos y poblados, de toda forma posible, hagan que la luz brille. Se necesitan misioneros en todas partes, y cientos de obreros de nuestras filas deben llevar adelante la luz de la verdad a aquellos que no la conocen. Los mensajeros de la verdad deben ser despertados plenamente. El
Señor les dice, “Dejen que la luz avance en advertencias y en abrir el camino y al explicar las Escrituras al pueblo”.
Día a día se nos abren oportunidades de oro para que nuestras publicaciones avancen como mensajeros silenciosos de la verdad. Que hombres y mujeres sean seleccionados para la obra del colportaje –no de los elementos inestables y descuidados, sino de aquellos que llevan la carga por la difusión del conocimiento de la verdad. En este tiempo se necesitan una visión entusiasta y habilidades consagradas. No hagan que éstos sientan que deben trabajar duro para obtener permiso para predicar. El Señor está llamando a obreros eficientes en muchas de las líneas de servicio. Si hay una labor más importante que otra, es la de poner ante el pueblo las publicaciones que les explicarán la Palabra de Dios.
Los padres deben tener en cuenta que sus hijos son constantemente asechados por la tentación. Recibirán fuerza para resistir la tentación si estudian con profundo interés de corazón los libros que contienen la luz de la verdad para este tiempo. Padres, no alienten a sus hijos a que lean la literatura que nos los ayudará espiritualmente. No los alienten a leer la historia de la vida de Cristo en forma de novela. Necesitamos que se haga una preparación sólida y decidida para el gran día de Dios.
Dios llama a que se haga obra misionera en nuestros hogares. Años han pasado a la eternidad sin que se haga la obra de la conversión que se podría haber realizado en nuestras familias. Muchos de nuestros jóvenes no están siendo entrenados para la obra que se necesita hacer. Deben dejar que la luz de la verdad brille continuamente en sus vidas. –Carta 56, 1911. (A F. M. Wilcox, 25 de julio de 1911, desde el Sanatorio, California)”.
Patrimonio de Elena G. de White
Washington, D. C.
Marzo de 1962. Mecanografiado nuevamente: Marzo de 1989.
CÓMO SE ESCRIBIERON LOS LIBROS DE ELENA DE WHITE
SERMONES DIRIGIDOS A LOS PROFESORES Y ESTUDIANTES EN LA ESCUELA BÍBLICA AVANZADA DE 1935, ANGWIN, CALIFORNIA
Por W. C. White
Parte I – 18 de junio, 1935
Tengo en mi mano izquierda un pequeño libro de 219 páginas. En este pequeño volumen se encuentra un breve resumen de “La gran controversia entre Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles”. Éste fue el primer intento de Elena G. de White por describir este conflicto como ocurrió en las vidas de los patriarcas, la vida de Cristo y sus apóstoles, y los héroes de la iglesia cristiana, así como también su desarrollo en los momentos finales de dicho conflicto. Este libro salió en 1858, unos setenta y siete años atrás.
En mi mano derecha, tengo cuatro grandes volúmenes, que cubren el mismo tema, y con la mayor parte de la historia mucho más ampliada. El título de tapa de esta serie es “Spirit of Prophecy” [Espíritu de Profecía]. El título interior es “La gran controversia entre Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles”. El primer volumen se imprimió en 1870, el segundo en 1877, el tercero en 1878 y el cuarto en 1884. Había 1750 páginas en estos cuatro volúmenes.
En el púlpito, ante mí, está la tercera serie y la última que contiene la última y más completa descripción de las revelaciones que se le dieron a Elena G. de White respecto a este extraordinario conflicto. Los cinco volúmenes de “La serie del Conflicto de los Siglos”, con El camino a Cristo, Palabras de vida del gran Maestro, y El discurso maestro de Jesucristo abarcan casi 4500 páginas.
Muchos que han leído estos libros y han encontrado en ellos instrucción oportuna y ayuda en su experiencia cristiana, desean conocer lo que podamos decirles acerca de la forma en que se escribieron. Primero debemos describir las características mecánicas del trabajo, y después hablar de su carácter espiritual.
El segundo volumen de Spiritual Gifts [Dones espirituales] fue publicado en 1860. Era una reseña biográfica de su Christian Experience, Views and Labors in Connection With the Rise and Progress of the Third Angel’s Message [Experiencia cristiana, visiones y trabajos en relación con el surgimiento y el progreso del mensaje del tercer ángel].
Después de la publicación del segundo volumen, escribió veintiún capítulos sobre la historia del Antiguo Testamento desde la creación al Éxodo y la entrega de la Ley de Dios en el Sinaí. Éstos se publicaron en el tercer volumen. También escribió dieciséis capítulos en 120 páginas sobre las experiencias de los israelitas desde el Sinaí hasta David y Salomón. Éstos, junto con un artículo sobre salud y una reimpresión de los Testimonios 1 al 10, formaron parte del cuarto volumen de Spiritual Gifts [Dones espirituales]. La mayoría de los escritos se prepararon en 1865 antes de hacer el viaje hacia el este que ocupó los últimos cinco meses del año. Los dos volúmenes se imprimieron en 1864.
En relación con la historia de la escritura y publicación de los primeros libros de Elena G. de White, es nuestra intención relacionar los incidentes conectados con su producción en forma bastante completa en nuestra serie de artículos que aparecerán en la Review. Por tanto, en lo que presentamos a ustedes hoy, comenzaremos desde el momento cuando mi memoria registra el trabajo.
La mayor parte de la escritura de estos cuatro libros [Spiritual Gifts, vols. I-IV] se realizó en Battle Creek en una pequeña casa en la calle Wood, frente al final oeste de la calle Champion. La familia White ocupó esta casa desde 1857 hasta 1863. Al comienzo mi madre escribía en el cuarto para las visitas que estaba en la esquina noroeste de la planta baja, un cuarto de unos 3 por 3,60 metros, con una ventana hacia el norte. Posteriormente, cuando se le hicieron adiciones a la casa, escribía en el primer piso, en el cuarto que da hacia el este, que tenía dos ventanas hacia el este.
El cuarto más grande con sus dos ventanas, que daba paso a la luz del sol matinal, era una delicia para ella, de beneficio para su salud y una bendición para su trabajo. Allí podía estar sola, y fuera del alcance de los ruidos del comedor y la cocina. Raramente usaba una mesa o escritorio común, más bien escribía sentada en una silla mecedora baja y pesada, con una tabla que tenía una bisagra para levantarla y usarla para apoyar el brazo derecho, y que servía como tabla de escritura.
Al regresar al hogar desde las oficinas de la Review and Herald, Jaime White recibía frecuentemente el saludo de su esposa con la siguiente declaración, “Jaime, quiero que oigas lo que he estado escribiendo”. Entonces, él descansaba sobre el sofá en la sala de estar, y mi madre le leía lo que había escrito durante la mañana. Nunca me olvidaré del gozo que compartían juntos a medida que ella producía, de tiempo en tiempo, instrucción preciosa para la iglesia, e interesantes artículos históricos en relación con capítulos importantes de la era de los patriarcas y de la era cristiana.
A veces, decía, “Jaime, aquí hay un artículo que debe ser impreso. Es un testimonio sobre la experiencia cristiana, y deseo que lo oigas y me ayudes a prepararlo para la imprenta”. Ella era una buena lectora, hablaba lento y claramente. Si su esposo hallaba debilidades en la composición, como tiempos de verbos mal usados, o falta de concordancia entre sujeto, sustantivo y verbo, sugería correcciones gramaticales. Ella incorporaba estas correcciones en su manuscrito y luego continuaba leyendo.
Recuerdo uno o dos años después, cuando estaba escribiendo sobre los primeros patriarcas, que el pastor J. N. Andrews estaba visitando nuestro hogar. Al terminar la cena, mi madre propuso leerles a él y a mi padre lo que había estado escribiendo. El pastor White y el pastor Andrews eran oyentes atentos y, un día después de que se les leyeran dos o tres capítulos, el pastor Andrews dijo, “hermana White, ¿ha leído usted alguna vez Paradise Lost [El paraíso perdido] de Milton?
“No”, respondió.
“¿Ha leído usted alguno de sus escritos?”
Nuevamente respondió, “no”.
Pocas semanas después, él trajo una copia de Paradise Lost [El paraíso perdido], y les leyó a mi padre y mi madre algunas descripciones que Milton hacía de las experiencias de Lucifer en su gran rebelión. Posteriormente, trajo una copia nueva que había comprado y se la dio a mi madre.
Ella se lo agradeció, y lo miró por unos pocos minutos sin abrirlo, lo puso sobre un estante alto del armario construido detrás de la cocina y bajo el soporte de la chimenea. Allí quedó el libro muchos días y varios años.
En vista de que uno de nuestros más amados profesores hizo una declaración descuidada en cuanto a que Paradise Lost [El paraíso perdido] de Milton era un libro favorito de la hermana White, y que lo leía a menudo, pienso que es importante dejar bien en claro, y agregar a lo dicho anteriormente, que nunca vi el poema de Milton en sus manos, y nunca la vi leyéndolo. Nunca oí que hiciera referencia al libro, excepto en una o dos ocasiones, cuando les declaraba a los visitantes lo que les he relatado, y decía que sentía que no debía estudiar lo que alguien había escrito en relación con la rebelión en el cielo hasta que hubiera terminado de escribir por completo lo que se le había revelado.
Prefería estar a solas cuando escribía, pero durante el invierno y la primavera de 1862 y 1863, mientras estaba escribiendo el tercer volumen de Spiritual Gifts [Dones espirituales] y cuidándome al mismo tiempo, se me permitió jugar silenciosamente en su cuarto. Recuerdo muy bien su escaso mobiliario. Su gran silla para escribir era la pieza más importante del mobiliario del cuarto. Había una cómoda vieja y pequeña, en la cual tenía sus escritos, algunas sillas comunes de respaldo recto, y una serie de estantes para libros en los cuales estaban su Biblia, la Concordancia, el Diccionario Bíblico y otros pocos libros.
Mi madre preparaba la mayoría de sus escritos por la mañana. A veces escribía antes del desayuno, y generalmente dedicaba la mayoría de la tarde a coser, tejer o trabajar en el jardín. A veces iba de compras.
Algunas veces, después que mi madre leía a su esposo un testimonio personal importante, surgía la pregunta, “¿Qué debemos hacer con esto? Ante todo, debe ser enviado a la persona para quien se dio el testimonio, y luego, en razón de que la instrucción que contiene serviría a muchos más, debe ser para ellos. ¿Cómo se los damos?” Mi madre decía, “Yo he hecho mi parte en escribir lo que Dios me ha revelado. Tú y tus asociados, que llevan la carga de la obra para todo nuestro pueblo, deben decidir qué uso debe dársele”.
En años posteriores, ella habló de este asesoramiento con sus hermanos, como sigue:
En los primeros días de esta causa, si algunos de los hermanos dirigentes se hallaban presentes cuando se recibían mensajes del Señor, consultábamos con ellos en cuanto a la mejor manera de presentar la instrucción delante de los hermanos. A veces se decidía que era mejor no leer ciertas porciones delante de una congregación. A veces, aquellos cuya conducta era reprochada pedían que los mensajes que hacían resaltar sus errores y peligros fueran leídos delante de otros para que ellos también se beneficiaran.- Mensajes selectos, tomo 1, p. 58.
En el otoño de 1863, el pastor Jaime White vendió su hogar en la calle Wood y compró una casa sin terminar en un terreno de más de una hectárea, en la esquina noreste de las calles Washington y Champion. Ocupó esta casa por varios años. Tenía cuartos grandes con buenos techos altos, y mi madre, que siempre sentía la necesidad de mucho aire fresco y luz solar, estaba tremendamente agradecida de que podía vivir y trabajar en un cuarto de 4,5 por 4,5 metros con un techo a una altura de más de tres metros.
A medida que los años pasaban, y se incrementaba el número de creyentes, se necesitaban más libros. Los hermanos pidieron que se reimprimieran los libros pequeños de Spiritual Gifts que habían aprendido a apreciar. Pero la hermana White no consintió en esto. Después de su publicación, había recibido más visiones en las cuales las escenas se repetían con más detalles. Algunas de las revelaciones adicionales se habían escrito y publicado en artículos en la Review y en Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], los números 11 al 16, y también en los capítulos que se usaron posteriormente en Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], los volúmenes 1, 2 y 3.
La forma en que se escribieron los libros de Elena G. de White se entenderá mejor si relatamos, con algunos detalles, la manera en que se llevó a cabo esta tarea con El conflicto de los siglos y El Deseado de todas las gentes.
El conflicto de los siglos
Cuando en 1878 se publicó el tercer volumen de Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], Jaime y Elena White tenían la esperanza que publicarían el cuarto volumen al año siguiente. Pero el pedido de asistencia a las reuniones y la salud débil del pastor White, frustraron este plan.
No fue hasta el otoño de 1883, un año después de la muerte de mi padre, que comenzó la tarea de acomodar los capítulos ya escritos y completar los huecos con gran responsabilidad. Fue mi privilegio estar bastante con mi madre en su hogar de Healthburg y ser testigo de su emprendimiento. Al comienzo, su plan era resumir la historia de los hechos de los apóstoles desde donde había quedado en el tercer volumen. Pero fue instruida en visiones nocturnas a que adoptara el plan que ahora se ve en el libro El conflicto de los siglos.
Se le reveló de que debía presentar un bosquejo del conflicto entre Cristo y Satanás como se había desarrollado en los primeros siglos de la era cristiana y en la gran Reforma del siglo dieciséis, en tal forma que preparara la mente del lector para comprender claramente el conflicto como se desarrolla en nuestros días.
Mientras mi madre estaba escribiendo el libro, muchas de las escenas se le presentaban una y otra vez en visiones nocturnas. La visión de la liberación del pueblo de Dios, como aparece en el capítulo 40, se repitió tres veces; y en dos ocasiones, una en el hogar de Healdsburg, y una en el Sanatorio de Santa Helena. Miembros de su familia, que dormían en los cuartos cercanos, fueron despertados de su sueño por su grito claro y musical, “¡Helos aquí! ¡Helos aquí!” (Ver El conflicto de los siglos, p. 694).
Ahora podemos ver que la instrucción divina respecto al plan del libro, lo ha hecho útil para el público en general. No obstante, mi madre lo consideró, como a todos sus libros anteriores, un mensaje principalmente para la iglesia e incluyó algunos asuntos que eran especialmente útiles para los Adventistas del Séptimo Día.
Una explicación detallada de cómo se realizó el trabajo día a día, revive en mi memoria los pasos que se tuvieron en cuenta:
1. La postergación de los artículos relacionados con los hechos de los apóstoles que había intentado usar.
2. La reunión de los manuscritos que describían la destrucción de Jerusalén y la apostasía de la iglesia cristiana.
3. Estos asuntos los leería de sus manuscritos diariamente por dos o tres horas por vez, a mi o a la hermana Davis.
4. La lectura se interrumpía con comentarios en relación con la fuerza de la descripción, la extensión del capítulo, la aparición de repeticiones y la ausencia de algunas características de la historia.
5. Se le encargó a la hermana Davis la tarea de seleccionar la mejor presentación, en las partes donde había dos o tres manuscritos sobre el tema; también tenía la tarea de eliminar toda repetición innecesaria, y el arreglo de párrafos para que lograra que la presentación del tema estuviera conectado y con energía.
6. Mi madre asumió la carga de escribir las partes esenciales de la historia que todavía no se habían presentado. La meditación en oración a menudo hacía que recordara claramente las visiones que se le habían dado en los años anteriores.
Durante este tiempo, estuve varias semanas en Healdsburg viviendo en su hogar mientras trabajaba mitad del tiempo para el Colegio de Healdsburg, y mitad para mi madre. Por tanto, sé cómo se hizo el trabajo.
Después de dedicar las mañanas a escribir, mi madre se distendía por las tardes. Con su pareja de pequeños ponies negros, se recreaba en una salida por la campo.
Después de que la hermana Davis arreglaba un capítulo, se lo leía a la hermana White, que a menudo discernía que tenía algo más que agregar. También, cuando la hermana White había escrito una nueva sección, por lo general se la leía a la hermana Davis, e incluso a otros miembros de la familia que tuvieran tiempo para escuchar.
Dos veces al día la familia se reunía en la sala para adorar. Éstas eran ocasiones preciosas. A veces, durante el primer año de esta tarea, cuando el hermano y la hermana Lockwood fueron sus mayordomo y ama de llaves; junto con las hermana J. L. Ings, su fiel copista; Marian Davis, su secretaria; Addie y May Walling, sus sobrinas; y Edith Donaldson, una joven del internado, mi madre nos relataba alguna historia de sus primeras experiencias, y a todos nos gustaba. Posteriormente, a medida que se ocupó más en escribir, dejó de relatarnos historias.
La hermana White no era una escritora mecánica. Las profundas impresiones que causaba sobre el lector con porciones de sus obras publicadas, se deben mayormente a su propia intensidad de sentimientos mientras escribía.
Cada tanto hacía referencia al profundo sentimiento emocional mientras escribía los mensajes solemnes del cielo a un mundo que perece. Al pastor Smith le escribió lo siguiente en una carta del 19 de febrero de 1884:
Escribo de quince a veinte páginas por día. Son ahora las once, y ya he escrito catorce páginas a mano para el tomo 4...
Al escribir sobre mi libro, me siento intensamente conmovida. Quiero publicarlo cuanto antes, pues nuestro pueblo lo necesita mucho. Lo completaré el próximo mes si el Señor me da salud, como él lo ha hecho hasta ahora. Me ha sido imposible dormir por la noche, pensando en las cosas importantes que deberán ocurrir. Tres horas de sueño, y a veces cinco, es lo más que puedo tener. Mi mente está tan profundamente emocionada que no puedo descansar. Escribo, escribo, escribo, y siento que debo hacerlo y que no debo demorarme.
Grandes cosas están delante de nosotros, y queremos despertar al pueblo de su indiferencia para que se prepare para ese día. Cosas que son eternas se agolpan delante de mis ojos día y noche. Las cosas que son temporales se esfuman de mi vista.- Sin fecha, carta 7, 1884 (véase Mensajes selectos, tomo 3, pp. 123-124).
A menudo escribía sobre el tema que estaba trabajando. Y, a veces, había diferencia de opinión entre ella y los publicadores en relación con la cantidad del material que debería usarse. La hermana White se sentía más complacida cuando un tema se presentaba en la forma más completa, y los publicadores a menudo presionaban para que el asunto se abreviara o condensara, y así los libros no fueran tan extensos. Por esta razón, había ocasiones cuando, después de que se preparaban capítulos importantes y se los enviaba a la imprenta, ella recibía una nueva presentación del tema y tenía que escribir material adicional e insistir para que se lo incorporara. Esta experiencia se aplicó especialmente a El gran conflicto, volumen IV.
En el otoño de 1884, el libro estaba listo para su distribución. El precio se uniformó para toda la serie en un dólar por libro. En poco tiempo, se vio que el libro podía venderse a todo público, así que los publicadores tomaron las planchas originales e imprimieron una edición en mejor papel. Se incorporaron ilustraciones y se experimentó venderlo como un libro con una suscripción de un dólar con cincuenta centavos. Durante los primeros cuatro años, después de su publicación, se imprimieron y vendieron diez ediciones.
En 1885, mi madre y yo fuimos enviados a Europa, y allí surgió la cuestión respecto de la traducción de este libro maravilloso al alemán, francés, danés y sueco. Mientras mi madre consideraba la propuesta, decidió adicionarle material.
El contacto de mi madre con los europeos le hizo recordar varias cosas que se le habían presentado en visión durante los años anteriores, algunas de ellas dos o tres veces, y otras escenas muchas veces. Cuando visitó los lugares históricos y estuvo en contacto con la gente, su memoria se avivó y fue capaz de escribir más gráficamente en relación con muchas cosas, y por eso fue que decidió agregar más material al libro. Hizo esto, y los manuscritos se prepararon para traducir.
La mayoría de la investigación para las declaraciones históricas que se usaron en las nuevas ediciones europeas y americanas de El gran conflicto, se hicieron en Basel, donde pudimos tener acceso a la gran biblioteca del pastor Andrews, y donde los traductores tuvieron acceso a las bibliotecas universitarias.
Veinticinco años después, en 1911, cuando volvimos sobre el tema con el propósito de insertar referencias a las citas históricas, había algunas referencias que no pudimos localizar. En algunos casos encontramos que otros historiadores hacían referencias al mismo punto. Éstas estaban en libros que eran accesibles en muchas bibliotecas públicas. Cuando le comentamos esto a mi madre, dijo, “Usen aquellas de las que puedan hacer referencia, para que el lector del libro, si desea ir a la fuente y encontrarla, pueda hacerlo”.
Su interés por lo que vio en Europa, y la relación de esto con sus escritos, especialmente en relación con la Reforma, se expresa en una parte de su diario que escribió en Basel, el 15 de mayo de 1887:
Recién hemos regresado de visitar Zurich. Es una ciudad más hermosa que Basel. La parte antigua de la ciudad contiene muchos lugares históricos de interés. Visitamos la catedral… Este edificio fue levantado por Carlomagno. Reunimos muchos asuntos de interés que usaremos. Zwinglio predicó en esta iglesia en 1518…
Visitamos un edificio antiguo que había sido una iglesia donde predicó Zwinglio. Allí había una gran estatua de Zwinglio con la vestimenta de cuando él era capellán del ejército y fue muerto. Tenía su Biblia en una mano, y la otra descansaba sobre la espada. Tenía puesto un vestido o capa que le llegaba hasta los pies, que era usada por los clérigos de esos días. Este monumento está sobre su tumba. Ingresamos al edificio y encontramos que se usaba como biblioteca para libros antiguos en latín, griego y lenguas muertas. Vimos la verdadera Biblia que Zwinglio usó y cartas escritas por su propia mano.
Recién hemos estado escribiendo sobre los reformadores –Wicleff, Jerónimo, Juan Huss, Zwinglio y otros reformadores, así que estaba muy interesada en todo lo que vi.- Manuscrito 29, 1887.
En su ministerio público, mi madre siempre mostró una habilidad para seleccionar del almacén de la verdad, asuntos que se adaptaban bien a las necesidades de la congregación que tenía ante ella; y siempre pensaba que, en la selección del asunto para publicar en sus libros, se debía mostrar un criterio sano en la selección, que concordara mejor con las necesidades de aquellos que leerían el libro.
Por tanto, cuando salió la nueva edición de El gran conflicto en 1888, como era la intensión que circulara alrededor del mundo, se dejaron afuera unas veinte páginas de una cuestión –cuatro o cinco páginas en un lugar- que era de mucha instrucción para los adventistas en Estados Unidos, pero que no era apropiado para los lectores de otras partes del mundo. Un ejemplo de esto se puede encontrar en el capítulo titulado “Las asechanzas del enemigo”, páginas 572-585, en la edición de 1911.
El uso de escritos históricos
En sus escritos que tienen relación con los eventos de la historia antigua y moderna, y especialmente la historia de la gran reforma del siglo dieciséis, citó a varios historiadores. Éstas aparecían generalmente entre comillas, pero sin dar crédito en forma específica a los historiadores de donde habían sido obtenidas. Cuando los historiadores expresaban lo que ella deseaba presentar, pero en un lenguaje más extenso de lo que ella deseaba, parafraseaba la declaración, usando algunas palabras del libro y algunas propias. De esta forma fue capaz de presentar declaraciones fuertes y comprensibles en forma breve. En relación con este uso del material que ella copiaba de autores confiables, dijo:
Los grandes acontecimientos que marcaron los pasos de reforma que se dieron en siglos pasados, son hechos históricos harto conocidos y universalmente aceptados por el mundo protestante, que nadie puede negar. Esa historia la he presentado brevemente, de acuerdo con el fin y objeto de este libro y con la concisión que necesariamente debe observarse, condensando los hechos en forma compatible con una comprensión apropiada de su aplicación. En algunos casos cuando encontré que un historiador había reunido los hechos y los había presentado en forma breve, dando un punto de vista comprensible del tema, o agrupado los detalles en forma conveniente, se citaron sus palabras; pero excepto en unos pocas casos, no se ha dado un crédito en forma específica, pues no se tiene la intensión de citar a esos escritores como autoridades, sino porque sus palabras resumían adecuadamente el asunto. Y al narrar las experiencias y puntos de vistas de quienes llevaron adelante la obra de la reforma en nuestro propio tiempo, se ha hecho un uso similar en forma ocasional de las obras que han publicado.- Introducción al El conflicto de los siglos, p. 14 (impreso en 1888).
La Sra. White nunca pretendió ser una autoridad en los detalles de la historia. Nunca escribió para corregir a los historiadores. Nunca escribió sobre historia para entretener a sus lectores. Ella hacía referencia a un conocimiento de la historia como una ayuda para comprender, en forma apropiada, el gran conflicto que se estaba desarrollando en el cielo y en la tierra en relación con el destino eterno de la humanidad. Hacía referencia a los registros de los conflictos y las victorias de hombres en los siglos pasados, con la intensión de que sirvan para nuestra instrucción, ya que somos aquellos para quienes el fin del mundo ha llegado.
Reconoció que había diferencias de opinión entre los historiadores respecto a algunos eventos históricos, y no se sorprendió o perturbó cuando se le dijo que en algunas descripciones usó declaraciones de la pluma de algunos escritores que eran discutidas por otros historiadores.
Podría hacerse la pregunta, “¿Puede la descripción de las escenas y eventos copiados de otros escritores, encontrar un lugar apropiado en los escritos inspirados de un mensajero de Dios?”
Encontramos que los escritores de la Biblia, no sólo copiaron de crónicas históricas, sino que a veces usaron el mismo lenguaje de otros escritores bíblicos sin dar crédito. Y, de igual forma, si hoy en los escritos de alguien, que da abundante evidencia de ser un mensajero escogido por Dios, encontramos frase o declaraciones de otros escritores, ¿por qué debe ser una ocasión para cuestionarla más que lo que se cuestiona, por la misma circunstancia, a quienes escribieron en las Escrituras?
Cuando en los primeros tiempos, llegaban inquietudes a la Sra. White en relación a los pasajes en sus libros que ella había copiado de historiadores, se presentaban como situaciones que cuestionaban la autenticidad de sus declaraciones. En ese entonces la inquietud era: “¿Estos pasajes son los que se le mostraron en visión, o son los que aprendió con la lectura de los historiadores?”
Ella rechazó estas preguntas con pocas palabras, declarando que, lo que ella había presentado en sus libros, era una descripción de aquello que se le había presentado a ella en visión, y que la copia ocasional que ella hacía de los historiadores era un asunto de conveniencia más que de necesidad.
En años posteriores, cuando la Sra. White se enteró que algunos lectores de sus libros estaban perplejos pues no entendían si la copia que ella hacía de otros escritores era una infracción a los derechos de alguien, surgió la inquietud: “¿Alguien había sido perjudicado?” No hubo injusticia o daño alguno que se sepa. No obstante, ella dio instrucciones que en las futuras ediciones de su libro, El conflicto de los siglos, para que ninguno se ofendiera o tropezase con el hecho de que pasajes de los historiadores habían sido usados sin dar crédito, se realice un esfuerzo fiel por buscar aquellos pasajes que se habían copiado de los historiadores, y que no se habían puesto entre comillas, y que las comillas se insertaran donde debieran usarse. Se siguió concienzudamente esta instrucción.
Cómo se escribió El Deseado de todas las gentes
A lo largo de todos los años, fue el deseo de la hermana White tratar en forma completa en sus escritos la misión de Cristo, su ministerio, sus enseñanzas y su sacrificio por nosotros. Escribió mucho sobre esta fase del conflicto en la década de 1870, y fue publicado en los volúmenes 2 y 3 de Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía]. Pero esto no la satisfizo. Así que cuando la tarea con Patriarcas y profetas terminó y se llevó a la imprenta, retomó sus intenciones de preparar un tratado más extenso sobre la vida de Cristo. Por esta obra llevó una gran carga, y encontramos muchas referencias en sus cartas de sus anhelos de tener pronto listo el libro.
Cuando fue a Australia, fue su anhelo dedicar la mayor parte del tiempo a esta tarea. Durante los años 1892 y 1898 tuvo que dedicar un tiempo considerable a la preparación de capítulos para este libro.
Para preparar este libro sobre la vida de Cristo, así como para preparar otras publicaciones posteriores, ella no se sentó y escribió directamente el libro, capítulo tras capítulo, en el orden que se encuentran actualmente. Tenía a quienes había empleado como sus ayudantes, para que reunieran lo que ella había escrito sobre el tema durante los años anteriores. El material se encontraba en sus obras publicadas, en artículos que habían aparecido en periódicos, y en sus cartas y manuscritos.
Con este material en la mano, escribió muchos artículos adicionales, a medida que las experiencias de Cristo se abrían nuevamente ante ella. Entonces, cuando los pasajes, que contenían lo que ella había escrito en los años anteriores, se colocaban en su orden natural, ella trabaja con tesón para escribir las partes de la historia que hacían la conexión.
El total de sus escritos sobre la vida y las enseñanzas de nuestro Salvador era tan voluminoso, que no podía entrar en un solo libro. Y así El discurso maestro de Jesucristo, Palabras de vida del gran Maestro, y una porción del Ministerio de curación, se elaboraron con el material sobrante, que no pudo incluirse en el extenso libro sobre la vida de Cristo.
Podemos apreciar la intensidad con la cual la hermana White escribió mientras preparaba este libro maravilloso, en una carta escrita en 1892 y que fue dirigida al pastor Olsen, presidente de la Asociación General:
Ando con temblor delante de Dios. No sé cómo hablar ni cómo describir con la pluma el gran tema del sacrificio expiatorio. No sé cómo presentar los temas con el poder vivo con el cual los recibo. Tiemblo por temor a empequeñecer el gran plan de salvación al usar palabras ordinarias. Mi alma se inclina con pavor y reverencia delante de Dios y digo: "¿Para estas cosas, quién es suficiente?" (Carta 40, 1892).
Muchas cartas que fueron escritas por la hermana White durante estos años, expresan su desaliento por la presión de otras tareas, que hacían que el progreso con el libro fuera más lento. En 1894 escribió:
Ahora, después de estar en este país casi tres años, hay todavía mucho por hacer antes que el libro esté listo para publicar. Muchas ramas de trabajo han requerido mi atención. Estoy presionada más allá de toda medida con el trabajo de escribir testimonios, cuidar por los pobres y viajar con mi propio transporte, 12, 15 y 18 kilómetros para reunirme con las iglesias.
Presionada con estas cargas y cuidados, preparaba la mayoría de sus escritos cuando otros dormían. “Mi tiempo para escribir comienza, por lo general, a las tres de la mañana”, dice, “cuando todos en la casa están durmiendo. A menudo estoy despierta a las doce y media, la una o las dos” (Carta 114, 1896).
Durante una de esas mañanas, antes de retomar la escritura del libro, escribió lo siguiente en su diario:
Estaba despierta a las dos, y ofrecí mi oración a Dios en el nombre de Jesús. Mi fuerza física está debilitada; mi cabeza no está libre de dolor; me preocupa mi ojo izquierdo. Al escribir sobre la vida de Jesús, estoy profundamente ocupada. Me olvido de respirar como debiera. No puedo resistir la intensidad de sentimientos que me inundan cuando pienso en lo que Cristo sufrió en nuestro mundo. Fue un varón de dolores, familiarizado con el sufrimiento; fue traspasado por nuestras transgresiones; magullado por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados, si lo recibimos por fe como nuestro Salvador personal (Manuscrito 70, 1897).
Parte II – 27 de julio, 1935
La tarea de los asistentes literarios de la Sra. White
La declaración de que en la preparación de sus escritos para publicar, la Sra. White tuvo la ayuda de uno o más trabajadores eficientes que la ayudaron a reunir y a preparar el material, no quiere decir que los libros o artículos fueran en alguna parte el producto de sus plumas. De ninguna manera, no lo fueron.
Las cuestiones reveladas a la Sra. White en visión no fueron por lo general una narración palabra-por-palabra de los eventos con sus lecciones. Fueron generalmente destellos o grandes visiones panorámicas de varias escenas en la experiencia de hombres, a veces en el pasado, otras en el futuro, junto con la instrucción hablada en relación con estas experiencias. A veces, las acciones y conversaciones de los hombres en grupos, de iglesias, de asociaciones y de multitudes, se le revelaban con una clara percepción de sus propósitos, objetivos y motivos. A menudo se le daba instrucción verbal en relación con lo que le había sido revelado.
Cuando llegaba el momento de escribir estas revelaciones, la Sra. White se esforzaba por describir en el lenguaje humano lo que le había sido abierto a ella en estas visiones celestiales. Ninguna fuerza sobrenatural tomaba mecánicamente el control de su mano, y la guiaba en las palabras que escribía, y raramente eran dictadas, por el mensajero celestial que estaba a su lado, las palabras exactas que ella debía usar. La Sra. White habla, de la elección que hacía del lenguaje que usaba para describir sus visiones, de la siguiente manera:
Aunque dependo tanto del Espíritu del Señor para escribir mis visiones como para recibirlas, sin embargo las palabras que empleo para describir lo que he visto son mías, a menos que sean las que me habló un ángel, las que siempre incluyo entre comillas (The Review and Herald, 8 de octubre de 1867).
Ella siempre lamentó que su educación escolar hubiera sido tan breve, y que, por tanto, fuera limitado su conocimiento de las reglas técnicas para escribir. Recuerdo claramente cuando, en los primeros años de su obra en Battle Creek, Jaime White, al regresar a su hogar desde la oficina de la Review and Herald, se le pedía que escuchara lo que mi madre había escrito y que la ayudara a prepararlo para su publicación. Entonces, mientras ella le leía lo que había escrito, él hacía comentarios sobre el asunto, regocijándose en el poder del mensaje, e indicaba las debilidades en la composición y los errores gramaticales.
En relación con estas experiencias, hizo la siguiente declaración en 1906:
Mientras vivió mi esposo, actuó como ayudante y consejero en el envío de los mensajes que me eran dados. Viajábamos mucho. A veces se me daba luz durante la noche, a veces durante el día delante de grandes congregaciones. La instrucción que recibía en visión era fielmente redactada por mí cuando tenía tiempo y vigor para esa obra. Después examinábamos juntos el asunto. Mi esposo corregía los errores gramaticales y eliminaba repeticiones inútiles. Eso era cuidadosamente copiado para las personas a quienes iba dirigido, o para el impresor.- The Writing and Sending Out of the Testimonies to the Church, p. 4 (véase Mensajes selectos, tomo 1, p. 57).
A medida que el tiempo pasaba y la copia de testimonios individuales era numerosa, fue necesario emplear un copista. Como el pastor White no podía dedicar tiempo a la corrección de todos sus escritos, la tarea de realizar las correcciones gramaticales recaía a menudo sobre el copista. En los años siguientes, se emplearon muchos individuos como asistentes literarios que copiaron los testimonios, y prepararon artículos para los periódicos y capítulos para sus libros. Se elegían solamente cristianos concienzudos como asistentes literarios, y en su tarea se adherían estrictamente a la instrucción que se les daba en relación con la tarea que les tocaba.
Los secretarios sabían muy bien que sólo debían usarse los pensamientos de la Sra. White, y también sus propias palabras mientras fuera gramáticamente apropiado en la expresión de esos pensamientos. En ningún caso el copista o editor estaba autorizado para introducir pensamientos que no se encontraran en los manuscritos de la Sra. White. En los casos en que los párrafos y las oraciones perdían algo de su poder a causa de un arreglo inconveniente, se esperaba que los secretarios ubicaran las palabras correctamente. Se les instruyó también para que eliminaran lo que era sencillamente una repetición innecesaria. La Sra. White le daba una atención cuidadosa a estos arreglos y eliminaciones.
En relación con los borradores escritos por mano de Elena G. de White, sus secretarios literarios decían que había una diferencia marcada en cuanto a la perfección literaria. Generalmente, los manuscritos originales, escritos cuando ella estaba sin el cansancio de viajes o predicación, o llena de ansiedad en relación con las condiciones de la iglesia, eran hermosos, impactantes y elegantes en la expresión y con muy pocas imperfecciones gramaticales. Pero en algunos manuscritos que escribió cuando estaba perpleja por cuidados y cargas, y especialmente cuando trabajaba en forma muy apresurada, bajo la percepción de que debía completar rápidamente el manuscrito, había mucha repetición y construcciones gramaticales incorrectas. En esos momentos prestaba poca atención a las reglas de puntuación, mayúsculas y deletreo. Esperaba que estas cuestiones las corrigiera el copista.
Hubo un tiempo cuando algunos de los primeros manuscritos fueron a imprenta sin recibir primero la revisión cuidadosa que se mencionó en el párrafo anterior. Esto hizo que se necesitara realizar algunos cambios en las expresiones cuando se volvieron a publicar en 1863.
Los copistas y secretarios de Elena G. de White
Desde el mismo comienzo en que escribió testimonios a individuos, hizo dos copias, una se guardaba como registro de lo que ella había escrito, y otro se enviaba a la persona por causa de quien había llegado el mensaje. Como este trabajo era muy pesado, a veces enviaba el testimonio a quien correspondía pidiendo que al recibirlo hiciera una copia para sí mismo y le enviara de vuelta el original. Sin disposición porque se supiera lo que se le había mostrado a la hermana White, algunos rehusaban hacer una copia o devolverle lo que había escrito. Así se perdieron algunos testimonios. Y cuando, como a veces sucede, se hacían falsas acusaciones en relación con lo que había en el testimonio, ella no tenía una prueba escrita de lo que decía en realidad el testimonio.
En 1860, recibió algo de ayuda para copiar de su ama de llaves, Lucinda Abbey. En 1861, empleó a Adelia Patten para que fuera su copista y para que enseñara en el hogar a sus tres hijos.
En 1863, Adelina Howe, su cocinera, se hacía tiempo para hacer copias. En 1867 y 1868, Julia Burgués hizo muchas copias. En 1869 y 1870, después de regresar de Battle Creek desde Greenville, se emplearon como copistas a las señoritas Emma Sturges y Annie Hale para preparar la copia del volumen 1 de Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía].
En el otoño de 1872, mi madre visitó Colorado, y se relacionó con su sobrina, María Clough, y en 1874 y 1875, la señorita Clough la ayudó en la preparación de la copias para el segundo y el tercer volúmenes de Spirit of Prophecy. También acompañó al pastor White y su esposa en el trabajo para su reunión campestre y actuó como reportera para la prensa pública. Al hacerlo, fue la primera persona de publicidad que la denominación empleó en forma regular, y debe ser vista como la abuela de nuestra Agencia de Prensa.
Su educación escolar, su experiencia como reportera de periódico, la confianza que se ganó, y los halagos que recibió por su trabajo, la descalificaron para la obra delicada y sagrada de ser copista-editora de los artículos de la Review, de los capítulos para El conflicto de los siglos, y del cuarto volumen de Spirit of Prophecy. En una visión nocturna se le presentó a mi madre que ella y María estaban mirando los maravillosos acontecimientos en el cielo.
Lo que vio significó mucho para la hermana White, pero para María parecía no tener significado alguno. El ángel dijo, “Las cosas espirituales se disciernen espiritualmente”. Entonces ordenó a la hermana White que no empleara más a su sobrina como editora de sus libros. Instrucciones similares se le dieron en relación con Fannie Bolton en años posteriores.
Después de la muerte del pastor Jaime White, en 1881, la hermana White empleó a la hermana Marian Davis. Había sido por algunos años correctora de pruebas en las oficinas de la Review and Herald, y la hermana White recibió seguridad, mediante revelación, que la hermana Davis sería una seria, fiel y confiable ayudante.
Más tarde, se empleó a la hermana Eliza Burnham, y por un tiempo, cuando hubo mucho trabajo para hacer, se emplearon a la señora B. L. Whitney y la señorita Fannie Bolton en Battle Creek. La hermana Davis estaba con la hermana White en Europa entre 1886 y 1887, y fue también su ayudante principal en Australia, e incluso en “Elmshaven”, Santa Elena, desde 1900 a 1904. La última obra hecha por la hermana Davis, fue la selección y arreglo del material usado en El ministerio de curación.
La señorita Sara Peck fue una ayudante eficiente en Australia y en Santa Elena. Tuvo a su cargo la tarea de hacerse cargo de los asuntos para el volumen 6 de Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia].
Clarence C. Crisler fue un ayudante valioso, como reportero taquígrafo de los sermones y entrevistas, y como copista de muchas cartas. También ayudó en la preparación de artículos de periódicos, y en el arreglo de los materiales para Los hechos de los apóstoles y Profetas y reyes.
Varias veces, se le dio instrucción en visión a la hermana White en cuanto a aquellos que debían ser sus ayudantes en el mantenimiento de su hogar y en la preparación de sus escritos para su publicación. Especialmente fueron señaladas en forma específica como las ayudantes que necesitaba, las hermanas Lucinda Abbey Hall y Marian Davis, y personas en quienes ella podía confiar en forma implícita.
Esta reseña de los empleados no pretende ser completa. Nunca consideré yo, o cualquiera de los ayudantes de mi madre, que su personal fuera de vital interés para los lectores de sus libros.
Trabajo editorial en El Deseado de todas las gentes
No se nos deja con incertidumbre en relación con la forma en que se preparó el libro El Deseado de todas las gentes, porque en la memoria de quienes estaban familiarizados con la tarea, y en las cartas escritas por la Sra. White y la señorita Davis, durante el período de su preparación, encontramos información segura en relación con la tarea. En las cartas de la Sra. White, encontraos menciones frecuentes en cuanto a que estaba escribiendo específicamente para el libro sobre la vida de Cristo, y declaraciones muy definidas en relación con la parte que realizaba la señorita Davis. Así, en la carta escrita al Dr. J. H. Kellogg, del 25 de octubre de 1895, dice:
Marian está trabajando con gran desventaja. Encuentro sólo poco tiempo para dedicarlo a escribir sobre la vida de Cristo. Continuamente estoy recibiendo cartas que requieren respuesta, y no me atrevo a descuidar los importantes asuntos que se me presentan. Además, hay iglesias que visitar, testimonios privados que escribir y muchas otras cosas que deben ser atendidas, que me apremian y consumen mi tiempo. Marian lee atentamente todas las cartas que escribo a otros para encontrar frases que ella pueda usar acerca de la vida de Cristo. Ella ha estado reuniendo de todas las fuentes posibles, todo lo que tiene relación con las lecciones que Cristo dio a los discípulos… Casi he decidido... dedicar todo mi tiempo a escribir para preparar los libros que deben ser publicados sin más demora. Me gustaría escribir sobre la vida de Cristo, sobre la temperancia cristiana [El ministerio de curación], y preparar el Testimonio N.° 34 [tomo 6] porque se lo necesita en gran manera…
Ud. sabe que todos mi temas, tanto en el púlpito como en privado, en forma oral o escrita, versan acerca de la vida de Cristo.- Carta 41, 1895 (Mensajes selectos, tomo 3, 132-133).
La belleza de su estilo
Algunos se han maravillado de la extraordinaria belleza del lenguaje de El Deseado de todas las gentes. La última oración de la carta anterior, al sugerir que éste era uno de los temas favoritos, presenta una explicación para la hermosa disposición de las frases del libro. La abundancia de material, y la profundidad de sentimientos con que escribió sobre este tema, hace posible la selección y agrupamiento de la mayoría de los pasajes hermosos que se encuentran destacados en sus cartas y manuscritos.
El ministerio del sufrimiento
Es bien sabido que algunas de las obras maestras del mundo de la literatura, de la poesía y de los himnos evangélicos han sido forjados en el yunque del dolor. Fue así con la mayoría de sus escritos sobre la vida y el ministerio de Jesús. Poco después de que la Sra. White llegó a Australia, comenzó a sufrir de reumatismo, y por once meses sufrió dolores constantes. De esta experiencia escribió:
He estado soportando una gran prueba a causa del dolor, el sufrimiento y la impotencia; pero con esto he obtenido una preciosa experiencia más valiosa que el oro para mí.- Carta 7, 1892 (Mensajes selectos, tomo 2, 275).
Después de hablar de sus sentimientos de gran desilusión porque no era capaz de hacer visitas a las iglesias, dijo con posterioridad:
Esta falta de resignación a mi suerte se dio al comienzo de mis sufrimientos e impotencias, pero no pasó mucho tiempo hasta que sentí que mi aflicción formaba parte del plan de Dios. Descubrí que al estar medio acostada y medio sentada podía colocarme en una posición en la que podía utilizar mis manos estropeadas, y aunque sufría mucho dolor pude escribir bastante. Desde que llegué a este país, he escrito 1.600 páginas…
En los nueve meses pasados, durante muchas noches no pude dormir sino dos horas, y algunas veces me veía rodeada de tinieblas; pero en esas ocasiones oraba, y obtenía un dulce confortamiento, al acercarme a Dios… La luz del Señor me iluminó por completo.
Jesús estuvo confortadoramente cerca, y encontré que era suficiente la gracia que me había sido dada- Ibíd. (Mensajes selectos, tomo 2, 276, 277).
Unos pocos meses después dijo:
Lo he probado y sé de lo que hablo. Por once meses no pude dormir por las noches. Oré por alivio. El alivio no llegó pero tuve la luz en el Señor por la noche, y durante el día. Sé dónde está mi fortaleza. Pensé mucho en Cristo durante este tiempo.- Manuscrito 17, 1893.
Así, mediante la aflicción, la Sra. White estuvo confinada cerca de un año en su cuarto. Allí estuvo libre de muchos problemas que le sobrevenían cuando viajaba o hacía trabajos con el público. Tuvo oportunidad de pensar intensamente en relación con las visiones que el Señor le había dado. Fue capaz de escribir más libremente que en otros momentos. Algunos de los pasajes selectos de El Deseado de todas las gentes, proceden de su pluma en los momentos en que estuvo confinada en su cuarto, pero mayormente en su cama. El secreto de su poder para producir este lenguaje tan hermoso se encuentra en tres de los pasajes ya citados: “Jesús estuvo confortadoramente cerca”, “Pensé mucho en Cristo durante este tiempo” y “he escrito 1.600 páginas”.
En 1900, al hablar sobre las tareas de sus ayudantes, la Sra. White hizo la siguiente declaración interesante acerca de la parte que le tocó realizar a la señorita Marian Davis, que la ayudó por más de veinte años:
Los libros no son producciones de Marian, sino mi propia producción, recopilados de todos mis escritos. Marian tiene un gran campo del cual seleccionar, y su capacidad para ordenar los asuntos es de gran valor para mí. Me ahorra revisar una gran cantidad de material, lo cual no tengo tiempo de hacer.- Carta 61a, 1900 (Mensajes selectos, tomo 3, 102).
Otras de sus secretarias, en un tiempo posterior, escribió lo que sigue:
Los editores no realizan ningún cambio a la expresión de la hermana White, si ésta es gramaticalmente correcta y es una expresión evidente de su pensamiento. La hermana White, como instrumento humano, tiene un pronunciado estilo propio, que se preserva plenamente en todos sus libros y artículos, pues los sella con su individualidad. Muchas veces sus manuscritos no necesitan ninguna edición, a veces un poco de edición, y esto lleva un gran trabajo editorial; pero cuando un artículo o un capítulo es editado o se realiza cualquier otra cosa en él, el editor lo vuelve a poner en sus manos”.—Fannie Bolton en una “Confession Concerning the Testimony of Jesus Christ” [Una confesión en relación con el testimonio de Jesucristo], dirigida a “Queridos hermanos en la verdad”, escrito en el momento de las sesiones de la Asociación General de 1901.
En algunas mentes persiste la pregunta de si los escritos que pasaron por las manos de los asistentes literarios pudieron haber sido alterados en alguna forma en su pensamiento, o pudieron haber sufrido adiciones a los pensamientos de la autora. Esta cuestión es respondida claramente por las declaraciones escritas de varios de los ayudantes de la Sra. White, y que se encuentran en nuestros archivos.
D. E. Robinson, quien fuera por varios años asistente literario, dijo en 1933:
Con toda buena conciencia, puedo testificar que nunca fui tan presuntuoso como para aventurarme a agregar alguna idea propia o hacer otra cosa que seguir con cuidado meticuloso los pensamientos de la autora.
En 1900, W. C. White testificó que:
Ninguno de los empleados de mi madre está autorizado a agregar a los manuscritos pensamientos propios.
El mismo año, la señorita Marian Davis escribió:
Por mi propio conocimiento del trabajo, al igual que por las declaraciones de la misma hermana White, tengo el asidero más firme como para no creer que se haya hecho tal cosa [la adición de pensamientos por parte de un copista].
En 1894, la señorita Fannie Bolton testificó:
Quiero decir que salvo cuando sean inconsistentes con la gramática y la retórica, sus expresiones quedan intactas.
Estas aseveraciones claras están en armonía con las declaraciones escritas por la Sra. White en 1906. Después de hablar de la ayuda que recibió de su esposo y de otras personas, ya citado en este documento, dijo:
A medida que creció la obra, otros me ayudaron en la preparación del material para su publicación. Después de la muerte de mi esposo, se me unieron fieles ayudantes, los que trabajaron infatigablemente en la obra de copiar los testimonios y preparar artículos para su publicación.
Pero no son verdaderos los informes que han circulado, que se permitía a cualquiera de mis ayudantes añadir material o cambiar el sentido de los mensajes que escribo.- The Writing and Sending Out of the Testimonies to the Church [La forma en que se escribieron y enviaron los testimonios a la iglesia], p. 4 (véase Mensajes selectos, tomo 1, p. 57).
Una declaración breve
Ante la pregunta, “¿cómo se prepararon los últimos libros?”, respondemos brevemente: la Sra. White escribió muchísimo sobre varios temas. Para complementar lo que se escribió específicamente para libros particulares, el asistente literario reunía de sus escritos –artículos publicados, manuscritos, cartas e informes de sermones—otras gemas de su pensamiento. Mientras trabajaban juntos, la Sra. White y sus asistentes planificaban el bosquejo de los libros y preparaban el tema capítulo por capítulo. Luego en su forma final, el manuscrito era leído a la Sra. White y recibía su aprobación final. Entonces era enviado al impresor.
El ministerio de curación
El libro, El ministerio de curación, aunque no apareció hasta el año 1905, ha llegado a ser una de las publicaciones más valoradas de Elena G. de White. Mientras que esta obra popular es quizás el libro más conocido de Elena G. de White en cuanto al tema de salud, éste no fue su primer esfuerzo en la presentación de este tema tan importante para el público.
Pocos meses después de que le fuera dada la memorable visión de la reforma pro salud, el 6 de junio de 1863, apareció un artículo titulado “Salud”, en Spiritual Gifts [Dones espirituales], volumen IV (publicado en 1864), que constituyó el primer informe de la instrucción dada en ese momento sobre el tema de la enfermedad y sus causas, y también su tratamiento y cura mediante métodos racionales.
Con la luz y el conocimiento otorgado de esa forma, los líderes en el desarrollo de la obra del Movimiento del Sábado y el Advenimiento, se enfrentaron con la tarea de llevar adelante un programa extenso en la educación de la reforma pro salud. Para ayudar en este esfuerzo, se publicó en 1865 y 1866, “How to Live” [Cómo vivir], en seis partes de alrededor de 64 páginas cada una. En cada una de estas seis partes, la Sra. White tenía un artículo titulado “Disease and Its Causes” [La enfermedad y sus causas]. En estos seis artículos, que constaban de 72 páginas en total, presentó en forma más completa las grandes verdades que se le revelaron en relación con la salud y el deber de llevar adelante el movimiento de la reforma pro salud. El tercer artículo, titulado “Las drogas y sus efectos”, fue nuevamente impreso en Review and Herald, en los números del 15 de agosto al 12 de septiembre de 1899.
En los años siguientes, mi madre describió más plenamente las visiones que se le dieron en 1863 y en visiones posteriores. Algo de esto se publicó en Health Reformer [El reformador de la salud].
Desde 1864 hasta 1914, un período de 50 años, llevó sobre su corazón la carga de presentar al pueblo adventista, y mediante ellos al mundo, la gran luz que Dios le había revelado en relación con la salud, la temperancia, la abnegación y la santidad. Sumado a estos artículos sobre estos temas que aparecieron en la Review and Herald, el Health Reformer, y el Youth’s Instructor [El instructor de la juventud], en 1890, produjo el libro Christian Temperance and Bible Higiene [Temperancia cristiana e higiene bíblica], cuya primera parte es una selección de los artículos que escribió, y la otra mitad, una compilación de artículos escritos por Jaime White.
Nunca estuvo satisfecha con esta colección breve de artículos, pero no fue sino hasta quince años después, en 1905, que presentó al mundo la maravillosa obra de El ministerio de curación. Con este breve trasfondo, hablemos ahora de la preparación del material para este volumen.
Por años, la Sra. White y sus ayudantes habían estado recortando sus artículos de la Review, Health Reformer y otros periódicos, y partes de los artículos sobre temperancia cristiana, y preparándolos para un uso futuro. Cuando llegó el tiempo en que tuvo suficientes ayudantes que podían suplirse artículos para Review, Signs of the Times, Youth’s Instructor, Bible Echo y otros periódicos, sin que absorba el tiempo y las energías de la señorita Davis, mi madre indicó que ella debía dedicarse principalmente la búsqueda y reunión de artículos para componer un libro sobre salud y temperancia. Entonces se halló que había cientos de páginas de manuscritos de las cuales podría obtenerse material valioso.
El Señor le había dado a la hermana Marian Davis una memoria maravillosa, y esto fue de gran utilidad en la búsqueda y agrupación de las partes seleccionadas que mi madre había escrito sobre Cristo y su ministerio como un Sanador; también como un Ejemplo a los evangelistas médicos y misioneros médicos; en relación con la enfermedad y su verdadera causa; y en relación con la salud y cómo mantenerla.
El trabajo comenzó con excelente disposición y con gran determinación por reunir lo que era más poderoso, iluminador y alentador de las cosas maravillosas que la hermana White había escrito.
Mi madre asumió con fervor la tarea de planificar el libro. Como Cristo era el tema central de todos sus escritos y sermones, su ministerio como el gran médico misionero debía ser la base de esta publicación largamente esperada.
Para que cada clase de enfermo encuentre esperanza en el ministerio diario de Cristo, se planificó que los primeros capítulos mostraran a Cristo como la fuente de Vida, Cristo como el gran Sanador, Cristo como el siempre presente Ministro para los enfermos y sufrientes. Debía mostrar que no hay enfermedad fuera del alcance de su amor y su poder.
Mientras el objetivo principal del libro era conducir al lector a la vida y salud física y espiritual, también debía incluir consejo, especialmente para los enfermeros y los médicos, indicándoles el privilegio de su amistad con el Dador de la vida y alentándolos a seguir sus métodos en el ministerio que desarrollaban. Debía incluirse también consejos útiles para evangelistas médicos.
Una y otra vez, mientras se preparaba el libro, mi madre y los que estaban relacionados con ella en la selección y arreglo del manuscrito, se reunían en su cuarto y trataban los objetivos y mejores planes para el libro:
A quien serviría el libro.
Cuánto espacio se le daría a cada tema.
Cuál era la mejor relación de los grandes temas que trataría.
Cuando se reunía considerable material que se creía apropiado para ciertos capítulos, los manuscritos se agrupaban y leían a mi madre, o se dejaban en sus manos para que los leyera. Cada tanto, esto hacía revivir en su memoria las maravillosas escenas que se le habían presentado, y retomaba con entusiasmo la tarea de reescribir muchos pasajes, dándoles un toque fresco y gran vigor. Por momentos encontraba necesario adaptar un artículo, escrito pensando en los Adventistas del Séptimo Día, para que fuera apropiado para aquellos lectores que no eran Adventistas del Séptimo Día.
Mientras estaba preparándose a pleno El ministerio de curación, mi madre fue solicitada en Washington y se le pidió a la hermana Davis que continuara con la selección de material para que la hermana White lo considerase posteriormente. La ausencia de mi madre retrasó mucho la tarea.
El viaje hacia el este, en 1904, ocupó más tiempo del esperado. Pero inmediatamente después de su regreso al hogar de Elmshaven, temprano en el otoño, reasumió la tarea y pronto se completó el manuscrito. Al escribir a la Sra. Josefina Gotzian, el 11 de abril de 1905, habló como sigue de la obra de este libro que estaba por salir pronto:
A causa de mi ausencia durante el verano, dedicamos mucho tiempo en la realización de las tareas con nuestro libro, y por algún tiempo he estado muy ocupada preparando los materiales y las pruebas de lectura de El ministerio de curación.- Carta 113, 1905.
En otra carta que escribió el mismo día, declaró: “Recién he terminado de leer las pruebas de El ministerio de curación” (Carta 109, 1905).
Al comienzo de los planes para el libro, mi madre fue guiada a dedicarlo a un campo muy definido de utilidad. Al hablar de esto en una carta al Sr. H. W. Kellogg, el 20 de septiembre de 1903, dijo:
Mi siguiente libro debe ser sobre la temperancia y la obra médico misionera. Es mi propósito dar el manuscrito de este libro a nuestros sanatorios, para ayudarlos a disminuir las deudas que tienen, así como di Palabras de vida del gran Maestro para disminuir las deudas en nuestras escuelas. Pienso que es lo mejor que puedo hacer, y que éste será el libro más apropiado para ese propósito. Estoy preparando otros libros lo más rápido posible, que deseo presentar ante el pueblo.- Carta 209, 1903.
Encontré que el libro se planificó en forma admirable, lo que permitió adaptarlo más fácilmente al uso comercial. Se lo usó enérgicamente en campañas institucionales para disminuir las deudas. Este donativo instituido por mi madre, complementado con las labores incansables de aquellos que se unieron para hacer de las campañas de disminución de las deudas un éxito, trajo un gran beneficio financiero a nuestras instituciones médicas que estaban muy endeudadas en Estados Unidos y Europa.
Al hablar de la autoría de El ministerio de curación, dos años después de su aparición, mi madre dijo, en una carta al pastor Burden, “El Señor me dio su Espíritu Santo para capacitarme para escribir el manuscrito para este libro” (Carta 276, 1907). Al urgir a nuestro pueblo para que se uniera de todo corazón en la venta de este volumen como un medio para traer alivio a las instituciones, en un artículo que apareció en la Review del 13 de agosto de 1906, habló de la siguiente manera sobre el contenido del libro y de su gozo por su uso especial:
Este libro contiene la sabiduría del gran Médico. Ha sido un gozo para mí dar a la causa de Dios mis derechos de autor sobre esos libros [El ministerio de curación y Palabras de vida del gran Maestro], el fruto de mi trabajo. (Véase Testimonios selectos, tomo 5, p. 184).
Se completa la historia del conflicto
Aunque las características principales del gran conflicto se cubrieron en Patriarcas y profetas, El Deseado de todas las gentes y El conflicto de los siglos, todavía quedaban dos amplias brechas en el despliegue de la historia desde la caída hasta la restauración final. Un período era el que iba desde la muerte de David hasta el nacimiento de Cristo, y el otro el que cubría el primer siglo de la iglesia cristiana. Cuando el trabajo lo permitió, la Sra. White y sus asistentes literarios retomaron con entusiasmo la tarea de reunir y preparar los dos volúmenes más que completaban la serie. Como en el caso de El Deseado de todas las gentes, había que encontrar en los primeros libros y artículos de periódicos, cientos de páginas ya impresas, las partes que cubrían la historia de estos períodos. También podían obtenerse muchos capítulos y partes de capítulos del archivo de cartas y manuscritos. Entonces, la Sra. White escribió mucho material nuevo para la obra en preparación.
El espacio limitado permite sólo una breve declaración de la Sra. White sobre la tarea con estos volúmenes. Una carta escrita el 15 de octubre de 1911, da una descripción de la tarea entonces en progreso:
Mi tarea en el libro Los hechos de los apóstoles, está completada. En unas pocas semanas tendrá una copia. He tenido una ayuda excelente en la preparación de esta obra para la prensa. Hay otros escritos que deseo preparar para nuestro pueblo, que hablarán cuando mi voz sea silenciada. El libro sobre la historia del Antiguo Testamento [Profetas y reyes], que esperamos sacar pronto, demandará un esfuerzo dedicado. Estoy agradecida por la ayuda que el Señor me está dando mediante los trabajos de empleados fieles y entrenados, y que estos empleados estén dispuestos a llevar adelante esta tarea tan rápido como les sea posible.— Carta 88, 1911.
Pocos meses después de que se escribiera la declaración anterior, Los hechos de los apóstoles, salió de la imprenta y se le dio una calurosa bienvenida. Pronto se inició con fervor la tarea para Profetas y reyes, pero debido a la presión de otras tareas importantes, se realizó en forma lenta.
Como la Sra. White aumentaba en edad, escribía naturalmente menos y dependía más de lo que se reunía de la riqueza de material ya escrito. Esto fue particularmente así con Profetas y reyes, que fue preparado durante los últimos tres años de su vida. No obstante, ella tomó un interés activo en la tarea y repasó el manuscrito capítulo por capítulo mientras era copilado de sus artículos publicados y manuscritos. Cuando los capítulos no podían recopilarse en forma completa de los materiales ya disponibles, brindó la ayuda necesaria para que la obra se completara y perfeccionase. Para apoyar estos puntos nos referiremos a la correspondencia entre el compilador principal del libro, el pastor C. C. Crisler y mi persona, que estaba en esos momentos lejos del hogar. Las cartas del hermano Crisler no sólo brindan información sobre cómo se realizó la labor en el libro, sino que también nos permiten vislumbrar un poco las experiencias de la Sra. White durante sus últimas tareas activas. El 12 de enero de 1915, el hermano Crisler me escribió:
Hay pocas cosas de importancia que contarle, además de que su madre está manteniéndose como de costumbre. Parece estar igual día en día. Encuentro que es capaz de considerar diariamente manuscritos… Le causa placer esta tarea, y realmente es de gran ayuda cuando necesitamos su auxilio. Dedica también algo de tiempo en repasar sus libros y en leer libros extensos que se encuentran cerca de su silla.
El 22 de enero de 1915, escribió:
El mediodía de este viernes nos encontró como siempre en todas las áreas. Su madre mantiene su fuerza –capaz de desplazarse con cierto grado de comodidad; tiene buen apetito la mayoría del tiempo; disfruta de la vida de hogar; tiene la habilidad de dedicar algunas horas a la lectura y de dar sus apreciaciones a tantos manuscritos que están en preparación. Por estas misericordias, agradecemos al Señor continuamente.
En el momento en que la obra estaba por completarse, la autora tuvo un accidente. Entonces, como la Sra. White fue incapaz de continuar con su cuidadoso estudio y aprobación de las nuevas correcciones en el manuscrito, la obra cesó. Este cese en la tarea casi terminada, preocupó a quienes trabajaban en el manuscrito y a los publicadores que esperaban la salida del siguiente libro. Pocas semanas después del accidente, el hermano Crisler escribió lo siguiente al gerente de la Pacific Press en relación con el estado de los manuscritos:
Con la excepción de los últimos dos capítulos, para los cuales tenemos abundantes materiales en el archivo, el manuscrito sobre “La cautividad y la restauración de Israel”, fue terminado completamente antes del accidente de la hermana White. Por tanto es posible esperar que se termine el libro, a pesar de su incapacidad actual para realizar tareas literarias. Los publicadores deben explicar esto en el prefacio, que los últimos dos capítulos fueron preparados de sus escritos, pero no fueron supervisados por ella en persona… En vista de la incapacidad de la autora para considerar las revisiones, es probable que cualquier tarea posterior en el manuscrito deba, por necesidad, ser una condensación en vez de alteración.
Esta situación se resume brevemente en Notas biográficas, de la cual citamos unas pocas frases:
En el tiempo de su accidente, en febrero de 1915, se habían completado todos los capítulos, menos los últimos dos… Estos capítulos finales habían sido suficientemente esbozados para que pudieran terminarse, con la inclusión de un material adicional de su archivo de manuscritos.- pp. 477, 478.
La información dada por Dios
Durante sus últimos años, como dijera el hermano Crisler, la Sra. White sentía frecuentemente placer en releer los libros que había escrito conteniendo la historia del conflicto. Al ver su experiencia en la producción de estos libros, ubicó el origen de la información y de la instrucción más allá de su propia mente. En 1902, al hablar de la fuente de luz presentada entonces, dijo:
La Hna. White no es la originadora de estos libros. Ellos contienen la instrucción que durante el período de su vida Dios le ha estado dando. Contienen la luz preciosa y consoladora que Dios ha concedido generosamente a su sierva para ser dada al mundo. De sus páginas esta luz ha de brillar iluminando los corazones de los hombres y mujeres, y conduciéndolos al Salvador.- El colportor evangélico, pp. 173, 174.
¿Cómo lo sabía?
Se hace la pregunta: ¿Cómo tiene noticias la Hna. White de asuntos de los cuales ella habla tan decididamente, como si tuviera autoridad para decir estas cosas? Hablo así [responde ella] porque resplandecen en mi mente cuando estoy en perplejidad como relámpago en una noche oscura en la furia de la tormenta. Algunas escenas presentadas delante de mí hace años no han sido retenidas en mi memoria, pero cuando la instrucción que entonces me fue dada se necesitó, a veces, aun mientras estaba de pie delante del pueblo, me ha venido el recuerdo en forma precisa y clara como un relámpago luminoso, trayendo a mi mente en forma precisa la instrucción particular. En tales ocasiones no puedo dejar de decir las cosas que brillan en mi mente, no porque haya tenido una nueva visión, sino porque aquello que me fue presentado, tal vez años antes, ha acudido con fuerza a mi mente (Manuscrito 33, 1911).
En 1980, escribió lo que sigue sobre el fundamento de su confianza, y en relación a los ataques que se harían a su obra:
"Yo quiero testificar de las cosas que yo he visto, de las cosas que yo he oído, de las cosas que mis manos palparon tocante al Verbo de vida. Y éste testimonio yo sé que es del Padre y del Hijo. Hemos visto y testificamos que el poder del Espíritu Santo ha acompañado la presentación de la verdad, las amonestaciones dadas con la pluma y de viva voz, y la presentación de los mensajes en su orden. Negar esta obra sería negar el Espíritu Santo, y nos colocaría entre el grupo que se ha apartado de la fe, dando oído a espíritus seductores.
"El enemigo utilizará todos los medios para desarraigar la confianza de nuestros creyentes en los pilares de nuestra fe, en los mensajes del pasado, que nos han colocado sobre la elevada plataforma de la verdad eterna y que han establecido y han dado carácter a la obra. El Señor Dios de Israel ha conducido a su pueblo, revelándole la verdad de origen celestial. Se ha oído su voz, y todavía sigue oyéndose: Avanzad de fuerza en fuerza, de gracia en gracia, de gloria en gloria. La obra se fortalece y se amplía, pues el Señor Dios de Israel es la defensa de su pueblo.- Notas biográficas, pp. 471-472.
En los primeros tiempos de mis labores públicas el Señor me pidió: "Escribe, escribe las cosas que te son reveladas". En el tiempo en que recibí ese mensaje no podía sostener mi mano con firmeza. Mi condición física hacía imposible que escribiera. Pero de nuevo vino la palabra: "Escribe las cosas que te son reveladas". Obedecí y, como resultado, antes de que pasara mucho tiempo podía escribir página tras página con relativa facilidad. ¿Quién me decía qué debía escribir? ¿Quién fortalecía mi mano derecha y hacía posible que usara la pluma? Era el Señor…
La luz que he recibido la he escrito, y gran parte de ella está ahora brillando desde las páginas impresas. Existe, a través de las páginas que he escrito, una armonía con mi actual enseñanza.
Algunas de las instrucciones que se hallan en estas páginas fueron dadas en circunstancias tan notables que evidenciaban el poder maravilloso de Dios en favor de su verdad. A veces, mientras he estado en visión, mis amigos se acercaban a mí, y exclamaban: "¡Ella no respira!" Colocaban un espejo delante de mis labios, y se daban cuenta de que no se humedecía el vidrio. Mientras no existía ninguna señal de que hubiera alguna clase de respiración, continuaba hablando de las cosas que me eran presentadas. Estos mensajes fueron dados en esta forma para sostener la fe de todos, para que en estos últimos días tuviéramos confianza en el espíritu de profecía.
Agradezco a Dios porque él me ha preservado la voz, cuando en los años de mi temprana juventud los médicos y otros amigos declararon que esa voz quedaría silenciosa después de tres meses. El Dios del cielo vio que necesitaba pasar por una experiencia de prueba que me preparara para la obra que él quería que yo hiciera.
Durante los últimos cincuenta años mi fe en el triunfo final del mensaje del tercer ángel y de todo lo que está relacionado con él, ha sido sustentada por las maravillosas experiencias a través de las cuales he pasado. Por esto estoy anhelando que mis libros sean publicados y circulen en muchos idiomas. Yo sé que la luz contenida en estos libros es la luz del cielo.- Review and Herald, 14 de junio, 1906 (Mensajes selectos, tomo 3, pp. 42-43).
DECLARACIONES DE W. C. WHITE SOBRE ELENA G. DE WHITE Y SU OBRA
La integridad de Testimonios para la Iglesia
(Comentarios de W. C. White en el Colegio de View, Nebraska, la mañana del sábado 25 de noviembre de 1905.)
estado esperando el momento de una oportunidad favorable para presentar a nuestros médicos y ministros algunos hechos en relación con los testimonios para la iglesia, que responden a inquietudes que parecen preocupar a varios. Quizás esta mañana sea esa oportunidad.
El tiempo es precioso, y este tema es importante; les pido que oren por mí para que hable al punto. Mi deseo al hablar de este tema es el beneficio de la obra.
Como cuerpo de Adventistas del Séptimo Día, creemos que esta iglesia permanecerá hasta que Cristo venga. Quienes estudiaron historia de la iglesia, saben que cada denominación que ha salido de cuerpos establecidos ha proclamado verdades gloriosas. Hombres de Dios los han iniciado con motivos elevados y principios puros; y luego, paso a paso, el enemigo ha minado su integridad, hasta que cada iglesia se ha alejado de sus principios iniciales. La Iglesia Adventista del Séptimo Día, creemos que permanecerá firme hasta el fin, pero es por el poder de Dios y la obediencia a sus mensajes de advertencia que esperamos ser guardados del desvío y los engaños que han surgido en otras iglesias.
El ataque del enemigo sobre la iglesia ha sido sobre líneas definidas, las mismas líneas sobre las que atacó a nuestros primeros padres. Ante todo, logró separarlos y luego engañó a Eva en relación con la obediencia a Dios. Así que su mayor esfuerzo contra esta iglesia ha sido la obra de separación, una obra extraña contra la unidad. Satanás ha procurado separar de la iglesia las partes más preciosas de su obra. Siempre se ha opuesto a la obra unida de enseñar el evangelio y sanar a los enfermos. En varias formas sutiles ha hecho esfuerzos para denigrar el sábado, y llevarnos a sentir que la obra humanitaria era tan valiosa que, en el proceso de su realización, podríamos descuidar los reclamos sagrados del sábado de Jehová.
La oposición más agotadora han surgido contra los medios que Dios ha escogido para el fortalecimiento y la conducción de su iglesia, una oposición que se manifiesta en los esfuerzos por minar la confianza en los mensajes que Dios envía a su pueblo mediante los ministros del evangelio, los maestros en nuestras escuelas y el agente escogido que él ha señalado para dar su mensaje especial de advertencia y consejos a la iglesia. Y finalmente el ataque ha sido sobre la Deidad. Se hacen esfuerzos para colocar al hombre en el lugar de Dios, y si esto se consigue, se completará la obra de apostasía.
A medida que se estudian los Testimonios de advertencia y consejo para esta iglesia, se encontrará que el contenido de esos testimonios sigue muy de cerca la línea de ataque del enemigo. Han estado llenos de advertencia contra la separación, contra construir y elevar indebidamente una rama de la obra evangélica y unir todo lo que se pueda con ella. Hacemos bien en sentir temor de esa obra ambiciosa, no está aún completa; continuará en varias formas, y en cualquier forma que surja ante nosotros, debemos temerla.
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Las Escrituras dicen que una casa dividida contra sí misma no puede permanecer. Pero ha habido un movimiento por muchos años entre este pueblo, para causar división de la casa. Y estoy agradecido de ver en esta asamblea un cuerpo de gente que trabaja junta por la unidad de la casa. Continuemos trabajando en esas líneas. Pero ¿cómo se logrará la unidad completa? Varias años atrás, el pastor Irwin presentó a mi madre en Australia algunas de las inquietudes que tuvimos que enfrentar, y recuerdo muy bien su respuesta. “Esta lucha”, dijo ella, “nunca se concluirá, hasta que sea decidida por nuestros hermanos y hermanas al trabajar juntos en el campo”. Y a medida que avanza el tiempo, veo más y más claramente que el campo es el lugar donde trabajar para aclarar las dificultades de tal forma que haya una unión perfecta.
Si los que asisten a esta convención van a sus hogares y unen cada característica y rama de la obra en nuestras iglesias y asociaciones, vendrán luz y poder. Al trabajar por la humanidad, el Salvador predicó el evangelio y sanó a los enfermos. Si hacemos más de esta obra, no necesitaremos discutir tanto sobre planes en nuestras comisiones y concilios.
Aparente falta de armonía
Por años ha habido perplejidad en las mentes de muchos de nuestro pueblo debido a lo que pareciera ser una contradicción en las enseñanzas de los Testimonios. Podría ilustrarlo haciendo referencia a lo que se escribió en relación con la obra médica antes y después de las sesiones de la Asociación General en 1897. Antes de ese congreso, mi madre me leía de tiempo en tiempo muchas, pero muchas cosas que ella estaba escribiendo, que mostraban que el Señor le había revelado en forma tan clara como el día, los movimientos que se estaban produciendo en el centro de nuestra obra misionera médica, en la crítica al ministerio y la iglesia, y en la exaltación de la obra médica por encima de todas las otras ramas. Y se le delineó claramente a lo que eso conduciría.
Después del congreso, parecía que había llegado el tiempo de que se publicaran estas cosas, pero, para mi sorpresa, mi madre leyó estas cosas y las dejó a un lado, y más tarde las envió en forma privada a los médicos líderes y sus asociados, advirtiéndoles contra estos peligros. Envió algunas en forma privada a los ministros. Entonces escribió artículos para los periódicos para que pudieran ser transmitidos a nuestro pueblo, reprochándoles por su desvío y su falla en seguir una norma correcta para vivir la reforma de salud. También reprochó a los ministros por no hacer de la obra médica misionera, la obra de las iglesias. Nuestro pueblo fue reprochado agudamente por no relacionarse con el Dr. Kellogg y el sanatorio.
Algunos de nuestro pueblo vieron en esto lo que parecía ser una contradicción, y algunos de ellos tropezaron con esto y tropiezan actualmente. Otros dijeron que podría haber sido una prueba severa para la hermana White el escribir testimonios de reproche para sus antiguos amigos. Debía ser que cuando ella tenía que escribir estas cosas que el Señor le había revelado en relación con la obra médica, que sus años de amistad, su simpatía y su cariño por el Dr. Kellogg eran tan fuertes, que ella no tuvo el valor de escribirlos, y, en lugar de eso, ella sacó estas apelaciones para que el pueblo lo apoyara. Sé que ésta no fue la razón, pero no pude discernir en ese momento la razón real para el curso de acción que siguió.
Incluso fue de gran perplejidad para mí en ese momento, como lo fue para otros, pero esa misma experiencia, según la veo actualmente, es una de las evidencias más firmes de la sabiduría y del poder de Dios para dirigir y conducir a su sierva en la forma en que los testimonios debían salir. Algunos de los testimonios de advertencia, consejo y súplica, se enviaron en forma privada, y se les dio tiempo para que hicieran su obra. Otros, que mostraban los peligros que ocuparían a la obra médica, se los archivó. Dios se los revelaba a su mensajera mucho antes que el mensaje tuviera que ser entregado.
Preguntémonos, ¿cuáles hubieran sido los resultados si las advertencias y reproches en relación con los errores en la obra médica se hubieran hecho públicos cuando los recibió por primera vez? Muchos de nuestro pueblo estaban tan poco convencidos de la obra de la reforma pro salud, que la hubieran abandonado, y le hubieran vuelto las espaldas a los médicos y enfermeras, y muchos hubieran regreado con alegría a sus potajes con carne, como lo están haciendo algunos en la actualidad. Hubiera seguido en forma natural, una gran apostasía denominacional en cuanto a la reforma pro salud.
El pueblo no estaba listo para lo que se les estaba enviando a los líderes, por tanto los mensajes necesarios para los líderes fueron enviados a los líderes, y al pueblo se le envió lo que necesitaba. ¿Cuál hubiera sido el resultado?
Mediante la misericordia de Dios, una gran victoria se ha ganado y se ha conducido a nuestro pueblo a tomar una posición decidida como reformadores de la salud; cientos se han dado a sí mismos para la obra de ayuda cristiana, y se han delineado planes por los que muchos en la iglesia están procurando hacer la obra unida de sanar y enseñar. Agradezco a Dios por su forma de guiarnos, que para algunos ha sido misteriosa.
Hay muchas cosas en conexión con los testimonios, y en la oposición a ellos, que han sido pruebas muy dolorosas para mi, y en momentos de gran perplejidad he vuelto mi rostro a Dios con agonía en mi alma y le he dicho, “Oh Señor, ¿por qué escogiste a mi madre para que sea el instrumento en esta obra? ¿Por qué permitiste que nos llegara tanta perplejidad y tanta angustia?” Fue en momentos como ese cuando leí los manuscritos de los capítulos de El Deseado de todas las gentes, en los que se relata la experiencia de los discípulos cuando estaban angustiados y perplejos, porque las enseñanzas y la forma de vida de su Maestro parecían dejar abierto el camino para la incomprensión y la crítica (Capítulos 40-44). Dije entonces, “Padre, si es tu voluntad que tu pueblo de todas las edades sea angustiado y tenga perplejidad, ayúdame a tener esta experiencia con humildad e inteligencia”.
Muchas veces he hallado cosas en los testimonios, como también en la Biblia, que no comprendía, que no podía explicar ni encontrar armonía. Estas cosas las llevaba ante el Señor y decía, “Aquí Señor hay algunas cosas que no entiendo; te las dejo, ayúdame a ir hacia adelante y a hacer la obra que se me ha dado que hiciera; y cuando llegue el momento, que pueda ver claramente lo que tú deseas que entienda. Señor, tómame de la mano y condúceme por el camino recto y angosto”.
No comprendo muchos de los Testimonios. En muchos casos, si se me encargara que fuera discreto en el asunto, no los enviaría. Pero ése no es mi trabajo. Más de una cosa que pasa por mi mano y va dirigida al pueblo, la despacho rogando a Dios que ayude a quienes le son enviadas y la comprendan. Y ¿no es un hecho de que el mensaje significará más para la persona a la que va dirigido que para quienes lo copian, y más incluso que el que lo escribe?
Déjenme ilustrar este punto. En la sesión de la Asociación General, cuando reorganizamos la Asociación General, y estábamos en gran perplejidad sobre el mejor método de trabajo, mi madre llamó a que se reunieran, en el cuarto de la comisión en el tabernáculo, a los presidentes de la asociación y a los administradores de las instituciones, y les leyó un testimonio basado en Isaías 8:12-14, que era una decidida reprensión para nosotros en relación con confederarnos.
Había en ese momento ante nosotros, dos planes para la confederarnos. Uno era nuestra unión con los de afuera en la obra de la libertad religiosa, y la otra la cuestión del alcance de la obra de la Asociación General. Algunos aplicaron el testimonio a lo primero. Otros de nosotros sentimos en nuestros corazones que debía aplicarse también a nuestros planes para la Asociación General.
Pero en lugar de reunirnos y estudiar y orar sobre el asunto hasta que comprendiéramos lo que significaba para nosotros, llamamos a otra reunión y le pedimos a la hermana White que viniera y nos explicara el asunto que nos tenía perplejos. Le preguntamos si el mensaje se aplicaba a lo que estábamos planificando para la reorganización de la Asociación General. Dijo que no podía responder a la pregunta. Luego dijo, “Por supuesto, no se aplica a eso”.
No estudiamos ni oramos al respecto hasta que recibiéramos luz, sino que llevamos adelante nuestros propios planes. Unos seis u ocho años después, le fue mostrado más amplia y claramente a mi madre que el testimonio nos fue dado para que en aquel momento nos salvara de realizar aquellos planes que resultasen en la unión de varias líneas de la obra en una conexión no satisfactoria y no rentable.
A menudo cuando vamos a mi madre y le pedimos que nos explique las cosas que ella dijo o escribió, ella dice: “No puedo explicarla; ustedes pueden comprenderla mejor que yo. Si ustedes no la comprenden, oren al Señor y él los ayudará. ¿No es ésa una forma correcta de tener una comprensión adecuada de los Testimonios?
Influencia personal
La cuestión de la influencia personal es una cuestión que causa perplejidad a muchos. La cuestión es, ¿pueden ir las personas a la hermana White y presentarles sus necesidades y sus puntos de vista, y al presentarle los asuntos como ellos los ven, influenciar el carácter de los Testimonios y asegurarse que se produzca algo en armonía con sus mentes? – No, por cierto. Si alguno cree esto, asegúrenle que no es así.
Ustedes saben que en la década de 1890, se estaba propiciando que la obra en Battle Creek creciera desproporcionalmente. Esto fue conducido por financieros fuertes, hombres que tenían una gran influencia con el presidente de la Asociación General. A la luz de los consejos dados inmediatamente después de la reunión de la Asociación General en Minneápolis, y durante los años que siguieron, cuando hubo demasiada centralización de las responsabilidades en Battle Creek y al ver los esfuerzos por distribuir la responsabilidad dividiendo los campos, y eligiendo presidentes distritales, hubo hombres que trabajaron incansablemente para continuar la obra de centralización.
Fue una obra unir todo, haciendo que la administración de todo estuviera en lo posible bajo el control de unos pocos hombres en Battle Creek, y una excesiva ampliación de las instituciones en ese lugar. Los testimonios de mi madre se opusieron fuertemente contra esto. Envió muchas advertencias y sobrellevó una carga pesada en su corazón por el carácter incorrecto que se le estaba dando a la obra. Yo no podía comprender porqué mi madre debía continuar llevando esta carga después de haber escrito a los hombres responsables varias veces, y le rogué que dedicara su tiempo y energías a la escritura de sus libros.
Por años he sentido que era mi privilegio hacer todo lo que podía para llamar la atención de mi madre a los rasgos más felices de nuestra obra, a muchas de las experiencias prometedoras en nuestras instituciones y asociaciones. Yo razonaba que, como el Señor había escogido a mi madre para que fuera su mensajera para corregir los errores en la iglesia, abriendo ante ella los peligros, los errores, las equivocaciones, las debilidades y las impiedades de los hombres, y que como estas revelaciones cargaban su corazón casi hasta la muerte, no era por tanto un error de mi parte el reunir todas las palabras de gozo, todas las buenas nuevas que confortaran su corazón y cada incidente que le mostrasen el poder de Cristo obrando en la iglesia, y que harían manifiesto el mejor lado de las obras de los hombres que estaban llevando pesadas responsabilidades en la obra del Señor. Por tanto, procuraba llamar su atención hacia el lado brillante de las cosas. Cuando un hermano hablaba bien de lo que otro hermano estaba haciendo, trataba de llamar su atención a ese hecho. Las críticas y las acusaciones que un hermano hacía de otro, debía tratar de mantenerlas para mí solamente. Sé que esto es muy diferente de las representaciones que se les hicieron a algunos en relación con el carácter y el objetivo de mi obra, pero les aseguro que ésto es lo que me he propuesto hacer.
Bien, un día mientras estábamos viviendo en Cooranbong, New South Wales, recibimos cartas del presidente de la Asociación General, llenas de registros alentadores, contándonos acerca de las buenas reuniones campestres, y cómo algunos de estos hombres de negocios, que habían sido reprendidos por los testimonios, estaban saliendo a varios estados y hablando en las reuniones de campamentos, y cómo estaban teniendo una nueva experiencia espiritual, y eran de gran ayuda en las reuniones.
Nos causó mucha felicidad la lectura de estas cartas. Estábamos francamente gozosos con esto, y nos unimos en alabanza al Señor por los buenos informes. Imaginen mi sorpresa cuando durante la tarde del día siguiente, mi madre me contó que le había estado escribiendo a estos hombres de quienes habíamos recibido buenos informes, y entonces ella me leyó la mayor crítica de largo alcance, la mayor advertencia dada que se escribieran alguna vez a ese grupo de hombres porque habíamos trazado planes y principios incorrectos en la obra del Señor. Esa fue una gran lección para mí en relación con la influencia personal.
En años recientes, vi repetirse esas experiencias. Muchas personas visitaron a mi madre en su hogar con la convicción de que la presentación personal de su obra y planes influirían en mi madre para que los recomendara. Han sido bien recibidos en nuestro hogar; disfrutamos de su sociedad y nos sentimos felices con su amistad, pero cuando mi madre se ponía a escribir, era lo que el Señor le había enseñado. A veces era muy alentador y otras veces era como hierro candente presionando en el corazón, porque el espíritu de sabiduría discernía que había resultados que seguían a los planes propuestos, que serían en perjuicio de la causa de Dios, y la mensajera estaba obligada a hablar lo que Dios le había dado que hablara.
Entonces ¿cómo es que hay algunos que han tenido la oportunidad de presentar a la hermana White sus planes, sienten que ella es influenciable, y que algunas veces favorece un lado y otras veces a otro lado? Hermanos, el campo de la lucha entre los principios correctos e incorrectos es amplio, y se extiende más allá de nuestra concepción ordinaria. Hay debilidad en todos los lados, y a menudo cuando los asuntos se abren a la mente de mi madre, se le presentan a ella como que si se toma cierto curso, ciertos resultados seguirán, y si tales y tales cosas se hacen, seguirán por cierto otros resultados. Con tal presentación del campo, el momento y la forma de enviar los mensajes a la iglesia están afectados en gran medida por el progreso de la obra.
Cuando hombres buenos y fuertes, como los maestros que lideran nuestras escuelas, están perplejos sobre algún punto, y vienen y presentan a mi madre sus puntos de vista en relación a los peligros y los deberes del momento, y piden su consejo, ¿qué hace ella? ¿Comienza ella al inicio de la entrevista a señalarles en qué están equivocados? No, por cierto. Ella sabe que estos hombres están cargados con una gran obra que por lo general no se aprecia, y sabe que para ayudarlos en forma más exitosa, debe mostrar que ella comprende sus motivos y el peso de sus cargas. Naturalmente, lo primero que hace es expresar toda palabra de confianza que pueda en forma sincera en relación con la tarea que están haciendo; y reconoce los daños y peligros en la iglesia que ellos ven, mostrando en qué extensión estos daños y peligros se le han revelado a ella. Luego, por lo general, indica los puntos débiles en la obra que hacen y los peligros que están en sus caminos, y les advierte sobre asuntos que pueden haber pasado por alto.
Un hombre que representa otro lado de la obra puede hablar con ella de la misma experiencia. Ella también expresa confianza en sus esfuerzos. Reconoce el peligro que puede tener la labor, y luego señala la debilidad de su obra, y los peligros que la rodean. Ahora, si estos hombres avanzan y recuerdan claramente lo que se les dijo que estaba en armonía con sus puntos de vista, y se olvidan lo que se les dijo que debían corregir de sus planes y obra defectuosos, sus puntos de vista e informes sobre los consejos de la hermana White a menudo difieren.
Al referencia a mi relación con la obra de mi madre, una gran mayoría dice que W. C. White se mantiene cerca de su madre, y que le hace sugerencias y le da indicaciones sobre esto o aquello, y que así ejerce una influencia marcada sobre la obra que ella hace. ¿Cuáles son los hechos? A menudo por semanas antes de una sesión general, y a veces por meses antes de la sesión de la Asociación General, se coloca una carga sobre mi madre en cuanto al carácter de la obra que ella debe hacer en la reunión siguiente. Y mientras la entrevisto día a día, ella me habla de lo que se le ha presentado durante la noche en relación con la tarea que está ante ella en la siguiente reunión.
Antes de la conferencia en Oakland, ella me presentaba, mañana tras mañanas, a veces durante tres o cuatro mañanas seguidas, lo que estaba escribiendo; y luego dejaba a un lado sus escritos y me comentaba el carácter de los temas y luchas de esa reunión. Ella decía que en la reunión ocurrirían tales y tales movimientos, y que si yo asistía, debería soportar un fuerte testimonio de reproche. Ella presentaba los peligros que podían surgir de los puntos de vistas incorrectos de los médicos, y los peligros que surgirían de varios de los puntos de vistas incorrectos de los hombres de la Asociación General. Y ella delineaba las posturas que se vería obligada a tomar en la reunión.
A menudo yo me sentía impaciente por salir de la oficina y terminar mi labor diaria, pero sentía que había un propósito por el cual me relataba esos asuntos a mí, y por tanto ofrecía una oración silenciosa al Señor para que me ayudara a recordar estas cosas, para que si llegaba el momento en que debía conocerlas, estuvieran claras en mi mente. Como resultado de esto tuve, en ocasión de la reunión, una clara comprensión del curso que ella intentaba seguir en la Asociación General.
Cuando se llamó a la sesión de la Asociación General, mi madre me decía que la carga sería tan grande que ella preferiría no ir, y a veces pensamos que no tenía la fuerza para hacerlo. Pero el Señor le dio fuerza y valor, y asistió a las reuniones. Vinieron los pastores Daniells y Prescott, en el momento en que ella lo solicitó, para hablar con ella sobre el progreso de la reunión, y le presentaron sus puntos de vista, planes e inquietudes, y le pidieron consejo. Entonces vinieron los hermanos Paulson y Sadler, cuando ella lo pidió, y les presentaron sus puntos de vista de las cosas. Ustedes recordarán que el hermano Sadler había estado trabajando con nosotros en California. Mientras mi madre les daba consejo y los alentaba, yo me preguntaba si sería posible que el curso de sus charlas para la Asociación fueran a cambiar en alguna forma según ella había planeado mediante los hechos que surgirían de estas entrevistas con los hermanos.
Cuando llegó el momento de que mi madre presentara su testimonio ante la conferencia, noté que cada expresión estaba en perfecta armonía con el perfil que me había presentado día tras día, durante los meses anteriores. Recordaré mientras viva, que no pude encontrar que ella modificara ni un pelo la línea de pensamiento previamente adoptada al presentarla ala reunión. Éste es el resultado de mi observación sobre el asunto de la influencia personal.
La integridad de los escritos de la hermana White
En relación con la integridad de los escritos que salían de la oficina de mi madre, les puedo asegurar que mi madre es responsable, intelectualmente responsable, por las cartas, manuscritos y otros documentos que salían de su oficina con su firma.
El Señor ha bendecido a mi madre con bienes, ayudantes responsables, personas afectuosas y temerosas de Dios, que jamás en sus vidas se atreverían a entremeterse con sus testimonios en algún modo.
Mi madre escribía muy rápido. Producía la mayoría de sus escritos por la mañana temprano. A menudo escribía sobre muchos temas en una carta o manuscrito, a medida que tema tras tema surgían en su mente. Estos manuscritos los pasaba a alguien que era experto en leer sus escritos, para que los copiara en la máquina de escribir, y luego se los devolviese a mi madre para que los examinase e hiciese las correcciones, cambios y agregados que viese conveniente. Luego se los copiaba nuevamente y se los enviaba de acuerdo con las directivas de mi madre.
Algunas veces una carta personal extensa contenía asuntos que le gustaría usar en una carta más general para que se envíe a un grupo de obreros. Otras veces contenía material para un artículo de uno de nuestros periódicos, o un capítulo de un libro.
Algunos de los capítulos más preciosos de El Deseado de todas las gentes están hechos de asuntos escritos primeramente en cartas a hombres que trabajaban bajo circunstancias difíciles, con el propósito de levantarles el ánimo e instruirlos en relación con su trabajo. Algunas de estas preciosas lecciones sobre la experiencia cristiana que se ilustran en la vida de nuestra Salvador, fueron primero parte de cartas a mi hermano Edson, cuando estaba luchando con muchas dificultades de su trabajo en el Mississippi. Otras se escribieron primeramente al pastor Corliss, cuando sostenía una discusión con un astuto Campbellita en Sydney.
Cartas recibidas
Mi madre recibe muchas cartas. Algunas de ellas son registros de avance; otras relatan las historias de los tratos misericordiosos de Dios con su pueblo. Unas son de extraños, que preguntan muchas cosas que ella no puede responder, porque los temas sobre los cuales el Señor le da luz, raramente son temas que ella escoge.
Hay cartas que proceden de hombres que soportan pesadas cargas, pidiendo consejos respecto de asuntos que los inquietan. Algunos han adoptado la práctica de enviarme las cartas con asuntos que los inquietan, pidiendo que si es razonable y justo, lleve el asunto a mi madre, pero que si ella está débil o presionada con otras cargas, que le presente el asunto en otra ocasión. A menudo me llegan estos comunicados cuando la mente de ella está absorbida con algunos temas difíciles, y dejo el asunto en remojo, para que espere a un momento más favorable. Frecuentemente sucede que en el transcurso de una o dos semanas, encuentro que su mente pasa por los asuntos que se presentaron en algunas de esas cartas. Ella pregunta lo que está sucediendo en relación con ese asunto. Entonces le cuento que tengo varias cartas en la oficina sobre ese tema, y si ella lo solicita, se las traigo. Otras veces esas cartas no son una carga para su mente. Cuando el Señor dirige su mente a algún asunto, no es una carga para ella estudiar el asunto profundamente.
Información que procede de hombres
Hay una parte que deben hacer los hombres, al traer los hechos relacionados con el progreso de los acontecimientos, al escribir lo que sale de sus bocas a los mensajeros del Señor. Esto se puede notar en la experiencia de Pablo según se registra en 1 Corintios 1:11.
Mientras estábamos en Australia, se le delinearon claramente a mi madre los planes sobre los cuales debía desarrollarse nuestra obra educativa, y ella presentó estos planes a quienes estaban relacionados con la escuela. Estábamos rodeados de dificultades y la obra que estaba ante nosotros parecía imposible. Algunos deseaban avanzar con la obra muy rápidamente; otros eran cautos y deseaban esperar para estar seguros que se podría completar lo que se había comenzado. Teníamos nuestras luchas.
En una reunión importante, me propuse no contarle a mi madre de las inquietudes relacionadas con nuestra obra, sino que le diría al Señor todo lo relativo a ellas, y le pedí que nos enviara instrucción de acuerdo a nuestras necesidades. Cuando regresé a casa después de las reuniones de la Junta, tarde en la noche, dejé el asunto con el Señor, y le pedí que nos ayudara, y que nos enviara mensajes según lo dispusiera. Cada mañana iba a mi madre y le decía, “¿tienes alguna novedad para nosotros esta mañana?”. A veces respondía, “No sé si lo tengo; pero estuve en un consejo la noche anterior y estuvimos conversando sobre tal o cual tema”. Otras veces lo que me relataba no parecía tener ninguna relación con el tema que me preocupaba, y ocasionalmente daba respuesta a las mismas preguntas que yo había dejado con el Señor la noche anterior. Muchas veces lo que ella decía daba luz en forma directa a la inquietud que presenté en mi oración.
Una mañana, después de preguntarle a mi madre si ella tenía alguna novedad para nosotros, dijo “¿Qué están haciendo en la reunión de Junta? ¿Qué clase de momento están teniendo?” Le respondí, “No necesito decírtelo; el Señor puede contarte lo que necesites saber mejor que yo, y puede que no te lo cuente en forma imparcial”. Me dijo, “Willie, Willie, dime lo que están haciendo”. Le pregunté, “¿Por qué?”. Entonces ella dijo, “Se me presentó que están pasando un momento difícil, y que cuando lleguen a cierto punto, debo decirles algo. Necesito saber si han llegado a ese punto”. “Madre”, dije, “estamos teniendo momentos difíciles, pero por varias razones no deseo contártelo”. Entonces ella insistió, y le conté lo mejor que pude, desde mi punto de vista, sobre la situación de nuestra obra. Cuando hube terminado, dijo, “Eso está bien. Creo que no iré hoy, pero están muy cerca del momento en que deberé llevarles mi testimonio”. Pasaron uno o dos días, ella vino y nos relató lo que se le había presentado.
Algunos se preguntan por qué es que a veces cuando la hermana White habla, hacia el final de sus declaraciones ella se da vuelta y me dice, “¿He cubierto los puntos, Willie?”, y de esto han sacado la conclusión de que he estado preparando a mi madre en relación con lo tenía que decir en la reunión.
Frecuentemente ocurre que mi madre nos dice unos pocos días u horas antes de la reunión, la línea de pensamiento que desea presentar, y a veces me pide que le recuerde si se olvidó de algún punto en particular. Entonces, al cerrar sus declaraciones, se siente ansiosa por saber si se salteó algún rasgo particular de lo que deseaba decir.
Malentendido
Algunos se preguntan a veces si W. C. White no preparó a su madre para que supiera lo que debía decir a los ministros y administradores en relación con sus deberes y conexiones con la obra en general. Les contaré un ejemplo de lo que hago a veces, y cómo una buena mujer pensó que ella tenía la más clara evidencia de que yo me había encargado de contarle a mi madre lo que ella debía decirle a un ministro que estaba bajo una prueba severa, y que sentía que él necesitaba consejo y asesoramiento.
Al finalizar la sesión de la Asociación General realizada en Battle Creek, en 1901, los hermanos presionaron para que mi madre fuera a Indianápolis a la reunión general que se realizaría en ese lugar para que considerara la obra que habían realizado un grupo de trabajadores fanáticos que habían estado enseñando la doctrina de la carne santa.
Mi madre estaba cansada y sentía que no tenía fuerzas para llevar estar carga adicional. Reiteradamente me dijo a mí y a otros miembros de la familia que no se sentía capaz de asistir a esa reunión. Sentía que no tenía fuerzas para llevar su testimonio, lo que debería hacer si asistía a la reunión. Luego nos relató varias cosas que tendría que decir a los hermanos que habían estado enseñando esas doctrinas extrañas en Indiana. Repitió esto varias veces, así que recuerdo en forma muy clara lo que ella dijo que debía testificar si iba a Indiana. Finalmente decidió que iría. El Señor la fortaleció para el viaje y ella dio su testimonio ante una gran congregación de nuestro pueblo en una forma clara y decisiva. Después de esto se le pidió que hablara a una gran audiencia pública el domingo por la tarde. Esto fue una gran carga para sus fuerzas, y al final estaba muy agotada.
El domingo por la tarde, tuve una extensa charla con uno de los ministros que apoyaban la doctrina extraña contra la cual mi madre había dado testimonio, y me pidió una entrevista con mi madre. Le dije que mi madre estaba muy cansada. Pero cuando vi que se sentiría muy dolido y lastimado si se le negaba una entrevista, le dije que haría lo que pudiera porque tuviese una entrevista el lunes por la mañana temprano. Esperaba ver a mi madre el domingo por la noche para comentarle del deseo que tenía este hermano de verla en la mañana, pero las tareas con reuniones me impidieron verla esa noche.
Durante el lunes, temprano por la mañana, fui a su cuarto y la encontré muy ocupada escribiendo. Luego me dijo que un asunto importante se había desplegado ante su mente durante la noche, y deseaba mucho escribirlo antes que cualquier cosa distrajera su mente del asunto. Entonces le comenté que había prometido a uno de los ministros que haría lo posible por arreglar una entrevista con ella temprano el lunes de mañana. Mi madre dijo, “Pero mi mente está ahora en este otro tema. He dado mi testimonio a nuestro pueblo y mi discurso a una gran audiencia me dejó sin fuerzas, y ahora tengo que escribir este tema. ¿Por qué tengo que entrevistarme con este hermano?” Nuevamente le hablé del deseo que él tenía de tener una entrevista con ella, y ella dijo, “¿Qué puedo decirle?” Entonces me di cuenta que el discurso del domingo por la tarde y el nuevo tema que tenía en mente habían eliminado de su pensamiento la cuestión del fanatismo de la carne santa, y por tanto le repetí algunas de las cosas que nos había contado en Battle Creek y que tendría que decir a estos hermanos si ella venía a Indiana. Después de llamar su atención a algunas cosas que debía decirle a los hermanos si ella venía a Indiana y que nos había repetido varias veces, su mente volvió a retomar esa línea de pensamiento, y luego fui por el hermano.
Durante esta conversación, una buena hermana que estaba en el cuarto contiguo había escuchado algunas de las cosas que dije. Le había hablado en voz alta a mi madre, y la hermana había escuchado mis palabras sin escuchar, quizás, lo que mi madre dijo, y estaba muy sorprendida e impresionada al escuchar que W. C. White le decía a su madre lo que debía decirle a un hermano perplejo. Por supuesto, el asunto se lo contó a otros, y el informa circuló a lo largo y a lo ancho por muchos meses antes de que me llamara la atención. Cuando el pastor Hankins me escribió sobre ello, le expliqué los hechos del caso, y no he escuchado más sobre ello desde entonces. Pero esto es una ilustración de cómo lo que es justo y correcto se puede malinterpretar y es considerado como un error serio por aquellos que tienen una comprensión parcial de los hechos en el caso.
A menudo ha sucedido que en razón de la instrucción que he recibido de mi madre, he asumido una posición de desacuerdo con algunos de mis hermanos en las reuniones, y luego, cuando mi madre ha tenido ocasión de escribir sobre el asunto, nuestros hermanos estaban impresionados y sorprendidos al encontrar que ella estaba apoyando aquellas cosas que yo había defendido, y llegaban a la conclusión de que había estado influenciando a mi madre; mientras que yo había tratado de representar en la comisión lo que ella me había enseñado y defendía. Su testimonio concordaba con aquellos planes y políticas que yo había defendido, sólo porque yo había defendido lo que ella me había enseñado.- (Firma) W. C. White –DF 107d.
Publicaciones Elena G. de White
Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día
Takoma Park, Washington 12, D. c.
20 de mayo, 1954
Algunos pensamientos claves de Elena G. de White sobre evangelización de ciudades
La urgente necesidad de compartir el mensaje del evangelio
Cuando pienso en las ciudades donde se ha hecho tan poco, donde hay tantos miles a quines amonestar acerca del pronto advenimiento del Salvador, experimento un deseo intenso de ver a hombres y mujeres que salgan a hacer la obra con el poder del Espíritu, llenos del amor de Cristo por las almas que perecen…
Todos necesitamos estar completamente despiertos con el fin de hacer avanzar la obra en las grandes ciudades a medida que se abren las puertas. Nos hemos quedado muy atrás en seguir la instrucción que se nos ha dado acerca de entrar en estas ciudades y erigir en ellas monumentos para Dios. Debemos guiar a las almas paso a paso hacia toda la luz de la verdad. Y debemos continuar la tarea hasta dejar una iglesia organizada y construida una humilde casa de culto.- Testimonios para la iglesia, vol. 7, p. 42 (1902).
¡Ojalá pudiésemos ver las necesidades de esas ciudades como Dios las ve! En un tiempo como éste, cada mano debe encontrar ocupación. ¡El Señor viene, el fin se acerca; sí, se aproxima apresuradamente!- Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 9, p. 83 (1909).
Ahora hay recursos comprometidos que deberían utilizarse para entrar en ciudades donde no se ha trabajado en Europa, Australia, Estados Unidos y regiones lejanas. Esas ciudades se han descuidado durante años. Los ángeles de Dios están esperando que dediquemos nuestro trabajo a sus habitantes. De pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, debe proclamarse el mensaje de amonestación, no con ostentación sino con el poder del Espíritu, por intermedio de hombres de fe (Manuscrito 11, 1908).- El evangelismo, p. 314.
Una tarea que requiere esfuerzos mancomunados
En relación con la proclamación del mensaje en las ciudades populosas, hay diversas clases de obras que pueden llevar a cabo obreros de diversos dones. Algunos de ellos deben trabajar de un modo, y otros de una manera diferente. El Señor desea que se trabaje en las ciudades mediante los esfuerzos unidos de obreros de diversas capacidades. Todos deen volverse hacia Jesús en busca de instrucciones, y no depender de la sabiduría humana porque podrían descarriarse. Como colaboradores con Dios, deben procurar mantenerse en armonía mutua. Debieran consultarse con frecuencia y colaborar con entusiasmo y sinceridad. Pero todos debieran contemplar a Jesús en busca de sabiduría y no depender únicamente de la dirección humana.- Testimonios para la iglesia, vol. 9, p. 89 (1909); Obreros evangélicos, p. 348.
El Señor está llamando a hombres y mujeres que tienen la luz de la verdad para este tiempo a que se comprometan con la obra misionera genuina y personal. Los miembros de iglesia que viven en las ciudades han de ejercitar especialmente, con toda humildad, los talentos que recibieron de Dios al trabajar con aquellos que están dispuestos a escuchar el mensaje que debiera darse al mundo en este momento. Hay grandes bendiciones almacenadas para aquellos que se rinden completamente al llamado de Dios. Mientras tales obreros se encargan de ganar almas para Jesús, encontrarán que muchos que nunca podían ser alcanzados en ninguna otra forma responderán a los inteligentes esfuerzos personales.— Medical Ministry [Ministerio médico], p. 332 (1910).
Los ministros ordenados solos no pueden hacer frente a la tarea de amonestar a las grandes ciudades. Dios llama no solamente a ministros, sino también a médicos, enfermeros, colportores, obreros bíblicos, y a otros laicos consagrados de diversos talentos que conocen la Palabra de Dios y el poder de su gracia, y los invita a considerar las necesidades de las ciudades sin amonestar. El tiempo pasa rápidamente, y hay mucho que hacer. Deben usarse todos los agentes, para que puedan ser sabiamente aprovechadas las oportunidades actuales.- Los hechos de los apóstoles, p. 129 (1911).
En toda gran ciudad debe haber cuerpos de obreros organizados y bien disciplinados; no meramente uno o dos, sino veintenas deben ser puestos al trabajo. Pero aún queda sin resolver una cuestión que causa perplejidad, cómo serán sostenidos...
Debe darse más atención al entrenamiento y educación de misioneros con una referencia especial para trabajar en las ciudades. Todo grupo de obreros debe estar bajo la dirección de un jefe competente, y, siempre ha de mantenerse ante estos grupos el hecho de que han de ser misioneros en el más alto sentido del término. Tal labor sistemática, sabiamente conducida, producirá benditos resultados.- Medical Ministry [Ministerio médico], pp. 300, 301 (1892).
Educad a hombres y mujeres jóvenes para que se conviertan en obreros en sus propios vecindarios y en otros lugares. Que todos determinen adquirir habilidad para llevar a cabo la obra para este tiempo, y que se preparen para hacer el trabajo al que mejor se adapten.
Muchos jóvenes que han recibido la educación debida en sus hogares deben ser preparados para el servicio y animados a elevar el estandarte de la verdad en nuevos lugares por medio de un trabajo bien planeado y fielmente realizado. Al relacionarse con nuestros ministros y obreros experimentados en el trabajo en la ciudad, obtendrán un entrenamiento apropiado. Actuando bajo la dirección divina y sostenidos por las oraciones de sus compañeros en la obra de más experiencia, pueden llevar a cabo un trabajo satisfactorio y bendecido. Al unir sus esfuerzos con el de los obreros de más edad, y al utilizar sus energías juveniles en forma provechosa, tendrán el compañerismo de los ángeles celestiales; y como colaboradores de Dios, tienen el privilegio de cantar, orar, creer y trabajar con valor y libertad…
No debieran demorarse los planes para preparar a los miembros de la iglesia. Elegid para que trabajen en las grandes ciudades a personas que sean totalmente consagradas y que comprendan el carácter sagrado y la importancia de la obra. No enviéis a los que no estén calificados en este sentido. Se necesitan personas que promuevan los triunfos de la cruz, el celo, la determinación y la fe que son indispensables en el campo misionero.- Testimonios para la iglesia, vol. 9, pp. 96, 97 (1909).
Deben establecerse iglesias, restaurantes y misiones en las ciudades, pero no grandes instituciones
Tenemos que hacer más de lo que hemos hecho hasta ahora para alcanzar a los habitantes en nuestras ciudades. En ellas no debemos construir edificios grandes. Vez tras vez se me ha dado luz acerca de la necesidad de establecer instituciones pequeñas en las ciudades, que sirvan como centros de influencia.
El Señor tiene un mensaje que dar en nuestras ciudades, y debe ser proclamado durante las reuniones campestres, mediante todo tipo de esfuerzos públicos, y también por medio de nuestras publicaciones. Además de esto, en las ciudades se deben establecer restaurantes vegetarianos que se dediquen a promover el mensaje de la temperancia. En conexión con estos restaurantes se deben hacer arreglos para la celebración de reuniones. Toda vez que se pueda, provéase una sala donde los clientes puedan asistir a pláticas acerca de la ciencia de la salud y la temperancia cristiana, y recibir instrucciones relativas a la preparación de alimentos sanos y sobre otros temas importantes. En estas reuniones se debería orar y cantar y hablar, no sólo acerca de salud y temperancia, sino también sobre otros temas bíblicos apropiados. A medida que se enseña a la gente a conservar la salud física, se descubrirán muchas oportunidades para sembrar las semillas del Evangelio del reino.- Testimonios para la iglesia, vol. 7, p. 114(1902).
En toda ciudad debiera haber una misión de ciudad, que sea una escuela de entrenamiento para obreros. Muchos de nuestros hermanos deben soportar la condena a la vista de Dios porque no han hecho la misma obra que Dios quería que hicieran.
Si nuestros hermanos usaran las habilidades que Dios les dio para advertir a las ciudades, ángeles de Dios irán con seguridad delante de ellos para hacer impresión en los corazones de la gente por quienes ellos trabajan. El Señor tiene muchos miles que nunca se han arrodillado ante Baal. Que ninguno de nuestros ministros y médicos decaiga o se desaliente.- Medical Ministry [Ministerio médico], pp. 303-304 (1910).
El Señor nos ha indicado repetidamente que debemos trabajar en las ciudades desde puestos de avanzada ubicados fuera de ellas. En esas ciudades debemos tener casas de culto, como monumentos de Dios, pero las instituciones destinadas a la publicación de la verdad, a la curación de los enfermos y a la preparación de los obreros deben establecerse fuera de las ciudades. Es especialmente importante que nuestra juventud sea protegida de las tentaciones de la vida en la ciudad.- Mensajes selectos, vol. 2, p. 411 (1907).
Mucho más se puede hacer para salvar y educar a los niños de los que en la actualidad no pueden salir de las ciudades. Este es un asunto digno de nuestros mejores esfuerzos. En las ciudades han de establecerse escuelas de iglesia y en relación con esas escuelas deben trazarse planes para la enseñanza de estudios más avanzados cuando haya demanda de ellos (Review and Herald, 17-12-1903).- Conducción del niño, pp. 286, 287 (1903).
En la medida de lo posible, nuestras instituciones debieran estar ubicadas fuera de las ciudades. Debemos tener obreros para estas instituciones, y si están ubicadas en la ciudad, eso significará que las familias de nuestra gente deberán instalarse cerca de ellas. . . El Señor desea que su pueblo se traslade al campo, para que puedan establecerse en la tierra, puedan cultivar sus propias frutas y hortalizas, y donde sus hijos puedan ser criados en contacto directo con las obras de Dios manifestadas por medio de la naturaleza. Llevad a vuestras familias lejos de las ciudades; ese es mi mensaje.
La verdad debe ser dicha, ya sea que los hombres quieran escucharla o pasarla por alto. Las ciudades están llenas de tentaciones. Debiéramos planificar nuestra obra de tal manera que mantengamos a nuestros jóvenes tan lejos como sea posible de esta contaminación.
Las ciudades deben ser trabajadas desde puntos ubicados fuera de ellas. Dijo el mensajero de Dios: "¿No hay que amonestar las ciudades? Sí, pero no con el pueblo de Dios viviendo en ellas, sino por medio de sus visitas, para advertir a sus habitantes de lo que está por sobrevenir a la tierra".- Mensajes selectos, vol. 2, p. 182 (1902).
Dios ha advertido una vez tras otra que nuestras escuelas, casas editoras y sanatorios deben establecerse fuera de la ciudad, donde pueda enseñarse a los jóvenes con la mayor eficacia posible qué es la verdad. Que nadie procure utilizar los Testimonios para respaldar el establecimiento de grandes intereses comerciales en las ciudades. No invalidéis la luz que ha sido dada acerca de este asunto.
Se presentarán hombres que hablarán cosas perversas para contrarrestar las acciones que el Señor está induciendo a sus siervos a realizar. Pero ya es tiempo de que los hombres y las mujeres razonen partiendo de las causas para llegar a los efectos. Es demasiado tarde, sí, demasiado tarde para establecer grandes firmas comerciales en las ciudades; es demasiado tarde para llamar a hombres y mujeres jóvenes del campo para que vayan a las ciudades. En las ciudades están surgiendo condiciones que harán muy difícil que los que pertenecen a nuestra fe permanezcan en ellas. Por lo tanto será un gran error invertir dinero en establecimientos comerciales en las ciudades (Manuscrito 76, 1905).- Mensajes selectos, vol. 2, pp. 409-410 (1905).
Los creyentes deben planificar dejar las ciudades a medida que puedan hacerlo
A medida que transcurra el tiempo, cada vez será más necesario que nuestro pueblo salga de las ciudades. Durante años hemos recibido la instrucción de que nuestros hermanos y hermanas, y especialmente las familias con hijos, deberían planear salir de las ciudades a medida que puedan hacerlo. Muchos tendrán que trabajar laboriosamente para ayudar a abrir el camino. Pero hasta que sea posible salir, durante todo el tiempo que permanezcan en ellas, deberían ocuparse activamente en el trabajo misionero, por muy limitada que sea su esfera de influencia. Mientras rinden sus talentos y todo lo que son a Dios para que los use como él lo requiera; mientras muestran su consagración comprometiéndose en la obra misionera práctica dondequiera se presente la oportunidad, Dios los bendecirá con sabiduría y discreción, y a su manera y tiempo hará posible que ellos se coloquen a si mismos donde no estén rodeados constantemente con las influencias contaminantes de la vida moderna de la ciudad.- Review and Herand, 27 de septiembre, 1906.
Por la bendición de Dios se vencerán dificultades
En visiones de la noche se me mostró las dificultades que se deberán enfrentar en la obra de advertir a las gentes de las ciudades; pero a pesar de las dificultades y el desaliento, se deben hacer esfuerzos para predicar la verdad a todas las clases…
Mientras considero las condiciones reinantes en las ciudades, que tan manifiestamente se hallan bajo el poder de Satanás, me hago la pregunta: ¿Cuál será el fin de estas cosas? La maldad en muchas ciudades está creciendo. El crimen y la iniquidad dominan por doquiera. Nuevas especies de idolatría se introducen continuamente en la sociedad. En toda nación, la mente de los hombres es atraída por la invención de alguna cosa nueva. La temeridad en los hechos y la confusión de los pensamientos aumentan en todas partes. Ciertamente las ciudades de la tierra están llegando a ser como Sodoma y Gomorra.
Como pueblo, necesitamos acelerar la obra en las ciudades, que ha sido obstaculizada por la falta de obreros, medios y espíritu de consagración. En este tiempo, el pueble de Dios necesita volver el corazón plenamente a él, pues el fin de todas las cosas está cerca. Necesitan humillar sus mentes, y estar atentos a la voluntad del Señor, trabajando con fervoroso deseo, en aquello que Dios ha mostrado que debe ser hecho, a fin de amonestar a las ciudades con respeto a su ruina inminente.
El Señor desea que su pueblo se levante y haga la obra indicada. La responsabilidad de advertir al mundo no descansa sólo sobre los ministros. Los miembros laicos de la iglesia deben acompañar la obra de salvar almas. Por medio de las visitas misioneras y por una sabia distribución de nuestras publicaciones, muchos que nunca han sido advertidos, pueden ser alcanzados. Que los grupos se organicen para buscar las almas. Que los miembros de iglesia visiten a sus vecinos y les abran las Escrituras. Algunos pueden establecerse para trabajar en las zonas marginales, y así, mediante una planificación sabia, la verdad puede predicarse en todos los distritos. Con perseverancia en esta obra, se incrementará la aptitud para realizarla, y muchos verán el fruto de sus trabajos por la salvación de las almas. De esa forma la semilla será sembrada en muchos lugares, y la verdad se proclamará a todos.- Review and Herald, 25 de enero, 1912.
Debido a los hechos acontecidos el martes 11 de septiembre de 2001, han llegado muchas preguntas al Centro de Investigación White sobre el significado de algunas citas de Elena de White. A continuación se transcriben las citas de Elena de White sobre la ciudad de Nueva York con su contexto más amplio. En cuanto a la interpretación, ya es un poco más difícil. Tendemos a pensar que son predicciones generales, no profecías específicas. Por otra parte, necesitamos entender que todas son señales generales del fin, pero no razones para crear excitaciones no saludables. Creo que las mismas declaraciones nos orientan en este sentido.
También se transcriben algunas citas que indican precaución en cuanto a los comportamientos extremistas o alarmistas.
Declaración de Elena de White sobre ciudad de Nueva York
“Desde que ocurrió el terremoto de San Francisco han circulado muchos rumores concernientes a declaraciones que yo he hecho. Algunos han informado que mientras estaba en Los Ángeles, yo pretendí haber predicho el terremoto y el incendio de San Francisco, y que Los Ángeles sería la próxima ciudad en sufrir. Esto no es cierto. La mañana después del terremoto, yo no dijo otra cosa sino que ‘vendrán terremotos; vendrán inundaciones’; y que el mensaje de Dios a nosotros es que no debemos ‘establecernos en las ciudades malvadas’.
“No hace muchos años, un hermano que trabajaba en la ciudad de Nueva York publicó algunas noticias alarmantes con respecto a la destrucción de esa ciudad. Yo escribí inmediatamente a quien estaba a cargo de la obra allí diciéndole que no era sabio publicar tales noticias; que ello haría surgir una excitación que resultaría en un movimiento fanático, y que esto perjudicaría a la causa de Dios. Es suficiente presentar la verdad de la Palabra de Dios al pueblo. Las noticias alarmantes son perjudiciales para el progreso de la obra” (Review and Herald, 5 de julio de 1906”.
El 3 de agosto de 1903, la Sra. White escribió además con respecto a este informe sensacional:
“¿De dónde vino la noticia de que yo declaré que Nueva York ha de ser barrida por una ola gigantesca? Nunca lo he dicho. Yo he dicho, cuando veía los grandes edificios levantarse allí, piso tras piso: '¡Qué terribles escenas ocurrirán cuando el Señor se levante para sacudir terriblemente la tierra! Entonces se cumplirán las palabras de Apocalipsis 18:1‑3'. Todo el capítulo 18 de Apocalipsis es una advertencia de lo que ha de suceder en la tierra. Pero yo no tengo luz en particular con respecto a lo que ha de venir sobre Nueva York, y lo único que sé es que algún día los grandes edificios de esa ciudad serán derribados por el poder trastornador de Dios. Por la luz que me ha sido dada, sé que la destrucción está en el mundo. Una palabra del Señor, un toque de su poder terrible, y estas masivas estructuras caerán. No podemos imaginarnos el carácter terrible de las escenas que ocurrirán”.
El 1º de septiembre de 1902, la Sra. White escribió:
“En las grandes ciudades, tales como San Francisco, deben realizarse reuniones en carpas bien equipadas, porque de aquí a no mucho tiempo estas ciudades sufrirán bajo los juicios de Dios. San Francisco y Oakland están llegando a ser como Sodoma y Gomorra, y el Señor las visitará con ira”.
El 20 de junio de 1903 escribió: “Los juicios de Dios están en nuestro país. El Señor pronto vendrá. Con fuego, con inundación y con terremotos, él está advirtiendo a los habitantes de esta tierra de su próxima aparición. ¡Ojalá que el pueblo conozca el tiempo de su visitación! No tenemos tiempo que perder. Debemos hacer esfuerzos determinados para inducir a la gente del mundo a ver que el día del juicio está cercano”.
El 3 de junio de 1903 escribió: “Hay muchos con los cuales está luchando el Espíritu de Dios. El tiempo de los juicios destructivos de Dios es el tiempo de misericordia para aquellos que no tienen ninguna oportunidad para enterarse de la verdad. El Señor los considerará con ternura. Su corazón de misericordia es tocado; su mano está todavía extendida para salvar”.
El 12 de noviembre de 1902 escribió: “Está llegando el tiempo cuando vendrá la gran crisis de la historia, cuando todo movimiento en el gobierno de Dios será observado con intenso interés e inexpresable aprensión. En rápida sucesión los juicios de Dios caerán uno después de otro: fuego e inundación y terremotos, con guerra y derramamiento de sangre. Algo grande y decisivo tendrá necesariamente que ocurrir pronto” (Review and Herald, 5 de julio de 1906).
En febrero 15 de 1904 leemos: “Cuando estuve la última vez en Nueva York, fui llamada a presenciar de noche como se levantaban los edificios, piso sobre piso, hacia el cielo. Estos edificios tenían garantía contra el fuego y eran erigidos para glorificar a los propietarios. Estas estructuras se levantaban más y más alto, y en ellas se usaba el material más costoso. . .
“Mientras subían estos altos edificios, los propietarios se regocijaban, con un orgullo ambicioso, de que tenían dinero que invertir en glorificar el yo. . . Mucho del dinero que era invertido había sido obtenido por exacción, oprimiendo a los pobres. En los libros del cielo se guarda un registro de toda transacción comercial. Allí se registra todo trato injusto, toda acción fraudulenta. Viene el tiempo cuando los hombres en su fraude y en su insolencia llegarán a un punto que el Señor no les permitirá pasar, y ellos sabrán que hay un límite a la tolerancia de Jehová.
“La escena que en seguida pasó delante de mí era de un fuego alarmante. Los hombres miraban los edificios elevadísimos, pretendidamente a prueba de fuego, y decían: 'Están perfectamente seguros'. Pero estos edificios eran consumidos como si estuvieran hechos de resina. Las bombas de incendio no podían hacer nada para detener la destrucción. Los bomberos eran incapaces de hacerlas funcionar. Se me ha instruido en el sentido de que, cuando venga el tiempo del Señor, si no ha ocurrido un cambio en los corazones de los hombres orgullosos y de los ambiciosos seres humanos, hallarán que la mano que ha sido poderosa para salvar será poderosa para destruir. Ningún poder terrenal es capaz de detener la mano de Dios. Ningún material puede ser usado en la erección de edificios que los preserve de la destrucción cuando llegue el tiempo señalado por Dios para mandar retribución a los hombres por su insolencia y el descuido de su ley” (Review and Herald, 26 de abril de 1906). Elena G. de White, Notas biográficas (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1981), 450-453.
Precaución en cuanto a los mensajes alarmistas
"Los anuncios alarmantes son perjudiciales para el progreso de la obra. (Review and Herald, 5 de julio, 1906)" (El Evangelismo, 100)
"Os aseguro que estamos orando por vosotros y por la obra en la ciudad de Nueva York. Pero, por favor, eliminad los anuncios alarmantes de vuestras reuniones. Si una ola de fanatismo hiriera a Nueva York en estos días, Satanás trabajaría en las mentes humanas, poniendo en marcha una obra que ninguno de vosotros está preparado para dominar. No es excitación lo que necesitamos en este tiempo, sino esfuerzo sereno, persistente y devoto para la educación de la gente. (Carta 17, 1902)" (El Evangelismo, 100, 101)
"La verdad sagrada es deshonrada por la excitación.- Necesitamos ser reflexivos y tranquilos y contemplar las verdades de la revelación. La excitación no es favorable para el crecimiento en la gracia, para la verdadera pureza y la santificación del espíritu." (El Evangelismo, 444).
"Dios quiere que tratemos con la verdad sagrada porque únicamente esto convencerá a los contradictores. Hay que llevar a cabo un trabajo sereno y sensato..." (El Evangelismo, 444)
"Dios pide que su pueblo ande con sobriedad y santa consecuencia. Debieran ser muy cuidadosos para no representar erradamente ni deshonrar las doctrinas sagradas de la verdad mediante manifestaciones extrañas, por medio de la confusión y el alboroto. Esto hace que los incrédulos piensen que los adventistas son un conjunto de fanáticos. Así se crea el prejuicio que impide que las almas reciban el mensaje para este tiempo. Cuando los creyentes hablan la verdad tal como es en Jesús, manifiestan una calma santa y sensata y no un confuso alboroto. (Manuscrito 76a, 1901)" (El Evangelismo, 444)
"No debemos estimular un espíritu de entusiasmo que produzca fervor por un tiempo, pero que luego se enfríe dando lugar al desánimo y la depresión. Necesitamos el pan de vida que procede del cielo para vivificar el alma. Estudiad la Palabra de Dios. No seáis controlados por los sentimientos. Todos los que trabajan en la viña del Señor deben aprender que los sentimientos no son fe. No es necesario estar siempre en un estado de exaltación. Pero sí se requiere que tengamos una fe firme en la Palabra de Dios como la carne y la sangre de Cristo." (El Evangelismo, 106, 107)
EL ARCA DEL PACTO, ¿SERÁ HALLADA?
(Documento preparado en 1962 por R. L. Odom, editor del Index, y actualizado por el Patrimonio de Elena G. de White, 1989.)
Al examinar las enseñanzas de Elena de White para responder algunas preguntas concernientes al arca del pacto y las tablas de la ley de Dios que fueron escondidas, es esencial que tengamos en mente el hecho de que existen dos diferentes arcas del pacto – una en el santuario terrenal y otra en el santuario celestial – y que en cada una de ellas se ha guardado un ejemplar de las tablas de piedra sobre las cuales se escribió el decálogo. Estas dos arcas y estas dos tablas de la ley divina han sido escondidas de la vista de los hombres. Por tanto, es necesario saber cual de estas dos tablas de los diez mandamientos será mostrada a los habitantes de la tierra en el futuro.
El Decálogo en tablas de piedra en el Santuario Celestial
Los diez mandamientos han sido escritos en tablas de piedra y han sido guardados en el arca del pacto del santuario celestial, así como fueron escritos en tablas de piedras y preservados en el arca del pacto del santuario terrenal. Tal enseñanza la encontramos en las siguientes declaraciones de Elena de White:
Se me ordenó entonces que observara los dos departamentos del santuario celestial. La cortina o puerta, estaba abierta y se me permitió entrar. En el primer departamento vi el candelabro de siete lámparas, la mesa de los panes de la proposición, el altar del incienso, y el incensario. Todos los enseres de este departamento parecían de oro purísimo y reflejaban la imagen de quien allí entraba. La cortina que separaba los dos departamentos era de diferentes materiales y colores, con una hermosa orla en la que había figuras de oro labrado que representaban ángeles. El velo estaba levantado y miré el interior del segundo departamento, donde vi un arca al parecer de oro finísimo. El borde que rodeaba la parte superior del arca era una hermosa labor en figura de coronas. En el arca estaban las tablas de piedra con los diez mandamientos.- Primeros Escritos, p. 251.
Pero el Señor me dio una visión del santuario celestial. El templo de Dios estaba abierto en el cielo, y se me mostró el arca de Dios cubierta con el propiciatorio. Había dos ángeles, uno a cada lado del arca, con las alas extendidas sobre el propiciatorio y el rostro vuelto hacia él. Esto, según me dijo el ángel que me acompañaba, era una representación de cómo todas las cohortes del cielo miran con reverente temor la ley divina que fue escrita por el dedo de Dios. Jesús levantó la cubierta del arca y vi las tablas de piedra en que estaban escritos los diez mandamientos.- Notas biográficas, pp. 103, 104.
Pero el Señor me permitió contemplar el Santuario Celestial. El templo de Dios fue abierto en el cielo, y se me mostró el arca de Dios... Jesús levantó la cubierta del arca y vi las tablas de piedra donde se encuentra escritos los diez mandamientos.- Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 1, p. 76.
Al describir lo que se le mostró del santuario celestial y la obra final del ministerio de Cristo en el lugar santísimo, Elena de White dice:
Se me mostró que el residuo siguió por la fe a Jesús en el lugar santísimo, y al contemplar el arca y el propiciatorio, fue cautivado por su esplendor. Jesús levantó entonces la tapa del arca, y he aquí que se vieron las tablas de piedra con los diez mandamientos grabados en ellas.- Primeros escritos, pp. 255.
Y el arca que contenía la ley de Dios, y el altar del incienso, y otros instrumentos de servicio que se encontraban en el santuario terrenal, eran los mismos que los del lugar santísimo del santuario celestial. Al apóstol Juan, en santa visión, se le permitió entrar al cielo, y allí contempló el candelabro y el altar del incienso, y al abrirse el templo de Dios, vio también el “arca del testamento”. (Apoc. 11:19).- The Spirit of Prophecy, vol. 4, p. 261.
En el templo celestial, la morada de Dios, su trono está asentado en juicio y en justicia. En el lugar santísimo está su ley, la gran regla de justicia por la cual es probada toda la humanidad. El arca, que contiene las tablas de la ley, está cubierta con el propiciatorio, ante el cual Cristo ofrece su sangre a favor del pecador.- El conflicto de los siglos, p. 467.
En el templo celestial, la morada de Dios, su trono está asentado en juicio y en justicia. En el lugar santísimo está su ley, la gran regla de justicia, por la cual es probada toda la humanidad. El arca, que contiene las tablas de la ley, está cubierta con el propiciatorio, ante el cual Cristo ofrece su sangre a favor del pecador.- The Spirit of Prophecy, vol. 4, pp. 261-262.
El arca que estaba en el tabernáculo terrenal contenía las dos tablas de piedra, en que estaban inscritos los preceptos de la ley de Dios. El arca era un mero receptáculo de las tablas de la ley, y era esta ley divina la que le daba su valor y su carácter sagrado a aquélla. Cuando fue abierto el templo de Dios en el cielo, se vio el arca de su pacto. En el lugar santísimo, en el santuario celestial, es donde se encuentra inviolablemente encerrada la ley divina -la ley promulgada por el mismo Dios entre los truenos del Sinaí y escrita con su propio dedo en las tablas de piedra.- El conflicto de los siglos, p. 486.
Las tablas originales se guardan en el arca celestial
Las tablas de los diez mandamientos guardadas en el arca del pacto en el santuario celestial son los originales, mientras que las tablas guardadas en el arca del santuario terrenal es una trascripción o copia de las que se encuentran en el santuario celestial. Tal es la enseñanza de los siguientes párrafos del Espíritu de Profecía:
Mentes y corazones sacrílegos pensaron que tenían poder suficiente para cambiar los tiempos y la ley de Jehová; pero en los archivos del cielo, en el arca de Dios, están a salvo los mandamientos originales, escritos sobre dos tablas de piedra. Ningún potentado de la tierra tiene poder para sacar aquellas tablas de su sagrado escondedero debajo del propiciatorio.- Comentario bíblico adventista, vol. 7, p. 413; Signs of the Times, febrero 28, 1978.
Ellos (los adventistas) habían seguido por fe a su Sumo Sacerdote del lugar Santo al lugar Santísimo, y allí lo vieron ofreciendo su sangre ante el arca de Dios. Dentro de ese arca sagrada, se encuentra la ley del Padre, la misma que fue pronunciada por Dios mismo, en medio de los truenos del Sinaí, y escrita por su propio dedo en tablas de piedra. Ninguno de los mandamientos ha sido anulado; ni una jota ni una tilde ha sido cambiada. Mientras que Dios dio a Moisés una copia de su ley, preservó el gran original en el santuario celestial.- The Spirit of Prophecy, vol. 4, pp. 273, 274 (The Story of Redemption, pp. 379, 380).
Nadie podía dejar de ver que si el santuario terrenal era una figura o modelo del celestial, la ley depositada en el arca en la tierra era exacto trasunto de la ley encerrada en el arca del cielo; y que aceptar la verdad relativa al santuario celestial envolvía el reconocimiento de las exigencias de la ley de Dios y la obligación de guardar el sábado del cuarto mandamiento. En esto estribaba el secreto de la oposición violenta y resuelta que se le hizo a la exposición armoniosa de las Escrituras que revelaban el servicio desempeñado por Cristo en el santuario celestial.- El conflicto de los siglos, p. 488; The Story of Redemption, pp. 380, 381.
La ley de Dios que se encuentra en el santuario celestial es el gran original del que los preceptos grabados en las tablas de piedra y consignados por Moisés en el Pentateuco eran copia exacta.- El conflicto de los siglos, pp. 486, 487.
Las tablas guardadas en el santuario terrenal han sido escondidas con el arca en una cueva
Las tablas del decálogo, que se guardaban en el santuario terrenal, estaban en el arca cuando fue escondida en una cueva por hombres justos un poco antes de la destrucción del templo por los babilonios en el tiempo de Jeremías. Los siguientes párrafos de Elena de White no mencionan si Jeremías personalmente tuvo parte en esconder el arca:
Antes de la destrucción del templo, Dios informó a unos pocos de sus fieles siervos el destino de ese edificio, que era el orgullo de Israel, y que ellos idolatraban mientras al mismo tiempo pecaban contra Dios. También les reveló el cautiverio de Israel. Esos hombres justos, inmediatamente antes de la destrucción del templo, sacaron el arca sagrada que contenía las tablas de piedra, y con dolor y pesar la ocultaron secretamente en una caverna donde estaría escondida del pueblo de Israel por causa de sus pecados, para no serles restituida nunca más. El arca sigue escondida. Nadie la ha perturbado jamás desde que se la escondió. - Spiritual Gifts, vol. 4, pp. 114, 115 (1864); Spirit of Prophecy, vol. 1, p. 414 (1870); Historia de la redención, pp. 199, 200.
Entre los justos que estaban todavía en Jerusalén y para quienes había sido aclarado el propósito divino, se contaban algunos que estaban resueltos a poner fuera del alcance de manos brutales el arca sagrada que contenía las tablas de piedra sobre las cuales habían sido escritos los preceptos del Decálogo. Así lo hicieron. Con lamentos y pesadumbre, escondieron el arca en una cueva, donde había de quedar oculta del pueblo de Israel y de Judá por causa de sus pecados, para no serles ya devuelta. Esa arca sagrada está todavía escondida. No ha sido tocada desde que fue puesta en recaudo.- Profetas y reyes, p. 333 (publicado en 1917) (el énfasis ha sido agregado).
Nótese especialmente que Elena de White afirmó que el arca “nunca ha sido tocada desde que fue escondida”.
“Cuando principie el juicio”
De acuerdo con Elena de White, el tiempo llegará cuando las tablas de la ley, en las cuales están escritos los diez mandamientos, serán puestas a la vista de los habitantes de toda la tierra. Todas las declaraciones conocidas de Elena de White aparecen citadas en orden cronológico:
Las teorías humanas se exaltan, honran y colocan donde debieran estar Dios y su ley. Pero Dios no ha cambiado las cosas que han salido de sus labios. Su palabra permanecerá para siempre, tan inalterable como su trono. Cuando todo caso se decida en las cortes celestiales, este pacto será presentado, escrito claramente con el dedo de Dios. El mundo será citado ante el tribunal de la Justicia Infinita para recibir sentencia, una vida que se mide con la vida de Dios para la obediencia, y con la muerte para la transgresión.– Manuscrito 82, 1899. (Ver Review and Herald, 20 de noviembre, 1913; y Profetas y reyes, pp. 125-126.)
Dios escribió sus mandamientos en dos tablas de piedra con su propio dedo. Estas tablas no fueron dejadas a la vista de los hombres, sino que fueron colocadas en el arca; y en el gran día cuando todo caso se decida; estas tablas, grabadas con los mandamientos, serán colocadas de tal forma que todo el mundo pueda verlas y comprenderlas. El testimonio contra ellos será incontestable.- Carta 30, 1900 (Manuscript Releases, vol. 19, p. 265).
El precioso registro de la ley fue colocado en el arca del testamento y está todavía allí, oculto y a salvo de la familia humana. Pero en el tiempo señalado por Dios, él sacará esas tablas de piedra para que sean un testimonio ante todo el mundo contra la desobediencia de sus mandamientos y contra el culto idolátrico de un día de reposo falsificado.- Manuscrito 122, 1901; Comentario bíblico adventista, vol. 1, 1123.
Cuando se abra el templo de Dios en el cielo, ¡qué ocasión de triunfo será para los fieles y leales! En el templo se verá el arca del pacto en la cual fueron puestas las dos tablas de piedra sobre las cuales está escrita la ley de Dios. Esas tablas de piedra serán sacadas de su escondedero, y en ellas se verán los Diez Mandamientos esculpidos por el dedo de Dios. Esas tablas de piedra que ahora están en el arca del pacto serán un testimonio convincente de la verdad y de la vigencia de la ley de Dios.- Carta 47, 1902; Comentario bíblico adventista, vol. 7, 983.
La santa ley de los diez mandamientos, escritas sobre tablas de piedra por el dedo de Dios y colocadas en el arca, es la norma de justicia. Aparecerá ante el obediente y el desobediente en el gran día final, y todos los malvados serán condenados. Verán sus acciones procedentes de un carácter depravado. Verán que los actos que realizaron sirvieron para continuar la rebelión que comenzó en las cortes celestiales. Verán toda la crueldad y toda la maldad que han deshonrado a su Creador y que produjo la miseria que llena el mundo.- Manuscrito 5, 1904 (Manuscript Releases, vol. 13, p. 381).
El Espíritu Santo grabó estas verdades en mi corazón y mi mente en forma tan indeleble como la ley fue grabada por el dedo de Dios en las tablas de piedra que están ahora en el arca, para ser puestas de manifiesto en el gran día cuando se pronuncie sentencia contra toda ciencia mala y seductora producida por el padre de la mentira.- Carta 90, 1906; El colportor evangélico, pp. 175-176.
Hay un santuario, y en el santuario está el arca, y en el arca están las tablas de piedra, sobre las cuales está escrita la ley pronunciada desde el Sinaí en medio de las escenas de terrible grandeza. Estas tablas de piedra están en el cielo, y serán manifestadas en aquel día cuando el juez se siente y los libros sean abiertos, y los hombres sean juzgados conforme a las cosas escritas en los libros. Serán juzgados por la ley escrita por el dedo de Dios y dada a Moisés para ser colocada en el arca. Se lleva un registro de los hechos de todos los hombres, y de acuerdo a sus obras, todo hombre recibirá la sentencia, si fueron buenas o si fueron malas.- Manuscrito 20, 1906; Manuscript Releases, vol. 20, p. 68.
Hay abundantes evidencias de la inmutabilidad de la ley de Dios. Fue escrita con el dedo de Dios, para no ser nunca borrada, para no ser nunca destruida. Las tablas de piedra están ocultas por Dios para ser presentadas en el gran día del juicio, tal como él las escribió.- Review and Herald, 26 de marzo de 1908; Comentario Bíblico Adventista, vol. 1, p. 1123.
Cuando el juez se siente y se abran los libros, y cada ser humano sea juzgado de acuerdo con las cosas escritas en ellos, entonces las tablas de piedra, ocultas por Dios hasta ese día, serán presentadas delante del mundo como la norma de justicia. Entonces los hombres y las mujeres verán que el requisito indispensable para su salvación es la obediencia a la perfecta ley de Dios. Nadie encontrará excusa para el pecado. Por los justos principios de esa ley, los hombres recibirán su sentencia de vida o de muerte.- Review and Herald, 28 de enero, 1909 (Comentario Bíblico Adventista, vol. 1, p. 1123 del Manuscrito 117, 1908).
Dios no violará su pacto, ni alterará lo que proclamaron sus labios. Su palabra perdurará para siempre, tan inalterable como su trono. En el juicio, cuando todo caso sea decidido en las cortes del cielo, este pacto se destacará, escrito claramente por el dedo de Dios. El mundo será citado ante el tribunal de la justicia infinita para recibir su sentencia.- Review and Herald, 20 de noviembre de 1913 (de Manuscrito 82, 1899; ver Patriarcas y profetas, 139).
Dios no violará su pacto, ni alterará lo que proclamaron sus labios. Su palabra perdurará para siempre, tan inalterable como su trono. En el juicio, este pacto se destacará, escrito claramente por el dedo de Dios; y el mundo será emplazado ante el tribunal de la justicia infinita para recibir su sentencia.- Patriarcas y profetas, 139 (de Manuscrito 82, 1899; ver Review and Herald, 20 de noviembre de 1913).
Varias cosas deben notarse en las declaraciones anteriores. En ninguna parte se dice que las tablas de la ley serían mostradas por hombres como resultado de encontrarlas escondidas en una cueva. De hecho, dicen claramente que el mismo Dios traerá las tablas de la ley a la vista de los hombres; y en una declaración Elena G. de White especifica que “estas tablas de piedra están en los cielos”. Además, el tiempo cuando Él hará esto se dice específicamente que será:
“Cuando todo caso se decida en las cortes celestiales”.
“en el gran día cuando se pronuncie sentencia”.
“Cuando se abra el templo de Dios en el cielo”.
“en el gran día final”.
“en el gran día cuando se pronuncie sentencia contra toda ciencia mala y seductora”.
“en aquel día cuando el juez se siente y los libros sean abiertos, y los hombres sean juzgados conforme a las cosas escritas en los libros”.
“En el juicio”.
Dos descripciones de futuras exhibiciones
En otro lugar de sus escritos, Elena G. de White describe en dos ocasiones el momento cuando las tablas de piedra serán exhibidas. No obstante, ella no especifica cuál de las dos series de tablas de la ley se presentan a la vista, y es posible para uno interpretar cualquier ocasión como el cumplimiento de la predicción de la revelación de las tablas de piedra escondidas.
1. Justo antes de la segunda venida. Al describir lo que toma lugar inmediatamente después de que las primeras seis de las siete últimas plagas caigan, y justamente antes de caer la séptima plaga y de la segunda venida de Cristo, Elena G. de White dice:
Mientras estas palabras de santa confianza se elevan hacia Dios, las nubes se retiran y el cielo estrellado brilla con esplendor indescriptible formando un contraste con el firmamento negro y furioso a ambos lados. La gloria del cielo brilla desde las puertas entreabiertas. Luego aparece en el cielo una mano con las dos tablas de piedra cerradas una con la otra. La mano abre las tablas y revelan los preceptos del decálogo, trazados como con pluma de fuego. Las palabras son tan claras que todos las pueden leer. La memoria se despierta, la oscuridad de la superstición y la herejía se desvanece en cada mente, y los diez mandatos de Dios, breves, detallados y autorizados se presentan ante la vista de todos los habitantes de la tierra. ¡Código maravilloso! ¡Maravillosa ocasión!- The Spirit of Prophecy, vol. 4, pp. 456, 457.
Mientras estas palabras de santa confianza se elevan hacia Dios, las nubes se retiran, y el cielo estrellado brilla con esplendor indescriptible en contraste con el firmamento negro y severo en ambos lados. La magnificencia de la ciudad celestial rebosa por las puertas entreabiertas. Entonces aparece en el cielo una mano que sostiene dos tablas de piedra puestas una sobre otra. El profeta dice: "Denunciarán los cielos su justicia; porque Dios es el juez." (Salmo 50: 6.) Esta ley santa, justicia de Dios, que entre truenos y llamas fue proclamada desde el Sinaí como guía de la vida, se revela ahora a los hombres como norma del juicio. La mano abre las tablas en las cuales se ven los preceptos del Decálogo inscritos como con letras de fuego. Las palabras son tan distintas que todos pueden leerlas.- El conflicto de los siglos, p. 697.
Aquí, de nuevo se nos hace claro que Dios, y no el hombre es el que traerá a la vista estas tablas. Entonces, las tablas de la ley serán exhibidas “como regla de juicio.” Esto será después que el tiempo de gracia se haya terminado para la humanidad.
2. En el momento de la coronación final de Cristo. Al describir la coronación final de Cristo y el juicio final del hombre al fin del milenio, Elena de White dice:
Como fuera de sí, los impíos han contemplado la coronación del Hijo de Dios. Ven en las manos de él las tablas de la ley divina, los estatutos que ellos despreciaron y transgredieron. Son testigos de la explosión de admiración, arrobamiento y adoración de los redimidos; y cuando las ondas de melodía inundan a las multitudes fuera de la ciudad, todos exclaman a una voz: "¡Grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de los siglos!" (Apocalipsis 15: 3, V.M.) Y cayendo prosternados, adoran al Príncipe de la vida.- El conflicto de los siglos, p. 727.
Patrimonio de Elena G. de White
Washington, D. C.
Actualizado: Mayo, 1989.
Declaraciones de Elena G. de White que tratan sobre el tema
No por voluntad de hombre
“Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”- 2 Pedro 1:21.
Inspiración directa e indirecta de los profetas
El profeta era, en el sentido más elevado, una persona que hablaba por inspiración directa, y comunicaba al pueblo los mensajes que recibía de Dios. Pero también se daba este nombre a los que, aunque no eran tan directamente inspirados, eran divinamente llamados a instruir al pueblo en las obras y los caminos de Dios. Para preparar esa clase de maestros, Samuel fundó, de acuerdo con la instrucción del Señor, las escuelas de los profetas.- La educación, p. 46.
Guiados por Dios, pero no inspirados en el sentido completo del término
Cierto hermano preguntó: "Hna. White, ¿cree Ud. que debemos comprender la verdad por nosotros mismos? ¿Por qué no podemos tomar las verdades que otros han reunido, y creerlas porque ellos han investigado esos temas y entonces quedar libres para actuar sin recargar las facultades mentales con la investigación de todos esos temas? ¿No cree Ud. que esos hombres que han hecho brillar la verdad en el pasado estaban inspirados por Dios?"
No me atrevo a decir que no fuesen enviados por Dios, porque Cristo conduce a toda verdad; pero en lo que atañe a la inspiración en el sentido más pleno de la palabra contesto: No.- El evangelismo, p. 219.
La ayuda de los ángeles no es fundamental para reclamar inspiración
En relación con Martín Lutero, Elena G. de White declaró:
Los ángeles del cielo estaban a su lado y rayos de luz del trono de Dios revelaban a su entendimiento los tesoros de la verdad.- El conflicto de los siglos, p. 131.
De Guillermo Miller escribió:
El Señor envió a su ángel para que tocara el corazón de un granjero que no creía en la Biblia, a fin de inducirlo a escudriñar las profecías. Los ángeles de Dios repetidas veces visitaron a aquel escogido para guiar su mente y abrir a su comprensión las profecías que siempre habían sido oscuras para el pueblo de Dios.- Primeros escritos, pp. 373-374.
De buena fuente se registra una conversación oral en la que la Sra. White había declarado, del pastor Urías Smith, que ella había visto un ángel de Dios parado a su lado mientras él escribía. Si bien no hay una confirmación documental de esto, no es inconsistente con lo dicho anteriormente. Pero hay base para asumir que estos hombres, mientras eran ayudados por el Espíritu de Dios, no fueron inspirados como lo fueron los profetas.
Elena de White registra, en 1895, una experiencia en la cual un líder del colportaje le hizo directamente una pregunta sobre la inspiración de los libros escritos por Urías Smith. “¿Cree usted que fueron inspirados, no es así?”, preguntó el líder. Como indicador de la inconsecuencia de la pregunta, ella respondió, “Usted puede responder esa pregunta, yo no”.- Carta 15 de Elena G. de White, 1915.
En 1894, Elena G. de White trata esta cuestión
De vez en cuando me llegan informes con respecto a declaraciones que se dice que hizo la Hna. White, pero que para mí son enteramente nuevas; las cuales [declaraciones] no pueden menos que desviar a la gente en cuanto a mis verdaderas opiniones y enseñanzas. Una hermana, en una carta escrita a sus amigos, habla con mucho entusiasmo de una declaración hecha por el Hno. Jones, en el sentido de que la Hna. White ha visto que ha llegado el tiempo en que, si mantenemos la debida relación con Dios, todos pueden tener el don de profecía en el mismo grado en que lo tienen los que ahora reciben visiones.
¿Dónde está la autoridad de esta declaración? Debo creer que esta hermana no entendió al Hno. Jones, porque no puedo creer que él hiciera esa declaración. La escritora continúa: "El Hno. Jones dijo anoche que el caso no es que Dios hablará a todos en beneficio de todos los demás, sino que hablará a cada uno para su propio beneficio; y que esto cumplirá la profecía de Joel". Él dijo que esto ya estaba sucediendo en numerosos casos.
Él habló como si pensara que nadie ocuparía una posición de dirigente como la ha tenido y seguirá teniendo la Hna. White. Se refirió a Moisés como un caso paralelo. Él era un dirigente, pero hay referencias a muchos otros que profetizaban, aunque sus profecías no fueron publicadas....
No titubeo en decir que estas ideas relativas a profetizar, habría sido bueno que nunca hubieran sido expresadas. Tales declaraciones preparan el camino para un estado de cosas de las cuales Satanás seguramente se aprovechará para introducir actividades espurias. Hay peligro, no sólo de que mentes no equilibradas sean inducidas al fanatismo, sino de que personas insidiosas se valgan de esta excitación para propagar sus propósitos egoístas e individuales.
Jesús elevó su voz en amonestación: "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis" (Mat. 7: 15-16). "Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová" (Jer. 23: 16). "Si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos. Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes" (Mar. 13: 21-23) (Carta 6a, 1894).- Mensajes selectos, vol. 3, pp. 389-390.
Se recomienda prudencia al pastor A. T. Jones
Ud. no puede ser demasiado cuidadoso en la forma como habla acerca del don de profecía, y en sus declaraciones según las cuales yo he dicho esto y aquello con referencia a este asunto. Tales declaraciones, bien lo sé, estimulan a hombres, mujeres y niños a pensar que poseen una luz especial en términos de revelaciones de Dios, cuando en realidad no han recibido tal luz. Se me ha mostrado que esto constituiría una de las obras maestras del engaño de Satanás. Ud. está dando a la obra un molde que requerirá un tiempo precioso y una labor fatigadora del alma para corregir, para salvar la causa de Dios de otro brote de fanatismo.- Carta 103 de Elena G. de White, 1894 (15 de marzo de 1894), publicada en Mensajes selectos, vol. 2, p. 98.
Patrimonio Elena G. de White
Washington D.C.
5 de noviembre de 1969
Mecanografiado nuevamente: marzo de 1989
El desarrollo del concepto adventista sobre las carnes limpias e inmundas
por Ron Graybill
La distinción entre las carnes limpias y las inmundas, basada en Levítico 11 y Deuteronomio 14, hoy es aceptada y comprendida por la mayoría de los adventistas. A diferencia de las leyes ceremoniales del Antiguo Testamento, que señalan a Cristo, o de las leyes civiles, que gobernaban la teocracia, estas leyes de salud se basaban en leyes naturales y por lo tanto no se aplican solamente a una época o tiempo.
Así, incluso entre los adventistas que consumen carne, se evitan estas carnes inmundas. No obstante, los adventistas del siglo diecinueve, por lo general no aceptaban esta distinción entre las carnes limpias e inmundas basada en la ley Levítica, aunque condenaban claramente el cerdo.[i][1]
La primera en establecerse fue la prohibición en cuanto al cerdo, pero incluso esto llevó tiempo. Antes de que Elena G. de White recibiera el mensaje de salud en 1863, ella y Jaime White desalentaban a los creyentes que intentaban forzar una prohibición de la carne de cerdo. “Por ninguna razón creemos que la Biblia enseña que su [del cerdo] uso, durante la dispensación evangélica, es pecado”, escribió Jaime White en 1850.[ii][2]
En 1858, un hermano en Nueva Inglaterra, sin duda S. N. Haskell, intentaba nuevamente desalentar el uso del cerdo y hacer de esto una prueba de lealtad a la Palabra de Dios. La Sra. White le escribió diciendo que “si es el deber de la iglesia abstenerse de la carne de cerdo, Dios se lo mostrará a más de dos o tres personas”.[iii][3]
Después de la reforma pro salud, por supuesto, la Sra. White salió a hablar en contra del uso del cerdo, argumentando que producía “escrófula, lepra y tumores cancerosos”.[iv][4] Es significativo que ella junto con otros adventistas que escribieron en contra del uso del cerdo hasta 1866, argumentaron estrictamente desde un punto de vista de la salud. En otras palabras, sólo porque se usaban algunos argumentos bíblicos para reforzar al grupo que argumentaba contra el cerdo, no podemos concluir que en ese punto los adventistas estaban bien en la forma que presentaban sus enseñanzas en cuanto a la distinción entre las carnes limpias e inmundas.
D. M. Canright, en 1866, alude a Deuteronomio 14:8, “Tampoco el cerdo, porque tiene la pezuña hendida, pero no rumia; os será inmundo. De la carne de estos no comeréis, ni tocaréis sus cuerpos muertos”. Pero Canright no hace mención de otras carnes inmundas, y no hace uso del material posterior de Deuteronomio 14 sobre el tema.[v][5] Cuando él menciona las ostras en un artículo al año siguiente, habla de sus supuestos poderes para incitar “ciertas clases de sensaciones” y no da argumentos bíblicos.[vi][6]
En 1870, W. C. Gage intenta refutar un periódico adventista rival que toma como excepción la “declaración bíblica de que el cerdo es inmundo”. Pero Gage no cita Deuteromio 14 ni Levítico 11. De hecho, Gage declara “si las Escrituras fallan en fijar la cuestión, dejen que domine la razón. Examinen el animal y vean sus hábitos sucios”.[vii][7] Sí trata algunos de los testimonios de la Biblia sobre el cerdo, pero su artículo está lejos de ser una contribución para comprender ampliamente las enseñanzas de la Biblia sobre las carnes limpias e inmundas, siendo, como lo es en realidad, abundante en argumentos naturalistas e interesado exclusivamente en la cuestión del cerdo.
Jaime White, en un artículo de 1872 sobre la “Carne de cerdo”, muestra los inicios de una aplicación más amplia de la ley levítica. Menciona Deuteronomio 14:8 nuevamente, y busca refutar el argumento de que la prohibición del cerdo era meramente una ley judía y que por lo tanto no afectaba a los cristianos. Les recuerda a sus lectores que la distinción entre limpio e inmundo fue reconocida en la Biblia mucho antes de la “existencia de un solo judío”. Todavía, el propósito de su argumento es desacreditar el cerdo, no establecer categorías generales de carnes limpias e inmundas. No discute el criterio bíblico para hacer la distinción.[viii][8]
La distinción general entre las carnes limpias e inmundas en los círculos adventistas permanece sin desarrollarse durante el siglo diecinueve. Mientras que los adventistas argumentaban fervientemente contra el cerdo, el peso de su argumento continuaba siendo los criterios fisiológicos. Urías Smith rechazó explícitamente la aplicación de la distinción mosaica: “Creemos que hay un terreno mejor en el cual apoyar [la prohibición sobre el cerdo] que la ley ceremonial de la primera dispensación, porque si asumimos la posición de que la ley está todavía en vigencia, debemos aceptarla completamente, y entonces tendremos más en nuestras manos de lo que podemos hacernos cargo”.[ix][9]
Para los adventistas del siglo diecinueve se desalentaba el consumo de todo tipo de carne, mientras que el consumo de cerdo estaba virtualmente prohibido. Otras carnes que podríamos considerar inmundas no se veían, aparentemente, con la misma luz que la carne de cerdo.
Una vez, cuando Elena G. de White estaba enferma, su hijo, W. C. White, informa que se la alentó a beber un poco de sopa de ostras para que su estómago se asiente. Se dice que intentó con una o dos cucharadas, pero luego rechazó el resto.[x][10]
No obstante hay evidencia de que en un momento de su vida, la Sra. White, gustaba de comer algunas ostras. En 1882, cuando vivía en Healdsburg, California, escribió una carta a su nuera, Mary Kelsey White, en Oakland, en la cual le hizo el siguiente pedido: “Mary, si puedes consígueme una buena caja de arenques, frescos, por favor. Los últimos que Willie consiguió estaban amargos y viejos. Si puedes comprar latas, una media docena de latas de buenos tomates, por favor hazlo. Los necesitaremos. Si puedes conseguir unas pocas latas de buenas ostras, cómpralas”.[xi][11]
Elena G. de White no mantuvo en secreto que bajo circunstancias difíciles, como cuando viajaba o cuando estaba detenida por causa de sus viajes, comió algo de carne. El libro Consejos sobre el régimen alimenticio, publicado en 1938, contiene sus relatos en cuanto a su uso de la carne después que se le dio la visión de la reforma pro salud, según aparece a continuación: “De inmediato eliminé la carne de mi menú. Después de eso a veces me encontré en situaciones en que me veía obligada a comer un poco de carne”.[xii][12]
Esto está en armonía con sus primeras declaraciones publicadas que aparecieron en 1890 en el libro Christian Temperance and Bible Hygiene [Temperancia cristiana e higiene bíblica], en el que se lee: “Cuando yo no podía obtener el alimento que necesitaba, a veces he comido un poco de carne; pero tengo cada vez más temor de hacerlo”.[xiii][13]
Pero además, hay evidencia de que esto era algo flexible en las décadas de 1870 y 1880, pues se permitía que apareciera un poco de carne en su mesa cuando puede que no haya sido esencial. Dadas las dificultades de refrigeración y de transporte de alimentos en el siglo diecinueve, era un problema más grave entonces lograr una dieta adecuada sin el uso de carne.
A comienzos de la década de 1890, la Sra. White expresó su disgusto por la carne mientras viajaba hacia Australia. Escribió: “Tienen abundancia de alimentos a base de carne, preparados de diferentes formas; pero como yo no disfruto de una dieta con carne, deja bastante escasa mi vianda”.[xiv][14]
Mientras estaba en Australia a comienzos de 1894, Elena G. de White tomó la resolución de no consumir más carne, una posición que no tuvo vuelta atrás por el resto de su vida. Escribió así sobre esto:
Desde el congreso campestre de Brighton (enero de 1894) yo he eliminado absolutamente la carne de mi mesa. Existe el entendimiento de que ora sea que esté en casa o afuera, nada de esta clase ha de usarse en mi familia, o ha de ponerse sobre la mesa. He tenido muchas presentaciones sobre este tema en las horas de la noche.[xv][15]
La propia comprensión de Elena G. de White de la distinción entre limpio e inmundo parece haber crecido en forma firme con el tiempo. En 1864 ella notó que a Noé se le permitió comer bestias “limpias” después del diluvio.[xvi][16] Y en 1890, cuando Patriarcas y profetas se publicó, destacó que los padres de Sansón habían sido instruidos a abstenerlo de “cualquier cosa inmunda”.
Esta distinción “entre artículos de alimentos como limpios e inmundos” no era, dijo ella, “una regulación meramente ceremonial y arbitraria, sino que estaba basada en principios sanitarios”. Más aún, la “maravillosa vitalidad” del pueblo judío por miles de años, podría deberse a esta distinción.[xvii][17] Notoriamente, ella no destaca este aspecto de la vida de Sanson en 1881, cuando escribe los artículos sobre los cuales se basa la mayoría del material sobre Sansón en Patriarcas y profetas.[xviii][18]
En 1905, se explaya nuevamente en forma favorable sobre la distinción dada a los judíos, mencionando esta vez en forma adicional al cerdo que “quedaba prohibido” el consumo de “otros animales, de ciertas aves y de ciertos peces, declarados inmundos”.[xix][19]
Este pasaje continúa enumerando otros aspectos de las leyes de salud judías que los Adventistas del Séptimo Día nunca buscaron enfatizar, así que en resumen se puede decir que la Sra. White nunca declaró explícitamente que la distinción general entre carnes limpias e inmundas era una ley que los Adventistas del Séptimo Día estaban todavía obligados a observar. Sus declaraciones comentando la práctica judía ciertamente alientan esa posición, pero nunca la dejan explícita.
Los adventistas en la actualidad, que comprenden la distinción entre la carne limpia y la inmunda, necesitan saber de la ausencia de tal distinción en la iglesia adventista del tiempo de Elena G. de White. En 1883, W. H. Littlejohn, en una columna de preguntas y respuestas en la Review, dijo que no estaba seguro si las ostras podrían apropiadamente considerarse bajo la prohibición de carnes inmundas que se encuentra en Levítico 11. Si así fuera, dijo, sería porque habría algunas razones naturales.[xx][20] Fue también en ese momento que Urías Smith expresó su fuerte negativa de la aplicación de la ley mosaica en este asunto, como ya se mencionó.
Los primeros reformadores de salud mencionaron las ostras cuando explicaron porqué los alimentos a base de carne eran dañinos. Russell Trall, en su libro Hydropathic Cookbook [Libro de cocina hidropática] de 1857, dijo que todos los moluscos, incluyendo las ostras eran “malos”.[xxi][21]
Probablemente sea más conocido para los adventistas los comentarios sobre las ostras de James C. Jackson, incluído entre sus otras críticas sobre la comidas a base de carne en un artículo que Jaime y Elena White reimprimieron en Health: or How to Live [Salud: o cómo vivir]. Jackson rechazaba las ostras porque eran carroñeras.[xxii][22] J. N. Loughborough dijo que todo caracol, incluyendo las ostras, eran rechazados pues contenían poco alimento nutritivo y eran difíciles de digerir.[xxiii][23]
Finalmente, en 1891, Kellogg, al reaccionar enérgicamente a algunos comentarios favorables sobre las ostras por parte de científicos, condenó a la criatura como difícil de digerir, la “más baja de los carroñeros”, y apta para contener un veneno mortal, tirotoxina.[xxiv][24]
No obstante, comparando la cantidad de material publicado contra el cerdo, las objeciones a las ostras y otras carnes “inmundas” es tan minúscula que difícilmente se puede apreciar.
Cualesquiera hayan sido las prácticas y entendimientos de nuestros pioneros en esta cuestión, nunca debemos basar nuestras propias decisiones en relación con la vida saludable en el ejemplo de otros seres humanos. La Sra. White hizo lo suficientemente claro este punto en 1901 durante una charla extemporánea en Battle Creek.
[Habla Elena G. de White:] “La hermana White no ha tenido carne en su casa o la ha cocinado en ninguna forma, o ha tenido ningún tipo de carne muerta, por varios años. Y aquí está la [base de la] reforma pro salud [de algunas personas]: ‘Ahora les he dicho que la hermana White no come carne. Ahora quisiera que ninguno de ustedes deje de comer carne porque la hermana White no lo hace’.
“Bien, no daría un centavo, ni siquiera me interesaría por nada de eso. Si usted no tiene ninguna convicción mejor, que no comerá carne porque la hermana White no lo hace- si yo fuera la autoridad, no daría ni un centavo por su reforma pro salud.
“Lo que quisiera es que cada uno de ustedes pudiera presentarse en su dignidad individual ante Dios, en su consagración individual a Dios, que el templo del alma sea dedicado a Dios ‘Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él’. Ahora quisiera que piense en esas cosas, no haga del ser humano su criterio”.[xxv][25]
No es sorprendente que S. N. Haskell, quien estaba entre los primeros que llamaron a la iglesia a abandonar el uso del cerdo, fuera el primero en dar argumentos para una clara prohibición bíblica sobre todas las carnes inmundas, haciendo uso pleno de las prohibiciones de Levítico 11. En mayo de 1903, escribió:
“En muchas cosas la Biblia establece principios y se nos deja ejercer nuestro propio juicio en el asunto, mientras que en otras cuestiones se da un mandato claro… En su plan infinito [Dios] señaló una parte del reino animal para actuar como carroñeros… Con el propósito de que conozcamos a aquellos que se alimentan de comidas limpias, les colocó una marca o señal”.[xxvi][26] Haskell cita entonces Levítico 11:1-8: “El consumo de estas cosas que Dios prohibió”, concluye Haskell, “es muy ofensiva a su vista”.
Referencias
Patrimonio de Elena G. de White
Washington, D. C.
27 de abril de 1981. Re-mecanografiado: marzo de 1989.
[i][1] El erudito en Nuevo Testamento John Brunt, cuestionó recientemente la validez de usar las leyes levíticas para hacer distinción entre carnes limpias e inmundas. Su declaración de que la interpretación que hace Elena G. de White de Levítico, explica la posición actual de la iglesia, no está justifica, como se intentará demostrar en este artículo. Véase John Brunt, “Unclean or Unhealthful, An Adventist Pespective” [Inmundas o no saludables, una perspective adventista], Spectrum, vol. 11 (Febrero 1981), pp. 17-23.
[ii][2] Jaime White, “Swine’s Flash” [Carne de cerdo], Present Truth, vol. 1 (Noviembre 1850), p. 87. Al menos dos estudios anteriores discutieron este tema. Uno fue escrito por Richard Hammill en 1945, durante sus días como estudiante en el Seminario Adventista del Séptimo Día; el otro fue escrito por David Giles, otro estudiante del seminario. Giles agregó un poco más a lo que Hammill escribiera antes. Estoy en deuda con Hammill por guiarme a un número significativo de fuentes, pero considero que su artículo descuida hacer algunas distinciones importantes.
[iii][3] Elena G. de White, Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 1 (Mountain View, California, 1948), p. 207.
[iv][4] Elena G. de White, Spiritual Gifts [Dones espirituales] (Battle Creek, Michigan, 1864), p. 146.
[v][5] D. M. Canright, “The Bible on Meat” [Lo que dice la Biblia sobre la carne], Health Reformer, vol. 1 (Diciembre 1866), p. 66.
[vi][6] D. M. Canright, “Why I do Not Eat Swine” [Por qué no como cerdo], Health Reformer, vol. 1 (Abril 1867), p. 135.
[vii][7] W. C. Gage, “Pork Unclean” [Cerdo inmundo], Health Reformer, vol. 4 (Febrero 1870), p. 150.
[viii][8] Jaime White, “Swine’s Flesh. Forbidden in the Word of God” [La carne de cerdo. Prohibida en la Palabra de Dios], Health Reformer, vol. 7 (Enero 1872), p. 18.
[ix][9] Urías Smith, “Meats Clean and Unclean” [Carnes limpias e inmundas], Review and Herald, vol. 60 (3 de Julio 1883), p. 424.
[x][10] Arturo L. Whie, “Dietary Witness of the Ellen G. White Household” [Testigo de la dieta del hogar de Elena G. de White] (Documento no publicado, Washington, D. C., 1978), p. 15.
[xi][11] Elena G. de White a Mary Kelsey White, 31 de mayo de 1882. Carta 16, 1882, p. 1 (Patrimonio de Elena de White, Washington, D. C.).
[xii][12] Carta 83, 1901. Elena G. de White, Consejos sobre el régimen alimenticio (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1974), p. 585.
[xiii][13] Elena G. de White, Christian Temperance and Bible Hygiene [Temperancia cristiana e higiene bíblica] (Battle Creek, Michigan, 1890), p. 118; en Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 473.
[xiv][14] Carta 32a, 1891.
[xv][15] Carta 76, 1895, en Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 586. (Véase también Critique of Prophetess of Health [Crítica de la profetiza de salud], pp. 78-81.)
[xvi][16] Elena G. de White, Spiritual Gifts [Dones espirituales], vol. 3 (Battle Creek, Michigan, 1860), p. 76.
[xvii][17] Elena G. de White, Patriarcas y profetas (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1979), p. 605.
[xviii][18] Véase Signs of the Times, vol. 7, 15, 22 y 29 de septiembre, 6 y 13 de octubre de 1881.
[xix][19] Elena G. de White, El ministerio de curación (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1979), p. 240.
[xx][20] W. H. Littlejohn, “Oysters” [Ostras], Review and Herald, vol. 60 (14 de agosto de 1883), p. 522.
[xxi][21] Russel Trall, The New Hydropathic Cook Book [El Nuevo libro de cocina hidropática] (Nueva York, 1857), p. 104.
[xxii][22] James C. Jackson, “Flesh as Food” [La carne como alimento], in Jaime White, ed., Health: or How to Live [Salud: o Cómo vivir] (Battle Creek, Michigan, 1865), p. 19.
[xxiii][23] John Loughborough, The Hand Book of Health [El manual de la salud] (Battle Creek, Michigan, 1868), pp. 191, 192.
[xxiv][24] J. H. Kellogg, Household Monitor of Health [Monitor hogareño de la salud] (Battle Cree, 1891), pp. 131-136.
[xxv][25] Elena G. de White, “Talk by Mrs. E. G. White Before Representative Brethren in the [Battle Creek] College Library, April 1, 1901” [Charla de la Sra. Elena G. de White ante hermanos representantes en la biblioteca del Colegio [de Battle Creek], 1 de abril de 1901], Manuscrito 43a, 1901, p. 13 (Patrimonio de Elena G. de White, Washington, D. C.)
[xxvi][26] S. N. Haskell, The Bible Training School [La escuela de entrenamiento bíblico], vol. 1 (Mayo de 1903), p. 186.
Por Norma J. Collins
La última voluntad y testamento de Elena G. de White establece una Junta de Fideicomisarios para que administre su patrimonio y produzca compilaciones de sus escritos. En armonía con esta responsabilidad, los fideicomisarios han emitido más de sesenta compilaciones después de su muerte en 1915.
¿Son estas compilaciones realmente libros de Elena G. de White? ¿Deben considerarse solamente los libros publicados durante su vida como libros genuinos de Elena G. de White? ¿Representan las compilaciones actuales correctamente su consejo inspirado? ¿Son confiables?
¿Qué es una compilación?
¿Qué es una compilación? El Diccionario inglés Webster define al verbo “compilar”: “Reunir y poner junto (estadísticas, hechos, etc.) en una forma ordenada”. “Componer (un libro, etc.) con materiales reunidos de varias fuentes”.
El libro El conflicto de los siglos provee un caso de estudio de una compilación producida mientras aún vivía Elena G. de White. La Sra. White escribió un primer libro pequeño de 219 páginas sobre el gran conflicto entre Cristo y Satanás como resultado de una visión que le fue dada en un funeral, en Lovett’s Grove, Ohio, el 14 de marzo de 1858. El demonio la golpeó con parálisis para impedir que escribiera la visión, pero ella se sentía comprometida y trabajó poco a poco hasta que sus fuerzas se restablecieron, la parálisis se disipó, y el libro se completó. Apareció como Spiritual Gifts [Dones espirituales], volumen 1.
Después de la publicación del volumen 2 en 1860, que era mayormente una reseña biográfica, escribió 21 capítulos de la historia del Antiguo Testamento desde la creación hasta el Éxodo y la recepción de las tablas de la Ley en el Sinaí. Este material se publicó como el volumen 3. También escribió 16 capítulos sobre los israelitas desde el Sinaí hasta David y Salomón. Estos capítulos, junto con un artículo sobre salud y una reimpresión de Testimonies [Testimonios] 1-10, fueron parte del volumen 4 de Spiritual Gifts. Los cuatro libros –claramente compilaciones- se imprimieron en 1864.
Luego siguieron cuatro volúmenes más extensos titulados Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], que cubrían el mismo tema. (Disponible actualmente en reimpresión facsimilar). Se imprimieron en 1870, 1877, 1878 y 1884. A medida que Elena G. de White recibió más visiones con más detalles, la historia de la gran controversia se expandió a los cinco volúmenes que se conocen actualmente como “La serie del Conflicto de los Siglos”. Todos se prepararon con materiales escritos originalmente para libros, artículos, cartas y manuscritos. Por definición eran compilaciones. “Compilar: Componer (un libro, etc.) con materiales reunidos de varias fuentes”.
¿Cómo se prepararon las compilaciones?
Los secretarios encargados de copiar comprendían bien que sólo se debían usar los pensamientos y las propias palabras de Elena G. de White, en tanto fueran gramaticalmente consistentes en la expresión de esos pensamientos. En ningún caso un copista o editor debía introducir pensamientos que no se hallaran en los manuscritos de la Sra. White. Donde los párrafos y las oraciones fueran dificultosos o perdieran algo de su fuerza, debido a la estructura de la oración, se esperaba que los secretarios hicieran los cambios gramaticales necesarios. También se los instruyó a velar para que no existieran repeticiones innecesarias. La Sra. White dio su atención personalizada a la revisión del manuscrito final. A causa de que el autor no vive más, el Patrimonio White restringió este tipo de edición al mínimo. En la actualidad, casi no hay eliminación de repeticiones en el pensamiento.
A lo largo de los años, Elena G. de White escribió más de 5.000 artículos, y miles de páginas de testimonios y cartas a individuos. De esta cantidad de materiales literarios atesorados se extraen los materiales que se incorporan en sus libros. Ella escribió sobre varios temas y dejó una riqueza de material, publicado y no publicado.
Escritos sobre la vida de Cristo
En la década de 1870, la Sra. White escribió extensamente sobre la vida de Cristo. Cuando fue a Australia en 1891, esperaba dedicar la mayoría de su tiempo a completar un libro sobre este tema importante. Desde 1892 hasta que se publicó El Deseado de todas las gentes en 1898, dedicó muchas horas diarias a preparar capítulos para el libro.
No se sentó y escribió el libro directamente, capítulo por capítulo. Asignó a sus ayudantes la tarea de reunir lo que había escrito en los años anteriores sobre el tema. Este tema se encontraba en sus obras publicadas, en artículos que habían aparecido en periódicos, y en cartas y manuscritos. Con todo este material en mano, escribió muchos artículos a medida que las experiencias de Cristo se abrían nuevamente ante ella. Entonces, estos pasajes se ubicaban juntos en el orden natural, y ella escribía la historia que los relacionaba.
Sus escritos sobre la vida y enseñanzas de nuestro Salvador, fueron tantos que no podían aparecer en un solo volumen. Por tanto, El discurso maestro de Jesucristo, Palabras de vida del gran Maestro, y una porción de El ministerio de curación, se prepararon con los materiales restantes.
“Compilar: Componer (un libro, etc.) con materiales reunidos de varias fuentes”.
La oficina del Patrimonio White posee cartas y otros documentos que relatan la tarea de la Sra. White en El Deseado de todas las gentes y la forma en la cual se preparó el libro. Frecuentemente mencionaba el hecho de que estaba escribiendo sobre la vida de Cristo, e incluía declaraciones definidas en relación con el trabajo que realizaba Marian Davis. En una carta al Dr. J. H. Kellogg, del 25 de octubre de 1895, dijo:
Marian está trabajando con gran desventaja. Encuentro sólo poco tiempo para dedicarlo a escribir sobre la vida de Cristo. Continuamente estoy recibiendo cartas que requieren respuesta, y no me atrevo a descuidar los importantes asuntos que se me presentan. Además, hay iglesias que visitar, testimonios privados que escribir y muchas otras cosas que deben ser atendidas, que me apremian y consumen mi tiempo. Marian lee atentamente todas las cartas que escribo a otros para encontrar frases que ella pueda usar acerca de la vida de Cristo. Ella ha estado reuniendo de todas las fuentes posibles, todo lo que tiene relación con las lecciones que Cristo dio a los discípulos…
Ud. sabe que todos mis temas, tanto en el púlpito como en privado, en forma oral o escrita, versan acerca de la vida de Cristo. —Carta 41, 1895.
Al hablar de la tarea de sus ayudantes en 1900, la Sra. White hizo esta declaración sobre la señorita Davis:
Ella hace su trabajo de esta manera: toma mis artículos que han sido publicados en los periódicos, y los pega en libros [hojas] en blanco. También tiene una copia de todas las cartas que escribo. Cuando prepara un capítulo para un libro, Marian recuerda que yo he escrito algo sobre ese punto especial que puede darle más fuerza al asunto. Empieza a buscarlo, y cuando lo encuentra, si ve que da mayor claridad al capítulo, lo añade.
Los libros no son producciones de Marian, sino mi propia producción, recopilados de todos mis escritos. Marian tiene un gran campo del cual seleccionar, y su capacidad para ordenar los asuntos es de gran valor para mí. Me ahorra revisar una gran cantidad de material, lo cual no tengo tiempo de hacer… Marian me es una ayuda muy valiosa en la preparación de mis libros. —Carta 61a, 1900 (véase Mensajes selectos, tomo 3, pp. 101, 102).
Marian Davis tenía una mente y una memoria organizada en forma maravillosa, por tanto era capaz de recordar y encontrar detalles que la Sra. White había escritos sobre ciertos temas. Cuando se reunía suficiente material para ciertos capítulos, el manuscrito era leído a Elena G. de White o se lo daban a ella para que lo leyera. A menudo, esto revivía su memoria de ciertas escenas y reescribía con entusiasmo muchos pasajes, dándoles mayor fuerza y frescura. Exaltar a Cristo y presentarlo a otros en toda su belleza y santidad fue siempre su objetivo principal.
Poco después de su llegada a Australia, Elena G. de White cayó enferma con fiebre de malaria y reumatismo inflamatorio. Sufrió muchísimo durante once meses, y, cada tanto, quedaba confinada en la cama por varios días, incapaz de escribir más que un poco cada día. No obstante, perseveró y Dios la sostuvo mientras escribía sobre la vida de Cristo. De esta experiencia escribió:
He estado soportando una gran prueba a causa del dolor, el sufrimiento y la impotencia; pero con esto he obtenido una preciosa experiencia más valiosa que el oro para mí.- Mensajes selectos, tomo 2, p. 275.
Estaba desalentada pues era incapaz de visitar las iglesias, pero Dios usó su aflicción para el avance de sus propósitos. Al tener que ubicarse en una posición sentada y descansada fue capaz de usar sus manos débiles, y comenzó a escribir. En pocos meses escribió seis mil páginas sobre la vida de Cristo. Se dio cuenta que en la noche, cuando no podía dormir, Jesús estaba muy cerca de ella. Pensó mucho en Cristo durante ese tiempo y supo dónde estaba su fuerza.
Una carta escrita en 1892 a O. A. Olsen, presidente de la Asociación General, revela la intensidad con la cual la Sra. White escribía mientras preparaba su libro:
Ando con temblor delante de Dios. No sé cómo hablar ni cómo describir con la pluma el gran tema del sacrificio expiatorio. No sé cómo presentar los temas con el poder vivo con el cual los recibo. Tiemblo por temor a empequeñecer el gran plan de salvación al usar palabras ordinarias. Mi alma se inclina con pavor y reverencia delante de Dios y digo: "¿Para estas cosas, quién es suficiente?" (Carta 40, 1892).- (Véase Mensajes selectos, tomo 3, p. 130).
Algunos de los pasajes más hermosos en El Deseado de todas las gentes, salieron de su pluma cuando estuvo confinada no sólo a su cuarto, sino en su cama.
Asistentes literarios
Algunos de los asistentes literarios, ¿hicieron alteraciones al pensamiento o agregados a medida que los escritos pasaban por sus manos? Esta cuestión es respondida claramente por las declaraciones escritas por varios de los ayudantes de la Sra. White:
Ninguno de los ayudantes de mi madre está autorizado a agregar a los manuscritos, introduciendo pensamientos de elaboración propia.— W. C. White a G. A. Irwin, 7 de mayo de 1900.
Por el propio conocimiento que tengo del trabajo, y por las mismas declaraciones de la hermana White, tengo el fundamento más firme para no creer que se hiciera tal cosa [que los copistas agregan pensamientos propios].- Marian Davis a G. A Irwin, 23 de abril de 1900.
Con toda buena conciencia puedo testificar que nunca tuve la suficiente presunción como para aventurarme a agregar algunas ideas propias o a hacer otra cosa que seguir con el mayor cuidado posible los pensamientos de la autora.- D. E. Robinson, 1933, Patrimonio White, Document File 107g.
La Sra. White escribió muchísimo sobre varios temas. Para complementar lo que se escribía específicamente para un libro determinado, los asistentes literarios reunían de sus escritos otras gemas del pensamiento que estuvieran relacionadas –libros, artículos publicados, manuscritos, cartas y discursos. Al trabajar juntos, la Sra. White y sus asistentes, planificaban la estructura de los libros y preparaban el asunto capítulo por capítulo. En su forma final, los manuscritos eran leídos y aprobados finalmente por la misma Sra. White, y luego se los enviaba a la imprenta.
Cómo se preparó el libro El evangelismo
Desde la muerte de Elena G. de White en 1915, ¿cómo se han preparado las compilaciones? El libro El evangelismo es un caso de estudio.
En agosto de 1944, representantes de la Asociación Ministerial de la Asociación General preguntaron al Patrimonio White si había consejos específicos suficientes sobre evangelización como para preparar un libro que oriente en ese aspecto. Si había suficiente material, esperaban que esos consejos pudieran reunirse y publicarse en un solo libro.
Cuando Arturo White, en ese momento director del Patrimonio White, revisó los archivos, encontró abundante material que podía juntarse para hacer un libro de consejos sobre evangelización. El 10 de septiembre de 1944, la Junta de Fideicomisarios tomó el siguiente acuerdo:
“Votado: Que, en concordancia con la recomendación del Concejo Consultor de la Asociación Ministerial, autorizamos la compilación de un manuscrito, ‘Consejos a evangelistas e instructores bíblicos’, que será hecha por una comisión de cinco personas elegidas por la junta. La comisión se compone de las siguientes personas: A. L. White, W. H. Branson, R. A. Anderson, la señorita Luisa Kleuser, J. L. Shuler”.- Actas de la Junta del Patrimonio White (White Estate Board Minutes), 10 de septiembre, 1944.
A medida que la comisión planificaba su trabajo, decidieron que el nuevo volumen serviría mejor si fuera completo en su información, usando tanto fuentes publicadas como no publicadas. Esto incluiría algunas repeticiones de artículos ya publicados.
Arturo White y Luisa Kleuser fueron nombrados como un equipo de trabajo para preparar el manuscrito. El plan que siguieron requerió reunir todo asunto que tuviera que ver con el tema. Entonces, con todas las declaraciones de Elena G. de White ante ellos, organizaron el material y desarrollaron el manuscrito. Este plan minimizó la influencia de los compiladores, permitiendo que los pensamientos y los énfasis de la Sra. White se vieran claramente en la obra terminada.
A medida que el pastor White y la señorita Kleuser hacían las selecciones, era fácil de ver dónde colocaba Elena G. de White el énfasis, y el bosquejo general del tema en cuestión se organizó naturalmente en alrededor de 22 divisiones generales. En los casos en que había dos o más declaraciones que trataban el mismo punto, se escogía la más fuerte o la más completa, y la otra se dejaba de lado. Debido a que no se podían cambiar las palabras de Elena G. de White que componían el texto, los asuntos se reunían usando encabezados que remarcaban la idea principal. Los encabezados y subtítulos eran casi siempre provistos por el compilador, y, generalmente, esto se entiende así.
En un momento de la preparación del manuscrito, el pastor White buscó consejo en cuanto al uso de letras itálicas para enfatizar ciertas partes del manuscrito. El acta que elaboró la Junta dice:
“Votado: Que los fideicomisarios piensan que estaría fuera de lugar usar letras en itálica para enfatizar ciertas partes del manuscrito, y puede parecer que tiene la forma de una interpretación privada”.- Actas de la Junta del Patrimonio White (White Estate Board Minutes), 2 de julio, 1945.
Surgió la inquietud de si los compiladores debían ser nombrados en el Prefacio. Se indicó que siempre fue norma no mencionar a quienes tuvieron parte en la tarea de compilar, sino en mantener el foco en el autor de los materiales. Los fideicomisarios firmaron el Prefacio, basados en el siguiente voto:
“Votado: Que el Prefacio para el manuscrito del Evangelismo sea firmado por los fideicomisarios, y que se solicite al secretario que redacte una declaración considerando este aspecto”.- Ibíd.
El registro de los nueve lectores del manuscrito mostró correcciones que tenían que ver con la redacción de los encabezados y se sugirieron agregar unas pocas declaraciones de Elena G. de White, pues se pensó que añadirían fuerza al manuscrito.
El libro Evangelismo salió a la venta unos 18 meses después de que se tomó la decisión de preparar el libro. Ha servido como guía e inspiración para aquellos que se dedican a los ministerios de evangelización. Cada punto presenta su propia referencia de la fuente, de esa manera cualquiera puede verificar el contexto y la integridad de uso.
Es el interés general de quienes están en el Patrimonio White que toda compilación sea plenamente representativa y tan libre como sea posible de cualquier favoritismo del compilador. El compilador no deja de lado declaraciones que pueden no coincidir con su opinión personal. Las opiniones personales no deben tener peso en la selección del material. La compilación debe representar completa y correctamente la posición, las enseñanzas y el énfasis de Elena G. de White.
Libro sobre el hogar
En sus últimos años, Elena G. de White expresó su anhelo de sacar un libro sobre el hogar cristiano. Pero otras obras, tales como Los hechos de los apóstoles, Consejos para los maestros, Obreros evangélicos y Profetas y reyes, la mantuvieron ocupada, y Elena G. de White murió antes de que pudiera iniciar la tarea del libro sobre el hogar. Poco después de que el manuscrito de El evangelismo se aceptó para su publicación, los fideicomisarios nombraron una comisión para que preparara un manuscrito sobre el hogar. Cuando se reunieron los materiales, siguiendo los mismos métodos usados para El evangelismo, había suficiente como para dos libros, El hogar adventista y Conducción del niño.
Riqueza de material
Cuando se reúnen todos los asuntos que se conoce que Elena G. de White escribió sobre un tema en particular, a menudo hay tal riqueza de material que es difícil lograr que el libro tenga un número razonable de páginas. Cuando se reunió material para Mente, carácter y personalidad, había tal abundancia de material que debían colocarse en dos tomos.
Al planificar un nuevo libro de Elena G. de White, siempre surge la pregunta de si el tomo debe limitarse a declaraciones que no hayan aparecido en libros anteriores, o si, con el propósito de hacer que el libro sea una unidad completa, se deben incluir todos los consejos relativos al tema, sin importar si algunas declaraciones aparecen en otro de sus libros. Después de un estudio profundo, generalmente se llega a la conclusión que el libro debe ser completo. “Compilar: Componer (un libro, etc.) de materiales reunidos de varias fuentes”.
A lo largo de los años después de su muerte, la Junta del Patrimonio White ha recibido solicitudes de compilaciones sobre varios temas. La junta considera sólo aquellos proyectos que cree que harán una contribución definida a las necesidades de la iglesia, y solicita consejo de los líderes de la iglesia antes de comenzar cualquier proyecto. Algunas personas tienen el concepto equivocado de que las compilaciones son simplemente un re-arreglo de los materiales que aparecen en otros libros publicados. El hecho es que la mayoría de las compilaciones incluyen consejos e instrucciones no publicadas previamente de las cartas y manuscritos de Elena G. de White. Los fideicomisarios no ven luz en reciclar los consejos disponibles en libros que ya están impresos.
No todos los libros tienen el mismo propósito
Mientras que todas las compilaciones se preparan esencialmente de la misma forma, no todas se preparan con el mismo propósito: a saber, algunas son más de tipo enciclopédico o referencial, como Consejos sobre el régimen alimenticio. Este libro no fue diseñado para leerse como una narración de tapa a tapa, sino para reunir todos los consejos sobre ciertos temas un una forma ordenada y de fácil acceso. Los libros devocionales son simplemente eso: devocionales. Están planificados como lecturas breves para dirigir el pensamiento hacia Dios al comienzo del día. Otros libros voluminosos, como la serie del Conflicto de los Siglos, presentan una emocionante historia desde la creación hasta la segunda venida de Cristo. Otros más dan consejos sobre varios aspectos de la vida diaria.
Resumen
Volvamos a las preguntas planteadas al comienzo de este artículo.
Si el consejo fue publicado antes o después de la muerte de Elena G. de White no tiene nada que ver con la inspiración del consejo. El imprimir los materiales antes de su muerte no los hace más inspirados, ni lo son menos si aparecen después de su muerte. Mientras vivía, ella colaboraba en la reunión de los materiales de sus artículos y cartas que habían de publicarse en libros, y podía supervisar su preparación. En su testamento encargó a la Junta de Fideicomisarios que continuaran esta obra, y que supervisaran su preparación en lugar de ella.
En los libros preparados después de la muerte de Elena G. de White, los fideicomisarios se sienten confiados por seguir las instrucciones de Elena G. de White, cuando ella escribió:
En estos últimos días se ha dado luz abundante a nuestro pueblo. Ya sea que mi vida sea preservada o no, mis escritos hablarán constantemente y su obra irá adelante mientras dure el tiempo. Mis escritos son guardados en los archivos de la oficina, y aunque yo no viviera, esas palabras que me han sido dadas por el Señor todavía tendrán vida y hablarán a la gente (Carta 371, 1907).- (Véase Mensajes selectos, tomo 3, p. 85).
La Junta de Fideicomisarios y el personal del Patrimonio White toman seriamente sus responsabilidades para representar correctamente a Elena G. de White y sus enseñanzas. Cuando los materiales se preparan para su publicación, el único ajuste que se realiza es el gramatical. Creemos que las directivas que ella dio a sus secretarios son una autoridad. Si una palabra necesita ser reemplazada para que una oración quede clara, la palabra se coloca entre corchetes para que el lector sepa que es un añadido. Nadie en el Patrimonio White ha agregado sus palabras al material de Elena G. de White. Si se percibe la necesidad de dar información adicional, se coloca como nota al pie o en un apéndice. Se dan referencias para que el investigador pueda corroborar las fuentes originales. Se da el contexto suficiente como para que el material pueda hablar por sí mismo. Si el material se adapta o parafrasea, esto se aclara y destaca en la forma correspondiente.
Los subtítulos y los encabezados que ayudan a organizar los materiales, son agregados por el compilador, pero todo el texto fue escrito por Elena G. de White. El compilador busca ser completamente objetivo, evitando apreciaciones personales en la selección de los materiales. El producto final se diseña para representar el pensamiento completo de Elena G. de White sobre un tema y es revisado cuidadosamente por una comisión para evitar que haya tergiversación.
Cuando un libro se termina, es por tanto un libro de Elena G. de White, aunque ella no esté más con vida y no pueda darle su atención personal. Si estuviera aquí, no hay duda que agregaría frases conectivas para unir ciertos párrafos y para que la expresión sea más fluida. Debido a que ésta es una tarea que se reserva sólo al autor, los compiladores usan a veces encabezados de párrafos para introducir el tema o idea siguiente, pero nunca añaden frases para relacionar un párrafo o pensamiento con otro.
Por tanto, las respuestas a las preguntas requeridas al comienzo de este artículo son: Sí, los libros publicados con posterioridad a la muerte de Elena G. de White, en todas sus áreas, son realmente libros de Elena G. de White; no, no son producto de otros escritores; y, sí, contienen mensajes inspirados dados por Dios para la conducción, edificación y fortalecimiento de la iglesia en estos últimos días de la historia de la tierra.
Norma J. Collins
Directora Asociada del Patrimonio de Elena G. de White
Mayo de 1995, actualizado en diciembre de 2001
Basado en un artículo de Arturo L. White
Información adicional:
“How Ellen White’s Books Were Written” [Cómo se escribieron los libros de Elena G. de White], por W. C. White, 18 de junio, 1935.
“In Defense of Compilations” [En defensa de las compilaciones], por Arturo L. White, en Spectrum, agosto de 1985.
Brief Statements Regarding the Writings of Ellen G. White [Breves declaraciones respecto a los escritos de Elena G. de White], por W. C. White y D. E. Robinson, 1933. Reimpreso como suplemento de la Adventist Review [Revista Adventista], el 4 de junio, 1981.
How the Desire of Ages Was Writen [Cómo se escribió El Deseado de todas las gentes], por Robert W. Olson, 1979.
“Guidelines for Editing Ellen G. White Materials” [Directivas para la edición de los materiales de Elena G. de White], por Kenneth H. Word, septiembre, 1989.
por Robert W. Olson
Una declaración introductoria al documento,
“Descripciones que muestran cómo se escribió El Deseado de todas las gentes”
Para muchos Adventistas del Séptimo Día, El Deseado de todas las gentes es su fuente favorita de nutrición espiritual aparte de la Biblia. Su nivel profundamente espiritual y sus hermosas frases sorprendentes, combinados con su tema centrado en Cristo, hacen única esta pieza maestra tan apreciada, incluso entre las mismas obras de Elena G. de White.
La historia de cómo se escribió El Deseado de todas las gentes probablemente nunca se cuente en su plenitud, porque nadie que esté con vida la conoce por completo con todos sus detalles. No obstante, un examen de las fuentes disponibles da varias ideas que otorgan luz sobre el tema de cómo este best seller imperecedero llegó a la existencia.
Los libros de Elena G. de White sobre la vida y las enseñanzas de Jesús
Elena G. de White comenzó a escribir sobre la vida de Cristo en 1858, luego de su visita a Lovet’s Grove, Ohio, donde se le revelaron en visión muchas escenas de varios siglos del conflicto entre Cristo y Satanás. Su registro escrito de esta visión, según se encuentra en Spiritual Gifts [Dones espirituales], vol. 1, incluye más de cincuenta páginas sobre la vida de Cristo.
En 1876 y 1877, Elena G. de White reescribió y aumentó su narración de la vida y obra de Cristo, y así abarcó más de las 640 páginas en Spiritual Gifts, volúmenes 2 y 3. Luego, en la década de 1890, expandió el registro un poco más, hasta que completó tres libros, El discurso maestro de Jesucristo, El Deseado de todas las gentes, y Palabras de vida del gran Maestro.
Asistencia editorial
Aunque fue inspirada en plenamente, Elena G. de White no siempre hizo uso de una gramática, ortografía, puntuación, o construcción de frases y párrafos perfectos en sus escritos. Sintió fuertemente este defecto a lo largo de toda su vida. En 1873, se lamentó, “Mi corazón está tremendamente triste… No soy una erudita… No soy una experta en gramática” (Enumeración para el 10 y 11 de enero, 1873, pp. 10-11).[i][1] Veinte años después, nuevamente se quejó por su carencia cuando declaró, “Dejo mi pluma y digo: ¡Oh, Señor, soy finita, soy débil, sencilla e ignorante. Nunca puedo encontrar un lenguaje para expresar tus revelaciones grandiosas y santas!” (Véase Descripción 63).
Al ver cómo se sintió, es bastante comprensible que Elena G. de White buscara auxilio en habilidosos literatos para la preparación de sus manuscritos para publicar. Cuando trabajaba con la serie Spiritual Gifts, desde 1858 a 1864, fue auxiliada por su esposo, quien era un calificado maestro de escuela. (Véase Mensajes selectos, vol. 1, p. 57). En la década de 1890, cuando finalmente estaba tomando forma El Deseado de todas las gentes, su principal asistente editorial fue Marian Davis.
Se les confió a los copistas de Elena G. de White tareas tales como corregir la gramática y la ortografía, eliminando las repeticiones innecesarias, agrupando el material en párrafos, y transfiriendo oraciones o párrafos de un manuscrito a otro “cuando se expresó el mismo pensamiento pero no en forma tan clara” (Véase Descripción 81). No obstante, cada tanto se les daba a otros individuos clave directivas adicionales para mejorar sus escritos. Por ejemplo, la Sra. White estaba muy dispuesta a que J. H. Waggoner criticara su manuscrito y le hiciera sugerencias para mejorarlo (Véase Descripción 15). De hecho, expresó su disgusto a Waggoner cuando no pudo cambiar o mejorar uno de sus escritos cuando se le dio una oportunidad para hacerlo (Véase Descripción 15).
También se le pidió al Dr. David Paulson que brindara esta clase de servicio. En 1905, el hijo de la Sra. White, W. C. White, envió el manuscrito de El ministerio de curación al Dr. Paulson con la solicitud, “Deseo que en su lectura completa note aquellos lugares donde el pensamiento se expresa de tal forma que pueda ser especialmente criticado por médicos y que nos conceda amablemente el beneficio de su conocimiento para saber cómo expresar el mismo pensamiento en la forma más adecuada”.[ii][2]
Elena G. de White entendía que también algunos escritores bíblicos necesitaron asistencia editorial, cuando escribió en relación con el libro de Hechos, “La costumbre de ese tiempo era que el autor enviara su manuscrito a alguien para que lo examinara y criticara. Lucas eligió a Teófilo, como a un hombre en quien tenía confianza, para que hiciera esa importante obra” (Comentario bíblico adventista, vol. 6, p. 1051).
Dado que es claro que la Sra. White por momentos permitió e incluso buscó la ayuda, que dio como resultado el cambio de algunas de sus palabras, se puede presentar una inquietud sobre su declaración, “las palabras de alguna otra persona no me representarán correctamente” (Véase Descripción 79). Debiera notarse que este comentario fue hecho en relación con uno de sus copistas en particular y no incluía las mejoras técnicas que se supone que harían todos sus copistas. Aunque se debe enfatizar que los copistas y editores de Elena G. de White no contribuyeron en realidad con la escritura de sus libros. Marian Davis dio cuenta de este hecho cuando, en respuesta a la demanda de un publicador que solicitaba que se completara en forma inmediata el manuscrito de El Deseado de todas las gentes, le escribió a W. C. White, “Hay una cosa… que incluso el más competente editor no puede hacer, a saber, preparar el manuscrito antes de que se escriba” [por ejemplo, Marian Davis no podía hacer su labor editorial hasta que Elena G. de White hubiera escrito el manuscrito] (Véase Descripción 69).
El papel de Marian Davis
Marian Davis fue una de esas personas especiales a quien Elena G. de White buscaba más que para la tarea rutinaria de copiar y editar. Marian estaba autorizada a eliminar palabras innecesarias (Véase Descripción 67) o a veces, cuando era pertinente, cambiar palabras (Véase Descripción 37). Le ayudó a la Sra. White a planificar un buen número de libros, desde el primer capítulo al último (p. 39, párrafo 1).
Marian era la “compaginadora de libros” (p. 41, párrafo 1). Ella recogía material, incluso oraciones aisladas (p. 28, párrafo 6; p. 39, párrafo 1; p. 30, párrafo 4), sobre la vida de Cristo de los diarios, cartas y artículos de Elena G. de White (p. 44, párrafo 3; p. 29, párrafo 0), los cuales pegaba en álbumes. Ella sacó material para El Deseado de todas las gentes de estos álbumes, de los libros publicados de Elena G. de White y de algunos manuscritos extensos (p. 24, párrafo 4).
Al organizar el material en capítulos, Marian notó áreas sobre las cuales no tenía nada de la pluma de Elena G. de White. Aparentemente las dos mujeres tenían una relación de trabajo tan estrecha, que Marian se sentía libre de hacer sugerencias a la Sra. White de lo que le parecía que podía estar faltando de los libros. Elena G. de White aceptó algunas de estas sugerencias, otras las rechazó. Por ejemplo, mientras que se aceptó el consejo de Marian en relación con “la roca, cuando el agua fluyó”, para un libro anterior (p. 21, párrafo 1), su recomendación acerca de “la construcción de una torre” y “la guerra de reyes” se rechazó. Elena G. de White declaró que no escribiría sobre estos temas a menos que “el Espíritu del Señor me guíe” (p. 25, párrafo 3).[iii][3]
Marian también hizo sugerencias a Elena G. de White en relación con la lucha de Cristo cuando fue tentado a usar su poder divino (p. 26, párrafo 5), y las parábolas de la perla y la red (p. 23, párrafo 6). Aunque sin duda Elena G. de White apreció estas sugerencias, estaba claro que era ella misma y no Marian la que decidía sobre qué tema escribiría.
No sólo Elena G. de White hacía el escrito inicial, también asumía plena responsabilidad por cada palabra que eventualmente aparecía en sus libros. Le explicó a su hermana Mary, “leo todo lo que se copia para ver que cada cosa está como debe ser. Leo todo el libro manuscrito antes que sea enviado a la imprenta” (p. 44, párrafo 2). Claramente éste era su método de trabajo rutinario. Marian Davis le dijo una vez a Elena G. de White, “Por supuesto, nada irá sin que usted lo apruebe” (p. 30, párrafo 2).
Fuentes de información
(a) Visiones. En su primer registro de la vida de Cristo, escrito en 1858, Elena G. de White hizo frecuentemente declaraciones como “Vi”, “Y luego vi”, “Se me mostró”, etc. (p. 10). Mientras que no unió sus registros posteriores de la vida de Cristo con estas expresiones, puede realmente haber visto en visión todos los eventos de la vida de Cristo de los cuales escribió. En 1889, después de mencionar “la traición, el juicio y la crucifixión de Jesús”, comentó, “Todo esto pasó delante de mi detalle tras detalle” (p. 22, párrafo 3).
No obstante, es necesario que creamos que cada hecho aislado mencionado en El Deseado de todas las gentes fue visto primero en visión con el propósito de que también creamos que el libro procedió de una pluma verdaderamente inspirada. Por ejemplo, Pablo escribió a los Corintios, “habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones” (1 Corintios 3:3). Pero no se le mostró esto en visión. Fue informado sobre el asunto por los miembros de la casa de Cloé. (Véase 1 Corintios 1:11). No obstante, sostenemos que 1 Corintios 3:3 fue escrito bajo inspiración. Elena G. de White declara que aunque “el Señor no le dio una nueva revelación para esa ocasión especial,… la reprensión que envió fue tan ciertamente escrita bajo la inspiración del Espíritu de Dios como cualquiera de sus otras epístolas” (Los hechos de los apóstoles, pp. 244-245). Si Dios pudo hablar a los profetas de la antigüedad “en diversas maneras” (Hebreos 1:1), seguramente pudo haber hecho lo mismo en tiempos recientes.
(b) La Biblia. Elena G. de White conocía bien su Biblia, un hecho que es atestiguado por las miles de referencias de la Palabra de Dios que corren a través de todos sus escritos. Usó la Biblia libremente en todos sus libros sobre la vida y enseñanzas de Cristo. Las Escrituras eran la fuente primaria de información para Elena G. de White en relación con lo que Jesús hizo y dijo.
(c) “Historias bíblicas” y otros libros. Dado que el Señor aparentemente no reveló el orden de los eventos bíblicos a Elena G. de White, se encontró en la necesidad de buscar esta información de la mejor manera posible por su propio estudio personal de las diferentes “historias bíblicas” (p. 21, párrafo 2). También parece haber usado algunos libros que trataban más específicamente con la vida de Jesús. Dio instrucciones a su familia en Oakland para que le enviara ciertos libros que había “dejado” (p. 17, párrafo 5). No menciona el título de estos libros, pero parece que uno de ellos era Life of Christ [Vida de Cristo] de William Hanna, debido a que algo de su fraseología en Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], volumen 2, escrito por ese tiempo, es similar al lenguaje de Hanna. La extención y naturaleza del uso que hizo de Hanna se puede determinar sólo por un análisis cuidadoso de estos libros.[iv][4] Elena G. de White usó la Biblia y fuentes históricas también en la preparación de sus otros “libros del conflicto”. W. C. White declara,
En algunos asuntos históricos como se presentan en Patriarcas y profetas, Hechos de los apóstoles y El gran conflicto, los lineamientos principales se hicieron muy claros y sencillos para ella, y cuando escribió estos temas, se la dejó que estudiara la Biblia y la historia para conseguir las relaciones de las fechas y la geografía, y para que perfeccionara su descripción de los detalles.- Archivo de correspondencia de W. C. White.[v][5]
Puede ser nueva la idea para algunos de que Elena G. de White, al escribir un libro inspirado, debiera tomar no sólo frases sino ciertos tipos de información de fuentes existentes previamente. Pero los que han estudiado cuidadosamente la Biblia no encontrarán que esta idea sea perturbadora pues habrán notado que los escritores bíblicos también siguieron esta práctica. Por ejemplo, el apóstol Pablo más de una vez usó líneas de poetas griegos, y Judas incluyó un pasaje en su pequeña epístola que alguien más había escrito al menos cien años antes (véase Comentario bíblico adventista, Hechos 17:28, 1 Corintios 15:33, y judas 14).
El Deseado de todas las gentes, un libro inspirado
En 1892, cuando Elena G. de White comenzó nuevamente a escribir sobre la vida de Cristo, habló acerca de “las cosas que ardían en mi alma en relación con la misión de Cristo”. Escribió, “No sé cómo presentar temas con el poder vivificante con el que están ante mí” (p. 23, párrafos 4, 5).
Un año después aseveró que, al escribir sobre la vida de Cristo, estaba usando palabras que comunicarían a otros “la luz que el Señor se había placido darme en su gran misericordia y amor” (p. 25, párrafo 2). Algún tiempo más tarde, después de mencionar varios de sus libros, incluyendo El Deseado de todas las gentes, declaró, “En mis libros se declara la verdad respaldada por un ‘Así dice el Señor’. El Espíritu Santo traza estas verdades en mi corazón y en mi mente en forma indeleble como la ley fue trazada por el dedo de Dios, sobre las tablas de piedra” (p. 44, párrafo 7).
En el escrito de El Deseado de todas las gentes, Elena G. de White recibió ayuda -ayuda de sus secretarios y ayuda de algunos otros autores. Pero primero y ante todo tuvo la asistencia del Señor. Fue el Espíritu de Dios quien la dirigió y controló y quien fue además la Fuerza Guiadora al escribir todos sus mensajes.
El Deseado de todas las gentes no es sólo otro libro sobre la vida de Cristo. En marcado contraste con otras obras sobre la vida de Cristo, fue escrito bajo la inspiración el Espíritu de Dios. Lleva en sus páginas las propias credenciales divinas.
Respira un espíritu celestial. Nos confronta cara a cara con el Señor mismo. A través de El Deseado de todas las gentes, como ningún otro libro fuera de la Biblia, podemos llegar a estar íntimamente familiarizados con nuestro Salvador. Y esta bendición seguramente vendrá a todos los que buscan sus páginas con corazones y mentes que sean receptivos a la conducción del Espíritu Santo.
DESCRIPCIONES RELACIONADAS CON LA ESCRITURA DE EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES
Organizadas cronológicamente
(Basado en un estudio en proceso de la fuentes)
Descripción 1: Sábado y domingo, 13-14 de marzo, 1858, los White en Lovett’s Grove, Ohio
LA REVIEW AND HERALD
“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”.
BATTLE CREEK, QUINTO DÍA, 25 DE MARZO DE 1858
Los días 13 y 14 de marzo disfrutamos libremente con la joven iglesia de Lovett’s Grove. Las labores del hermano Holt fueron grandemente bendecidas en ese lugar. Cree que unas cuarenta personas guardan el sábado en ese lugar. Unas pocas semanas atrás no había ninguna. Disfrutamos de gran libertad con estos hermanos. Durante el primer día, Dios manifestó su poder en una forma maravillosa ante la multitud congregada. Varios decidieron observar el sábado del Señor y fueron con el pueblo de Dios. Sentimos una gran deuda con el hermano y la hermana Tillotson quienes estuvieron con nosotros dos semanas y nos trasladaron confortablemente en su carruaje durante todo el camino desde que dejamos las vías del tren en Green Spring, hasta que las encontramos nuevamente en Freemont donde tomamos el tren a casa.
Jaime White, p. 149.
Descripción 2: Domingo, 14 de marzo, 1858, la visión del gran conflicto dada en un servicio fúnebre
En la visión que recibí en Lovett's Grove [Estado de Ohio], la mayor parte de lo que había visto diez años antes concerniente al gran conflicto de los siglos entre Cristo y Satanás fue repetido, y se me instruyó a que lo escribiera. Se me mostró que aunque debía luchar contra los poderes de las tinieblas, pues Satanás haría grandes esfuerzos para impedir esta tarea, debía poner mi confianza en Dios, y que los ángeles no me abandonarían en el conflicto.
Después de que salí de la visión, los afligidos amigos y una parte de la congregación, cargaron el cuerpo hasta su lugar de descanso. Gran solemnidad descanso sobre quienes permanecieron.
El lunes comenzamos nuestro viaje a casa con el hermano y la hermana Tillotson. Al día siguiente tomamos los carruajes de Freemont hacia Jackson, Michigan. Mientras viajábamos en nuestros carruajes hacia Jackson, Michigan, arreglamos nuestros planes para escribir y publicar inmediatamente después de nuestro regreso al hogar, el libro titulado El conflicto de los siglos.
Spiritual Gifts [Dones espirituales], vol. II, pp. 270-271 (publicado en 1860).Descripción 3: 1858, Spiritual Gifts, vol. I, publicado.
SPIRITUAL GIFTS
EL GRAN CONFLICTO ENTRE CRISTO Y SUS ÁNGELES Y SATANÁS Y SUS ÁNGELES
POR ELENA G. DE WHITE
BATTLE CREEK, MICHIGAN
PUBLICADO POR JAIME WHITE, 1858
CONTENIDO
DONES ESPIRITUALES................................................................................ 5
CAPÍTULO
I. La caída de Satanás................................................................................... 17
II. La caída del hombre.................................................................................. 20
III. El plan de salvación................................................................................. 22
IV. La primera venida de Cristo...................................................................... 28
V. El ministerio de Cristo............................................................................... 35
VI. La transfiguración..................................................................................... 40
VII. La traición a Cristo.................................................................................. 44
VIII. El juicio de Cristo................................................................................... 49
IX. La crucifixión de Cristo............................................................................. 57
X. La resurrección de Cristo........................................................................... 65
XI. La ascensión de Cristo............................................................................. 77
XII. Los discípulos de Cristo.......................................................................... 80
XIII. La muerte de Esteban............................................................................ 87
XIV. La conversión de Saulo.......................................................................... 90
XV. Los judíos decidieron matar a Pablo......................................................... 93
XVI. Pablo visitó Jerusalem........................................................................... 99
XVII. La gran apostasía............................................................................... 103
XVIII. El misterio de iniquidad....................................................................... 108
XIX. Muerte, no vida eterna en la miseria...................................................... 113
XX. La Reforma.......................................................................................... 119
XXI. La iglesia y el mundo unidos................................................................. 124
XXII. Guillermo Miller................................................................................... 128
XXIII. El mensaje del primer ángel................................................................ 133
XXIV. El mensaje del segundo ángel............................................................. 140
XXV. El movimiento adventista ilustrado....................................................... 144
XXVI. Otra ilustración.................................................................................. 151
XXVII. El santuario...................................................................................... 157
XXVIII. El mensaje del tercer ángel............................................................... 162
XXIX. Una firme plataforma.......................................................................... 168
XXX. El espiritualismo................................................................................. 173
XXXI. La codicia......................................................................................... 179
XXXII. El zarandeo...................................................................................... 183
XXXIII. Los pecados de Babilonia................................................................. 189
XXXIV. El fuerte clamor............................................................................... 193
XXXV. Culmina el mensaje del tercer ángel................................................... 197
XXXVI. El tiempo de angustia de Jacob........................................................ 201
XXXVII. La liberación de los santos.............................................................. 205
XXXVIII. La recompensa de los santos......................................................... 209
XXXIX. La tierra desolada............................................................................ 211
XL. La segunda resurrección........................................................................ 214
XLI. La segunda muerte............................................................................... 217
Descripción 4: Fuente de información en Spiritual Gifts, vol. I, 1858.
El señor me mostró que Satanás fue una vez un ángel honrado en el cielo, próximo a Jesucristo (p. 17).
Vi que el hijo de Dios estaba pálido y exhausto por causa del ayuno y el sufrimiento. Pero su camino estaba trazado, y debía cumplir la tarea que había venido a realizar (p. 31).
Luego vi a Jesús en el jardín con sus discípulos (p. 46).
Vi que el ángel más débil podría haber conseguido que esa multitud cayera inerme y podría haber librado al Señor (p. 51).
Pero no necesitaban temer; porque contemplé a la hueste angélica observando con indecible interés el lugar de descanso de Jesús (p. 64).
Vi a la guardia romana, cuando la hueste angélica regresó al cielo, y la luz y la gloria desaparecieron, levantarse y ver si era seguro para ellos mirar a su alrededor (p. 68).
Luego se me mostró a los discípulos cuando llenos de reverente asombro miraban para alcanzar la última vislumbre de su Salvador que ascendía (p. 79).
[Spiritual Gifts, vols. III y IV, ambos publicados en 1864, completaron el primer escrito de la historia del gran conflicto. Estos dos volúmenes trataron extensamente la historia del Antiguo Testamento. Spiritual Gifts, vol. II, era una autobiografía de Elena G. de White y no era parte de la serie del gran conflicto. A medida que pasaron los años, Elena G. de White se propuso reescribir y aumentar estos libros. Primero en la nueva serie, publicado en 1870, estaba Spirit of Prophecy [El Espíritu de Profecía], vol. I, que cubría la historia del Antiguo Testamento hasta los tiempos de Salomón. Luego Elena G. de White se concentró en la vida de Cristo, que finalmente llenó la mayor parte de Spirit of Prophecy, vol. II y III.]
Descripción 5: Miércoles, 1 de enero, 1873, Santa Rosa, California. Entrada del diario de Elena G. de White
Escribí diez páginas al pastor Littlejohn, después de escribir casi todo día sobre mi tema para Spirit of Prophecy.
(Manuscrito 3, 1873, p. 1.)
Descripción 6: Domingo, 5 de enero, 1873, Petaluma, California. Entrada en el diario de Elena G. de White
Tuvimos tres reuniones. Hablé a las once sobre la vida y la tentación de Cristo en el desierto. Sentí la fuerza del tema que presenté ante ellos.
(Manuscrito 3, 1873, p. 2.)
Descripción 7: Viernes, 10 de enero, 1873, Santa Rosa, California. Entrada en el diario de Elena G. de White
Nos levantamos temprano para prepararnos para ir a San Francisco. Mi corazón estaba indescriptiblemente triste. Esa mañana consideré francamente la posibilidad de trabajar en mis escritos. Mi esposo está muy débil para ayudarme a prepararlos para la imprenta, por tanto no trabajaré más con ellos por el momento. No soy una erudita. No puede preparar mis propios escritos para la imprenta. Hasta que pueda hacerlo no escribiré más. No es mi deber ser gravosa a otros con mis manuscritos.
(Manuscrito 3, 1873, p. 5.)
Descripción 8: Sábado, 11 de enero, 1873, San Francisco, California. Entrada en el diario de Elena G. de White.
Descansamos bien anoche. Este sábado de mañana amaneció nublado. Mi mente está llegando a conclusiones extrañas. Estoy pensando que debo dejar a un lado mis escritos en los que he tenido tanto placer y ver si puedo llegar a ser una experta. No soy una conocedora de gramática. Trataré, si el Señor me ayuda, a la edad de cuarenta y cinco años de llegar a ser una experta en la ciencia. Dios me ayudará. Creo que lo hará.
(Manuscrito 3, 1873, p. 5.)
Descripción 9: Sábado, 25 de marzo, 1876, Oakland, California. Elena de White a Jaime White
Querido esposo,… Mary Clough* y yo haremos todo lo que podamos para adelantar la tarea de mis escritos. No puedo ver ninguna luz que brille en Michigan para mi. Este año siento que mi tarea es escribir. Debo estar recluida, quedarme aquí, y no debo dejar que la inclinación o persuasión de otros remueva mi resolución de mantenerme en relación con mi obra hasta que esté hecha. Dios me ayudará si confío en él.
* Mary Clough (rima con la palabra “how” que significa cómo en inglés) era la hija de Carolina, la hermana de Elena G. de White.
(Carta 63, 1876.)
Descripción 10: Viernes, 31 de marzo, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Disfruto de la presencia de Dios y mi alma continuamente busca más de su salvación. Estoy escribiendo y lo hago con libertad. Estoy tratando preciosos temas. El último lo completé o casi completé en el día de ayer: Jesús curando al paralítico del estanque de Bethesda. El discurso de Cristo, que sigue a la curación cuando fue acusado por los judíos de quebrantar el sábado, es un gran tema.
(Carta 1, 1876, p. 2.)
Descripción 11: Martes, 4 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Desde hace algunos días hemos estado teniendo compañía casi cada día, pero trato de ceñirme a mis escritos y hacer tanto como pueda cada día. No puedo más que escribir la mitad de lo que escribo en un día cada vez.
(Carta 3, 1876, p. 1.)
Descripción 12: Jueves, 6 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
(Continuación de la carta iniciada el 4 de abril.) Tengo mucha libertad para orar y una dulce comunión con Dios en mis horas de caminata a la noche y temprano en la mañana. Estoy teniendo algo más de fuerza, pero encuentro que cualquier sobrecarga me afecta seriamente y me lleva tiempo recuperarme. Mi confianza es en Dios. Confió en que me ayudará en mis esfuerzos para sacar la verdad y la luz que me ha dado para [darle] a su pueblo. María es una gran ayudante. La aprecio.
(Carta 3, 1876, p. 2.)
Descripción 13: Viernes, 7 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Estoy escribiendo algo cada día pero no puedo confinarme a escribir más de la mitad por día.
Ayer Mary Clough, las niñas* y yo visitamos a la hermana Babcock. Salimos a caminar…
Los temas preciosos se abrieron bien a mi mente. Confío en Dios y él me ayuda a escribir. Estoy veinticuatro páginas delante de Mary. Ella anda bien con mi copia. Demandará un claro sentido del deber pedirme que deje esta obra para ir a las reuniones del campamento. Quiero decir para que termine mis escritos, un libro en todo caso, antes de que vaya a cualquier parte.
* Las “niñas” eran Addie y May Walling, las sobrinas de Mary Clough, que fueron criadas por Elena G. de White.
(Carta 4, 1876, pp. 1, 4.)
Descripción 14: Sábado, 18 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo:… En relación con publicar aquí mi libro, ¿qué piensas? El manuscrito puede ser puesto al instante en las manos de los impresores. Nos informarías por favor al respecto.
Tengo libertad para escribir y pido a Dios diariamente consejo y que sea imbuida con su Espíritu. Luego creo que tendré la ayuda, la fuerza y la gracia para hacer la voluntad de Dios.
Estoy contenta de que estés tan distendido y feliz. Nunca tuve tal oportunidad de escribir en mi vida y pienso aprovecharla al máximo…
¿Qué sería leerle mi manuscrito a los pastores Waggoner y Loughborough? Si hay alguna expresión de puntos de doctrinas que no están claros como deben estarlo, podría discernirlo (Me refiero a Waggoner).
(Carta 4a, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 15: Noche del sábado, 8 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Lucinda Hall
Querida hermana Lucinda:** … Mi esposo escribe que se me enviará un llamado de la [Sesión de la] Asociación [General], pero no cambiaré de idea en cuanto a lo que creo que es mi deber en este momento. Tengo una obra especial en este momento, escribir las cosas que el Señor me mostró. Estamos progresando bien, pero no puedo escribir más que durante la mitad del día…
Siento que debo descuidar cualquier otra cosa para poder sacar estos escritos. No he asistido a las reuniones por dos semanas. Mientras los pastores Waggoner y Loughborough están aquí, les dejo hacer la obra, y reservo toda mi fuerza para un propósito: escribir…
Deseo tener tiempo para que mi mente esté calma y pueda componer. Necesito tener tiempo para meditar y orar mientras me comprometo en esta obra. No deseo estar preocupada o estar estrechamente relacionada con nuestro pueblo pues desviará mi mente. Ésta es una gran obra, y siento que debo clamar a Dios cada día por su Espíritu para que me ayude a hacer muy bien esta tarea…
La cuestión en Petaluma necesita que la atienda la próxima semana. Puse una copia en las manos del pastor Waggoner para copiar. Sólo hizo un trabajo miserable, no cambió ni mejoró nada. Aprecio cada día más a Mary.
** Lucinda Hall (1839-1929) fue empleada durante un tiempo por Elena G. de White y llegó a ser una de sus mejores amigas.
(Carta 59, 1876, pp. 1-3.)
Descripción 16: Domingo, 16 de abril, 1876, “En los carruajes desde Oakland a Broolkyn”. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … He escrito bastantes páginas hoy. Mary trabaja duro luego. Está muy entusiasmada con algunos temas. Trae los manuscritos después de copiarlos para leérmelos. Hoy me mostró una pila de manuscritos bastante pesada que había preparado. Con orgullo los revisó…
Willie, su Mary y Mary Clough me acompañaron a la ciudad esta noche. Pienso que es mejor que no compremos ningún mueble para [la] casa nueva hasta que estés aquí para elegirlo…
No deseo que mi mente se distraiga de mi tarea ni siquiera para ir y seleccionar muebles, pero sólo lo sugiero…
Oh, cuánto anhelo esa conexión social y misteriosa con Jesús que nos eleva por encima de las cosas temporales de la vida. Es mi ansiedad estar bien con Dios, por tener su Espíritu continuamente dándome testimonio de que soy ciertamente una hija de Dios.
Me esforzaré por sacar estos asuntos, tan preciosos para la aceptación de Dios.
Bien, no puedo escribirte muchas noticias cuando me encierro en mi recámara día tras día para escribir, y luego para escribirte cada día, pero debes conformarte con lo que tienes. Ahora tomamos el bote.
(Carta 8, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 17: Martes, 18 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Fuimos a la ciudad el domingo a la noche. Hablé con aceptación ante una congregación bastante numerosa de forasteros. Empezando por el estudio del tema de los panes y los peces con los cuales Jesús alimentó a diez mil personas por su poder milagroso –cinco mil hombres y mujeres y cinco mil niños- que recogían continuamente luego de que el Salvador bendijo la pequeña porción de comida; [continuando con] Cristo caminando sobre el mar y los judíos pidiendo una señal de que él era el Hijo de Dios. El vecino de al lado de la iglesia, cercano al jardín público, estaba allí. Creo que se llama Cragg. Todos oyeron con los ojos muy abiertos, y algunos con las bocas abiertas. Mary dice que se sintió estimulada porque había escrito sobre el tema antes de oírme hablar sobre él. Ahora incorporará algunos puntos que escuchó esa noche. Parecía profundamente interesada…
Veo muchos temas sobre los que tengo que escribir que deben hacerse con el mayor cuidado. Deseo dedicar este verano, en forma completa, para hacer este trabajo. Debo detenerme un día o dos en la semana e ir a alguna parte o mi cabeza se estropeará. Envidio cada momento que me siento compelida a descansar. Estos temas intensamente interesantes me cansan mucho más al escribirlos que al hablarlos.
Siento que no sería aconsejable para mí interrumpir ahora e ir al Este. Mary no se siente inclinada a ir. Dice que le disgusta el clima del este, pero esto no me lo impedirá si sintiera que es mi deber ir. Sentiría placer de encontrarme con mis hermanos y hermanas en el retiro campestre. Es una tarea que disfruto. Mucho más que el confinamiento para escribir. Pero eso interrumpiría mi trabajo y destruiría mis planes de sacar mis libros, porque no puedo hacer ambas cosas: viajar y escribir. Me parece que ahora es mi oportunidad dorada. Mary está conmigo, la mejor copista que he tenido. Nunca tendré otra oportunidad semejante.
(Carta 9, 1876, pp. 1, 3.)
Descripción 18: Viernes, 21 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Acabo de completar un artículo bastante extenso sobre varios milagros; que hacen unas cincuenta páginas. Hemos preparado como unas 150 páginas desde que te fuiste. Sentimos la máxima satisfacción en lo que hemos preparado.
(Carta 12, 1876, p. 1.)
Descripción 19: Lunes, 14 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: Mary acaba de leerme dos artículos. Uno [era] sobre los panes y los peces, Cristo caminando sobre el agua y diciendo a sus oyentes que era el Plan de vida, lo que hizo que algunos de sus discípulos lo abandonaran. Esto llevó unas cincuenta páginas y comprende muchos temas. Pienso que es el tema más precioso que haya escrito. Mary también está muy entusiasmada con él. Piensa que es de sumo valor. Estoy plenamente satisfecha con él.
El otro artículo era sobre Cristo ingresando al campo de espigas, restregando las espigas y sanando la mano seca: doce páginas. Si puedo, con la ayuda de Mary, sacar estos temas de intenso interés, podré decir, “Señor, permite a tu sierva descansar en paz”. Estos escritos son todo lo que puedo ver ahora. El interés de Mary no decae para nada. Está tan ferviente y ansiosa como yo porque esta obra se haga ahora, antes de que viajemos a California. Temas interesantes se están abriendo continuamente ante mi mente. Estos temas sobre los que hablo, se fijan a la mente de Mary.
Creo que el Señor está con nosotros, y su Espíritu impresionará nuestros corazones. Mary sólo me sigue. No tengo temas preparados de antemano. Mi corazón y mi mente están en esta obra y el Señor me sostendrá al hacerla. Creo que el Señor me dará salud. Se lo he pedido, y responderá mi oración. Amo al Señor. Amo su causa. Amo su pueblo. Siento gran paz y quietud de mente. Parece que no hubiera nada que confunda y distraiga mi mente, y con tanto que pensar, mi mente no puede sentirse perpleja con algo sin sobrecargarse.
(Carta 13, 1876, p. 1.)
Descripción 20: Martes, 25 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: Anoche recibí una larga carta del pastor Canright urgiéndome a asistir a las reuniones campestres; también una carta del hermano Rogers de Missouri; también otra del hermano Colcord…
Me lo piden firmemente, pero no me moveré con su luz ni obedeceré su llamado. Mi obra está aquí por el momento. No veo ninguna otra luz y deseo fervientemente seguir la luz. Si pensara que es mi deber ir a esas reuniones, iría aunque mi libro nunca se terminara, pero siento que ahora es mi tiempo. Dios me ha provisto la ayuda que tanto había solicitado y por lo que tanto oré fervientemente. Mary ya ha estado aquí por cinco meses y el tiempo ha transcurrido sin que termine mucho de mi tarea. Ahora estamos haciendo un tiempo excelente y preparando asuntos tan pronto como nos es posible.
Mi mente está en la tarea y no deseo desviarme.
Si siguiera mi propio placer o inclinación, ciertamente asistiría a las reuniones campestres. Amo la labor en relación con las reuniones campestres mucho más de lo que amo escribir. Disfruto viajar, pero siento que ahora es mi tiempo y oportunidad de sacar esta obra largamente descuidada…
Todo está tranquilo aquí. No hay nada me distraiga de mi trabajo. Mi mente no se siente perpleja con cuestiones urgentes de la iglesia o con ningún tipo de dificultades. Estoy tan libre de cargas externas como pueda estarlo…
No tengo muchas novedades para escribir porque no voy a ningún lado y no veo a nadie. Excepto [por] mi paseo en bote, he permanecido mucho en casa. Sólo llamé a dos o tres de las hermanas después de escribir todo el día.
No puedo dedicarme sólo a escribir la mitad del día, pues por momentos mi cabeza me duele, y entonces tengo que descansar, recostarme y dejar de pensar, y volver a dedicarme a escribir cuando lo puedo hacer cómodamente. Esta obra debe hacerse cuidadosa, lenta y seguramente. Los temas que he preparado están bien realizados. Me agradan. Me estoy sobreponiendo a mis nervios y duermo bastante bien cada noche excepto después de hablar. Entonces me siento tan presionada [que] el descanso y el sueño quedan fuera del asunto. Mis temas son para mí de una realidad viva, y hago que la gente lo sienta.
(Carta 14, 1876, pp. 1-3.)
Descripción 21: Martes, 27 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Hemos completado veinte páginas sobre la parábola del Sembrador. Este fue un tema difícil de escribir, pero Mary y yo lo hemos leído esta tarde, y dijimos que es excelente, excelente. Ella dice que los temas salen cada vez mejor, cada uno. Ella está muy feliz con esta obra.
(Carta 15, 1876, p. 2.)
Descripción 22: Jueves, 27 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Lucinda Hall
Querida Lucinda: … Estoy trabajando al máximo de mi fuerza y mi oración es para que el Señor me ayude, fortalezca y bendiga en esta obra. Realmente lo hace, porque no podría haber hecho lo que hice. Mi espíritu anhela a Dios, y no confío en mi misma para nada. Estoy contenta de que mi esposo esté más descansado. Que el Señor lo continúe bendiciendo es nuestra ferviente oración diaria.
Estamos, Mary y yo, haciendo lo máximo para completar mis escritos en el lapso de seis semanas. Si lo logramos, ¿sería posible pensar como beneficioso el ir al Este? Si no, preferimos mucho más permanecer y escribir el siguiente volumen… Sé que el pueblo necesita este libro cuanto antes, y deseo que mi mente esté descansada y que esta carga quede fuera de mi mente.
(Carta 61, 1876, p. 1.)
Descripción 23: Viernes, 28 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: He escrito cincuenta páginas hoy. Mary Clough trabaja duro conmigo. Ha copiado quince páginas hoy. Un día de labor bueno y largo. Tan pronto como terminamos la cena, voy al cuarto de Mary y me lee lo que ha escrito mientras me recuesto en el sillón y descanso. Luego, nuevamente a la noche, voy a su cuarto y me lee el resto. Disfruta de esto tanto como yo. Mary está haciendo lo máximo para sacar estos libros. Tenemos un tiempo muy tranquilo. Nunca tuve tal oportunidad antes en mi vida. Lo aprovecharé. Hemos escrito como 200 páginas desde que te fuiste, todas copiadas, listas para los impresores.
Me siento menos que nada, pero Jesús es mi todo: mi justicia, mi sabiduría y mi fortaleza.
(Carta 16a, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 24: Abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Anoche hablé nuevamente a la gente. Éste fue mi texto: las palabras de Cristo a los doce “¿Queréis acaso iros también vosotros?” Pedro respondió, “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Véase Juan 6:67, 68). Me sentí perfectamente libre. Nunca percibí en forma tan sensible el auxilio especial de Dios que cuando hablaba. La gente se sentó como si estuviera hechizada, bien despierta, aunque la reunión no terminó hasta las nueve. El Espíritu de Dios estaba sobre mí.
(Carta 18, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 25: Viernes, 5 de mayo, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … He estado escribiendo más de lo acostumbrado, lo que es demasiado para mí. No puedo y no debo escribir más que la mitad del día, pero continúo salteando los límites y pago por ello. Mi mente elabora sobre el tema día noche. Tengo plena confianza en la oración. El Señor me escucha y creo en su salvación. Confío en su fuerza. Por su fuerza completaré mis escritos. Me tomo firmemente de su mano con confianza inalterable. Estamos felices en nuestro trabajo y esto es nuestro mundo por el momento…
Nunca esperé otra vez una oportunidad tan buena para escribir. Espero que el Señor me ayude en mi clamor continuo.
Si soy bendecida con salud, como lo he sido hasta ahora, completaré mi primer libro en unas cuatro semanas.
(Carta 21, 1876, pp. 1-2.)
Descripción 26: Jueves, 11 de mayo, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Si reúno mis escritos [Spirit of Prophecy, vol. II] todos en un manuscrito, mi parte de la obra está hecha y me sentiré aliviada.
(Carta 24, 1876, p. 2.)
Descripción 27: Aprox. Lunes, 22 de mayo, 1876, sobre el tren entre Oakland y Sacramento, en camino a la reunión de campamento de Kansas. Elena G. de White a Mary Kelsy-White o Mary Clough
Querida Mary: Estamos todos felices y cómodos ubicados en los vagones. Nos gusta mucho nuestra situación. Le debo un dólar a Frank. Por favor, págale y lo cargas a mi cuenta. Pídele a la hermana Rice que corte un modelo de chaqueta que diseñó para mí. Envía una copia a Kansas y ten también una bien segura en Oakland. No necesitas enviar Walks and Homes of Jesús* [Caminatas y hogares de Jesús] cuando mandes los libros que preparé.
(Carta 27a, 1876.)
*Por Daniel March.
Descripción 28: Jueves, 19 de octubre, 1876, Battle Creek, Michigan. Elena G. de White a William C. y Mary White
Queridos hijos Willie y Mary:… Hemos decidido que los impresores avancen con mi libro y no transportar estos libros a través de las llanuras otra vez. Parte del libro ya está aquí impreso. No los tendremos estereotipados, porque no esperaremos a tener las cuestiones de mi libro en forma tan, tan exacta, sino sacar esta primera edición y ponerla a la venta. Entonces tendremos tiempo para lograr una edición más perfecta en la Costa del Pacífico y la tendremos estereotipada, luego la vida de tu padre y la mía serán escritas e impresas en la Imprenta de la Pacific.* Pero todos hemos usado nuestro mejor criterio y pensamos que es mejor nos quedemos aquí hasta diciembre y que completemos esta edición…
Mary Clough siente que no puede dejar de lado este libro otra vez. Desea verlo terminado. Haremos, por lo tanto, lo máximo para completar este objetivo y tan pronto como esté listo, regresar.
(Carta 45, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 29: Jueves, 26 de octubre, 1876, Battle Creek, Michigan. Elena G. de White a William C. y Mary White
Querido hijos: … Estamos muy apurados y ocupados por sacar mi volumen dos, Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía]. Hay tres formas nuevas ya impresas. Si permanecemos aquí por unas cuatro semanas completaremos el libro y quitaré de mi mente una gran carga de preocupaciones…
Me temo que si parto inmediatamente mi libro se demorará unos dos meses. Mary se está esforzando al máximo…
Nunca estuvimos con tanto trabajo antes. Mary se sienta hasta las doce o la una de la noche. Trabaja tremendamente.
(Carta 46, 1876, pp. 1-2.)
Descripción 30: Martes, 30 de noviembre, 1876. Anuncio en la Review and Herald
The Review and Herald
Batttle Creek, Michigan, Quinto día, 30 de noviembre, 1876
Spirit of Prophecy, vol. II
Estamos listos para hablar de este volumen, ahora impreso, como el volumen más notable que se haya impreso alguna vez en esta oficina. Cubre las partes del gran conflicto entre Cristo y Satanás, las que están incluidas en la vida y misión, enseñanzas y milagros de Cristo aquí en la tierra. Muchos han emprendido la tarea de escribir la vida de Cristo, pero sus trabajos, comparados con éste, parecen ser sólo como las vestimentas externas del cuerpo. Aquí tenemos, hablando de esta forma, una visión interior de la obra maravillosa de Dios durante ese tiempo. Y si el lector tiene un corazón impresionable, sentimientos que pueden ser despertados, una imaginación que puede responder a las más vívidas descripciones de las escenas más emocionantes, y un espíritu para beber en lecciones de pureza, fe y amor del ejemplo divino de Cristo, encontrará en este volumen lo que lo llamará a disfrutar de la forma más emocionante de todas estas facultades. Pero lo mejor de todo de está en la impresión duradera que hará en todo el que lo lea. Tendrá una circulación ilimitada. Pago luego de envío por correo, $ 1.00 dólar.
Descripción 31: Spirit of Prophecy, vol. II, Tabla de contenido, 1877
CONTENIDO......................................................................................... PÁGINA
CAPÍTULO I. El primer advenimiento de Cristo.................................................... 9
CAPÍTULO II. La vida de Cristo........................................................................ 30
CAPÍTULO III. Vida y misión de Juan.............................................................. 41
CAPÍTULO IV. La misión de Cristo................................................................... 58
CAPÍTULO V. La muerte de Juan..................................................................... 74
CAPÍTULO VI. Tentación de Cristo................................................................... 86
CAPÍTULO VII. La boda en Caná...................................................................... 98
CAPÍTULO VIII. Purificación del Templo.......................................................... 115
CAPÍTULO IX. Nicodemo viene a Cristo.......................................................... 124
CAPÍTULO X. La mujer de Samaria................................................................. 140
CAPÍTULO XI. El hijo del Centurión................................................................ 151
CAPÍTULO XII. Jesús en Betesda.................................................................. 156
CAPÍTULO XIII. Jesús en Capernaum............................................................. 173
CAPÍTULO XIV. La elección de los discípulos................................................. 182
CAPÍTULO XV. El sábado.............................................................................. 193
CAPÍTULO XVI. El Sermón del Monte............................................................. 200
CAPÍTULO XVII. El leproso curado................................................................. 225
CAPÍTULO XVIII. La parábola del sembrador................................................... 282
CAPÍTULO XIX. Otras parábolas.................................................................... 242
CAPÍTULO XX. Los panes y los peces............................................................ 258
CAPÍTULO XXI. Caminando sobre el agua...................................................... 258
CAPÍTULO XXII. Cristo en la sinagoga............................................................ 274
CAPÍTULO XXIII. El paralítico........................................................................ 292
CAPÍTULO XXIV. La mujer de Canaán............................................................ 301
CAPÍTULO XXV. Cristo calma la tempestad.................................................... 305
CAPÍTULO XXVI. Hombres de las tumbas...................................................... 311
CAPÍTULO XXVII. La hija de Jairo.................................................................. 318
CAPÍTULO XXVIII. La transfiguración............................................................. 324
CAPÍTULO XXIX. La fiesta de los tabernáculos............................................... 337
CAPÍTULO XXX. Ve y no peques más............................................................ 349
CAPÍTULO XXXI. La resurrección de Lázaro.................................................... 358
CAPÍTULO XXXII. La ofrenda de María........................................................... 372
CAPÍTULO XXXIII. Camino a Jerusalén.......................................................... 382
Descripción 32: Jueves, 14 de febrero, 1878. Anuncio en la Review and Herald
The Review and Herald
Battle Cree, Michigan, Quinto día, 14 de febrero, 1878
Spirit of Prophecy, vol. 3
Este volumen, de Elena G. de White, ya está disponible. Trata plenamente sobre los sufrimientos y muerte de Cristo, su resurrección y ascensión al cielo, y termina con un registro de las vidas, enseñanzas y persecuciones de los apóstoles. Está escrito con la misma fuerza y estilo impresionante de los volúmenes anteriores, y es un libro de emocionante interés. Será recibido con alegría en todas partes por aquellos ya familiarizados con la hermana White y su obra. En el estilo, tamaño y precio, es igual que los volúmenes 1 y 2; 400 páginas; precio $ 1.00.
CONTENIDO.................................................................................................. PÁGINA
CAPÍTULO I. Llorando sobre Jerusalén........................................................................ 9
CAPÍTULO II. La purificación del Templo.................................................................... 20
CAPÍTULO III. Jesús y los fariseos........................................................................... 36
CAPÍTULO IV. Denunciando a los fariseos................................................................. 56
CAPÍTULO V. En la corte exterior.............................................................................. 74
CAPÍTULO VI. La cena de Pascua............................................................................. 81
CAPÍTULO VII. En el Jardín...................................................................................... 94
CAPÍTULO VIII. En el juicio..................................................................................... 107
CAPÍTULO IX. Condenación de Jesús...................................................................... 127
CAPÍTULO X. El Calvario........................................................................................ 148
CAPÍTULO XI. En el sepulcro.................................................................................. 173
CAPÍTULO XII. El fin del conflicto............................................................................ 183
CAPÍTULO XIII. La resurrección............................................................................... 191
CAPÍTULO XIV. La mujer en la tumba...................................................................... 198
CAPÍTULO XV. Jesús en camino a Emmaus............................................................ 206
CAPÍTULO XVI. En el aposento alto......................................................................... 216
CAPÍTULO XVII. Jesús en Galilea........................................................................... 223
CAPÍTULO XVIII. La reunión de los hermanos........................................................... 234
CAPÍTULO XIX. La ascensión de Cristo................................................................... 249
CAPÍTULO XX. El Pentecostés............................................................................... 263
CAPÍTULO XXI. La curación del paralítico................................................................ 275
CAPÍTULO XXII. Los siete diáconos........................................................................ 291
CAPÍTULO XXIII. La conversión de Saulo................................................................. 305
CAPÍTULO XXIV. Pablo comienza su ministerio........................................................ 317
CAPÍTULO XXV. El ministerio de Pedro................................................................... 323
CAPÍTULO XXVI. La liberación de Pedro.................................................................. 334
CAPÍTULO XXVII. La ordenación de Pablo y Bernabé................................................ 345
CAPÍTULO XXVIII. La predicación entre los gentiles.................................................. 358
CAPÍTULO XXIX. Judíos y gentiles.......................................................................... 368
CAPÍTULO XXX. El encarcelamiento de Pablo y Silas............................................... 378
CAPÍTULO XXXI. La oposición en Tesalónica........................................................... 387
Descripción 34: Domingo, diciembre, 1878, Denison, Texas. Elena G. de White a Mary White
Querida hija [nuera] Mary: Esta semana comenzaré a vivir en la casa nueva. Es espaciosa y el edificio es bonito… Asegúrate y envíame el material rústico igual al vestido de Emma. Por favor envía el chal doble. Tengo un plan para él. Envíame el chal a cuadros, y puedes enviarme dos almohadones. Envía libros, los de tapa roja Jewish Antiquities [Antigüedades judías] y el Bible Dictionary [Diccionario bíblico]. ¿Está allí Night Scenes of the Bible* [Escenas nocturnas de la Biblia]? Si está, envíalo.
(Carta 60, 1878, p. 1.)
*De Daniel March, publicado en 1869.
Descripción 35: Martes, 22 de diciembre, 1885, Basel, Suiza. Elena G. de White a Edson y William White
Queridos hijos, Edson y Willie:… Díganle [a Marian Davis*] que hace un minuto leí las cartas en las que detalla las mejoras que hay que hacer en los artículos para el volumen 1. Se lo agradezco. Díganle que ella hizo una indicación sobre cuando se sacó los ojos a Sedequías. Esto necesita expresarse mejor –también la roca, cuando fluyó el agua- algo en relación con esto. Pienso que puedo hacer más específicos los artículos…
Bueno, mis queridos Willie, Edson y Emma, dejémonos atraer por Dios. Vivamos diariamente como nos hubiera gustado haber vivido cuando el juicio se inicie y los libros se abran, y cuando todos sean recompensados de acuerdo con sus obras. No estoy afligida ni desalentada, pero me siento pesada como un carro con centeno. Hemos tenido varios días de un hermoso tiempo. Ha comenzado a llover esta tarde. Díganle a Mary que me busque algunas historias de la Biblia que me den idea del orden de los sucesos. No tengo nada y no puedo encontrar nada aquí en la biblioteca.
(Carta 38, 1885, p. 8.)
* Marian Davis (1847-1904) fue una secretaria y asistente literaria sumamente talentosa para Elena G. de White. Trabajó para Elena G. de White desde 1879 hasta 1904, ayudándola a producir muchos libros, incluyendo El Deseado de todas las gentes.
Descripción 36: Domingo, 16 de enero, 1887, Basel, Suiza. W. C.White a B. L. Whitney**
Querido hermano: es domingo de tarde. No he recibido ningún telegrama de Olsen y concluyo que su reunión está pospuesta, por lo tanto decidí no ir a Londres…
Adjunto también una lista de libros preparados por la hermana Davis, los que ella desea que examinen algunos de su equipo para saber si alguno de ellos será valioso para nosotros en nuestro estudio de la Biblia o la preparación de artículos sobre temas bíblicos. Después de leer el memorando preparado por la hermana Davis, veo que hay poco más que necesite agregar. Quizás desee algunos de estos en la biblioteca de su oficina…
Notará lo que dice sobre los recortes en Life of Christ [Vida de Cristo] de Farrar. Ésta es la forma en que se expresa al comienzo sobre Child’s Life of Christ [La niñez de Cristo]…
Compre por favor un juego en Cassell de Prot. de Wylie, un Life of Christ de Hanna***, y para su biblioteca creo que haría bien en tener un juego de Hours With the Bible [Horas con la Biblia] de Geikie. Si no los ha comprando en Nueva York, debe solicitarlos y comprarlos para su biblioteca, The Temple and Its Services [El templo y sus servicios], Jewish Social Life [La vida social judía], y de Andrews, Life of Our Lord [Vida de nuestro Señor], una buena armonización de los evangelios, y otras obras que le servirán a su esposa para preparar notas para las lecciones de la Escuela Sabática. Debe tener una copia del último y el mejor diccionario bíblico. –W. C.
** El pastor Whitney (1845-1888) sobrellevó pesadas responsabilidades en la obra de publicaciones que tenía su asiento en Basel.
*** Life of Christ, de William Hanna, salió publicado por primera vez en 1863.
(Libro de cartas de White Book A-2, pp. 74-76 [escrita desde Basel, Suiza, a B. L. Whitney, quien realizaba negocios en Londres, Inglaterra].)
Descripción 37: Marzo, 1889, Battle Creek, Michigan, Elena G. de White a su nuera
María, Willie está con reuniones por la mañana y por la tarde, ideando y planificando para hacer mejor y más eficientemente la tarea en la causa de Dios. Lo vemos sólo a la hora de comer. Marian lo visitará para algunos asuntos pequeños que me parece que puede arreglarlos por sí misma. Está nerviosa y apurada, y él considera que debe apretar sus dientes y contener sus nervios lo mejor que pueda. He tenido una charla con ella y le dije que debe hacerse cargo de varias cosas por sí misma de las que ha estado trayendo a Willie. La mente de ella está en cada detalle y relación, y la mente de él se ha estado encargando de una variedad de temas difíciles hasta que su cerebro se enrolla y entonces no está preparado para hacerse cargo de estos detalles minúsculos. Ella debe hacerse cargo de estas cosas pequeñas que tienen que ver con su parte del trabajo, y no presentárselas a él para no preocupar su mente con ellas. A veces pienso que nos matará a ambos, todo innecesariamente, se puede hacer cargo ella misma de sus detalles en lugar de traerlos ante nosotros. Cada pequeño detalle de cambio de una palabra desea que lo veamos. Estoy cansada de este asunto.
(Carta 64a, 1889, p. 1.)
Descripción 38: Domingo 12, 1889, 188g, Ottawa, Kansas. Elena G. de White a su familia
Queridos hijos en el hogar:… Durante cuarenta y cinco años de experiencia, he estado mostrando las vidas, el carácter y la historia de los patriarcas y profetas, quienes llegaban al pueblo con un mensaje de Dios, y Satanás comenzaba algún informe maligno, o levantaba alguna opinión diferente o desviaba el interés para otro lado, para que el pueblo se privara del bien que el Señor deseaba otorgarles…
No puedo sino sólo tener una vívida imagen en mi mente día tras día de la forma en que fueron tratados los reformadores, cuán poca diferencia de opinión parece crear un frenesí de sentimientos. Así fue también con la traición, juicio y crucifixión de Jesús –todo esto pasó ante mí punto por punto.
(Carta 14, 1889, p. 3.)
Descripción 39: Domingo, 14 de febrero, 1892, Preston, Melbourne, Australia. Entrada del diario de Elena G. de White
Traté de evitar todo movimiento de mis brazos para evitar gritar de dolor. Puedo escribir con mi mano derecha; puedo usar mi brazo desde el codo para abajo. La bendición especial de Dios me auxilió en esto. Agradezco a su santo nombre.
La verdad nunca ha estado impresa tan claramente en mi mente como durante esta enfermedad y alabo al Señor porque tengo voz para expresar las palabras que me da.
(Manuscrito 29, 1892, p. 2.)
Descripción 40: Lunes, 15 de febrero, 1892, Preston, Melbourne, Australia. Entrada del diario de Elena G. de White
He sido capaz de escribir algo sobre la vida de Cristo. Alabo el nombre del Señor porque me es dejada mi razón.
(Manuscrito 29, 1892, p. 3.)
Descripción 41: Domingo, 3 de abril, 1892. Marian Davis a W. C. White
Desde que Revel sacó los derechos de autor del libro “El camino a Cristo” antes de que se hicieran los arreglos para reservar los derechos de usar algunos de los asuntos en “Life of Christ” [Vida de Cristo], ¿no debiera hacerse algún arreglo con él tan pronto como sea posible? Será una gran tarea, después de que se complete el libro, quitar de Life of Christ todas las frases y párrafos que hemos usado en “El camino a Cristo”. Y como ya lo dije antes, en un caso –quizás dos- desearé usar más de una página de “El camino a Cristo”.
(Archivo de documentos del Patrimonio White DF Nº 393a. [Escrito desde Preston, Melbourne, Victoria, Australia].)
Descripción 42: Viernes, 15 de julio, 1892, Preston, Victoria, Australia. Elena G. de White a O. A. Olsen*
Esto es realmente una incapacidad física para mí, y casi una absoluta dependencia de otros. Tan nueva es esta experiencia para mí que me he sentido asombrada de que fuera así. Pero aunque estoy casi sin fuerzas en el cuerpo, en el corazón no siento ningún paso de los años.
Esta semana he sido incapaz de comenzar a escribir sobre la vida de Cristo. ¡Oh, cuán ineficiente, cuán incapaz soy de expresar las cosas que queman en mi alma en relación con la misión de Cristo! Difícilmente me atrevo a iniciar la obra. Hay tanto en ella. ¿Qué diré y qué dejaré de decir? Me despierto por las noches rogando al Señor para que envíe a su Espíritu Santo sobre mí, para que habite en mí.
Camino con temor delante del Señor. No sé cómo hablar o expresar con la pluma los grandes temas del sacrificio expiatorio. No sé cómo presentar los temas con el poder viviente con el que están ante mí. Tiemblo con temor para que no rebaje el gran plan de salvación con palabras vulgares. Inclino mi alma con temor y reverencia ante el Señor y digo “¿Quién es suficiente para estas cosas?”.
(Carta 40, 1892, p. 4.)
* O. A. Olsen fue presidente de la Asociación General desde 1888 hasta 1897.
Descripción 43: Lunes, 30 de octubre, 1892. Marian Davis a Elena G. de White
Deseo hacer una pregunta acerca de las dos parábolas del tesoro escondido y el comerciante que buscaba buenas perlas. ¿Representan estas dos parábolas exactamente la misma cosa? ¿No parece como si Cristo diera dos parábolas para enseñar exactamente lo mismo? ¿No hay algún punto en que difieran? ¿No pueden estar representando dos clases que encuentran la verdad? Del hombre que encuentra no se dice que lo hubiera estado buscando. Parece haber llegado hasta él inesperadamente mientras trabajaba en los campos. Pero cuando lo encuentra, está listo para dar todo con el propósito de que le pertenezca. Entonces, buscará diligentemente en el campo por más. Cuántos hay a quienes la verdad llega de esa forma, inesperadamente, en forma impensable, pero que gustosamente se sacrifican para tenerlo cuando disciernen su valor. Pero el mercader estaba buscando buenas perlas. Por lo tanto hay en todas partes mentes fervientes y serias que están fervientemente buscando algo precioso y duradero –algo en lo que puedan fijar sus esperanzas, y cuando la verdad es recibida por ellos, también la reciben con gran gozo.
Así durante todas las épocas, las dos parábolas apelarían a dos clases diferentes de personas. Sé que la parábola del tesoro ha sido usada para representar la diligencia en la búsqueda. Pero esta explicación no desmerecerá eso. ¿No se produce la búsqueda después de que hay un tesoro escondido en el campo?
He dejado pasar tres parábolas en mi trabajo, pero estoy ansiosa por sacarlas bien, y si puede darme más luz sobre ellas le estaré agradecida.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde St. Kilda, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Adelaide].)
Descripción 45: Miércoles, 29 de marzo, 1893. Marian Davis a W. C. White
Probablemente recordará algunas cosas que dije la primavera pasada sobre la necesidad de tener el tema para artículos y el álbum de recortes, para que pueda estar disponible para usar en la vida de Cristo, copiado, para que sea conveniente para hacer referencia. Quizás pueda imaginar la dificultad de tratar de reunir detalles en relación con cualquier tema, cuando esto debe hacerse en treinta álbumes de recortes [de materiales de Elena G. de White], una media docena de libros encuadernados y cincuenta manuscritos, todos sumando miles de páginas…
Una cosa más de porqué se necesita tanto para la vida de Cristo que lo que se necesitó para cualquier otro libro anterior. El material es mucho más abundante, el espectro de temas más grande, la tarea demanda más en todo sentido.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde St. Kilda, Melbourne, Australia].)
Descripción 46: Lunes, 22 de mayo, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Mientras leo los nuevos capítulos sobre LC [Vida de Cristo] me parecen muy preciosos –las lecciones de esperanza y fe, el amor y ternura del Salvador- y me siento ansiosa porque el libro vaya a la gente. Pido que Dios le dé fuerzas y me dé a mi gracia y sabiduría.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde St. Kilda, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 47: Martes, 23 de mayo, 1893, Wellington, Nueva Zelanda. Entrada en el diario de Elena G. de White
Esta mañana está nublado y llueve. He estado escribiendo sobre la vida de Cristo desde las cuatro. Oh, que el Espíritu Santo repose y more en mí para que mi pluma pueda describir las palabras que comunicarán a otros la luz que el Señor se ha dignado darme en su gran misericordia y amor para conmigo.
(Manuscrito 80, 1893, p. 20.)
Descripción 48: Martes, 15 de junio, 1893, Wellington, Nueva Zelanda. Elena G. de White a W. C. White
Querido hijo Willie: … Marian, tu sabes, no puede ser confinada. Está totalmente entusiasmada con la tarea en el hospital. Estoy ansiosa por sacar la vida de Cristo. Marian detalla capítulos y temas sobre los que tengo que escribir que no veo realmente necesidad que se escriban. Puedo ver más luz en ellos. En esto no debo meterme sin que me guíe el Espíritu Santo. La construcción de una torre, la guerra de reyes, estas cosas no preocupan mi mente, pero estos temas de la vida de Cristo, su carácter representando al Padre, las parábolas esenciales para que todos nosotros comprendamos y practiquemos las lecciones que contienen, en eso insistiré.
(Carta 131, 1893, p. 3.)
Descripción 49: Domingo, 2 julio, 1893, Wellington, Nueva Zelanda. Elena G. de White a W. C. White
Querido hijo Willie: … Debemos comenzar, muy decididamente, para comprender cuando debe publicarse el próximo libro, porque debemos movernos cuidadosamente en el temor de Dios…
Escribo algo todos los días sobre la vida de Cristo. Un capítulo grabó en mi mente otros temas de tal forma que tengo varios borradores sobre los que estoy escribiendo. Difícilmente me atrevo a enviar manuscritos por medio del joven Linden, temiendo que los pierda, deseo dedicarle más tiempo a algunos temas.
(Carta 132, 1893, p. 6.)
Descripción 50: Viernes, 7 de julio, 1893, Wellington, Nueva Zelanda. Elena G. de White a W. C. White
Querido hijo Willie: … Te he escrito un poco en cada correo de los que oímos que iban a Australia, y cuando salió el hermano Linden te envié una carta y un manuscrito para Fanny y Marian –algo sobre la vida de Cristo y algo para Fanny. Lo de la vida de Cristo se puede usar para artículos de periódicos.
(Carta 133, 1893, p. 3.)
Descripción 51: Miércoles, 2 de agosto, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Ahora, acerca del libro. Estoy tan feliz de que esté escribiendo sobre los dos viajes a Galilea. Estaba temerosa de que no lo hiciera. Anhelo recibir algo suyo pronto. Hay bastante trabajo para hacer a mis espaldas, pero prefiero no volver atrás si puedo ayudar, o más bien esperar, hasta que tenga todo o casi todo, y pueda reunir todo el material, y luego puedo volver atrás una vez más y terminarlo. Eso me ahorrará el tener que pasar por el mismo terreno más de dos veces…
Le envié dos capítulos sobre L. C. [vida de Cristo] que no los había enviado cuando mandé lo anterior. Los preparé y dejé en la caja del maletero de W. C. [White]…
Esperaré con gran interés la llegada del manuscrito prometido. Estoy tan contenta de que esté escribiendo desde donde está. Hay un campo tan rico en las enseñanzas de Cristo cuando dejó Jerusalén después de la Fiesta de los Tabernáculos.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Frahran, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 52, 22 de agosto, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Tengo un número de capítulos preparados sobre la vida de Cristo, pero no puedo tenerlos copiados en este momento. Quizás pueda en las vacaciones. Si es así, se los enviaré. Estoy contenta de que esté trabajando sobre la vida de Cristo y estoy ansiosa por los manuscritos. Estos son capítulos –o partes- que deben ser preparados en lo que he mencionado antes –algunas cosas que fueron dejadas sin completar, y puedo estar trabajando en estas cosas hasta que tenga más manuscritos. Por supuesto, tengo un manuscrito considerable por delante en el cual estoy trabajando, pero no está en relación, y será mejor que lo prepare después que obtenga los eslabones intervinientes.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Frahran, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 53: Jueves, 5 de octubre, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Hay algunos puntos sobre los que me gustaría consultarle sobre la vida de Cristo. ¿No fue una lucha para él durante toda su vida sobre la tierra, refrenarse de usar su poder divino –para mantener su nivel de humanidad? Especialmente en la tentación en el desierto cuando Satanás llegó hasta él diciendo, si tú eres el Hijo de Dios, y para Cristo no afirmarse, no reprender al tentador. Y en la última tentación, me gustaría saber si esta idea es correcta –Adán retuvo su dominio sobre la tierra, pero mientras estuvo sujeto a Cristo. El Hijo de Dios fue el gobernante real, original, y Adán tuvo dominio bajo él. Adán traspasó su dominio a Satanás, pero antes de eso, Cristo fue el primer gobernante del mundo. Ahora en la tentación, Satanás viene con su título robado y se lo ofrece a Cristo, el gobernante original, con la condición de que Cristo le rinda homenaje. Hacerlo implicaría colocar a Satanás en supremacía como el gobernante original, y Cristo como subordinado a Satanás. ¡Una imprudencia intolerable –si se me permite expresarlo- de Satanás! ¡Parece como si Cristo hubiera sido tentado a eliminarlo de la existencia allí y en ese momento, y darle un final a toda su obra miserable. Ahora, si hay algo sobre esto, desearía que lo pusiera, que Cristo nunca se autoafirmó, soportó toda la falsa representación y suposiciones de Satanás, y sólo vivió –sólo dejó que su vida brillara, la revelación del eterno amor de Dios, como la vindicación de sí mismo, y la refutación eterna de todas las pretensiones de Satanás. Oh, que maravillosa lección que tiene para nosotros, no vindicarnos o autoafirmarnos, sino dejar que el principio se manifieste y desarrolle, dejar que nuestra vida hable, mientras que estamos en silencio.
Las lecciones sobre la vida de Cristo parecen incitar el interés general. El hermano Starr se sintió muy atraído por los capítulos en manuscritos…
Estoy asistiendo ahora a las clases de Biblia. Interrumpe un poco mi tiempo, pero como están considerando la vida de Cristo deseo escucharla, así cualquier discusión y presentación refresca ese tema en la mente de uno.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Frahran, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 54: Miércoles, 18 de octubre, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Espero que no sea necesario que trabaje sobre el testimonio, al menos por el momento. Los estudios bíblicos [en la Escuela Bíblica de Australia] son sobre la vida de Cristo, y estoy ansiosa de mantenerme en esa línea de pensamiento si es posible, si es que voy a continuar la tarea con el libro. Hay mucho por hacer todavía con el material que tengo, aunque, por supuesto, cuanto más pronto tenga nuevo material, mejor.
Oh, cuando veo cómo parece que estamos en los círculos de un remolino que está llevándonos más y más rápido hacia la gran consumación no veo la hora de que salga este libro, para revelar a Cristo a la gente como él es en su belleza. Que el trabajo sea hecho por quienquiera que Dios haya escogido, pero Oh, deseo verlo hecho, y estaré tan agradecida si me usa de alguna manera. Hay una gran pérdida en detenerse quebrantando la cadena de pensamiento y comenzarla otra vez. Pero estoy lista para hacerlo, si es necesario. Pero mientras, estoy estudiando la vida de Cristo y el asunto está en mi mente, parece como un pobre policía que trabaja en alguna cosa…
Simpatizo con usted en su constante traslado. Debe ser muy preocupante. ¡Pero qué privilegio está teniendo la gente de Nueva Zelanda!
Estaré muy feliz cuando pueda hablar sobre la tarea. Hay tantos puntos que surgen y sobre los que deseo consultarle, y apreciaría el privilegio de tener a alguien que lea también los capítulos.
Le enviaré unos pocos capítulos pronto. El hermano [W. F.] Cadwell copia para mí el domingo antes del mediodía… Estoy realmente ansiosa de tener más capítulos Estos son días ocupados, las clases de Biblia que se dan a mitad de la mañana son bastante inconvenientes, pero mientras se estudia la vida de Cristo, puedo acostumbrarme a perderlas, porque es la única cosa que sobrellevo en mi trabajo, y despierta la mente de uno el oír sobre el asunto de nuevo.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Frahran, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 55: Jueves, 18 de enero, 1894, Brighton, Victoria, Australia. Elena G. de White a W. C. Prescott
[Escrito en su tienda en la reunión de campamento en Brighton al presidente del Colegio de Battle Creek, en relación a un problema en la institución.]
Ahora debo dejar este tema presentado en forma tan imperfecta, que temo que malinterprete lo que me siento tan ansiosa por dejar en claro. Oh, que Dios ayude a la comprensión, porque sólo soy una pobre escritora y no puedo expresar con la pluma y la voz los grandes y profundos misterios de Dios. Oh, ore por usted y por mí.
(Carta 67, 1894, p. 10.)
Descripción 56: 1894, Granville, Nueva Gales del Sur, Australia. Elena G. de White a O. A. Olsen
Se decidió en el concilio que escriba sobre la vida de Cristo; pero ¿cuánto mejor que en el pasado? Las cuestiones y las condiciones reales de las cosas aquí y allí me urgen…
Escasamente pude hacer algo sobre la vida de Cristo, me he visto obligada a traer a menudo a Marian para que me ayude, dejando de lado su tarea sobre la vida de Cristo que debe hacer bajo grandes dificultades, reuniendo de todos mis escritos un poco aquí y otro allá, para acomodar las cosas lo mejor que puede. Pero ella se organiza muy bien para trabajar, si sólo pudiera sentirme libre para darle toda mi atención a la tarea. Tiene su mente educada y entrenada para la tarea; y ahora pienso, como ya lo hice cientos de veces, que seré capaz de asumir la tarea de la vida de Cristo y avanzar con ella después de que cierre esta correspondencia, si es la voluntad del Señor.
(Carta 55, 1894, p. 6.)
Descripción 57: Jueves, 25 de octubre, 1894, Granville, Nueva Gales del Sur, Australia. Elena G. de White al Dr. John Harvey Kellogg
Marian está trabajando con gran desventaja. Encuentro muy poco tiempo para escribir sobre la vida de Cristo. Estoy continuamente recibiendo cartas que demandan una respuesta, y no quisiera descuidar los asuntos importantes que se me presentan. Además hay iglesias que visitar, testimonios personales que escribir, y muchas otras cosas que hay que atender me ocupan y consumen mi tiempo. Marian toma rápidamente cada carta que escribo a otros con el propósito de encontrar oraciones que pueda usar en la vida de Cristo. Ha estado coleccionando todo lo que tenga que ver con las lecciones de Cristo a sus discípulos, desde toda fuente posible. Después de que termine la reunión campestre, la cual es una reunión muy importante, debo ubicarme en algún lugar donde pueda dedicarme a la tarea de escribir sobre la vida de Cristo. Dónde será es una cuestión no resuelta, pero debe hacerse…
Hay mucho para hacer en las iglesias, y no puedo hacer mi parte en mantener el interés y a la vez hacer el otro trabajo que es necesario que realice sin llegar a estar tan ocupada que no pueda dedicar fuerzas a escribir sobre la vida de Cristo. Estoy muy perpleja sobre cual es mi deber…
He casi decidido… dedicar todo mi tiempo a escribir para los libros que se deben preparar sin más demora. Desearía escribir sobre la vida de Cristo, sobre la temperancia cristiana y preparar el testimonio Nº 34, porque es muy necesario. Tendré que dejar de escribir tanto para los periódicos y dejar que la Review and Herald, Signs of the Times [Señales de los tiempos], y todo otro periódico salga sin artículos de mi pluma por este año. Todos los artículos que aparecen con mi firma son escritos nuevos y frescos de mi pluma. Siento mucho no tener más ayuda literaria. Necesito mucho esa clase de ayuda. Fannie podría ayudarme mucho con el trabajo del libro si no tuviera tantos artículos que preparar para los periódicos, y tantas cartas y testimonios que editar para enfrentar las demandas de mi correspondencia y las necesidades de la gente. No es bueno esperar todo de Marian hasta que la vida de Cristo se complete. Desearía tener otro trabajador inteligente en quien pudiera confiar para preparar asuntos para la imprenta. Tal obrero sería de gran valor para mí. Pero la cuestión es, ¿dónde encontraré al tal? Estoy con el cerebro cargado la mayor parte del tiempo. Escribo muchas páginas antes del desayuno. Me levanto en la mañana a las dos, tres y cuatro…
Usted sabe que mi tema tanto en el púlpito como en privado, por la pluma o la voz, es la vida de Cristo. Hasta aquí, casi todo lo que he escrito sobre este tema, ha sido escrito durante las horas cuando otros están durmiendo.
(Carta 41, 1895, pp. 1-4.)
Descripción 58: Lunes, 10 de diciembre de 1894. W. C. White a la Srta. Julia Malcolm
En relación con sus preguntas sobre los escritos de mi madre, usted puede haber tenido noticia en sus sermones [públicos] de que ella tiene un vocabulario completo y mucho poder de descripción y al mismo tiempo puede haber notado construcciones gramaticales defectuosas. Aquellos que estamos familiarizados con sus escritos encontramos las mismas características y también encontramos que mientras las escenas son similares en carácter y las cosas importantes son impresionadas en su mente, ella las escribe rápidamente sin hacer referencia al orden cronológico y otras conexiones aparentes. También nos sentimos perplejos por estas características en algunos de los libros proféticos de la Biblia.
Los secretarios y copistas que preparan los escritos de mi madre para los impresores, quitan las repeticiones para que el asunto pueda caber en el espacio asignado. Corrigen la gramática mala y dejan el asunto listo para publicar. A veces trasladan sus mejores expresiones del pensamiento de un párrafo al otro pero sin introducir sus propios pensamientos en el asunto. Los pensamientos y las expresiones que usted menciona son los propios pensamientos y expresiones de mi madre. Con saludos afectuosos.
(W. C. White, Libro de cartas 7, p. 20. [escrito desde Norfolk Villa, Prospect Road, Granville, Nueva Gales del Sur, Australia, a Julia Malcolm en Brighton, Victoria, Australia].)
Descripción 59: Sábado, 10 de agosto, 1895. Marian Davis a Elena G. de White
Tan pronto como veo trabajo para hacer en el manuscrito, es difícil para mí dejarlo. Trabajo todo lo que puedo, el mayor descanso para mí es ver avanzar el trabajo. Por ninguna razón pierdo el tiempo, sino que hago el trabajo que debe hacerse y para que no haya tiempo para estar de aquí para allá… Por supuesto nada irá sin su aprobación. Dios ayudará. Siento que él ayuda.
Siento que no puedo tomarme unas vacaciones todavía hasta que el libro esté completo. Es decir, tanto tiempo como haya trabajo para hacer.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Granville, Nueva Gales del Sur].)
Descripción 60: Lunes, 25 de noviembre, 1895. Marian Davis a Elena G. de White
Enviamos la carta para los trabajadores de Sydney al hermano McCullagh. Estaba tan bien. Debo guardar todas las generales para mis libros de recortes. Últimamente he estado usando el asunto reunido de las últimas cartas, testimonios, etc. He encontrado algo de las cosas más preciosas, algunas en esas cartas al hermano Corliss. Han sido para mí como una casa llena de tesoros. Hay algo en esos testimonios personales, que están escritos con un sentimiento profundo, que está muy cercano a mi corazón. Me parece que las cosas reunidas de esta forma le dan un poder y un significado al libro como no lo hace ninguna otra cosa. Espero que el que copie no se olvide de enviarme una copia de todo.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Granville, Nueva Gales del Sur].)
Descripción 61: Domingo, 22 de diciembre, 1895. Marian Davis a J. E. White
Debido a que estos libros se envian sin una explicación en cuanto a la autoridad por la cual habla la autora, se pensó que era mejor evitar, en tanto como pudiéramos, declaraciones para las cuales la Biblia pareciera no aportar pruebas, o a las que al lector común les pareciera que contradice la Biblia. Es mejor dar al lector lo que aceptará y le será de beneficio, que levantar la crítica y el cuestionamiento que los llevarán a desacreditar todo. La hermana White dice que Cristo fue dos veces coronado con espinas, pero como la Biblia menciona sólo la segunda coronación, se pensó que era mejor omitir la primera, o más bien dar la segunda en lugar de la primera.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White.)
Descripción 62: Lunes, 13 de abril, 1896. Marian Davis a A. O. Tait
No hemos dado todavía una atención especial, en la preparación del manuscrito para la nueva vida de Cristo, a las escenas finales de la vida del Salvador. Por supuesto que el asunto no está tan vívido en la mente de la hermana White como cuando está escribiendo o hablando especialmente sobre ello, ni yo puedo hablar tan decididamente sobre él como después de trabajar sobre el manuscrito.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 63: Sábado, 6 de junio, 1896. Manuscrito de Elena G. de White: “Ilustración de las cosas celestiales”
Apenas me atrevo a presentar aquello que es sagrado y elevado en las cosas celestiales. A menudo abandono mi pluma y digo: ¡Imposible, imposible que las mentes finitas abarquen las verdades eternas y los principios profundos y santos, y que expresen su importancia viviente! Me declaro ignorante e incapaz. Una rica corriente de pensamiento toma posesión de todo mi ser, y entonces dejo mi pluma, y digo: ¡Oh, Señor, yo soy finita, soy débil, sencilla e ignorante; no puedo encontrar palabras para describir tus revelaciones grandiosas y santas!
Mis palabras parecen inadecuadas. Pierdo toda esperanza de describir adecuadamente la verdad que Dios me ha dado a conocer acerca de su gran redención, la cual ha exigido la total atención divina consagrada al Hijo unigénito del Infinito. Las verdades que han de permanecer durante el tiempo y la eternidad, el gran plan de redención, que cuesta mucho y es para la salvación de la raza humana, que presenta delante de los hombres una vida que se mide con la vida de Dios: estas verdades son demasiado grandiosas, profundas y santas para que las palabras humanas o la pluma humana pueda expresarlas adecuadamente.
(Manuscrito 23, 1896, p. 2.)
Descripción 64: Viernes, 16 de julio, 1896, Cooranbong, Nueva Gales del Sur, Australia. Elena G. de White a la Sra. Wessels
Querida hermana Wessels: … El manuscrito para la “Vida de Cristo” está justo por ser enviado a América. Será manejado por la Pacific Press. He empleado obreros para preparar este libro, especialmente a la hermana Davis, y esto me ha costado unos tres mil dólares. Otros tres mil dólares se necesitarán para prepararlo para que sea diseminado por el mundo en dos libros. Esperamos que tengan una gran venta. He dedicado poco tiempo a estos libros, porque hablar, escribir artículos para los periódicos y escribir testimonios privados para enfrentar y reprender los males que están surgiendo, me mantienen ocupada.
(Carta 114, 1896, p. 3.)
Descripción 65: Lunes, 23 de noviembre, 1896. Marian Davis a C. H. Jones
Esta mañana el hermano White me dio su carta del 6 de octubre, con la lista de recortes, etc., pidiéndome que le escriba en relación con esto. Si lo hubiera visto antes de dejar Cooranbong, donde están mis listas y manuscritos, hubiera escrito en forma más inteligente. Como está de esta forma, puedo mencionar sólo pocos puntos.
I. Transposición de capítulos. En el orden de los capítulos seguimos la armonización de Andrews*, como la da en su Vida de Cristo. Se lo considera generalmente la mejor autoridad, y es citado por escritores destacados. No conocemos otro arreglo mejor que éste. (El año entre la primera y la segunda pascua parece haber existido un período de relativa quietud y reclusión; que entre la segunda y la tercera, de actividad y publicidad.) Aquellos que leyeron los manuscritos, el profesor Prescott y la hermana Burnham, estuvieron de acuerdo con nuestros arreglos. No nos gustaría ver este capítulo transpuesto.
“Prisión y muerte de Juan”. La ubicación de este capítulo es opcional, por supuesto. Pero nadie hasta aquí ha objetado su ubicación actual. Como la referencia a Juan en el capítulo 28, viene después del relato de su muerte, esto no es inusual en otros libros. Véase Geikie y varios otros. Si el capítulo fuera transpuesto, quizás sería mejor omitir el primer párrafo. Pero al no tener el manuscrito para hacer la referencia, no puedo hablar con mucha propiedad.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, p. 17a (escrito desde Ashfield, Nueva Gales del Sur, Australia, a C. H. Jones en Oakland, California.)
* Samuel J. Andrews, The Life of Our Lord upon the Earth [La vida de nuestro Señor sobre la tierra], primera impresión en 1862. La edición de 1891, estaba en la biblioteca de Elena G. de White. La armonización de los evangelios de Andrews aparece en las pp. xxi a xxvii.
Descripción 66: 11 de marzo, 1897. Marian Davis a C. H. Jones
Su carta del 2 de febrero fue recibida en el último correo. Estoy muy feliz de saber las decisiones en relación con el tamaño y el estilo del libro. Creo que el plan es correcto, y aprecio que no se hayan hecho las planchas para que no se tengan que tirar.
Notamos los títulos mencionados: “El Deseado de todas las edades” y “El Deseado de todas las naciones”. La hermana White prefiere el primero, al igual que yo, con todos los otros que han expresado una opinión.
Usted me pregunta si no puedo, mediante este correo, enviarle para la imprenta el manuscrito de las parábolas. También pregunta cuándo estará listo el balance del manuscrito para el último libro. Y le solicita a la hermana White que escriba sobre la parábola del hombre rico y Lázaro. Estoy plenamente de acuerdo con usted que la “Vida de Cristo” debo concluirse lo más pronto posible. Pero déjeme presentarle la situación: hace más de un año, la hermana White comenzó a escribir sobre el juicio y la crucifixión de Cristo. Ella tenía una cantidad de manuscritos sin terminar. Es su intención reunir todos lo más pronto posible y completarlos para el libro. Últimamente ha llevado una responsabilidad muy grande por la Asociación General, al igual que por individuos, y la obra en Sudáfrica y en Cooranbong. Pero ahora que la Conferencia terminó, y que ha escrito mucho en relación con estos otros casos, intenta plenamente dedicar su tiempo al manuscrito. Casi me ha agotado la ansiedad por completar el libro. Preparé algunos capítulos con el material que tenía, pensando que no escribiría más sobre estos temas. No obstante, escribió sobre ellos, y tuve que rehacer mi trabajo.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 67: Domingo, 11 de abril, 1897. Marian Davis a W. C. White
Veo que ni en la carta del hermano Jones ni en la suya he declarado definidamente lo que estoy haciendo sobre el manuscrito y porqué. En primer lugar, he trabajado por una mejor introducción en los capítulos. Para el éxito del esfuerzo, que algún colportor examine las páginas que le envié al hermano Jones y dé su opinión. Los capítulos del manuscrito anterior, comienzan a menudo con alguna noticia de Jesús yendo aquí o allá, y el libro parece casi un diario. Eso se ha corregido. Luego he tratado de empezar ambos capítulos y párrafos con oraciones breves, e incluso simplificar cuando es posible, para eliminar toda palabra innecesaria, y hacer la obra, como lo he dicho, más compacta y vibrante. En algunos capítulos, tengo asuntos frescos y vivos que añadirán mucho al interés del libro. Si ustedes me ofrecen, personalmente, mil dólares por la obra que he hecho en el libro durante las pocas semanas pasadas, ni los miraré. Nunca me di cuenta del poder de la simplicidad y lo compacto, como cuando comencé esta obra… cuando pienso en los miles que leerán el libro, deseo que tenga la menor cantidad de imperfecciones humanas como sea posible para que no empañe su belleza divina.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 68: Jueves, 29 de julio, 1897, Cooranbong, Nueva Gales del Sur, Australia. Entrada del diario de Elena G. de White
Me levanté a las dos y media, y ofrecí mi oración a Dios en el nombre de Jesús. Estoy débil físicamente; mi cabeza no deja de dolerme; me preocupa mi ojo izquierdo. Al escribir sobre la vida de Cristo, estoy profundamente sobrecargada. Olvido respirar como debiera. No puedo resistir la intensidad del sentimiento que me sobreviene cuando pienso en lo que Cristo ha sufrido en nuestro mundo.
(Manuscrito 70, 1897, p. 1.)
Descripción 69: 9 de agosto, 1897. Marian Davis a W. C. White
Recibí noticias de C. H. Jones que estaba planeando publicar “El Deseado de todas las gentes” en la primavera de 1898, y que para hacerlo, todas las copias deben estar en las manos de los impresores tan temprano como septiembre de 1897.
Por lo que aprendí de la obra del artista, no puedo creer que los impresores estarán listos para los manuscritos en septiembre. Tienen ahora veinticinco capítulos, con su revisión final. Hay veinticinco más listos para enviar, pero hay que hacerles unos pocos cambios, mientras termino los últimos capítulos. Por eso los estoy reteniendo…
La hermana White es agobiada constantemente con el pensamiento que el manuscrito debe ser enviado a los impresores cuanto antes. Desearía que fuera posible aliviar su mente, porque la ansiedad le dificulta escribir y a mi trabajar… La hermana White parece dispuesta a escribir, y no tengo duda de que producirá muchas cosas preciosas. Espero que sea posible incorporarlas en el libro. Hay algo, no obstante, que ni siquiera el editor más competente puede hacer –y es preparar el manuscrito antes de que se escriba.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 70: Documentos de trabajo para El Deseado de todas las gentes, 1897-1898
[Debido a la falta de un espacio adecuado en la bóveda del Patrimonio White en Washington, D. C., una cantidad de documentos y libros antiguos del Patrimonio White se habían almacenado por varios años en cajas en edificios cercanos donde no estuvieran fácilmente disponibles. La reciente ubicación de un espacio adicional en el Patrimonio White ha hecho posible que se abrieran estas cajas.
El 16 de mayo de 1979, James Nix encontró, en una de las cajas almacenadas, parte de los documentos de trabajo usados en la preparación de El Deseado de todas las gentes en las oficinas de Elena G. de White en Cooranbong, Australia, en 1897 y 1898. Estos documentos comprenden los capítulos 2 al 37 (páginas 27 a 358 en inglés) del libro actual. Los documentos de trabajo son de interés especial porque muestran lo que fueron aparentemente, en gran medida al menos, las revisiones finales hechas en el manuscrito antes de que se enviaran desde Australia a la Pacific Press.
Las siguientes figuras son reproducciones en fotocopias hechas de esos documentos de trabajo de El Deseado de todas las gentes. Incluyen porciones de las páginas 80-81, 98-99 y 331-332. Lo que aparece escrito a mano en forma muy legible en las primeras dos páginas han sido tentativamente identificadas como perteneciendo a Maggie Hare, mientras que la escritura menos legible en la tercera página es la de Marian Davis.]
Descripción 72: Domingo, 21 de noviembre, 1897. W. C. White a C. H. Jones
Al regresar de Sydney le mostré a mi madre y a la hermana Davis las pruebas que traje de los encabezados de los capítulos, viñetas, etc., para el nuevo libro. Algunos nos parecieron bien. Sobre otros nos sentimos chasqueados…
Al mirar algunas fotografías del Monte de los Olivos, mi madre nos relató cuánto más hermoso era el país en la época de Cristo, que los lugares que ahora están vacíos y tristes, entonces estaban embellecidos con árboles y bosques magníficos. Oh, cómo quisiera tener algunas figuras que representaran esos lugares como ella los ha visto. Pero no sé cómo hacer eso.
(W. C. White, Libro de cartas 11-A, p. 342 [escrito desde Cooranbong, Australia, a C. H. Jones en la ciudad de Nueva York].)
Descripción 73: Martes, 1 de marzo, 1898. Marian Davis a Elena G. de White
Esta mañana despachamos “Varón de dolores”, copiado para el nuevo material que dejó; y la parábola de los talentos, para el libro de parábolas. El material sobre el sembrador que le fue dado a Minnie, lo ha copiado. Pero lo que se le dio a la Srta. Peck no ha sido hecho. Si la Srta. Peck no tiene tiempo para hacerlo pronto, creo que dejaremos que Minnie lo haga, porque estoy ansiosa de que lo tenga en sus manos, y usted querrá todo junto, para saber lo que hay. No le enviaremos nada sobre el sembrador hasta que podamos enviarle todo.
He estado recolectando las cosas preciosas de estos nuevos manuscritos sobre la vida temprana de Jesús. Le enviaré varias de las páginas nuevas a California por el correo de Vancouver, y le enviaré más para los últimos capítulos en el siguiente correo. Dos de estos nuevos artículos sobre la obra misionera de Cristo, dejé que lo leyera el hermano James en la iglesia. El sábado pasado leyó uno que habla sobre la privación a sí mismo de alimento del Salvador para dar a los pobres. Estas cosas son inexpresablemente preciosas. Espero que no sea demasiado tarde para incorporarlas en el libro. Ha sido una fiesta trabajar en este asunto…
Supe que nuestras Escuelas Sabáticas pronto realizarán el estudio de la vida de Cristo. Así que el libro saldrá justo a tiempo para complementarlas. Estoy tan contenta.
Enviaré una copia de lo poco que reuní para el capítulo, “En la tumba de José”. Suple un eslabón que faltaba, y pienso que será de gran ayuda para el libro…
Supe que la tarea de preparar el libro está comenzando, así que deseamos terminar los últimos capítulos lo más pronto posible. Espero que pueda enviarnos pronto, el resto de los materiales sobre el ministerio de curación de Cristo, y, tan pronto como pueda, el hombre rico y Lázaro. Espero que el libro sobre las parábolas pueda salir al mismo tiempo que la vida de Cristo.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 74: Jueves, 10 de marzo, 1898. Marian Davis a Elena G. de White
Minnie le está enviando esta mañana el material que ha estado copiando. Lo del sembrador es todo lo que tenemos –el artículo dado a la Srta. Peck, y el manuscrito que me dejó. Si usted no desea agregar nada más, puedo continuar y terminar el capítulo, pero quiero esperar a que usted me lo diga. El artículo que le envié, “Ninguna por recompensa sino por gracia”, la parábola de los trabajadores, es el último de los materiales que fue preparado para el libro. He planeado dejar que éste sea el cierre del libro. Los últimos párrafos me parecen muy preciosos. La parábola de los talentos, que viene justo antes que esto, ha mostrado la importancia del trabajo, usando toda facultad para Dios, y esto muestra el espíritu con el cual se debe hacer la tarea. Unas pocas frases las reconocerá pues son de una carta que envió últimamente –“La puerta dorada no se abre al orgulloso en espíritu. Sino que los portales eternos se abrirán ampliamente al toque trémulo de un niño pequeño”.
Me dejó un manuscrito sobre el mayordomo injusto, y he estado reuniendo material para completarlo y he encontrado algunas cosas preciosas para agregar a los capítulos finales de la vida de Cristo. Por supuesto, no puedo compilar los capítulos (los últimos dos) hasta que reciba lo que escribió sobre el ministerio de curación.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 75: Lunes, 21 de marzo, 1898. Marian Davis a Elena G. de White
El material que envió sobre el ministerio de curación era justo lo que se requería. He usado tanto como pude conseguir en el capítulo, “Id y enseñad a todas las naciones”. Cuando Minnie regrese, lo tendré copiado y le enviaré una copia. Estoy tan feliz de que podamos incorporar estas cosas en el libro, porque agregan mucho a su valor y utilidad. El hermano White piensa que es mejor enviar los últimos dos capítulos, “Id y enseñad a todas las naciones” y “A mi Padre y a vuestro Padre”, con el barco que sale el sábado. No tengo idea de que estén listos para eso todavía, pero él piensa que los alentará para que apresuren la tarea, y se los enviaré. Me siento con tanta premura por la salida del libro. Casi no puedo esperar, pero la espera da tiempo para trabajar con las parábolas, y será muy bueno tener a ambos saliendo al mismo tiempo.
He usado algunos de los nuevos materiales sobre las parábolas, y calzarán justo con la obra. Deseo incorporar al libro tanto como sea posible del material fresco sobre la enseñanza en la naturaleza.
Estas cosas han sido una fiesta para mí. Deseo que mi corazón y mi mente se expandan para contener estos grandiosos y estupendos principios.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Nueva Gales del Sur, a Elena G. de White que estaba en Melbourne].)
Descripción 76: Lunes, 6 de junio, 1898. Marian Davis a la Srta. E. J. Burnham
Por este correo le envío el índice. No está terminado apropiadamente. Ha sido verificado sólo hasta la página 32. Las chicas trabajaron casi toda la noche para hacerlo y también la revisión. Le pedimos que lo verifique, tendrá que sustituir el número mecanografiado por la numeración de páginas del manuscrito… Anoche trabajé toda la noche…
La hermana White ha leído todos los capítulos, y está muy complacida con ellos.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, pp. 145-146 [escrito desde Cooranbong, Australia, a la Srta. Burnham en la Pacific Press en Oakland, California].)
Descripción 77: Miércoles, 15 de junio, 1898. Marian Davis a la Srta. E. J. Burnham
Su carta del 16 de mayo, con las pruebas, fue recibida. He leído rápidamente las páginas. Excepto por uno o dos errores insignificantes, el texto está todo correcto. Es difícil expresar cuán aliviada me siento al ver tanto material ya tipiado y en orden. Casi me ha consumido la ansiedad al pensar en las posibilidades de haber enviado lejos tantas incorporaciones. Estoy muy agradecida a Dios, cuya mano está sobre la obra, de que haya hecho que sea posible que usted estuviera a cargo, y espero que ninguna palabra mía le ocasione ninguna carga innecesaria…
En el prefacio, ¿no sería bueno declarar, en alguna forma, que este libro no es una armonización de los evangelios, que no intenta enseñar cronología? Su propósito es presentar el amor de Dios, la belleza divina de la vida de Cristo, no para satisfacer el cuestionamiento de los críticos. Lo anterior puede no ser la mejor manera de decirlo. Tiene la intención de ser una sugerencia.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, pp. 166-168 [escrito desde Cooranbong, Australia, a la Srta. Burnham en la Pacific Press en Oakland, California].)
Descripción 78: Lunes, 5 de marzo, 1900. Marian Davis a Marius Christensen
Muchas personas parecen darle mucho más valor a un manuscrito no publicado de la hermana White que al material impreso en los libros. Pero en todo lo que ella ha escrito, no conozco nada mejor que las cosas a las que se hace referencia. En libros como El Deseado de todas las gentes, se han reunido cuidadosamente muchas de las cosas más preciosas que ella ha escrito en un tiempo determinado.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, pp. 203-204 [escrito desde Cooranbong, a Marius Christensen en Hayward, Minnesota].)
Descripción 79: Lunes, 23 de abril, 1900, Sunnyside, Cooranbong, Australia. Elena G. de White a G. A. Irwin*
Querido hermano: … Usted ha visto mis copistas. No cambian mis expresiones. Permanecen como se las escribió.
La obra de Marian es de un orden completamente distinto. Ella es la que me compagina [ordena] los libros. A ____ nunca me ha compaginado los libros. ¿Cómo se hacen mis libros? Marian no reclama reconocimiento.
Ella hace su trabajo de esta manera: toma mis artículos que han sido publicados en los periódicos, y los pega en libros [hojas] en blanco. También tiene una copia de todas las cartas que escribo. Cuando prepara un capítulo para un libro, Marian recuerda que yo he escrito algo sobre ese punto especial que puede darle más fuerza al asunto. Empieza a buscarlo, y cuando lo encuentra, si ve que da mayor claridad al capítulo, lo añade.
Los libros no son producciones de Marian, sino mi propia producción, recopilados de todos mis escritos. Marian tiene un gran campo del cual seleccionar, y su capacidad para ordenar los asuntos es de gran valor para mí. Me ahorra revisar una gran cantidad de material, lo cual no tengo tiempo de hacer.
De manera que Ud. entiende que Marian me es una ayuda muy valiosa en la preparación de mis libros. A_____ no tiene nada que ver con esta obra. Marian le ha leído a ella algunos capítulos, y A____ a veces ha hecho sugerencias en cuanto al arreglo del material.
Esta es la diferencia entre las [estas] ayudantas. Como he dicho, a A____ le hemos prohibido estrictamente cambiar mis palabras por las suyas. Las palabras, como fueron pronunciadas por los agentes celestiales, son severas en su sencillez; y yo trato de poner los pensamientos en un lenguaje tan sencillo que un niño pueda entender cada palabra pronunciada. Las palabras de alguna otra persona no me representan correctamente.
Le he escrito así, con amplitud, para que Ud. pueda entender el asunto. Puede ser que A______ pretenda haber compaginado [ordenado] mis libros, pero no lo ha hecho. Esta ha sido la ocupación de Marian, y su obra es mucho más avanzada que cualquier trabajo que A_____ haya hecho para mí.
(Carta 61a, 1900, pp. 4-5 [la primera parte de la cita aparece en The Ministry, diciembre, 1975, pp. 14, 15].)
* Presidente de la Asociación General, 1897-1901.
Descripción 80: Lunes, 23 de abril, 1900, Marian Davis a G. A. Irwin
Me he enterado recientemente de la circulación de un informe en Battle Creek. Por este informe, alguno puede ser conducido a rechazar la instrucción y advertencia del Espíritu de Dios. Siento que es un deber decir lo que sé sobre el asunto que se cuestiona.
Se menciona que la escritura de un testimonio para un hombre destacado en Battle Creek fue instrumentado por uno de los anteriores trabajadores de la hermana White, o que ella le había dado material a él con la instrucción de que completara los puntos, y así el testimonio sería virtualmente su obra.
No puedo pensar que alguien que haya estado relacionado con la obra de la hermana White pueda hacer una declaración de ese tipo. No puedo pensar que alguien que esté familiarizado con la forma de escribir de la hermana White pueda siquiera creerlo. La carga que siente cuando el caso de un individuo se presenta ante ella, la presión intensa bajo la que trabaja, a menudo levantándose a la medianoche para escribir las advertencias que se le dieron, y a menudo por días, semanas y hasta meses, escribiendo una y otra vez en relación a ello, como si no pudiera liberarse de los sentimientos de responsabilidad por esa alma, -nadie que haya conocido alguna de [estas] experiencias, podría creer que ella instruiría a otro para que escribiera un testimonio.
Por más de veinte años, he estado relacionada con la obra de la hermana White. Durante ese tiempo, nunca se me ha pedido siquiera que escriba un testimonio por medio de una instrucción oral, o que llenara los puntos de un asunto ya escrito. El que se informa que hizo tal declaración, hasta donde yo sepa, nunca se le pidió o permitió hacer una cosa semejante. Y por mi propio conocimiento de la tarea, al igual que por las declaraciones de la misma hermana White, tengo el asidero más firme posible para no creer una cosa semejante.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, pp. 207-208 [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 81: Lunes, 7 de mayo, 1900. W.C. White a G. A. Irwin
A veces cuando la mente de mi madre está descansada y libre, los pensamientos se expresan en un lenguaje que es no sólo claro y fuerte, sino hermoso y correcto; y a veces cuando está preocupada y oprimida con pesadas cargas de ansiedad, o cuando el tema es difícil de describir, hay repeticiones y oraciones no gramaticalmente correctas.
A los copistas de mi madre se les confía la tarea de corregir los errores gramaticales, o eliminar repeticiones innecesarias y de agrupar párrafos o secciones en el mejor orden. Si un pasaje no se comprende plenamente, el copista pregunta sobre su pleno significado y su relación apropiada. Cuando se los corrige y se los copia en forma completa con una máquina de escribir o la pluma, los manuscritos son todos examinados cuidadosamente por mi madre, y corregidos, donde sea que se requiera la corrección, y luego se los vuelve a copiar, si las correcciones son numerosas. Esto se hace con muchos manuscritos, no sólo porque las correcciones son el trabajo del copista, sino porque mi madre ve una nueva forma de expresar el pensamiento un poco más claramente o más plenamente.
A menudo mi madre escribe sobre un asunto por segunda vez, porque siente que es muy difícil poner por escrito la escena o los eventos como le fueron presentados.
Los empleados de experiencia de mi madre, tales como las hermanas Davis, Burnham, Bolton, Peck y Hare, que están muy familiarizadas con sus escritos, están autorizadas a tomar una frase, párrafo o sección de uno de sus manuscritos e incorporarlo en otro manuscrito cuando se expresó el mismo pensamiento pero no en forma tan clara. Pero ninguno de los empleados de mi madre está autorizado a agregar a los manuscritos introduciendo pensamientos propios. Se los instruye que se deben usar las palabras y pensamientos que mi madre ha escrito o hablado.
(Archivo de cartas de W. C. White, Patrimonio White.)
Descripción 82: Lunes, 21 de mayo, 1900, Sunnyside, Cooranbong, Australia. Elena G. de White a G. A. Irwin
Estimado hermano Irwin: … Dios estará complacido al ver El Deseado de todas las gentes en cada hogar. En este libro se encuentra la luz que él ha derramado en su Palabra. A nuestros colportores les diría, “Avancen con sus corazones enternecidos y embebidos con la lectura de la vida de Cristo”. Beban profundamente del agua de la salvación, para que esté en sus corazones como una fuente viva que salta para refrescar a las almas a punto de perecer.
(Carta 75, 1900 [Colporteur Ministry, pp. 126-127].)
Descripción 83: Miércoles, 20 de junio, 1900, Sunnyside, Cooranbong, Australia. Elena G. de White a Edson y Emma White
Queridos hijos Edson y Emma: Recibí tu carta,* Edson. En relación con El Deseado de todas las gentes, cuando te encuentres con aquellos que tienen críticas para hacer, como siempre será el caso, no tengas en cuenta los supuestos errores, sino que alaba el libro, comenta sobre sus ventajas. El Deseado de todas las gentes podría haber tenido el mismo tamaño que los dos libros anteriores, si no hubiera sido por la fuerte recomendación del hermano B___ que era entonces el Encargado General de Colportaje. Lo que mencionas sobre el apéndice, es la primera objeción que he escuchado en relación con esa característica. Muchos han hablado de la gran ayuda que han encontrado en el apéndice. Si la gente tiene prejuicios contra algo que hace que el sábado se destaque, esa misma objeción muestra la necesidad de que esté allí para que lo haga claro.
Estemos alertas. No permitamos que la crítica de nadie imprima objeciones en nuestras mentes. Que los críticos vivan del intercambio de su crítica. No pueden hablar a favor ni de la mejor bendición sin atacarla críticamente e imprimir una sombra de reproche. Eduquémonos en la alabanza de lo que es bueno cuando otros critican. Los murmuradores siempre recogerán defectos, pero no nos entristezcamos por los elementos cortantes. No consideremos una virtud el hacer y sugerir dificultades a unas y otras mentes para que no les produzca hostigamiento y perplejidad.
(Carta 87, 1900, pp. 1, 2.)
* La carta de Jaime Edson White a su madre, de fecha 11 de mayo de 1900, contenía críticas del tamaño, forma, precio e ilustraciones de El Deseado de todas las gentes. Incluso rechazó el apéndice en la primera edición preguntando: “¿Es costumbre lanzarse contra las creencias de otras personas en la forma en que se lo hace en el apéndice?”. Argumentó que tal material les causaba dificultad a los evangelistas de la literatura para vender el libro.
Descripción 84: Domingo, 10 de agosto de 1902, Elmshave, St. Helena, California. Elena G. de White a su hermana Mary
Mi querida hermana Mary [Foss]: … Hermana, no pienses que me he olvidado de ti, porque no es así. Sabes que tengo libros para hacer. Mi último esfuerzo es para un libro sobre la verdadera educación. Escribir este libro ha sido una prueba para mí, pero está casi terminado. Estoy concluyendo el último capítulo. Este libro no contendrá tanto material como en alguno de mis libros más grandes, pero la instrucción que contiene es importante. Siento la necesidad de la ayuda de Dios continuamente.
Todavía estoy tan activa como siempre. No estoy para nada decrépita. Soy capaz de hacer mucho trabajo, escribir y hablar como lo hacía años atrás.
Leo todo lo que se copia, para ver si todo está como debe estar. Leo todos los manuscritos del libro antes de que se envíe a la imprenta. Así que puedes ver que mi tiempo está ocupado completamente. Además de escribir, se me pide que hable a diferentes iglesias, y que asista a reuniones importantes. No puedo hacer esta tarea a menos que el Señor me ayude.
(Carta 133, 1902, pp. 1-2.)
Descripción 85: Martes, 6 de enero, 1903, Elmshaven, Sanatorio, California. Elena G. de White al pastor J. A. Burden y su esposa
Queridos hermano y hermana Burden: … Me siento muy agradecida por la ayuda de la hermana Marian Davis para sacar mis libros. Reúne materiales de mis diarios, de mis cartas y de los artículos publicados en los periódicos. Valoro sumamente su fiel servicio. Ha estado conmigo por veinticinco años y ha incrementado su capacidad para el trabajo de clasificar y agrupar mis escritos.
(Carta 9, 1903 [The Ministry, diciembre 1975, p. 15].)
Descripción 86: Circular del 26 de septiembre, 1904, Elmhaven, St. Helena, California. Manuscrito de Elena G. de White, “Un tributo a Marian Davis”
Marian, mi ayudante, fiel y veraz como la brújula al polo en su tarea, está muriendo…
Parto mañana para Battle Creek. Todavía mi alma está ligada a esta joven que muere. Me ha servido durante los últimos veinticinco años. Hemos trabajado lado a lado en la obra, y en perfecta armonía en la misma. Y si estuviera reuniendo las preciosas jotas y acentos que estuvieran en periódicos y libros y me los presentara, “Ahora”, diría, “hay algo que falta. No puedo suplirlo”. Yo lo revisaría, y en un momento trazaría la línea.
Trabajamos juntas, sólo trabajamos juntas en armonía perfecta todo el tiempo. Está muriendo. Y es por la devoción al trabajo. Asumió la intensidad del mismo como si fuera una realidad, y ambas nos metimos en él con una intensidad para que cada párrafo estuviera en su lugar apropiado y para que mostrara su obra correctamente.
(Manuscrito 95, 1904, p. 1.)
Descripción 87: Martes, 6 de marzo, 1906, Sanatorio, California. Elena G. de White a los hermanos reunidos en el concilio de Graysville, Tennessee
Queridos hermanos empleados:… ¿Cuántos han leído con detenimiento Patriarcas y profetas, El gran conflicto y El Deseado de todas las gentes? Desearía que todos comprendieran que mi confianza en la luz que Dios ha dado permanece firme, porque sé que el poder del Espíritu Santo magnifica la verdad y la hace honorable, cuando dice: “Éste es el camino, andad por él”. En mis libros, la verdad se declara, respaldada por un “Así dice el Señor”.
El Espíritu Santo traza estas verdades en mi corazón y mi mente en forma tan indeleble como la ley fue trazada por el dedo de Dios sobre las tablas de piedra, que están ahora en el arca, que será descubierta en aquél gran día cuando se pronunciará la sentencia contra cada mal, cada ciencia seductora producida por el padre de la mentira.
(Carta 90, 1906 [Colporteur Ministry, p. 126].)
Descripción 88: Lunes, 17 de agosto, 1931, ciudad de Nueva York. H. Camden Lacey* a D. E. Robinson
Mi estimado hermano Robinson: En relación con DECLARACIONES SIGNIFICATIVAS Nº 1, no puedo decir nada, pues no soy el “destacado ministro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Washinton, D. C.” que hizo esa declaración.
En relación con la segunda DECLARACIÓN SIGNIFICATIVA que usted cita, los hechos son los siguientes:
En 1895, a mi regreso de Australia pasando por Battle Creek, Michigan, la Srta. Marian Davis me pidió reiteradas veces que la ayudara en la edición del manuscrito El Deseado de todas las gentes que estaba entonces en preparación. Lo evité tanto como pude, pues no me sentía capaz de brindar ninguna ayuda especial, pero finalmente me rendí ante sus insistencias y, después de recibir el manuscrito de ciertos capítulos, hice algunas sugerencias que ella pareció feliz de aceptar. Ahora no puedo recordar ningún detalle en relación a esas sugerencias, aparte de que tengo un vívido recuerdo de que parecía ansiosa de lograr ciertas conexiones lógicas de frases. Por lo tanto, volvimos a arreglar algunas de ellas, y tuve la impresión de que había necesidad de volver a redactarlas. Pero estoy seguro de que no hubo ninguna alteración del pensamiento en ninguna parte.
En relación con el primer capítulo, tengo un recuerdo más vívido. Recuerdo que la hermana Davis estaba muy preocupada sobre él. Parecía no tener suficiente material para completarlo muy bien. Se lo revisó reiteradamente, y pienso que se les consultó frecuentemente al pastor W. W. Prescott y al hermano E. R. Palmer sobre su composición. Finalmente, tomó la forma con la que ahora aparece en El Deseado de todas las gentes.
En la Conferencia Bíblica en Washington, D. C., en 1919, durante una discusión sobre este punto en la edición de los escritos de la hermana White, dije, que en mi opinión sería mejor para la claridad de toda la cuestión ante la gente que si el hecho se declaraba claramente en alguna parte (quiero decir, en la página del título o en el prefacio) que El Deseado de todas las gentes fue escrito por la Sra. Elena G. de White y editado por la Srta. Marian Davis.
No utilicé las palabras mencionadas “porque ella lo escribió” (con referencia a la Srta. Marian Davis).
Yo dije que vino a mí para que la ayudara a preparar especialmente el primer capítulo, porque parecía tener mucho interés en su forma final.
A la espera de que estas simples declaraciones le sirvan para rebatir a quienes parecen ser persistentes en mal interpretar lo que realmente se dijo en la Conferencia Bíblica al respecto. Quedo a sus órdenes, sinceramente en la fe de esta verdad.
(Archivo de documento DF 2a, Patrimonio White.)
*El pastor Lacey era hermano de la segunda esposa de W. C. White.
Descripción 89: Martes, 22 de mayo, 1934. W. C. White a la Sra. Maggie H. Bree
Por años fue nuestra costumbre colocar en sus [de la señorita Davis] manos una copia de todo artículo que se enviaba para publicar y de todas las cartas y testimonios principales. Las … leía con avidez, y … marcaba aquellas páginas que consideraba especialmente útiles para libros que ella tenía previstos…
La hermana Davis tenía una memoria maravillosa, y esto era de gran utilidad en su tarea de búsqueda y agrupamiento de cosas escogidas que la hermana White había escrito en relación con Cristo y su ministerio como Sanador [y] en relación a Cristo como un Ejemplo de misionero médico y evangelista médico…
Cuando se reunía un buen número de citas y se las agrupaba como un material posible para capítulos, eran leídos a la hermana White. Esto hacía revivir su memoria de las … escenas presentadas ante ella, y reasumía… la tarea de reescribir muchos capítulos dándoles un toque fresco y mayor fuerza, también adaptando varios pasajes… en forma más plena para la gente que leería este libro…
Una y otra vez en el cuarto de la hermana White se discutía el objetivo y se hacía el mejor plan para el libro: (a) a quién serviría el libro; (b) cuánto espacio se debería dar a cada tema; (c) cuál era la mejor relación de los grandes temas que debía tratar.
Después de que se confeccionaban los capítulo, eran leídos cuidadosamente otra vez por la hermana White y luego sometidos al impresor.
(Archivo de correspondencia de W. C. White, Patrimonio White.)
Descripción 90: Viernes, 24 de julio, 1936. H. Camden Lacey a un ministro adventista en Nueva York
La copia adjunta de su asombrosa carta al pastor W. C. White me ha sido reenviada para que la responda.
Primero, déjeme decirle con mi entera certeza, y ante Dios como testigo, que nunca hice esa declaración –en ningún momento y a nadie- en la que usted hace referencia a “que el pastor Lacey cuando estuvo aquí ha estado relatando a varios de que él y no la hermana White, es el autor de El Deseado de todas las gentes”. Nunca hice tal declaración.
Segundo, gustosamente y con todo mi corazón acepto El Deseado de todas las gentes como un libro inspirado; de hecho lo considero como el libro más espiritual sobre la vida de Cristo, fuera de los Evangelios, dado alguna vez a su Iglesia. En mi propia Biblia, en hojas extras pegadas adelante y atrás, tengo registros de citas tomadas de ese maravilloso libro, y de otros escritos de la hermana White. Los valoro como productos del mismo “Espíritu de Profecía” que inspiró a las Escrituras. Y miles de mis oyentes en la iglesia y en el aula podrán dar testimonio de eso. Usted solicita “una breve declaración de los hechos en el caso”. Estos son:
La Srta. Marian Davis, a quien se le confió la preparación de El Deseado de todas las gentes, venía frecuentemente en 1895 y 1896 a solicitarme ayuda para el arreglo del material que había recogido de varios manuscritos de la hermana White. La hermana Davis era una querida amiga mía, e hice lo mejor que sabía para ayudarla, especialmente con el primer capítulo. Según recuerdo, esta ayuda fue sólo para el arreglo de las frases y los párrafos, o para la selección de una palabra más adecuada. En ningún momento, hubo alteración alguna del pensamiento, o la inserción de una idea que no estuviera ya expresada en el texto original. La “copia” resultante siempre se sometía a la aprobación final de la misma hermana White.
Todo El Deseado de todas las gentes como aparece ahora impreso es, por tanto, lo sostengo, el producto de la mente y el corazón de la hermana White, conducidos por el buen Espíritu de Dios. Y la “edición” fue meramente técnica.
Si le mencioné estos hechos a alguien en Nueva York, debe haber sido en relación con situaciones que surgieron como la actual –el reavivamiento de ese absurdo rumor tan antiguo como el Concilio Bíblico de Maestros de 1919 en Washington, cuando se me acusó por primera vez de decir que yo había escrito el libro. No había fundamento entonces o ahora para tal acusación ridícula y maliciosa.
Además, déjeme decir que en lugar de menoscabar o despreciar los testimonios, siempre los he defendido y citado ampliamente en mi ministerio público. Fue por esa causa, que la Gran librería de Nueva York y Casa de la Biblia me dio, para la Iglesia Templo en 1930, un juego completo de los escritos de la hermana White; y en el momento en que se hizo el obsequio, esta expresión fue hecha por el donante.
En conclusión, puedo preguntarle, hermano C_____, ¿por qué no vino hasta mí personalmente cuando escuchó por primera vez estos rumores que usted dice que ha oído “desde que ha llegado a trabajar a la ciudad de Nueva York”? Estuvimos trabajando juntos por varios años en la obra cristiana en ese gran centro, y hubo muchas oportunidades para que viniera hasta mí como un hermano ministro y preguntara por los hechos en ese entonces. Si lo hubiera hecho, como una cortesía de parte de cualquier cristiano, estos rumores maliciosos hubieran sido eliminados desde su nacimiento. Al fallar en hacer eso, ¿no lo hace partícipe de esa tergiversación?
Quizás se puedan hacer algunos arreglos si usted va a cada “informante” y le muestra esta carta.
Le estoy enviando una copia al pastor White, y otra copia, con su carta al pastor M. N. Campbell.
(Archivo de documentos DF 508 del Patrimonio White [escrito desde Loma Linda, California].)
Descripciones compiladas por
Ron Graybill y Robert W. Olson
Patrimonio de Elena G. de White
Washington, D. C.
23 de mayo, 1979
[i][1] A menos que se indique de otra forma, todas las referencias en esta declaración son al documento adjunto, “Exposiciones relativas a los escritos de El Deseado de todas las gentes”.
[ii][2] W. C. White a David Paulson, 15 de febrero de 1905, Archivo de cartas de W. C. White.
[iii][3] W. C. White reconoció que en la experiencia de su madre, a veces el Señor anulaba incluso el mejor consejo humano. Una vez le escribió, “Veo varias razones por las que no deberías ir a los campamentos de Colorado y California. En mi opinión, sería la cosa más desafortunada en el mundo que vayas y asumas una gran carga de sus perplejidades. Te haría diez veces más daño de lo que te haría de bien. Tengo una sola forma de pensar en relación con todas las reuniones. No pienses en ir a ninguna de ellas a menos que el Señor te diga claramente que lo hagas, y cuando él haga esto, retiraré todas las objeciones”. W. C. White a Elena G. de White, 18 de agosto de 1890, Libro C de cartas de W. C. White, p. 58.
[iv][4] En beneficio de aquellos que puedan desear hacer comparaciones entre la obra de Hanna y la de Elena G. de White, el Patrimonio White ha reproducido cientos de copias de cinco capítulos tomados de Life of Christ de Hanna. Están disponibles como complemento mientras haya ejemplares.
[v][5] Para una declaración más concisa y con más información de su propia pluma en cuanto a su uso de los materiales históricos de otros autores, véase su Introducción a El conflicto de los siglos.
ELENA DE WHITE, SU AUTORIDAD PROFETICA, Y
EL DESARROLLO DOCTRINAL DE LA IGLESIA ADVENTISTA
PAUL A. GORDON
Traducido por el CENTRO DE INVESTIGACION WHITE, Universidad Adventista del Plata, Entre Ríos, Argentina (Noviembre de 1990).
Introducción
"Precisamente, el último engaño de Satanás se hará para que no tenga efecto el testimonio del Espíritu de Dios. 'Sin profecía el pueblo será disipado' (Prov. 29:18, versión Valera antigua). Satanás trabajará hábilmente en diferentes formas y mediante diferentes instrumentos para perturbar la confianza del pueblo remanente de Dios en el testimonio verdadero". --Carta 12 de 1890 (1 MS 54, 55. La cursiva no está en el original).
Las dos frases marcadas arriba predicen claramente que el último engaño será desafiar la autoridad de Elena de White. Dos puntos más: uno, la oposición será inspirada por Satanás; y dos, ésta ocurrirá entre el pueblo remanente de Dios.
Este estudio considerará la autoridad de Elena de White, con especial énfasis sobre su rol en el desarrollo de la doctrina entre los adventistas del séptimo día.
El tema de la autoridad
Definiciones de autoridad
"Derecho a mandar o a actuar; poder ejercido por una persona en virtud de su puesto de confianza". --Webster.
"El derecho o poder para ordenar acción o sumisión, o para determinar creencias o costumbres, esperando obediencia de los que están bajo autoridad, dando a cambio razón confiable de la demanda o derecho a accionar". --Bernard Ramm, The Pattern of Religious Authority, p. 10.
Tipos de autoridad
1. Imperial: "El poder que poseen las personas o cuerpos gobernantes, en razón de su posición superior, tales como el de un rey, el general de un ejército, el presidente de una firma o el director de una escuela". --Ramm, p. 10.
Esta autoridad puede ser obtenida por herencia, elección, fuerza o costumbre. Dios sustituye toda autoridad imperial humana porque él es Creador y Sustentador de todo.
2. Delegada: "La autoridad para actuar, obligar, y tener acceso a, en virtud del derecho otorgado por autoridad imperial". --Ramm, p. 11.
Esta autoridad debe probar su origen en la autoridad imperial. Esta prueba podría ser un documento, credenciales, una firma, etc. El profeta tenía este tipo de autoridad. La Biblia ofrece pruebas por las cuales debemos determinar si uno que pretende ser un profeta genuino es realmente auténtico.
3. Veraz: "La autoridad poseída por hombres, libros, o principios ya sea que poseen verdad o ayudan en la determinación de la verdad". --Ramm, p. 12.
Un libro puede ser autoritativo porque se reconoce que contiene información confiable o verdadera. Un profeta genuino debe reunir estos criterios. La Biblia comprueba su afirmación de ser veraz o confiable.
¿Cómo llega la autoridad a ser tal? --Tiene que haber un reconocimiento de ella.
Los mártires murieron porque rehusaron reconocer en las tradiciones lo que ellos percibieron como autoridad falsa.
Los impíos perecerán finalmente por no reconocer a Dios y su mensaje como verdadero y autoritativo.
"Si las Escrituras son la verdad de Dios, son autoritativas sea que se las acepte personalmente o no, pero las Escrituras operan como una autoridad sólo para el creyente". --Ramm, p. 14.
La autoridad atacada
La historia sagrada, especialmente, provee un largo registro de resistencia y oposición a la autoridad, comenzando con Lucifer en el cielo. Esta fue de una consideración tan importante, que él fue expulsado del cielo como un rebelde junto con sus ángeles. Los pecadores sobre la tierra han dado continuidad a una oposición similar a la autoridad. Los profetas recibieron oposición. Así también Jesús y sus discípulos. Elena de White ha estado bajo los mismos ataques. Estos incluyen pretensiones de que los mensajes u obra son del diablo, sólo humanos, o parte humanos y parte divinos.
La actitud del profeta en cuanto a la autoridad
En el Antiguo Testamento, quizás Jeremías es el que mejor lo ilustra. El repetidas veces declara que su mensaje es "palabra de Jehová". Además habla, por contraste, de falsos profetas que "hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová" (Jeremías 23:16).
La actitud del profeta puede decirse que es de este modo: él es modesto acerca de sí mismo, pero no de su mensaje.
Pablo
1. El mismo (1 Cor. 9:16; 15:9; 2 Cor. 12:7; 1 Tim. 1:15).
2. Su mensaje (Hechos 26:29; 1 Cor. 2:4; Gál. 1:1).
Elena de White
1. Ella misma: "No tengo sabiduría especial en mí misma; soy tan sólo un instrumento en las manos del Señor para hacer la obra que él me ha asignado". --3 MS 51 (Véase además pp. 53, 54).
2. Su mensaje: "Otros me han llamado profetisa, pero nunca pretendí ese título. . . . Mi obra incluye mucho más de lo que significa ese nombre. Me considero a mí misma como una mensajera, a quien el Señor le ha confiado mensajes para su pueblo". --1 MS 40 (Véase además 2 JT 276).
En visión se le dijo a ella: "En todas tus comunicaciones, habla como alguien a quien ha hablado el Señor. El es tu autoridad". --Carta 186 de 1902.
Elena de White en cuanto a la autoridad
(Introducción de El conflicto de los siglos).
"Las Santas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como revelación infalible de su voluntad [de Dios]. Constituyen la regla del carácter; nos revelan doctrinas, y son la piedra de toque de la experiencia religiosa. . . . La circunstancia de haber revelado Dios su voluntad a los hombres por su Palabra, no anuló la necesidad que tienen ellos de la continua presencia y dirección del Espíritu Santo". --p. 9.
"Durante las épocas en que las Escrituras tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento eran entregadas a la circulación, el Espíritu Santo no dejó de comunicar luz a individualidades aisladas, amén de las revelaciones que debían ser incorporadas en el Sagrado Canon". --p. 10.
"Mediante la iluminación del Espíritu Santo, las escenas de la lucha secular entre el bien y el mal fueron reveladas a quien escribe estas líneas". --p. 13.
C.S. Lewis en cuanto a Cristo:
"La gente a menudo dice acerca de él: 'Estoy dispuesto a aceptar a Jesús como un gran maestro moral, pero no acepto su pretensión de ser Dios'. Esta es la única cosa que no debemos decir. Un hombre que dijo la suerte de cosas que Jesús dijo, no sería un gran maestro moral. Sería un lunático --estaría en el nivel del hombre que dice que él es un huevo cocido-- o bien sería el Demonio del Averno. Ud. debe hacer su elección. O bien este hombre fue, y es, el Hijo de Dios, o fue un loco o algo peor. Ud. puede hacerlo callar como a un tonto, puede escupirlo y matarlo como a un demonio; o puede caer a sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no vengamos con ningún disparate de condescendencia arrogante como que él es un gran maestro humano. El no nos ha dado lugar para eso. Tampoco intentó hacerlo". --Mere Christianity, p. 56.
Elena de White en cuanto a Elena de White:
"Esta obra es de Dios, o no lo es. Dios no hace nada en sociedad con Satanás. Mi obra. . . lleva la estampa de Dios o la estampa del enemigo. No hay término medio en el asunto. Los Testimonios son del Espíritu de Dios, o son del diablo". -- 4 T 230.
El papel de Elena de White en la Iglesia
Este papel podría ser ilustrado en varias áreas. No fue el mismo en todas ellas. A veces ella tomaba parte importante en el liderazgo, en tanto que otras veces ella apoyaba, confirmaba o corregía. Nosotros enfocaremos principalmente el desarrollo doctrinal, con sólo un breve resumen de otros tres papeles mayores primero.
El desarrollo y organización de la iglesia
Elena de White estuvo muy activa en el desarrollo y organización de la iglesia, tomando definidamente un rol de liderazgo desde sus comienzos. Sus consejos guiaron directamente al orden y la disciplina en la iglesia, a una obra de publicaciones, instituciones para el cuidado de la salud, y a un sistema educativo completo, incluyendo una capacitación médica plenamente reconocida, y a un programa misionero mundial.
Ella, junto con su esposo, promovió la organización en términos generales como también específicos, participando inclusive en la elección del nombre de nuestra iglesia. Más tarde se efectuó la reorganización en 1901, y se siguió su consejo personal. La dadivosidad sistemática, el desarrollo de un sistema de diezmos, y aún una provisión de jubilación para pastores, pueden rastrearse en sus consejos.
Reformas de los últimos días
Las Escrituras proveen principios básicos de reforma, pero a Elena de White Dios le pidió que instituya reformas para los últimos días en un amplio espectro, incluyendo la dieta, la vestimenta, la recreación, hábitos de salud, educación y muchas otras áreas. Estas reformas, en especial la de la dieta y hábitos de salud, han hecho de los adventistas del séptimo día un pueblo adelantado a su época. La confirmación de este consejo continúa llegando regularmente de fuentes seculares aún hoy.
Consejo personal, corrección y aliento
En cientos de cartas, por medio de presentaciones públicas, y en contactos cara a cara, Elena de White dio consejo directo a partir de visiones y basada sobre un vasto tesoro de experiencias adquiridas como mensajera del Señor. Veintenas de testimonios de quienes fueron aconsejados han verificado la autenticidad y exactitud de los consejos recibidos de esta forma.
Desarrollo doctrinal
Colocaremos nuestro énfasis mayor sobre su papel en este área. Las Escrituras hablan frecuentemente de la trascendencia de la doctrina. Estas declaraciones muestran claramente que es importante lo que creemos. (Véase Efe. 4:4; Hebreos 13:9; 2 tim. 4:3, 4; 1 Tim. 4:1; Hechos 20:29, 30).
Especialmente en los primeros años del Movimiento Adventista, el Señor envió a Elena de White para dar amonestaciones y medidas correctoras que ayudaron a los creyentes a evitar los extremos y el fanatismo. Pero también en años posteriores, ella se opuso a enseñanzas tales como la del panteísmo del Dr. J. H. Kellogg, y herejías concernientes al santuario promovidas por A. F. Ballenger.
Antes de que se organizara la iglesia, los pioneros se reunieron para estudiar la doctrina, especialmente en 1847 y 1848. Los esposos White estuvieron presentes. Sin embargo, en estos encuentros Elena de White no fue una participante activa, al menos en el principio. Ella habló de una mente "cerrada". No podía entender lo que se debatía. Las reuniones a veces duraban muchos días. Luego, cuando el grupo había hecho todo lo que podía a partir del estudio de la Biblia, Elena recibía visiones para confirmar, corregir o ayudar en el estudio en el que habían estado ocupados. Las visiones fueron aceptadas como provenientes de Dios. Los pioneros adventistas sabían que cuando no estaba en visión, ella era mayormente una espectadora del estudio de ellos. Ella escribió varios relatos de estos encuentros. (Véase 2 SG 47-49; 1 T 75-87; Ms 135 de 1903; 1 MS 240, 241; Ms 46 de 1904; TM 24-26).
El santuario
Al igual que con muchas otras doctrinas, la comprensión del santuario fue gradual. Guillermo Miller había predicado que la tierra era el santuario, y que había de ser purificada con fuego en la segunda venida de Cristo en cumplimiento de Daniel 8:14.
Al día siguiente a la esperada venida, Hiram Edson recibió la comprensión de que Cristo había comenzado una nueva fase de su ministerio en el santuario celestial el 22 de octubre de 1844. El y dos amigos volvieron a la Biblia para estudiar. O. R. L. Crosier, uno de ellos, escribió dos artículos para explicar este estudio: uno en el Day Dawn en 1845, y otro en The Day Star, el 7 de febrero de 1846. Elena de White confirmó como correcta la presentación de Crosier. (Véase A Word to the Little Flock, p. 12).
El santuario fue además explicado principalmente en los escritos de Urías Smith, J.N. Andrews y Jaime White, a través de las páginas del periódico de la iglesia, y que se originaron a partir de estos artículos.
¿Cuál fue el rol de Elena de White? Las presentaciones de los pioneros estaban todas basadas en la Escritura, no en sus escritos. su rol fue el de apoyar, señalando también hacia la Escritura como prueba. Además una serie de visiones en las que ella tuvo el privilegio de visitar el santuario celestial reforzaron el fundamento bíblico sobre esto. Ella también durante su vida dirigió una oposición hacia las enseñanzas heréticas en cuanto al santuario. Y, por supuesto, escribió con cierto detalle en artículos y libros, sosteniendo como bíblica esta doctrina.
El sábado
El sábado llamó primeramente la atención de los adventistas en Washington, Nueva Hampshire, a través de Raquel Oakes, una bautista del séptimo día. Frederick Wheeler, el pastor, y los hermanos Cyrus y William Farnsworth lo aceptaron originalmente. Más tarde otros se unieron a ellos.
José Bates, en Fairhaven, Massachusetts, oyó de los observadores del sábado en Washington, y viajó hasta ese lugar en 1845 para verificarlo él mismo. Volvió a su casa siendo un observador del sábado, y llegó a ser el apóstol del sábado, escribiendo artículos y tratados. En la época en que los White se casaron, en agosto de 1846, aceptaron el sábado por uno de los tratados de Bates.
Sin embargo, la presentación de Bates tenía un defecto. El pensaba que el sábado comenzaba a las 6 p.m. del viernes. Algunos adventistas creían que comenzaba al amanecer, a la medianoche, o al atardecer. Esta variedad de prácticas duró cerca de diez años.
En 1855, Jaime White le pidió a J.N. Andrews que estudiara el tema y presentara sus descubrimientos a los demás. Su conclusión, a partir del estudio de la Biblia, fue que el sábado comienza con la puesta del sol. Bates y Elena de White todavía dudaban. Entonces se le dio una visión a Elena de White confirmando la hora de la puesta de sol. El resultado fue la unidad entre los adventistas. (Véase 1 T 116).
Escribiendo unos años más tarde acerca de esta experiencia, Jaime White declaró: "Parece que no es el deseo del Señor enseñar a su pueblo en cuanto a los interrogantes bíblicos a través de los dones del Espíritu, hasta que sus siervos hayan escudriñado diligentemente la Palabra". --Editorial de la RH, 25 de Febrero de 1868. (Véase 1 T 713, 714, apéndice para la declaración más completa).
La Biblia y sólo la Biblia
La posición protestante es que la Biblia es la única regla de fe y práctica. Los adventistas desde el principio han sido acusados de no ser verdaderos protestantes porque aceptan un mensajero profético moderno. A continuación hay algunas declaraciones de los primeros dirigentes en cuanto a las razones de su creencia.
Urías Smith
"El principio protestante de 'la Biblia y sólo la Biblia' es en sí mismo bueno y verdadero, y nos fundamentamos en él tan firmemente como nadie puede hacerlo; pero cuando se lo reitera en relación con denuncias abiertas de las visiones, tiene una especie de apariencia de mal. Usado de esta manera, conlleva una insinuación disimulada, más precisamente calculada para torcer el parecer de los incautos; que creer en las visiones es dejar de lado la Biblia, y para unirse a la Biblia hay que descartar las visiones. . . .
"Cuando pretendemos fundamentarnos en la Biblia y sólo la Biblia, nos atamos a nosotros mismos para no recibir inequívoca y plenamente todo lo que la Biblia enseña". --"Do We Discard the Bible by Endorsing the Visions?", RH, 13 de enero de 1863.
J. N. Andrews
"La obra del Espíritu Santo puede dividirse en dos partes: Primera, la de simplemente convertir y santificar a las personas que son impresionadas por él. Segunda, la que tiene el propósito de abrir la verdad de Dios, corregir el error, y reprobar y reprender pecados secretos. Esta parte de la obra es realizada por lo que las Escrituras denominan dones espirituales. . . .
"Ahora bien, queda claro que aquellos que rechazan la obra del Espíritu de Dios bajo el pretexto de que las Escrituras son suficientes, niegan y rechazan toda esa parte de la Biblia que revela el oficio y la obra del Espíritu Santo". --"Our Use of the Visions of Sr. White", RH, 15 de febrero de 1870.
G. I. Butler
"Si toda la Escritura es útil, suponemos que también lo son aquellas porciones que enseñan sobre la perpetuidad de los dones espirituales, y que nos dicen que los mismos estarán en la iglesia en los últimos días, y nos muestran cómo distinguir entre lo falso y lo genuino. Ellas prueban si las visiones en consideración tienen la estampa correcta". --"Visions and Prophecy--Have They Been Manifested Among Seventh-day Adventists?", RH, 9 de junio de 1874.
Jaime White
"Os exhortamos a evitar el consejo de los que profesan aceptar la Biblia como la regla de fe y práctica, en tanto que menosprecian o rechazan aquella parte de la misma que nos enseña a procurar y esperar el poder y los dones del Espíritu". --"Conference Address", RH, 24 de julio de 1856.
"La Biblia es una revelación perfecta, y completa. Ella es nuestra única regla de fe y práctica. Pero esta no es razón, de acuerdo con el testimonio de Pedro, para que Dios no pueda mostrar el cumplimiento pasado, presente y futuro de su Palabra en estos últimos días, mediante sueños y visiones. Las visiones verdaderas son otorgadas para guiarnos a Dios y a su Palabra escrita. Pero las que son dadas como una nueva regla de fe y práctica, separadas de la Biblia, no pueden ser de Dios, y debieran ser rechazadas". --A Word to the Little Flock, p. 13.
Elena de White
"Recomiendo al amable lector la Palabra de Dios como regla de fe y práctica. Por esa Palabra hemos de ser juzgados. En ella Dios ha prometido dar visiones en los 'postreros días'; no para tener una nueva norma de fe, sino para consolar a su pueblo, y para corregir a los que se apartan de la verdad bíblica". --PE 78.
Un pensamiento final sobre la autoridad
Hacer lo correcto es fundamental en la vida cristiana. Cómo determinarlo, no llega en forma natural. La respuesta está relacionada directamente con la autoridad. Como pecadores no podemos salvarnos a nosotros mismos, ni podemos siquiera confiar únicamente en nuestro propio juicio. Cuando Israel viajaba hacia la tierra prometida, fue instruido en que si hacía "lo recto delante de sus ojos [de Dios]", prosperaría (véase Éxodo 15:26). Israel no siempre hizo esto. Más tarde, durante el tiempo de los jueces, el registro bíblico dice que "cada uno hacía lo que bien le parecía". (Véase Jueces 17:6; 21:25). Este fue uno de los puntos más bajos de su historia.
¿Cómo sucedió esto? Al comienzo del tiempo de los jueces encontramos una respuesta. El registro dice que mientras Josué y los primeros ancianos vivieron, "el pueblo había servido a Jehová". Pero cuando los que "habían visto todas las grandes obras de Jehová" murieron, los hijos de Israel "dejaron a Jehová" (Jueces 2:7, 10-12).
El Israel espiritual moderno enfrenta la misma clase de situación. Los pioneros han muerto. Si olvidamos nuestro pasado, podemos predecir nuestro futuro con el del antiguo Israel. Pero su experiencia no necesita ser la nuestra. De la pluma de Elena de White obtenemos las siguientes palabras alentadoras:
"Como he participado en todo paso de avance hasta nuestra condición presente, al repasar la historia pasada puedo decir: '¡Alabado sea Dios!' Al ver lo que el Señor ha hecho, me lleno de admiración y de confianza en Cristo como director. No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada". --NB 216.
Bibliografía
J. N. Andrews "Our Use of the Visions of Sr. White", The Advent Review and Sabbath Herald, 15 de febrero de 1870.
"Time for Commencing the Sabbath", RH, 4 de diciembre de 1855.
Asociación General "The Inspiration and Authority of the Ellen G. White Writings", --A Statement of Present Understanding, The Ministry, febrero de 1983.
José Bates "Time to Commence the Holy Sabbath", RH, 21 de abril de 1851.
G. I. Butler "Visions and Prophecy --Have They Been Manifested Among Seventh-day Adventists?", RH, 9 de junio de 1874.
O. R. L. Crosier "The Sanctuary", Day Dawn, 1845.
"The Law of Moses", The Day Star, 7 de febrero de 1846.
C. S. Lewis Mere Christianity.
Bernard Ramm The Pattern of Religious Authority.
Urías Smith "Do We Discard the Bible by Endorsing the Visions?", RH, 13 de enero de 1863.
Elena de White Primeros escritos.
El conflicto de los siglos, introducción.
Notas biográficas.
Testimonios para los ministros.
Manuscrito 135, 1903.
Manuscrito 46, 1904.
Mensajes selectos, tomos 1 y 3.
Spiritual Gifts, tomo 2.
Testimonies for the Church, tomos 1 y 4.
Jaime White "Conference Address", RH, 24 de julio de 1856.
Editorial, RH, 25 de febrero de 1868.
A Word to the Little Flock.
Por Arturo L. White
Traducido en el Centro "White" Montemorelos, H.L. Febrero de 1980
Revisión: Centro de Investigación White, Libertador San Martín, Entre Ríos, Argentina, en 1993.
INTRODUCCIÓN
El Patrimonio White ha recibido pedidos de material escrito por Elena G. de White relacionado con representaciones dramatizadas en instituciones adventistas. Los consejos de E. G. de White sobre este punto tratan de varias situaciones. Al hacerlo enumera principios que servirían de guía.
Un vistazo de conjunto a estos consejos no parece condenar en su totalidad todo programa dramatizado. En otras palabras, Elena White no condena un programa por el hecho de ser dramatizado. A este respecto, los consejos sobre este asunto son similares a los relacionados con deportes, y es de notar que los dos han sido tratados en dos de sus advertencias. La Sra. de White no condenó el ejercicio sencillo de pelota (HC 453), pero al enumerar los principios involucrados, indicó los graves peligros que suelen acompañar a las actividades deportivas. La Sra. de White no condenó la sencilla dramatización en la Escuela Sabática de Battle Creek en l888, pero en muchas declaraciones ha demostrado claramente los muchos y casi seguros riesgos que acompañan "obras de teatro" y "programas teatrales".
Entonces parece ser que las cuestiones relacionadas con deportes y dramatizaciones en instituciones adventistas tienen que aclararse basados en principios fundamentales y no en una simple aceptación o prohibición. Esto complica enormemente la tarea y exige observarla más de cerca, un análisis cuidadoso y la determinación de ser guiado por principios cristianos. Si, en su experiencia personal, los jóvenes de ambos sexos pueden llegar a comprender y aplicar estos principios, mucho se adelantaría en la enseñanza de la importante lección que indica que la vida del cristiano se rige por principios y no por respuestas limitadas a "sí" o "no.
EL VALOR DE LA PRESENTACIÓN VISUAL
La presentación visual se conoce como un medio efectivo de comunicación. Dios la empleó en repetidas ocasiones para instruir a sus profetas quienes muchas veces contaban lo que habían visto en visión y testificaban de lo que habían visto en forma panorámica. Elena White hizo algunos comentarios sobre este punto mientras estaba en Europa y tuvo necesidad de enfrentarse a algunos fanáticos que opinaban que todos los cuadros estaban prohibidos en el segundo mandamiento y por lo tanto había que destruirlos:
El segundo mandamiento prohíbe el culto de las imágenes, Dios mismo utilizó imágenes y símbolos para ilustrar las lecciones dadas a los profetas con el fin de que estos las transmitieran al pueblo, y así fuesen comprendidas mejor que si se las hubiese dado de cualquier otro modo. Estimuló la comprensión a través del sentido de la vista. La historia profética fue presentada a Daniel y a Juan mediante símbolos, y estos debían representarse nítidamente en cuadros para que el que leyera pudiese comprender.--2 MS, 369.
La cita de Elena de White ilustra bien la experiencia de Ezequiel cuando el poder de Dios fue dramatizado:
En cierta ocasión el profeta Ezequiel estuvo en visión en medio de un inmenso valle. Ante él se presentaba una escena sombría. De un extremo al otro del valle el suelo estaba cubierto de huesos. Se le preguntó; 'Hijo del hombre, ¿vivirán estos huesos?' Replicó el profeta, "Señor Jehová, tu lo sabes". ¿Que podría efectuar la fuerza y el poder del hombre con estos huesos revivieran. Pero mientras miraba, el poder de Dios empezó a manifestarse. Los huesos desparramados empezaban a juntarse "cada hueso con su hueso" y se unían por medio de tendones. Fueron cubiertos de carne y mientras el Señor soplaba sobre los cuerpos ya formados, 'entró espíritu en ellos y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.--Manuscrito 85, 1903 de EGW en SDA Bible Commentary, Vol.4, p. 1165.
TAMBIÉN PUEDE UTILIZARSE PARA EL MAL
Como suele suceder, lo que puede ser eficaz para el bien cuando se emplea correctamente, también si se emplea incorrectamente se puede utilizar para el mal hasta el punto en que el uso correcto debe suprimirse. Nótese en la descripción de la obra de Satanás en el mundo, que el drama es la primera diversión mencionada que Satanás emplea para destruir las almas:
Muchas de las diversiones que son populares en el mundo hoy, aun entre aquellos que dicen ser cristianos, tienden al mismo fin que perseguían las de los paganos. Son, en verdad, pocas las diversiones que Satanás no aprovecha para destruir las almas. Por medio de las representaciones dramáticas ha obrado durante siglos para excitar las pasiones y glorificar el vicio. La ópera con sus exhibiciones fascinadoras y su música embelesadora, las máscaras, los bailes y los juegos de naipes, son cosas que usa Satanás para quebrantar las vallas de los principios sanos y abrir la puerta a la sensualidad. En toda reunión de placer donde se fomente el orgullo o se dé rienda suelta al apetito, donde se le induzca a uno a olvidarse de Dios y a perder de vista los intereses eternos, allí está Satanás rodeando las almas con sus cadenas.--PP, 491.
En los Testimonios se señaló una década antes que los dramas sensacionales preocupaban las mentes de los hombres y de las mujeres y esto les impedía aceptar la verdad:
El mundo está plagado de errores y fábulas. Continuamente se presentan cosas nuevas en forma de dramas sensacionales para ocupar la mente; abundan las teorías absurdas que destruyen el avance moral y espiritual.--4 T, 418.
La tercera declaración de E. G. White que mencionamos sobre este punto se relaciona con el bienestar de los alumnos en el Colegio de Battle Creek durante los primeros días cuando aun no se habían provisto los dormitorios, y los alumnos vivían en los hogares de familias circunvecinas. Esta declaración trata sobre el verdadero teatro, por cuanto fue escrita en 1881, mucho antes del advenimiento del cinematógrafo. Se presentan con claridad los peligros de las "diversiones teatrales" y se trazan los principios fundamentales.
Entre los sitios de diversión más peligrosos se encuentra el teatro. En lugar de ser una escuela de moral y virtud, como se lo considera a menudo, es en verdad el propio lecho de inmoralidad. Mediante estos espectáculos se refuerzan y se confirman los hábitos viciosos y las inclinaciones pecaminosas. La música barata, gestos sensuales, expresiones y ademanes pervierten la imaginación y prostituyen la moral. Todo joven que acostumbre visitar tales espectáculos corromperá sus principios. No existe en el mundo una influencia mas poderosa que envenene la imaginación, destruya las impresiones religiosas y que entorpezca el gozo de los placeres sosegados y las sobrias realidades de la vida, que las diversiones teatrales. El gusto por estas escenas aumenta cada vez que se las frecuenta así como aumenta el deseo de bebidas embriagantes cada vez que se participa de ellas. El único curso que se puede seguir es el apartarse del teatro, del circo y de cualquier otro lugar de diversión dudosa. --4 T, 652-653.
LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA LUCHAN CONTRA EL PROBLEMA
El creciente aumento del número de Adventistas del séptimo día residentes en Battle Creek y el buen desarrollo de nuestro programa institucional nos hizo confrontar periódicamente el tema de las presentaciones dramatizadas.
EN EL SANATORIO DE BATTLE CREEK
El crecido número de hospedados no adventistas en el sanatorio presentó un problema en lo relacionado con su entretenimiento. La compañía no adventista de Danville, Nueva York, bajo la dirección del Dr. Jackson había sugerido que los "dramas" eran de beneficio para los pacientes. (Véase testimonies, Vol. 3, P. 172). Pero Elena de White aconsejó muy decididamente que ese tipo de entretenimiento no debería formar parte del Sanatorio de Batlle Creek. Ese consejo apareció en un artículo publicado en 1881 y titulado "Position and work of the Sanitarium"; sus advertencias de ningún modo se limitan a la situación que imperaba en el Sanatorio.
Los que llevan la responsabilidad en el sanatorio deben ser extremadamente cuidadosos de que las diversiones no sean de tal carácter que rebajen las normas cristianas y consecuentemente coloquen a esta institución al mismo nivel de otras y debilite el poder de la verdadera santidad en las mentes de aquellos que están relacionados con ella. Los entretenimientos mundanales o teatrales no son esenciales para la prosperidad del sanatorio ni para la salud de los pacientes. Mientras más se les ofrezca este tipo de entretenimiento, menos complacidos estarán a menos que algo parecido se les ofrezca continuamente. La mente se encuentra en un estado insaciable por lo nuevo y lo excitante que es precisamente lo que no debiera recibir. Cuando se provea esta diversión la primera vez, se esperará que se vuelva a repetir, y los pacientes pierden el deseo de ocuparse en pasatiempos sencillos. Sin embargo, es el reposo y no la excitación lo que necesitan muchos de ellos.
Tan pronto como se introduzca esta clase de entretenimiento, se desvanecerán de muchas mentes las objeciones de ir al teatro, y el clamor de que escenas de alta calidad moral se presenten en el teatro destruirá la última barrera. Sería mejor que aquellos que permitan esta clase de diversión en el sanatorio busquen sabiduría de Dios para guiar a estas almas pobres, hambrientas y sedientas a la fuente de gozo , paz y felicidad.
Los administradores del sanatorio bien pueden llegar a la conclusión inmediatamente de que ellos ] podrán satisfacer esa clase de mentes que solo pueden hallar felicidad en lo novedoso y excitante. Para muchas personas esta ha sido su alimento intelectual durante su vida; existen dispépticos mentales así como dispépticos físicos."--4 T, 577-579.
SOCIEDADES LITERARIAS DE ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
En esta época precisa, 1800-1881, con el deseo de ofrecer programas culturales a nuestra feligresía, se formaron en Battle Creek y otros lugares "sociedades literarias". Pronto las representaciones teatrales formaron parte del programa. En la edición de la Review del 4 de enero de l88l apareció un informe de la Sra. White sobre el problema que pronto confrontaron y ello le instó a decir:
En todos los casos donde se ha establecido una sociedad literaria entre nuestros hermanos, su influencia ha sido desfavorable para la vida religiosa, y ha conducido a la apostasía. Esto fue comprobado en Battle Creek y otros lugares y el resultado ha sido siempre el mismo.
Entonces presenta el meollo del problema:
Los propósitos y fines que inducen a la formación de las sociedades literarias pueden ser buenos; pero a menos que estas organizaciones sean dirigidas por la sabiduría de Dios, estas tendrán un efecto diabólico. Se presentan varios entretenimientos a fin de presentarle a los mundanos una reunión interesante y atractivas. Como resultado las funciones de las llamadas sociedades literarias con frecuencia se degeneran en presentaciones teatrales desmoralizadoras y baratas. Todo esto satisface la mente carnal, que está en enemistad con Dios; pero no refuerza el intelecto ni fortalece la moral. Paulatinamente los incrédulos van eliminando el elemento espiritual y sus esfuerzos por conciliar principios que por su naturaleza son antagónicos llegan a corroborar su fracaso. Cuando el pueblo de Dios se une voluntariamente con el mundo y los no consagrados, y les dan la preponderancia, este será apartado de Dios por la influencia no santificadora bajo la cual se colocaron ellos mismos.
Muchas sociedades literarias en realidad no son más que teatros principiantes en un nivel bajo y que despiertan en la juventud el deseo de actuar en el escenario.--RH, 4 de enero de l88l.
El artículo completo disponible actualmente, puede leerse con mucho provecho. Véase Ellen G. White Review and Herald Articles, (Reimpreso) Vol. 1, págs. 224-225. Véase el Anexo A.
ACTIVIDADES CULTURALES Y LAS SOCIEDADES LITERARIAS
Posteriormente, Elena de White trató sobre la introducción de representaciones teatrales en actividades culturales y las sociedades literarias. Al hacerlo, se refirió a los consejos dados en el artículo publicado en la Review de l88l, que se mencionó, y los amplió. Sintió que a menudo individuos de "poca experiencia religiosa" son los que dirigen. Entonces "Satanás emplea hombres como sus agentes para sugerir, dirigir, para proponer diferentes presentaciones y una variedad de cosas entretenedoras que no refuerzan la moral ni elevan la mente, sino que son totalmente mundanas. Pronto se descarta el elemento religioso y los incrédulos toman la dirección".--E.G.White, MS 41, 1900. (Véase Anexo B). El resultado fue la incorporación de "temas bajos y baratos que no son ennoblecedores ni instructivos; solo distraen". "La mente" fue conducida "lejos de reflexiones serias, lejos de Dios, lejos del cielo".
Amonestó ella:
Si sus actividades culturales y sociedades literarias se transformaran en oportunidades para estudiar la Biblia, sería una sociedad muchísimo mas intelectual de lo que jamás llegaría a ser dirigiendo su atención a representaciones dramáticas. A que nobles y elevadas verdades se podría aferrar y explorar la mente en la palabra de Dios!...
Los miembros de estas sociedades, que profesan amar y venerar las cosas sagradas y, sin embargo, permiten que la mente descienda a lo superficial, a lo ficticio, a lo simple, lo barato y a las representaciones falsas, están haciendo la obra de Satanás tan ciertamente como lo hacen al contemplar y unirse a esas escenas.--E.G.White, MS, 41, 1990.
En el Anexo B, se encuentra la declaración completa en la cual se presenta el compromiso gradual y vacilante entre el deber y el mundo, con sus resultados finales.
CONSEJOS CONCERNIENTES A LA REPRESENTACIÓN DEL PROGRAMA DE NAVIDAD DE 1888
El miércoles 26 de diciembre de 1888, muy temprano en la mañana, Ellen G. White escribió acerca de un programa navideño presentado en Battle Creek la noche anterior por los niños de la Escuela Sabática y al cual ella concurrió. Dicho programa fue sencillamente dramatizado y en el cual se exponía un faro, y niños que vestían trajes simbólicos. También hubo discursos, poesías y cantos. Ella M. White, de seis años de edad, nieta de la Sra. White participó en el programa en un vestido que simbolizaba un ángel. Esta comunicación aparece como Anexo D.
Es significativo notar que el consejo dado al organizador del programa se refiere a la forma cómo la presentación pudo haber sido mas eficaz; sin embargo, no se censuró el programa por las representaciones hechas. Antes bien, ella comentó: "Me gustó el faro...La parte presentada por los niños fue buena. La lectura fue apropiada."--E.G. White, Carta 5, 1888 (Pág. 19). Al mismo tiempo hizo ciertas observaciones:
Se cantó como se esperaría en cualquier función teatral, pero no se entendió ni una palabra. Ciertamente el barco llevado por la tempestad se estrellaría contra las rocas si del faro no procedía más luz de la que se vio durante los ensayos. Debo confesar que me sentí muy entristecida por estas cosas, así que, contrario a la misma obra de reforma que estamos tratando de llevar adelante en la iglesia y en nuestras instituciones, sentí que hubiera sido mejor no haber estado presente. Este era un momento que se podría haber aprovechado no solo para los niños de la Escuela Sabática sino que se deberían de haber hablado palabras para profundizar la necesidad de buscar la ayuda de aquel Salvador que los había amado y se había entregado por ellos. Si se hubiesen cantado los preciosos himnos, "Roca de la eternidad, fuiste abierta para mí, se mi escondedero fiel", "Cariñoso Salvador huyo de la tempestad". Las almas de quiénes fueron inspiradas con renovado fervor por el Maestro en esos himnos contados cuya sola virtud se encontraba en la actuación del que cantaba.--E.G. White, Carta 5, 1888 (anexo D).
Luego se hicieron ciertas preguntas relevantes concernientes al programa:
¿Se inclinarán más por las cosas espirituales aquellos que tomaron parte en el programa? ¿Aumentará en ellos el sentido de obligación hacia nuestro Padre celestial quien envió a su Hijo a este mundo con sacrificio infinito para salvar a la humanidad de la ruina total? ¿Se estimuló la mente para aceptar a Dios por su gran amor con el cual nos ha amado?--I (anexo D).
Si el hecho de haber incluido dramatización en el programa hubiera sido en sí pecaminoso, ello hubiera sido aclarado. El consejo se relacionó más bien con el contenido y su efecto sobre los participantes, etc.
Esta experiencia parecería indicar el uso apropiado de un programa dramatizado para enseñar a hombres y mujeres el amor de Dios y el camino de la salvación dirigido por hombres y mujeres consagrados dedicados a la obra e impulsados por rendir servicio a Dios y no para su propio ensalzamiento. El programa "Faith for Today" (Fe para Hoy) parecería formar parte de esta categoría. Tampoco esto entraría en conflicto con el consejo de que el evangelista Adventista del Séptimo Día debe realizar su obra sin "representaciones teatrales" (Véase anexo E).
EL EMPLEO DE NUESTROS TALENTOS EN LA COMUNICACIÓN
En 1888 Ellen G. White envió a los dirigentes de la iglesia un manuscrito titulado "To every man his work"(1), en el cual se refiere al uso debido de los talentos que se nos han encomendado. El talento de la comunicación fue tratado detalladamente y con claridad. Se recalcó que este talento puede emplearse con fines personales o para servir a Cristo.
Si las habilidades que se nos confieren las consideramos como nuestras, para usarlas según nuestros antojos, para hacer de ellas alarde y crear sensacionalismo, el señor Jesús se avergüenza por la conductas de sus profesos seguidores."-- E.G. White, MS 42, 1898.
Luego pregunta:
¿Puede usted glorificar a Dios al educarse para representar personajes teatrales y entretener a una audiencia con fábulas? ¿No le ha dado Dios inteligencia para usarla para glorificar su nombre en la proclamación del evangelio de Cristo? Si usted desea una carrera pública, hay una obra que hacer. Ayude a quienes usted representa en dramatizaciones, Vuelva a la realidad.... El Señor ha dado evidencia de su amor por el mundo. Allí no hubo falsedad, no hubo dramatización en lo que él hizo.--I
Hay otro punto clave, casi escondido, que vale la pena considerar.
Todo aquel que desee ocupar un puesto de distinción tiene la oportunidad de llevar el yugo de Cristo.--I
La Sra. White instó en que el medio de comunicación se emplee para comunicar "un conocimiento de Cristo", y no para glorificar al yo. Véase anexo C.
El adiestramiento en el "orgullo y amor a la ostentación" que conduce a la autoexaltación, pueden manifestarse a temprana edad, promovido aun por el programa de la Escuela Sabática.
La Sra. White nos advirtió en 1893:
En la Escuela Sabática se han aceptado como oficiales y maestros hombres y mujeres sin inclinación espiritual que no tienen ningún vivo interés por la obra que se les ha encomendado; pero solo mediante la ayuda del Espíritu Santo se pueden poner las cosas en orden. El formulismo, el orgullo y el amor a la ostentación han sustituido la verdadera piedad y la humilde santidad. Las cosas cambiarían si un número se consagrara enteramente a Dios y luego dedicara sus talentos a la obra de la Escuela Sabática, avanzando siempre en conocimiento y educándose para poder enseñar a otros cuales serían los mejores métodos mediante los cuales ellos puedan representar un drama, consumiendo tiempo en representaciones teatrales y exhibiciones musicales por cuanto esto no beneficia a nadie. De nada sirve adiestrar a los niños a pronunciar discursos en ocasiones especiales. Ellos deberían ser atraídos al Señor, y en vez de emplear tiempo, dinero y esfuerzos para hacer una representación, que todo ese esfuerzo se canalice a recoger gavillas para la cosecha.--FCE, p. 253.
Otra cita hace resaltar más claramente el punto:
El orgullo, la estimación propia y el atrevimiento son características destacadas de los niños de hoy y son la maldición de nuestra era. Cuando por todas partes vio esta manifestación desagradable y tan desemejante a Cristo, y veo a padres y maestros tratar de exhibir la habilidad y el conocimiento de sus hijos y alumnos, me duele el corazón; porque sé que esta es la conducta exactamente opuesta a la que se debería seguir.--COES, pp. 49-50.
LOS JUEGOS Y LAS REPRESENTACIONES TEATRALES CONFUNDEN LOS SENTIDOS
En 1900 Elena de White reveló en un artículo publicado en Review and Herald la forma como, a medida que nuestra juventud se educa, Satanás recurre a la vanagloria "en juegos y representaciones teatrales" par confundir los sentidos de "los jóvenes" "mientras que la luz brilla en su derredor". He aquí el cuadro solemne en su ambiente:
La opinión pública considera que le trabajo manual es degradante. Pero los hombres podrán esforzarse hasta el máximo jugando cricket, beisbol o boxeo sin degradarse. Satanás se siente feliz cuando los humanos emplean sus facultades físicas y mentales en cosas que no instruyen, que no son útiles, que no les ayudan a convertirse en fuentes de bendición par aquellos que están en necesidad. Mientras se convierten en expertos jugadores de juegos que no tienen para ellos o para otros el mínimo valor, Satanás está jugando el juego de la vida por sus almas, arrebatándoles los preciosos talentos que Dios les ha dado e intercambiándoselos por sus propios atributos malvados, que no solo los destruyen a ellos mismos, sino que además su influencia destruye a quienes se relacionan con ellos.
La obra de Satanás es inducir a los hombres a ignorar a Dios, embargar y absolver la mente de tal forma que no piensen en Dios. La educación que han recibido ha tenido como fin confundir la mente y eclipsar la verdadera luz. Satanás no desea que los hombres tengan un conocimiento de Dios; y se sentirá muy halagado si le es posible poner en acción juegos y representaciones teatrales que confundan los sentidos de la juventud par que las almas perezcan en oscuridad mientras que la luz brilla en su derredor.--RH, 13 de marzo de 1900, en Review and Herald Articles, Vol. 4, p. 163.
En Consejos para los Maestros, p. 262, se encuentra una declaración similar.
Cristo es el ejemplo del cristiano en todas las cosas. Ella escribió concerniente a El:
No me ha sido posible hallar un solo caso en que Cristo haya adiestrado s sus discípulos para que se ocuparan en diversiones de fútbol o boxeo, para hacer ejercicio físico o en representaciones teatrales y, sin embargo, Cristo fue nuestro modelo en todas las cosas.--Fundamentals of Christian Education, p. 229.
En Testimonies, Vol. 5, p. 360, se encuentra un firme principio que puede servir de pauta par recordar siempre cómo contestar a preguntas relacionadas con el tema que hemos venido tratando.
Nuestro ejemplo e influencia deberán ser siempre un poder que apoye la reforma. Debemos abstenernos de cualquier práctica que tienda a entorpecer la conciencia o promover la tentación. No debemos abrir ninguna avenida que le dé a Satanás acceso a la mente de un solo ser creado a la imagen de Dios.
ANEXO A
Lo favorable y lo adverso de las sociedades literarias adventistas del séptimo día
Por Sra. E. G. White
Con frecuencia se pregunta: Son las sociedades literarias de algún beneficio para nuestra juventud? Para contestar debidamente esta pregunta deberíamos considerar no solamente el fin reconocido de dichas sociedades, sino también la influencia que éstas han ejercido y que la experiencia ha comprobado. Superar nuestra mente es un deber que tenemos para con nosotros mismos, la sociedad y Dios. Pero jamás deberíamos idear métodos para cultivar el intelecto a expensas de lo moral y de espiritual. Es solamente mediante el desarrollo armonioso de las facultades mentales y morales que podremos alcanzar la más alta perfección de cualquiera de ellas. ¿Se alcanzarán estos resultados a través de las sociedades literarias tal como están dirigidas?
Tal como se hizo la pregunta originalmente, parecería falta de buen sentido dar una respuesta negativa; pero en cada caso en que se ha establecido una sociedad literaria entre nuestros miembros, su influencia ha sido desfavorable para la vida religiosa y ha conducido a la apostasía. Esto ha sido probado en Battle Creek y en otros lados con resultados exactamente iguales. En ciertos casos, de estas asociaciones han surgido perjuicios de larga duración.
Por lo general se admiten personas incrédulas y no consagradas de corazón ni en sus vidas y se las coloca con frecuencia en los puestos de mayor responsabilidad. Se podrán adoptar reglamentos con los cuales se espera controlar toda influencia maligna; pero Satanás, un general astuto, está trabajando para moldear la sociedad y que esta le sirva para ejecutar sus planes y con el tiempo muchas veces él también triunfa....
Pueden ser teatros principiantes de nivel barato
Los propósitos y fines que conducen a la formación de sociedades literarias podrán ser encomiables; pero a menos que la sabiduría que proviene de Dios dirija estas organizaciones, estas se convertirán en una verdadera fuente de maldad. Se presentan varios entretenimientos a fin de presentarle a los mundanos una reunión interesante y atractiva. Como resultado las funciones de las llamadas sociedades literarias con frecuencia se degeneran en presentaciones teatrales desmoralizadoras y baratas. Todo esto satisface la mente carnal, que está en enemistad con Dios; pero no refuerza el intelecto ni fortalece la moral. Paulatinamente los incrédulos van eliminando el elemento espiritual y sus esfuerzos por conciliar principios que por su naturaleza son antagónicos corroborando así su fracaso. Cuando el pueblo de Dios se une voluntariamente con el mundo y los no consagrados, y le dan la preponderancia, este será apartado de Dios por la influencia no santificadora bajo la cual se colocaron ellos mismos.
Muchas sociedades literarias en realidad no son más que teatros principiantes en un nivel bajo y que despiertan en la juventud el deseo de actuar en el escenario.
Una Ilustración
Mientras que escribo sobre este punto, mis ojos se enfocan sobre un incidente muy notable de la vida real:
"No vale la pena, Sra. W. He tratado una y otra vez y no puedo convertirme al cristianismo".
"Así dijiste el año pasado, y sin embargo creías que no había nada que se opusiera".
"Creo que actualmente no existe nada, pero me siento igual a como me sentía antes y creo que jamás llegaré a ser cristiana".
La que habló primero era una joven inteligente de poco más de veinte años de edad, quien durante una visita el año anterior, le había confiado a su amiga de mas edad su sincero deseo de llegar a ser cristiana. No había duda alguna de que su deseo era sincero. La que visitaba estaba sumamente preocupada porque no comprendía el por qué su amiga joven aun no había encontrado la paz. Las dos se encontraban al lado de la puerta entreabierta de un salón de la escuela dominical donde se ensayaba un "entretenimiento"; y la joven mirando hacia adentro pareció encontrar de repente una idea que le permitiría continuar meditando.
"Yo creo", dijo vacilante, "hay una cosa a la cual no puedo renunciar".
"Querida, renuncia a ella inmediatamente".
"Pero no puedo".
"Entonces ven primero a Cristo y él te dará la fuerza de voluntad".
"No quiero que me la dé. Yo creo que sí yo supiera que dentro de tres semanas a partir de esta noche yo moriría y me perdería, preferiría perderme que renunciar a mi pasión"
"¿Y qué es esta cosa tan querida que vale más para ti que tu salvación?
"No es que valga más, sino que la quiero más, y no puedo y no renunciaré a ella. Lo que sucede es que deseo...deseo ser artista; yo sé que tengo la habilidad; Siempre he tenido la esperanza de que se presentaría la oportunidad para subir al escenario, y no puedo evitar seguir pensando en eso."
"¿Crees tú que sería malo hacerlo aun cuando se te presentara la oportunidad?
"No creo que sería pecado; pero no podría hacerlo y a la vez ser cristiana; las dos cosas no se mezclan."
"¿Y cómo se te despertó ese deseo? Estoy segura que tú no perteneces a una familia que le gusta el teatro."
"Oh, no , mi padre y mi madre son metodistas; ellos siempre han estado en contra del teatro. Yo he sido miembro de la escuela dominical toda mi vida. Cuando yo tenía cuatro años de edad ellos me hacían cantar y recitar durante reuniones de entretenimiento, y en los diálogos actué como ángeles y hadas; ya cuando era mayor me tocó arreglar los cuadros al vivo y las charadas, etc. Luego me incorporé a un grupo de representaciones que nuestra iglesia formó para los jóvenes. Primero presentamos "Mrs, Jarley's Wax-works" y cantamos "Pinafore" para beneficio de la iglesia; luego nos pusimos más ambiciosos, estudiamos y tuvimos representaciones teatrales privadas. El invierno pasado alquilamos el Salón Mason e hicimos una serie de representaciones de Shakespeare con cuyas entradas logramos cancelar una gran parte de la deuda de la iglesia. Pero eso es solamente una representación de segunda clase, tomando todo en cuenta. Me interesa actuar de verdad, subir al escenario como una profesión. Mi padre está opuesto; pero espero que algún día se presente la oportunidad para realizar los deseos de mi corazón."
"Mientras tanto, no acudirás a Jesús en busca de salvación"
"No, no puedo hacerlo y seguir anhelando ser actriz y no renunciaré a mi deseo"
"Y la que visitaba se alejó tristemente pensando por cuántos miserables platos de potaje los hombres y las mujeres están dispuestos a vender su gloriosa primogenitura como hijos de Dios; pensando asimismo en las semillas que se siembran en nuestras escuelas dominicales, la cizaña entre el trigo, y la cosecha que se recogerá de esta siembra de semilla poco juiciosa aunque bien intencionada"
Proyectos en Battle Creek
Nuestro estudio ha tenido como fin formular un plan para establecer una sociedad literaria que redunde en beneficio de todo aquel que se relacione con ella; una sociedad en la cual todos sus miembros se sentirán moralmente responsables para que esta cumpla su cometido y evitar las influencias malsanas que han convertido dichas sociedades en un peligro para los principios religiosos. En estas sociedades se necesitan personas prudentes y de buen juicio que se mantienen unidas al cielo, que sabrán distinguir lo que es una influencia malsana y sin ser engañados por Satanás marcharán adelante por la senda de la integridad, llevando siempre en alto el estandarte de Cristo. Tal influencia infundirá respeto y constituirá estas reuniones en una bendición en lugar de maldición. Si hombres y mujeres maduros se unieran a jóvenes para organizar y dirigir una sociedad literaria tal, podría convertirse en una organización útil e interesante. Pero cuando estas reuniones se degeneran en ocasiones para pasatiempo y alegría bulliciosa se convierten en cualquier cosa menos en sociedades literarias o ennoblecedoras; antes por el contrario degradan la mente y la moral...
La mente es apartada del auténtico
Muy pocos se dan cuenta que es un deber personal controlar sus pensamientos e imaginación. Es difícil mantener la mente indisciplinada concentrada en temas constructivos. Pero si los pensamientos no se aplican debidamente, es imposible que lo religioso florezca en el alma. La mente debe ocuparse con temas sagrados y eternos, de lo contrario albergará pensamientos frívolos y livianos. Es necesario mantener nuestras facultades intelectuales y morales bajo disciplina y con el ejercicio estas se reforzarán y se perfeccionarán...
El intelecto, así como el corazón, debe consagrarse al servicio de Dios. A él pertenece todo cuanto hay en nosotros. No importa cuán inocente o loable pueda aparecer, el seguidor de Cristo no debería participar de ningún placer, o dedicarse a ninguna empresa en la cual la conciencia le indica que disminuirá su fervor y espiritualidad.
La búsqueda de placer, la frivolidad y el libertinaje mental y moral están inundando el mundo con su influencia desmoralizadora. Todo cristiano debería luchar para rechazar las corrientes de maldad y así rescatar a nuestra juventud de las influencias que los arrastrarían a la perdición. Que el Señor nos ayude para abrirnos paso contra esa corriente!--Review and Herald, 4 de enero de 1881.
ANEXO B
Representaciones teatrales en sociedades literarias adventistas del séptimo día
El elemento mundano toma la dirección
El propósito y el fin perseguidos por las sociedades literarias podrá ser loable, pero a menos que todos los participantes dependan de la sabiduría que procede de lo alto y confíen continuamente en Dios, aquella influencia salvadora no se manifestará. Cuando los que profesan ser el pueblo de Dios se unen voluntariamente con el mundo, o le dan a los hombres de poca experiencia religiosa la dirección en estas sociedades literarias, aquellos revelan que tienen en muy poca estima las cosas eternas. Al primer movimiento se sobrepasan de los límites. Existirán límites, reglas y reglamentos, pero a pesar de todo esto, el elemento mundano tomará la dirección. Hombres en territorio del enemigo, guiados por su poder ejercerán una influencia dominadora a menos que exista un poder infinito para contrarrestarlos. Satanás emplea hombres como agentes suyos para sugerir , dirigir, proponer distintas representaciones y una diversidad de entretenimientos que no refuerzan la moral ni elevan los pensamientos, antes bien son totalmente mundanos. Pronto se elimina el elemento religioso y los inconversos toman la dirección.
Titubeo entre el deber y el mundo
Hombres y mujeres que rehúsan ser entrampados, que seguirán siempre adelante por la senda de la integridad, leales y fieles al Dios de los cielos a quien temen, aman y honran pueden convertirse en una influencia poderosa para amparar al pueblo de Dios. Una influencia tal infundirá respeto. Pero el titubeo entre el deber y el mundo le da al mundo todas las ventajas y ciertamente dejará su impresión modeladora de manera que a duras penas se pensará en la religión, Dios y el cielo.
Se contaría con buen respaldo si la juventud, hombres y mujeres maduros organizarán una sociedad donde la lectura y estudio de la Biblia fuera el tema principal, donde se discutiera y se estudiaran las profecías, y donde se estudiaran las lecciones de Cristo. No existe ningún libro capaz de elevar, reforzar y ampliar la mente como la Biblia si tan solo tomáramos tiempo para escudriñar sus páginas. No hay otra cosa que dote a nuestras facultades con nuevo vigor y prepare la mente para comprender y evaluar esas verdades como el relacionarlas con las maravillosas verdades de la palabra de Dios.
Las actividades culturales y las sociedades literarias pueden ser constructivas
Si la mente humana se inclina por lo bajo y lo barato es porque en general se le ha permitido tratar con cosas corrientes y no se la ha ejercitado para captar pensamientos elevados que son duraderos como la eternidad. Estas sociedades literarias y actividades culturales están ejerciendo casi universalmente una influencia enteramente contraria a lo que pretenden ser, y son detrimento para la juventud. Esto no tiene razón de ser, pero debido a que elementos inconversos toman la dirección, y porque los mundanos desean que todo sea para complacerse ellos mismos, sus corazones no están en armonía con Cristo Jesús, están en las filas de los enemigos del Señor y no se sentirán felices con una clase de entretenimiento que reforzaría y establecería la espiritualidad entre los miembros de la sociedad.
La investigación de la biblia desde la naturaleza de oposición a las representaciones teatrales
La mente que rechace todo aquello que degrada pero que se acostumbra a meditar en las verdades ennoblecedoras, amplias y profundas, será fortificada. Un conocimiento de las Escrituras superará cualquier otro conocimiento en el fortalecimiento del intelecto. Si las actividades culturales y sociedades literarias se convirtieran en oportunidades para escudriñar la Biblia, aquellos llegarían a ser muchísimo más sociedades intelectuales de lo que jamás llegarían a ser prestando atención a representaciones dramáticas. Cuán nobles y elevados pensamientos podría captar y explorar la mente en la palabra de Dios! La mente podría profundizar y ahondarse aún más en su investigación, fortificándose más con cada esfuerzo por comprender la verdad y, sin embargo, encontrar que más allá existe un infinito.
Los miembros de estas sociedades, que profesan amar y venerar las cosas sagradas y, sin embargo, permiten que la mente descienda a lo superficial, a lo ficticio, a lo simple, lo barato, a las representaciones falsas, están haciendo la obra de Satanás tan ciertamente como lo hacen al contemplar y unirse a esas escenas. Si sus ojos fueran abiertos, se darían cuenta que Satanás es su líder, el instigador presente a través de sus agentes quienes tienen un alto concepto de sí mismos. Pero Dios declara sus vidas y carácter juntamente más frívolos que la vanidad. Si estas sociedades se dedicaran al estudio del Señor y su grandeza, sus misericordias, su obra en la naturaleza, su majestad y poder tal como lo revela la inspiración, entonces serían ricamente bendecidos y fortificados.--Ellen G. White, MS 41, 1900.
ANEXO C
El empleo de nuestros talentos de comunicación
(Todo forma parte del MS 42, 1898, de E. G. White. Usado mayormente en Review and Herald Supplement del 21 de junio de 1898. EGW Review and Herald articles, Vol. 3. págs. 582-583).
¿Yo o Cristo?
Muchísimas almas se salvarían si aquellos que profesan seguir a Cristo trabajaran como El trabajó, viviendo no para complacerse s sí mismos, sino para glorificar a Dios, trabajando como misionero, demostrando su amor verdadero por el Maestro usando en todo lo posible los talentos que le fueron encomendados. Dada la propia naturaleza del trabajo de Cristo, aquellos que lo desempeñen perderán de vista al yo.
Se nos ha encomendado amar las almas como Cristo las ama, afligir nuestras almas para que los pecadores sean convertidos. Mostrar el incomparable amor de Cristo. Ocultar el yo. Cuánto cuidado deben ejercer los que se dicen ser cristianos para no tildar de religión sus pasiones y su orgullo! Al mostrar vanidad, al anhelar reconocimiento, muchos ocultan a Cristo y se presentan ellos mismos. En sus propias ideas y maneras existe tal orgullo y abrigan una satisfacción por sus propias habilidades que el Señor no puede derramar sobre ellos su Espíritu Santo. Si así lo hiciera, estos lo malinterpretarían y como resultado se ensalzarían aún más. Sus ideas egoístas son impedimento para el avance de la obra. En cualquier cosa que hagan, el yo es la figura principal. Llegan a considerar su propio celo y devoción como el gran poder de la verdad. Sin darse cuenta ellos mismos, todos son mayordomos infieles. Dirigen la obra por canales equivocados. Su orgullo los conduce a lugares donde serán abandonados para dar pasos en falso.
Comunicación
Los mayordomos de Dios no solo reciben dinero. Su talento de comunicar es un don. ¿Qué comunica usted de los dones de Dios en sus palabras, en su tierna simpatía? ¿Está usted permitiendo que su dinero pase a las filas del enemigo para destruir a los que usted está tratando de complacer? Entonces, nuevamente, el conocimiento de la verdad es un talento. Hay muchas almas en tinieblas que podrían ser alumbradas con nuestras palabras fieles y verdaderas. Hay corazones que anhelan simpatía, que parecen lejos de Dios. Nuestra simpatía puede ayudarles. El Señor tiene necesidad de nuestras palabras, dictadas por su Espíritu Santo...
Todos los dones naturales deben ser santificados como preciosos talentos. Deberán consagrarse a Dios para que sirvan al Maestro. Toda ventaja social es un talento y no debería emplearse para satisfacción propia, diversión o para gratificarnos a nosotros mismos. Dinero y bienes pertenecen a Dios, los cuales se emplearán enteramente para horario; El ha prometido que si empleamos los bienes encomendados como fieles mayordomos, seremos ricos en bendiciones, de las cuales tendremos amplios recursos para bendecir a otros. Pero si las ventajas recibidas las consideramos nuestras para usarlas conforme a nuestro capricho, para ostentar y producir sensacionalismo, el Señor Jesús, nuestro Redentor, es puesto en vergüenza por el carácter de los que profesan seguirlo.
La pasión por las representaciones teatrales
¿Le ha dotado Dios de inteligencia? ¿Le corresponde a usted administrarla según sus inclinaciones? ¿Puede usted glorificar a Dios al ser educado para representar a personajes en obras teatrales y divertir al público con fábulas? ¿No le ha dado Dios inteligencia para emplearla en glorificar su nombre en la proclamación del evangelio de Cristo? Si usted desea una carrera pública, hay una obra que usted puede hacer. Ayude a aquellos a quienes usted representa en las funciones. Venga a la realidad. Ofrezca su simpatía donde esta se necesita para levantar al caído. La mayor obsesión de Satanás es pervertir la inteligencia y hacer que los hombres ansíen funciones y representaciones teatrales. La experiencia y el carácter de todo aquel que se ocupa de esta obra estarán de acuerdo con lo que se le haya llenado la mente. (Este párrafo no se encuentra en el artículo publicado en Review)
El Señor ha revelado su amor por el mundo. En lo que hizo no hubo falsedad, no hubo engaño. El dio un regalo vivo, capaz de sufrir la humillación, olvido, vergüenza, crítica. Así lo hizo Cristo para rescatar al caído. Mientras que los humanos maquinaban formas y métodos para destruirlo, el Hijo del Dios infinito vino a nuestro mundo para dar ejemplo de la gran obra que había que realizar para redimir y salvar al hombre. Hoy, los orgullosos y desobedientes están luchando por recibir de sus semejantes fama y honor divirtiéndolos con el mal uso de los dones que Dios les ha dado. Así lo hacen en lugar de invitarlos a contemplar el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.
Oportunidad para los que quieren un lugar de distinción
La obra grande y extraña de Dios es la de redimir y salvar, y así restaurar lo que el pecado destruyó. Algunos encuentran en le Biblia muchas cosas que a su juicio sancionan un comportamiento que Dios jamás aprobará. pero cuando Dios convierte a agentes humanos, estos huirán a Cristo, para que sus vidas se escondan con él en Dios. Levantarán sus ojos para ver la desolación perpetua que el pecado produjo y está produciendo y rogarán para que Dios los haga colaboradores con Cristo. Empezarán a reparar los lugares desolados por los hombres ricos y pobres al quebrantar la ley de Dios.
Todos los que deseen ocupar un lugar de distinción tienen la oportunidad de llevar el yugo de Cristo. "Aprended de mí", dice el Gran maestro, "porque soy manso y humilde de corazón: y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga". Que la petición del alma sea: Oh, Señor, tú eres mi Dios; te exaltaré, loaré tu nombre; porque tú has hecho maravillas; tus consejos de antiguo son fidelidad y verdad... Porque has sido fuerza al pobre, fuerza al necesitado en la tribulación, refugio en la tormenta, sombra en el calor, cuando la ráfaga de los terribles es como la tormenta contra el muro... Y en aquel día se dirá, He aquí este es nuestro Dios; lo hemos esperado, nos alegraremos y nos regocijaremos en su salud".
El don del buen ejemplo es algo grandioso. Pero muchos juntan alrededor de sí una atmósfera malsana. Estos no saben que, en este su día, las cosas que pertenecen a su paz. En gran medida, estos han perdido la facultad de discernimiento espiritual. A lo malo llaman bueno y a lo bueno, malo.
Modos de comunicación
El don de la palabra, el conocimiento, simpatía y amor comunican un conocimiento de Dios. Todos estos dones deben ser entregados a Dios. El Señor los necesita; los pide. Todos deben hacer su parte en la preparación de sus propias almas y la de otros para dedicar sus talentos a Dios. Cada alma, cada don debe ofrecerse como contribución a Dios. Todos deben cooperar con Dios en la obra de salvar almas. Dios te ha dado los talentos que posees para que puedas ser un colaborador eficiente con Cristo. Hay corazones que anhelan simpatía, que perecen porque necesitan esa ayuda que Dios te ha dado para que se las des a ellos. Nuestras iglesias están enfermizas porque no están cumpliendo con el trabajo que se les ha asignado. No son como Dios quisiera que fueran. Ojalá puedan despertar de su letargo!
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica por todos los santos. Efesios 6: 10-18
ANEXO D
Escenas dramatizadas
Querido Hermano (2)
Me levanté a las tres de la mañana para escribirle algunas líneas. Me gustó el faro; la escena que requirió gran esfuerzo pudo haber sido muy impresionante, pero no fue tan concluyente ni impresionante como pudo haber sido cuando se invirtió tanto tiempo y mano de obra para prepararla. La parte donde actuaron los niños fue buena. La lectura fue apropiada. ¿Sin embargo, hubiera estado más a tono con la obra que hemos tratado de realizar en la iglesia si en esa ocasión se hubiera presentado una plática convincente sobre cómo loa niños y los maestros de la Escuela Sabática trabajan concienzudamente en pro de la salvación de los niños bajo su cuidado, presentando a Jesús la ofrenda más aceptable, la entrega de sus propios corazones, respaldado por observaciones cortas y al punto sobre cómo podrían realizarlo?
Cada acción debería estar en armonía con el único gran propósito, la preparación de los corazones y que individualmente los alumnos y maestros deberían ser como una luz puesta en un candelabro para que alumbre a todos los que están en la casa. esto interpretaría vivamente el faro que guía a las almas para que no se conviertan en náufragos de la fe. ¿Podría usted decirme qué efecto decidido sobre esta obra tuvieron las dos poesías ensayadas por aquellas dos señoras en la plataforma?
Se cantó como se esperaría en cualquier función teatral, pero no se entendió ni una palabra. Ciertamente el barco llevado por la tempestad se estrellaría contra las rocas si del faro no procedía más luz de la que se vio durante los ensayos. Debo confesar que me sentí muy entristecida por estas cosas, así que contrario a la misma obra de reforma que estamos tratando de llevar adelante en la iglesia y en nuestras instituciones sentí que hubiera sido mejor no haber estado presente. Este era un momento que se podría haber aprovechado no solo para los niños de la Escuela Sabática sino que se deberían de haber hablado palabras para profundizar la necesidad de buscar la ayuda de aquel Salvador que los había amado y se había entregado por ellos. Si se hubiesen cantado los preciosos himnos, "Roca de la eternidad fuiste abierta para mí, sé mi escondedero fiel", "Cariñoso Salvador huyo de la tempestad". ¿Las almas de quiénes fueron inspiradas con renovado fervor por el Maestro en esos himnos cantados cuya sola virtud se encontraba en la actuación del que cantaba?
Mientras que se hacían esfuerzos agotadores para preparar esta representación se estaban llevando a cabo reuniones del más profundo interés las cuales deberían de haber llamado la atención y contado con la presencia de cada alma, no fuera que estuvieran perdiendo algo del mensaje que el Maestro les había enviado. Ya la Navidad pasó a la eternidad con el peso del registro y estamos ansiosos de saber cuáles serán los resultados. ¿Hará esto que los participantes en el programa tengan mayor conciencia espiritual? ¿Se sentirán más responsables hacia nuestro Padre celestial quien envió a su Hijo al mundo con tan infinito sacrificio para salvar al hombre caído de la perdición total? ¿Sirvió esto para despertar nuestra mente y comprender a Dios por su gran amor con que nos ha amado?
Ahora que la Navidad ha pasado a la historia, esperamos que aquellos que han empleado esfuerzos agotadores manifiesten un celo decidido y sincero, un esfuerzo desinteresado por la salvación de las almas de los maestros en la Escuela Sabática, y que a su vez ellos puedan trabajar por la salvación de sus clases, que les puedan instruir personalmente en cuanto a lo que deben hacer para ser salvos. Esperamos que ellos puedan tener a tiempo para trabajar con sencillez y sinceridad por las almas que están bajo su cuidado, que orarán con ellos y por ellos para que entreguen a Cristo la preciosa ofrenda de sus propias almas, para que ellos pueden hacer palpable realidad el símbolo del faro en los rayos de luz que alumbren de sus propios esfuerzos en el nombre de Jesús, que deberían realizarse en el amor, ellos mismos captando los rayos de luz para difundir esta luz a otros, y que no se conformen con una obra superficial. Muestre igual pericia y aptitud en ganar almas para Jesús así como lo ha demostrado en agotadores esfuerzos durante la ocasión que hace poco tuvo lugar. Con esfuerzos de alma y corazón encamínelos hacia la Estrella que alumbra en estos momentos en un cielo moralmente oscuro, a la misma Luz del mundo. Que su luz alumbre para que las almas agitadas por la tempestad fijen sus ojos en ella y escapen de las peñas escondidas bajo la superficie del agua. Las tentaciones está esperándolas para engañarlas; hay almas oprimidas por la culpabilidad listas para hundirse en la desesperación. Trabajen por salvarlas; encamínenlas hacia Jesús quien tanto las ama que dio su vida por ellas...
La Luz del mundo está brillando sobre nosotros para que absorbamos sus rayos divinos y que esta luz brille sobre otros en buenas obras para que muchas almas sean inducidas a glorificar a nuestro Padre que está en los cielos. El es paciente, no queriendo que ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento. El corazón de Cristo se entristece cuando hay tantos que rehúsan su misericordia y amor incomparables.
¿Trabajarán con igual celo e interés aquellos que participaron en el programa de anoche para presentarse ante Dios aprobados al trabajar para el Maestro y así presentarse ellos mismos como obreros inteligentes que no tienen de qué avergonzarse? Que los maestros de la Escuela Sabática sean totalmente imbuidos del espíritu del mensaje para nuestros días y que lleven ese mensaje en todos sus trabajos u ocupaciones. Hay almas que salvar, y mientras que en la obra de la Escuela Sabática ha habido mucho detalle y una buena cantidad de tiempo precioso se ha dedicado a la lectura de informes y registros, ha habido muy poco tiempo para permitir que la luz brille en rayos claros y firmes en la instrucción necesaria para salvar las almas de los niños y la juventud. La mayor evidencia de verdadero conocimiento se manifiesta en la gran sencillez al presentar discursos menos floridos, al hacer observaciones menos prolongadas, al presentar la verdad sencilla y al punto y no pronunciar en ningún discurso palabra alguna que haga alarde de profundos conocimientos. Todos los que han llegado al conocimiento de Jesucristo lo imitarán en su método de enseñanza.--C No. 5, 1888
ANEXO E
Relación entre el evangelista y las representaciones teatrales
Elena de White aconsejó repetidas veces a nuestros ministros y evangelistas a apartarse de representaciones teatrales en el púlpito:
Nuestro éxito dependerá de que llevemos a cabo la obra con la sencillez con que Cristo la realizó, sin introducir en ella ninguna actividad teatral (Carta 53, 1904).--E, pág. 106. Las tres declaraciones siguientes ofrecen más luz en cuanto a lo que significaba "actividad teatral" en las presentaciones evangelizadoras:
Que no haya rarezas ni excentricidades en la acción de los que proclaman la Palabra de Verdad, porque tales cosas debilitarán la impresión que debería realizarse mediante la Palabra. Debemos precavernos, porque Satanás está decidido, si fuera posible, a mezclar su mala influencia con los servicios religiosos. Que no haya exhibiciones teatrales, porque esto no ayudará a fortalecer la creencia en la Palabra de Dios. Más bien distraerá la atención, haciendo que se fije en el instrumento humano.(Carta 352, 1908).
Debe (cualquier pastor) descartar de sus reuniones todo aquello que tenga semejanza de despliegue teatral; pues tales apariencias exteriores no añaden fuerza al mensaje que presenta. Cuando el Señor pueda cooperar con él, su obra no necesitará hacerse de una manera tan costosa. No tendrá necesidad entonces de gastar tanto en anunciar sus reuniones. No dependerá tanto del programa musical. Esta parte de sus servicios se presenta más como un concierto que como un servicio de canto de una reunión religiosa.(Carta 49, 1902),--Evangelismo, pág. 365.
El ministro de Cristo debe ser un hombre de oración, un hombre de piedad, alegre, pero nunca burdo ni áspero, burlón o frívolo. El espíritu de frivolidad podrá estar de acuerdo con la profesión de payasos y actores de teatro; pero es totalmente indigno de un hombre que ha sido escogido para ser intermediario entre los vivos y los muertos y ser un portavoz de Dios.--T, Vol.4 pág. 320.
En 1910 se nos aconsejó de nuevo muy claramente que no debemos emplear métodos teatrales. En el libro Evangelismo dice lo siguiente:
Tengo un mensaje para los que están a cargo de la obra. No instéis a los hombres que se ocupan de esta obra a pensar que deben proclamar el mensaje solemne y sagrado con un estilo teatral. No hay que poner en nuestra obra ni la mínima partícula de nada que sea extravagante. La causa de Dios debe tener un molde sagrado y celestial. Lleve la imprenta divina todo lo que se relaciona con al predicación del mensaje para este tiempo. No se permita nada de naturaleza extravagante, porque esto echaría a perder la santidad de la obra.
Se me ha dicho que encontraremos toda clase de experiencias y que los hombres procurarán introducir prácticas extrañas a la obra de Dios. Hemos encontrado estas cosas en muchos lugares. Desde el comienzo de mis actividades en la iglesia se me dijo que había que desanimar y prohibir toda clase de actuaciones teatrales en relación con la proclamación de la verdad presente. Personas que pensaban que tenían una obra maravillosa que debían llevar a cabo procuraban adoptar un comportamiento extraño y manifestaban actitudes corporales raras. Se me dio esta instrucción: "No aprobéis nada de esto". Las actuaciones con visos teatrales o extravagantes no deben tener lugar en la proclamación del mensaje solemne que nos ha sido confiado.
El enemigo vigilará estrechamente y aprovechará toda ventaja o circunstancia para rebajar la verdad mediante la introducción de actuaciones indignas. No hay que estimular ninguna de estas actividades. Las verdades preciosas que se nos han dado deben ser proclamadas con toda solemnidad y con sagrado temor reverente. (Manuscrito 19, 1910),--Evangelismo, pág. 105.
CLAVE DE ABREVIATURAS
MS Mensajes Selectos
PP Patriarcas y Profetas
T Testimonies
FCE Fundamentals of Christian Education
COES Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática
RH Review and Herald
E Evangelismo
REFERENCIAS
1. Usado mayormente en Review and Herald Supplement, 21 de junio de 1898 como material de lectura que se presentaría a las iglesias. Review and herald Articles, Vol. 3, pp. 581-583.
2. Esta comunicación fue escrita muy temprano el miércoles por la mañana, 26 de diciembre de 1888, y se realcionaba con un programa navideño dramatizado y presentado por la Escuela Sabática de Battle Creek. Los niños vistieron trajes simbólicos. Ella M. White, nieta de seis años de edad, de la Sra. White participó en el programa vestida de ángel.
¿Practicó lo que predicaba?
Por Roger W. Coon
Editado por Donal E. Mansell
Copyright 1986 de la Pacific Press Publishing Association
Usado con licencia.
ACERCA DEL AUTOR
Dr. Roger W. Coon es un secretario asociado del Patrimonio de Elena G. de White. Durante treinta y ocho años ha servido a la Iglesia Adventista del Séptimo Día como predicador, pastor, evangelista, capellán de hospital, profesor de secundaria y de seminario, director de relaciones públicas, locutor de radio, misionero en el extranjero, escritor y administrador. Su esposa, Irene Strom, es una contadora pública. Los Coon tienen dos hijos, Donald, técnico electricista, y Susan, enfermera.
ACERCA DEL LIBRO
Se dice que “errar es humano”, y por cierto que es verdad en cuanto a los juicios que han hecho ciertos críticos a Elena G. de White, cuando presentan, por un lado, que ella llamó a que los Adventistas del Séptimo Día practicaran el vegetarianismo, mientras que por el otro lado, “secretamente” consumía carne. Este pequeño libro trae a luz todos los hechos relevantes y ofrece explicaciones razonables para esas acusaciones.
Elena G. de White y el vegetarianismo
Tres acusaciones típicas
Hace unos cien años, un ex predicador adventista, Dudley M. Canright, escribió que la Sra. White “prohibió el comer carne,… aunque secretamente ella misma comió más o menos carne la mayor parte de su vida”.[i][1] Se informa que también decía haber visto a Jaime y Elena White comer jamón en el comedor de su propia casa.
En 1914, Frances (“Fannie”) Bolton, una asistente literaria de Elena G. de White que trabajaba en forma ocasional (“a veces sí, otras no”), escribió sobre dos incidentes que tenían el propósito de mostrar la inconsistencia de Elena G. de White en relación con comer carne. En el primer ejemplo, Fannie y otras personas estaban viajando en tren con Elena G. de White hacia California. Fannie declaró:
En la estación de tren, la hermana White no estaba con su grupo, así que el pastor [George B.] Starr [uno de los miembros del grupo] buscó hasta que la encontró muy complacida comiendo enormes ostras blancas crudas en vinagre, pimienta y sal, detrás de una cortina en el restaurante. Me sentí abrumada por esta inconsistencia y aturdida por el horror. El pastor Starr se apresuró a sacarme y dio todas clases de excusas y justificaciones por la actitud de la Sra. White; pero todavía continúo pensando en mi corazón, “¿Qué significa esto? ¿Qué es lo que Dios dijo? ¿Cómo es que puede comer estas abominaciones?”[ii][2]
El segundo ejemplo sucede en el mismo viaje a California. Fannie continúa:
W. C. White subió al tren con un gran pedazo de carne jugosa sobre un papel marrón y lo llevaba en el coche turista en sus dos manos. Sara McEnterfer que está ahora con la hermana White y es su ayudante, lo cocinó sobre una pequeña estufa y todos lo comieron excepto yo y Marian Davis.[iii][3]
¿Pueden tener explicación estas acusaciones conmovedoras?
En el caso de Canright, la cuestión se resuelve en forma simple. Según él mismo admite, Canright “primero se encontró” con Jaime White “y aceptó el sábado por sus enseñanzas” en 1859.[iv][4] Dice haber sido huésped en el hogar de los White, y es posible que haya visto cerdo en su mesa en los primeros años de su amistad, pues Elena G. de White no recibió su primera visión contraindicando el consumo de carne en general y de cerdo en particular hasta el 6 de junio de 1863 –¡cuatro años completos después de que Canright y los White se relacionaron por primera vez!
¿Qué en cuanto a las acusaciones de Fannie Bolton?
Cuando W. C. White se enteró de la carta de 1914 de Fannie Bolton, procuró tener una copia de ella y se la envió al pastor Starr para que la comentara. Starr respondió:
Sólo puedo decir que la considero el mayor montón de basura absurda y no cierta que he visto u oído alguna vez en relación con la querida hermana White.
El evento simplemente nunca ocurrió. Nunca vi a su madre comer ostras o carne de ningún tipo, ni en un restaurante o en su mesa. La declaración de Fannie Bolton… es una mentira de primer orden. Nunca tuve una experiencia tal y es muy absurda para cualquiera que hubiera conocido a su madre alguna vez…
Pienso que esta carta fue escrita enteramente por Fannie Bolton en uno de sus momentos de mayor demencia. [Fannie paso trece meses como paciente mental en el Hospital Estatal de Kalamazoo, entre 1911-1912, y otros tres meses y medio en la misma institución en 1924-1925; murió en 1926]…
Cuando visitamos Florida en 1928, a la Sra. Starr y a mí se nos dijo que en un retiro campestre, Fannie Bolton había hecho una declaración pública de que había mentido sobre la hermana White, y que se arrepentía de ello.[v][5]
Suficiente para la historia de las ostras. En cuanto al episodio de la “carne jugoza”, W. C. White nos provee detalles de lo que sucedió:
Éramos unos 35 yendo de Battle Creek a Oakland en 1884 en dos vagones de dormir vacíos…
A medida que nos acercábamos a la frontera entre Nevada y California, encontramos que disminuían nuestras provisiones. Algunos de nosotros podíamos obtener buen alimento de las cosas secas que habían quedado en nuestras cajas de alimento, pero el apetito de la hermana White decayó.
Estábamos en un país donde la fruta fresca era muy cara y una mañana, en una estación donde paró nuestro tren por media hora, salí y compré un kilo o kilo y medio de carne y la hermana McEnterfer la cocinó en una estufa de alcohol, y la mayoría de los miembros que formábamos el grupo de la hermana White participamos de la comida.[vi][6]
W. C. White presenta, a partir de este punto, una posición que ilumina y nos ayuda mucho en cuanto a las prácticas dietéticas de su madre, al igual que de toda la familia White:
Cuando compré la carne, razoné que una zorra muerta en forma reciente en ese país ganadero, sería probablemente un animal más saludable, y que el riesgo de contraer enfermedad sería muy pequeño. Este fue unos ocho o nueve años antes de que la hermana White decidiera ser una abstemia en relación con el consumo de carne en ocasión del campamento de Melbourne [1894]…
Encontrará varios ejemplos en los escritos de la hermana White donde ella dice que la carne no aparecía en su mesa, y esto era cierto. Durante varios años, cuando en raras ocasiones se consumía un poco de carne, se lo consideraba una emergencia.[vii][7]
La diferencia entre el consumo de carne como un artículo regular de la dieta y su consumo ocasional en una emergencia, mencionado aquí por W. C. White, es un asunto que se considerará posteriormente.
La credibilidad de un testigo es una consideración legítima e importante ante cualquier audiencia, incluyendo ésta.
Es valioso destacar que D. M. Canright[viii][8] y Fannie Bolton[ix][9] fueron conocidos por sus contemporáneos por sus caracteres y personalidades inestables. Ambos tuvieron una experiencia de “entrar y salir, entrar y salir” del empleo denominacional antes de que permanecieran afuera.
Cronología: Enseñanza y práctica
Hace bien recordar que el don profético fue dado a una joven de diecisiete años que comía carne y guardaba el domingo en un día no registrado de diciembre de 1844, y que esa primera visión no decía absolutamente nada en relación con las ventajas de una dieta vegetariana. Su primera visión que trató sobre la vida saludable le fue dada en el otoño de 1848, cuando se les prohibió a los observadores del sábado el uso del té, café y tabaco.[x][10] Su primera visión de la reforma pro salud en forma completa, que contraindicaba el uso de carnes, le fue dada más tarde, el 6 de junio de 1863.[xi][11]
Cuando recibió su primera visión, Elena Harmon había cumplido recién sus diecisiete años (26 de noviembre). Tenía poca salud y apenas pesaba cuarenta kilos. El hombre que llegaría a ser su esposo, veintiún meses después describió su condición en ese momento:
Cuando tuvo su primera visión, era una inválida demacrada, abandonada por sus amigos y médicos para morir consumida… Su condición nerviosa era tal que no podía escribir, y dependía que alguien se sentara a la mesa cerca de ella para volcar al menos su bebida de la tasa al plato.[xii][12]
En el momento en que el mensaje de la reforma pro salud le llegó por primera vez, ella misma se describía como “débil y enfermiza, sujeta a frecuentes desmayos”.[xiii][13] En relación con esta condición, escribió posteriormente:
Por años había pensado que dependía de una dieta a base de carne para tener fuerza… Ha sido muy difícil para mí pasar de una comida a otra sin sufrir de debilidad en el estómago y mareos… me desmayaba frecuentemente… por tanto decidí que la carne era indispensable en mi caso… Sufría cada primavera de pérdida del apetito.[xiv][14]
Para remediar esta debilidad física, Elena comía grandes cantidades de carne diariamente. Por consiguiente se refería a sí misma como “una gran comedora de carne” en esos primeros días.[xv][15] “La carne… era… mi principal artículo en la dieta”.[xvi][16]
El alivio de la debilidad era temporal –“momentáneo”,[xvii][17] según ella lo dijo- y escribió, “pero en lugar de aumentar mi fuerza, seguía debilitándome. A menudo me desmayaba y estaba exhausta”.[xviii][18]
La visión de Elena G. de White del 21 de octubre de 1858, en la cual basaba su reprensión al “hermano y hermana A” al llamarlos a abstenerse de comer cerdo como una prueba de discipulado, fue, tanto como se pueda afirmar, la única visión que trató con la comida a base de carne antes de 1863. No obstante, se debe notar que esta visión no daba una idea en cuanto a que la abstinencia en comer carne produciría una mejora en la salud.
En cuanto a lo correcto o incorrecto de comer cerdo, Elena G. de White nunca lo justificó (como se la acusa a veces) ni lo condenó. Ella dijo que si esta postura estaba en la mente de Dios, a su tiempo, él “enseñaría a su iglesia su deber”.[xix][19]
A su propio tiempo y mediante su canal de comunicación escogido, Dios enseñó a su pueblo. En su primera visión más importante sobre la reforma pro salud del 6 de junio de 1863, por primera vez, el pueblo de Dios fue llamado a abstenerse de la carne en general y de la carne de cerdo en particular.
Elena G. de White describe la primera visión completa sobre la reforma pro salud como “gran luz del Señor” y agrega, “Yo no he buscado esa luz; no he estudiado para obtenerla; me fue dada por el Señor a fin de que la diera a otros”.[xx][20] Al explayarse sobre este tema en otra ocasión, agregó:
El Señor presentó delante de mí un plan general. Se me mostró que Dios daría a sus hijos que observan los mandamientos, una reforma del régimen alimenticio, y que a medida que ellos la recibieran, sus enfermedades y sufrimientos serían grandemente disminuidos. Se me mostró que esta obra iría en progreso.[xxi][21]
La respuesta personal de la Sra. White fue rápida y positiva: “Acepté la luz de la reforma pro salud como ésta me fue presentada”.[xxii][22] “De inmediato eliminé la carne de mi menú”;[xxiii][23] de hecho dijo, “abandoné todo de inmediato -la carne, la mantequilla y una de las tres comidas”.[xxiv][24] ¿Y el resultado? “Mis desmayos y sensaciones de mareos desaparecieron”, al igual que la pérdida del apetito en la primavera.[xxv][25] Y a la edad de ochenta y dos años puedo decir, “Tengo mejor salud hoy, a pesar de mi edad, que la que tenía en mis días juveniles”.[xxvi][26]
Pero todo esto no vino sin una lucha. En 1870, al recordar sus luchas, dijo:
He sufrido de un hambre intensa; era una gran consumidora de carne. Pero al sentir languidez o desfallecimiento, coloqué mis brazos sobre el estómago, y dije: "No probaré un bocado. Consumiré alimento sencillo, o no comeré del todo"… Cuando hice estos cambios, tuve una batalla especial que luchar.[xxvii][27]
Una batalla, sí, pero el punto es que luchó y venció. Al año siguiente, después de la visión de la reforma pro salud de 1863, pudo decir, “he dejado el consumo de carne”.[xxviii][28] Y cinco años después, en una carta a su hijo Edson, en la cual lo llamaba a él y a su familia a “mostrar el verdadero principio” de la fidelidad a la reforma pro salud, le aseguró que ella también estaba practicando lo que predicaba:
Hemos sido estrictos en la dieta para seguir la luz que el Señor nos mostró… Te hemos aconsejado que no comas manteca o carne. No la hemos tenido en nuestra [propia] mesa.[xxix][29]
Al año siguiente, 1870, los White continuaron progresando en la misma dirección. Ella dijo:
No he cambiado mi conducta ni en un ápice desde que adopté la reforma pro salud. No he dado ningún paso de retroceso desde que la luz del cielo sobre este tema brilló por primera vez en mi camino. Abandoné todo de inmediato.[xxx][30]
¿Significa esto que Elena G. de White nunca volvió a comer un pedazo de carne? No, para nada. Y más aún, no intentó ocultar este hecho. Hubo ocasiones excepcionales a su habitual patrón de vegetarianismo. En 1890 declaró: “Cuando yo no podía obtener el alimento que necesitaba, a veces comía un poco de carne”; pero incluso dijo “pero tengo cada vez más temor de hacerlo”.[xxxi][31] Once años después (1901) admitió abiertamente que “a veces… me veía obligada a comer un poco de carne”.[xxxii][32]
Al examinar más específicamente ahora la naturaleza particular de esos “tiempos”, descubrimos tres categorías principales en las que la Sra. White se sintió obligada a dejar, temporalmente, su práctica vegetariana habitual.
El enfrentar dificultades y el compromiso resultante
1. Viaje
Jaime y Elena White se casaron el 30 de agosto de 1846. Su matrimonio unió dos carreras de predicadores itinerantes en un “movimiento adventista” nuevo y en crecimiento. Su ministerio combinado los mantuvo continuamente en movimiento en un programa pesado de viajes y que no pararía para Elena ni siquiera después de la muerte de su esposo, en 1881.
Los viajes en la segunda mitad del siglo diecinueve carecían de comodidades que asumimos como comunes en la actualidad –hoteles cómodos, restaurantes o comidas rápidas con una amplia posibilidad de elegir el menú, etc. Pero incluso si estas cosas hubieran estado disponibles, los White no podrían haberlas pagado. El movimiento adventista era pobre y de una economía estricta y se necesitaba un continuo sacrificio en la forma de vida de los líderes de la iglesia así como de los miembros. Bajo tales circunstancias, era difícil y a veces imposible, seguir estrictamente una dieta vegetariana, particularmente cuando se toman en cuenta dos tipos de situaciones:
(a) Cuando los White viajaban, dependían mayormente de la hospitalidad de los miembros de la iglesia. Estas personas eran generalmente pobres, su dieta consistía casi enteramente de carne. Las frutas y vegetales se las podía obtener sólo en la estación, cuando estaban disponibles.
(b)Había momentos también cuando uno o ambos de los White pasaban tiempo en una región geográfica aislada y remota, como las montañas de Colorado, donde había que “vivir fuera de la tierra”. En otras palabras, había que aprender a cazar y pescar, o de lo contrario se pasaba hambre.
Algunos extractos del diario de Elena G. de White de septiembre y octubre de 1873 ilustran este último punto. Durante ese tiempo ella y Jaime estaban virtualmente abandonados, esperando el regreso de su grupo, el Sr. Walling, para reponer las reservas de su almacén de provisiones que se estaban agotando.
22 de septiembre: hoy Willie inició su viaje hasta la Cordillera para obtener suministros o para conseguir el eje de la rueda del carro que Walling está haciendo. No podemos movernos ni regresar a nuestro hogar en lo de los Mill sin que esté reparado nuestro carro. Hay muy poca comida para los caballos. Se está usando su grano. Las noches son frías. Nuestro stock de provisiones está disminuyendo rápidamente.
28 de septiembre: El hermano Glover dejó el campamento hoy para ir por provisiones. Nos estamos quedando escasos de provisiones… Un joven de Nueva Escocia regresó de cazar. Tenía un cuarto de ciervo. Había viajado treinta kilómetros con este ciervo sobre su espalda… Nos dio un pequeño pedazo de su carne, con la que hicimos un caldo. Willie cazó un pato que llegó en un momento en que lo necesitábamos, pues nuestras provisiones estaban disminuyendo rápidamente.[xxxiii][33]
5 de octubre: El sol brilla en forma agradable, pero no tenemos alivio. Nuestras provisiones han sido muy escasas por varios días. Muchos de nuestros suministros se han ido –ni manteca, ni salsa de ninguna clase, ni maíz o harina integral. Sólo teníamos un poco de flor de harina y eso era todo. Esperábamos provisiones hace tres días, pero nadie llegó. Willie fue al lago por agua. Lo oímos disparar y regresó con dos patos. Es realmente una bendición porque necesitábamos algo para continuar viviendo.[xxxiv][34]
Como ya se dijo anteriormente, la pobreza dificultaba la práctica del vegetarianismo, si es que no era imposible para muchos Adventistas del Séptimo Día en el siglo diecinueve. Por ejemplo, el día de Navidad de 1878, los White, que entonces vivían en Denison, Texas, invitaron a una familia adventista pobre para que se les uniera en el desayuno navideño. La comida incluía “un cuarto de venado cocido y relleno. Estaba tierno como pollo. Lo disfrutamos mucho todos. Hay mucho venado en el mercado”. Luego, la Sra. White escribió, “No he visto en años tanta pobreza como la que he visto desde que volví a Texas”.[xxxv][35]
Elena G. de White sirvió como “misionera” en Australia desde 1891 a 1990. En 1895 le escribió al pastor A. O. Tait en relación con las condiciones locales. Esta carta revela su amplio espíritu humanitario:
He pasado por una experiencia en este país similar a la experiencia que tuve en los nuevos campos en América [en las primeras décadas del siglo diecinueve]. He visto familias en circunstancias que no les permitían suplir sus mesas con comida saludable. Vecinos no creyentes les han dado trozos de carne de animales que han matado recientemente. Han hecho sopa de la carne y la han suministrado a sus familias de hijos numerosos con alimentos de pan y sopa. No era mi deber, ni pienso que lo fuera de nadie más, instruirlos acerca de lo dañino de comer carne. Sentí un sincero pesar por las familias que han ingresado recientemente a la fe, y que están tan presionadas por la pobreza que no saben siquiera de dónde obtendrán su siguiente comida.[xxxvi][36]
2. Cambio de cocinero
Otra exigencia en el hogar de Elena G. de White, que podía requerir el apartarse por una temporada de su dieta vegetariana normal, era cuando se contrataba a un nuevo cocinero que no sabía cómo preparar comidas vegetarianas. Hasta que se entrenara al nuevo cocinero para preparar esos platos, había que consumir en las comidas servidas a la mesa de Elena G. de White, lo que el nuevo cocinero sabía cómo preparar, y probablemente esto incluyera carne.
Desde los primeros días de su ministerio público, el cual incluía escribir mucho, a la Sra. White le resultó imposible realizar las tareas que normalmente hubiera realizado como ama de casa, y tuvo que depositar las responsabilidades del trabajo doméstico en su hogar en mayordomos y cocineros. Desde que cumplió sus veinticinco años (1852-1855) en Rochester, Nueva York, (cuando “había veintidós personas cada día sentadas a nuestra mesa familiar”[xxxvii][37], hasta que en sus últimos años, en “Elsmhaven”, se esperan varias docenas de personas a comer a la mesa de Elena G. de White en cada comida.
En 1870, escribió en forma singular,
Yo aprecio a mi costurera y a mi copista; pero mi cocinera, que sabe preparar el alimento que sostiene la vida y nutre el cerebro, los huesos y los músculos, ocupa el puesto más importante entre los ayudantes de mi familia.[xxxviii][38]
En relación con esto, una carta de W. C. White, escrita en 1935, ilumina este punto. Él dice:
La hermana White no era una cocinera, ni era una experta en comida en el aspecto técnico que proviene del estudio y la experimentación. Ha veces discutía seriamente con su cocinera. No siempre podía retener a la cocinera que había enseñado cuidadosamente en las ideas vegetarianas.
Aquellas a quienes empleaba, eran siempre jóvenes inteligentes. Como se casaban y se marchaban, se veía obligada a conseguir nuevas cocineras que fueran entrenadas en la cocina vegetariana. En aquellos días no teníamos escuelas como hoy, donde nuestras jóvenes pudieran aprender un sistema de cocina vegetariana. Por tanto, mi madre se veía obligada, además de todos sus otras tareas y responsabilidades, a realizar un esfuerzo considerable en persuadir a sus cocineras que podían cocinar sin carne, o soda, polvo de hornear y otras cosas condenadas en sus testimonios. A menudo su mesa mostraba algunas situaciones comprometedoras entre las normas que la hermana White tenía como objetivos y el conocimiento, la experiencia y las normas de su nueva cocinera.[xxxix][39]
En 1892, la sra. White escribió al presidente de la Asociación General, O. A. Olsen, en relación con su necesidad de una nueva cocinera y expresando su ferviente esperanza de que pronto pudiera obtener los servicios de “una ayudante experimentada que tanto necesito”.
Al ampliar sobre este tema, ella escribió:
Estoy sufriendo mucho más ahora por falta de alguien que sea experimentada en la cocina, que prepare cosas que pueda comer. La cocina aquí en este país es en todo sentido deficiente. Eliminen la carne, que raras veces podemos usar –y que no se usa aquí en absoluto- y siéntense a sus mesas, y si logran sostener sus fuerzas, es porque tienen una constitución excelente. La comida se prepara de tal forma que no es apetitosa, sino que tiene la tendencia a quitar todas las ganas de comer. Yo pagaría un precio más alto por una cocinera que por cualquier otra parte de mi trabajo... Pero este asunto me tiene verdaderamente perpleja. Si yo tuviera que participar en los preparativos al llegar a este lugar, diría: Dadme una cocinera experimentada, que tenga alguna facultad inventiva, para preparar platos sencillos de manera saludable, y que no disgusten el apetito. Estoy ansiosa sobre este asunto.[xl][40]
3. Uso terapéutico en emergencias médicas
Una tercera categoría de situación en la cual Elena G. de White podía haberse apartado de un modelo vegetariano de comida, fue en casos de emergencia médica, en los cuales la carne podía servir temporalmente a propósitos terapéuticos. En 1874, en una carta para su hijo, W. C. White, la sra. White hizo mención de una excepción interesante (y singular) al régimen vegetariano, en ese entonces de moda en la casa de los White:
Tu padre y yo hemos dejado la leche, la crema, la manteca, el azúcar y la carne enteramente desde que volvimos de California… Tu padre compró carne una vez para May [Walling, una sobrina nieta de Elena] mientras ella estaba enferma, pero no hemos vuelto a gastar ni un más penique para comprar carne desde entonces.[xli][41]
Elena G. de White no era una fanática en la cuestión de comer carne. En un artículo de Youth’s Instructor publicado en 1894, declaró:
Un régimen de carne no es el más sano, y sin embargo yo no asumiría la posición de que la carne debe ser descartada por todos. Los que tienen órganos digestivos debilitados pueden a menudo usar carne, cuando no pueden comer legumbres, hortalizas, frutas o gachas.[xlii][42]
Debido a un error tipográfico, la segunda negación en la primera oración de la cita anterior se omitió. Esta omisión fue rectificada cuando el pastor O. A. Tait le escribió a la sra. White pidiéndole que aclarara lo que quería decir. Entonces ella amplió su postura sobre la cuestión de la carne y dijo:
Nunca he sentido que fuera mi deber decir que nadie debe probar la carne bajo ninguna circunstancia. Decir esto cuando la gente ha sido enseñada a vivir a base de carne en gran medida [en Australia, en 1894], sería llevar las cosas a los extremos. Nunca he sentido que fuera mi deber hacer declaraciones categóricas. Lo que he dicho lo he dicho dominada por un sentido del deber, pero he sido cuidadosa en mis declaraciones, porque no quería dar ocasión para que nadie fuera conciencia para otra persona.[xliii][43]
Al tratar ciertas enfermedades, y en casos terminales particulares, la sra. White asumió una postura sensible. Dijo:
En ciertos casos de enfermedad o de agotamiento puede pensarse que es mejor emplear algo de carne, pero debe ejercerse mucho cuidado en conseguir la carne de animales sanos. Ha llegado a ser muy serio el asunto de si es seguro usar carne en alguna forma en esta época del mundo. No comer nunca carne sería mejor que comer carne de animales que no son sanos.[xliv][44]
A los médicos en los sanatorios adventistas en 1896, Elena G. de White advirtió:
No debéis hacer prescripciones en el sentido de que nunca debe consumirse carne, pero habéis de educar la mente, y dejar que brille la luz. Dejad que la conciencia individual despierte a la necesidad de mantener limpio todo el ser y de protegerlo, contra el apetito pervertido…
No debe insistirse en que el cambio sea abrupto, especialmente en el caso de aquellos que tienen que hacer trabajo continuo. Edúquese la conciencia y fortalézcase la voluntad, porque así el cambio puede hacerse con más prontitud y de buen grado.[xlv][45]
Luego, la sra. White señaló que “los tuberculosos que marchan en forma segura hacia la tumba” y “personas que tengan tumores que están acabando con su vida” no debieran ser molestadas con la cuestión de la carne; y los médicos debieran tener “cuidado de no tomar medidas estrictas con respecto a este asunto”.[xlvi][46]
Al responder a la inquietud de un médico sobre si el caldo de pollo podría ser apropiado para alguien que sufre de nausea aguda y que es incapaz de retener algo en el estómago, la sra. White escribió: “Hay personas que mueren de tuberculosis que, si piden caldo de pollo, deben tenerlo. Pero yo sería muy cuidadosa”.[xlvii][47]
4. Además de las tres categorías de excepciones anteriores a una dieta vegetariana, hay una cuarta. ¿Hay ejemplos cuando la familia se descuida o cuando Elena G. de White mientras luchaba contra el deseo por la carne (ella admitió desear el sabor de la carne), realmente se deslizó y perdió –aunque sólo sea temporalmente- la batalla?
El Patrimonio White no está al tanto de ninguna evidencia documentada y definida de una situación semejante. Si una evidencia tal surgiera, simplemente mostrará el lado humano de los profetas. En tanto se haya sabido para esta investigación, la proximidad de un desliz tal es una referencia tangencial a “conciencia” en una carta de Elena G. de White escrita el 19 de febrero de 1884 a “Harriet [Smith]”, esposa del editor de la Review, Urías Smith. Ella dijo:
Estoy feliz de informar que mi salud es excelente. He prohibido toda carne, toda manteca. Nada de esto aparece en mi mesa. Mi mente es clara, mi fuerza firme y mi conciencia más libre, porque sé que estoy siguiendo la luz que Dios me ha dado.[xlviii][48]
¿Significa esto que Elena G. de White había estado cayendo en tentación para satisfacer su deseo por la carne, pero que ahora había ganado la victoria, y que como resultado su conciencia era ahora más libre de sentimientos de culpa? Quizás, pero parece imposible llegar a una conclusión determinante por la misma carta.
Las Escrituras fueron escritas, no sólo por aquellos que se los podía clasificar apropiadamente como “santos hombres de Dios que hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21), sino también por hombres que cayeron ocasionalmente en pecado.
El campamento de Brighton: Una transición
Mientras Elena G. de White asistía al campamento de Brighton, cerca de Melbourne, en enero de 1894, su mente se había ejercitado en el tema de comer carne, y vino a su mente la abrumadora convicción que desde ese momento en adelante la carne no debía ocupar un lugar en su dieta bajo ninguna circunstancia. Así, en forma directa, ella dijo, “he eliminado absolutamente la carne de mi mesa. Existe el entendimiento de que ora sea que esté en casa o afuera, nada de esta clase ha de usarse en mi familia, o ha de ponerse sobre la mesa”. Más aún, la sra. White hizo la poco corriente y oportuna redacción y firma de “oraciones a mi Padre celestial”, en la cual se propuso “eliminar la carne como un artículo de la dieta”. Ella dijo: “No comeré carne yo misma o la colocaré para ninguno de los de mi casa. Di órdenes que las aves deben venderse y que el dinero que reporten debe gastarse en comprar fruta para la mesa”.[xlix][49]
La evidencia siguiente mostrará que ella mantuvo esta oración. Así en 1908, siete años antes de su muerte a los ochenta y siete años, la sra. White declaró, “Han pasado varios años desde el tiempo en que ponía carne en mi mesa”.[l][50]
La cuestión del pescado y los mariscos
Al tiempo que la sra. White dejó de comer carne en 1894, no lo hizo así con el consumo de pescado, aunque la evidencia parece bastante clara que ella discontinuó incluso el uso de este artículo de la dieta antes de fin de la década de 1890, como lo mostraremos. Pero antes de examinar esta aparente “inconsistencia”, investiguemos brevemente en la postura de Elena G. de White en relación a lo que hoy la iglesia considera que son mariscos “no limpios”.
En 1882, Elena G. de White escribió una carta a su nuera, Mary Kelsy White (la primera esposa de Willie), que estaba viviendo con su esposo en Oakland, California. En esta carta ella incluyó una “lista de compras” de cosas que le pedía que trajera en la siguiente visita que le hiciera a su hogar. En relación con ciertos artículos de esta lista, ella dijo:
Si puedes conseguir una buena caja de arenques –frescos- por favor, hazlo. Los últimos que Willie trajo son amargos y viejos… Si puedes conseguir unas pocas latas de buenas ostras, cómpralas.[li][51]
Si una orden de compras tal nos parece extraña hoy, se debe recordar que la cuestión de si el marisco era o no permitido bajo la ley levítica era todavía una cuestión en disputa entre los adventistas en la década de 1880. La evidencia de esto se puede ver en un intercambio interesante en las columnas de la Review del año siguiente (1883).
W. H. Littejohn, pastor del Tabernáculo de Battle Creek, folletista y que pronto sería elegido como presidente del Colegio de Battle Creek,[lii][52] estaba conduciendo una columna de “pregunta y respuesta” en el periódico general de la iglesia. En el número del 14 de agosto de 1883, trató la cuestión: “¿Están incluidas las ostras entre los animales inmundos de Levítico 11 y piensa usted que no es correcto comerlas?”
La respuesta de Littlejohn ilustra claramente el proceso lento y tentativo por medio del cual los adventistas elaboraron la cuestión de clases de carnes permitidas versus no permitidas hasta que avanzaron hacia la decidida postura actual.[liii][53] Littlejohn respondió: “Es difícil decidir con certeza si las ostras podrían estar apropiadamente bajo la prohibición de Levítico 11:9-12”. Luego continuó con su opinión: “Pareciera, no obstante, por el idioma, que podrían ser [inmundas]”.[liv][54]
Con respecto a la distinción en Levítico entre “limpio” e “inmundo”, hay evidencia de que Elena G. de White hizo una distinción entre alimentos de carnes de animales “limpios”, lo que ella denominaba “carne” y pescado “limpio”. Esta es una distinción común en varias partes del mundo, incluso actualmente. Así que, cuando Elena G. de White hizo su voto de no comer carne, ella no incluyó abandonar el consumo de pescado. La distinción que hizo respecto de la carne y el pescado es sumamente clara en su correspondencia.
En 1876, por ejemplo, la sra. White le escribió a su esposo, quien estaba de viaje, “No hemos tenido una partícula de carne en la casa desde que te fuiste y mucho antes de que te fueras. Hemos tenido salmón algunas veces. Ha salido algo caro”.[lv][55] (Por supuesto hace aquí referencia al precio).
Cuando Elena G. de White firmó su voto de no comer carne en ocasión del campamento de Brighton, obviamente no incluía el pescado “limpio”, porque al año siguiente, en una carta a A. O. Tait, declaró que “rara vez tenemos pescado en nuestra mesa”, y continuó dando en detalle su razón para disminuir el consumo de este artículo como alimento:
En muchos lugares incluso es insano el pescado, y no debe usarse. Es especialmente así donde el pescado está en contacto con el desagüe de las cloacas, y se lo pesca en lugares donde el agua es pura y fresca; pero debido a lo insano del drenaje en el cual se han estado alimentando, no son seguros para comer.[lvi][56]
A pesar de este posible peligro, hubo circunstancias en Australia, a mediados de la década de 1890, cuando la sra. White reconoció que era apropiado, incluso necesario, incluir pescado en el menú diario. Así en una carta a su hijo, W. C. White, en 1895, le escribió en relación con los problemas que significaba alimentar a los obreros que construían el Colegio de Avondale. Ella dijo:
No podemos alimentarlos a todos, pero ¿podrías conseguir por favor pescado seco de cualquier clase (nada enlatado)? Esto le daría un alivio a la alimentación.[lvii][57]
En 1896, la sra. White escribió a una sobrina no adventista, la srta. Mary Watson (antes Clough), que por un tiempo sirvió como su asistente literaria, y le dijo, en relación con su “voto” de Brighton:
Hace dos años atrás llegué a la conclusión que era peligroso usar carne de animales muertos, y desde entonces no he usado nada de carne. Nunca se coloca en mi mesa. Uso pescado cuando puedo obtenerlo. Conseguimos hermosos pescados del lago de agua salada que está cerca de aquí. No consumo té ni café. Mientras trabajo en contra de estas cosas, no puedo sino practicar lo que considero mejor para mi salud, y mi familia esta plenamente de acuerdo conmigo. Puedes ver, querida sobrina, que te estoy contando las cosas como son.[lviii][58]
Pero para 1898, Elena G. de White concluyó que la carne de pescado, al igual que la carne de animales, no era más segura para comer y que por tanto no debía servirse en el nuevo sanatorio adventista en Sydney. Al enterarse que tres médicos del sanatorio estaban prescribiendo una dieta de carne para sus pacientes, la sra. White le informó la historia de la situación en una carta al Dr. John Harvey Kellogg:
Hace unos años se me dio luz en cuanto a que no se debía asumir la postura [en ese momento] en relación con desechar toda carne… [Pero] les presento la palabra del Señor Dios de Israel… [que] ningún médico [de nuestras instituciones] debe prescribir el consumo de carne [ahora] a ningún inválido… [porque] la enfermedad en el ganado está haciendo del consumo de carne una cuestión peligrosa. La maldición del Señor está sobre la tierra, sobre el hombre, sobre las bestias, sobre los pescados en el mar, y a medida que la transgresión se haga más universal, se permitirá que la maldición se amplíe y se profundice como la transgresión. La enfermedad se contrae por el consumo de carne…
El Señor llevará a su pueblo a adoptar la postura en la que no tocará ni gustará la carne de animales muertos. Entonces que ningún médico, que tenga el conocimiento de la verdad para este tiempo, prescriba estas cosas. No hay seguridad en el consumo de la carne de animales muertos, y en poco tiempo más la leche de las vacas también será excluida de la dieta por el pueblo que guarda los mandamientos de Dios. En breve, no será seguro el consumo de nada que provenga de la creación animal…
No podemos ahora obrar, como nos hemos aventurado a obrar en el pasado en relación con el consumo de carne… La enfermedad que está sobre los animales está convirtiéndose en algo cada vez más común, y nuestra única seguridad está en dejar la carne por completo.[lix][59]
Elena G. de White indica que el pescado al igual que la carne no se debe prescribir en las instituciones de salud. Y para 1905, parece que estuviera con tanto temor por el consumo de pescado como antes lo había estado con el consumo de carne; porque al escribir el capítulo sobre “La carne considerada como alimento”, declaró:
En muchos puntos los peces se contaminan con las inmundicias de que se alimentan y llegan a ser causa de enfermedades. Tal es en especial el caso de los peces que tienen acceso a las aguas de albañal de las grandes ciudades... Al servir de alimento llevan la enfermedad y la muerte a quienes ni siquiera sospechan el peligro.[lx][60]
La acusación de hipocrecía
¿Era Elena G. de White una “hipócrita” por llamar a los Adventistas del Séptimo Día a que adopten el vegetarianismo, desde 1863, mientras por el otro lado comía “secretamente” carne durante las tres décadas siguientes y más? Comencemos dejando que Elena G. de White defina los términos: vegetarianismo y principio.
Como ya hemos notado, de la carta de W. C. White a George B. Starr en 1933, “Por años la familia White habían sido vegetarianos, pero no ‘abstemios’”.[lxi][61] Una distinción interesante, e incluso más iluminadora, se revela en la carta que la sra. White escribió en 1894 a la sra. M. M. J. O’Kavanagh, un miembro activo no adventista en la causa de la temperancia en Australia, que había estado preguntando sobre la posición de los adventistas como “abstemios totales”.
Estoy feliz de asegurarle que como denominación somos, en el sentido pleno, abstemios totales del uso de licores, vino, cerveza, sidra [fermentada] y también tabaco y todo otro tipo de narcóticos… Todos son vegetarianos, muchos se abstienen completamente del consumo de carne, mientras que otros la usan sólo en un grado moderado.[lxii][62]
Esta declaración deja en claro que para Elena G. de White el término vegetarianismo se aplicaba a quienes se abstenían habitualmente de comer carne, aunque no fueran necesariamente abstemios totales. En cuanto al término principio, Elena G. de White lo usaba frecuentemente en sus escritos en relación con la reforma de salud. En 1904, a la edad de setenta y seis, informó que estaba experimentando mejor salud que “en sus días de juventud”, y atribuyó esta mejora en la salud a “los principios de la reforma pro salud”.[lxiii][63]
A continuación hay más ejemplos del uso que hace del término principio. En 1897, escribió, “Presento estos asuntos [reforma pro salud] ante el pueblo insistiendo sobre los principios generales”.[lxiv][64] En 1870, al hablar de su respuesta a la visión de 1863 sobre la reforma pro salud, dijo,
Abandoné estas cosas por principio. Hice mi resolución para estar de acuerdo con la reforma por principio… He avanzado por principio, no por impulso. [Y] no me he movido nada en cuanto a lo que sostengo hoy.[lxv][65]
En 1908 agregó:
Algunos informan que yo no he vivido a la altura de los principios de la reforma pro salud, tal como los he presentado con mi pluma. Pero puedo decir que hasta ahora, por todo lo que yo sepa, no me he apartado de esos principios.[lxvi][66]
Al año siguiente (1909), cuando todavía permanecía la crítica, nuevamente se defendió:
Algunos han informado que yo no he seguido los principios de la reforma pro salud tales como los defendí con mi pluma; pero puedo decir que he sido una fiel reformadora en pro de la salud. Los que han sido miembros de mi familia saben que esto es cierto.[lxvii][67]
La acusación de los críticos –de su tiempo al igual que del nuestro- se basa aparentemente en la fácil suposición que la sra. White consideró al vegetarianismo un “principio”. Que no lo hizo quedará en claro a continuación.
En su libro A Prophet Among You [Un profeta entre vosotros], T. Housel Jemison da tres principios de hermenéutica para la interpretación de los escritos inspirados. En el tercero, dice: Cada profeta, al hablar en su capacidad profesional como un profeta, al dar consejo, está haciendo una de dos cosas; él o ella está (1) enunciando un principio, o (2) aplicando un principio en una declaración normativa. Por tanto, concluye: “Uno debe tratar de descubrir el principio involucrado bajo cualquier consejo específico”.[lxviii][68]
Un principio se define generalmente como “una verdad básica o una ley general que se usa como una base de razonamiento o una guía de acción o comportamiento”.[lxix][69] Los principios, por tanto, son leyes de la conducta humana que no cambian, que no varían. Los principios nunca cambian. Una norma, por el otro lado, es la aplicación de un principio a una situación inmediata o contextual. Las normas pueden (y lo hacen) cambiar, así como las circunstancias que las requirieron pueden cambiar.
Que el vegetarianismo no es un principio para Elena G. de White es claro por su declaración de que:
Nunca he sentido que fuera mi deber decir que nadie debe probar la carne bajo ninguna circunstancia. Decir esto… sería llevar las cosas a los extremos. Nunca he sentido que fuera mi deber hacer declaraciones categóricas.[lxx][70]
Sin duda, esta fue una de las razones principales por la que la sra. White rehusó continuar con la idea de hacer del vegetarianismo una prueba de “discipulado” promovido por algunos de los hermanos.[lxxi][71] Por otro lado, al reconocer que “la carne de cerdo fue prohibida por Jesucristo envuelto en la nube” durante el éxodo, Elena G. de White declara en forma enfática en 1889 que incluso el comer cerdo “no es una cuestión de prueba”.[lxxii][72]
Mientras escribía a los colportores adventistas en el mismo manuscrito, dijo: “Aconsejo a todo colportor observador del sábado que evite el consumo de carne, no porque sea un pecado comer carne, sino porque no es saludable”.
Es obvio que el vegetarianismo no era un principio en los días de Cristo o en el tiempo de los patriarcas o profetas de la Escritura, porque todos consumieron carne. La Pascua requirió el consumo de cordero –y esto por orden divina. Cristo y sus discípulos consumieron pescado en Galilea más de una vez –y al hacerlo ninguno de ellos violó un principio, y ninguno de ellos cometió por tanto un pecado.
El vegetarianismo para Elena G. de White era una norma, basada en al menos dos principios: (1) “Preservar la mejor salud”,[lxxiii][73] y (2) “consumir el alimento más nutritivo”,[lxxiv][74] haciendo lo mejor posible, bajo cualquier circunstancia, para promover la vida, la salud y la fuerza.
Ahora bien, Elena G. de White aplicó aquellos principios en una inspirada declaración normativa que rige “en los países donde abundan las frutas, los cereales y las nueces”. En esos lugares, dice claramente: “la carne no es el alimento adecuado para el pueblo de Dios”.[lxxv][75]
Elena G. de White no es nuestro criterio
Una de las cosas más sensibles que escribiera Elena G. de White alguna vez sobre el tema de la reforma pro salud fue lo siguiente:
Los que entienden debidamente las leyes de la salud y que se dejan dirigir por los buenos principios, evitan los extremos, y no incurren en la licencia ni en la restricción. Escogen su alimento no meramente para agradar al paladar, sino para reconstituir el cuerpo. Procuran conservar todas sus facultades en la mejor condición posible para prestar el mayor servicio a Dios y a los hombres...
En la reforma alimenticia hay verdadero sentido común.
El asunto debe ser estudiado con amplitud y profundidad, y nadie debe criticar a los demás porque sus prácticas no armonicen del todo con las propias. Es imposible [en cuestiones de dieta] prescribir una regla invariable para regular los hábitos de cada cual, y nadie debe erigirse en juez de los demás.[lxxvi][76]
No sólo que Elena G. de White no deseaba ser un criterio para los miembros de iglesia, sino que tampoco quería ser un criterio para los miembros de su familia inmediata (“No me erijo en un criterio para ellos”).[lxxvii][77]
Justo antes de que se iniciara la sesión de la Asociación General de 1901, Elena G. de White se reunió con un puñado de líderes denominacionales en la biblioteca del Colegio de Battle Creek, donde habló en relación con quienes hacían de ella su criterio para la práctica de una dieta. A continuación aparecen sus declaraciones como las registró Clarence C. Crisler, su secretario:
Cómo me ha dolido por las piedras que se arrojan en el camino con respecto a mí misma.
Les dirán,… “La hermana White consume queso, y por tanto estamos en libertad de comer queso”.
Pues bien, ¿quién les dijo que como queso?... Nunca he puesto queso en mi mesa.
Hubo, no obstante, una o dos veces que comí queso [desde que lo he abandonado]. Eso es diferente que hacer de eso una dieta, una cuestión completamente diferente…
Pero hubo una ocasión especial en Minneapolis donde… no pude conseguir nada, y que había unas pequeñas porciones de queso cortadas sobre la mesa, y estaban allí los hermanos, y uno de ellos me dijo, “Si usted come un poco de ese queso, cambiará la condición [¿de su apetito?]”, y lo hice. Tomé un poco de ese queso. No creo que lo haya hecho una segunda vez…
La hermana White no ha tenido carne en su casa o la ha cocinado en ninguna forma, o a cualquier carne muerta, por años y años.
Y aquí están [lo que] los reformadores de la salud [fanáticos dicen]: “ahora, ya les dije que la hermana White no come carne. Por tanto no deseo que ustedes coman carne, porque la hermana White no come carne”.
Bueno, no me interesa ni un poco algo como eso. Si no tienen un mejor argumento que el que yo sea la autoridad, –ustedes no dejaran de comer carne porque la hermana White no lo hace- no consideraré que su reforma pro salud valga siquiera un centavo.
Lo que deseo es que cada uno de ustedes mantenga su dignidad individual ante Dios, en su consagración personal a Dios, que el cuerpo-templo sea dedicado a Dios. “Cualquiera que destruya el templo de Dios, Dios le destruirá al tal”. Ahora, pues, deseo que piensen en esas cosas, y no hagan de ningún ser humano su criterio.[lxxviii][78]
La importancia de la perspectiva histórica
Elena G. de White necesita ser considerada oponiéndose a las tendencias de su época, ¡no las nuestras! Las condiciones en su época eran bastante diferentes que las actuales.
Muchas facilidades que asumimos hoy como comunes, como la heladera y el uso de comidas congeladas para preservar frutas, vegetales y otras comidas perecederas, eran completamente desconocidas en su época. En sus días las frutas y los vegetales estaban disponibles sólo en la estación. La mayor parte del año la producción fresca simplemente no existía, así que uno consumía carne o no comía en absoluto. El consumo de carne era, por tanto, más común (y por lo general más necesario) en el tiempo de Elena G. de White que en el nuestro –al menos en los países más desarrollados.
Algo más que es importante recordar es que Elena G. de White nunca eliminó el consumo de carne como un artículo de la dieta para nadie hasta que hubo un sustituto nutricional adecuado y disponible para que ocupara su lugar.[lxxix][79] Los alimentos para desayuno con cereales secos no se desarrollaron y vendieron hasta mediados de la década de 1890. La manteca de maní, otra excelente fuente de proteína, tampoco se inventó hasta mediados de la década de 1890.[lxxx][80] Por tanto, había a menudo más razón –debido a la gran pobreza- para el consumo de carne en la gente de sus días que la que hay para nosotros hoy en día.
Conclusión
Elena G. de White tuvo que enfrentar acusaciones contra su integridad durante su vida. Hay acusaciones actuales similares contra ella que no son nuevas ni sorprendentes cuando uno examina los hechos. Poco después que terminó el siglo fue acusada de hipocresía (incluso de duplicidad) al promover públicamente el vegetarianismo entre sus hermanos miembros de iglesia mientras que continuaba (según se la acusaba) secretamente una dieta de carne. Tales acusaciones son, como se ha demostrado, injustificadas y sin fundamento.
Para lograr una comprensión apropiada de las acusaciones levantadas contra la integridad de Elena G. de White, uno debe verlas desde una perspectiva más amplia; desde los objetivos y metodologías de Satanás en los últimos días según lo reveló Elena G. de White en 1890. Ella dijo que “el último engaño” de Satanás sería destruir la credibilidad en ella, y crear un odio “satánico” contra sus escritos.[lxxxi][81]
El caso en contra de la integridad de Elena G. de White, hasta donde lo ha revelado la investigación a la fecha, es todavía infundando y no se puede probar, como ocurrió durante la vida del profeta.
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Todos los derechos reservados
[i][1] D. M. Canright, Life of Mrs. E. G. White [La vida de la Sra. Elena G. de White](Cincinnati: Standard Publishing Company, 1919), 289.
[ii][2] Carta de Frances E. Bolton a la Sra. E. C. Slauson, 30 de diciembre de 1914; citado en The Fannie Bolton Story: A Collection of Source Documents [La historia de Fannie Bolton: Collección de documentos] (Patrimonio de Elena G. de White, abril de 1982), 109. (De aquí en más citado como Fannie Bolton Story).
[iii][3] Ibíd., 109, 110.
[iv][4] D. M. Canright, “My Remembrance of Elder White” [Mis recuerdos del pastor White], Review and Herald, 30 de agosto de 1881, 153. (de ahora en más citado como RH).
[v][5] Carta de George B. Starr a W. C. White, 30 de agosto de 1933; citado en Fannie Bolton Store, 118, 119.
[vi][6] Carta de W. C. White a George B. Starr, 24 de agosto de 1933; citado en Ibíd., 119.
[vii][7] Ibíd., 119, 120.
[viii][8] Cf. “D. M. Canright”, Seventh-day Adventist Enciclopedia [Enciclopedia Adventista del Séptimo Día], edición revisada 1976, 230, 231 (de aquí en más citada como SDAE); y Carrie Johnson, I Was Canright’s Secretary [Yo fue la secretaria de Canright] (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1971).
[ix][9] Cf. Fannie Bolton Story y “Fannie Bolton and Her Witness –True and False” [Fannie Bolton y su testimonio –Verdadero y falso], en Arthur L. White, The Australian Years [Los años en Australia] (Washington, D. C.: Review and Herald Publishing Association, 1983), 237-250.
[x][10] Jaime White, “Western Tour” [Viaje al oeste], RH, 8 de noviembre de 1870, 165; cf. también Dores Robinson, The Story of our Health Message [La historia de nuestro mensaje de salud] (Nashville, Tennessee: Southern Publishing Association, 1965), 65-70.
[xi][11] RH, 8 de octubre de 1867; citado en Consejos sobre el régimen alimenticio, 577, párrafo 1. (Citado de ahora en más como CRA).
[xii][12] Jaime White, Life Incidents in Connection With the Great Advent Movement as Illustrated by the Three Angels of Revelation XIV [Incidentes en relación con el gran movimiento adventista ilustrados por los tres ángeles de Apocalipsis 14] (Battle Creek, Michigan: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1868), 273.
[xiii][13] Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], 9:158 (de ahora en más citado como 1T, 2T, etc.).
[xiv][14] Spiritual Gifts [Dones espirituales], 4:153, 154 [1864] (de ahora en más citado como 1SG, 2SG, etc.).
[xv][15] 2T 371, 372.
[xvi][16] Carta 83 (15 de julio), 1901; citado en CRA 584, párrafo 10.
[xvii][17] 4SG, 153.
[xviii][18] Carta 83 (15 de julio), 1901; citado en CRA 584, párrafo 10.
[xix][19] 1T 206, 207.
[xx][20] Manuscrito 29, 1897; citado en CRA 592, 593, párrafo 24.
[xxi][21] General Conference Bulletin [Boletín de la Asociación General], 12 de abril de 1901; citado en CRA 578, párrafo 2.
[xxii][22] Manuscrito 50, 1904; citado en CRA 578, párrafo 3.
[xxiii][23] Carta 83 (15 de julio), 1901; citado en CRA 584, párrafo 10.
[xxiv][24] 2T 371; citado en CRA 580, párrafo 5.
[xxv][25] 4SG 154.
[xxvi][26] 9T 159; cf. también Manuscrito 50, 1904; citado en CRA 578, párrafo 3.
[xxvii][27] 2T 371, 372; véase CRA 580, 581.
[xxviii][28] 4SG 153.
[xxix][29] Carta 5 (25 de mayo), 1869.
[xxx][30] 2T 371; citado en CRA 580, párrafo 5.
[xxxi][31] Christian Temperance and Bible Higiene, 117, 118 (1890; de aquí en más citado como CTBH); citado en CRA 472, párrafo 699.
[xxxii][32] Carta 83 (15 de julio), 1901; citado en CRA 585, párrafo 10.
[xxxiii][33] Manuscrito 11, 1873.
[xxxiv][34] Manuscrito 12, 1873.
[xxxv][35] Carta 63 (26 de diciembre), 1878.
[xxxvi][36] Carta 76 (6 de junio), 1895.
[xxxvii][37] Carta 29 (17 de enero), 1904.
[xxxviii][38] 2T 370; CRA 296.
[xxxix][39] Citado por Arturo L. White en una carta a Anna Frazier, 18 diciembre de 1935.
[xl][40] Carta 19c (enero), 1892.
[xli][41] Carta 12 (15 de febrero), 1874.
[xlii][42] Youth’s Instructor, 31 de mayo de 1894; citado en CRA 472, párrafo 700. (De ahora en más citado como YI).
[xliii][43] Carta 76 (6 de junio), 1895.
[xliv][44] CTBH 117, 118 (1890); citado en CRA 471, 472, párrafo 699.
[xlv][45] Carta 54 (10 de julio), 1896; citada en CRA 343, 344, párrafo 434.
[xlvi][46] Ibíd.
[xlvii][47] Carta 231 (11 de julio), 1905; citada en CRA 345, párrafo 435.
[xlviii][48] Carta 11a (19 de febrero), 1884.
[xlix][49] Carta 76 (6 de junio), 1895 (se publicó una parte de esta carta en CRA 586, párrafo 12).
[l][50] Carta 50 (5 de febrero), 1908; citado en CRA 591, párrafo 23.
[li][51] Carta 16 (31 de mayo), 1882.
[lii][52] “Littlejohn, Wolcott Hackley”; SDAE (edición rev.), 794.
[liii][53] Por un estudio profundo y excelente sobre este aspecto, véase la monografía de Ron Graybill, The Development of Adventist Thinking on Clean and Unclean Meats [El desarrollo del pensamiento adventista sobre las carnes limpias e inmundas] (Patrimonio White, 1981).
[liv][54] “Scripture Questions. Answered by W. H. Littlejohn” [Preguntas de las Escrituras. Respuesta de W. H. Littlejohn], RH, 14 de agosto de 1883, 522.
[lv][55] Carta 13 (24 de abril), 1876.
[lvi][56] Carta 76 (6 de junio), 1895.
[lvii][57] Carta 149 (6 de agosto), 1895.
[lviii][58] Carta 128 (9 de julio), 1896.
[lix][59] Carta 59 (26 de julio), 1898 [véase parte en CRA 493, 494, párrafo 722].
[lx][60] El ministerio de curación, 242 (citado en adelante como MC).
[lxi][61] Por “abstemios”, W. C. White se estaba refiriendo obviamente a la abstinencia completa de alimentos a base de carne, no a la abstinencia total del alcohol.
[lxii][62] Carta 99 (8 de enero), 1894.
[lxiii][63] Manuscrito 50, 1904; citado en CRA 578, párrafo 3.
[lxiv][64] Manuscrito 29, 1897; citado en CRA 593, párrafo 24.
[lxv][65] 2T 372.
[lxvi][66] Carta 50 (5 de febrero), 1908; citado en CRA 590, 591, párrafo 23.
[lxvii][67] 9T 159; citado en CRA 594, párrafo 27.
[lxviii][68] T. Housel Jemison, A Prophet Among You [Un profeta entre vosotros] (Mountain View, California: Pacific Press Publishing Association, 1955), 445.
[lxix][69] Oxford American Dictionary, edición de 1980.
[lxx][70] Carta 76 (6 de junio), 1895; citada en CRA 556, párrafo 796.
[lxxi][71] 9T 159.
[lxxii][72] Manuscrito 15, 1889. Véase otra declaración en contra de hacer de la cría de cerdo o de comer cerdo “en ningún sentido, en una prueba para pertenecer a la comunidad cristiana”, 2MS 389.
[lxxiii][73] YI, 31 de mayo de 1894; citado en CRA 472, párrafo 700.
[lxxiv][74] 9T 163.
[lxxv][75] 9T 159.
[lxxvi][76] MC 246.
[lxxvii][77] Carta 127 (18 de enero), 1904; citado en CRA 590, párrafo 22.
[lxxviii][78] Manuscrito 43a, 1901; un transcripción verbal de Clarence C. Crisler, el secretario personal de la sra. White. (Por otros manuscritos con leves variantes, comparar Manuscritos 43, 43bI, 43bII y 43bIII.)
[lxxix][79] MC 244.
[lxxx][80] Richard William Schwarz, John Harvey Kellogg: American Health Reformer [John Harvey Kellogg: un reformador en pro de la salud estadounidense] (Tesis doctoral, Ph.D., Universidad de Michigan, Ann Arbor, 1964), p. 283.
[lxxxi][81] 1SM 54, 55.
Una explicación de las decisiones para la revisión de 1911
[El conflicto de los siglos, en su forma aumentada, fue publicada a comienzos del verano de 1888. Elena G. de White suministró placas de impresión idénticas para las editoriales Review and Herald y Pacific Press. Después del establecimiento de la Southern Publishing Association, también se le proveyó con placas. Todas estas casas editoras imprimieron los libros hasta 1907, cuando fue necesario arreglar algunas de las placas dañadas seriamente. En ese momento, se arreglaron de nuevo algunas ilustraciones. Pocos años después se vio que las placas de impresión dañadas debían ser reemplazadas por nuevas y que el tipo de los libros debía volver a fijarse. Como lo explica la Sra. White en la página 12, fue esto lo que la llevó a planificar una ligera revisión del libro. Fue algo natural que cualquier cambio en el texto de un libro de Elena G. de White, que hacía tiempo que estaba en circulación, provocara una discusión sobre inspiración y la forma en que ésta se consideró en el libro en cuestión. Las declaraciones que se presentan en este documento suministran la información dada en el momento en que la nueva edición de El conflicto de los siglos apareció en 1911.- Arturo L. White]
Una declaración de aprobación de Elena G. de White
Ayer y nuevamente esta mañana, leí la carta escrita por W. C. White a nuestros agentes de la Misión General, y su carta a los miembros de nuestra Comisión de Publicaciones, en relación con la nueva edición de El conflicto de los siglos.
Y ahora deseo decirle que lo que él escribió en relación con mis deseos, decisiones e instrucciones sobre la obra, es una declaración verdadera y correcta. (Firmado) Elena G. de White –Carta 57, 1911. (Escrita en St. Helena, California, 27 de julio de 1911).
El conflicto de los siglos
(Declaración hecha por W. C. White ante el Concilio de la Asociación General, 30 de octubre de 1911)
Dirigiéndose al concilio, el pastor W. C. White dijo:
Es con gran placer como os presento esta declaración con respecto a la última edición inglesa de El conflicto de los siglos.
Hace más o menos dos años se nos dijo que las planchas de electrotipo de este libro, que han estado en uso en la Pacific Press, en la Review and Herald y en la Sociedad Internacional de Tratados (Londres), estaban tan gastadas que el libro debía recomponerse y que debían prepararse nuevas planchas. Esta obra se ha hecho en la Pacific Press. Se prepararon cuatro series de planchas: una para cada una de nuestras oficinas: la de Washington, la de Mountain View, la de Nashville y la de Watford.
En carta que envié a los gerentes de nuestras casas editoras, escribí lo siguiente, el 24 de julio de 1911: [Esta misma carta fue dirigida a “Nuestros agentes misioneros generales”].
“Después de pedir el consejo de los ministros, colportores y otros amigos del libro, pensamos que era conveniente recomponer el texto de tal manera que la nueva edición correspondiera tan exactamente como fuera posible con la antigua. Y aunque no pudimos usar exactamente el mismo tipo, el texto se distribuye casi igual página por página, como los capítulos similares de la antigua edición.
“El cambio más notable hecho en la nueva edición es la mejora en las ilustraciones. Cada uno de los cuarenta y dos capítulos, junto con el prefacio, la introducción, el índice y la lista de ilustraciones, tiene una hermosa ilustración como encabezamiento; y han sido introducidas diez páginas de ilustraciones de página entera, para reemplazar a las que resultaban menos atractivas.
“El apéndice de trece notas de la antigua edición, que ocupaba trece páginas, ha sido reemplazado por uno que contiene treinta y una notas que ocupan doce páginas. Casi todas éstas son notas de referencias, calculadas para ayudar al lector estudioso a hallar pruebas históricas de las declaraciones hechas en el libro.
“Las notas biográficas han sido omitidas, y el índice general ha sido ampliado de doce a veinticuatro páginas, lo cual facilita mucho localizar los pasajes deseados.
“En el cuerpo del libro, la mejora más notable es la introducción de referencias históricas. En la antigua edición se daban setecientas referencias bíblicas, pero solamente en unos pocos casos se incluía alguna referencia histórica a las autoridades mencionadas o referidas. En la nueva edición el lector encontrará más de cuatrocientas referencias de ochenta y cuatro autores y autoridades.
“Cuando le presentamos a mi madre el pedido de algunos de los colportores, en el sentido de que en la nueva edición debían darse no solamente referencias bíblicas, sino también referencias de los historiadores citados, ella nos instruyó a buscar e insertar las referencias históricas. También nos instruyó para que verificáramos las referencias y corrigiésemos cualquier inexactitud que encontrásemos; y donde se hacían citas de pasajes que habían sido traducidos en forma diferente por distintos traductores, que usáramos la traducción que resultara más correcta y auténtica.
“La búsqueda de los diversos pasajes citados de historiadores ha sido una tarea ardua, y la verificación de los pasajes citados nos ha inducido a hacer algunos cambios en la fraseología del texto. Esto se nota especialmente en las citas de History of the Reformation [Historia de la Reforma], de J. Merle D'Aubigné. Se encontró que había seis o más traducciones al inglés, norteamericanas y británicas, que diferían mucho en su texto, aunque eran casi idénticas en pensamiento; y en la antigua edición de El conflicto de los siglos se habían usado tres de las mismas, de acuerdo con la claridad y la belleza del lenguaje. Pero descubrimos que solamente una de estas muchas traducciones había sido aprobada por el autor, y ésta es la que ha empleado la Sociedad Americana de Tratados en sus últimas ediciones. Por lo tanto, las citas de D'Aubigné en esta edición de El conflicto de los siglos se han citado de acuerdo con esta traducción aprobada.
“En unos pocos casos, se han usado algunas citas de historiadores, predicadores y escritores modernos en lugar de otros antiguos, porque tienen más fuerza o porque no hemos podido encontrar la procedencia de las anteriores. En cada lugar en que hubo un cambio semejante, mi madre ha examinado detenidamente la sustitución propuesta, y la ha aprobado.
“Hallaréis que se han hecho cambios de esta naturaleza en las pp. 273, 277, 306-308, 334-335, 387, 547, 580-581 [en inglés].
“Hay todavía algunos puntos o citas en el libro que hasta aquí nos ha sido imposible encontrar. Afortunadamente, se relacionan con asuntos acerca de los cuales no hay probabilidad de que haya seria discusión.
“En materia de ortografía, puntuación y mayúsculas, se han introducido cambios para darle a este libro un estilo uniforme y acorde con los otros volúmenes de esta serie.
“En ocho o diez lugares, se han cambiado referencias relativas a tiempo por el lapso que ha transcurrido desde que el libro fuera publicado por primera vez.
“En varios lugares, se han cambiado formas de expresión para evitar que se produjeran ofensas innecesarias. Un ejemplo de esto se encontrará en el cambio de la palabra ‘Romish’ [romano] por ‘Roman’ [romano] o ‘Roman Catholic’ [Católico Romano]. En dos lugares la frase ‘divinidad de Cristo’ se cambió por la de ‘deidad de Cristo. Y las palabras ‘tolerancia religiosa’ han sido cambiadas por las de ‘libertad religiosa’.
“Las declaraciones hechas en las páginas 285-287 [en inglés] con relación al proceder de la Asamblea [Nacional Francesa], en sus decretos blasfemos contra la religión y la Biblia, se han redactado de tal manera que muestren que dicha Asamblea hizo a un lado o trató de anular, y luego restauró, no solamente la Biblia sino también lo relacionado a Dios y a su culto.
“En la nueva edición, el surgimiento del papado en el año 538, y su caída en 1798, se los denomina como su ‘supremacía’ y ‘caída’, en lugar de ‘establecimiento’ y ‘abolición’, como en la edición antigua.
“En cada uno de estos lugares la autora ha considerado y aprobado la forma más exacta de expresión.
“En las páginas 50, 563, 564, 580-581 [en inglés], y en unos pocos lugares adicionales donde había declaraciones referentes al papado que los católicos discuten fuertemente, y que son difíciles de probar en fuentes históricas accesibles, las palabras usadas en la nueva edición han sido cambiadas, para que las declaraciones estén de acuerdo con la evidencia que pueda obtenerse fácilmente.
“Con respecto a estos pasajes y a otros similares, que pueden despertar controversias agudas y no provechosas, mi madre a menudo ha dicho: ‘Lo que he escrito con respecto a la arrogancia y a las pretensiones del papado es cierto. Muchas de las evidencias históricas relativas a estos hechos han sido destruidas a propósito; sin embargo, para que el libro sea del mayor beneficio para católicos y para otros, y para que puedan evitarse innecesarias controversias, es mejor que todos los párrafos relativos a declaraciones del papa y pretensiones del papado, se expresen en forma tan moderada que sea fácil y claro poder probarlas por las historias aceptadas que están al alcance de nuestros ministros y estudiantes".
“Si oís informes de que alguno de los trabajos hechos sobre esta última edición fue hecho en contra del deseo de mi madre o sin su conocimiento, podéis estar seguros de que tales informes son falsos, e indignos de alguna consideración”.
Se leyeron y compararon pasajes de la edición antigua y la nueva para ilustrar la declaración leída, tomándose estos pasajes de la carta del 24 de julio escrita por el que habla. Entonces el hermano White dijo:
Desde que se publicó esta nueva edición, mi madre ha expresado gran placer al reexaminar y leer todo el libro. Día tras día, cuando la visitaba por la mañana, ella hablaba de él, afirmando que le gustaba leer de nuevo el libro, y que estaba contenta de que la tarea que se había hecho, para que esta edición sea tan perfecta como fuera posible, se hubiera terminado mientras ella aún vivía y así podía dirigir lo que se hacía.
Mi madre nunca pretendió ser una autoridad en historia. Las cosas que ella ha escrito son descripciones de imágenes rápidas y otras representaciones que le fueron dadas con respecto a los hechos de estos hombres y a la influencia de estas acciones en la obra de Dios para la salvación de los hombres, con referencia al pasado, al presente y a la historia futura en su relación con esta obra. En la redacción de estas visiones ella ha hecho uso de buenas y claras declaraciones históricas para hacer comprensible al lector las cosas que estaba tratando de presentar. Cuando yo era apenas un muchacho, la oí que le leía a mi padre History of the Reformation [Historia de la Reforma] de D'Aubigné. Ella le leyó a él una gran parte, si no la totalidad de los cinco volúmenes. Leyó también otras historias de la Reforma. Esto la ayudó a localizar y describir muchos de los acontecimientos y movimientos que le fueron presentados en la visión. En cierta forma esto es parecido a la manera en que el estudio de la Biblia la ayuda a localizar y describir las muchas representaciones figuradas que le son dadas del desarrollo del gran conflicto entre la verdad y el error en nuestros días.
Mi madre nunca ha pretendido inspiración verbal (véase la Introducción a El conflicto de los siglos, pp. 7-10), y no encuentro que mi padre, o los pastores Bates, Andrews, Smith, o Waggoner, hayan hecho esa declaración. Si hubo inspiración verbal al escribir sus manuscritos, ¿por qué se tomaría la tarea de adicionar y adaptar? Es un hecho que mi madre a menudo toma uno de sus manuscritos, y lo revisa cuidadosamente, haciendo adiciones y desarrollando aun más algún pensamiento.
La primera edición de este libro se publicó en California en 1884. Cuando se imprimió Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], tomo 3, hubo algunos asuntos que no fueron incluidos. Una porción de
este material fue impresa en forma de folleto y puesto en circulación; y se esperaba que mi madre procediera inmediatamente a aumentar este material y a publicarlo en forma del tomo 4. Antes de la muerte de mi padre él había anunciado el tomo 4 del libro Spirit of Prophecy.
Cuando mi madre preparó el tomo 4, tanto ella como los que habían de trabajar en su publicación tenían en mente el cumplimiento del plan de mi padre. También creíamos que se había escrito para el pueblo adventista de los Estados Unidos. Por lo tanto, el texto fue reducido con mucha dificultad, de manera que este volumen apareciera aproximadamente del mismo tamaño que los otros tomos de la serie.
Más adelante cuando se halló que el libro podía venderse a todo el pueblo, los editores tomaron las planchas y prepararon una edición en papel de mayor tamaño. Se insertaron ilustraciones, y se hizo el experimento de vender el libro a $ 1,50 (dólar).
En 1885 mi madre y yo fuimos enviados a Europa, y allí surgió la inquietud de traducirlo a los idiomas alemán, francés, danés y sueco. Cuando mi madre consideraba esta propuesta, decidió hacer algunas adiciones al texto.
El contacto que tuvo mi madre con el pueblo de Europa trajo a su mente detalles de cosas que había visto y que le habían sido presentadas en visión durante los años anteriores, algunos de los cuales le fueron mostrados dos o tres veces, y otras escenas, mayor cantidad de veces. El que ella pudiera ver lugares históricos y su contacto con las personas refrescó su memoria con respecto a estas cosas, y por lo tanto deseó añadir mucho material al libro. Esto se hizo, y se prepararon los manuscritos para la traducción.
Después de nuestro regreso a los Estados Unidos, se hizo otra nueva edición muy ampliada. En dicha edición no se incluyeron algunos de los puntos presentados en la primera edición inglesa. La razón de estos cambios se halla en el hecho de que la nueva edición tenía el propósito de ser mundialmente distribuida.
En su ministerio público mi madre demostró capacidad para seleccionar el material del almacén de la verdad y presentar el que fuera adecuado a las necesidades de las congregaciones que estaban delante de ella; y siempre pensó que, en la selección del material para la publicación de sus libros, debía mostrarse el mejor criterio al escoger lo que fuera más adecuado a las necesidades de los que los leyeran.
Por lo tanto, cuando se presentó la nueva edición de El conflicto de los siglos en 1888, no se incluyeron aproximadamente 20 páginas de material en cierto lugar cuatro o cinco que resultaron muy instructivas para los adventistas de los Estados Unidos, pero que no eran apropiadas para lectores de otras partes del mundo.
Una gran parte de la investigación hecha para encontrar las declaraciones históricas usadas en las nuevas ediciones norteamericanas y europeas de El conflicto de los siglos, se hizo en Basilea, donde teníamos acceso a la gran biblioteca del pastor Andrews, y donde los traductores tenían acceso a las bibliotecas de las universidades.
Cuando empezamos con la tarea de revisar este material con el propósito de dar las referencias históricas, hubo ciertas citas que no pudimos encontrar. En algunos casos se encontraron otras declaraciones que hacían claro el mismo punto en otros historiadores. Estas se hallaban en libros accesibles en muchas bibliotecas públicas. Cuando le llamamos la atención a mi madre a citas que no podíamos encontrar, y le mostramos que había otros párrafos que hallamos, que presentaban el mismo pensamiento, ella decía: “Usen el material del cual pueda darse una referencia, de manera que el lector de los libros, si desea hacerlo, pueda ir a la fuente y hallarlo”. De esa manera algunos datos históricos han sido sustituidos.
Ahora bien, con respecto a la declaración de que algunas personas en Washington, u hombres de la Junta de la Asociación General, han estado haciendo esto o lo otro, correcto o incorrecto, en relación con este libro, es importante que tengáis una declaración clara de los hechos sobre este asunto.
Nuestros hermanos de Washington y de Mountain View han hecho solamente lo que les hemos pedido que hicieran. Como se declaró al comienzo, pedimos consejo a los hombres del Departamento de Publicaciones, a los agentes de colportaje del Estado y a miembros de las comisiones de publicaciones, no solamente de Washington sino también de California, y les he pedido que tengan la bondad de llamarnos la atención a cualquier pasaje que necesitara ser considerado en relación con la recomposición del libro.
Cuando se señaló el hecho de que algunas de las referencias históricas eran puestas en tela de juicio y desafiadas, les pedimos que nos dieran una declaración escrita que nos ayudara en nuestra investigación. Hicieron lo que les hemos pedido y nada más. Todas las decisiones en cuanto a lo que debía cambiarse, y a lo que debía imprimirse, palabra por palabra, de la antigua edición, fueron hechas en la oficina de mi madre, por personas empleadas por ella y que trabajaban bajo su dirección. Por lo tanto, no hay motivo para que alguno diga una palabra en contra de los hombres de la Junta de la Asociación General o de los escritores de Washington, o contra el libro, por algo que hubiera sido hecho por los hermanos de Washington o de cualquier otra parte en relación con este libro.
Estamos muy agradecidos a nuestros hermanos de Washington, y a muchos otros, por los laboriosos y fieles trabajos que han hecho en forma bondadosa para señalar los pasajes que se prestaran a discusión por católicos u otros críticos. También estábamos profundamente agradecidos a nuestros hermanos de Inglaterra y del continente, así como a los hermanos de Boston, Nueva York y Chicago, por ayudarnos a encontrar en las grandes bibliotecas, y a verificar, las citas que eran difíciles de localizar. Ellos han hecho este trabajo por pedido nuestro, y para ayudarnos en lo que nosotros pensábamos que debía hacerse. El uso hecho de los resultados de esta investigación, se ve en las referencias históricas que figuran al pie de la página y en el Apéndice.
El Apéndice del libro anterior, como recordaréis, era en parte explicativo, en parte argumentativo, y en parte apologético; pero no nos pareció que tales notas seguían siendo necesarias, y las 31 notas de la nueva edición son mayormente documentación de declaraciones históricas que muestran lo correcto de lo que se dice en el libro. Dejamos aquello que sería de valor para el lector estudioso, a fin de que tuviera estas referencias para las declaraciones de historiadores bien conocidos”. –W. C. White, 24 de julio, 1911.
Copia de una carta escrita por el pastor W. C. White
(Escrita desde el Sanatorio, California, 25 de julio de 1911, a los miembros de la Comisión de Publicaciones.)
Queridos hermanos: En la carta que incluyo, escrita a nuestros agentes misioneros del Estado, he hecho una breve declaración en cuanto a cambios que aparecen en la nueva edición de El conflicto de los siglos.
Un estudio de estos cambios podría hacer surgir la siguiente pregunta: “¿Tiene la Hna. White la autoridad y el derecho de hacer cambios en los escritos que ella ha publicado, tanto sea añadiendo u omitiendo, o haciendo cambios de cualquier naturaleza en la forma de expresión, la manera de describir, o el diseño de la argumentación?”
La simple explicación de algunos hechos relativos a la redacción de sus libros, y a la ampliación y el desarrollo de la historia del gran conflicto entre Cristo y Satanás, puede por sí misma constituir una respuesta a esta pregunta.
Generalmente se admite que en los discursos de la hermana White, presentados al público, ella hace uso de gran libertad y sabiduría en la selección de pruebas e ilustraciones, para hacer que las verdades reveladas en su visión resulten claras y evidentes en su presentación. También, el hecho de que seleccione hechos y argumentos que se adapten al auditorio a quien se dirige. Esto es esencial para lograr los mejores resultados con su discurso.
Y ella siempre ha creído y enseñado que era su deber usar la misma sabiduría que emplea en la selección de material para sus discursos, cuando elige y prepara material para sus libros.
Cuando mi madre estaba escribiendo El conflicto de los siglos, tomo 4, de 1882-1884, fue instruida con respecto al plan general del libro. Se le reveló que debía presentar un bosquejo del conflicto entre Cristo y Satanás como se desarrolló en los primeros siglos de la era cristiana, y en la gran Reforma del siglo XVI, de tal manera que preparara la mente del lector para que comprendiese claramente el conflicto que se desarrolla en la actualidad.
Mientras mi madre estaba escribiendo este libro, muchas de las escenas le eran presentadas una y otra vez en forma repetida en visiones nocturnas. La visión de la liberación del pueblo de Dios, como se presenta en el capítulo 40, se le repitió tres veces; y en dos ocasiones, una vez en su casa en Healdsburg, [California] y una vez en el Sanatorio de Santa Elena, los miembros de su familia, que dormían en piezas vecinas, fueron despertados de su sueño por su clamor claro y musical: "¡Helos aquí! ¡Helos aquí!" (Véase El conflicto de los siglos, p. 694).
Varias veces pensamos que el manuscrito del libro estaba ya listo para que trabajara el impresor, y entonces una visión de algún detalle importante del conflicto le era repetido, y mi madre solía escribir de nuevo sobre el tema, presentando la descripción en forma más completa y clara. Así, la publicación se demoró, y el libro aumentó en tamaño.
Mi madre consideró este nuevo libro como una ampliación del tema que anteriormente se había publicado bajo el título de Spiritual Gifts [Dones espirituales], tomo 1 (1858), y que ahora se encuentra en Primeros escritos, pp. 210-295.
Y a pesar de la instrucción divina con respecto al diseño del libro, que lo ha hecho tan útil para el público en general, mi madre creía que estaba dirigido mayormente al pueblo adventista de los Estados Unidos. Posteriormente, al prepararlo para una difusión más amplia, ella omitió unas pocas partes que habían aparecido en una edición anterior. Se pueden encontrar ejemplos de esto en el capítulo titulado "Las asechanzas del enemigo", páginas 518-530 [en inglés] (El conflicto de los siglos, pp. 572-585). Presentaremos la historia de este capítulo.
En el libro Spiritual Gifts, volumen I, publicado en 1858, y que ahora constituye la última parte del libro Primeros escritos, hay 42 artículos. El número 32, titulado “La codicia”, tiene cuatro párrafos que abarcan tres páginas en el último libro, y que tratan principalmente los siguientes temas:
Satanás entrena a sus ángeles para que asechen al pueblo adventista.
Les dice que mantengan a la iglesia adormecida.
Los odiados observadores del sábado están sacando a la luz los temas de Satanás.
Satanás procura que los poseedores de tierras y dinero se consuman con cuidados.
Los induce a amar e idolatrar al mundo.
También procura que estas personas mantengan todos los recursos posibles dentro de sus filas [de las de Satanás].
Busca perturba las reuniones de los hijos de Dios y causar confusión.
Quiere destruir el amor de unos por otros.
Intenta desalentar y desanimar a sus ministros.
Procura que se coloque en ellos una disposición rencorosa que los lleve a dar con moderación.
Satanás conduce a todos a que sean indulgentes con sus vicios habituales.
Se regocija por la locura de aquellos que caen en sus lazos.
La experiencia de Judas es un ejemplo.
Cristo es deshonrado por medio de los actos de los cristianos.
Dios no se complace con el egoísmo.
Cada oportunidad debiera ser aprovechada para que se haga el bien unos a otros.
En este artículo, diez de los dieciséis temas mencionados se tratan en los primeros párrafos de 37 líneas.
En la edición de El conflicto de los siglos de 1884, volumen IV, este mismo tema, o parte de él, se trata bajo el encabezado “Las asechanzas del enemigo”, y abarca catorce páginas.
Los dos primeros temas se tratan en el primer párrafo de diez líneas. El tercer tema, relacionado con los observadores del sábado que sacan a luz temas de Satanás y su odio por ellos, se extiende para ocupar cinco párrafos.
Los temas 4 al 6 se aumentan a tres párrafos que ocupan toda una página.
El séptimo tema, en relación con los esfuerzos de Satanás para producir distracción en las reuniones del pueblo de Dios, se aumenta ocupando cuatro párrafos que abarcan casi dos páginas.
El tema 8 ocupa casi una página.
Luego se incluyen nuevos temas que tratan mayormente con doctrinas falsas que Satanás trata de introducir entre el pueblo de Dios. Esto ocupa unas ocho páginas hasta el final del capítulo.
El tratamiento que se le da a este capítulo, en el cual mi madre amplia los temas que se tratan brevemente en sus escritos anteriores, es una ilustración de la forma en que ella trata muchos de los temas que se le revelan en visión.
En sus primeras visiones, las vidas de los patriarcas, la misión y las enseñanzas de Cristo y sus discípulos, y cómo se desarrolló el conflicto en la iglesia de Cristo, desde su ascensión hasta nuestros días, le fueron presentados al principio en forma de bosquejo, y fueron redactados en artículos breves y abarcantes como los hallamos en Primeros escritos.
En años posteriores, un grupo de temas tras otro se le mostró en visión reiteradamente, y la revelación traía cada vez en forma más clara los detalles de todo el tema o de algunos de sus aspectos.
Consecuentemente mi madre escribió y publicó sus visiones del gran conflicto varias veces, y cada vez en forma más completa.
Lo que se publicó con respecto a la caída de Satanás, la caída del hombre, y el plan de salvación, en Primeros escritos, ocupó ocho páginas. Los mismos temas, que se publicaron en Patriarcas y profetas, ocuparon treinta páginas y de mayor tamaño.
Lo que se publicó en 1858 sobre la vida de Cristo, según se encuentra en Primeros escritos, ocupó 40 páginas. Lo mismo, según aparece publicado en 1878, ocupó más de 600 páginas de Spirit of Prophecy, tomos 2 y 3. Y como aparece ahora publicado en El Deseado de todas las gentes y en Palabras de vida del gran Maestro, ocupa más de mil páginas.
En El conflicto de los siglos, tomo 4, publicado en 1885, en el capítulo “Las asechanzas del enemigo”, hay tres páginas o más de material que no se usaron en las ediciones posteriores, las cuales se prepararon para ser vendidas por nuestros colportores al público en general. Es una lectura de las más excelentes e interesantes para los observadores del sábado, pues señala la obra que Satanás hará en persuadir a los ministros populares y a los miembros de iglesias para que consideren al domingo como día de reposo, y para que persigan a los observadores del sábado. [En forma concurrente se halla también en Testimonios para los ministros, pp. 480-483, edic. 1961; 472-475, edic. 1977.]
No se incluyó porque fuera menos verdadero en 1888 que en 1885, sino porque mi madre pensó que no era sabio decir estas cosas al público en general, a quien el libro sería vendido en los años futuros.
Con referencia a esto, y a otros pasajes de sus escritos que han sido admitidos en ediciones posteriores, a menudo ella dijo: “Estas declaraciones son verdad, y son útiles para nuestro pueblo; pero para el público en general, para quienes este libro se está ahora preparando, están fuera de lugar. Cristo dijo a sus discípulos: ‘Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar’. Y Cristo enseñó a sus discípulos a ser ‘prudentes como serpientes y sencillos como palomas’. Por lo tanto, como es más probable que más almas sean ganadas para Cristo mediante este libro sin este pasaje que con él, que sea omitido".
Con respecto a cambios en formas de expresión, mi madre ha dicho a menudo: “Las verdades esenciales deben ser presentadas claramente; pero hasta donde sea posible deben ser dichas con lenguaje que gane, más bien que con lenguaje ofensivo”.
Con respecto a pasajes que pueden despertar controversias agudas y no provechosas, mi madre ha dicho: “Todo lo que se dice en El conflicto de los siglos con respecto a la arrogancia y a las pretensiones del papado es cierto. Muchas de las evidencias históricas relativas a estos hechos han sido destruidas a propósito; sin embargo, para que el libro sea del mayor beneficio para católicos y para otros, y para que puedan evitarse innecesarias controversias, es mejor que todos los párrafos relativos a declaraciones del papa y pretensiones del papado, se expresen en forma tan moderada que sea fácil y claro poder probarlas por las historias aceptadas que están al alcance de nuestros ministros y estudiantes".
En armonía con esto, mi madre ha aprobado plenamente cada uno de los siguientes cambios:
Página 50. Edición antigua: “Aun más, el papa se arrogaba los mismos títulos de la Deidad. Se declara a sí mismo ‘Señor Dios el Papa’, asume infalibilidad y demanda que todos los hombres le rindan homenaje. Y así, la misma pretensión que sostuvo Satanás cuando tentó a Cristo en el desierto, la sostiene aún por medio de la iglesia de Roma, y muchos son los que están dispuestos a rendirle homenaje”.
La nueva edición: “Aun más, al papa se le han dado los títulos propios de la divinidad. Se le ha titulado ‘Señor Dios el Papa’ (véase el Apéndice), y se le ha declarado infalible. Exige que todos los hombres le rindan homenaje. La misma pretensión que sostuvo Satanás cuando tentó a Cristo en el desierto, la sostiene aún por medio de la iglesia de Roma, y muchos son los que están dispuestos a rendirle homenaje”.
(Al término de este pasaje en la nueva edición, que dice “Señor Dios el Papa”, se hace referencia al pie de la página para que el lector vaya a una nota en el Apéndice, en la que podrá ver cómo encontrar estas mismas palabras en el original en Latín en una glosa autorizada de la ley canónica romana.)
Página 234 (en relación a los judíos) edición antigua: “Libres de todo lazo terrenal y de todo interés humano”, etcétera.
La nueva edición: “Libres de lazo terrenal y de todo interés humano”, etcétera.
Página 235. Edición antigua: “Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban propósitos criminales y mortíferos”.
Nueva edición: “Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban a menudo propósitos criminales y mortíferos”.
Página 567. Edición antigua: “El hecho de que la iglesia asevere tener el derecho de perdonar pecados conduce a los romanistas a sentirse libres para pecar”, etcétera.
Nueva edición: “El hecho de que la iglesia asevere tener el derecho de perdonar pecados induce a los romanistas a sentirse libres para pecar”, etcétera.
Página 266. Edición antigua: “Los 1260 años de la supremacía papal comenzaron en el año 538 de J. C. y por lo tanto terminarían en 1798”.
Nueva edición: “Los 1260 años del dominio temporal del papa comenzaron en el año 538 de J. C. y debían terminar en 1798”.
Página 439. Antigua edición: “Este período, como fue indicado en capítulos anteriores, empezó con la supremacía del papado, en el año 538 de J. C., y terminó en 1798. En ese momento, cuando el papado fue abolido y el papa fue hecho prisionero por el ejército francés, el poder papal recibió su golpe mortal y quedó cumplida la predicción: ‘Si alguno lleva en cautiverio, al cautiverio irá’”.
Nueva edición: “Este período, como fue indicado en capítulos anteriores, empezó con la supremacía del papado, en el año 538 de J. C., y terminó en 1798. Entonces, el papa fue hecho prisionero por el ejército francés, el poder papal recibió su golpe mortal y quedó cumplida la predicción: ‘Si alguno lleva en cautiverio, al cautiverio irá’”.
Página 579. Edición antigua: “La herida mortal que le fue ocasionada se refiere a la abolición del papado en 1798”.
Nueva edición: “La herida mortal que le fue ocasionada se refiere a la caída del papado en 1798”.
Páginas 580, 581. Edición antigua: “Poco saben los protestantes lo que hacen cuando se proponen aceptar la ayuda de Roma en la obra de exaltar el domingo. Mientras que se los lleva a realizar su propósito, se ayuda a Roma a reestablecer su poder, recuperar su supremacía perdida. Dejad que la historia testifique de sus esfuerzos arteros y persistentes para insinuarse en los asuntos de las naciones; y obtener un asidero, para extender sus propios objetivos, incluso a riesgo de la ruina de príncipes y del pueblo. El romanismo abiertamente reclama que el papa ‘puede pronunciar sentencias y juicios en contra de los derechos de las naciones, de la ley de Dios y del hombre’.
“Y téngase presente que Roma se jacta de no variar jamás. Los principios de Gregorio VII y de Inocencio III son aún los principios de la iglesia católica romana; y si sólo tuviese el poder, los pondría en vigor con tanta fuerza hoy como en siglos pasados. Establézcase en los Estados Unidos el principio de que la iglesia puede emplear o dirigir el poder del estado; que las leyes civiles pueden hacer obligatorias las observancias religiosas; y el triunfo de Roma quedará asegurado en este país”.
Nueva edición: “La historia prueba lo astuta y persistente que es en sus esfuerzos por inmiscuirse en los asuntos de las naciones, y para favorecer sus propios fines, aun a costa de la ruina de príncipes y pueblos, una vez que logró entrar. En el año 1204, el papa Inocencio III arrancó de Pedro II, rey de Aragón, este juramento extraordinario: ‘Yo, Pedro, rey de los aragoneses, declaro y prometo ser siempre fiel y obediente a mi señor, el papa Inocencio, a sus sucesores católicos y a la iglesia romana, y conservar mi reino en su obediencia, defendiendo la religión católica y persiguiendo la perversidad herética’. Esto está en armonía con las pretensiones del pontífice romano con referencia al poder, de que ‘él tiene derecho de deponer emperadores’ y de que ‘puede desligar a los súbditos de la lealtad debida a gobernantes perversos’.
Y téngase presente que Roma se jacta de no variar jamás. Los principios de Gregorio VII y de Inocencio III son aún los principios de la iglesia católica romana; y si sólo tuviese el poder, los pondría en vigor con tanta fuerza hoy como en siglos pasados. Poco saben los protestantes lo que están haciendo al proponerse aceptar la ayuda de Roma en la tarea de exaltar el domingo. Mientras ellos tratan de realizar su propósito, Roma tiene su mira puesta en el restablecimiento de su poder, y tiende a recuperar su supremacía perdida. Establézcase en los Estados Unidos el principio de que la iglesia puede emplear o dirigir el poder del estado; que las leyes civiles pueden hacer obligatorias las observancias religiosas; en una palabra, que la autoridad de la iglesia con la del estado debe dominar las conciencias, y el triunfo de Roma quedará asegurado en este país”. –Carta de W. C. White, 25 de julio de 1911.
Una declaración de Elena G. de White respecto de la edición de El conflicto de los siglos de 1911
Hace pocos días recibí un ejemplar de la nueva edición del libro El conflicto de los siglos, recientemente impreso en Mountain View, y también un ejemplar similar impreso en Washington. El libro me agrada. He pasado muchas horas revisando sus páginas, y veo que las casas editoras han hecho un buen trabajo.
Aprecio el libro El conflicto de los siglos más que la plata y el oro, y deseo grandemente que llegue a poder del pueblo. Mientras escribía el manuscrito de El conflicto de los siglos, a menudo era consciente de la presencia de ángeles de Dios. Y muchas veces las escenas acerca de las cuales estaba escribiendo me eran presentadas de nuevo en visiones nocturnas, de manera que resultaban frescas y vívidas en mi mente.
Recientemente fue necesario que este libro fuera recompuesto, porque las planchas de electrotipo estaban muy gastadas. Me ha costado mucho que esto se hiciera, pero no me quejo, porque cualquiera sea el costo, aprecio esta nueva edición con gran satisfacción.
Ayer leí lo que W. C. White escribió recientemente a los agentes de colportaje y a los hombres responsables de nuestras casas editoras con respecto a esta última edición de El conflicto de los siglos, y creo que él ha presentado el asunto en forma correcta y bien.
Cuando supe que El conflicto de los siglos debía ser recompuesto, determiné que examinaríamos muy detenidamente todas las cosas, para ver si las verdades contenidas estaban presentadas de la mejor manera, para convencer a aquellos que no son de nuestra fe acerca de que el Señor me ha guiado y sostenido en la tarea de escribir sus páginas.
Como resultado del examen que hicieron de él nuestros ayudantes más experimentados, se han propuesto algunos cambios de palabras. He examinado cuidadosamente estos cambios, y los he aprobado. Estoy agradecida de que todavía vivo y tengo la fuerza y la claridad mental para ésta y para otras obras de carácter literario.
Mientras preparaba el libro Los hechos de los apóstoles, el Señor ha mantenido mi mente en perfecta paz. Este libro estará pronto listo para su impresión. Cuando este libro esté listo para ser publicado, si el Señor ve conveniente permitirme que descanse, diré amén, y amén. Si el Señor me alarga la vida, continuaré escribiendo y dando mi testimonio en la congregación del pueblo en la medida en que el Señor me dé fuerza y me guíe.
Hay ahora una gran obra por hacer para la salvación de las almas en nuestro país. Debe haber un despertar general por parte de nuestro pueblo, y hacerse esfuerzos renovados para llevar la luz de la verdad presente ante el mundo. En las ciudades, pueblos y poblados, de toda forma posible, hagan que la luz brille. Se necesitan misioneros en todas partes, y cientos de obreros de nuestras filas deben llevar adelante la luz de la verdad a aquellos que no la conocen. Los mensajeros de la verdad deben ser despertados plenamente. El
Señor les dice, “Dejen que la luz avance en advertencias y en abrir el camino y al explicar las Escrituras al pueblo”.
Día a día se nos abren oportunidades de oro para que nuestras publicaciones avancen como mensajeros silenciosos de la verdad. Que hombres y mujeres sean seleccionados para la obra del colportaje –no de los elementos inestables y descuidados, sino de aquellos que llevan la carga por la difusión del conocimiento de la verdad. En este tiempo se necesitan una visión entusiasta y habilidades consagradas. No hagan que éstos sientan que deben trabajar duro para obtener permiso para predicar. El Señor está llamando a obreros eficientes en muchas de las líneas de servicio. Si hay una labor más importante que otra, es la de poner ante el pueblo las publicaciones que les explicarán la Palabra de Dios.
Los padres deben tener en cuenta que sus hijos son constantemente asechados por la tentación. Recibirán fuerza para resistir la tentación si estudian con profundo interés de corazón los libros que contienen la luz de la verdad para este tiempo. Padres, no alienten a sus hijos a que lean la literatura que nos los ayudará espiritualmente. No los alienten a leer la historia de la vida de Cristo en forma de novela. Necesitamos que se haga una preparación sólida y decidida para el gran día de Dios.
Dios llama a que se haga obra misionera en nuestros hogares. Años han pasado a la eternidad sin que se haga la obra de la conversión que se podría haber realizado en nuestras familias. Muchos de nuestros jóvenes no están siendo entrenados para la obra que se necesita hacer. Deben dejar que la luz de la verdad brille continuamente en sus vidas. –Carta 56, 1911. (A F. M. Wilcox, 25 de julio de 1911, desde el Sanatorio, California)”.
Patrimonio de Elena G. de White
Washington, D. C.
Marzo de 1962. Mecanografiado nuevamente: Marzo de 1989.
CÓMO SE ESCRIBIERON LOS LIBROS DE ELENA DE WHITE
SERMONES DIRIGIDOS A LOS PROFESORES Y ESTUDIANTES EN LA ESCUELA BÍBLICA AVANZADA DE 1935, ANGWIN, CALIFORNIA
Por W. C. White
Parte I – 18 de junio, 1935
Tengo en mi mano izquierda un pequeño libro de 219 páginas. En este pequeño volumen se encuentra un breve resumen de “La gran controversia entre Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles”. Éste fue el primer intento de Elena G. de White por describir este conflicto como ocurrió en las vidas de los patriarcas, la vida de Cristo y sus apóstoles, y los héroes de la iglesia cristiana, así como también su desarrollo en los momentos finales de dicho conflicto. Este libro salió en 1858, unos setenta y siete años atrás.
En mi mano derecha, tengo cuatro grandes volúmenes, que cubren el mismo tema, y con la mayor parte de la historia mucho más ampliada. El título de tapa de esta serie es “Spirit of Prophecy” [Espíritu de Profecía]. El título interior es “La gran controversia entre Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles”. El primer volumen se imprimió en 1870, el segundo en 1877, el tercero en 1878 y el cuarto en 1884. Había 1750 páginas en estos cuatro volúmenes.
En el púlpito, ante mí, está la tercera serie y la última que contiene la última y más completa descripción de las revelaciones que se le dieron a Elena G. de White respecto a este extraordinario conflicto. Los cinco volúmenes de “La serie del Conflicto de los Siglos”, con El camino a Cristo, Palabras de vida del gran Maestro, y El discurso maestro de Jesucristo abarcan casi 4500 páginas.
Muchos que han leído estos libros y han encontrado en ellos instrucción oportuna y ayuda en su experiencia cristiana, desean conocer lo que podamos decirles acerca de la forma en que se escribieron. Primero debemos describir las características mecánicas del trabajo, y después hablar de su carácter espiritual.
El segundo volumen de Spiritual Gifts [Dones espirituales] fue publicado en 1860. Era una reseña biográfica de su Christian Experience, Views and Labors in Connection With the Rise and Progress of the Third Angel’s Message [Experiencia cristiana, visiones y trabajos en relación con el surgimiento y el progreso del mensaje del tercer ángel].
Después de la publicación del segundo volumen, escribió veintiún capítulos sobre la historia del Antiguo Testamento desde la creación al Éxodo y la entrega de la Ley de Dios en el Sinaí. Éstos se publicaron en el tercer volumen. También escribió dieciséis capítulos en 120 páginas sobre las experiencias de los israelitas desde el Sinaí hasta David y Salomón. Éstos, junto con un artículo sobre salud y una reimpresión de los Testimonios 1 al 10, formaron parte del cuarto volumen de Spiritual Gifts [Dones espirituales]. La mayoría de los escritos se prepararon en 1865 antes de hacer el viaje hacia el este que ocupó los últimos cinco meses del año. Los dos volúmenes se imprimieron en 1864.
En relación con la historia de la escritura y publicación de los primeros libros de Elena G. de White, es nuestra intención relacionar los incidentes conectados con su producción en forma bastante completa en nuestra serie de artículos que aparecerán en la Review. Por tanto, en lo que presentamos a ustedes hoy, comenzaremos desde el momento cuando mi memoria registra el trabajo.
La mayor parte de la escritura de estos cuatro libros [Spiritual Gifts, vols. I-IV] se realizó en Battle Creek en una pequeña casa en la calle Wood, frente al final oeste de la calle Champion. La familia White ocupó esta casa desde 1857 hasta 1863. Al comienzo mi madre escribía en el cuarto para las visitas que estaba en la esquina noroeste de la planta baja, un cuarto de unos 3 por 3,60 metros, con una ventana hacia el norte. Posteriormente, cuando se le hicieron adiciones a la casa, escribía en el primer piso, en el cuarto que da hacia el este, que tenía dos ventanas hacia el este.
El cuarto más grande con sus dos ventanas, que daba paso a la luz del sol matinal, era una delicia para ella, de beneficio para su salud y una bendición para su trabajo. Allí podía estar sola, y fuera del alcance de los ruidos del comedor y la cocina. Raramente usaba una mesa o escritorio común, más bien escribía sentada en una silla mecedora baja y pesada, con una tabla que tenía una bisagra para levantarla y usarla para apoyar el brazo derecho, y que servía como tabla de escritura.
Al regresar al hogar desde las oficinas de la Review and Herald, Jaime White recibía frecuentemente el saludo de su esposa con la siguiente declaración, “Jaime, quiero que oigas lo que he estado escribiendo”. Entonces, él descansaba sobre el sofá en la sala de estar, y mi madre le leía lo que había escrito durante la mañana. Nunca me olvidaré del gozo que compartían juntos a medida que ella producía, de tiempo en tiempo, instrucción preciosa para la iglesia, e interesantes artículos históricos en relación con capítulos importantes de la era de los patriarcas y de la era cristiana.
A veces, decía, “Jaime, aquí hay un artículo que debe ser impreso. Es un testimonio sobre la experiencia cristiana, y deseo que lo oigas y me ayudes a prepararlo para la imprenta”. Ella era una buena lectora, hablaba lento y claramente. Si su esposo hallaba debilidades en la composición, como tiempos de verbos mal usados, o falta de concordancia entre sujeto, sustantivo y verbo, sugería correcciones gramaticales. Ella incorporaba estas correcciones en su manuscrito y luego continuaba leyendo.
Recuerdo uno o dos años después, cuando estaba escribiendo sobre los primeros patriarcas, que el pastor J. N. Andrews estaba visitando nuestro hogar. Al terminar la cena, mi madre propuso leerles a él y a mi padre lo que había estado escribiendo. El pastor White y el pastor Andrews eran oyentes atentos y, un día después de que se les leyeran dos o tres capítulos, el pastor Andrews dijo, “hermana White, ¿ha leído usted alguna vez Paradise Lost [El paraíso perdido] de Milton?
“No”, respondió.
“¿Ha leído usted alguno de sus escritos?”
Nuevamente respondió, “no”.
Pocas semanas después, él trajo una copia de Paradise Lost [El paraíso perdido], y les leyó a mi padre y mi madre algunas descripciones que Milton hacía de las experiencias de Lucifer en su gran rebelión. Posteriormente, trajo una copia nueva que había comprado y se la dio a mi madre.
Ella se lo agradeció, y lo miró por unos pocos minutos sin abrirlo, lo puso sobre un estante alto del armario construido detrás de la cocina y bajo el soporte de la chimenea. Allí quedó el libro muchos días y varios años.
En vista de que uno de nuestros más amados profesores hizo una declaración descuidada en cuanto a que Paradise Lost [El paraíso perdido] de Milton era un libro favorito de la hermana White, y que lo leía a menudo, pienso que es importante dejar bien en claro, y agregar a lo dicho anteriormente, que nunca vi el poema de Milton en sus manos, y nunca la vi leyéndolo. Nunca oí que hiciera referencia al libro, excepto en una o dos ocasiones, cuando les declaraba a los visitantes lo que les he relatado, y decía que sentía que no debía estudiar lo que alguien había escrito en relación con la rebelión en el cielo hasta que hubiera terminado de escribir por completo lo que se le había revelado.
Prefería estar a solas cuando escribía, pero durante el invierno y la primavera de 1862 y 1863, mientras estaba escribiendo el tercer volumen de Spiritual Gifts [Dones espirituales] y cuidándome al mismo tiempo, se me permitió jugar silenciosamente en su cuarto. Recuerdo muy bien su escaso mobiliario. Su gran silla para escribir era la pieza más importante del mobiliario del cuarto. Había una cómoda vieja y pequeña, en la cual tenía sus escritos, algunas sillas comunes de respaldo recto, y una serie de estantes para libros en los cuales estaban su Biblia, la Concordancia, el Diccionario Bíblico y otros pocos libros.
Mi madre preparaba la mayoría de sus escritos por la mañana. A veces escribía antes del desayuno, y generalmente dedicaba la mayoría de la tarde a coser, tejer o trabajar en el jardín. A veces iba de compras.
Algunas veces, después que mi madre leía a su esposo un testimonio personal importante, surgía la pregunta, “¿Qué debemos hacer con esto? Ante todo, debe ser enviado a la persona para quien se dio el testimonio, y luego, en razón de que la instrucción que contiene serviría a muchos más, debe ser para ellos. ¿Cómo se los damos?” Mi madre decía, “Yo he hecho mi parte en escribir lo que Dios me ha revelado. Tú y tus asociados, que llevan la carga de la obra para todo nuestro pueblo, deben decidir qué uso debe dársele”.
En años posteriores, ella habló de este asesoramiento con sus hermanos, como sigue:
En los primeros días de esta causa, si algunos de los hermanos dirigentes se hallaban presentes cuando se recibían mensajes del Señor, consultábamos con ellos en cuanto a la mejor manera de presentar la instrucción delante de los hermanos. A veces se decidía que era mejor no leer ciertas porciones delante de una congregación. A veces, aquellos cuya conducta era reprochada pedían que los mensajes que hacían resaltar sus errores y peligros fueran leídos delante de otros para que ellos también se beneficiaran.- Mensajes selectos, tomo 1, p. 58.
En el otoño de 1863, el pastor Jaime White vendió su hogar en la calle Wood y compró una casa sin terminar en un terreno de más de una hectárea, en la esquina noreste de las calles Washington y Champion. Ocupó esta casa por varios años. Tenía cuartos grandes con buenos techos altos, y mi madre, que siempre sentía la necesidad de mucho aire fresco y luz solar, estaba tremendamente agradecida de que podía vivir y trabajar en un cuarto de 4,5 por 4,5 metros con un techo a una altura de más de tres metros.
A medida que los años pasaban, y se incrementaba el número de creyentes, se necesitaban más libros. Los hermanos pidieron que se reimprimieran los libros pequeños de Spiritual Gifts que habían aprendido a apreciar. Pero la hermana White no consintió en esto. Después de su publicación, había recibido más visiones en las cuales las escenas se repetían con más detalles. Algunas de las revelaciones adicionales se habían escrito y publicado en artículos en la Review y en Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], los números 11 al 16, y también en los capítulos que se usaron posteriormente en Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], los volúmenes 1, 2 y 3.
La forma en que se escribieron los libros de Elena G. de White se entenderá mejor si relatamos, con algunos detalles, la manera en que se llevó a cabo esta tarea con El conflicto de los siglos y El Deseado de todas las gentes.
El conflicto de los siglos
Cuando en 1878 se publicó el tercer volumen de Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], Jaime y Elena White tenían la esperanza que publicarían el cuarto volumen al año siguiente. Pero el pedido de asistencia a las reuniones y la salud débil del pastor White, frustraron este plan.
No fue hasta el otoño de 1883, un año después de la muerte de mi padre, que comenzó la tarea de acomodar los capítulos ya escritos y completar los huecos con gran responsabilidad. Fue mi privilegio estar bastante con mi madre en su hogar de Healthburg y ser testigo de su emprendimiento. Al comienzo, su plan era resumir la historia de los hechos de los apóstoles desde donde había quedado en el tercer volumen. Pero fue instruida en visiones nocturnas a que adoptara el plan que ahora se ve en el libro El conflicto de los siglos.
Se le reveló de que debía presentar un bosquejo del conflicto entre Cristo y Satanás como se había desarrollado en los primeros siglos de la era cristiana y en la gran Reforma del siglo dieciséis, en tal forma que preparara la mente del lector para comprender claramente el conflicto como se desarrolla en nuestros días.
Mientras mi madre estaba escribiendo el libro, muchas de las escenas se le presentaban una y otra vez en visiones nocturnas. La visión de la liberación del pueblo de Dios, como aparece en el capítulo 40, se repitió tres veces; y en dos ocasiones, una en el hogar de Healdsburg, y una en el Sanatorio de Santa Helena. Miembros de su familia, que dormían en los cuartos cercanos, fueron despertados de su sueño por su grito claro y musical, “¡Helos aquí! ¡Helos aquí!” (Ver El conflicto de los siglos, p. 694).
Ahora podemos ver que la instrucción divina respecto al plan del libro, lo ha hecho útil para el público en general. No obstante, mi madre lo consideró, como a todos sus libros anteriores, un mensaje principalmente para la iglesia e incluyó algunos asuntos que eran especialmente útiles para los Adventistas del Séptimo Día.
Una explicación detallada de cómo se realizó el trabajo día a día, revive en mi memoria los pasos que se tuvieron en cuenta:
1. La postergación de los artículos relacionados con los hechos de los apóstoles que había intentado usar.
2. La reunión de los manuscritos que describían la destrucción de Jerusalén y la apostasía de la iglesia cristiana.
3. Estos asuntos los leería de sus manuscritos diariamente por dos o tres horas por vez, a mi o a la hermana Davis.
4. La lectura se interrumpía con comentarios en relación con la fuerza de la descripción, la extensión del capítulo, la aparición de repeticiones y la ausencia de algunas características de la historia.
5. Se le encargó a la hermana Davis la tarea de seleccionar la mejor presentación, en las partes donde había dos o tres manuscritos sobre el tema; también tenía la tarea de eliminar toda repetición innecesaria, y el arreglo de párrafos para que lograra que la presentación del tema estuviera conectado y con energía.
6. Mi madre asumió la carga de escribir las partes esenciales de la historia que todavía no se habían presentado. La meditación en oración a menudo hacía que recordara claramente las visiones que se le habían dado en los años anteriores.
Durante este tiempo, estuve varias semanas en Healdsburg viviendo en su hogar mientras trabajaba mitad del tiempo para el Colegio de Healdsburg, y mitad para mi madre. Por tanto, sé cómo se hizo el trabajo.
Después de dedicar las mañanas a escribir, mi madre se distendía por las tardes. Con su pareja de pequeños ponies negros, se recreaba en una salida por la campo.
Después de que la hermana Davis arreglaba un capítulo, se lo leía a la hermana White, que a menudo discernía que tenía algo más que agregar. También, cuando la hermana White había escrito una nueva sección, por lo general se la leía a la hermana Davis, e incluso a otros miembros de la familia que tuvieran tiempo para escuchar.
Dos veces al día la familia se reunía en la sala para adorar. Éstas eran ocasiones preciosas. A veces, durante el primer año de esta tarea, cuando el hermano y la hermana Lockwood fueron sus mayordomo y ama de llaves; junto con las hermana J. L. Ings, su fiel copista; Marian Davis, su secretaria; Addie y May Walling, sus sobrinas; y Edith Donaldson, una joven del internado, mi madre nos relataba alguna historia de sus primeras experiencias, y a todos nos gustaba. Posteriormente, a medida que se ocupó más en escribir, dejó de relatarnos historias.
La hermana White no era una escritora mecánica. Las profundas impresiones que causaba sobre el lector con porciones de sus obras publicadas, se deben mayormente a su propia intensidad de sentimientos mientras escribía.
Cada tanto hacía referencia al profundo sentimiento emocional mientras escribía los mensajes solemnes del cielo a un mundo que perece. Al pastor Smith le escribió lo siguiente en una carta del 19 de febrero de 1884:
Escribo de quince a veinte páginas por día. Son ahora las once, y ya he escrito catorce páginas a mano para el tomo 4...
Al escribir sobre mi libro, me siento intensamente conmovida. Quiero publicarlo cuanto antes, pues nuestro pueblo lo necesita mucho. Lo completaré el próximo mes si el Señor me da salud, como él lo ha hecho hasta ahora. Me ha sido imposible dormir por la noche, pensando en las cosas importantes que deberán ocurrir. Tres horas de sueño, y a veces cinco, es lo más que puedo tener. Mi mente está tan profundamente emocionada que no puedo descansar. Escribo, escribo, escribo, y siento que debo hacerlo y que no debo demorarme.
Grandes cosas están delante de nosotros, y queremos despertar al pueblo de su indiferencia para que se prepare para ese día. Cosas que son eternas se agolpan delante de mis ojos día y noche. Las cosas que son temporales se esfuman de mi vista.- Sin fecha, carta 7, 1884 (véase Mensajes selectos, tomo 3, pp. 123-124).
A menudo escribía sobre el tema que estaba trabajando. Y, a veces, había diferencia de opinión entre ella y los publicadores en relación con la cantidad del material que debería usarse. La hermana White se sentía más complacida cuando un tema se presentaba en la forma más completa, y los publicadores a menudo presionaban para que el asunto se abreviara o condensara, y así los libros no fueran tan extensos. Por esta razón, había ocasiones cuando, después de que se preparaban capítulos importantes y se los enviaba a la imprenta, ella recibía una nueva presentación del tema y tenía que escribir material adicional e insistir para que se lo incorporara. Esta experiencia se aplicó especialmente a El gran conflicto, volumen IV.
En el otoño de 1884, el libro estaba listo para su distribución. El precio se uniformó para toda la serie en un dólar por libro. En poco tiempo, se vio que el libro podía venderse a todo público, así que los publicadores tomaron las planchas originales e imprimieron una edición en mejor papel. Se incorporaron ilustraciones y se experimentó venderlo como un libro con una suscripción de un dólar con cincuenta centavos. Durante los primeros cuatro años, después de su publicación, se imprimieron y vendieron diez ediciones.
En 1885, mi madre y yo fuimos enviados a Europa, y allí surgió la cuestión respecto de la traducción de este libro maravilloso al alemán, francés, danés y sueco. Mientras mi madre consideraba la propuesta, decidió adicionarle material.
El contacto de mi madre con los europeos le hizo recordar varias cosas que se le habían presentado en visión durante los años anteriores, algunas de ellas dos o tres veces, y otras escenas muchas veces. Cuando visitó los lugares históricos y estuvo en contacto con la gente, su memoria se avivó y fue capaz de escribir más gráficamente en relación con muchas cosas, y por eso fue que decidió agregar más material al libro. Hizo esto, y los manuscritos se prepararon para traducir.
La mayoría de la investigación para las declaraciones históricas que se usaron en las nuevas ediciones europeas y americanas de El gran conflicto, se hicieron en Basel, donde pudimos tener acceso a la gran biblioteca del pastor Andrews, y donde los traductores tuvieron acceso a las bibliotecas universitarias.
Veinticinco años después, en 1911, cuando volvimos sobre el tema con el propósito de insertar referencias a las citas históricas, había algunas referencias que no pudimos localizar. En algunos casos encontramos que otros historiadores hacían referencias al mismo punto. Éstas estaban en libros que eran accesibles en muchas bibliotecas públicas. Cuando le comentamos esto a mi madre, dijo, “Usen aquellas de las que puedan hacer referencia, para que el lector del libro, si desea ir a la fuente y encontrarla, pueda hacerlo”.
Su interés por lo que vio en Europa, y la relación de esto con sus escritos, especialmente en relación con la Reforma, se expresa en una parte de su diario que escribió en Basel, el 15 de mayo de 1887:
Recién hemos regresado de visitar Zurich. Es una ciudad más hermosa que Basel. La parte antigua de la ciudad contiene muchos lugares históricos de interés. Visitamos la catedral… Este edificio fue levantado por Carlomagno. Reunimos muchos asuntos de interés que usaremos. Zwinglio predicó en esta iglesia en 1518…
Visitamos un edificio antiguo que había sido una iglesia donde predicó Zwinglio. Allí había una gran estatua de Zwinglio con la vestimenta de cuando él era capellán del ejército y fue muerto. Tenía su Biblia en una mano, y la otra descansaba sobre la espada. Tenía puesto un vestido o capa que le llegaba hasta los pies, que era usada por los clérigos de esos días. Este monumento está sobre su tumba. Ingresamos al edificio y encontramos que se usaba como biblioteca para libros antiguos en latín, griego y lenguas muertas. Vimos la verdadera Biblia que Zwinglio usó y cartas escritas por su propia mano.
Recién hemos estado escribiendo sobre los reformadores –Wicleff, Jerónimo, Juan Huss, Zwinglio y otros reformadores, así que estaba muy interesada en todo lo que vi.- Manuscrito 29, 1887.
En su ministerio público, mi madre siempre mostró una habilidad para seleccionar del almacén de la verdad, asuntos que se adaptaban bien a las necesidades de la congregación que tenía ante ella; y siempre pensaba que, en la selección del asunto para publicar en sus libros, se debía mostrar un criterio sano en la selección, que concordara mejor con las necesidades de aquellos que leerían el libro.
Por tanto, cuando salió la nueva edición de El gran conflicto en 1888, como era la intensión que circulara alrededor del mundo, se dejaron afuera unas veinte páginas de una cuestión –cuatro o cinco páginas en un lugar- que era de mucha instrucción para los adventistas en Estados Unidos, pero que no era apropiado para los lectores de otras partes del mundo. Un ejemplo de esto se puede encontrar en el capítulo titulado “Las asechanzas del enemigo”, páginas 572-585, en la edición de 1911.
El uso de escritos históricos
En sus escritos que tienen relación con los eventos de la historia antigua y moderna, y especialmente la historia de la gran reforma del siglo dieciséis, citó a varios historiadores. Éstas aparecían generalmente entre comillas, pero sin dar crédito en forma específica a los historiadores de donde habían sido obtenidas. Cuando los historiadores expresaban lo que ella deseaba presentar, pero en un lenguaje más extenso de lo que ella deseaba, parafraseaba la declaración, usando algunas palabras del libro y algunas propias. De esta forma fue capaz de presentar declaraciones fuertes y comprensibles en forma breve. En relación con este uso del material que ella copiaba de autores confiables, dijo:
Los grandes acontecimientos que marcaron los pasos de reforma que se dieron en siglos pasados, son hechos históricos harto conocidos y universalmente aceptados por el mundo protestante, que nadie puede negar. Esa historia la he presentado brevemente, de acuerdo con el fin y objeto de este libro y con la concisión que necesariamente debe observarse, condensando los hechos en forma compatible con una comprensión apropiada de su aplicación. En algunos casos cuando encontré que un historiador había reunido los hechos y los había presentado en forma breve, dando un punto de vista comprensible del tema, o agrupado los detalles en forma conveniente, se citaron sus palabras; pero excepto en unos pocas casos, no se ha dado un crédito en forma específica, pues no se tiene la intensión de citar a esos escritores como autoridades, sino porque sus palabras resumían adecuadamente el asunto. Y al narrar las experiencias y puntos de vistas de quienes llevaron adelante la obra de la reforma en nuestro propio tiempo, se ha hecho un uso similar en forma ocasional de las obras que han publicado.- Introducción al El conflicto de los siglos, p. 14 (impreso en 1888).
La Sra. White nunca pretendió ser una autoridad en los detalles de la historia. Nunca escribió para corregir a los historiadores. Nunca escribió sobre historia para entretener a sus lectores. Ella hacía referencia a un conocimiento de la historia como una ayuda para comprender, en forma apropiada, el gran conflicto que se estaba desarrollando en el cielo y en la tierra en relación con el destino eterno de la humanidad. Hacía referencia a los registros de los conflictos y las victorias de hombres en los siglos pasados, con la intensión de que sirvan para nuestra instrucción, ya que somos aquellos para quienes el fin del mundo ha llegado.
Reconoció que había diferencias de opinión entre los historiadores respecto a algunos eventos históricos, y no se sorprendió o perturbó cuando se le dijo que en algunas descripciones usó declaraciones de la pluma de algunos escritores que eran discutidas por otros historiadores.
Podría hacerse la pregunta, “¿Puede la descripción de las escenas y eventos copiados de otros escritores, encontrar un lugar apropiado en los escritos inspirados de un mensajero de Dios?”
Encontramos que los escritores de la Biblia, no sólo copiaron de crónicas históricas, sino que a veces usaron el mismo lenguaje de otros escritores bíblicos sin dar crédito. Y, de igual forma, si hoy en los escritos de alguien, que da abundante evidencia de ser un mensajero escogido por Dios, encontramos frase o declaraciones de otros escritores, ¿por qué debe ser una ocasión para cuestionarla más que lo que se cuestiona, por la misma circunstancia, a quienes escribieron en las Escrituras?
Cuando en los primeros tiempos, llegaban inquietudes a la Sra. White en relación a los pasajes en sus libros que ella había copiado de historiadores, se presentaban como situaciones que cuestionaban la autenticidad de sus declaraciones. En ese entonces la inquietud era: “¿Estos pasajes son los que se le mostraron en visión, o son los que aprendió con la lectura de los historiadores?”
Ella rechazó estas preguntas con pocas palabras, declarando que, lo que ella había presentado en sus libros, era una descripción de aquello que se le había presentado a ella en visión, y que la copia ocasional que ella hacía de los historiadores era un asunto de conveniencia más que de necesidad.
En años posteriores, cuando la Sra. White se enteró que algunos lectores de sus libros estaban perplejos pues no entendían si la copia que ella hacía de otros escritores era una infracción a los derechos de alguien, surgió la inquietud: “¿Alguien había sido perjudicado?” No hubo injusticia o daño alguno que se sepa. No obstante, ella dio instrucciones que en las futuras ediciones de su libro, El conflicto de los siglos, para que ninguno se ofendiera o tropezase con el hecho de que pasajes de los historiadores habían sido usados sin dar crédito, se realice un esfuerzo fiel por buscar aquellos pasajes que se habían copiado de los historiadores, y que no se habían puesto entre comillas, y que las comillas se insertaran donde debieran usarse. Se siguió concienzudamente esta instrucción.
Cómo se escribió El Deseado de todas las gentes
A lo largo de todos los años, fue el deseo de la hermana White tratar en forma completa en sus escritos la misión de Cristo, su ministerio, sus enseñanzas y su sacrificio por nosotros. Escribió mucho sobre esta fase del conflicto en la década de 1870, y fue publicado en los volúmenes 2 y 3 de Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía]. Pero esto no la satisfizo. Así que cuando la tarea con Patriarcas y profetas terminó y se llevó a la imprenta, retomó sus intenciones de preparar un tratado más extenso sobre la vida de Cristo. Por esta obra llevó una gran carga, y encontramos muchas referencias en sus cartas de sus anhelos de tener pronto listo el libro.
Cuando fue a Australia, fue su anhelo dedicar la mayor parte del tiempo a esta tarea. Durante los años 1892 y 1898 tuvo que dedicar un tiempo considerable a la preparación de capítulos para este libro.
Para preparar este libro sobre la vida de Cristo, así como para preparar otras publicaciones posteriores, ella no se sentó y escribió directamente el libro, capítulo tras capítulo, en el orden que se encuentran actualmente. Tenía a quienes había empleado como sus ayudantes, para que reunieran lo que ella había escrito sobre el tema durante los años anteriores. El material se encontraba en sus obras publicadas, en artículos que habían aparecido en periódicos, y en sus cartas y manuscritos.
Con este material en la mano, escribió muchos artículos adicionales, a medida que las experiencias de Cristo se abrían nuevamente ante ella. Entonces, cuando los pasajes, que contenían lo que ella había escrito en los años anteriores, se colocaban en su orden natural, ella trabaja con tesón para escribir las partes de la historia que hacían la conexión.
El total de sus escritos sobre la vida y las enseñanzas de nuestro Salvador era tan voluminoso, que no podía entrar en un solo libro. Y así El discurso maestro de Jesucristo, Palabras de vida del gran Maestro, y una porción del Ministerio de curación, se elaboraron con el material sobrante, que no pudo incluirse en el extenso libro sobre la vida de Cristo.
Podemos apreciar la intensidad con la cual la hermana White escribió mientras preparaba este libro maravilloso, en una carta escrita en 1892 y que fue dirigida al pastor Olsen, presidente de la Asociación General:
Ando con temblor delante de Dios. No sé cómo hablar ni cómo describir con la pluma el gran tema del sacrificio expiatorio. No sé cómo presentar los temas con el poder vivo con el cual los recibo. Tiemblo por temor a empequeñecer el gran plan de salvación al usar palabras ordinarias. Mi alma se inclina con pavor y reverencia delante de Dios y digo: "¿Para estas cosas, quién es suficiente?" (Carta 40, 1892).
Muchas cartas que fueron escritas por la hermana White durante estos años, expresan su desaliento por la presión de otras tareas, que hacían que el progreso con el libro fuera más lento. En 1894 escribió:
Ahora, después de estar en este país casi tres años, hay todavía mucho por hacer antes que el libro esté listo para publicar. Muchas ramas de trabajo han requerido mi atención. Estoy presionada más allá de toda medida con el trabajo de escribir testimonios, cuidar por los pobres y viajar con mi propio transporte, 12, 15 y 18 kilómetros para reunirme con las iglesias.
Presionada con estas cargas y cuidados, preparaba la mayoría de sus escritos cuando otros dormían. “Mi tiempo para escribir comienza, por lo general, a las tres de la mañana”, dice, “cuando todos en la casa están durmiendo. A menudo estoy despierta a las doce y media, la una o las dos” (Carta 114, 1896).
Durante una de esas mañanas, antes de retomar la escritura del libro, escribió lo siguiente en su diario:
Estaba despierta a las dos, y ofrecí mi oración a Dios en el nombre de Jesús. Mi fuerza física está debilitada; mi cabeza no está libre de dolor; me preocupa mi ojo izquierdo. Al escribir sobre la vida de Jesús, estoy profundamente ocupada. Me olvido de respirar como debiera. No puedo resistir la intensidad de sentimientos que me inundan cuando pienso en lo que Cristo sufrió en nuestro mundo. Fue un varón de dolores, familiarizado con el sufrimiento; fue traspasado por nuestras transgresiones; magullado por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados, si lo recibimos por fe como nuestro Salvador personal (Manuscrito 70, 1897).
Parte II – 27 de julio, 1935
La tarea de los asistentes literarios de la Sra. White
La declaración de que en la preparación de sus escritos para publicar, la Sra. White tuvo la ayuda de uno o más trabajadores eficientes que la ayudaron a reunir y a preparar el material, no quiere decir que los libros o artículos fueran en alguna parte el producto de sus plumas. De ninguna manera, no lo fueron.
Las cuestiones reveladas a la Sra. White en visión no fueron por lo general una narración palabra-por-palabra de los eventos con sus lecciones. Fueron generalmente destellos o grandes visiones panorámicas de varias escenas en la experiencia de hombres, a veces en el pasado, otras en el futuro, junto con la instrucción hablada en relación con estas experiencias. A veces, las acciones y conversaciones de los hombres en grupos, de iglesias, de asociaciones y de multitudes, se le revelaban con una clara percepción de sus propósitos, objetivos y motivos. A menudo se le daba instrucción verbal en relación con lo que le había sido revelado.
Cuando llegaba el momento de escribir estas revelaciones, la Sra. White se esforzaba por describir en el lenguaje humano lo que le había sido abierto a ella en estas visiones celestiales. Ninguna fuerza sobrenatural tomaba mecánicamente el control de su mano, y la guiaba en las palabras que escribía, y raramente eran dictadas, por el mensajero celestial que estaba a su lado, las palabras exactas que ella debía usar. La Sra. White habla, de la elección que hacía del lenguaje que usaba para describir sus visiones, de la siguiente manera:
Aunque dependo tanto del Espíritu del Señor para escribir mis visiones como para recibirlas, sin embargo las palabras que empleo para describir lo que he visto son mías, a menos que sean las que me habló un ángel, las que siempre incluyo entre comillas (The Review and Herald, 8 de octubre de 1867).
Ella siempre lamentó que su educación escolar hubiera sido tan breve, y que, por tanto, fuera limitado su conocimiento de las reglas técnicas para escribir. Recuerdo claramente cuando, en los primeros años de su obra en Battle Creek, Jaime White, al regresar a su hogar desde la oficina de la Review and Herald, se le pedía que escuchara lo que mi madre había escrito y que la ayudara a prepararlo para su publicación. Entonces, mientras ella le leía lo que había escrito, él hacía comentarios sobre el asunto, regocijándose en el poder del mensaje, e indicaba las debilidades en la composición y los errores gramaticales.
En relación con estas experiencias, hizo la siguiente declaración en 1906:
Mientras vivió mi esposo, actuó como ayudante y consejero en el envío de los mensajes que me eran dados. Viajábamos mucho. A veces se me daba luz durante la noche, a veces durante el día delante de grandes congregaciones. La instrucción que recibía en visión era fielmente redactada por mí cuando tenía tiempo y vigor para esa obra. Después examinábamos juntos el asunto. Mi esposo corregía los errores gramaticales y eliminaba repeticiones inútiles. Eso era cuidadosamente copiado para las personas a quienes iba dirigido, o para el impresor.- The Writing and Sending Out of the Testimonies to the Church, p. 4 (véase Mensajes selectos, tomo 1, p. 57).
A medida que el tiempo pasaba y la copia de testimonios individuales era numerosa, fue necesario emplear un copista. Como el pastor White no podía dedicar tiempo a la corrección de todos sus escritos, la tarea de realizar las correcciones gramaticales recaía a menudo sobre el copista. En los años siguientes, se emplearon muchos individuos como asistentes literarios que copiaron los testimonios, y prepararon artículos para los periódicos y capítulos para sus libros. Se elegían solamente cristianos concienzudos como asistentes literarios, y en su tarea se adherían estrictamente a la instrucción que se les daba en relación con la tarea que les tocaba.
Los secretarios sabían muy bien que sólo debían usarse los pensamientos de la Sra. White, y también sus propias palabras mientras fuera gramáticamente apropiado en la expresión de esos pensamientos. En ningún caso el copista o editor estaba autorizado para introducir pensamientos que no se encontraran en los manuscritos de la Sra. White. En los casos en que los párrafos y las oraciones perdían algo de su poder a causa de un arreglo inconveniente, se esperaba que los secretarios ubicaran las palabras correctamente. Se les instruyó también para que eliminaran lo que era sencillamente una repetición innecesaria. La Sra. White le daba una atención cuidadosa a estos arreglos y eliminaciones.
En relación con los borradores escritos por mano de Elena G. de White, sus secretarios literarios decían que había una diferencia marcada en cuanto a la perfección literaria. Generalmente, los manuscritos originales, escritos cuando ella estaba sin el cansancio de viajes o predicación, o llena de ansiedad en relación con las condiciones de la iglesia, eran hermosos, impactantes y elegantes en la expresión y con muy pocas imperfecciones gramaticales. Pero en algunos manuscritos que escribió cuando estaba perpleja por cuidados y cargas, y especialmente cuando trabajaba en forma muy apresurada, bajo la percepción de que debía completar rápidamente el manuscrito, había mucha repetición y construcciones gramaticales incorrectas. En esos momentos prestaba poca atención a las reglas de puntuación, mayúsculas y deletreo. Esperaba que estas cuestiones las corrigiera el copista.
Hubo un tiempo cuando algunos de los primeros manuscritos fueron a imprenta sin recibir primero la revisión cuidadosa que se mencionó en el párrafo anterior. Esto hizo que se necesitara realizar algunos cambios en las expresiones cuando se volvieron a publicar en 1863.
Los copistas y secretarios de Elena G. de White
Desde el mismo comienzo en que escribió testimonios a individuos, hizo dos copias, una se guardaba como registro de lo que ella había escrito, y otro se enviaba a la persona por causa de quien había llegado el mensaje. Como este trabajo era muy pesado, a veces enviaba el testimonio a quien correspondía pidiendo que al recibirlo hiciera una copia para sí mismo y le enviara de vuelta el original. Sin disposición porque se supiera lo que se le había mostrado a la hermana White, algunos rehusaban hacer una copia o devolverle lo que había escrito. Así se perdieron algunos testimonios. Y cuando, como a veces sucede, se hacían falsas acusaciones en relación con lo que había en el testimonio, ella no tenía una prueba escrita de lo que decía en realidad el testimonio.
En 1860, recibió algo de ayuda para copiar de su ama de llaves, Lucinda Abbey. En 1861, empleó a Adelia Patten para que fuera su copista y para que enseñara en el hogar a sus tres hijos.
En 1863, Adelina Howe, su cocinera, se hacía tiempo para hacer copias. En 1867 y 1868, Julia Burgués hizo muchas copias. En 1869 y 1870, después de regresar de Battle Creek desde Greenville, se emplearon como copistas a las señoritas Emma Sturges y Annie Hale para preparar la copia del volumen 1 de Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía].
En el otoño de 1872, mi madre visitó Colorado, y se relacionó con su sobrina, María Clough, y en 1874 y 1875, la señorita Clough la ayudó en la preparación de la copias para el segundo y el tercer volúmenes de Spirit of Prophecy. También acompañó al pastor White y su esposa en el trabajo para su reunión campestre y actuó como reportera para la prensa pública. Al hacerlo, fue la primera persona de publicidad que la denominación empleó en forma regular, y debe ser vista como la abuela de nuestra Agencia de Prensa.
Su educación escolar, su experiencia como reportera de periódico, la confianza que se ganó, y los halagos que recibió por su trabajo, la descalificaron para la obra delicada y sagrada de ser copista-editora de los artículos de la Review, de los capítulos para El conflicto de los siglos, y del cuarto volumen de Spirit of Prophecy. En una visión nocturna se le presentó a mi madre que ella y María estaban mirando los maravillosos acontecimientos en el cielo.
Lo que vio significó mucho para la hermana White, pero para María parecía no tener significado alguno. El ángel dijo, “Las cosas espirituales se disciernen espiritualmente”. Entonces ordenó a la hermana White que no empleara más a su sobrina como editora de sus libros. Instrucciones similares se le dieron en relación con Fannie Bolton en años posteriores.
Después de la muerte del pastor Jaime White, en 1881, la hermana White empleó a la hermana Marian Davis. Había sido por algunos años correctora de pruebas en las oficinas de la Review and Herald, y la hermana White recibió seguridad, mediante revelación, que la hermana Davis sería una seria, fiel y confiable ayudante.
Más tarde, se empleó a la hermana Eliza Burnham, y por un tiempo, cuando hubo mucho trabajo para hacer, se emplearon a la señora B. L. Whitney y la señorita Fannie Bolton en Battle Creek. La hermana Davis estaba con la hermana White en Europa entre 1886 y 1887, y fue también su ayudante principal en Australia, e incluso en “Elmshaven”, Santa Elena, desde 1900 a 1904. La última obra hecha por la hermana Davis, fue la selección y arreglo del material usado en El ministerio de curación.
La señorita Sara Peck fue una ayudante eficiente en Australia y en Santa Elena. Tuvo a su cargo la tarea de hacerse cargo de los asuntos para el volumen 6 de Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia].
Clarence C. Crisler fue un ayudante valioso, como reportero taquígrafo de los sermones y entrevistas, y como copista de muchas cartas. También ayudó en la preparación de artículos de periódicos, y en el arreglo de los materiales para Los hechos de los apóstoles y Profetas y reyes.
Varias veces, se le dio instrucción en visión a la hermana White en cuanto a aquellos que debían ser sus ayudantes en el mantenimiento de su hogar y en la preparación de sus escritos para su publicación. Especialmente fueron señaladas en forma específica como las ayudantes que necesitaba, las hermanas Lucinda Abbey Hall y Marian Davis, y personas en quienes ella podía confiar en forma implícita.
Esta reseña de los empleados no pretende ser completa. Nunca consideré yo, o cualquiera de los ayudantes de mi madre, que su personal fuera de vital interés para los lectores de sus libros.
Trabajo editorial en El Deseado de todas las gentes
No se nos deja con incertidumbre en relación con la forma en que se preparó el libro El Deseado de todas las gentes, porque en la memoria de quienes estaban familiarizados con la tarea, y en las cartas escritas por la Sra. White y la señorita Davis, durante el período de su preparación, encontramos información segura en relación con la tarea. En las cartas de la Sra. White, encontraos menciones frecuentes en cuanto a que estaba escribiendo específicamente para el libro sobre la vida de Cristo, y declaraciones muy definidas en relación con la parte que realizaba la señorita Davis. Así, en la carta escrita al Dr. J. H. Kellogg, del 25 de octubre de 1895, dice:
Marian está trabajando con gran desventaja. Encuentro sólo poco tiempo para dedicarlo a escribir sobre la vida de Cristo. Continuamente estoy recibiendo cartas que requieren respuesta, y no me atrevo a descuidar los importantes asuntos que se me presentan. Además, hay iglesias que visitar, testimonios privados que escribir y muchas otras cosas que deben ser atendidas, que me apremian y consumen mi tiempo. Marian lee atentamente todas las cartas que escribo a otros para encontrar frases que ella pueda usar acerca de la vida de Cristo. Ella ha estado reuniendo de todas las fuentes posibles, todo lo que tiene relación con las lecciones que Cristo dio a los discípulos… Casi he decidido... dedicar todo mi tiempo a escribir para preparar los libros que deben ser publicados sin más demora. Me gustaría escribir sobre la vida de Cristo, sobre la temperancia cristiana [El ministerio de curación], y preparar el Testimonio N.° 34 [tomo 6] porque se lo necesita en gran manera…
Ud. sabe que todos mi temas, tanto en el púlpito como en privado, en forma oral o escrita, versan acerca de la vida de Cristo.- Carta 41, 1895 (Mensajes selectos, tomo 3, 132-133).
La belleza de su estilo
Algunos se han maravillado de la extraordinaria belleza del lenguaje de El Deseado de todas las gentes. La última oración de la carta anterior, al sugerir que éste era uno de los temas favoritos, presenta una explicación para la hermosa disposición de las frases del libro. La abundancia de material, y la profundidad de sentimientos con que escribió sobre este tema, hace posible la selección y agrupamiento de la mayoría de los pasajes hermosos que se encuentran destacados en sus cartas y manuscritos.
El ministerio del sufrimiento
Es bien sabido que algunas de las obras maestras del mundo de la literatura, de la poesía y de los himnos evangélicos han sido forjados en el yunque del dolor. Fue así con la mayoría de sus escritos sobre la vida y el ministerio de Jesús. Poco después de que la Sra. White llegó a Australia, comenzó a sufrir de reumatismo, y por once meses sufrió dolores constantes. De esta experiencia escribió:
He estado soportando una gran prueba a causa del dolor, el sufrimiento y la impotencia; pero con esto he obtenido una preciosa experiencia más valiosa que el oro para mí.- Carta 7, 1892 (Mensajes selectos, tomo 2, 275).
Después de hablar de sus sentimientos de gran desilusión porque no era capaz de hacer visitas a las iglesias, dijo con posterioridad:
Esta falta de resignación a mi suerte se dio al comienzo de mis sufrimientos e impotencias, pero no pasó mucho tiempo hasta que sentí que mi aflicción formaba parte del plan de Dios. Descubrí que al estar medio acostada y medio sentada podía colocarme en una posición en la que podía utilizar mis manos estropeadas, y aunque sufría mucho dolor pude escribir bastante. Desde que llegué a este país, he escrito 1.600 páginas…
En los nueve meses pasados, durante muchas noches no pude dormir sino dos horas, y algunas veces me veía rodeada de tinieblas; pero en esas ocasiones oraba, y obtenía un dulce confortamiento, al acercarme a Dios… La luz del Señor me iluminó por completo.
Jesús estuvo confortadoramente cerca, y encontré que era suficiente la gracia que me había sido dada- Ibíd. (Mensajes selectos, tomo 2, 276, 277).
Unos pocos meses después dijo:
Lo he probado y sé de lo que hablo. Por once meses no pude dormir por las noches. Oré por alivio. El alivio no llegó pero tuve la luz en el Señor por la noche, y durante el día. Sé dónde está mi fortaleza. Pensé mucho en Cristo durante este tiempo.- Manuscrito 17, 1893.
Así, mediante la aflicción, la Sra. White estuvo confinada cerca de un año en su cuarto. Allí estuvo libre de muchos problemas que le sobrevenían cuando viajaba o hacía trabajos con el público. Tuvo oportunidad de pensar intensamente en relación con las visiones que el Señor le había dado. Fue capaz de escribir más libremente que en otros momentos. Algunos de los pasajes selectos de El Deseado de todas las gentes, proceden de su pluma en los momentos en que estuvo confinada en su cuarto, pero mayormente en su cama. El secreto de su poder para producir este lenguaje tan hermoso se encuentra en tres de los pasajes ya citados: “Jesús estuvo confortadoramente cerca”, “Pensé mucho en Cristo durante este tiempo” y “he escrito 1.600 páginas”.
En 1900, al hablar sobre las tareas de sus ayudantes, la Sra. White hizo la siguiente declaración interesante acerca de la parte que le tocó realizar a la señorita Marian Davis, que la ayudó por más de veinte años:
Los libros no son producciones de Marian, sino mi propia producción, recopilados de todos mis escritos. Marian tiene un gran campo del cual seleccionar, y su capacidad para ordenar los asuntos es de gran valor para mí. Me ahorra revisar una gran cantidad de material, lo cual no tengo tiempo de hacer.- Carta 61a, 1900 (Mensajes selectos, tomo 3, 102).
Otras de sus secretarias, en un tiempo posterior, escribió lo que sigue:
Los editores no realizan ningún cambio a la expresión de la hermana White, si ésta es gramaticalmente correcta y es una expresión evidente de su pensamiento. La hermana White, como instrumento humano, tiene un pronunciado estilo propio, que se preserva plenamente en todos sus libros y artículos, pues los sella con su individualidad. Muchas veces sus manuscritos no necesitan ninguna edición, a veces un poco de edición, y esto lleva un gran trabajo editorial; pero cuando un artículo o un capítulo es editado o se realiza cualquier otra cosa en él, el editor lo vuelve a poner en sus manos”.—Fannie Bolton en una “Confession Concerning the Testimony of Jesus Christ” [Una confesión en relación con el testimonio de Jesucristo], dirigida a “Queridos hermanos en la verdad”, escrito en el momento de las sesiones de la Asociación General de 1901.
En algunas mentes persiste la pregunta de si los escritos que pasaron por las manos de los asistentes literarios pudieron haber sido alterados en alguna forma en su pensamiento, o pudieron haber sufrido adiciones a los pensamientos de la autora. Esta cuestión es respondida claramente por las declaraciones escritas de varios de los ayudantes de la Sra. White, y que se encuentran en nuestros archivos.
D. E. Robinson, quien fuera por varios años asistente literario, dijo en 1933:
Con toda buena conciencia, puedo testificar que nunca fui tan presuntuoso como para aventurarme a agregar alguna idea propia o hacer otra cosa que seguir con cuidado meticuloso los pensamientos de la autora.
En 1900, W. C. White testificó que:
Ninguno de los empleados de mi madre está autorizado a agregar a los manuscritos pensamientos propios.
El mismo año, la señorita Marian Davis escribió:
Por mi propio conocimiento del trabajo, al igual que por las declaraciones de la misma hermana White, tengo el asidero más firme como para no creer que se haya hecho tal cosa [la adición de pensamientos por parte de un copista].
En 1894, la señorita Fannie Bolton testificó:
Quiero decir que salvo cuando sean inconsistentes con la gramática y la retórica, sus expresiones quedan intactas.
Estas aseveraciones claras están en armonía con las declaraciones escritas por la Sra. White en 1906. Después de hablar de la ayuda que recibió de su esposo y de otras personas, ya citado en este documento, dijo:
A medida que creció la obra, otros me ayudaron en la preparación del material para su publicación. Después de la muerte de mi esposo, se me unieron fieles ayudantes, los que trabajaron infatigablemente en la obra de copiar los testimonios y preparar artículos para su publicación.
Pero no son verdaderos los informes que han circulado, que se permitía a cualquiera de mis ayudantes añadir material o cambiar el sentido de los mensajes que escribo.- The Writing and Sending Out of the Testimonies to the Church [La forma en que se escribieron y enviaron los testimonios a la iglesia], p. 4 (véase Mensajes selectos, tomo 1, p. 57).
Una declaración breve
Ante la pregunta, “¿cómo se prepararon los últimos libros?”, respondemos brevemente: la Sra. White escribió muchísimo sobre varios temas. Para complementar lo que se escribió específicamente para libros particulares, el asistente literario reunía de sus escritos –artículos publicados, manuscritos, cartas e informes de sermones—otras gemas de su pensamiento. Mientras trabajaban juntos, la Sra. White y sus asistentes planificaban el bosquejo de los libros y preparaban el tema capítulo por capítulo. Luego en su forma final, el manuscrito era leído a la Sra. White y recibía su aprobación final. Entonces era enviado al impresor.
El ministerio de curación
El libro, El ministerio de curación, aunque no apareció hasta el año 1905, ha llegado a ser una de las publicaciones más valoradas de Elena G. de White. Mientras que esta obra popular es quizás el libro más conocido de Elena G. de White en cuanto al tema de salud, éste no fue su primer esfuerzo en la presentación de este tema tan importante para el público.
Pocos meses después de que le fuera dada la memorable visión de la reforma pro salud, el 6 de junio de 1863, apareció un artículo titulado “Salud”, en Spiritual Gifts [Dones espirituales], volumen IV (publicado en 1864), que constituyó el primer informe de la instrucción dada en ese momento sobre el tema de la enfermedad y sus causas, y también su tratamiento y cura mediante métodos racionales.
Con la luz y el conocimiento otorgado de esa forma, los líderes en el desarrollo de la obra del Movimiento del Sábado y el Advenimiento, se enfrentaron con la tarea de llevar adelante un programa extenso en la educación de la reforma pro salud. Para ayudar en este esfuerzo, se publicó en 1865 y 1866, “How to Live” [Cómo vivir], en seis partes de alrededor de 64 páginas cada una. En cada una de estas seis partes, la Sra. White tenía un artículo titulado “Disease and Its Causes” [La enfermedad y sus causas]. En estos seis artículos, que constaban de 72 páginas en total, presentó en forma más completa las grandes verdades que se le revelaron en relación con la salud y el deber de llevar adelante el movimiento de la reforma pro salud. El tercer artículo, titulado “Las drogas y sus efectos”, fue nuevamente impreso en Review and Herald, en los números del 15 de agosto al 12 de septiembre de 1899.
En los años siguientes, mi madre describió más plenamente las visiones que se le dieron en 1863 y en visiones posteriores. Algo de esto se publicó en Health Reformer [El reformador de la salud].
Desde 1864 hasta 1914, un período de 50 años, llevó sobre su corazón la carga de presentar al pueblo adventista, y mediante ellos al mundo, la gran luz que Dios le había revelado en relación con la salud, la temperancia, la abnegación y la santidad. Sumado a estos artículos sobre estos temas que aparecieron en la Review and Herald, el Health Reformer, y el Youth’s Instructor [El instructor de la juventud], en 1890, produjo el libro Christian Temperance and Bible Higiene [Temperancia cristiana e higiene bíblica], cuya primera parte es una selección de los artículos que escribió, y la otra mitad, una compilación de artículos escritos por Jaime White.
Nunca estuvo satisfecha con esta colección breve de artículos, pero no fue sino hasta quince años después, en 1905, que presentó al mundo la maravillosa obra de El ministerio de curación. Con este breve trasfondo, hablemos ahora de la preparación del material para este volumen.
Por años, la Sra. White y sus ayudantes habían estado recortando sus artículos de la Review, Health Reformer y otros periódicos, y partes de los artículos sobre temperancia cristiana, y preparándolos para un uso futuro. Cuando llegó el tiempo en que tuvo suficientes ayudantes que podían suplirse artículos para Review, Signs of the Times, Youth’s Instructor, Bible Echo y otros periódicos, sin que absorba el tiempo y las energías de la señorita Davis, mi madre indicó que ella debía dedicarse principalmente la búsqueda y reunión de artículos para componer un libro sobre salud y temperancia. Entonces se halló que había cientos de páginas de manuscritos de las cuales podría obtenerse material valioso.
El Señor le había dado a la hermana Marian Davis una memoria maravillosa, y esto fue de gran utilidad en la búsqueda y agrupación de las partes seleccionadas que mi madre había escrito sobre Cristo y su ministerio como un Sanador; también como un Ejemplo a los evangelistas médicos y misioneros médicos; en relación con la enfermedad y su verdadera causa; y en relación con la salud y cómo mantenerla.
El trabajo comenzó con excelente disposición y con gran determinación por reunir lo que era más poderoso, iluminador y alentador de las cosas maravillosas que la hermana White había escrito.
Mi madre asumió con fervor la tarea de planificar el libro. Como Cristo era el tema central de todos sus escritos y sermones, su ministerio como el gran médico misionero debía ser la base de esta publicación largamente esperada.
Para que cada clase de enfermo encuentre esperanza en el ministerio diario de Cristo, se planificó que los primeros capítulos mostraran a Cristo como la fuente de Vida, Cristo como el gran Sanador, Cristo como el siempre presente Ministro para los enfermos y sufrientes. Debía mostrar que no hay enfermedad fuera del alcance de su amor y su poder.
Mientras el objetivo principal del libro era conducir al lector a la vida y salud física y espiritual, también debía incluir consejo, especialmente para los enfermeros y los médicos, indicándoles el privilegio de su amistad con el Dador de la vida y alentándolos a seguir sus métodos en el ministerio que desarrollaban. Debía incluirse también consejos útiles para evangelistas médicos.
Una y otra vez, mientras se preparaba el libro, mi madre y los que estaban relacionados con ella en la selección y arreglo del manuscrito, se reunían en su cuarto y trataban los objetivos y mejores planes para el libro:
A quien serviría el libro.
Cuánto espacio se le daría a cada tema.
Cuál era la mejor relación de los grandes temas que trataría.
Cuando se reunía considerable material que se creía apropiado para ciertos capítulos, los manuscritos se agrupaban y leían a mi madre, o se dejaban en sus manos para que los leyera. Cada tanto, esto hacía revivir en su memoria las maravillosas escenas que se le habían presentado, y retomaba con entusiasmo la tarea de reescribir muchos pasajes, dándoles un toque fresco y gran vigor. Por momentos encontraba necesario adaptar un artículo, escrito pensando en los Adventistas del Séptimo Día, para que fuera apropiado para aquellos lectores que no eran Adventistas del Séptimo Día.
Mientras estaba preparándose a pleno El ministerio de curación, mi madre fue solicitada en Washington y se le pidió a la hermana Davis que continuara con la selección de material para que la hermana White lo considerase posteriormente. La ausencia de mi madre retrasó mucho la tarea.
El viaje hacia el este, en 1904, ocupó más tiempo del esperado. Pero inmediatamente después de su regreso al hogar de Elmshaven, temprano en el otoño, reasumió la tarea y pronto se completó el manuscrito. Al escribir a la Sra. Josefina Gotzian, el 11 de abril de 1905, habló como sigue de la obra de este libro que estaba por salir pronto:
A causa de mi ausencia durante el verano, dedicamos mucho tiempo en la realización de las tareas con nuestro libro, y por algún tiempo he estado muy ocupada preparando los materiales y las pruebas de lectura de El ministerio de curación.- Carta 113, 1905.
En otra carta que escribió el mismo día, declaró: “Recién he terminado de leer las pruebas de El ministerio de curación” (Carta 109, 1905).
Al comienzo de los planes para el libro, mi madre fue guiada a dedicarlo a un campo muy definido de utilidad. Al hablar de esto en una carta al Sr. H. W. Kellogg, el 20 de septiembre de 1903, dijo:
Mi siguiente libro debe ser sobre la temperancia y la obra médico misionera. Es mi propósito dar el manuscrito de este libro a nuestros sanatorios, para ayudarlos a disminuir las deudas que tienen, así como di Palabras de vida del gran Maestro para disminuir las deudas en nuestras escuelas. Pienso que es lo mejor que puedo hacer, y que éste será el libro más apropiado para ese propósito. Estoy preparando otros libros lo más rápido posible, que deseo presentar ante el pueblo.- Carta 209, 1903.
Encontré que el libro se planificó en forma admirable, lo que permitió adaptarlo más fácilmente al uso comercial. Se lo usó enérgicamente en campañas institucionales para disminuir las deudas. Este donativo instituido por mi madre, complementado con las labores incansables de aquellos que se unieron para hacer de las campañas de disminución de las deudas un éxito, trajo un gran beneficio financiero a nuestras instituciones médicas que estaban muy endeudadas en Estados Unidos y Europa.
Al hablar de la autoría de El ministerio de curación, dos años después de su aparición, mi madre dijo, en una carta al pastor Burden, “El Señor me dio su Espíritu Santo para capacitarme para escribir el manuscrito para este libro” (Carta 276, 1907). Al urgir a nuestro pueblo para que se uniera de todo corazón en la venta de este volumen como un medio para traer alivio a las instituciones, en un artículo que apareció en la Review del 13 de agosto de 1906, habló de la siguiente manera sobre el contenido del libro y de su gozo por su uso especial:
Este libro contiene la sabiduría del gran Médico. Ha sido un gozo para mí dar a la causa de Dios mis derechos de autor sobre esos libros [El ministerio de curación y Palabras de vida del gran Maestro], el fruto de mi trabajo. (Véase Testimonios selectos, tomo 5, p. 184).
Se completa la historia del conflicto
Aunque las características principales del gran conflicto se cubrieron en Patriarcas y profetas, El Deseado de todas las gentes y El conflicto de los siglos, todavía quedaban dos amplias brechas en el despliegue de la historia desde la caída hasta la restauración final. Un período era el que iba desde la muerte de David hasta el nacimiento de Cristo, y el otro el que cubría el primer siglo de la iglesia cristiana. Cuando el trabajo lo permitió, la Sra. White y sus asistentes literarios retomaron con entusiasmo la tarea de reunir y preparar los dos volúmenes más que completaban la serie. Como en el caso de El Deseado de todas las gentes, había que encontrar en los primeros libros y artículos de periódicos, cientos de páginas ya impresas, las partes que cubrían la historia de estos períodos. También podían obtenerse muchos capítulos y partes de capítulos del archivo de cartas y manuscritos. Entonces, la Sra. White escribió mucho material nuevo para la obra en preparación.
El espacio limitado permite sólo una breve declaración de la Sra. White sobre la tarea con estos volúmenes. Una carta escrita el 15 de octubre de 1911, da una descripción de la tarea entonces en progreso:
Mi tarea en el libro Los hechos de los apóstoles, está completada. En unas pocas semanas tendrá una copia. He tenido una ayuda excelente en la preparación de esta obra para la prensa. Hay otros escritos que deseo preparar para nuestro pueblo, que hablarán cuando mi voz sea silenciada. El libro sobre la historia del Antiguo Testamento [Profetas y reyes], que esperamos sacar pronto, demandará un esfuerzo dedicado. Estoy agradecida por la ayuda que el Señor me está dando mediante los trabajos de empleados fieles y entrenados, y que estos empleados estén dispuestos a llevar adelante esta tarea tan rápido como les sea posible.— Carta 88, 1911.
Pocos meses después de que se escribiera la declaración anterior, Los hechos de los apóstoles, salió de la imprenta y se le dio una calurosa bienvenida. Pronto se inició con fervor la tarea para Profetas y reyes, pero debido a la presión de otras tareas importantes, se realizó en forma lenta.
Como la Sra. White aumentaba en edad, escribía naturalmente menos y dependía más de lo que se reunía de la riqueza de material ya escrito. Esto fue particularmente así con Profetas y reyes, que fue preparado durante los últimos tres años de su vida. No obstante, ella tomó un interés activo en la tarea y repasó el manuscrito capítulo por capítulo mientras era copilado de sus artículos publicados y manuscritos. Cuando los capítulos no podían recopilarse en forma completa de los materiales ya disponibles, brindó la ayuda necesaria para que la obra se completara y perfeccionase. Para apoyar estos puntos nos referiremos a la correspondencia entre el compilador principal del libro, el pastor C. C. Crisler y mi persona, que estaba en esos momentos lejos del hogar. Las cartas del hermano Crisler no sólo brindan información sobre cómo se realizó la labor en el libro, sino que también nos permiten vislumbrar un poco las experiencias de la Sra. White durante sus últimas tareas activas. El 12 de enero de 1915, el hermano Crisler me escribió:
Hay pocas cosas de importancia que contarle, además de que su madre está manteniéndose como de costumbre. Parece estar igual día en día. Encuentro que es capaz de considerar diariamente manuscritos… Le causa placer esta tarea, y realmente es de gran ayuda cuando necesitamos su auxilio. Dedica también algo de tiempo en repasar sus libros y en leer libros extensos que se encuentran cerca de su silla.
El 22 de enero de 1915, escribió:
El mediodía de este viernes nos encontró como siempre en todas las áreas. Su madre mantiene su fuerza –capaz de desplazarse con cierto grado de comodidad; tiene buen apetito la mayoría del tiempo; disfruta de la vida de hogar; tiene la habilidad de dedicar algunas horas a la lectura y de dar sus apreciaciones a tantos manuscritos que están en preparación. Por estas misericordias, agradecemos al Señor continuamente.
En el momento en que la obra estaba por completarse, la autora tuvo un accidente. Entonces, como la Sra. White fue incapaz de continuar con su cuidadoso estudio y aprobación de las nuevas correcciones en el manuscrito, la obra cesó. Este cese en la tarea casi terminada, preocupó a quienes trabajaban en el manuscrito y a los publicadores que esperaban la salida del siguiente libro. Pocas semanas después del accidente, el hermano Crisler escribió lo siguiente al gerente de la Pacific Press en relación con el estado de los manuscritos:
Con la excepción de los últimos dos capítulos, para los cuales tenemos abundantes materiales en el archivo, el manuscrito sobre “La cautividad y la restauración de Israel”, fue terminado completamente antes del accidente de la hermana White. Por tanto es posible esperar que se termine el libro, a pesar de su incapacidad actual para realizar tareas literarias. Los publicadores deben explicar esto en el prefacio, que los últimos dos capítulos fueron preparados de sus escritos, pero no fueron supervisados por ella en persona… En vista de la incapacidad de la autora para considerar las revisiones, es probable que cualquier tarea posterior en el manuscrito deba, por necesidad, ser una condensación en vez de alteración.
Esta situación se resume brevemente en Notas biográficas, de la cual citamos unas pocas frases:
En el tiempo de su accidente, en febrero de 1915, se habían completado todos los capítulos, menos los últimos dos… Estos capítulos finales habían sido suficientemente esbozados para que pudieran terminarse, con la inclusión de un material adicional de su archivo de manuscritos.- pp. 477, 478.
La información dada por Dios
Durante sus últimos años, como dijera el hermano Crisler, la Sra. White sentía frecuentemente placer en releer los libros que había escrito conteniendo la historia del conflicto. Al ver su experiencia en la producción de estos libros, ubicó el origen de la información y de la instrucción más allá de su propia mente. En 1902, al hablar de la fuente de luz presentada entonces, dijo:
La Hna. White no es la originadora de estos libros. Ellos contienen la instrucción que durante el período de su vida Dios le ha estado dando. Contienen la luz preciosa y consoladora que Dios ha concedido generosamente a su sierva para ser dada al mundo. De sus páginas esta luz ha de brillar iluminando los corazones de los hombres y mujeres, y conduciéndolos al Salvador.- El colportor evangélico, pp. 173, 174.
¿Cómo lo sabía?
Se hace la pregunta: ¿Cómo tiene noticias la Hna. White de asuntos de los cuales ella habla tan decididamente, como si tuviera autoridad para decir estas cosas? Hablo así [responde ella] porque resplandecen en mi mente cuando estoy en perplejidad como relámpago en una noche oscura en la furia de la tormenta. Algunas escenas presentadas delante de mí hace años no han sido retenidas en mi memoria, pero cuando la instrucción que entonces me fue dada se necesitó, a veces, aun mientras estaba de pie delante del pueblo, me ha venido el recuerdo en forma precisa y clara como un relámpago luminoso, trayendo a mi mente en forma precisa la instrucción particular. En tales ocasiones no puedo dejar de decir las cosas que brillan en mi mente, no porque haya tenido una nueva visión, sino porque aquello que me fue presentado, tal vez años antes, ha acudido con fuerza a mi mente (Manuscrito 33, 1911).
En 1980, escribió lo que sigue sobre el fundamento de su confianza, y en relación a los ataques que se harían a su obra:
"Yo quiero testificar de las cosas que yo he visto, de las cosas que yo he oído, de las cosas que mis manos palparon tocante al Verbo de vida. Y éste testimonio yo sé que es del Padre y del Hijo. Hemos visto y testificamos que el poder del Espíritu Santo ha acompañado la presentación de la verdad, las amonestaciones dadas con la pluma y de viva voz, y la presentación de los mensajes en su orden. Negar esta obra sería negar el Espíritu Santo, y nos colocaría entre el grupo que se ha apartado de la fe, dando oído a espíritus seductores.
"El enemigo utilizará todos los medios para desarraigar la confianza de nuestros creyentes en los pilares de nuestra fe, en los mensajes del pasado, que nos han colocado sobre la elevada plataforma de la verdad eterna y que han establecido y han dado carácter a la obra. El Señor Dios de Israel ha conducido a su pueblo, revelándole la verdad de origen celestial. Se ha oído su voz, y todavía sigue oyéndose: Avanzad de fuerza en fuerza, de gracia en gracia, de gloria en gloria. La obra se fortalece y se amplía, pues el Señor Dios de Israel es la defensa de su pueblo.- Notas biográficas, pp. 471-472.
En los primeros tiempos de mis labores públicas el Señor me pidió: "Escribe, escribe las cosas que te son reveladas". En el tiempo en que recibí ese mensaje no podía sostener mi mano con firmeza. Mi condición física hacía imposible que escribiera. Pero de nuevo vino la palabra: "Escribe las cosas que te son reveladas". Obedecí y, como resultado, antes de que pasara mucho tiempo podía escribir página tras página con relativa facilidad. ¿Quién me decía qué debía escribir? ¿Quién fortalecía mi mano derecha y hacía posible que usara la pluma? Era el Señor…
La luz que he recibido la he escrito, y gran parte de ella está ahora brillando desde las páginas impresas. Existe, a través de las páginas que he escrito, una armonía con mi actual enseñanza.
Algunas de las instrucciones que se hallan en estas páginas fueron dadas en circunstancias tan notables que evidenciaban el poder maravilloso de Dios en favor de su verdad. A veces, mientras he estado en visión, mis amigos se acercaban a mí, y exclamaban: "¡Ella no respira!" Colocaban un espejo delante de mis labios, y se daban cuenta de que no se humedecía el vidrio. Mientras no existía ninguna señal de que hubiera alguna clase de respiración, continuaba hablando de las cosas que me eran presentadas. Estos mensajes fueron dados en esta forma para sostener la fe de todos, para que en estos últimos días tuviéramos confianza en el espíritu de profecía.
Agradezco a Dios porque él me ha preservado la voz, cuando en los años de mi temprana juventud los médicos y otros amigos declararon que esa voz quedaría silenciosa después de tres meses. El Dios del cielo vio que necesitaba pasar por una experiencia de prueba que me preparara para la obra que él quería que yo hiciera.
Durante los últimos cincuenta años mi fe en el triunfo final del mensaje del tercer ángel y de todo lo que está relacionado con él, ha sido sustentada por las maravillosas experiencias a través de las cuales he pasado. Por esto estoy anhelando que mis libros sean publicados y circulen en muchos idiomas. Yo sé que la luz contenida en estos libros es la luz del cielo.- Review and Herald, 14 de junio, 1906 (Mensajes selectos, tomo 3, pp. 42-43).
DECLARACIONES DE W. C. WHITE SOBRE ELENA G. DE WHITE Y SU OBRA
La integridad de Testimonios para la Iglesia
(Comentarios de W. C. White en el Colegio de View, Nebraska, la mañana del sábado 25 de noviembre de 1905.)
estado esperando el momento de una oportunidad favorable para presentar a nuestros médicos y ministros algunos hechos en relación con los testimonios para la iglesia, que responden a inquietudes que parecen preocupar a varios. Quizás esta mañana sea esa oportunidad.
El tiempo es precioso, y este tema es importante; les pido que oren por mí para que hable al punto. Mi deseo al hablar de este tema es el beneficio de la obra.
Como cuerpo de Adventistas del Séptimo Día, creemos que esta iglesia permanecerá hasta que Cristo venga. Quienes estudiaron historia de la iglesia, saben que cada denominación que ha salido de cuerpos establecidos ha proclamado verdades gloriosas. Hombres de Dios los han iniciado con motivos elevados y principios puros; y luego, paso a paso, el enemigo ha minado su integridad, hasta que cada iglesia se ha alejado de sus principios iniciales. La Iglesia Adventista del Séptimo Día, creemos que permanecerá firme hasta el fin, pero es por el poder de Dios y la obediencia a sus mensajes de advertencia que esperamos ser guardados del desvío y los engaños que han surgido en otras iglesias.
El ataque del enemigo sobre la iglesia ha sido sobre líneas definidas, las mismas líneas sobre las que atacó a nuestros primeros padres. Ante todo, logró separarlos y luego engañó a Eva en relación con la obediencia a Dios. Así que su mayor esfuerzo contra esta iglesia ha sido la obra de separación, una obra extraña contra la unidad. Satanás ha procurado separar de la iglesia las partes más preciosas de su obra. Siempre se ha opuesto a la obra unida de enseñar el evangelio y sanar a los enfermos. En varias formas sutiles ha hecho esfuerzos para denigrar el sábado, y llevarnos a sentir que la obra humanitaria era tan valiosa que, en el proceso de su realización, podríamos descuidar los reclamos sagrados del sábado de Jehová.
La oposición más agotadora han surgido contra los medios que Dios ha escogido para el fortalecimiento y la conducción de su iglesia, una oposición que se manifiesta en los esfuerzos por minar la confianza en los mensajes que Dios envía a su pueblo mediante los ministros del evangelio, los maestros en nuestras escuelas y el agente escogido que él ha señalado para dar su mensaje especial de advertencia y consejos a la iglesia. Y finalmente el ataque ha sido sobre la Deidad. Se hacen esfuerzos para colocar al hombre en el lugar de Dios, y si esto se consigue, se completará la obra de apostasía.
A medida que se estudian los Testimonios de advertencia y consejo para esta iglesia, se encontrará que el contenido de esos testimonios sigue muy de cerca la línea de ataque del enemigo. Han estado llenos de advertencia contra la separación, contra construir y elevar indebidamente una rama de la obra evangélica y unir todo lo que se pueda con ella. Hacemos bien en sentir temor de esa obra ambiciosa, no está aún completa; continuará en varias formas, y en cualquier forma que surja ante nosotros, debemos temerla.
Página 2
Las Escrituras dicen que una casa dividida contra sí misma no puede permanecer. Pero ha habido un movimiento por muchos años entre este pueblo, para causar división de la casa. Y estoy agradecido de ver en esta asamblea un cuerpo de gente que trabaja junta por la unidad de la casa. Continuemos trabajando en esas líneas. Pero ¿cómo se logrará la unidad completa? Varias años atrás, el pastor Irwin presentó a mi madre en Australia algunas de las inquietudes que tuvimos que enfrentar, y recuerdo muy bien su respuesta. “Esta lucha”, dijo ella, “nunca se concluirá, hasta que sea decidida por nuestros hermanos y hermanas al trabajar juntos en el campo”. Y a medida que avanza el tiempo, veo más y más claramente que el campo es el lugar donde trabajar para aclarar las dificultades de tal forma que haya una unión perfecta.
Si los que asisten a esta convención van a sus hogares y unen cada característica y rama de la obra en nuestras iglesias y asociaciones, vendrán luz y poder. Al trabajar por la humanidad, el Salvador predicó el evangelio y sanó a los enfermos. Si hacemos más de esta obra, no necesitaremos discutir tanto sobre planes en nuestras comisiones y concilios.
Aparente falta de armonía
Por años ha habido perplejidad en las mentes de muchos de nuestro pueblo debido a lo que pareciera ser una contradicción en las enseñanzas de los Testimonios. Podría ilustrarlo haciendo referencia a lo que se escribió en relación con la obra médica antes y después de las sesiones de la Asociación General en 1897. Antes de ese congreso, mi madre me leía de tiempo en tiempo muchas, pero muchas cosas que ella estaba escribiendo, que mostraban que el Señor le había revelado en forma tan clara como el día, los movimientos que se estaban produciendo en el centro de nuestra obra misionera médica, en la crítica al ministerio y la iglesia, y en la exaltación de la obra médica por encima de todas las otras ramas. Y se le delineó claramente a lo que eso conduciría.
Después del congreso, parecía que había llegado el tiempo de que se publicaran estas cosas, pero, para mi sorpresa, mi madre leyó estas cosas y las dejó a un lado, y más tarde las envió en forma privada a los médicos líderes y sus asociados, advirtiéndoles contra estos peligros. Envió algunas en forma privada a los ministros. Entonces escribió artículos para los periódicos para que pudieran ser transmitidos a nuestro pueblo, reprochándoles por su desvío y su falla en seguir una norma correcta para vivir la reforma de salud. También reprochó a los ministros por no hacer de la obra médica misionera, la obra de las iglesias. Nuestro pueblo fue reprochado agudamente por no relacionarse con el Dr. Kellogg y el sanatorio.
Algunos de nuestro pueblo vieron en esto lo que parecía ser una contradicción, y algunos de ellos tropezaron con esto y tropiezan actualmente. Otros dijeron que podría haber sido una prueba severa para la hermana White el escribir testimonios de reproche para sus antiguos amigos. Debía ser que cuando ella tenía que escribir estas cosas que el Señor le había revelado en relación con la obra médica, que sus años de amistad, su simpatía y su cariño por el Dr. Kellogg eran tan fuertes, que ella no tuvo el valor de escribirlos, y, en lugar de eso, ella sacó estas apelaciones para que el pueblo lo apoyara. Sé que ésta no fue la razón, pero no pude discernir en ese momento la razón real para el curso de acción que siguió.
Incluso fue de gran perplejidad para mí en ese momento, como lo fue para otros, pero esa misma experiencia, según la veo actualmente, es una de las evidencias más firmes de la sabiduría y del poder de Dios para dirigir y conducir a su sierva en la forma en que los testimonios debían salir. Algunos de los testimonios de advertencia, consejo y súplica, se enviaron en forma privada, y se les dio tiempo para que hicieran su obra. Otros, que mostraban los peligros que ocuparían a la obra médica, se los archivó. Dios se los revelaba a su mensajera mucho antes que el mensaje tuviera que ser entregado.
Preguntémonos, ¿cuáles hubieran sido los resultados si las advertencias y reproches en relación con los errores en la obra médica se hubieran hecho públicos cuando los recibió por primera vez? Muchos de nuestro pueblo estaban tan poco convencidos de la obra de la reforma pro salud, que la hubieran abandonado, y le hubieran vuelto las espaldas a los médicos y enfermeras, y muchos hubieran regreado con alegría a sus potajes con carne, como lo están haciendo algunos en la actualidad. Hubiera seguido en forma natural, una gran apostasía denominacional en cuanto a la reforma pro salud.
El pueblo no estaba listo para lo que se les estaba enviando a los líderes, por tanto los mensajes necesarios para los líderes fueron enviados a los líderes, y al pueblo se le envió lo que necesitaba. ¿Cuál hubiera sido el resultado?
Mediante la misericordia de Dios, una gran victoria se ha ganado y se ha conducido a nuestro pueblo a tomar una posición decidida como reformadores de la salud; cientos se han dado a sí mismos para la obra de ayuda cristiana, y se han delineado planes por los que muchos en la iglesia están procurando hacer la obra unida de sanar y enseñar. Agradezco a Dios por su forma de guiarnos, que para algunos ha sido misteriosa.
Hay muchas cosas en conexión con los testimonios, y en la oposición a ellos, que han sido pruebas muy dolorosas para mi, y en momentos de gran perplejidad he vuelto mi rostro a Dios con agonía en mi alma y le he dicho, “Oh Señor, ¿por qué escogiste a mi madre para que sea el instrumento en esta obra? ¿Por qué permitiste que nos llegara tanta perplejidad y tanta angustia?” Fue en momentos como ese cuando leí los manuscritos de los capítulos de El Deseado de todas las gentes, en los que se relata la experiencia de los discípulos cuando estaban angustiados y perplejos, porque las enseñanzas y la forma de vida de su Maestro parecían dejar abierto el camino para la incomprensión y la crítica (Capítulos 40-44). Dije entonces, “Padre, si es tu voluntad que tu pueblo de todas las edades sea angustiado y tenga perplejidad, ayúdame a tener esta experiencia con humildad e inteligencia”.
Muchas veces he hallado cosas en los testimonios, como también en la Biblia, que no comprendía, que no podía explicar ni encontrar armonía. Estas cosas las llevaba ante el Señor y decía, “Aquí Señor hay algunas cosas que no entiendo; te las dejo, ayúdame a ir hacia adelante y a hacer la obra que se me ha dado que hiciera; y cuando llegue el momento, que pueda ver claramente lo que tú deseas que entienda. Señor, tómame de la mano y condúceme por el camino recto y angosto”.
No comprendo muchos de los Testimonios. En muchos casos, si se me encargara que fuera discreto en el asunto, no los enviaría. Pero ése no es mi trabajo. Más de una cosa que pasa por mi mano y va dirigida al pueblo, la despacho rogando a Dios que ayude a quienes le son enviadas y la comprendan. Y ¿no es un hecho de que el mensaje significará más para la persona a la que va dirigido que para quienes lo copian, y más incluso que el que lo escribe?
Déjenme ilustrar este punto. En la sesión de la Asociación General, cuando reorganizamos la Asociación General, y estábamos en gran perplejidad sobre el mejor método de trabajo, mi madre llamó a que se reunieran, en el cuarto de la comisión en el tabernáculo, a los presidentes de la asociación y a los administradores de las instituciones, y les leyó un testimonio basado en Isaías 8:12-14, que era una decidida reprensión para nosotros en relación con confederarnos.
Había en ese momento ante nosotros, dos planes para la confederarnos. Uno era nuestra unión con los de afuera en la obra de la libertad religiosa, y la otra la cuestión del alcance de la obra de la Asociación General. Algunos aplicaron el testimonio a lo primero. Otros de nosotros sentimos en nuestros corazones que debía aplicarse también a nuestros planes para la Asociación General.
Pero en lugar de reunirnos y estudiar y orar sobre el asunto hasta que comprendiéramos lo que significaba para nosotros, llamamos a otra reunión y le pedimos a la hermana White que viniera y nos explicara el asunto que nos tenía perplejos. Le preguntamos si el mensaje se aplicaba a lo que estábamos planificando para la reorganización de la Asociación General. Dijo que no podía responder a la pregunta. Luego dijo, “Por supuesto, no se aplica a eso”.
No estudiamos ni oramos al respecto hasta que recibiéramos luz, sino que llevamos adelante nuestros propios planes. Unos seis u ocho años después, le fue mostrado más amplia y claramente a mi madre que el testimonio nos fue dado para que en aquel momento nos salvara de realizar aquellos planes que resultasen en la unión de varias líneas de la obra en una conexión no satisfactoria y no rentable.
A menudo cuando vamos a mi madre y le pedimos que nos explique las cosas que ella dijo o escribió, ella dice: “No puedo explicarla; ustedes pueden comprenderla mejor que yo. Si ustedes no la comprenden, oren al Señor y él los ayudará. ¿No es ésa una forma correcta de tener una comprensión adecuada de los Testimonios?
Influencia personal
La cuestión de la influencia personal es una cuestión que causa perplejidad a muchos. La cuestión es, ¿pueden ir las personas a la hermana White y presentarles sus necesidades y sus puntos de vista, y al presentarle los asuntos como ellos los ven, influenciar el carácter de los Testimonios y asegurarse que se produzca algo en armonía con sus mentes? – No, por cierto. Si alguno cree esto, asegúrenle que no es así.
Ustedes saben que en la década de 1890, se estaba propiciando que la obra en Battle Creek creciera desproporcionalmente. Esto fue conducido por financieros fuertes, hombres que tenían una gran influencia con el presidente de la Asociación General. A la luz de los consejos dados inmediatamente después de la reunión de la Asociación General en Minneápolis, y durante los años que siguieron, cuando hubo demasiada centralización de las responsabilidades en Battle Creek y al ver los esfuerzos por distribuir la responsabilidad dividiendo los campos, y eligiendo presidentes distritales, hubo hombres que trabajaron incansablemente para continuar la obra de centralización.
Fue una obra unir todo, haciendo que la administración de todo estuviera en lo posible bajo el control de unos pocos hombres en Battle Creek, y una excesiva ampliación de las instituciones en ese lugar. Los testimonios de mi madre se opusieron fuertemente contra esto. Envió muchas advertencias y sobrellevó una carga pesada en su corazón por el carácter incorrecto que se le estaba dando a la obra. Yo no podía comprender porqué mi madre debía continuar llevando esta carga después de haber escrito a los hombres responsables varias veces, y le rogué que dedicara su tiempo y energías a la escritura de sus libros.
Por años he sentido que era mi privilegio hacer todo lo que podía para llamar la atención de mi madre a los rasgos más felices de nuestra obra, a muchas de las experiencias prometedoras en nuestras instituciones y asociaciones. Yo razonaba que, como el Señor había escogido a mi madre para que fuera su mensajera para corregir los errores en la iglesia, abriendo ante ella los peligros, los errores, las equivocaciones, las debilidades y las impiedades de los hombres, y que como estas revelaciones cargaban su corazón casi hasta la muerte, no era por tanto un error de mi parte el reunir todas las palabras de gozo, todas las buenas nuevas que confortaran su corazón y cada incidente que le mostrasen el poder de Cristo obrando en la iglesia, y que harían manifiesto el mejor lado de las obras de los hombres que estaban llevando pesadas responsabilidades en la obra del Señor. Por tanto, procuraba llamar su atención hacia el lado brillante de las cosas. Cuando un hermano hablaba bien de lo que otro hermano estaba haciendo, trataba de llamar su atención a ese hecho. Las críticas y las acusaciones que un hermano hacía de otro, debía tratar de mantenerlas para mí solamente. Sé que esto es muy diferente de las representaciones que se les hicieron a algunos en relación con el carácter y el objetivo de mi obra, pero les aseguro que ésto es lo que me he propuesto hacer.
Bien, un día mientras estábamos viviendo en Cooranbong, New South Wales, recibimos cartas del presidente de la Asociación General, llenas de registros alentadores, contándonos acerca de las buenas reuniones campestres, y cómo algunos de estos hombres de negocios, que habían sido reprendidos por los testimonios, estaban saliendo a varios estados y hablando en las reuniones de campamentos, y cómo estaban teniendo una nueva experiencia espiritual, y eran de gran ayuda en las reuniones.
Nos causó mucha felicidad la lectura de estas cartas. Estábamos francamente gozosos con esto, y nos unimos en alabanza al Señor por los buenos informes. Imaginen mi sorpresa cuando durante la tarde del día siguiente, mi madre me contó que le había estado escribiendo a estos hombres de quienes habíamos recibido buenos informes, y entonces ella me leyó la mayor crítica de largo alcance, la mayor advertencia dada que se escribieran alguna vez a ese grupo de hombres porque habíamos trazado planes y principios incorrectos en la obra del Señor. Esa fue una gran lección para mí en relación con la influencia personal.
En años recientes, vi repetirse esas experiencias. Muchas personas visitaron a mi madre en su hogar con la convicción de que la presentación personal de su obra y planes influirían en mi madre para que los recomendara. Han sido bien recibidos en nuestro hogar; disfrutamos de su sociedad y nos sentimos felices con su amistad, pero cuando mi madre se ponía a escribir, era lo que el Señor le había enseñado. A veces era muy alentador y otras veces era como hierro candente presionando en el corazón, porque el espíritu de sabiduría discernía que había resultados que seguían a los planes propuestos, que serían en perjuicio de la causa de Dios, y la mensajera estaba obligada a hablar lo que Dios le había dado que hablara.
Entonces ¿cómo es que hay algunos que han tenido la oportunidad de presentar a la hermana White sus planes, sienten que ella es influenciable, y que algunas veces favorece un lado y otras veces a otro lado? Hermanos, el campo de la lucha entre los principios correctos e incorrectos es amplio, y se extiende más allá de nuestra concepción ordinaria. Hay debilidad en todos los lados, y a menudo cuando los asuntos se abren a la mente de mi madre, se le presentan a ella como que si se toma cierto curso, ciertos resultados seguirán, y si tales y tales cosas se hacen, seguirán por cierto otros resultados. Con tal presentación del campo, el momento y la forma de enviar los mensajes a la iglesia están afectados en gran medida por el progreso de la obra.
Cuando hombres buenos y fuertes, como los maestros que lideran nuestras escuelas, están perplejos sobre algún punto, y vienen y presentan a mi madre sus puntos de vista en relación a los peligros y los deberes del momento, y piden su consejo, ¿qué hace ella? ¿Comienza ella al inicio de la entrevista a señalarles en qué están equivocados? No, por cierto. Ella sabe que estos hombres están cargados con una gran obra que por lo general no se aprecia, y sabe que para ayudarlos en forma más exitosa, debe mostrar que ella comprende sus motivos y el peso de sus cargas. Naturalmente, lo primero que hace es expresar toda palabra de confianza que pueda en forma sincera en relación con la tarea que están haciendo; y reconoce los daños y peligros en la iglesia que ellos ven, mostrando en qué extensión estos daños y peligros se le han revelado a ella. Luego, por lo general, indica los puntos débiles en la obra que hacen y los peligros que están en sus caminos, y les advierte sobre asuntos que pueden haber pasado por alto.
Un hombre que representa otro lado de la obra puede hablar con ella de la misma experiencia. Ella también expresa confianza en sus esfuerzos. Reconoce el peligro que puede tener la labor, y luego señala la debilidad de su obra, y los peligros que la rodean. Ahora, si estos hombres avanzan y recuerdan claramente lo que se les dijo que estaba en armonía con sus puntos de vista, y se olvidan lo que se les dijo que debían corregir de sus planes y obra defectuosos, sus puntos de vista e informes sobre los consejos de la hermana White a menudo difieren.
Al referencia a mi relación con la obra de mi madre, una gran mayoría dice que W. C. White se mantiene cerca de su madre, y que le hace sugerencias y le da indicaciones sobre esto o aquello, y que así ejerce una influencia marcada sobre la obra que ella hace. ¿Cuáles son los hechos? A menudo por semanas antes de una sesión general, y a veces por meses antes de la sesión de la Asociación General, se coloca una carga sobre mi madre en cuanto al carácter de la obra que ella debe hacer en la reunión siguiente. Y mientras la entrevisto día a día, ella me habla de lo que se le ha presentado durante la noche en relación con la tarea que está ante ella en la siguiente reunión.
Antes de la conferencia en Oakland, ella me presentaba, mañana tras mañanas, a veces durante tres o cuatro mañanas seguidas, lo que estaba escribiendo; y luego dejaba a un lado sus escritos y me comentaba el carácter de los temas y luchas de esa reunión. Ella decía que en la reunión ocurrirían tales y tales movimientos, y que si yo asistía, debería soportar un fuerte testimonio de reproche. Ella presentaba los peligros que podían surgir de los puntos de vistas incorrectos de los médicos, y los peligros que surgirían de varios de los puntos de vistas incorrectos de los hombres de la Asociación General. Y ella delineaba las posturas que se vería obligada a tomar en la reunión.
A menudo yo me sentía impaciente por salir de la oficina y terminar mi labor diaria, pero sentía que había un propósito por el cual me relataba esos asuntos a mí, y por tanto ofrecía una oración silenciosa al Señor para que me ayudara a recordar estas cosas, para que si llegaba el momento en que debía conocerlas, estuvieran claras en mi mente. Como resultado de esto tuve, en ocasión de la reunión, una clara comprensión del curso que ella intentaba seguir en la Asociación General.
Cuando se llamó a la sesión de la Asociación General, mi madre me decía que la carga sería tan grande que ella preferiría no ir, y a veces pensamos que no tenía la fuerza para hacerlo. Pero el Señor le dio fuerza y valor, y asistió a las reuniones. Vinieron los pastores Daniells y Prescott, en el momento en que ella lo solicitó, para hablar con ella sobre el progreso de la reunión, y le presentaron sus puntos de vista, planes e inquietudes, y le pidieron consejo. Entonces vinieron los hermanos Paulson y Sadler, cuando ella lo pidió, y les presentaron sus puntos de vista de las cosas. Ustedes recordarán que el hermano Sadler había estado trabajando con nosotros en California. Mientras mi madre les daba consejo y los alentaba, yo me preguntaba si sería posible que el curso de sus charlas para la Asociación fueran a cambiar en alguna forma según ella había planeado mediante los hechos que surgirían de estas entrevistas con los hermanos.
Cuando llegó el momento de que mi madre presentara su testimonio ante la conferencia, noté que cada expresión estaba en perfecta armonía con el perfil que me había presentado día tras día, durante los meses anteriores. Recordaré mientras viva, que no pude encontrar que ella modificara ni un pelo la línea de pensamiento previamente adoptada al presentarla ala reunión. Éste es el resultado de mi observación sobre el asunto de la influencia personal.
La integridad de los escritos de la hermana White
En relación con la integridad de los escritos que salían de la oficina de mi madre, les puedo asegurar que mi madre es responsable, intelectualmente responsable, por las cartas, manuscritos y otros documentos que salían de su oficina con su firma.
El Señor ha bendecido a mi madre con bienes, ayudantes responsables, personas afectuosas y temerosas de Dios, que jamás en sus vidas se atreverían a entremeterse con sus testimonios en algún modo.
Mi madre escribía muy rápido. Producía la mayoría de sus escritos por la mañana temprano. A menudo escribía sobre muchos temas en una carta o manuscrito, a medida que tema tras tema surgían en su mente. Estos manuscritos los pasaba a alguien que era experto en leer sus escritos, para que los copiara en la máquina de escribir, y luego se los devolviese a mi madre para que los examinase e hiciese las correcciones, cambios y agregados que viese conveniente. Luego se los copiaba nuevamente y se los enviaba de acuerdo con las directivas de mi madre.
Algunas veces una carta personal extensa contenía asuntos que le gustaría usar en una carta más general para que se envíe a un grupo de obreros. Otras veces contenía material para un artículo de uno de nuestros periódicos, o un capítulo de un libro.
Algunos de los capítulos más preciosos de El Deseado de todas las gentes están hechos de asuntos escritos primeramente en cartas a hombres que trabajaban bajo circunstancias difíciles, con el propósito de levantarles el ánimo e instruirlos en relación con su trabajo. Algunas de estas preciosas lecciones sobre la experiencia cristiana que se ilustran en la vida de nuestra Salvador, fueron primero parte de cartas a mi hermano Edson, cuando estaba luchando con muchas dificultades de su trabajo en el Mississippi. Otras se escribieron primeramente al pastor Corliss, cuando sostenía una discusión con un astuto Campbellita en Sydney.
Cartas recibidas
Mi madre recibe muchas cartas. Algunas de ellas son registros de avance; otras relatan las historias de los tratos misericordiosos de Dios con su pueblo. Unas son de extraños, que preguntan muchas cosas que ella no puede responder, porque los temas sobre los cuales el Señor le da luz, raramente son temas que ella escoge.
Hay cartas que proceden de hombres que soportan pesadas cargas, pidiendo consejos respecto de asuntos que los inquietan. Algunos han adoptado la práctica de enviarme las cartas con asuntos que los inquietan, pidiendo que si es razonable y justo, lleve el asunto a mi madre, pero que si ella está débil o presionada con otras cargas, que le presente el asunto en otra ocasión. A menudo me llegan estos comunicados cuando la mente de ella está absorbida con algunos temas difíciles, y dejo el asunto en remojo, para que espere a un momento más favorable. Frecuentemente sucede que en el transcurso de una o dos semanas, encuentro que su mente pasa por los asuntos que se presentaron en algunas de esas cartas. Ella pregunta lo que está sucediendo en relación con ese asunto. Entonces le cuento que tengo varias cartas en la oficina sobre ese tema, y si ella lo solicita, se las traigo. Otras veces esas cartas no son una carga para su mente. Cuando el Señor dirige su mente a algún asunto, no es una carga para ella estudiar el asunto profundamente.
Información que procede de hombres
Hay una parte que deben hacer los hombres, al traer los hechos relacionados con el progreso de los acontecimientos, al escribir lo que sale de sus bocas a los mensajeros del Señor. Esto se puede notar en la experiencia de Pablo según se registra en 1 Corintios 1:11.
Mientras estábamos en Australia, se le delinearon claramente a mi madre los planes sobre los cuales debía desarrollarse nuestra obra educativa, y ella presentó estos planes a quienes estaban relacionados con la escuela. Estábamos rodeados de dificultades y la obra que estaba ante nosotros parecía imposible. Algunos deseaban avanzar con la obra muy rápidamente; otros eran cautos y deseaban esperar para estar seguros que se podría completar lo que se había comenzado. Teníamos nuestras luchas.
En una reunión importante, me propuse no contarle a mi madre de las inquietudes relacionadas con nuestra obra, sino que le diría al Señor todo lo relativo a ellas, y le pedí que nos enviara instrucción de acuerdo a nuestras necesidades. Cuando regresé a casa después de las reuniones de la Junta, tarde en la noche, dejé el asunto con el Señor, y le pedí que nos ayudara, y que nos enviara mensajes según lo dispusiera. Cada mañana iba a mi madre y le decía, “¿tienes alguna novedad para nosotros esta mañana?”. A veces respondía, “No sé si lo tengo; pero estuve en un consejo la noche anterior y estuvimos conversando sobre tal o cual tema”. Otras veces lo que me relataba no parecía tener ninguna relación con el tema que me preocupaba, y ocasionalmente daba respuesta a las mismas preguntas que yo había dejado con el Señor la noche anterior. Muchas veces lo que ella decía daba luz en forma directa a la inquietud que presenté en mi oración.
Una mañana, después de preguntarle a mi madre si ella tenía alguna novedad para nosotros, dijo “¿Qué están haciendo en la reunión de Junta? ¿Qué clase de momento están teniendo?” Le respondí, “No necesito decírtelo; el Señor puede contarte lo que necesites saber mejor que yo, y puede que no te lo cuente en forma imparcial”. Me dijo, “Willie, Willie, dime lo que están haciendo”. Le pregunté, “¿Por qué?”. Entonces ella dijo, “Se me presentó que están pasando un momento difícil, y que cuando lleguen a cierto punto, debo decirles algo. Necesito saber si han llegado a ese punto”. “Madre”, dije, “estamos teniendo momentos difíciles, pero por varias razones no deseo contártelo”. Entonces ella insistió, y le conté lo mejor que pude, desde mi punto de vista, sobre la situación de nuestra obra. Cuando hube terminado, dijo, “Eso está bien. Creo que no iré hoy, pero están muy cerca del momento en que deberé llevarles mi testimonio”. Pasaron uno o dos días, ella vino y nos relató lo que se le había presentado.
Algunos se preguntan por qué es que a veces cuando la hermana White habla, hacia el final de sus declaraciones ella se da vuelta y me dice, “¿He cubierto los puntos, Willie?”, y de esto han sacado la conclusión de que he estado preparando a mi madre en relación con lo tenía que decir en la reunión.
Frecuentemente ocurre que mi madre nos dice unos pocos días u horas antes de la reunión, la línea de pensamiento que desea presentar, y a veces me pide que le recuerde si se olvidó de algún punto en particular. Entonces, al cerrar sus declaraciones, se siente ansiosa por saber si se salteó algún rasgo particular de lo que deseaba decir.
Malentendido
Algunos se preguntan a veces si W. C. White no preparó a su madre para que supiera lo que debía decir a los ministros y administradores en relación con sus deberes y conexiones con la obra en general. Les contaré un ejemplo de lo que hago a veces, y cómo una buena mujer pensó que ella tenía la más clara evidencia de que yo me había encargado de contarle a mi madre lo que ella debía decirle a un ministro que estaba bajo una prueba severa, y que sentía que él necesitaba consejo y asesoramiento.
Al finalizar la sesión de la Asociación General realizada en Battle Creek, en 1901, los hermanos presionaron para que mi madre fuera a Indianápolis a la reunión general que se realizaría en ese lugar para que considerara la obra que habían realizado un grupo de trabajadores fanáticos que habían estado enseñando la doctrina de la carne santa.
Mi madre estaba cansada y sentía que no tenía fuerzas para llevar estar carga adicional. Reiteradamente me dijo a mí y a otros miembros de la familia que no se sentía capaz de asistir a esa reunión. Sentía que no tenía fuerzas para llevar su testimonio, lo que debería hacer si asistía a la reunión. Luego nos relató varias cosas que tendría que decir a los hermanos que habían estado enseñando esas doctrinas extrañas en Indiana. Repitió esto varias veces, así que recuerdo en forma muy clara lo que ella dijo que debía testificar si iba a Indiana. Finalmente decidió que iría. El Señor la fortaleció para el viaje y ella dio su testimonio ante una gran congregación de nuestro pueblo en una forma clara y decisiva. Después de esto se le pidió que hablara a una gran audiencia pública el domingo por la tarde. Esto fue una gran carga para sus fuerzas, y al final estaba muy agotada.
El domingo por la tarde, tuve una extensa charla con uno de los ministros que apoyaban la doctrina extraña contra la cual mi madre había dado testimonio, y me pidió una entrevista con mi madre. Le dije que mi madre estaba muy cansada. Pero cuando vi que se sentiría muy dolido y lastimado si se le negaba una entrevista, le dije que haría lo que pudiera porque tuviese una entrevista el lunes por la mañana temprano. Esperaba ver a mi madre el domingo por la noche para comentarle del deseo que tenía este hermano de verla en la mañana, pero las tareas con reuniones me impidieron verla esa noche.
Durante el lunes, temprano por la mañana, fui a su cuarto y la encontré muy ocupada escribiendo. Luego me dijo que un asunto importante se había desplegado ante su mente durante la noche, y deseaba mucho escribirlo antes que cualquier cosa distrajera su mente del asunto. Entonces le comenté que había prometido a uno de los ministros que haría lo posible por arreglar una entrevista con ella temprano el lunes de mañana. Mi madre dijo, “Pero mi mente está ahora en este otro tema. He dado mi testimonio a nuestro pueblo y mi discurso a una gran audiencia me dejó sin fuerzas, y ahora tengo que escribir este tema. ¿Por qué tengo que entrevistarme con este hermano?” Nuevamente le hablé del deseo que él tenía de tener una entrevista con ella, y ella dijo, “¿Qué puedo decirle?” Entonces me di cuenta que el discurso del domingo por la tarde y el nuevo tema que tenía en mente habían eliminado de su pensamiento la cuestión del fanatismo de la carne santa, y por tanto le repetí algunas de las cosas que nos había contado en Battle Creek y que tendría que decir a estos hermanos si ella venía a Indiana. Después de llamar su atención a algunas cosas que debía decirle a los hermanos si ella venía a Indiana y que nos había repetido varias veces, su mente volvió a retomar esa línea de pensamiento, y luego fui por el hermano.
Durante esta conversación, una buena hermana que estaba en el cuarto contiguo había escuchado algunas de las cosas que dije. Le había hablado en voz alta a mi madre, y la hermana había escuchado mis palabras sin escuchar, quizás, lo que mi madre dijo, y estaba muy sorprendida e impresionada al escuchar que W. C. White le decía a su madre lo que debía decirle a un hermano perplejo. Por supuesto, el asunto se lo contó a otros, y el informa circuló a lo largo y a lo ancho por muchos meses antes de que me llamara la atención. Cuando el pastor Hankins me escribió sobre ello, le expliqué los hechos del caso, y no he escuchado más sobre ello desde entonces. Pero esto es una ilustración de cómo lo que es justo y correcto se puede malinterpretar y es considerado como un error serio por aquellos que tienen una comprensión parcial de los hechos en el caso.
A menudo ha sucedido que en razón de la instrucción que he recibido de mi madre, he asumido una posición de desacuerdo con algunos de mis hermanos en las reuniones, y luego, cuando mi madre ha tenido ocasión de escribir sobre el asunto, nuestros hermanos estaban impresionados y sorprendidos al encontrar que ella estaba apoyando aquellas cosas que yo había defendido, y llegaban a la conclusión de que había estado influenciando a mi madre; mientras que yo había tratado de representar en la comisión lo que ella me había enseñado y defendía. Su testimonio concordaba con aquellos planes y políticas que yo había defendido, sólo porque yo había defendido lo que ella me había enseñado.- (Firma) W. C. White –DF 107d.
Publicaciones Elena G. de White
Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día
Takoma Park, Washington 12, D. c.
20 de mayo, 1954
Algunos pensamientos claves de Elena G. de White sobre evangelización de ciudades
La urgente necesidad de compartir el mensaje del evangelio
Cuando pienso en las ciudades donde se ha hecho tan poco, donde hay tantos miles a quines amonestar acerca del pronto advenimiento del Salvador, experimento un deseo intenso de ver a hombres y mujeres que salgan a hacer la obra con el poder del Espíritu, llenos del amor de Cristo por las almas que perecen…
Todos necesitamos estar completamente despiertos con el fin de hacer avanzar la obra en las grandes ciudades a medida que se abren las puertas. Nos hemos quedado muy atrás en seguir la instrucción que se nos ha dado acerca de entrar en estas ciudades y erigir en ellas monumentos para Dios. Debemos guiar a las almas paso a paso hacia toda la luz de la verdad. Y debemos continuar la tarea hasta dejar una iglesia organizada y construida una humilde casa de culto.- Testimonios para la iglesia, vol. 7, p. 42 (1902).
¡Ojalá pudiésemos ver las necesidades de esas ciudades como Dios las ve! En un tiempo como éste, cada mano debe encontrar ocupación. ¡El Señor viene, el fin se acerca; sí, se aproxima apresuradamente!- Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 9, p. 83 (1909).
Ahora hay recursos comprometidos que deberían utilizarse para entrar en ciudades donde no se ha trabajado en Europa, Australia, Estados Unidos y regiones lejanas. Esas ciudades se han descuidado durante años. Los ángeles de Dios están esperando que dediquemos nuestro trabajo a sus habitantes. De pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, debe proclamarse el mensaje de amonestación, no con ostentación sino con el poder del Espíritu, por intermedio de hombres de fe (Manuscrito 11, 1908).- El evangelismo, p. 314.
Una tarea que requiere esfuerzos mancomunados
En relación con la proclamación del mensaje en las ciudades populosas, hay diversas clases de obras que pueden llevar a cabo obreros de diversos dones. Algunos de ellos deben trabajar de un modo, y otros de una manera diferente. El Señor desea que se trabaje en las ciudades mediante los esfuerzos unidos de obreros de diversas capacidades. Todos deen volverse hacia Jesús en busca de instrucciones, y no depender de la sabiduría humana porque podrían descarriarse. Como colaboradores con Dios, deben procurar mantenerse en armonía mutua. Debieran consultarse con frecuencia y colaborar con entusiasmo y sinceridad. Pero todos debieran contemplar a Jesús en busca de sabiduría y no depender únicamente de la dirección humana.- Testimonios para la iglesia, vol. 9, p. 89 (1909); Obreros evangélicos, p. 348.
El Señor está llamando a hombres y mujeres que tienen la luz de la verdad para este tiempo a que se comprometan con la obra misionera genuina y personal. Los miembros de iglesia que viven en las ciudades han de ejercitar especialmente, con toda humildad, los talentos que recibieron de Dios al trabajar con aquellos que están dispuestos a escuchar el mensaje que debiera darse al mundo en este momento. Hay grandes bendiciones almacenadas para aquellos que se rinden completamente al llamado de Dios. Mientras tales obreros se encargan de ganar almas para Jesús, encontrarán que muchos que nunca podían ser alcanzados en ninguna otra forma responderán a los inteligentes esfuerzos personales.— Medical Ministry [Ministerio médico], p. 332 (1910).
Los ministros ordenados solos no pueden hacer frente a la tarea de amonestar a las grandes ciudades. Dios llama no solamente a ministros, sino también a médicos, enfermeros, colportores, obreros bíblicos, y a otros laicos consagrados de diversos talentos que conocen la Palabra de Dios y el poder de su gracia, y los invita a considerar las necesidades de las ciudades sin amonestar. El tiempo pasa rápidamente, y hay mucho que hacer. Deben usarse todos los agentes, para que puedan ser sabiamente aprovechadas las oportunidades actuales.- Los hechos de los apóstoles, p. 129 (1911).
En toda gran ciudad debe haber cuerpos de obreros organizados y bien disciplinados; no meramente uno o dos, sino veintenas deben ser puestos al trabajo. Pero aún queda sin resolver una cuestión que causa perplejidad, cómo serán sostenidos...
Debe darse más atención al entrenamiento y educación de misioneros con una referencia especial para trabajar en las ciudades. Todo grupo de obreros debe estar bajo la dirección de un jefe competente, y, siempre ha de mantenerse ante estos grupos el hecho de que han de ser misioneros en el más alto sentido del término. Tal labor sistemática, sabiamente conducida, producirá benditos resultados.- Medical Ministry [Ministerio médico], pp. 300, 301 (1892).
Educad a hombres y mujeres jóvenes para que se conviertan en obreros en sus propios vecindarios y en otros lugares. Que todos determinen adquirir habilidad para llevar a cabo la obra para este tiempo, y que se preparen para hacer el trabajo al que mejor se adapten.
Muchos jóvenes que han recibido la educación debida en sus hogares deben ser preparados para el servicio y animados a elevar el estandarte de la verdad en nuevos lugares por medio de un trabajo bien planeado y fielmente realizado. Al relacionarse con nuestros ministros y obreros experimentados en el trabajo en la ciudad, obtendrán un entrenamiento apropiado. Actuando bajo la dirección divina y sostenidos por las oraciones de sus compañeros en la obra de más experiencia, pueden llevar a cabo un trabajo satisfactorio y bendecido. Al unir sus esfuerzos con el de los obreros de más edad, y al utilizar sus energías juveniles en forma provechosa, tendrán el compañerismo de los ángeles celestiales; y como colaboradores de Dios, tienen el privilegio de cantar, orar, creer y trabajar con valor y libertad…
No debieran demorarse los planes para preparar a los miembros de la iglesia. Elegid para que trabajen en las grandes ciudades a personas que sean totalmente consagradas y que comprendan el carácter sagrado y la importancia de la obra. No enviéis a los que no estén calificados en este sentido. Se necesitan personas que promuevan los triunfos de la cruz, el celo, la determinación y la fe que son indispensables en el campo misionero.- Testimonios para la iglesia, vol. 9, pp. 96, 97 (1909).
Deben establecerse iglesias, restaurantes y misiones en las ciudades, pero no grandes instituciones
Tenemos que hacer más de lo que hemos hecho hasta ahora para alcanzar a los habitantes en nuestras ciudades. En ellas no debemos construir edificios grandes. Vez tras vez se me ha dado luz acerca de la necesidad de establecer instituciones pequeñas en las ciudades, que sirvan como centros de influencia.
El Señor tiene un mensaje que dar en nuestras ciudades, y debe ser proclamado durante las reuniones campestres, mediante todo tipo de esfuerzos públicos, y también por medio de nuestras publicaciones. Además de esto, en las ciudades se deben establecer restaurantes vegetarianos que se dediquen a promover el mensaje de la temperancia. En conexión con estos restaurantes se deben hacer arreglos para la celebración de reuniones. Toda vez que se pueda, provéase una sala donde los clientes puedan asistir a pláticas acerca de la ciencia de la salud y la temperancia cristiana, y recibir instrucciones relativas a la preparación de alimentos sanos y sobre otros temas importantes. En estas reuniones se debería orar y cantar y hablar, no sólo acerca de salud y temperancia, sino también sobre otros temas bíblicos apropiados. A medida que se enseña a la gente a conservar la salud física, se descubrirán muchas oportunidades para sembrar las semillas del Evangelio del reino.- Testimonios para la iglesia, vol. 7, p. 114(1902).
En toda ciudad debiera haber una misión de ciudad, que sea una escuela de entrenamiento para obreros. Muchos de nuestros hermanos deben soportar la condena a la vista de Dios porque no han hecho la misma obra que Dios quería que hicieran.
Si nuestros hermanos usaran las habilidades que Dios les dio para advertir a las ciudades, ángeles de Dios irán con seguridad delante de ellos para hacer impresión en los corazones de la gente por quienes ellos trabajan. El Señor tiene muchos miles que nunca se han arrodillado ante Baal. Que ninguno de nuestros ministros y médicos decaiga o se desaliente.- Medical Ministry [Ministerio médico], pp. 303-304 (1910).
El Señor nos ha indicado repetidamente que debemos trabajar en las ciudades desde puestos de avanzada ubicados fuera de ellas. En esas ciudades debemos tener casas de culto, como monumentos de Dios, pero las instituciones destinadas a la publicación de la verdad, a la curación de los enfermos y a la preparación de los obreros deben establecerse fuera de las ciudades. Es especialmente importante que nuestra juventud sea protegida de las tentaciones de la vida en la ciudad.- Mensajes selectos, vol. 2, p. 411 (1907).
Mucho más se puede hacer para salvar y educar a los niños de los que en la actualidad no pueden salir de las ciudades. Este es un asunto digno de nuestros mejores esfuerzos. En las ciudades han de establecerse escuelas de iglesia y en relación con esas escuelas deben trazarse planes para la enseñanza de estudios más avanzados cuando haya demanda de ellos (Review and Herald, 17-12-1903).- Conducción del niño, pp. 286, 287 (1903).
En la medida de lo posible, nuestras instituciones debieran estar ubicadas fuera de las ciudades. Debemos tener obreros para estas instituciones, y si están ubicadas en la ciudad, eso significará que las familias de nuestra gente deberán instalarse cerca de ellas. . . El Señor desea que su pueblo se traslade al campo, para que puedan establecerse en la tierra, puedan cultivar sus propias frutas y hortalizas, y donde sus hijos puedan ser criados en contacto directo con las obras de Dios manifestadas por medio de la naturaleza. Llevad a vuestras familias lejos de las ciudades; ese es mi mensaje.
La verdad debe ser dicha, ya sea que los hombres quieran escucharla o pasarla por alto. Las ciudades están llenas de tentaciones. Debiéramos planificar nuestra obra de tal manera que mantengamos a nuestros jóvenes tan lejos como sea posible de esta contaminación.
Las ciudades deben ser trabajadas desde puntos ubicados fuera de ellas. Dijo el mensajero de Dios: "¿No hay que amonestar las ciudades? Sí, pero no con el pueblo de Dios viviendo en ellas, sino por medio de sus visitas, para advertir a sus habitantes de lo que está por sobrevenir a la tierra".- Mensajes selectos, vol. 2, p. 182 (1902).
Dios ha advertido una vez tras otra que nuestras escuelas, casas editoras y sanatorios deben establecerse fuera de la ciudad, donde pueda enseñarse a los jóvenes con la mayor eficacia posible qué es la verdad. Que nadie procure utilizar los Testimonios para respaldar el establecimiento de grandes intereses comerciales en las ciudades. No invalidéis la luz que ha sido dada acerca de este asunto.
Se presentarán hombres que hablarán cosas perversas para contrarrestar las acciones que el Señor está induciendo a sus siervos a realizar. Pero ya es tiempo de que los hombres y las mujeres razonen partiendo de las causas para llegar a los efectos. Es demasiado tarde, sí, demasiado tarde para establecer grandes firmas comerciales en las ciudades; es demasiado tarde para llamar a hombres y mujeres jóvenes del campo para que vayan a las ciudades. En las ciudades están surgiendo condiciones que harán muy difícil que los que pertenecen a nuestra fe permanezcan en ellas. Por lo tanto será un gran error invertir dinero en establecimientos comerciales en las ciudades (Manuscrito 76, 1905).- Mensajes selectos, vol. 2, pp. 409-410 (1905).
Los creyentes deben planificar dejar las ciudades a medida que puedan hacerlo
A medida que transcurra el tiempo, cada vez será más necesario que nuestro pueblo salga de las ciudades. Durante años hemos recibido la instrucción de que nuestros hermanos y hermanas, y especialmente las familias con hijos, deberían planear salir de las ciudades a medida que puedan hacerlo. Muchos tendrán que trabajar laboriosamente para ayudar a abrir el camino. Pero hasta que sea posible salir, durante todo el tiempo que permanezcan en ellas, deberían ocuparse activamente en el trabajo misionero, por muy limitada que sea su esfera de influencia. Mientras rinden sus talentos y todo lo que son a Dios para que los use como él lo requiera; mientras muestran su consagración comprometiéndose en la obra misionera práctica dondequiera se presente la oportunidad, Dios los bendecirá con sabiduría y discreción, y a su manera y tiempo hará posible que ellos se coloquen a si mismos donde no estén rodeados constantemente con las influencias contaminantes de la vida moderna de la ciudad.- Review and Herand, 27 de septiembre, 1906.
Por la bendición de Dios se vencerán dificultades
En visiones de la noche se me mostró las dificultades que se deberán enfrentar en la obra de advertir a las gentes de las ciudades; pero a pesar de las dificultades y el desaliento, se deben hacer esfuerzos para predicar la verdad a todas las clases…
Mientras considero las condiciones reinantes en las ciudades, que tan manifiestamente se hallan bajo el poder de Satanás, me hago la pregunta: ¿Cuál será el fin de estas cosas? La maldad en muchas ciudades está creciendo. El crimen y la iniquidad dominan por doquiera. Nuevas especies de idolatría se introducen continuamente en la sociedad. En toda nación, la mente de los hombres es atraída por la invención de alguna cosa nueva. La temeridad en los hechos y la confusión de los pensamientos aumentan en todas partes. Ciertamente las ciudades de la tierra están llegando a ser como Sodoma y Gomorra.
Como pueblo, necesitamos acelerar la obra en las ciudades, que ha sido obstaculizada por la falta de obreros, medios y espíritu de consagración. En este tiempo, el pueble de Dios necesita volver el corazón plenamente a él, pues el fin de todas las cosas está cerca. Necesitan humillar sus mentes, y estar atentos a la voluntad del Señor, trabajando con fervoroso deseo, en aquello que Dios ha mostrado que debe ser hecho, a fin de amonestar a las ciudades con respeto a su ruina inminente.
El Señor desea que su pueblo se levante y haga la obra indicada. La responsabilidad de advertir al mundo no descansa sólo sobre los ministros. Los miembros laicos de la iglesia deben acompañar la obra de salvar almas. Por medio de las visitas misioneras y por una sabia distribución de nuestras publicaciones, muchos que nunca han sido advertidos, pueden ser alcanzados. Que los grupos se organicen para buscar las almas. Que los miembros de iglesia visiten a sus vecinos y les abran las Escrituras. Algunos pueden establecerse para trabajar en las zonas marginales, y así, mediante una planificación sabia, la verdad puede predicarse en todos los distritos. Con perseverancia en esta obra, se incrementará la aptitud para realizarla, y muchos verán el fruto de sus trabajos por la salvación de las almas. De esa forma la semilla será sembrada en muchos lugares, y la verdad se proclamará a todos.- Review and Herald, 25 de enero, 1912.
Debido a los hechos acontecidos el martes 11 de septiembre de 2001, han llegado muchas preguntas al Centro de Investigación White sobre el significado de algunas citas de Elena de White. A continuación se transcriben las citas de Elena de White sobre la ciudad de Nueva York con su contexto más amplio. En cuanto a la interpretación, ya es un poco más difícil. Tendemos a pensar que son predicciones generales, no profecías específicas. Por otra parte, necesitamos entender que todas son señales generales del fin, pero no razones para crear excitaciones no saludables. Creo que las mismas declaraciones nos orientan en este sentido.
También se transcriben algunas citas que indican precaución en cuanto a los comportamientos extremistas o alarmistas.
Declaración de Elena de White sobre ciudad de Nueva York
“Desde que ocurrió el terremoto de San Francisco han circulado muchos rumores concernientes a declaraciones que yo he hecho. Algunos han informado que mientras estaba en Los Ángeles, yo pretendí haber predicho el terremoto y el incendio de San Francisco, y que Los Ángeles sería la próxima ciudad en sufrir. Esto no es cierto. La mañana después del terremoto, yo no dijo otra cosa sino que ‘vendrán terremotos; vendrán inundaciones’; y que el mensaje de Dios a nosotros es que no debemos ‘establecernos en las ciudades malvadas’.
“No hace muchos años, un hermano que trabajaba en la ciudad de Nueva York publicó algunas noticias alarmantes con respecto a la destrucción de esa ciudad. Yo escribí inmediatamente a quien estaba a cargo de la obra allí diciéndole que no era sabio publicar tales noticias; que ello haría surgir una excitación que resultaría en un movimiento fanático, y que esto perjudicaría a la causa de Dios. Es suficiente presentar la verdad de la Palabra de Dios al pueblo. Las noticias alarmantes son perjudiciales para el progreso de la obra” (Review and Herald, 5 de julio de 1906”.
El 3 de agosto de 1903, la Sra. White escribió además con respecto a este informe sensacional:
“¿De dónde vino la noticia de que yo declaré que Nueva York ha de ser barrida por una ola gigantesca? Nunca lo he dicho. Yo he dicho, cuando veía los grandes edificios levantarse allí, piso tras piso: '¡Qué terribles escenas ocurrirán cuando el Señor se levante para sacudir terriblemente la tierra! Entonces se cumplirán las palabras de Apocalipsis 18:1‑3'. Todo el capítulo 18 de Apocalipsis es una advertencia de lo que ha de suceder en la tierra. Pero yo no tengo luz en particular con respecto a lo que ha de venir sobre Nueva York, y lo único que sé es que algún día los grandes edificios de esa ciudad serán derribados por el poder trastornador de Dios. Por la luz que me ha sido dada, sé que la destrucción está en el mundo. Una palabra del Señor, un toque de su poder terrible, y estas masivas estructuras caerán. No podemos imaginarnos el carácter terrible de las escenas que ocurrirán”.
El 1º de septiembre de 1902, la Sra. White escribió:
“En las grandes ciudades, tales como San Francisco, deben realizarse reuniones en carpas bien equipadas, porque de aquí a no mucho tiempo estas ciudades sufrirán bajo los juicios de Dios. San Francisco y Oakland están llegando a ser como Sodoma y Gomorra, y el Señor las visitará con ira”.
El 20 de junio de 1903 escribió: “Los juicios de Dios están en nuestro país. El Señor pronto vendrá. Con fuego, con inundación y con terremotos, él está advirtiendo a los habitantes de esta tierra de su próxima aparición. ¡Ojalá que el pueblo conozca el tiempo de su visitación! No tenemos tiempo que perder. Debemos hacer esfuerzos determinados para inducir a la gente del mundo a ver que el día del juicio está cercano”.
El 3 de junio de 1903 escribió: “Hay muchos con los cuales está luchando el Espíritu de Dios. El tiempo de los juicios destructivos de Dios es el tiempo de misericordia para aquellos que no tienen ninguna oportunidad para enterarse de la verdad. El Señor los considerará con ternura. Su corazón de misericordia es tocado; su mano está todavía extendida para salvar”.
El 12 de noviembre de 1902 escribió: “Está llegando el tiempo cuando vendrá la gran crisis de la historia, cuando todo movimiento en el gobierno de Dios será observado con intenso interés e inexpresable aprensión. En rápida sucesión los juicios de Dios caerán uno después de otro: fuego e inundación y terremotos, con guerra y derramamiento de sangre. Algo grande y decisivo tendrá necesariamente que ocurrir pronto” (Review and Herald, 5 de julio de 1906).
En febrero 15 de 1904 leemos: “Cuando estuve la última vez en Nueva York, fui llamada a presenciar de noche como se levantaban los edificios, piso sobre piso, hacia el cielo. Estos edificios tenían garantía contra el fuego y eran erigidos para glorificar a los propietarios. Estas estructuras se levantaban más y más alto, y en ellas se usaba el material más costoso. . .
“Mientras subían estos altos edificios, los propietarios se regocijaban, con un orgullo ambicioso, de que tenían dinero que invertir en glorificar el yo. . . Mucho del dinero que era invertido había sido obtenido por exacción, oprimiendo a los pobres. En los libros del cielo se guarda un registro de toda transacción comercial. Allí se registra todo trato injusto, toda acción fraudulenta. Viene el tiempo cuando los hombres en su fraude y en su insolencia llegarán a un punto que el Señor no les permitirá pasar, y ellos sabrán que hay un límite a la tolerancia de Jehová.
“La escena que en seguida pasó delante de mí era de un fuego alarmante. Los hombres miraban los edificios elevadísimos, pretendidamente a prueba de fuego, y decían: 'Están perfectamente seguros'. Pero estos edificios eran consumidos como si estuvieran hechos de resina. Las bombas de incendio no podían hacer nada para detener la destrucción. Los bomberos eran incapaces de hacerlas funcionar. Se me ha instruido en el sentido de que, cuando venga el tiempo del Señor, si no ha ocurrido un cambio en los corazones de los hombres orgullosos y de los ambiciosos seres humanos, hallarán que la mano que ha sido poderosa para salvar será poderosa para destruir. Ningún poder terrenal es capaz de detener la mano de Dios. Ningún material puede ser usado en la erección de edificios que los preserve de la destrucción cuando llegue el tiempo señalado por Dios para mandar retribución a los hombres por su insolencia y el descuido de su ley” (Review and Herald, 26 de abril de 1906). Elena G. de White, Notas biográficas (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1981), 450-453.
Precaución en cuanto a los mensajes alarmistas
"Los anuncios alarmantes son perjudiciales para el progreso de la obra. (Review and Herald, 5 de julio, 1906)" (El Evangelismo, 100)
"Os aseguro que estamos orando por vosotros y por la obra en la ciudad de Nueva York. Pero, por favor, eliminad los anuncios alarmantes de vuestras reuniones. Si una ola de fanatismo hiriera a Nueva York en estos días, Satanás trabajaría en las mentes humanas, poniendo en marcha una obra que ninguno de vosotros está preparado para dominar. No es excitación lo que necesitamos en este tiempo, sino esfuerzo sereno, persistente y devoto para la educación de la gente. (Carta 17, 1902)" (El Evangelismo, 100, 101)
"La verdad sagrada es deshonrada por la excitación.- Necesitamos ser reflexivos y tranquilos y contemplar las verdades de la revelación. La excitación no es favorable para el crecimiento en la gracia, para la verdadera pureza y la santificación del espíritu." (El Evangelismo, 444).
"Dios quiere que tratemos con la verdad sagrada porque únicamente esto convencerá a los contradictores. Hay que llevar a cabo un trabajo sereno y sensato..." (El Evangelismo, 444)
"Dios pide que su pueblo ande con sobriedad y santa consecuencia. Debieran ser muy cuidadosos para no representar erradamente ni deshonrar las doctrinas sagradas de la verdad mediante manifestaciones extrañas, por medio de la confusión y el alboroto. Esto hace que los incrédulos piensen que los adventistas son un conjunto de fanáticos. Así se crea el prejuicio que impide que las almas reciban el mensaje para este tiempo. Cuando los creyentes hablan la verdad tal como es en Jesús, manifiestan una calma santa y sensata y no un confuso alboroto. (Manuscrito 76a, 1901)" (El Evangelismo, 444)
"No debemos estimular un espíritu de entusiasmo que produzca fervor por un tiempo, pero que luego se enfríe dando lugar al desánimo y la depresión. Necesitamos el pan de vida que procede del cielo para vivificar el alma. Estudiad la Palabra de Dios. No seáis controlados por los sentimientos. Todos los que trabajan en la viña del Señor deben aprender que los sentimientos no son fe. No es necesario estar siempre en un estado de exaltación. Pero sí se requiere que tengamos una fe firme en la Palabra de Dios como la carne y la sangre de Cristo." (El Evangelismo, 106, 107)
EL ARCA DEL PACTO, ¿SERÁ HALLADA?
(Documento preparado en 1962 por R. L. Odom, editor del Index, y actualizado por el Patrimonio de Elena G. de White, 1989.)
Al examinar las enseñanzas de Elena de White para responder algunas preguntas concernientes al arca del pacto y las tablas de la ley de Dios que fueron escondidas, es esencial que tengamos en mente el hecho de que existen dos diferentes arcas del pacto – una en el santuario terrenal y otra en el santuario celestial – y que en cada una de ellas se ha guardado un ejemplar de las tablas de piedra sobre las cuales se escribió el decálogo. Estas dos arcas y estas dos tablas de la ley divina han sido escondidas de la vista de los hombres. Por tanto, es necesario saber cual de estas dos tablas de los diez mandamientos será mostrada a los habitantes de la tierra en el futuro.
El Decálogo en tablas de piedra en el Santuario Celestial
Los diez mandamientos han sido escritos en tablas de piedra y han sido guardados en el arca del pacto del santuario celestial, así como fueron escritos en tablas de piedras y preservados en el arca del pacto del santuario terrenal. Tal enseñanza la encontramos en las siguientes declaraciones de Elena de White:
Se me ordenó entonces que observara los dos departamentos del santuario celestial. La cortina o puerta, estaba abierta y se me permitió entrar. En el primer departamento vi el candelabro de siete lámparas, la mesa de los panes de la proposición, el altar del incienso, y el incensario. Todos los enseres de este departamento parecían de oro purísimo y reflejaban la imagen de quien allí entraba. La cortina que separaba los dos departamentos era de diferentes materiales y colores, con una hermosa orla en la que había figuras de oro labrado que representaban ángeles. El velo estaba levantado y miré el interior del segundo departamento, donde vi un arca al parecer de oro finísimo. El borde que rodeaba la parte superior del arca era una hermosa labor en figura de coronas. En el arca estaban las tablas de piedra con los diez mandamientos.- Primeros Escritos, p. 251.
Pero el Señor me dio una visión del santuario celestial. El templo de Dios estaba abierto en el cielo, y se me mostró el arca de Dios cubierta con el propiciatorio. Había dos ángeles, uno a cada lado del arca, con las alas extendidas sobre el propiciatorio y el rostro vuelto hacia él. Esto, según me dijo el ángel que me acompañaba, era una representación de cómo todas las cohortes del cielo miran con reverente temor la ley divina que fue escrita por el dedo de Dios. Jesús levantó la cubierta del arca y vi las tablas de piedra en que estaban escritos los diez mandamientos.- Notas biográficas, pp. 103, 104.
Pero el Señor me permitió contemplar el Santuario Celestial. El templo de Dios fue abierto en el cielo, y se me mostró el arca de Dios... Jesús levantó la cubierta del arca y vi las tablas de piedra donde se encuentra escritos los diez mandamientos.- Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 1, p. 76.
Al describir lo que se le mostró del santuario celestial y la obra final del ministerio de Cristo en el lugar santísimo, Elena de White dice:
Se me mostró que el residuo siguió por la fe a Jesús en el lugar santísimo, y al contemplar el arca y el propiciatorio, fue cautivado por su esplendor. Jesús levantó entonces la tapa del arca, y he aquí que se vieron las tablas de piedra con los diez mandamientos grabados en ellas.- Primeros escritos, pp. 255.
Y el arca que contenía la ley de Dios, y el altar del incienso, y otros instrumentos de servicio que se encontraban en el santuario terrenal, eran los mismos que los del lugar santísimo del santuario celestial. Al apóstol Juan, en santa visión, se le permitió entrar al cielo, y allí contempló el candelabro y el altar del incienso, y al abrirse el templo de Dios, vio también el “arca del testamento”. (Apoc. 11:19).- The Spirit of Prophecy, vol. 4, p. 261.
En el templo celestial, la morada de Dios, su trono está asentado en juicio y en justicia. En el lugar santísimo está su ley, la gran regla de justicia por la cual es probada toda la humanidad. El arca, que contiene las tablas de la ley, está cubierta con el propiciatorio, ante el cual Cristo ofrece su sangre a favor del pecador.- El conflicto de los siglos, p. 467.
En el templo celestial, la morada de Dios, su trono está asentado en juicio y en justicia. En el lugar santísimo está su ley, la gran regla de justicia, por la cual es probada toda la humanidad. El arca, que contiene las tablas de la ley, está cubierta con el propiciatorio, ante el cual Cristo ofrece su sangre a favor del pecador.- The Spirit of Prophecy, vol. 4, pp. 261-262.
El arca que estaba en el tabernáculo terrenal contenía las dos tablas de piedra, en que estaban inscritos los preceptos de la ley de Dios. El arca era un mero receptáculo de las tablas de la ley, y era esta ley divina la que le daba su valor y su carácter sagrado a aquélla. Cuando fue abierto el templo de Dios en el cielo, se vio el arca de su pacto. En el lugar santísimo, en el santuario celestial, es donde se encuentra inviolablemente encerrada la ley divina -la ley promulgada por el mismo Dios entre los truenos del Sinaí y escrita con su propio dedo en las tablas de piedra.- El conflicto de los siglos, p. 486.
Las tablas originales se guardan en el arca celestial
Las tablas de los diez mandamientos guardadas en el arca del pacto en el santuario celestial son los originales, mientras que las tablas guardadas en el arca del santuario terrenal es una trascripción o copia de las que se encuentran en el santuario celestial. Tal es la enseñanza de los siguientes párrafos del Espíritu de Profecía:
Mentes y corazones sacrílegos pensaron que tenían poder suficiente para cambiar los tiempos y la ley de Jehová; pero en los archivos del cielo, en el arca de Dios, están a salvo los mandamientos originales, escritos sobre dos tablas de piedra. Ningún potentado de la tierra tiene poder para sacar aquellas tablas de su sagrado escondedero debajo del propiciatorio.- Comentario bíblico adventista, vol. 7, p. 413; Signs of the Times, febrero 28, 1978.
Ellos (los adventistas) habían seguido por fe a su Sumo Sacerdote del lugar Santo al lugar Santísimo, y allí lo vieron ofreciendo su sangre ante el arca de Dios. Dentro de ese arca sagrada, se encuentra la ley del Padre, la misma que fue pronunciada por Dios mismo, en medio de los truenos del Sinaí, y escrita por su propio dedo en tablas de piedra. Ninguno de los mandamientos ha sido anulado; ni una jota ni una tilde ha sido cambiada. Mientras que Dios dio a Moisés una copia de su ley, preservó el gran original en el santuario celestial.- The Spirit of Prophecy, vol. 4, pp. 273, 274 (The Story of Redemption, pp. 379, 380).
Nadie podía dejar de ver que si el santuario terrenal era una figura o modelo del celestial, la ley depositada en el arca en la tierra era exacto trasunto de la ley encerrada en el arca del cielo; y que aceptar la verdad relativa al santuario celestial envolvía el reconocimiento de las exigencias de la ley de Dios y la obligación de guardar el sábado del cuarto mandamiento. En esto estribaba el secreto de la oposición violenta y resuelta que se le hizo a la exposición armoniosa de las Escrituras que revelaban el servicio desempeñado por Cristo en el santuario celestial.- El conflicto de los siglos, p. 488; The Story of Redemption, pp. 380, 381.
La ley de Dios que se encuentra en el santuario celestial es el gran original del que los preceptos grabados en las tablas de piedra y consignados por Moisés en el Pentateuco eran copia exacta.- El conflicto de los siglos, pp. 486, 487.
Las tablas guardadas en el santuario terrenal han sido escondidas con el arca en una cueva
Las tablas del decálogo, que se guardaban en el santuario terrenal, estaban en el arca cuando fue escondida en una cueva por hombres justos un poco antes de la destrucción del templo por los babilonios en el tiempo de Jeremías. Los siguientes párrafos de Elena de White no mencionan si Jeremías personalmente tuvo parte en esconder el arca:
Antes de la destrucción del templo, Dios informó a unos pocos de sus fieles siervos el destino de ese edificio, que era el orgullo de Israel, y que ellos idolatraban mientras al mismo tiempo pecaban contra Dios. También les reveló el cautiverio de Israel. Esos hombres justos, inmediatamente antes de la destrucción del templo, sacaron el arca sagrada que contenía las tablas de piedra, y con dolor y pesar la ocultaron secretamente en una caverna donde estaría escondida del pueblo de Israel por causa de sus pecados, para no serles restituida nunca más. El arca sigue escondida. Nadie la ha perturbado jamás desde que se la escondió. - Spiritual Gifts, vol. 4, pp. 114, 115 (1864); Spirit of Prophecy, vol. 1, p. 414 (1870); Historia de la redención, pp. 199, 200.
Entre los justos que estaban todavía en Jerusalén y para quienes había sido aclarado el propósito divino, se contaban algunos que estaban resueltos a poner fuera del alcance de manos brutales el arca sagrada que contenía las tablas de piedra sobre las cuales habían sido escritos los preceptos del Decálogo. Así lo hicieron. Con lamentos y pesadumbre, escondieron el arca en una cueva, donde había de quedar oculta del pueblo de Israel y de Judá por causa de sus pecados, para no serles ya devuelta. Esa arca sagrada está todavía escondida. No ha sido tocada desde que fue puesta en recaudo.- Profetas y reyes, p. 333 (publicado en 1917) (el énfasis ha sido agregado).
Nótese especialmente que Elena de White afirmó que el arca “nunca ha sido tocada desde que fue escondida”.
“Cuando principie el juicio”
De acuerdo con Elena de White, el tiempo llegará cuando las tablas de la ley, en las cuales están escritos los diez mandamientos, serán puestas a la vista de los habitantes de toda la tierra. Todas las declaraciones conocidas de Elena de White aparecen citadas en orden cronológico:
Las teorías humanas se exaltan, honran y colocan donde debieran estar Dios y su ley. Pero Dios no ha cambiado las cosas que han salido de sus labios. Su palabra permanecerá para siempre, tan inalterable como su trono. Cuando todo caso se decida en las cortes celestiales, este pacto será presentado, escrito claramente con el dedo de Dios. El mundo será citado ante el tribunal de la Justicia Infinita para recibir sentencia, una vida que se mide con la vida de Dios para la obediencia, y con la muerte para la transgresión.– Manuscrito 82, 1899. (Ver Review and Herald, 20 de noviembre, 1913; y Profetas y reyes, pp. 125-126.)
Dios escribió sus mandamientos en dos tablas de piedra con su propio dedo. Estas tablas no fueron dejadas a la vista de los hombres, sino que fueron colocadas en el arca; y en el gran día cuando todo caso se decida; estas tablas, grabadas con los mandamientos, serán colocadas de tal forma que todo el mundo pueda verlas y comprenderlas. El testimonio contra ellos será incontestable.- Carta 30, 1900 (Manuscript Releases, vol. 19, p. 265).
El precioso registro de la ley fue colocado en el arca del testamento y está todavía allí, oculto y a salvo de la familia humana. Pero en el tiempo señalado por Dios, él sacará esas tablas de piedra para que sean un testimonio ante todo el mundo contra la desobediencia de sus mandamientos y contra el culto idolátrico de un día de reposo falsificado.- Manuscrito 122, 1901; Comentario bíblico adventista, vol. 1, 1123.
Cuando se abra el templo de Dios en el cielo, ¡qué ocasión de triunfo será para los fieles y leales! En el templo se verá el arca del pacto en la cual fueron puestas las dos tablas de piedra sobre las cuales está escrita la ley de Dios. Esas tablas de piedra serán sacadas de su escondedero, y en ellas se verán los Diez Mandamientos esculpidos por el dedo de Dios. Esas tablas de piedra que ahora están en el arca del pacto serán un testimonio convincente de la verdad y de la vigencia de la ley de Dios.- Carta 47, 1902; Comentario bíblico adventista, vol. 7, 983.
La santa ley de los diez mandamientos, escritas sobre tablas de piedra por el dedo de Dios y colocadas en el arca, es la norma de justicia. Aparecerá ante el obediente y el desobediente en el gran día final, y todos los malvados serán condenados. Verán sus acciones procedentes de un carácter depravado. Verán que los actos que realizaron sirvieron para continuar la rebelión que comenzó en las cortes celestiales. Verán toda la crueldad y toda la maldad que han deshonrado a su Creador y que produjo la miseria que llena el mundo.- Manuscrito 5, 1904 (Manuscript Releases, vol. 13, p. 381).
El Espíritu Santo grabó estas verdades en mi corazón y mi mente en forma tan indeleble como la ley fue grabada por el dedo de Dios en las tablas de piedra que están ahora en el arca, para ser puestas de manifiesto en el gran día cuando se pronuncie sentencia contra toda ciencia mala y seductora producida por el padre de la mentira.- Carta 90, 1906; El colportor evangélico, pp. 175-176.
Hay un santuario, y en el santuario está el arca, y en el arca están las tablas de piedra, sobre las cuales está escrita la ley pronunciada desde el Sinaí en medio de las escenas de terrible grandeza. Estas tablas de piedra están en el cielo, y serán manifestadas en aquel día cuando el juez se siente y los libros sean abiertos, y los hombres sean juzgados conforme a las cosas escritas en los libros. Serán juzgados por la ley escrita por el dedo de Dios y dada a Moisés para ser colocada en el arca. Se lleva un registro de los hechos de todos los hombres, y de acuerdo a sus obras, todo hombre recibirá la sentencia, si fueron buenas o si fueron malas.- Manuscrito 20, 1906; Manuscript Releases, vol. 20, p. 68.
Hay abundantes evidencias de la inmutabilidad de la ley de Dios. Fue escrita con el dedo de Dios, para no ser nunca borrada, para no ser nunca destruida. Las tablas de piedra están ocultas por Dios para ser presentadas en el gran día del juicio, tal como él las escribió.- Review and Herald, 26 de marzo de 1908; Comentario Bíblico Adventista, vol. 1, p. 1123.
Cuando el juez se siente y se abran los libros, y cada ser humano sea juzgado de acuerdo con las cosas escritas en ellos, entonces las tablas de piedra, ocultas por Dios hasta ese día, serán presentadas delante del mundo como la norma de justicia. Entonces los hombres y las mujeres verán que el requisito indispensable para su salvación es la obediencia a la perfecta ley de Dios. Nadie encontrará excusa para el pecado. Por los justos principios de esa ley, los hombres recibirán su sentencia de vida o de muerte.- Review and Herald, 28 de enero, 1909 (Comentario Bíblico Adventista, vol. 1, p. 1123 del Manuscrito 117, 1908).
Dios no violará su pacto, ni alterará lo que proclamaron sus labios. Su palabra perdurará para siempre, tan inalterable como su trono. En el juicio, cuando todo caso sea decidido en las cortes del cielo, este pacto se destacará, escrito claramente por el dedo de Dios. El mundo será citado ante el tribunal de la justicia infinita para recibir su sentencia.- Review and Herald, 20 de noviembre de 1913 (de Manuscrito 82, 1899; ver Patriarcas y profetas, 139).
Dios no violará su pacto, ni alterará lo que proclamaron sus labios. Su palabra perdurará para siempre, tan inalterable como su trono. En el juicio, este pacto se destacará, escrito claramente por el dedo de Dios; y el mundo será emplazado ante el tribunal de la justicia infinita para recibir su sentencia.- Patriarcas y profetas, 139 (de Manuscrito 82, 1899; ver Review and Herald, 20 de noviembre de 1913).
Varias cosas deben notarse en las declaraciones anteriores. En ninguna parte se dice que las tablas de la ley serían mostradas por hombres como resultado de encontrarlas escondidas en una cueva. De hecho, dicen claramente que el mismo Dios traerá las tablas de la ley a la vista de los hombres; y en una declaración Elena G. de White especifica que “estas tablas de piedra están en los cielos”. Además, el tiempo cuando Él hará esto se dice específicamente que será:
“Cuando todo caso se decida en las cortes celestiales”.
“en el gran día cuando se pronuncie sentencia”.
“Cuando se abra el templo de Dios en el cielo”.
“en el gran día final”.
“en el gran día cuando se pronuncie sentencia contra toda ciencia mala y seductora”.
“en aquel día cuando el juez se siente y los libros sean abiertos, y los hombres sean juzgados conforme a las cosas escritas en los libros”.
“En el juicio”.
Dos descripciones de futuras exhibiciones
En otro lugar de sus escritos, Elena G. de White describe en dos ocasiones el momento cuando las tablas de piedra serán exhibidas. No obstante, ella no especifica cuál de las dos series de tablas de la ley se presentan a la vista, y es posible para uno interpretar cualquier ocasión como el cumplimiento de la predicción de la revelación de las tablas de piedra escondidas.
1. Justo antes de la segunda venida. Al describir lo que toma lugar inmediatamente después de que las primeras seis de las siete últimas plagas caigan, y justamente antes de caer la séptima plaga y de la segunda venida de Cristo, Elena G. de White dice:
Mientras estas palabras de santa confianza se elevan hacia Dios, las nubes se retiran y el cielo estrellado brilla con esplendor indescriptible formando un contraste con el firmamento negro y furioso a ambos lados. La gloria del cielo brilla desde las puertas entreabiertas. Luego aparece en el cielo una mano con las dos tablas de piedra cerradas una con la otra. La mano abre las tablas y revelan los preceptos del decálogo, trazados como con pluma de fuego. Las palabras son tan claras que todos las pueden leer. La memoria se despierta, la oscuridad de la superstición y la herejía se desvanece en cada mente, y los diez mandatos de Dios, breves, detallados y autorizados se presentan ante la vista de todos los habitantes de la tierra. ¡Código maravilloso! ¡Maravillosa ocasión!- The Spirit of Prophecy, vol. 4, pp. 456, 457.
Mientras estas palabras de santa confianza se elevan hacia Dios, las nubes se retiran, y el cielo estrellado brilla con esplendor indescriptible en contraste con el firmamento negro y severo en ambos lados. La magnificencia de la ciudad celestial rebosa por las puertas entreabiertas. Entonces aparece en el cielo una mano que sostiene dos tablas de piedra puestas una sobre otra. El profeta dice: "Denunciarán los cielos su justicia; porque Dios es el juez." (Salmo 50: 6.) Esta ley santa, justicia de Dios, que entre truenos y llamas fue proclamada desde el Sinaí como guía de la vida, se revela ahora a los hombres como norma del juicio. La mano abre las tablas en las cuales se ven los preceptos del Decálogo inscritos como con letras de fuego. Las palabras son tan distintas que todos pueden leerlas.- El conflicto de los siglos, p. 697.
Aquí, de nuevo se nos hace claro que Dios, y no el hombre es el que traerá a la vista estas tablas. Entonces, las tablas de la ley serán exhibidas “como regla de juicio.” Esto será después que el tiempo de gracia se haya terminado para la humanidad.
2. En el momento de la coronación final de Cristo. Al describir la coronación final de Cristo y el juicio final del hombre al fin del milenio, Elena de White dice:
Como fuera de sí, los impíos han contemplado la coronación del Hijo de Dios. Ven en las manos de él las tablas de la ley divina, los estatutos que ellos despreciaron y transgredieron. Son testigos de la explosión de admiración, arrobamiento y adoración de los redimidos; y cuando las ondas de melodía inundan a las multitudes fuera de la ciudad, todos exclaman a una voz: "¡Grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de los siglos!" (Apocalipsis 15: 3, V.M.) Y cayendo prosternados, adoran al Príncipe de la vida.- El conflicto de los siglos, p. 727.
Patrimonio de Elena G. de White
Washington, D. C.
Actualizado: Mayo, 1989.
Declaraciones de Elena G. de White que tratan sobre el tema
No por voluntad de hombre
“Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”- 2 Pedro 1:21.
Inspiración directa e indirecta de los profetas
El profeta era, en el sentido más elevado, una persona que hablaba por inspiración directa, y comunicaba al pueblo los mensajes que recibía de Dios. Pero también se daba este nombre a los que, aunque no eran tan directamente inspirados, eran divinamente llamados a instruir al pueblo en las obras y los caminos de Dios. Para preparar esa clase de maestros, Samuel fundó, de acuerdo con la instrucción del Señor, las escuelas de los profetas.- La educación, p. 46.
Guiados por Dios, pero no inspirados en el sentido completo del término
Cierto hermano preguntó: "Hna. White, ¿cree Ud. que debemos comprender la verdad por nosotros mismos? ¿Por qué no podemos tomar las verdades que otros han reunido, y creerlas porque ellos han investigado esos temas y entonces quedar libres para actuar sin recargar las facultades mentales con la investigación de todos esos temas? ¿No cree Ud. que esos hombres que han hecho brillar la verdad en el pasado estaban inspirados por Dios?"
No me atrevo a decir que no fuesen enviados por Dios, porque Cristo conduce a toda verdad; pero en lo que atañe a la inspiración en el sentido más pleno de la palabra contesto: No.- El evangelismo, p. 219.
La ayuda de los ángeles no es fundamental para reclamar inspiración
En relación con Martín Lutero, Elena G. de White declaró:
Los ángeles del cielo estaban a su lado y rayos de luz del trono de Dios revelaban a su entendimiento los tesoros de la verdad.- El conflicto de los siglos, p. 131.
De Guillermo Miller escribió:
El Señor envió a su ángel para que tocara el corazón de un granjero que no creía en la Biblia, a fin de inducirlo a escudriñar las profecías. Los ángeles de Dios repetidas veces visitaron a aquel escogido para guiar su mente y abrir a su comprensión las profecías que siempre habían sido oscuras para el pueblo de Dios.- Primeros escritos, pp. 373-374.
De buena fuente se registra una conversación oral en la que la Sra. White había declarado, del pastor Urías Smith, que ella había visto un ángel de Dios parado a su lado mientras él escribía. Si bien no hay una confirmación documental de esto, no es inconsistente con lo dicho anteriormente. Pero hay base para asumir que estos hombres, mientras eran ayudados por el Espíritu de Dios, no fueron inspirados como lo fueron los profetas.
Elena de White registra, en 1895, una experiencia en la cual un líder del colportaje le hizo directamente una pregunta sobre la inspiración de los libros escritos por Urías Smith. “¿Cree usted que fueron inspirados, no es así?”, preguntó el líder. Como indicador de la inconsecuencia de la pregunta, ella respondió, “Usted puede responder esa pregunta, yo no”.- Carta 15 de Elena G. de White, 1915.
En 1894, Elena G. de White trata esta cuestión
De vez en cuando me llegan informes con respecto a declaraciones que se dice que hizo la Hna. White, pero que para mí son enteramente nuevas; las cuales [declaraciones] no pueden menos que desviar a la gente en cuanto a mis verdaderas opiniones y enseñanzas. Una hermana, en una carta escrita a sus amigos, habla con mucho entusiasmo de una declaración hecha por el Hno. Jones, en el sentido de que la Hna. White ha visto que ha llegado el tiempo en que, si mantenemos la debida relación con Dios, todos pueden tener el don de profecía en el mismo grado en que lo tienen los que ahora reciben visiones.
¿Dónde está la autoridad de esta declaración? Debo creer que esta hermana no entendió al Hno. Jones, porque no puedo creer que él hiciera esa declaración. La escritora continúa: "El Hno. Jones dijo anoche que el caso no es que Dios hablará a todos en beneficio de todos los demás, sino que hablará a cada uno para su propio beneficio; y que esto cumplirá la profecía de Joel". Él dijo que esto ya estaba sucediendo en numerosos casos.
Él habló como si pensara que nadie ocuparía una posición de dirigente como la ha tenido y seguirá teniendo la Hna. White. Se refirió a Moisés como un caso paralelo. Él era un dirigente, pero hay referencias a muchos otros que profetizaban, aunque sus profecías no fueron publicadas....
No titubeo en decir que estas ideas relativas a profetizar, habría sido bueno que nunca hubieran sido expresadas. Tales declaraciones preparan el camino para un estado de cosas de las cuales Satanás seguramente se aprovechará para introducir actividades espurias. Hay peligro, no sólo de que mentes no equilibradas sean inducidas al fanatismo, sino de que personas insidiosas se valgan de esta excitación para propagar sus propósitos egoístas e individuales.
Jesús elevó su voz en amonestación: "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis" (Mat. 7: 15-16). "Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová" (Jer. 23: 16). "Si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos. Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes" (Mar. 13: 21-23) (Carta 6a, 1894).- Mensajes selectos, vol. 3, pp. 389-390.
Se recomienda prudencia al pastor A. T. Jones
Ud. no puede ser demasiado cuidadoso en la forma como habla acerca del don de profecía, y en sus declaraciones según las cuales yo he dicho esto y aquello con referencia a este asunto. Tales declaraciones, bien lo sé, estimulan a hombres, mujeres y niños a pensar que poseen una luz especial en términos de revelaciones de Dios, cuando en realidad no han recibido tal luz. Se me ha mostrado que esto constituiría una de las obras maestras del engaño de Satanás. Ud. está dando a la obra un molde que requerirá un tiempo precioso y una labor fatigadora del alma para corregir, para salvar la causa de Dios de otro brote de fanatismo.- Carta 103 de Elena G. de White, 1894 (15 de marzo de 1894), publicada en Mensajes selectos, vol. 2, p. 98.
Patrimonio Elena G. de White
Washington D.C.
5 de noviembre de 1969
Mecanografiado nuevamente: marzo de 1989
El desarrollo del concepto adventista sobre las carnes limpias e inmundas
por Ron Graybill
La distinción entre las carnes limpias y las inmundas, basada en Levítico 11 y Deuteronomio 14, hoy es aceptada y comprendida por la mayoría de los adventistas. A diferencia de las leyes ceremoniales del Antiguo Testamento, que señalan a Cristo, o de las leyes civiles, que gobernaban la teocracia, estas leyes de salud se basaban en leyes naturales y por lo tanto no se aplican solamente a una época o tiempo.
Así, incluso entre los adventistas que consumen carne, se evitan estas carnes inmundas. No obstante, los adventistas del siglo diecinueve, por lo general no aceptaban esta distinción entre las carnes limpias e inmundas basada en la ley Levítica, aunque condenaban claramente el cerdo.[i][1]
La primera en establecerse fue la prohibición en cuanto al cerdo, pero incluso esto llevó tiempo. Antes de que Elena G. de White recibiera el mensaje de salud en 1863, ella y Jaime White desalentaban a los creyentes que intentaban forzar una prohibición de la carne de cerdo. “Por ninguna razón creemos que la Biblia enseña que su [del cerdo] uso, durante la dispensación evangélica, es pecado”, escribió Jaime White en 1850.[ii][2]
En 1858, un hermano en Nueva Inglaterra, sin duda S. N. Haskell, intentaba nuevamente desalentar el uso del cerdo y hacer de esto una prueba de lealtad a la Palabra de Dios. La Sra. White le escribió diciendo que “si es el deber de la iglesia abstenerse de la carne de cerdo, Dios se lo mostrará a más de dos o tres personas”.[iii][3]
Después de la reforma pro salud, por supuesto, la Sra. White salió a hablar en contra del uso del cerdo, argumentando que producía “escrófula, lepra y tumores cancerosos”.[iv][4] Es significativo que ella junto con otros adventistas que escribieron en contra del uso del cerdo hasta 1866, argumentaron estrictamente desde un punto de vista de la salud. En otras palabras, sólo porque se usaban algunos argumentos bíblicos para reforzar al grupo que argumentaba contra el cerdo, no podemos concluir que en ese punto los adventistas estaban bien en la forma que presentaban sus enseñanzas en cuanto a la distinción entre las carnes limpias e inmundas.
D. M. Canright, en 1866, alude a Deuteronomio 14:8, “Tampoco el cerdo, porque tiene la pezuña hendida, pero no rumia; os será inmundo. De la carne de estos no comeréis, ni tocaréis sus cuerpos muertos”. Pero Canright no hace mención de otras carnes inmundas, y no hace uso del material posterior de Deuteronomio 14 sobre el tema.[v][5] Cuando él menciona las ostras en un artículo al año siguiente, habla de sus supuestos poderes para incitar “ciertas clases de sensaciones” y no da argumentos bíblicos.[vi][6]
En 1870, W. C. Gage intenta refutar un periódico adventista rival que toma como excepción la “declaración bíblica de que el cerdo es inmundo”. Pero Gage no cita Deuteromio 14 ni Levítico 11. De hecho, Gage declara “si las Escrituras fallan en fijar la cuestión, dejen que domine la razón. Examinen el animal y vean sus hábitos sucios”.[vii][7] Sí trata algunos de los testimonios de la Biblia sobre el cerdo, pero su artículo está lejos de ser una contribución para comprender ampliamente las enseñanzas de la Biblia sobre las carnes limpias e inmundas, siendo, como lo es en realidad, abundante en argumentos naturalistas e interesado exclusivamente en la cuestión del cerdo.
Jaime White, en un artículo de 1872 sobre la “Carne de cerdo”, muestra los inicios de una aplicación más amplia de la ley levítica. Menciona Deuteronomio 14:8 nuevamente, y busca refutar el argumento de que la prohibición del cerdo era meramente una ley judía y que por lo tanto no afectaba a los cristianos. Les recuerda a sus lectores que la distinción entre limpio e inmundo fue reconocida en la Biblia mucho antes de la “existencia de un solo judío”. Todavía, el propósito de su argumento es desacreditar el cerdo, no establecer categorías generales de carnes limpias e inmundas. No discute el criterio bíblico para hacer la distinción.[viii][8]
La distinción general entre las carnes limpias e inmundas en los círculos adventistas permanece sin desarrollarse durante el siglo diecinueve. Mientras que los adventistas argumentaban fervientemente contra el cerdo, el peso de su argumento continuaba siendo los criterios fisiológicos. Urías Smith rechazó explícitamente la aplicación de la distinción mosaica: “Creemos que hay un terreno mejor en el cual apoyar [la prohibición sobre el cerdo] que la ley ceremonial de la primera dispensación, porque si asumimos la posición de que la ley está todavía en vigencia, debemos aceptarla completamente, y entonces tendremos más en nuestras manos de lo que podemos hacernos cargo”.[ix][9]
Para los adventistas del siglo diecinueve se desalentaba el consumo de todo tipo de carne, mientras que el consumo de cerdo estaba virtualmente prohibido. Otras carnes que podríamos considerar inmundas no se veían, aparentemente, con la misma luz que la carne de cerdo.
Una vez, cuando Elena G. de White estaba enferma, su hijo, W. C. White, informa que se la alentó a beber un poco de sopa de ostras para que su estómago se asiente. Se dice que intentó con una o dos cucharadas, pero luego rechazó el resto.[x][10]
No obstante hay evidencia de que en un momento de su vida, la Sra. White, gustaba de comer algunas ostras. En 1882, cuando vivía en Healdsburg, California, escribió una carta a su nuera, Mary Kelsey White, en Oakland, en la cual le hizo el siguiente pedido: “Mary, si puedes consígueme una buena caja de arenques, frescos, por favor. Los últimos que Willie consiguió estaban amargos y viejos. Si puedes comprar latas, una media docena de latas de buenos tomates, por favor hazlo. Los necesitaremos. Si puedes conseguir unas pocas latas de buenas ostras, cómpralas”.[xi][11]
Elena G. de White no mantuvo en secreto que bajo circunstancias difíciles, como cuando viajaba o cuando estaba detenida por causa de sus viajes, comió algo de carne. El libro Consejos sobre el régimen alimenticio, publicado en 1938, contiene sus relatos en cuanto a su uso de la carne después que se le dio la visión de la reforma pro salud, según aparece a continuación: “De inmediato eliminé la carne de mi menú. Después de eso a veces me encontré en situaciones en que me veía obligada a comer un poco de carne”.[xii][12]
Esto está en armonía con sus primeras declaraciones publicadas que aparecieron en 1890 en el libro Christian Temperance and Bible Hygiene [Temperancia cristiana e higiene bíblica], en el que se lee: “Cuando yo no podía obtener el alimento que necesitaba, a veces he comido un poco de carne; pero tengo cada vez más temor de hacerlo”.[xiii][13]
Pero además, hay evidencia de que esto era algo flexible en las décadas de 1870 y 1880, pues se permitía que apareciera un poco de carne en su mesa cuando puede que no haya sido esencial. Dadas las dificultades de refrigeración y de transporte de alimentos en el siglo diecinueve, era un problema más grave entonces lograr una dieta adecuada sin el uso de carne.
A comienzos de la década de 1890, la Sra. White expresó su disgusto por la carne mientras viajaba hacia Australia. Escribió: “Tienen abundancia de alimentos a base de carne, preparados de diferentes formas; pero como yo no disfruto de una dieta con carne, deja bastante escasa mi vianda”.[xiv][14]
Mientras estaba en Australia a comienzos de 1894, Elena G. de White tomó la resolución de no consumir más carne, una posición que no tuvo vuelta atrás por el resto de su vida. Escribió así sobre esto:
Desde el congreso campestre de Brighton (enero de 1894) yo he eliminado absolutamente la carne de mi mesa. Existe el entendimiento de que ora sea que esté en casa o afuera, nada de esta clase ha de usarse en mi familia, o ha de ponerse sobre la mesa. He tenido muchas presentaciones sobre este tema en las horas de la noche.[xv][15]
La propia comprensión de Elena G. de White de la distinción entre limpio e inmundo parece haber crecido en forma firme con el tiempo. En 1864 ella notó que a Noé se le permitió comer bestias “limpias” después del diluvio.[xvi][16] Y en 1890, cuando Patriarcas y profetas se publicó, destacó que los padres de Sansón habían sido instruidos a abstenerlo de “cualquier cosa inmunda”.
Esta distinción “entre artículos de alimentos como limpios e inmundos” no era, dijo ella, “una regulación meramente ceremonial y arbitraria, sino que estaba basada en principios sanitarios”. Más aún, la “maravillosa vitalidad” del pueblo judío por miles de años, podría deberse a esta distinción.[xvii][17] Notoriamente, ella no destaca este aspecto de la vida de Sanson en 1881, cuando escribe los artículos sobre los cuales se basa la mayoría del material sobre Sansón en Patriarcas y profetas.[xviii][18]
En 1905, se explaya nuevamente en forma favorable sobre la distinción dada a los judíos, mencionando esta vez en forma adicional al cerdo que “quedaba prohibido” el consumo de “otros animales, de ciertas aves y de ciertos peces, declarados inmundos”.[xix][19]
Este pasaje continúa enumerando otros aspectos de las leyes de salud judías que los Adventistas del Séptimo Día nunca buscaron enfatizar, así que en resumen se puede decir que la Sra. White nunca declaró explícitamente que la distinción general entre carnes limpias e inmundas era una ley que los Adventistas del Séptimo Día estaban todavía obligados a observar. Sus declaraciones comentando la práctica judía ciertamente alientan esa posición, pero nunca la dejan explícita.
Los adventistas en la actualidad, que comprenden la distinción entre la carne limpia y la inmunda, necesitan saber de la ausencia de tal distinción en la iglesia adventista del tiempo de Elena G. de White. En 1883, W. H. Littlejohn, en una columna de preguntas y respuestas en la Review, dijo que no estaba seguro si las ostras podrían apropiadamente considerarse bajo la prohibición de carnes inmundas que se encuentra en Levítico 11. Si así fuera, dijo, sería porque habría algunas razones naturales.[xx][20] Fue también en ese momento que Urías Smith expresó su fuerte negativa de la aplicación de la ley mosaica en este asunto, como ya se mencionó.
Los primeros reformadores de salud mencionaron las ostras cuando explicaron porqué los alimentos a base de carne eran dañinos. Russell Trall, en su libro Hydropathic Cookbook [Libro de cocina hidropática] de 1857, dijo que todos los moluscos, incluyendo las ostras eran “malos”.[xxi][21]
Probablemente sea más conocido para los adventistas los comentarios sobre las ostras de James C. Jackson, incluído entre sus otras críticas sobre la comidas a base de carne en un artículo que Jaime y Elena White reimprimieron en Health: or How to Live [Salud: o cómo vivir]. Jackson rechazaba las ostras porque eran carroñeras.[xxii][22] J. N. Loughborough dijo que todo caracol, incluyendo las ostras, eran rechazados pues contenían poco alimento nutritivo y eran difíciles de digerir.[xxiii][23]
Finalmente, en 1891, Kellogg, al reaccionar enérgicamente a algunos comentarios favorables sobre las ostras por parte de científicos, condenó a la criatura como difícil de digerir, la “más baja de los carroñeros”, y apta para contener un veneno mortal, tirotoxina.[xxiv][24]
No obstante, comparando la cantidad de material publicado contra el cerdo, las objeciones a las ostras y otras carnes “inmundas” es tan minúscula que difícilmente se puede apreciar.
Cualesquiera hayan sido las prácticas y entendimientos de nuestros pioneros en esta cuestión, nunca debemos basar nuestras propias decisiones en relación con la vida saludable en el ejemplo de otros seres humanos. La Sra. White hizo lo suficientemente claro este punto en 1901 durante una charla extemporánea en Battle Creek.
[Habla Elena G. de White:] “La hermana White no ha tenido carne en su casa o la ha cocinado en ninguna forma, o ha tenido ningún tipo de carne muerta, por varios años. Y aquí está la [base de la] reforma pro salud [de algunas personas]: ‘Ahora les he dicho que la hermana White no come carne. Ahora quisiera que ninguno de ustedes deje de comer carne porque la hermana White no lo hace’.
“Bien, no daría un centavo, ni siquiera me interesaría por nada de eso. Si usted no tiene ninguna convicción mejor, que no comerá carne porque la hermana White no lo hace- si yo fuera la autoridad, no daría ni un centavo por su reforma pro salud.
“Lo que quisiera es que cada uno de ustedes pudiera presentarse en su dignidad individual ante Dios, en su consagración individual a Dios, que el templo del alma sea dedicado a Dios ‘Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él’. Ahora quisiera que piense en esas cosas, no haga del ser humano su criterio”.[xxv][25]
No es sorprendente que S. N. Haskell, quien estaba entre los primeros que llamaron a la iglesia a abandonar el uso del cerdo, fuera el primero en dar argumentos para una clara prohibición bíblica sobre todas las carnes inmundas, haciendo uso pleno de las prohibiciones de Levítico 11. En mayo de 1903, escribió:
“En muchas cosas la Biblia establece principios y se nos deja ejercer nuestro propio juicio en el asunto, mientras que en otras cuestiones se da un mandato claro… En su plan infinito [Dios] señaló una parte del reino animal para actuar como carroñeros… Con el propósito de que conozcamos a aquellos que se alimentan de comidas limpias, les colocó una marca o señal”.[xxvi][26] Haskell cita entonces Levítico 11:1-8: “El consumo de estas cosas que Dios prohibió”, concluye Haskell, “es muy ofensiva a su vista”.
Referencias
Patrimonio de Elena G. de White
Washington, D. C.
27 de abril de 1981. Re-mecanografiado: marzo de 1989.
[i][1] El erudito en Nuevo Testamento John Brunt, cuestionó recientemente la validez de usar las leyes levíticas para hacer distinción entre carnes limpias e inmundas. Su declaración de que la interpretación que hace Elena G. de White de Levítico, explica la posición actual de la iglesia, no está justifica, como se intentará demostrar en este artículo. Véase John Brunt, “Unclean or Unhealthful, An Adventist Pespective” [Inmundas o no saludables, una perspective adventista], Spectrum, vol. 11 (Febrero 1981), pp. 17-23.
[ii][2] Jaime White, “Swine’s Flash” [Carne de cerdo], Present Truth, vol. 1 (Noviembre 1850), p. 87. Al menos dos estudios anteriores discutieron este tema. Uno fue escrito por Richard Hammill en 1945, durante sus días como estudiante en el Seminario Adventista del Séptimo Día; el otro fue escrito por David Giles, otro estudiante del seminario. Giles agregó un poco más a lo que Hammill escribiera antes. Estoy en deuda con Hammill por guiarme a un número significativo de fuentes, pero considero que su artículo descuida hacer algunas distinciones importantes.
[iii][3] Elena G. de White, Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 1 (Mountain View, California, 1948), p. 207.
[iv][4] Elena G. de White, Spiritual Gifts [Dones espirituales] (Battle Creek, Michigan, 1864), p. 146.
[v][5] D. M. Canright, “The Bible on Meat” [Lo que dice la Biblia sobre la carne], Health Reformer, vol. 1 (Diciembre 1866), p. 66.
[vi][6] D. M. Canright, “Why I do Not Eat Swine” [Por qué no como cerdo], Health Reformer, vol. 1 (Abril 1867), p. 135.
[vii][7] W. C. Gage, “Pork Unclean” [Cerdo inmundo], Health Reformer, vol. 4 (Febrero 1870), p. 150.
[viii][8] Jaime White, “Swine’s Flesh. Forbidden in the Word of God” [La carne de cerdo. Prohibida en la Palabra de Dios], Health Reformer, vol. 7 (Enero 1872), p. 18.
[ix][9] Urías Smith, “Meats Clean and Unclean” [Carnes limpias e inmundas], Review and Herald, vol. 60 (3 de Julio 1883), p. 424.
[x][10] Arturo L. Whie, “Dietary Witness of the Ellen G. White Household” [Testigo de la dieta del hogar de Elena G. de White] (Documento no publicado, Washington, D. C., 1978), p. 15.
[xi][11] Elena G. de White a Mary Kelsey White, 31 de mayo de 1882. Carta 16, 1882, p. 1 (Patrimonio de Elena de White, Washington, D. C.).
[xii][12] Carta 83, 1901. Elena G. de White, Consejos sobre el régimen alimenticio (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1974), p. 585.
[xiii][13] Elena G. de White, Christian Temperance and Bible Hygiene [Temperancia cristiana e higiene bíblica] (Battle Creek, Michigan, 1890), p. 118; en Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 473.
[xiv][14] Carta 32a, 1891.
[xv][15] Carta 76, 1895, en Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 586. (Véase también Critique of Prophetess of Health [Crítica de la profetiza de salud], pp. 78-81.)
[xvi][16] Elena G. de White, Spiritual Gifts [Dones espirituales], vol. 3 (Battle Creek, Michigan, 1860), p. 76.
[xvii][17] Elena G. de White, Patriarcas y profetas (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1979), p. 605.
[xviii][18] Véase Signs of the Times, vol. 7, 15, 22 y 29 de septiembre, 6 y 13 de octubre de 1881.
[xix][19] Elena G. de White, El ministerio de curación (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1979), p. 240.
[xx][20] W. H. Littlejohn, “Oysters” [Ostras], Review and Herald, vol. 60 (14 de agosto de 1883), p. 522.
[xxi][21] Russel Trall, The New Hydropathic Cook Book [El Nuevo libro de cocina hidropática] (Nueva York, 1857), p. 104.
[xxii][22] James C. Jackson, “Flesh as Food” [La carne como alimento], in Jaime White, ed., Health: or How to Live [Salud: o Cómo vivir] (Battle Creek, Michigan, 1865), p. 19.
[xxiii][23] John Loughborough, The Hand Book of Health [El manual de la salud] (Battle Creek, Michigan, 1868), pp. 191, 192.
[xxiv][24] J. H. Kellogg, Household Monitor of Health [Monitor hogareño de la salud] (Battle Cree, 1891), pp. 131-136.
[xxv][25] Elena G. de White, “Talk by Mrs. E. G. White Before Representative Brethren in the [Battle Creek] College Library, April 1, 1901” [Charla de la Sra. Elena G. de White ante hermanos representantes en la biblioteca del Colegio [de Battle Creek], 1 de abril de 1901], Manuscrito 43a, 1901, p. 13 (Patrimonio de Elena G. de White, Washington, D. C.)
[xxvi][26] S. N. Haskell, The Bible Training School [La escuela de entrenamiento bíblico], vol. 1 (Mayo de 1903), p. 186.
Por Norma J. Collins
La última voluntad y testamento de Elena G. de White establece una Junta de Fideicomisarios para que administre su patrimonio y produzca compilaciones de sus escritos. En armonía con esta responsabilidad, los fideicomisarios han emitido más de sesenta compilaciones después de su muerte en 1915.
¿Son estas compilaciones realmente libros de Elena G. de White? ¿Deben considerarse solamente los libros publicados durante su vida como libros genuinos de Elena G. de White? ¿Representan las compilaciones actuales correctamente su consejo inspirado? ¿Son confiables?
¿Qué es una compilación?
¿Qué es una compilación? El Diccionario inglés Webster define al verbo “compilar”: “Reunir y poner junto (estadísticas, hechos, etc.) en una forma ordenada”. “Componer (un libro, etc.) con materiales reunidos de varias fuentes”.
El libro El conflicto de los siglos provee un caso de estudio de una compilación producida mientras aún vivía Elena G. de White. La Sra. White escribió un primer libro pequeño de 219 páginas sobre el gran conflicto entre Cristo y Satanás como resultado de una visión que le fue dada en un funeral, en Lovett’s Grove, Ohio, el 14 de marzo de 1858. El demonio la golpeó con parálisis para impedir que escribiera la visión, pero ella se sentía comprometida y trabajó poco a poco hasta que sus fuerzas se restablecieron, la parálisis se disipó, y el libro se completó. Apareció como Spiritual Gifts [Dones espirituales], volumen 1.
Después de la publicación del volumen 2 en 1860, que era mayormente una reseña biográfica, escribió 21 capítulos de la historia del Antiguo Testamento desde la creación hasta el Éxodo y la recepción de las tablas de la Ley en el Sinaí. Este material se publicó como el volumen 3. También escribió 16 capítulos sobre los israelitas desde el Sinaí hasta David y Salomón. Estos capítulos, junto con un artículo sobre salud y una reimpresión de Testimonies [Testimonios] 1-10, fueron parte del volumen 4 de Spiritual Gifts. Los cuatro libros –claramente compilaciones- se imprimieron en 1864.
Luego siguieron cuatro volúmenes más extensos titulados Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], que cubrían el mismo tema. (Disponible actualmente en reimpresión facsimilar). Se imprimieron en 1870, 1877, 1878 y 1884. A medida que Elena G. de White recibió más visiones con más detalles, la historia de la gran controversia se expandió a los cinco volúmenes que se conocen actualmente como “La serie del Conflicto de los Siglos”. Todos se prepararon con materiales escritos originalmente para libros, artículos, cartas y manuscritos. Por definición eran compilaciones. “Compilar: Componer (un libro, etc.) con materiales reunidos de varias fuentes”.
¿Cómo se prepararon las compilaciones?
Los secretarios encargados de copiar comprendían bien que sólo se debían usar los pensamientos y las propias palabras de Elena G. de White, en tanto fueran gramaticalmente consistentes en la expresión de esos pensamientos. En ningún caso un copista o editor debía introducir pensamientos que no se hallaran en los manuscritos de la Sra. White. Donde los párrafos y las oraciones fueran dificultosos o perdieran algo de su fuerza, debido a la estructura de la oración, se esperaba que los secretarios hicieran los cambios gramaticales necesarios. También se los instruyó a velar para que no existieran repeticiones innecesarias. La Sra. White dio su atención personalizada a la revisión del manuscrito final. A causa de que el autor no vive más, el Patrimonio White restringió este tipo de edición al mínimo. En la actualidad, casi no hay eliminación de repeticiones en el pensamiento.
A lo largo de los años, Elena G. de White escribió más de 5.000 artículos, y miles de páginas de testimonios y cartas a individuos. De esta cantidad de materiales literarios atesorados se extraen los materiales que se incorporan en sus libros. Ella escribió sobre varios temas y dejó una riqueza de material, publicado y no publicado.
Escritos sobre la vida de Cristo
En la década de 1870, la Sra. White escribió extensamente sobre la vida de Cristo. Cuando fue a Australia en 1891, esperaba dedicar la mayoría de su tiempo a completar un libro sobre este tema importante. Desde 1892 hasta que se publicó El Deseado de todas las gentes en 1898, dedicó muchas horas diarias a preparar capítulos para el libro.
No se sentó y escribió el libro directamente, capítulo por capítulo. Asignó a sus ayudantes la tarea de reunir lo que había escrito en los años anteriores sobre el tema. Este tema se encontraba en sus obras publicadas, en artículos que habían aparecido en periódicos, y en cartas y manuscritos. Con todo este material en mano, escribió muchos artículos a medida que las experiencias de Cristo se abrían nuevamente ante ella. Entonces, estos pasajes se ubicaban juntos en el orden natural, y ella escribía la historia que los relacionaba.
Sus escritos sobre la vida y enseñanzas de nuestro Salvador, fueron tantos que no podían aparecer en un solo volumen. Por tanto, El discurso maestro de Jesucristo, Palabras de vida del gran Maestro, y una porción de El ministerio de curación, se prepararon con los materiales restantes.
“Compilar: Componer (un libro, etc.) con materiales reunidos de varias fuentes”.
La oficina del Patrimonio White posee cartas y otros documentos que relatan la tarea de la Sra. White en El Deseado de todas las gentes y la forma en la cual se preparó el libro. Frecuentemente mencionaba el hecho de que estaba escribiendo sobre la vida de Cristo, e incluía declaraciones definidas en relación con el trabajo que realizaba Marian Davis. En una carta al Dr. J. H. Kellogg, del 25 de octubre de 1895, dijo:
Marian está trabajando con gran desventaja. Encuentro sólo poco tiempo para dedicarlo a escribir sobre la vida de Cristo. Continuamente estoy recibiendo cartas que requieren respuesta, y no me atrevo a descuidar los importantes asuntos que se me presentan. Además, hay iglesias que visitar, testimonios privados que escribir y muchas otras cosas que deben ser atendidas, que me apremian y consumen mi tiempo. Marian lee atentamente todas las cartas que escribo a otros para encontrar frases que ella pueda usar acerca de la vida de Cristo. Ella ha estado reuniendo de todas las fuentes posibles, todo lo que tiene relación con las lecciones que Cristo dio a los discípulos…
Ud. sabe que todos mis temas, tanto en el púlpito como en privado, en forma oral o escrita, versan acerca de la vida de Cristo. —Carta 41, 1895.
Al hablar de la tarea de sus ayudantes en 1900, la Sra. White hizo esta declaración sobre la señorita Davis:
Ella hace su trabajo de esta manera: toma mis artículos que han sido publicados en los periódicos, y los pega en libros [hojas] en blanco. También tiene una copia de todas las cartas que escribo. Cuando prepara un capítulo para un libro, Marian recuerda que yo he escrito algo sobre ese punto especial que puede darle más fuerza al asunto. Empieza a buscarlo, y cuando lo encuentra, si ve que da mayor claridad al capítulo, lo añade.
Los libros no son producciones de Marian, sino mi propia producción, recopilados de todos mis escritos. Marian tiene un gran campo del cual seleccionar, y su capacidad para ordenar los asuntos es de gran valor para mí. Me ahorra revisar una gran cantidad de material, lo cual no tengo tiempo de hacer… Marian me es una ayuda muy valiosa en la preparación de mis libros. —Carta 61a, 1900 (véase Mensajes selectos, tomo 3, pp. 101, 102).
Marian Davis tenía una mente y una memoria organizada en forma maravillosa, por tanto era capaz de recordar y encontrar detalles que la Sra. White había escritos sobre ciertos temas. Cuando se reunía suficiente material para ciertos capítulos, el manuscrito era leído a Elena G. de White o se lo daban a ella para que lo leyera. A menudo, esto revivía su memoria de ciertas escenas y reescribía con entusiasmo muchos pasajes, dándoles mayor fuerza y frescura. Exaltar a Cristo y presentarlo a otros en toda su belleza y santidad fue siempre su objetivo principal.
Poco después de su llegada a Australia, Elena G. de White cayó enferma con fiebre de malaria y reumatismo inflamatorio. Sufrió muchísimo durante once meses, y, cada tanto, quedaba confinada en la cama por varios días, incapaz de escribir más que un poco cada día. No obstante, perseveró y Dios la sostuvo mientras escribía sobre la vida de Cristo. De esta experiencia escribió:
He estado soportando una gran prueba a causa del dolor, el sufrimiento y la impotencia; pero con esto he obtenido una preciosa experiencia más valiosa que el oro para mí.- Mensajes selectos, tomo 2, p. 275.
Estaba desalentada pues era incapaz de visitar las iglesias, pero Dios usó su aflicción para el avance de sus propósitos. Al tener que ubicarse en una posición sentada y descansada fue capaz de usar sus manos débiles, y comenzó a escribir. En pocos meses escribió seis mil páginas sobre la vida de Cristo. Se dio cuenta que en la noche, cuando no podía dormir, Jesús estaba muy cerca de ella. Pensó mucho en Cristo durante ese tiempo y supo dónde estaba su fuerza.
Una carta escrita en 1892 a O. A. Olsen, presidente de la Asociación General, revela la intensidad con la cual la Sra. White escribía mientras preparaba su libro:
Ando con temblor delante de Dios. No sé cómo hablar ni cómo describir con la pluma el gran tema del sacrificio expiatorio. No sé cómo presentar los temas con el poder vivo con el cual los recibo. Tiemblo por temor a empequeñecer el gran plan de salvación al usar palabras ordinarias. Mi alma se inclina con pavor y reverencia delante de Dios y digo: "¿Para estas cosas, quién es suficiente?" (Carta 40, 1892).- (Véase Mensajes selectos, tomo 3, p. 130).
Algunos de los pasajes más hermosos en El Deseado de todas las gentes, salieron de su pluma cuando estuvo confinada no sólo a su cuarto, sino en su cama.
Asistentes literarios
Algunos de los asistentes literarios, ¿hicieron alteraciones al pensamiento o agregados a medida que los escritos pasaban por sus manos? Esta cuestión es respondida claramente por las declaraciones escritas por varios de los ayudantes de la Sra. White:
Ninguno de los ayudantes de mi madre está autorizado a agregar a los manuscritos, introduciendo pensamientos de elaboración propia.— W. C. White a G. A. Irwin, 7 de mayo de 1900.
Por el propio conocimiento que tengo del trabajo, y por las mismas declaraciones de la hermana White, tengo el fundamento más firme para no creer que se hiciera tal cosa [que los copistas agregan pensamientos propios].- Marian Davis a G. A Irwin, 23 de abril de 1900.
Con toda buena conciencia puedo testificar que nunca tuve la suficiente presunción como para aventurarme a agregar algunas ideas propias o a hacer otra cosa que seguir con el mayor cuidado posible los pensamientos de la autora.- D. E. Robinson, 1933, Patrimonio White, Document File 107g.
La Sra. White escribió muchísimo sobre varios temas. Para complementar lo que se escribía específicamente para un libro determinado, los asistentes literarios reunían de sus escritos otras gemas del pensamiento que estuvieran relacionadas –libros, artículos publicados, manuscritos, cartas y discursos. Al trabajar juntos, la Sra. White y sus asistentes, planificaban la estructura de los libros y preparaban el asunto capítulo por capítulo. En su forma final, los manuscritos eran leídos y aprobados finalmente por la misma Sra. White, y luego se los enviaba a la imprenta.
Cómo se preparó el libro El evangelismo
Desde la muerte de Elena G. de White en 1915, ¿cómo se han preparado las compilaciones? El libro El evangelismo es un caso de estudio.
En agosto de 1944, representantes de la Asociación Ministerial de la Asociación General preguntaron al Patrimonio White si había consejos específicos suficientes sobre evangelización como para preparar un libro que oriente en ese aspecto. Si había suficiente material, esperaban que esos consejos pudieran reunirse y publicarse en un solo libro.
Cuando Arturo White, en ese momento director del Patrimonio White, revisó los archivos, encontró abundante material que podía juntarse para hacer un libro de consejos sobre evangelización. El 10 de septiembre de 1944, la Junta de Fideicomisarios tomó el siguiente acuerdo:
“Votado: Que, en concordancia con la recomendación del Concejo Consultor de la Asociación Ministerial, autorizamos la compilación de un manuscrito, ‘Consejos a evangelistas e instructores bíblicos’, que será hecha por una comisión de cinco personas elegidas por la junta. La comisión se compone de las siguientes personas: A. L. White, W. H. Branson, R. A. Anderson, la señorita Luisa Kleuser, J. L. Shuler”.- Actas de la Junta del Patrimonio White (White Estate Board Minutes), 10 de septiembre, 1944.
A medida que la comisión planificaba su trabajo, decidieron que el nuevo volumen serviría mejor si fuera completo en su información, usando tanto fuentes publicadas como no publicadas. Esto incluiría algunas repeticiones de artículos ya publicados.
Arturo White y Luisa Kleuser fueron nombrados como un equipo de trabajo para preparar el manuscrito. El plan que siguieron requerió reunir todo asunto que tuviera que ver con el tema. Entonces, con todas las declaraciones de Elena G. de White ante ellos, organizaron el material y desarrollaron el manuscrito. Este plan minimizó la influencia de los compiladores, permitiendo que los pensamientos y los énfasis de la Sra. White se vieran claramente en la obra terminada.
A medida que el pastor White y la señorita Kleuser hacían las selecciones, era fácil de ver dónde colocaba Elena G. de White el énfasis, y el bosquejo general del tema en cuestión se organizó naturalmente en alrededor de 22 divisiones generales. En los casos en que había dos o más declaraciones que trataban el mismo punto, se escogía la más fuerte o la más completa, y la otra se dejaba de lado. Debido a que no se podían cambiar las palabras de Elena G. de White que componían el texto, los asuntos se reunían usando encabezados que remarcaban la idea principal. Los encabezados y subtítulos eran casi siempre provistos por el compilador, y, generalmente, esto se entiende así.
En un momento de la preparación del manuscrito, el pastor White buscó consejo en cuanto al uso de letras itálicas para enfatizar ciertas partes del manuscrito. El acta que elaboró la Junta dice:
“Votado: Que los fideicomisarios piensan que estaría fuera de lugar usar letras en itálica para enfatizar ciertas partes del manuscrito, y puede parecer que tiene la forma de una interpretación privada”.- Actas de la Junta del Patrimonio White (White Estate Board Minutes), 2 de julio, 1945.
Surgió la inquietud de si los compiladores debían ser nombrados en el Prefacio. Se indicó que siempre fue norma no mencionar a quienes tuvieron parte en la tarea de compilar, sino en mantener el foco en el autor de los materiales. Los fideicomisarios firmaron el Prefacio, basados en el siguiente voto:
“Votado: Que el Prefacio para el manuscrito del Evangelismo sea firmado por los fideicomisarios, y que se solicite al secretario que redacte una declaración considerando este aspecto”.- Ibíd.
El registro de los nueve lectores del manuscrito mostró correcciones que tenían que ver con la redacción de los encabezados y se sugirieron agregar unas pocas declaraciones de Elena G. de White, pues se pensó que añadirían fuerza al manuscrito.
El libro Evangelismo salió a la venta unos 18 meses después de que se tomó la decisión de preparar el libro. Ha servido como guía e inspiración para aquellos que se dedican a los ministerios de evangelización. Cada punto presenta su propia referencia de la fuente, de esa manera cualquiera puede verificar el contexto y la integridad de uso.
Es el interés general de quienes están en el Patrimonio White que toda compilación sea plenamente representativa y tan libre como sea posible de cualquier favoritismo del compilador. El compilador no deja de lado declaraciones que pueden no coincidir con su opinión personal. Las opiniones personales no deben tener peso en la selección del material. La compilación debe representar completa y correctamente la posición, las enseñanzas y el énfasis de Elena G. de White.
Libro sobre el hogar
En sus últimos años, Elena G. de White expresó su anhelo de sacar un libro sobre el hogar cristiano. Pero otras obras, tales como Los hechos de los apóstoles, Consejos para los maestros, Obreros evangélicos y Profetas y reyes, la mantuvieron ocupada, y Elena G. de White murió antes de que pudiera iniciar la tarea del libro sobre el hogar. Poco después de que el manuscrito de El evangelismo se aceptó para su publicación, los fideicomisarios nombraron una comisión para que preparara un manuscrito sobre el hogar. Cuando se reunieron los materiales, siguiendo los mismos métodos usados para El evangelismo, había suficiente como para dos libros, El hogar adventista y Conducción del niño.
Riqueza de material
Cuando se reúnen todos los asuntos que se conoce que Elena G. de White escribió sobre un tema en particular, a menudo hay tal riqueza de material que es difícil lograr que el libro tenga un número razonable de páginas. Cuando se reunió material para Mente, carácter y personalidad, había tal abundancia de material que debían colocarse en dos tomos.
Al planificar un nuevo libro de Elena G. de White, siempre surge la pregunta de si el tomo debe limitarse a declaraciones que no hayan aparecido en libros anteriores, o si, con el propósito de hacer que el libro sea una unidad completa, se deben incluir todos los consejos relativos al tema, sin importar si algunas declaraciones aparecen en otro de sus libros. Después de un estudio profundo, generalmente se llega a la conclusión que el libro debe ser completo. “Compilar: Componer (un libro, etc.) de materiales reunidos de varias fuentes”.
A lo largo de los años después de su muerte, la Junta del Patrimonio White ha recibido solicitudes de compilaciones sobre varios temas. La junta considera sólo aquellos proyectos que cree que harán una contribución definida a las necesidades de la iglesia, y solicita consejo de los líderes de la iglesia antes de comenzar cualquier proyecto. Algunas personas tienen el concepto equivocado de que las compilaciones son simplemente un re-arreglo de los materiales que aparecen en otros libros publicados. El hecho es que la mayoría de las compilaciones incluyen consejos e instrucciones no publicadas previamente de las cartas y manuscritos de Elena G. de White. Los fideicomisarios no ven luz en reciclar los consejos disponibles en libros que ya están impresos.
No todos los libros tienen el mismo propósito
Mientras que todas las compilaciones se preparan esencialmente de la misma forma, no todas se preparan con el mismo propósito: a saber, algunas son más de tipo enciclopédico o referencial, como Consejos sobre el régimen alimenticio. Este libro no fue diseñado para leerse como una narración de tapa a tapa, sino para reunir todos los consejos sobre ciertos temas un una forma ordenada y de fácil acceso. Los libros devocionales son simplemente eso: devocionales. Están planificados como lecturas breves para dirigir el pensamiento hacia Dios al comienzo del día. Otros libros voluminosos, como la serie del Conflicto de los Siglos, presentan una emocionante historia desde la creación hasta la segunda venida de Cristo. Otros más dan consejos sobre varios aspectos de la vida diaria.
Resumen
Volvamos a las preguntas planteadas al comienzo de este artículo.
Si el consejo fue publicado antes o después de la muerte de Elena G. de White no tiene nada que ver con la inspiración del consejo. El imprimir los materiales antes de su muerte no los hace más inspirados, ni lo son menos si aparecen después de su muerte. Mientras vivía, ella colaboraba en la reunión de los materiales de sus artículos y cartas que habían de publicarse en libros, y podía supervisar su preparación. En su testamento encargó a la Junta de Fideicomisarios que continuaran esta obra, y que supervisaran su preparación en lugar de ella.
En los libros preparados después de la muerte de Elena G. de White, los fideicomisarios se sienten confiados por seguir las instrucciones de Elena G. de White, cuando ella escribió:
En estos últimos días se ha dado luz abundante a nuestro pueblo. Ya sea que mi vida sea preservada o no, mis escritos hablarán constantemente y su obra irá adelante mientras dure el tiempo. Mis escritos son guardados en los archivos de la oficina, y aunque yo no viviera, esas palabras que me han sido dadas por el Señor todavía tendrán vida y hablarán a la gente (Carta 371, 1907).- (Véase Mensajes selectos, tomo 3, p. 85).
La Junta de Fideicomisarios y el personal del Patrimonio White toman seriamente sus responsabilidades para representar correctamente a Elena G. de White y sus enseñanzas. Cuando los materiales se preparan para su publicación, el único ajuste que se realiza es el gramatical. Creemos que las directivas que ella dio a sus secretarios son una autoridad. Si una palabra necesita ser reemplazada para que una oración quede clara, la palabra se coloca entre corchetes para que el lector sepa que es un añadido. Nadie en el Patrimonio White ha agregado sus palabras al material de Elena G. de White. Si se percibe la necesidad de dar información adicional, se coloca como nota al pie o en un apéndice. Se dan referencias para que el investigador pueda corroborar las fuentes originales. Se da el contexto suficiente como para que el material pueda hablar por sí mismo. Si el material se adapta o parafrasea, esto se aclara y destaca en la forma correspondiente.
Los subtítulos y los encabezados que ayudan a organizar los materiales, son agregados por el compilador, pero todo el texto fue escrito por Elena G. de White. El compilador busca ser completamente objetivo, evitando apreciaciones personales en la selección de los materiales. El producto final se diseña para representar el pensamiento completo de Elena G. de White sobre un tema y es revisado cuidadosamente por una comisión para evitar que haya tergiversación.
Cuando un libro se termina, es por tanto un libro de Elena G. de White, aunque ella no esté más con vida y no pueda darle su atención personal. Si estuviera aquí, no hay duda que agregaría frases conectivas para unir ciertos párrafos y para que la expresión sea más fluida. Debido a que ésta es una tarea que se reserva sólo al autor, los compiladores usan a veces encabezados de párrafos para introducir el tema o idea siguiente, pero nunca añaden frases para relacionar un párrafo o pensamiento con otro.
Por tanto, las respuestas a las preguntas requeridas al comienzo de este artículo son: Sí, los libros publicados con posterioridad a la muerte de Elena G. de White, en todas sus áreas, son realmente libros de Elena G. de White; no, no son producto de otros escritores; y, sí, contienen mensajes inspirados dados por Dios para la conducción, edificación y fortalecimiento de la iglesia en estos últimos días de la historia de la tierra.
Norma J. Collins
Directora Asociada del Patrimonio de Elena G. de White
Mayo de 1995, actualizado en diciembre de 2001
Basado en un artículo de Arturo L. White
Información adicional:
“How Ellen White’s Books Were Written” [Cómo se escribieron los libros de Elena G. de White], por W. C. White, 18 de junio, 1935.
“In Defense of Compilations” [En defensa de las compilaciones], por Arturo L. White, en Spectrum, agosto de 1985.
Brief Statements Regarding the Writings of Ellen G. White [Breves declaraciones respecto a los escritos de Elena G. de White], por W. C. White y D. E. Robinson, 1933. Reimpreso como suplemento de la Adventist Review [Revista Adventista], el 4 de junio, 1981.
How the Desire of Ages Was Writen [Cómo se escribió El Deseado de todas las gentes], por Robert W. Olson, 1979.
“Guidelines for Editing Ellen G. White Materials” [Directivas para la edición de los materiales de Elena G. de White], por Kenneth H. Word, septiembre, 1989.
por Robert W. Olson
Una declaración introductoria al documento,
“Descripciones que muestran cómo se escribió El Deseado de todas las gentes”
Para muchos Adventistas del Séptimo Día, El Deseado de todas las gentes es su fuente favorita de nutrición espiritual aparte de la Biblia. Su nivel profundamente espiritual y sus hermosas frases sorprendentes, combinados con su tema centrado en Cristo, hacen única esta pieza maestra tan apreciada, incluso entre las mismas obras de Elena G. de White.
La historia de cómo se escribió El Deseado de todas las gentes probablemente nunca se cuente en su plenitud, porque nadie que esté con vida la conoce por completo con todos sus detalles. No obstante, un examen de las fuentes disponibles da varias ideas que otorgan luz sobre el tema de cómo este best seller imperecedero llegó a la existencia.
Los libros de Elena G. de White sobre la vida y las enseñanzas de Jesús
Elena G. de White comenzó a escribir sobre la vida de Cristo en 1858, luego de su visita a Lovet’s Grove, Ohio, donde se le revelaron en visión muchas escenas de varios siglos del conflicto entre Cristo y Satanás. Su registro escrito de esta visión, según se encuentra en Spiritual Gifts [Dones espirituales], vol. 1, incluye más de cincuenta páginas sobre la vida de Cristo.
En 1876 y 1877, Elena G. de White reescribió y aumentó su narración de la vida y obra de Cristo, y así abarcó más de las 640 páginas en Spiritual Gifts, volúmenes 2 y 3. Luego, en la década de 1890, expandió el registro un poco más, hasta que completó tres libros, El discurso maestro de Jesucristo, El Deseado de todas las gentes, y Palabras de vida del gran Maestro.
Asistencia editorial
Aunque fue inspirada en plenamente, Elena G. de White no siempre hizo uso de una gramática, ortografía, puntuación, o construcción de frases y párrafos perfectos en sus escritos. Sintió fuertemente este defecto a lo largo de toda su vida. En 1873, se lamentó, “Mi corazón está tremendamente triste… No soy una erudita… No soy una experta en gramática” (Enumeración para el 10 y 11 de enero, 1873, pp. 10-11).[i][1] Veinte años después, nuevamente se quejó por su carencia cuando declaró, “Dejo mi pluma y digo: ¡Oh, Señor, soy finita, soy débil, sencilla e ignorante. Nunca puedo encontrar un lenguaje para expresar tus revelaciones grandiosas y santas!” (Véase Descripción 63).
Al ver cómo se sintió, es bastante comprensible que Elena G. de White buscara auxilio en habilidosos literatos para la preparación de sus manuscritos para publicar. Cuando trabajaba con la serie Spiritual Gifts, desde 1858 a 1864, fue auxiliada por su esposo, quien era un calificado maestro de escuela. (Véase Mensajes selectos, vol. 1, p. 57). En la década de 1890, cuando finalmente estaba tomando forma El Deseado de todas las gentes, su principal asistente editorial fue Marian Davis.
Se les confió a los copistas de Elena G. de White tareas tales como corregir la gramática y la ortografía, eliminando las repeticiones innecesarias, agrupando el material en párrafos, y transfiriendo oraciones o párrafos de un manuscrito a otro “cuando se expresó el mismo pensamiento pero no en forma tan clara” (Véase Descripción 81). No obstante, cada tanto se les daba a otros individuos clave directivas adicionales para mejorar sus escritos. Por ejemplo, la Sra. White estaba muy dispuesta a que J. H. Waggoner criticara su manuscrito y le hiciera sugerencias para mejorarlo (Véase Descripción 15). De hecho, expresó su disgusto a Waggoner cuando no pudo cambiar o mejorar uno de sus escritos cuando se le dio una oportunidad para hacerlo (Véase Descripción 15).
También se le pidió al Dr. David Paulson que brindara esta clase de servicio. En 1905, el hijo de la Sra. White, W. C. White, envió el manuscrito de El ministerio de curación al Dr. Paulson con la solicitud, “Deseo que en su lectura completa note aquellos lugares donde el pensamiento se expresa de tal forma que pueda ser especialmente criticado por médicos y que nos conceda amablemente el beneficio de su conocimiento para saber cómo expresar el mismo pensamiento en la forma más adecuada”.[ii][2]
Elena G. de White entendía que también algunos escritores bíblicos necesitaron asistencia editorial, cuando escribió en relación con el libro de Hechos, “La costumbre de ese tiempo era que el autor enviara su manuscrito a alguien para que lo examinara y criticara. Lucas eligió a Teófilo, como a un hombre en quien tenía confianza, para que hiciera esa importante obra” (Comentario bíblico adventista, vol. 6, p. 1051).
Dado que es claro que la Sra. White por momentos permitió e incluso buscó la ayuda, que dio como resultado el cambio de algunas de sus palabras, se puede presentar una inquietud sobre su declaración, “las palabras de alguna otra persona no me representarán correctamente” (Véase Descripción 79). Debiera notarse que este comentario fue hecho en relación con uno de sus copistas en particular y no incluía las mejoras técnicas que se supone que harían todos sus copistas. Aunque se debe enfatizar que los copistas y editores de Elena G. de White no contribuyeron en realidad con la escritura de sus libros. Marian Davis dio cuenta de este hecho cuando, en respuesta a la demanda de un publicador que solicitaba que se completara en forma inmediata el manuscrito de El Deseado de todas las gentes, le escribió a W. C. White, “Hay una cosa… que incluso el más competente editor no puede hacer, a saber, preparar el manuscrito antes de que se escriba” [por ejemplo, Marian Davis no podía hacer su labor editorial hasta que Elena G. de White hubiera escrito el manuscrito] (Véase Descripción 69).
El papel de Marian Davis
Marian Davis fue una de esas personas especiales a quien Elena G. de White buscaba más que para la tarea rutinaria de copiar y editar. Marian estaba autorizada a eliminar palabras innecesarias (Véase Descripción 67) o a veces, cuando era pertinente, cambiar palabras (Véase Descripción 37). Le ayudó a la Sra. White a planificar un buen número de libros, desde el primer capítulo al último (p. 39, párrafo 1).
Marian era la “compaginadora de libros” (p. 41, párrafo 1). Ella recogía material, incluso oraciones aisladas (p. 28, párrafo 6; p. 39, párrafo 1; p. 30, párrafo 4), sobre la vida de Cristo de los diarios, cartas y artículos de Elena G. de White (p. 44, párrafo 3; p. 29, párrafo 0), los cuales pegaba en álbumes. Ella sacó material para El Deseado de todas las gentes de estos álbumes, de los libros publicados de Elena G. de White y de algunos manuscritos extensos (p. 24, párrafo 4).
Al organizar el material en capítulos, Marian notó áreas sobre las cuales no tenía nada de la pluma de Elena G. de White. Aparentemente las dos mujeres tenían una relación de trabajo tan estrecha, que Marian se sentía libre de hacer sugerencias a la Sra. White de lo que le parecía que podía estar faltando de los libros. Elena G. de White aceptó algunas de estas sugerencias, otras las rechazó. Por ejemplo, mientras que se aceptó el consejo de Marian en relación con “la roca, cuando el agua fluyó”, para un libro anterior (p. 21, párrafo 1), su recomendación acerca de “la construcción de una torre” y “la guerra de reyes” se rechazó. Elena G. de White declaró que no escribiría sobre estos temas a menos que “el Espíritu del Señor me guíe” (p. 25, párrafo 3).[iii][3]
Marian también hizo sugerencias a Elena G. de White en relación con la lucha de Cristo cuando fue tentado a usar su poder divino (p. 26, párrafo 5), y las parábolas de la perla y la red (p. 23, párrafo 6). Aunque sin duda Elena G. de White apreció estas sugerencias, estaba claro que era ella misma y no Marian la que decidía sobre qué tema escribiría.
No sólo Elena G. de White hacía el escrito inicial, también asumía plena responsabilidad por cada palabra que eventualmente aparecía en sus libros. Le explicó a su hermana Mary, “leo todo lo que se copia para ver que cada cosa está como debe ser. Leo todo el libro manuscrito antes que sea enviado a la imprenta” (p. 44, párrafo 2). Claramente éste era su método de trabajo rutinario. Marian Davis le dijo una vez a Elena G. de White, “Por supuesto, nada irá sin que usted lo apruebe” (p. 30, párrafo 2).
Fuentes de información
(a) Visiones. En su primer registro de la vida de Cristo, escrito en 1858, Elena G. de White hizo frecuentemente declaraciones como “Vi”, “Y luego vi”, “Se me mostró”, etc. (p. 10). Mientras que no unió sus registros posteriores de la vida de Cristo con estas expresiones, puede realmente haber visto en visión todos los eventos de la vida de Cristo de los cuales escribió. En 1889, después de mencionar “la traición, el juicio y la crucifixión de Jesús”, comentó, “Todo esto pasó delante de mi detalle tras detalle” (p. 22, párrafo 3).
No obstante, es necesario que creamos que cada hecho aislado mencionado en El Deseado de todas las gentes fue visto primero en visión con el propósito de que también creamos que el libro procedió de una pluma verdaderamente inspirada. Por ejemplo, Pablo escribió a los Corintios, “habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones” (1 Corintios 3:3). Pero no se le mostró esto en visión. Fue informado sobre el asunto por los miembros de la casa de Cloé. (Véase 1 Corintios 1:11). No obstante, sostenemos que 1 Corintios 3:3 fue escrito bajo inspiración. Elena G. de White declara que aunque “el Señor no le dio una nueva revelación para esa ocasión especial,… la reprensión que envió fue tan ciertamente escrita bajo la inspiración del Espíritu de Dios como cualquiera de sus otras epístolas” (Los hechos de los apóstoles, pp. 244-245). Si Dios pudo hablar a los profetas de la antigüedad “en diversas maneras” (Hebreos 1:1), seguramente pudo haber hecho lo mismo en tiempos recientes.
(b) La Biblia. Elena G. de White conocía bien su Biblia, un hecho que es atestiguado por las miles de referencias de la Palabra de Dios que corren a través de todos sus escritos. Usó la Biblia libremente en todos sus libros sobre la vida y enseñanzas de Cristo. Las Escrituras eran la fuente primaria de información para Elena G. de White en relación con lo que Jesús hizo y dijo.
(c) “Historias bíblicas” y otros libros. Dado que el Señor aparentemente no reveló el orden de los eventos bíblicos a Elena G. de White, se encontró en la necesidad de buscar esta información de la mejor manera posible por su propio estudio personal de las diferentes “historias bíblicas” (p. 21, párrafo 2). También parece haber usado algunos libros que trataban más específicamente con la vida de Jesús. Dio instrucciones a su familia en Oakland para que le enviara ciertos libros que había “dejado” (p. 17, párrafo 5). No menciona el título de estos libros, pero parece que uno de ellos era Life of Christ [Vida de Cristo] de William Hanna, debido a que algo de su fraseología en Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], volumen 2, escrito por ese tiempo, es similar al lenguaje de Hanna. La extención y naturaleza del uso que hizo de Hanna se puede determinar sólo por un análisis cuidadoso de estos libros.[iv][4] Elena G. de White usó la Biblia y fuentes históricas también en la preparación de sus otros “libros del conflicto”. W. C. White declara,
En algunos asuntos históricos como se presentan en Patriarcas y profetas, Hechos de los apóstoles y El gran conflicto, los lineamientos principales se hicieron muy claros y sencillos para ella, y cuando escribió estos temas, se la dejó que estudiara la Biblia y la historia para conseguir las relaciones de las fechas y la geografía, y para que perfeccionara su descripción de los detalles.- Archivo de correspondencia de W. C. White.[v][5]
Puede ser nueva la idea para algunos de que Elena G. de White, al escribir un libro inspirado, debiera tomar no sólo frases sino ciertos tipos de información de fuentes existentes previamente. Pero los que han estudiado cuidadosamente la Biblia no encontrarán que esta idea sea perturbadora pues habrán notado que los escritores bíblicos también siguieron esta práctica. Por ejemplo, el apóstol Pablo más de una vez usó líneas de poetas griegos, y Judas incluyó un pasaje en su pequeña epístola que alguien más había escrito al menos cien años antes (véase Comentario bíblico adventista, Hechos 17:28, 1 Corintios 15:33, y judas 14).
El Deseado de todas las gentes, un libro inspirado
En 1892, cuando Elena G. de White comenzó nuevamente a escribir sobre la vida de Cristo, habló acerca de “las cosas que ardían en mi alma en relación con la misión de Cristo”. Escribió, “No sé cómo presentar temas con el poder vivificante con el que están ante mí” (p. 23, párrafos 4, 5).
Un año después aseveró que, al escribir sobre la vida de Cristo, estaba usando palabras que comunicarían a otros “la luz que el Señor se había placido darme en su gran misericordia y amor” (p. 25, párrafo 2). Algún tiempo más tarde, después de mencionar varios de sus libros, incluyendo El Deseado de todas las gentes, declaró, “En mis libros se declara la verdad respaldada por un ‘Así dice el Señor’. El Espíritu Santo traza estas verdades en mi corazón y en mi mente en forma indeleble como la ley fue trazada por el dedo de Dios, sobre las tablas de piedra” (p. 44, párrafo 7).
En el escrito de El Deseado de todas las gentes, Elena G. de White recibió ayuda -ayuda de sus secretarios y ayuda de algunos otros autores. Pero primero y ante todo tuvo la asistencia del Señor. Fue el Espíritu de Dios quien la dirigió y controló y quien fue además la Fuerza Guiadora al escribir todos sus mensajes.
El Deseado de todas las gentes no es sólo otro libro sobre la vida de Cristo. En marcado contraste con otras obras sobre la vida de Cristo, fue escrito bajo la inspiración el Espíritu de Dios. Lleva en sus páginas las propias credenciales divinas.
Respira un espíritu celestial. Nos confronta cara a cara con el Señor mismo. A través de El Deseado de todas las gentes, como ningún otro libro fuera de la Biblia, podemos llegar a estar íntimamente familiarizados con nuestro Salvador. Y esta bendición seguramente vendrá a todos los que buscan sus páginas con corazones y mentes que sean receptivos a la conducción del Espíritu Santo.
DESCRIPCIONES RELACIONADAS CON LA ESCRITURA DE EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES
Organizadas cronológicamente
(Basado en un estudio en proceso de la fuentes)
Descripción 1: Sábado y domingo, 13-14 de marzo, 1858, los White en Lovett’s Grove, Ohio
LA REVIEW AND HERALD
“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”.
BATTLE CREEK, QUINTO DÍA, 25 DE MARZO DE 1858
Los días 13 y 14 de marzo disfrutamos libremente con la joven iglesia de Lovett’s Grove. Las labores del hermano Holt fueron grandemente bendecidas en ese lugar. Cree que unas cuarenta personas guardan el sábado en ese lugar. Unas pocas semanas atrás no había ninguna. Disfrutamos de gran libertad con estos hermanos. Durante el primer día, Dios manifestó su poder en una forma maravillosa ante la multitud congregada. Varios decidieron observar el sábado del Señor y fueron con el pueblo de Dios. Sentimos una gran deuda con el hermano y la hermana Tillotson quienes estuvieron con nosotros dos semanas y nos trasladaron confortablemente en su carruaje durante todo el camino desde que dejamos las vías del tren en Green Spring, hasta que las encontramos nuevamente en Freemont donde tomamos el tren a casa.
Jaime White, p. 149.
Descripción 2: Domingo, 14 de marzo, 1858, la visión del gran conflicto dada en un servicio fúnebre
En la visión que recibí en Lovett's Grove [Estado de Ohio], la mayor parte de lo que había visto diez años antes concerniente al gran conflicto de los siglos entre Cristo y Satanás fue repetido, y se me instruyó a que lo escribiera. Se me mostró que aunque debía luchar contra los poderes de las tinieblas, pues Satanás haría grandes esfuerzos para impedir esta tarea, debía poner mi confianza en Dios, y que los ángeles no me abandonarían en el conflicto.
Después de que salí de la visión, los afligidos amigos y una parte de la congregación, cargaron el cuerpo hasta su lugar de descanso. Gran solemnidad descanso sobre quienes permanecieron.
El lunes comenzamos nuestro viaje a casa con el hermano y la hermana Tillotson. Al día siguiente tomamos los carruajes de Freemont hacia Jackson, Michigan. Mientras viajábamos en nuestros carruajes hacia Jackson, Michigan, arreglamos nuestros planes para escribir y publicar inmediatamente después de nuestro regreso al hogar, el libro titulado El conflicto de los siglos.
Spiritual Gifts [Dones espirituales], vol. II, pp. 270-271 (publicado en 1860).Descripción 3: 1858, Spiritual Gifts, vol. I, publicado.
SPIRITUAL GIFTS
EL GRAN CONFLICTO ENTRE CRISTO Y SUS ÁNGELES Y SATANÁS Y SUS ÁNGELES
POR ELENA G. DE WHITE
BATTLE CREEK, MICHIGAN
PUBLICADO POR JAIME WHITE, 1858
CONTENIDO
DONES ESPIRITUALES................................................................................ 5
CAPÍTULO
I. La caída de Satanás................................................................................... 17
II. La caída del hombre.................................................................................. 20
III. El plan de salvación................................................................................. 22
IV. La primera venida de Cristo...................................................................... 28
V. El ministerio de Cristo............................................................................... 35
VI. La transfiguración..................................................................................... 40
VII. La traición a Cristo.................................................................................. 44
VIII. El juicio de Cristo................................................................................... 49
IX. La crucifixión de Cristo............................................................................. 57
X. La resurrección de Cristo........................................................................... 65
XI. La ascensión de Cristo............................................................................. 77
XII. Los discípulos de Cristo.......................................................................... 80
XIII. La muerte de Esteban............................................................................ 87
XIV. La conversión de Saulo.......................................................................... 90
XV. Los judíos decidieron matar a Pablo......................................................... 93
XVI. Pablo visitó Jerusalem........................................................................... 99
XVII. La gran apostasía............................................................................... 103
XVIII. El misterio de iniquidad....................................................................... 108
XIX. Muerte, no vida eterna en la miseria...................................................... 113
XX. La Reforma.......................................................................................... 119
XXI. La iglesia y el mundo unidos................................................................. 124
XXII. Guillermo Miller................................................................................... 128
XXIII. El mensaje del primer ángel................................................................ 133
XXIV. El mensaje del segundo ángel............................................................. 140
XXV. El movimiento adventista ilustrado....................................................... 144
XXVI. Otra ilustración.................................................................................. 151
XXVII. El santuario...................................................................................... 157
XXVIII. El mensaje del tercer ángel............................................................... 162
XXIX. Una firme plataforma.......................................................................... 168
XXX. El espiritualismo................................................................................. 173
XXXI. La codicia......................................................................................... 179
XXXII. El zarandeo...................................................................................... 183
XXXIII. Los pecados de Babilonia................................................................. 189
XXXIV. El fuerte clamor............................................................................... 193
XXXV. Culmina el mensaje del tercer ángel................................................... 197
XXXVI. El tiempo de angustia de Jacob........................................................ 201
XXXVII. La liberación de los santos.............................................................. 205
XXXVIII. La recompensa de los santos......................................................... 209
XXXIX. La tierra desolada............................................................................ 211
XL. La segunda resurrección........................................................................ 214
XLI. La segunda muerte............................................................................... 217
Descripción 4: Fuente de información en Spiritual Gifts, vol. I, 1858.
El señor me mostró que Satanás fue una vez un ángel honrado en el cielo, próximo a Jesucristo (p. 17).
Vi que el hijo de Dios estaba pálido y exhausto por causa del ayuno y el sufrimiento. Pero su camino estaba trazado, y debía cumplir la tarea que había venido a realizar (p. 31).
Luego vi a Jesús en el jardín con sus discípulos (p. 46).
Vi que el ángel más débil podría haber conseguido que esa multitud cayera inerme y podría haber librado al Señor (p. 51).
Pero no necesitaban temer; porque contemplé a la hueste angélica observando con indecible interés el lugar de descanso de Jesús (p. 64).
Vi a la guardia romana, cuando la hueste angélica regresó al cielo, y la luz y la gloria desaparecieron, levantarse y ver si era seguro para ellos mirar a su alrededor (p. 68).
Luego se me mostró a los discípulos cuando llenos de reverente asombro miraban para alcanzar la última vislumbre de su Salvador que ascendía (p. 79).
[Spiritual Gifts, vols. III y IV, ambos publicados en 1864, completaron el primer escrito de la historia del gran conflicto. Estos dos volúmenes trataron extensamente la historia del Antiguo Testamento. Spiritual Gifts, vol. II, era una autobiografía de Elena G. de White y no era parte de la serie del gran conflicto. A medida que pasaron los años, Elena G. de White se propuso reescribir y aumentar estos libros. Primero en la nueva serie, publicado en 1870, estaba Spirit of Prophecy [El Espíritu de Profecía], vol. I, que cubría la historia del Antiguo Testamento hasta los tiempos de Salomón. Luego Elena G. de White se concentró en la vida de Cristo, que finalmente llenó la mayor parte de Spirit of Prophecy, vol. II y III.]
Descripción 5: Miércoles, 1 de enero, 1873, Santa Rosa, California. Entrada del diario de Elena G. de White
Escribí diez páginas al pastor Littlejohn, después de escribir casi todo día sobre mi tema para Spirit of Prophecy.
(Manuscrito 3, 1873, p. 1.)
Descripción 6: Domingo, 5 de enero, 1873, Petaluma, California. Entrada en el diario de Elena G. de White
Tuvimos tres reuniones. Hablé a las once sobre la vida y la tentación de Cristo en el desierto. Sentí la fuerza del tema que presenté ante ellos.
(Manuscrito 3, 1873, p. 2.)
Descripción 7: Viernes, 10 de enero, 1873, Santa Rosa, California. Entrada en el diario de Elena G. de White
Nos levantamos temprano para prepararnos para ir a San Francisco. Mi corazón estaba indescriptiblemente triste. Esa mañana consideré francamente la posibilidad de trabajar en mis escritos. Mi esposo está muy débil para ayudarme a prepararlos para la imprenta, por tanto no trabajaré más con ellos por el momento. No soy una erudita. No puede preparar mis propios escritos para la imprenta. Hasta que pueda hacerlo no escribiré más. No es mi deber ser gravosa a otros con mis manuscritos.
(Manuscrito 3, 1873, p. 5.)
Descripción 8: Sábado, 11 de enero, 1873, San Francisco, California. Entrada en el diario de Elena G. de White.
Descansamos bien anoche. Este sábado de mañana amaneció nublado. Mi mente está llegando a conclusiones extrañas. Estoy pensando que debo dejar a un lado mis escritos en los que he tenido tanto placer y ver si puedo llegar a ser una experta. No soy una conocedora de gramática. Trataré, si el Señor me ayuda, a la edad de cuarenta y cinco años de llegar a ser una experta en la ciencia. Dios me ayudará. Creo que lo hará.
(Manuscrito 3, 1873, p. 5.)
Descripción 9: Sábado, 25 de marzo, 1876, Oakland, California. Elena de White a Jaime White
Querido esposo,… Mary Clough* y yo haremos todo lo que podamos para adelantar la tarea de mis escritos. No puedo ver ninguna luz que brille en Michigan para mi. Este año siento que mi tarea es escribir. Debo estar recluida, quedarme aquí, y no debo dejar que la inclinación o persuasión de otros remueva mi resolución de mantenerme en relación con mi obra hasta que esté hecha. Dios me ayudará si confío en él.
* Mary Clough (rima con la palabra “how” que significa cómo en inglés) era la hija de Carolina, la hermana de Elena G. de White.
(Carta 63, 1876.)
Descripción 10: Viernes, 31 de marzo, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Disfruto de la presencia de Dios y mi alma continuamente busca más de su salvación. Estoy escribiendo y lo hago con libertad. Estoy tratando preciosos temas. El último lo completé o casi completé en el día de ayer: Jesús curando al paralítico del estanque de Bethesda. El discurso de Cristo, que sigue a la curación cuando fue acusado por los judíos de quebrantar el sábado, es un gran tema.
(Carta 1, 1876, p. 2.)
Descripción 11: Martes, 4 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Desde hace algunos días hemos estado teniendo compañía casi cada día, pero trato de ceñirme a mis escritos y hacer tanto como pueda cada día. No puedo más que escribir la mitad de lo que escribo en un día cada vez.
(Carta 3, 1876, p. 1.)
Descripción 12: Jueves, 6 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
(Continuación de la carta iniciada el 4 de abril.) Tengo mucha libertad para orar y una dulce comunión con Dios en mis horas de caminata a la noche y temprano en la mañana. Estoy teniendo algo más de fuerza, pero encuentro que cualquier sobrecarga me afecta seriamente y me lleva tiempo recuperarme. Mi confianza es en Dios. Confió en que me ayudará en mis esfuerzos para sacar la verdad y la luz que me ha dado para [darle] a su pueblo. María es una gran ayudante. La aprecio.
(Carta 3, 1876, p. 2.)
Descripción 13: Viernes, 7 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Estoy escribiendo algo cada día pero no puedo confinarme a escribir más de la mitad por día.
Ayer Mary Clough, las niñas* y yo visitamos a la hermana Babcock. Salimos a caminar…
Los temas preciosos se abrieron bien a mi mente. Confío en Dios y él me ayuda a escribir. Estoy veinticuatro páginas delante de Mary. Ella anda bien con mi copia. Demandará un claro sentido del deber pedirme que deje esta obra para ir a las reuniones del campamento. Quiero decir para que termine mis escritos, un libro en todo caso, antes de que vaya a cualquier parte.
* Las “niñas” eran Addie y May Walling, las sobrinas de Mary Clough, que fueron criadas por Elena G. de White.
(Carta 4, 1876, pp. 1, 4.)
Descripción 14: Sábado, 18 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo:… En relación con publicar aquí mi libro, ¿qué piensas? El manuscrito puede ser puesto al instante en las manos de los impresores. Nos informarías por favor al respecto.
Tengo libertad para escribir y pido a Dios diariamente consejo y que sea imbuida con su Espíritu. Luego creo que tendré la ayuda, la fuerza y la gracia para hacer la voluntad de Dios.
Estoy contenta de que estés tan distendido y feliz. Nunca tuve tal oportunidad de escribir en mi vida y pienso aprovecharla al máximo…
¿Qué sería leerle mi manuscrito a los pastores Waggoner y Loughborough? Si hay alguna expresión de puntos de doctrinas que no están claros como deben estarlo, podría discernirlo (Me refiero a Waggoner).
(Carta 4a, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 15: Noche del sábado, 8 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Lucinda Hall
Querida hermana Lucinda:** … Mi esposo escribe que se me enviará un llamado de la [Sesión de la] Asociación [General], pero no cambiaré de idea en cuanto a lo que creo que es mi deber en este momento. Tengo una obra especial en este momento, escribir las cosas que el Señor me mostró. Estamos progresando bien, pero no puedo escribir más que durante la mitad del día…
Siento que debo descuidar cualquier otra cosa para poder sacar estos escritos. No he asistido a las reuniones por dos semanas. Mientras los pastores Waggoner y Loughborough están aquí, les dejo hacer la obra, y reservo toda mi fuerza para un propósito: escribir…
Deseo tener tiempo para que mi mente esté calma y pueda componer. Necesito tener tiempo para meditar y orar mientras me comprometo en esta obra. No deseo estar preocupada o estar estrechamente relacionada con nuestro pueblo pues desviará mi mente. Ésta es una gran obra, y siento que debo clamar a Dios cada día por su Espíritu para que me ayude a hacer muy bien esta tarea…
La cuestión en Petaluma necesita que la atienda la próxima semana. Puse una copia en las manos del pastor Waggoner para copiar. Sólo hizo un trabajo miserable, no cambió ni mejoró nada. Aprecio cada día más a Mary.
** Lucinda Hall (1839-1929) fue empleada durante un tiempo por Elena G. de White y llegó a ser una de sus mejores amigas.
(Carta 59, 1876, pp. 1-3.)
Descripción 16: Domingo, 16 de abril, 1876, “En los carruajes desde Oakland a Broolkyn”. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … He escrito bastantes páginas hoy. Mary trabaja duro luego. Está muy entusiasmada con algunos temas. Trae los manuscritos después de copiarlos para leérmelos. Hoy me mostró una pila de manuscritos bastante pesada que había preparado. Con orgullo los revisó…
Willie, su Mary y Mary Clough me acompañaron a la ciudad esta noche. Pienso que es mejor que no compremos ningún mueble para [la] casa nueva hasta que estés aquí para elegirlo…
No deseo que mi mente se distraiga de mi tarea ni siquiera para ir y seleccionar muebles, pero sólo lo sugiero…
Oh, cuánto anhelo esa conexión social y misteriosa con Jesús que nos eleva por encima de las cosas temporales de la vida. Es mi ansiedad estar bien con Dios, por tener su Espíritu continuamente dándome testimonio de que soy ciertamente una hija de Dios.
Me esforzaré por sacar estos asuntos, tan preciosos para la aceptación de Dios.
Bien, no puedo escribirte muchas noticias cuando me encierro en mi recámara día tras día para escribir, y luego para escribirte cada día, pero debes conformarte con lo que tienes. Ahora tomamos el bote.
(Carta 8, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 17: Martes, 18 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Fuimos a la ciudad el domingo a la noche. Hablé con aceptación ante una congregación bastante numerosa de forasteros. Empezando por el estudio del tema de los panes y los peces con los cuales Jesús alimentó a diez mil personas por su poder milagroso –cinco mil hombres y mujeres y cinco mil niños- que recogían continuamente luego de que el Salvador bendijo la pequeña porción de comida; [continuando con] Cristo caminando sobre el mar y los judíos pidiendo una señal de que él era el Hijo de Dios. El vecino de al lado de la iglesia, cercano al jardín público, estaba allí. Creo que se llama Cragg. Todos oyeron con los ojos muy abiertos, y algunos con las bocas abiertas. Mary dice que se sintió estimulada porque había escrito sobre el tema antes de oírme hablar sobre él. Ahora incorporará algunos puntos que escuchó esa noche. Parecía profundamente interesada…
Veo muchos temas sobre los que tengo que escribir que deben hacerse con el mayor cuidado. Deseo dedicar este verano, en forma completa, para hacer este trabajo. Debo detenerme un día o dos en la semana e ir a alguna parte o mi cabeza se estropeará. Envidio cada momento que me siento compelida a descansar. Estos temas intensamente interesantes me cansan mucho más al escribirlos que al hablarlos.
Siento que no sería aconsejable para mí interrumpir ahora e ir al Este. Mary no se siente inclinada a ir. Dice que le disgusta el clima del este, pero esto no me lo impedirá si sintiera que es mi deber ir. Sentiría placer de encontrarme con mis hermanos y hermanas en el retiro campestre. Es una tarea que disfruto. Mucho más que el confinamiento para escribir. Pero eso interrumpiría mi trabajo y destruiría mis planes de sacar mis libros, porque no puedo hacer ambas cosas: viajar y escribir. Me parece que ahora es mi oportunidad dorada. Mary está conmigo, la mejor copista que he tenido. Nunca tendré otra oportunidad semejante.
(Carta 9, 1876, pp. 1, 3.)
Descripción 18: Viernes, 21 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Acabo de completar un artículo bastante extenso sobre varios milagros; que hacen unas cincuenta páginas. Hemos preparado como unas 150 páginas desde que te fuiste. Sentimos la máxima satisfacción en lo que hemos preparado.
(Carta 12, 1876, p. 1.)
Descripción 19: Lunes, 14 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: Mary acaba de leerme dos artículos. Uno [era] sobre los panes y los peces, Cristo caminando sobre el agua y diciendo a sus oyentes que era el Plan de vida, lo que hizo que algunos de sus discípulos lo abandonaran. Esto llevó unas cincuenta páginas y comprende muchos temas. Pienso que es el tema más precioso que haya escrito. Mary también está muy entusiasmada con él. Piensa que es de sumo valor. Estoy plenamente satisfecha con él.
El otro artículo era sobre Cristo ingresando al campo de espigas, restregando las espigas y sanando la mano seca: doce páginas. Si puedo, con la ayuda de Mary, sacar estos temas de intenso interés, podré decir, “Señor, permite a tu sierva descansar en paz”. Estos escritos son todo lo que puedo ver ahora. El interés de Mary no decae para nada. Está tan ferviente y ansiosa como yo porque esta obra se haga ahora, antes de que viajemos a California. Temas interesantes se están abriendo continuamente ante mi mente. Estos temas sobre los que hablo, se fijan a la mente de Mary.
Creo que el Señor está con nosotros, y su Espíritu impresionará nuestros corazones. Mary sólo me sigue. No tengo temas preparados de antemano. Mi corazón y mi mente están en esta obra y el Señor me sostendrá al hacerla. Creo que el Señor me dará salud. Se lo he pedido, y responderá mi oración. Amo al Señor. Amo su causa. Amo su pueblo. Siento gran paz y quietud de mente. Parece que no hubiera nada que confunda y distraiga mi mente, y con tanto que pensar, mi mente no puede sentirse perpleja con algo sin sobrecargarse.
(Carta 13, 1876, p. 1.)
Descripción 20: Martes, 25 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: Anoche recibí una larga carta del pastor Canright urgiéndome a asistir a las reuniones campestres; también una carta del hermano Rogers de Missouri; también otra del hermano Colcord…
Me lo piden firmemente, pero no me moveré con su luz ni obedeceré su llamado. Mi obra está aquí por el momento. No veo ninguna otra luz y deseo fervientemente seguir la luz. Si pensara que es mi deber ir a esas reuniones, iría aunque mi libro nunca se terminara, pero siento que ahora es mi tiempo. Dios me ha provisto la ayuda que tanto había solicitado y por lo que tanto oré fervientemente. Mary ya ha estado aquí por cinco meses y el tiempo ha transcurrido sin que termine mucho de mi tarea. Ahora estamos haciendo un tiempo excelente y preparando asuntos tan pronto como nos es posible.
Mi mente está en la tarea y no deseo desviarme.
Si siguiera mi propio placer o inclinación, ciertamente asistiría a las reuniones campestres. Amo la labor en relación con las reuniones campestres mucho más de lo que amo escribir. Disfruto viajar, pero siento que ahora es mi tiempo y oportunidad de sacar esta obra largamente descuidada…
Todo está tranquilo aquí. No hay nada me distraiga de mi trabajo. Mi mente no se siente perpleja con cuestiones urgentes de la iglesia o con ningún tipo de dificultades. Estoy tan libre de cargas externas como pueda estarlo…
No tengo muchas novedades para escribir porque no voy a ningún lado y no veo a nadie. Excepto [por] mi paseo en bote, he permanecido mucho en casa. Sólo llamé a dos o tres de las hermanas después de escribir todo el día.
No puedo dedicarme sólo a escribir la mitad del día, pues por momentos mi cabeza me duele, y entonces tengo que descansar, recostarme y dejar de pensar, y volver a dedicarme a escribir cuando lo puedo hacer cómodamente. Esta obra debe hacerse cuidadosa, lenta y seguramente. Los temas que he preparado están bien realizados. Me agradan. Me estoy sobreponiendo a mis nervios y duermo bastante bien cada noche excepto después de hablar. Entonces me siento tan presionada [que] el descanso y el sueño quedan fuera del asunto. Mis temas son para mí de una realidad viva, y hago que la gente lo sienta.
(Carta 14, 1876, pp. 1-3.)
Descripción 21: Martes, 27 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Hemos completado veinte páginas sobre la parábola del Sembrador. Este fue un tema difícil de escribir, pero Mary y yo lo hemos leído esta tarde, y dijimos que es excelente, excelente. Ella dice que los temas salen cada vez mejor, cada uno. Ella está muy feliz con esta obra.
(Carta 15, 1876, p. 2.)
Descripción 22: Jueves, 27 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Lucinda Hall
Querida Lucinda: … Estoy trabajando al máximo de mi fuerza y mi oración es para que el Señor me ayude, fortalezca y bendiga en esta obra. Realmente lo hace, porque no podría haber hecho lo que hice. Mi espíritu anhela a Dios, y no confío en mi misma para nada. Estoy contenta de que mi esposo esté más descansado. Que el Señor lo continúe bendiciendo es nuestra ferviente oración diaria.
Estamos, Mary y yo, haciendo lo máximo para completar mis escritos en el lapso de seis semanas. Si lo logramos, ¿sería posible pensar como beneficioso el ir al Este? Si no, preferimos mucho más permanecer y escribir el siguiente volumen… Sé que el pueblo necesita este libro cuanto antes, y deseo que mi mente esté descansada y que esta carga quede fuera de mi mente.
(Carta 61, 1876, p. 1.)
Descripción 23: Viernes, 28 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: He escrito cincuenta páginas hoy. Mary Clough trabaja duro conmigo. Ha copiado quince páginas hoy. Un día de labor bueno y largo. Tan pronto como terminamos la cena, voy al cuarto de Mary y me lee lo que ha escrito mientras me recuesto en el sillón y descanso. Luego, nuevamente a la noche, voy a su cuarto y me lee el resto. Disfruta de esto tanto como yo. Mary está haciendo lo máximo para sacar estos libros. Tenemos un tiempo muy tranquilo. Nunca tuve tal oportunidad antes en mi vida. Lo aprovecharé. Hemos escrito como 200 páginas desde que te fuiste, todas copiadas, listas para los impresores.
Me siento menos que nada, pero Jesús es mi todo: mi justicia, mi sabiduría y mi fortaleza.
(Carta 16a, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 24: Abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Anoche hablé nuevamente a la gente. Éste fue mi texto: las palabras de Cristo a los doce “¿Queréis acaso iros también vosotros?” Pedro respondió, “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Véase Juan 6:67, 68). Me sentí perfectamente libre. Nunca percibí en forma tan sensible el auxilio especial de Dios que cuando hablaba. La gente se sentó como si estuviera hechizada, bien despierta, aunque la reunión no terminó hasta las nueve. El Espíritu de Dios estaba sobre mí.
(Carta 18, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 25: Viernes, 5 de mayo, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … He estado escribiendo más de lo acostumbrado, lo que es demasiado para mí. No puedo y no debo escribir más que la mitad del día, pero continúo salteando los límites y pago por ello. Mi mente elabora sobre el tema día noche. Tengo plena confianza en la oración. El Señor me escucha y creo en su salvación. Confío en su fuerza. Por su fuerza completaré mis escritos. Me tomo firmemente de su mano con confianza inalterable. Estamos felices en nuestro trabajo y esto es nuestro mundo por el momento…
Nunca esperé otra vez una oportunidad tan buena para escribir. Espero que el Señor me ayude en mi clamor continuo.
Si soy bendecida con salud, como lo he sido hasta ahora, completaré mi primer libro en unas cuatro semanas.
(Carta 21, 1876, pp. 1-2.)
Descripción 26: Jueves, 11 de mayo, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Si reúno mis escritos [Spirit of Prophecy, vol. II] todos en un manuscrito, mi parte de la obra está hecha y me sentiré aliviada.
(Carta 24, 1876, p. 2.)
Descripción 27: Aprox. Lunes, 22 de mayo, 1876, sobre el tren entre Oakland y Sacramento, en camino a la reunión de campamento de Kansas. Elena G. de White a Mary Kelsy-White o Mary Clough
Querida Mary: Estamos todos felices y cómodos ubicados en los vagones. Nos gusta mucho nuestra situación. Le debo un dólar a Frank. Por favor, págale y lo cargas a mi cuenta. Pídele a la hermana Rice que corte un modelo de chaqueta que diseñó para mí. Envía una copia a Kansas y ten también una bien segura en Oakland. No necesitas enviar Walks and Homes of Jesús* [Caminatas y hogares de Jesús] cuando mandes los libros que preparé.
(Carta 27a, 1876.)
*Por Daniel March.
Descripción 28: Jueves, 19 de octubre, 1876, Battle Creek, Michigan. Elena G. de White a William C. y Mary White
Queridos hijos Willie y Mary:… Hemos decidido que los impresores avancen con mi libro y no transportar estos libros a través de las llanuras otra vez. Parte del libro ya está aquí impreso. No los tendremos estereotipados, porque no esperaremos a tener las cuestiones de mi libro en forma tan, tan exacta, sino sacar esta primera edición y ponerla a la venta. Entonces tendremos tiempo para lograr una edición más perfecta en la Costa del Pacífico y la tendremos estereotipada, luego la vida de tu padre y la mía serán escritas e impresas en la Imprenta de la Pacific.* Pero todos hemos usado nuestro mejor criterio y pensamos que es mejor nos quedemos aquí hasta diciembre y que completemos esta edición…
Mary Clough siente que no puede dejar de lado este libro otra vez. Desea verlo terminado. Haremos, por lo tanto, lo máximo para completar este objetivo y tan pronto como esté listo, regresar.
(Carta 45, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 29: Jueves, 26 de octubre, 1876, Battle Creek, Michigan. Elena G. de White a William C. y Mary White
Querido hijos: … Estamos muy apurados y ocupados por sacar mi volumen dos, Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía]. Hay tres formas nuevas ya impresas. Si permanecemos aquí por unas cuatro semanas completaremos el libro y quitaré de mi mente una gran carga de preocupaciones…
Me temo que si parto inmediatamente mi libro se demorará unos dos meses. Mary se está esforzando al máximo…
Nunca estuvimos con tanto trabajo antes. Mary se sienta hasta las doce o la una de la noche. Trabaja tremendamente.
(Carta 46, 1876, pp. 1-2.)
Descripción 30: Martes, 30 de noviembre, 1876. Anuncio en la Review and Herald
The Review and Herald
Batttle Creek, Michigan, Quinto día, 30 de noviembre, 1876
Spirit of Prophecy, vol. II
Estamos listos para hablar de este volumen, ahora impreso, como el volumen más notable que se haya impreso alguna vez en esta oficina. Cubre las partes del gran conflicto entre Cristo y Satanás, las que están incluidas en la vida y misión, enseñanzas y milagros de Cristo aquí en la tierra. Muchos han emprendido la tarea de escribir la vida de Cristo, pero sus trabajos, comparados con éste, parecen ser sólo como las vestimentas externas del cuerpo. Aquí tenemos, hablando de esta forma, una visión interior de la obra maravillosa de Dios durante ese tiempo. Y si el lector tiene un corazón impresionable, sentimientos que pueden ser despertados, una imaginación que puede responder a las más vívidas descripciones de las escenas más emocionantes, y un espíritu para beber en lecciones de pureza, fe y amor del ejemplo divino de Cristo, encontrará en este volumen lo que lo llamará a disfrutar de la forma más emocionante de todas estas facultades. Pero lo mejor de todo de está en la impresión duradera que hará en todo el que lo lea. Tendrá una circulación ilimitada. Pago luego de envío por correo, $ 1.00 dólar.
Descripción 31: Spirit of Prophecy, vol. II, Tabla de contenido, 1877
CONTENIDO......................................................................................... PÁGINA
CAPÍTULO I. El primer advenimiento de Cristo.................................................... 9
CAPÍTULO II. La vida de Cristo........................................................................ 30
CAPÍTULO III. Vida y misión de Juan.............................................................. 41
CAPÍTULO IV. La misión de Cristo................................................................... 58
CAPÍTULO V. La muerte de Juan..................................................................... 74
CAPÍTULO VI. Tentación de Cristo................................................................... 86
CAPÍTULO VII. La boda en Caná...................................................................... 98
CAPÍTULO VIII. Purificación del Templo.......................................................... 115
CAPÍTULO IX. Nicodemo viene a Cristo.......................................................... 124
CAPÍTULO X. La mujer de Samaria................................................................. 140
CAPÍTULO XI. El hijo del Centurión................................................................ 151
CAPÍTULO XII. Jesús en Betesda.................................................................. 156
CAPÍTULO XIII. Jesús en Capernaum............................................................. 173
CAPÍTULO XIV. La elección de los discípulos................................................. 182
CAPÍTULO XV. El sábado.............................................................................. 193
CAPÍTULO XVI. El Sermón del Monte............................................................. 200
CAPÍTULO XVII. El leproso curado................................................................. 225
CAPÍTULO XVIII. La parábola del sembrador................................................... 282
CAPÍTULO XIX. Otras parábolas.................................................................... 242
CAPÍTULO XX. Los panes y los peces............................................................ 258
CAPÍTULO XXI. Caminando sobre el agua...................................................... 258
CAPÍTULO XXII. Cristo en la sinagoga............................................................ 274
CAPÍTULO XXIII. El paralítico........................................................................ 292
CAPÍTULO XXIV. La mujer de Canaán............................................................ 301
CAPÍTULO XXV. Cristo calma la tempestad.................................................... 305
CAPÍTULO XXVI. Hombres de las tumbas...................................................... 311
CAPÍTULO XXVII. La hija de Jairo.................................................................. 318
CAPÍTULO XXVIII. La transfiguración............................................................. 324
CAPÍTULO XXIX. La fiesta de los tabernáculos............................................... 337
CAPÍTULO XXX. Ve y no peques más............................................................ 349
CAPÍTULO XXXI. La resurrección de Lázaro.................................................... 358
CAPÍTULO XXXII. La ofrenda de María........................................................... 372
CAPÍTULO XXXIII. Camino a Jerusalén.......................................................... 382
Descripción 32: Jueves, 14 de febrero, 1878. Anuncio en la Review and Herald
The Review and Herald
Battle Cree, Michigan, Quinto día, 14 de febrero, 1878
Spirit of Prophecy, vol. 3
Este volumen, de Elena G. de White, ya está disponible. Trata plenamente sobre los sufrimientos y muerte de Cristo, su resurrección y ascensión al cielo, y termina con un registro de las vidas, enseñanzas y persecuciones de los apóstoles. Está escrito con la misma fuerza y estilo impresionante de los volúmenes anteriores, y es un libro de emocionante interés. Será recibido con alegría en todas partes por aquellos ya familiarizados con la hermana White y su obra. En el estilo, tamaño y precio, es igual que los volúmenes 1 y 2; 400 páginas; precio $ 1.00.
CONTENIDO.................................................................................................. PÁGINA
CAPÍTULO I. Llorando sobre Jerusalén........................................................................ 9
CAPÍTULO II. La purificación del Templo.................................................................... 20
CAPÍTULO III. Jesús y los fariseos........................................................................... 36
CAPÍTULO IV. Denunciando a los fariseos................................................................. 56
CAPÍTULO V. En la corte exterior.............................................................................. 74
CAPÍTULO VI. La cena de Pascua............................................................................. 81
CAPÍTULO VII. En el Jardín...................................................................................... 94
CAPÍTULO VIII. En el juicio..................................................................................... 107
CAPÍTULO IX. Condenación de Jesús...................................................................... 127
CAPÍTULO X. El Calvario........................................................................................ 148
CAPÍTULO XI. En el sepulcro.................................................................................. 173
CAPÍTULO XII. El fin del conflicto............................................................................ 183
CAPÍTULO XIII. La resurrección............................................................................... 191
CAPÍTULO XIV. La mujer en la tumba...................................................................... 198
CAPÍTULO XV. Jesús en camino a Emmaus............................................................ 206
CAPÍTULO XVI. En el aposento alto......................................................................... 216
CAPÍTULO XVII. Jesús en Galilea........................................................................... 223
CAPÍTULO XVIII. La reunión de los hermanos........................................................... 234
CAPÍTULO XIX. La ascensión de Cristo................................................................... 249
CAPÍTULO XX. El Pentecostés............................................................................... 263
CAPÍTULO XXI. La curación del paralítico................................................................ 275
CAPÍTULO XXII. Los siete diáconos........................................................................ 291
CAPÍTULO XXIII. La conversión de Saulo................................................................. 305
CAPÍTULO XXIV. Pablo comienza su ministerio........................................................ 317
CAPÍTULO XXV. El ministerio de Pedro................................................................... 323
CAPÍTULO XXVI. La liberación de Pedro.................................................................. 334
CAPÍTULO XXVII. La ordenación de Pablo y Bernabé................................................ 345
CAPÍTULO XXVIII. La predicación entre los gentiles.................................................. 358
CAPÍTULO XXIX. Judíos y gentiles.......................................................................... 368
CAPÍTULO XXX. El encarcelamiento de Pablo y Silas............................................... 378
CAPÍTULO XXXI. La oposición en Tesalónica........................................................... 387
Descripción 34: Domingo, diciembre, 1878, Denison, Texas. Elena G. de White a Mary White
Querida hija [nuera] Mary: Esta semana comenzaré a vivir en la casa nueva. Es espaciosa y el edificio es bonito… Asegúrate y envíame el material rústico igual al vestido de Emma. Por favor envía el chal doble. Tengo un plan para él. Envíame el chal a cuadros, y puedes enviarme dos almohadones. Envía libros, los de tapa roja Jewish Antiquities [Antigüedades judías] y el Bible Dictionary [Diccionario bíblico]. ¿Está allí Night Scenes of the Bible* [Escenas nocturnas de la Biblia]? Si está, envíalo.
(Carta 60, 1878, p. 1.)
*De Daniel March, publicado en 1869.
Descripción 35: Martes, 22 de diciembre, 1885, Basel, Suiza. Elena G. de White a Edson y William White
Queridos hijos, Edson y Willie:… Díganle [a Marian Davis*] que hace un minuto leí las cartas en las que detalla las mejoras que hay que hacer en los artículos para el volumen 1. Se lo agradezco. Díganle que ella hizo una indicación sobre cuando se sacó los ojos a Sedequías. Esto necesita expresarse mejor –también la roca, cuando fluyó el agua- algo en relación con esto. Pienso que puedo hacer más específicos los artículos…
Bueno, mis queridos Willie, Edson y Emma, dejémonos atraer por Dios. Vivamos diariamente como nos hubiera gustado haber vivido cuando el juicio se inicie y los libros se abran, y cuando todos sean recompensados de acuerdo con sus obras. No estoy afligida ni desalentada, pero me siento pesada como un carro con centeno. Hemos tenido varios días de un hermoso tiempo. Ha comenzado a llover esta tarde. Díganle a Mary que me busque algunas historias de la Biblia que me den idea del orden de los sucesos. No tengo nada y no puedo encontrar nada aquí en la biblioteca.
(Carta 38, 1885, p. 8.)
* Marian Davis (1847-1904) fue una secretaria y asistente literaria sumamente talentosa para Elena G. de White. Trabajó para Elena G. de White desde 1879 hasta 1904, ayudándola a producir muchos libros, incluyendo El Deseado de todas las gentes.
Descripción 36: Domingo, 16 de enero, 1887, Basel, Suiza. W. C.White a B. L. Whitney**
Querido hermano: es domingo de tarde. No he recibido ningún telegrama de Olsen y concluyo que su reunión está pospuesta, por lo tanto decidí no ir a Londres…
Adjunto también una lista de libros preparados por la hermana Davis, los que ella desea que examinen algunos de su equipo para saber si alguno de ellos será valioso para nosotros en nuestro estudio de la Biblia o la preparación de artículos sobre temas bíblicos. Después de leer el memorando preparado por la hermana Davis, veo que hay poco más que necesite agregar. Quizás desee algunos de estos en la biblioteca de su oficina…
Notará lo que dice sobre los recortes en Life of Christ [Vida de Cristo] de Farrar. Ésta es la forma en que se expresa al comienzo sobre Child’s Life of Christ [La niñez de Cristo]…
Compre por favor un juego en Cassell de Prot. de Wylie, un Life of Christ de Hanna***, y para su biblioteca creo que haría bien en tener un juego de Hours With the Bible [Horas con la Biblia] de Geikie. Si no los ha comprando en Nueva York, debe solicitarlos y comprarlos para su biblioteca, The Temple and Its Services [El templo y sus servicios], Jewish Social Life [La vida social judía], y de Andrews, Life of Our Lord [Vida de nuestro Señor], una buena armonización de los evangelios, y otras obras que le servirán a su esposa para preparar notas para las lecciones de la Escuela Sabática. Debe tener una copia del último y el mejor diccionario bíblico. –W. C.
** El pastor Whitney (1845-1888) sobrellevó pesadas responsabilidades en la obra de publicaciones que tenía su asiento en Basel.
*** Life of Christ, de William Hanna, salió publicado por primera vez en 1863.
(Libro de cartas de White Book A-2, pp. 74-76 [escrita desde Basel, Suiza, a B. L. Whitney, quien realizaba negocios en Londres, Inglaterra].)
Descripción 37: Marzo, 1889, Battle Creek, Michigan, Elena G. de White a su nuera
María, Willie está con reuniones por la mañana y por la tarde, ideando y planificando para hacer mejor y más eficientemente la tarea en la causa de Dios. Lo vemos sólo a la hora de comer. Marian lo visitará para algunos asuntos pequeños que me parece que puede arreglarlos por sí misma. Está nerviosa y apurada, y él considera que debe apretar sus dientes y contener sus nervios lo mejor que pueda. He tenido una charla con ella y le dije que debe hacerse cargo de varias cosas por sí misma de las que ha estado trayendo a Willie. La mente de ella está en cada detalle y relación, y la mente de él se ha estado encargando de una variedad de temas difíciles hasta que su cerebro se enrolla y entonces no está preparado para hacerse cargo de estos detalles minúsculos. Ella debe hacerse cargo de estas cosas pequeñas que tienen que ver con su parte del trabajo, y no presentárselas a él para no preocupar su mente con ellas. A veces pienso que nos matará a ambos, todo innecesariamente, se puede hacer cargo ella misma de sus detalles en lugar de traerlos ante nosotros. Cada pequeño detalle de cambio de una palabra desea que lo veamos. Estoy cansada de este asunto.
(Carta 64a, 1889, p. 1.)
Descripción 38: Domingo 12, 1889, 188g, Ottawa, Kansas. Elena G. de White a su familia
Queridos hijos en el hogar:… Durante cuarenta y cinco años de experiencia, he estado mostrando las vidas, el carácter y la historia de los patriarcas y profetas, quienes llegaban al pueblo con un mensaje de Dios, y Satanás comenzaba algún informe maligno, o levantaba alguna opinión diferente o desviaba el interés para otro lado, para que el pueblo se privara del bien que el Señor deseaba otorgarles…
No puedo sino sólo tener una vívida imagen en mi mente día tras día de la forma en que fueron tratados los reformadores, cuán poca diferencia de opinión parece crear un frenesí de sentimientos. Así fue también con la traición, juicio y crucifixión de Jesús –todo esto pasó ante mí punto por punto.
(Carta 14, 1889, p. 3.)
Descripción 39: Domingo, 14 de febrero, 1892, Preston, Melbourne, Australia. Entrada del diario de Elena G. de White
Traté de evitar todo movimiento de mis brazos para evitar gritar de dolor. Puedo escribir con mi mano derecha; puedo usar mi brazo desde el codo para abajo. La bendición especial de Dios me auxilió en esto. Agradezco a su santo nombre.
La verdad nunca ha estado impresa tan claramente en mi mente como durante esta enfermedad y alabo al Señor porque tengo voz para expresar las palabras que me da.
(Manuscrito 29, 1892, p. 2.)
Descripción 40: Lunes, 15 de febrero, 1892, Preston, Melbourne, Australia. Entrada del diario de Elena G. de White
He sido capaz de escribir algo sobre la vida de Cristo. Alabo el nombre del Señor porque me es dejada mi razón.
(Manuscrito 29, 1892, p. 3.)
Descripción 41: Domingo, 3 de abril, 1892. Marian Davis a W. C. White
Desde que Revel sacó los derechos de autor del libro “El camino a Cristo” antes de que se hicieran los arreglos para reservar los derechos de usar algunos de los asuntos en “Life of Christ” [Vida de Cristo], ¿no debiera hacerse algún arreglo con él tan pronto como sea posible? Será una gran tarea, después de que se complete el libro, quitar de Life of Christ todas las frases y párrafos que hemos usado en “El camino a Cristo”. Y como ya lo dije antes, en un caso –quizás dos- desearé usar más de una página de “El camino a Cristo”.
(Archivo de documentos del Patrimonio White DF Nº 393a. [Escrito desde Preston, Melbourne, Victoria, Australia].)
Descripción 42: Viernes, 15 de julio, 1892, Preston, Victoria, Australia. Elena G. de White a O. A. Olsen*
Esto es realmente una incapacidad física para mí, y casi una absoluta dependencia de otros. Tan nueva es esta experiencia para mí que me he sentido asombrada de que fuera así. Pero aunque estoy casi sin fuerzas en el cuerpo, en el corazón no siento ningún paso de los años.
Esta semana he sido incapaz de comenzar a escribir sobre la vida de Cristo. ¡Oh, cuán ineficiente, cuán incapaz soy de expresar las cosas que queman en mi alma en relación con la misión de Cristo! Difícilmente me atrevo a iniciar la obra. Hay tanto en ella. ¿Qué diré y qué dejaré de decir? Me despierto por las noches rogando al Señor para que envíe a su Espíritu Santo sobre mí, para que habite en mí.
Camino con temor delante del Señor. No sé cómo hablar o expresar con la pluma los grandes temas del sacrificio expiatorio. No sé cómo presentar los temas con el poder viviente con el que están ante mí. Tiemblo con temor para que no rebaje el gran plan de salvación con palabras vulgares. Inclino mi alma con temor y reverencia ante el Señor y digo “¿Quién es suficiente para estas cosas?”.
(Carta 40, 1892, p. 4.)
* O. A. Olsen fue presidente de la Asociación General desde 1888 hasta 1897.
Descripción 43: Lunes, 30 de octubre, 1892. Marian Davis a Elena G. de White
Deseo hacer una pregunta acerca de las dos parábolas del tesoro escondido y el comerciante que buscaba buenas perlas. ¿Representan estas dos parábolas exactamente la misma cosa? ¿No parece como si Cristo diera dos parábolas para enseñar exactamente lo mismo? ¿No hay algún punto en que difieran? ¿No pueden estar representando dos clases que encuentran la verdad? Del hombre que encuentra no se dice que lo hubiera estado buscando. Parece haber llegado hasta él inesperadamente mientras trabajaba en los campos. Pero cuando lo encuentra, está listo para dar todo con el propósito de que le pertenezca. Entonces, buscará diligentemente en el campo por más. Cuántos hay a quienes la verdad llega de esa forma, inesperadamente, en forma impensable, pero que gustosamente se sacrifican para tenerlo cuando disciernen su valor. Pero el mercader estaba buscando buenas perlas. Por lo tanto hay en todas partes mentes fervientes y serias que están fervientemente buscando algo precioso y duradero –algo en lo que puedan fijar sus esperanzas, y cuando la verdad es recibida por ellos, también la reciben con gran gozo.
Así durante todas las épocas, las dos parábolas apelarían a dos clases diferentes de personas. Sé que la parábola del tesoro ha sido usada para representar la diligencia en la búsqueda. Pero esta explicación no desmerecerá eso. ¿No se produce la búsqueda después de que hay un tesoro escondido en el campo?
He dejado pasar tres parábolas en mi trabajo, pero estoy ansiosa por sacarlas bien, y si puede darme más luz sobre ellas le estaré agradecida.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde St. Kilda, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Adelaide].)
Descripción 45: Miércoles, 29 de marzo, 1893. Marian Davis a W. C. White
Probablemente recordará algunas cosas que dije la primavera pasada sobre la necesidad de tener el tema para artículos y el álbum de recortes, para que pueda estar disponible para usar en la vida de Cristo, copiado, para que sea conveniente para hacer referencia. Quizás pueda imaginar la dificultad de tratar de reunir detalles en relación con cualquier tema, cuando esto debe hacerse en treinta álbumes de recortes [de materiales de Elena G. de White], una media docena de libros encuadernados y cincuenta manuscritos, todos sumando miles de páginas…
Una cosa más de porqué se necesita tanto para la vida de Cristo que lo que se necesitó para cualquier otro libro anterior. El material es mucho más abundante, el espectro de temas más grande, la tarea demanda más en todo sentido.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde St. Kilda, Melbourne, Australia].)
Descripción 46: Lunes, 22 de mayo, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Mientras leo los nuevos capítulos sobre LC [Vida de Cristo] me parecen muy preciosos –las lecciones de esperanza y fe, el amor y ternura del Salvador- y me siento ansiosa porque el libro vaya a la gente. Pido que Dios le dé fuerzas y me dé a mi gracia y sabiduría.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde St. Kilda, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 47: Martes, 23 de mayo, 1893, Wellington, Nueva Zelanda. Entrada en el diario de Elena G. de White
Esta mañana está nublado y llueve. He estado escribiendo sobre la vida de Cristo desde las cuatro. Oh, que el Espíritu Santo repose y more en mí para que mi pluma pueda describir las palabras que comunicarán a otros la luz que el Señor se ha dignado darme en su gran misericordia y amor para conmigo.
(Manuscrito 80, 1893, p. 20.)
Descripción 48: Martes, 15 de junio, 1893, Wellington, Nueva Zelanda. Elena G. de White a W. C. White
Querido hijo Willie: … Marian, tu sabes, no puede ser confinada. Está totalmente entusiasmada con la tarea en el hospital. Estoy ansiosa por sacar la vida de Cristo. Marian detalla capítulos y temas sobre los que tengo que escribir que no veo realmente necesidad que se escriban. Puedo ver más luz en ellos. En esto no debo meterme sin que me guíe el Espíritu Santo. La construcción de una torre, la guerra de reyes, estas cosas no preocupan mi mente, pero estos temas de la vida de Cristo, su carácter representando al Padre, las parábolas esenciales para que todos nosotros comprendamos y practiquemos las lecciones que contienen, en eso insistiré.
(Carta 131, 1893, p. 3.)
Descripción 49: Domingo, 2 julio, 1893, Wellington, Nueva Zelanda. Elena G. de White a W. C. White
Querido hijo Willie: … Debemos comenzar, muy decididamente, para comprender cuando debe publicarse el próximo libro, porque debemos movernos cuidadosamente en el temor de Dios…
Escribo algo todos los días sobre la vida de Cristo. Un capítulo grabó en mi mente otros temas de tal forma que tengo varios borradores sobre los que estoy escribiendo. Difícilmente me atrevo a enviar manuscritos por medio del joven Linden, temiendo que los pierda, deseo dedicarle más tiempo a algunos temas.
(Carta 132, 1893, p. 6.)
Descripción 50: Viernes, 7 de julio, 1893, Wellington, Nueva Zelanda. Elena G. de White a W. C. White
Querido hijo Willie: … Te he escrito un poco en cada correo de los que oímos que iban a Australia, y cuando salió el hermano Linden te envié una carta y un manuscrito para Fanny y Marian –algo sobre la vida de Cristo y algo para Fanny. Lo de la vida de Cristo se puede usar para artículos de periódicos.
(Carta 133, 1893, p. 3.)
Descripción 51: Miércoles, 2 de agosto, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Ahora, acerca del libro. Estoy tan feliz de que esté escribiendo sobre los dos viajes a Galilea. Estaba temerosa de que no lo hiciera. Anhelo recibir algo suyo pronto. Hay bastante trabajo para hacer a mis espaldas, pero prefiero no volver atrás si puedo ayudar, o más bien esperar, hasta que tenga todo o casi todo, y pueda reunir todo el material, y luego puedo volver atrás una vez más y terminarlo. Eso me ahorrará el tener que pasar por el mismo terreno más de dos veces…
Le envié dos capítulos sobre L. C. [vida de Cristo] que no los había enviado cuando mandé lo anterior. Los preparé y dejé en la caja del maletero de W. C. [White]…
Esperaré con gran interés la llegada del manuscrito prometido. Estoy tan contenta de que esté escribiendo desde donde está. Hay un campo tan rico en las enseñanzas de Cristo cuando dejó Jerusalén después de la Fiesta de los Tabernáculos.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Frahran, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 52, 22 de agosto, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Tengo un número de capítulos preparados sobre la vida de Cristo, pero no puedo tenerlos copiados en este momento. Quizás pueda en las vacaciones. Si es así, se los enviaré. Estoy contenta de que esté trabajando sobre la vida de Cristo y estoy ansiosa por los manuscritos. Estos son capítulos –o partes- que deben ser preparados en lo que he mencionado antes –algunas cosas que fueron dejadas sin completar, y puedo estar trabajando en estas cosas hasta que tenga más manuscritos. Por supuesto, tengo un manuscrito considerable por delante en el cual estoy trabajando, pero no está en relación, y será mejor que lo prepare después que obtenga los eslabones intervinientes.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Frahran, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 53: Jueves, 5 de octubre, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Hay algunos puntos sobre los que me gustaría consultarle sobre la vida de Cristo. ¿No fue una lucha para él durante toda su vida sobre la tierra, refrenarse de usar su poder divino –para mantener su nivel de humanidad? Especialmente en la tentación en el desierto cuando Satanás llegó hasta él diciendo, si tú eres el Hijo de Dios, y para Cristo no afirmarse, no reprender al tentador. Y en la última tentación, me gustaría saber si esta idea es correcta –Adán retuvo su dominio sobre la tierra, pero mientras estuvo sujeto a Cristo. El Hijo de Dios fue el gobernante real, original, y Adán tuvo dominio bajo él. Adán traspasó su dominio a Satanás, pero antes de eso, Cristo fue el primer gobernante del mundo. Ahora en la tentación, Satanás viene con su título robado y se lo ofrece a Cristo, el gobernante original, con la condición de que Cristo le rinda homenaje. Hacerlo implicaría colocar a Satanás en supremacía como el gobernante original, y Cristo como subordinado a Satanás. ¡Una imprudencia intolerable –si se me permite expresarlo- de Satanás! ¡Parece como si Cristo hubiera sido tentado a eliminarlo de la existencia allí y en ese momento, y darle un final a toda su obra miserable. Ahora, si hay algo sobre esto, desearía que lo pusiera, que Cristo nunca se autoafirmó, soportó toda la falsa representación y suposiciones de Satanás, y sólo vivió –sólo dejó que su vida brillara, la revelación del eterno amor de Dios, como la vindicación de sí mismo, y la refutación eterna de todas las pretensiones de Satanás. Oh, que maravillosa lección que tiene para nosotros, no vindicarnos o autoafirmarnos, sino dejar que el principio se manifieste y desarrolle, dejar que nuestra vida hable, mientras que estamos en silencio.
Las lecciones sobre la vida de Cristo parecen incitar el interés general. El hermano Starr se sintió muy atraído por los capítulos en manuscritos…
Estoy asistiendo ahora a las clases de Biblia. Interrumpe un poco mi tiempo, pero como están considerando la vida de Cristo deseo escucharla, así cualquier discusión y presentación refresca ese tema en la mente de uno.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Frahran, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 54: Miércoles, 18 de octubre, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Espero que no sea necesario que trabaje sobre el testimonio, al menos por el momento. Los estudios bíblicos [en la Escuela Bíblica de Australia] son sobre la vida de Cristo, y estoy ansiosa de mantenerme en esa línea de pensamiento si es posible, si es que voy a continuar la tarea con el libro. Hay mucho por hacer todavía con el material que tengo, aunque, por supuesto, cuanto más pronto tenga nuevo material, mejor.
Oh, cuando veo cómo parece que estamos en los círculos de un remolino que está llevándonos más y más rápido hacia la gran consumación no veo la hora de que salga este libro, para revelar a Cristo a la gente como él es en su belleza. Que el trabajo sea hecho por quienquiera que Dios haya escogido, pero Oh, deseo verlo hecho, y estaré tan agradecida si me usa de alguna manera. Hay una gran pérdida en detenerse quebrantando la cadena de pensamiento y comenzarla otra vez. Pero estoy lista para hacerlo, si es necesario. Pero mientras, estoy estudiando la vida de Cristo y el asunto está en mi mente, parece como un pobre policía que trabaja en alguna cosa…
Simpatizo con usted en su constante traslado. Debe ser muy preocupante. ¡Pero qué privilegio está teniendo la gente de Nueva Zelanda!
Estaré muy feliz cuando pueda hablar sobre la tarea. Hay tantos puntos que surgen y sobre los que deseo consultarle, y apreciaría el privilegio de tener a alguien que lea también los capítulos.
Le enviaré unos pocos capítulos pronto. El hermano [W. F.] Cadwell copia para mí el domingo antes del mediodía… Estoy realmente ansiosa de tener más capítulos Estos son días ocupados, las clases de Biblia que se dan a mitad de la mañana son bastante inconvenientes, pero mientras se estudia la vida de Cristo, puedo acostumbrarme a perderlas, porque es la única cosa que sobrellevo en mi trabajo, y despierta la mente de uno el oír sobre el asunto de nuevo.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Frahran, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 55: Jueves, 18 de enero, 1894, Brighton, Victoria, Australia. Elena G. de White a W. C. Prescott
[Escrito en su tienda en la reunión de campamento en Brighton al presidente del Colegio de Battle Creek, en relación a un problema en la institución.]
Ahora debo dejar este tema presentado en forma tan imperfecta, que temo que malinterprete lo que me siento tan ansiosa por dejar en claro. Oh, que Dios ayude a la comprensión, porque sólo soy una pobre escritora y no puedo expresar con la pluma y la voz los grandes y profundos misterios de Dios. Oh, ore por usted y por mí.
(Carta 67, 1894, p. 10.)
Descripción 56: 1894, Granville, Nueva Gales del Sur, Australia. Elena G. de White a O. A. Olsen
Se decidió en el concilio que escriba sobre la vida de Cristo; pero ¿cuánto mejor que en el pasado? Las cuestiones y las condiciones reales de las cosas aquí y allí me urgen…
Escasamente pude hacer algo sobre la vida de Cristo, me he visto obligada a traer a menudo a Marian para que me ayude, dejando de lado su tarea sobre la vida de Cristo que debe hacer bajo grandes dificultades, reuniendo de todos mis escritos un poco aquí y otro allá, para acomodar las cosas lo mejor que puede. Pero ella se organiza muy bien para trabajar, si sólo pudiera sentirme libre para darle toda mi atención a la tarea. Tiene su mente educada y entrenada para la tarea; y ahora pienso, como ya lo hice cientos de veces, que seré capaz de asumir la tarea de la vida de Cristo y avanzar con ella después de que cierre esta correspondencia, si es la voluntad del Señor.
(Carta 55, 1894, p. 6.)
Descripción 57: Jueves, 25 de octubre, 1894, Granville, Nueva Gales del Sur, Australia. Elena G. de White al Dr. John Harvey Kellogg
Marian está trabajando con gran desventaja. Encuentro muy poco tiempo para escribir sobre la vida de Cristo. Estoy continuamente recibiendo cartas que demandan una respuesta, y no quisiera descuidar los asuntos importantes que se me presentan. Además hay iglesias que visitar, testimonios personales que escribir, y muchas otras cosas que hay que atender me ocupan y consumen mi tiempo. Marian toma rápidamente cada carta que escribo a otros con el propósito de encontrar oraciones que pueda usar en la vida de Cristo. Ha estado coleccionando todo lo que tenga que ver con las lecciones de Cristo a sus discípulos, desde toda fuente posible. Después de que termine la reunión campestre, la cual es una reunión muy importante, debo ubicarme en algún lugar donde pueda dedicarme a la tarea de escribir sobre la vida de Cristo. Dónde será es una cuestión no resuelta, pero debe hacerse…
Hay mucho para hacer en las iglesias, y no puedo hacer mi parte en mantener el interés y a la vez hacer el otro trabajo que es necesario que realice sin llegar a estar tan ocupada que no pueda dedicar fuerzas a escribir sobre la vida de Cristo. Estoy muy perpleja sobre cual es mi deber…
He casi decidido… dedicar todo mi tiempo a escribir para los libros que se deben preparar sin más demora. Desearía escribir sobre la vida de Cristo, sobre la temperancia cristiana y preparar el testimonio Nº 34, porque es muy necesario. Tendré que dejar de escribir tanto para los periódicos y dejar que la Review and Herald, Signs of the Times [Señales de los tiempos], y todo otro periódico salga sin artículos de mi pluma por este año. Todos los artículos que aparecen con mi firma son escritos nuevos y frescos de mi pluma. Siento mucho no tener más ayuda literaria. Necesito mucho esa clase de ayuda. Fannie podría ayudarme mucho con el trabajo del libro si no tuviera tantos artículos que preparar para los periódicos, y tantas cartas y testimonios que editar para enfrentar las demandas de mi correspondencia y las necesidades de la gente. No es bueno esperar todo de Marian hasta que la vida de Cristo se complete. Desearía tener otro trabajador inteligente en quien pudiera confiar para preparar asuntos para la imprenta. Tal obrero sería de gran valor para mí. Pero la cuestión es, ¿dónde encontraré al tal? Estoy con el cerebro cargado la mayor parte del tiempo. Escribo muchas páginas antes del desayuno. Me levanto en la mañana a las dos, tres y cuatro…
Usted sabe que mi tema tanto en el púlpito como en privado, por la pluma o la voz, es la vida de Cristo. Hasta aquí, casi todo lo que he escrito sobre este tema, ha sido escrito durante las horas cuando otros están durmiendo.
(Carta 41, 1895, pp. 1-4.)
Descripción 58: Lunes, 10 de diciembre de 1894. W. C. White a la Srta. Julia Malcolm
En relación con sus preguntas sobre los escritos de mi madre, usted puede haber tenido noticia en sus sermones [públicos] de que ella tiene un vocabulario completo y mucho poder de descripción y al mismo tiempo puede haber notado construcciones gramaticales defectuosas. Aquellos que estamos familiarizados con sus escritos encontramos las mismas características y también encontramos que mientras las escenas son similares en carácter y las cosas importantes son impresionadas en su mente, ella las escribe rápidamente sin hacer referencia al orden cronológico y otras conexiones aparentes. También nos sentimos perplejos por estas características en algunos de los libros proféticos de la Biblia.
Los secretarios y copistas que preparan los escritos de mi madre para los impresores, quitan las repeticiones para que el asunto pueda caber en el espacio asignado. Corrigen la gramática mala y dejan el asunto listo para publicar. A veces trasladan sus mejores expresiones del pensamiento de un párrafo al otro pero sin introducir sus propios pensamientos en el asunto. Los pensamientos y las expresiones que usted menciona son los propios pensamientos y expresiones de mi madre. Con saludos afectuosos.
(W. C. White, Libro de cartas 7, p. 20. [escrito desde Norfolk Villa, Prospect Road, Granville, Nueva Gales del Sur, Australia, a Julia Malcolm en Brighton, Victoria, Australia].)
Descripción 59: Sábado, 10 de agosto, 1895. Marian Davis a Elena G. de White
Tan pronto como veo trabajo para hacer en el manuscrito, es difícil para mí dejarlo. Trabajo todo lo que puedo, el mayor descanso para mí es ver avanzar el trabajo. Por ninguna razón pierdo el tiempo, sino que hago el trabajo que debe hacerse y para que no haya tiempo para estar de aquí para allá… Por supuesto nada irá sin su aprobación. Dios ayudará. Siento que él ayuda.
Siento que no puedo tomarme unas vacaciones todavía hasta que el libro esté completo. Es decir, tanto tiempo como haya trabajo para hacer.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Granville, Nueva Gales del Sur].)
Descripción 60: Lunes, 25 de noviembre, 1895. Marian Davis a Elena G. de White
Enviamos la carta para los trabajadores de Sydney al hermano McCullagh. Estaba tan bien. Debo guardar todas las generales para mis libros de recortes. Últimamente he estado usando el asunto reunido de las últimas cartas, testimonios, etc. He encontrado algo de las cosas más preciosas, algunas en esas cartas al hermano Corliss. Han sido para mí como una casa llena de tesoros. Hay algo en esos testimonios personales, que están escritos con un sentimiento profundo, que está muy cercano a mi corazón. Me parece que las cosas reunidas de esta forma le dan un poder y un significado al libro como no lo hace ninguna otra cosa. Espero que el que copie no se olvide de enviarme una copia de todo.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Granville, Nueva Gales del Sur].)
Descripción 61: Domingo, 22 de diciembre, 1895. Marian Davis a J. E. White
Debido a que estos libros se envian sin una explicación en cuanto a la autoridad por la cual habla la autora, se pensó que era mejor evitar, en tanto como pudiéramos, declaraciones para las cuales la Biblia pareciera no aportar pruebas, o a las que al lector común les pareciera que contradice la Biblia. Es mejor dar al lector lo que aceptará y le será de beneficio, que levantar la crítica y el cuestionamiento que los llevarán a desacreditar todo. La hermana White dice que Cristo fue dos veces coronado con espinas, pero como la Biblia menciona sólo la segunda coronación, se pensó que era mejor omitir la primera, o más bien dar la segunda en lugar de la primera.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White.)
Descripción 62: Lunes, 13 de abril, 1896. Marian Davis a A. O. Tait
No hemos dado todavía una atención especial, en la preparación del manuscrito para la nueva vida de Cristo, a las escenas finales de la vida del Salvador. Por supuesto que el asunto no está tan vívido en la mente de la hermana White como cuando está escribiendo o hablando especialmente sobre ello, ni yo puedo hablar tan decididamente sobre él como después de trabajar sobre el manuscrito.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 63: Sábado, 6 de junio, 1896. Manuscrito de Elena G. de White: “Ilustración de las cosas celestiales”
Apenas me atrevo a presentar aquello que es sagrado y elevado en las cosas celestiales. A menudo abandono mi pluma y digo: ¡Imposible, imposible que las mentes finitas abarquen las verdades eternas y los principios profundos y santos, y que expresen su importancia viviente! Me declaro ignorante e incapaz. Una rica corriente de pensamiento toma posesión de todo mi ser, y entonces dejo mi pluma, y digo: ¡Oh, Señor, yo soy finita, soy débil, sencilla e ignorante; no puedo encontrar palabras para describir tus revelaciones grandiosas y santas!
Mis palabras parecen inadecuadas. Pierdo toda esperanza de describir adecuadamente la verdad que Dios me ha dado a conocer acerca de su gran redención, la cual ha exigido la total atención divina consagrada al Hijo unigénito del Infinito. Las verdades que han de permanecer durante el tiempo y la eternidad, el gran plan de redención, que cuesta mucho y es para la salvación de la raza humana, que presenta delante de los hombres una vida que se mide con la vida de Dios: estas verdades son demasiado grandiosas, profundas y santas para que las palabras humanas o la pluma humana pueda expresarlas adecuadamente.
(Manuscrito 23, 1896, p. 2.)
Descripción 64: Viernes, 16 de julio, 1896, Cooranbong, Nueva Gales del Sur, Australia. Elena G. de White a la Sra. Wessels
Querida hermana Wessels: … El manuscrito para la “Vida de Cristo” está justo por ser enviado a América. Será manejado por la Pacific Press. He empleado obreros para preparar este libro, especialmente a la hermana Davis, y esto me ha costado unos tres mil dólares. Otros tres mil dólares se necesitarán para prepararlo para que sea diseminado por el mundo en dos libros. Esperamos que tengan una gran venta. He dedicado poco tiempo a estos libros, porque hablar, escribir artículos para los periódicos y escribir testimonios privados para enfrentar y reprender los males que están surgiendo, me mantienen ocupada.
(Carta 114, 1896, p. 3.)
Descripción 65: Lunes, 23 de noviembre, 1896. Marian Davis a C. H. Jones
Esta mañana el hermano White me dio su carta del 6 de octubre, con la lista de recortes, etc., pidiéndome que le escriba en relación con esto. Si lo hubiera visto antes de dejar Cooranbong, donde están mis listas y manuscritos, hubiera escrito en forma más inteligente. Como está de esta forma, puedo mencionar sólo pocos puntos.
I. Transposición de capítulos. En el orden de los capítulos seguimos la armonización de Andrews*, como la da en su Vida de Cristo. Se lo considera generalmente la mejor autoridad, y es citado por escritores destacados. No conocemos otro arreglo mejor que éste. (El año entre la primera y la segunda pascua parece haber existido un período de relativa quietud y reclusión; que entre la segunda y la tercera, de actividad y publicidad.) Aquellos que leyeron los manuscritos, el profesor Prescott y la hermana Burnham, estuvieron de acuerdo con nuestros arreglos. No nos gustaría ver este capítulo transpuesto.
“Prisión y muerte de Juan”. La ubicación de este capítulo es opcional, por supuesto. Pero nadie hasta aquí ha objetado su ubicación actual. Como la referencia a Juan en el capítulo 28, viene después del relato de su muerte, esto no es inusual en otros libros. Véase Geikie y varios otros. Si el capítulo fuera transpuesto, quizás sería mejor omitir el primer párrafo. Pero al no tener el manuscrito para hacer la referencia, no puedo hablar con mucha propiedad.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, p. 17a (escrito desde Ashfield, Nueva Gales del Sur, Australia, a C. H. Jones en Oakland, California.)
* Samuel J. Andrews, The Life of Our Lord upon the Earth [La vida de nuestro Señor sobre la tierra], primera impresión en 1862. La edición de 1891, estaba en la biblioteca de Elena G. de White. La armonización de los evangelios de Andrews aparece en las pp. xxi a xxvii.
Descripción 66: 11 de marzo, 1897. Marian Davis a C. H. Jones
Su carta del 2 de febrero fue recibida en el último correo. Estoy muy feliz de saber las decisiones en relación con el tamaño y el estilo del libro. Creo que el plan es correcto, y aprecio que no se hayan hecho las planchas para que no se tengan que tirar.
Notamos los títulos mencionados: “El Deseado de todas las edades” y “El Deseado de todas las naciones”. La hermana White prefiere el primero, al igual que yo, con todos los otros que han expresado una opinión.
Usted me pregunta si no puedo, mediante este correo, enviarle para la imprenta el manuscrito de las parábolas. También pregunta cuándo estará listo el balance del manuscrito para el último libro. Y le solicita a la hermana White que escriba sobre la parábola del hombre rico y Lázaro. Estoy plenamente de acuerdo con usted que la “Vida de Cristo” debo concluirse lo más pronto posible. Pero déjeme presentarle la situación: hace más de un año, la hermana White comenzó a escribir sobre el juicio y la crucifixión de Cristo. Ella tenía una cantidad de manuscritos sin terminar. Es su intención reunir todos lo más pronto posible y completarlos para el libro. Últimamente ha llevado una responsabilidad muy grande por la Asociación General, al igual que por individuos, y la obra en Sudáfrica y en Cooranbong. Pero ahora que la Conferencia terminó, y que ha escrito mucho en relación con estos otros casos, intenta plenamente dedicar su tiempo al manuscrito. Casi me ha agotado la ansiedad por completar el libro. Preparé algunos capítulos con el material que tenía, pensando que no escribiría más sobre estos temas. No obstante, escribió sobre ellos, y tuve que rehacer mi trabajo.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 67: Domingo, 11 de abril, 1897. Marian Davis a W. C. White
Veo que ni en la carta del hermano Jones ni en la suya he declarado definidamente lo que estoy haciendo sobre el manuscrito y porqué. En primer lugar, he trabajado por una mejor introducción en los capítulos. Para el éxito del esfuerzo, que algún colportor examine las páginas que le envié al hermano Jones y dé su opinión. Los capítulos del manuscrito anterior, comienzan a menudo con alguna noticia de Jesús yendo aquí o allá, y el libro parece casi un diario. Eso se ha corregido. Luego he tratado de empezar ambos capítulos y párrafos con oraciones breves, e incluso simplificar cuando es posible, para eliminar toda palabra innecesaria, y hacer la obra, como lo he dicho, más compacta y vibrante. En algunos capítulos, tengo asuntos frescos y vivos que añadirán mucho al interés del libro. Si ustedes me ofrecen, personalmente, mil dólares por la obra que he hecho en el libro durante las pocas semanas pasadas, ni los miraré. Nunca me di cuenta del poder de la simplicidad y lo compacto, como cuando comencé esta obra… cuando pienso en los miles que leerán el libro, deseo que tenga la menor cantidad de imperfecciones humanas como sea posible para que no empañe su belleza divina.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 68: Jueves, 29 de julio, 1897, Cooranbong, Nueva Gales del Sur, Australia. Entrada del diario de Elena G. de White
Me levanté a las dos y media, y ofrecí mi oración a Dios en el nombre de Jesús. Estoy débil físicamente; mi cabeza no deja de dolerme; me preocupa mi ojo izquierdo. Al escribir sobre la vida de Cristo, estoy profundamente sobrecargada. Olvido respirar como debiera. No puedo resistir la intensidad del sentimiento que me sobreviene cuando pienso en lo que Cristo ha sufrido en nuestro mundo.
(Manuscrito 70, 1897, p. 1.)
Descripción 69: 9 de agosto, 1897. Marian Davis a W. C. White
Recibí noticias de C. H. Jones que estaba planeando publicar “El Deseado de todas las gentes” en la primavera de 1898, y que para hacerlo, todas las copias deben estar en las manos de los impresores tan temprano como septiembre de 1897.
Por lo que aprendí de la obra del artista, no puedo creer que los impresores estarán listos para los manuscritos en septiembre. Tienen ahora veinticinco capítulos, con su revisión final. Hay veinticinco más listos para enviar, pero hay que hacerles unos pocos cambios, mientras termino los últimos capítulos. Por eso los estoy reteniendo…
La hermana White es agobiada constantemente con el pensamiento que el manuscrito debe ser enviado a los impresores cuanto antes. Desearía que fuera posible aliviar su mente, porque la ansiedad le dificulta escribir y a mi trabajar… La hermana White parece dispuesta a escribir, y no tengo duda de que producirá muchas cosas preciosas. Espero que sea posible incorporarlas en el libro. Hay algo, no obstante, que ni siquiera el editor más competente puede hacer –y es preparar el manuscrito antes de que se escriba.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 70: Documentos de trabajo para El Deseado de todas las gentes, 1897-1898
[Debido a la falta de un espacio adecuado en la bóveda del Patrimonio White en Washington, D. C., una cantidad de documentos y libros antiguos del Patrimonio White se habían almacenado por varios años en cajas en edificios cercanos donde no estuvieran fácilmente disponibles. La reciente ubicación de un espacio adicional en el Patrimonio White ha hecho posible que se abrieran estas cajas.
El 16 de mayo de 1979, James Nix encontró, en una de las cajas almacenadas, parte de los documentos de trabajo usados en la preparación de El Deseado de todas las gentes en las oficinas de Elena G. de White en Cooranbong, Australia, en 1897 y 1898. Estos documentos comprenden los capítulos 2 al 37 (páginas 27 a 358 en inglés) del libro actual. Los documentos de trabajo son de interés especial porque muestran lo que fueron aparentemente, en gran medida al menos, las revisiones finales hechas en el manuscrito antes de que se enviaran desde Australia a la Pacific Press.
Las siguientes figuras son reproducciones en fotocopias hechas de esos documentos de trabajo de El Deseado de todas las gentes. Incluyen porciones de las páginas 80-81, 98-99 y 331-332. Lo que aparece escrito a mano en forma muy legible en las primeras dos páginas han sido tentativamente identificadas como perteneciendo a Maggie Hare, mientras que la escritura menos legible en la tercera página es la de Marian Davis.]
Descripción 72: Domingo, 21 de noviembre, 1897. W. C. White a C. H. Jones
Al regresar de Sydney le mostré a mi madre y a la hermana Davis las pruebas que traje de los encabezados de los capítulos, viñetas, etc., para el nuevo libro. Algunos nos parecieron bien. Sobre otros nos sentimos chasqueados…
Al mirar algunas fotografías del Monte de los Olivos, mi madre nos relató cuánto más hermoso era el país en la época de Cristo, que los lugares que ahora están vacíos y tristes, entonces estaban embellecidos con árboles y bosques magníficos. Oh, cómo quisiera tener algunas figuras que representaran esos lugares como ella los ha visto. Pero no sé cómo hacer eso.
(W. C. White, Libro de cartas 11-A, p. 342 [escrito desde Cooranbong, Australia, a C. H. Jones en la ciudad de Nueva York].)
Descripción 73: Martes, 1 de marzo, 1898. Marian Davis a Elena G. de White
Esta mañana despachamos “Varón de dolores”, copiado para el nuevo material que dejó; y la parábola de los talentos, para el libro de parábolas. El material sobre el sembrador que le fue dado a Minnie, lo ha copiado. Pero lo que se le dio a la Srta. Peck no ha sido hecho. Si la Srta. Peck no tiene tiempo para hacerlo pronto, creo que dejaremos que Minnie lo haga, porque estoy ansiosa de que lo tenga en sus manos, y usted querrá todo junto, para saber lo que hay. No le enviaremos nada sobre el sembrador hasta que podamos enviarle todo.
He estado recolectando las cosas preciosas de estos nuevos manuscritos sobre la vida temprana de Jesús. Le enviaré varias de las páginas nuevas a California por el correo de Vancouver, y le enviaré más para los últimos capítulos en el siguiente correo. Dos de estos nuevos artículos sobre la obra misionera de Cristo, dejé que lo leyera el hermano James en la iglesia. El sábado pasado leyó uno que habla sobre la privación a sí mismo de alimento del Salvador para dar a los pobres. Estas cosas son inexpresablemente preciosas. Espero que no sea demasiado tarde para incorporarlas en el libro. Ha sido una fiesta trabajar en este asunto…
Supe que nuestras Escuelas Sabáticas pronto realizarán el estudio de la vida de Cristo. Así que el libro saldrá justo a tiempo para complementarlas. Estoy tan contenta.
Enviaré una copia de lo poco que reuní para el capítulo, “En la tumba de José”. Suple un eslabón que faltaba, y pienso que será de gran ayuda para el libro…
Supe que la tarea de preparar el libro está comenzando, así que deseamos terminar los últimos capítulos lo más pronto posible. Espero que pueda enviarnos pronto, el resto de los materiales sobre el ministerio de curación de Cristo, y, tan pronto como pueda, el hombre rico y Lázaro. Espero que el libro sobre las parábolas pueda salir al mismo tiempo que la vida de Cristo.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 74: Jueves, 10 de marzo, 1898. Marian Davis a Elena G. de White
Minnie le está enviando esta mañana el material que ha estado copiando. Lo del sembrador es todo lo que tenemos –el artículo dado a la Srta. Peck, y el manuscrito que me dejó. Si usted no desea agregar nada más, puedo continuar y terminar el capítulo, pero quiero esperar a que usted me lo diga. El artículo que le envié, “Ninguna por recompensa sino por gracia”, la parábola de los trabajadores, es el último de los materiales que fue preparado para el libro. He planeado dejar que éste sea el cierre del libro. Los últimos párrafos me parecen muy preciosos. La parábola de los talentos, que viene justo antes que esto, ha mostrado la importancia del trabajo, usando toda facultad para Dios, y esto muestra el espíritu con el cual se debe hacer la tarea. Unas pocas frases las reconocerá pues son de una carta que envió últimamente –“La puerta dorada no se abre al orgulloso en espíritu. Sino que los portales eternos se abrirán ampliamente al toque trémulo de un niño pequeño”.
Me dejó un manuscrito sobre el mayordomo injusto, y he estado reuniendo material para completarlo y he encontrado algunas cosas preciosas para agregar a los capítulos finales de la vida de Cristo. Por supuesto, no puedo compilar los capítulos (los últimos dos) hasta que reciba lo que escribió sobre el ministerio de curación.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 75: Lunes, 21 de marzo, 1898. Marian Davis a Elena G. de White
El material que envió sobre el ministerio de curación era justo lo que se requería. He usado tanto como pude conseguir en el capítulo, “Id y enseñad a todas las naciones”. Cuando Minnie regrese, lo tendré copiado y le enviaré una copia. Estoy tan feliz de que podamos incorporar estas cosas en el libro, porque agregan mucho a su valor y utilidad. El hermano White piensa que es mejor enviar los últimos dos capítulos, “Id y enseñad a todas las naciones” y “A mi Padre y a vuestro Padre”, con el barco que sale el sábado. No tengo idea de que estén listos para eso todavía, pero él piensa que los alentará para que apresuren la tarea, y se los enviaré. Me siento con tanta premura por la salida del libro. Casi no puedo esperar, pero la espera da tiempo para trabajar con las parábolas, y será muy bueno tener a ambos saliendo al mismo tiempo.
He usado algunos de los nuevos materiales sobre las parábolas, y calzarán justo con la obra. Deseo incorporar al libro tanto como sea posible del material fresco sobre la enseñanza en la naturaleza.
Estas cosas han sido una fiesta para mí. Deseo que mi corazón y mi mente se expandan para contener estos grandiosos y estupendos principios.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Nueva Gales del Sur, a Elena G. de White que estaba en Melbourne].)
Descripción 76: Lunes, 6 de junio, 1898. Marian Davis a la Srta. E. J. Burnham
Por este correo le envío el índice. No está terminado apropiadamente. Ha sido verificado sólo hasta la página 32. Las chicas trabajaron casi toda la noche para hacerlo y también la revisión. Le pedimos que lo verifique, tendrá que sustituir el número mecanografiado por la numeración de páginas del manuscrito… Anoche trabajé toda la noche…
La hermana White ha leído todos los capítulos, y está muy complacida con ellos.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, pp. 145-146 [escrito desde Cooranbong, Australia, a la Srta. Burnham en la Pacific Press en Oakland, California].)
Descripción 77: Miércoles, 15 de junio, 1898. Marian Davis a la Srta. E. J. Burnham
Su carta del 16 de mayo, con las pruebas, fue recibida. He leído rápidamente las páginas. Excepto por uno o dos errores insignificantes, el texto está todo correcto. Es difícil expresar cuán aliviada me siento al ver tanto material ya tipiado y en orden. Casi me ha consumido la ansiedad al pensar en las posibilidades de haber enviado lejos tantas incorporaciones. Estoy muy agradecida a Dios, cuya mano está sobre la obra, de que haya hecho que sea posible que usted estuviera a cargo, y espero que ninguna palabra mía le ocasione ninguna carga innecesaria…
En el prefacio, ¿no sería bueno declarar, en alguna forma, que este libro no es una armonización de los evangelios, que no intenta enseñar cronología? Su propósito es presentar el amor de Dios, la belleza divina de la vida de Cristo, no para satisfacer el cuestionamiento de los críticos. Lo anterior puede no ser la mejor manera de decirlo. Tiene la intención de ser una sugerencia.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, pp. 166-168 [escrito desde Cooranbong, Australia, a la Srta. Burnham en la Pacific Press en Oakland, California].)
Descripción 78: Lunes, 5 de marzo, 1900. Marian Davis a Marius Christensen
Muchas personas parecen darle mucho más valor a un manuscrito no publicado de la hermana White que al material impreso en los libros. Pero en todo lo que ella ha escrito, no conozco nada mejor que las cosas a las que se hace referencia. En libros como El Deseado de todas las gentes, se han reunido cuidadosamente muchas de las cosas más preciosas que ella ha escrito en un tiempo determinado.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, pp. 203-204 [escrito desde Cooranbong, a Marius Christensen en Hayward, Minnesota].)
Descripción 79: Lunes, 23 de abril, 1900, Sunnyside, Cooranbong, Australia. Elena G. de White a G. A. Irwin*
Querido hermano: … Usted ha visto mis copistas. No cambian mis expresiones. Permanecen como se las escribió.
La obra de Marian es de un orden completamente distinto. Ella es la que me compagina [ordena] los libros. A ____ nunca me ha compaginado los libros. ¿Cómo se hacen mis libros? Marian no reclama reconocimiento.
Ella hace su trabajo de esta manera: toma mis artículos que han sido publicados en los periódicos, y los pega en libros [hojas] en blanco. También tiene una copia de todas las cartas que escribo. Cuando prepara un capítulo para un libro, Marian recuerda que yo he escrito algo sobre ese punto especial que puede darle más fuerza al asunto. Empieza a buscarlo, y cuando lo encuentra, si ve que da mayor claridad al capítulo, lo añade.
Los libros no son producciones de Marian, sino mi propia producción, recopilados de todos mis escritos. Marian tiene un gran campo del cual seleccionar, y su capacidad para ordenar los asuntos es de gran valor para mí. Me ahorra revisar una gran cantidad de material, lo cual no tengo tiempo de hacer.
De manera que Ud. entiende que Marian me es una ayuda muy valiosa en la preparación de mis libros. A_____ no tiene nada que ver con esta obra. Marian le ha leído a ella algunos capítulos, y A____ a veces ha hecho sugerencias en cuanto al arreglo del material.
Esta es la diferencia entre las [estas] ayudantas. Como he dicho, a A____ le hemos prohibido estrictamente cambiar mis palabras por las suyas. Las palabras, como fueron pronunciadas por los agentes celestiales, son severas en su sencillez; y yo trato de poner los pensamientos en un lenguaje tan sencillo que un niño pueda entender cada palabra pronunciada. Las palabras de alguna otra persona no me representan correctamente.
Le he escrito así, con amplitud, para que Ud. pueda entender el asunto. Puede ser que A______ pretenda haber compaginado [ordenado] mis libros, pero no lo ha hecho. Esta ha sido la ocupación de Marian, y su obra es mucho más avanzada que cualquier trabajo que A_____ haya hecho para mí.
(Carta 61a, 1900, pp. 4-5 [la primera parte de la cita aparece en The Ministry, diciembre, 1975, pp. 14, 15].)
* Presidente de la Asociación General, 1897-1901.
Descripción 80: Lunes, 23 de abril, 1900, Marian Davis a G. A. Irwin
Me he enterado recientemente de la circulación de un informe en Battle Creek. Por este informe, alguno puede ser conducido a rechazar la instrucción y advertencia del Espíritu de Dios. Siento que es un deber decir lo que sé sobre el asunto que se cuestiona.
Se menciona que la escritura de un testimonio para un hombre destacado en Battle Creek fue instrumentado por uno de los anteriores trabajadores de la hermana White, o que ella le había dado material a él con la instrucción de que completara los puntos, y así el testimonio sería virtualmente su obra.
No puedo pensar que alguien que haya estado relacionado con la obra de la hermana White pueda hacer una declaración de ese tipo. No puedo pensar que alguien que esté familiarizado con la forma de escribir de la hermana White pueda siquiera creerlo. La carga que siente cuando el caso de un individuo se presenta ante ella, la presión intensa bajo la que trabaja, a menudo levantándose a la medianoche para escribir las advertencias que se le dieron, y a menudo por días, semanas y hasta meses, escribiendo una y otra vez en relación a ello, como si no pudiera liberarse de los sentimientos de responsabilidad por esa alma, -nadie que haya conocido alguna de [estas] experiencias, podría creer que ella instruiría a otro para que escribiera un testimonio.
Por más de veinte años, he estado relacionada con la obra de la hermana White. Durante ese tiempo, nunca se me ha pedido siquiera que escriba un testimonio por medio de una instrucción oral, o que llenara los puntos de un asunto ya escrito. El que se informa que hizo tal declaración, hasta donde yo sepa, nunca se le pidió o permitió hacer una cosa semejante. Y por mi propio conocimiento de la tarea, al igual que por las declaraciones de la misma hermana White, tengo el asidero más firme posible para no creer una cosa semejante.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, pp. 207-208 [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 81: Lunes, 7 de mayo, 1900. W.C. White a G. A. Irwin
A veces cuando la mente de mi madre está descansada y libre, los pensamientos se expresan en un lenguaje que es no sólo claro y fuerte, sino hermoso y correcto; y a veces cuando está preocupada y oprimida con pesadas cargas de ansiedad, o cuando el tema es difícil de describir, hay repeticiones y oraciones no gramaticalmente correctas.
A los copistas de mi madre se les confía la tarea de corregir los errores gramaticales, o eliminar repeticiones innecesarias y de agrupar párrafos o secciones en el mejor orden. Si un pasaje no se comprende plenamente, el copista pregunta sobre su pleno significado y su relación apropiada. Cuando se los corrige y se los copia en forma completa con una máquina de escribir o la pluma, los manuscritos son todos examinados cuidadosamente por mi madre, y corregidos, donde sea que se requiera la corrección, y luego se los vuelve a copiar, si las correcciones son numerosas. Esto se hace con muchos manuscritos, no sólo porque las correcciones son el trabajo del copista, sino porque mi madre ve una nueva forma de expresar el pensamiento un poco más claramente o más plenamente.
A menudo mi madre escribe sobre un asunto por segunda vez, porque siente que es muy difícil poner por escrito la escena o los eventos como le fueron presentados.
Los empleados de experiencia de mi madre, tales como las hermanas Davis, Burnham, Bolton, Peck y Hare, que están muy familiarizadas con sus escritos, están autorizadas a tomar una frase, párrafo o sección de uno de sus manuscritos e incorporarlo en otro manuscrito cuando se expresó el mismo pensamiento pero no en forma tan clara. Pero ninguno de los empleados de mi madre está autorizado a agregar a los manuscritos introduciendo pensamientos propios. Se los instruye que se deben usar las palabras y pensamientos que mi madre ha escrito o hablado.
(Archivo de cartas de W. C. White, Patrimonio White.)
Descripción 82: Lunes, 21 de mayo, 1900, Sunnyside, Cooranbong, Australia. Elena G. de White a G. A. Irwin
Estimado hermano Irwin: … Dios estará complacido al ver El Deseado de todas las gentes en cada hogar. En este libro se encuentra la luz que él ha derramado en su Palabra. A nuestros colportores les diría, “Avancen con sus corazones enternecidos y embebidos con la lectura de la vida de Cristo”. Beban profundamente del agua de la salvación, para que esté en sus corazones como una fuente viva que salta para refrescar a las almas a punto de perecer.
(Carta 75, 1900 [Colporteur Ministry, pp. 126-127].)
Descripción 83: Miércoles, 20 de junio, 1900, Sunnyside, Cooranbong, Australia. Elena G. de White a Edson y Emma White
Queridos hijos Edson y Emma: Recibí tu carta,* Edson. En relación con El Deseado de todas las gentes, cuando te encuentres con aquellos que tienen críticas para hacer, como siempre será el caso, no tengas en cuenta los supuestos errores, sino que alaba el libro, comenta sobre sus ventajas. El Deseado de todas las gentes podría haber tenido el mismo tamaño que los dos libros anteriores, si no hubiera sido por la fuerte recomendación del hermano B___ que era entonces el Encargado General de Colportaje. Lo que mencionas sobre el apéndice, es la primera objeción que he escuchado en relación con esa característica. Muchos han hablado de la gran ayuda que han encontrado en el apéndice. Si la gente tiene prejuicios contra algo que hace que el sábado se destaque, esa misma objeción muestra la necesidad de que esté allí para que lo haga claro.
Estemos alertas. No permitamos que la crítica de nadie imprima objeciones en nuestras mentes. Que los críticos vivan del intercambio de su crítica. No pueden hablar a favor ni de la mejor bendición sin atacarla críticamente e imprimir una sombra de reproche. Eduquémonos en la alabanza de lo que es bueno cuando otros critican. Los murmuradores siempre recogerán defectos, pero no nos entristezcamos por los elementos cortantes. No consideremos una virtud el hacer y sugerir dificultades a unas y otras mentes para que no les produzca hostigamiento y perplejidad.
(Carta 87, 1900, pp. 1, 2.)
* La carta de Jaime Edson White a su madre, de fecha 11 de mayo de 1900, contenía críticas del tamaño, forma, precio e ilustraciones de El Deseado de todas las gentes. Incluso rechazó el apéndice en la primera edición preguntando: “¿Es costumbre lanzarse contra las creencias de otras personas en la forma en que se lo hace en el apéndice?”. Argumentó que tal material les causaba dificultad a los evangelistas de la literatura para vender el libro.
Descripción 84: Domingo, 10 de agosto de 1902, Elmshave, St. Helena, California. Elena G. de White a su hermana Mary
Mi querida hermana Mary [Foss]: … Hermana, no pienses que me he olvidado de ti, porque no es así. Sabes que tengo libros para hacer. Mi último esfuerzo es para un libro sobre la verdadera educación. Escribir este libro ha sido una prueba para mí, pero está casi terminado. Estoy concluyendo el último capítulo. Este libro no contendrá tanto material como en alguno de mis libros más grandes, pero la instrucción que contiene es importante. Siento la necesidad de la ayuda de Dios continuamente.
Todavía estoy tan activa como siempre. No estoy para nada decrépita. Soy capaz de hacer mucho trabajo, escribir y hablar como lo hacía años atrás.
Leo todo lo que se copia, para ver si todo está como debe estar. Leo todos los manuscritos del libro antes de que se envíe a la imprenta. Así que puedes ver que mi tiempo está ocupado completamente. Además de escribir, se me pide que hable a diferentes iglesias, y que asista a reuniones importantes. No puedo hacer esta tarea a menos que el Señor me ayude.
(Carta 133, 1902, pp. 1-2.)
Descripción 85: Martes, 6 de enero, 1903, Elmshaven, Sanatorio, California. Elena G. de White al pastor J. A. Burden y su esposa
Queridos hermano y hermana Burden: … Me siento muy agradecida por la ayuda de la hermana Marian Davis para sacar mis libros. Reúne materiales de mis diarios, de mis cartas y de los artículos publicados en los periódicos. Valoro sumamente su fiel servicio. Ha estado conmigo por veinticinco años y ha incrementado su capacidad para el trabajo de clasificar y agrupar mis escritos.
(Carta 9, 1903 [The Ministry, diciembre 1975, p. 15].)
Descripción 86: Circular del 26 de septiembre, 1904, Elmhaven, St. Helena, California. Manuscrito de Elena G. de White, “Un tributo a Marian Davis”
Marian, mi ayudante, fiel y veraz como la brújula al polo en su tarea, está muriendo…
Parto mañana para Battle Creek. Todavía mi alma está ligada a esta joven que muere. Me ha servido durante los últimos veinticinco años. Hemos trabajado lado a lado en la obra, y en perfecta armonía en la misma. Y si estuviera reuniendo las preciosas jotas y acentos que estuvieran en periódicos y libros y me los presentara, “Ahora”, diría, “hay algo que falta. No puedo suplirlo”. Yo lo revisaría, y en un momento trazaría la línea.
Trabajamos juntas, sólo trabajamos juntas en armonía perfecta todo el tiempo. Está muriendo. Y es por la devoción al trabajo. Asumió la intensidad del mismo como si fuera una realidad, y ambas nos metimos en él con una intensidad para que cada párrafo estuviera en su lugar apropiado y para que mostrara su obra correctamente.
(Manuscrito 95, 1904, p. 1.)
Descripción 87: Martes, 6 de marzo, 1906, Sanatorio, California. Elena G. de White a los hermanos reunidos en el concilio de Graysville, Tennessee
Queridos hermanos empleados:… ¿Cuántos han leído con detenimiento Patriarcas y profetas, El gran conflicto y El Deseado de todas las gentes? Desearía que todos comprendieran que mi confianza en la luz que Dios ha dado permanece firme, porque sé que el poder del Espíritu Santo magnifica la verdad y la hace honorable, cuando dice: “Éste es el camino, andad por él”. En mis libros, la verdad se declara, respaldada por un “Así dice el Señor”.
El Espíritu Santo traza estas verdades en mi corazón y mi mente en forma tan indeleble como la ley fue trazada por el dedo de Dios sobre las tablas de piedra, que están ahora en el arca, que será descubierta en aquél gran día cuando se pronunciará la sentencia contra cada mal, cada ciencia seductora producida por el padre de la mentira.
(Carta 90, 1906 [Colporteur Ministry, p. 126].)
Descripción 88: Lunes, 17 de agosto, 1931, ciudad de Nueva York. H. Camden Lacey* a D. E. Robinson
Mi estimado hermano Robinson: En relación con DECLARACIONES SIGNIFICATIVAS Nº 1, no puedo decir nada, pues no soy el “destacado ministro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Washinton, D. C.” que hizo esa declaración.
En relación con la segunda DECLARACIÓN SIGNIFICATIVA que usted cita, los hechos son los siguientes:
En 1895, a mi regreso de Australia pasando por Battle Creek, Michigan, la Srta. Marian Davis me pidió reiteradas veces que la ayudara en la edición del manuscrito El Deseado de todas las gentes que estaba entonces en preparación. Lo evité tanto como pude, pues no me sentía capaz de brindar ninguna ayuda especial, pero finalmente me rendí ante sus insistencias y, después de recibir el manuscrito de ciertos capítulos, hice algunas sugerencias que ella pareció feliz de aceptar. Ahora no puedo recordar ningún detalle en relación a esas sugerencias, aparte de que tengo un vívido recuerdo de que parecía ansiosa de lograr ciertas conexiones lógicas de frases. Por lo tanto, volvimos a arreglar algunas de ellas, y tuve la impresión de que había necesidad de volver a redactarlas. Pero estoy seguro de que no hubo ninguna alteración del pensamiento en ninguna parte.
En relación con el primer capítulo, tengo un recuerdo más vívido. Recuerdo que la hermana Davis estaba muy preocupada sobre él. Parecía no tener suficiente material para completarlo muy bien. Se lo revisó reiteradamente, y pienso que se les consultó frecuentemente al pastor W. W. Prescott y al hermano E. R. Palmer sobre su composición. Finalmente, tomó la forma con la que ahora aparece en El Deseado de todas las gentes.
En la Conferencia Bíblica en Washington, D. C., en 1919, durante una discusión sobre este punto en la edición de los escritos de la hermana White, dije, que en mi opinión sería mejor para la claridad de toda la cuestión ante la gente que si el hecho se declaraba claramente en alguna parte (quiero decir, en la página del título o en el prefacio) que El Deseado de todas las gentes fue escrito por la Sra. Elena G. de White y editado por la Srta. Marian Davis.
No utilicé las palabras mencionadas “porque ella lo escribió” (con referencia a la Srta. Marian Davis).
Yo dije que vino a mí para que la ayudara a preparar especialmente el primer capítulo, porque parecía tener mucho interés en su forma final.
A la espera de que estas simples declaraciones le sirvan para rebatir a quienes parecen ser persistentes en mal interpretar lo que realmente se dijo en la Conferencia Bíblica al respecto. Quedo a sus órdenes, sinceramente en la fe de esta verdad.
(Archivo de documento DF 2a, Patrimonio White.)
*El pastor Lacey era hermano de la segunda esposa de W. C. White.
Descripción 89: Martes, 22 de mayo, 1934. W. C. White a la Sra. Maggie H. Bree
Por años fue nuestra costumbre colocar en sus [de la señorita Davis] manos una copia de todo artículo que se enviaba para publicar y de todas las cartas y testimonios principales. Las … leía con avidez, y … marcaba aquellas páginas que consideraba especialmente útiles para libros que ella tenía previstos…
La hermana Davis tenía una memoria maravillosa, y esto era de gran utilidad en su tarea de búsqueda y agrupamiento de cosas escogidas que la hermana White había escrito en relación con Cristo y su ministerio como Sanador [y] en relación a Cristo como un Ejemplo de misionero médico y evangelista médico…
Cuando se reunía un buen número de citas y se las agrupaba como un material posible para capítulos, eran leídos a la hermana White. Esto hacía revivir su memoria de las … escenas presentadas ante ella, y reasumía… la tarea de reescribir muchos capítulos dándoles un toque fresco y mayor fuerza, también adaptando varios pasajes… en forma más plena para la gente que leería este libro…
Una y otra vez en el cuarto de la hermana White se discutía el objetivo y se hacía el mejor plan para el libro: (a) a quién serviría el libro; (b) cuánto espacio se debería dar a cada tema; (c) cuál era la mejor relación de los grandes temas que debía tratar.
Después de que se confeccionaban los capítulo, eran leídos cuidadosamente otra vez por la hermana White y luego sometidos al impresor.
(Archivo de correspondencia de W. C. White, Patrimonio White.)
Descripción 90: Viernes, 24 de julio, 1936. H. Camden Lacey a un ministro adventista en Nueva York
La copia adjunta de su asombrosa carta al pastor W. C. White me ha sido reenviada para que la responda.
Primero, déjeme decirle con mi entera certeza, y ante Dios como testigo, que nunca hice esa declaración –en ningún momento y a nadie- en la que usted hace referencia a “que el pastor Lacey cuando estuvo aquí ha estado relatando a varios de que él y no la hermana White, es el autor de El Deseado de todas las gentes”. Nunca hice tal declaración.
Segundo, gustosamente y con todo mi corazón acepto El Deseado de todas las gentes como un libro inspirado; de hecho lo considero como el libro más espiritual sobre la vida de Cristo, fuera de los Evangelios, dado alguna vez a su Iglesia. En mi propia Biblia, en hojas extras pegadas adelante y atrás, tengo registros de citas tomadas de ese maravilloso libro, y de otros escritos de la hermana White. Los valoro como productos del mismo “Espíritu de Profecía” que inspiró a las Escrituras. Y miles de mis oyentes en la iglesia y en el aula podrán dar testimonio de eso. Usted solicita “una breve declaración de los hechos en el caso”. Estos son:
La Srta. Marian Davis, a quien se le confió la preparación de El Deseado de todas las gentes, venía frecuentemente en 1895 y 1896 a solicitarme ayuda para el arreglo del material que había recogido de varios manuscritos de la hermana White. La hermana Davis era una querida amiga mía, e hice lo mejor que sabía para ayudarla, especialmente con el primer capítulo. Según recuerdo, esta ayuda fue sólo para el arreglo de las frases y los párrafos, o para la selección de una palabra más adecuada. En ningún momento, hubo alteración alguna del pensamiento, o la inserción de una idea que no estuviera ya expresada en el texto original. La “copia” resultante siempre se sometía a la aprobación final de la misma hermana White.
Todo El Deseado de todas las gentes como aparece ahora impreso es, por tanto, lo sostengo, el producto de la mente y el corazón de la hermana White, conducidos por el buen Espíritu de Dios. Y la “edición” fue meramente técnica.
Si le mencioné estos hechos a alguien en Nueva York, debe haber sido en relación con situaciones que surgieron como la actual –el reavivamiento de ese absurdo rumor tan antiguo como el Concilio Bíblico de Maestros de 1919 en Washington, cuando se me acusó por primera vez de decir que yo había escrito el libro. No había fundamento entonces o ahora para tal acusación ridícula y maliciosa.
Además, déjeme decir que en lugar de menoscabar o despreciar los testimonios, siempre los he defendido y citado ampliamente en mi ministerio público. Fue por esa causa, que la Gran librería de Nueva York y Casa de la Biblia me dio, para la Iglesia Templo en 1930, un juego completo de los escritos de la hermana White; y en el momento en que se hizo el obsequio, esta expresión fue hecha por el donante.
En conclusión, puedo preguntarle, hermano C_____, ¿por qué no vino hasta mí personalmente cuando escuchó por primera vez estos rumores que usted dice que ha oído “desde que ha llegado a trabajar a la ciudad de Nueva York”? Estuvimos trabajando juntos por varios años en la obra cristiana en ese gran centro, y hubo muchas oportunidades para que viniera hasta mí como un hermano ministro y preguntara por los hechos en ese entonces. Si lo hubiera hecho, como una cortesía de parte de cualquier cristiano, estos rumores maliciosos hubieran sido eliminados desde su nacimiento. Al fallar en hacer eso, ¿no lo hace partícipe de esa tergiversación?
Quizás se puedan hacer algunos arreglos si usted va a cada “informante” y le muestra esta carta.
Le estoy enviando una copia al pastor White, y otra copia, con su carta al pastor M. N. Campbell.
(Archivo de documentos DF 508 del Patrimonio White [escrito desde Loma Linda, California].)
Descripciones compiladas por
Ron Graybill y Robert W. Olson
Patrimonio de Elena G. de White
Washington, D. C.
23 de mayo, 1979
[i][1] A menos que se indique de otra forma, todas las referencias en esta declaración son al documento adjunto, “Exposiciones relativas a los escritos de El Deseado de todas las gentes”.
[ii][2] W. C. White a David Paulson, 15 de febrero de 1905, Archivo de cartas de W. C. White.
[iii][3] W. C. White reconoció que en la experiencia de su madre, a veces el Señor anulaba incluso el mejor consejo humano. Una vez le escribió, “Veo varias razones por las que no deberías ir a los campamentos de Colorado y California. En mi opinión, sería la cosa más desafortunada en el mundo que vayas y asumas una gran carga de sus perplejidades. Te haría diez veces más daño de lo que te haría de bien. Tengo una sola forma de pensar en relación con todas las reuniones. No pienses en ir a ninguna de ellas a menos que el Señor te diga claramente que lo hagas, y cuando él haga esto, retiraré todas las objeciones”. W. C. White a Elena G. de White, 18 de agosto de 1890, Libro C de cartas de W. C. White, p. 58.
[iv][4] En beneficio de aquellos que puedan desear hacer comparaciones entre la obra de Hanna y la de Elena G. de White, el Patrimonio White ha reproducido cientos de copias de cinco capítulos tomados de Life of Christ de Hanna. Están disponibles como complemento mientras haya ejemplares.
[v][5] Para una declaración más concisa y con más información de su propia pluma en cuanto a su uso de los materiales históricos de otros autores, véase su Introducción a El conflicto de los siglos.
ELENA DE WHITE, SU AUTORIDAD PROFETICA, Y
EL DESARROLLO DOCTRINAL DE LA IGLESIA ADVENTISTA
PAUL A. GORDON
Traducido por el CENTRO DE INVESTIGACION WHITE, Universidad Adventista del Plata, Entre Ríos, Argentina (Noviembre de 1990).
Introducción
"Precisamente, el último engaño de Satanás se hará para que no tenga efecto el testimonio del Espíritu de Dios. 'Sin profecía el pueblo será disipado' (Prov. 29:18, versión Valera antigua). Satanás trabajará hábilmente en diferentes formas y mediante diferentes instrumentos para perturbar la confianza del pueblo remanente de Dios en el testimonio verdadero". --Carta 12 de 1890 (1 MS 54, 55. La cursiva no está en el original).
Las dos frases marcadas arriba predicen claramente que el último engaño será desafiar la autoridad de Elena de White. Dos puntos más: uno, la oposición será inspirada por Satanás; y dos, ésta ocurrirá entre el pueblo remanente de Dios.
Este estudio considerará la autoridad de Elena de White, con especial énfasis sobre su rol en el desarrollo de la doctrina entre los adventistas del séptimo día.
El tema de la autoridad
Definiciones de autoridad
"Derecho a mandar o a actuar; poder ejercido por una persona en virtud de su puesto de confianza". --Webster.
"El derecho o poder para ordenar acción o sumisión, o para determinar creencias o costumbres, esperando obediencia de los que están bajo autoridad, dando a cambio razón confiable de la demanda o derecho a accionar". --Bernard Ramm, The Pattern of Religious Authority, p. 10.
Tipos de autoridad
1. Imperial: "El poder que poseen las personas o cuerpos gobernantes, en razón de su posición superior, tales como el de un rey, el general de un ejército, el presidente de una firma o el director de una escuela". --Ramm, p. 10.
Esta autoridad puede ser obtenida por herencia, elección, fuerza o costumbre. Dios sustituye toda autoridad imperial humana porque él es Creador y Sustentador de todo.
2. Delegada: "La autoridad para actuar, obligar, y tener acceso a, en virtud del derecho otorgado por autoridad imperial". --Ramm, p. 11.
Esta autoridad debe probar su origen en la autoridad imperial. Esta prueba podría ser un documento, credenciales, una firma, etc. El profeta tenía este tipo de autoridad. La Biblia ofrece pruebas por las cuales debemos determinar si uno que pretende ser un profeta genuino es realmente auténtico.
3. Veraz: "La autoridad poseída por hombres, libros, o principios ya sea que poseen verdad o ayudan en la determinación de la verdad". --Ramm, p. 12.
Un libro puede ser autoritativo porque se reconoce que contiene información confiable o verdadera. Un profeta genuino debe reunir estos criterios. La Biblia comprueba su afirmación de ser veraz o confiable.
¿Cómo llega la autoridad a ser tal? --Tiene que haber un reconocimiento de ella.
Los mártires murieron porque rehusaron reconocer en las tradiciones lo que ellos percibieron como autoridad falsa.
Los impíos perecerán finalmente por no reconocer a Dios y su mensaje como verdadero y autoritativo.
"Si las Escrituras son la verdad de Dios, son autoritativas sea que se las acepte personalmente o no, pero las Escrituras operan como una autoridad sólo para el creyente". --Ramm, p. 14.
La autoridad atacada
La historia sagrada, especialmente, provee un largo registro de resistencia y oposición a la autoridad, comenzando con Lucifer en el cielo. Esta fue de una consideración tan importante, que él fue expulsado del cielo como un rebelde junto con sus ángeles. Los pecadores sobre la tierra han dado continuidad a una oposición similar a la autoridad. Los profetas recibieron oposición. Así también Jesús y sus discípulos. Elena de White ha estado bajo los mismos ataques. Estos incluyen pretensiones de que los mensajes u obra son del diablo, sólo humanos, o parte humanos y parte divinos.
La actitud del profeta en cuanto a la autoridad
En el Antiguo Testamento, quizás Jeremías es el que mejor lo ilustra. El repetidas veces declara que su mensaje es "palabra de Jehová". Además habla, por contraste, de falsos profetas que "hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová" (Jeremías 23:16).
La actitud del profeta puede decirse que es de este modo: él es modesto acerca de sí mismo, pero no de su mensaje.
Pablo
1. El mismo (1 Cor. 9:16; 15:9; 2 Cor. 12:7; 1 Tim. 1:15).
2. Su mensaje (Hechos 26:29; 1 Cor. 2:4; Gál. 1:1).
Elena de White
1. Ella misma: "No tengo sabiduría especial en mí misma; soy tan sólo un instrumento en las manos del Señor para hacer la obra que él me ha asignado". --3 MS 51 (Véase además pp. 53, 54).
2. Su mensaje: "Otros me han llamado profetisa, pero nunca pretendí ese título. . . . Mi obra incluye mucho más de lo que significa ese nombre. Me considero a mí misma como una mensajera, a quien el Señor le ha confiado mensajes para su pueblo". --1 MS 40 (Véase además 2 JT 276).
En visión se le dijo a ella: "En todas tus comunicaciones, habla como alguien a quien ha hablado el Señor. El es tu autoridad". --Carta 186 de 1902.
Elena de White en cuanto a la autoridad
(Introducción de El conflicto de los siglos).
"Las Santas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como revelación infalible de su voluntad [de Dios]. Constituyen la regla del carácter; nos revelan doctrinas, y son la piedra de toque de la experiencia religiosa. . . . La circunstancia de haber revelado Dios su voluntad a los hombres por su Palabra, no anuló la necesidad que tienen ellos de la continua presencia y dirección del Espíritu Santo". --p. 9.
"Durante las épocas en que las Escrituras tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento eran entregadas a la circulación, el Espíritu Santo no dejó de comunicar luz a individualidades aisladas, amén de las revelaciones que debían ser incorporadas en el Sagrado Canon". --p. 10.
"Mediante la iluminación del Espíritu Santo, las escenas de la lucha secular entre el bien y el mal fueron reveladas a quien escribe estas líneas". --p. 13.
C.S. Lewis en cuanto a Cristo:
"La gente a menudo dice acerca de él: 'Estoy dispuesto a aceptar a Jesús como un gran maestro moral, pero no acepto su pretensión de ser Dios'. Esta es la única cosa que no debemos decir. Un hombre que dijo la suerte de cosas que Jesús dijo, no sería un gran maestro moral. Sería un lunático --estaría en el nivel del hombre que dice que él es un huevo cocido-- o bien sería el Demonio del Averno. Ud. debe hacer su elección. O bien este hombre fue, y es, el Hijo de Dios, o fue un loco o algo peor. Ud. puede hacerlo callar como a un tonto, puede escupirlo y matarlo como a un demonio; o puede caer a sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no vengamos con ningún disparate de condescendencia arrogante como que él es un gran maestro humano. El no nos ha dado lugar para eso. Tampoco intentó hacerlo". --Mere Christianity, p. 56.
Elena de White en cuanto a Elena de White:
"Esta obra es de Dios, o no lo es. Dios no hace nada en sociedad con Satanás. Mi obra. . . lleva la estampa de Dios o la estampa del enemigo. No hay término medio en el asunto. Los Testimonios son del Espíritu de Dios, o son del diablo". -- 4 T 230.
El papel de Elena de White en la Iglesia
Este papel podría ser ilustrado en varias áreas. No fue el mismo en todas ellas. A veces ella tomaba parte importante en el liderazgo, en tanto que otras veces ella apoyaba, confirmaba o corregía. Nosotros enfocaremos principalmente el desarrollo doctrinal, con sólo un breve resumen de otros tres papeles mayores primero.
El desarrollo y organización de la iglesia
Elena de White estuvo muy activa en el desarrollo y organización de la iglesia, tomando definidamente un rol de liderazgo desde sus comienzos. Sus consejos guiaron directamente al orden y la disciplina en la iglesia, a una obra de publicaciones, instituciones para el cuidado de la salud, y a un sistema educativo completo, incluyendo una capacitación médica plenamente reconocida, y a un programa misionero mundial.
Ella, junto con su esposo, promovió la organización en términos generales como también específicos, participando inclusive en la elección del nombre de nuestra iglesia. Más tarde se efectuó la reorganización en 1901, y se siguió su consejo personal. La dadivosidad sistemática, el desarrollo de un sistema de diezmos, y aún una provisión de jubilación para pastores, pueden rastrearse en sus consejos.
Reformas de los últimos días
Las Escrituras proveen principios básicos de reforma, pero a Elena de White Dios le pidió que instituya reformas para los últimos días en un amplio espectro, incluyendo la dieta, la vestimenta, la recreación, hábitos de salud, educación y muchas otras áreas. Estas reformas, en especial la de la dieta y hábitos de salud, han hecho de los adventistas del séptimo día un pueblo adelantado a su época. La confirmación de este consejo continúa llegando regularmente de fuentes seculares aún hoy.
Consejo personal, corrección y aliento
En cientos de cartas, por medio de presentaciones públicas, y en contactos cara a cara, Elena de White dio consejo directo a partir de visiones y basada sobre un vasto tesoro de experiencias adquiridas como mensajera del Señor. Veintenas de testimonios de quienes fueron aconsejados han verificado la autenticidad y exactitud de los consejos recibidos de esta forma.
Desarrollo doctrinal
Colocaremos nuestro énfasis mayor sobre su papel en este área. Las Escrituras hablan frecuentemente de la trascendencia de la doctrina. Estas declaraciones muestran claramente que es importante lo que creemos. (Véase Efe. 4:4; Hebreos 13:9; 2 tim. 4:3, 4; 1 Tim. 4:1; Hechos 20:29, 30).
Especialmente en los primeros años del Movimiento Adventista, el Señor envió a Elena de White para dar amonestaciones y medidas correctoras que ayudaron a los creyentes a evitar los extremos y el fanatismo. Pero también en años posteriores, ella se opuso a enseñanzas tales como la del panteísmo del Dr. J. H. Kellogg, y herejías concernientes al santuario promovidas por A. F. Ballenger.
Antes de que se organizara la iglesia, los pioneros se reunieron para estudiar la doctrina, especialmente en 1847 y 1848. Los esposos White estuvieron presentes. Sin embargo, en estos encuentros Elena de White no fue una participante activa, al menos en el principio. Ella habló de una mente "cerrada". No podía entender lo que se debatía. Las reuniones a veces duraban muchos días. Luego, cuando el grupo había hecho todo lo que podía a partir del estudio de la Biblia, Elena recibía visiones para confirmar, corregir o ayudar en el estudio en el que habían estado ocupados. Las visiones fueron aceptadas como provenientes de Dios. Los pioneros adventistas sabían que cuando no estaba en visión, ella era mayormente una espectadora del estudio de ellos. Ella escribió varios relatos de estos encuentros. (Véase 2 SG 47-49; 1 T 75-87; Ms 135 de 1903; 1 MS 240, 241; Ms 46 de 1904; TM 24-26).
El santuario
Al igual que con muchas otras doctrinas, la comprensión del santuario fue gradual. Guillermo Miller había predicado que la tierra era el santuario, y que había de ser purificada con fuego en la segunda venida de Cristo en cumplimiento de Daniel 8:14.
Al día siguiente a la esperada venida, Hiram Edson recibió la comprensión de que Cristo había comenzado una nueva fase de su ministerio en el santuario celestial el 22 de octubre de 1844. El y dos amigos volvieron a la Biblia para estudiar. O. R. L. Crosier, uno de ellos, escribió dos artículos para explicar este estudio: uno en el Day Dawn en 1845, y otro en The Day Star, el 7 de febrero de 1846. Elena de White confirmó como correcta la presentación de Crosier. (Véase A Word to the Little Flock, p. 12).
El santuario fue además explicado principalmente en los escritos de Urías Smith, J.N. Andrews y Jaime White, a través de las páginas del periódico de la iglesia, y que se originaron a partir de estos artículos.
¿Cuál fue el rol de Elena de White? Las presentaciones de los pioneros estaban todas basadas en la Escritura, no en sus escritos. su rol fue el de apoyar, señalando también hacia la Escritura como prueba. Además una serie de visiones en las que ella tuvo el privilegio de visitar el santuario celestial reforzaron el fundamento bíblico sobre esto. Ella también durante su vida dirigió una oposición hacia las enseñanzas heréticas en cuanto al santuario. Y, por supuesto, escribió con cierto detalle en artículos y libros, sosteniendo como bíblica esta doctrina.
El sábado
El sábado llamó primeramente la atención de los adventistas en Washington, Nueva Hampshire, a través de Raquel Oakes, una bautista del séptimo día. Frederick Wheeler, el pastor, y los hermanos Cyrus y William Farnsworth lo aceptaron originalmente. Más tarde otros se unieron a ellos.
José Bates, en Fairhaven, Massachusetts, oyó de los observadores del sábado en Washington, y viajó hasta ese lugar en 1845 para verificarlo él mismo. Volvió a su casa siendo un observador del sábado, y llegó a ser el apóstol del sábado, escribiendo artículos y tratados. En la época en que los White se casaron, en agosto de 1846, aceptaron el sábado por uno de los tratados de Bates.
Sin embargo, la presentación de Bates tenía un defecto. El pensaba que el sábado comenzaba a las 6 p.m. del viernes. Algunos adventistas creían que comenzaba al amanecer, a la medianoche, o al atardecer. Esta variedad de prácticas duró cerca de diez años.
En 1855, Jaime White le pidió a J.N. Andrews que estudiara el tema y presentara sus descubrimientos a los demás. Su conclusión, a partir del estudio de la Biblia, fue que el sábado comienza con la puesta del sol. Bates y Elena de White todavía dudaban. Entonces se le dio una visión a Elena de White confirmando la hora de la puesta de sol. El resultado fue la unidad entre los adventistas. (Véase 1 T 116).
Escribiendo unos años más tarde acerca de esta experiencia, Jaime White declaró: "Parece que no es el deseo del Señor enseñar a su pueblo en cuanto a los interrogantes bíblicos a través de los dones del Espíritu, hasta que sus siervos hayan escudriñado diligentemente la Palabra". --Editorial de la RH, 25 de Febrero de 1868. (Véase 1 T 713, 714, apéndice para la declaración más completa).
La Biblia y sólo la Biblia
La posición protestante es que la Biblia es la única regla de fe y práctica. Los adventistas desde el principio han sido acusados de no ser verdaderos protestantes porque aceptan un mensajero profético moderno. A continuación hay algunas declaraciones de los primeros dirigentes en cuanto a las razones de su creencia.
Urías Smith
"El principio protestante de 'la Biblia y sólo la Biblia' es en sí mismo bueno y verdadero, y nos fundamentamos en él tan firmemente como nadie puede hacerlo; pero cuando se lo reitera en relación con denuncias abiertas de las visiones, tiene una especie de apariencia de mal. Usado de esta manera, conlleva una insinuación disimulada, más precisamente calculada para torcer el parecer de los incautos; que creer en las visiones es dejar de lado la Biblia, y para unirse a la Biblia hay que descartar las visiones. . . .
"Cuando pretendemos fundamentarnos en la Biblia y sólo la Biblia, nos atamos a nosotros mismos para no recibir inequívoca y plenamente todo lo que la Biblia enseña". --"Do We Discard the Bible by Endorsing the Visions?", RH, 13 de enero de 1863.
J. N. Andrews
"La obra del Espíritu Santo puede dividirse en dos partes: Primera, la de simplemente convertir y santificar a las personas que son impresionadas por él. Segunda, la que tiene el propósito de abrir la verdad de Dios, corregir el error, y reprobar y reprender pecados secretos. Esta parte de la obra es realizada por lo que las Escrituras denominan dones espirituales. . . .
"Ahora bien, queda claro que aquellos que rechazan la obra del Espíritu de Dios bajo el pretexto de que las Escrituras son suficientes, niegan y rechazan toda esa parte de la Biblia que revela el oficio y la obra del Espíritu Santo". --"Our Use of the Visions of Sr. White", RH, 15 de febrero de 1870.
G. I. Butler
"Si toda la Escritura es útil, suponemos que también lo son aquellas porciones que enseñan sobre la perpetuidad de los dones espirituales, y que nos dicen que los mismos estarán en la iglesia en los últimos días, y nos muestran cómo distinguir entre lo falso y lo genuino. Ellas prueban si las visiones en consideración tienen la estampa correcta". --"Visions and Prophecy--Have They Been Manifested Among Seventh-day Adventists?", RH, 9 de junio de 1874.
Jaime White
"Os exhortamos a evitar el consejo de los que profesan aceptar la Biblia como la regla de fe y práctica, en tanto que menosprecian o rechazan aquella parte de la misma que nos enseña a procurar y esperar el poder y los dones del Espíritu". --"Conference Address", RH, 24 de julio de 1856.
"La Biblia es una revelación perfecta, y completa. Ella es nuestra única regla de fe y práctica. Pero esta no es razón, de acuerdo con el testimonio de Pedro, para que Dios no pueda mostrar el cumplimiento pasado, presente y futuro de su Palabra en estos últimos días, mediante sueños y visiones. Las visiones verdaderas son otorgadas para guiarnos a Dios y a su Palabra escrita. Pero las que son dadas como una nueva regla de fe y práctica, separadas de la Biblia, no pueden ser de Dios, y debieran ser rechazadas". --A Word to the Little Flock, p. 13.
Elena de White
"Recomiendo al amable lector la Palabra de Dios como regla de fe y práctica. Por esa Palabra hemos de ser juzgados. En ella Dios ha prometido dar visiones en los 'postreros días'; no para tener una nueva norma de fe, sino para consolar a su pueblo, y para corregir a los que se apartan de la verdad bíblica". --PE 78.
Un pensamiento final sobre la autoridad
Hacer lo correcto es fundamental en la vida cristiana. Cómo determinarlo, no llega en forma natural. La respuesta está relacionada directamente con la autoridad. Como pecadores no podemos salvarnos a nosotros mismos, ni podemos siquiera confiar únicamente en nuestro propio juicio. Cuando Israel viajaba hacia la tierra prometida, fue instruido en que si hacía "lo recto delante de sus ojos [de Dios]", prosperaría (véase Éxodo 15:26). Israel no siempre hizo esto. Más tarde, durante el tiempo de los jueces, el registro bíblico dice que "cada uno hacía lo que bien le parecía". (Véase Jueces 17:6; 21:25). Este fue uno de los puntos más bajos de su historia.
¿Cómo sucedió esto? Al comienzo del tiempo de los jueces encontramos una respuesta. El registro dice que mientras Josué y los primeros ancianos vivieron, "el pueblo había servido a Jehová". Pero cuando los que "habían visto todas las grandes obras de Jehová" murieron, los hijos de Israel "dejaron a Jehová" (Jueces 2:7, 10-12).
El Israel espiritual moderno enfrenta la misma clase de situación. Los pioneros han muerto. Si olvidamos nuestro pasado, podemos predecir nuestro futuro con el del antiguo Israel. Pero su experiencia no necesita ser la nuestra. De la pluma de Elena de White obtenemos las siguientes palabras alentadoras:
"Como he participado en todo paso de avance hasta nuestra condición presente, al repasar la historia pasada puedo decir: '¡Alabado sea Dios!' Al ver lo que el Señor ha hecho, me lleno de admiración y de confianza en Cristo como director. No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada". --NB 216.
Bibliografía
J. N. Andrews "Our Use of the Visions of Sr. White", The Advent Review and Sabbath Herald, 15 de febrero de 1870.
"Time for Commencing the Sabbath", RH, 4 de diciembre de 1855.
Asociación General "The Inspiration and Authority of the Ellen G. White Writings", --A Statement of Present Understanding, The Ministry, febrero de 1983.
José Bates "Time to Commence the Holy Sabbath", RH, 21 de abril de 1851.
G. I. Butler "Visions and Prophecy --Have They Been Manifested Among Seventh-day Adventists?", RH, 9 de junio de 1874.
O. R. L. Crosier "The Sanctuary", Day Dawn, 1845.
"The Law of Moses", The Day Star, 7 de febrero de 1846.
C. S. Lewis Mere Christianity.
Bernard Ramm The Pattern of Religious Authority.
Urías Smith "Do We Discard the Bible by Endorsing the Visions?", RH, 13 de enero de 1863.
Elena de White Primeros escritos.
El conflicto de los siglos, introducción.
Notas biográficas.
Testimonios para los ministros.
Manuscrito 135, 1903.
Manuscrito 46, 1904.
Mensajes selectos, tomos 1 y 3.
Spiritual Gifts, tomo 2.
Testimonies for the Church, tomos 1 y 4.
Jaime White "Conference Address", RH, 24 de julio de 1856.
Editorial, RH, 25 de febrero de 1868.
A Word to the Little Flock.
Por Arturo L. White
Traducido en el Centro "White" Montemorelos, H.L. Febrero de 1980
Revisión: Centro de Investigación White, Libertador San Martín, Entre Ríos, Argentina, en 1993.
INTRODUCCIÓN
El Patrimonio White ha recibido pedidos de material escrito por Elena G. de White relacionado con representaciones dramatizadas en instituciones adventistas. Los consejos de E. G. de White sobre este punto tratan de varias situaciones. Al hacerlo enumera principios que servirían de guía.
Un vistazo de conjunto a estos consejos no parece condenar en su totalidad todo programa dramatizado. En otras palabras, Elena White no condena un programa por el hecho de ser dramatizado. A este respecto, los consejos sobre este asunto son similares a los relacionados con deportes, y es de notar que los dos han sido tratados en dos de sus advertencias. La Sra. de White no condenó el ejercicio sencillo de pelota (HC 453), pero al enumerar los principios involucrados, indicó los graves peligros que suelen acompañar a las actividades deportivas. La Sra. de White no condenó la sencilla dramatización en la Escuela Sabática de Battle Creek en l888, pero en muchas declaraciones ha demostrado claramente los muchos y casi seguros riesgos que acompañan "obras de teatro" y "programas teatrales".
Entonces parece ser que las cuestiones relacionadas con deportes y dramatizaciones en instituciones adventistas tienen que aclararse basados en principios fundamentales y no en una simple aceptación o prohibición. Esto complica enormemente la tarea y exige observarla más de cerca, un análisis cuidadoso y la determinación de ser guiado por principios cristianos. Si, en su experiencia personal, los jóvenes de ambos sexos pueden llegar a comprender y aplicar estos principios, mucho se adelantaría en la enseñanza de la importante lección que indica que la vida del cristiano se rige por principios y no por respuestas limitadas a "sí" o "no.
EL VALOR DE LA PRESENTACIÓN VISUAL
La presentación visual se conoce como un medio efectivo de comunicación. Dios la empleó en repetidas ocasiones para instruir a sus profetas quienes muchas veces contaban lo que habían visto en visión y testificaban de lo que habían visto en forma panorámica. Elena White hizo algunos comentarios sobre este punto mientras estaba en Europa y tuvo necesidad de enfrentarse a algunos fanáticos que opinaban que todos los cuadros estaban prohibidos en el segundo mandamiento y por lo tanto había que destruirlos:
El segundo mandamiento prohíbe el culto de las imágenes, Dios mismo utilizó imágenes y símbolos para ilustrar las lecciones dadas a los profetas con el fin de que estos las transmitieran al pueblo, y así fuesen comprendidas mejor que si se las hubiese dado de cualquier otro modo. Estimuló la comprensión a través del sentido de la vista. La historia profética fue presentada a Daniel y a Juan mediante símbolos, y estos debían representarse nítidamente en cuadros para que el que leyera pudiese comprender.--2 MS, 369.
La cita de Elena de White ilustra bien la experiencia de Ezequiel cuando el poder de Dios fue dramatizado:
En cierta ocasión el profeta Ezequiel estuvo en visión en medio de un inmenso valle. Ante él se presentaba una escena sombría. De un extremo al otro del valle el suelo estaba cubierto de huesos. Se le preguntó; 'Hijo del hombre, ¿vivirán estos huesos?' Replicó el profeta, "Señor Jehová, tu lo sabes". ¿Que podría efectuar la fuerza y el poder del hombre con estos huesos revivieran. Pero mientras miraba, el poder de Dios empezó a manifestarse. Los huesos desparramados empezaban a juntarse "cada hueso con su hueso" y se unían por medio de tendones. Fueron cubiertos de carne y mientras el Señor soplaba sobre los cuerpos ya formados, 'entró espíritu en ellos y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.--Manuscrito 85, 1903 de EGW en SDA Bible Commentary, Vol.4, p. 1165.
TAMBIÉN PUEDE UTILIZARSE PARA EL MAL
Como suele suceder, lo que puede ser eficaz para el bien cuando se emplea correctamente, también si se emplea incorrectamente se puede utilizar para el mal hasta el punto en que el uso correcto debe suprimirse. Nótese en la descripción de la obra de Satanás en el mundo, que el drama es la primera diversión mencionada que Satanás emplea para destruir las almas:
Muchas de las diversiones que son populares en el mundo hoy, aun entre aquellos que dicen ser cristianos, tienden al mismo fin que perseguían las de los paganos. Son, en verdad, pocas las diversiones que Satanás no aprovecha para destruir las almas. Por medio de las representaciones dramáticas ha obrado durante siglos para excitar las pasiones y glorificar el vicio. La ópera con sus exhibiciones fascinadoras y su música embelesadora, las máscaras, los bailes y los juegos de naipes, son cosas que usa Satanás para quebrantar las vallas de los principios sanos y abrir la puerta a la sensualidad. En toda reunión de placer donde se fomente el orgullo o se dé rienda suelta al apetito, donde se le induzca a uno a olvidarse de Dios y a perder de vista los intereses eternos, allí está Satanás rodeando las almas con sus cadenas.--PP, 491.
En los Testimonios se señaló una década antes que los dramas sensacionales preocupaban las mentes de los hombres y de las mujeres y esto les impedía aceptar la verdad:
El mundo está plagado de errores y fábulas. Continuamente se presentan cosas nuevas en forma de dramas sensacionales para ocupar la mente; abundan las teorías absurdas que destruyen el avance moral y espiritual.--4 T, 418.
La tercera declaración de E. G. White que mencionamos sobre este punto se relaciona con el bienestar de los alumnos en el Colegio de Battle Creek durante los primeros días cuando aun no se habían provisto los dormitorios, y los alumnos vivían en los hogares de familias circunvecinas. Esta declaración trata sobre el verdadero teatro, por cuanto fue escrita en 1881, mucho antes del advenimiento del cinematógrafo. Se presentan con claridad los peligros de las "diversiones teatrales" y se trazan los principios fundamentales.
Entre los sitios de diversión más peligrosos se encuentra el teatro. En lugar de ser una escuela de moral y virtud, como se lo considera a menudo, es en verdad el propio lecho de inmoralidad. Mediante estos espectáculos se refuerzan y se confirman los hábitos viciosos y las inclinaciones pecaminosas. La música barata, gestos sensuales, expresiones y ademanes pervierten la imaginación y prostituyen la moral. Todo joven que acostumbre visitar tales espectáculos corromperá sus principios. No existe en el mundo una influencia mas poderosa que envenene la imaginación, destruya las impresiones religiosas y que entorpezca el gozo de los placeres sosegados y las sobrias realidades de la vida, que las diversiones teatrales. El gusto por estas escenas aumenta cada vez que se las frecuenta así como aumenta el deseo de bebidas embriagantes cada vez que se participa de ellas. El único curso que se puede seguir es el apartarse del teatro, del circo y de cualquier otro lugar de diversión dudosa. --4 T, 652-653.
LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA LUCHAN CONTRA EL PROBLEMA
El creciente aumento del número de Adventistas del séptimo día residentes en Battle Creek y el buen desarrollo de nuestro programa institucional nos hizo confrontar periódicamente el tema de las presentaciones dramatizadas.
EN EL SANATORIO DE BATTLE CREEK
El crecido número de hospedados no adventistas en el sanatorio presentó un problema en lo relacionado con su entretenimiento. La compañía no adventista de Danville, Nueva York, bajo la dirección del Dr. Jackson había sugerido que los "dramas" eran de beneficio para los pacientes. (Véase testimonies, Vol. 3, P. 172). Pero Elena de White aconsejó muy decididamente que ese tipo de entretenimiento no debería formar parte del Sanatorio de Batlle Creek. Ese consejo apareció en un artículo publicado en 1881 y titulado "Position and work of the Sanitarium"; sus advertencias de ningún modo se limitan a la situación que imperaba en el Sanatorio.
Los que llevan la responsabilidad en el sanatorio deben ser extremadamente cuidadosos de que las diversiones no sean de tal carácter que rebajen las normas cristianas y consecuentemente coloquen a esta institución al mismo nivel de otras y debilite el poder de la verdadera santidad en las mentes de aquellos que están relacionados con ella. Los entretenimientos mundanales o teatrales no son esenciales para la prosperidad del sanatorio ni para la salud de los pacientes. Mientras más se les ofrezca este tipo de entretenimiento, menos complacidos estarán a menos que algo parecido se les ofrezca continuamente. La mente se encuentra en un estado insaciable por lo nuevo y lo excitante que es precisamente lo que no debiera recibir. Cuando se provea esta diversión la primera vez, se esperará que se vuelva a repetir, y los pacientes pierden el deseo de ocuparse en pasatiempos sencillos. Sin embargo, es el reposo y no la excitación lo que necesitan muchos de ellos.
Tan pronto como se introduzca esta clase de entretenimiento, se desvanecerán de muchas mentes las objeciones de ir al teatro, y el clamor de que escenas de alta calidad moral se presenten en el teatro destruirá la última barrera. Sería mejor que aquellos que permitan esta clase de diversión en el sanatorio busquen sabiduría de Dios para guiar a estas almas pobres, hambrientas y sedientas a la fuente de gozo , paz y felicidad.
Los administradores del sanatorio bien pueden llegar a la conclusión inmediatamente de que ellos ] podrán satisfacer esa clase de mentes que solo pueden hallar felicidad en lo novedoso y excitante. Para muchas personas esta ha sido su alimento intelectual durante su vida; existen dispépticos mentales así como dispépticos físicos."--4 T, 577-579.
SOCIEDADES LITERARIAS DE ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
En esta época precisa, 1800-1881, con el deseo de ofrecer programas culturales a nuestra feligresía, se formaron en Battle Creek y otros lugares "sociedades literarias". Pronto las representaciones teatrales formaron parte del programa. En la edición de la Review del 4 de enero de l88l apareció un informe de la Sra. White sobre el problema que pronto confrontaron y ello le instó a decir:
En todos los casos donde se ha establecido una sociedad literaria entre nuestros hermanos, su influencia ha sido desfavorable para la vida religiosa, y ha conducido a la apostasía. Esto fue comprobado en Battle Creek y otros lugares y el resultado ha sido siempre el mismo.
Entonces presenta el meollo del problema:
Los propósitos y fines que inducen a la formación de las sociedades literarias pueden ser buenos; pero a menos que estas organizaciones sean dirigidas por la sabiduría de Dios, estas tendrán un efecto diabólico. Se presentan varios entretenimientos a fin de presentarle a los mundanos una reunión interesante y atractivas. Como resultado las funciones de las llamadas sociedades literarias con frecuencia se degeneran en presentaciones teatrales desmoralizadoras y baratas. Todo esto satisface la mente carnal, que está en enemistad con Dios; pero no refuerza el intelecto ni fortalece la moral. Paulatinamente los incrédulos van eliminando el elemento espiritual y sus esfuerzos por conciliar principios que por su naturaleza son antagónicos llegan a corroborar su fracaso. Cuando el pueblo de Dios se une voluntariamente con el mundo y los no consagrados, y les dan la preponderancia, este será apartado de Dios por la influencia no santificadora bajo la cual se colocaron ellos mismos.
Muchas sociedades literarias en realidad no son más que teatros principiantes en un nivel bajo y que despiertan en la juventud el deseo de actuar en el escenario.--RH, 4 de enero de l88l.
El artículo completo disponible actualmente, puede leerse con mucho provecho. Véase Ellen G. White Review and Herald Articles, (Reimpreso) Vol. 1, págs. 224-225. Véase el Anexo A.
ACTIVIDADES CULTURALES Y LAS SOCIEDADES LITERARIAS
Posteriormente, Elena de White trató sobre la introducción de representaciones teatrales en actividades culturales y las sociedades literarias. Al hacerlo, se refirió a los consejos dados en el artículo publicado en la Review de l88l, que se mencionó, y los amplió. Sintió que a menudo individuos de "poca experiencia religiosa" son los que dirigen. Entonces "Satanás emplea hombres como sus agentes para sugerir, dirigir, para proponer diferentes presentaciones y una variedad de cosas entretenedoras que no refuerzan la moral ni elevan la mente, sino que son totalmente mundanas. Pronto se descarta el elemento religioso y los incrédulos toman la dirección".--E.G.White, MS 41, 1900. (Véase Anexo B). El resultado fue la incorporación de "temas bajos y baratos que no son ennoblecedores ni instructivos; solo distraen". "La mente" fue conducida "lejos de reflexiones serias, lejos de Dios, lejos del cielo".
Amonestó ella:
Si sus actividades culturales y sociedades literarias se transformaran en oportunidades para estudiar la Biblia, sería una sociedad muchísimo mas intelectual de lo que jamás llegaría a ser dirigiendo su atención a representaciones dramáticas. A que nobles y elevadas verdades se podría aferrar y explorar la mente en la palabra de Dios!...
Los miembros de estas sociedades, que profesan amar y venerar las cosas sagradas y, sin embargo, permiten que la mente descienda a lo superficial, a lo ficticio, a lo simple, lo barato y a las representaciones falsas, están haciendo la obra de Satanás tan ciertamente como lo hacen al contemplar y unirse a esas escenas.--E.G.White, MS, 41, 1990.
En el Anexo B, se encuentra la declaración completa en la cual se presenta el compromiso gradual y vacilante entre el deber y el mundo, con sus resultados finales.
CONSEJOS CONCERNIENTES A LA REPRESENTACIÓN DEL PROGRAMA DE NAVIDAD DE 1888
El miércoles 26 de diciembre de 1888, muy temprano en la mañana, Ellen G. White escribió acerca de un programa navideño presentado en Battle Creek la noche anterior por los niños de la Escuela Sabática y al cual ella concurrió. Dicho programa fue sencillamente dramatizado y en el cual se exponía un faro, y niños que vestían trajes simbólicos. También hubo discursos, poesías y cantos. Ella M. White, de seis años de edad, nieta de la Sra. White participó en el programa en un vestido que simbolizaba un ángel. Esta comunicación aparece como Anexo D.
Es significativo notar que el consejo dado al organizador del programa se refiere a la forma cómo la presentación pudo haber sido mas eficaz; sin embargo, no se censuró el programa por las representaciones hechas. Antes bien, ella comentó: "Me gustó el faro...La parte presentada por los niños fue buena. La lectura fue apropiada."--E.G. White, Carta 5, 1888 (Pág. 19). Al mismo tiempo hizo ciertas observaciones:
Se cantó como se esperaría en cualquier función teatral, pero no se entendió ni una palabra. Ciertamente el barco llevado por la tempestad se estrellaría contra las rocas si del faro no procedía más luz de la que se vio durante los ensayos. Debo confesar que me sentí muy entristecida por estas cosas, así que, contrario a la misma obra de reforma que estamos tratando de llevar adelante en la iglesia y en nuestras instituciones, sentí que hubiera sido mejor no haber estado presente. Este era un momento que se podría haber aprovechado no solo para los niños de la Escuela Sabática sino que se deberían de haber hablado palabras para profundizar la necesidad de buscar la ayuda de aquel Salvador que los había amado y se había entregado por ellos. Si se hubiesen cantado los preciosos himnos, "Roca de la eternidad, fuiste abierta para mí, se mi escondedero fiel", "Cariñoso Salvador huyo de la tempestad". Las almas de quiénes fueron inspiradas con renovado fervor por el Maestro en esos himnos contados cuya sola virtud se encontraba en la actuación del que cantaba.--E.G. White, Carta 5, 1888 (anexo D).
Luego se hicieron ciertas preguntas relevantes concernientes al programa:
¿Se inclinarán más por las cosas espirituales aquellos que tomaron parte en el programa? ¿Aumentará en ellos el sentido de obligación hacia nuestro Padre celestial quien envió a su Hijo a este mundo con sacrificio infinito para salvar a la humanidad de la ruina total? ¿Se estimuló la mente para aceptar a Dios por su gran amor con el cual nos ha amado?--I (anexo D).
Si el hecho de haber incluido dramatización en el programa hubiera sido en sí pecaminoso, ello hubiera sido aclarado. El consejo se relacionó más bien con el contenido y su efecto sobre los participantes, etc.
Esta experiencia parecería indicar el uso apropiado de un programa dramatizado para enseñar a hombres y mujeres el amor de Dios y el camino de la salvación dirigido por hombres y mujeres consagrados dedicados a la obra e impulsados por rendir servicio a Dios y no para su propio ensalzamiento. El programa "Faith for Today" (Fe para Hoy) parecería formar parte de esta categoría. Tampoco esto entraría en conflicto con el consejo de que el evangelista Adventista del Séptimo Día debe realizar su obra sin "representaciones teatrales" (Véase anexo E).
EL EMPLEO DE NUESTROS TALENTOS EN LA COMUNICACIÓN
En 1888 Ellen G. White envió a los dirigentes de la iglesia un manuscrito titulado "To every man his work"(1), en el cual se refiere al uso debido de los talentos que se nos han encomendado. El talento de la comunicación fue tratado detalladamente y con claridad. Se recalcó que este talento puede emplearse con fines personales o para servir a Cristo.
Si las habilidades que se nos confieren las consideramos como nuestras, para usarlas según nuestros antojos, para hacer de ellas alarde y crear sensacionalismo, el señor Jesús se avergüenza por la conductas de sus profesos seguidores."-- E.G. White, MS 42, 1898.
Luego pregunta:
¿Puede usted glorificar a Dios al educarse para representar personajes teatrales y entretener a una audiencia con fábulas? ¿No le ha dado Dios inteligencia para usarla para glorificar su nombre en la proclamación del evangelio de Cristo? Si usted desea una carrera pública, hay una obra que hacer. Ayude a quienes usted representa en dramatizaciones, Vuelva a la realidad.... El Señor ha dado evidencia de su amor por el mundo. Allí no hubo falsedad, no hubo dramatización en lo que él hizo.--I
Hay otro punto clave, casi escondido, que vale la pena considerar.
Todo aquel que desee ocupar un puesto de distinción tiene la oportunidad de llevar el yugo de Cristo.--I
La Sra. White instó en que el medio de comunicación se emplee para comunicar "un conocimiento de Cristo", y no para glorificar al yo. Véase anexo C.
El adiestramiento en el "orgullo y amor a la ostentación" que conduce a la autoexaltación, pueden manifestarse a temprana edad, promovido aun por el programa de la Escuela Sabática.
La Sra. White nos advirtió en 1893:
En la Escuela Sabática se han aceptado como oficiales y maestros hombres y mujeres sin inclinación espiritual que no tienen ningún vivo interés por la obra que se les ha encomendado; pero solo mediante la ayuda del Espíritu Santo se pueden poner las cosas en orden. El formulismo, el orgullo y el amor a la ostentación han sustituido la verdadera piedad y la humilde santidad. Las cosas cambiarían si un número se consagrara enteramente a Dios y luego dedicara sus talentos a la obra de la Escuela Sabática, avanzando siempre en conocimiento y educándose para poder enseñar a otros cuales serían los mejores métodos mediante los cuales ellos puedan representar un drama, consumiendo tiempo en representaciones teatrales y exhibiciones musicales por cuanto esto no beneficia a nadie. De nada sirve adiestrar a los niños a pronunciar discursos en ocasiones especiales. Ellos deberían ser atraídos al Señor, y en vez de emplear tiempo, dinero y esfuerzos para hacer una representación, que todo ese esfuerzo se canalice a recoger gavillas para la cosecha.--FCE, p. 253.
Otra cita hace resaltar más claramente el punto:
El orgullo, la estimación propia y el atrevimiento son características destacadas de los niños de hoy y son la maldición de nuestra era. Cuando por todas partes vio esta manifestación desagradable y tan desemejante a Cristo, y veo a padres y maestros tratar de exhibir la habilidad y el conocimiento de sus hijos y alumnos, me duele el corazón; porque sé que esta es la conducta exactamente opuesta a la que se debería seguir.--COES, pp. 49-50.
LOS JUEGOS Y LAS REPRESENTACIONES TEATRALES CONFUNDEN LOS SENTIDOS
En 1900 Elena de White reveló en un artículo publicado en Review and Herald la forma como, a medida que nuestra juventud se educa, Satanás recurre a la vanagloria "en juegos y representaciones teatrales" par confundir los sentidos de "los jóvenes" "mientras que la luz brilla en su derredor". He aquí el cuadro solemne en su ambiente:
La opinión pública considera que le trabajo manual es degradante. Pero los hombres podrán esforzarse hasta el máximo jugando cricket, beisbol o boxeo sin degradarse. Satanás se siente feliz cuando los humanos emplean sus facultades físicas y mentales en cosas que no instruyen, que no son útiles, que no les ayudan a convertirse en fuentes de bendición par aquellos que están en necesidad. Mientras se convierten en expertos jugadores de juegos que no tienen para ellos o para otros el mínimo valor, Satanás está jugando el juego de la vida por sus almas, arrebatándoles los preciosos talentos que Dios les ha dado e intercambiándoselos por sus propios atributos malvados, que no solo los destruyen a ellos mismos, sino que además su influencia destruye a quienes se relacionan con ellos.
La obra de Satanás es inducir a los hombres a ignorar a Dios, embargar y absolver la mente de tal forma que no piensen en Dios. La educación que han recibido ha tenido como fin confundir la mente y eclipsar la verdadera luz. Satanás no desea que los hombres tengan un conocimiento de Dios; y se sentirá muy halagado si le es posible poner en acción juegos y representaciones teatrales que confundan los sentidos de la juventud par que las almas perezcan en oscuridad mientras que la luz brilla en su derredor.--RH, 13 de marzo de 1900, en Review and Herald Articles, Vol. 4, p. 163.
En Consejos para los Maestros, p. 262, se encuentra una declaración similar.
Cristo es el ejemplo del cristiano en todas las cosas. Ella escribió concerniente a El:
No me ha sido posible hallar un solo caso en que Cristo haya adiestrado s sus discípulos para que se ocuparan en diversiones de fútbol o boxeo, para hacer ejercicio físico o en representaciones teatrales y, sin embargo, Cristo fue nuestro modelo en todas las cosas.--Fundamentals of Christian Education, p. 229.
En Testimonies, Vol. 5, p. 360, se encuentra un firme principio que puede servir de pauta par recordar siempre cómo contestar a preguntas relacionadas con el tema que hemos venido tratando.
Nuestro ejemplo e influencia deberán ser siempre un poder que apoye la reforma. Debemos abstenernos de cualquier práctica que tienda a entorpecer la conciencia o promover la tentación. No debemos abrir ninguna avenida que le dé a Satanás acceso a la mente de un solo ser creado a la imagen de Dios.
ANEXO A
Lo favorable y lo adverso de las sociedades literarias adventistas del séptimo día
Por Sra. E. G. White
Con frecuencia se pregunta: Son las sociedades literarias de algún beneficio para nuestra juventud? Para contestar debidamente esta pregunta deberíamos considerar no solamente el fin reconocido de dichas sociedades, sino también la influencia que éstas han ejercido y que la experiencia ha comprobado. Superar nuestra mente es un deber que tenemos para con nosotros mismos, la sociedad y Dios. Pero jamás deberíamos idear métodos para cultivar el intelecto a expensas de lo moral y de espiritual. Es solamente mediante el desarrollo armonioso de las facultades mentales y morales que podremos alcanzar la más alta perfección de cualquiera de ellas. ¿Se alcanzarán estos resultados a través de las sociedades literarias tal como están dirigidas?
Tal como se hizo la pregunta originalmente, parecería falta de buen sentido dar una respuesta negativa; pero en cada caso en que se ha establecido una sociedad literaria entre nuestros miembros, su influencia ha sido desfavorable para la vida religiosa y ha conducido a la apostasía. Esto ha sido probado en Battle Creek y en otros lados con resultados exactamente iguales. En ciertos casos, de estas asociaciones han surgido perjuicios de larga duración.
Por lo general se admiten personas incrédulas y no consagradas de corazón ni en sus vidas y se las coloca con frecuencia en los puestos de mayor responsabilidad. Se podrán adoptar reglamentos con los cuales se espera controlar toda influencia maligna; pero Satanás, un general astuto, está trabajando para moldear la sociedad y que esta le sirva para ejecutar sus planes y con el tiempo muchas veces él también triunfa....
Pueden ser teatros principiantes de nivel barato
Los propósitos y fines que conducen a la formación de sociedades literarias podrán ser encomiables; pero a menos que la sabiduría que proviene de Dios dirija estas organizaciones, estas se convertirán en una verdadera fuente de maldad. Se presentan varios entretenimientos a fin de presentarle a los mundanos una reunión interesante y atractiva. Como resultado las funciones de las llamadas sociedades literarias con frecuencia se degeneran en presentaciones teatrales desmoralizadoras y baratas. Todo esto satisface la mente carnal, que está en enemistad con Dios; pero no refuerza el intelecto ni fortalece la moral. Paulatinamente los incrédulos van eliminando el elemento espiritual y sus esfuerzos por conciliar principios que por su naturaleza son antagónicos corroborando así su fracaso. Cuando el pueblo de Dios se une voluntariamente con el mundo y los no consagrados, y le dan la preponderancia, este será apartado de Dios por la influencia no santificadora bajo la cual se colocaron ellos mismos.
Muchas sociedades literarias en realidad no son más que teatros principiantes en un nivel bajo y que despiertan en la juventud el deseo de actuar en el escenario.
Una Ilustración
Mientras que escribo sobre este punto, mis ojos se enfocan sobre un incidente muy notable de la vida real:
"No vale la pena, Sra. W. He tratado una y otra vez y no puedo convertirme al cristianismo".
"Así dijiste el año pasado, y sin embargo creías que no había nada que se opusiera".
"Creo que actualmente no existe nada, pero me siento igual a como me sentía antes y creo que jamás llegaré a ser cristiana".
La que habló primero era una joven inteligente de poco más de veinte años de edad, quien durante una visita el año anterior, le había confiado a su amiga de mas edad su sincero deseo de llegar a ser cristiana. No había duda alguna de que su deseo era sincero. La que visitaba estaba sumamente preocupada porque no comprendía el por qué su amiga joven aun no había encontrado la paz. Las dos se encontraban al lado de la puerta entreabierta de un salón de la escuela dominical donde se ensayaba un "entretenimiento"; y la joven mirando hacia adentro pareció encontrar de repente una idea que le permitiría continuar meditando.
"Yo creo", dijo vacilante, "hay una cosa a la cual no puedo renunciar".
"Querida, renuncia a ella inmediatamente".
"Pero no puedo".
"Entonces ven primero a Cristo y él te dará la fuerza de voluntad".
"No quiero que me la dé. Yo creo que sí yo supiera que dentro de tres semanas a partir de esta noche yo moriría y me perdería, preferiría perderme que renunciar a mi pasión"
"¿Y qué es esta cosa tan querida que vale más para ti que tu salvación?
"No es que valga más, sino que la quiero más, y no puedo y no renunciaré a ella. Lo que sucede es que deseo...deseo ser artista; yo sé que tengo la habilidad; Siempre he tenido la esperanza de que se presentaría la oportunidad para subir al escenario, y no puedo evitar seguir pensando en eso."
"¿Crees tú que sería malo hacerlo aun cuando se te presentara la oportunidad?
"No creo que sería pecado; pero no podría hacerlo y a la vez ser cristiana; las dos cosas no se mezclan."
"¿Y cómo se te despertó ese deseo? Estoy segura que tú no perteneces a una familia que le gusta el teatro."
"Oh, no , mi padre y mi madre son metodistas; ellos siempre han estado en contra del teatro. Yo he sido miembro de la escuela dominical toda mi vida. Cuando yo tenía cuatro años de edad ellos me hacían cantar y recitar durante reuniones de entretenimiento, y en los diálogos actué como ángeles y hadas; ya cuando era mayor me tocó arreglar los cuadros al vivo y las charadas, etc. Luego me incorporé a un grupo de representaciones que nuestra iglesia formó para los jóvenes. Primero presentamos "Mrs, Jarley's Wax-works" y cantamos "Pinafore" para beneficio de la iglesia; luego nos pusimos más ambiciosos, estudiamos y tuvimos representaciones teatrales privadas. El invierno pasado alquilamos el Salón Mason e hicimos una serie de representaciones de Shakespeare con cuyas entradas logramos cancelar una gran parte de la deuda de la iglesia. Pero eso es solamente una representación de segunda clase, tomando todo en cuenta. Me interesa actuar de verdad, subir al escenario como una profesión. Mi padre está opuesto; pero espero que algún día se presente la oportunidad para realizar los deseos de mi corazón."
"Mientras tanto, no acudirás a Jesús en busca de salvación"
"No, no puedo hacerlo y seguir anhelando ser actriz y no renunciaré a mi deseo"
"Y la que visitaba se alejó tristemente pensando por cuántos miserables platos de potaje los hombres y las mujeres están dispuestos a vender su gloriosa primogenitura como hijos de Dios; pensando asimismo en las semillas que se siembran en nuestras escuelas dominicales, la cizaña entre el trigo, y la cosecha que se recogerá de esta siembra de semilla poco juiciosa aunque bien intencionada"
Proyectos en Battle Creek
Nuestro estudio ha tenido como fin formular un plan para establecer una sociedad literaria que redunde en beneficio de todo aquel que se relacione con ella; una sociedad en la cual todos sus miembros se sentirán moralmente responsables para que esta cumpla su cometido y evitar las influencias malsanas que han convertido dichas sociedades en un peligro para los principios religiosos. En estas sociedades se necesitan personas prudentes y de buen juicio que se mantienen unidas al cielo, que sabrán distinguir lo que es una influencia malsana y sin ser engañados por Satanás marcharán adelante por la senda de la integridad, llevando siempre en alto el estandarte de Cristo. Tal influencia infundirá respeto y constituirá estas reuniones en una bendición en lugar de maldición. Si hombres y mujeres maduros se unieran a jóvenes para organizar y dirigir una sociedad literaria tal, podría convertirse en una organización útil e interesante. Pero cuando estas reuniones se degeneran en ocasiones para pasatiempo y alegría bulliciosa se convierten en cualquier cosa menos en sociedades literarias o ennoblecedoras; antes por el contrario degradan la mente y la moral...
La mente es apartada del auténtico
Muy pocos se dan cuenta que es un deber personal controlar sus pensamientos e imaginación. Es difícil mantener la mente indisciplinada concentrada en temas constructivos. Pero si los pensamientos no se aplican debidamente, es imposible que lo religioso florezca en el alma. La mente debe ocuparse con temas sagrados y eternos, de lo contrario albergará pensamientos frívolos y livianos. Es necesario mantener nuestras facultades intelectuales y morales bajo disciplina y con el ejercicio estas se reforzarán y se perfeccionarán...
El intelecto, así como el corazón, debe consagrarse al servicio de Dios. A él pertenece todo cuanto hay en nosotros. No importa cuán inocente o loable pueda aparecer, el seguidor de Cristo no debería participar de ningún placer, o dedicarse a ninguna empresa en la cual la conciencia le indica que disminuirá su fervor y espiritualidad.
La búsqueda de placer, la frivolidad y el libertinaje mental y moral están inundando el mundo con su influencia desmoralizadora. Todo cristiano debería luchar para rechazar las corrientes de maldad y así rescatar a nuestra juventud de las influencias que los arrastrarían a la perdición. Que el Señor nos ayude para abrirnos paso contra esa corriente!--Review and Herald, 4 de enero de 1881.
ANEXO B
Representaciones teatrales en sociedades literarias adventistas del séptimo día
El elemento mundano toma la dirección
El propósito y el fin perseguidos por las sociedades literarias podrá ser loable, pero a menos que todos los participantes dependan de la sabiduría que procede de lo alto y confíen continuamente en Dios, aquella influencia salvadora no se manifestará. Cuando los que profesan ser el pueblo de Dios se unen voluntariamente con el mundo, o le dan a los hombres de poca experiencia religiosa la dirección en estas sociedades literarias, aquellos revelan que tienen en muy poca estima las cosas eternas. Al primer movimiento se sobrepasan de los límites. Existirán límites, reglas y reglamentos, pero a pesar de todo esto, el elemento mundano tomará la dirección. Hombres en territorio del enemigo, guiados por su poder ejercerán una influencia dominadora a menos que exista un poder infinito para contrarrestarlos. Satanás emplea hombres como agentes suyos para sugerir , dirigir, proponer distintas representaciones y una diversidad de entretenimientos que no refuerzan la moral ni elevan los pensamientos, antes bien son totalmente mundanos. Pronto se elimina el elemento religioso y los inconversos toman la dirección.
Titubeo entre el deber y el mundo
Hombres y mujeres que rehúsan ser entrampados, que seguirán siempre adelante por la senda de la integridad, leales y fieles al Dios de los cielos a quien temen, aman y honran pueden convertirse en una influencia poderosa para amparar al pueblo de Dios. Una influencia tal infundirá respeto. Pero el titubeo entre el deber y el mundo le da al mundo todas las ventajas y ciertamente dejará su impresión modeladora de manera que a duras penas se pensará en la religión, Dios y el cielo.
Se contaría con buen respaldo si la juventud, hombres y mujeres maduros organizarán una sociedad donde la lectura y estudio de la Biblia fuera el tema principal, donde se discutiera y se estudiaran las profecías, y donde se estudiaran las lecciones de Cristo. No existe ningún libro capaz de elevar, reforzar y ampliar la mente como la Biblia si tan solo tomáramos tiempo para escudriñar sus páginas. No hay otra cosa que dote a nuestras facultades con nuevo vigor y prepare la mente para comprender y evaluar esas verdades como el relacionarlas con las maravillosas verdades de la palabra de Dios.
Las actividades culturales y las sociedades literarias pueden ser constructivas
Si la mente humana se inclina por lo bajo y lo barato es porque en general se le ha permitido tratar con cosas corrientes y no se la ha ejercitado para captar pensamientos elevados que son duraderos como la eternidad. Estas sociedades literarias y actividades culturales están ejerciendo casi universalmente una influencia enteramente contraria a lo que pretenden ser, y son detrimento para la juventud. Esto no tiene razón de ser, pero debido a que elementos inconversos toman la dirección, y porque los mundanos desean que todo sea para complacerse ellos mismos, sus corazones no están en armonía con Cristo Jesús, están en las filas de los enemigos del Señor y no se sentirán felices con una clase de entretenimiento que reforzaría y establecería la espiritualidad entre los miembros de la sociedad.
La investigación de la biblia desde la naturaleza de oposición a las representaciones teatrales
La mente que rechace todo aquello que degrada pero que se acostumbra a meditar en las verdades ennoblecedoras, amplias y profundas, será fortificada. Un conocimiento de las Escrituras superará cualquier otro conocimiento en el fortalecimiento del intelecto. Si las actividades culturales y sociedades literarias se convirtieran en oportunidades para escudriñar la Biblia, aquellos llegarían a ser muchísimo más sociedades intelectuales de lo que jamás llegarían a ser prestando atención a representaciones dramáticas. Cuán nobles y elevados pensamientos podría captar y explorar la mente en la palabra de Dios! La mente podría profundizar y ahondarse aún más en su investigación, fortificándose más con cada esfuerzo por comprender la verdad y, sin embargo, encontrar que más allá existe un infinito.
Los miembros de estas sociedades, que profesan amar y venerar las cosas sagradas y, sin embargo, permiten que la mente descienda a lo superficial, a lo ficticio, a lo simple, lo barato, a las representaciones falsas, están haciendo la obra de Satanás tan ciertamente como lo hacen al contemplar y unirse a esas escenas. Si sus ojos fueran abiertos, se darían cuenta que Satanás es su líder, el instigador presente a través de sus agentes quienes tienen un alto concepto de sí mismos. Pero Dios declara sus vidas y carácter juntamente más frívolos que la vanidad. Si estas sociedades se dedicaran al estudio del Señor y su grandeza, sus misericordias, su obra en la naturaleza, su majestad y poder tal como lo revela la inspiración, entonces serían ricamente bendecidos y fortificados.--Ellen G. White, MS 41, 1900.
ANEXO C
El empleo de nuestros talentos de comunicación
(Todo forma parte del MS 42, 1898, de E. G. White. Usado mayormente en Review and Herald Supplement del 21 de junio de 1898. EGW Review and Herald articles, Vol. 3. págs. 582-583).
¿Yo o Cristo?
Muchísimas almas se salvarían si aquellos que profesan seguir a Cristo trabajaran como El trabajó, viviendo no para complacerse s sí mismos, sino para glorificar a Dios, trabajando como misionero, demostrando su amor verdadero por el Maestro usando en todo lo posible los talentos que le fueron encomendados. Dada la propia naturaleza del trabajo de Cristo, aquellos que lo desempeñen perderán de vista al yo.
Se nos ha encomendado amar las almas como Cristo las ama, afligir nuestras almas para que los pecadores sean convertidos. Mostrar el incomparable amor de Cristo. Ocultar el yo. Cuánto cuidado deben ejercer los que se dicen ser cristianos para no tildar de religión sus pasiones y su orgullo! Al mostrar vanidad, al anhelar reconocimiento, muchos ocultan a Cristo y se presentan ellos mismos. En sus propias ideas y maneras existe tal orgullo y abrigan una satisfacción por sus propias habilidades que el Señor no puede derramar sobre ellos su Espíritu Santo. Si así lo hiciera, estos lo malinterpretarían y como resultado se ensalzarían aún más. Sus ideas egoístas son impedimento para el avance de la obra. En cualquier cosa que hagan, el yo es la figura principal. Llegan a considerar su propio celo y devoción como el gran poder de la verdad. Sin darse cuenta ellos mismos, todos son mayordomos infieles. Dirigen la obra por canales equivocados. Su orgullo los conduce a lugares donde serán abandonados para dar pasos en falso.
Comunicación
Los mayordomos de Dios no solo reciben dinero. Su talento de comunicar es un don. ¿Qué comunica usted de los dones de Dios en sus palabras, en su tierna simpatía? ¿Está usted permitiendo que su dinero pase a las filas del enemigo para destruir a los que usted está tratando de complacer? Entonces, nuevamente, el conocimiento de la verdad es un talento. Hay muchas almas en tinieblas que podrían ser alumbradas con nuestras palabras fieles y verdaderas. Hay corazones que anhelan simpatía, que parecen lejos de Dios. Nuestra simpatía puede ayudarles. El Señor tiene necesidad de nuestras palabras, dictadas por su Espíritu Santo...
Todos los dones naturales deben ser santificados como preciosos talentos. Deberán consagrarse a Dios para que sirvan al Maestro. Toda ventaja social es un talento y no debería emplearse para satisfacción propia, diversión o para gratificarnos a nosotros mismos. Dinero y bienes pertenecen a Dios, los cuales se emplearán enteramente para horario; El ha prometido que si empleamos los bienes encomendados como fieles mayordomos, seremos ricos en bendiciones, de las cuales tendremos amplios recursos para bendecir a otros. Pero si las ventajas recibidas las consideramos nuestras para usarlas conforme a nuestro capricho, para ostentar y producir sensacionalismo, el Señor Jesús, nuestro Redentor, es puesto en vergüenza por el carácter de los que profesan seguirlo.
La pasión por las representaciones teatrales
¿Le ha dotado Dios de inteligencia? ¿Le corresponde a usted administrarla según sus inclinaciones? ¿Puede usted glorificar a Dios al ser educado para representar a personajes en obras teatrales y divertir al público con fábulas? ¿No le ha dado Dios inteligencia para emplearla en glorificar su nombre en la proclamación del evangelio de Cristo? Si usted desea una carrera pública, hay una obra que usted puede hacer. Ayude a aquellos a quienes usted representa en las funciones. Venga a la realidad. Ofrezca su simpatía donde esta se necesita para levantar al caído. La mayor obsesión de Satanás es pervertir la inteligencia y hacer que los hombres ansíen funciones y representaciones teatrales. La experiencia y el carácter de todo aquel que se ocupa de esta obra estarán de acuerdo con lo que se le haya llenado la mente. (Este párrafo no se encuentra en el artículo publicado en Review)
El Señor ha revelado su amor por el mundo. En lo que hizo no hubo falsedad, no hubo engaño. El dio un regalo vivo, capaz de sufrir la humillación, olvido, vergüenza, crítica. Así lo hizo Cristo para rescatar al caído. Mientras que los humanos maquinaban formas y métodos para destruirlo, el Hijo del Dios infinito vino a nuestro mundo para dar ejemplo de la gran obra que había que realizar para redimir y salvar al hombre. Hoy, los orgullosos y desobedientes están luchando por recibir de sus semejantes fama y honor divirtiéndolos con el mal uso de los dones que Dios les ha dado. Así lo hacen en lugar de invitarlos a contemplar el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.
Oportunidad para los que quieren un lugar de distinción
La obra grande y extraña de Dios es la de redimir y salvar, y así restaurar lo que el pecado destruyó. Algunos encuentran en le Biblia muchas cosas que a su juicio sancionan un comportamiento que Dios jamás aprobará. pero cuando Dios convierte a agentes humanos, estos huirán a Cristo, para que sus vidas se escondan con él en Dios. Levantarán sus ojos para ver la desolación perpetua que el pecado produjo y está produciendo y rogarán para que Dios los haga colaboradores con Cristo. Empezarán a reparar los lugares desolados por los hombres ricos y pobres al quebrantar la ley de Dios.
Todos los que deseen ocupar un lugar de distinción tienen la oportunidad de llevar el yugo de Cristo. "Aprended de mí", dice el Gran maestro, "porque soy manso y humilde de corazón: y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga". Que la petición del alma sea: Oh, Señor, tú eres mi Dios; te exaltaré, loaré tu nombre; porque tú has hecho maravillas; tus consejos de antiguo son fidelidad y verdad... Porque has sido fuerza al pobre, fuerza al necesitado en la tribulación, refugio en la tormenta, sombra en el calor, cuando la ráfaga de los terribles es como la tormenta contra el muro... Y en aquel día se dirá, He aquí este es nuestro Dios; lo hemos esperado, nos alegraremos y nos regocijaremos en su salud".
El don del buen ejemplo es algo grandioso. Pero muchos juntan alrededor de sí una atmósfera malsana. Estos no saben que, en este su día, las cosas que pertenecen a su paz. En gran medida, estos han perdido la facultad de discernimiento espiritual. A lo malo llaman bueno y a lo bueno, malo.
Modos de comunicación
El don de la palabra, el conocimiento, simpatía y amor comunican un conocimiento de Dios. Todos estos dones deben ser entregados a Dios. El Señor los necesita; los pide. Todos deben hacer su parte en la preparación de sus propias almas y la de otros para dedicar sus talentos a Dios. Cada alma, cada don debe ofrecerse como contribución a Dios. Todos deben cooperar con Dios en la obra de salvar almas. Dios te ha dado los talentos que posees para que puedas ser un colaborador eficiente con Cristo. Hay corazones que anhelan simpatía, que perecen porque necesitan esa ayuda que Dios te ha dado para que se las des a ellos. Nuestras iglesias están enfermizas porque no están cumpliendo con el trabajo que se les ha asignado. No son como Dios quisiera que fueran. Ojalá puedan despertar de su letargo!
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica por todos los santos. Efesios 6: 10-18
ANEXO D
Escenas dramatizadas
Querido Hermano (2)
Me levanté a las tres de la mañana para escribirle algunas líneas. Me gustó el faro; la escena que requirió gran esfuerzo pudo haber sido muy impresionante, pero no fue tan concluyente ni impresionante como pudo haber sido cuando se invirtió tanto tiempo y mano de obra para prepararla. La parte donde actuaron los niños fue buena. La lectura fue apropiada. ¿Sin embargo, hubiera estado más a tono con la obra que hemos tratado de realizar en la iglesia si en esa ocasión se hubiera presentado una plática convincente sobre cómo loa niños y los maestros de la Escuela Sabática trabajan concienzudamente en pro de la salvación de los niños bajo su cuidado, presentando a Jesús la ofrenda más aceptable, la entrega de sus propios corazones, respaldado por observaciones cortas y al punto sobre cómo podrían realizarlo?
Cada acción debería estar en armonía con el único gran propósito, la preparación de los corazones y que individualmente los alumnos y maestros deberían ser como una luz puesta en un candelabro para que alumbre a todos los que están en la casa. esto interpretaría vivamente el faro que guía a las almas para que no se conviertan en náufragos de la fe. ¿Podría usted decirme qué efecto decidido sobre esta obra tuvieron las dos poesías ensayadas por aquellas dos señoras en la plataforma?
Se cantó como se esperaría en cualquier función teatral, pero no se entendió ni una palabra. Ciertamente el barco llevado por la tempestad se estrellaría contra las rocas si del faro no procedía más luz de la que se vio durante los ensayos. Debo confesar que me sentí muy entristecida por estas cosas, así que contrario a la misma obra de reforma que estamos tratando de llevar adelante en la iglesia y en nuestras instituciones sentí que hubiera sido mejor no haber estado presente. Este era un momento que se podría haber aprovechado no solo para los niños de la Escuela Sabática sino que se deberían de haber hablado palabras para profundizar la necesidad de buscar la ayuda de aquel Salvador que los había amado y se había entregado por ellos. Si se hubiesen cantado los preciosos himnos, "Roca de la eternidad fuiste abierta para mí, sé mi escondedero fiel", "Cariñoso Salvador huyo de la tempestad". ¿Las almas de quiénes fueron inspiradas con renovado fervor por el Maestro en esos himnos cantados cuya sola virtud se encontraba en la actuación del que cantaba?
Mientras que se hacían esfuerzos agotadores para preparar esta representación se estaban llevando a cabo reuniones del más profundo interés las cuales deberían de haber llamado la atención y contado con la presencia de cada alma, no fuera que estuvieran perdiendo algo del mensaje que el Maestro les había enviado. Ya la Navidad pasó a la eternidad con el peso del registro y estamos ansiosos de saber cuáles serán los resultados. ¿Hará esto que los participantes en el programa tengan mayor conciencia espiritual? ¿Se sentirán más responsables hacia nuestro Padre celestial quien envió a su Hijo al mundo con tan infinito sacrificio para salvar al hombre caído de la perdición total? ¿Sirvió esto para despertar nuestra mente y comprender a Dios por su gran amor con que nos ha amado?
Ahora que la Navidad ha pasado a la historia, esperamos que aquellos que han empleado esfuerzos agotadores manifiesten un celo decidido y sincero, un esfuerzo desinteresado por la salvación de las almas de los maestros en la Escuela Sabática, y que a su vez ellos puedan trabajar por la salvación de sus clases, que les puedan instruir personalmente en cuanto a lo que deben hacer para ser salvos. Esperamos que ellos puedan tener a tiempo para trabajar con sencillez y sinceridad por las almas que están bajo su cuidado, que orarán con ellos y por ellos para que entreguen a Cristo la preciosa ofrenda de sus propias almas, para que ellos pueden hacer palpable realidad el símbolo del faro en los rayos de luz que alumbren de sus propios esfuerzos en el nombre de Jesús, que deberían realizarse en el amor, ellos mismos captando los rayos de luz para difundir esta luz a otros, y que no se conformen con una obra superficial. Muestre igual pericia y aptitud en ganar almas para Jesús así como lo ha demostrado en agotadores esfuerzos durante la ocasión que hace poco tuvo lugar. Con esfuerzos de alma y corazón encamínelos hacia la Estrella que alumbra en estos momentos en un cielo moralmente oscuro, a la misma Luz del mundo. Que su luz alumbre para que las almas agitadas por la tempestad fijen sus ojos en ella y escapen de las peñas escondidas bajo la superficie del agua. Las tentaciones está esperándolas para engañarlas; hay almas oprimidas por la culpabilidad listas para hundirse en la desesperación. Trabajen por salvarlas; encamínenlas hacia Jesús quien tanto las ama que dio su vida por ellas...
La Luz del mundo está brillando sobre nosotros para que absorbamos sus rayos divinos y que esta luz brille sobre otros en buenas obras para que muchas almas sean inducidas a glorificar a nuestro Padre que está en los cielos. El es paciente, no queriendo que ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento. El corazón de Cristo se entristece cuando hay tantos que rehúsan su misericordia y amor incomparables.
¿Trabajarán con igual celo e interés aquellos que participaron en el programa de anoche para presentarse ante Dios aprobados al trabajar para el Maestro y así presentarse ellos mismos como obreros inteligentes que no tienen de qué avergonzarse? Que los maestros de la Escuela Sabática sean totalmente imbuidos del espíritu del mensaje para nuestros días y que lleven ese mensaje en todos sus trabajos u ocupaciones. Hay almas que salvar, y mientras que en la obra de la Escuela Sabática ha habido mucho detalle y una buena cantidad de tiempo precioso se ha dedicado a la lectura de informes y registros, ha habido muy poco tiempo para permitir que la luz brille en rayos claros y firmes en la instrucción necesaria para salvar las almas de los niños y la juventud. La mayor evidencia de verdadero conocimiento se manifiesta en la gran sencillez al presentar discursos menos floridos, al hacer observaciones menos prolongadas, al presentar la verdad sencilla y al punto y no pronunciar en ningún discurso palabra alguna que haga alarde de profundos conocimientos. Todos los que han llegado al conocimiento de Jesucristo lo imitarán en su método de enseñanza.--C No. 5, 1888
ANEXO E
Relación entre el evangelista y las representaciones teatrales
Elena de White aconsejó repetidas veces a nuestros ministros y evangelistas a apartarse de representaciones teatrales en el púlpito:
Nuestro éxito dependerá de que llevemos a cabo la obra con la sencillez con que Cristo la realizó, sin introducir en ella ninguna actividad teatral (Carta 53, 1904).--E, pág. 106. Las tres declaraciones siguientes ofrecen más luz en cuanto a lo que significaba "actividad teatral" en las presentaciones evangelizadoras:
Que no haya rarezas ni excentricidades en la acción de los que proclaman la Palabra de Verdad, porque tales cosas debilitarán la impresión que debería realizarse mediante la Palabra. Debemos precavernos, porque Satanás está decidido, si fuera posible, a mezclar su mala influencia con los servicios religiosos. Que no haya exhibiciones teatrales, porque esto no ayudará a fortalecer la creencia en la Palabra de Dios. Más bien distraerá la atención, haciendo que se fije en el instrumento humano.(Carta 352, 1908).
Debe (cualquier pastor) descartar de sus reuniones todo aquello que tenga semejanza de despliegue teatral; pues tales apariencias exteriores no añaden fuerza al mensaje que presenta. Cuando el Señor pueda cooperar con él, su obra no necesitará hacerse de una manera tan costosa. No tendrá necesidad entonces de gastar tanto en anunciar sus reuniones. No dependerá tanto del programa musical. Esta parte de sus servicios se presenta más como un concierto que como un servicio de canto de una reunión religiosa.(Carta 49, 1902),--Evangelismo, pág. 365.
El ministro de Cristo debe ser un hombre de oración, un hombre de piedad, alegre, pero nunca burdo ni áspero, burlón o frívolo. El espíritu de frivolidad podrá estar de acuerdo con la profesión de payasos y actores de teatro; pero es totalmente indigno de un hombre que ha sido escogido para ser intermediario entre los vivos y los muertos y ser un portavoz de Dios.--T, Vol.4 pág. 320.
En 1910 se nos aconsejó de nuevo muy claramente que no debemos emplear métodos teatrales. En el libro Evangelismo dice lo siguiente:
Tengo un mensaje para los que están a cargo de la obra. No instéis a los hombres que se ocupan de esta obra a pensar que deben proclamar el mensaje solemne y sagrado con un estilo teatral. No hay que poner en nuestra obra ni la mínima partícula de nada que sea extravagante. La causa de Dios debe tener un molde sagrado y celestial. Lleve la imprenta divina todo lo que se relaciona con al predicación del mensaje para este tiempo. No se permita nada de naturaleza extravagante, porque esto echaría a perder la santidad de la obra.
Se me ha dicho que encontraremos toda clase de experiencias y que los hombres procurarán introducir prácticas extrañas a la obra de Dios. Hemos encontrado estas cosas en muchos lugares. Desde el comienzo de mis actividades en la iglesia se me dijo que había que desanimar y prohibir toda clase de actuaciones teatrales en relación con la proclamación de la verdad presente. Personas que pensaban que tenían una obra maravillosa que debían llevar a cabo procuraban adoptar un comportamiento extraño y manifestaban actitudes corporales raras. Se me dio esta instrucción: "No aprobéis nada de esto". Las actuaciones con visos teatrales o extravagantes no deben tener lugar en la proclamación del mensaje solemne que nos ha sido confiado.
El enemigo vigilará estrechamente y aprovechará toda ventaja o circunstancia para rebajar la verdad mediante la introducción de actuaciones indignas. No hay que estimular ninguna de estas actividades. Las verdades preciosas que se nos han dado deben ser proclamadas con toda solemnidad y con sagrado temor reverente. (Manuscrito 19, 1910),--Evangelismo, pág. 105.
CLAVE DE ABREVIATURAS
MS Mensajes Selectos
PP Patriarcas y Profetas
T Testimonies
FCE Fundamentals of Christian Education
COES Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática
RH Review and Herald
E Evangelismo
REFERENCIAS
1. Usado mayormente en Review and Herald Supplement, 21 de junio de 1898 como material de lectura que se presentaría a las iglesias. Review and herald Articles, Vol. 3, pp. 581-583.
2. Esta comunicación fue escrita muy temprano el miércoles por la mañana, 26 de diciembre de 1888, y se realcionaba con un programa navideño dramatizado y presentado por la Escuela Sabática de Battle Creek. Los niños vistieron trajes simbólicos. Ella M. White, nieta de seis años de edad, de la Sra. White participó en el programa vestida de ángel.
¿Practicó lo que predicaba?
Por Roger W. Coon
Editado por Donal E. Mansell
Copyright 1986 de la Pacific Press Publishing Association
Usado con licencia.
ACERCA DEL AUTOR
Dr. Roger W. Coon es un secretario asociado del Patrimonio de Elena G. de White. Durante treinta y ocho años ha servido a la Iglesia Adventista del Séptimo Día como predicador, pastor, evangelista, capellán de hospital, profesor de secundaria y de seminario, director de relaciones públicas, locutor de radio, misionero en el extranjero, escritor y administrador. Su esposa, Irene Strom, es una contadora pública. Los Coon tienen dos hijos, Donald, técnico electricista, y Susan, enfermera.
ACERCA DEL LIBRO
Se dice que “errar es humano”, y por cierto que es verdad en cuanto a los juicios que han hecho ciertos críticos a Elena G. de White, cuando presentan, por un lado, que ella llamó a que los Adventistas del Séptimo Día practicaran el vegetarianismo, mientras que por el otro lado, “secretamente” consumía carne. Este pequeño libro trae a luz todos los hechos relevantes y ofrece explicaciones razonables para esas acusaciones.
Elena G. de White y el vegetarianismo
Tres acusaciones típicas
Hace unos cien años, un ex predicador adventista, Dudley M. Canright, escribió que la Sra. White “prohibió el comer carne,… aunque secretamente ella misma comió más o menos carne la mayor parte de su vida”.[i][1] Se informa que también decía haber visto a Jaime y Elena White comer jamón en el comedor de su propia casa.
En 1914, Frances (“Fannie”) Bolton, una asistente literaria de Elena G. de White que trabajaba en forma ocasional (“a veces sí, otras no”), escribió sobre dos incidentes que tenían el propósito de mostrar la inconsistencia de Elena G. de White en relación con comer carne. En el primer ejemplo, Fannie y otras personas estaban viajando en tren con Elena G. de White hacia California. Fannie declaró:
En la estación de tren, la hermana White no estaba con su grupo, así que el pastor [George B.] Starr [uno de los miembros del grupo] buscó hasta que la encontró muy complacida comiendo enormes ostras blancas crudas en vinagre, pimienta y sal, detrás de una cortina en el restaurante. Me sentí abrumada por esta inconsistencia y aturdida por el horror. El pastor Starr se apresuró a sacarme y dio todas clases de excusas y justificaciones por la actitud de la Sra. White; pero todavía continúo pensando en mi corazón, “¿Qué significa esto? ¿Qué es lo que Dios dijo? ¿Cómo es que puede comer estas abominaciones?”[ii][2]
El segundo ejemplo sucede en el mismo viaje a California. Fannie continúa:
W. C. White subió al tren con un gran pedazo de carne jugosa sobre un papel marrón y lo llevaba en el coche turista en sus dos manos. Sara McEnterfer que está ahora con la hermana White y es su ayudante, lo cocinó sobre una pequeña estufa y todos lo comieron excepto yo y Marian Davis.[iii][3]
¿Pueden tener explicación estas acusaciones conmovedoras?
En el caso de Canright, la cuestión se resuelve en forma simple. Según él mismo admite, Canright “primero se encontró” con Jaime White “y aceptó el sábado por sus enseñanzas” en 1859.[iv][4] Dice haber sido huésped en el hogar de los White, y es posible que haya visto cerdo en su mesa en los primeros años de su amistad, pues Elena G. de White no recibió su primera visión contraindicando el consumo de carne en general y de cerdo en particular hasta el 6 de junio de 1863 –¡cuatro años completos después de que Canright y los White se relacionaron por primera vez!
¿Qué en cuanto a las acusaciones de Fannie Bolton?
Cuando W. C. White se enteró de la carta de 1914 de Fannie Bolton, procuró tener una copia de ella y se la envió al pastor Starr para que la comentara. Starr respondió:
Sólo puedo decir que la considero el mayor montón de basura absurda y no cierta que he visto u oído alguna vez en relación con la querida hermana White.
El evento simplemente nunca ocurrió. Nunca vi a su madre comer ostras o carne de ningún tipo, ni en un restaurante o en su mesa. La declaración de Fannie Bolton… es una mentira de primer orden. Nunca tuve una experiencia tal y es muy absurda para cualquiera que hubiera conocido a su madre alguna vez…
Pienso que esta carta fue escrita enteramente por Fannie Bolton en uno de sus momentos de mayor demencia. [Fannie paso trece meses como paciente mental en el Hospital Estatal de Kalamazoo, entre 1911-1912, y otros tres meses y medio en la misma institución en 1924-1925; murió en 1926]…
Cuando visitamos Florida en 1928, a la Sra. Starr y a mí se nos dijo que en un retiro campestre, Fannie Bolton había hecho una declaración pública de que había mentido sobre la hermana White, y que se arrepentía de ello.[v][5]
Suficiente para la historia de las ostras. En cuanto al episodio de la “carne jugoza”, W. C. White nos provee detalles de lo que sucedió:
Éramos unos 35 yendo de Battle Creek a Oakland en 1884 en dos vagones de dormir vacíos…
A medida que nos acercábamos a la frontera entre Nevada y California, encontramos que disminuían nuestras provisiones. Algunos de nosotros podíamos obtener buen alimento de las cosas secas que habían quedado en nuestras cajas de alimento, pero el apetito de la hermana White decayó.
Estábamos en un país donde la fruta fresca era muy cara y una mañana, en una estación donde paró nuestro tren por media hora, salí y compré un kilo o kilo y medio de carne y la hermana McEnterfer la cocinó en una estufa de alcohol, y la mayoría de los miembros que formábamos el grupo de la hermana White participamos de la comida.[vi][6]
W. C. White presenta, a partir de este punto, una posición que ilumina y nos ayuda mucho en cuanto a las prácticas dietéticas de su madre, al igual que de toda la familia White:
Cuando compré la carne, razoné que una zorra muerta en forma reciente en ese país ganadero, sería probablemente un animal más saludable, y que el riesgo de contraer enfermedad sería muy pequeño. Este fue unos ocho o nueve años antes de que la hermana White decidiera ser una abstemia en relación con el consumo de carne en ocasión del campamento de Melbourne [1894]…
Encontrará varios ejemplos en los escritos de la hermana White donde ella dice que la carne no aparecía en su mesa, y esto era cierto. Durante varios años, cuando en raras ocasiones se consumía un poco de carne, se lo consideraba una emergencia.[vii][7]
La diferencia entre el consumo de carne como un artículo regular de la dieta y su consumo ocasional en una emergencia, mencionado aquí por W. C. White, es un asunto que se considerará posteriormente.
La credibilidad de un testigo es una consideración legítima e importante ante cualquier audiencia, incluyendo ésta.
Es valioso destacar que D. M. Canright[viii][8] y Fannie Bolton[ix][9] fueron conocidos por sus contemporáneos por sus caracteres y personalidades inestables. Ambos tuvieron una experiencia de “entrar y salir, entrar y salir” del empleo denominacional antes de que permanecieran afuera.
Cronología: Enseñanza y práctica
Hace bien recordar que el don profético fue dado a una joven de diecisiete años que comía carne y guardaba el domingo en un día no registrado de diciembre de 1844, y que esa primera visión no decía absolutamente nada en relación con las ventajas de una dieta vegetariana. Su primera visión que trató sobre la vida saludable le fue dada en el otoño de 1848, cuando se les prohibió a los observadores del sábado el uso del té, café y tabaco.[x][10] Su primera visión de la reforma pro salud en forma completa, que contraindicaba el uso de carnes, le fue dada más tarde, el 6 de junio de 1863.[xi][11]
Cuando recibió su primera visión, Elena Harmon había cumplido recién sus diecisiete años (26 de noviembre). Tenía poca salud y apenas pesaba cuarenta kilos. El hombre que llegaría a ser su esposo, veintiún meses después describió su condición en ese momento:
Cuando tuvo su primera visión, era una inválida demacrada, abandonada por sus amigos y médicos para morir consumida… Su condición nerviosa era tal que no podía escribir, y dependía que alguien se sentara a la mesa cerca de ella para volcar al menos su bebida de la tasa al plato.[xii][12]
En el momento en que el mensaje de la reforma pro salud le llegó por primera vez, ella misma se describía como “débil y enfermiza, sujeta a frecuentes desmayos”.[xiii][13] En relación con esta condición, escribió posteriormente:
Por años había pensado que dependía de una dieta a base de carne para tener fuerza… Ha sido muy difícil para mí pasar de una comida a otra sin sufrir de debilidad en el estómago y mareos… me desmayaba frecuentemente… por tanto decidí que la carne era indispensable en mi caso… Sufría cada primavera de pérdida del apetito.[xiv][14]
Para remediar esta debilidad física, Elena comía grandes cantidades de carne diariamente. Por consiguiente se refería a sí misma como “una gran comedora de carne” en esos primeros días.[xv][15] “La carne… era… mi principal artículo en la dieta”.[xvi][16]
El alivio de la debilidad era temporal –“momentáneo”,[xvii][17] según ella lo dijo- y escribió, “pero en lugar de aumentar mi fuerza, seguía debilitándome. A menudo me desmayaba y estaba exhausta”.[xviii][18]
La visión de Elena G. de White del 21 de octubre de 1858, en la cual basaba su reprensión al “hermano y hermana A” al llamarlos a abstenerse de comer cerdo como una prueba de discipulado, fue, tanto como se pueda afirmar, la única visión que trató con la comida a base de carne antes de 1863. No obstante, se debe notar que esta visión no daba una idea en cuanto a que la abstinencia en comer carne produciría una mejora en la salud.
En cuanto a lo correcto o incorrecto de comer cerdo, Elena G. de White nunca lo justificó (como se la acusa a veces) ni lo condenó. Ella dijo que si esta postura estaba en la mente de Dios, a su tiempo, él “enseñaría a su iglesia su deber”.[xix][19]
A su propio tiempo y mediante su canal de comunicación escogido, Dios enseñó a su pueblo. En su primera visión más importante sobre la reforma pro salud del 6 de junio de 1863, por primera vez, el pueblo de Dios fue llamado a abstenerse de la carne en general y de la carne de cerdo en particular.
Elena G. de White describe la primera visión completa sobre la reforma pro salud como “gran luz del Señor” y agrega, “Yo no he buscado esa luz; no he estudiado para obtenerla; me fue dada por el Señor a fin de que la diera a otros”.[xx][20] Al explayarse sobre este tema en otra ocasión, agregó:
El Señor presentó delante de mí un plan general. Se me mostró que Dios daría a sus hijos que observan los mandamientos, una reforma del régimen alimenticio, y que a medida que ellos la recibieran, sus enfermedades y sufrimientos serían grandemente disminuidos. Se me mostró que esta obra iría en progreso.[xxi][21]
La respuesta personal de la Sra. White fue rápida y positiva: “Acepté la luz de la reforma pro salud como ésta me fue presentada”.[xxii][22] “De inmediato eliminé la carne de mi menú”;[xxiii][23] de hecho dijo, “abandoné todo de inmediato -la carne, la mantequilla y una de las tres comidas”.[xxiv][24] ¿Y el resultado? “Mis desmayos y sensaciones de mareos desaparecieron”, al igual que la pérdida del apetito en la primavera.[xxv][25] Y a la edad de ochenta y dos años puedo decir, “Tengo mejor salud hoy, a pesar de mi edad, que la que tenía en mis días juveniles”.[xxvi][26]
Pero todo esto no vino sin una lucha. En 1870, al recordar sus luchas, dijo:
He sufrido de un hambre intensa; era una gran consumidora de carne. Pero al sentir languidez o desfallecimiento, coloqué mis brazos sobre el estómago, y dije: "No probaré un bocado. Consumiré alimento sencillo, o no comeré del todo"… Cuando hice estos cambios, tuve una batalla especial que luchar.[xxvii][27]
Una batalla, sí, pero el punto es que luchó y venció. Al año siguiente, después de la visión de la reforma pro salud de 1863, pudo decir, “he dejado el consumo de carne”.[xxviii][28] Y cinco años después, en una carta a su hijo Edson, en la cual lo llamaba a él y a su familia a “mostrar el verdadero principio” de la fidelidad a la reforma pro salud, le aseguró que ella también estaba practicando lo que predicaba:
Hemos sido estrictos en la dieta para seguir la luz que el Señor nos mostró… Te hemos aconsejado que no comas manteca o carne. No la hemos tenido en nuestra [propia] mesa.[xxix][29]
Al año siguiente, 1870, los White continuaron progresando en la misma dirección. Ella dijo:
No he cambiado mi conducta ni en un ápice desde que adopté la reforma pro salud. No he dado ningún paso de retroceso desde que la luz del cielo sobre este tema brilló por primera vez en mi camino. Abandoné todo de inmediato.[xxx][30]
¿Significa esto que Elena G. de White nunca volvió a comer un pedazo de carne? No, para nada. Y más aún, no intentó ocultar este hecho. Hubo ocasiones excepcionales a su habitual patrón de vegetarianismo. En 1890 declaró: “Cuando yo no podía obtener el alimento que necesitaba, a veces comía un poco de carne”; pero incluso dijo “pero tengo cada vez más temor de hacerlo”.[xxxi][31] Once años después (1901) admitió abiertamente que “a veces… me veía obligada a comer un poco de carne”.[xxxii][32]
Al examinar más específicamente ahora la naturaleza particular de esos “tiempos”, descubrimos tres categorías principales en las que la Sra. White se sintió obligada a dejar, temporalmente, su práctica vegetariana habitual.
El enfrentar dificultades y el compromiso resultante
1. Viaje
Jaime y Elena White se casaron el 30 de agosto de 1846. Su matrimonio unió dos carreras de predicadores itinerantes en un “movimiento adventista” nuevo y en crecimiento. Su ministerio combinado los mantuvo continuamente en movimiento en un programa pesado de viajes y que no pararía para Elena ni siquiera después de la muerte de su esposo, en 1881.
Los viajes en la segunda mitad del siglo diecinueve carecían de comodidades que asumimos como comunes en la actualidad –hoteles cómodos, restaurantes o comidas rápidas con una amplia posibilidad de elegir el menú, etc. Pero incluso si estas cosas hubieran estado disponibles, los White no podrían haberlas pagado. El movimiento adventista era pobre y de una economía estricta y se necesitaba un continuo sacrificio en la forma de vida de los líderes de la iglesia así como de los miembros. Bajo tales circunstancias, era difícil y a veces imposible, seguir estrictamente una dieta vegetariana, particularmente cuando se toman en cuenta dos tipos de situaciones:
(a) Cuando los White viajaban, dependían mayormente de la hospitalidad de los miembros de la iglesia. Estas personas eran generalmente pobres, su dieta consistía casi enteramente de carne. Las frutas y vegetales se las podía obtener sólo en la estación, cuando estaban disponibles.
(b)Había momentos también cuando uno o ambos de los White pasaban tiempo en una región geográfica aislada y remota, como las montañas de Colorado, donde había que “vivir fuera de la tierra”. En otras palabras, había que aprender a cazar y pescar, o de lo contrario se pasaba hambre.
Algunos extractos del diario de Elena G. de White de septiembre y octubre de 1873 ilustran este último punto. Durante ese tiempo ella y Jaime estaban virtualmente abandonados, esperando el regreso de su grupo, el Sr. Walling, para reponer las reservas de su almacén de provisiones que se estaban agotando.
22 de septiembre: hoy Willie inició su viaje hasta la Cordillera para obtener suministros o para conseguir el eje de la rueda del carro que Walling está haciendo. No podemos movernos ni regresar a nuestro hogar en lo de los Mill sin que esté reparado nuestro carro. Hay muy poca comida para los caballos. Se está usando su grano. Las noches son frías. Nuestro stock de provisiones está disminuyendo rápidamente.
28 de septiembre: El hermano Glover dejó el campamento hoy para ir por provisiones. Nos estamos quedando escasos de provisiones… Un joven de Nueva Escocia regresó de cazar. Tenía un cuarto de ciervo. Había viajado treinta kilómetros con este ciervo sobre su espalda… Nos dio un pequeño pedazo de su carne, con la que hicimos un caldo. Willie cazó un pato que llegó en un momento en que lo necesitábamos, pues nuestras provisiones estaban disminuyendo rápidamente.[xxxiii][33]
5 de octubre: El sol brilla en forma agradable, pero no tenemos alivio. Nuestras provisiones han sido muy escasas por varios días. Muchos de nuestros suministros se han ido –ni manteca, ni salsa de ninguna clase, ni maíz o harina integral. Sólo teníamos un poco de flor de harina y eso era todo. Esperábamos provisiones hace tres días, pero nadie llegó. Willie fue al lago por agua. Lo oímos disparar y regresó con dos patos. Es realmente una bendición porque necesitábamos algo para continuar viviendo.[xxxiv][34]
Como ya se dijo anteriormente, la pobreza dificultaba la práctica del vegetarianismo, si es que no era imposible para muchos Adventistas del Séptimo Día en el siglo diecinueve. Por ejemplo, el día de Navidad de 1878, los White, que entonces vivían en Denison, Texas, invitaron a una familia adventista pobre para que se les uniera en el desayuno navideño. La comida incluía “un cuarto de venado cocido y relleno. Estaba tierno como pollo. Lo disfrutamos mucho todos. Hay mucho venado en el mercado”. Luego, la Sra. White escribió, “No he visto en años tanta pobreza como la que he visto desde que volví a Texas”.[xxxv][35]
Elena G. de White sirvió como “misionera” en Australia desde 1891 a 1990. En 1895 le escribió al pastor A. O. Tait en relación con las condiciones locales. Esta carta revela su amplio espíritu humanitario:
He pasado por una experiencia en este país similar a la experiencia que tuve en los nuevos campos en América [en las primeras décadas del siglo diecinueve]. He visto familias en circunstancias que no les permitían suplir sus mesas con comida saludable. Vecinos no creyentes les han dado trozos de carne de animales que han matado recientemente. Han hecho sopa de la carne y la han suministrado a sus familias de hijos numerosos con alimentos de pan y sopa. No era mi deber, ni pienso que lo fuera de nadie más, instruirlos acerca de lo dañino de comer carne. Sentí un sincero pesar por las familias que han ingresado recientemente a la fe, y que están tan presionadas por la pobreza que no saben siquiera de dónde obtendrán su siguiente comida.[xxxvi][36]
2. Cambio de cocinero
Otra exigencia en el hogar de Elena G. de White, que podía requerir el apartarse por una temporada de su dieta vegetariana normal, era cuando se contrataba a un nuevo cocinero que no sabía cómo preparar comidas vegetarianas. Hasta que se entrenara al nuevo cocinero para preparar esos platos, había que consumir en las comidas servidas a la mesa de Elena G. de White, lo que el nuevo cocinero sabía cómo preparar, y probablemente esto incluyera carne.
Desde los primeros días de su ministerio público, el cual incluía escribir mucho, a la Sra. White le resultó imposible realizar las tareas que normalmente hubiera realizado como ama de casa, y tuvo que depositar las responsabilidades del trabajo doméstico en su hogar en mayordomos y cocineros. Desde que cumplió sus veinticinco años (1852-1855) en Rochester, Nueva York, (cuando “había veintidós personas cada día sentadas a nuestra mesa familiar”[xxxvii][37], hasta que en sus últimos años, en “Elsmhaven”, se esperan varias docenas de personas a comer a la mesa de Elena G. de White en cada comida.
En 1870, escribió en forma singular,
Yo aprecio a mi costurera y a mi copista; pero mi cocinera, que sabe preparar el alimento que sostiene la vida y nutre el cerebro, los huesos y los músculos, ocupa el puesto más importante entre los ayudantes de mi familia.[xxxviii][38]
En relación con esto, una carta de W. C. White, escrita en 1935, ilumina este punto. Él dice:
La hermana White no era una cocinera, ni era una experta en comida en el aspecto técnico que proviene del estudio y la experimentación. Ha veces discutía seriamente con su cocinera. No siempre podía retener a la cocinera que había enseñado cuidadosamente en las ideas vegetarianas.
Aquellas a quienes empleaba, eran siempre jóvenes inteligentes. Como se casaban y se marchaban, se veía obligada a conseguir nuevas cocineras que fueran entrenadas en la cocina vegetariana. En aquellos días no teníamos escuelas como hoy, donde nuestras jóvenes pudieran aprender un sistema de cocina vegetariana. Por tanto, mi madre se veía obligada, además de todos sus otras tareas y responsabilidades, a realizar un esfuerzo considerable en persuadir a sus cocineras que podían cocinar sin carne, o soda, polvo de hornear y otras cosas condenadas en sus testimonios. A menudo su mesa mostraba algunas situaciones comprometedoras entre las normas que la hermana White tenía como objetivos y el conocimiento, la experiencia y las normas de su nueva cocinera.[xxxix][39]
En 1892, la sra. White escribió al presidente de la Asociación General, O. A. Olsen, en relación con su necesidad de una nueva cocinera y expresando su ferviente esperanza de que pronto pudiera obtener los servicios de “una ayudante experimentada que tanto necesito”.
Al ampliar sobre este tema, ella escribió:
Estoy sufriendo mucho más ahora por falta de alguien que sea experimentada en la cocina, que prepare cosas que pueda comer. La cocina aquí en este país es en todo sentido deficiente. Eliminen la carne, que raras veces podemos usar –y que no se usa aquí en absoluto- y siéntense a sus mesas, y si logran sostener sus fuerzas, es porque tienen una constitución excelente. La comida se prepara de tal forma que no es apetitosa, sino que tiene la tendencia a quitar todas las ganas de comer. Yo pagaría un precio más alto por una cocinera que por cualquier otra parte de mi trabajo... Pero este asunto me tiene verdaderamente perpleja. Si yo tuviera que participar en los preparativos al llegar a este lugar, diría: Dadme una cocinera experimentada, que tenga alguna facultad inventiva, para preparar platos sencillos de manera saludable, y que no disgusten el apetito. Estoy ansiosa sobre este asunto.[xl][40]
3. Uso terapéutico en emergencias médicas
Una tercera categoría de situación en la cual Elena G. de White podía haberse apartado de un modelo vegetariano de comida, fue en casos de emergencia médica, en los cuales la carne podía servir temporalmente a propósitos terapéuticos. En 1874, en una carta para su hijo, W. C. White, la sra. White hizo mención de una excepción interesante (y singular) al régimen vegetariano, en ese entonces de moda en la casa de los White:
Tu padre y yo hemos dejado la leche, la crema, la manteca, el azúcar y la carne enteramente desde que volvimos de California… Tu padre compró carne una vez para May [Walling, una sobrina nieta de Elena] mientras ella estaba enferma, pero no hemos vuelto a gastar ni un más penique para comprar carne desde entonces.[xli][41]
Elena G. de White no era una fanática en la cuestión de comer carne. En un artículo de Youth’s Instructor publicado en 1894, declaró:
Un régimen de carne no es el más sano, y sin embargo yo no asumiría la posición de que la carne debe ser descartada por todos. Los que tienen órganos digestivos debilitados pueden a menudo usar carne, cuando no pueden comer legumbres, hortalizas, frutas o gachas.[xlii][42]
Debido a un error tipográfico, la segunda negación en la primera oración de la cita anterior se omitió. Esta omisión fue rectificada cuando el pastor O. A. Tait le escribió a la sra. White pidiéndole que aclarara lo que quería decir. Entonces ella amplió su postura sobre la cuestión de la carne y dijo:
Nunca he sentido que fuera mi deber decir que nadie debe probar la carne bajo ninguna circunstancia. Decir esto cuando la gente ha sido enseñada a vivir a base de carne en gran medida [en Australia, en 1894], sería llevar las cosas a los extremos. Nunca he sentido que fuera mi deber hacer declaraciones categóricas. Lo que he dicho lo he dicho dominada por un sentido del deber, pero he sido cuidadosa en mis declaraciones, porque no quería dar ocasión para que nadie fuera conciencia para otra persona.[xliii][43]
Al tratar ciertas enfermedades, y en casos terminales particulares, la sra. White asumió una postura sensible. Dijo:
En ciertos casos de enfermedad o de agotamiento puede pensarse que es mejor emplear algo de carne, pero debe ejercerse mucho cuidado en conseguir la carne de animales sanos. Ha llegado a ser muy serio el asunto de si es seguro usar carne en alguna forma en esta época del mundo. No comer nunca carne sería mejor que comer carne de animales que no son sanos.[xliv][44]
A los médicos en los sanatorios adventistas en 1896, Elena G. de White advirtió:
No debéis hacer prescripciones en el sentido de que nunca debe consumirse carne, pero habéis de educar la mente, y dejar que brille la luz. Dejad que la conciencia individual despierte a la necesidad de mantener limpio todo el ser y de protegerlo, contra el apetito pervertido…
No debe insistirse en que el cambio sea abrupto, especialmente en el caso de aquellos que tienen que hacer trabajo continuo. Edúquese la conciencia y fortalézcase la voluntad, porque así el cambio puede hacerse con más prontitud y de buen grado.[xlv][45]
Luego, la sra. White señaló que “los tuberculosos que marchan en forma segura hacia la tumba” y “personas que tengan tumores que están acabando con su vida” no debieran ser molestadas con la cuestión de la carne; y los médicos debieran tener “cuidado de no tomar medidas estrictas con respecto a este asunto”.[xlvi][46]
Al responder a la inquietud de un médico sobre si el caldo de pollo podría ser apropiado para alguien que sufre de nausea aguda y que es incapaz de retener algo en el estómago, la sra. White escribió: “Hay personas que mueren de tuberculosis que, si piden caldo de pollo, deben tenerlo. Pero yo sería muy cuidadosa”.[xlvii][47]
4. Además de las tres categorías de excepciones anteriores a una dieta vegetariana, hay una cuarta. ¿Hay ejemplos cuando la familia se descuida o cuando Elena G. de White mientras luchaba contra el deseo por la carne (ella admitió desear el sabor de la carne), realmente se deslizó y perdió –aunque sólo sea temporalmente- la batalla?
El Patrimonio White no está al tanto de ninguna evidencia documentada y definida de una situación semejante. Si una evidencia tal surgiera, simplemente mostrará el lado humano de los profetas. En tanto se haya sabido para esta investigación, la proximidad de un desliz tal es una referencia tangencial a “conciencia” en una carta de Elena G. de White escrita el 19 de febrero de 1884 a “Harriet [Smith]”, esposa del editor de la Review, Urías Smith. Ella dijo:
Estoy feliz de informar que mi salud es excelente. He prohibido toda carne, toda manteca. Nada de esto aparece en mi mesa. Mi mente es clara, mi fuerza firme y mi conciencia más libre, porque sé que estoy siguiendo la luz que Dios me ha dado.[xlviii][48]
¿Significa esto que Elena G. de White había estado cayendo en tentación para satisfacer su deseo por la carne, pero que ahora había ganado la victoria, y que como resultado su conciencia era ahora más libre de sentimientos de culpa? Quizás, pero parece imposible llegar a una conclusión determinante por la misma carta.
Las Escrituras fueron escritas, no sólo por aquellos que se los podía clasificar apropiadamente como “santos hombres de Dios que hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21), sino también por hombres que cayeron ocasionalmente en pecado.
El campamento de Brighton: Una transición
Mientras Elena G. de White asistía al campamento de Brighton, cerca de Melbourne, en enero de 1894, su mente se había ejercitado en el tema de comer carne, y vino a su mente la abrumadora convicción que desde ese momento en adelante la carne no debía ocupar un lugar en su dieta bajo ninguna circunstancia. Así, en forma directa, ella dijo, “he eliminado absolutamente la carne de mi mesa. Existe el entendimiento de que ora sea que esté en casa o afuera, nada de esta clase ha de usarse en mi familia, o ha de ponerse sobre la mesa”. Más aún, la sra. White hizo la poco corriente y oportuna redacción y firma de “oraciones a mi Padre celestial”, en la cual se propuso “eliminar la carne como un artículo de la dieta”. Ella dijo: “No comeré carne yo misma o la colocaré para ninguno de los de mi casa. Di órdenes que las aves deben venderse y que el dinero que reporten debe gastarse en comprar fruta para la mesa”.[xlix][49]
La evidencia siguiente mostrará que ella mantuvo esta oración. Así en 1908, siete años antes de su muerte a los ochenta y siete años, la sra. White declaró, “Han pasado varios años desde el tiempo en que ponía carne en mi mesa”.[l][50]
La cuestión del pescado y los mariscos
Al tiempo que la sra. White dejó de comer carne en 1894, no lo hizo así con el consumo de pescado, aunque la evidencia parece bastante clara que ella discontinuó incluso el uso de este artículo de la dieta antes de fin de la década de 1890, como lo mostraremos. Pero antes de examinar esta aparente “inconsistencia”, investiguemos brevemente en la postura de Elena G. de White en relación a lo que hoy la iglesia considera que son mariscos “no limpios”.
En 1882, Elena G. de White escribió una carta a su nuera, Mary Kelsy White (la primera esposa de Willie), que estaba viviendo con su esposo en Oakland, California. En esta carta ella incluyó una “lista de compras” de cosas que le pedía que trajera en la siguiente visita que le hiciera a su hogar. En relación con ciertos artículos de esta lista, ella dijo:
Si puedes conseguir una buena caja de arenques –frescos- por favor, hazlo. Los últimos que Willie trajo son amargos y viejos… Si puedes conseguir unas pocas latas de buenas ostras, cómpralas.[li][51]
Si una orden de compras tal nos parece extraña hoy, se debe recordar que la cuestión de si el marisco era o no permitido bajo la ley levítica era todavía una cuestión en disputa entre los adventistas en la década de 1880. La evidencia de esto se puede ver en un intercambio interesante en las columnas de la Review del año siguiente (1883).
W. H. Littejohn, pastor del Tabernáculo de Battle Creek, folletista y que pronto sería elegido como presidente del Colegio de Battle Creek,[lii][52] estaba conduciendo una columna de “pregunta y respuesta” en el periódico general de la iglesia. En el número del 14 de agosto de 1883, trató la cuestión: “¿Están incluidas las ostras entre los animales inmundos de Levítico 11 y piensa usted que no es correcto comerlas?”
La respuesta de Littlejohn ilustra claramente el proceso lento y tentativo por medio del cual los adventistas elaboraron la cuestión de clases de carnes permitidas versus no permitidas hasta que avanzaron hacia la decidida postura actual.[liii][53] Littlejohn respondió: “Es difícil decidir con certeza si las ostras podrían estar apropiadamente bajo la prohibición de Levítico 11:9-12”. Luego continuó con su opinión: “Pareciera, no obstante, por el idioma, que podrían ser [inmundas]”.[liv][54]
Con respecto a la distinción en Levítico entre “limpio” e “inmundo”, hay evidencia de que Elena G. de White hizo una distinción entre alimentos de carnes de animales “limpios”, lo que ella denominaba “carne” y pescado “limpio”. Esta es una distinción común en varias partes del mundo, incluso actualmente. Así que, cuando Elena G. de White hizo su voto de no comer carne, ella no incluyó abandonar el consumo de pescado. La distinción que hizo respecto de la carne y el pescado es sumamente clara en su correspondencia.
En 1876, por ejemplo, la sra. White le escribió a su esposo, quien estaba de viaje, “No hemos tenido una partícula de carne en la casa desde que te fuiste y mucho antes de que te fueras. Hemos tenido salmón algunas veces. Ha salido algo caro”.[lv][55] (Por supuesto hace aquí referencia al precio).
Cuando Elena G. de White firmó su voto de no comer carne en ocasión del campamento de Brighton, obviamente no incluía el pescado “limpio”, porque al año siguiente, en una carta a A. O. Tait, declaró que “rara vez tenemos pescado en nuestra mesa”, y continuó dando en detalle su razón para disminuir el consumo de este artículo como alimento:
En muchos lugares incluso es insano el pescado, y no debe usarse. Es especialmente así donde el pescado está en contacto con el desagüe de las cloacas, y se lo pesca en lugares donde el agua es pura y fresca; pero debido a lo insano del drenaje en el cual se han estado alimentando, no son seguros para comer.[lvi][56]
A pesar de este posible peligro, hubo circunstancias en Australia, a mediados de la década de 1890, cuando la sra. White reconoció que era apropiado, incluso necesario, incluir pescado en el menú diario. Así en una carta a su hijo, W. C. White, en 1895, le escribió en relación con los problemas que significaba alimentar a los obreros que construían el Colegio de Avondale. Ella dijo:
No podemos alimentarlos a todos, pero ¿podrías conseguir por favor pescado seco de cualquier clase (nada enlatado)? Esto le daría un alivio a la alimentación.[lvii][57]
En 1896, la sra. White escribió a una sobrina no adventista, la srta. Mary Watson (antes Clough), que por un tiempo sirvió como su asistente literaria, y le dijo, en relación con su “voto” de Brighton:
Hace dos años atrás llegué a la conclusión que era peligroso usar carne de animales muertos, y desde entonces no he usado nada de carne. Nunca se coloca en mi mesa. Uso pescado cuando puedo obtenerlo. Conseguimos hermosos pescados del lago de agua salada que está cerca de aquí. No consumo té ni café. Mientras trabajo en contra de estas cosas, no puedo sino practicar lo que considero mejor para mi salud, y mi familia esta plenamente de acuerdo conmigo. Puedes ver, querida sobrina, que te estoy contando las cosas como son.[lviii][58]
Pero para 1898, Elena G. de White concluyó que la carne de pescado, al igual que la carne de animales, no era más segura para comer y que por tanto no debía servirse en el nuevo sanatorio adventista en Sydney. Al enterarse que tres médicos del sanatorio estaban prescribiendo una dieta de carne para sus pacientes, la sra. White le informó la historia de la situación en una carta al Dr. John Harvey Kellogg:
Hace unos años se me dio luz en cuanto a que no se debía asumir la postura [en ese momento] en relación con desechar toda carne… [Pero] les presento la palabra del Señor Dios de Israel… [que] ningún médico [de nuestras instituciones] debe prescribir el consumo de carne [ahora] a ningún inválido… [porque] la enfermedad en el ganado está haciendo del consumo de carne una cuestión peligrosa. La maldición del Señor está sobre la tierra, sobre el hombre, sobre las bestias, sobre los pescados en el mar, y a medida que la transgresión se haga más universal, se permitirá que la maldición se amplíe y se profundice como la transgresión. La enfermedad se contrae por el consumo de carne…
El Señor llevará a su pueblo a adoptar la postura en la que no tocará ni gustará la carne de animales muertos. Entonces que ningún médico, que tenga el conocimiento de la verdad para este tiempo, prescriba estas cosas. No hay seguridad en el consumo de la carne de animales muertos, y en poco tiempo más la leche de las vacas también será excluida de la dieta por el pueblo que guarda los mandamientos de Dios. En breve, no será seguro el consumo de nada que provenga de la creación animal…
No podemos ahora obrar, como nos hemos aventurado a obrar en el pasado en relación con el consumo de carne… La enfermedad que está sobre los animales está convirtiéndose en algo cada vez más común, y nuestra única seguridad está en dejar la carne por completo.[lix][59]
Elena G. de White indica que el pescado al igual que la carne no se debe prescribir en las instituciones de salud. Y para 1905, parece que estuviera con tanto temor por el consumo de pescado como antes lo había estado con el consumo de carne; porque al escribir el capítulo sobre “La carne considerada como alimento”, declaró:
En muchos puntos los peces se contaminan con las inmundicias de que se alimentan y llegan a ser causa de enfermedades. Tal es en especial el caso de los peces que tienen acceso a las aguas de albañal de las grandes ciudades... Al servir de alimento llevan la enfermedad y la muerte a quienes ni siquiera sospechan el peligro.[lx][60]
La acusación de hipocrecía
¿Era Elena G. de White una “hipócrita” por llamar a los Adventistas del Séptimo Día a que adopten el vegetarianismo, desde 1863, mientras por el otro lado comía “secretamente” carne durante las tres décadas siguientes y más? Comencemos dejando que Elena G. de White defina los términos: vegetarianismo y principio.
Como ya hemos notado, de la carta de W. C. White a George B. Starr en 1933, “Por años la familia White habían sido vegetarianos, pero no ‘abstemios’”.[lxi][61] Una distinción interesante, e incluso más iluminadora, se revela en la carta que la sra. White escribió en 1894 a la sra. M. M. J. O’Kavanagh, un miembro activo no adventista en la causa de la temperancia en Australia, que había estado preguntando sobre la posición de los adventistas como “abstemios totales”.
Estoy feliz de asegurarle que como denominación somos, en el sentido pleno, abstemios totales del uso de licores, vino, cerveza, sidra [fermentada] y también tabaco y todo otro tipo de narcóticos… Todos son vegetarianos, muchos se abstienen completamente del consumo de carne, mientras que otros la usan sólo en un grado moderado.[lxii][62]
Esta declaración deja en claro que para Elena G. de White el término vegetarianismo se aplicaba a quienes se abstenían habitualmente de comer carne, aunque no fueran necesariamente abstemios totales. En cuanto al término principio, Elena G. de White lo usaba frecuentemente en sus escritos en relación con la reforma de salud. En 1904, a la edad de setenta y seis, informó que estaba experimentando mejor salud que “en sus días de juventud”, y atribuyó esta mejora en la salud a “los principios de la reforma pro salud”.[lxiii][63]
A continuación hay más ejemplos del uso que hace del término principio. En 1897, escribió, “Presento estos asuntos [reforma pro salud] ante el pueblo insistiendo sobre los principios generales”.[lxiv][64] En 1870, al hablar de su respuesta a la visión de 1863 sobre la reforma pro salud, dijo,
Abandoné estas cosas por principio. Hice mi resolución para estar de acuerdo con la reforma por principio… He avanzado por principio, no por impulso. [Y] no me he movido nada en cuanto a lo que sostengo hoy.[lxv][65]
En 1908 agregó:
Algunos informan que yo no he vivido a la altura de los principios de la reforma pro salud, tal como los he presentado con mi pluma. Pero puedo decir que hasta ahora, por todo lo que yo sepa, no me he apartado de esos principios.[lxvi][66]
Al año siguiente (1909), cuando todavía permanecía la crítica, nuevamente se defendió:
Algunos han informado que yo no he seguido los principios de la reforma pro salud tales como los defendí con mi pluma; pero puedo decir que he sido una fiel reformadora en pro de la salud. Los que han sido miembros de mi familia saben que esto es cierto.[lxvii][67]
La acusación de los críticos –de su tiempo al igual que del nuestro- se basa aparentemente en la fácil suposición que la sra. White consideró al vegetarianismo un “principio”. Que no lo hizo quedará en claro a continuación.
En su libro A Prophet Among You [Un profeta entre vosotros], T. Housel Jemison da tres principios de hermenéutica para la interpretación de los escritos inspirados. En el tercero, dice: Cada profeta, al hablar en su capacidad profesional como un profeta, al dar consejo, está haciendo una de dos cosas; él o ella está (1) enunciando un principio, o (2) aplicando un principio en una declaración normativa. Por tanto, concluye: “Uno debe tratar de descubrir el principio involucrado bajo cualquier consejo específico”.[lxviii][68]
Un principio se define generalmente como “una verdad básica o una ley general que se usa como una base de razonamiento o una guía de acción o comportamiento”.[lxix][69] Los principios, por tanto, son leyes de la conducta humana que no cambian, que no varían. Los principios nunca cambian. Una norma, por el otro lado, es la aplicación de un principio a una situación inmediata o contextual. Las normas pueden (y lo hacen) cambiar, así como las circunstancias que las requirieron pueden cambiar.
Que el vegetarianismo no es un principio para Elena G. de White es claro por su declaración de que:
Nunca he sentido que fuera mi deber decir que nadie debe probar la carne bajo ninguna circunstancia. Decir esto… sería llevar las cosas a los extremos. Nunca he sentido que fuera mi deber hacer declaraciones categóricas.[lxx][70]
Sin duda, esta fue una de las razones principales por la que la sra. White rehusó continuar con la idea de hacer del vegetarianismo una prueba de “discipulado” promovido por algunos de los hermanos.[lxxi][71] Por otro lado, al reconocer que “la carne de cerdo fue prohibida por Jesucristo envuelto en la nube” durante el éxodo, Elena G. de White declara en forma enfática en 1889 que incluso el comer cerdo “no es una cuestión de prueba”.[lxxii][72]
Mientras escribía a los colportores adventistas en el mismo manuscrito, dijo: “Aconsejo a todo colportor observador del sábado que evite el consumo de carne, no porque sea un pecado comer carne, sino porque no es saludable”.
Es obvio que el vegetarianismo no era un principio en los días de Cristo o en el tiempo de los patriarcas o profetas de la Escritura, porque todos consumieron carne. La Pascua requirió el consumo de cordero –y esto por orden divina. Cristo y sus discípulos consumieron pescado en Galilea más de una vez –y al hacerlo ninguno de ellos violó un principio, y ninguno de ellos cometió por tanto un pecado.
El vegetarianismo para Elena G. de White era una norma, basada en al menos dos principios: (1) “Preservar la mejor salud”,[lxxiii][73] y (2) “consumir el alimento más nutritivo”,[lxxiv][74] haciendo lo mejor posible, bajo cualquier circunstancia, para promover la vida, la salud y la fuerza.
Ahora bien, Elena G. de White aplicó aquellos principios en una inspirada declaración normativa que rige “en los países donde abundan las frutas, los cereales y las nueces”. En esos lugares, dice claramente: “la carne no es el alimento adecuado para el pueblo de Dios”.[lxxv][75]
Elena G. de White no es nuestro criterio
Una de las cosas más sensibles que escribiera Elena G. de White alguna vez sobre el tema de la reforma pro salud fue lo siguiente:
Los que entienden debidamente las leyes de la salud y que se dejan dirigir por los buenos principios, evitan los extremos, y no incurren en la licencia ni en la restricción. Escogen su alimento no meramente para agradar al paladar, sino para reconstituir el cuerpo. Procuran conservar todas sus facultades en la mejor condición posible para prestar el mayor servicio a Dios y a los hombres...
En la reforma alimenticia hay verdadero sentido común.
El asunto debe ser estudiado con amplitud y profundidad, y nadie debe criticar a los demás porque sus prácticas no armonicen del todo con las propias. Es imposible [en cuestiones de dieta] prescribir una regla invariable para regular los hábitos de cada cual, y nadie debe erigirse en juez de los demás.[lxxvi][76]
No sólo que Elena G. de White no deseaba ser un criterio para los miembros de iglesia, sino que tampoco quería ser un criterio para los miembros de su familia inmediata (“No me erijo en un criterio para ellos”).[lxxvii][77]
Justo antes de que se iniciara la sesión de la Asociación General de 1901, Elena G. de White se reunió con un puñado de líderes denominacionales en la biblioteca del Colegio de Battle Creek, donde habló en relación con quienes hacían de ella su criterio para la práctica de una dieta. A continuación aparecen sus declaraciones como las registró Clarence C. Crisler, su secretario:
Cómo me ha dolido por las piedras que se arrojan en el camino con respecto a mí misma.
Les dirán,… “La hermana White consume queso, y por tanto estamos en libertad de comer queso”.
Pues bien, ¿quién les dijo que como queso?... Nunca he puesto queso en mi mesa.
Hubo, no obstante, una o dos veces que comí queso [desde que lo he abandonado]. Eso es diferente que hacer de eso una dieta, una cuestión completamente diferente…
Pero hubo una ocasión especial en Minneapolis donde… no pude conseguir nada, y que había unas pequeñas porciones de queso cortadas sobre la mesa, y estaban allí los hermanos, y uno de ellos me dijo, “Si usted come un poco de ese queso, cambiará la condición [¿de su apetito?]”, y lo hice. Tomé un poco de ese queso. No creo que lo haya hecho una segunda vez…
La hermana White no ha tenido carne en su casa o la ha cocinado en ninguna forma, o a cualquier carne muerta, por años y años.
Y aquí están [lo que] los reformadores de la salud [fanáticos dicen]: “ahora, ya les dije que la hermana White no come carne. Por tanto no deseo que ustedes coman carne, porque la hermana White no come carne”.
Bueno, no me interesa ni un poco algo como eso. Si no tienen un mejor argumento que el que yo sea la autoridad, –ustedes no dejaran de comer carne porque la hermana White no lo hace- no consideraré que su reforma pro salud valga siquiera un centavo.
Lo que deseo es que cada uno de ustedes mantenga su dignidad individual ante Dios, en su consagración personal a Dios, que el cuerpo-templo sea dedicado a Dios. “Cualquiera que destruya el templo de Dios, Dios le destruirá al tal”. Ahora, pues, deseo que piensen en esas cosas, y no hagan de ningún ser humano su criterio.[lxxviii][78]
La importancia de la perspectiva histórica
Elena G. de White necesita ser considerada oponiéndose a las tendencias de su época, ¡no las nuestras! Las condiciones en su época eran bastante diferentes que las actuales.
Muchas facilidades que asumimos hoy como comunes, como la heladera y el uso de comidas congeladas para preservar frutas, vegetales y otras comidas perecederas, eran completamente desconocidas en su época. En sus días las frutas y los vegetales estaban disponibles sólo en la estación. La mayor parte del año la producción fresca simplemente no existía, así que uno consumía carne o no comía en absoluto. El consumo de carne era, por tanto, más común (y por lo general más necesario) en el tiempo de Elena G. de White que en el nuestro –al menos en los países más desarrollados.
Algo más que es importante recordar es que Elena G. de White nunca eliminó el consumo de carne como un artículo de la dieta para nadie hasta que hubo un sustituto nutricional adecuado y disponible para que ocupara su lugar.[lxxix][79] Los alimentos para desayuno con cereales secos no se desarrollaron y vendieron hasta mediados de la década de 1890. La manteca de maní, otra excelente fuente de proteína, tampoco se inventó hasta mediados de la década de 1890.[lxxx][80] Por tanto, había a menudo más razón –debido a la gran pobreza- para el consumo de carne en la gente de sus días que la que hay para nosotros hoy en día.
Conclusión
Elena G. de White tuvo que enfrentar acusaciones contra su integridad durante su vida. Hay acusaciones actuales similares contra ella que no son nuevas ni sorprendentes cuando uno examina los hechos. Poco después que terminó el siglo fue acusada de hipocresía (incluso de duplicidad) al promover públicamente el vegetarianismo entre sus hermanos miembros de iglesia mientras que continuaba (según se la acusaba) secretamente una dieta de carne. Tales acusaciones son, como se ha demostrado, injustificadas y sin fundamento.
Para lograr una comprensión apropiada de las acusaciones levantadas contra la integridad de Elena G. de White, uno debe verlas desde una perspectiva más amplia; desde los objetivos y metodologías de Satanás en los últimos días según lo reveló Elena G. de White en 1890. Ella dijo que “el último engaño” de Satanás sería destruir la credibilidad en ella, y crear un odio “satánico” contra sus escritos.[lxxxi][81]
El caso en contra de la integridad de Elena G. de White, hasta donde lo ha revelado la investigación a la fecha, es todavía infundando y no se puede probar, como ocurrió durante la vida del profeta.
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[i][1] D. M. Canright, Life of Mrs. E. G. White [La vida de la Sra. Elena G. de White](Cincinnati: Standard Publishing Company, 1919), 289.
[ii][2] Carta de Frances E. Bolton a la Sra. E. C. Slauson, 30 de diciembre de 1914; citado en The Fannie Bolton Story: A Collection of Source Documents [La historia de Fannie Bolton: Collección de documentos] (Patrimonio de Elena G. de White, abril de 1982), 109. (De aquí en más citado como Fannie Bolton Story).
[iii][3] Ibíd., 109, 110.
[iv][4] D. M. Canright, “My Remembrance of Elder White” [Mis recuerdos del pastor White], Review and Herald, 30 de agosto de 1881, 153. (de ahora en más citado como RH).
[v][5] Carta de George B. Starr a W. C. White, 30 de agosto de 1933; citado en Fannie Bolton Store, 118, 119.
[vi][6] Carta de W. C. White a George B. Starr, 24 de agosto de 1933; citado en Ibíd., 119.
[vii][7] Ibíd., 119, 120.
[viii][8] Cf. “D. M. Canright”, Seventh-day Adventist Enciclopedia [Enciclopedia Adventista del Séptimo Día], edición revisada 1976, 230, 231 (de aquí en más citada como SDAE); y Carrie Johnson, I Was Canright’s Secretary [Yo fue la secretaria de Canright] (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1971).
[ix][9] Cf. Fannie Bolton Story y “Fannie Bolton and Her Witness –True and False” [Fannie Bolton y su testimonio –Verdadero y falso], en Arthur L. White, The Australian Years [Los años en Australia] (Washington, D. C.: Review and Herald Publishing Association, 1983), 237-250.
[x][10] Jaime White, “Western Tour” [Viaje al oeste], RH, 8 de noviembre de 1870, 165; cf. también Dores Robinson, The Story of our Health Message [La historia de nuestro mensaje de salud] (Nashville, Tennessee: Southern Publishing Association, 1965), 65-70.
[xi][11] RH, 8 de octubre de 1867; citado en Consejos sobre el régimen alimenticio, 577, párrafo 1. (Citado de ahora en más como CRA).
[xii][12] Jaime White, Life Incidents in Connection With the Great Advent Movement as Illustrated by the Three Angels of Revelation XIV [Incidentes en relación con el gran movimiento adventista ilustrados por los tres ángeles de Apocalipsis 14] (Battle Creek, Michigan: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1868), 273.
[xiii][13] Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], 9:158 (de ahora en más citado como 1T, 2T, etc.).
[xiv][14] Spiritual Gifts [Dones espirituales], 4:153, 154 [1864] (de ahora en más citado como 1SG, 2SG, etc.).
[xv][15] 2T 371, 372.
[xvi][16] Carta 83 (15 de julio), 1901; citado en CRA 584, párrafo 10.
[xvii][17] 4SG, 153.
[xviii][18] Carta 83 (15 de julio), 1901; citado en CRA 584, párrafo 10.
[xix][19] 1T 206, 207.
[xx][20] Manuscrito 29, 1897; citado en CRA 592, 593, párrafo 24.
[xxi][21] General Conference Bulletin [Boletín de la Asociación General], 12 de abril de 1901; citado en CRA 578, párrafo 2.
[xxii][22] Manuscrito 50, 1904; citado en CRA 578, párrafo 3.
[xxiii][23] Carta 83 (15 de julio), 1901; citado en CRA 584, párrafo 10.
[xxiv][24] 2T 371; citado en CRA 580, párrafo 5.
[xxv][25] 4SG 154.
[xxvi][26] 9T 159; cf. también Manuscrito 50, 1904; citado en CRA 578, párrafo 3.
[xxvii][27] 2T 371, 372; véase CRA 580, 581.
[xxviii][28] 4SG 153.
[xxix][29] Carta 5 (25 de mayo), 1869.
[xxx][30] 2T 371; citado en CRA 580, párrafo 5.
[xxxi][31] Christian Temperance and Bible Higiene, 117, 118 (1890; de aquí en más citado como CTBH); citado en CRA 472, párrafo 699.
[xxxii][32] Carta 83 (15 de julio), 1901; citado en CRA 585, párrafo 10.
[xxxiii][33] Manuscrito 11, 1873.
[xxxiv][34] Manuscrito 12, 1873.
[xxxv][35] Carta 63 (26 de diciembre), 1878.
[xxxvi][36] Carta 76 (6 de junio), 1895.
[xxxvii][37] Carta 29 (17 de enero), 1904.
[xxxviii][38] 2T 370; CRA 296.
[xxxix][39] Citado por Arturo L. White en una carta a Anna Frazier, 18 diciembre de 1935.
[xl][40] Carta 19c (enero), 1892.
[xli][41] Carta 12 (15 de febrero), 1874.
[xlii][42] Youth’s Instructor, 31 de mayo de 1894; citado en CRA 472, párrafo 700. (De ahora en más citado como YI).
[xliii][43] Carta 76 (6 de junio), 1895.
[xliv][44] CTBH 117, 118 (1890); citado en CRA 471, 472, párrafo 699.
[xlv][45] Carta 54 (10 de julio), 1896; citada en CRA 343, 344, párrafo 434.
[xlvi][46] Ibíd.
[xlvii][47] Carta 231 (11 de julio), 1905; citada en CRA 345, párrafo 435.
[xlviii][48] Carta 11a (19 de febrero), 1884.
[xlix][49] Carta 76 (6 de junio), 1895 (se publicó una parte de esta carta en CRA 586, párrafo 12).
[l][50] Carta 50 (5 de febrero), 1908; citado en CRA 591, párrafo 23.
[li][51] Carta 16 (31 de mayo), 1882.
[lii][52] “Littlejohn, Wolcott Hackley”; SDAE (edición rev.), 794.
[liii][53] Por un estudio profundo y excelente sobre este aspecto, véase la monografía de Ron Graybill, The Development of Adventist Thinking on Clean and Unclean Meats [El desarrollo del pensamiento adventista sobre las carnes limpias e inmundas] (Patrimonio White, 1981).
[liv][54] “Scripture Questions. Answered by W. H. Littlejohn” [Preguntas de las Escrituras. Respuesta de W. H. Littlejohn], RH, 14 de agosto de 1883, 522.
[lv][55] Carta 13 (24 de abril), 1876.
[lvi][56] Carta 76 (6 de junio), 1895.
[lvii][57] Carta 149 (6 de agosto), 1895.
[lviii][58] Carta 128 (9 de julio), 1896.
[lix][59] Carta 59 (26 de julio), 1898 [véase parte en CRA 493, 494, párrafo 722].
[lx][60] El ministerio de curación, 242 (citado en adelante como MC).
[lxi][61] Por “abstemios”, W. C. White se estaba refiriendo obviamente a la abstinencia completa de alimentos a base de carne, no a la abstinencia total del alcohol.
[lxii][62] Carta 99 (8 de enero), 1894.
[lxiii][63] Manuscrito 50, 1904; citado en CRA 578, párrafo 3.
[lxiv][64] Manuscrito 29, 1897; citado en CRA 593, párrafo 24.
[lxv][65] 2T 372.
[lxvi][66] Carta 50 (5 de febrero), 1908; citado en CRA 590, 591, párrafo 23.
[lxvii][67] 9T 159; citado en CRA 594, párrafo 27.
[lxviii][68] T. Housel Jemison, A Prophet Among You [Un profeta entre vosotros] (Mountain View, California: Pacific Press Publishing Association, 1955), 445.
[lxix][69] Oxford American Dictionary, edición de 1980.
[lxx][70] Carta 76 (6 de junio), 1895; citada en CRA 556, párrafo 796.
[lxxi][71] 9T 159.
[lxxii][72] Manuscrito 15, 1889. Véase otra declaración en contra de hacer de la cría de cerdo o de comer cerdo “en ningún sentido, en una prueba para pertenecer a la comunidad cristiana”, 2MS 389.
[lxxiii][73] YI, 31 de mayo de 1894; citado en CRA 472, párrafo 700.
[lxxiv][74] 9T 163.
[lxxv][75] 9T 159.
[lxxvi][76] MC 246.
[lxxvii][77] Carta 127 (18 de enero), 1904; citado en CRA 590, párrafo 22.
[lxxviii][78] Manuscrito 43a, 1901; un transcripción verbal de Clarence C. Crisler, el secretario personal de la sra. White. (Por otros manuscritos con leves variantes, comparar Manuscritos 43, 43bI, 43bII y 43bIII.)
[lxxix][79] MC 244.
[lxxx][80] Richard William Schwarz, John Harvey Kellogg: American Health Reformer [John Harvey Kellogg: un reformador en pro de la salud estadounidense] (Tesis doctoral, Ph.D., Universidad de Michigan, Ann Arbor, 1964), p. 283.
[lxxxi][81] 1SM 54, 55.
Una explicación de las decisiones para la revisión de 1911
[El conflicto de los siglos, en su forma aumentada, fue publicada a comienzos del verano de 1888. Elena G. de White suministró placas de impresión idénticas para las editoriales Review and Herald y Pacific Press. Después del establecimiento de la Southern Publishing Association, también se le proveyó con placas. Todas estas casas editoras imprimieron los libros hasta 1907, cuando fue necesario arreglar algunas de las placas dañadas seriamente. En ese momento, se arreglaron de nuevo algunas ilustraciones. Pocos años después se vio que las placas de impresión dañadas debían ser reemplazadas por nuevas y que el tipo de los libros debía volver a fijarse. Como lo explica la Sra. White en la página 12, fue esto lo que la llevó a planificar una ligera revisión del libro. Fue algo natural que cualquier cambio en el texto de un libro de Elena G. de White, que hacía tiempo que estaba en circulación, provocara una discusión sobre inspiración y la forma en que ésta se consideró en el libro en cuestión. Las declaraciones que se presentan en este documento suministran la información dada en el momento en que la nueva edición de El conflicto de los siglos apareció en 1911.- Arturo L. White]
Una declaración de aprobación de Elena G. de White
Ayer y nuevamente esta mañana, leí la carta escrita por W. C. White a nuestros agentes de la Misión General, y su carta a los miembros de nuestra Comisión de Publicaciones, en relación con la nueva edición de El conflicto de los siglos.
Y ahora deseo decirle que lo que él escribió en relación con mis deseos, decisiones e instrucciones sobre la obra, es una declaración verdadera y correcta. (Firmado) Elena G. de White –Carta 57, 1911. (Escrita en St. Helena, California, 27 de julio de 1911).
El conflicto de los siglos
(Declaración hecha por W. C. White ante el Concilio de la Asociación General, 30 de octubre de 1911)
Dirigiéndose al concilio, el pastor W. C. White dijo:
Es con gran placer como os presento esta declaración con respecto a la última edición inglesa de El conflicto de los siglos.
Hace más o menos dos años se nos dijo que las planchas de electrotipo de este libro, que han estado en uso en la Pacific Press, en la Review and Herald y en la Sociedad Internacional de Tratados (Londres), estaban tan gastadas que el libro debía recomponerse y que debían prepararse nuevas planchas. Esta obra se ha hecho en la Pacific Press. Se prepararon cuatro series de planchas: una para cada una de nuestras oficinas: la de Washington, la de Mountain View, la de Nashville y la de Watford.
En carta que envié a los gerentes de nuestras casas editoras, escribí lo siguiente, el 24 de julio de 1911: [Esta misma carta fue dirigida a “Nuestros agentes misioneros generales”].
“Después de pedir el consejo de los ministros, colportores y otros amigos del libro, pensamos que era conveniente recomponer el texto de tal manera que la nueva edición correspondiera tan exactamente como fuera posible con la antigua. Y aunque no pudimos usar exactamente el mismo tipo, el texto se distribuye casi igual página por página, como los capítulos similares de la antigua edición.
“El cambio más notable hecho en la nueva edición es la mejora en las ilustraciones. Cada uno de los cuarenta y dos capítulos, junto con el prefacio, la introducción, el índice y la lista de ilustraciones, tiene una hermosa ilustración como encabezamiento; y han sido introducidas diez páginas de ilustraciones de página entera, para reemplazar a las que resultaban menos atractivas.
“El apéndice de trece notas de la antigua edición, que ocupaba trece páginas, ha sido reemplazado por uno que contiene treinta y una notas que ocupan doce páginas. Casi todas éstas son notas de referencias, calculadas para ayudar al lector estudioso a hallar pruebas históricas de las declaraciones hechas en el libro.
“Las notas biográficas han sido omitidas, y el índice general ha sido ampliado de doce a veinticuatro páginas, lo cual facilita mucho localizar los pasajes deseados.
“En el cuerpo del libro, la mejora más notable es la introducción de referencias históricas. En la antigua edición se daban setecientas referencias bíblicas, pero solamente en unos pocos casos se incluía alguna referencia histórica a las autoridades mencionadas o referidas. En la nueva edición el lector encontrará más de cuatrocientas referencias de ochenta y cuatro autores y autoridades.
“Cuando le presentamos a mi madre el pedido de algunos de los colportores, en el sentido de que en la nueva edición debían darse no solamente referencias bíblicas, sino también referencias de los historiadores citados, ella nos instruyó a buscar e insertar las referencias históricas. También nos instruyó para que verificáramos las referencias y corrigiésemos cualquier inexactitud que encontrásemos; y donde se hacían citas de pasajes que habían sido traducidos en forma diferente por distintos traductores, que usáramos la traducción que resultara más correcta y auténtica.
“La búsqueda de los diversos pasajes citados de historiadores ha sido una tarea ardua, y la verificación de los pasajes citados nos ha inducido a hacer algunos cambios en la fraseología del texto. Esto se nota especialmente en las citas de History of the Reformation [Historia de la Reforma], de J. Merle D'Aubigné. Se encontró que había seis o más traducciones al inglés, norteamericanas y británicas, que diferían mucho en su texto, aunque eran casi idénticas en pensamiento; y en la antigua edición de El conflicto de los siglos se habían usado tres de las mismas, de acuerdo con la claridad y la belleza del lenguaje. Pero descubrimos que solamente una de estas muchas traducciones había sido aprobada por el autor, y ésta es la que ha empleado la Sociedad Americana de Tratados en sus últimas ediciones. Por lo tanto, las citas de D'Aubigné en esta edición de El conflicto de los siglos se han citado de acuerdo con esta traducción aprobada.
“En unos pocos casos, se han usado algunas citas de historiadores, predicadores y escritores modernos en lugar de otros antiguos, porque tienen más fuerza o porque no hemos podido encontrar la procedencia de las anteriores. En cada lugar en que hubo un cambio semejante, mi madre ha examinado detenidamente la sustitución propuesta, y la ha aprobado.
“Hallaréis que se han hecho cambios de esta naturaleza en las pp. 273, 277, 306-308, 334-335, 387, 547, 580-581 [en inglés].
“Hay todavía algunos puntos o citas en el libro que hasta aquí nos ha sido imposible encontrar. Afortunadamente, se relacionan con asuntos acerca de los cuales no hay probabilidad de que haya seria discusión.
“En materia de ortografía, puntuación y mayúsculas, se han introducido cambios para darle a este libro un estilo uniforme y acorde con los otros volúmenes de esta serie.
“En ocho o diez lugares, se han cambiado referencias relativas a tiempo por el lapso que ha transcurrido desde que el libro fuera publicado por primera vez.
“En varios lugares, se han cambiado formas de expresión para evitar que se produjeran ofensas innecesarias. Un ejemplo de esto se encontrará en el cambio de la palabra ‘Romish’ [romano] por ‘Roman’ [romano] o ‘Roman Catholic’ [Católico Romano]. En dos lugares la frase ‘divinidad de Cristo’ se cambió por la de ‘deidad de Cristo. Y las palabras ‘tolerancia religiosa’ han sido cambiadas por las de ‘libertad religiosa’.
“Las declaraciones hechas en las páginas 285-287 [en inglés] con relación al proceder de la Asamblea [Nacional Francesa], en sus decretos blasfemos contra la religión y la Biblia, se han redactado de tal manera que muestren que dicha Asamblea hizo a un lado o trató de anular, y luego restauró, no solamente la Biblia sino también lo relacionado a Dios y a su culto.
“En la nueva edición, el surgimiento del papado en el año 538, y su caída en 1798, se los denomina como su ‘supremacía’ y ‘caída’, en lugar de ‘establecimiento’ y ‘abolición’, como en la edición antigua.
“En cada uno de estos lugares la autora ha considerado y aprobado la forma más exacta de expresión.
“En las páginas 50, 563, 564, 580-581 [en inglés], y en unos pocos lugares adicionales donde había declaraciones referentes al papado que los católicos discuten fuertemente, y que son difíciles de probar en fuentes históricas accesibles, las palabras usadas en la nueva edición han sido cambiadas, para que las declaraciones estén de acuerdo con la evidencia que pueda obtenerse fácilmente.
“Con respecto a estos pasajes y a otros similares, que pueden despertar controversias agudas y no provechosas, mi madre a menudo ha dicho: ‘Lo que he escrito con respecto a la arrogancia y a las pretensiones del papado es cierto. Muchas de las evidencias históricas relativas a estos hechos han sido destruidas a propósito; sin embargo, para que el libro sea del mayor beneficio para católicos y para otros, y para que puedan evitarse innecesarias controversias, es mejor que todos los párrafos relativos a declaraciones del papa y pretensiones del papado, se expresen en forma tan moderada que sea fácil y claro poder probarlas por las historias aceptadas que están al alcance de nuestros ministros y estudiantes".
“Si oís informes de que alguno de los trabajos hechos sobre esta última edición fue hecho en contra del deseo de mi madre o sin su conocimiento, podéis estar seguros de que tales informes son falsos, e indignos de alguna consideración”.
Se leyeron y compararon pasajes de la edición antigua y la nueva para ilustrar la declaración leída, tomándose estos pasajes de la carta del 24 de julio escrita por el que habla. Entonces el hermano White dijo:
Desde que se publicó esta nueva edición, mi madre ha expresado gran placer al reexaminar y leer todo el libro. Día tras día, cuando la visitaba por la mañana, ella hablaba de él, afirmando que le gustaba leer de nuevo el libro, y que estaba contenta de que la tarea que se había hecho, para que esta edición sea tan perfecta como fuera posible, se hubiera terminado mientras ella aún vivía y así podía dirigir lo que se hacía.
Mi madre nunca pretendió ser una autoridad en historia. Las cosas que ella ha escrito son descripciones de imágenes rápidas y otras representaciones que le fueron dadas con respecto a los hechos de estos hombres y a la influencia de estas acciones en la obra de Dios para la salvación de los hombres, con referencia al pasado, al presente y a la historia futura en su relación con esta obra. En la redacción de estas visiones ella ha hecho uso de buenas y claras declaraciones históricas para hacer comprensible al lector las cosas que estaba tratando de presentar. Cuando yo era apenas un muchacho, la oí que le leía a mi padre History of the Reformation [Historia de la Reforma] de D'Aubigné. Ella le leyó a él una gran parte, si no la totalidad de los cinco volúmenes. Leyó también otras historias de la Reforma. Esto la ayudó a localizar y describir muchos de los acontecimientos y movimientos que le fueron presentados en la visión. En cierta forma esto es parecido a la manera en que el estudio de la Biblia la ayuda a localizar y describir las muchas representaciones figuradas que le son dadas del desarrollo del gran conflicto entre la verdad y el error en nuestros días.
Mi madre nunca ha pretendido inspiración verbal (véase la Introducción a El conflicto de los siglos, pp. 7-10), y no encuentro que mi padre, o los pastores Bates, Andrews, Smith, o Waggoner, hayan hecho esa declaración. Si hubo inspiración verbal al escribir sus manuscritos, ¿por qué se tomaría la tarea de adicionar y adaptar? Es un hecho que mi madre a menudo toma uno de sus manuscritos, y lo revisa cuidadosamente, haciendo adiciones y desarrollando aun más algún pensamiento.
La primera edición de este libro se publicó en California en 1884. Cuando se imprimió Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], tomo 3, hubo algunos asuntos que no fueron incluidos. Una porción de
este material fue impresa en forma de folleto y puesto en circulación; y se esperaba que mi madre procediera inmediatamente a aumentar este material y a publicarlo en forma del tomo 4. Antes de la muerte de mi padre él había anunciado el tomo 4 del libro Spirit of Prophecy.
Cuando mi madre preparó el tomo 4, tanto ella como los que habían de trabajar en su publicación tenían en mente el cumplimiento del plan de mi padre. También creíamos que se había escrito para el pueblo adventista de los Estados Unidos. Por lo tanto, el texto fue reducido con mucha dificultad, de manera que este volumen apareciera aproximadamente del mismo tamaño que los otros tomos de la serie.
Más adelante cuando se halló que el libro podía venderse a todo el pueblo, los editores tomaron las planchas y prepararon una edición en papel de mayor tamaño. Se insertaron ilustraciones, y se hizo el experimento de vender el libro a $ 1,50 (dólar).
En 1885 mi madre y yo fuimos enviados a Europa, y allí surgió la inquietud de traducirlo a los idiomas alemán, francés, danés y sueco. Cuando mi madre consideraba esta propuesta, decidió hacer algunas adiciones al texto.
El contacto que tuvo mi madre con el pueblo de Europa trajo a su mente detalles de cosas que había visto y que le habían sido presentadas en visión durante los años anteriores, algunos de los cuales le fueron mostrados dos o tres veces, y otras escenas, mayor cantidad de veces. El que ella pudiera ver lugares históricos y su contacto con las personas refrescó su memoria con respecto a estas cosas, y por lo tanto deseó añadir mucho material al libro. Esto se hizo, y se prepararon los manuscritos para la traducción.
Después de nuestro regreso a los Estados Unidos, se hizo otra nueva edición muy ampliada. En dicha edición no se incluyeron algunos de los puntos presentados en la primera edición inglesa. La razón de estos cambios se halla en el hecho de que la nueva edición tenía el propósito de ser mundialmente distribuida.
En su ministerio público mi madre demostró capacidad para seleccionar el material del almacén de la verdad y presentar el que fuera adecuado a las necesidades de las congregaciones que estaban delante de ella; y siempre pensó que, en la selección del material para la publicación de sus libros, debía mostrarse el mejor criterio al escoger lo que fuera más adecuado a las necesidades de los que los leyeran.
Por lo tanto, cuando se presentó la nueva edición de El conflicto de los siglos en 1888, no se incluyeron aproximadamente 20 páginas de material en cierto lugar cuatro o cinco que resultaron muy instructivas para los adventistas de los Estados Unidos, pero que no eran apropiadas para lectores de otras partes del mundo.
Una gran parte de la investigación hecha para encontrar las declaraciones históricas usadas en las nuevas ediciones norteamericanas y europeas de El conflicto de los siglos, se hizo en Basilea, donde teníamos acceso a la gran biblioteca del pastor Andrews, y donde los traductores tenían acceso a las bibliotecas de las universidades.
Cuando empezamos con la tarea de revisar este material con el propósito de dar las referencias históricas, hubo ciertas citas que no pudimos encontrar. En algunos casos se encontraron otras declaraciones que hacían claro el mismo punto en otros historiadores. Estas se hallaban en libros accesibles en muchas bibliotecas públicas. Cuando le llamamos la atención a mi madre a citas que no podíamos encontrar, y le mostramos que había otros párrafos que hallamos, que presentaban el mismo pensamiento, ella decía: “Usen el material del cual pueda darse una referencia, de manera que el lector de los libros, si desea hacerlo, pueda ir a la fuente y hallarlo”. De esa manera algunos datos históricos han sido sustituidos.
Ahora bien, con respecto a la declaración de que algunas personas en Washington, u hombres de la Junta de la Asociación General, han estado haciendo esto o lo otro, correcto o incorrecto, en relación con este libro, es importante que tengáis una declaración clara de los hechos sobre este asunto.
Nuestros hermanos de Washington y de Mountain View han hecho solamente lo que les hemos pedido que hicieran. Como se declaró al comienzo, pedimos consejo a los hombres del Departamento de Publicaciones, a los agentes de colportaje del Estado y a miembros de las comisiones de publicaciones, no solamente de Washington sino también de California, y les he pedido que tengan la bondad de llamarnos la atención a cualquier pasaje que necesitara ser considerado en relación con la recomposición del libro.
Cuando se señaló el hecho de que algunas de las referencias históricas eran puestas en tela de juicio y desafiadas, les pedimos que nos dieran una declaración escrita que nos ayudara en nuestra investigación. Hicieron lo que les hemos pedido y nada más. Todas las decisiones en cuanto a lo que debía cambiarse, y a lo que debía imprimirse, palabra por palabra, de la antigua edición, fueron hechas en la oficina de mi madre, por personas empleadas por ella y que trabajaban bajo su dirección. Por lo tanto, no hay motivo para que alguno diga una palabra en contra de los hombres de la Junta de la Asociación General o de los escritores de Washington, o contra el libro, por algo que hubiera sido hecho por los hermanos de Washington o de cualquier otra parte en relación con este libro.
Estamos muy agradecidos a nuestros hermanos de Washington, y a muchos otros, por los laboriosos y fieles trabajos que han hecho en forma bondadosa para señalar los pasajes que se prestaran a discusión por católicos u otros críticos. También estábamos profundamente agradecidos a nuestros hermanos de Inglaterra y del continente, así como a los hermanos de Boston, Nueva York y Chicago, por ayudarnos a encontrar en las grandes bibliotecas, y a verificar, las citas que eran difíciles de localizar. Ellos han hecho este trabajo por pedido nuestro, y para ayudarnos en lo que nosotros pensábamos que debía hacerse. El uso hecho de los resultados de esta investigación, se ve en las referencias históricas que figuran al pie de la página y en el Apéndice.
El Apéndice del libro anterior, como recordaréis, era en parte explicativo, en parte argumentativo, y en parte apologético; pero no nos pareció que tales notas seguían siendo necesarias, y las 31 notas de la nueva edición son mayormente documentación de declaraciones históricas que muestran lo correcto de lo que se dice en el libro. Dejamos aquello que sería de valor para el lector estudioso, a fin de que tuviera estas referencias para las declaraciones de historiadores bien conocidos”. –W. C. White, 24 de julio, 1911.
Copia de una carta escrita por el pastor W. C. White
(Escrita desde el Sanatorio, California, 25 de julio de 1911, a los miembros de la Comisión de Publicaciones.)
Queridos hermanos: En la carta que incluyo, escrita a nuestros agentes misioneros del Estado, he hecho una breve declaración en cuanto a cambios que aparecen en la nueva edición de El conflicto de los siglos.
Un estudio de estos cambios podría hacer surgir la siguiente pregunta: “¿Tiene la Hna. White la autoridad y el derecho de hacer cambios en los escritos que ella ha publicado, tanto sea añadiendo u omitiendo, o haciendo cambios de cualquier naturaleza en la forma de expresión, la manera de describir, o el diseño de la argumentación?”
La simple explicación de algunos hechos relativos a la redacción de sus libros, y a la ampliación y el desarrollo de la historia del gran conflicto entre Cristo y Satanás, puede por sí misma constituir una respuesta a esta pregunta.
Generalmente se admite que en los discursos de la hermana White, presentados al público, ella hace uso de gran libertad y sabiduría en la selección de pruebas e ilustraciones, para hacer que las verdades reveladas en su visión resulten claras y evidentes en su presentación. También, el hecho de que seleccione hechos y argumentos que se adapten al auditorio a quien se dirige. Esto es esencial para lograr los mejores resultados con su discurso.
Y ella siempre ha creído y enseñado que era su deber usar la misma sabiduría que emplea en la selección de material para sus discursos, cuando elige y prepara material para sus libros.
Cuando mi madre estaba escribiendo El conflicto de los siglos, tomo 4, de 1882-1884, fue instruida con respecto al plan general del libro. Se le reveló que debía presentar un bosquejo del conflicto entre Cristo y Satanás como se desarrolló en los primeros siglos de la era cristiana, y en la gran Reforma del siglo XVI, de tal manera que preparara la mente del lector para que comprendiese claramente el conflicto que se desarrolla en la actualidad.
Mientras mi madre estaba escribiendo este libro, muchas de las escenas le eran presentadas una y otra vez en forma repetida en visiones nocturnas. La visión de la liberación del pueblo de Dios, como se presenta en el capítulo 40, se le repitió tres veces; y en dos ocasiones, una vez en su casa en Healdsburg, [California] y una vez en el Sanatorio de Santa Elena, los miembros de su familia, que dormían en piezas vecinas, fueron despertados de su sueño por su clamor claro y musical: "¡Helos aquí! ¡Helos aquí!" (Véase El conflicto de los siglos, p. 694).
Varias veces pensamos que el manuscrito del libro estaba ya listo para que trabajara el impresor, y entonces una visión de algún detalle importante del conflicto le era repetido, y mi madre solía escribir de nuevo sobre el tema, presentando la descripción en forma más completa y clara. Así, la publicación se demoró, y el libro aumentó en tamaño.
Mi madre consideró este nuevo libro como una ampliación del tema que anteriormente se había publicado bajo el título de Spiritual Gifts [Dones espirituales], tomo 1 (1858), y que ahora se encuentra en Primeros escritos, pp. 210-295.
Y a pesar de la instrucción divina con respecto al diseño del libro, que lo ha hecho tan útil para el público en general, mi madre creía que estaba dirigido mayormente al pueblo adventista de los Estados Unidos. Posteriormente, al prepararlo para una difusión más amplia, ella omitió unas pocas partes que habían aparecido en una edición anterior. Se pueden encontrar ejemplos de esto en el capítulo titulado "Las asechanzas del enemigo", páginas 518-530 [en inglés] (El conflicto de los siglos, pp. 572-585). Presentaremos la historia de este capítulo.
En el libro Spiritual Gifts, volumen I, publicado en 1858, y que ahora constituye la última parte del libro Primeros escritos, hay 42 artículos. El número 32, titulado “La codicia”, tiene cuatro párrafos que abarcan tres páginas en el último libro, y que tratan principalmente los siguientes temas:
Satanás entrena a sus ángeles para que asechen al pueblo adventista.
Les dice que mantengan a la iglesia adormecida.
Los odiados observadores del sábado están sacando a la luz los temas de Satanás.
Satanás procura que los poseedores de tierras y dinero se consuman con cuidados.
Los induce a amar e idolatrar al mundo.
También procura que estas personas mantengan todos los recursos posibles dentro de sus filas [de las de Satanás].
Busca perturba las reuniones de los hijos de Dios y causar confusión.
Quiere destruir el amor de unos por otros.
Intenta desalentar y desanimar a sus ministros.
Procura que se coloque en ellos una disposición rencorosa que los lleve a dar con moderación.
Satanás conduce a todos a que sean indulgentes con sus vicios habituales.
Se regocija por la locura de aquellos que caen en sus lazos.
La experiencia de Judas es un ejemplo.
Cristo es deshonrado por medio de los actos de los cristianos.
Dios no se complace con el egoísmo.
Cada oportunidad debiera ser aprovechada para que se haga el bien unos a otros.
En este artículo, diez de los dieciséis temas mencionados se tratan en los primeros párrafos de 37 líneas.
En la edición de El conflicto de los siglos de 1884, volumen IV, este mismo tema, o parte de él, se trata bajo el encabezado “Las asechanzas del enemigo”, y abarca catorce páginas.
Los dos primeros temas se tratan en el primer párrafo de diez líneas. El tercer tema, relacionado con los observadores del sábado que sacan a luz temas de Satanás y su odio por ellos, se extiende para ocupar cinco párrafos.
Los temas 4 al 6 se aumentan a tres párrafos que ocupan toda una página.
El séptimo tema, en relación con los esfuerzos de Satanás para producir distracción en las reuniones del pueblo de Dios, se aumenta ocupando cuatro párrafos que abarcan casi dos páginas.
El tema 8 ocupa casi una página.
Luego se incluyen nuevos temas que tratan mayormente con doctrinas falsas que Satanás trata de introducir entre el pueblo de Dios. Esto ocupa unas ocho páginas hasta el final del capítulo.
El tratamiento que se le da a este capítulo, en el cual mi madre amplia los temas que se tratan brevemente en sus escritos anteriores, es una ilustración de la forma en que ella trata muchos de los temas que se le revelan en visión.
En sus primeras visiones, las vidas de los patriarcas, la misión y las enseñanzas de Cristo y sus discípulos, y cómo se desarrolló el conflicto en la iglesia de Cristo, desde su ascensión hasta nuestros días, le fueron presentados al principio en forma de bosquejo, y fueron redactados en artículos breves y abarcantes como los hallamos en Primeros escritos.
En años posteriores, un grupo de temas tras otro se le mostró en visión reiteradamente, y la revelación traía cada vez en forma más clara los detalles de todo el tema o de algunos de sus aspectos.
Consecuentemente mi madre escribió y publicó sus visiones del gran conflicto varias veces, y cada vez en forma más completa.
Lo que se publicó con respecto a la caída de Satanás, la caída del hombre, y el plan de salvación, en Primeros escritos, ocupó ocho páginas. Los mismos temas, que se publicaron en Patriarcas y profetas, ocuparon treinta páginas y de mayor tamaño.
Lo que se publicó en 1858 sobre la vida de Cristo, según se encuentra en Primeros escritos, ocupó 40 páginas. Lo mismo, según aparece publicado en 1878, ocupó más de 600 páginas de Spirit of Prophecy, tomos 2 y 3. Y como aparece ahora publicado en El Deseado de todas las gentes y en Palabras de vida del gran Maestro, ocupa más de mil páginas.
En El conflicto de los siglos, tomo 4, publicado en 1885, en el capítulo “Las asechanzas del enemigo”, hay tres páginas o más de material que no se usaron en las ediciones posteriores, las cuales se prepararon para ser vendidas por nuestros colportores al público en general. Es una lectura de las más excelentes e interesantes para los observadores del sábado, pues señala la obra que Satanás hará en persuadir a los ministros populares y a los miembros de iglesias para que consideren al domingo como día de reposo, y para que persigan a los observadores del sábado. [En forma concurrente se halla también en Testimonios para los ministros, pp. 480-483, edic. 1961; 472-475, edic. 1977.]
No se incluyó porque fuera menos verdadero en 1888 que en 1885, sino porque mi madre pensó que no era sabio decir estas cosas al público en general, a quien el libro sería vendido en los años futuros.
Con referencia a esto, y a otros pasajes de sus escritos que han sido admitidos en ediciones posteriores, a menudo ella dijo: “Estas declaraciones son verdad, y son útiles para nuestro pueblo; pero para el público en general, para quienes este libro se está ahora preparando, están fuera de lugar. Cristo dijo a sus discípulos: ‘Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar’. Y Cristo enseñó a sus discípulos a ser ‘prudentes como serpientes y sencillos como palomas’. Por lo tanto, como es más probable que más almas sean ganadas para Cristo mediante este libro sin este pasaje que con él, que sea omitido".
Con respecto a cambios en formas de expresión, mi madre ha dicho a menudo: “Las verdades esenciales deben ser presentadas claramente; pero hasta donde sea posible deben ser dichas con lenguaje que gane, más bien que con lenguaje ofensivo”.
Con respecto a pasajes que pueden despertar controversias agudas y no provechosas, mi madre ha dicho: “Todo lo que se dice en El conflicto de los siglos con respecto a la arrogancia y a las pretensiones del papado es cierto. Muchas de las evidencias históricas relativas a estos hechos han sido destruidas a propósito; sin embargo, para que el libro sea del mayor beneficio para católicos y para otros, y para que puedan evitarse innecesarias controversias, es mejor que todos los párrafos relativos a declaraciones del papa y pretensiones del papado, se expresen en forma tan moderada que sea fácil y claro poder probarlas por las historias aceptadas que están al alcance de nuestros ministros y estudiantes".
En armonía con esto, mi madre ha aprobado plenamente cada uno de los siguientes cambios:
Página 50. Edición antigua: “Aun más, el papa se arrogaba los mismos títulos de la Deidad. Se declara a sí mismo ‘Señor Dios el Papa’, asume infalibilidad y demanda que todos los hombres le rindan homenaje. Y así, la misma pretensión que sostuvo Satanás cuando tentó a Cristo en el desierto, la sostiene aún por medio de la iglesia de Roma, y muchos son los que están dispuestos a rendirle homenaje”.
La nueva edición: “Aun más, al papa se le han dado los títulos propios de la divinidad. Se le ha titulado ‘Señor Dios el Papa’ (véase el Apéndice), y se le ha declarado infalible. Exige que todos los hombres le rindan homenaje. La misma pretensión que sostuvo Satanás cuando tentó a Cristo en el desierto, la sostiene aún por medio de la iglesia de Roma, y muchos son los que están dispuestos a rendirle homenaje”.
(Al término de este pasaje en la nueva edición, que dice “Señor Dios el Papa”, se hace referencia al pie de la página para que el lector vaya a una nota en el Apéndice, en la que podrá ver cómo encontrar estas mismas palabras en el original en Latín en una glosa autorizada de la ley canónica romana.)
Página 234 (en relación a los judíos) edición antigua: “Libres de todo lazo terrenal y de todo interés humano”, etcétera.
La nueva edición: “Libres de lazo terrenal y de todo interés humano”, etcétera.
Página 235. Edición antigua: “Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban propósitos criminales y mortíferos”.
Nueva edición: “Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban a menudo propósitos criminales y mortíferos”.
Página 567. Edición antigua: “El hecho de que la iglesia asevere tener el derecho de perdonar pecados conduce a los romanistas a sentirse libres para pecar”, etcétera.
Nueva edición: “El hecho de que la iglesia asevere tener el derecho de perdonar pecados induce a los romanistas a sentirse libres para pecar”, etcétera.
Página 266. Edición antigua: “Los 1260 años de la supremacía papal comenzaron en el año 538 de J. C. y por lo tanto terminarían en 1798”.
Nueva edición: “Los 1260 años del dominio temporal del papa comenzaron en el año 538 de J. C. y debían terminar en 1798”.
Página 439. Antigua edición: “Este período, como fue indicado en capítulos anteriores, empezó con la supremacía del papado, en el año 538 de J. C., y terminó en 1798. En ese momento, cuando el papado fue abolido y el papa fue hecho prisionero por el ejército francés, el poder papal recibió su golpe mortal y quedó cumplida la predicción: ‘Si alguno lleva en cautiverio, al cautiverio irá’”.
Nueva edición: “Este período, como fue indicado en capítulos anteriores, empezó con la supremacía del papado, en el año 538 de J. C., y terminó en 1798. Entonces, el papa fue hecho prisionero por el ejército francés, el poder papal recibió su golpe mortal y quedó cumplida la predicción: ‘Si alguno lleva en cautiverio, al cautiverio irá’”.
Página 579. Edición antigua: “La herida mortal que le fue ocasionada se refiere a la abolición del papado en 1798”.
Nueva edición: “La herida mortal que le fue ocasionada se refiere a la caída del papado en 1798”.
Páginas 580, 581. Edición antigua: “Poco saben los protestantes lo que hacen cuando se proponen aceptar la ayuda de Roma en la obra de exaltar el domingo. Mientras que se los lleva a realizar su propósito, se ayuda a Roma a reestablecer su poder, recuperar su supremacía perdida. Dejad que la historia testifique de sus esfuerzos arteros y persistentes para insinuarse en los asuntos de las naciones; y obtener un asidero, para extender sus propios objetivos, incluso a riesgo de la ruina de príncipes y del pueblo. El romanismo abiertamente reclama que el papa ‘puede pronunciar sentencias y juicios en contra de los derechos de las naciones, de la ley de Dios y del hombre’.
“Y téngase presente que Roma se jacta de no variar jamás. Los principios de Gregorio VII y de Inocencio III son aún los principios de la iglesia católica romana; y si sólo tuviese el poder, los pondría en vigor con tanta fuerza hoy como en siglos pasados. Establézcase en los Estados Unidos el principio de que la iglesia puede emplear o dirigir el poder del estado; que las leyes civiles pueden hacer obligatorias las observancias religiosas; y el triunfo de Roma quedará asegurado en este país”.
Nueva edición: “La historia prueba lo astuta y persistente que es en sus esfuerzos por inmiscuirse en los asuntos de las naciones, y para favorecer sus propios fines, aun a costa de la ruina de príncipes y pueblos, una vez que logró entrar. En el año 1204, el papa Inocencio III arrancó de Pedro II, rey de Aragón, este juramento extraordinario: ‘Yo, Pedro, rey de los aragoneses, declaro y prometo ser siempre fiel y obediente a mi señor, el papa Inocencio, a sus sucesores católicos y a la iglesia romana, y conservar mi reino en su obediencia, defendiendo la religión católica y persiguiendo la perversidad herética’. Esto está en armonía con las pretensiones del pontífice romano con referencia al poder, de que ‘él tiene derecho de deponer emperadores’ y de que ‘puede desligar a los súbditos de la lealtad debida a gobernantes perversos’.
Y téngase presente que Roma se jacta de no variar jamás. Los principios de Gregorio VII y de Inocencio III son aún los principios de la iglesia católica romana; y si sólo tuviese el poder, los pondría en vigor con tanta fuerza hoy como en siglos pasados. Poco saben los protestantes lo que están haciendo al proponerse aceptar la ayuda de Roma en la tarea de exaltar el domingo. Mientras ellos tratan de realizar su propósito, Roma tiene su mira puesta en el restablecimiento de su poder, y tiende a recuperar su supremacía perdida. Establézcase en los Estados Unidos el principio de que la iglesia puede emplear o dirigir el poder del estado; que las leyes civiles pueden hacer obligatorias las observancias religiosas; en una palabra, que la autoridad de la iglesia con la del estado debe dominar las conciencias, y el triunfo de Roma quedará asegurado en este país”. –Carta de W. C. White, 25 de julio de 1911.
Una declaración de Elena G. de White respecto de la edición de El conflicto de los siglos de 1911
Hace pocos días recibí un ejemplar de la nueva edición del libro El conflicto de los siglos, recientemente impreso en Mountain View, y también un ejemplar similar impreso en Washington. El libro me agrada. He pasado muchas horas revisando sus páginas, y veo que las casas editoras han hecho un buen trabajo.
Aprecio el libro El conflicto de los siglos más que la plata y el oro, y deseo grandemente que llegue a poder del pueblo. Mientras escribía el manuscrito de El conflicto de los siglos, a menudo era consciente de la presencia de ángeles de Dios. Y muchas veces las escenas acerca de las cuales estaba escribiendo me eran presentadas de nuevo en visiones nocturnas, de manera que resultaban frescas y vívidas en mi mente.
Recientemente fue necesario que este libro fuera recompuesto, porque las planchas de electrotipo estaban muy gastadas. Me ha costado mucho que esto se hiciera, pero no me quejo, porque cualquiera sea el costo, aprecio esta nueva edición con gran satisfacción.
Ayer leí lo que W. C. White escribió recientemente a los agentes de colportaje y a los hombres responsables de nuestras casas editoras con respecto a esta última edición de El conflicto de los siglos, y creo que él ha presentado el asunto en forma correcta y bien.
Cuando supe que El conflicto de los siglos debía ser recompuesto, determiné que examinaríamos muy detenidamente todas las cosas, para ver si las verdades contenidas estaban presentadas de la mejor manera, para convencer a aquellos que no son de nuestra fe acerca de que el Señor me ha guiado y sostenido en la tarea de escribir sus páginas.
Como resultado del examen que hicieron de él nuestros ayudantes más experimentados, se han propuesto algunos cambios de palabras. He examinado cuidadosamente estos cambios, y los he aprobado. Estoy agradecida de que todavía vivo y tengo la fuerza y la claridad mental para ésta y para otras obras de carácter literario.
Mientras preparaba el libro Los hechos de los apóstoles, el Señor ha mantenido mi mente en perfecta paz. Este libro estará pronto listo para su impresión. Cuando este libro esté listo para ser publicado, si el Señor ve conveniente permitirme que descanse, diré amén, y amén. Si el Señor me alarga la vida, continuaré escribiendo y dando mi testimonio en la congregación del pueblo en la medida en que el Señor me dé fuerza y me guíe.
Hay ahora una gran obra por hacer para la salvación de las almas en nuestro país. Debe haber un despertar general por parte de nuestro pueblo, y hacerse esfuerzos renovados para llevar la luz de la verdad presente ante el mundo. En las ciudades, pueblos y poblados, de toda forma posible, hagan que la luz brille. Se necesitan misioneros en todas partes, y cientos de obreros de nuestras filas deben llevar adelante la luz de la verdad a aquellos que no la conocen. Los mensajeros de la verdad deben ser despertados plenamente. El
Señor les dice, “Dejen que la luz avance en advertencias y en abrir el camino y al explicar las Escrituras al pueblo”.
Día a día se nos abren oportunidades de oro para que nuestras publicaciones avancen como mensajeros silenciosos de la verdad. Que hombres y mujeres sean seleccionados para la obra del colportaje –no de los elementos inestables y descuidados, sino de aquellos que llevan la carga por la difusión del conocimiento de la verdad. En este tiempo se necesitan una visión entusiasta y habilidades consagradas. No hagan que éstos sientan que deben trabajar duro para obtener permiso para predicar. El Señor está llamando a obreros eficientes en muchas de las líneas de servicio. Si hay una labor más importante que otra, es la de poner ante el pueblo las publicaciones que les explicarán la Palabra de Dios.
Los padres deben tener en cuenta que sus hijos son constantemente asechados por la tentación. Recibirán fuerza para resistir la tentación si estudian con profundo interés de corazón los libros que contienen la luz de la verdad para este tiempo. Padres, no alienten a sus hijos a que lean la literatura que nos los ayudará espiritualmente. No los alienten a leer la historia de la vida de Cristo en forma de novela. Necesitamos que se haga una preparación sólida y decidida para el gran día de Dios.
Dios llama a que se haga obra misionera en nuestros hogares. Años han pasado a la eternidad sin que se haga la obra de la conversión que se podría haber realizado en nuestras familias. Muchos de nuestros jóvenes no están siendo entrenados para la obra que se necesita hacer. Deben dejar que la luz de la verdad brille continuamente en sus vidas. –Carta 56, 1911. (A F. M. Wilcox, 25 de julio de 1911, desde el Sanatorio, California)”.
Patrimonio de Elena G. de White
Washington, D. C.
Marzo de 1962. Mecanografiado nuevamente: Marzo de 1989.
CÓMO SE ESCRIBIERON LOS LIBROS DE ELENA DE WHITE
SERMONES DIRIGIDOS A LOS PROFESORES Y ESTUDIANTES EN LA ESCUELA BÍBLICA AVANZADA DE 1935, ANGWIN, CALIFORNIA
Por W. C. White
Parte I – 18 de junio, 1935
Tengo en mi mano izquierda un pequeño libro de 219 páginas. En este pequeño volumen se encuentra un breve resumen de “La gran controversia entre Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles”. Éste fue el primer intento de Elena G. de White por describir este conflicto como ocurrió en las vidas de los patriarcas, la vida de Cristo y sus apóstoles, y los héroes de la iglesia cristiana, así como también su desarrollo en los momentos finales de dicho conflicto. Este libro salió en 1858, unos setenta y siete años atrás.
En mi mano derecha, tengo cuatro grandes volúmenes, que cubren el mismo tema, y con la mayor parte de la historia mucho más ampliada. El título de tapa de esta serie es “Spirit of Prophecy” [Espíritu de Profecía]. El título interior es “La gran controversia entre Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles”. El primer volumen se imprimió en 1870, el segundo en 1877, el tercero en 1878 y el cuarto en 1884. Había 1750 páginas en estos cuatro volúmenes.
En el púlpito, ante mí, está la tercera serie y la última que contiene la última y más completa descripción de las revelaciones que se le dieron a Elena G. de White respecto a este extraordinario conflicto. Los cinco volúmenes de “La serie del Conflicto de los Siglos”, con El camino a Cristo, Palabras de vida del gran Maestro, y El discurso maestro de Jesucristo abarcan casi 4500 páginas.
Muchos que han leído estos libros y han encontrado en ellos instrucción oportuna y ayuda en su experiencia cristiana, desean conocer lo que podamos decirles acerca de la forma en que se escribieron. Primero debemos describir las características mecánicas del trabajo, y después hablar de su carácter espiritual.
El segundo volumen de Spiritual Gifts [Dones espirituales] fue publicado en 1860. Era una reseña biográfica de su Christian Experience, Views and Labors in Connection With the Rise and Progress of the Third Angel’s Message [Experiencia cristiana, visiones y trabajos en relación con el surgimiento y el progreso del mensaje del tercer ángel].
Después de la publicación del segundo volumen, escribió veintiún capítulos sobre la historia del Antiguo Testamento desde la creación al Éxodo y la entrega de la Ley de Dios en el Sinaí. Éstos se publicaron en el tercer volumen. También escribió dieciséis capítulos en 120 páginas sobre las experiencias de los israelitas desde el Sinaí hasta David y Salomón. Éstos, junto con un artículo sobre salud y una reimpresión de los Testimonios 1 al 10, formaron parte del cuarto volumen de Spiritual Gifts [Dones espirituales]. La mayoría de los escritos se prepararon en 1865 antes de hacer el viaje hacia el este que ocupó los últimos cinco meses del año. Los dos volúmenes se imprimieron en 1864.
En relación con la historia de la escritura y publicación de los primeros libros de Elena G. de White, es nuestra intención relacionar los incidentes conectados con su producción en forma bastante completa en nuestra serie de artículos que aparecerán en la Review. Por tanto, en lo que presentamos a ustedes hoy, comenzaremos desde el momento cuando mi memoria registra el trabajo.
La mayor parte de la escritura de estos cuatro libros [Spiritual Gifts, vols. I-IV] se realizó en Battle Creek en una pequeña casa en la calle Wood, frente al final oeste de la calle Champion. La familia White ocupó esta casa desde 1857 hasta 1863. Al comienzo mi madre escribía en el cuarto para las visitas que estaba en la esquina noroeste de la planta baja, un cuarto de unos 3 por 3,60 metros, con una ventana hacia el norte. Posteriormente, cuando se le hicieron adiciones a la casa, escribía en el primer piso, en el cuarto que da hacia el este, que tenía dos ventanas hacia el este.
El cuarto más grande con sus dos ventanas, que daba paso a la luz del sol matinal, era una delicia para ella, de beneficio para su salud y una bendición para su trabajo. Allí podía estar sola, y fuera del alcance de los ruidos del comedor y la cocina. Raramente usaba una mesa o escritorio común, más bien escribía sentada en una silla mecedora baja y pesada, con una tabla que tenía una bisagra para levantarla y usarla para apoyar el brazo derecho, y que servía como tabla de escritura.
Al regresar al hogar desde las oficinas de la Review and Herald, Jaime White recibía frecuentemente el saludo de su esposa con la siguiente declaración, “Jaime, quiero que oigas lo que he estado escribiendo”. Entonces, él descansaba sobre el sofá en la sala de estar, y mi madre le leía lo que había escrito durante la mañana. Nunca me olvidaré del gozo que compartían juntos a medida que ella producía, de tiempo en tiempo, instrucción preciosa para la iglesia, e interesantes artículos históricos en relación con capítulos importantes de la era de los patriarcas y de la era cristiana.
A veces, decía, “Jaime, aquí hay un artículo que debe ser impreso. Es un testimonio sobre la experiencia cristiana, y deseo que lo oigas y me ayudes a prepararlo para la imprenta”. Ella era una buena lectora, hablaba lento y claramente. Si su esposo hallaba debilidades en la composición, como tiempos de verbos mal usados, o falta de concordancia entre sujeto, sustantivo y verbo, sugería correcciones gramaticales. Ella incorporaba estas correcciones en su manuscrito y luego continuaba leyendo.
Recuerdo uno o dos años después, cuando estaba escribiendo sobre los primeros patriarcas, que el pastor J. N. Andrews estaba visitando nuestro hogar. Al terminar la cena, mi madre propuso leerles a él y a mi padre lo que había estado escribiendo. El pastor White y el pastor Andrews eran oyentes atentos y, un día después de que se les leyeran dos o tres capítulos, el pastor Andrews dijo, “hermana White, ¿ha leído usted alguna vez Paradise Lost [El paraíso perdido] de Milton?
“No”, respondió.
“¿Ha leído usted alguno de sus escritos?”
Nuevamente respondió, “no”.
Pocas semanas después, él trajo una copia de Paradise Lost [El paraíso perdido], y les leyó a mi padre y mi madre algunas descripciones que Milton hacía de las experiencias de Lucifer en su gran rebelión. Posteriormente, trajo una copia nueva que había comprado y se la dio a mi madre.
Ella se lo agradeció, y lo miró por unos pocos minutos sin abrirlo, lo puso sobre un estante alto del armario construido detrás de la cocina y bajo el soporte de la chimenea. Allí quedó el libro muchos días y varios años.
En vista de que uno de nuestros más amados profesores hizo una declaración descuidada en cuanto a que Paradise Lost [El paraíso perdido] de Milton era un libro favorito de la hermana White, y que lo leía a menudo, pienso que es importante dejar bien en claro, y agregar a lo dicho anteriormente, que nunca vi el poema de Milton en sus manos, y nunca la vi leyéndolo. Nunca oí que hiciera referencia al libro, excepto en una o dos ocasiones, cuando les declaraba a los visitantes lo que les he relatado, y decía que sentía que no debía estudiar lo que alguien había escrito en relación con la rebelión en el cielo hasta que hubiera terminado de escribir por completo lo que se le había revelado.
Prefería estar a solas cuando escribía, pero durante el invierno y la primavera de 1862 y 1863, mientras estaba escribiendo el tercer volumen de Spiritual Gifts [Dones espirituales] y cuidándome al mismo tiempo, se me permitió jugar silenciosamente en su cuarto. Recuerdo muy bien su escaso mobiliario. Su gran silla para escribir era la pieza más importante del mobiliario del cuarto. Había una cómoda vieja y pequeña, en la cual tenía sus escritos, algunas sillas comunes de respaldo recto, y una serie de estantes para libros en los cuales estaban su Biblia, la Concordancia, el Diccionario Bíblico y otros pocos libros.
Mi madre preparaba la mayoría de sus escritos por la mañana. A veces escribía antes del desayuno, y generalmente dedicaba la mayoría de la tarde a coser, tejer o trabajar en el jardín. A veces iba de compras.
Algunas veces, después que mi madre leía a su esposo un testimonio personal importante, surgía la pregunta, “¿Qué debemos hacer con esto? Ante todo, debe ser enviado a la persona para quien se dio el testimonio, y luego, en razón de que la instrucción que contiene serviría a muchos más, debe ser para ellos. ¿Cómo se los damos?” Mi madre decía, “Yo he hecho mi parte en escribir lo que Dios me ha revelado. Tú y tus asociados, que llevan la carga de la obra para todo nuestro pueblo, deben decidir qué uso debe dársele”.
En años posteriores, ella habló de este asesoramiento con sus hermanos, como sigue:
En los primeros días de esta causa, si algunos de los hermanos dirigentes se hallaban presentes cuando se recibían mensajes del Señor, consultábamos con ellos en cuanto a la mejor manera de presentar la instrucción delante de los hermanos. A veces se decidía que era mejor no leer ciertas porciones delante de una congregación. A veces, aquellos cuya conducta era reprochada pedían que los mensajes que hacían resaltar sus errores y peligros fueran leídos delante de otros para que ellos también se beneficiaran.- Mensajes selectos, tomo 1, p. 58.
En el otoño de 1863, el pastor Jaime White vendió su hogar en la calle Wood y compró una casa sin terminar en un terreno de más de una hectárea, en la esquina noreste de las calles Washington y Champion. Ocupó esta casa por varios años. Tenía cuartos grandes con buenos techos altos, y mi madre, que siempre sentía la necesidad de mucho aire fresco y luz solar, estaba tremendamente agradecida de que podía vivir y trabajar en un cuarto de 4,5 por 4,5 metros con un techo a una altura de más de tres metros.
A medida que los años pasaban, y se incrementaba el número de creyentes, se necesitaban más libros. Los hermanos pidieron que se reimprimieran los libros pequeños de Spiritual Gifts que habían aprendido a apreciar. Pero la hermana White no consintió en esto. Después de su publicación, había recibido más visiones en las cuales las escenas se repetían con más detalles. Algunas de las revelaciones adicionales se habían escrito y publicado en artículos en la Review y en Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], los números 11 al 16, y también en los capítulos que se usaron posteriormente en Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], los volúmenes 1, 2 y 3.
La forma en que se escribieron los libros de Elena G. de White se entenderá mejor si relatamos, con algunos detalles, la manera en que se llevó a cabo esta tarea con El conflicto de los siglos y El Deseado de todas las gentes.
El conflicto de los siglos
Cuando en 1878 se publicó el tercer volumen de Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], Jaime y Elena White tenían la esperanza que publicarían el cuarto volumen al año siguiente. Pero el pedido de asistencia a las reuniones y la salud débil del pastor White, frustraron este plan.
No fue hasta el otoño de 1883, un año después de la muerte de mi padre, que comenzó la tarea de acomodar los capítulos ya escritos y completar los huecos con gran responsabilidad. Fue mi privilegio estar bastante con mi madre en su hogar de Healthburg y ser testigo de su emprendimiento. Al comienzo, su plan era resumir la historia de los hechos de los apóstoles desde donde había quedado en el tercer volumen. Pero fue instruida en visiones nocturnas a que adoptara el plan que ahora se ve en el libro El conflicto de los siglos.
Se le reveló de que debía presentar un bosquejo del conflicto entre Cristo y Satanás como se había desarrollado en los primeros siglos de la era cristiana y en la gran Reforma del siglo dieciséis, en tal forma que preparara la mente del lector para comprender claramente el conflicto como se desarrolla en nuestros días.
Mientras mi madre estaba escribiendo el libro, muchas de las escenas se le presentaban una y otra vez en visiones nocturnas. La visión de la liberación del pueblo de Dios, como aparece en el capítulo 40, se repitió tres veces; y en dos ocasiones, una en el hogar de Healdsburg, y una en el Sanatorio de Santa Helena. Miembros de su familia, que dormían en los cuartos cercanos, fueron despertados de su sueño por su grito claro y musical, “¡Helos aquí! ¡Helos aquí!” (Ver El conflicto de los siglos, p. 694).
Ahora podemos ver que la instrucción divina respecto al plan del libro, lo ha hecho útil para el público en general. No obstante, mi madre lo consideró, como a todos sus libros anteriores, un mensaje principalmente para la iglesia e incluyó algunos asuntos que eran especialmente útiles para los Adventistas del Séptimo Día.
Una explicación detallada de cómo se realizó el trabajo día a día, revive en mi memoria los pasos que se tuvieron en cuenta:
1. La postergación de los artículos relacionados con los hechos de los apóstoles que había intentado usar.
2. La reunión de los manuscritos que describían la destrucción de Jerusalén y la apostasía de la iglesia cristiana.
3. Estos asuntos los leería de sus manuscritos diariamente por dos o tres horas por vez, a mi o a la hermana Davis.
4. La lectura se interrumpía con comentarios en relación con la fuerza de la descripción, la extensión del capítulo, la aparición de repeticiones y la ausencia de algunas características de la historia.
5. Se le encargó a la hermana Davis la tarea de seleccionar la mejor presentación, en las partes donde había dos o tres manuscritos sobre el tema; también tenía la tarea de eliminar toda repetición innecesaria, y el arreglo de párrafos para que lograra que la presentación del tema estuviera conectado y con energía.
6. Mi madre asumió la carga de escribir las partes esenciales de la historia que todavía no se habían presentado. La meditación en oración a menudo hacía que recordara claramente las visiones que se le habían dado en los años anteriores.
Durante este tiempo, estuve varias semanas en Healdsburg viviendo en su hogar mientras trabajaba mitad del tiempo para el Colegio de Healdsburg, y mitad para mi madre. Por tanto, sé cómo se hizo el trabajo.
Después de dedicar las mañanas a escribir, mi madre se distendía por las tardes. Con su pareja de pequeños ponies negros, se recreaba en una salida por la campo.
Después de que la hermana Davis arreglaba un capítulo, se lo leía a la hermana White, que a menudo discernía que tenía algo más que agregar. También, cuando la hermana White había escrito una nueva sección, por lo general se la leía a la hermana Davis, e incluso a otros miembros de la familia que tuvieran tiempo para escuchar.
Dos veces al día la familia se reunía en la sala para adorar. Éstas eran ocasiones preciosas. A veces, durante el primer año de esta tarea, cuando el hermano y la hermana Lockwood fueron sus mayordomo y ama de llaves; junto con las hermana J. L. Ings, su fiel copista; Marian Davis, su secretaria; Addie y May Walling, sus sobrinas; y Edith Donaldson, una joven del internado, mi madre nos relataba alguna historia de sus primeras experiencias, y a todos nos gustaba. Posteriormente, a medida que se ocupó más en escribir, dejó de relatarnos historias.
La hermana White no era una escritora mecánica. Las profundas impresiones que causaba sobre el lector con porciones de sus obras publicadas, se deben mayormente a su propia intensidad de sentimientos mientras escribía.
Cada tanto hacía referencia al profundo sentimiento emocional mientras escribía los mensajes solemnes del cielo a un mundo que perece. Al pastor Smith le escribió lo siguiente en una carta del 19 de febrero de 1884:
Escribo de quince a veinte páginas por día. Son ahora las once, y ya he escrito catorce páginas a mano para el tomo 4...
Al escribir sobre mi libro, me siento intensamente conmovida. Quiero publicarlo cuanto antes, pues nuestro pueblo lo necesita mucho. Lo completaré el próximo mes si el Señor me da salud, como él lo ha hecho hasta ahora. Me ha sido imposible dormir por la noche, pensando en las cosas importantes que deberán ocurrir. Tres horas de sueño, y a veces cinco, es lo más que puedo tener. Mi mente está tan profundamente emocionada que no puedo descansar. Escribo, escribo, escribo, y siento que debo hacerlo y que no debo demorarme.
Grandes cosas están delante de nosotros, y queremos despertar al pueblo de su indiferencia para que se prepare para ese día. Cosas que son eternas se agolpan delante de mis ojos día y noche. Las cosas que son temporales se esfuman de mi vista.- Sin fecha, carta 7, 1884 (véase Mensajes selectos, tomo 3, pp. 123-124).
A menudo escribía sobre el tema que estaba trabajando. Y, a veces, había diferencia de opinión entre ella y los publicadores en relación con la cantidad del material que debería usarse. La hermana White se sentía más complacida cuando un tema se presentaba en la forma más completa, y los publicadores a menudo presionaban para que el asunto se abreviara o condensara, y así los libros no fueran tan extensos. Por esta razón, había ocasiones cuando, después de que se preparaban capítulos importantes y se los enviaba a la imprenta, ella recibía una nueva presentación del tema y tenía que escribir material adicional e insistir para que se lo incorporara. Esta experiencia se aplicó especialmente a El gran conflicto, volumen IV.
En el otoño de 1884, el libro estaba listo para su distribución. El precio se uniformó para toda la serie en un dólar por libro. En poco tiempo, se vio que el libro podía venderse a todo público, así que los publicadores tomaron las planchas originales e imprimieron una edición en mejor papel. Se incorporaron ilustraciones y se experimentó venderlo como un libro con una suscripción de un dólar con cincuenta centavos. Durante los primeros cuatro años, después de su publicación, se imprimieron y vendieron diez ediciones.
En 1885, mi madre y yo fuimos enviados a Europa, y allí surgió la cuestión respecto de la traducción de este libro maravilloso al alemán, francés, danés y sueco. Mientras mi madre consideraba la propuesta, decidió adicionarle material.
El contacto de mi madre con los europeos le hizo recordar varias cosas que se le habían presentado en visión durante los años anteriores, algunas de ellas dos o tres veces, y otras escenas muchas veces. Cuando visitó los lugares históricos y estuvo en contacto con la gente, su memoria se avivó y fue capaz de escribir más gráficamente en relación con muchas cosas, y por eso fue que decidió agregar más material al libro. Hizo esto, y los manuscritos se prepararon para traducir.
La mayoría de la investigación para las declaraciones históricas que se usaron en las nuevas ediciones europeas y americanas de El gran conflicto, se hicieron en Basel, donde pudimos tener acceso a la gran biblioteca del pastor Andrews, y donde los traductores tuvieron acceso a las bibliotecas universitarias.
Veinticinco años después, en 1911, cuando volvimos sobre el tema con el propósito de insertar referencias a las citas históricas, había algunas referencias que no pudimos localizar. En algunos casos encontramos que otros historiadores hacían referencias al mismo punto. Éstas estaban en libros que eran accesibles en muchas bibliotecas públicas. Cuando le comentamos esto a mi madre, dijo, “Usen aquellas de las que puedan hacer referencia, para que el lector del libro, si desea ir a la fuente y encontrarla, pueda hacerlo”.
Su interés por lo que vio en Europa, y la relación de esto con sus escritos, especialmente en relación con la Reforma, se expresa en una parte de su diario que escribió en Basel, el 15 de mayo de 1887:
Recién hemos regresado de visitar Zurich. Es una ciudad más hermosa que Basel. La parte antigua de la ciudad contiene muchos lugares históricos de interés. Visitamos la catedral… Este edificio fue levantado por Carlomagno. Reunimos muchos asuntos de interés que usaremos. Zwinglio predicó en esta iglesia en 1518…
Visitamos un edificio antiguo que había sido una iglesia donde predicó Zwinglio. Allí había una gran estatua de Zwinglio con la vestimenta de cuando él era capellán del ejército y fue muerto. Tenía su Biblia en una mano, y la otra descansaba sobre la espada. Tenía puesto un vestido o capa que le llegaba hasta los pies, que era usada por los clérigos de esos días. Este monumento está sobre su tumba. Ingresamos al edificio y encontramos que se usaba como biblioteca para libros antiguos en latín, griego y lenguas muertas. Vimos la verdadera Biblia que Zwinglio usó y cartas escritas por su propia mano.
Recién hemos estado escribiendo sobre los reformadores –Wicleff, Jerónimo, Juan Huss, Zwinglio y otros reformadores, así que estaba muy interesada en todo lo que vi.- Manuscrito 29, 1887.
En su ministerio público, mi madre siempre mostró una habilidad para seleccionar del almacén de la verdad, asuntos que se adaptaban bien a las necesidades de la congregación que tenía ante ella; y siempre pensaba que, en la selección del asunto para publicar en sus libros, se debía mostrar un criterio sano en la selección, que concordara mejor con las necesidades de aquellos que leerían el libro.
Por tanto, cuando salió la nueva edición de El gran conflicto en 1888, como era la intensión que circulara alrededor del mundo, se dejaron afuera unas veinte páginas de una cuestión –cuatro o cinco páginas en un lugar- que era de mucha instrucción para los adventistas en Estados Unidos, pero que no era apropiado para los lectores de otras partes del mundo. Un ejemplo de esto se puede encontrar en el capítulo titulado “Las asechanzas del enemigo”, páginas 572-585, en la edición de 1911.
El uso de escritos históricos
En sus escritos que tienen relación con los eventos de la historia antigua y moderna, y especialmente la historia de la gran reforma del siglo dieciséis, citó a varios historiadores. Éstas aparecían generalmente entre comillas, pero sin dar crédito en forma específica a los historiadores de donde habían sido obtenidas. Cuando los historiadores expresaban lo que ella deseaba presentar, pero en un lenguaje más extenso de lo que ella deseaba, parafraseaba la declaración, usando algunas palabras del libro y algunas propias. De esta forma fue capaz de presentar declaraciones fuertes y comprensibles en forma breve. En relación con este uso del material que ella copiaba de autores confiables, dijo:
Los grandes acontecimientos que marcaron los pasos de reforma que se dieron en siglos pasados, son hechos históricos harto conocidos y universalmente aceptados por el mundo protestante, que nadie puede negar. Esa historia la he presentado brevemente, de acuerdo con el fin y objeto de este libro y con la concisión que necesariamente debe observarse, condensando los hechos en forma compatible con una comprensión apropiada de su aplicación. En algunos casos cuando encontré que un historiador había reunido los hechos y los había presentado en forma breve, dando un punto de vista comprensible del tema, o agrupado los detalles en forma conveniente, se citaron sus palabras; pero excepto en unos pocas casos, no se ha dado un crédito en forma específica, pues no se tiene la intensión de citar a esos escritores como autoridades, sino porque sus palabras resumían adecuadamente el asunto. Y al narrar las experiencias y puntos de vistas de quienes llevaron adelante la obra de la reforma en nuestro propio tiempo, se ha hecho un uso similar en forma ocasional de las obras que han publicado.- Introducción al El conflicto de los siglos, p. 14 (impreso en 1888).
La Sra. White nunca pretendió ser una autoridad en los detalles de la historia. Nunca escribió para corregir a los historiadores. Nunca escribió sobre historia para entretener a sus lectores. Ella hacía referencia a un conocimiento de la historia como una ayuda para comprender, en forma apropiada, el gran conflicto que se estaba desarrollando en el cielo y en la tierra en relación con el destino eterno de la humanidad. Hacía referencia a los registros de los conflictos y las victorias de hombres en los siglos pasados, con la intensión de que sirvan para nuestra instrucción, ya que somos aquellos para quienes el fin del mundo ha llegado.
Reconoció que había diferencias de opinión entre los historiadores respecto a algunos eventos históricos, y no se sorprendió o perturbó cuando se le dijo que en algunas descripciones usó declaraciones de la pluma de algunos escritores que eran discutidas por otros historiadores.
Podría hacerse la pregunta, “¿Puede la descripción de las escenas y eventos copiados de otros escritores, encontrar un lugar apropiado en los escritos inspirados de un mensajero de Dios?”
Encontramos que los escritores de la Biblia, no sólo copiaron de crónicas históricas, sino que a veces usaron el mismo lenguaje de otros escritores bíblicos sin dar crédito. Y, de igual forma, si hoy en los escritos de alguien, que da abundante evidencia de ser un mensajero escogido por Dios, encontramos frase o declaraciones de otros escritores, ¿por qué debe ser una ocasión para cuestionarla más que lo que se cuestiona, por la misma circunstancia, a quienes escribieron en las Escrituras?
Cuando en los primeros tiempos, llegaban inquietudes a la Sra. White en relación a los pasajes en sus libros que ella había copiado de historiadores, se presentaban como situaciones que cuestionaban la autenticidad de sus declaraciones. En ese entonces la inquietud era: “¿Estos pasajes son los que se le mostraron en visión, o son los que aprendió con la lectura de los historiadores?”
Ella rechazó estas preguntas con pocas palabras, declarando que, lo que ella había presentado en sus libros, era una descripción de aquello que se le había presentado a ella en visión, y que la copia ocasional que ella hacía de los historiadores era un asunto de conveniencia más que de necesidad.
En años posteriores, cuando la Sra. White se enteró que algunos lectores de sus libros estaban perplejos pues no entendían si la copia que ella hacía de otros escritores era una infracción a los derechos de alguien, surgió la inquietud: “¿Alguien había sido perjudicado?” No hubo injusticia o daño alguno que se sepa. No obstante, ella dio instrucciones que en las futuras ediciones de su libro, El conflicto de los siglos, para que ninguno se ofendiera o tropezase con el hecho de que pasajes de los historiadores habían sido usados sin dar crédito, se realice un esfuerzo fiel por buscar aquellos pasajes que se habían copiado de los historiadores, y que no se habían puesto entre comillas, y que las comillas se insertaran donde debieran usarse. Se siguió concienzudamente esta instrucción.
Cómo se escribió El Deseado de todas las gentes
A lo largo de todos los años, fue el deseo de la hermana White tratar en forma completa en sus escritos la misión de Cristo, su ministerio, sus enseñanzas y su sacrificio por nosotros. Escribió mucho sobre esta fase del conflicto en la década de 1870, y fue publicado en los volúmenes 2 y 3 de Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía]. Pero esto no la satisfizo. Así que cuando la tarea con Patriarcas y profetas terminó y se llevó a la imprenta, retomó sus intenciones de preparar un tratado más extenso sobre la vida de Cristo. Por esta obra llevó una gran carga, y encontramos muchas referencias en sus cartas de sus anhelos de tener pronto listo el libro.
Cuando fue a Australia, fue su anhelo dedicar la mayor parte del tiempo a esta tarea. Durante los años 1892 y 1898 tuvo que dedicar un tiempo considerable a la preparación de capítulos para este libro.
Para preparar este libro sobre la vida de Cristo, así como para preparar otras publicaciones posteriores, ella no se sentó y escribió directamente el libro, capítulo tras capítulo, en el orden que se encuentran actualmente. Tenía a quienes había empleado como sus ayudantes, para que reunieran lo que ella había escrito sobre el tema durante los años anteriores. El material se encontraba en sus obras publicadas, en artículos que habían aparecido en periódicos, y en sus cartas y manuscritos.
Con este material en la mano, escribió muchos artículos adicionales, a medida que las experiencias de Cristo se abrían nuevamente ante ella. Entonces, cuando los pasajes, que contenían lo que ella había escrito en los años anteriores, se colocaban en su orden natural, ella trabaja con tesón para escribir las partes de la historia que hacían la conexión.
El total de sus escritos sobre la vida y las enseñanzas de nuestro Salvador era tan voluminoso, que no podía entrar en un solo libro. Y así El discurso maestro de Jesucristo, Palabras de vida del gran Maestro, y una porción del Ministerio de curación, se elaboraron con el material sobrante, que no pudo incluirse en el extenso libro sobre la vida de Cristo.
Podemos apreciar la intensidad con la cual la hermana White escribió mientras preparaba este libro maravilloso, en una carta escrita en 1892 y que fue dirigida al pastor Olsen, presidente de la Asociación General:
Ando con temblor delante de Dios. No sé cómo hablar ni cómo describir con la pluma el gran tema del sacrificio expiatorio. No sé cómo presentar los temas con el poder vivo con el cual los recibo. Tiemblo por temor a empequeñecer el gran plan de salvación al usar palabras ordinarias. Mi alma se inclina con pavor y reverencia delante de Dios y digo: "¿Para estas cosas, quién es suficiente?" (Carta 40, 1892).
Muchas cartas que fueron escritas por la hermana White durante estos años, expresan su desaliento por la presión de otras tareas, que hacían que el progreso con el libro fuera más lento. En 1894 escribió:
Ahora, después de estar en este país casi tres años, hay todavía mucho por hacer antes que el libro esté listo para publicar. Muchas ramas de trabajo han requerido mi atención. Estoy presionada más allá de toda medida con el trabajo de escribir testimonios, cuidar por los pobres y viajar con mi propio transporte, 12, 15 y 18 kilómetros para reunirme con las iglesias.
Presionada con estas cargas y cuidados, preparaba la mayoría de sus escritos cuando otros dormían. “Mi tiempo para escribir comienza, por lo general, a las tres de la mañana”, dice, “cuando todos en la casa están durmiendo. A menudo estoy despierta a las doce y media, la una o las dos” (Carta 114, 1896).
Durante una de esas mañanas, antes de retomar la escritura del libro, escribió lo siguiente en su diario:
Estaba despierta a las dos, y ofrecí mi oración a Dios en el nombre de Jesús. Mi fuerza física está debilitada; mi cabeza no está libre de dolor; me preocupa mi ojo izquierdo. Al escribir sobre la vida de Jesús, estoy profundamente ocupada. Me olvido de respirar como debiera. No puedo resistir la intensidad de sentimientos que me inundan cuando pienso en lo que Cristo sufrió en nuestro mundo. Fue un varón de dolores, familiarizado con el sufrimiento; fue traspasado por nuestras transgresiones; magullado por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados, si lo recibimos por fe como nuestro Salvador personal (Manuscrito 70, 1897).
Parte II – 27 de julio, 1935
La tarea de los asistentes literarios de la Sra. White
La declaración de que en la preparación de sus escritos para publicar, la Sra. White tuvo la ayuda de uno o más trabajadores eficientes que la ayudaron a reunir y a preparar el material, no quiere decir que los libros o artículos fueran en alguna parte el producto de sus plumas. De ninguna manera, no lo fueron.
Las cuestiones reveladas a la Sra. White en visión no fueron por lo general una narración palabra-por-palabra de los eventos con sus lecciones. Fueron generalmente destellos o grandes visiones panorámicas de varias escenas en la experiencia de hombres, a veces en el pasado, otras en el futuro, junto con la instrucción hablada en relación con estas experiencias. A veces, las acciones y conversaciones de los hombres en grupos, de iglesias, de asociaciones y de multitudes, se le revelaban con una clara percepción de sus propósitos, objetivos y motivos. A menudo se le daba instrucción verbal en relación con lo que le había sido revelado.
Cuando llegaba el momento de escribir estas revelaciones, la Sra. White se esforzaba por describir en el lenguaje humano lo que le había sido abierto a ella en estas visiones celestiales. Ninguna fuerza sobrenatural tomaba mecánicamente el control de su mano, y la guiaba en las palabras que escribía, y raramente eran dictadas, por el mensajero celestial que estaba a su lado, las palabras exactas que ella debía usar. La Sra. White habla, de la elección que hacía del lenguaje que usaba para describir sus visiones, de la siguiente manera:
Aunque dependo tanto del Espíritu del Señor para escribir mis visiones como para recibirlas, sin embargo las palabras que empleo para describir lo que he visto son mías, a menos que sean las que me habló un ángel, las que siempre incluyo entre comillas (The Review and Herald, 8 de octubre de 1867).
Ella siempre lamentó que su educación escolar hubiera sido tan breve, y que, por tanto, fuera limitado su conocimiento de las reglas técnicas para escribir. Recuerdo claramente cuando, en los primeros años de su obra en Battle Creek, Jaime White, al regresar a su hogar desde la oficina de la Review and Herald, se le pedía que escuchara lo que mi madre había escrito y que la ayudara a prepararlo para su publicación. Entonces, mientras ella le leía lo que había escrito, él hacía comentarios sobre el asunto, regocijándose en el poder del mensaje, e indicaba las debilidades en la composición y los errores gramaticales.
En relación con estas experiencias, hizo la siguiente declaración en 1906:
Mientras vivió mi esposo, actuó como ayudante y consejero en el envío de los mensajes que me eran dados. Viajábamos mucho. A veces se me daba luz durante la noche, a veces durante el día delante de grandes congregaciones. La instrucción que recibía en visión era fielmente redactada por mí cuando tenía tiempo y vigor para esa obra. Después examinábamos juntos el asunto. Mi esposo corregía los errores gramaticales y eliminaba repeticiones inútiles. Eso era cuidadosamente copiado para las personas a quienes iba dirigido, o para el impresor.- The Writing and Sending Out of the Testimonies to the Church, p. 4 (véase Mensajes selectos, tomo 1, p. 57).
A medida que el tiempo pasaba y la copia de testimonios individuales era numerosa, fue necesario emplear un copista. Como el pastor White no podía dedicar tiempo a la corrección de todos sus escritos, la tarea de realizar las correcciones gramaticales recaía a menudo sobre el copista. En los años siguientes, se emplearon muchos individuos como asistentes literarios que copiaron los testimonios, y prepararon artículos para los periódicos y capítulos para sus libros. Se elegían solamente cristianos concienzudos como asistentes literarios, y en su tarea se adherían estrictamente a la instrucción que se les daba en relación con la tarea que les tocaba.
Los secretarios sabían muy bien que sólo debían usarse los pensamientos de la Sra. White, y también sus propias palabras mientras fuera gramáticamente apropiado en la expresión de esos pensamientos. En ningún caso el copista o editor estaba autorizado para introducir pensamientos que no se encontraran en los manuscritos de la Sra. White. En los casos en que los párrafos y las oraciones perdían algo de su poder a causa de un arreglo inconveniente, se esperaba que los secretarios ubicaran las palabras correctamente. Se les instruyó también para que eliminaran lo que era sencillamente una repetición innecesaria. La Sra. White le daba una atención cuidadosa a estos arreglos y eliminaciones.
En relación con los borradores escritos por mano de Elena G. de White, sus secretarios literarios decían que había una diferencia marcada en cuanto a la perfección literaria. Generalmente, los manuscritos originales, escritos cuando ella estaba sin el cansancio de viajes o predicación, o llena de ansiedad en relación con las condiciones de la iglesia, eran hermosos, impactantes y elegantes en la expresión y con muy pocas imperfecciones gramaticales. Pero en algunos manuscritos que escribió cuando estaba perpleja por cuidados y cargas, y especialmente cuando trabajaba en forma muy apresurada, bajo la percepción de que debía completar rápidamente el manuscrito, había mucha repetición y construcciones gramaticales incorrectas. En esos momentos prestaba poca atención a las reglas de puntuación, mayúsculas y deletreo. Esperaba que estas cuestiones las corrigiera el copista.
Hubo un tiempo cuando algunos de los primeros manuscritos fueron a imprenta sin recibir primero la revisión cuidadosa que se mencionó en el párrafo anterior. Esto hizo que se necesitara realizar algunos cambios en las expresiones cuando se volvieron a publicar en 1863.
Los copistas y secretarios de Elena G. de White
Desde el mismo comienzo en que escribió testimonios a individuos, hizo dos copias, una se guardaba como registro de lo que ella había escrito, y otro se enviaba a la persona por causa de quien había llegado el mensaje. Como este trabajo era muy pesado, a veces enviaba el testimonio a quien correspondía pidiendo que al recibirlo hiciera una copia para sí mismo y le enviara de vuelta el original. Sin disposición porque se supiera lo que se le había mostrado a la hermana White, algunos rehusaban hacer una copia o devolverle lo que había escrito. Así se perdieron algunos testimonios. Y cuando, como a veces sucede, se hacían falsas acusaciones en relación con lo que había en el testimonio, ella no tenía una prueba escrita de lo que decía en realidad el testimonio.
En 1860, recibió algo de ayuda para copiar de su ama de llaves, Lucinda Abbey. En 1861, empleó a Adelia Patten para que fuera su copista y para que enseñara en el hogar a sus tres hijos.
En 1863, Adelina Howe, su cocinera, se hacía tiempo para hacer copias. En 1867 y 1868, Julia Burgués hizo muchas copias. En 1869 y 1870, después de regresar de Battle Creek desde Greenville, se emplearon como copistas a las señoritas Emma Sturges y Annie Hale para preparar la copia del volumen 1 de Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía].
En el otoño de 1872, mi madre visitó Colorado, y se relacionó con su sobrina, María Clough, y en 1874 y 1875, la señorita Clough la ayudó en la preparación de la copias para el segundo y el tercer volúmenes de Spirit of Prophecy. También acompañó al pastor White y su esposa en el trabajo para su reunión campestre y actuó como reportera para la prensa pública. Al hacerlo, fue la primera persona de publicidad que la denominación empleó en forma regular, y debe ser vista como la abuela de nuestra Agencia de Prensa.
Su educación escolar, su experiencia como reportera de periódico, la confianza que se ganó, y los halagos que recibió por su trabajo, la descalificaron para la obra delicada y sagrada de ser copista-editora de los artículos de la Review, de los capítulos para El conflicto de los siglos, y del cuarto volumen de Spirit of Prophecy. En una visión nocturna se le presentó a mi madre que ella y María estaban mirando los maravillosos acontecimientos en el cielo.
Lo que vio significó mucho para la hermana White, pero para María parecía no tener significado alguno. El ángel dijo, “Las cosas espirituales se disciernen espiritualmente”. Entonces ordenó a la hermana White que no empleara más a su sobrina como editora de sus libros. Instrucciones similares se le dieron en relación con Fannie Bolton en años posteriores.
Después de la muerte del pastor Jaime White, en 1881, la hermana White empleó a la hermana Marian Davis. Había sido por algunos años correctora de pruebas en las oficinas de la Review and Herald, y la hermana White recibió seguridad, mediante revelación, que la hermana Davis sería una seria, fiel y confiable ayudante.
Más tarde, se empleó a la hermana Eliza Burnham, y por un tiempo, cuando hubo mucho trabajo para hacer, se emplearon a la señora B. L. Whitney y la señorita Fannie Bolton en Battle Creek. La hermana Davis estaba con la hermana White en Europa entre 1886 y 1887, y fue también su ayudante principal en Australia, e incluso en “Elmshaven”, Santa Elena, desde 1900 a 1904. La última obra hecha por la hermana Davis, fue la selección y arreglo del material usado en El ministerio de curación.
La señorita Sara Peck fue una ayudante eficiente en Australia y en Santa Elena. Tuvo a su cargo la tarea de hacerse cargo de los asuntos para el volumen 6 de Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia].
Clarence C. Crisler fue un ayudante valioso, como reportero taquígrafo de los sermones y entrevistas, y como copista de muchas cartas. También ayudó en la preparación de artículos de periódicos, y en el arreglo de los materiales para Los hechos de los apóstoles y Profetas y reyes.
Varias veces, se le dio instrucción en visión a la hermana White en cuanto a aquellos que debían ser sus ayudantes en el mantenimiento de su hogar y en la preparación de sus escritos para su publicación. Especialmente fueron señaladas en forma específica como las ayudantes que necesitaba, las hermanas Lucinda Abbey Hall y Marian Davis, y personas en quienes ella podía confiar en forma implícita.
Esta reseña de los empleados no pretende ser completa. Nunca consideré yo, o cualquiera de los ayudantes de mi madre, que su personal fuera de vital interés para los lectores de sus libros.
Trabajo editorial en El Deseado de todas las gentes
No se nos deja con incertidumbre en relación con la forma en que se preparó el libro El Deseado de todas las gentes, porque en la memoria de quienes estaban familiarizados con la tarea, y en las cartas escritas por la Sra. White y la señorita Davis, durante el período de su preparación, encontramos información segura en relación con la tarea. En las cartas de la Sra. White, encontraos menciones frecuentes en cuanto a que estaba escribiendo específicamente para el libro sobre la vida de Cristo, y declaraciones muy definidas en relación con la parte que realizaba la señorita Davis. Así, en la carta escrita al Dr. J. H. Kellogg, del 25 de octubre de 1895, dice:
Marian está trabajando con gran desventaja. Encuentro sólo poco tiempo para dedicarlo a escribir sobre la vida de Cristo. Continuamente estoy recibiendo cartas que requieren respuesta, y no me atrevo a descuidar los importantes asuntos que se me presentan. Además, hay iglesias que visitar, testimonios privados que escribir y muchas otras cosas que deben ser atendidas, que me apremian y consumen mi tiempo. Marian lee atentamente todas las cartas que escribo a otros para encontrar frases que ella pueda usar acerca de la vida de Cristo. Ella ha estado reuniendo de todas las fuentes posibles, todo lo que tiene relación con las lecciones que Cristo dio a los discípulos… Casi he decidido... dedicar todo mi tiempo a escribir para preparar los libros que deben ser publicados sin más demora. Me gustaría escribir sobre la vida de Cristo, sobre la temperancia cristiana [El ministerio de curación], y preparar el Testimonio N.° 34 [tomo 6] porque se lo necesita en gran manera…
Ud. sabe que todos mi temas, tanto en el púlpito como en privado, en forma oral o escrita, versan acerca de la vida de Cristo.- Carta 41, 1895 (Mensajes selectos, tomo 3, 132-133).
La belleza de su estilo
Algunos se han maravillado de la extraordinaria belleza del lenguaje de El Deseado de todas las gentes. La última oración de la carta anterior, al sugerir que éste era uno de los temas favoritos, presenta una explicación para la hermosa disposición de las frases del libro. La abundancia de material, y la profundidad de sentimientos con que escribió sobre este tema, hace posible la selección y agrupamiento de la mayoría de los pasajes hermosos que se encuentran destacados en sus cartas y manuscritos.
El ministerio del sufrimiento
Es bien sabido que algunas de las obras maestras del mundo de la literatura, de la poesía y de los himnos evangélicos han sido forjados en el yunque del dolor. Fue así con la mayoría de sus escritos sobre la vida y el ministerio de Jesús. Poco después de que la Sra. White llegó a Australia, comenzó a sufrir de reumatismo, y por once meses sufrió dolores constantes. De esta experiencia escribió:
He estado soportando una gran prueba a causa del dolor, el sufrimiento y la impotencia; pero con esto he obtenido una preciosa experiencia más valiosa que el oro para mí.- Carta 7, 1892 (Mensajes selectos, tomo 2, 275).
Después de hablar de sus sentimientos de gran desilusión porque no era capaz de hacer visitas a las iglesias, dijo con posterioridad:
Esta falta de resignación a mi suerte se dio al comienzo de mis sufrimientos e impotencias, pero no pasó mucho tiempo hasta que sentí que mi aflicción formaba parte del plan de Dios. Descubrí que al estar medio acostada y medio sentada podía colocarme en una posición en la que podía utilizar mis manos estropeadas, y aunque sufría mucho dolor pude escribir bastante. Desde que llegué a este país, he escrito 1.600 páginas…
En los nueve meses pasados, durante muchas noches no pude dormir sino dos horas, y algunas veces me veía rodeada de tinieblas; pero en esas ocasiones oraba, y obtenía un dulce confortamiento, al acercarme a Dios… La luz del Señor me iluminó por completo.
Jesús estuvo confortadoramente cerca, y encontré que era suficiente la gracia que me había sido dada- Ibíd. (Mensajes selectos, tomo 2, 276, 277).
Unos pocos meses después dijo:
Lo he probado y sé de lo que hablo. Por once meses no pude dormir por las noches. Oré por alivio. El alivio no llegó pero tuve la luz en el Señor por la noche, y durante el día. Sé dónde está mi fortaleza. Pensé mucho en Cristo durante este tiempo.- Manuscrito 17, 1893.
Así, mediante la aflicción, la Sra. White estuvo confinada cerca de un año en su cuarto. Allí estuvo libre de muchos problemas que le sobrevenían cuando viajaba o hacía trabajos con el público. Tuvo oportunidad de pensar intensamente en relación con las visiones que el Señor le había dado. Fue capaz de escribir más libremente que en otros momentos. Algunos de los pasajes selectos de El Deseado de todas las gentes, proceden de su pluma en los momentos en que estuvo confinada en su cuarto, pero mayormente en su cama. El secreto de su poder para producir este lenguaje tan hermoso se encuentra en tres de los pasajes ya citados: “Jesús estuvo confortadoramente cerca”, “Pensé mucho en Cristo durante este tiempo” y “he escrito 1.600 páginas”.
En 1900, al hablar sobre las tareas de sus ayudantes, la Sra. White hizo la siguiente declaración interesante acerca de la parte que le tocó realizar a la señorita Marian Davis, que la ayudó por más de veinte años:
Los libros no son producciones de Marian, sino mi propia producción, recopilados de todos mis escritos. Marian tiene un gran campo del cual seleccionar, y su capacidad para ordenar los asuntos es de gran valor para mí. Me ahorra revisar una gran cantidad de material, lo cual no tengo tiempo de hacer.- Carta 61a, 1900 (Mensajes selectos, tomo 3, 102).
Otras de sus secretarias, en un tiempo posterior, escribió lo que sigue:
Los editores no realizan ningún cambio a la expresión de la hermana White, si ésta es gramaticalmente correcta y es una expresión evidente de su pensamiento. La hermana White, como instrumento humano, tiene un pronunciado estilo propio, que se preserva plenamente en todos sus libros y artículos, pues los sella con su individualidad. Muchas veces sus manuscritos no necesitan ninguna edición, a veces un poco de edición, y esto lleva un gran trabajo editorial; pero cuando un artículo o un capítulo es editado o se realiza cualquier otra cosa en él, el editor lo vuelve a poner en sus manos”.—Fannie Bolton en una “Confession Concerning the Testimony of Jesus Christ” [Una confesión en relación con el testimonio de Jesucristo], dirigida a “Queridos hermanos en la verdad”, escrito en el momento de las sesiones de la Asociación General de 1901.
En algunas mentes persiste la pregunta de si los escritos que pasaron por las manos de los asistentes literarios pudieron haber sido alterados en alguna forma en su pensamiento, o pudieron haber sufrido adiciones a los pensamientos de la autora. Esta cuestión es respondida claramente por las declaraciones escritas de varios de los ayudantes de la Sra. White, y que se encuentran en nuestros archivos.
D. E. Robinson, quien fuera por varios años asistente literario, dijo en 1933:
Con toda buena conciencia, puedo testificar que nunca fui tan presuntuoso como para aventurarme a agregar alguna idea propia o hacer otra cosa que seguir con cuidado meticuloso los pensamientos de la autora.
En 1900, W. C. White testificó que:
Ninguno de los empleados de mi madre está autorizado a agregar a los manuscritos pensamientos propios.
El mismo año, la señorita Marian Davis escribió:
Por mi propio conocimiento del trabajo, al igual que por las declaraciones de la misma hermana White, tengo el asidero más firme como para no creer que se haya hecho tal cosa [la adición de pensamientos por parte de un copista].
En 1894, la señorita Fannie Bolton testificó:
Quiero decir que salvo cuando sean inconsistentes con la gramática y la retórica, sus expresiones quedan intactas.
Estas aseveraciones claras están en armonía con las declaraciones escritas por la Sra. White en 1906. Después de hablar de la ayuda que recibió de su esposo y de otras personas, ya citado en este documento, dijo:
A medida que creció la obra, otros me ayudaron en la preparación del material para su publicación. Después de la muerte de mi esposo, se me unieron fieles ayudantes, los que trabajaron infatigablemente en la obra de copiar los testimonios y preparar artículos para su publicación.
Pero no son verdaderos los informes que han circulado, que se permitía a cualquiera de mis ayudantes añadir material o cambiar el sentido de los mensajes que escribo.- The Writing and Sending Out of the Testimonies to the Church [La forma en que se escribieron y enviaron los testimonios a la iglesia], p. 4 (véase Mensajes selectos, tomo 1, p. 57).
Una declaración breve
Ante la pregunta, “¿cómo se prepararon los últimos libros?”, respondemos brevemente: la Sra. White escribió muchísimo sobre varios temas. Para complementar lo que se escribió específicamente para libros particulares, el asistente literario reunía de sus escritos –artículos publicados, manuscritos, cartas e informes de sermones—otras gemas de su pensamiento. Mientras trabajaban juntos, la Sra. White y sus asistentes planificaban el bosquejo de los libros y preparaban el tema capítulo por capítulo. Luego en su forma final, el manuscrito era leído a la Sra. White y recibía su aprobación final. Entonces era enviado al impresor.
El ministerio de curación
El libro, El ministerio de curación, aunque no apareció hasta el año 1905, ha llegado a ser una de las publicaciones más valoradas de Elena G. de White. Mientras que esta obra popular es quizás el libro más conocido de Elena G. de White en cuanto al tema de salud, éste no fue su primer esfuerzo en la presentación de este tema tan importante para el público.
Pocos meses después de que le fuera dada la memorable visión de la reforma pro salud, el 6 de junio de 1863, apareció un artículo titulado “Salud”, en Spiritual Gifts [Dones espirituales], volumen IV (publicado en 1864), que constituyó el primer informe de la instrucción dada en ese momento sobre el tema de la enfermedad y sus causas, y también su tratamiento y cura mediante métodos racionales.
Con la luz y el conocimiento otorgado de esa forma, los líderes en el desarrollo de la obra del Movimiento del Sábado y el Advenimiento, se enfrentaron con la tarea de llevar adelante un programa extenso en la educación de la reforma pro salud. Para ayudar en este esfuerzo, se publicó en 1865 y 1866, “How to Live” [Cómo vivir], en seis partes de alrededor de 64 páginas cada una. En cada una de estas seis partes, la Sra. White tenía un artículo titulado “Disease and Its Causes” [La enfermedad y sus causas]. En estos seis artículos, que constaban de 72 páginas en total, presentó en forma más completa las grandes verdades que se le revelaron en relación con la salud y el deber de llevar adelante el movimiento de la reforma pro salud. El tercer artículo, titulado “Las drogas y sus efectos”, fue nuevamente impreso en Review and Herald, en los números del 15 de agosto al 12 de septiembre de 1899.
En los años siguientes, mi madre describió más plenamente las visiones que se le dieron en 1863 y en visiones posteriores. Algo de esto se publicó en Health Reformer [El reformador de la salud].
Desde 1864 hasta 1914, un período de 50 años, llevó sobre su corazón la carga de presentar al pueblo adventista, y mediante ellos al mundo, la gran luz que Dios le había revelado en relación con la salud, la temperancia, la abnegación y la santidad. Sumado a estos artículos sobre estos temas que aparecieron en la Review and Herald, el Health Reformer, y el Youth’s Instructor [El instructor de la juventud], en 1890, produjo el libro Christian Temperance and Bible Higiene [Temperancia cristiana e higiene bíblica], cuya primera parte es una selección de los artículos que escribió, y la otra mitad, una compilación de artículos escritos por Jaime White.
Nunca estuvo satisfecha con esta colección breve de artículos, pero no fue sino hasta quince años después, en 1905, que presentó al mundo la maravillosa obra de El ministerio de curación. Con este breve trasfondo, hablemos ahora de la preparación del material para este volumen.
Por años, la Sra. White y sus ayudantes habían estado recortando sus artículos de la Review, Health Reformer y otros periódicos, y partes de los artículos sobre temperancia cristiana, y preparándolos para un uso futuro. Cuando llegó el tiempo en que tuvo suficientes ayudantes que podían suplirse artículos para Review, Signs of the Times, Youth’s Instructor, Bible Echo y otros periódicos, sin que absorba el tiempo y las energías de la señorita Davis, mi madre indicó que ella debía dedicarse principalmente la búsqueda y reunión de artículos para componer un libro sobre salud y temperancia. Entonces se halló que había cientos de páginas de manuscritos de las cuales podría obtenerse material valioso.
El Señor le había dado a la hermana Marian Davis una memoria maravillosa, y esto fue de gran utilidad en la búsqueda y agrupación de las partes seleccionadas que mi madre había escrito sobre Cristo y su ministerio como un Sanador; también como un Ejemplo a los evangelistas médicos y misioneros médicos; en relación con la enfermedad y su verdadera causa; y en relación con la salud y cómo mantenerla.
El trabajo comenzó con excelente disposición y con gran determinación por reunir lo que era más poderoso, iluminador y alentador de las cosas maravillosas que la hermana White había escrito.
Mi madre asumió con fervor la tarea de planificar el libro. Como Cristo era el tema central de todos sus escritos y sermones, su ministerio como el gran médico misionero debía ser la base de esta publicación largamente esperada.
Para que cada clase de enfermo encuentre esperanza en el ministerio diario de Cristo, se planificó que los primeros capítulos mostraran a Cristo como la fuente de Vida, Cristo como el gran Sanador, Cristo como el siempre presente Ministro para los enfermos y sufrientes. Debía mostrar que no hay enfermedad fuera del alcance de su amor y su poder.
Mientras el objetivo principal del libro era conducir al lector a la vida y salud física y espiritual, también debía incluir consejo, especialmente para los enfermeros y los médicos, indicándoles el privilegio de su amistad con el Dador de la vida y alentándolos a seguir sus métodos en el ministerio que desarrollaban. Debía incluirse también consejos útiles para evangelistas médicos.
Una y otra vez, mientras se preparaba el libro, mi madre y los que estaban relacionados con ella en la selección y arreglo del manuscrito, se reunían en su cuarto y trataban los objetivos y mejores planes para el libro:
A quien serviría el libro.
Cuánto espacio se le daría a cada tema.
Cuál era la mejor relación de los grandes temas que trataría.
Cuando se reunía considerable material que se creía apropiado para ciertos capítulos, los manuscritos se agrupaban y leían a mi madre, o se dejaban en sus manos para que los leyera. Cada tanto, esto hacía revivir en su memoria las maravillosas escenas que se le habían presentado, y retomaba con entusiasmo la tarea de reescribir muchos pasajes, dándoles un toque fresco y gran vigor. Por momentos encontraba necesario adaptar un artículo, escrito pensando en los Adventistas del Séptimo Día, para que fuera apropiado para aquellos lectores que no eran Adventistas del Séptimo Día.
Mientras estaba preparándose a pleno El ministerio de curación, mi madre fue solicitada en Washington y se le pidió a la hermana Davis que continuara con la selección de material para que la hermana White lo considerase posteriormente. La ausencia de mi madre retrasó mucho la tarea.
El viaje hacia el este, en 1904, ocupó más tiempo del esperado. Pero inmediatamente después de su regreso al hogar de Elmshaven, temprano en el otoño, reasumió la tarea y pronto se completó el manuscrito. Al escribir a la Sra. Josefina Gotzian, el 11 de abril de 1905, habló como sigue de la obra de este libro que estaba por salir pronto:
A causa de mi ausencia durante el verano, dedicamos mucho tiempo en la realización de las tareas con nuestro libro, y por algún tiempo he estado muy ocupada preparando los materiales y las pruebas de lectura de El ministerio de curación.- Carta 113, 1905.
En otra carta que escribió el mismo día, declaró: “Recién he terminado de leer las pruebas de El ministerio de curación” (Carta 109, 1905).
Al comienzo de los planes para el libro, mi madre fue guiada a dedicarlo a un campo muy definido de utilidad. Al hablar de esto en una carta al Sr. H. W. Kellogg, el 20 de septiembre de 1903, dijo:
Mi siguiente libro debe ser sobre la temperancia y la obra médico misionera. Es mi propósito dar el manuscrito de este libro a nuestros sanatorios, para ayudarlos a disminuir las deudas que tienen, así como di Palabras de vida del gran Maestro para disminuir las deudas en nuestras escuelas. Pienso que es lo mejor que puedo hacer, y que éste será el libro más apropiado para ese propósito. Estoy preparando otros libros lo más rápido posible, que deseo presentar ante el pueblo.- Carta 209, 1903.
Encontré que el libro se planificó en forma admirable, lo que permitió adaptarlo más fácilmente al uso comercial. Se lo usó enérgicamente en campañas institucionales para disminuir las deudas. Este donativo instituido por mi madre, complementado con las labores incansables de aquellos que se unieron para hacer de las campañas de disminución de las deudas un éxito, trajo un gran beneficio financiero a nuestras instituciones médicas que estaban muy endeudadas en Estados Unidos y Europa.
Al hablar de la autoría de El ministerio de curación, dos años después de su aparición, mi madre dijo, en una carta al pastor Burden, “El Señor me dio su Espíritu Santo para capacitarme para escribir el manuscrito para este libro” (Carta 276, 1907). Al urgir a nuestro pueblo para que se uniera de todo corazón en la venta de este volumen como un medio para traer alivio a las instituciones, en un artículo que apareció en la Review del 13 de agosto de 1906, habló de la siguiente manera sobre el contenido del libro y de su gozo por su uso especial:
Este libro contiene la sabiduría del gran Médico. Ha sido un gozo para mí dar a la causa de Dios mis derechos de autor sobre esos libros [El ministerio de curación y Palabras de vida del gran Maestro], el fruto de mi trabajo. (Véase Testimonios selectos, tomo 5, p. 184).
Se completa la historia del conflicto
Aunque las características principales del gran conflicto se cubrieron en Patriarcas y profetas, El Deseado de todas las gentes y El conflicto de los siglos, todavía quedaban dos amplias brechas en el despliegue de la historia desde la caída hasta la restauración final. Un período era el que iba desde la muerte de David hasta el nacimiento de Cristo, y el otro el que cubría el primer siglo de la iglesia cristiana. Cuando el trabajo lo permitió, la Sra. White y sus asistentes literarios retomaron con entusiasmo la tarea de reunir y preparar los dos volúmenes más que completaban la serie. Como en el caso de El Deseado de todas las gentes, había que encontrar en los primeros libros y artículos de periódicos, cientos de páginas ya impresas, las partes que cubrían la historia de estos períodos. También podían obtenerse muchos capítulos y partes de capítulos del archivo de cartas y manuscritos. Entonces, la Sra. White escribió mucho material nuevo para la obra en preparación.
El espacio limitado permite sólo una breve declaración de la Sra. White sobre la tarea con estos volúmenes. Una carta escrita el 15 de octubre de 1911, da una descripción de la tarea entonces en progreso:
Mi tarea en el libro Los hechos de los apóstoles, está completada. En unas pocas semanas tendrá una copia. He tenido una ayuda excelente en la preparación de esta obra para la prensa. Hay otros escritos que deseo preparar para nuestro pueblo, que hablarán cuando mi voz sea silenciada. El libro sobre la historia del Antiguo Testamento [Profetas y reyes], que esperamos sacar pronto, demandará un esfuerzo dedicado. Estoy agradecida por la ayuda que el Señor me está dando mediante los trabajos de empleados fieles y entrenados, y que estos empleados estén dispuestos a llevar adelante esta tarea tan rápido como les sea posible.— Carta 88, 1911.
Pocos meses después de que se escribiera la declaración anterior, Los hechos de los apóstoles, salió de la imprenta y se le dio una calurosa bienvenida. Pronto se inició con fervor la tarea para Profetas y reyes, pero debido a la presión de otras tareas importantes, se realizó en forma lenta.
Como la Sra. White aumentaba en edad, escribía naturalmente menos y dependía más de lo que se reunía de la riqueza de material ya escrito. Esto fue particularmente así con Profetas y reyes, que fue preparado durante los últimos tres años de su vida. No obstante, ella tomó un interés activo en la tarea y repasó el manuscrito capítulo por capítulo mientras era copilado de sus artículos publicados y manuscritos. Cuando los capítulos no podían recopilarse en forma completa de los materiales ya disponibles, brindó la ayuda necesaria para que la obra se completara y perfeccionase. Para apoyar estos puntos nos referiremos a la correspondencia entre el compilador principal del libro, el pastor C. C. Crisler y mi persona, que estaba en esos momentos lejos del hogar. Las cartas del hermano Crisler no sólo brindan información sobre cómo se realizó la labor en el libro, sino que también nos permiten vislumbrar un poco las experiencias de la Sra. White durante sus últimas tareas activas. El 12 de enero de 1915, el hermano Crisler me escribió:
Hay pocas cosas de importancia que contarle, además de que su madre está manteniéndose como de costumbre. Parece estar igual día en día. Encuentro que es capaz de considerar diariamente manuscritos… Le causa placer esta tarea, y realmente es de gran ayuda cuando necesitamos su auxilio. Dedica también algo de tiempo en repasar sus libros y en leer libros extensos que se encuentran cerca de su silla.
El 22 de enero de 1915, escribió:
El mediodía de este viernes nos encontró como siempre en todas las áreas. Su madre mantiene su fuerza –capaz de desplazarse con cierto grado de comodidad; tiene buen apetito la mayoría del tiempo; disfruta de la vida de hogar; tiene la habilidad de dedicar algunas horas a la lectura y de dar sus apreciaciones a tantos manuscritos que están en preparación. Por estas misericordias, agradecemos al Señor continuamente.
En el momento en que la obra estaba por completarse, la autora tuvo un accidente. Entonces, como la Sra. White fue incapaz de continuar con su cuidadoso estudio y aprobación de las nuevas correcciones en el manuscrito, la obra cesó. Este cese en la tarea casi terminada, preocupó a quienes trabajaban en el manuscrito y a los publicadores que esperaban la salida del siguiente libro. Pocas semanas después del accidente, el hermano Crisler escribió lo siguiente al gerente de la Pacific Press en relación con el estado de los manuscritos:
Con la excepción de los últimos dos capítulos, para los cuales tenemos abundantes materiales en el archivo, el manuscrito sobre “La cautividad y la restauración de Israel”, fue terminado completamente antes del accidente de la hermana White. Por tanto es posible esperar que se termine el libro, a pesar de su incapacidad actual para realizar tareas literarias. Los publicadores deben explicar esto en el prefacio, que los últimos dos capítulos fueron preparados de sus escritos, pero no fueron supervisados por ella en persona… En vista de la incapacidad de la autora para considerar las revisiones, es probable que cualquier tarea posterior en el manuscrito deba, por necesidad, ser una condensación en vez de alteración.
Esta situación se resume brevemente en Notas biográficas, de la cual citamos unas pocas frases:
En el tiempo de su accidente, en febrero de 1915, se habían completado todos los capítulos, menos los últimos dos… Estos capítulos finales habían sido suficientemente esbozados para que pudieran terminarse, con la inclusión de un material adicional de su archivo de manuscritos.- pp. 477, 478.
La información dada por Dios
Durante sus últimos años, como dijera el hermano Crisler, la Sra. White sentía frecuentemente placer en releer los libros que había escrito conteniendo la historia del conflicto. Al ver su experiencia en la producción de estos libros, ubicó el origen de la información y de la instrucción más allá de su propia mente. En 1902, al hablar de la fuente de luz presentada entonces, dijo:
La Hna. White no es la originadora de estos libros. Ellos contienen la instrucción que durante el período de su vida Dios le ha estado dando. Contienen la luz preciosa y consoladora que Dios ha concedido generosamente a su sierva para ser dada al mundo. De sus páginas esta luz ha de brillar iluminando los corazones de los hombres y mujeres, y conduciéndolos al Salvador.- El colportor evangélico, pp. 173, 174.
¿Cómo lo sabía?
Se hace la pregunta: ¿Cómo tiene noticias la Hna. White de asuntos de los cuales ella habla tan decididamente, como si tuviera autoridad para decir estas cosas? Hablo así [responde ella] porque resplandecen en mi mente cuando estoy en perplejidad como relámpago en una noche oscura en la furia de la tormenta. Algunas escenas presentadas delante de mí hace años no han sido retenidas en mi memoria, pero cuando la instrucción que entonces me fue dada se necesitó, a veces, aun mientras estaba de pie delante del pueblo, me ha venido el recuerdo en forma precisa y clara como un relámpago luminoso, trayendo a mi mente en forma precisa la instrucción particular. En tales ocasiones no puedo dejar de decir las cosas que brillan en mi mente, no porque haya tenido una nueva visión, sino porque aquello que me fue presentado, tal vez años antes, ha acudido con fuerza a mi mente (Manuscrito 33, 1911).
En 1980, escribió lo que sigue sobre el fundamento de su confianza, y en relación a los ataques que se harían a su obra:
"Yo quiero testificar de las cosas que yo he visto, de las cosas que yo he oído, de las cosas que mis manos palparon tocante al Verbo de vida. Y éste testimonio yo sé que es del Padre y del Hijo. Hemos visto y testificamos que el poder del Espíritu Santo ha acompañado la presentación de la verdad, las amonestaciones dadas con la pluma y de viva voz, y la presentación de los mensajes en su orden. Negar esta obra sería negar el Espíritu Santo, y nos colocaría entre el grupo que se ha apartado de la fe, dando oído a espíritus seductores.
"El enemigo utilizará todos los medios para desarraigar la confianza de nuestros creyentes en los pilares de nuestra fe, en los mensajes del pasado, que nos han colocado sobre la elevada plataforma de la verdad eterna y que han establecido y han dado carácter a la obra. El Señor Dios de Israel ha conducido a su pueblo, revelándole la verdad de origen celestial. Se ha oído su voz, y todavía sigue oyéndose: Avanzad de fuerza en fuerza, de gracia en gracia, de gloria en gloria. La obra se fortalece y se amplía, pues el Señor Dios de Israel es la defensa de su pueblo.- Notas biográficas, pp. 471-472.
En los primeros tiempos de mis labores públicas el Señor me pidió: "Escribe, escribe las cosas que te son reveladas". En el tiempo en que recibí ese mensaje no podía sostener mi mano con firmeza. Mi condición física hacía imposible que escribiera. Pero de nuevo vino la palabra: "Escribe las cosas que te son reveladas". Obedecí y, como resultado, antes de que pasara mucho tiempo podía escribir página tras página con relativa facilidad. ¿Quién me decía qué debía escribir? ¿Quién fortalecía mi mano derecha y hacía posible que usara la pluma? Era el Señor…
La luz que he recibido la he escrito, y gran parte de ella está ahora brillando desde las páginas impresas. Existe, a través de las páginas que he escrito, una armonía con mi actual enseñanza.
Algunas de las instrucciones que se hallan en estas páginas fueron dadas en circunstancias tan notables que evidenciaban el poder maravilloso de Dios en favor de su verdad. A veces, mientras he estado en visión, mis amigos se acercaban a mí, y exclamaban: "¡Ella no respira!" Colocaban un espejo delante de mis labios, y se daban cuenta de que no se humedecía el vidrio. Mientras no existía ninguna señal de que hubiera alguna clase de respiración, continuaba hablando de las cosas que me eran presentadas. Estos mensajes fueron dados en esta forma para sostener la fe de todos, para que en estos últimos días tuviéramos confianza en el espíritu de profecía.
Agradezco a Dios porque él me ha preservado la voz, cuando en los años de mi temprana juventud los médicos y otros amigos declararon que esa voz quedaría silenciosa después de tres meses. El Dios del cielo vio que necesitaba pasar por una experiencia de prueba que me preparara para la obra que él quería que yo hiciera.
Durante los últimos cincuenta años mi fe en el triunfo final del mensaje del tercer ángel y de todo lo que está relacionado con él, ha sido sustentada por las maravillosas experiencias a través de las cuales he pasado. Por esto estoy anhelando que mis libros sean publicados y circulen en muchos idiomas. Yo sé que la luz contenida en estos libros es la luz del cielo.- Review and Herald, 14 de junio, 1906 (Mensajes selectos, tomo 3, pp. 42-43).
DECLARACIONES DE W. C. WHITE SOBRE ELENA G. DE WHITE Y SU OBRA
La integridad de Testimonios para la Iglesia
(Comentarios de W. C. White en el Colegio de View, Nebraska, la mañana del sábado 25 de noviembre de 1905.)
estado esperando el momento de una oportunidad favorable para presentar a nuestros médicos y ministros algunos hechos en relación con los testimonios para la iglesia, que responden a inquietudes que parecen preocupar a varios. Quizás esta mañana sea esa oportunidad.
El tiempo es precioso, y este tema es importante; les pido que oren por mí para que hable al punto. Mi deseo al hablar de este tema es el beneficio de la obra.
Como cuerpo de Adventistas del Séptimo Día, creemos que esta iglesia permanecerá hasta que Cristo venga. Quienes estudiaron historia de la iglesia, saben que cada denominación que ha salido de cuerpos establecidos ha proclamado verdades gloriosas. Hombres de Dios los han iniciado con motivos elevados y principios puros; y luego, paso a paso, el enemigo ha minado su integridad, hasta que cada iglesia se ha alejado de sus principios iniciales. La Iglesia Adventista del Séptimo Día, creemos que permanecerá firme hasta el fin, pero es por el poder de Dios y la obediencia a sus mensajes de advertencia que esperamos ser guardados del desvío y los engaños que han surgido en otras iglesias.
El ataque del enemigo sobre la iglesia ha sido sobre líneas definidas, las mismas líneas sobre las que atacó a nuestros primeros padres. Ante todo, logró separarlos y luego engañó a Eva en relación con la obediencia a Dios. Así que su mayor esfuerzo contra esta iglesia ha sido la obra de separación, una obra extraña contra la unidad. Satanás ha procurado separar de la iglesia las partes más preciosas de su obra. Siempre se ha opuesto a la obra unida de enseñar el evangelio y sanar a los enfermos. En varias formas sutiles ha hecho esfuerzos para denigrar el sábado, y llevarnos a sentir que la obra humanitaria era tan valiosa que, en el proceso de su realización, podríamos descuidar los reclamos sagrados del sábado de Jehová.
La oposición más agotadora han surgido contra los medios que Dios ha escogido para el fortalecimiento y la conducción de su iglesia, una oposición que se manifiesta en los esfuerzos por minar la confianza en los mensajes que Dios envía a su pueblo mediante los ministros del evangelio, los maestros en nuestras escuelas y el agente escogido que él ha señalado para dar su mensaje especial de advertencia y consejos a la iglesia. Y finalmente el ataque ha sido sobre la Deidad. Se hacen esfuerzos para colocar al hombre en el lugar de Dios, y si esto se consigue, se completará la obra de apostasía.
A medida que se estudian los Testimonios de advertencia y consejo para esta iglesia, se encontrará que el contenido de esos testimonios sigue muy de cerca la línea de ataque del enemigo. Han estado llenos de advertencia contra la separación, contra construir y elevar indebidamente una rama de la obra evangélica y unir todo lo que se pueda con ella. Hacemos bien en sentir temor de esa obra ambiciosa, no está aún completa; continuará en varias formas, y en cualquier forma que surja ante nosotros, debemos temerla.
Página 2
Las Escrituras dicen que una casa dividida contra sí misma no puede permanecer. Pero ha habido un movimiento por muchos años entre este pueblo, para causar división de la casa. Y estoy agradecido de ver en esta asamblea un cuerpo de gente que trabaja junta por la unidad de la casa. Continuemos trabajando en esas líneas. Pero ¿cómo se logrará la unidad completa? Varias años atrás, el pastor Irwin presentó a mi madre en Australia algunas de las inquietudes que tuvimos que enfrentar, y recuerdo muy bien su respuesta. “Esta lucha”, dijo ella, “nunca se concluirá, hasta que sea decidida por nuestros hermanos y hermanas al trabajar juntos en el campo”. Y a medida que avanza el tiempo, veo más y más claramente que el campo es el lugar donde trabajar para aclarar las dificultades de tal forma que haya una unión perfecta.
Si los que asisten a esta convención van a sus hogares y unen cada característica y rama de la obra en nuestras iglesias y asociaciones, vendrán luz y poder. Al trabajar por la humanidad, el Salvador predicó el evangelio y sanó a los enfermos. Si hacemos más de esta obra, no necesitaremos discutir tanto sobre planes en nuestras comisiones y concilios.
Aparente falta de armonía
Por años ha habido perplejidad en las mentes de muchos de nuestro pueblo debido a lo que pareciera ser una contradicción en las enseñanzas de los Testimonios. Podría ilustrarlo haciendo referencia a lo que se escribió en relación con la obra médica antes y después de las sesiones de la Asociación General en 1897. Antes de ese congreso, mi madre me leía de tiempo en tiempo muchas, pero muchas cosas que ella estaba escribiendo, que mostraban que el Señor le había revelado en forma tan clara como el día, los movimientos que se estaban produciendo en el centro de nuestra obra misionera médica, en la crítica al ministerio y la iglesia, y en la exaltación de la obra médica por encima de todas las otras ramas. Y se le delineó claramente a lo que eso conduciría.
Después del congreso, parecía que había llegado el tiempo de que se publicaran estas cosas, pero, para mi sorpresa, mi madre leyó estas cosas y las dejó a un lado, y más tarde las envió en forma privada a los médicos líderes y sus asociados, advirtiéndoles contra estos peligros. Envió algunas en forma privada a los ministros. Entonces escribió artículos para los periódicos para que pudieran ser transmitidos a nuestro pueblo, reprochándoles por su desvío y su falla en seguir una norma correcta para vivir la reforma de salud. También reprochó a los ministros por no hacer de la obra médica misionera, la obra de las iglesias. Nuestro pueblo fue reprochado agudamente por no relacionarse con el Dr. Kellogg y el sanatorio.
Algunos de nuestro pueblo vieron en esto lo que parecía ser una contradicción, y algunos de ellos tropezaron con esto y tropiezan actualmente. Otros dijeron que podría haber sido una prueba severa para la hermana White el escribir testimonios de reproche para sus antiguos amigos. Debía ser que cuando ella tenía que escribir estas cosas que el Señor le había revelado en relación con la obra médica, que sus años de amistad, su simpatía y su cariño por el Dr. Kellogg eran tan fuertes, que ella no tuvo el valor de escribirlos, y, en lugar de eso, ella sacó estas apelaciones para que el pueblo lo apoyara. Sé que ésta no fue la razón, pero no pude discernir en ese momento la razón real para el curso de acción que siguió.
Incluso fue de gran perplejidad para mí en ese momento, como lo fue para otros, pero esa misma experiencia, según la veo actualmente, es una de las evidencias más firmes de la sabiduría y del poder de Dios para dirigir y conducir a su sierva en la forma en que los testimonios debían salir. Algunos de los testimonios de advertencia, consejo y súplica, se enviaron en forma privada, y se les dio tiempo para que hicieran su obra. Otros, que mostraban los peligros que ocuparían a la obra médica, se los archivó. Dios se los revelaba a su mensajera mucho antes que el mensaje tuviera que ser entregado.
Preguntémonos, ¿cuáles hubieran sido los resultados si las advertencias y reproches en relación con los errores en la obra médica se hubieran hecho públicos cuando los recibió por primera vez? Muchos de nuestro pueblo estaban tan poco convencidos de la obra de la reforma pro salud, que la hubieran abandonado, y le hubieran vuelto las espaldas a los médicos y enfermeras, y muchos hubieran regreado con alegría a sus potajes con carne, como lo están haciendo algunos en la actualidad. Hubiera seguido en forma natural, una gran apostasía denominacional en cuanto a la reforma pro salud.
El pueblo no estaba listo para lo que se les estaba enviando a los líderes, por tanto los mensajes necesarios para los líderes fueron enviados a los líderes, y al pueblo se le envió lo que necesitaba. ¿Cuál hubiera sido el resultado?
Mediante la misericordia de Dios, una gran victoria se ha ganado y se ha conducido a nuestro pueblo a tomar una posición decidida como reformadores de la salud; cientos se han dado a sí mismos para la obra de ayuda cristiana, y se han delineado planes por los que muchos en la iglesia están procurando hacer la obra unida de sanar y enseñar. Agradezco a Dios por su forma de guiarnos, que para algunos ha sido misteriosa.
Hay muchas cosas en conexión con los testimonios, y en la oposición a ellos, que han sido pruebas muy dolorosas para mi, y en momentos de gran perplejidad he vuelto mi rostro a Dios con agonía en mi alma y le he dicho, “Oh Señor, ¿por qué escogiste a mi madre para que sea el instrumento en esta obra? ¿Por qué permitiste que nos llegara tanta perplejidad y tanta angustia?” Fue en momentos como ese cuando leí los manuscritos de los capítulos de El Deseado de todas las gentes, en los que se relata la experiencia de los discípulos cuando estaban angustiados y perplejos, porque las enseñanzas y la forma de vida de su Maestro parecían dejar abierto el camino para la incomprensión y la crítica (Capítulos 40-44). Dije entonces, “Padre, si es tu voluntad que tu pueblo de todas las edades sea angustiado y tenga perplejidad, ayúdame a tener esta experiencia con humildad e inteligencia”.
Muchas veces he hallado cosas en los testimonios, como también en la Biblia, que no comprendía, que no podía explicar ni encontrar armonía. Estas cosas las llevaba ante el Señor y decía, “Aquí Señor hay algunas cosas que no entiendo; te las dejo, ayúdame a ir hacia adelante y a hacer la obra que se me ha dado que hiciera; y cuando llegue el momento, que pueda ver claramente lo que tú deseas que entienda. Señor, tómame de la mano y condúceme por el camino recto y angosto”.
No comprendo muchos de los Testimonios. En muchos casos, si se me encargara que fuera discreto en el asunto, no los enviaría. Pero ése no es mi trabajo. Más de una cosa que pasa por mi mano y va dirigida al pueblo, la despacho rogando a Dios que ayude a quienes le son enviadas y la comprendan. Y ¿no es un hecho de que el mensaje significará más para la persona a la que va dirigido que para quienes lo copian, y más incluso que el que lo escribe?
Déjenme ilustrar este punto. En la sesión de la Asociación General, cuando reorganizamos la Asociación General, y estábamos en gran perplejidad sobre el mejor método de trabajo, mi madre llamó a que se reunieran, en el cuarto de la comisión en el tabernáculo, a los presidentes de la asociación y a los administradores de las instituciones, y les leyó un testimonio basado en Isaías 8:12-14, que era una decidida reprensión para nosotros en relación con confederarnos.
Había en ese momento ante nosotros, dos planes para la confederarnos. Uno era nuestra unión con los de afuera en la obra de la libertad religiosa, y la otra la cuestión del alcance de la obra de la Asociación General. Algunos aplicaron el testimonio a lo primero. Otros de nosotros sentimos en nuestros corazones que debía aplicarse también a nuestros planes para la Asociación General.
Pero en lugar de reunirnos y estudiar y orar sobre el asunto hasta que comprendiéramos lo que significaba para nosotros, llamamos a otra reunión y le pedimos a la hermana White que viniera y nos explicara el asunto que nos tenía perplejos. Le preguntamos si el mensaje se aplicaba a lo que estábamos planificando para la reorganización de la Asociación General. Dijo que no podía responder a la pregunta. Luego dijo, “Por supuesto, no se aplica a eso”.
No estudiamos ni oramos al respecto hasta que recibiéramos luz, sino que llevamos adelante nuestros propios planes. Unos seis u ocho años después, le fue mostrado más amplia y claramente a mi madre que el testimonio nos fue dado para que en aquel momento nos salvara de realizar aquellos planes que resultasen en la unión de varias líneas de la obra en una conexión no satisfactoria y no rentable.
A menudo cuando vamos a mi madre y le pedimos que nos explique las cosas que ella dijo o escribió, ella dice: “No puedo explicarla; ustedes pueden comprenderla mejor que yo. Si ustedes no la comprenden, oren al Señor y él los ayudará. ¿No es ésa una forma correcta de tener una comprensión adecuada de los Testimonios?
Influencia personal
La cuestión de la influencia personal es una cuestión que causa perplejidad a muchos. La cuestión es, ¿pueden ir las personas a la hermana White y presentarles sus necesidades y sus puntos de vista, y al presentarle los asuntos como ellos los ven, influenciar el carácter de los Testimonios y asegurarse que se produzca algo en armonía con sus mentes? – No, por cierto. Si alguno cree esto, asegúrenle que no es así.
Ustedes saben que en la década de 1890, se estaba propiciando que la obra en Battle Creek creciera desproporcionalmente. Esto fue conducido por financieros fuertes, hombres que tenían una gran influencia con el presidente de la Asociación General. A la luz de los consejos dados inmediatamente después de la reunión de la Asociación General en Minneápolis, y durante los años que siguieron, cuando hubo demasiada centralización de las responsabilidades en Battle Creek y al ver los esfuerzos por distribuir la responsabilidad dividiendo los campos, y eligiendo presidentes distritales, hubo hombres que trabajaron incansablemente para continuar la obra de centralización.
Fue una obra unir todo, haciendo que la administración de todo estuviera en lo posible bajo el control de unos pocos hombres en Battle Creek, y una excesiva ampliación de las instituciones en ese lugar. Los testimonios de mi madre se opusieron fuertemente contra esto. Envió muchas advertencias y sobrellevó una carga pesada en su corazón por el carácter incorrecto que se le estaba dando a la obra. Yo no podía comprender porqué mi madre debía continuar llevando esta carga después de haber escrito a los hombres responsables varias veces, y le rogué que dedicara su tiempo y energías a la escritura de sus libros.
Por años he sentido que era mi privilegio hacer todo lo que podía para llamar la atención de mi madre a los rasgos más felices de nuestra obra, a muchas de las experiencias prometedoras en nuestras instituciones y asociaciones. Yo razonaba que, como el Señor había escogido a mi madre para que fuera su mensajera para corregir los errores en la iglesia, abriendo ante ella los peligros, los errores, las equivocaciones, las debilidades y las impiedades de los hombres, y que como estas revelaciones cargaban su corazón casi hasta la muerte, no era por tanto un error de mi parte el reunir todas las palabras de gozo, todas las buenas nuevas que confortaran su corazón y cada incidente que le mostrasen el poder de Cristo obrando en la iglesia, y que harían manifiesto el mejor lado de las obras de los hombres que estaban llevando pesadas responsabilidades en la obra del Señor. Por tanto, procuraba llamar su atención hacia el lado brillante de las cosas. Cuando un hermano hablaba bien de lo que otro hermano estaba haciendo, trataba de llamar su atención a ese hecho. Las críticas y las acusaciones que un hermano hacía de otro, debía tratar de mantenerlas para mí solamente. Sé que esto es muy diferente de las representaciones que se les hicieron a algunos en relación con el carácter y el objetivo de mi obra, pero les aseguro que ésto es lo que me he propuesto hacer.
Bien, un día mientras estábamos viviendo en Cooranbong, New South Wales, recibimos cartas del presidente de la Asociación General, llenas de registros alentadores, contándonos acerca de las buenas reuniones campestres, y cómo algunos de estos hombres de negocios, que habían sido reprendidos por los testimonios, estaban saliendo a varios estados y hablando en las reuniones de campamentos, y cómo estaban teniendo una nueva experiencia espiritual, y eran de gran ayuda en las reuniones.
Nos causó mucha felicidad la lectura de estas cartas. Estábamos francamente gozosos con esto, y nos unimos en alabanza al Señor por los buenos informes. Imaginen mi sorpresa cuando durante la tarde del día siguiente, mi madre me contó que le había estado escribiendo a estos hombres de quienes habíamos recibido buenos informes, y entonces ella me leyó la mayor crítica de largo alcance, la mayor advertencia dada que se escribieran alguna vez a ese grupo de hombres porque habíamos trazado planes y principios incorrectos en la obra del Señor. Esa fue una gran lección para mí en relación con la influencia personal.
En años recientes, vi repetirse esas experiencias. Muchas personas visitaron a mi madre en su hogar con la convicción de que la presentación personal de su obra y planes influirían en mi madre para que los recomendara. Han sido bien recibidos en nuestro hogar; disfrutamos de su sociedad y nos sentimos felices con su amistad, pero cuando mi madre se ponía a escribir, era lo que el Señor le había enseñado. A veces era muy alentador y otras veces era como hierro candente presionando en el corazón, porque el espíritu de sabiduría discernía que había resultados que seguían a los planes propuestos, que serían en perjuicio de la causa de Dios, y la mensajera estaba obligada a hablar lo que Dios le había dado que hablara.
Entonces ¿cómo es que hay algunos que han tenido la oportunidad de presentar a la hermana White sus planes, sienten que ella es influenciable, y que algunas veces favorece un lado y otras veces a otro lado? Hermanos, el campo de la lucha entre los principios correctos e incorrectos es amplio, y se extiende más allá de nuestra concepción ordinaria. Hay debilidad en todos los lados, y a menudo cuando los asuntos se abren a la mente de mi madre, se le presentan a ella como que si se toma cierto curso, ciertos resultados seguirán, y si tales y tales cosas se hacen, seguirán por cierto otros resultados. Con tal presentación del campo, el momento y la forma de enviar los mensajes a la iglesia están afectados en gran medida por el progreso de la obra.
Cuando hombres buenos y fuertes, como los maestros que lideran nuestras escuelas, están perplejos sobre algún punto, y vienen y presentan a mi madre sus puntos de vista en relación a los peligros y los deberes del momento, y piden su consejo, ¿qué hace ella? ¿Comienza ella al inicio de la entrevista a señalarles en qué están equivocados? No, por cierto. Ella sabe que estos hombres están cargados con una gran obra que por lo general no se aprecia, y sabe que para ayudarlos en forma más exitosa, debe mostrar que ella comprende sus motivos y el peso de sus cargas. Naturalmente, lo primero que hace es expresar toda palabra de confianza que pueda en forma sincera en relación con la tarea que están haciendo; y reconoce los daños y peligros en la iglesia que ellos ven, mostrando en qué extensión estos daños y peligros se le han revelado a ella. Luego, por lo general, indica los puntos débiles en la obra que hacen y los peligros que están en sus caminos, y les advierte sobre asuntos que pueden haber pasado por alto.
Un hombre que representa otro lado de la obra puede hablar con ella de la misma experiencia. Ella también expresa confianza en sus esfuerzos. Reconoce el peligro que puede tener la labor, y luego señala la debilidad de su obra, y los peligros que la rodean. Ahora, si estos hombres avanzan y recuerdan claramente lo que se les dijo que estaba en armonía con sus puntos de vista, y se olvidan lo que se les dijo que debían corregir de sus planes y obra defectuosos, sus puntos de vista e informes sobre los consejos de la hermana White a menudo difieren.
Al referencia a mi relación con la obra de mi madre, una gran mayoría dice que W. C. White se mantiene cerca de su madre, y que le hace sugerencias y le da indicaciones sobre esto o aquello, y que así ejerce una influencia marcada sobre la obra que ella hace. ¿Cuáles son los hechos? A menudo por semanas antes de una sesión general, y a veces por meses antes de la sesión de la Asociación General, se coloca una carga sobre mi madre en cuanto al carácter de la obra que ella debe hacer en la reunión siguiente. Y mientras la entrevisto día a día, ella me habla de lo que se le ha presentado durante la noche en relación con la tarea que está ante ella en la siguiente reunión.
Antes de la conferencia en Oakland, ella me presentaba, mañana tras mañanas, a veces durante tres o cuatro mañanas seguidas, lo que estaba escribiendo; y luego dejaba a un lado sus escritos y me comentaba el carácter de los temas y luchas de esa reunión. Ella decía que en la reunión ocurrirían tales y tales movimientos, y que si yo asistía, debería soportar un fuerte testimonio de reproche. Ella presentaba los peligros que podían surgir de los puntos de vistas incorrectos de los médicos, y los peligros que surgirían de varios de los puntos de vistas incorrectos de los hombres de la Asociación General. Y ella delineaba las posturas que se vería obligada a tomar en la reunión.
A menudo yo me sentía impaciente por salir de la oficina y terminar mi labor diaria, pero sentía que había un propósito por el cual me relataba esos asuntos a mí, y por tanto ofrecía una oración silenciosa al Señor para que me ayudara a recordar estas cosas, para que si llegaba el momento en que debía conocerlas, estuvieran claras en mi mente. Como resultado de esto tuve, en ocasión de la reunión, una clara comprensión del curso que ella intentaba seguir en la Asociación General.
Cuando se llamó a la sesión de la Asociación General, mi madre me decía que la carga sería tan grande que ella preferiría no ir, y a veces pensamos que no tenía la fuerza para hacerlo. Pero el Señor le dio fuerza y valor, y asistió a las reuniones. Vinieron los pastores Daniells y Prescott, en el momento en que ella lo solicitó, para hablar con ella sobre el progreso de la reunión, y le presentaron sus puntos de vista, planes e inquietudes, y le pidieron consejo. Entonces vinieron los hermanos Paulson y Sadler, cuando ella lo pidió, y les presentaron sus puntos de vista de las cosas. Ustedes recordarán que el hermano Sadler había estado trabajando con nosotros en California. Mientras mi madre les daba consejo y los alentaba, yo me preguntaba si sería posible que el curso de sus charlas para la Asociación fueran a cambiar en alguna forma según ella había planeado mediante los hechos que surgirían de estas entrevistas con los hermanos.
Cuando llegó el momento de que mi madre presentara su testimonio ante la conferencia, noté que cada expresión estaba en perfecta armonía con el perfil que me había presentado día tras día, durante los meses anteriores. Recordaré mientras viva, que no pude encontrar que ella modificara ni un pelo la línea de pensamiento previamente adoptada al presentarla ala reunión. Éste es el resultado de mi observación sobre el asunto de la influencia personal.
La integridad de los escritos de la hermana White
En relación con la integridad de los escritos que salían de la oficina de mi madre, les puedo asegurar que mi madre es responsable, intelectualmente responsable, por las cartas, manuscritos y otros documentos que salían de su oficina con su firma.
El Señor ha bendecido a mi madre con bienes, ayudantes responsables, personas afectuosas y temerosas de Dios, que jamás en sus vidas se atreverían a entremeterse con sus testimonios en algún modo.
Mi madre escribía muy rápido. Producía la mayoría de sus escritos por la mañana temprano. A menudo escribía sobre muchos temas en una carta o manuscrito, a medida que tema tras tema surgían en su mente. Estos manuscritos los pasaba a alguien que era experto en leer sus escritos, para que los copiara en la máquina de escribir, y luego se los devolviese a mi madre para que los examinase e hiciese las correcciones, cambios y agregados que viese conveniente. Luego se los copiaba nuevamente y se los enviaba de acuerdo con las directivas de mi madre.
Algunas veces una carta personal extensa contenía asuntos que le gustaría usar en una carta más general para que se envíe a un grupo de obreros. Otras veces contenía material para un artículo de uno de nuestros periódicos, o un capítulo de un libro.
Algunos de los capítulos más preciosos de El Deseado de todas las gentes están hechos de asuntos escritos primeramente en cartas a hombres que trabajaban bajo circunstancias difíciles, con el propósito de levantarles el ánimo e instruirlos en relación con su trabajo. Algunas de estas preciosas lecciones sobre la experiencia cristiana que se ilustran en la vida de nuestra Salvador, fueron primero parte de cartas a mi hermano Edson, cuando estaba luchando con muchas dificultades de su trabajo en el Mississippi. Otras se escribieron primeramente al pastor Corliss, cuando sostenía una discusión con un astuto Campbellita en Sydney.
Cartas recibidas
Mi madre recibe muchas cartas. Algunas de ellas son registros de avance; otras relatan las historias de los tratos misericordiosos de Dios con su pueblo. Unas son de extraños, que preguntan muchas cosas que ella no puede responder, porque los temas sobre los cuales el Señor le da luz, raramente son temas que ella escoge.
Hay cartas que proceden de hombres que soportan pesadas cargas, pidiendo consejos respecto de asuntos que los inquietan. Algunos han adoptado la práctica de enviarme las cartas con asuntos que los inquietan, pidiendo que si es razonable y justo, lleve el asunto a mi madre, pero que si ella está débil o presionada con otras cargas, que le presente el asunto en otra ocasión. A menudo me llegan estos comunicados cuando la mente de ella está absorbida con algunos temas difíciles, y dejo el asunto en remojo, para que espere a un momento más favorable. Frecuentemente sucede que en el transcurso de una o dos semanas, encuentro que su mente pasa por los asuntos que se presentaron en algunas de esas cartas. Ella pregunta lo que está sucediendo en relación con ese asunto. Entonces le cuento que tengo varias cartas en la oficina sobre ese tema, y si ella lo solicita, se las traigo. Otras veces esas cartas no son una carga para su mente. Cuando el Señor dirige su mente a algún asunto, no es una carga para ella estudiar el asunto profundamente.
Información que procede de hombres
Hay una parte que deben hacer los hombres, al traer los hechos relacionados con el progreso de los acontecimientos, al escribir lo que sale de sus bocas a los mensajeros del Señor. Esto se puede notar en la experiencia de Pablo según se registra en 1 Corintios 1:11.
Mientras estábamos en Australia, se le delinearon claramente a mi madre los planes sobre los cuales debía desarrollarse nuestra obra educativa, y ella presentó estos planes a quienes estaban relacionados con la escuela. Estábamos rodeados de dificultades y la obra que estaba ante nosotros parecía imposible. Algunos deseaban avanzar con la obra muy rápidamente; otros eran cautos y deseaban esperar para estar seguros que se podría completar lo que se había comenzado. Teníamos nuestras luchas.
En una reunión importante, me propuse no contarle a mi madre de las inquietudes relacionadas con nuestra obra, sino que le diría al Señor todo lo relativo a ellas, y le pedí que nos enviara instrucción de acuerdo a nuestras necesidades. Cuando regresé a casa después de las reuniones de la Junta, tarde en la noche, dejé el asunto con el Señor, y le pedí que nos ayudara, y que nos enviara mensajes según lo dispusiera. Cada mañana iba a mi madre y le decía, “¿tienes alguna novedad para nosotros esta mañana?”. A veces respondía, “No sé si lo tengo; pero estuve en un consejo la noche anterior y estuvimos conversando sobre tal o cual tema”. Otras veces lo que me relataba no parecía tener ninguna relación con el tema que me preocupaba, y ocasionalmente daba respuesta a las mismas preguntas que yo había dejado con el Señor la noche anterior. Muchas veces lo que ella decía daba luz en forma directa a la inquietud que presenté en mi oración.
Una mañana, después de preguntarle a mi madre si ella tenía alguna novedad para nosotros, dijo “¿Qué están haciendo en la reunión de Junta? ¿Qué clase de momento están teniendo?” Le respondí, “No necesito decírtelo; el Señor puede contarte lo que necesites saber mejor que yo, y puede que no te lo cuente en forma imparcial”. Me dijo, “Willie, Willie, dime lo que están haciendo”. Le pregunté, “¿Por qué?”. Entonces ella dijo, “Se me presentó que están pasando un momento difícil, y que cuando lleguen a cierto punto, debo decirles algo. Necesito saber si han llegado a ese punto”. “Madre”, dije, “estamos teniendo momentos difíciles, pero por varias razones no deseo contártelo”. Entonces ella insistió, y le conté lo mejor que pude, desde mi punto de vista, sobre la situación de nuestra obra. Cuando hube terminado, dijo, “Eso está bien. Creo que no iré hoy, pero están muy cerca del momento en que deberé llevarles mi testimonio”. Pasaron uno o dos días, ella vino y nos relató lo que se le había presentado.
Algunos se preguntan por qué es que a veces cuando la hermana White habla, hacia el final de sus declaraciones ella se da vuelta y me dice, “¿He cubierto los puntos, Willie?”, y de esto han sacado la conclusión de que he estado preparando a mi madre en relación con lo tenía que decir en la reunión.
Frecuentemente ocurre que mi madre nos dice unos pocos días u horas antes de la reunión, la línea de pensamiento que desea presentar, y a veces me pide que le recuerde si se olvidó de algún punto en particular. Entonces, al cerrar sus declaraciones, se siente ansiosa por saber si se salteó algún rasgo particular de lo que deseaba decir.
Malentendido
Algunos se preguntan a veces si W. C. White no preparó a su madre para que supiera lo que debía decir a los ministros y administradores en relación con sus deberes y conexiones con la obra en general. Les contaré un ejemplo de lo que hago a veces, y cómo una buena mujer pensó que ella tenía la más clara evidencia de que yo me había encargado de contarle a mi madre lo que ella debía decirle a un ministro que estaba bajo una prueba severa, y que sentía que él necesitaba consejo y asesoramiento.
Al finalizar la sesión de la Asociación General realizada en Battle Creek, en 1901, los hermanos presionaron para que mi madre fuera a Indianápolis a la reunión general que se realizaría en ese lugar para que considerara la obra que habían realizado un grupo de trabajadores fanáticos que habían estado enseñando la doctrina de la carne santa.
Mi madre estaba cansada y sentía que no tenía fuerzas para llevar estar carga adicional. Reiteradamente me dijo a mí y a otros miembros de la familia que no se sentía capaz de asistir a esa reunión. Sentía que no tenía fuerzas para llevar su testimonio, lo que debería hacer si asistía a la reunión. Luego nos relató varias cosas que tendría que decir a los hermanos que habían estado enseñando esas doctrinas extrañas en Indiana. Repitió esto varias veces, así que recuerdo en forma muy clara lo que ella dijo que debía testificar si iba a Indiana. Finalmente decidió que iría. El Señor la fortaleció para el viaje y ella dio su testimonio ante una gran congregación de nuestro pueblo en una forma clara y decisiva. Después de esto se le pidió que hablara a una gran audiencia pública el domingo por la tarde. Esto fue una gran carga para sus fuerzas, y al final estaba muy agotada.
El domingo por la tarde, tuve una extensa charla con uno de los ministros que apoyaban la doctrina extraña contra la cual mi madre había dado testimonio, y me pidió una entrevista con mi madre. Le dije que mi madre estaba muy cansada. Pero cuando vi que se sentiría muy dolido y lastimado si se le negaba una entrevista, le dije que haría lo que pudiera porque tuviese una entrevista el lunes por la mañana temprano. Esperaba ver a mi madre el domingo por la noche para comentarle del deseo que tenía este hermano de verla en la mañana, pero las tareas con reuniones me impidieron verla esa noche.
Durante el lunes, temprano por la mañana, fui a su cuarto y la encontré muy ocupada escribiendo. Luego me dijo que un asunto importante se había desplegado ante su mente durante la noche, y deseaba mucho escribirlo antes que cualquier cosa distrajera su mente del asunto. Entonces le comenté que había prometido a uno de los ministros que haría lo posible por arreglar una entrevista con ella temprano el lunes de mañana. Mi madre dijo, “Pero mi mente está ahora en este otro tema. He dado mi testimonio a nuestro pueblo y mi discurso a una gran audiencia me dejó sin fuerzas, y ahora tengo que escribir este tema. ¿Por qué tengo que entrevistarme con este hermano?” Nuevamente le hablé del deseo que él tenía de tener una entrevista con ella, y ella dijo, “¿Qué puedo decirle?” Entonces me di cuenta que el discurso del domingo por la tarde y el nuevo tema que tenía en mente habían eliminado de su pensamiento la cuestión del fanatismo de la carne santa, y por tanto le repetí algunas de las cosas que nos había contado en Battle Creek y que tendría que decir a estos hermanos si ella venía a Indiana. Después de llamar su atención a algunas cosas que debía decirle a los hermanos si ella venía a Indiana y que nos había repetido varias veces, su mente volvió a retomar esa línea de pensamiento, y luego fui por el hermano.
Durante esta conversación, una buena hermana que estaba en el cuarto contiguo había escuchado algunas de las cosas que dije. Le había hablado en voz alta a mi madre, y la hermana había escuchado mis palabras sin escuchar, quizás, lo que mi madre dijo, y estaba muy sorprendida e impresionada al escuchar que W. C. White le decía a su madre lo que debía decirle a un hermano perplejo. Por supuesto, el asunto se lo contó a otros, y el informa circuló a lo largo y a lo ancho por muchos meses antes de que me llamara la atención. Cuando el pastor Hankins me escribió sobre ello, le expliqué los hechos del caso, y no he escuchado más sobre ello desde entonces. Pero esto es una ilustración de cómo lo que es justo y correcto se puede malinterpretar y es considerado como un error serio por aquellos que tienen una comprensión parcial de los hechos en el caso.
A menudo ha sucedido que en razón de la instrucción que he recibido de mi madre, he asumido una posición de desacuerdo con algunos de mis hermanos en las reuniones, y luego, cuando mi madre ha tenido ocasión de escribir sobre el asunto, nuestros hermanos estaban impresionados y sorprendidos al encontrar que ella estaba apoyando aquellas cosas que yo había defendido, y llegaban a la conclusión de que había estado influenciando a mi madre; mientras que yo había tratado de representar en la comisión lo que ella me había enseñado y defendía. Su testimonio concordaba con aquellos planes y políticas que yo había defendido, sólo porque yo había defendido lo que ella me había enseñado.- (Firma) W. C. White –DF 107d.
Publicaciones Elena G. de White
Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día
Takoma Park, Washington 12, D. c.
20 de mayo, 1954
Algunos pensamientos claves de Elena G. de White sobre evangelización de ciudades
La urgente necesidad de compartir el mensaje del evangelio
Cuando pienso en las ciudades donde se ha hecho tan poco, donde hay tantos miles a quines amonestar acerca del pronto advenimiento del Salvador, experimento un deseo intenso de ver a hombres y mujeres que salgan a hacer la obra con el poder del Espíritu, llenos del amor de Cristo por las almas que perecen…
Todos necesitamos estar completamente despiertos con el fin de hacer avanzar la obra en las grandes ciudades a medida que se abren las puertas. Nos hemos quedado muy atrás en seguir la instrucción que se nos ha dado acerca de entrar en estas ciudades y erigir en ellas monumentos para Dios. Debemos guiar a las almas paso a paso hacia toda la luz de la verdad. Y debemos continuar la tarea hasta dejar una iglesia organizada y construida una humilde casa de culto.- Testimonios para la iglesia, vol. 7, p. 42 (1902).
¡Ojalá pudiésemos ver las necesidades de esas ciudades como Dios las ve! En un tiempo como éste, cada mano debe encontrar ocupación. ¡El Señor viene, el fin se acerca; sí, se aproxima apresuradamente!- Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 9, p. 83 (1909).
Ahora hay recursos comprometidos que deberían utilizarse para entrar en ciudades donde no se ha trabajado en Europa, Australia, Estados Unidos y regiones lejanas. Esas ciudades se han descuidado durante años. Los ángeles de Dios están esperando que dediquemos nuestro trabajo a sus habitantes. De pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, debe proclamarse el mensaje de amonestación, no con ostentación sino con el poder del Espíritu, por intermedio de hombres de fe (Manuscrito 11, 1908).- El evangelismo, p. 314.
Una tarea que requiere esfuerzos mancomunados
En relación con la proclamación del mensaje en las ciudades populosas, hay diversas clases de obras que pueden llevar a cabo obreros de diversos dones. Algunos de ellos deben trabajar de un modo, y otros de una manera diferente. El Señor desea que se trabaje en las ciudades mediante los esfuerzos unidos de obreros de diversas capacidades. Todos deen volverse hacia Jesús en busca de instrucciones, y no depender de la sabiduría humana porque podrían descarriarse. Como colaboradores con Dios, deben procurar mantenerse en armonía mutua. Debieran consultarse con frecuencia y colaborar con entusiasmo y sinceridad. Pero todos debieran contemplar a Jesús en busca de sabiduría y no depender únicamente de la dirección humana.- Testimonios para la iglesia, vol. 9, p. 89 (1909); Obreros evangélicos, p. 348.
El Señor está llamando a hombres y mujeres que tienen la luz de la verdad para este tiempo a que se comprometan con la obra misionera genuina y personal. Los miembros de iglesia que viven en las ciudades han de ejercitar especialmente, con toda humildad, los talentos que recibieron de Dios al trabajar con aquellos que están dispuestos a escuchar el mensaje que debiera darse al mundo en este momento. Hay grandes bendiciones almacenadas para aquellos que se rinden completamente al llamado de Dios. Mientras tales obreros se encargan de ganar almas para Jesús, encontrarán que muchos que nunca podían ser alcanzados en ninguna otra forma responderán a los inteligentes esfuerzos personales.— Medical Ministry [Ministerio médico], p. 332 (1910).
Los ministros ordenados solos no pueden hacer frente a la tarea de amonestar a las grandes ciudades. Dios llama no solamente a ministros, sino también a médicos, enfermeros, colportores, obreros bíblicos, y a otros laicos consagrados de diversos talentos que conocen la Palabra de Dios y el poder de su gracia, y los invita a considerar las necesidades de las ciudades sin amonestar. El tiempo pasa rápidamente, y hay mucho que hacer. Deben usarse todos los agentes, para que puedan ser sabiamente aprovechadas las oportunidades actuales.- Los hechos de los apóstoles, p. 129 (1911).
En toda gran ciudad debe haber cuerpos de obreros organizados y bien disciplinados; no meramente uno o dos, sino veintenas deben ser puestos al trabajo. Pero aún queda sin resolver una cuestión que causa perplejidad, cómo serán sostenidos...
Debe darse más atención al entrenamiento y educación de misioneros con una referencia especial para trabajar en las ciudades. Todo grupo de obreros debe estar bajo la dirección de un jefe competente, y, siempre ha de mantenerse ante estos grupos el hecho de que han de ser misioneros en el más alto sentido del término. Tal labor sistemática, sabiamente conducida, producirá benditos resultados.- Medical Ministry [Ministerio médico], pp. 300, 301 (1892).
Educad a hombres y mujeres jóvenes para que se conviertan en obreros en sus propios vecindarios y en otros lugares. Que todos determinen adquirir habilidad para llevar a cabo la obra para este tiempo, y que se preparen para hacer el trabajo al que mejor se adapten.
Muchos jóvenes que han recibido la educación debida en sus hogares deben ser preparados para el servicio y animados a elevar el estandarte de la verdad en nuevos lugares por medio de un trabajo bien planeado y fielmente realizado. Al relacionarse con nuestros ministros y obreros experimentados en el trabajo en la ciudad, obtendrán un entrenamiento apropiado. Actuando bajo la dirección divina y sostenidos por las oraciones de sus compañeros en la obra de más experiencia, pueden llevar a cabo un trabajo satisfactorio y bendecido. Al unir sus esfuerzos con el de los obreros de más edad, y al utilizar sus energías juveniles en forma provechosa, tendrán el compañerismo de los ángeles celestiales; y como colaboradores de Dios, tienen el privilegio de cantar, orar, creer y trabajar con valor y libertad…
No debieran demorarse los planes para preparar a los miembros de la iglesia. Elegid para que trabajen en las grandes ciudades a personas que sean totalmente consagradas y que comprendan el carácter sagrado y la importancia de la obra. No enviéis a los que no estén calificados en este sentido. Se necesitan personas que promuevan los triunfos de la cruz, el celo, la determinación y la fe que son indispensables en el campo misionero.- Testimonios para la iglesia, vol. 9, pp. 96, 97 (1909).
Deben establecerse iglesias, restaurantes y misiones en las ciudades, pero no grandes instituciones
Tenemos que hacer más de lo que hemos hecho hasta ahora para alcanzar a los habitantes en nuestras ciudades. En ellas no debemos construir edificios grandes. Vez tras vez se me ha dado luz acerca de la necesidad de establecer instituciones pequeñas en las ciudades, que sirvan como centros de influencia.
El Señor tiene un mensaje que dar en nuestras ciudades, y debe ser proclamado durante las reuniones campestres, mediante todo tipo de esfuerzos públicos, y también por medio de nuestras publicaciones. Además de esto, en las ciudades se deben establecer restaurantes vegetarianos que se dediquen a promover el mensaje de la temperancia. En conexión con estos restaurantes se deben hacer arreglos para la celebración de reuniones. Toda vez que se pueda, provéase una sala donde los clientes puedan asistir a pláticas acerca de la ciencia de la salud y la temperancia cristiana, y recibir instrucciones relativas a la preparación de alimentos sanos y sobre otros temas importantes. En estas reuniones se debería orar y cantar y hablar, no sólo acerca de salud y temperancia, sino también sobre otros temas bíblicos apropiados. A medida que se enseña a la gente a conservar la salud física, se descubrirán muchas oportunidades para sembrar las semillas del Evangelio del reino.- Testimonios para la iglesia, vol. 7, p. 114(1902).
En toda ciudad debiera haber una misión de ciudad, que sea una escuela de entrenamiento para obreros. Muchos de nuestros hermanos deben soportar la condena a la vista de Dios porque no han hecho la misma obra que Dios quería que hicieran.
Si nuestros hermanos usaran las habilidades que Dios les dio para advertir a las ciudades, ángeles de Dios irán con seguridad delante de ellos para hacer impresión en los corazones de la gente por quienes ellos trabajan. El Señor tiene muchos miles que nunca se han arrodillado ante Baal. Que ninguno de nuestros ministros y médicos decaiga o se desaliente.- Medical Ministry [Ministerio médico], pp. 303-304 (1910).
El Señor nos ha indicado repetidamente que debemos trabajar en las ciudades desde puestos de avanzada ubicados fuera de ellas. En esas ciudades debemos tener casas de culto, como monumentos de Dios, pero las instituciones destinadas a la publicación de la verdad, a la curación de los enfermos y a la preparación de los obreros deben establecerse fuera de las ciudades. Es especialmente importante que nuestra juventud sea protegida de las tentaciones de la vida en la ciudad.- Mensajes selectos, vol. 2, p. 411 (1907).
Mucho más se puede hacer para salvar y educar a los niños de los que en la actualidad no pueden salir de las ciudades. Este es un asunto digno de nuestros mejores esfuerzos. En las ciudades han de establecerse escuelas de iglesia y en relación con esas escuelas deben trazarse planes para la enseñanza de estudios más avanzados cuando haya demanda de ellos (Review and Herald, 17-12-1903).- Conducción del niño, pp. 286, 287 (1903).
En la medida de lo posible, nuestras instituciones debieran estar ubicadas fuera de las ciudades. Debemos tener obreros para estas instituciones, y si están ubicadas en la ciudad, eso significará que las familias de nuestra gente deberán instalarse cerca de ellas. . . El Señor desea que su pueblo se traslade al campo, para que puedan establecerse en la tierra, puedan cultivar sus propias frutas y hortalizas, y donde sus hijos puedan ser criados en contacto directo con las obras de Dios manifestadas por medio de la naturaleza. Llevad a vuestras familias lejos de las ciudades; ese es mi mensaje.
La verdad debe ser dicha, ya sea que los hombres quieran escucharla o pasarla por alto. Las ciudades están llenas de tentaciones. Debiéramos planificar nuestra obra de tal manera que mantengamos a nuestros jóvenes tan lejos como sea posible de esta contaminación.
Las ciudades deben ser trabajadas desde puntos ubicados fuera de ellas. Dijo el mensajero de Dios: "¿No hay que amonestar las ciudades? Sí, pero no con el pueblo de Dios viviendo en ellas, sino por medio de sus visitas, para advertir a sus habitantes de lo que está por sobrevenir a la tierra".- Mensajes selectos, vol. 2, p. 182 (1902).
Dios ha advertido una vez tras otra que nuestras escuelas, casas editoras y sanatorios deben establecerse fuera de la ciudad, donde pueda enseñarse a los jóvenes con la mayor eficacia posible qué es la verdad. Que nadie procure utilizar los Testimonios para respaldar el establecimiento de grandes intereses comerciales en las ciudades. No invalidéis la luz que ha sido dada acerca de este asunto.
Se presentarán hombres que hablarán cosas perversas para contrarrestar las acciones que el Señor está induciendo a sus siervos a realizar. Pero ya es tiempo de que los hombres y las mujeres razonen partiendo de las causas para llegar a los efectos. Es demasiado tarde, sí, demasiado tarde para establecer grandes firmas comerciales en las ciudades; es demasiado tarde para llamar a hombres y mujeres jóvenes del campo para que vayan a las ciudades. En las ciudades están surgiendo condiciones que harán muy difícil que los que pertenecen a nuestra fe permanezcan en ellas. Por lo tanto será un gran error invertir dinero en establecimientos comerciales en las ciudades (Manuscrito 76, 1905).- Mensajes selectos, vol. 2, pp. 409-410 (1905).
Los creyentes deben planificar dejar las ciudades a medida que puedan hacerlo
A medida que transcurra el tiempo, cada vez será más necesario que nuestro pueblo salga de las ciudades. Durante años hemos recibido la instrucción de que nuestros hermanos y hermanas, y especialmente las familias con hijos, deberían planear salir de las ciudades a medida que puedan hacerlo. Muchos tendrán que trabajar laboriosamente para ayudar a abrir el camino. Pero hasta que sea posible salir, durante todo el tiempo que permanezcan en ellas, deberían ocuparse activamente en el trabajo misionero, por muy limitada que sea su esfera de influencia. Mientras rinden sus talentos y todo lo que son a Dios para que los use como él lo requiera; mientras muestran su consagración comprometiéndose en la obra misionera práctica dondequiera se presente la oportunidad, Dios los bendecirá con sabiduría y discreción, y a su manera y tiempo hará posible que ellos se coloquen a si mismos donde no estén rodeados constantemente con las influencias contaminantes de la vida moderna de la ciudad.- Review and Herand, 27 de septiembre, 1906.
Por la bendición de Dios se vencerán dificultades
En visiones de la noche se me mostró las dificultades que se deberán enfrentar en la obra de advertir a las gentes de las ciudades; pero a pesar de las dificultades y el desaliento, se deben hacer esfuerzos para predicar la verdad a todas las clases…
Mientras considero las condiciones reinantes en las ciudades, que tan manifiestamente se hallan bajo el poder de Satanás, me hago la pregunta: ¿Cuál será el fin de estas cosas? La maldad en muchas ciudades está creciendo. El crimen y la iniquidad dominan por doquiera. Nuevas especies de idolatría se introducen continuamente en la sociedad. En toda nación, la mente de los hombres es atraída por la invención de alguna cosa nueva. La temeridad en los hechos y la confusión de los pensamientos aumentan en todas partes. Ciertamente las ciudades de la tierra están llegando a ser como Sodoma y Gomorra.
Como pueblo, necesitamos acelerar la obra en las ciudades, que ha sido obstaculizada por la falta de obreros, medios y espíritu de consagración. En este tiempo, el pueble de Dios necesita volver el corazón plenamente a él, pues el fin de todas las cosas está cerca. Necesitan humillar sus mentes, y estar atentos a la voluntad del Señor, trabajando con fervoroso deseo, en aquello que Dios ha mostrado que debe ser hecho, a fin de amonestar a las ciudades con respeto a su ruina inminente.
El Señor desea que su pueblo se levante y haga la obra indicada. La responsabilidad de advertir al mundo no descansa sólo sobre los ministros. Los miembros laicos de la iglesia deben acompañar la obra de salvar almas. Por medio de las visitas misioneras y por una sabia distribución de nuestras publicaciones, muchos que nunca han sido advertidos, pueden ser alcanzados. Que los grupos se organicen para buscar las almas. Que los miembros de iglesia visiten a sus vecinos y les abran las Escrituras. Algunos pueden establecerse para trabajar en las zonas marginales, y así, mediante una planificación sabia, la verdad puede predicarse en todos los distritos. Con perseverancia en esta obra, se incrementará la aptitud para realizarla, y muchos verán el fruto de sus trabajos por la salvación de las almas. De esa forma la semilla será sembrada en muchos lugares, y la verdad se proclamará a todos.- Review and Herald, 25 de enero, 1912.
Debido a los hechos acontecidos el martes 11 de septiembre de 2001, han llegado muchas preguntas al Centro de Investigación White sobre el significado de algunas citas de Elena de White. A continuación se transcriben las citas de Elena de White sobre la ciudad de Nueva York con su contexto más amplio. En cuanto a la interpretación, ya es un poco más difícil. Tendemos a pensar que son predicciones generales, no profecías específicas. Por otra parte, necesitamos entender que todas son señales generales del fin, pero no razones para crear excitaciones no saludables. Creo que las mismas declaraciones nos orientan en este sentido.
También se transcriben algunas citas que indican precaución en cuanto a los comportamientos extremistas o alarmistas.
Declaración de Elena de White sobre ciudad de Nueva York
“Desde que ocurrió el terremoto de San Francisco han circulado muchos rumores concernientes a declaraciones que yo he hecho. Algunos han informado que mientras estaba en Los Ángeles, yo pretendí haber predicho el terremoto y el incendio de San Francisco, y que Los Ángeles sería la próxima ciudad en sufrir. Esto no es cierto. La mañana después del terremoto, yo no dijo otra cosa sino que ‘vendrán terremotos; vendrán inundaciones’; y que el mensaje de Dios a nosotros es que no debemos ‘establecernos en las ciudades malvadas’.
“No hace muchos años, un hermano que trabajaba en la ciudad de Nueva York publicó algunas noticias alarmantes con respecto a la destrucción de esa ciudad. Yo escribí inmediatamente a quien estaba a cargo de la obra allí diciéndole que no era sabio publicar tales noticias; que ello haría surgir una excitación que resultaría en un movimiento fanático, y que esto perjudicaría a la causa de Dios. Es suficiente presentar la verdad de la Palabra de Dios al pueblo. Las noticias alarmantes son perjudiciales para el progreso de la obra” (Review and Herald, 5 de julio de 1906”.
El 3 de agosto de 1903, la Sra. White escribió además con respecto a este informe sensacional:
“¿De dónde vino la noticia de que yo declaré que Nueva York ha de ser barrida por una ola gigantesca? Nunca lo he dicho. Yo he dicho, cuando veía los grandes edificios levantarse allí, piso tras piso: '¡Qué terribles escenas ocurrirán cuando el Señor se levante para sacudir terriblemente la tierra! Entonces se cumplirán las palabras de Apocalipsis 18:1‑3'. Todo el capítulo 18 de Apocalipsis es una advertencia de lo que ha de suceder en la tierra. Pero yo no tengo luz en particular con respecto a lo que ha de venir sobre Nueva York, y lo único que sé es que algún día los grandes edificios de esa ciudad serán derribados por el poder trastornador de Dios. Por la luz que me ha sido dada, sé que la destrucción está en el mundo. Una palabra del Señor, un toque de su poder terrible, y estas masivas estructuras caerán. No podemos imaginarnos el carácter terrible de las escenas que ocurrirán”.
El 1º de septiembre de 1902, la Sra. White escribió:
“En las grandes ciudades, tales como San Francisco, deben realizarse reuniones en carpas bien equipadas, porque de aquí a no mucho tiempo estas ciudades sufrirán bajo los juicios de Dios. San Francisco y Oakland están llegando a ser como Sodoma y Gomorra, y el Señor las visitará con ira”.
El 20 de junio de 1903 escribió: “Los juicios de Dios están en nuestro país. El Señor pronto vendrá. Con fuego, con inundación y con terremotos, él está advirtiendo a los habitantes de esta tierra de su próxima aparición. ¡Ojalá que el pueblo conozca el tiempo de su visitación! No tenemos tiempo que perder. Debemos hacer esfuerzos determinados para inducir a la gente del mundo a ver que el día del juicio está cercano”.
El 3 de junio de 1903 escribió: “Hay muchos con los cuales está luchando el Espíritu de Dios. El tiempo de los juicios destructivos de Dios es el tiempo de misericordia para aquellos que no tienen ninguna oportunidad para enterarse de la verdad. El Señor los considerará con ternura. Su corazón de misericordia es tocado; su mano está todavía extendida para salvar”.
El 12 de noviembre de 1902 escribió: “Está llegando el tiempo cuando vendrá la gran crisis de la historia, cuando todo movimiento en el gobierno de Dios será observado con intenso interés e inexpresable aprensión. En rápida sucesión los juicios de Dios caerán uno después de otro: fuego e inundación y terremotos, con guerra y derramamiento de sangre. Algo grande y decisivo tendrá necesariamente que ocurrir pronto” (Review and Herald, 5 de julio de 1906).
En febrero 15 de 1904 leemos: “Cuando estuve la última vez en Nueva York, fui llamada a presenciar de noche como se levantaban los edificios, piso sobre piso, hacia el cielo. Estos edificios tenían garantía contra el fuego y eran erigidos para glorificar a los propietarios. Estas estructuras se levantaban más y más alto, y en ellas se usaba el material más costoso. . .
“Mientras subían estos altos edificios, los propietarios se regocijaban, con un orgullo ambicioso, de que tenían dinero que invertir en glorificar el yo. . . Mucho del dinero que era invertido había sido obtenido por exacción, oprimiendo a los pobres. En los libros del cielo se guarda un registro de toda transacción comercial. Allí se registra todo trato injusto, toda acción fraudulenta. Viene el tiempo cuando los hombres en su fraude y en su insolencia llegarán a un punto que el Señor no les permitirá pasar, y ellos sabrán que hay un límite a la tolerancia de Jehová.
“La escena que en seguida pasó delante de mí era de un fuego alarmante. Los hombres miraban los edificios elevadísimos, pretendidamente a prueba de fuego, y decían: 'Están perfectamente seguros'. Pero estos edificios eran consumidos como si estuvieran hechos de resina. Las bombas de incendio no podían hacer nada para detener la destrucción. Los bomberos eran incapaces de hacerlas funcionar. Se me ha instruido en el sentido de que, cuando venga el tiempo del Señor, si no ha ocurrido un cambio en los corazones de los hombres orgullosos y de los ambiciosos seres humanos, hallarán que la mano que ha sido poderosa para salvar será poderosa para destruir. Ningún poder terrenal es capaz de detener la mano de Dios. Ningún material puede ser usado en la erección de edificios que los preserve de la destrucción cuando llegue el tiempo señalado por Dios para mandar retribución a los hombres por su insolencia y el descuido de su ley” (Review and Herald, 26 de abril de 1906). Elena G. de White, Notas biográficas (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1981), 450-453.
Precaución en cuanto a los mensajes alarmistas
"Los anuncios alarmantes son perjudiciales para el progreso de la obra. (Review and Herald, 5 de julio, 1906)" (El Evangelismo, 100)
"Os aseguro que estamos orando por vosotros y por la obra en la ciudad de Nueva York. Pero, por favor, eliminad los anuncios alarmantes de vuestras reuniones. Si una ola de fanatismo hiriera a Nueva York en estos días, Satanás trabajaría en las mentes humanas, poniendo en marcha una obra que ninguno de vosotros está preparado para dominar. No es excitación lo que necesitamos en este tiempo, sino esfuerzo sereno, persistente y devoto para la educación de la gente. (Carta 17, 1902)" (El Evangelismo, 100, 101)
"La verdad sagrada es deshonrada por la excitación.- Necesitamos ser reflexivos y tranquilos y contemplar las verdades de la revelación. La excitación no es favorable para el crecimiento en la gracia, para la verdadera pureza y la santificación del espíritu." (El Evangelismo, 444).
"Dios quiere que tratemos con la verdad sagrada porque únicamente esto convencerá a los contradictores. Hay que llevar a cabo un trabajo sereno y sensato..." (El Evangelismo, 444)
"Dios pide que su pueblo ande con sobriedad y santa consecuencia. Debieran ser muy cuidadosos para no representar erradamente ni deshonrar las doctrinas sagradas de la verdad mediante manifestaciones extrañas, por medio de la confusión y el alboroto. Esto hace que los incrédulos piensen que los adventistas son un conjunto de fanáticos. Así se crea el prejuicio que impide que las almas reciban el mensaje para este tiempo. Cuando los creyentes hablan la verdad tal como es en Jesús, manifiestan una calma santa y sensata y no un confuso alboroto. (Manuscrito 76a, 1901)" (El Evangelismo, 444)
"No debemos estimular un espíritu de entusiasmo que produzca fervor por un tiempo, pero que luego se enfríe dando lugar al desánimo y la depresión. Necesitamos el pan de vida que procede del cielo para vivificar el alma. Estudiad la Palabra de Dios. No seáis controlados por los sentimientos. Todos los que trabajan en la viña del Señor deben aprender que los sentimientos no son fe. No es necesario estar siempre en un estado de exaltación. Pero sí se requiere que tengamos una fe firme en la Palabra de Dios como la carne y la sangre de Cristo." (El Evangelismo, 106, 107)
EL ARCA DEL PACTO, ¿SERÁ HALLADA?
(Documento preparado en 1962 por R. L. Odom, editor del Index, y actualizado por el Patrimonio de Elena G. de White, 1989.)
Al examinar las enseñanzas de Elena de White para responder algunas preguntas concernientes al arca del pacto y las tablas de la ley de Dios que fueron escondidas, es esencial que tengamos en mente el hecho de que existen dos diferentes arcas del pacto – una en el santuario terrenal y otra en el santuario celestial – y que en cada una de ellas se ha guardado un ejemplar de las tablas de piedra sobre las cuales se escribió el decálogo. Estas dos arcas y estas dos tablas de la ley divina han sido escondidas de la vista de los hombres. Por tanto, es necesario saber cual de estas dos tablas de los diez mandamientos será mostrada a los habitantes de la tierra en el futuro.
El Decálogo en tablas de piedra en el Santuario Celestial
Los diez mandamientos han sido escritos en tablas de piedra y han sido guardados en el arca del pacto del santuario celestial, así como fueron escritos en tablas de piedras y preservados en el arca del pacto del santuario terrenal. Tal enseñanza la encontramos en las siguientes declaraciones de Elena de White:
Se me ordenó entonces que observara los dos departamentos del santuario celestial. La cortina o puerta, estaba abierta y se me permitió entrar. En el primer departamento vi el candelabro de siete lámparas, la mesa de los panes de la proposición, el altar del incienso, y el incensario. Todos los enseres de este departamento parecían de oro purísimo y reflejaban la imagen de quien allí entraba. La cortina que separaba los dos departamentos era de diferentes materiales y colores, con una hermosa orla en la que había figuras de oro labrado que representaban ángeles. El velo estaba levantado y miré el interior del segundo departamento, donde vi un arca al parecer de oro finísimo. El borde que rodeaba la parte superior del arca era una hermosa labor en figura de coronas. En el arca estaban las tablas de piedra con los diez mandamientos.- Primeros Escritos, p. 251.
Pero el Señor me dio una visión del santuario celestial. El templo de Dios estaba abierto en el cielo, y se me mostró el arca de Dios cubierta con el propiciatorio. Había dos ángeles, uno a cada lado del arca, con las alas extendidas sobre el propiciatorio y el rostro vuelto hacia él. Esto, según me dijo el ángel que me acompañaba, era una representación de cómo todas las cohortes del cielo miran con reverente temor la ley divina que fue escrita por el dedo de Dios. Jesús levantó la cubierta del arca y vi las tablas de piedra en que estaban escritos los diez mandamientos.- Notas biográficas, pp. 103, 104.
Pero el Señor me permitió contemplar el Santuario Celestial. El templo de Dios fue abierto en el cielo, y se me mostró el arca de Dios... Jesús levantó la cubierta del arca y vi las tablas de piedra donde se encuentra escritos los diez mandamientos.- Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 1, p. 76.
Al describir lo que se le mostró del santuario celestial y la obra final del ministerio de Cristo en el lugar santísimo, Elena de White dice:
Se me mostró que el residuo siguió por la fe a Jesús en el lugar santísimo, y al contemplar el arca y el propiciatorio, fue cautivado por su esplendor. Jesús levantó entonces la tapa del arca, y he aquí que se vieron las tablas de piedra con los diez mandamientos grabados en ellas.- Primeros escritos, pp. 255.
Y el arca que contenía la ley de Dios, y el altar del incienso, y otros instrumentos de servicio que se encontraban en el santuario terrenal, eran los mismos que los del lugar santísimo del santuario celestial. Al apóstol Juan, en santa visión, se le permitió entrar al cielo, y allí contempló el candelabro y el altar del incienso, y al abrirse el templo de Dios, vio también el “arca del testamento”. (Apoc. 11:19).- The Spirit of Prophecy, vol. 4, p. 261.
En el templo celestial, la morada de Dios, su trono está asentado en juicio y en justicia. En el lugar santísimo está su ley, la gran regla de justicia por la cual es probada toda la humanidad. El arca, que contiene las tablas de la ley, está cubierta con el propiciatorio, ante el cual Cristo ofrece su sangre a favor del pecador.- El conflicto de los siglos, p. 467.
En el templo celestial, la morada de Dios, su trono está asentado en juicio y en justicia. En el lugar santísimo está su ley, la gran regla de justicia, por la cual es probada toda la humanidad. El arca, que contiene las tablas de la ley, está cubierta con el propiciatorio, ante el cual Cristo ofrece su sangre a favor del pecador.- The Spirit of Prophecy, vol. 4, pp. 261-262.
El arca que estaba en el tabernáculo terrenal contenía las dos tablas de piedra, en que estaban inscritos los preceptos de la ley de Dios. El arca era un mero receptáculo de las tablas de la ley, y era esta ley divina la que le daba su valor y su carácter sagrado a aquélla. Cuando fue abierto el templo de Dios en el cielo, se vio el arca de su pacto. En el lugar santísimo, en el santuario celestial, es donde se encuentra inviolablemente encerrada la ley divina -la ley promulgada por el mismo Dios entre los truenos del Sinaí y escrita con su propio dedo en las tablas de piedra.- El conflicto de los siglos, p. 486.
Las tablas originales se guardan en el arca celestial
Las tablas de los diez mandamientos guardadas en el arca del pacto en el santuario celestial son los originales, mientras que las tablas guardadas en el arca del santuario terrenal es una trascripción o copia de las que se encuentran en el santuario celestial. Tal es la enseñanza de los siguientes párrafos del Espíritu de Profecía:
Mentes y corazones sacrílegos pensaron que tenían poder suficiente para cambiar los tiempos y la ley de Jehová; pero en los archivos del cielo, en el arca de Dios, están a salvo los mandamientos originales, escritos sobre dos tablas de piedra. Ningún potentado de la tierra tiene poder para sacar aquellas tablas de su sagrado escondedero debajo del propiciatorio.- Comentario bíblico adventista, vol. 7, p. 413; Signs of the Times, febrero 28, 1978.
Ellos (los adventistas) habían seguido por fe a su Sumo Sacerdote del lugar Santo al lugar Santísimo, y allí lo vieron ofreciendo su sangre ante el arca de Dios. Dentro de ese arca sagrada, se encuentra la ley del Padre, la misma que fue pronunciada por Dios mismo, en medio de los truenos del Sinaí, y escrita por su propio dedo en tablas de piedra. Ninguno de los mandamientos ha sido anulado; ni una jota ni una tilde ha sido cambiada. Mientras que Dios dio a Moisés una copia de su ley, preservó el gran original en el santuario celestial.- The Spirit of Prophecy, vol. 4, pp. 273, 274 (The Story of Redemption, pp. 379, 380).
Nadie podía dejar de ver que si el santuario terrenal era una figura o modelo del celestial, la ley depositada en el arca en la tierra era exacto trasunto de la ley encerrada en el arca del cielo; y que aceptar la verdad relativa al santuario celestial envolvía el reconocimiento de las exigencias de la ley de Dios y la obligación de guardar el sábado del cuarto mandamiento. En esto estribaba el secreto de la oposición violenta y resuelta que se le hizo a la exposición armoniosa de las Escrituras que revelaban el servicio desempeñado por Cristo en el santuario celestial.- El conflicto de los siglos, p. 488; The Story of Redemption, pp. 380, 381.
La ley de Dios que se encuentra en el santuario celestial es el gran original del que los preceptos grabados en las tablas de piedra y consignados por Moisés en el Pentateuco eran copia exacta.- El conflicto de los siglos, pp. 486, 487.
Las tablas guardadas en el santuario terrenal han sido escondidas con el arca en una cueva
Las tablas del decálogo, que se guardaban en el santuario terrenal, estaban en el arca cuando fue escondida en una cueva por hombres justos un poco antes de la destrucción del templo por los babilonios en el tiempo de Jeremías. Los siguientes párrafos de Elena de White no mencionan si Jeremías personalmente tuvo parte en esconder el arca:
Antes de la destrucción del templo, Dios informó a unos pocos de sus fieles siervos el destino de ese edificio, que era el orgullo de Israel, y que ellos idolatraban mientras al mismo tiempo pecaban contra Dios. También les reveló el cautiverio de Israel. Esos hombres justos, inmediatamente antes de la destrucción del templo, sacaron el arca sagrada que contenía las tablas de piedra, y con dolor y pesar la ocultaron secretamente en una caverna donde estaría escondida del pueblo de Israel por causa de sus pecados, para no serles restituida nunca más. El arca sigue escondida. Nadie la ha perturbado jamás desde que se la escondió. - Spiritual Gifts, vol. 4, pp. 114, 115 (1864); Spirit of Prophecy, vol. 1, p. 414 (1870); Historia de la redención, pp. 199, 200.
Entre los justos que estaban todavía en Jerusalén y para quienes había sido aclarado el propósito divino, se contaban algunos que estaban resueltos a poner fuera del alcance de manos brutales el arca sagrada que contenía las tablas de piedra sobre las cuales habían sido escritos los preceptos del Decálogo. Así lo hicieron. Con lamentos y pesadumbre, escondieron el arca en una cueva, donde había de quedar oculta del pueblo de Israel y de Judá por causa de sus pecados, para no serles ya devuelta. Esa arca sagrada está todavía escondida. No ha sido tocada desde que fue puesta en recaudo.- Profetas y reyes, p. 333 (publicado en 1917) (el énfasis ha sido agregado).
Nótese especialmente que Elena de White afirmó que el arca “nunca ha sido tocada desde que fue escondida”.
“Cuando principie el juicio”
De acuerdo con Elena de White, el tiempo llegará cuando las tablas de la ley, en las cuales están escritos los diez mandamientos, serán puestas a la vista de los habitantes de toda la tierra. Todas las declaraciones conocidas de Elena de White aparecen citadas en orden cronológico:
Las teorías humanas se exaltan, honran y colocan donde debieran estar Dios y su ley. Pero Dios no ha cambiado las cosas que han salido de sus labios. Su palabra permanecerá para siempre, tan inalterable como su trono. Cuando todo caso se decida en las cortes celestiales, este pacto será presentado, escrito claramente con el dedo de Dios. El mundo será citado ante el tribunal de la Justicia Infinita para recibir sentencia, una vida que se mide con la vida de Dios para la obediencia, y con la muerte para la transgresión.– Manuscrito 82, 1899. (Ver Review and Herald, 20 de noviembre, 1913; y Profetas y reyes, pp. 125-126.)
Dios escribió sus mandamientos en dos tablas de piedra con su propio dedo. Estas tablas no fueron dejadas a la vista de los hombres, sino que fueron colocadas en el arca; y en el gran día cuando todo caso se decida; estas tablas, grabadas con los mandamientos, serán colocadas de tal forma que todo el mundo pueda verlas y comprenderlas. El testimonio contra ellos será incontestable.- Carta 30, 1900 (Manuscript Releases, vol. 19, p. 265).
El precioso registro de la ley fue colocado en el arca del testamento y está todavía allí, oculto y a salvo de la familia humana. Pero en el tiempo señalado por Dios, él sacará esas tablas de piedra para que sean un testimonio ante todo el mundo contra la desobediencia de sus mandamientos y contra el culto idolátrico de un día de reposo falsificado.- Manuscrito 122, 1901; Comentario bíblico adventista, vol. 1, 1123.
Cuando se abra el templo de Dios en el cielo, ¡qué ocasión de triunfo será para los fieles y leales! En el templo se verá el arca del pacto en la cual fueron puestas las dos tablas de piedra sobre las cuales está escrita la ley de Dios. Esas tablas de piedra serán sacadas de su escondedero, y en ellas se verán los Diez Mandamientos esculpidos por el dedo de Dios. Esas tablas de piedra que ahora están en el arca del pacto serán un testimonio convincente de la verdad y de la vigencia de la ley de Dios.- Carta 47, 1902; Comentario bíblico adventista, vol. 7, 983.
La santa ley de los diez mandamientos, escritas sobre tablas de piedra por el dedo de Dios y colocadas en el arca, es la norma de justicia. Aparecerá ante el obediente y el desobediente en el gran día final, y todos los malvados serán condenados. Verán sus acciones procedentes de un carácter depravado. Verán que los actos que realizaron sirvieron para continuar la rebelión que comenzó en las cortes celestiales. Verán toda la crueldad y toda la maldad que han deshonrado a su Creador y que produjo la miseria que llena el mundo.- Manuscrito 5, 1904 (Manuscript Releases, vol. 13, p. 381).
El Espíritu Santo grabó estas verdades en mi corazón y mi mente en forma tan indeleble como la ley fue grabada por el dedo de Dios en las tablas de piedra que están ahora en el arca, para ser puestas de manifiesto en el gran día cuando se pronuncie sentencia contra toda ciencia mala y seductora producida por el padre de la mentira.- Carta 90, 1906; El colportor evangélico, pp. 175-176.
Hay un santuario, y en el santuario está el arca, y en el arca están las tablas de piedra, sobre las cuales está escrita la ley pronunciada desde el Sinaí en medio de las escenas de terrible grandeza. Estas tablas de piedra están en el cielo, y serán manifestadas en aquel día cuando el juez se siente y los libros sean abiertos, y los hombres sean juzgados conforme a las cosas escritas en los libros. Serán juzgados por la ley escrita por el dedo de Dios y dada a Moisés para ser colocada en el arca. Se lleva un registro de los hechos de todos los hombres, y de acuerdo a sus obras, todo hombre recibirá la sentencia, si fueron buenas o si fueron malas.- Manuscrito 20, 1906; Manuscript Releases, vol. 20, p. 68.
Hay abundantes evidencias de la inmutabilidad de la ley de Dios. Fue escrita con el dedo de Dios, para no ser nunca borrada, para no ser nunca destruida. Las tablas de piedra están ocultas por Dios para ser presentadas en el gran día del juicio, tal como él las escribió.- Review and Herald, 26 de marzo de 1908; Comentario Bíblico Adventista, vol. 1, p. 1123.
Cuando el juez se siente y se abran los libros, y cada ser humano sea juzgado de acuerdo con las cosas escritas en ellos, entonces las tablas de piedra, ocultas por Dios hasta ese día, serán presentadas delante del mundo como la norma de justicia. Entonces los hombres y las mujeres verán que el requisito indispensable para su salvación es la obediencia a la perfecta ley de Dios. Nadie encontrará excusa para el pecado. Por los justos principios de esa ley, los hombres recibirán su sentencia de vida o de muerte.- Review and Herald, 28 de enero, 1909 (Comentario Bíblico Adventista, vol. 1, p. 1123 del Manuscrito 117, 1908).
Dios no violará su pacto, ni alterará lo que proclamaron sus labios. Su palabra perdurará para siempre, tan inalterable como su trono. En el juicio, cuando todo caso sea decidido en las cortes del cielo, este pacto se destacará, escrito claramente por el dedo de Dios. El mundo será citado ante el tribunal de la justicia infinita para recibir su sentencia.- Review and Herald, 20 de noviembre de 1913 (de Manuscrito 82, 1899; ver Patriarcas y profetas, 139).
Dios no violará su pacto, ni alterará lo que proclamaron sus labios. Su palabra perdurará para siempre, tan inalterable como su trono. En el juicio, este pacto se destacará, escrito claramente por el dedo de Dios; y el mundo será emplazado ante el tribunal de la justicia infinita para recibir su sentencia.- Patriarcas y profetas, 139 (de Manuscrito 82, 1899; ver Review and Herald, 20 de noviembre de 1913).
Varias cosas deben notarse en las declaraciones anteriores. En ninguna parte se dice que las tablas de la ley serían mostradas por hombres como resultado de encontrarlas escondidas en una cueva. De hecho, dicen claramente que el mismo Dios traerá las tablas de la ley a la vista de los hombres; y en una declaración Elena G. de White especifica que “estas tablas de piedra están en los cielos”. Además, el tiempo cuando Él hará esto se dice específicamente que será:
“Cuando todo caso se decida en las cortes celestiales”.
“en el gran día cuando se pronuncie sentencia”.
“Cuando se abra el templo de Dios en el cielo”.
“en el gran día final”.
“en el gran día cuando se pronuncie sentencia contra toda ciencia mala y seductora”.
“en aquel día cuando el juez se siente y los libros sean abiertos, y los hombres sean juzgados conforme a las cosas escritas en los libros”.
“En el juicio”.
Dos descripciones de futuras exhibiciones
En otro lugar de sus escritos, Elena G. de White describe en dos ocasiones el momento cuando las tablas de piedra serán exhibidas. No obstante, ella no especifica cuál de las dos series de tablas de la ley se presentan a la vista, y es posible para uno interpretar cualquier ocasión como el cumplimiento de la predicción de la revelación de las tablas de piedra escondidas.
1. Justo antes de la segunda venida. Al describir lo que toma lugar inmediatamente después de que las primeras seis de las siete últimas plagas caigan, y justamente antes de caer la séptima plaga y de la segunda venida de Cristo, Elena G. de White dice:
Mientras estas palabras de santa confianza se elevan hacia Dios, las nubes se retiran y el cielo estrellado brilla con esplendor indescriptible formando un contraste con el firmamento negro y furioso a ambos lados. La gloria del cielo brilla desde las puertas entreabiertas. Luego aparece en el cielo una mano con las dos tablas de piedra cerradas una con la otra. La mano abre las tablas y revelan los preceptos del decálogo, trazados como con pluma de fuego. Las palabras son tan claras que todos las pueden leer. La memoria se despierta, la oscuridad de la superstición y la herejía se desvanece en cada mente, y los diez mandatos de Dios, breves, detallados y autorizados se presentan ante la vista de todos los habitantes de la tierra. ¡Código maravilloso! ¡Maravillosa ocasión!- The Spirit of Prophecy, vol. 4, pp. 456, 457.
Mientras estas palabras de santa confianza se elevan hacia Dios, las nubes se retiran, y el cielo estrellado brilla con esplendor indescriptible en contraste con el firmamento negro y severo en ambos lados. La magnificencia de la ciudad celestial rebosa por las puertas entreabiertas. Entonces aparece en el cielo una mano que sostiene dos tablas de piedra puestas una sobre otra. El profeta dice: "Denunciarán los cielos su justicia; porque Dios es el juez." (Salmo 50: 6.) Esta ley santa, justicia de Dios, que entre truenos y llamas fue proclamada desde el Sinaí como guía de la vida, se revela ahora a los hombres como norma del juicio. La mano abre las tablas en las cuales se ven los preceptos del Decálogo inscritos como con letras de fuego. Las palabras son tan distintas que todos pueden leerlas.- El conflicto de los siglos, p. 697.
Aquí, de nuevo se nos hace claro que Dios, y no el hombre es el que traerá a la vista estas tablas. Entonces, las tablas de la ley serán exhibidas “como regla de juicio.” Esto será después que el tiempo de gracia se haya terminado para la humanidad.
2. En el momento de la coronación final de Cristo. Al describir la coronación final de Cristo y el juicio final del hombre al fin del milenio, Elena de White dice:
Como fuera de sí, los impíos han contemplado la coronación del Hijo de Dios. Ven en las manos de él las tablas de la ley divina, los estatutos que ellos despreciaron y transgredieron. Son testigos de la explosión de admiración, arrobamiento y adoración de los redimidos; y cuando las ondas de melodía inundan a las multitudes fuera de la ciudad, todos exclaman a una voz: "¡Grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de los siglos!" (Apocalipsis 15: 3, V.M.) Y cayendo prosternados, adoran al Príncipe de la vida.- El conflicto de los siglos, p. 727.
Patrimonio de Elena G. de White
Washington, D. C.
Actualizado: Mayo, 1989.
Declaraciones de Elena G. de White que tratan sobre el tema
No por voluntad de hombre
“Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”- 2 Pedro 1:21.
Inspiración directa e indirecta de los profetas
El profeta era, en el sentido más elevado, una persona que hablaba por inspiración directa, y comunicaba al pueblo los mensajes que recibía de Dios. Pero también se daba este nombre a los que, aunque no eran tan directamente inspirados, eran divinamente llamados a instruir al pueblo en las obras y los caminos de Dios. Para preparar esa clase de maestros, Samuel fundó, de acuerdo con la instrucción del Señor, las escuelas de los profetas.- La educación, p. 46.
Guiados por Dios, pero no inspirados en el sentido completo del término
Cierto hermano preguntó: "Hna. White, ¿cree Ud. que debemos comprender la verdad por nosotros mismos? ¿Por qué no podemos tomar las verdades que otros han reunido, y creerlas porque ellos han investigado esos temas y entonces quedar libres para actuar sin recargar las facultades mentales con la investigación de todos esos temas? ¿No cree Ud. que esos hombres que han hecho brillar la verdad en el pasado estaban inspirados por Dios?"
No me atrevo a decir que no fuesen enviados por Dios, porque Cristo conduce a toda verdad; pero en lo que atañe a la inspiración en el sentido más pleno de la palabra contesto: No.- El evangelismo, p. 219.
La ayuda de los ángeles no es fundamental para reclamar inspiración
En relación con Martín Lutero, Elena G. de White declaró:
Los ángeles del cielo estaban a su lado y rayos de luz del trono de Dios revelaban a su entendimiento los tesoros de la verdad.- El conflicto de los siglos, p. 131.
De Guillermo Miller escribió:
El Señor envió a su ángel para que tocara el corazón de un granjero que no creía en la Biblia, a fin de inducirlo a escudriñar las profecías. Los ángeles de Dios repetidas veces visitaron a aquel escogido para guiar su mente y abrir a su comprensión las profecías que siempre habían sido oscuras para el pueblo de Dios.- Primeros escritos, pp. 373-374.
De buena fuente se registra una conversación oral en la que la Sra. White había declarado, del pastor Urías Smith, que ella había visto un ángel de Dios parado a su lado mientras él escribía. Si bien no hay una confirmación documental de esto, no es inconsistente con lo dicho anteriormente. Pero hay base para asumir que estos hombres, mientras eran ayudados por el Espíritu de Dios, no fueron inspirados como lo fueron los profetas.
Elena de White registra, en 1895, una experiencia en la cual un líder del colportaje le hizo directamente una pregunta sobre la inspiración de los libros escritos por Urías Smith. “¿Cree usted que fueron inspirados, no es así?”, preguntó el líder. Como indicador de la inconsecuencia de la pregunta, ella respondió, “Usted puede responder esa pregunta, yo no”.- Carta 15 de Elena G. de White, 1915.
En 1894, Elena G. de White trata esta cuestión
De vez en cuando me llegan informes con respecto a declaraciones que se dice que hizo la Hna. White, pero que para mí son enteramente nuevas; las cuales [declaraciones] no pueden menos que desviar a la gente en cuanto a mis verdaderas opiniones y enseñanzas. Una hermana, en una carta escrita a sus amigos, habla con mucho entusiasmo de una declaración hecha por el Hno. Jones, en el sentido de que la Hna. White ha visto que ha llegado el tiempo en que, si mantenemos la debida relación con Dios, todos pueden tener el don de profecía en el mismo grado en que lo tienen los que ahora reciben visiones.
¿Dónde está la autoridad de esta declaración? Debo creer que esta hermana no entendió al Hno. Jones, porque no puedo creer que él hiciera esa declaración. La escritora continúa: "El Hno. Jones dijo anoche que el caso no es que Dios hablará a todos en beneficio de todos los demás, sino que hablará a cada uno para su propio beneficio; y que esto cumplirá la profecía de Joel". Él dijo que esto ya estaba sucediendo en numerosos casos.
Él habló como si pensara que nadie ocuparía una posición de dirigente como la ha tenido y seguirá teniendo la Hna. White. Se refirió a Moisés como un caso paralelo. Él era un dirigente, pero hay referencias a muchos otros que profetizaban, aunque sus profecías no fueron publicadas....
No titubeo en decir que estas ideas relativas a profetizar, habría sido bueno que nunca hubieran sido expresadas. Tales declaraciones preparan el camino para un estado de cosas de las cuales Satanás seguramente se aprovechará para introducir actividades espurias. Hay peligro, no sólo de que mentes no equilibradas sean inducidas al fanatismo, sino de que personas insidiosas se valgan de esta excitación para propagar sus propósitos egoístas e individuales.
Jesús elevó su voz en amonestación: "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis" (Mat. 7: 15-16). "Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová" (Jer. 23: 16). "Si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos. Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes" (Mar. 13: 21-23) (Carta 6a, 1894).- Mensajes selectos, vol. 3, pp. 389-390.
Se recomienda prudencia al pastor A. T. Jones
Ud. no puede ser demasiado cuidadoso en la forma como habla acerca del don de profecía, y en sus declaraciones según las cuales yo he dicho esto y aquello con referencia a este asunto. Tales declaraciones, bien lo sé, estimulan a hombres, mujeres y niños a pensar que poseen una luz especial en términos de revelaciones de Dios, cuando en realidad no han recibido tal luz. Se me ha mostrado que esto constituiría una de las obras maestras del engaño de Satanás. Ud. está dando a la obra un molde que requerirá un tiempo precioso y una labor fatigadora del alma para corregir, para salvar la causa de Dios de otro brote de fanatismo.- Carta 103 de Elena G. de White, 1894 (15 de marzo de 1894), publicada en Mensajes selectos, vol. 2, p. 98.
Patrimonio Elena G. de White
Washington D.C.
5 de noviembre de 1969
Mecanografiado nuevamente: marzo de 1989
El desarrollo del concepto adventista sobre las carnes limpias e inmundas
por Ron Graybill
La distinción entre las carnes limpias y las inmundas, basada en Levítico 11 y Deuteronomio 14, hoy es aceptada y comprendida por la mayoría de los adventistas. A diferencia de las leyes ceremoniales del Antiguo Testamento, que señalan a Cristo, o de las leyes civiles, que gobernaban la teocracia, estas leyes de salud se basaban en leyes naturales y por lo tanto no se aplican solamente a una época o tiempo.
Así, incluso entre los adventistas que consumen carne, se evitan estas carnes inmundas. No obstante, los adventistas del siglo diecinueve, por lo general no aceptaban esta distinción entre las carnes limpias e inmundas basada en la ley Levítica, aunque condenaban claramente el cerdo.[i][1]
La primera en establecerse fue la prohibición en cuanto al cerdo, pero incluso esto llevó tiempo. Antes de que Elena G. de White recibiera el mensaje de salud en 1863, ella y Jaime White desalentaban a los creyentes que intentaban forzar una prohibición de la carne de cerdo. “Por ninguna razón creemos que la Biblia enseña que su [del cerdo] uso, durante la dispensación evangélica, es pecado”, escribió Jaime White en 1850.[ii][2]
En 1858, un hermano en Nueva Inglaterra, sin duda S. N. Haskell, intentaba nuevamente desalentar el uso del cerdo y hacer de esto una prueba de lealtad a la Palabra de Dios. La Sra. White le escribió diciendo que “si es el deber de la iglesia abstenerse de la carne de cerdo, Dios se lo mostrará a más de dos o tres personas”.[iii][3]
Después de la reforma pro salud, por supuesto, la Sra. White salió a hablar en contra del uso del cerdo, argumentando que producía “escrófula, lepra y tumores cancerosos”.[iv][4] Es significativo que ella junto con otros adventistas que escribieron en contra del uso del cerdo hasta 1866, argumentaron estrictamente desde un punto de vista de la salud. En otras palabras, sólo porque se usaban algunos argumentos bíblicos para reforzar al grupo que argumentaba contra el cerdo, no podemos concluir que en ese punto los adventistas estaban bien en la forma que presentaban sus enseñanzas en cuanto a la distinción entre las carnes limpias e inmundas.
D. M. Canright, en 1866, alude a Deuteronomio 14:8, “Tampoco el cerdo, porque tiene la pezuña hendida, pero no rumia; os será inmundo. De la carne de estos no comeréis, ni tocaréis sus cuerpos muertos”. Pero Canright no hace mención de otras carnes inmundas, y no hace uso del material posterior de Deuteronomio 14 sobre el tema.[v][5] Cuando él menciona las ostras en un artículo al año siguiente, habla de sus supuestos poderes para incitar “ciertas clases de sensaciones” y no da argumentos bíblicos.[vi][6]
En 1870, W. C. Gage intenta refutar un periódico adventista rival que toma como excepción la “declaración bíblica de que el cerdo es inmundo”. Pero Gage no cita Deuteromio 14 ni Levítico 11. De hecho, Gage declara “si las Escrituras fallan en fijar la cuestión, dejen que domine la razón. Examinen el animal y vean sus hábitos sucios”.[vii][7] Sí trata algunos de los testimonios de la Biblia sobre el cerdo, pero su artículo está lejos de ser una contribución para comprender ampliamente las enseñanzas de la Biblia sobre las carnes limpias e inmundas, siendo, como lo es en realidad, abundante en argumentos naturalistas e interesado exclusivamente en la cuestión del cerdo.
Jaime White, en un artículo de 1872 sobre la “Carne de cerdo”, muestra los inicios de una aplicación más amplia de la ley levítica. Menciona Deuteronomio 14:8 nuevamente, y busca refutar el argumento de que la prohibición del cerdo era meramente una ley judía y que por lo tanto no afectaba a los cristianos. Les recuerda a sus lectores que la distinción entre limpio e inmundo fue reconocida en la Biblia mucho antes de la “existencia de un solo judío”. Todavía, el propósito de su argumento es desacreditar el cerdo, no establecer categorías generales de carnes limpias e inmundas. No discute el criterio bíblico para hacer la distinción.[viii][8]
La distinción general entre las carnes limpias e inmundas en los círculos adventistas permanece sin desarrollarse durante el siglo diecinueve. Mientras que los adventistas argumentaban fervientemente contra el cerdo, el peso de su argumento continuaba siendo los criterios fisiológicos. Urías Smith rechazó explícitamente la aplicación de la distinción mosaica: “Creemos que hay un terreno mejor en el cual apoyar [la prohibición sobre el cerdo] que la ley ceremonial de la primera dispensación, porque si asumimos la posición de que la ley está todavía en vigencia, debemos aceptarla completamente, y entonces tendremos más en nuestras manos de lo que podemos hacernos cargo”.[ix][9]
Para los adventistas del siglo diecinueve se desalentaba el consumo de todo tipo de carne, mientras que el consumo de cerdo estaba virtualmente prohibido. Otras carnes que podríamos considerar inmundas no se veían, aparentemente, con la misma luz que la carne de cerdo.
Una vez, cuando Elena G. de White estaba enferma, su hijo, W. C. White, informa que se la alentó a beber un poco de sopa de ostras para que su estómago se asiente. Se dice que intentó con una o dos cucharadas, pero luego rechazó el resto.[x][10]
No obstante hay evidencia de que en un momento de su vida, la Sra. White, gustaba de comer algunas ostras. En 1882, cuando vivía en Healdsburg, California, escribió una carta a su nuera, Mary Kelsey White, en Oakland, en la cual le hizo el siguiente pedido: “Mary, si puedes consígueme una buena caja de arenques, frescos, por favor. Los últimos que Willie consiguió estaban amargos y viejos. Si puedes comprar latas, una media docena de latas de buenos tomates, por favor hazlo. Los necesitaremos. Si puedes conseguir unas pocas latas de buenas ostras, cómpralas”.[xi][11]
Elena G. de White no mantuvo en secreto que bajo circunstancias difíciles, como cuando viajaba o cuando estaba detenida por causa de sus viajes, comió algo de carne. El libro Consejos sobre el régimen alimenticio, publicado en 1938, contiene sus relatos en cuanto a su uso de la carne después que se le dio la visión de la reforma pro salud, según aparece a continuación: “De inmediato eliminé la carne de mi menú. Después de eso a veces me encontré en situaciones en que me veía obligada a comer un poco de carne”.[xii][12]
Esto está en armonía con sus primeras declaraciones publicadas que aparecieron en 1890 en el libro Christian Temperance and Bible Hygiene [Temperancia cristiana e higiene bíblica], en el que se lee: “Cuando yo no podía obtener el alimento que necesitaba, a veces he comido un poco de carne; pero tengo cada vez más temor de hacerlo”.[xiii][13]
Pero además, hay evidencia de que esto era algo flexible en las décadas de 1870 y 1880, pues se permitía que apareciera un poco de carne en su mesa cuando puede que no haya sido esencial. Dadas las dificultades de refrigeración y de transporte de alimentos en el siglo diecinueve, era un problema más grave entonces lograr una dieta adecuada sin el uso de carne.
A comienzos de la década de 1890, la Sra. White expresó su disgusto por la carne mientras viajaba hacia Australia. Escribió: “Tienen abundancia de alimentos a base de carne, preparados de diferentes formas; pero como yo no disfruto de una dieta con carne, deja bastante escasa mi vianda”.[xiv][14]
Mientras estaba en Australia a comienzos de 1894, Elena G. de White tomó la resolución de no consumir más carne, una posición que no tuvo vuelta atrás por el resto de su vida. Escribió así sobre esto:
Desde el congreso campestre de Brighton (enero de 1894) yo he eliminado absolutamente la carne de mi mesa. Existe el entendimiento de que ora sea que esté en casa o afuera, nada de esta clase ha de usarse en mi familia, o ha de ponerse sobre la mesa. He tenido muchas presentaciones sobre este tema en las horas de la noche.[xv][15]
La propia comprensión de Elena G. de White de la distinción entre limpio e inmundo parece haber crecido en forma firme con el tiempo. En 1864 ella notó que a Noé se le permitió comer bestias “limpias” después del diluvio.[xvi][16] Y en 1890, cuando Patriarcas y profetas se publicó, destacó que los padres de Sansón habían sido instruidos a abstenerlo de “cualquier cosa inmunda”.
Esta distinción “entre artículos de alimentos como limpios e inmundos” no era, dijo ella, “una regulación meramente ceremonial y arbitraria, sino que estaba basada en principios sanitarios”. Más aún, la “maravillosa vitalidad” del pueblo judío por miles de años, podría deberse a esta distinción.[xvii][17] Notoriamente, ella no destaca este aspecto de la vida de Sanson en 1881, cuando escribe los artículos sobre los cuales se basa la mayoría del material sobre Sansón en Patriarcas y profetas.[xviii][18]
En 1905, se explaya nuevamente en forma favorable sobre la distinción dada a los judíos, mencionando esta vez en forma adicional al cerdo que “quedaba prohibido” el consumo de “otros animales, de ciertas aves y de ciertos peces, declarados inmundos”.[xix][19]
Este pasaje continúa enumerando otros aspectos de las leyes de salud judías que los Adventistas del Séptimo Día nunca buscaron enfatizar, así que en resumen se puede decir que la Sra. White nunca declaró explícitamente que la distinción general entre carnes limpias e inmundas era una ley que los Adventistas del Séptimo Día estaban todavía obligados a observar. Sus declaraciones comentando la práctica judía ciertamente alientan esa posición, pero nunca la dejan explícita.
Los adventistas en la actualidad, que comprenden la distinción entre la carne limpia y la inmunda, necesitan saber de la ausencia de tal distinción en la iglesia adventista del tiempo de Elena G. de White. En 1883, W. H. Littlejohn, en una columna de preguntas y respuestas en la Review, dijo que no estaba seguro si las ostras podrían apropiadamente considerarse bajo la prohibición de carnes inmundas que se encuentra en Levítico 11. Si así fuera, dijo, sería porque habría algunas razones naturales.[xx][20] Fue también en ese momento que Urías Smith expresó su fuerte negativa de la aplicación de la ley mosaica en este asunto, como ya se mencionó.
Los primeros reformadores de salud mencionaron las ostras cuando explicaron porqué los alimentos a base de carne eran dañinos. Russell Trall, en su libro Hydropathic Cookbook [Libro de cocina hidropática] de 1857, dijo que todos los moluscos, incluyendo las ostras eran “malos”.[xxi][21]
Probablemente sea más conocido para los adventistas los comentarios sobre las ostras de James C. Jackson, incluído entre sus otras críticas sobre la comidas a base de carne en un artículo que Jaime y Elena White reimprimieron en Health: or How to Live [Salud: o cómo vivir]. Jackson rechazaba las ostras porque eran carroñeras.[xxii][22] J. N. Loughborough dijo que todo caracol, incluyendo las ostras, eran rechazados pues contenían poco alimento nutritivo y eran difíciles de digerir.[xxiii][23]
Finalmente, en 1891, Kellogg, al reaccionar enérgicamente a algunos comentarios favorables sobre las ostras por parte de científicos, condenó a la criatura como difícil de digerir, la “más baja de los carroñeros”, y apta para contener un veneno mortal, tirotoxina.[xxiv][24]
No obstante, comparando la cantidad de material publicado contra el cerdo, las objeciones a las ostras y otras carnes “inmundas” es tan minúscula que difícilmente se puede apreciar.
Cualesquiera hayan sido las prácticas y entendimientos de nuestros pioneros en esta cuestión, nunca debemos basar nuestras propias decisiones en relación con la vida saludable en el ejemplo de otros seres humanos. La Sra. White hizo lo suficientemente claro este punto en 1901 durante una charla extemporánea en Battle Creek.
[Habla Elena G. de White:] “La hermana White no ha tenido carne en su casa o la ha cocinado en ninguna forma, o ha tenido ningún tipo de carne muerta, por varios años. Y aquí está la [base de la] reforma pro salud [de algunas personas]: ‘Ahora les he dicho que la hermana White no come carne. Ahora quisiera que ninguno de ustedes deje de comer carne porque la hermana White no lo hace’.
“Bien, no daría un centavo, ni siquiera me interesaría por nada de eso. Si usted no tiene ninguna convicción mejor, que no comerá carne porque la hermana White no lo hace- si yo fuera la autoridad, no daría ni un centavo por su reforma pro salud.
“Lo que quisiera es que cada uno de ustedes pudiera presentarse en su dignidad individual ante Dios, en su consagración individual a Dios, que el templo del alma sea dedicado a Dios ‘Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él’. Ahora quisiera que piense en esas cosas, no haga del ser humano su criterio”.[xxv][25]
No es sorprendente que S. N. Haskell, quien estaba entre los primeros que llamaron a la iglesia a abandonar el uso del cerdo, fuera el primero en dar argumentos para una clara prohibición bíblica sobre todas las carnes inmundas, haciendo uso pleno de las prohibiciones de Levítico 11. En mayo de 1903, escribió:
“En muchas cosas la Biblia establece principios y se nos deja ejercer nuestro propio juicio en el asunto, mientras que en otras cuestiones se da un mandato claro… En su plan infinito [Dios] señaló una parte del reino animal para actuar como carroñeros… Con el propósito de que conozcamos a aquellos que se alimentan de comidas limpias, les colocó una marca o señal”.[xxvi][26] Haskell cita entonces Levítico 11:1-8: “El consumo de estas cosas que Dios prohibió”, concluye Haskell, “es muy ofensiva a su vista”.
Referencias
Patrimonio de Elena G. de White
Washington, D. C.
27 de abril de 1981. Re-mecanografiado: marzo de 1989.
[i][1] El erudito en Nuevo Testamento John Brunt, cuestionó recientemente la validez de usar las leyes levíticas para hacer distinción entre carnes limpias e inmundas. Su declaración de que la interpretación que hace Elena G. de White de Levítico, explica la posición actual de la iglesia, no está justifica, como se intentará demostrar en este artículo. Véase John Brunt, “Unclean or Unhealthful, An Adventist Pespective” [Inmundas o no saludables, una perspective adventista], Spectrum, vol. 11 (Febrero 1981), pp. 17-23.
[ii][2] Jaime White, “Swine’s Flash” [Carne de cerdo], Present Truth, vol. 1 (Noviembre 1850), p. 87. Al menos dos estudios anteriores discutieron este tema. Uno fue escrito por Richard Hammill en 1945, durante sus días como estudiante en el Seminario Adventista del Séptimo Día; el otro fue escrito por David Giles, otro estudiante del seminario. Giles agregó un poco más a lo que Hammill escribiera antes. Estoy en deuda con Hammill por guiarme a un número significativo de fuentes, pero considero que su artículo descuida hacer algunas distinciones importantes.
[iii][3] Elena G. de White, Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 1 (Mountain View, California, 1948), p. 207.
[iv][4] Elena G. de White, Spiritual Gifts [Dones espirituales] (Battle Creek, Michigan, 1864), p. 146.
[v][5] D. M. Canright, “The Bible on Meat” [Lo que dice la Biblia sobre la carne], Health Reformer, vol. 1 (Diciembre 1866), p. 66.
[vi][6] D. M. Canright, “Why I do Not Eat Swine” [Por qué no como cerdo], Health Reformer, vol. 1 (Abril 1867), p. 135.
[vii][7] W. C. Gage, “Pork Unclean” [Cerdo inmundo], Health Reformer, vol. 4 (Febrero 1870), p. 150.
[viii][8] Jaime White, “Swine’s Flesh. Forbidden in the Word of God” [La carne de cerdo. Prohibida en la Palabra de Dios], Health Reformer, vol. 7 (Enero 1872), p. 18.
[ix][9] Urías Smith, “Meats Clean and Unclean” [Carnes limpias e inmundas], Review and Herald, vol. 60 (3 de Julio 1883), p. 424.
[x][10] Arturo L. Whie, “Dietary Witness of the Ellen G. White Household” [Testigo de la dieta del hogar de Elena G. de White] (Documento no publicado, Washington, D. C., 1978), p. 15.
[xi][11] Elena G. de White a Mary Kelsey White, 31 de mayo de 1882. Carta 16, 1882, p. 1 (Patrimonio de Elena de White, Washington, D. C.).
[xii][12] Carta 83, 1901. Elena G. de White, Consejos sobre el régimen alimenticio (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1974), p. 585.
[xiii][13] Elena G. de White, Christian Temperance and Bible Hygiene [Temperancia cristiana e higiene bíblica] (Battle Creek, Michigan, 1890), p. 118; en Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 473.
[xiv][14] Carta 32a, 1891.
[xv][15] Carta 76, 1895, en Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 586. (Véase también Critique of Prophetess of Health [Crítica de la profetiza de salud], pp. 78-81.)
[xvi][16] Elena G. de White, Spiritual Gifts [Dones espirituales], vol. 3 (Battle Creek, Michigan, 1860), p. 76.
[xvii][17] Elena G. de White, Patriarcas y profetas (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1979), p. 605.
[xviii][18] Véase Signs of the Times, vol. 7, 15, 22 y 29 de septiembre, 6 y 13 de octubre de 1881.
[xix][19] Elena G. de White, El ministerio de curación (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1979), p. 240.
[xx][20] W. H. Littlejohn, “Oysters” [Ostras], Review and Herald, vol. 60 (14 de agosto de 1883), p. 522.
[xxi][21] Russel Trall, The New Hydropathic Cook Book [El Nuevo libro de cocina hidropática] (Nueva York, 1857), p. 104.
[xxii][22] James C. Jackson, “Flesh as Food” [La carne como alimento], in Jaime White, ed., Health: or How to Live [Salud: o Cómo vivir] (Battle Creek, Michigan, 1865), p. 19.
[xxiii][23] John Loughborough, The Hand Book of Health [El manual de la salud] (Battle Creek, Michigan, 1868), pp. 191, 192.
[xxiv][24] J. H. Kellogg, Household Monitor of Health [Monitor hogareño de la salud] (Battle Cree, 1891), pp. 131-136.
[xxv][25] Elena G. de White, “Talk by Mrs. E. G. White Before Representative Brethren in the [Battle Creek] College Library, April 1, 1901” [Charla de la Sra. Elena G. de White ante hermanos representantes en la biblioteca del Colegio [de Battle Creek], 1 de abril de 1901], Manuscrito 43a, 1901, p. 13 (Patrimonio de Elena G. de White, Washington, D. C.)
[xxvi][26] S. N. Haskell, The Bible Training School [La escuela de entrenamiento bíblico], vol. 1 (Mayo de 1903), p. 186.
Por Norma J. Collins
La última voluntad y testamento de Elena G. de White establece una Junta de Fideicomisarios para que administre su patrimonio y produzca compilaciones de sus escritos. En armonía con esta responsabilidad, los fideicomisarios han emitido más de sesenta compilaciones después de su muerte en 1915.
¿Son estas compilaciones realmente libros de Elena G. de White? ¿Deben considerarse solamente los libros publicados durante su vida como libros genuinos de Elena G. de White? ¿Representan las compilaciones actuales correctamente su consejo inspirado? ¿Son confiables?
¿Qué es una compilación?
¿Qué es una compilación? El Diccionario inglés Webster define al verbo “compilar”: “Reunir y poner junto (estadísticas, hechos, etc.) en una forma ordenada”. “Componer (un libro, etc.) con materiales reunidos de varias fuentes”.
El libro El conflicto de los siglos provee un caso de estudio de una compilación producida mientras aún vivía Elena G. de White. La Sra. White escribió un primer libro pequeño de 219 páginas sobre el gran conflicto entre Cristo y Satanás como resultado de una visión que le fue dada en un funeral, en Lovett’s Grove, Ohio, el 14 de marzo de 1858. El demonio la golpeó con parálisis para impedir que escribiera la visión, pero ella se sentía comprometida y trabajó poco a poco hasta que sus fuerzas se restablecieron, la parálisis se disipó, y el libro se completó. Apareció como Spiritual Gifts [Dones espirituales], volumen 1.
Después de la publicación del volumen 2 en 1860, que era mayormente una reseña biográfica, escribió 21 capítulos de la historia del Antiguo Testamento desde la creación hasta el Éxodo y la recepción de las tablas de la Ley en el Sinaí. Este material se publicó como el volumen 3. También escribió 16 capítulos sobre los israelitas desde el Sinaí hasta David y Salomón. Estos capítulos, junto con un artículo sobre salud y una reimpresión de Testimonies [Testimonios] 1-10, fueron parte del volumen 4 de Spiritual Gifts. Los cuatro libros –claramente compilaciones- se imprimieron en 1864.
Luego siguieron cuatro volúmenes más extensos titulados Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], que cubrían el mismo tema. (Disponible actualmente en reimpresión facsimilar). Se imprimieron en 1870, 1877, 1878 y 1884. A medida que Elena G. de White recibió más visiones con más detalles, la historia de la gran controversia se expandió a los cinco volúmenes que se conocen actualmente como “La serie del Conflicto de los Siglos”. Todos se prepararon con materiales escritos originalmente para libros, artículos, cartas y manuscritos. Por definición eran compilaciones. “Compilar: Componer (un libro, etc.) con materiales reunidos de varias fuentes”.
¿Cómo se prepararon las compilaciones?
Los secretarios encargados de copiar comprendían bien que sólo se debían usar los pensamientos y las propias palabras de Elena G. de White, en tanto fueran gramaticalmente consistentes en la expresión de esos pensamientos. En ningún caso un copista o editor debía introducir pensamientos que no se hallaran en los manuscritos de la Sra. White. Donde los párrafos y las oraciones fueran dificultosos o perdieran algo de su fuerza, debido a la estructura de la oración, se esperaba que los secretarios hicieran los cambios gramaticales necesarios. También se los instruyó a velar para que no existieran repeticiones innecesarias. La Sra. White dio su atención personalizada a la revisión del manuscrito final. A causa de que el autor no vive más, el Patrimonio White restringió este tipo de edición al mínimo. En la actualidad, casi no hay eliminación de repeticiones en el pensamiento.
A lo largo de los años, Elena G. de White escribió más de 5.000 artículos, y miles de páginas de testimonios y cartas a individuos. De esta cantidad de materiales literarios atesorados se extraen los materiales que se incorporan en sus libros. Ella escribió sobre varios temas y dejó una riqueza de material, publicado y no publicado.
Escritos sobre la vida de Cristo
En la década de 1870, la Sra. White escribió extensamente sobre la vida de Cristo. Cuando fue a Australia en 1891, esperaba dedicar la mayoría de su tiempo a completar un libro sobre este tema importante. Desde 1892 hasta que se publicó El Deseado de todas las gentes en 1898, dedicó muchas horas diarias a preparar capítulos para el libro.
No se sentó y escribió el libro directamente, capítulo por capítulo. Asignó a sus ayudantes la tarea de reunir lo que había escrito en los años anteriores sobre el tema. Este tema se encontraba en sus obras publicadas, en artículos que habían aparecido en periódicos, y en cartas y manuscritos. Con todo este material en mano, escribió muchos artículos a medida que las experiencias de Cristo se abrían nuevamente ante ella. Entonces, estos pasajes se ubicaban juntos en el orden natural, y ella escribía la historia que los relacionaba.
Sus escritos sobre la vida y enseñanzas de nuestro Salvador, fueron tantos que no podían aparecer en un solo volumen. Por tanto, El discurso maestro de Jesucristo, Palabras de vida del gran Maestro, y una porción de El ministerio de curación, se prepararon con los materiales restantes.
“Compilar: Componer (un libro, etc.) con materiales reunidos de varias fuentes”.
La oficina del Patrimonio White posee cartas y otros documentos que relatan la tarea de la Sra. White en El Deseado de todas las gentes y la forma en la cual se preparó el libro. Frecuentemente mencionaba el hecho de que estaba escribiendo sobre la vida de Cristo, e incluía declaraciones definidas en relación con el trabajo que realizaba Marian Davis. En una carta al Dr. J. H. Kellogg, del 25 de octubre de 1895, dijo:
Marian está trabajando con gran desventaja. Encuentro sólo poco tiempo para dedicarlo a escribir sobre la vida de Cristo. Continuamente estoy recibiendo cartas que requieren respuesta, y no me atrevo a descuidar los importantes asuntos que se me presentan. Además, hay iglesias que visitar, testimonios privados que escribir y muchas otras cosas que deben ser atendidas, que me apremian y consumen mi tiempo. Marian lee atentamente todas las cartas que escribo a otros para encontrar frases que ella pueda usar acerca de la vida de Cristo. Ella ha estado reuniendo de todas las fuentes posibles, todo lo que tiene relación con las lecciones que Cristo dio a los discípulos…
Ud. sabe que todos mis temas, tanto en el púlpito como en privado, en forma oral o escrita, versan acerca de la vida de Cristo. —Carta 41, 1895.
Al hablar de la tarea de sus ayudantes en 1900, la Sra. White hizo esta declaración sobre la señorita Davis:
Ella hace su trabajo de esta manera: toma mis artículos que han sido publicados en los periódicos, y los pega en libros [hojas] en blanco. También tiene una copia de todas las cartas que escribo. Cuando prepara un capítulo para un libro, Marian recuerda que yo he escrito algo sobre ese punto especial que puede darle más fuerza al asunto. Empieza a buscarlo, y cuando lo encuentra, si ve que da mayor claridad al capítulo, lo añade.
Los libros no son producciones de Marian, sino mi propia producción, recopilados de todos mis escritos. Marian tiene un gran campo del cual seleccionar, y su capacidad para ordenar los asuntos es de gran valor para mí. Me ahorra revisar una gran cantidad de material, lo cual no tengo tiempo de hacer… Marian me es una ayuda muy valiosa en la preparación de mis libros. —Carta 61a, 1900 (véase Mensajes selectos, tomo 3, pp. 101, 102).
Marian Davis tenía una mente y una memoria organizada en forma maravillosa, por tanto era capaz de recordar y encontrar detalles que la Sra. White había escritos sobre ciertos temas. Cuando se reunía suficiente material para ciertos capítulos, el manuscrito era leído a Elena G. de White o se lo daban a ella para que lo leyera. A menudo, esto revivía su memoria de ciertas escenas y reescribía con entusiasmo muchos pasajes, dándoles mayor fuerza y frescura. Exaltar a Cristo y presentarlo a otros en toda su belleza y santidad fue siempre su objetivo principal.
Poco después de su llegada a Australia, Elena G. de White cayó enferma con fiebre de malaria y reumatismo inflamatorio. Sufrió muchísimo durante once meses, y, cada tanto, quedaba confinada en la cama por varios días, incapaz de escribir más que un poco cada día. No obstante, perseveró y Dios la sostuvo mientras escribía sobre la vida de Cristo. De esta experiencia escribió:
He estado soportando una gran prueba a causa del dolor, el sufrimiento y la impotencia; pero con esto he obtenido una preciosa experiencia más valiosa que el oro para mí.- Mensajes selectos, tomo 2, p. 275.
Estaba desalentada pues era incapaz de visitar las iglesias, pero Dios usó su aflicción para el avance de sus propósitos. Al tener que ubicarse en una posición sentada y descansada fue capaz de usar sus manos débiles, y comenzó a escribir. En pocos meses escribió seis mil páginas sobre la vida de Cristo. Se dio cuenta que en la noche, cuando no podía dormir, Jesús estaba muy cerca de ella. Pensó mucho en Cristo durante ese tiempo y supo dónde estaba su fuerza.
Una carta escrita en 1892 a O. A. Olsen, presidente de la Asociación General, revela la intensidad con la cual la Sra. White escribía mientras preparaba su libro:
Ando con temblor delante de Dios. No sé cómo hablar ni cómo describir con la pluma el gran tema del sacrificio expiatorio. No sé cómo presentar los temas con el poder vivo con el cual los recibo. Tiemblo por temor a empequeñecer el gran plan de salvación al usar palabras ordinarias. Mi alma se inclina con pavor y reverencia delante de Dios y digo: "¿Para estas cosas, quién es suficiente?" (Carta 40, 1892).- (Véase Mensajes selectos, tomo 3, p. 130).
Algunos de los pasajes más hermosos en El Deseado de todas las gentes, salieron de su pluma cuando estuvo confinada no sólo a su cuarto, sino en su cama.
Asistentes literarios
Algunos de los asistentes literarios, ¿hicieron alteraciones al pensamiento o agregados a medida que los escritos pasaban por sus manos? Esta cuestión es respondida claramente por las declaraciones escritas por varios de los ayudantes de la Sra. White:
Ninguno de los ayudantes de mi madre está autorizado a agregar a los manuscritos, introduciendo pensamientos de elaboración propia.— W. C. White a G. A. Irwin, 7 de mayo de 1900.
Por el propio conocimiento que tengo del trabajo, y por las mismas declaraciones de la hermana White, tengo el fundamento más firme para no creer que se hiciera tal cosa [que los copistas agregan pensamientos propios].- Marian Davis a G. A Irwin, 23 de abril de 1900.
Con toda buena conciencia puedo testificar que nunca tuve la suficiente presunción como para aventurarme a agregar algunas ideas propias o a hacer otra cosa que seguir con el mayor cuidado posible los pensamientos de la autora.- D. E. Robinson, 1933, Patrimonio White, Document File 107g.
La Sra. White escribió muchísimo sobre varios temas. Para complementar lo que se escribía específicamente para un libro determinado, los asistentes literarios reunían de sus escritos otras gemas del pensamiento que estuvieran relacionadas –libros, artículos publicados, manuscritos, cartas y discursos. Al trabajar juntos, la Sra. White y sus asistentes, planificaban la estructura de los libros y preparaban el asunto capítulo por capítulo. En su forma final, los manuscritos eran leídos y aprobados finalmente por la misma Sra. White, y luego se los enviaba a la imprenta.
Cómo se preparó el libro El evangelismo
Desde la muerte de Elena G. de White en 1915, ¿cómo se han preparado las compilaciones? El libro El evangelismo es un caso de estudio.
En agosto de 1944, representantes de la Asociación Ministerial de la Asociación General preguntaron al Patrimonio White si había consejos específicos suficientes sobre evangelización como para preparar un libro que oriente en ese aspecto. Si había suficiente material, esperaban que esos consejos pudieran reunirse y publicarse en un solo libro.
Cuando Arturo White, en ese momento director del Patrimonio White, revisó los archivos, encontró abundante material que podía juntarse para hacer un libro de consejos sobre evangelización. El 10 de septiembre de 1944, la Junta de Fideicomisarios tomó el siguiente acuerdo:
“Votado: Que, en concordancia con la recomendación del Concejo Consultor de la Asociación Ministerial, autorizamos la compilación de un manuscrito, ‘Consejos a evangelistas e instructores bíblicos’, que será hecha por una comisión de cinco personas elegidas por la junta. La comisión se compone de las siguientes personas: A. L. White, W. H. Branson, R. A. Anderson, la señorita Luisa Kleuser, J. L. Shuler”.- Actas de la Junta del Patrimonio White (White Estate Board Minutes), 10 de septiembre, 1944.
A medida que la comisión planificaba su trabajo, decidieron que el nuevo volumen serviría mejor si fuera completo en su información, usando tanto fuentes publicadas como no publicadas. Esto incluiría algunas repeticiones de artículos ya publicados.
Arturo White y Luisa Kleuser fueron nombrados como un equipo de trabajo para preparar el manuscrito. El plan que siguieron requerió reunir todo asunto que tuviera que ver con el tema. Entonces, con todas las declaraciones de Elena G. de White ante ellos, organizaron el material y desarrollaron el manuscrito. Este plan minimizó la influencia de los compiladores, permitiendo que los pensamientos y los énfasis de la Sra. White se vieran claramente en la obra terminada.
A medida que el pastor White y la señorita Kleuser hacían las selecciones, era fácil de ver dónde colocaba Elena G. de White el énfasis, y el bosquejo general del tema en cuestión se organizó naturalmente en alrededor de 22 divisiones generales. En los casos en que había dos o más declaraciones que trataban el mismo punto, se escogía la más fuerte o la más completa, y la otra se dejaba de lado. Debido a que no se podían cambiar las palabras de Elena G. de White que componían el texto, los asuntos se reunían usando encabezados que remarcaban la idea principal. Los encabezados y subtítulos eran casi siempre provistos por el compilador, y, generalmente, esto se entiende así.
En un momento de la preparación del manuscrito, el pastor White buscó consejo en cuanto al uso de letras itálicas para enfatizar ciertas partes del manuscrito. El acta que elaboró la Junta dice:
“Votado: Que los fideicomisarios piensan que estaría fuera de lugar usar letras en itálica para enfatizar ciertas partes del manuscrito, y puede parecer que tiene la forma de una interpretación privada”.- Actas de la Junta del Patrimonio White (White Estate Board Minutes), 2 de julio, 1945.
Surgió la inquietud de si los compiladores debían ser nombrados en el Prefacio. Se indicó que siempre fue norma no mencionar a quienes tuvieron parte en la tarea de compilar, sino en mantener el foco en el autor de los materiales. Los fideicomisarios firmaron el Prefacio, basados en el siguiente voto:
“Votado: Que el Prefacio para el manuscrito del Evangelismo sea firmado por los fideicomisarios, y que se solicite al secretario que redacte una declaración considerando este aspecto”.- Ibíd.
El registro de los nueve lectores del manuscrito mostró correcciones que tenían que ver con la redacción de los encabezados y se sugirieron agregar unas pocas declaraciones de Elena G. de White, pues se pensó que añadirían fuerza al manuscrito.
El libro Evangelismo salió a la venta unos 18 meses después de que se tomó la decisión de preparar el libro. Ha servido como guía e inspiración para aquellos que se dedican a los ministerios de evangelización. Cada punto presenta su propia referencia de la fuente, de esa manera cualquiera puede verificar el contexto y la integridad de uso.
Es el interés general de quienes están en el Patrimonio White que toda compilación sea plenamente representativa y tan libre como sea posible de cualquier favoritismo del compilador. El compilador no deja de lado declaraciones que pueden no coincidir con su opinión personal. Las opiniones personales no deben tener peso en la selección del material. La compilación debe representar completa y correctamente la posición, las enseñanzas y el énfasis de Elena G. de White.
Libro sobre el hogar
En sus últimos años, Elena G. de White expresó su anhelo de sacar un libro sobre el hogar cristiano. Pero otras obras, tales como Los hechos de los apóstoles, Consejos para los maestros, Obreros evangélicos y Profetas y reyes, la mantuvieron ocupada, y Elena G. de White murió antes de que pudiera iniciar la tarea del libro sobre el hogar. Poco después de que el manuscrito de El evangelismo se aceptó para su publicación, los fideicomisarios nombraron una comisión para que preparara un manuscrito sobre el hogar. Cuando se reunieron los materiales, siguiendo los mismos métodos usados para El evangelismo, había suficiente como para dos libros, El hogar adventista y Conducción del niño.
Riqueza de material
Cuando se reúnen todos los asuntos que se conoce que Elena G. de White escribió sobre un tema en particular, a menudo hay tal riqueza de material que es difícil lograr que el libro tenga un número razonable de páginas. Cuando se reunió material para Mente, carácter y personalidad, había tal abundancia de material que debían colocarse en dos tomos.
Al planificar un nuevo libro de Elena G. de White, siempre surge la pregunta de si el tomo debe limitarse a declaraciones que no hayan aparecido en libros anteriores, o si, con el propósito de hacer que el libro sea una unidad completa, se deben incluir todos los consejos relativos al tema, sin importar si algunas declaraciones aparecen en otro de sus libros. Después de un estudio profundo, generalmente se llega a la conclusión que el libro debe ser completo. “Compilar: Componer (un libro, etc.) de materiales reunidos de varias fuentes”.
A lo largo de los años después de su muerte, la Junta del Patrimonio White ha recibido solicitudes de compilaciones sobre varios temas. La junta considera sólo aquellos proyectos que cree que harán una contribución definida a las necesidades de la iglesia, y solicita consejo de los líderes de la iglesia antes de comenzar cualquier proyecto. Algunas personas tienen el concepto equivocado de que las compilaciones son simplemente un re-arreglo de los materiales que aparecen en otros libros publicados. El hecho es que la mayoría de las compilaciones incluyen consejos e instrucciones no publicadas previamente de las cartas y manuscritos de Elena G. de White. Los fideicomisarios no ven luz en reciclar los consejos disponibles en libros que ya están impresos.
No todos los libros tienen el mismo propósito
Mientras que todas las compilaciones se preparan esencialmente de la misma forma, no todas se preparan con el mismo propósito: a saber, algunas son más de tipo enciclopédico o referencial, como Consejos sobre el régimen alimenticio. Este libro no fue diseñado para leerse como una narración de tapa a tapa, sino para reunir todos los consejos sobre ciertos temas un una forma ordenada y de fácil acceso. Los libros devocionales son simplemente eso: devocionales. Están planificados como lecturas breves para dirigir el pensamiento hacia Dios al comienzo del día. Otros libros voluminosos, como la serie del Conflicto de los Siglos, presentan una emocionante historia desde la creación hasta la segunda venida de Cristo. Otros más dan consejos sobre varios aspectos de la vida diaria.
Resumen
Volvamos a las preguntas planteadas al comienzo de este artículo.
Si el consejo fue publicado antes o después de la muerte de Elena G. de White no tiene nada que ver con la inspiración del consejo. El imprimir los materiales antes de su muerte no los hace más inspirados, ni lo son menos si aparecen después de su muerte. Mientras vivía, ella colaboraba en la reunión de los materiales de sus artículos y cartas que habían de publicarse en libros, y podía supervisar su preparación. En su testamento encargó a la Junta de Fideicomisarios que continuaran esta obra, y que supervisaran su preparación en lugar de ella.
En los libros preparados después de la muerte de Elena G. de White, los fideicomisarios se sienten confiados por seguir las instrucciones de Elena G. de White, cuando ella escribió:
En estos últimos días se ha dado luz abundante a nuestro pueblo. Ya sea que mi vida sea preservada o no, mis escritos hablarán constantemente y su obra irá adelante mientras dure el tiempo. Mis escritos son guardados en los archivos de la oficina, y aunque yo no viviera, esas palabras que me han sido dadas por el Señor todavía tendrán vida y hablarán a la gente (Carta 371, 1907).- (Véase Mensajes selectos, tomo 3, p. 85).
La Junta de Fideicomisarios y el personal del Patrimonio White toman seriamente sus responsabilidades para representar correctamente a Elena G. de White y sus enseñanzas. Cuando los materiales se preparan para su publicación, el único ajuste que se realiza es el gramatical. Creemos que las directivas que ella dio a sus secretarios son una autoridad. Si una palabra necesita ser reemplazada para que una oración quede clara, la palabra se coloca entre corchetes para que el lector sepa que es un añadido. Nadie en el Patrimonio White ha agregado sus palabras al material de Elena G. de White. Si se percibe la necesidad de dar información adicional, se coloca como nota al pie o en un apéndice. Se dan referencias para que el investigador pueda corroborar las fuentes originales. Se da el contexto suficiente como para que el material pueda hablar por sí mismo. Si el material se adapta o parafrasea, esto se aclara y destaca en la forma correspondiente.
Los subtítulos y los encabezados que ayudan a organizar los materiales, son agregados por el compilador, pero todo el texto fue escrito por Elena G. de White. El compilador busca ser completamente objetivo, evitando apreciaciones personales en la selección de los materiales. El producto final se diseña para representar el pensamiento completo de Elena G. de White sobre un tema y es revisado cuidadosamente por una comisión para evitar que haya tergiversación.
Cuando un libro se termina, es por tanto un libro de Elena G. de White, aunque ella no esté más con vida y no pueda darle su atención personal. Si estuviera aquí, no hay duda que agregaría frases conectivas para unir ciertos párrafos y para que la expresión sea más fluida. Debido a que ésta es una tarea que se reserva sólo al autor, los compiladores usan a veces encabezados de párrafos para introducir el tema o idea siguiente, pero nunca añaden frases para relacionar un párrafo o pensamiento con otro.
Por tanto, las respuestas a las preguntas requeridas al comienzo de este artículo son: Sí, los libros publicados con posterioridad a la muerte de Elena G. de White, en todas sus áreas, son realmente libros de Elena G. de White; no, no son producto de otros escritores; y, sí, contienen mensajes inspirados dados por Dios para la conducción, edificación y fortalecimiento de la iglesia en estos últimos días de la historia de la tierra.
Norma J. Collins
Directora Asociada del Patrimonio de Elena G. de White
Mayo de 1995, actualizado en diciembre de 2001
Basado en un artículo de Arturo L. White
Información adicional:
“How Ellen White’s Books Were Written” [Cómo se escribieron los libros de Elena G. de White], por W. C. White, 18 de junio, 1935.
“In Defense of Compilations” [En defensa de las compilaciones], por Arturo L. White, en Spectrum, agosto de 1985.
Brief Statements Regarding the Writings of Ellen G. White [Breves declaraciones respecto a los escritos de Elena G. de White], por W. C. White y D. E. Robinson, 1933. Reimpreso como suplemento de la Adventist Review [Revista Adventista], el 4 de junio, 1981.
How the Desire of Ages Was Writen [Cómo se escribió El Deseado de todas las gentes], por Robert W. Olson, 1979.
“Guidelines for Editing Ellen G. White Materials” [Directivas para la edición de los materiales de Elena G. de White], por Kenneth H. Word, septiembre, 1989.
por Robert W. Olson
Una declaración introductoria al documento,
“Descripciones que muestran cómo se escribió El Deseado de todas las gentes”
Para muchos Adventistas del Séptimo Día, El Deseado de todas las gentes es su fuente favorita de nutrición espiritual aparte de la Biblia. Su nivel profundamente espiritual y sus hermosas frases sorprendentes, combinados con su tema centrado en Cristo, hacen única esta pieza maestra tan apreciada, incluso entre las mismas obras de Elena G. de White.
La historia de cómo se escribió El Deseado de todas las gentes probablemente nunca se cuente en su plenitud, porque nadie que esté con vida la conoce por completo con todos sus detalles. No obstante, un examen de las fuentes disponibles da varias ideas que otorgan luz sobre el tema de cómo este best seller imperecedero llegó a la existencia.
Los libros de Elena G. de White sobre la vida y las enseñanzas de Jesús
Elena G. de White comenzó a escribir sobre la vida de Cristo en 1858, luego de su visita a Lovet’s Grove, Ohio, donde se le revelaron en visión muchas escenas de varios siglos del conflicto entre Cristo y Satanás. Su registro escrito de esta visión, según se encuentra en Spiritual Gifts [Dones espirituales], vol. 1, incluye más de cincuenta páginas sobre la vida de Cristo.
En 1876 y 1877, Elena G. de White reescribió y aumentó su narración de la vida y obra de Cristo, y así abarcó más de las 640 páginas en Spiritual Gifts, volúmenes 2 y 3. Luego, en la década de 1890, expandió el registro un poco más, hasta que completó tres libros, El discurso maestro de Jesucristo, El Deseado de todas las gentes, y Palabras de vida del gran Maestro.
Asistencia editorial
Aunque fue inspirada en plenamente, Elena G. de White no siempre hizo uso de una gramática, ortografía, puntuación, o construcción de frases y párrafos perfectos en sus escritos. Sintió fuertemente este defecto a lo largo de toda su vida. En 1873, se lamentó, “Mi corazón está tremendamente triste… No soy una erudita… No soy una experta en gramática” (Enumeración para el 10 y 11 de enero, 1873, pp. 10-11).[i][1] Veinte años después, nuevamente se quejó por su carencia cuando declaró, “Dejo mi pluma y digo: ¡Oh, Señor, soy finita, soy débil, sencilla e ignorante. Nunca puedo encontrar un lenguaje para expresar tus revelaciones grandiosas y santas!” (Véase Descripción 63).
Al ver cómo se sintió, es bastante comprensible que Elena G. de White buscara auxilio en habilidosos literatos para la preparación de sus manuscritos para publicar. Cuando trabajaba con la serie Spiritual Gifts, desde 1858 a 1864, fue auxiliada por su esposo, quien era un calificado maestro de escuela. (Véase Mensajes selectos, vol. 1, p. 57). En la década de 1890, cuando finalmente estaba tomando forma El Deseado de todas las gentes, su principal asistente editorial fue Marian Davis.
Se les confió a los copistas de Elena G. de White tareas tales como corregir la gramática y la ortografía, eliminando las repeticiones innecesarias, agrupando el material en párrafos, y transfiriendo oraciones o párrafos de un manuscrito a otro “cuando se expresó el mismo pensamiento pero no en forma tan clara” (Véase Descripción 81). No obstante, cada tanto se les daba a otros individuos clave directivas adicionales para mejorar sus escritos. Por ejemplo, la Sra. White estaba muy dispuesta a que J. H. Waggoner criticara su manuscrito y le hiciera sugerencias para mejorarlo (Véase Descripción 15). De hecho, expresó su disgusto a Waggoner cuando no pudo cambiar o mejorar uno de sus escritos cuando se le dio una oportunidad para hacerlo (Véase Descripción 15).
También se le pidió al Dr. David Paulson que brindara esta clase de servicio. En 1905, el hijo de la Sra. White, W. C. White, envió el manuscrito de El ministerio de curación al Dr. Paulson con la solicitud, “Deseo que en su lectura completa note aquellos lugares donde el pensamiento se expresa de tal forma que pueda ser especialmente criticado por médicos y que nos conceda amablemente el beneficio de su conocimiento para saber cómo expresar el mismo pensamiento en la forma más adecuada”.[ii][2]
Elena G. de White entendía que también algunos escritores bíblicos necesitaron asistencia editorial, cuando escribió en relación con el libro de Hechos, “La costumbre de ese tiempo era que el autor enviara su manuscrito a alguien para que lo examinara y criticara. Lucas eligió a Teófilo, como a un hombre en quien tenía confianza, para que hiciera esa importante obra” (Comentario bíblico adventista, vol. 6, p. 1051).
Dado que es claro que la Sra. White por momentos permitió e incluso buscó la ayuda, que dio como resultado el cambio de algunas de sus palabras, se puede presentar una inquietud sobre su declaración, “las palabras de alguna otra persona no me representarán correctamente” (Véase Descripción 79). Debiera notarse que este comentario fue hecho en relación con uno de sus copistas en particular y no incluía las mejoras técnicas que se supone que harían todos sus copistas. Aunque se debe enfatizar que los copistas y editores de Elena G. de White no contribuyeron en realidad con la escritura de sus libros. Marian Davis dio cuenta de este hecho cuando, en respuesta a la demanda de un publicador que solicitaba que se completara en forma inmediata el manuscrito de El Deseado de todas las gentes, le escribió a W. C. White, “Hay una cosa… que incluso el más competente editor no puede hacer, a saber, preparar el manuscrito antes de que se escriba” [por ejemplo, Marian Davis no podía hacer su labor editorial hasta que Elena G. de White hubiera escrito el manuscrito] (Véase Descripción 69).
El papel de Marian Davis
Marian Davis fue una de esas personas especiales a quien Elena G. de White buscaba más que para la tarea rutinaria de copiar y editar. Marian estaba autorizada a eliminar palabras innecesarias (Véase Descripción 67) o a veces, cuando era pertinente, cambiar palabras (Véase Descripción 37). Le ayudó a la Sra. White a planificar un buen número de libros, desde el primer capítulo al último (p. 39, párrafo 1).
Marian era la “compaginadora de libros” (p. 41, párrafo 1). Ella recogía material, incluso oraciones aisladas (p. 28, párrafo 6; p. 39, párrafo 1; p. 30, párrafo 4), sobre la vida de Cristo de los diarios, cartas y artículos de Elena G. de White (p. 44, párrafo 3; p. 29, párrafo 0), los cuales pegaba en álbumes. Ella sacó material para El Deseado de todas las gentes de estos álbumes, de los libros publicados de Elena G. de White y de algunos manuscritos extensos (p. 24, párrafo 4).
Al organizar el material en capítulos, Marian notó áreas sobre las cuales no tenía nada de la pluma de Elena G. de White. Aparentemente las dos mujeres tenían una relación de trabajo tan estrecha, que Marian se sentía libre de hacer sugerencias a la Sra. White de lo que le parecía que podía estar faltando de los libros. Elena G. de White aceptó algunas de estas sugerencias, otras las rechazó. Por ejemplo, mientras que se aceptó el consejo de Marian en relación con “la roca, cuando el agua fluyó”, para un libro anterior (p. 21, párrafo 1), su recomendación acerca de “la construcción de una torre” y “la guerra de reyes” se rechazó. Elena G. de White declaró que no escribiría sobre estos temas a menos que “el Espíritu del Señor me guíe” (p. 25, párrafo 3).[iii][3]
Marian también hizo sugerencias a Elena G. de White en relación con la lucha de Cristo cuando fue tentado a usar su poder divino (p. 26, párrafo 5), y las parábolas de la perla y la red (p. 23, párrafo 6). Aunque sin duda Elena G. de White apreció estas sugerencias, estaba claro que era ella misma y no Marian la que decidía sobre qué tema escribiría.
No sólo Elena G. de White hacía el escrito inicial, también asumía plena responsabilidad por cada palabra que eventualmente aparecía en sus libros. Le explicó a su hermana Mary, “leo todo lo que se copia para ver que cada cosa está como debe ser. Leo todo el libro manuscrito antes que sea enviado a la imprenta” (p. 44, párrafo 2). Claramente éste era su método de trabajo rutinario. Marian Davis le dijo una vez a Elena G. de White, “Por supuesto, nada irá sin que usted lo apruebe” (p. 30, párrafo 2).
Fuentes de información
(a) Visiones. En su primer registro de la vida de Cristo, escrito en 1858, Elena G. de White hizo frecuentemente declaraciones como “Vi”, “Y luego vi”, “Se me mostró”, etc. (p. 10). Mientras que no unió sus registros posteriores de la vida de Cristo con estas expresiones, puede realmente haber visto en visión todos los eventos de la vida de Cristo de los cuales escribió. En 1889, después de mencionar “la traición, el juicio y la crucifixión de Jesús”, comentó, “Todo esto pasó delante de mi detalle tras detalle” (p. 22, párrafo 3).
No obstante, es necesario que creamos que cada hecho aislado mencionado en El Deseado de todas las gentes fue visto primero en visión con el propósito de que también creamos que el libro procedió de una pluma verdaderamente inspirada. Por ejemplo, Pablo escribió a los Corintios, “habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones” (1 Corintios 3:3). Pero no se le mostró esto en visión. Fue informado sobre el asunto por los miembros de la casa de Cloé. (Véase 1 Corintios 1:11). No obstante, sostenemos que 1 Corintios 3:3 fue escrito bajo inspiración. Elena G. de White declara que aunque “el Señor no le dio una nueva revelación para esa ocasión especial,… la reprensión que envió fue tan ciertamente escrita bajo la inspiración del Espíritu de Dios como cualquiera de sus otras epístolas” (Los hechos de los apóstoles, pp. 244-245). Si Dios pudo hablar a los profetas de la antigüedad “en diversas maneras” (Hebreos 1:1), seguramente pudo haber hecho lo mismo en tiempos recientes.
(b) La Biblia. Elena G. de White conocía bien su Biblia, un hecho que es atestiguado por las miles de referencias de la Palabra de Dios que corren a través de todos sus escritos. Usó la Biblia libremente en todos sus libros sobre la vida y enseñanzas de Cristo. Las Escrituras eran la fuente primaria de información para Elena G. de White en relación con lo que Jesús hizo y dijo.
(c) “Historias bíblicas” y otros libros. Dado que el Señor aparentemente no reveló el orden de los eventos bíblicos a Elena G. de White, se encontró en la necesidad de buscar esta información de la mejor manera posible por su propio estudio personal de las diferentes “historias bíblicas” (p. 21, párrafo 2). También parece haber usado algunos libros que trataban más específicamente con la vida de Jesús. Dio instrucciones a su familia en Oakland para que le enviara ciertos libros que había “dejado” (p. 17, párrafo 5). No menciona el título de estos libros, pero parece que uno de ellos era Life of Christ [Vida de Cristo] de William Hanna, debido a que algo de su fraseología en Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], volumen 2, escrito por ese tiempo, es similar al lenguaje de Hanna. La extención y naturaleza del uso que hizo de Hanna se puede determinar sólo por un análisis cuidadoso de estos libros.[iv][4] Elena G. de White usó la Biblia y fuentes históricas también en la preparación de sus otros “libros del conflicto”. W. C. White declara,
En algunos asuntos históricos como se presentan en Patriarcas y profetas, Hechos de los apóstoles y El gran conflicto, los lineamientos principales se hicieron muy claros y sencillos para ella, y cuando escribió estos temas, se la dejó que estudiara la Biblia y la historia para conseguir las relaciones de las fechas y la geografía, y para que perfeccionara su descripción de los detalles.- Archivo de correspondencia de W. C. White.[v][5]
Puede ser nueva la idea para algunos de que Elena G. de White, al escribir un libro inspirado, debiera tomar no sólo frases sino ciertos tipos de información de fuentes existentes previamente. Pero los que han estudiado cuidadosamente la Biblia no encontrarán que esta idea sea perturbadora pues habrán notado que los escritores bíblicos también siguieron esta práctica. Por ejemplo, el apóstol Pablo más de una vez usó líneas de poetas griegos, y Judas incluyó un pasaje en su pequeña epístola que alguien más había escrito al menos cien años antes (véase Comentario bíblico adventista, Hechos 17:28, 1 Corintios 15:33, y judas 14).
El Deseado de todas las gentes, un libro inspirado
En 1892, cuando Elena G. de White comenzó nuevamente a escribir sobre la vida de Cristo, habló acerca de “las cosas que ardían en mi alma en relación con la misión de Cristo”. Escribió, “No sé cómo presentar temas con el poder vivificante con el que están ante mí” (p. 23, párrafos 4, 5).
Un año después aseveró que, al escribir sobre la vida de Cristo, estaba usando palabras que comunicarían a otros “la luz que el Señor se había placido darme en su gran misericordia y amor” (p. 25, párrafo 2). Algún tiempo más tarde, después de mencionar varios de sus libros, incluyendo El Deseado de todas las gentes, declaró, “En mis libros se declara la verdad respaldada por un ‘Así dice el Señor’. El Espíritu Santo traza estas verdades en mi corazón y en mi mente en forma indeleble como la ley fue trazada por el dedo de Dios, sobre las tablas de piedra” (p. 44, párrafo 7).
En el escrito de El Deseado de todas las gentes, Elena G. de White recibió ayuda -ayuda de sus secretarios y ayuda de algunos otros autores. Pero primero y ante todo tuvo la asistencia del Señor. Fue el Espíritu de Dios quien la dirigió y controló y quien fue además la Fuerza Guiadora al escribir todos sus mensajes.
El Deseado de todas las gentes no es sólo otro libro sobre la vida de Cristo. En marcado contraste con otras obras sobre la vida de Cristo, fue escrito bajo la inspiración el Espíritu de Dios. Lleva en sus páginas las propias credenciales divinas.
Respira un espíritu celestial. Nos confronta cara a cara con el Señor mismo. A través de El Deseado de todas las gentes, como ningún otro libro fuera de la Biblia, podemos llegar a estar íntimamente familiarizados con nuestro Salvador. Y esta bendición seguramente vendrá a todos los que buscan sus páginas con corazones y mentes que sean receptivos a la conducción del Espíritu Santo.
DESCRIPCIONES RELACIONADAS CON LA ESCRITURA DE EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES
Organizadas cronológicamente
(Basado en un estudio en proceso de la fuentes)
Descripción 1: Sábado y domingo, 13-14 de marzo, 1858, los White en Lovett’s Grove, Ohio
LA REVIEW AND HERALD
“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”.
BATTLE CREEK, QUINTO DÍA, 25 DE MARZO DE 1858
Los días 13 y 14 de marzo disfrutamos libremente con la joven iglesia de Lovett’s Grove. Las labores del hermano Holt fueron grandemente bendecidas en ese lugar. Cree que unas cuarenta personas guardan el sábado en ese lugar. Unas pocas semanas atrás no había ninguna. Disfrutamos de gran libertad con estos hermanos. Durante el primer día, Dios manifestó su poder en una forma maravillosa ante la multitud congregada. Varios decidieron observar el sábado del Señor y fueron con el pueblo de Dios. Sentimos una gran deuda con el hermano y la hermana Tillotson quienes estuvieron con nosotros dos semanas y nos trasladaron confortablemente en su carruaje durante todo el camino desde que dejamos las vías del tren en Green Spring, hasta que las encontramos nuevamente en Freemont donde tomamos el tren a casa.
Jaime White, p. 149.
Descripción 2: Domingo, 14 de marzo, 1858, la visión del gran conflicto dada en un servicio fúnebre
En la visión que recibí en Lovett's Grove [Estado de Ohio], la mayor parte de lo que había visto diez años antes concerniente al gran conflicto de los siglos entre Cristo y Satanás fue repetido, y se me instruyó a que lo escribiera. Se me mostró que aunque debía luchar contra los poderes de las tinieblas, pues Satanás haría grandes esfuerzos para impedir esta tarea, debía poner mi confianza en Dios, y que los ángeles no me abandonarían en el conflicto.
Después de que salí de la visión, los afligidos amigos y una parte de la congregación, cargaron el cuerpo hasta su lugar de descanso. Gran solemnidad descanso sobre quienes permanecieron.
El lunes comenzamos nuestro viaje a casa con el hermano y la hermana Tillotson. Al día siguiente tomamos los carruajes de Freemont hacia Jackson, Michigan. Mientras viajábamos en nuestros carruajes hacia Jackson, Michigan, arreglamos nuestros planes para escribir y publicar inmediatamente después de nuestro regreso al hogar, el libro titulado El conflicto de los siglos.
Spiritual Gifts [Dones espirituales], vol. II, pp. 270-271 (publicado en 1860).Descripción 3: 1858, Spiritual Gifts, vol. I, publicado.
SPIRITUAL GIFTS
EL GRAN CONFLICTO ENTRE CRISTO Y SUS ÁNGELES Y SATANÁS Y SUS ÁNGELES
POR ELENA G. DE WHITE
BATTLE CREEK, MICHIGAN
PUBLICADO POR JAIME WHITE, 1858
CONTENIDO
DONES ESPIRITUALES................................................................................ 5
CAPÍTULO
I. La caída de Satanás................................................................................... 17
II. La caída del hombre.................................................................................. 20
III. El plan de salvación................................................................................. 22
IV. La primera venida de Cristo...................................................................... 28
V. El ministerio de Cristo............................................................................... 35
VI. La transfiguración..................................................................................... 40
VII. La traición a Cristo.................................................................................. 44
VIII. El juicio de Cristo................................................................................... 49
IX. La crucifixión de Cristo............................................................................. 57
X. La resurrección de Cristo........................................................................... 65
XI. La ascensión de Cristo............................................................................. 77
XII. Los discípulos de Cristo.......................................................................... 80
XIII. La muerte de Esteban............................................................................ 87
XIV. La conversión de Saulo.......................................................................... 90
XV. Los judíos decidieron matar a Pablo......................................................... 93
XVI. Pablo visitó Jerusalem........................................................................... 99
XVII. La gran apostasía............................................................................... 103
XVIII. El misterio de iniquidad....................................................................... 108
XIX. Muerte, no vida eterna en la miseria...................................................... 113
XX. La Reforma.......................................................................................... 119
XXI. La iglesia y el mundo unidos................................................................. 124
XXII. Guillermo Miller................................................................................... 128
XXIII. El mensaje del primer ángel................................................................ 133
XXIV. El mensaje del segundo ángel............................................................. 140
XXV. El movimiento adventista ilustrado....................................................... 144
XXVI. Otra ilustración.................................................................................. 151
XXVII. El santuario...................................................................................... 157
XXVIII. El mensaje del tercer ángel............................................................... 162
XXIX. Una firme plataforma.......................................................................... 168
XXX. El espiritualismo................................................................................. 173
XXXI. La codicia......................................................................................... 179
XXXII. El zarandeo...................................................................................... 183
XXXIII. Los pecados de Babilonia................................................................. 189
XXXIV. El fuerte clamor............................................................................... 193
XXXV. Culmina el mensaje del tercer ángel................................................... 197
XXXVI. El tiempo de angustia de Jacob........................................................ 201
XXXVII. La liberación de los santos.............................................................. 205
XXXVIII. La recompensa de los santos......................................................... 209
XXXIX. La tierra desolada............................................................................ 211
XL. La segunda resurrección........................................................................ 214
XLI. La segunda muerte............................................................................... 217
Descripción 4: Fuente de información en Spiritual Gifts, vol. I, 1858.
El señor me mostró que Satanás fue una vez un ángel honrado en el cielo, próximo a Jesucristo (p. 17).
Vi que el hijo de Dios estaba pálido y exhausto por causa del ayuno y el sufrimiento. Pero su camino estaba trazado, y debía cumplir la tarea que había venido a realizar (p. 31).
Luego vi a Jesús en el jardín con sus discípulos (p. 46).
Vi que el ángel más débil podría haber conseguido que esa multitud cayera inerme y podría haber librado al Señor (p. 51).
Pero no necesitaban temer; porque contemplé a la hueste angélica observando con indecible interés el lugar de descanso de Jesús (p. 64).
Vi a la guardia romana, cuando la hueste angélica regresó al cielo, y la luz y la gloria desaparecieron, levantarse y ver si era seguro para ellos mirar a su alrededor (p. 68).
Luego se me mostró a los discípulos cuando llenos de reverente asombro miraban para alcanzar la última vislumbre de su Salvador que ascendía (p. 79).
[Spiritual Gifts, vols. III y IV, ambos publicados en 1864, completaron el primer escrito de la historia del gran conflicto. Estos dos volúmenes trataron extensamente la historia del Antiguo Testamento. Spiritual Gifts, vol. II, era una autobiografía de Elena G. de White y no era parte de la serie del gran conflicto. A medida que pasaron los años, Elena G. de White se propuso reescribir y aumentar estos libros. Primero en la nueva serie, publicado en 1870, estaba Spirit of Prophecy [El Espíritu de Profecía], vol. I, que cubría la historia del Antiguo Testamento hasta los tiempos de Salomón. Luego Elena G. de White se concentró en la vida de Cristo, que finalmente llenó la mayor parte de Spirit of Prophecy, vol. II y III.]
Descripción 5: Miércoles, 1 de enero, 1873, Santa Rosa, California. Entrada del diario de Elena G. de White
Escribí diez páginas al pastor Littlejohn, después de escribir casi todo día sobre mi tema para Spirit of Prophecy.
(Manuscrito 3, 1873, p. 1.)
Descripción 6: Domingo, 5 de enero, 1873, Petaluma, California. Entrada en el diario de Elena G. de White
Tuvimos tres reuniones. Hablé a las once sobre la vida y la tentación de Cristo en el desierto. Sentí la fuerza del tema que presenté ante ellos.
(Manuscrito 3, 1873, p. 2.)
Descripción 7: Viernes, 10 de enero, 1873, Santa Rosa, California. Entrada en el diario de Elena G. de White
Nos levantamos temprano para prepararnos para ir a San Francisco. Mi corazón estaba indescriptiblemente triste. Esa mañana consideré francamente la posibilidad de trabajar en mis escritos. Mi esposo está muy débil para ayudarme a prepararlos para la imprenta, por tanto no trabajaré más con ellos por el momento. No soy una erudita. No puede preparar mis propios escritos para la imprenta. Hasta que pueda hacerlo no escribiré más. No es mi deber ser gravosa a otros con mis manuscritos.
(Manuscrito 3, 1873, p. 5.)
Descripción 8: Sábado, 11 de enero, 1873, San Francisco, California. Entrada en el diario de Elena G. de White.
Descansamos bien anoche. Este sábado de mañana amaneció nublado. Mi mente está llegando a conclusiones extrañas. Estoy pensando que debo dejar a un lado mis escritos en los que he tenido tanto placer y ver si puedo llegar a ser una experta. No soy una conocedora de gramática. Trataré, si el Señor me ayuda, a la edad de cuarenta y cinco años de llegar a ser una experta en la ciencia. Dios me ayudará. Creo que lo hará.
(Manuscrito 3, 1873, p. 5.)
Descripción 9: Sábado, 25 de marzo, 1876, Oakland, California. Elena de White a Jaime White
Querido esposo,… Mary Clough* y yo haremos todo lo que podamos para adelantar la tarea de mis escritos. No puedo ver ninguna luz que brille en Michigan para mi. Este año siento que mi tarea es escribir. Debo estar recluida, quedarme aquí, y no debo dejar que la inclinación o persuasión de otros remueva mi resolución de mantenerme en relación con mi obra hasta que esté hecha. Dios me ayudará si confío en él.
* Mary Clough (rima con la palabra “how” que significa cómo en inglés) era la hija de Carolina, la hermana de Elena G. de White.
(Carta 63, 1876.)
Descripción 10: Viernes, 31 de marzo, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Disfruto de la presencia de Dios y mi alma continuamente busca más de su salvación. Estoy escribiendo y lo hago con libertad. Estoy tratando preciosos temas. El último lo completé o casi completé en el día de ayer: Jesús curando al paralítico del estanque de Bethesda. El discurso de Cristo, que sigue a la curación cuando fue acusado por los judíos de quebrantar el sábado, es un gran tema.
(Carta 1, 1876, p. 2.)
Descripción 11: Martes, 4 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Desde hace algunos días hemos estado teniendo compañía casi cada día, pero trato de ceñirme a mis escritos y hacer tanto como pueda cada día. No puedo más que escribir la mitad de lo que escribo en un día cada vez.
(Carta 3, 1876, p. 1.)
Descripción 12: Jueves, 6 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
(Continuación de la carta iniciada el 4 de abril.) Tengo mucha libertad para orar y una dulce comunión con Dios en mis horas de caminata a la noche y temprano en la mañana. Estoy teniendo algo más de fuerza, pero encuentro que cualquier sobrecarga me afecta seriamente y me lleva tiempo recuperarme. Mi confianza es en Dios. Confió en que me ayudará en mis esfuerzos para sacar la verdad y la luz que me ha dado para [darle] a su pueblo. María es una gran ayudante. La aprecio.
(Carta 3, 1876, p. 2.)
Descripción 13: Viernes, 7 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Estoy escribiendo algo cada día pero no puedo confinarme a escribir más de la mitad por día.
Ayer Mary Clough, las niñas* y yo visitamos a la hermana Babcock. Salimos a caminar…
Los temas preciosos se abrieron bien a mi mente. Confío en Dios y él me ayuda a escribir. Estoy veinticuatro páginas delante de Mary. Ella anda bien con mi copia. Demandará un claro sentido del deber pedirme que deje esta obra para ir a las reuniones del campamento. Quiero decir para que termine mis escritos, un libro en todo caso, antes de que vaya a cualquier parte.
* Las “niñas” eran Addie y May Walling, las sobrinas de Mary Clough, que fueron criadas por Elena G. de White.
(Carta 4, 1876, pp. 1, 4.)
Descripción 14: Sábado, 18 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo:… En relación con publicar aquí mi libro, ¿qué piensas? El manuscrito puede ser puesto al instante en las manos de los impresores. Nos informarías por favor al respecto.
Tengo libertad para escribir y pido a Dios diariamente consejo y que sea imbuida con su Espíritu. Luego creo que tendré la ayuda, la fuerza y la gracia para hacer la voluntad de Dios.
Estoy contenta de que estés tan distendido y feliz. Nunca tuve tal oportunidad de escribir en mi vida y pienso aprovecharla al máximo…
¿Qué sería leerle mi manuscrito a los pastores Waggoner y Loughborough? Si hay alguna expresión de puntos de doctrinas que no están claros como deben estarlo, podría discernirlo (Me refiero a Waggoner).
(Carta 4a, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 15: Noche del sábado, 8 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Lucinda Hall
Querida hermana Lucinda:** … Mi esposo escribe que se me enviará un llamado de la [Sesión de la] Asociación [General], pero no cambiaré de idea en cuanto a lo que creo que es mi deber en este momento. Tengo una obra especial en este momento, escribir las cosas que el Señor me mostró. Estamos progresando bien, pero no puedo escribir más que durante la mitad del día…
Siento que debo descuidar cualquier otra cosa para poder sacar estos escritos. No he asistido a las reuniones por dos semanas. Mientras los pastores Waggoner y Loughborough están aquí, les dejo hacer la obra, y reservo toda mi fuerza para un propósito: escribir…
Deseo tener tiempo para que mi mente esté calma y pueda componer. Necesito tener tiempo para meditar y orar mientras me comprometo en esta obra. No deseo estar preocupada o estar estrechamente relacionada con nuestro pueblo pues desviará mi mente. Ésta es una gran obra, y siento que debo clamar a Dios cada día por su Espíritu para que me ayude a hacer muy bien esta tarea…
La cuestión en Petaluma necesita que la atienda la próxima semana. Puse una copia en las manos del pastor Waggoner para copiar. Sólo hizo un trabajo miserable, no cambió ni mejoró nada. Aprecio cada día más a Mary.
** Lucinda Hall (1839-1929) fue empleada durante un tiempo por Elena G. de White y llegó a ser una de sus mejores amigas.
(Carta 59, 1876, pp. 1-3.)
Descripción 16: Domingo, 16 de abril, 1876, “En los carruajes desde Oakland a Broolkyn”. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … He escrito bastantes páginas hoy. Mary trabaja duro luego. Está muy entusiasmada con algunos temas. Trae los manuscritos después de copiarlos para leérmelos. Hoy me mostró una pila de manuscritos bastante pesada que había preparado. Con orgullo los revisó…
Willie, su Mary y Mary Clough me acompañaron a la ciudad esta noche. Pienso que es mejor que no compremos ningún mueble para [la] casa nueva hasta que estés aquí para elegirlo…
No deseo que mi mente se distraiga de mi tarea ni siquiera para ir y seleccionar muebles, pero sólo lo sugiero…
Oh, cuánto anhelo esa conexión social y misteriosa con Jesús que nos eleva por encima de las cosas temporales de la vida. Es mi ansiedad estar bien con Dios, por tener su Espíritu continuamente dándome testimonio de que soy ciertamente una hija de Dios.
Me esforzaré por sacar estos asuntos, tan preciosos para la aceptación de Dios.
Bien, no puedo escribirte muchas noticias cuando me encierro en mi recámara día tras día para escribir, y luego para escribirte cada día, pero debes conformarte con lo que tienes. Ahora tomamos el bote.
(Carta 8, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 17: Martes, 18 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Fuimos a la ciudad el domingo a la noche. Hablé con aceptación ante una congregación bastante numerosa de forasteros. Empezando por el estudio del tema de los panes y los peces con los cuales Jesús alimentó a diez mil personas por su poder milagroso –cinco mil hombres y mujeres y cinco mil niños- que recogían continuamente luego de que el Salvador bendijo la pequeña porción de comida; [continuando con] Cristo caminando sobre el mar y los judíos pidiendo una señal de que él era el Hijo de Dios. El vecino de al lado de la iglesia, cercano al jardín público, estaba allí. Creo que se llama Cragg. Todos oyeron con los ojos muy abiertos, y algunos con las bocas abiertas. Mary dice que se sintió estimulada porque había escrito sobre el tema antes de oírme hablar sobre él. Ahora incorporará algunos puntos que escuchó esa noche. Parecía profundamente interesada…
Veo muchos temas sobre los que tengo que escribir que deben hacerse con el mayor cuidado. Deseo dedicar este verano, en forma completa, para hacer este trabajo. Debo detenerme un día o dos en la semana e ir a alguna parte o mi cabeza se estropeará. Envidio cada momento que me siento compelida a descansar. Estos temas intensamente interesantes me cansan mucho más al escribirlos que al hablarlos.
Siento que no sería aconsejable para mí interrumpir ahora e ir al Este. Mary no se siente inclinada a ir. Dice que le disgusta el clima del este, pero esto no me lo impedirá si sintiera que es mi deber ir. Sentiría placer de encontrarme con mis hermanos y hermanas en el retiro campestre. Es una tarea que disfruto. Mucho más que el confinamiento para escribir. Pero eso interrumpiría mi trabajo y destruiría mis planes de sacar mis libros, porque no puedo hacer ambas cosas: viajar y escribir. Me parece que ahora es mi oportunidad dorada. Mary está conmigo, la mejor copista que he tenido. Nunca tendré otra oportunidad semejante.
(Carta 9, 1876, pp. 1, 3.)
Descripción 18: Viernes, 21 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Acabo de completar un artículo bastante extenso sobre varios milagros; que hacen unas cincuenta páginas. Hemos preparado como unas 150 páginas desde que te fuiste. Sentimos la máxima satisfacción en lo que hemos preparado.
(Carta 12, 1876, p. 1.)
Descripción 19: Lunes, 14 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: Mary acaba de leerme dos artículos. Uno [era] sobre los panes y los peces, Cristo caminando sobre el agua y diciendo a sus oyentes que era el Plan de vida, lo que hizo que algunos de sus discípulos lo abandonaran. Esto llevó unas cincuenta páginas y comprende muchos temas. Pienso que es el tema más precioso que haya escrito. Mary también está muy entusiasmada con él. Piensa que es de sumo valor. Estoy plenamente satisfecha con él.
El otro artículo era sobre Cristo ingresando al campo de espigas, restregando las espigas y sanando la mano seca: doce páginas. Si puedo, con la ayuda de Mary, sacar estos temas de intenso interés, podré decir, “Señor, permite a tu sierva descansar en paz”. Estos escritos son todo lo que puedo ver ahora. El interés de Mary no decae para nada. Está tan ferviente y ansiosa como yo porque esta obra se haga ahora, antes de que viajemos a California. Temas interesantes se están abriendo continuamente ante mi mente. Estos temas sobre los que hablo, se fijan a la mente de Mary.
Creo que el Señor está con nosotros, y su Espíritu impresionará nuestros corazones. Mary sólo me sigue. No tengo temas preparados de antemano. Mi corazón y mi mente están en esta obra y el Señor me sostendrá al hacerla. Creo que el Señor me dará salud. Se lo he pedido, y responderá mi oración. Amo al Señor. Amo su causa. Amo su pueblo. Siento gran paz y quietud de mente. Parece que no hubiera nada que confunda y distraiga mi mente, y con tanto que pensar, mi mente no puede sentirse perpleja con algo sin sobrecargarse.
(Carta 13, 1876, p. 1.)
Descripción 20: Martes, 25 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: Anoche recibí una larga carta del pastor Canright urgiéndome a asistir a las reuniones campestres; también una carta del hermano Rogers de Missouri; también otra del hermano Colcord…
Me lo piden firmemente, pero no me moveré con su luz ni obedeceré su llamado. Mi obra está aquí por el momento. No veo ninguna otra luz y deseo fervientemente seguir la luz. Si pensara que es mi deber ir a esas reuniones, iría aunque mi libro nunca se terminara, pero siento que ahora es mi tiempo. Dios me ha provisto la ayuda que tanto había solicitado y por lo que tanto oré fervientemente. Mary ya ha estado aquí por cinco meses y el tiempo ha transcurrido sin que termine mucho de mi tarea. Ahora estamos haciendo un tiempo excelente y preparando asuntos tan pronto como nos es posible.
Mi mente está en la tarea y no deseo desviarme.
Si siguiera mi propio placer o inclinación, ciertamente asistiría a las reuniones campestres. Amo la labor en relación con las reuniones campestres mucho más de lo que amo escribir. Disfruto viajar, pero siento que ahora es mi tiempo y oportunidad de sacar esta obra largamente descuidada…
Todo está tranquilo aquí. No hay nada me distraiga de mi trabajo. Mi mente no se siente perpleja con cuestiones urgentes de la iglesia o con ningún tipo de dificultades. Estoy tan libre de cargas externas como pueda estarlo…
No tengo muchas novedades para escribir porque no voy a ningún lado y no veo a nadie. Excepto [por] mi paseo en bote, he permanecido mucho en casa. Sólo llamé a dos o tres de las hermanas después de escribir todo el día.
No puedo dedicarme sólo a escribir la mitad del día, pues por momentos mi cabeza me duele, y entonces tengo que descansar, recostarme y dejar de pensar, y volver a dedicarme a escribir cuando lo puedo hacer cómodamente. Esta obra debe hacerse cuidadosa, lenta y seguramente. Los temas que he preparado están bien realizados. Me agradan. Me estoy sobreponiendo a mis nervios y duermo bastante bien cada noche excepto después de hablar. Entonces me siento tan presionada [que] el descanso y el sueño quedan fuera del asunto. Mis temas son para mí de una realidad viva, y hago que la gente lo sienta.
(Carta 14, 1876, pp. 1-3.)
Descripción 21: Martes, 27 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Hemos completado veinte páginas sobre la parábola del Sembrador. Este fue un tema difícil de escribir, pero Mary y yo lo hemos leído esta tarde, y dijimos que es excelente, excelente. Ella dice que los temas salen cada vez mejor, cada uno. Ella está muy feliz con esta obra.
(Carta 15, 1876, p. 2.)
Descripción 22: Jueves, 27 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Lucinda Hall
Querida Lucinda: … Estoy trabajando al máximo de mi fuerza y mi oración es para que el Señor me ayude, fortalezca y bendiga en esta obra. Realmente lo hace, porque no podría haber hecho lo que hice. Mi espíritu anhela a Dios, y no confío en mi misma para nada. Estoy contenta de que mi esposo esté más descansado. Que el Señor lo continúe bendiciendo es nuestra ferviente oración diaria.
Estamos, Mary y yo, haciendo lo máximo para completar mis escritos en el lapso de seis semanas. Si lo logramos, ¿sería posible pensar como beneficioso el ir al Este? Si no, preferimos mucho más permanecer y escribir el siguiente volumen… Sé que el pueblo necesita este libro cuanto antes, y deseo que mi mente esté descansada y que esta carga quede fuera de mi mente.
(Carta 61, 1876, p. 1.)
Descripción 23: Viernes, 28 de abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: He escrito cincuenta páginas hoy. Mary Clough trabaja duro conmigo. Ha copiado quince páginas hoy. Un día de labor bueno y largo. Tan pronto como terminamos la cena, voy al cuarto de Mary y me lee lo que ha escrito mientras me recuesto en el sillón y descanso. Luego, nuevamente a la noche, voy a su cuarto y me lee el resto. Disfruta de esto tanto como yo. Mary está haciendo lo máximo para sacar estos libros. Tenemos un tiempo muy tranquilo. Nunca tuve tal oportunidad antes en mi vida. Lo aprovecharé. Hemos escrito como 200 páginas desde que te fuiste, todas copiadas, listas para los impresores.
Me siento menos que nada, pero Jesús es mi todo: mi justicia, mi sabiduría y mi fortaleza.
(Carta 16a, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 24: Abril, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Anoche hablé nuevamente a la gente. Éste fue mi texto: las palabras de Cristo a los doce “¿Queréis acaso iros también vosotros?” Pedro respondió, “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Véase Juan 6:67, 68). Me sentí perfectamente libre. Nunca percibí en forma tan sensible el auxilio especial de Dios que cuando hablaba. La gente se sentó como si estuviera hechizada, bien despierta, aunque la reunión no terminó hasta las nueve. El Espíritu de Dios estaba sobre mí.
(Carta 18, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 25: Viernes, 5 de mayo, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … He estado escribiendo más de lo acostumbrado, lo que es demasiado para mí. No puedo y no debo escribir más que la mitad del día, pero continúo salteando los límites y pago por ello. Mi mente elabora sobre el tema día noche. Tengo plena confianza en la oración. El Señor me escucha y creo en su salvación. Confío en su fuerza. Por su fuerza completaré mis escritos. Me tomo firmemente de su mano con confianza inalterable. Estamos felices en nuestro trabajo y esto es nuestro mundo por el momento…
Nunca esperé otra vez una oportunidad tan buena para escribir. Espero que el Señor me ayude en mi clamor continuo.
Si soy bendecida con salud, como lo he sido hasta ahora, completaré mi primer libro en unas cuatro semanas.
(Carta 21, 1876, pp. 1-2.)
Descripción 26: Jueves, 11 de mayo, 1876, Oakland, California. Elena G. de White a Jaime White
Querido esposo: … Si reúno mis escritos [Spirit of Prophecy, vol. II] todos en un manuscrito, mi parte de la obra está hecha y me sentiré aliviada.
(Carta 24, 1876, p. 2.)
Descripción 27: Aprox. Lunes, 22 de mayo, 1876, sobre el tren entre Oakland y Sacramento, en camino a la reunión de campamento de Kansas. Elena G. de White a Mary Kelsy-White o Mary Clough
Querida Mary: Estamos todos felices y cómodos ubicados en los vagones. Nos gusta mucho nuestra situación. Le debo un dólar a Frank. Por favor, págale y lo cargas a mi cuenta. Pídele a la hermana Rice que corte un modelo de chaqueta que diseñó para mí. Envía una copia a Kansas y ten también una bien segura en Oakland. No necesitas enviar Walks and Homes of Jesús* [Caminatas y hogares de Jesús] cuando mandes los libros que preparé.
(Carta 27a, 1876.)
*Por Daniel March.
Descripción 28: Jueves, 19 de octubre, 1876, Battle Creek, Michigan. Elena G. de White a William C. y Mary White
Queridos hijos Willie y Mary:… Hemos decidido que los impresores avancen con mi libro y no transportar estos libros a través de las llanuras otra vez. Parte del libro ya está aquí impreso. No los tendremos estereotipados, porque no esperaremos a tener las cuestiones de mi libro en forma tan, tan exacta, sino sacar esta primera edición y ponerla a la venta. Entonces tendremos tiempo para lograr una edición más perfecta en la Costa del Pacífico y la tendremos estereotipada, luego la vida de tu padre y la mía serán escritas e impresas en la Imprenta de la Pacific.* Pero todos hemos usado nuestro mejor criterio y pensamos que es mejor nos quedemos aquí hasta diciembre y que completemos esta edición…
Mary Clough siente que no puede dejar de lado este libro otra vez. Desea verlo terminado. Haremos, por lo tanto, lo máximo para completar este objetivo y tan pronto como esté listo, regresar.
(Carta 45, 1876, pp. 1, 2.)
Descripción 29: Jueves, 26 de octubre, 1876, Battle Creek, Michigan. Elena G. de White a William C. y Mary White
Querido hijos: … Estamos muy apurados y ocupados por sacar mi volumen dos, Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía]. Hay tres formas nuevas ya impresas. Si permanecemos aquí por unas cuatro semanas completaremos el libro y quitaré de mi mente una gran carga de preocupaciones…
Me temo que si parto inmediatamente mi libro se demorará unos dos meses. Mary se está esforzando al máximo…
Nunca estuvimos con tanto trabajo antes. Mary se sienta hasta las doce o la una de la noche. Trabaja tremendamente.
(Carta 46, 1876, pp. 1-2.)
Descripción 30: Martes, 30 de noviembre, 1876. Anuncio en la Review and Herald
The Review and Herald
Batttle Creek, Michigan, Quinto día, 30 de noviembre, 1876
Spirit of Prophecy, vol. II
Estamos listos para hablar de este volumen, ahora impreso, como el volumen más notable que se haya impreso alguna vez en esta oficina. Cubre las partes del gran conflicto entre Cristo y Satanás, las que están incluidas en la vida y misión, enseñanzas y milagros de Cristo aquí en la tierra. Muchos han emprendido la tarea de escribir la vida de Cristo, pero sus trabajos, comparados con éste, parecen ser sólo como las vestimentas externas del cuerpo. Aquí tenemos, hablando de esta forma, una visión interior de la obra maravillosa de Dios durante ese tiempo. Y si el lector tiene un corazón impresionable, sentimientos que pueden ser despertados, una imaginación que puede responder a las más vívidas descripciones de las escenas más emocionantes, y un espíritu para beber en lecciones de pureza, fe y amor del ejemplo divino de Cristo, encontrará en este volumen lo que lo llamará a disfrutar de la forma más emocionante de todas estas facultades. Pero lo mejor de todo de está en la impresión duradera que hará en todo el que lo lea. Tendrá una circulación ilimitada. Pago luego de envío por correo, $ 1.00 dólar.
Descripción 31: Spirit of Prophecy, vol. II, Tabla de contenido, 1877
CONTENIDO......................................................................................... PÁGINA
CAPÍTULO I. El primer advenimiento de Cristo.................................................... 9
CAPÍTULO II. La vida de Cristo........................................................................ 30
CAPÍTULO III. Vida y misión de Juan.............................................................. 41
CAPÍTULO IV. La misión de Cristo................................................................... 58
CAPÍTULO V. La muerte de Juan..................................................................... 74
CAPÍTULO VI. Tentación de Cristo................................................................... 86
CAPÍTULO VII. La boda en Caná...................................................................... 98
CAPÍTULO VIII. Purificación del Templo.......................................................... 115
CAPÍTULO IX. Nicodemo viene a Cristo.......................................................... 124
CAPÍTULO X. La mujer de Samaria................................................................. 140
CAPÍTULO XI. El hijo del Centurión................................................................ 151
CAPÍTULO XII. Jesús en Betesda.................................................................. 156
CAPÍTULO XIII. Jesús en Capernaum............................................................. 173
CAPÍTULO XIV. La elección de los discípulos................................................. 182
CAPÍTULO XV. El sábado.............................................................................. 193
CAPÍTULO XVI. El Sermón del Monte............................................................. 200
CAPÍTULO XVII. El leproso curado................................................................. 225
CAPÍTULO XVIII. La parábola del sembrador................................................... 282
CAPÍTULO XIX. Otras parábolas.................................................................... 242
CAPÍTULO XX. Los panes y los peces............................................................ 258
CAPÍTULO XXI. Caminando sobre el agua...................................................... 258
CAPÍTULO XXII. Cristo en la sinagoga............................................................ 274
CAPÍTULO XXIII. El paralítico........................................................................ 292
CAPÍTULO XXIV. La mujer de Canaán............................................................ 301
CAPÍTULO XXV. Cristo calma la tempestad.................................................... 305
CAPÍTULO XXVI. Hombres de las tumbas...................................................... 311
CAPÍTULO XXVII. La hija de Jairo.................................................................. 318
CAPÍTULO XXVIII. La transfiguración............................................................. 324
CAPÍTULO XXIX. La fiesta de los tabernáculos............................................... 337
CAPÍTULO XXX. Ve y no peques más............................................................ 349
CAPÍTULO XXXI. La resurrección de Lázaro.................................................... 358
CAPÍTULO XXXII. La ofrenda de María........................................................... 372
CAPÍTULO XXXIII. Camino a Jerusalén.......................................................... 382
Descripción 32: Jueves, 14 de febrero, 1878. Anuncio en la Review and Herald
The Review and Herald
Battle Cree, Michigan, Quinto día, 14 de febrero, 1878
Spirit of Prophecy, vol. 3
Este volumen, de Elena G. de White, ya está disponible. Trata plenamente sobre los sufrimientos y muerte de Cristo, su resurrección y ascensión al cielo, y termina con un registro de las vidas, enseñanzas y persecuciones de los apóstoles. Está escrito con la misma fuerza y estilo impresionante de los volúmenes anteriores, y es un libro de emocionante interés. Será recibido con alegría en todas partes por aquellos ya familiarizados con la hermana White y su obra. En el estilo, tamaño y precio, es igual que los volúmenes 1 y 2; 400 páginas; precio $ 1.00.
CONTENIDO.................................................................................................. PÁGINA
CAPÍTULO I. Llorando sobre Jerusalén........................................................................ 9
CAPÍTULO II. La purificación del Templo.................................................................... 20
CAPÍTULO III. Jesús y los fariseos........................................................................... 36
CAPÍTULO IV. Denunciando a los fariseos................................................................. 56
CAPÍTULO V. En la corte exterior.............................................................................. 74
CAPÍTULO VI. La cena de Pascua............................................................................. 81
CAPÍTULO VII. En el Jardín...................................................................................... 94
CAPÍTULO VIII. En el juicio..................................................................................... 107
CAPÍTULO IX. Condenación de Jesús...................................................................... 127
CAPÍTULO X. El Calvario........................................................................................ 148
CAPÍTULO XI. En el sepulcro.................................................................................. 173
CAPÍTULO XII. El fin del conflicto............................................................................ 183
CAPÍTULO XIII. La resurrección............................................................................... 191
CAPÍTULO XIV. La mujer en la tumba...................................................................... 198
CAPÍTULO XV. Jesús en camino a Emmaus............................................................ 206
CAPÍTULO XVI. En el aposento alto......................................................................... 216
CAPÍTULO XVII. Jesús en Galilea........................................................................... 223
CAPÍTULO XVIII. La reunión de los hermanos........................................................... 234
CAPÍTULO XIX. La ascensión de Cristo................................................................... 249
CAPÍTULO XX. El Pentecostés............................................................................... 263
CAPÍTULO XXI. La curación del paralítico................................................................ 275
CAPÍTULO XXII. Los siete diáconos........................................................................ 291
CAPÍTULO XXIII. La conversión de Saulo................................................................. 305
CAPÍTULO XXIV. Pablo comienza su ministerio........................................................ 317
CAPÍTULO XXV. El ministerio de Pedro................................................................... 323
CAPÍTULO XXVI. La liberación de Pedro.................................................................. 334
CAPÍTULO XXVII. La ordenación de Pablo y Bernabé................................................ 345
CAPÍTULO XXVIII. La predicación entre los gentiles.................................................. 358
CAPÍTULO XXIX. Judíos y gentiles.......................................................................... 368
CAPÍTULO XXX. El encarcelamiento de Pablo y Silas............................................... 378
CAPÍTULO XXXI. La oposición en Tesalónica........................................................... 387
Descripción 34: Domingo, diciembre, 1878, Denison, Texas. Elena G. de White a Mary White
Querida hija [nuera] Mary: Esta semana comenzaré a vivir en la casa nueva. Es espaciosa y el edificio es bonito… Asegúrate y envíame el material rústico igual al vestido de Emma. Por favor envía el chal doble. Tengo un plan para él. Envíame el chal a cuadros, y puedes enviarme dos almohadones. Envía libros, los de tapa roja Jewish Antiquities [Antigüedades judías] y el Bible Dictionary [Diccionario bíblico]. ¿Está allí Night Scenes of the Bible* [Escenas nocturnas de la Biblia]? Si está, envíalo.
(Carta 60, 1878, p. 1.)
*De Daniel March, publicado en 1869.
Descripción 35: Martes, 22 de diciembre, 1885, Basel, Suiza. Elena G. de White a Edson y William White
Queridos hijos, Edson y Willie:… Díganle [a Marian Davis*] que hace un minuto leí las cartas en las que detalla las mejoras que hay que hacer en los artículos para el volumen 1. Se lo agradezco. Díganle que ella hizo una indicación sobre cuando se sacó los ojos a Sedequías. Esto necesita expresarse mejor –también la roca, cuando fluyó el agua- algo en relación con esto. Pienso que puedo hacer más específicos los artículos…
Bueno, mis queridos Willie, Edson y Emma, dejémonos atraer por Dios. Vivamos diariamente como nos hubiera gustado haber vivido cuando el juicio se inicie y los libros se abran, y cuando todos sean recompensados de acuerdo con sus obras. No estoy afligida ni desalentada, pero me siento pesada como un carro con centeno. Hemos tenido varios días de un hermoso tiempo. Ha comenzado a llover esta tarde. Díganle a Mary que me busque algunas historias de la Biblia que me den idea del orden de los sucesos. No tengo nada y no puedo encontrar nada aquí en la biblioteca.
(Carta 38, 1885, p. 8.)
* Marian Davis (1847-1904) fue una secretaria y asistente literaria sumamente talentosa para Elena G. de White. Trabajó para Elena G. de White desde 1879 hasta 1904, ayudándola a producir muchos libros, incluyendo El Deseado de todas las gentes.
Descripción 36: Domingo, 16 de enero, 1887, Basel, Suiza. W. C.White a B. L. Whitney**
Querido hermano: es domingo de tarde. No he recibido ningún telegrama de Olsen y concluyo que su reunión está pospuesta, por lo tanto decidí no ir a Londres…
Adjunto también una lista de libros preparados por la hermana Davis, los que ella desea que examinen algunos de su equipo para saber si alguno de ellos será valioso para nosotros en nuestro estudio de la Biblia o la preparación de artículos sobre temas bíblicos. Después de leer el memorando preparado por la hermana Davis, veo que hay poco más que necesite agregar. Quizás desee algunos de estos en la biblioteca de su oficina…
Notará lo que dice sobre los recortes en Life of Christ [Vida de Cristo] de Farrar. Ésta es la forma en que se expresa al comienzo sobre Child’s Life of Christ [La niñez de Cristo]…
Compre por favor un juego en Cassell de Prot. de Wylie, un Life of Christ de Hanna***, y para su biblioteca creo que haría bien en tener un juego de Hours With the Bible [Horas con la Biblia] de Geikie. Si no los ha comprando en Nueva York, debe solicitarlos y comprarlos para su biblioteca, The Temple and Its Services [El templo y sus servicios], Jewish Social Life [La vida social judía], y de Andrews, Life of Our Lord [Vida de nuestro Señor], una buena armonización de los evangelios, y otras obras que le servirán a su esposa para preparar notas para las lecciones de la Escuela Sabática. Debe tener una copia del último y el mejor diccionario bíblico. –W. C.
** El pastor Whitney (1845-1888) sobrellevó pesadas responsabilidades en la obra de publicaciones que tenía su asiento en Basel.
*** Life of Christ, de William Hanna, salió publicado por primera vez en 1863.
(Libro de cartas de White Book A-2, pp. 74-76 [escrita desde Basel, Suiza, a B. L. Whitney, quien realizaba negocios en Londres, Inglaterra].)
Descripción 37: Marzo, 1889, Battle Creek, Michigan, Elena G. de White a su nuera
María, Willie está con reuniones por la mañana y por la tarde, ideando y planificando para hacer mejor y más eficientemente la tarea en la causa de Dios. Lo vemos sólo a la hora de comer. Marian lo visitará para algunos asuntos pequeños que me parece que puede arreglarlos por sí misma. Está nerviosa y apurada, y él considera que debe apretar sus dientes y contener sus nervios lo mejor que pueda. He tenido una charla con ella y le dije que debe hacerse cargo de varias cosas por sí misma de las que ha estado trayendo a Willie. La mente de ella está en cada detalle y relación, y la mente de él se ha estado encargando de una variedad de temas difíciles hasta que su cerebro se enrolla y entonces no está preparado para hacerse cargo de estos detalles minúsculos. Ella debe hacerse cargo de estas cosas pequeñas que tienen que ver con su parte del trabajo, y no presentárselas a él para no preocupar su mente con ellas. A veces pienso que nos matará a ambos, todo innecesariamente, se puede hacer cargo ella misma de sus detalles en lugar de traerlos ante nosotros. Cada pequeño detalle de cambio de una palabra desea que lo veamos. Estoy cansada de este asunto.
(Carta 64a, 1889, p. 1.)
Descripción 38: Domingo 12, 1889, 188g, Ottawa, Kansas. Elena G. de White a su familia
Queridos hijos en el hogar:… Durante cuarenta y cinco años de experiencia, he estado mostrando las vidas, el carácter y la historia de los patriarcas y profetas, quienes llegaban al pueblo con un mensaje de Dios, y Satanás comenzaba algún informe maligno, o levantaba alguna opinión diferente o desviaba el interés para otro lado, para que el pueblo se privara del bien que el Señor deseaba otorgarles…
No puedo sino sólo tener una vívida imagen en mi mente día tras día de la forma en que fueron tratados los reformadores, cuán poca diferencia de opinión parece crear un frenesí de sentimientos. Así fue también con la traición, juicio y crucifixión de Jesús –todo esto pasó ante mí punto por punto.
(Carta 14, 1889, p. 3.)
Descripción 39: Domingo, 14 de febrero, 1892, Preston, Melbourne, Australia. Entrada del diario de Elena G. de White
Traté de evitar todo movimiento de mis brazos para evitar gritar de dolor. Puedo escribir con mi mano derecha; puedo usar mi brazo desde el codo para abajo. La bendición especial de Dios me auxilió en esto. Agradezco a su santo nombre.
La verdad nunca ha estado impresa tan claramente en mi mente como durante esta enfermedad y alabo al Señor porque tengo voz para expresar las palabras que me da.
(Manuscrito 29, 1892, p. 2.)
Descripción 40: Lunes, 15 de febrero, 1892, Preston, Melbourne, Australia. Entrada del diario de Elena G. de White
He sido capaz de escribir algo sobre la vida de Cristo. Alabo el nombre del Señor porque me es dejada mi razón.
(Manuscrito 29, 1892, p. 3.)
Descripción 41: Domingo, 3 de abril, 1892. Marian Davis a W. C. White
Desde que Revel sacó los derechos de autor del libro “El camino a Cristo” antes de que se hicieran los arreglos para reservar los derechos de usar algunos de los asuntos en “Life of Christ” [Vida de Cristo], ¿no debiera hacerse algún arreglo con él tan pronto como sea posible? Será una gran tarea, después de que se complete el libro, quitar de Life of Christ todas las frases y párrafos que hemos usado en “El camino a Cristo”. Y como ya lo dije antes, en un caso –quizás dos- desearé usar más de una página de “El camino a Cristo”.
(Archivo de documentos del Patrimonio White DF Nº 393a. [Escrito desde Preston, Melbourne, Victoria, Australia].)
Descripción 42: Viernes, 15 de julio, 1892, Preston, Victoria, Australia. Elena G. de White a O. A. Olsen*
Esto es realmente una incapacidad física para mí, y casi una absoluta dependencia de otros. Tan nueva es esta experiencia para mí que me he sentido asombrada de que fuera así. Pero aunque estoy casi sin fuerzas en el cuerpo, en el corazón no siento ningún paso de los años.
Esta semana he sido incapaz de comenzar a escribir sobre la vida de Cristo. ¡Oh, cuán ineficiente, cuán incapaz soy de expresar las cosas que queman en mi alma en relación con la misión de Cristo! Difícilmente me atrevo a iniciar la obra. Hay tanto en ella. ¿Qué diré y qué dejaré de decir? Me despierto por las noches rogando al Señor para que envíe a su Espíritu Santo sobre mí, para que habite en mí.
Camino con temor delante del Señor. No sé cómo hablar o expresar con la pluma los grandes temas del sacrificio expiatorio. No sé cómo presentar los temas con el poder viviente con el que están ante mí. Tiemblo con temor para que no rebaje el gran plan de salvación con palabras vulgares. Inclino mi alma con temor y reverencia ante el Señor y digo “¿Quién es suficiente para estas cosas?”.
(Carta 40, 1892, p. 4.)
* O. A. Olsen fue presidente de la Asociación General desde 1888 hasta 1897.
Descripción 43: Lunes, 30 de octubre, 1892. Marian Davis a Elena G. de White
Deseo hacer una pregunta acerca de las dos parábolas del tesoro escondido y el comerciante que buscaba buenas perlas. ¿Representan estas dos parábolas exactamente la misma cosa? ¿No parece como si Cristo diera dos parábolas para enseñar exactamente lo mismo? ¿No hay algún punto en que difieran? ¿No pueden estar representando dos clases que encuentran la verdad? Del hombre que encuentra no se dice que lo hubiera estado buscando. Parece haber llegado hasta él inesperadamente mientras trabajaba en los campos. Pero cuando lo encuentra, está listo para dar todo con el propósito de que le pertenezca. Entonces, buscará diligentemente en el campo por más. Cuántos hay a quienes la verdad llega de esa forma, inesperadamente, en forma impensable, pero que gustosamente se sacrifican para tenerlo cuando disciernen su valor. Pero el mercader estaba buscando buenas perlas. Por lo tanto hay en todas partes mentes fervientes y serias que están fervientemente buscando algo precioso y duradero –algo en lo que puedan fijar sus esperanzas, y cuando la verdad es recibida por ellos, también la reciben con gran gozo.
Así durante todas las épocas, las dos parábolas apelarían a dos clases diferentes de personas. Sé que la parábola del tesoro ha sido usada para representar la diligencia en la búsqueda. Pero esta explicación no desmerecerá eso. ¿No se produce la búsqueda después de que hay un tesoro escondido en el campo?
He dejado pasar tres parábolas en mi trabajo, pero estoy ansiosa por sacarlas bien, y si puede darme más luz sobre ellas le estaré agradecida.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde St. Kilda, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Adelaide].)
Descripción 45: Miércoles, 29 de marzo, 1893. Marian Davis a W. C. White
Probablemente recordará algunas cosas que dije la primavera pasada sobre la necesidad de tener el tema para artículos y el álbum de recortes, para que pueda estar disponible para usar en la vida de Cristo, copiado, para que sea conveniente para hacer referencia. Quizás pueda imaginar la dificultad de tratar de reunir detalles en relación con cualquier tema, cuando esto debe hacerse en treinta álbumes de recortes [de materiales de Elena G. de White], una media docena de libros encuadernados y cincuenta manuscritos, todos sumando miles de páginas…
Una cosa más de porqué se necesita tanto para la vida de Cristo que lo que se necesitó para cualquier otro libro anterior. El material es mucho más abundante, el espectro de temas más grande, la tarea demanda más en todo sentido.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde St. Kilda, Melbourne, Australia].)
Descripción 46: Lunes, 22 de mayo, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Mientras leo los nuevos capítulos sobre LC [Vida de Cristo] me parecen muy preciosos –las lecciones de esperanza y fe, el amor y ternura del Salvador- y me siento ansiosa porque el libro vaya a la gente. Pido que Dios le dé fuerzas y me dé a mi gracia y sabiduría.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde St. Kilda, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 47: Martes, 23 de mayo, 1893, Wellington, Nueva Zelanda. Entrada en el diario de Elena G. de White
Esta mañana está nublado y llueve. He estado escribiendo sobre la vida de Cristo desde las cuatro. Oh, que el Espíritu Santo repose y more en mí para que mi pluma pueda describir las palabras que comunicarán a otros la luz que el Señor se ha dignado darme en su gran misericordia y amor para conmigo.
(Manuscrito 80, 1893, p. 20.)
Descripción 48: Martes, 15 de junio, 1893, Wellington, Nueva Zelanda. Elena G. de White a W. C. White
Querido hijo Willie: … Marian, tu sabes, no puede ser confinada. Está totalmente entusiasmada con la tarea en el hospital. Estoy ansiosa por sacar la vida de Cristo. Marian detalla capítulos y temas sobre los que tengo que escribir que no veo realmente necesidad que se escriban. Puedo ver más luz en ellos. En esto no debo meterme sin que me guíe el Espíritu Santo. La construcción de una torre, la guerra de reyes, estas cosas no preocupan mi mente, pero estos temas de la vida de Cristo, su carácter representando al Padre, las parábolas esenciales para que todos nosotros comprendamos y practiquemos las lecciones que contienen, en eso insistiré.
(Carta 131, 1893, p. 3.)
Descripción 49: Domingo, 2 julio, 1893, Wellington, Nueva Zelanda. Elena G. de White a W. C. White
Querido hijo Willie: … Debemos comenzar, muy decididamente, para comprender cuando debe publicarse el próximo libro, porque debemos movernos cuidadosamente en el temor de Dios…
Escribo algo todos los días sobre la vida de Cristo. Un capítulo grabó en mi mente otros temas de tal forma que tengo varios borradores sobre los que estoy escribiendo. Difícilmente me atrevo a enviar manuscritos por medio del joven Linden, temiendo que los pierda, deseo dedicarle más tiempo a algunos temas.
(Carta 132, 1893, p. 6.)
Descripción 50: Viernes, 7 de julio, 1893, Wellington, Nueva Zelanda. Elena G. de White a W. C. White
Querido hijo Willie: … Te he escrito un poco en cada correo de los que oímos que iban a Australia, y cuando salió el hermano Linden te envié una carta y un manuscrito para Fanny y Marian –algo sobre la vida de Cristo y algo para Fanny. Lo de la vida de Cristo se puede usar para artículos de periódicos.
(Carta 133, 1893, p. 3.)
Descripción 51: Miércoles, 2 de agosto, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Ahora, acerca del libro. Estoy tan feliz de que esté escribiendo sobre los dos viajes a Galilea. Estaba temerosa de que no lo hiciera. Anhelo recibir algo suyo pronto. Hay bastante trabajo para hacer a mis espaldas, pero prefiero no volver atrás si puedo ayudar, o más bien esperar, hasta que tenga todo o casi todo, y pueda reunir todo el material, y luego puedo volver atrás una vez más y terminarlo. Eso me ahorrará el tener que pasar por el mismo terreno más de dos veces…
Le envié dos capítulos sobre L. C. [vida de Cristo] que no los había enviado cuando mandé lo anterior. Los preparé y dejé en la caja del maletero de W. C. [White]…
Esperaré con gran interés la llegada del manuscrito prometido. Estoy tan contenta de que esté escribiendo desde donde está. Hay un campo tan rico en las enseñanzas de Cristo cuando dejó Jerusalén después de la Fiesta de los Tabernáculos.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Frahran, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 52, 22 de agosto, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Tengo un número de capítulos preparados sobre la vida de Cristo, pero no puedo tenerlos copiados en este momento. Quizás pueda en las vacaciones. Si es así, se los enviaré. Estoy contenta de que esté trabajando sobre la vida de Cristo y estoy ansiosa por los manuscritos. Estos son capítulos –o partes- que deben ser preparados en lo que he mencionado antes –algunas cosas que fueron dejadas sin completar, y puedo estar trabajando en estas cosas hasta que tenga más manuscritos. Por supuesto, tengo un manuscrito considerable por delante en el cual estoy trabajando, pero no está en relación, y será mejor que lo prepare después que obtenga los eslabones intervinientes.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Frahran, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 53: Jueves, 5 de octubre, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Hay algunos puntos sobre los que me gustaría consultarle sobre la vida de Cristo. ¿No fue una lucha para él durante toda su vida sobre la tierra, refrenarse de usar su poder divino –para mantener su nivel de humanidad? Especialmente en la tentación en el desierto cuando Satanás llegó hasta él diciendo, si tú eres el Hijo de Dios, y para Cristo no afirmarse, no reprender al tentador. Y en la última tentación, me gustaría saber si esta idea es correcta –Adán retuvo su dominio sobre la tierra, pero mientras estuvo sujeto a Cristo. El Hijo de Dios fue el gobernante real, original, y Adán tuvo dominio bajo él. Adán traspasó su dominio a Satanás, pero antes de eso, Cristo fue el primer gobernante del mundo. Ahora en la tentación, Satanás viene con su título robado y se lo ofrece a Cristo, el gobernante original, con la condición de que Cristo le rinda homenaje. Hacerlo implicaría colocar a Satanás en supremacía como el gobernante original, y Cristo como subordinado a Satanás. ¡Una imprudencia intolerable –si se me permite expresarlo- de Satanás! ¡Parece como si Cristo hubiera sido tentado a eliminarlo de la existencia allí y en ese momento, y darle un final a toda su obra miserable. Ahora, si hay algo sobre esto, desearía que lo pusiera, que Cristo nunca se autoafirmó, soportó toda la falsa representación y suposiciones de Satanás, y sólo vivió –sólo dejó que su vida brillara, la revelación del eterno amor de Dios, como la vindicación de sí mismo, y la refutación eterna de todas las pretensiones de Satanás. Oh, que maravillosa lección que tiene para nosotros, no vindicarnos o autoafirmarnos, sino dejar que el principio se manifieste y desarrolle, dejar que nuestra vida hable, mientras que estamos en silencio.
Las lecciones sobre la vida de Cristo parecen incitar el interés general. El hermano Starr se sintió muy atraído por los capítulos en manuscritos…
Estoy asistiendo ahora a las clases de Biblia. Interrumpe un poco mi tiempo, pero como están considerando la vida de Cristo deseo escucharla, así cualquier discusión y presentación refresca ese tema en la mente de uno.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Frahran, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 54: Miércoles, 18 de octubre, 1893. Marian Davis a Elena G. de White
Espero que no sea necesario que trabaje sobre el testimonio, al menos por el momento. Los estudios bíblicos [en la Escuela Bíblica de Australia] son sobre la vida de Cristo, y estoy ansiosa de mantenerme en esa línea de pensamiento si es posible, si es que voy a continuar la tarea con el libro. Hay mucho por hacer todavía con el material que tengo, aunque, por supuesto, cuanto más pronto tenga nuevo material, mejor.
Oh, cuando veo cómo parece que estamos en los círculos de un remolino que está llevándonos más y más rápido hacia la gran consumación no veo la hora de que salga este libro, para revelar a Cristo a la gente como él es en su belleza. Que el trabajo sea hecho por quienquiera que Dios haya escogido, pero Oh, deseo verlo hecho, y estaré tan agradecida si me usa de alguna manera. Hay una gran pérdida en detenerse quebrantando la cadena de pensamiento y comenzarla otra vez. Pero estoy lista para hacerlo, si es necesario. Pero mientras, estoy estudiando la vida de Cristo y el asunto está en mi mente, parece como un pobre policía que trabaja en alguna cosa…
Simpatizo con usted en su constante traslado. Debe ser muy preocupante. ¡Pero qué privilegio está teniendo la gente de Nueva Zelanda!
Estaré muy feliz cuando pueda hablar sobre la tarea. Hay tantos puntos que surgen y sobre los que deseo consultarle, y apreciaría el privilegio de tener a alguien que lea también los capítulos.
Le enviaré unos pocos capítulos pronto. El hermano [W. F.] Cadwell copia para mí el domingo antes del mediodía… Estoy realmente ansiosa de tener más capítulos Estos son días ocupados, las clases de Biblia que se dan a mitad de la mañana son bastante inconvenientes, pero mientras se estudia la vida de Cristo, puedo acostumbrarme a perderlas, porque es la única cosa que sobrellevo en mi trabajo, y despierta la mente de uno el oír sobre el asunto de nuevo.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Frahran, Melbourne, a Elena G. de White que estaba en Nueva Zelanda].)
Descripción 55: Jueves, 18 de enero, 1894, Brighton, Victoria, Australia. Elena G. de White a W. C. Prescott
[Escrito en su tienda en la reunión de campamento en Brighton al presidente del Colegio de Battle Creek, en relación a un problema en la institución.]
Ahora debo dejar este tema presentado en forma tan imperfecta, que temo que malinterprete lo que me siento tan ansiosa por dejar en claro. Oh, que Dios ayude a la comprensión, porque sólo soy una pobre escritora y no puedo expresar con la pluma y la voz los grandes y profundos misterios de Dios. Oh, ore por usted y por mí.
(Carta 67, 1894, p. 10.)
Descripción 56: 1894, Granville, Nueva Gales del Sur, Australia. Elena G. de White a O. A. Olsen
Se decidió en el concilio que escriba sobre la vida de Cristo; pero ¿cuánto mejor que en el pasado? Las cuestiones y las condiciones reales de las cosas aquí y allí me urgen…
Escasamente pude hacer algo sobre la vida de Cristo, me he visto obligada a traer a menudo a Marian para que me ayude, dejando de lado su tarea sobre la vida de Cristo que debe hacer bajo grandes dificultades, reuniendo de todos mis escritos un poco aquí y otro allá, para acomodar las cosas lo mejor que puede. Pero ella se organiza muy bien para trabajar, si sólo pudiera sentirme libre para darle toda mi atención a la tarea. Tiene su mente educada y entrenada para la tarea; y ahora pienso, como ya lo hice cientos de veces, que seré capaz de asumir la tarea de la vida de Cristo y avanzar con ella después de que cierre esta correspondencia, si es la voluntad del Señor.
(Carta 55, 1894, p. 6.)
Descripción 57: Jueves, 25 de octubre, 1894, Granville, Nueva Gales del Sur, Australia. Elena G. de White al Dr. John Harvey Kellogg
Marian está trabajando con gran desventaja. Encuentro muy poco tiempo para escribir sobre la vida de Cristo. Estoy continuamente recibiendo cartas que demandan una respuesta, y no quisiera descuidar los asuntos importantes que se me presentan. Además hay iglesias que visitar, testimonios personales que escribir, y muchas otras cosas que hay que atender me ocupan y consumen mi tiempo. Marian toma rápidamente cada carta que escribo a otros con el propósito de encontrar oraciones que pueda usar en la vida de Cristo. Ha estado coleccionando todo lo que tenga que ver con las lecciones de Cristo a sus discípulos, desde toda fuente posible. Después de que termine la reunión campestre, la cual es una reunión muy importante, debo ubicarme en algún lugar donde pueda dedicarme a la tarea de escribir sobre la vida de Cristo. Dónde será es una cuestión no resuelta, pero debe hacerse…
Hay mucho para hacer en las iglesias, y no puedo hacer mi parte en mantener el interés y a la vez hacer el otro trabajo que es necesario que realice sin llegar a estar tan ocupada que no pueda dedicar fuerzas a escribir sobre la vida de Cristo. Estoy muy perpleja sobre cual es mi deber…
He casi decidido… dedicar todo mi tiempo a escribir para los libros que se deben preparar sin más demora. Desearía escribir sobre la vida de Cristo, sobre la temperancia cristiana y preparar el testimonio Nº 34, porque es muy necesario. Tendré que dejar de escribir tanto para los periódicos y dejar que la Review and Herald, Signs of the Times [Señales de los tiempos], y todo otro periódico salga sin artículos de mi pluma por este año. Todos los artículos que aparecen con mi firma son escritos nuevos y frescos de mi pluma. Siento mucho no tener más ayuda literaria. Necesito mucho esa clase de ayuda. Fannie podría ayudarme mucho con el trabajo del libro si no tuviera tantos artículos que preparar para los periódicos, y tantas cartas y testimonios que editar para enfrentar las demandas de mi correspondencia y las necesidades de la gente. No es bueno esperar todo de Marian hasta que la vida de Cristo se complete. Desearía tener otro trabajador inteligente en quien pudiera confiar para preparar asuntos para la imprenta. Tal obrero sería de gran valor para mí. Pero la cuestión es, ¿dónde encontraré al tal? Estoy con el cerebro cargado la mayor parte del tiempo. Escribo muchas páginas antes del desayuno. Me levanto en la mañana a las dos, tres y cuatro…
Usted sabe que mi tema tanto en el púlpito como en privado, por la pluma o la voz, es la vida de Cristo. Hasta aquí, casi todo lo que he escrito sobre este tema, ha sido escrito durante las horas cuando otros están durmiendo.
(Carta 41, 1895, pp. 1-4.)
Descripción 58: Lunes, 10 de diciembre de 1894. W. C. White a la Srta. Julia Malcolm
En relación con sus preguntas sobre los escritos de mi madre, usted puede haber tenido noticia en sus sermones [públicos] de que ella tiene un vocabulario completo y mucho poder de descripción y al mismo tiempo puede haber notado construcciones gramaticales defectuosas. Aquellos que estamos familiarizados con sus escritos encontramos las mismas características y también encontramos que mientras las escenas son similares en carácter y las cosas importantes son impresionadas en su mente, ella las escribe rápidamente sin hacer referencia al orden cronológico y otras conexiones aparentes. También nos sentimos perplejos por estas características en algunos de los libros proféticos de la Biblia.
Los secretarios y copistas que preparan los escritos de mi madre para los impresores, quitan las repeticiones para que el asunto pueda caber en el espacio asignado. Corrigen la gramática mala y dejan el asunto listo para publicar. A veces trasladan sus mejores expresiones del pensamiento de un párrafo al otro pero sin introducir sus propios pensamientos en el asunto. Los pensamientos y las expresiones que usted menciona son los propios pensamientos y expresiones de mi madre. Con saludos afectuosos.
(W. C. White, Libro de cartas 7, p. 20. [escrito desde Norfolk Villa, Prospect Road, Granville, Nueva Gales del Sur, Australia, a Julia Malcolm en Brighton, Victoria, Australia].)
Descripción 59: Sábado, 10 de agosto, 1895. Marian Davis a Elena G. de White
Tan pronto como veo trabajo para hacer en el manuscrito, es difícil para mí dejarlo. Trabajo todo lo que puedo, el mayor descanso para mí es ver avanzar el trabajo. Por ninguna razón pierdo el tiempo, sino que hago el trabajo que debe hacerse y para que no haya tiempo para estar de aquí para allá… Por supuesto nada irá sin su aprobación. Dios ayudará. Siento que él ayuda.
Siento que no puedo tomarme unas vacaciones todavía hasta que el libro esté completo. Es decir, tanto tiempo como haya trabajo para hacer.
(Archivo de documentos del Patrimonio White, DF Nº 393a [escrito desde Granville, Nueva Gales del Sur].)
Descripción 60: Lunes, 25 de noviembre, 1895. Marian Davis a Elena G. de White
Enviamos la carta para los trabajadores de Sydney al hermano McCullagh. Estaba tan bien. Debo guardar todas las generales para mis libros de recortes. Últimamente he estado usando el asunto reunido de las últimas cartas, testimonios, etc. He encontrado algo de las cosas más preciosas, algunas en esas cartas al hermano Corliss. Han sido para mí como una casa llena de tesoros. Hay algo en esos testimonios personales, que están escritos con un sentimiento profundo, que está muy cercano a mi corazón. Me parece que las cosas reunidas de esta forma le dan un poder y un significado al libro como no lo hace ninguna otra cosa. Espero que el que copie no se olvide de enviarme una copia de todo.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Granville, Nueva Gales del Sur].)
Descripción 61: Domingo, 22 de diciembre, 1895. Marian Davis a J. E. White
Debido a que estos libros se envian sin una explicación en cuanto a la autoridad por la cual habla la autora, se pensó que era mejor evitar, en tanto como pudiéramos, declaraciones para las cuales la Biblia pareciera no aportar pruebas, o a las que al lector común les pareciera que contradice la Biblia. Es mejor dar al lector lo que aceptará y le será de beneficio, que levantar la crítica y el cuestionamiento que los llevarán a desacreditar todo. La hermana White dice que Cristo fue dos veces coronado con espinas, pero como la Biblia menciona sólo la segunda coronación, se pensó que era mejor omitir la primera, o más bien dar la segunda en lugar de la primera.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White.)
Descripción 62: Lunes, 13 de abril, 1896. Marian Davis a A. O. Tait
No hemos dado todavía una atención especial, en la preparación del manuscrito para la nueva vida de Cristo, a las escenas finales de la vida del Salvador. Por supuesto que el asunto no está tan vívido en la mente de la hermana White como cuando está escribiendo o hablando especialmente sobre ello, ni yo puedo hablar tan decididamente sobre él como después de trabajar sobre el manuscrito.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 63: Sábado, 6 de junio, 1896. Manuscrito de Elena G. de White: “Ilustración de las cosas celestiales”
Apenas me atrevo a presentar aquello que es sagrado y elevado en las cosas celestiales. A menudo abandono mi pluma y digo: ¡Imposible, imposible que las mentes finitas abarquen las verdades eternas y los principios profundos y santos, y que expresen su importancia viviente! Me declaro ignorante e incapaz. Una rica corriente de pensamiento toma posesión de todo mi ser, y entonces dejo mi pluma, y digo: ¡Oh, Señor, yo soy finita, soy débil, sencilla e ignorante; no puedo encontrar palabras para describir tus revelaciones grandiosas y santas!
Mis palabras parecen inadecuadas. Pierdo toda esperanza de describir adecuadamente la verdad que Dios me ha dado a conocer acerca de su gran redención, la cual ha exigido la total atención divina consagrada al Hijo unigénito del Infinito. Las verdades que han de permanecer durante el tiempo y la eternidad, el gran plan de redención, que cuesta mucho y es para la salvación de la raza humana, que presenta delante de los hombres una vida que se mide con la vida de Dios: estas verdades son demasiado grandiosas, profundas y santas para que las palabras humanas o la pluma humana pueda expresarlas adecuadamente.
(Manuscrito 23, 1896, p. 2.)
Descripción 64: Viernes, 16 de julio, 1896, Cooranbong, Nueva Gales del Sur, Australia. Elena G. de White a la Sra. Wessels
Querida hermana Wessels: … El manuscrito para la “Vida de Cristo” está justo por ser enviado a América. Será manejado por la Pacific Press. He empleado obreros para preparar este libro, especialmente a la hermana Davis, y esto me ha costado unos tres mil dólares. Otros tres mil dólares se necesitarán para prepararlo para que sea diseminado por el mundo en dos libros. Esperamos que tengan una gran venta. He dedicado poco tiempo a estos libros, porque hablar, escribir artículos para los periódicos y escribir testimonios privados para enfrentar y reprender los males que están surgiendo, me mantienen ocupada.
(Carta 114, 1896, p. 3.)
Descripción 65: Lunes, 23 de noviembre, 1896. Marian Davis a C. H. Jones
Esta mañana el hermano White me dio su carta del 6 de octubre, con la lista de recortes, etc., pidiéndome que le escriba en relación con esto. Si lo hubiera visto antes de dejar Cooranbong, donde están mis listas y manuscritos, hubiera escrito en forma más inteligente. Como está de esta forma, puedo mencionar sólo pocos puntos.
I. Transposición de capítulos. En el orden de los capítulos seguimos la armonización de Andrews*, como la da en su Vida de Cristo. Se lo considera generalmente la mejor autoridad, y es citado por escritores destacados. No conocemos otro arreglo mejor que éste. (El año entre la primera y la segunda pascua parece haber existido un período de relativa quietud y reclusión; que entre la segunda y la tercera, de actividad y publicidad.) Aquellos que leyeron los manuscritos, el profesor Prescott y la hermana Burnham, estuvieron de acuerdo con nuestros arreglos. No nos gustaría ver este capítulo transpuesto.
“Prisión y muerte de Juan”. La ubicación de este capítulo es opcional, por supuesto. Pero nadie hasta aquí ha objetado su ubicación actual. Como la referencia a Juan en el capítulo 28, viene después del relato de su muerte, esto no es inusual en otros libros. Véase Geikie y varios otros. Si el capítulo fuera transpuesto, quizás sería mejor omitir el primer párrafo. Pero al no tener el manuscrito para hacer la referencia, no puedo hablar con mucha propiedad.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, p. 17a (escrito desde Ashfield, Nueva Gales del Sur, Australia, a C. H. Jones en Oakland, California.)
* Samuel J. Andrews, The Life of Our Lord upon the Earth [La vida de nuestro Señor sobre la tierra], primera impresión en 1862. La edición de 1891, estaba en la biblioteca de Elena G. de White. La armonización de los evangelios de Andrews aparece en las pp. xxi a xxvii.
Descripción 66: 11 de marzo, 1897. Marian Davis a C. H. Jones
Su carta del 2 de febrero fue recibida en el último correo. Estoy muy feliz de saber las decisiones en relación con el tamaño y el estilo del libro. Creo que el plan es correcto, y aprecio que no se hayan hecho las planchas para que no se tengan que tirar.
Notamos los títulos mencionados: “El Deseado de todas las edades” y “El Deseado de todas las naciones”. La hermana White prefiere el primero, al igual que yo, con todos los otros que han expresado una opinión.
Usted me pregunta si no puedo, mediante este correo, enviarle para la imprenta el manuscrito de las parábolas. También pregunta cuándo estará listo el balance del manuscrito para el último libro. Y le solicita a la hermana White que escriba sobre la parábola del hombre rico y Lázaro. Estoy plenamente de acuerdo con usted que la “Vida de Cristo” debo concluirse lo más pronto posible. Pero déjeme presentarle la situación: hace más de un año, la hermana White comenzó a escribir sobre el juicio y la crucifixión de Cristo. Ella tenía una cantidad de manuscritos sin terminar. Es su intención reunir todos lo más pronto posible y completarlos para el libro. Últimamente ha llevado una responsabilidad muy grande por la Asociación General, al igual que por individuos, y la obra en Sudáfrica y en Cooranbong. Pero ahora que la Conferencia terminó, y que ha escrito mucho en relación con estos otros casos, intenta plenamente dedicar su tiempo al manuscrito. Casi me ha agotado la ansiedad por completar el libro. Preparé algunos capítulos con el material que tenía, pensando que no escribiría más sobre estos temas. No obstante, escribió sobre ellos, y tuve que rehacer mi trabajo.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 67: Domingo, 11 de abril, 1897. Marian Davis a W. C. White
Veo que ni en la carta del hermano Jones ni en la suya he declarado definidamente lo que estoy haciendo sobre el manuscrito y porqué. En primer lugar, he trabajado por una mejor introducción en los capítulos. Para el éxito del esfuerzo, que algún colportor examine las páginas que le envié al hermano Jones y dé su opinión. Los capítulos del manuscrito anterior, comienzan a menudo con alguna noticia de Jesús yendo aquí o allá, y el libro parece casi un diario. Eso se ha corregido. Luego he tratado de empezar ambos capítulos y párrafos con oraciones breves, e incluso simplificar cuando es posible, para eliminar toda palabra innecesaria, y hacer la obra, como lo he dicho, más compacta y vibrante. En algunos capítulos, tengo asuntos frescos y vivos que añadirán mucho al interés del libro. Si ustedes me ofrecen, personalmente, mil dólares por la obra que he hecho en el libro durante las pocas semanas pasadas, ni los miraré. Nunca me di cuenta del poder de la simplicidad y lo compacto, como cuando comencé esta obra… cuando pienso en los miles que leerán el libro, deseo que tenga la menor cantidad de imperfecciones humanas como sea posible para que no empañe su belleza divina.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 68: Jueves, 29 de julio, 1897, Cooranbong, Nueva Gales del Sur, Australia. Entrada del diario de Elena G. de White
Me levanté a las dos y media, y ofrecí mi oración a Dios en el nombre de Jesús. Estoy débil físicamente; mi cabeza no deja de dolerme; me preocupa mi ojo izquierdo. Al escribir sobre la vida de Cristo, estoy profundamente sobrecargada. Olvido respirar como debiera. No puedo resistir la intensidad del sentimiento que me sobreviene cuando pienso en lo que Cristo ha sufrido en nuestro mundo.
(Manuscrito 70, 1897, p. 1.)
Descripción 69: 9 de agosto, 1897. Marian Davis a W. C. White
Recibí noticias de C. H. Jones que estaba planeando publicar “El Deseado de todas las gentes” en la primavera de 1898, y que para hacerlo, todas las copias deben estar en las manos de los impresores tan temprano como septiembre de 1897.
Por lo que aprendí de la obra del artista, no puedo creer que los impresores estarán listos para los manuscritos en septiembre. Tienen ahora veinticinco capítulos, con su revisión final. Hay veinticinco más listos para enviar, pero hay que hacerles unos pocos cambios, mientras termino los últimos capítulos. Por eso los estoy reteniendo…
La hermana White es agobiada constantemente con el pensamiento que el manuscrito debe ser enviado a los impresores cuanto antes. Desearía que fuera posible aliviar su mente, porque la ansiedad le dificulta escribir y a mi trabajar… La hermana White parece dispuesta a escribir, y no tengo duda de que producirá muchas cosas preciosas. Espero que sea posible incorporarlas en el libro. Hay algo, no obstante, que ni siquiera el editor más competente puede hacer –y es preparar el manuscrito antes de que se escriba.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 70: Documentos de trabajo para El Deseado de todas las gentes, 1897-1898
[Debido a la falta de un espacio adecuado en la bóveda del Patrimonio White en Washington, D. C., una cantidad de documentos y libros antiguos del Patrimonio White se habían almacenado por varios años en cajas en edificios cercanos donde no estuvieran fácilmente disponibles. La reciente ubicación de un espacio adicional en el Patrimonio White ha hecho posible que se abrieran estas cajas.
El 16 de mayo de 1979, James Nix encontró, en una de las cajas almacenadas, parte de los documentos de trabajo usados en la preparación de El Deseado de todas las gentes en las oficinas de Elena G. de White en Cooranbong, Australia, en 1897 y 1898. Estos documentos comprenden los capítulos 2 al 37 (páginas 27 a 358 en inglés) del libro actual. Los documentos de trabajo son de interés especial porque muestran lo que fueron aparentemente, en gran medida al menos, las revisiones finales hechas en el manuscrito antes de que se enviaran desde Australia a la Pacific Press.
Las siguientes figuras son reproducciones en fotocopias hechas de esos documentos de trabajo de El Deseado de todas las gentes. Incluyen porciones de las páginas 80-81, 98-99 y 331-332. Lo que aparece escrito a mano en forma muy legible en las primeras dos páginas han sido tentativamente identificadas como perteneciendo a Maggie Hare, mientras que la escritura menos legible en la tercera página es la de Marian Davis.]
Descripción 72: Domingo, 21 de noviembre, 1897. W. C. White a C. H. Jones
Al regresar de Sydney le mostré a mi madre y a la hermana Davis las pruebas que traje de los encabezados de los capítulos, viñetas, etc., para el nuevo libro. Algunos nos parecieron bien. Sobre otros nos sentimos chasqueados…
Al mirar algunas fotografías del Monte de los Olivos, mi madre nos relató cuánto más hermoso era el país en la época de Cristo, que los lugares que ahora están vacíos y tristes, entonces estaban embellecidos con árboles y bosques magníficos. Oh, cómo quisiera tener algunas figuras que representaran esos lugares como ella los ha visto. Pero no sé cómo hacer eso.
(W. C. White, Libro de cartas 11-A, p. 342 [escrito desde Cooranbong, Australia, a C. H. Jones en la ciudad de Nueva York].)
Descripción 73: Martes, 1 de marzo, 1898. Marian Davis a Elena G. de White
Esta mañana despachamos “Varón de dolores”, copiado para el nuevo material que dejó; y la parábola de los talentos, para el libro de parábolas. El material sobre el sembrador que le fue dado a Minnie, lo ha copiado. Pero lo que se le dio a la Srta. Peck no ha sido hecho. Si la Srta. Peck no tiene tiempo para hacerlo pronto, creo que dejaremos que Minnie lo haga, porque estoy ansiosa de que lo tenga en sus manos, y usted querrá todo junto, para saber lo que hay. No le enviaremos nada sobre el sembrador hasta que podamos enviarle todo.
He estado recolectando las cosas preciosas de estos nuevos manuscritos sobre la vida temprana de Jesús. Le enviaré varias de las páginas nuevas a California por el correo de Vancouver, y le enviaré más para los últimos capítulos en el siguiente correo. Dos de estos nuevos artículos sobre la obra misionera de Cristo, dejé que lo leyera el hermano James en la iglesia. El sábado pasado leyó uno que habla sobre la privación a sí mismo de alimento del Salvador para dar a los pobres. Estas cosas son inexpresablemente preciosas. Espero que no sea demasiado tarde para incorporarlas en el libro. Ha sido una fiesta trabajar en este asunto…
Supe que nuestras Escuelas Sabáticas pronto realizarán el estudio de la vida de Cristo. Así que el libro saldrá justo a tiempo para complementarlas. Estoy tan contenta.
Enviaré una copia de lo poco que reuní para el capítulo, “En la tumba de José”. Suple un eslabón que faltaba, y pienso que será de gran ayuda para el libro…
Supe que la tarea de preparar el libro está comenzando, así que deseamos terminar los últimos capítulos lo más pronto posible. Espero que pueda enviarnos pronto, el resto de los materiales sobre el ministerio de curación de Cristo, y, tan pronto como pueda, el hombre rico y Lázaro. Espero que el libro sobre las parábolas pueda salir al mismo tiempo que la vida de Cristo.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 74: Jueves, 10 de marzo, 1898. Marian Davis a Elena G. de White
Minnie le está enviando esta mañana el material que ha estado copiando. Lo del sembrador es todo lo que tenemos –el artículo dado a la Srta. Peck, y el manuscrito que me dejó. Si usted no desea agregar nada más, puedo continuar y terminar el capítulo, pero quiero esperar a que usted me lo diga. El artículo que le envié, “Ninguna por recompensa sino por gracia”, la parábola de los trabajadores, es el último de los materiales que fue preparado para el libro. He planeado dejar que éste sea el cierre del libro. Los últimos párrafos me parecen muy preciosos. La parábola de los talentos, que viene justo antes que esto, ha mostrado la importancia del trabajo, usando toda facultad para Dios, y esto muestra el espíritu con el cual se debe hacer la tarea. Unas pocas frases las reconocerá pues son de una carta que envió últimamente –“La puerta dorada no se abre al orgulloso en espíritu. Sino que los portales eternos se abrirán ampliamente al toque trémulo de un niño pequeño”.
Me dejó un manuscrito sobre el mayordomo injusto, y he estado reuniendo material para completarlo y he encontrado algunas cosas preciosas para agregar a los capítulos finales de la vida de Cristo. Por supuesto, no puedo compilar los capítulos (los últimos dos) hasta que reciba lo que escribió sobre el ministerio de curación.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 75: Lunes, 21 de marzo, 1898. Marian Davis a Elena G. de White
El material que envió sobre el ministerio de curación era justo lo que se requería. He usado tanto como pude conseguir en el capítulo, “Id y enseñad a todas las naciones”. Cuando Minnie regrese, lo tendré copiado y le enviaré una copia. Estoy tan feliz de que podamos incorporar estas cosas en el libro, porque agregan mucho a su valor y utilidad. El hermano White piensa que es mejor enviar los últimos dos capítulos, “Id y enseñad a todas las naciones” y “A mi Padre y a vuestro Padre”, con el barco que sale el sábado. No tengo idea de que estén listos para eso todavía, pero él piensa que los alentará para que apresuren la tarea, y se los enviaré. Me siento con tanta premura por la salida del libro. Casi no puedo esperar, pero la espera da tiempo para trabajar con las parábolas, y será muy bueno tener a ambos saliendo al mismo tiempo.
He usado algunos de los nuevos materiales sobre las parábolas, y calzarán justo con la obra. Deseo incorporar al libro tanto como sea posible del material fresco sobre la enseñanza en la naturaleza.
Estas cosas han sido una fiesta para mí. Deseo que mi corazón y mi mente se expandan para contener estos grandiosos y estupendos principios.
(Archivo de correspondencia recibida del Patrimonio White [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Nueva Gales del Sur, a Elena G. de White que estaba en Melbourne].)
Descripción 76: Lunes, 6 de junio, 1898. Marian Davis a la Srta. E. J. Burnham
Por este correo le envío el índice. No está terminado apropiadamente. Ha sido verificado sólo hasta la página 32. Las chicas trabajaron casi toda la noche para hacerlo y también la revisión. Le pedimos que lo verifique, tendrá que sustituir el número mecanografiado por la numeración de páginas del manuscrito… Anoche trabajé toda la noche…
La hermana White ha leído todos los capítulos, y está muy complacida con ellos.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, pp. 145-146 [escrito desde Cooranbong, Australia, a la Srta. Burnham en la Pacific Press en Oakland, California].)
Descripción 77: Miércoles, 15 de junio, 1898. Marian Davis a la Srta. E. J. Burnham
Su carta del 16 de mayo, con las pruebas, fue recibida. He leído rápidamente las páginas. Excepto por uno o dos errores insignificantes, el texto está todo correcto. Es difícil expresar cuán aliviada me siento al ver tanto material ya tipiado y en orden. Casi me ha consumido la ansiedad al pensar en las posibilidades de haber enviado lejos tantas incorporaciones. Estoy muy agradecida a Dios, cuya mano está sobre la obra, de que haya hecho que sea posible que usted estuviera a cargo, y espero que ninguna palabra mía le ocasione ninguna carga innecesaria…
En el prefacio, ¿no sería bueno declarar, en alguna forma, que este libro no es una armonización de los evangelios, que no intenta enseñar cronología? Su propósito es presentar el amor de Dios, la belleza divina de la vida de Cristo, no para satisfacer el cuestionamiento de los críticos. Lo anterior puede no ser la mejor manera de decirlo. Tiene la intención de ser una sugerencia.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, pp. 166-168 [escrito desde Cooranbong, Australia, a la Srta. Burnham en la Pacific Press en Oakland, California].)
Descripción 78: Lunes, 5 de marzo, 1900. Marian Davis a Marius Christensen
Muchas personas parecen darle mucho más valor a un manuscrito no publicado de la hermana White que al material impreso en los libros. Pero en todo lo que ella ha escrito, no conozco nada mejor que las cosas a las que se hace referencia. En libros como El Deseado de todas las gentes, se han reunido cuidadosamente muchas de las cosas más preciosas que ella ha escrito en un tiempo determinado.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, pp. 203-204 [escrito desde Cooranbong, a Marius Christensen en Hayward, Minnesota].)
Descripción 79: Lunes, 23 de abril, 1900, Sunnyside, Cooranbong, Australia. Elena G. de White a G. A. Irwin*
Querido hermano: … Usted ha visto mis copistas. No cambian mis expresiones. Permanecen como se las escribió.
La obra de Marian es de un orden completamente distinto. Ella es la que me compagina [ordena] los libros. A ____ nunca me ha compaginado los libros. ¿Cómo se hacen mis libros? Marian no reclama reconocimiento.
Ella hace su trabajo de esta manera: toma mis artículos que han sido publicados en los periódicos, y los pega en libros [hojas] en blanco. También tiene una copia de todas las cartas que escribo. Cuando prepara un capítulo para un libro, Marian recuerda que yo he escrito algo sobre ese punto especial que puede darle más fuerza al asunto. Empieza a buscarlo, y cuando lo encuentra, si ve que da mayor claridad al capítulo, lo añade.
Los libros no son producciones de Marian, sino mi propia producción, recopilados de todos mis escritos. Marian tiene un gran campo del cual seleccionar, y su capacidad para ordenar los asuntos es de gran valor para mí. Me ahorra revisar una gran cantidad de material, lo cual no tengo tiempo de hacer.
De manera que Ud. entiende que Marian me es una ayuda muy valiosa en la preparación de mis libros. A_____ no tiene nada que ver con esta obra. Marian le ha leído a ella algunos capítulos, y A____ a veces ha hecho sugerencias en cuanto al arreglo del material.
Esta es la diferencia entre las [estas] ayudantas. Como he dicho, a A____ le hemos prohibido estrictamente cambiar mis palabras por las suyas. Las palabras, como fueron pronunciadas por los agentes celestiales, son severas en su sencillez; y yo trato de poner los pensamientos en un lenguaje tan sencillo que un niño pueda entender cada palabra pronunciada. Las palabras de alguna otra persona no me representan correctamente.
Le he escrito así, con amplitud, para que Ud. pueda entender el asunto. Puede ser que A______ pretenda haber compaginado [ordenado] mis libros, pero no lo ha hecho. Esta ha sido la ocupación de Marian, y su obra es mucho más avanzada que cualquier trabajo que A_____ haya hecho para mí.
(Carta 61a, 1900, pp. 4-5 [la primera parte de la cita aparece en The Ministry, diciembre, 1975, pp. 14, 15].)
* Presidente de la Asociación General, 1897-1901.
Descripción 80: Lunes, 23 de abril, 1900, Marian Davis a G. A. Irwin
Me he enterado recientemente de la circulación de un informe en Battle Creek. Por este informe, alguno puede ser conducido a rechazar la instrucción y advertencia del Espíritu de Dios. Siento que es un deber decir lo que sé sobre el asunto que se cuestiona.
Se menciona que la escritura de un testimonio para un hombre destacado en Battle Creek fue instrumentado por uno de los anteriores trabajadores de la hermana White, o que ella le había dado material a él con la instrucción de que completara los puntos, y así el testimonio sería virtualmente su obra.
No puedo pensar que alguien que haya estado relacionado con la obra de la hermana White pueda hacer una declaración de ese tipo. No puedo pensar que alguien que esté familiarizado con la forma de escribir de la hermana White pueda siquiera creerlo. La carga que siente cuando el caso de un individuo se presenta ante ella, la presión intensa bajo la que trabaja, a menudo levantándose a la medianoche para escribir las advertencias que se le dieron, y a menudo por días, semanas y hasta meses, escribiendo una y otra vez en relación a ello, como si no pudiera liberarse de los sentimientos de responsabilidad por esa alma, -nadie que haya conocido alguna de [estas] experiencias, podría creer que ella instruiría a otro para que escribiera un testimonio.
Por más de veinte años, he estado relacionada con la obra de la hermana White. Durante ese tiempo, nunca se me ha pedido siquiera que escriba un testimonio por medio de una instrucción oral, o que llenara los puntos de un asunto ya escrito. El que se informa que hizo tal declaración, hasta donde yo sepa, nunca se le pidió o permitió hacer una cosa semejante. Y por mi propio conocimiento de la tarea, al igual que por las declaraciones de la misma hermana White, tengo el asidero más firme posible para no creer una cosa semejante.
(W. C. White, Libro de cartas 10-A, pp. 207-208 [escrito desde Sunnyside, Cooranbong, Australia].)
Descripción 81: Lunes, 7 de mayo, 1900. W.C. White a G. A. Irwin
A veces cuando la mente de mi madre está descansada y libre, los pensamientos se expresan en un lenguaje que es no sólo claro y fuerte, sino hermoso y correcto; y a veces cuando está preocupada y oprimida con pesadas cargas de ansiedad, o cuando el tema es difícil de describir, hay repeticiones y oraciones no gramaticalmente correctas.
A los copistas de mi madre se les confía la tarea de corregir los errores gramaticales, o eliminar repeticiones innecesarias y de agrupar párrafos o secciones en el mejor orden. Si un pasaje no se comprende plenamente, el copista pregunta sobre su pleno significado y su relación apropiada. Cuando se los corrige y se los copia en forma completa con una máquina de escribir o la pluma, los manuscritos son todos examinados cuidadosamente por mi madre, y corregidos, donde sea que se requiera la corrección, y luego se los vuelve a copiar, si las correcciones son numerosas. Esto se hace con muchos manuscritos, no sólo porque las correcciones son el trabajo del copista, sino porque mi madre ve una nueva forma de expresar el pensamiento un poco más claramente o más plenamente.
A menudo mi madre escribe sobre un asunto por segunda vez, porque siente que es muy difícil poner por escrito la escena o los eventos como le fueron presentados.
Los empleados de experiencia de mi madre, tales como las hermanas Davis, Burnham, Bolton, Peck y Hare, que están muy familiarizadas con sus escritos, están autorizadas a tomar una frase, párrafo o sección de uno de sus manuscritos e incorporarlo en otro manuscrito cuando se expresó el mismo pensamiento pero no en forma tan clara. Pero ninguno de los empleados de mi madre está autorizado a agregar a los manuscritos introduciendo pensamientos propios. Se los instruye que se deben usar las palabras y pensamientos que mi madre ha escrito o hablado.
(Archivo de cartas de W. C. White, Patrimonio White.)
Descripción 82: Lunes, 21 de mayo, 1900, Sunnyside, Cooranbong, Australia. Elena G. de White a G. A. Irwin
Estimado hermano Irwin: … Dios estará complacido al ver El Deseado de todas las gentes en cada hogar. En este libro se encuentra la luz que él ha derramado en su Palabra. A nuestros colportores les diría, “Avancen con sus corazones enternecidos y embebidos con la lectura de la vida de Cristo”. Beban profundamente del agua de la salvación, para que esté en sus corazones como una fuente viva que salta para refrescar a las almas a punto de perecer.
(Carta 75, 1900 [Colporteur Ministry, pp. 126-127].)
Descripción 83: Miércoles, 20 de junio, 1900, Sunnyside, Cooranbong, Australia. Elena G. de White a Edson y Emma White
Queridos hijos Edson y Emma: Recibí tu carta,* Edson. En relación con El Deseado de todas las gentes, cuando te encuentres con aquellos que tienen críticas para hacer, como siempre será el caso, no tengas en cuenta los supuestos errores, sino que alaba el libro, comenta sobre sus ventajas. El Deseado de todas las gentes podría haber tenido el mismo tamaño que los dos libros anteriores, si no hubiera sido por la fuerte recomendación del hermano B___ que era entonces el Encargado General de Colportaje. Lo que mencionas sobre el apéndice, es la primera objeción que he escuchado en relación con esa característica. Muchos han hablado de la gran ayuda que han encontrado en el apéndice. Si la gente tiene prejuicios contra algo que hace que el sábado se destaque, esa misma objeción muestra la necesidad de que esté allí para que lo haga claro.
Estemos alertas. No permitamos que la crítica de nadie imprima objeciones en nuestras mentes. Que los críticos vivan del intercambio de su crítica. No pueden hablar a favor ni de la mejor bendición sin atacarla críticamente e imprimir una sombra de reproche. Eduquémonos en la alabanza de lo que es bueno cuando otros critican. Los murmuradores siempre recogerán defectos, pero no nos entristezcamos por los elementos cortantes. No consideremos una virtud el hacer y sugerir dificultades a unas y otras mentes para que no les produzca hostigamiento y perplejidad.
(Carta 87, 1900, pp. 1, 2.)
* La carta de Jaime Edson White a su madre, de fecha 11 de mayo de 1900, contenía críticas del tamaño, forma, precio e ilustraciones de El Deseado de todas las gentes. Incluso rechazó el apéndice en la primera edición preguntando: “¿Es costumbre lanzarse contra las creencias de otras personas en la forma en que se lo hace en el apéndice?”. Argumentó que tal material les causaba dificultad a los evangelistas de la literatura para vender el libro.
Descripción 84: Domingo, 10 de agosto de 1902, Elmshave, St. Helena, California. Elena G. de White a su hermana Mary
Mi querida hermana Mary [Foss]: … Hermana, no pienses que me he olvidado de ti, porque no es así. Sabes que tengo libros para hacer. Mi último esfuerzo es para un libro sobre la verdadera educación. Escribir este libro ha sido una prueba para mí, pero está casi terminado. Estoy concluyendo el último capítulo. Este libro no contendrá tanto material como en alguno de mis libros más grandes, pero la instrucción que contiene es importante. Siento la necesidad de la ayuda de Dios continuamente.
Todavía estoy tan activa como siempre. No estoy para nada decrépita. Soy capaz de hacer mucho trabajo, escribir y hablar como lo hacía años atrás.
Leo todo lo que se copia, para ver si todo está como debe estar. Leo todos los manuscritos del libro antes de que se envíe a la imprenta. Así que puedes ver que mi tiempo está ocupado completamente. Además de escribir, se me pide que hable a diferentes iglesias, y que asista a reuniones importantes. No puedo hacer esta tarea a menos que el Señor me ayude.
(Carta 133, 1902, pp. 1-2.)
Descripción 85: Martes, 6 de enero, 1903, Elmshaven, Sanatorio, California. Elena G. de White al pastor J. A. Burden y su esposa
Queridos hermano y hermana Burden: … Me siento muy agradecida por la ayuda de la hermana Marian Davis para sacar mis libros. Reúne materiales de mis diarios, de mis cartas y de los artículos publicados en los periódicos. Valoro sumamente su fiel servicio. Ha estado conmigo por veinticinco años y ha incrementado su capacidad para el trabajo de clasificar y agrupar mis escritos.
(Carta 9, 1903 [The Ministry, diciembre 1975, p. 15].)
Descripción 86: Circular del 26 de septiembre, 1904, Elmhaven, St. Helena, California. Manuscrito de Elena G. de White, “Un tributo a Marian Davis”
Marian, mi ayudante, fiel y veraz como la brújula al polo en su tarea, está muriendo…
Parto mañana para Battle Creek. Todavía mi alma está ligada a esta joven que muere. Me ha servido durante los últimos veinticinco años. Hemos trabajado lado a lado en la obra, y en perfecta armonía en la misma. Y si estuviera reuniendo las preciosas jotas y acentos que estuvieran en periódicos y libros y me los presentara, “Ahora”, diría, “hay algo que falta. No puedo suplirlo”. Yo lo revisaría, y en un momento trazaría la línea.
Trabajamos juntas, sólo trabajamos juntas en armonía perfecta todo el tiempo. Está muriendo. Y es por la devoción al trabajo. Asumió la intensidad del mismo como si fuera una realidad, y ambas nos metimos en él con una intensidad para que cada párrafo estuviera en su lugar apropiado y para que mostrara su obra correctamente.
(Manuscrito 95, 1904, p. 1.)
Descripción 87: Martes, 6 de marzo, 1906, Sanatorio, California. Elena G. de White a los hermanos reunidos en el concilio de Graysville, Tennessee
Queridos hermanos empleados:… ¿Cuántos han leído con detenimiento Patriarcas y profetas, El gran conflicto y El Deseado de todas las gentes? Desearía que todos comprendieran que mi confianza en la luz que Dios ha dado permanece firme, porque sé que el poder del Espíritu Santo magnifica la verdad y la hace honorable, cuando dice: “Éste es el camino, andad por él”. En mis libros, la verdad se declara, respaldada por un “Así dice el Señor”.
El Espíritu Santo traza estas verdades en mi corazón y mi mente en forma tan indeleble como la ley fue trazada por el dedo de Dios sobre las tablas de piedra, que están ahora en el arca, que será descubierta en aquél gran día cuando se pronunciará la sentencia contra cada mal, cada ciencia seductora producida por el padre de la mentira.
(Carta 90, 1906 [Colporteur Ministry, p. 126].)
Descripción 88: Lunes, 17 de agosto, 1931, ciudad de Nueva York. H. Camden Lacey* a D. E. Robinson
Mi estimado hermano Robinson: En relación con DECLARACIONES SIGNIFICATIVAS Nº 1, no puedo decir nada, pues no soy el “destacado ministro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Washinton, D. C.” que hizo esa declaración.
En relación con la segunda DECLARACIÓN SIGNIFICATIVA que usted cita, los hechos son los siguientes:
En 1895, a mi regreso de Australia pasando por Battle Creek, Michigan, la Srta. Marian Davis me pidió reiteradas veces que la ayudara en la edición del manuscrito El Deseado de todas las gentes que estaba entonces en preparación. Lo evité tanto como pude, pues no me sentía capaz de brindar ninguna ayuda especial, pero finalmente me rendí ante sus insistencias y, después de recibir el manuscrito de ciertos capítulos, hice algunas sugerencias que ella pareció feliz de aceptar. Ahora no puedo recordar ningún detalle en relación a esas sugerencias, aparte de que tengo un vívido recuerdo de que parecía ansiosa de lograr ciertas conexiones lógicas de frases. Por lo tanto, volvimos a arreglar algunas de ellas, y tuve la impresión de que había necesidad de volver a redactarlas. Pero estoy seguro de que no hubo ninguna alteración del pensamiento en ninguna parte.
En relación con el primer capítulo, tengo un recuerdo más vívido. Recuerdo que la hermana Davis estaba muy preocupada sobre él. Parecía no tener suficiente material para completarlo muy bien. Se lo revisó reiteradamente, y pienso que se les consultó frecuentemente al pastor W. W. Prescott y al hermano E. R. Palmer sobre su composición. Finalmente, tomó la forma con la que ahora aparece en El Deseado de todas las gentes.
En la Conferencia Bíblica en Washington, D. C., en 1919, durante una discusión sobre este punto en la edición de los escritos de la hermana White, dije, que en mi opinión sería mejor para la claridad de toda la cuestión ante la gente que si el hecho se declaraba claramente en alguna parte (quiero decir, en la página del título o en el prefacio) que El Deseado de todas las gentes fue escrito por la Sra. Elena G. de White y editado por la Srta. Marian Davis.
No utilicé las palabras mencionadas “porque ella lo escribió” (con referencia a la Srta. Marian Davis).
Yo dije que vino a mí para que la ayudara a preparar especialmente el primer capítulo, porque parecía tener mucho interés en su forma final.
A la espera de que estas simples declaraciones le sirvan para rebatir a quienes parecen ser persistentes en mal interpretar lo que realmente se dijo en la Conferencia Bíblica al respecto. Quedo a sus órdenes, sinceramente en la fe de esta verdad.
(Archivo de documento DF 2a, Patrimonio White.)
*El pastor Lacey era hermano de la segunda esposa de W. C. White.
Descripción 89: Martes, 22 de mayo, 1934. W. C. White a la Sra. Maggie H. Bree
Por años fue nuestra costumbre colocar en sus [de la señorita Davis] manos una copia de todo artículo que se enviaba para publicar y de todas las cartas y testimonios principales. Las … leía con avidez, y … marcaba aquellas páginas que consideraba especialmente útiles para libros que ella tenía previstos…
La hermana Davis tenía una memoria maravillosa, y esto era de gran utilidad en su tarea de búsqueda y agrupamiento de cosas escogidas que la hermana White había escrito en relación con Cristo y su ministerio como Sanador [y] en relación a Cristo como un Ejemplo de misionero médico y evangelista médico…
Cuando se reunía un buen número de citas y se las agrupaba como un material posible para capítulos, eran leídos a la hermana White. Esto hacía revivir su memoria de las … escenas presentadas ante ella, y reasumía… la tarea de reescribir muchos capítulos dándoles un toque fresco y mayor fuerza, también adaptando varios pasajes… en forma más plena para la gente que leería este libro…
Una y otra vez en el cuarto de la hermana White se discutía el objetivo y se hacía el mejor plan para el libro: (a) a quién serviría el libro; (b) cuánto espacio se debería dar a cada tema; (c) cuál era la mejor relación de los grandes temas que debía tratar.
Después de que se confeccionaban los capítulo, eran leídos cuidadosamente otra vez por la hermana White y luego sometidos al impresor.
(Archivo de correspondencia de W. C. White, Patrimonio White.)
Descripción 90: Viernes, 24 de julio, 1936. H. Camden Lacey a un ministro adventista en Nueva York
La copia adjunta de su asombrosa carta al pastor W. C. White me ha sido reenviada para que la responda.
Primero, déjeme decirle con mi entera certeza, y ante Dios como testigo, que nunca hice esa declaración –en ningún momento y a nadie- en la que usted hace referencia a “que el pastor Lacey cuando estuvo aquí ha estado relatando a varios de que él y no la hermana White, es el autor de El Deseado de todas las gentes”. Nunca hice tal declaración.
Segundo, gustosamente y con todo mi corazón acepto El Deseado de todas las gentes como un libro inspirado; de hecho lo considero como el libro más espiritual sobre la vida de Cristo, fuera de los Evangelios, dado alguna vez a su Iglesia. En mi propia Biblia, en hojas extras pegadas adelante y atrás, tengo registros de citas tomadas de ese maravilloso libro, y de otros escritos de la hermana White. Los valoro como productos del mismo “Espíritu de Profecía” que inspiró a las Escrituras. Y miles de mis oyentes en la iglesia y en el aula podrán dar testimonio de eso. Usted solicita “una breve declaración de los hechos en el caso”. Estos son:
La Srta. Marian Davis, a quien se le confió la preparación de El Deseado de todas las gentes, venía frecuentemente en 1895 y 1896 a solicitarme ayuda para el arreglo del material que había recogido de varios manuscritos de la hermana White. La hermana Davis era una querida amiga mía, e hice lo mejor que sabía para ayudarla, especialmente con el primer capítulo. Según recuerdo, esta ayuda fue sólo para el arreglo de las frases y los párrafos, o para la selección de una palabra más adecuada. En ningún momento, hubo alteración alguna del pensamiento, o la inserción de una idea que no estuviera ya expresada en el texto original. La “copia” resultante siempre se sometía a la aprobación final de la misma hermana White.
Todo El Deseado de todas las gentes como aparece ahora impreso es, por tanto, lo sostengo, el producto de la mente y el corazón de la hermana White, conducidos por el buen Espíritu de Dios. Y la “edición” fue meramente técnica.
Si le mencioné estos hechos a alguien en Nueva York, debe haber sido en relación con situaciones que surgieron como la actual –el reavivamiento de ese absurdo rumor tan antiguo como el Concilio Bíblico de Maestros de 1919 en Washington, cuando se me acusó por primera vez de decir que yo había escrito el libro. No había fundamento entonces o ahora para tal acusación ridícula y maliciosa.
Además, déjeme decir que en lugar de menoscabar o despreciar los testimonios, siempre los he defendido y citado ampliamente en mi ministerio público. Fue por esa causa, que la Gran librería de Nueva York y Casa de la Biblia me dio, para la Iglesia Templo en 1930, un juego completo de los escritos de la hermana White; y en el momento en que se hizo el obsequio, esta expresión fue hecha por el donante.
En conclusión, puedo preguntarle, hermano C_____, ¿por qué no vino hasta mí personalmente cuando escuchó por primera vez estos rumores que usted dice que ha oído “desde que ha llegado a trabajar a la ciudad de Nueva York”? Estuvimos trabajando juntos por varios años en la obra cristiana en ese gran centro, y hubo muchas oportunidades para que viniera hasta mí como un hermano ministro y preguntara por los hechos en ese entonces. Si lo hubiera hecho, como una cortesía de parte de cualquier cristiano, estos rumores maliciosos hubieran sido eliminados desde su nacimiento. Al fallar en hacer eso, ¿no lo hace partícipe de esa tergiversación?
Quizás se puedan hacer algunos arreglos si usted va a cada “informante” y le muestra esta carta.
Le estoy enviando una copia al pastor White, y otra copia, con su carta al pastor M. N. Campbell.
(Archivo de documentos DF 508 del Patrimonio White [escrito desde Loma Linda, California].)
Descripciones compiladas por
Ron Graybill y Robert W. Olson
Patrimonio de Elena G. de White
Washington, D. C.
23 de mayo, 1979
[i][1] A menos que se indique de otra forma, todas las referencias en esta declaración son al documento adjunto, “Exposiciones relativas a los escritos de El Deseado de todas las gentes”.
[ii][2] W. C. White a David Paulson, 15 de febrero de 1905, Archivo de cartas de W. C. White.
[iii][3] W. C. White reconoció que en la experiencia de su madre, a veces el Señor anulaba incluso el mejor consejo humano. Una vez le escribió, “Veo varias razones por las que no deberías ir a los campamentos de Colorado y California. En mi opinión, sería la cosa más desafortunada en el mundo que vayas y asumas una gran carga de sus perplejidades. Te haría diez veces más daño de lo que te haría de bien. Tengo una sola forma de pensar en relación con todas las reuniones. No pienses en ir a ninguna de ellas a menos que el Señor te diga claramente que lo hagas, y cuando él haga esto, retiraré todas las objeciones”. W. C. White a Elena G. de White, 18 de agosto de 1890, Libro C de cartas de W. C. White, p. 58.
[iv][4] En beneficio de aquellos que puedan desear hacer comparaciones entre la obra de Hanna y la de Elena G. de White, el Patrimonio White ha reproducido cientos de copias de cinco capítulos tomados de Life of Christ de Hanna. Están disponibles como complemento mientras haya ejemplares.
[v][5] Para una declaración más concisa y con más información de su propia pluma en cuanto a su uso de los materiales históricos de otros autores, véase su Introducción a El conflicto de los siglos.
ELENA DE WHITE, SU AUTORIDAD PROFETICA, Y
EL DESARROLLO DOCTRINAL DE LA IGLESIA ADVENTISTA
PAUL A. GORDON
Traducido por el CENTRO DE INVESTIGACION WHITE, Universidad Adventista del Plata, Entre Ríos, Argentina (Noviembre de 1990).
Introducción
"Precisamente, el último engaño de Satanás se hará para que no tenga efecto el testimonio del Espíritu de Dios. 'Sin profecía el pueblo será disipado' (Prov. 29:18, versión Valera antigua). Satanás trabajará hábilmente en diferentes formas y mediante diferentes instrumentos para perturbar la confianza del pueblo remanente de Dios en el testimonio verdadero". --Carta 12 de 1890 (1 MS 54, 55. La cursiva no está en el original).
Las dos frases marcadas arriba predicen claramente que el último engaño será desafiar la autoridad de Elena de White. Dos puntos más: uno, la oposición será inspirada por Satanás; y dos, ésta ocurrirá entre el pueblo remanente de Dios.
Este estudio considerará la autoridad de Elena de White, con especial énfasis sobre su rol en el desarrollo de la doctrina entre los adventistas del séptimo día.
El tema de la autoridad
Definiciones de autoridad
"Derecho a mandar o a actuar; poder ejercido por una persona en virtud de su puesto de confianza". --Webster.
"El derecho o poder para ordenar acción o sumisión, o para determinar creencias o costumbres, esperando obediencia de los que están bajo autoridad, dando a cambio razón confiable de la demanda o derecho a accionar". --Bernard Ramm, The Pattern of Religious Authority, p. 10.
Tipos de autoridad
1. Imperial: "El poder que poseen las personas o cuerpos gobernantes, en razón de su posición superior, tales como el de un rey, el general de un ejército, el presidente de una firma o el director de una escuela". --Ramm, p. 10.
Esta autoridad puede ser obtenida por herencia, elección, fuerza o costumbre. Dios sustituye toda autoridad imperial humana porque él es Creador y Sustentador de todo.
2. Delegada: "La autoridad para actuar, obligar, y tener acceso a, en virtud del derecho otorgado por autoridad imperial". --Ramm, p. 11.
Esta autoridad debe probar su origen en la autoridad imperial. Esta prueba podría ser un documento, credenciales, una firma, etc. El profeta tenía este tipo de autoridad. La Biblia ofrece pruebas por las cuales debemos determinar si uno que pretende ser un profeta genuino es realmente auténtico.
3. Veraz: "La autoridad poseída por hombres, libros, o principios ya sea que poseen verdad o ayudan en la determinación de la verdad". --Ramm, p. 12.
Un libro puede ser autoritativo porque se reconoce que contiene información confiable o verdadera. Un profeta genuino debe reunir estos criterios. La Biblia comprueba su afirmación de ser veraz o confiable.
¿Cómo llega la autoridad a ser tal? --Tiene que haber un reconocimiento de ella.
Los mártires murieron porque rehusaron reconocer en las tradiciones lo que ellos percibieron como autoridad falsa.
Los impíos perecerán finalmente por no reconocer a Dios y su mensaje como verdadero y autoritativo.
"Si las Escrituras son la verdad de Dios, son autoritativas sea que se las acepte personalmente o no, pero las Escrituras operan como una autoridad sólo para el creyente". --Ramm, p. 14.
La autoridad atacada
La historia sagrada, especialmente, provee un largo registro de resistencia y oposición a la autoridad, comenzando con Lucifer en el cielo. Esta fue de una consideración tan importante, que él fue expulsado del cielo como un rebelde junto con sus ángeles. Los pecadores sobre la tierra han dado continuidad a una oposición similar a la autoridad. Los profetas recibieron oposición. Así también Jesús y sus discípulos. Elena de White ha estado bajo los mismos ataques. Estos incluyen pretensiones de que los mensajes u obra son del diablo, sólo humanos, o parte humanos y parte divinos.
La actitud del profeta en cuanto a la autoridad
En el Antiguo Testamento, quizás Jeremías es el que mejor lo ilustra. El repetidas veces declara que su mensaje es "palabra de Jehová". Además habla, por contraste, de falsos profetas que "hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová" (Jeremías 23:16).
La actitud del profeta puede decirse que es de este modo: él es modesto acerca de sí mismo, pero no de su mensaje.
Pablo
1. El mismo (1 Cor. 9:16; 15:9; 2 Cor. 12:7; 1 Tim. 1:15).
2. Su mensaje (Hechos 26:29; 1 Cor. 2:4; Gál. 1:1).
Elena de White
1. Ella misma: "No tengo sabiduría especial en mí misma; soy tan sólo un instrumento en las manos del Señor para hacer la obra que él me ha asignado". --3 MS 51 (Véase además pp. 53, 54).
2. Su mensaje: "Otros me han llamado profetisa, pero nunca pretendí ese título. . . . Mi obra incluye mucho más de lo que significa ese nombre. Me considero a mí misma como una mensajera, a quien el Señor le ha confiado mensajes para su pueblo". --1 MS 40 (Véase además 2 JT 276).
En visión se le dijo a ella: "En todas tus comunicaciones, habla como alguien a quien ha hablado el Señor. El es tu autoridad". --Carta 186 de 1902.
Elena de White en cuanto a la autoridad
(Introducción de El conflicto de los siglos).
"Las Santas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como revelación infalible de su voluntad [de Dios]. Constituyen la regla del carácter; nos revelan doctrinas, y son la piedra de toque de la experiencia religiosa. . . . La circunstancia de haber revelado Dios su voluntad a los hombres por su Palabra, no anuló la necesidad que tienen ellos de la continua presencia y dirección del Espíritu Santo". --p. 9.
"Durante las épocas en que las Escrituras tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento eran entregadas a la circulación, el Espíritu Santo no dejó de comunicar luz a individualidades aisladas, amén de las revelaciones que debían ser incorporadas en el Sagrado Canon". --p. 10.
"Mediante la iluminación del Espíritu Santo, las escenas de la lucha secular entre el bien y el mal fueron reveladas a quien escribe estas líneas". --p. 13.
C.S. Lewis en cuanto a Cristo:
"La gente a menudo dice acerca de él: 'Estoy dispuesto a aceptar a Jesús como un gran maestro moral, pero no acepto su pretensión de ser Dios'. Esta es la única cosa que no debemos decir. Un hombre que dijo la suerte de cosas que Jesús dijo, no sería un gran maestro moral. Sería un lunático --estaría en el nivel del hombre que dice que él es un huevo cocido-- o bien sería el Demonio del Averno. Ud. debe hacer su elección. O bien este hombre fue, y es, el Hijo de Dios, o fue un loco o algo peor. Ud. puede hacerlo callar como a un tonto, puede escupirlo y matarlo como a un demonio; o puede caer a sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no vengamos con ningún disparate de condescendencia arrogante como que él es un gran maestro humano. El no nos ha dado lugar para eso. Tampoco intentó hacerlo". --Mere Christianity, p. 56.
Elena de White en cuanto a Elena de White:
"Esta obra es de Dios, o no lo es. Dios no hace nada en sociedad con Satanás. Mi obra. . . lleva la estampa de Dios o la estampa del enemigo. No hay término medio en el asunto. Los Testimonios son del Espíritu de Dios, o son del diablo". -- 4 T 230.
El papel de Elena de White en la Iglesia
Este papel podría ser ilustrado en varias áreas. No fue el mismo en todas ellas. A veces ella tomaba parte importante en el liderazgo, en tanto que otras veces ella apoyaba, confirmaba o corregía. Nosotros enfocaremos principalmente el desarrollo doctrinal, con sólo un breve resumen de otros tres papeles mayores primero.
El desarrollo y organización de la iglesia
Elena de White estuvo muy activa en el desarrollo y organización de la iglesia, tomando definidamente un rol de liderazgo desde sus comienzos. Sus consejos guiaron directamente al orden y la disciplina en la iglesia, a una obra de publicaciones, instituciones para el cuidado de la salud, y a un sistema educativo completo, incluyendo una capacitación médica plenamente reconocida, y a un programa misionero mundial.
Ella, junto con su esposo, promovió la organización en términos generales como también específicos, participando inclusive en la elección del nombre de nuestra iglesia. Más tarde se efectuó la reorganización en 1901, y se siguió su consejo personal. La dadivosidad sistemática, el desarrollo de un sistema de diezmos, y aún una provisión de jubilación para pastores, pueden rastrearse en sus consejos.
Reformas de los últimos días
Las Escrituras proveen principios básicos de reforma, pero a Elena de White Dios le pidió que instituya reformas para los últimos días en un amplio espectro, incluyendo la dieta, la vestimenta, la recreación, hábitos de salud, educación y muchas otras áreas. Estas reformas, en especial la de la dieta y hábitos de salud, han hecho de los adventistas del séptimo día un pueblo adelantado a su época. La confirmación de este consejo continúa llegando regularmente de fuentes seculares aún hoy.
Consejo personal, corrección y aliento
En cientos de cartas, por medio de presentaciones públicas, y en contactos cara a cara, Elena de White dio consejo directo a partir de visiones y basada sobre un vasto tesoro de experiencias adquiridas como mensajera del Señor. Veintenas de testimonios de quienes fueron aconsejados han verificado la autenticidad y exactitud de los consejos recibidos de esta forma.
Desarrollo doctrinal
Colocaremos nuestro énfasis mayor sobre su papel en este área. Las Escrituras hablan frecuentemente de la trascendencia de la doctrina. Estas declaraciones muestran claramente que es importante lo que creemos. (Véase Efe. 4:4; Hebreos 13:9; 2 tim. 4:3, 4; 1 Tim. 4:1; Hechos 20:29, 30).
Especialmente en los primeros años del Movimiento Adventista, el Señor envió a Elena de White para dar amonestaciones y medidas correctoras que ayudaron a los creyentes a evitar los extremos y el fanatismo. Pero también en años posteriores, ella se opuso a enseñanzas tales como la del panteísmo del Dr. J. H. Kellogg, y herejías concernientes al santuario promovidas por A. F. Ballenger.
Antes de que se organizara la iglesia, los pioneros se reunieron para estudiar la doctrina, especialmente en 1847 y 1848. Los esposos White estuvieron presentes. Sin embargo, en estos encuentros Elena de White no fue una participante activa, al menos en el principio. Ella habló de una mente "cerrada". No podía entender lo que se debatía. Las reuniones a veces duraban muchos días. Luego, cuando el grupo había hecho todo lo que podía a partir del estudio de la Biblia, Elena recibía visiones para confirmar, corregir o ayudar en el estudio en el que habían estado ocupados. Las visiones fueron aceptadas como provenientes de Dios. Los pioneros adventistas sabían que cuando no estaba en visión, ella era mayormente una espectadora del estudio de ellos. Ella escribió varios relatos de estos encuentros. (Véase 2 SG 47-49; 1 T 75-87; Ms 135 de 1903; 1 MS 240, 241; Ms 46 de 1904; TM 24-26).
El santuario
Al igual que con muchas otras doctrinas, la comprensión del santuario fue gradual. Guillermo Miller había predicado que la tierra era el santuario, y que había de ser purificada con fuego en la segunda venida de Cristo en cumplimiento de Daniel 8:14.
Al día siguiente a la esperada venida, Hiram Edson recibió la comprensión de que Cristo había comenzado una nueva fase de su ministerio en el santuario celestial el 22 de octubre de 1844. El y dos amigos volvieron a la Biblia para estudiar. O. R. L. Crosier, uno de ellos, escribió dos artículos para explicar este estudio: uno en el Day Dawn en 1845, y otro en The Day Star, el 7 de febrero de 1846. Elena de White confirmó como correcta la presentación de Crosier. (Véase A Word to the Little Flock, p. 12).
El santuario fue además explicado principalmente en los escritos de Urías Smith, J.N. Andrews y Jaime White, a través de las páginas del periódico de la iglesia, y que se originaron a partir de estos artículos.
¿Cuál fue el rol de Elena de White? Las presentaciones de los pioneros estaban todas basadas en la Escritura, no en sus escritos. su rol fue el de apoyar, señalando también hacia la Escritura como prueba. Además una serie de visiones en las que ella tuvo el privilegio de visitar el santuario celestial reforzaron el fundamento bíblico sobre esto. Ella también durante su vida dirigió una oposición hacia las enseñanzas heréticas en cuanto al santuario. Y, por supuesto, escribió con cierto detalle en artículos y libros, sosteniendo como bíblica esta doctrina.
El sábado
El sábado llamó primeramente la atención de los adventistas en Washington, Nueva Hampshire, a través de Raquel Oakes, una bautista del séptimo día. Frederick Wheeler, el pastor, y los hermanos Cyrus y William Farnsworth lo aceptaron originalmente. Más tarde otros se unieron a ellos.
José Bates, en Fairhaven, Massachusetts, oyó de los observadores del sábado en Washington, y viajó hasta ese lugar en 1845 para verificarlo él mismo. Volvió a su casa siendo un observador del sábado, y llegó a ser el apóstol del sábado, escribiendo artículos y tratados. En la época en que los White se casaron, en agosto de 1846, aceptaron el sábado por uno de los tratados de Bates.
Sin embargo, la presentación de Bates tenía un defecto. El pensaba que el sábado comenzaba a las 6 p.m. del viernes. Algunos adventistas creían que comenzaba al amanecer, a la medianoche, o al atardecer. Esta variedad de prácticas duró cerca de diez años.
En 1855, Jaime White le pidió a J.N. Andrews que estudiara el tema y presentara sus descubrimientos a los demás. Su conclusión, a partir del estudio de la Biblia, fue que el sábado comienza con la puesta del sol. Bates y Elena de White todavía dudaban. Entonces se le dio una visión a Elena de White confirmando la hora de la puesta de sol. El resultado fue la unidad entre los adventistas. (Véase 1 T 116).
Escribiendo unos años más tarde acerca de esta experiencia, Jaime White declaró: "Parece que no es el deseo del Señor enseñar a su pueblo en cuanto a los interrogantes bíblicos a través de los dones del Espíritu, hasta que sus siervos hayan escudriñado diligentemente la Palabra". --Editorial de la RH, 25 de Febrero de 1868. (Véase 1 T 713, 714, apéndice para la declaración más completa).
La Biblia y sólo la Biblia
La posición protestante es que la Biblia es la única regla de fe y práctica. Los adventistas desde el principio han sido acusados de no ser verdaderos protestantes porque aceptan un mensajero profético moderno. A continuación hay algunas declaraciones de los primeros dirigentes en cuanto a las razones de su creencia.
Urías Smith
"El principio protestante de 'la Biblia y sólo la Biblia' es en sí mismo bueno y verdadero, y nos fundamentamos en él tan firmemente como nadie puede hacerlo; pero cuando se lo reitera en relación con denuncias abiertas de las visiones, tiene una especie de apariencia de mal. Usado de esta manera, conlleva una insinuación disimulada, más precisamente calculada para torcer el parecer de los incautos; que creer en las visiones es dejar de lado la Biblia, y para unirse a la Biblia hay que descartar las visiones. . . .
"Cuando pretendemos fundamentarnos en la Biblia y sólo la Biblia, nos atamos a nosotros mismos para no recibir inequívoca y plenamente todo lo que la Biblia enseña". --"Do We Discard the Bible by Endorsing the Visions?", RH, 13 de enero de 1863.
J. N. Andrews
"La obra del Espíritu Santo puede dividirse en dos partes: Primera, la de simplemente convertir y santificar a las personas que son impresionadas por él. Segunda, la que tiene el propósito de abrir la verdad de Dios, corregir el error, y reprobar y reprender pecados secretos. Esta parte de la obra es realizada por lo que las Escrituras denominan dones espirituales. . . .
"Ahora bien, queda claro que aquellos que rechazan la obra del Espíritu de Dios bajo el pretexto de que las Escrituras son suficientes, niegan y rechazan toda esa parte de la Biblia que revela el oficio y la obra del Espíritu Santo". --"Our Use of the Visions of Sr. White", RH, 15 de febrero de 1870.
G. I. Butler
"Si toda la Escritura es útil, suponemos que también lo son aquellas porciones que enseñan sobre la perpetuidad de los dones espirituales, y que nos dicen que los mismos estarán en la iglesia en los últimos días, y nos muestran cómo distinguir entre lo falso y lo genuino. Ellas prueban si las visiones en consideración tienen la estampa correcta". --"Visions and Prophecy--Have They Been Manifested Among Seventh-day Adventists?", RH, 9 de junio de 1874.
Jaime White
"Os exhortamos a evitar el consejo de los que profesan aceptar la Biblia como la regla de fe y práctica, en tanto que menosprecian o rechazan aquella parte de la misma que nos enseña a procurar y esperar el poder y los dones del Espíritu". --"Conference Address", RH, 24 de julio de 1856.
"La Biblia es una revelación perfecta, y completa. Ella es nuestra única regla de fe y práctica. Pero esta no es razón, de acuerdo con el testimonio de Pedro, para que Dios no pueda mostrar el cumplimiento pasado, presente y futuro de su Palabra en estos últimos días, mediante sueños y visiones. Las visiones verdaderas son otorgadas para guiarnos a Dios y a su Palabra escrita. Pero las que son dadas como una nueva regla de fe y práctica, separadas de la Biblia, no pueden ser de Dios, y debieran ser rechazadas". --A Word to the Little Flock, p. 13.
Elena de White
"Recomiendo al amable lector la Palabra de Dios como regla de fe y práctica. Por esa Palabra hemos de ser juzgados. En ella Dios ha prometido dar visiones en los 'postreros días'; no para tener una nueva norma de fe, sino para consolar a su pueblo, y para corregir a los que se apartan de la verdad bíblica". --PE 78.
Un pensamiento final sobre la autoridad
Hacer lo correcto es fundamental en la vida cristiana. Cómo determinarlo, no llega en forma natural. La respuesta está relacionada directamente con la autoridad. Como pecadores no podemos salvarnos a nosotros mismos, ni podemos siquiera confiar únicamente en nuestro propio juicio. Cuando Israel viajaba hacia la tierra prometida, fue instruido en que si hacía "lo recto delante de sus ojos [de Dios]", prosperaría (véase Éxodo 15:26). Israel no siempre hizo esto. Más tarde, durante el tiempo de los jueces, el registro bíblico dice que "cada uno hacía lo que bien le parecía". (Véase Jueces 17:6; 21:25). Este fue uno de los puntos más bajos de su historia.
¿Cómo sucedió esto? Al comienzo del tiempo de los jueces encontramos una respuesta. El registro dice que mientras Josué y los primeros ancianos vivieron, "el pueblo había servido a Jehová". Pero cuando los que "habían visto todas las grandes obras de Jehová" murieron, los hijos de Israel "dejaron a Jehová" (Jueces 2:7, 10-12).
El Israel espiritual moderno enfrenta la misma clase de situación. Los pioneros han muerto. Si olvidamos nuestro pasado, podemos predecir nuestro futuro con el del antiguo Israel. Pero su experiencia no necesita ser la nuestra. De la pluma de Elena de White obtenemos las siguientes palabras alentadoras:
"Como he participado en todo paso de avance hasta nuestra condición presente, al repasar la historia pasada puedo decir: '¡Alabado sea Dios!' Al ver lo que el Señor ha hecho, me lleno de admiración y de confianza en Cristo como director. No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada". --NB 216.
Bibliografía
J. N. Andrews "Our Use of the Visions of Sr. White", The Advent Review and Sabbath Herald, 15 de febrero de 1870.
"Time for Commencing the Sabbath", RH, 4 de diciembre de 1855.
Asociación General "The Inspiration and Authority of the Ellen G. White Writings", --A Statement of Present Understanding, The Ministry, febrero de 1983.
José Bates "Time to Commence the Holy Sabbath", RH, 21 de abril de 1851.
G. I. Butler "Visions and Prophecy --Have They Been Manifested Among Seventh-day Adventists?", RH, 9 de junio de 1874.
O. R. L. Crosier "The Sanctuary", Day Dawn, 1845.
"The Law of Moses", The Day Star, 7 de febrero de 1846.
C. S. Lewis Mere Christianity.
Bernard Ramm The Pattern of Religious Authority.
Urías Smith "Do We Discard the Bible by Endorsing the Visions?", RH, 13 de enero de 1863.
Elena de White Primeros escritos.
El conflicto de los siglos, introducción.
Notas biográficas.
Testimonios para los ministros.
Manuscrito 135, 1903.
Manuscrito 46, 1904.
Mensajes selectos, tomos 1 y 3.
Spiritual Gifts, tomo 2.
Testimonies for the Church, tomos 1 y 4.
Jaime White "Conference Address", RH, 24 de julio de 1856.
Editorial, RH, 25 de febrero de 1868.
A Word to the Little Flock.
Por Arturo L. White
Traducido en el Centro "White" Montemorelos, H.L. Febrero de 1980
Revisión: Centro de Investigación White, Libertador San Martín, Entre Ríos, Argentina, en 1993.
INTRODUCCIÓN
El Patrimonio White ha recibido pedidos de material escrito por Elena G. de White relacionado con representaciones dramatizadas en instituciones adventistas. Los consejos de E. G. de White sobre este punto tratan de varias situaciones. Al hacerlo enumera principios que servirían de guía.
Un vistazo de conjunto a estos consejos no parece condenar en su totalidad todo programa dramatizado. En otras palabras, Elena White no condena un programa por el hecho de ser dramatizado. A este respecto, los consejos sobre este asunto son similares a los relacionados con deportes, y es de notar que los dos han sido tratados en dos de sus advertencias. La Sra. de White no condenó el ejercicio sencillo de pelota (HC 453), pero al enumerar los principios involucrados, indicó los graves peligros que suelen acompañar a las actividades deportivas. La Sra. de White no condenó la sencilla dramatización en la Escuela Sabática de Battle Creek en l888, pero en muchas declaraciones ha demostrado claramente los muchos y casi seguros riesgos que acompañan "obras de teatro" y "programas teatrales".
Entonces parece ser que las cuestiones relacionadas con deportes y dramatizaciones en instituciones adventistas tienen que aclararse basados en principios fundamentales y no en una simple aceptación o prohibición. Esto complica enormemente la tarea y exige observarla más de cerca, un análisis cuidadoso y la determinación de ser guiado por principios cristianos. Si, en su experiencia personal, los jóvenes de ambos sexos pueden llegar a comprender y aplicar estos principios, mucho se adelantaría en la enseñanza de la importante lección que indica que la vida del cristiano se rige por principios y no por respuestas limitadas a "sí" o "no.
EL VALOR DE LA PRESENTACIÓN VISUAL
La presentación visual se conoce como un medio efectivo de comunicación. Dios la empleó en repetidas ocasiones para instruir a sus profetas quienes muchas veces contaban lo que habían visto en visión y testificaban de lo que habían visto en forma panorámica. Elena White hizo algunos comentarios sobre este punto mientras estaba en Europa y tuvo necesidad de enfrentarse a algunos fanáticos que opinaban que todos los cuadros estaban prohibidos en el segundo mandamiento y por lo tanto había que destruirlos:
El segundo mandamiento prohíbe el culto de las imágenes, Dios mismo utilizó imágenes y símbolos para ilustrar las lecciones dadas a los profetas con el fin de que estos las transmitieran al pueblo, y así fuesen comprendidas mejor que si se las hubiese dado de cualquier otro modo. Estimuló la comprensión a través del sentido de la vista. La historia profética fue presentada a Daniel y a Juan mediante símbolos, y estos debían representarse nítidamente en cuadros para que el que leyera pudiese comprender.--2 MS, 369.
La cita de Elena de White ilustra bien la experiencia de Ezequiel cuando el poder de Dios fue dramatizado:
En cierta ocasión el profeta Ezequiel estuvo en visión en medio de un inmenso valle. Ante él se presentaba una escena sombría. De un extremo al otro del valle el suelo estaba cubierto de huesos. Se le preguntó; 'Hijo del hombre, ¿vivirán estos huesos?' Replicó el profeta, "Señor Jehová, tu lo sabes". ¿Que podría efectuar la fuerza y el poder del hombre con estos huesos revivieran. Pero mientras miraba, el poder de Dios empezó a manifestarse. Los huesos desparramados empezaban a juntarse "cada hueso con su hueso" y se unían por medio de tendones. Fueron cubiertos de carne y mientras el Señor soplaba sobre los cuerpos ya formados, 'entró espíritu en ellos y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.--Manuscrito 85, 1903 de EGW en SDA Bible Commentary, Vol.4, p. 1165.
TAMBIÉN PUEDE UTILIZARSE PARA EL MAL
Como suele suceder, lo que puede ser eficaz para el bien cuando se emplea correctamente, también si se emplea incorrectamente se puede utilizar para el mal hasta el punto en que el uso correcto debe suprimirse. Nótese en la descripción de la obra de Satanás en el mundo, que el drama es la primera diversión mencionada que Satanás emplea para destruir las almas:
Muchas de las diversiones que son populares en el mundo hoy, aun entre aquellos que dicen ser cristianos, tienden al mismo fin que perseguían las de los paganos. Son, en verdad, pocas las diversiones que Satanás no aprovecha para destruir las almas. Por medio de las representaciones dramáticas ha obrado durante siglos para excitar las pasiones y glorificar el vicio. La ópera con sus exhibiciones fascinadoras y su música embelesadora, las máscaras, los bailes y los juegos de naipes, son cosas que usa Satanás para quebrantar las vallas de los principios sanos y abrir la puerta a la sensualidad. En toda reunión de placer donde se fomente el orgullo o se dé rienda suelta al apetito, donde se le induzca a uno a olvidarse de Dios y a perder de vista los intereses eternos, allí está Satanás rodeando las almas con sus cadenas.--PP, 491.
En los Testimonios se señaló una década antes que los dramas sensacionales preocupaban las mentes de los hombres y de las mujeres y esto les impedía aceptar la verdad:
El mundo está plagado de errores y fábulas. Continuamente se presentan cosas nuevas en forma de dramas sensacionales para ocupar la mente; abundan las teorías absurdas que destruyen el avance moral y espiritual.--4 T, 418.
La tercera declaración de E. G. White que mencionamos sobre este punto se relaciona con el bienestar de los alumnos en el Colegio de Battle Creek durante los primeros días cuando aun no se habían provisto los dormitorios, y los alumnos vivían en los hogares de familias circunvecinas. Esta declaración trata sobre el verdadero teatro, por cuanto fue escrita en 1881, mucho antes del advenimiento del cinematógrafo. Se presentan con claridad los peligros de las "diversiones teatrales" y se trazan los principios fundamentales.
Entre los sitios de diversión más peligrosos se encuentra el teatro. En lugar de ser una escuela de moral y virtud, como se lo considera a menudo, es en verdad el propio lecho de inmoralidad. Mediante estos espectáculos se refuerzan y se confirman los hábitos viciosos y las inclinaciones pecaminosas. La música barata, gestos sensuales, expresiones y ademanes pervierten la imaginación y prostituyen la moral. Todo joven que acostumbre visitar tales espectáculos corromperá sus principios. No existe en el mundo una influencia mas poderosa que envenene la imaginación, destruya las impresiones religiosas y que entorpezca el gozo de los placeres sosegados y las sobrias realidades de la vida, que las diversiones teatrales. El gusto por estas escenas aumenta cada vez que se las frecuenta así como aumenta el deseo de bebidas embriagantes cada vez que se participa de ellas. El único curso que se puede seguir es el apartarse del teatro, del circo y de cualquier otro lugar de diversión dudosa. --4 T, 652-653.
LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA LUCHAN CONTRA EL PROBLEMA
El creciente aumento del número de Adventistas del séptimo día residentes en Battle Creek y el buen desarrollo de nuestro programa institucional nos hizo confrontar periódicamente el tema de las presentaciones dramatizadas.
EN EL SANATORIO DE BATTLE CREEK
El crecido número de hospedados no adventistas en el sanatorio presentó un problema en lo relacionado con su entretenimiento. La compañía no adventista de Danville, Nueva York, bajo la dirección del Dr. Jackson había sugerido que los "dramas" eran de beneficio para los pacientes. (Véase testimonies, Vol. 3, P. 172). Pero Elena de White aconsejó muy decididamente que ese tipo de entretenimiento no debería formar parte del Sanatorio de Batlle Creek. Ese consejo apareció en un artículo publicado en 1881 y titulado "Position and work of the Sanitarium"; sus advertencias de ningún modo se limitan a la situación que imperaba en el Sanatorio.
Los que llevan la responsabilidad en el sanatorio deben ser extremadamente cuidadosos de que las diversiones no sean de tal carácter que rebajen las normas cristianas y consecuentemente coloquen a esta institución al mismo nivel de otras y debilite el poder de la verdadera santidad en las mentes de aquellos que están relacionados con ella. Los entretenimientos mundanales o teatrales no son esenciales para la prosperidad del sanatorio ni para la salud de los pacientes. Mientras más se les ofrezca este tipo de entretenimiento, menos complacidos estarán a menos que algo parecido se les ofrezca continuamente. La mente se encuentra en un estado insaciable por lo nuevo y lo excitante que es precisamente lo que no debiera recibir. Cuando se provea esta diversión la primera vez, se esperará que se vuelva a repetir, y los pacientes pierden el deseo de ocuparse en pasatiempos sencillos. Sin embargo, es el reposo y no la excitación lo que necesitan muchos de ellos.
Tan pronto como se introduzca esta clase de entretenimiento, se desvanecerán de muchas mentes las objeciones de ir al teatro, y el clamor de que escenas de alta calidad moral se presenten en el teatro destruirá la última barrera. Sería mejor que aquellos que permitan esta clase de diversión en el sanatorio busquen sabiduría de Dios para guiar a estas almas pobres, hambrientas y sedientas a la fuente de gozo , paz y felicidad.
Los administradores del sanatorio bien pueden llegar a la conclusión inmediatamente de que ellos ] podrán satisfacer esa clase de mentes que solo pueden hallar felicidad en lo novedoso y excitante. Para muchas personas esta ha sido su alimento intelectual durante su vida; existen dispépticos mentales así como dispépticos físicos."--4 T, 577-579.
SOCIEDADES LITERARIAS DE ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
En esta época precisa, 1800-1881, con el deseo de ofrecer programas culturales a nuestra feligresía, se formaron en Battle Creek y otros lugares "sociedades literarias". Pronto las representaciones teatrales formaron parte del programa. En la edición de la Review del 4 de enero de l88l apareció un informe de la Sra. White sobre el problema que pronto confrontaron y ello le instó a decir:
En todos los casos donde se ha establecido una sociedad literaria entre nuestros hermanos, su influencia ha sido desfavorable para la vida religiosa, y ha conducido a la apostasía. Esto fue comprobado en Battle Creek y otros lugares y el resultado ha sido siempre el mismo.
Entonces presenta el meollo del problema:
Los propósitos y fines que inducen a la formación de las sociedades literarias pueden ser buenos; pero a menos que estas organizaciones sean dirigidas por la sabiduría de Dios, estas tendrán un efecto diabólico. Se presentan varios entretenimientos a fin de presentarle a los mundanos una reunión interesante y atractivas. Como resultado las funciones de las llamadas sociedades literarias con frecuencia se degeneran en presentaciones teatrales desmoralizadoras y baratas. Todo esto satisface la mente carnal, que está en enemistad con Dios; pero no refuerza el intelecto ni fortalece la moral. Paulatinamente los incrédulos van eliminando el elemento espiritual y sus esfuerzos por conciliar principios que por su naturaleza son antagónicos llegan a corroborar su fracaso. Cuando el pueblo de Dios se une voluntariamente con el mundo y los no consagrados, y les dan la preponderancia, este será apartado de Dios por la influencia no santificadora bajo la cual se colocaron ellos mismos.
Muchas sociedades literarias en realidad no son más que teatros principiantes en un nivel bajo y que despiertan en la juventud el deseo de actuar en el escenario.--RH, 4 de enero de l88l.
El artículo completo disponible actualmente, puede leerse con mucho provecho. Véase Ellen G. White Review and Herald Articles, (Reimpreso) Vol. 1, págs. 224-225. Véase el Anexo A.
ACTIVIDADES CULTURALES Y LAS SOCIEDADES LITERARIAS
Posteriormente, Elena de White trató sobre la introducción de representaciones teatrales en actividades culturales y las sociedades literarias. Al hacerlo, se refirió a los consejos dados en el artículo publicado en la Review de l88l, que se mencionó, y los amplió. Sintió que a menudo individuos de "poca experiencia religiosa" son los que dirigen. Entonces "Satanás emplea hombres como sus agentes para sugerir, dirigir, para proponer diferentes presentaciones y una variedad de cosas entretenedoras que no refuerzan la moral ni elevan la mente, sino que son totalmente mundanas. Pronto se descarta el elemento religioso y los incrédulos toman la dirección".--E.G.White, MS 41, 1900. (Véase Anexo B). El resultado fue la incorporación de "temas bajos y baratos que no son ennoblecedores ni instructivos; solo distraen". "La mente" fue conducida "lejos de reflexiones serias, lejos de Dios, lejos del cielo".
Amonestó ella:
Si sus actividades culturales y sociedades literarias se transformaran en oportunidades para estudiar la Biblia, sería una sociedad muchísimo mas intelectual de lo que jamás llegaría a ser dirigiendo su atención a representaciones dramáticas. A que nobles y elevadas verdades se podría aferrar y explorar la mente en la palabra de Dios!...
Los miembros de estas sociedades, que profesan amar y venerar las cosas sagradas y, sin embargo, permiten que la mente descienda a lo superficial, a lo ficticio, a lo simple, lo barato y a las representaciones falsas, están haciendo la obra de Satanás tan ciertamente como lo hacen al contemplar y unirse a esas escenas.--E.G.White, MS, 41, 1990.
En el Anexo B, se encuentra la declaración completa en la cual se presenta el compromiso gradual y vacilante entre el deber y el mundo, con sus resultados finales.
CONSEJOS CONCERNIENTES A LA REPRESENTACIÓN DEL PROGRAMA DE NAVIDAD DE 1888
El miércoles 26 de diciembre de 1888, muy temprano en la mañana, Ellen G. White escribió acerca de un programa navideño presentado en Battle Creek la noche anterior por los niños de la Escuela Sabática y al cual ella concurrió. Dicho programa fue sencillamente dramatizado y en el cual se exponía un faro, y niños que vestían trajes simbólicos. También hubo discursos, poesías y cantos. Ella M. White, de seis años de edad, nieta de la Sra. White participó en el programa en un vestido que simbolizaba un ángel. Esta comunicación aparece como Anexo D.
Es significativo notar que el consejo dado al organizador del programa se refiere a la forma cómo la presentación pudo haber sido mas eficaz; sin embargo, no se censuró el programa por las representaciones hechas. Antes bien, ella comentó: "Me gustó el faro...La parte presentada por los niños fue buena. La lectura fue apropiada."--E.G. White, Carta 5, 1888 (Pág. 19). Al mismo tiempo hizo ciertas observaciones:
Se cantó como se esperaría en cualquier función teatral, pero no se entendió ni una palabra. Ciertamente el barco llevado por la tempestad se estrellaría contra las rocas si del faro no procedía más luz de la que se vio durante los ensayos. Debo confesar que me sentí muy entristecida por estas cosas, así que, contrario a la misma obra de reforma que estamos tratando de llevar adelante en la iglesia y en nuestras instituciones, sentí que hubiera sido mejor no haber estado presente. Este era un momento que se podría haber aprovechado no solo para los niños de la Escuela Sabática sino que se deberían de haber hablado palabras para profundizar la necesidad de buscar la ayuda de aquel Salvador que los había amado y se había entregado por ellos. Si se hubiesen cantado los preciosos himnos, "Roca de la eternidad, fuiste abierta para mí, se mi escondedero fiel", "Cariñoso Salvador huyo de la tempestad". Las almas de quiénes fueron inspiradas con renovado fervor por el Maestro en esos himnos contados cuya sola virtud se encontraba en la actuación del que cantaba.--E.G. White, Carta 5, 1888 (anexo D).
Luego se hicieron ciertas preguntas relevantes concernientes al programa:
¿Se inclinarán más por las cosas espirituales aquellos que tomaron parte en el programa? ¿Aumentará en ellos el sentido de obligación hacia nuestro Padre celestial quien envió a su Hijo a este mundo con sacrificio infinito para salvar a la humanidad de la ruina total? ¿Se estimuló la mente para aceptar a Dios por su gran amor con el cual nos ha amado?--I (anexo D).
Si el hecho de haber incluido dramatización en el programa hubiera sido en sí pecaminoso, ello hubiera sido aclarado. El consejo se relacionó más bien con el contenido y su efecto sobre los participantes, etc.
Esta experiencia parecería indicar el uso apropiado de un programa dramatizado para enseñar a hombres y mujeres el amor de Dios y el camino de la salvación dirigido por hombres y mujeres consagrados dedicados a la obra e impulsados por rendir servicio a Dios y no para su propio ensalzamiento. El programa "Faith for Today" (Fe para Hoy) parecería formar parte de esta categoría. Tampoco esto entraría en conflicto con el consejo de que el evangelista Adventista del Séptimo Día debe realizar su obra sin "representaciones teatrales" (Véase anexo E).
EL EMPLEO DE NUESTROS TALENTOS EN LA COMUNICACIÓN
En 1888 Ellen G. White envió a los dirigentes de la iglesia un manuscrito titulado "To every man his work"(1), en el cual se refiere al uso debido de los talentos que se nos han encomendado. El talento de la comunicación fue tratado detalladamente y con claridad. Se recalcó que este talento puede emplearse con fines personales o para servir a Cristo.
Si las habilidades que se nos confieren las consideramos como nuestras, para usarlas según nuestros antojos, para hacer de ellas alarde y crear sensacionalismo, el señor Jesús se avergüenza por la conductas de sus profesos seguidores."-- E.G. White, MS 42, 1898.
Luego pregunta:
¿Puede usted glorificar a Dios al educarse para representar personajes teatrales y entretener a una audiencia con fábulas? ¿No le ha dado Dios inteligencia para usarla para glorificar su nombre en la proclamación del evangelio de Cristo? Si usted desea una carrera pública, hay una obra que hacer. Ayude a quienes usted representa en dramatizaciones, Vuelva a la realidad.... El Señor ha dado evidencia de su amor por el mundo. Allí no hubo falsedad, no hubo dramatización en lo que él hizo.--I
Hay otro punto clave, casi escondido, que vale la pena considerar.
Todo aquel que desee ocupar un puesto de distinción tiene la oportunidad de llevar el yugo de Cristo.--I
La Sra. White instó en que el medio de comunicación se emplee para comunicar "un conocimiento de Cristo", y no para glorificar al yo. Véase anexo C.
El adiestramiento en el "orgullo y amor a la ostentación" que conduce a la autoexaltación, pueden manifestarse a temprana edad, promovido aun por el programa de la Escuela Sabática.
La Sra. White nos advirtió en 1893:
En la Escuela Sabática se han aceptado como oficiales y maestros hombres y mujeres sin inclinación espiritual que no tienen ningún vivo interés por la obra que se les ha encomendado; pero solo mediante la ayuda del Espíritu Santo se pueden poner las cosas en orden. El formulismo, el orgullo y el amor a la ostentación han sustituido la verdadera piedad y la humilde santidad. Las cosas cambiarían si un número se consagrara enteramente a Dios y luego dedicara sus talentos a la obra de la Escuela Sabática, avanzando siempre en conocimiento y educándose para poder enseñar a otros cuales serían los mejores métodos mediante los cuales ellos puedan representar un drama, consumiendo tiempo en representaciones teatrales y exhibiciones musicales por cuanto esto no beneficia a nadie. De nada sirve adiestrar a los niños a pronunciar discursos en ocasiones especiales. Ellos deberían ser atraídos al Señor, y en vez de emplear tiempo, dinero y esfuerzos para hacer una representación, que todo ese esfuerzo se canalice a recoger gavillas para la cosecha.--FCE, p. 253.
Otra cita hace resaltar más claramente el punto:
El orgullo, la estimación propia y el atrevimiento son características destacadas de los niños de hoy y son la maldición de nuestra era. Cuando por todas partes vio esta manifestación desagradable y tan desemejante a Cristo, y veo a padres y maestros tratar de exhibir la habilidad y el conocimiento de sus hijos y alumnos, me duele el corazón; porque sé que esta es la conducta exactamente opuesta a la que se debería seguir.--COES, pp. 49-50.
LOS JUEGOS Y LAS REPRESENTACIONES TEATRALES CONFUNDEN LOS SENTIDOS
En 1900 Elena de White reveló en un artículo publicado en Review and Herald la forma como, a medida que nuestra juventud se educa, Satanás recurre a la vanagloria "en juegos y representaciones teatrales" par confundir los sentidos de "los jóvenes" "mientras que la luz brilla en su derredor". He aquí el cuadro solemne en su ambiente:
La opinión pública considera que le trabajo manual es degradante. Pero los hombres podrán esforzarse hasta el máximo jugando cricket, beisbol o boxeo sin degradarse. Satanás se siente feliz cuando los humanos emplean sus facultades físicas y mentales en cosas que no instruyen, que no son útiles, que no les ayudan a convertirse en fuentes de bendición par aquellos que están en necesidad. Mientras se convierten en expertos jugadores de juegos que no tienen para ellos o para otros el mínimo valor, Satanás está jugando el juego de la vida por sus almas, arrebatándoles los preciosos talentos que Dios les ha dado e intercambiándoselos por sus propios atributos malvados, que no solo los destruyen a ellos mismos, sino que además su influencia destruye a quienes se relacionan con ellos.
La obra de Satanás es inducir a los hombres a ignorar a Dios, embargar y absolver la mente de tal forma que no piensen en Dios. La educación que han recibido ha tenido como fin confundir la mente y eclipsar la verdadera luz. Satanás no desea que los hombres tengan un conocimiento de Dios; y se sentirá muy halagado si le es posible poner en acción juegos y representaciones teatrales que confundan los sentidos de la juventud par que las almas perezcan en oscuridad mientras que la luz brilla en su derredor.--RH, 13 de marzo de 1900, en Review and Herald Articles, Vol. 4, p. 163.
En Consejos para los Maestros, p. 262, se encuentra una declaración similar.
Cristo es el ejemplo del cristiano en todas las cosas. Ella escribió concerniente a El:
No me ha sido posible hallar un solo caso en que Cristo haya adiestrado s sus discípulos para que se ocuparan en diversiones de fútbol o boxeo, para hacer ejercicio físico o en representaciones teatrales y, sin embargo, Cristo fue nuestro modelo en todas las cosas.--Fundamentals of Christian Education, p. 229.
En Testimonies, Vol. 5, p. 360, se encuentra un firme principio que puede servir de pauta par recordar siempre cómo contestar a preguntas relacionadas con el tema que hemos venido tratando.
Nuestro ejemplo e influencia deberán ser siempre un poder que apoye la reforma. Debemos abstenernos de cualquier práctica que tienda a entorpecer la conciencia o promover la tentación. No debemos abrir ninguna avenida que le dé a Satanás acceso a la mente de un solo ser creado a la imagen de Dios.
ANEXO A
Lo favorable y lo adverso de las sociedades literarias adventistas del séptimo día
Por Sra. E. G. White
Con frecuencia se pregunta: Son las sociedades literarias de algún beneficio para nuestra juventud? Para contestar debidamente esta pregunta deberíamos considerar no solamente el fin reconocido de dichas sociedades, sino también la influencia que éstas han ejercido y que la experiencia ha comprobado. Superar nuestra mente es un deber que tenemos para con nosotros mismos, la sociedad y Dios. Pero jamás deberíamos idear métodos para cultivar el intelecto a expensas de lo moral y de espiritual. Es solamente mediante el desarrollo armonioso de las facultades mentales y morales que podremos alcanzar la más alta perfección de cualquiera de ellas. ¿Se alcanzarán estos resultados a través de las sociedades literarias tal como están dirigidas?
Tal como se hizo la pregunta originalmente, parecería falta de buen sentido dar una respuesta negativa; pero en cada caso en que se ha establecido una sociedad literaria entre nuestros miembros, su influencia ha sido desfavorable para la vida religiosa y ha conducido a la apostasía. Esto ha sido probado en Battle Creek y en otros lados con resultados exactamente iguales. En ciertos casos, de estas asociaciones han surgido perjuicios de larga duración.
Por lo general se admiten personas incrédulas y no consagradas de corazón ni en sus vidas y se las coloca con frecuencia en los puestos de mayor responsabilidad. Se podrán adoptar reglamentos con los cuales se espera controlar toda influencia maligna; pero Satanás, un general astuto, está trabajando para moldear la sociedad y que esta le sirva para ejecutar sus planes y con el tiempo muchas veces él también triunfa....
Pueden ser teatros principiantes de nivel barato
Los propósitos y fines que conducen a la formación de sociedades literarias podrán ser encomiables; pero a menos que la sabiduría que proviene de Dios dirija estas organizaciones, estas se convertirán en una verdadera fuente de maldad. Se presentan varios entretenimientos a fin de presentarle a los mundanos una reunión interesante y atractiva. Como resultado las funciones de las llamadas sociedades literarias con frecuencia se degeneran en presentaciones teatrales desmoralizadoras y baratas. Todo esto satisface la mente carnal, que está en enemistad con Dios; pero no refuerza el intelecto ni fortalece la moral. Paulatinamente los incrédulos van eliminando el elemento espiritual y sus esfuerzos por conciliar principios que por su naturaleza son antagónicos corroborando así su fracaso. Cuando el pueblo de Dios se une voluntariamente con el mundo y los no consagrados, y le dan la preponderancia, este será apartado de Dios por la influencia no santificadora bajo la cual se colocaron ellos mismos.
Muchas sociedades literarias en realidad no son más que teatros principiantes en un nivel bajo y que despiertan en la juventud el deseo de actuar en el escenario.
Una Ilustración
Mientras que escribo sobre este punto, mis ojos se enfocan sobre un incidente muy notable de la vida real:
"No vale la pena, Sra. W. He tratado una y otra vez y no puedo convertirme al cristianismo".
"Así dijiste el año pasado, y sin embargo creías que no había nada que se opusiera".
"Creo que actualmente no existe nada, pero me siento igual a como me sentía antes y creo que jamás llegaré a ser cristiana".
La que habló primero era una joven inteligente de poco más de veinte años de edad, quien durante una visita el año anterior, le había confiado a su amiga de mas edad su sincero deseo de llegar a ser cristiana. No había duda alguna de que su deseo era sincero. La que visitaba estaba sumamente preocupada porque no comprendía el por qué su amiga joven aun no había encontrado la paz. Las dos se encontraban al lado de la puerta entreabierta de un salón de la escuela dominical donde se ensayaba un "entretenimiento"; y la joven mirando hacia adentro pareció encontrar de repente una idea que le permitiría continuar meditando.
"Yo creo", dijo vacilante, "hay una cosa a la cual no puedo renunciar".
"Querida, renuncia a ella inmediatamente".
"Pero no puedo".
"Entonces ven primero a Cristo y él te dará la fuerza de voluntad".
"No quiero que me la dé. Yo creo que sí yo supiera que dentro de tres semanas a partir de esta noche yo moriría y me perdería, preferiría perderme que renunciar a mi pasión"
"¿Y qué es esta cosa tan querida que vale más para ti que tu salvación?
"No es que valga más, sino que la quiero más, y no puedo y no renunciaré a ella. Lo que sucede es que deseo...deseo ser artista; yo sé que tengo la habilidad; Siempre he tenido la esperanza de que se presentaría la oportunidad para subir al escenario, y no puedo evitar seguir pensando en eso."
"¿Crees tú que sería malo hacerlo aun cuando se te presentara la oportunidad?
"No creo que sería pecado; pero no podría hacerlo y a la vez ser cristiana; las dos cosas no se mezclan."
"¿Y cómo se te despertó ese deseo? Estoy segura que tú no perteneces a una familia que le gusta el teatro."
"Oh, no , mi padre y mi madre son metodistas; ellos siempre han estado en contra del teatro. Yo he sido miembro de la escuela dominical toda mi vida. Cuando yo tenía cuatro años de edad ellos me hacían cantar y recitar durante reuniones de entretenimiento, y en los diálogos actué como ángeles y hadas; ya cuando era mayor me tocó arreglar los cuadros al vivo y las charadas, etc. Luego me incorporé a un grupo de representaciones que nuestra iglesia formó para los jóvenes. Primero presentamos "Mrs, Jarley's Wax-works" y cantamos "Pinafore" para beneficio de la iglesia; luego nos pusimos más ambiciosos, estudiamos y tuvimos representaciones teatrales privadas. El invierno pasado alquilamos el Salón Mason e hicimos una serie de representaciones de Shakespeare con cuyas entradas logramos cancelar una gran parte de la deuda de la iglesia. Pero eso es solamente una representación de segunda clase, tomando todo en cuenta. Me interesa actuar de verdad, subir al escenario como una profesión. Mi padre está opuesto; pero espero que algún día se presente la oportunidad para realizar los deseos de mi corazón."
"Mientras tanto, no acudirás a Jesús en busca de salvación"
"No, no puedo hacerlo y seguir anhelando ser actriz y no renunciaré a mi deseo"
"Y la que visitaba se alejó tristemente pensando por cuántos miserables platos de potaje los hombres y las mujeres están dispuestos a vender su gloriosa primogenitura como hijos de Dios; pensando asimismo en las semillas que se siembran en nuestras escuelas dominicales, la cizaña entre el trigo, y la cosecha que se recogerá de esta siembra de semilla poco juiciosa aunque bien intencionada"
Proyectos en Battle Creek
Nuestro estudio ha tenido como fin formular un plan para establecer una sociedad literaria que redunde en beneficio de todo aquel que se relacione con ella; una sociedad en la cual todos sus miembros se sentirán moralmente responsables para que esta cumpla su cometido y evitar las influencias malsanas que han convertido dichas sociedades en un peligro para los principios religiosos. En estas sociedades se necesitan personas prudentes y de buen juicio que se mantienen unidas al cielo, que sabrán distinguir lo que es una influencia malsana y sin ser engañados por Satanás marcharán adelante por la senda de la integridad, llevando siempre en alto el estandarte de Cristo. Tal influencia infundirá respeto y constituirá estas reuniones en una bendición en lugar de maldición. Si hombres y mujeres maduros se unieran a jóvenes para organizar y dirigir una sociedad literaria tal, podría convertirse en una organización útil e interesante. Pero cuando estas reuniones se degeneran en ocasiones para pasatiempo y alegría bulliciosa se convierten en cualquier cosa menos en sociedades literarias o ennoblecedoras; antes por el contrario degradan la mente y la moral...
La mente es apartada del auténtico
Muy pocos se dan cuenta que es un deber personal controlar sus pensamientos e imaginación. Es difícil mantener la mente indisciplinada concentrada en temas constructivos. Pero si los pensamientos no se aplican debidamente, es imposible que lo religioso florezca en el alma. La mente debe ocuparse con temas sagrados y eternos, de lo contrario albergará pensamientos frívolos y livianos. Es necesario mantener nuestras facultades intelectuales y morales bajo disciplina y con el ejercicio estas se reforzarán y se perfeccionarán...
El intelecto, así como el corazón, debe consagrarse al servicio de Dios. A él pertenece todo cuanto hay en nosotros. No importa cuán inocente o loable pueda aparecer, el seguidor de Cristo no debería participar de ningún placer, o dedicarse a ninguna empresa en la cual la conciencia le indica que disminuirá su fervor y espiritualidad.
La búsqueda de placer, la frivolidad y el libertinaje mental y moral están inundando el mundo con su influencia desmoralizadora. Todo cristiano debería luchar para rechazar las corrientes de maldad y así rescatar a nuestra juventud de las influencias que los arrastrarían a la perdición. Que el Señor nos ayude para abrirnos paso contra esa corriente!--Review and Herald, 4 de enero de 1881.
ANEXO B
Representaciones teatrales en sociedades literarias adventistas del séptimo día
El elemento mundano toma la dirección
El propósito y el fin perseguidos por las sociedades literarias podrá ser loable, pero a menos que todos los participantes dependan de la sabiduría que procede de lo alto y confíen continuamente en Dios, aquella influencia salvadora no se manifestará. Cuando los que profesan ser el pueblo de Dios se unen voluntariamente con el mundo, o le dan a los hombres de poca experiencia religiosa la dirección en estas sociedades literarias, aquellos revelan que tienen en muy poca estima las cosas eternas. Al primer movimiento se sobrepasan de los límites. Existirán límites, reglas y reglamentos, pero a pesar de todo esto, el elemento mundano tomará la dirección. Hombres en territorio del enemigo, guiados por su poder ejercerán una influencia dominadora a menos que exista un poder infinito para contrarrestarlos. Satanás emplea hombres como agentes suyos para sugerir , dirigir, proponer distintas representaciones y una diversidad de entretenimientos que no refuerzan la moral ni elevan los pensamientos, antes bien son totalmente mundanos. Pronto se elimina el elemento religioso y los inconversos toman la dirección.
Titubeo entre el deber y el mundo
Hombres y mujeres que rehúsan ser entrampados, que seguirán siempre adelante por la senda de la integridad, leales y fieles al Dios de los cielos a quien temen, aman y honran pueden convertirse en una influencia poderosa para amparar al pueblo de Dios. Una influencia tal infundirá respeto. Pero el titubeo entre el deber y el mundo le da al mundo todas las ventajas y ciertamente dejará su impresión modeladora de manera que a duras penas se pensará en la religión, Dios y el cielo.
Se contaría con buen respaldo si la juventud, hombres y mujeres maduros organizarán una sociedad donde la lectura y estudio de la Biblia fuera el tema principal, donde se discutiera y se estudiaran las profecías, y donde se estudiaran las lecciones de Cristo. No existe ningún libro capaz de elevar, reforzar y ampliar la mente como la Biblia si tan solo tomáramos tiempo para escudriñar sus páginas. No hay otra cosa que dote a nuestras facultades con nuevo vigor y prepare la mente para comprender y evaluar esas verdades como el relacionarlas con las maravillosas verdades de la palabra de Dios.
Las actividades culturales y las sociedades literarias pueden ser constructivas
Si la mente humana se inclina por lo bajo y lo barato es porque en general se le ha permitido tratar con cosas corrientes y no se la ha ejercitado para captar pensamientos elevados que son duraderos como la eternidad. Estas sociedades literarias y actividades culturales están ejerciendo casi universalmente una influencia enteramente contraria a lo que pretenden ser, y son detrimento para la juventud. Esto no tiene razón de ser, pero debido a que elementos inconversos toman la dirección, y porque los mundanos desean que todo sea para complacerse ellos mismos, sus corazones no están en armonía con Cristo Jesús, están en las filas de los enemigos del Señor y no se sentirán felices con una clase de entretenimiento que reforzaría y establecería la espiritualidad entre los miembros de la sociedad.
La investigación de la biblia desde la naturaleza de oposición a las representaciones teatrales
La mente que rechace todo aquello que degrada pero que se acostumbra a meditar en las verdades ennoblecedoras, amplias y profundas, será fortificada. Un conocimiento de las Escrituras superará cualquier otro conocimiento en el fortalecimiento del intelecto. Si las actividades culturales y sociedades literarias se convirtieran en oportunidades para escudriñar la Biblia, aquellos llegarían a ser muchísimo más sociedades intelectuales de lo que jamás llegarían a ser prestando atención a representaciones dramáticas. Cuán nobles y elevados pensamientos podría captar y explorar la mente en la palabra de Dios! La mente podría profundizar y ahondarse aún más en su investigación, fortificándose más con cada esfuerzo por comprender la verdad y, sin embargo, encontrar que más allá existe un infinito.
Los miembros de estas sociedades, que profesan amar y venerar las cosas sagradas y, sin embargo, permiten que la mente descienda a lo superficial, a lo ficticio, a lo simple, lo barato, a las representaciones falsas, están haciendo la obra de Satanás tan ciertamente como lo hacen al contemplar y unirse a esas escenas. Si sus ojos fueran abiertos, se darían cuenta que Satanás es su líder, el instigador presente a través de sus agentes quienes tienen un alto concepto de sí mismos. Pero Dios declara sus vidas y carácter juntamente más frívolos que la vanidad. Si estas sociedades se dedicaran al estudio del Señor y su grandeza, sus misericordias, su obra en la naturaleza, su majestad y poder tal como lo revela la inspiración, entonces serían ricamente bendecidos y fortificados.--Ellen G. White, MS 41, 1900.
ANEXO C
El empleo de nuestros talentos de comunicación
(Todo forma parte del MS 42, 1898, de E. G. White. Usado mayormente en Review and Herald Supplement del 21 de junio de 1898. EGW Review and Herald articles, Vol. 3. págs. 582-583).
¿Yo o Cristo?
Muchísimas almas se salvarían si aquellos que profesan seguir a Cristo trabajaran como El trabajó, viviendo no para complacerse s sí mismos, sino para glorificar a Dios, trabajando como misionero, demostrando su amor verdadero por el Maestro usando en todo lo posible los talentos que le fueron encomendados. Dada la propia naturaleza del trabajo de Cristo, aquellos que lo desempeñen perderán de vista al yo.
Se nos ha encomendado amar las almas como Cristo las ama, afligir nuestras almas para que los pecadores sean convertidos. Mostrar el incomparable amor de Cristo. Ocultar el yo. Cuánto cuidado deben ejercer los que se dicen ser cristianos para no tildar de religión sus pasiones y su orgullo! Al mostrar vanidad, al anhelar reconocimiento, muchos ocultan a Cristo y se presentan ellos mismos. En sus propias ideas y maneras existe tal orgullo y abrigan una satisfacción por sus propias habilidades que el Señor no puede derramar sobre ellos su Espíritu Santo. Si así lo hiciera, estos lo malinterpretarían y como resultado se ensalzarían aún más. Sus ideas egoístas son impedimento para el avance de la obra. En cualquier cosa que hagan, el yo es la figura principal. Llegan a considerar su propio celo y devoción como el gran poder de la verdad. Sin darse cuenta ellos mismos, todos son mayordomos infieles. Dirigen la obra por canales equivocados. Su orgullo los conduce a lugares donde serán abandonados para dar pasos en falso.
Comunicación
Los mayordomos de Dios no solo reciben dinero. Su talento de comunicar es un don. ¿Qué comunica usted de los dones de Dios en sus palabras, en su tierna simpatía? ¿Está usted permitiendo que su dinero pase a las filas del enemigo para destruir a los que usted está tratando de complacer? Entonces, nuevamente, el conocimiento de la verdad es un talento. Hay muchas almas en tinieblas que podrían ser alumbradas con nuestras palabras fieles y verdaderas. Hay corazones que anhelan simpatía, que parecen lejos de Dios. Nuestra simpatía puede ayudarles. El Señor tiene necesidad de nuestras palabras, dictadas por su Espíritu Santo...
Todos los dones naturales deben ser santificados como preciosos talentos. Deberán consagrarse a Dios para que sirvan al Maestro. Toda ventaja social es un talento y no debería emplearse para satisfacción propia, diversión o para gratificarnos a nosotros mismos. Dinero y bienes pertenecen a Dios, los cuales se emplearán enteramente para horario; El ha prometido que si empleamos los bienes encomendados como fieles mayordomos, seremos ricos en bendiciones, de las cuales tendremos amplios recursos para bendecir a otros. Pero si las ventajas recibidas las consideramos nuestras para usarlas conforme a nuestro capricho, para ostentar y producir sensacionalismo, el Señor Jesús, nuestro Redentor, es puesto en vergüenza por el carácter de los que profesan seguirlo.
La pasión por las representaciones teatrales
¿Le ha dotado Dios de inteligencia? ¿Le corresponde a usted administrarla según sus inclinaciones? ¿Puede usted glorificar a Dios al ser educado para representar a personajes en obras teatrales y divertir al público con fábulas? ¿No le ha dado Dios inteligencia para emplearla en glorificar su nombre en la proclamación del evangelio de Cristo? Si usted desea una carrera pública, hay una obra que usted puede hacer. Ayude a aquellos a quienes usted representa en las funciones. Venga a la realidad. Ofrezca su simpatía donde esta se necesita para levantar al caído. La mayor obsesión de Satanás es pervertir la inteligencia y hacer que los hombres ansíen funciones y representaciones teatrales. La experiencia y el carácter de todo aquel que se ocupa de esta obra estarán de acuerdo con lo que se le haya llenado la mente. (Este párrafo no se encuentra en el artículo publicado en Review)
El Señor ha revelado su amor por el mundo. En lo que hizo no hubo falsedad, no hubo engaño. El dio un regalo vivo, capaz de sufrir la humillación, olvido, vergüenza, crítica. Así lo hizo Cristo para rescatar al caído. Mientras que los humanos maquinaban formas y métodos para destruirlo, el Hijo del Dios infinito vino a nuestro mundo para dar ejemplo de la gran obra que había que realizar para redimir y salvar al hombre. Hoy, los orgullosos y desobedientes están luchando por recibir de sus semejantes fama y honor divirtiéndolos con el mal uso de los dones que Dios les ha dado. Así lo hacen en lugar de invitarlos a contemplar el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.
Oportunidad para los que quieren un lugar de distinción
La obra grande y extraña de Dios es la de redimir y salvar, y así restaurar lo que el pecado destruyó. Algunos encuentran en le Biblia muchas cosas que a su juicio sancionan un comportamiento que Dios jamás aprobará. pero cuando Dios convierte a agentes humanos, estos huirán a Cristo, para que sus vidas se escondan con él en Dios. Levantarán sus ojos para ver la desolación perpetua que el pecado produjo y está produciendo y rogarán para que Dios los haga colaboradores con Cristo. Empezarán a reparar los lugares desolados por los hombres ricos y pobres al quebrantar la ley de Dios.
Todos los que deseen ocupar un lugar de distinción tienen la oportunidad de llevar el yugo de Cristo. "Aprended de mí", dice el Gran maestro, "porque soy manso y humilde de corazón: y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga". Que la petición del alma sea: Oh, Señor, tú eres mi Dios; te exaltaré, loaré tu nombre; porque tú has hecho maravillas; tus consejos de antiguo son fidelidad y verdad... Porque has sido fuerza al pobre, fuerza al necesitado en la tribulación, refugio en la tormenta, sombra en el calor, cuando la ráfaga de los terribles es como la tormenta contra el muro... Y en aquel día se dirá, He aquí este es nuestro Dios; lo hemos esperado, nos alegraremos y nos regocijaremos en su salud".
El don del buen ejemplo es algo grandioso. Pero muchos juntan alrededor de sí una atmósfera malsana. Estos no saben que, en este su día, las cosas que pertenecen a su paz. En gran medida, estos han perdido la facultad de discernimiento espiritual. A lo malo llaman bueno y a lo bueno, malo.
Modos de comunicación
El don de la palabra, el conocimiento, simpatía y amor comunican un conocimiento de Dios. Todos estos dones deben ser entregados a Dios. El Señor los necesita; los pide. Todos deben hacer su parte en la preparación de sus propias almas y la de otros para dedicar sus talentos a Dios. Cada alma, cada don debe ofrecerse como contribución a Dios. Todos deben cooperar con Dios en la obra de salvar almas. Dios te ha dado los talentos que posees para que puedas ser un colaborador eficiente con Cristo. Hay corazones que anhelan simpatía, que perecen porque necesitan esa ayuda que Dios te ha dado para que se las des a ellos. Nuestras iglesias están enfermizas porque no están cumpliendo con el trabajo que se les ha asignado. No son como Dios quisiera que fueran. Ojalá puedan despertar de su letargo!
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica por todos los santos. Efesios 6: 10-18
ANEXO D
Escenas dramatizadas
Querido Hermano (2)
Me levanté a las tres de la mañana para escribirle algunas líneas. Me gustó el faro; la escena que requirió gran esfuerzo pudo haber sido muy impresionante, pero no fue tan concluyente ni impresionante como pudo haber sido cuando se invirtió tanto tiempo y mano de obra para prepararla. La parte donde actuaron los niños fue buena. La lectura fue apropiada. ¿Sin embargo, hubiera estado más a tono con la obra que hemos tratado de realizar en la iglesia si en esa ocasión se hubiera presentado una plática convincente sobre cómo loa niños y los maestros de la Escuela Sabática trabajan concienzudamente en pro de la salvación de los niños bajo su cuidado, presentando a Jesús la ofrenda más aceptable, la entrega de sus propios corazones, respaldado por observaciones cortas y al punto sobre cómo podrían realizarlo?
Cada acción debería estar en armonía con el único gran propósito, la preparación de los corazones y que individualmente los alumnos y maestros deberían ser como una luz puesta en un candelabro para que alumbre a todos los que están en la casa. esto interpretaría vivamente el faro que guía a las almas para que no se conviertan en náufragos de la fe. ¿Podría usted decirme qué efecto decidido sobre esta obra tuvieron las dos poesías ensayadas por aquellas dos señoras en la plataforma?
Se cantó como se esperaría en cualquier función teatral, pero no se entendió ni una palabra. Ciertamente el barco llevado por la tempestad se estrellaría contra las rocas si del faro no procedía más luz de la que se vio durante los ensayos. Debo confesar que me sentí muy entristecida por estas cosas, así que contrario a la misma obra de reforma que estamos tratando de llevar adelante en la iglesia y en nuestras instituciones sentí que hubiera sido mejor no haber estado presente. Este era un momento que se podría haber aprovechado no solo para los niños de la Escuela Sabática sino que se deberían de haber hablado palabras para profundizar la necesidad de buscar la ayuda de aquel Salvador que los había amado y se había entregado por ellos. Si se hubiesen cantado los preciosos himnos, "Roca de la eternidad fuiste abierta para mí, sé mi escondedero fiel", "Cariñoso Salvador huyo de la tempestad". ¿Las almas de quiénes fueron inspiradas con renovado fervor por el Maestro en esos himnos cantados cuya sola virtud se encontraba en la actuación del que cantaba?
Mientras que se hacían esfuerzos agotadores para preparar esta representación se estaban llevando a cabo reuniones del más profundo interés las cuales deberían de haber llamado la atención y contado con la presencia de cada alma, no fuera que estuvieran perdiendo algo del mensaje que el Maestro les había enviado. Ya la Navidad pasó a la eternidad con el peso del registro y estamos ansiosos de saber cuáles serán los resultados. ¿Hará esto que los participantes en el programa tengan mayor conciencia espiritual? ¿Se sentirán más responsables hacia nuestro Padre celestial quien envió a su Hijo al mundo con tan infinito sacrificio para salvar al hombre caído de la perdición total? ¿Sirvió esto para despertar nuestra mente y comprender a Dios por su gran amor con que nos ha amado?
Ahora que la Navidad ha pasado a la historia, esperamos que aquellos que han empleado esfuerzos agotadores manifiesten un celo decidido y sincero, un esfuerzo desinteresado por la salvación de las almas de los maestros en la Escuela Sabática, y que a su vez ellos puedan trabajar por la salvación de sus clases, que les puedan instruir personalmente en cuanto a lo que deben hacer para ser salvos. Esperamos que ellos puedan tener a tiempo para trabajar con sencillez y sinceridad por las almas que están bajo su cuidado, que orarán con ellos y por ellos para que entreguen a Cristo la preciosa ofrenda de sus propias almas, para que ellos pueden hacer palpable realidad el símbolo del faro en los rayos de luz que alumbren de sus propios esfuerzos en el nombre de Jesús, que deberían realizarse en el amor, ellos mismos captando los rayos de luz para difundir esta luz a otros, y que no se conformen con una obra superficial. Muestre igual pericia y aptitud en ganar almas para Jesús así como lo ha demostrado en agotadores esfuerzos durante la ocasión que hace poco tuvo lugar. Con esfuerzos de alma y corazón encamínelos hacia la Estrella que alumbra en estos momentos en un cielo moralmente oscuro, a la misma Luz del mundo. Que su luz alumbre para que las almas agitadas por la tempestad fijen sus ojos en ella y escapen de las peñas escondidas bajo la superficie del agua. Las tentaciones está esperándolas para engañarlas; hay almas oprimidas por la culpabilidad listas para hundirse en la desesperación. Trabajen por salvarlas; encamínenlas hacia Jesús quien tanto las ama que dio su vida por ellas...
La Luz del mundo está brillando sobre nosotros para que absorbamos sus rayos divinos y que esta luz brille sobre otros en buenas obras para que muchas almas sean inducidas a glorificar a nuestro Padre que está en los cielos. El es paciente, no queriendo que ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento. El corazón de Cristo se entristece cuando hay tantos que rehúsan su misericordia y amor incomparables.
¿Trabajarán con igual celo e interés aquellos que participaron en el programa de anoche para presentarse ante Dios aprobados al trabajar para el Maestro y así presentarse ellos mismos como obreros inteligentes que no tienen de qué avergonzarse? Que los maestros de la Escuela Sabática sean totalmente imbuidos del espíritu del mensaje para nuestros días y que lleven ese mensaje en todos sus trabajos u ocupaciones. Hay almas que salvar, y mientras que en la obra de la Escuela Sabática ha habido mucho detalle y una buena cantidad de tiempo precioso se ha dedicado a la lectura de informes y registros, ha habido muy poco tiempo para permitir que la luz brille en rayos claros y firmes en la instrucción necesaria para salvar las almas de los niños y la juventud. La mayor evidencia de verdadero conocimiento se manifiesta en la gran sencillez al presentar discursos menos floridos, al hacer observaciones menos prolongadas, al presentar la verdad sencilla y al punto y no pronunciar en ningún discurso palabra alguna que haga alarde de profundos conocimientos. Todos los que han llegado al conocimiento de Jesucristo lo imitarán en su método de enseñanza.--C No. 5, 1888
ANEXO E
Relación entre el evangelista y las representaciones teatrales
Elena de White aconsejó repetidas veces a nuestros ministros y evangelistas a apartarse de representaciones teatrales en el púlpito:
Nuestro éxito dependerá de que llevemos a cabo la obra con la sencillez con que Cristo la realizó, sin introducir en ella ninguna actividad teatral (Carta 53, 1904).--E, pág. 106. Las tres declaraciones siguientes ofrecen más luz en cuanto a lo que significaba "actividad teatral" en las presentaciones evangelizadoras:
Que no haya rarezas ni excentricidades en la acción de los que proclaman la Palabra de Verdad, porque tales cosas debilitarán la impresión que debería realizarse mediante la Palabra. Debemos precavernos, porque Satanás está decidido, si fuera posible, a mezclar su mala influencia con los servicios religiosos. Que no haya exhibiciones teatrales, porque esto no ayudará a fortalecer la creencia en la Palabra de Dios. Más bien distraerá la atención, haciendo que se fije en el instrumento humano.(Carta 352, 1908).
Debe (cualquier pastor) descartar de sus reuniones todo aquello que tenga semejanza de despliegue teatral; pues tales apariencias exteriores no añaden fuerza al mensaje que presenta. Cuando el Señor pueda cooperar con él, su obra no necesitará hacerse de una manera tan costosa. No tendrá necesidad entonces de gastar tanto en anunciar sus reuniones. No dependerá tanto del programa musical. Esta parte de sus servicios se presenta más como un concierto que como un servicio de canto de una reunión religiosa.(Carta 49, 1902),--Evangelismo, pág. 365.
El ministro de Cristo debe ser un hombre de oración, un hombre de piedad, alegre, pero nunca burdo ni áspero, burlón o frívolo. El espíritu de frivolidad podrá estar de acuerdo con la profesión de payasos y actores de teatro; pero es totalmente indigno de un hombre que ha sido escogido para ser intermediario entre los vivos y los muertos y ser un portavoz de Dios.--T, Vol.4 pág. 320.
En 1910 se nos aconsejó de nuevo muy claramente que no debemos emplear métodos teatrales. En el libro Evangelismo dice lo siguiente:
Tengo un mensaje para los que están a cargo de la obra. No instéis a los hombres que se ocupan de esta obra a pensar que deben proclamar el mensaje solemne y sagrado con un estilo teatral. No hay que poner en nuestra obra ni la mínima partícula de nada que sea extravagante. La causa de Dios debe tener un molde sagrado y celestial. Lleve la imprenta divina todo lo que se relaciona con al predicación del mensaje para este tiempo. No se permita nada de naturaleza extravagante, porque esto echaría a perder la santidad de la obra.
Se me ha dicho que encontraremos toda clase de experiencias y que los hombres procurarán introducir prácticas extrañas a la obra de Dios. Hemos encontrado estas cosas en muchos lugares. Desde el comienzo de mis actividades en la iglesia se me dijo que había que desanimar y prohibir toda clase de actuaciones teatrales en relación con la proclamación de la verdad presente. Personas que pensaban que tenían una obra maravillosa que debían llevar a cabo procuraban adoptar un comportamiento extraño y manifestaban actitudes corporales raras. Se me dio esta instrucción: "No aprobéis nada de esto". Las actuaciones con visos teatrales o extravagantes no deben tener lugar en la proclamación del mensaje solemne que nos ha sido confiado.
El enemigo vigilará estrechamente y aprovechará toda ventaja o circunstancia para rebajar la verdad mediante la introducción de actuaciones indignas. No hay que estimular ninguna de estas actividades. Las verdades preciosas que se nos han dado deben ser proclamadas con toda solemnidad y con sagrado temor reverente. (Manuscrito 19, 1910),--Evangelismo, pág. 105.
CLAVE DE ABREVIATURAS
MS Mensajes Selectos
PP Patriarcas y Profetas
T Testimonies
FCE Fundamentals of Christian Education
COES Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática
RH Review and Herald
E Evangelismo
REFERENCIAS
1. Usado mayormente en Review and Herald Supplement, 21 de junio de 1898 como material de lectura que se presentaría a las iglesias. Review and herald Articles, Vol. 3, pp. 581-583.
2. Esta comunicación fue escrita muy temprano el miércoles por la mañana, 26 de diciembre de 1888, y se realcionaba con un programa navideño dramatizado y presentado por la Escuela Sabática de Battle Creek. Los niños vistieron trajes simbólicos. Ella M. White, nieta de seis años de edad, de la Sra. White participó en el programa vestida de ángel.
¿Practicó lo que predicaba?
Por Roger W. Coon
Editado por Donal E. Mansell
Copyright 1986 de la Pacific Press Publishing Association
Usado con licencia.
ACERCA DEL AUTOR
Dr. Roger W. Coon es un secretario asociado del Patrimonio de Elena G. de White. Durante treinta y ocho años ha servido a la Iglesia Adventista del Séptimo Día como predicador, pastor, evangelista, capellán de hospital, profesor de secundaria y de seminario, director de relaciones públicas, locutor de radio, misionero en el extranjero, escritor y administrador. Su esposa, Irene Strom, es una contadora pública. Los Coon tienen dos hijos, Donald, técnico electricista, y Susan, enfermera.
ACERCA DEL LIBRO
Se dice que “errar es humano”, y por cierto que es verdad en cuanto a los juicios que han hecho ciertos críticos a Elena G. de White, cuando presentan, por un lado, que ella llamó a que los Adventistas del Séptimo Día practicaran el vegetarianismo, mientras que por el otro lado, “secretamente” consumía carne. Este pequeño libro trae a luz todos los hechos relevantes y ofrece explicaciones razonables para esas acusaciones.
Elena G. de White y el vegetarianismo
Tres acusaciones típicas
Hace unos cien años, un ex predicador adventista, Dudley M. Canright, escribió que la Sra. White “prohibió el comer carne,… aunque secretamente ella misma comió más o menos carne la mayor parte de su vida”.[i][1] Se informa que también decía haber visto a Jaime y Elena White comer jamón en el comedor de su propia casa.
En 1914, Frances (“Fannie”) Bolton, una asistente literaria de Elena G. de White que trabajaba en forma ocasional (“a veces sí, otras no”), escribió sobre dos incidentes que tenían el propósito de mostrar la inconsistencia de Elena G. de White en relación con comer carne. En el primer ejemplo, Fannie y otras personas estaban viajando en tren con Elena G. de White hacia California. Fannie declaró:
En la estación de tren, la hermana White no estaba con su grupo, así que el pastor [George B.] Starr [uno de los miembros del grupo] buscó hasta que la encontró muy complacida comiendo enormes ostras blancas crudas en vinagre, pimienta y sal, detrás de una cortina en el restaurante. Me sentí abrumada por esta inconsistencia y aturdida por el horror. El pastor Starr se apresuró a sacarme y dio todas clases de excusas y justificaciones por la actitud de la Sra. White; pero todavía continúo pensando en mi corazón, “¿Qué significa esto? ¿Qué es lo que Dios dijo? ¿Cómo es que puede comer estas abominaciones?”[ii][2]
El segundo ejemplo sucede en el mismo viaje a California. Fannie continúa:
W. C. White subió al tren con un gran pedazo de carne jugosa sobre un papel marrón y lo llevaba en el coche turista en sus dos manos. Sara McEnterfer que está ahora con la hermana White y es su ayudante, lo cocinó sobre una pequeña estufa y todos lo comieron excepto yo y Marian Davis.[iii][3]
¿Pueden tener explicación estas acusaciones conmovedoras?
En el caso de Canright, la cuestión se resuelve en forma simple. Según él mismo admite, Canright “primero se encontró” con Jaime White “y aceptó el sábado por sus enseñanzas” en 1859.[iv][4] Dice haber sido huésped en el hogar de los White, y es posible que haya visto cerdo en su mesa en los primeros años de su amistad, pues Elena G. de White no recibió su primera visión contraindicando el consumo de carne en general y de cerdo en particular hasta el 6 de junio de 1863 –¡cuatro años completos después de que Canright y los White se relacionaron por primera vez!
¿Qué en cuanto a las acusaciones de Fannie Bolton?
Cuando W. C. White se enteró de la carta de 1914 de Fannie Bolton, procuró tener una copia de ella y se la envió al pastor Starr para que la comentara. Starr respondió:
Sólo puedo decir que la considero el mayor montón de basura absurda y no cierta que he visto u oído alguna vez en relación con la querida hermana White.
El evento simplemente nunca ocurrió. Nunca vi a su madre comer ostras o carne de ningún tipo, ni en un restaurante o en su mesa. La declaración de Fannie Bolton… es una mentira de primer orden. Nunca tuve una experiencia tal y es muy absurda para cualquiera que hubiera conocido a su madre alguna vez…
Pienso que esta carta fue escrita enteramente por Fannie Bolton en uno de sus momentos de mayor demencia. [Fannie paso trece meses como paciente mental en el Hospital Estatal de Kalamazoo, entre 1911-1912, y otros tres meses y medio en la misma institución en 1924-1925; murió en 1926]…
Cuando visitamos Florida en 1928, a la Sra. Starr y a mí se nos dijo que en un retiro campestre, Fannie Bolton había hecho una declaración pública de que había mentido sobre la hermana White, y que se arrepentía de ello.[v][5]
Suficiente para la historia de las ostras. En cuanto al episodio de la “carne jugoza”, W. C. White nos provee detalles de lo que sucedió:
Éramos unos 35 yendo de Battle Creek a Oakland en 1884 en dos vagones de dormir vacíos…
A medida que nos acercábamos a la frontera entre Nevada y California, encontramos que disminuían nuestras provisiones. Algunos de nosotros podíamos obtener buen alimento de las cosas secas que habían quedado en nuestras cajas de alimento, pero el apetito de la hermana White decayó.
Estábamos en un país donde la fruta fresca era muy cara y una mañana, en una estación donde paró nuestro tren por media hora, salí y compré un kilo o kilo y medio de carne y la hermana McEnterfer la cocinó en una estufa de alcohol, y la mayoría de los miembros que formábamos el grupo de la hermana White participamos de la comida.[vi][6]
W. C. White presenta, a partir de este punto, una posición que ilumina y nos ayuda mucho en cuanto a las prácticas dietéticas de su madre, al igual que de toda la familia White:
Cuando compré la carne, razoné que una zorra muerta en forma reciente en ese país ganadero, sería probablemente un animal más saludable, y que el riesgo de contraer enfermedad sería muy pequeño. Este fue unos ocho o nueve años antes de que la hermana White decidiera ser una abstemia en relación con el consumo de carne en ocasión del campamento de Melbourne [1894]…
Encontrará varios ejemplos en los escritos de la hermana White donde ella dice que la carne no aparecía en su mesa, y esto era cierto. Durante varios años, cuando en raras ocasiones se consumía un poco de carne, se lo consideraba una emergencia.[vii][7]
La diferencia entre el consumo de carne como un artículo regular de la dieta y su consumo ocasional en una emergencia, mencionado aquí por W. C. White, es un asunto que se considerará posteriormente.
La credibilidad de un testigo es una consideración legítima e importante ante cualquier audiencia, incluyendo ésta.
Es valioso destacar que D. M. Canright[viii][8] y Fannie Bolton[ix][9] fueron conocidos por sus contemporáneos por sus caracteres y personalidades inestables. Ambos tuvieron una experiencia de “entrar y salir, entrar y salir” del empleo denominacional antes de que permanecieran afuera.
Cronología: Enseñanza y práctica
Hace bien recordar que el don profético fue dado a una joven de diecisiete años que comía carne y guardaba el domingo en un día no registrado de diciembre de 1844, y que esa primera visión no decía absolutamente nada en relación con las ventajas de una dieta vegetariana. Su primera visión que trató sobre la vida saludable le fue dada en el otoño de 1848, cuando se les prohibió a los observadores del sábado el uso del té, café y tabaco.[x][10] Su primera visión de la reforma pro salud en forma completa, que contraindicaba el uso de carnes, le fue dada más tarde, el 6 de junio de 1863.[xi][11]
Cuando recibió su primera visión, Elena Harmon había cumplido recién sus diecisiete años (26 de noviembre). Tenía poca salud y apenas pesaba cuarenta kilos. El hombre que llegaría a ser su esposo, veintiún meses después describió su condición en ese momento:
Cuando tuvo su primera visión, era una inválida demacrada, abandonada por sus amigos y médicos para morir consumida… Su condición nerviosa era tal que no podía escribir, y dependía que alguien se sentara a la mesa cerca de ella para volcar al menos su bebida de la tasa al plato.[xii][12]
En el momento en que el mensaje de la reforma pro salud le llegó por primera vez, ella misma se describía como “débil y enfermiza, sujeta a frecuentes desmayos”.[xiii][13] En relación con esta condición, escribió posteriormente:
Por años había pensado que dependía de una dieta a base de carne para tener fuerza… Ha sido muy difícil para mí pasar de una comida a otra sin sufrir de debilidad en el estómago y mareos… me desmayaba frecuentemente… por tanto decidí que la carne era indispensable en mi caso… Sufría cada primavera de pérdida del apetito.[xiv][14]
Para remediar esta debilidad física, Elena comía grandes cantidades de carne diariamente. Por consiguiente se refería a sí misma como “una gran comedora de carne” en esos primeros días.[xv][15] “La carne… era… mi principal artículo en la dieta”.[xvi][16]
El alivio de la debilidad era temporal –“momentáneo”,[xvii][17] según ella lo dijo- y escribió, “pero en lugar de aumentar mi fuerza, seguía debilitándome. A menudo me desmayaba y estaba exhausta”.[xviii][18]
La visión de Elena G. de White del 21 de octubre de 1858, en la cual basaba su reprensión al “hermano y hermana A” al llamarlos a abstenerse de comer cerdo como una prueba de discipulado, fue, tanto como se pueda afirmar, la única visión que trató con la comida a base de carne antes de 1863. No obstante, se debe notar que esta visión no daba una idea en cuanto a que la abstinencia en comer carne produciría una mejora en la salud.
En cuanto a lo correcto o incorrecto de comer cerdo, Elena G. de White nunca lo justificó (como se la acusa a veces) ni lo condenó. Ella dijo que si esta postura estaba en la mente de Dios, a su tiempo, él “enseñaría a su iglesia su deber”.[xix][19]
A su propio tiempo y mediante su canal de comunicación escogido, Dios enseñó a su pueblo. En su primera visión más importante sobre la reforma pro salud del 6 de junio de 1863, por primera vez, el pueblo de Dios fue llamado a abstenerse de la carne en general y de la carne de cerdo en particular.
Elena G. de White describe la primera visión completa sobre la reforma pro salud como “gran luz del Señor” y agrega, “Yo no he buscado esa luz; no he estudiado para obtenerla; me fue dada por el Señor a fin de que la diera a otros”.[xx][20] Al explayarse sobre este tema en otra ocasión, agregó:
El Señor presentó delante de mí un plan general. Se me mostró que Dios daría a sus hijos que observan los mandamientos, una reforma del régimen alimenticio, y que a medida que ellos la recibieran, sus enfermedades y sufrimientos serían grandemente disminuidos. Se me mostró que esta obra iría en progreso.[xxi][21]
La respuesta personal de la Sra. White fue rápida y positiva: “Acepté la luz de la reforma pro salud como ésta me fue presentada”.[xxii][22] “De inmediato eliminé la carne de mi menú”;[xxiii][23] de hecho dijo, “abandoné todo de inmediato -la carne, la mantequilla y una de las tres comidas”.[xxiv][24] ¿Y el resultado? “Mis desmayos y sensaciones de mareos desaparecieron”, al igual que la pérdida del apetito en la primavera.[xxv][25] Y a la edad de ochenta y dos años puedo decir, “Tengo mejor salud hoy, a pesar de mi edad, que la que tenía en mis días juveniles”.[xxvi][26]
Pero todo esto no vino sin una lucha. En 1870, al recordar sus luchas, dijo:
He sufrido de un hambre intensa; era una gran consumidora de carne. Pero al sentir languidez o desfallecimiento, coloqué mis brazos sobre el estómago, y dije: "No probaré un bocado. Consumiré alimento sencillo, o no comeré del todo"… Cuando hice estos cambios, tuve una batalla especial que luchar.[xxvii][27]
Una batalla, sí, pero el punto es que luchó y venció. Al año siguiente, después de la visión de la reforma pro salud de 1863, pudo decir, “he dejado el consumo de carne”.[xxviii][28] Y cinco años después, en una carta a su hijo Edson, en la cual lo llamaba a él y a su familia a “mostrar el verdadero principio” de la fidelidad a la reforma pro salud, le aseguró que ella también estaba practicando lo que predicaba:
Hemos sido estrictos en la dieta para seguir la luz que el Señor nos mostró… Te hemos aconsejado que no comas manteca o carne. No la hemos tenido en nuestra [propia] mesa.[xxix][29]
Al año siguiente, 1870, los White continuaron progresando en la misma dirección. Ella dijo:
No he cambiado mi conducta ni en un ápice desde que adopté la reforma pro salud. No he dado ningún paso de retroceso desde que la luz del cielo sobre este tema brilló por primera vez en mi camino. Abandoné todo de inmediato.[xxx][30]
¿Significa esto que Elena G. de White nunca volvió a comer un pedazo de carne? No, para nada. Y más aún, no intentó ocultar este hecho. Hubo ocasiones excepcionales a su habitual patrón de vegetarianismo. En 1890 declaró: “Cuando yo no podía obtener el alimento que necesitaba, a veces comía un poco de carne”; pero incluso dijo “pero tengo cada vez más temor de hacerlo”.[xxxi][31] Once años después (1901) admitió abiertamente que “a veces… me veía obligada a comer un poco de carne”.[xxxii][32]
Al examinar más específicamente ahora la naturaleza particular de esos “tiempos”, descubrimos tres categorías principales en las que la Sra. White se sintió obligada a dejar, temporalmente, su práctica vegetariana habitual.
El enfrentar dificultades y el compromiso resultante
1. Viaje
Jaime y Elena White se casaron el 30 de agosto de 1846. Su matrimonio unió dos carreras de predicadores itinerantes en un “movimiento adventista” nuevo y en crecimiento. Su ministerio combinado los mantuvo continuamente en movimiento en un programa pesado de viajes y que no pararía para Elena ni siquiera después de la muerte de su esposo, en 1881.
Los viajes en la segunda mitad del siglo diecinueve carecían de comodidades que asumimos como comunes en la actualidad –hoteles cómodos, restaurantes o comidas rápidas con una amplia posibilidad de elegir el menú, etc. Pero incluso si estas cosas hubieran estado disponibles, los White no podrían haberlas pagado. El movimiento adventista era pobre y de una economía estricta y se necesitaba un continuo sacrificio en la forma de vida de los líderes de la iglesia así como de los miembros. Bajo tales circunstancias, era difícil y a veces imposible, seguir estrictamente una dieta vegetariana, particularmente cuando se toman en cuenta dos tipos de situaciones:
(a) Cuando los White viajaban, dependían mayormente de la hospitalidad de los miembros de la iglesia. Estas personas eran generalmente pobres, su dieta consistía casi enteramente de carne. Las frutas y vegetales se las podía obtener sólo en la estación, cuando estaban disponibles.
(b)Había momentos también cuando uno o ambos de los White pasaban tiempo en una región geográfica aislada y remota, como las montañas de Colorado, donde había que “vivir fuera de la tierra”. En otras palabras, había que aprender a cazar y pescar, o de lo contrario se pasaba hambre.
Algunos extractos del diario de Elena G. de White de septiembre y octubre de 1873 ilustran este último punto. Durante ese tiempo ella y Jaime estaban virtualmente abandonados, esperando el regreso de su grupo, el Sr. Walling, para reponer las reservas de su almacén de provisiones que se estaban agotando.
22 de septiembre: hoy Willie inició su viaje hasta la Cordillera para obtener suministros o para conseguir el eje de la rueda del carro que Walling está haciendo. No podemos movernos ni regresar a nuestro hogar en lo de los Mill sin que esté reparado nuestro carro. Hay muy poca comida para los caballos. Se está usando su grano. Las noches son frías. Nuestro stock de provisiones está disminuyendo rápidamente.
28 de septiembre: El hermano Glover dejó el campamento hoy para ir por provisiones. Nos estamos quedando escasos de provisiones… Un joven de Nueva Escocia regresó de cazar. Tenía un cuarto de ciervo. Había viajado treinta kilómetros con este ciervo sobre su espalda… Nos dio un pequeño pedazo de su carne, con la que hicimos un caldo. Willie cazó un pato que llegó en un momento en que lo necesitábamos, pues nuestras provisiones estaban disminuyendo rápidamente.[xxxiii][33]
5 de octubre: El sol brilla en forma agradable, pero no tenemos alivio. Nuestras provisiones han sido muy escasas por varios días. Muchos de nuestros suministros se han ido –ni manteca, ni salsa de ninguna clase, ni maíz o harina integral. Sólo teníamos un poco de flor de harina y eso era todo. Esperábamos provisiones hace tres días, pero nadie llegó. Willie fue al lago por agua. Lo oímos disparar y regresó con dos patos. Es realmente una bendición porque necesitábamos algo para continuar viviendo.[xxxiv][34]
Como ya se dijo anteriormente, la pobreza dificultaba la práctica del vegetarianismo, si es que no era imposible para muchos Adventistas del Séptimo Día en el siglo diecinueve. Por ejemplo, el día de Navidad de 1878, los White, que entonces vivían en Denison, Texas, invitaron a una familia adventista pobre para que se les uniera en el desayuno navideño. La comida incluía “un cuarto de venado cocido y relleno. Estaba tierno como pollo. Lo disfrutamos mucho todos. Hay mucho venado en el mercado”. Luego, la Sra. White escribió, “No he visto en años tanta pobreza como la que he visto desde que volví a Texas”.[xxxv][35]
Elena G. de White sirvió como “misionera” en Australia desde 1891 a 1990. En 1895 le escribió al pastor A. O. Tait en relación con las condiciones locales. Esta carta revela su amplio espíritu humanitario:
He pasado por una experiencia en este país similar a la experiencia que tuve en los nuevos campos en América [en las primeras décadas del siglo diecinueve]. He visto familias en circunstancias que no les permitían suplir sus mesas con comida saludable. Vecinos no creyentes les han dado trozos de carne de animales que han matado recientemente. Han hecho sopa de la carne y la han suministrado a sus familias de hijos numerosos con alimentos de pan y sopa. No era mi deber, ni pienso que lo fuera de nadie más, instruirlos acerca de lo dañino de comer carne. Sentí un sincero pesar por las familias que han ingresado recientemente a la fe, y que están tan presionadas por la pobreza que no saben siquiera de dónde obtendrán su siguiente comida.[xxxvi][36]
2. Cambio de cocinero
Otra exigencia en el hogar de Elena G. de White, que podía requerir el apartarse por una temporada de su dieta vegetariana normal, era cuando se contrataba a un nuevo cocinero que no sabía cómo preparar comidas vegetarianas. Hasta que se entrenara al nuevo cocinero para preparar esos platos, había que consumir en las comidas servidas a la mesa de Elena G. de White, lo que el nuevo cocinero sabía cómo preparar, y probablemente esto incluyera carne.
Desde los primeros días de su ministerio público, el cual incluía escribir mucho, a la Sra. White le resultó imposible realizar las tareas que normalmente hubiera realizado como ama de casa, y tuvo que depositar las responsabilidades del trabajo doméstico en su hogar en mayordomos y cocineros. Desde que cumplió sus veinticinco años (1852-1855) en Rochester, Nueva York, (cuando “había veintidós personas cada día sentadas a nuestra mesa familiar”[xxxvii][37], hasta que en sus últimos años, en “Elsmhaven”, se esperan varias docenas de personas a comer a la mesa de Elena G. de White en cada comida.
En 1870, escribió en forma singular,
Yo aprecio a mi costurera y a mi copista; pero mi cocinera, que sabe preparar el alimento que sostiene la vida y nutre el cerebro, los huesos y los músculos, ocupa el puesto más importante entre los ayudantes de mi familia.[xxxviii][38]
En relación con esto, una carta de W. C. White, escrita en 1935, ilumina este punto. Él dice:
La hermana White no era una cocinera, ni era una experta en comida en el aspecto técnico que proviene del estudio y la experimentación. Ha veces discutía seriamente con su cocinera. No siempre podía retener a la cocinera que había enseñado cuidadosamente en las ideas vegetarianas.
Aquellas a quienes empleaba, eran siempre jóvenes inteligentes. Como se casaban y se marchaban, se veía obligada a conseguir nuevas cocineras que fueran entrenadas en la cocina vegetariana. En aquellos días no teníamos escuelas como hoy, donde nuestras jóvenes pudieran aprender un sistema de cocina vegetariana. Por tanto, mi madre se veía obligada, además de todos sus otras tareas y responsabilidades, a realizar un esfuerzo considerable en persuadir a sus cocineras que podían cocinar sin carne, o soda, polvo de hornear y otras cosas condenadas en sus testimonios. A menudo su mesa mostraba algunas situaciones comprometedoras entre las normas que la hermana White tenía como objetivos y el conocimiento, la experiencia y las normas de su nueva cocinera.[xxxix][39]
En 1892, la sra. White escribió al presidente de la Asociación General, O. A. Olsen, en relación con su necesidad de una nueva cocinera y expresando su ferviente esperanza de que pronto pudiera obtener los servicios de “una ayudante experimentada que tanto necesito”.
Al ampliar sobre este tema, ella escribió:
Estoy sufriendo mucho más ahora por falta de alguien que sea experimentada en la cocina, que prepare cosas que pueda comer. La cocina aquí en este país es en todo sentido deficiente. Eliminen la carne, que raras veces podemos usar –y que no se usa aquí en absoluto- y siéntense a sus mesas, y si logran sostener sus fuerzas, es porque tienen una constitución excelente. La comida se prepara de tal forma que no es apetitosa, sino que tiene la tendencia a quitar todas las ganas de comer. Yo pagaría un precio más alto por una cocinera que por cualquier otra parte de mi trabajo... Pero este asunto me tiene verdaderamente perpleja. Si yo tuviera que participar en los preparativos al llegar a este lugar, diría: Dadme una cocinera experimentada, que tenga alguna facultad inventiva, para preparar platos sencillos de manera saludable, y que no disgusten el apetito. Estoy ansiosa sobre este asunto.[xl][40]
3. Uso terapéutico en emergencias médicas
Una tercera categoría de situación en la cual Elena G. de White podía haberse apartado de un modelo vegetariano de comida, fue en casos de emergencia médica, en los cuales la carne podía servir temporalmente a propósitos terapéuticos. En 1874, en una carta para su hijo, W. C. White, la sra. White hizo mención de una excepción interesante (y singular) al régimen vegetariano, en ese entonces de moda en la casa de los White:
Tu padre y yo hemos dejado la leche, la crema, la manteca, el azúcar y la carne enteramente desde que volvimos de California… Tu padre compró carne una vez para May [Walling, una sobrina nieta de Elena] mientras ella estaba enferma, pero no hemos vuelto a gastar ni un más penique para comprar carne desde entonces.[xli][41]
Elena G. de White no era una fanática en la cuestión de comer carne. En un artículo de Youth’s Instructor publicado en 1894, declaró:
Un régimen de carne no es el más sano, y sin embargo yo no asumiría la posición de que la carne debe ser descartada por todos. Los que tienen órganos digestivos debilitados pueden a menudo usar carne, cuando no pueden comer legumbres, hortalizas, frutas o gachas.[xlii][42]
Debido a un error tipográfico, la segunda negación en la primera oración de la cita anterior se omitió. Esta omisión fue rectificada cuando el pastor O. A. Tait le escribió a la sra. White pidiéndole que aclarara lo que quería decir. Entonces ella amplió su postura sobre la cuestión de la carne y dijo:
Nunca he sentido que fuera mi deber decir que nadie debe probar la carne bajo ninguna circunstancia. Decir esto cuando la gente ha sido enseñada a vivir a base de carne en gran medida [en Australia, en 1894], sería llevar las cosas a los extremos. Nunca he sentido que fuera mi deber hacer declaraciones categóricas. Lo que he dicho lo he dicho dominada por un sentido del deber, pero he sido cuidadosa en mis declaraciones, porque no quería dar ocasión para que nadie fuera conciencia para otra persona.[xliii][43]
Al tratar ciertas enfermedades, y en casos terminales particulares, la sra. White asumió una postura sensible. Dijo:
En ciertos casos de enfermedad o de agotamiento puede pensarse que es mejor emplear algo de carne, pero debe ejercerse mucho cuidado en conseguir la carne de animales sanos. Ha llegado a ser muy serio el asunto de si es seguro usar carne en alguna forma en esta época del mundo. No comer nunca carne sería mejor que comer carne de animales que no son sanos.[xliv][44]
A los médicos en los sanatorios adventistas en 1896, Elena G. de White advirtió:
No debéis hacer prescripciones en el sentido de que nunca debe consumirse carne, pero habéis de educar la mente, y dejar que brille la luz. Dejad que la conciencia individual despierte a la necesidad de mantener limpio todo el ser y de protegerlo, contra el apetito pervertido…
No debe insistirse en que el cambio sea abrupto, especialmente en el caso de aquellos que tienen que hacer trabajo continuo. Edúquese la conciencia y fortalézcase la voluntad, porque así el cambio puede hacerse con más prontitud y de buen grado.[xlv][45]
Luego, la sra. White señaló que “los tuberculosos que marchan en forma segura hacia la tumba” y “personas que tengan tumores que están acabando con su vida” no debieran ser molestadas con la cuestión de la carne; y los médicos debieran tener “cuidado de no tomar medidas estrictas con respecto a este asunto”.[xlvi][46]
Al responder a la inquietud de un médico sobre si el caldo de pollo podría ser apropiado para alguien que sufre de nausea aguda y que es incapaz de retener algo en el estómago, la sra. White escribió: “Hay personas que mueren de tuberculosis que, si piden caldo de pollo, deben tenerlo. Pero yo sería muy cuidadosa”.[xlvii][47]
4. Además de las tres categorías de excepciones anteriores a una dieta vegetariana, hay una cuarta. ¿Hay ejemplos cuando la familia se descuida o cuando Elena G. de White mientras luchaba contra el deseo por la carne (ella admitió desear el sabor de la carne), realmente se deslizó y perdió –aunque sólo sea temporalmente- la batalla?
El Patrimonio White no está al tanto de ninguna evidencia documentada y definida de una situación semejante. Si una evidencia tal surgiera, simplemente mostrará el lado humano de los profetas. En tanto se haya sabido para esta investigación, la proximidad de un desliz tal es una referencia tangencial a “conciencia” en una carta de Elena G. de White escrita el 19 de febrero de 1884 a “Harriet [Smith]”, esposa del editor de la Review, Urías Smith. Ella dijo:
Estoy feliz de informar que mi salud es excelente. He prohibido toda carne, toda manteca. Nada de esto aparece en mi mesa. Mi mente es clara, mi fuerza firme y mi conciencia más libre, porque sé que estoy siguiendo la luz que Dios me ha dado.[xlviii][48]
¿Significa esto que Elena G. de White había estado cayendo en tentación para satisfacer su deseo por la carne, pero que ahora había ganado la victoria, y que como resultado su conciencia era ahora más libre de sentimientos de culpa? Quizás, pero parece imposible llegar a una conclusión determinante por la misma carta.
Las Escrituras fueron escritas, no sólo por aquellos que se los podía clasificar apropiadamente como “santos hombres de Dios que hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21), sino también por hombres que cayeron ocasionalmente en pecado.
El campamento de Brighton: Una transición
Mientras Elena G. de White asistía al campamento de Brighton, cerca de Melbourne, en enero de 1894, su mente se había ejercitado en el tema de comer carne, y vino a su mente la abrumadora convicción que desde ese momento en adelante la carne no debía ocupar un lugar en su dieta bajo ninguna circunstancia. Así, en forma directa, ella dijo, “he eliminado absolutamente la carne de mi mesa. Existe el entendimiento de que ora sea que esté en casa o afuera, nada de esta clase ha de usarse en mi familia, o ha de ponerse sobre la mesa”. Más aún, la sra. White hizo la poco corriente y oportuna redacción y firma de “oraciones a mi Padre celestial”, en la cual se propuso “eliminar la carne como un artículo de la dieta”. Ella dijo: “No comeré carne yo misma o la colocaré para ninguno de los de mi casa. Di órdenes que las aves deben venderse y que el dinero que reporten debe gastarse en comprar fruta para la mesa”.[xlix][49]
La evidencia siguiente mostrará que ella mantuvo esta oración. Así en 1908, siete años antes de su muerte a los ochenta y siete años, la sra. White declaró, “Han pasado varios años desde el tiempo en que ponía carne en mi mesa”.[l][50]
La cuestión del pescado y los mariscos
Al tiempo que la sra. White dejó de comer carne en 1894, no lo hizo así con el consumo de pescado, aunque la evidencia parece bastante clara que ella discontinuó incluso el uso de este artículo de la dieta antes de fin de la década de 1890, como lo mostraremos. Pero antes de examinar esta aparente “inconsistencia”, investiguemos brevemente en la postura de Elena G. de White en relación a lo que hoy la iglesia considera que son mariscos “no limpios”.
En 1882, Elena G. de White escribió una carta a su nuera, Mary Kelsy White (la primera esposa de Willie), que estaba viviendo con su esposo en Oakland, California. En esta carta ella incluyó una “lista de compras” de cosas que le pedía que trajera en la siguiente visita que le hiciera a su hogar. En relación con ciertos artículos de esta lista, ella dijo:
Si puedes conseguir una buena caja de arenques –frescos- por favor, hazlo. Los últimos que Willie trajo son amargos y viejos… Si puedes conseguir unas pocas latas de buenas ostras, cómpralas.[li][51]
Si una orden de compras tal nos parece extraña hoy, se debe recordar que la cuestión de si el marisco era o no permitido bajo la ley levítica era todavía una cuestión en disputa entre los adventistas en la década de 1880. La evidencia de esto se puede ver en un intercambio interesante en las columnas de la Review del año siguiente (1883).
W. H. Littejohn, pastor del Tabernáculo de Battle Creek, folletista y que pronto sería elegido como presidente del Colegio de Battle Creek,[lii][52] estaba conduciendo una columna de “pregunta y respuesta” en el periódico general de la iglesia. En el número del 14 de agosto de 1883, trató la cuestión: “¿Están incluidas las ostras entre los animales inmundos de Levítico 11 y piensa usted que no es correcto comerlas?”
La respuesta de Littlejohn ilustra claramente el proceso lento y tentativo por medio del cual los adventistas elaboraron la cuestión de clases de carnes permitidas versus no permitidas hasta que avanzaron hacia la decidida postura actual.[liii][53] Littlejohn respondió: “Es difícil decidir con certeza si las ostras podrían estar apropiadamente bajo la prohibición de Levítico 11:9-12”. Luego continuó con su opinión: “Pareciera, no obstante, por el idioma, que podrían ser [inmundas]”.[liv][54]
Con respecto a la distinción en Levítico entre “limpio” e “inmundo”, hay evidencia de que Elena G. de White hizo una distinción entre alimentos de carnes de animales “limpios”, lo que ella denominaba “carne” y pescado “limpio”. Esta es una distinción común en varias partes del mundo, incluso actualmente. Así que, cuando Elena G. de White hizo su voto de no comer carne, ella no incluyó abandonar el consumo de pescado. La distinción que hizo respecto de la carne y el pescado es sumamente clara en su correspondencia.
En 1876, por ejemplo, la sra. White le escribió a su esposo, quien estaba de viaje, “No hemos tenido una partícula de carne en la casa desde que te fuiste y mucho antes de que te fueras. Hemos tenido salmón algunas veces. Ha salido algo caro”.[lv][55] (Por supuesto hace aquí referencia al precio).
Cuando Elena G. de White firmó su voto de no comer carne en ocasión del campamento de Brighton, obviamente no incluía el pescado “limpio”, porque al año siguiente, en una carta a A. O. Tait, declaró que “rara vez tenemos pescado en nuestra mesa”, y continuó dando en detalle su razón para disminuir el consumo de este artículo como alimento:
En muchos lugares incluso es insano el pescado, y no debe usarse. Es especialmente así donde el pescado está en contacto con el desagüe de las cloacas, y se lo pesca en lugares donde el agua es pura y fresca; pero debido a lo insano del drenaje en el cual se han estado alimentando, no son seguros para comer.[lvi][56]
A pesar de este posible peligro, hubo circunstancias en Australia, a mediados de la década de 1890, cuando la sra. White reconoció que era apropiado, incluso necesario, incluir pescado en el menú diario. Así en una carta a su hijo, W. C. White, en 1895, le escribió en relación con los problemas que significaba alimentar a los obreros que construían el Colegio de Avondale. Ella dijo:
No podemos alimentarlos a todos, pero ¿podrías conseguir por favor pescado seco de cualquier clase (nada enlatado)? Esto le daría un alivio a la alimentación.[lvii][57]
En 1896, la sra. White escribió a una sobrina no adventista, la srta. Mary Watson (antes Clough), que por un tiempo sirvió como su asistente literaria, y le dijo, en relación con su “voto” de Brighton:
Hace dos años atrás llegué a la conclusión que era peligroso usar carne de animales muertos, y desde entonces no he usado nada de carne. Nunca se coloca en mi mesa. Uso pescado cuando puedo obtenerlo. Conseguimos hermosos pescados del lago de agua salada que está cerca de aquí. No consumo té ni café. Mientras trabajo en contra de estas cosas, no puedo sino practicar lo que considero mejor para mi salud, y mi familia esta plenamente de acuerdo conmigo. Puedes ver, querida sobrina, que te estoy contando las cosas como son.[lviii][58]
Pero para 1898, Elena G. de White concluyó que la carne de pescado, al igual que la carne de animales, no era más segura para comer y que por tanto no debía servirse en el nuevo sanatorio adventista en Sydney. Al enterarse que tres médicos del sanatorio estaban prescribiendo una dieta de carne para sus pacientes, la sra. White le informó la historia de la situación en una carta al Dr. John Harvey Kellogg:
Hace unos años se me dio luz en cuanto a que no se debía asumir la postura [en ese momento] en relación con desechar toda carne… [Pero] les presento la palabra del Señor Dios de Israel… [que] ningún médico [de nuestras instituciones] debe prescribir el consumo de carne [ahora] a ningún inválido… [porque] la enfermedad en el ganado está haciendo del consumo de carne una cuestión peligrosa. La maldición del Señor está sobre la tierra, sobre el hombre, sobre las bestias, sobre los pescados en el mar, y a medida que la transgresión se haga más universal, se permitirá que la maldición se amplíe y se profundice como la transgresión. La enfermedad se contrae por el consumo de carne…
El Señor llevará a su pueblo a adoptar la postura en la que no tocará ni gustará la carne de animales muertos. Entonces que ningún médico, que tenga el conocimiento de la verdad para este tiempo, prescriba estas cosas. No hay seguridad en el consumo de la carne de animales muertos, y en poco tiempo más la leche de las vacas también será excluida de la dieta por el pueblo que guarda los mandamientos de Dios. En breve, no será seguro el consumo de nada que provenga de la creación animal…
No podemos ahora obrar, como nos hemos aventurado a obrar en el pasado en relación con el consumo de carne… La enfermedad que está sobre los animales está convirtiéndose en algo cada vez más común, y nuestra única seguridad está en dejar la carne por completo.[lix][59]
Elena G. de White indica que el pescado al igual que la carne no se debe prescribir en las instituciones de salud. Y para 1905, parece que estuviera con tanto temor por el consumo de pescado como antes lo había estado con el consumo de carne; porque al escribir el capítulo sobre “La carne considerada como alimento”, declaró:
En muchos puntos los peces se contaminan con las inmundicias de que se alimentan y llegan a ser causa de enfermedades. Tal es en especial el caso de los peces que tienen acceso a las aguas de albañal de las grandes ciudades... Al servir de alimento llevan la enfermedad y la muerte a quienes ni siquiera sospechan el peligro.[lx][60]
La acusación de hipocrecía
¿Era Elena G. de White una “hipócrita” por llamar a los Adventistas del Séptimo Día a que adopten el vegetarianismo, desde 1863, mientras por el otro lado comía “secretamente” carne durante las tres décadas siguientes y más? Comencemos dejando que Elena G. de White defina los términos: vegetarianismo y principio.
Como ya hemos notado, de la carta de W. C. White a George B. Starr en 1933, “Por años la familia White habían sido vegetarianos, pero no ‘abstemios’”.[lxi][61] Una distinción interesante, e incluso más iluminadora, se revela en la carta que la sra. White escribió en 1894 a la sra. M. M. J. O’Kavanagh, un miembro activo no adventista en la causa de la temperancia en Australia, que había estado preguntando sobre la posición de los adventistas como “abstemios totales”.
Estoy feliz de asegurarle que como denominación somos, en el sentido pleno, abstemios totales del uso de licores, vino, cerveza, sidra [fermentada] y también tabaco y todo otro tipo de narcóticos… Todos son vegetarianos, muchos se abstienen completamente del consumo de carne, mientras que otros la usan sólo en un grado moderado.[lxii][62]
Esta declaración deja en claro que para Elena G. de White el término vegetarianismo se aplicaba a quienes se abstenían habitualmente de comer carne, aunque no fueran necesariamente abstemios totales. En cuanto al término principio, Elena G. de White lo usaba frecuentemente en sus escritos en relación con la reforma de salud. En 1904, a la edad de setenta y seis, informó que estaba experimentando mejor salud que “en sus días de juventud”, y atribuyó esta mejora en la salud a “los principios de la reforma pro salud”.[lxiii][63]
A continuación hay más ejemplos del uso que hace del término principio. En 1897, escribió, “Presento estos asuntos [reforma pro salud] ante el pueblo insistiendo sobre los principios generales”.[lxiv][64] En 1870, al hablar de su respuesta a la visión de 1863 sobre la reforma pro salud, dijo,
Abandoné estas cosas por principio. Hice mi resolución para estar de acuerdo con la reforma por principio… He avanzado por principio, no por impulso. [Y] no me he movido nada en cuanto a lo que sostengo hoy.[lxv][65]
En 1908 agregó:
Algunos informan que yo no he vivido a la altura de los principios de la reforma pro salud, tal como los he presentado con mi pluma. Pero puedo decir que hasta ahora, por todo lo que yo sepa, no me he apartado de esos principios.[lxvi][66]
Al año siguiente (1909), cuando todavía permanecía la crítica, nuevamente se defendió:
Algunos han informado que yo no he seguido los principios de la reforma pro salud tales como los defendí con mi pluma; pero puedo decir que he sido una fiel reformadora en pro de la salud. Los que han sido miembros de mi familia saben que esto es cierto.[lxvii][67]
La acusación de los críticos –de su tiempo al igual que del nuestro- se basa aparentemente en la fácil suposición que la sra. White consideró al vegetarianismo un “principio”. Que no lo hizo quedará en claro a continuación.
En su libro A Prophet Among You [Un profeta entre vosotros], T. Housel Jemison da tres principios de hermenéutica para la interpretación de los escritos inspirados. En el tercero, dice: Cada profeta, al hablar en su capacidad profesional como un profeta, al dar consejo, está haciendo una de dos cosas; él o ella está (1) enunciando un principio, o (2) aplicando un principio en una declaración normativa. Por tanto, concluye: “Uno debe tratar de descubrir el principio involucrado bajo cualquier consejo específico”.[lxviii][68]
Un principio se define generalmente como “una verdad básica o una ley general que se usa como una base de razonamiento o una guía de acción o comportamiento”.[lxix][69] Los principios, por tanto, son leyes de la conducta humana que no cambian, que no varían. Los principios nunca cambian. Una norma, por el otro lado, es la aplicación de un principio a una situación inmediata o contextual. Las normas pueden (y lo hacen) cambiar, así como las circunstancias que las requirieron pueden cambiar.
Que el vegetarianismo no es un principio para Elena G. de White es claro por su declaración de que:
Nunca he sentido que fuera mi deber decir que nadie debe probar la carne bajo ninguna circunstancia. Decir esto… sería llevar las cosas a los extremos. Nunca he sentido que fuera mi deber hacer declaraciones categóricas.[lxx][70]
Sin duda, esta fue una de las razones principales por la que la sra. White rehusó continuar con la idea de hacer del vegetarianismo una prueba de “discipulado” promovido por algunos de los hermanos.[lxxi][71] Por otro lado, al reconocer que “la carne de cerdo fue prohibida por Jesucristo envuelto en la nube” durante el éxodo, Elena G. de White declara en forma enfática en 1889 que incluso el comer cerdo “no es una cuestión de prueba”.[lxxii][72]
Mientras escribía a los colportores adventistas en el mismo manuscrito, dijo: “Aconsejo a todo colportor observador del sábado que evite el consumo de carne, no porque sea un pecado comer carne, sino porque no es saludable”.
Es obvio que el vegetarianismo no era un principio en los días de Cristo o en el tiempo de los patriarcas o profetas de la Escritura, porque todos consumieron carne. La Pascua requirió el consumo de cordero –y esto por orden divina. Cristo y sus discípulos consumieron pescado en Galilea más de una vez –y al hacerlo ninguno de ellos violó un principio, y ninguno de ellos cometió por tanto un pecado.
El vegetarianismo para Elena G. de White era una norma, basada en al menos dos principios: (1) “Preservar la mejor salud”,[lxxiii][73] y (2) “consumir el alimento más nutritivo”,[lxxiv][74] haciendo lo mejor posible, bajo cualquier circunstancia, para promover la vida, la salud y la fuerza.
Ahora bien, Elena G. de White aplicó aquellos principios en una inspirada declaración normativa que rige “en los países donde abundan las frutas, los cereales y las nueces”. En esos lugares, dice claramente: “la carne no es el alimento adecuado para el pueblo de Dios”.[lxxv][75]
Elena G. de White no es nuestro criterio
Una de las cosas más sensibles que escribiera Elena G. de White alguna vez sobre el tema de la reforma pro salud fue lo siguiente:
Los que entienden debidamente las leyes de la salud y que se dejan dirigir por los buenos principios, evitan los extremos, y no incurren en la licencia ni en la restricción. Escogen su alimento no meramente para agradar al paladar, sino para reconstituir el cuerpo. Procuran conservar todas sus facultades en la mejor condición posible para prestar el mayor servicio a Dios y a los hombres...
En la reforma alimenticia hay verdadero sentido común.
El asunto debe ser estudiado con amplitud y profundidad, y nadie debe criticar a los demás porque sus prácticas no armonicen del todo con las propias. Es imposible [en cuestiones de dieta] prescribir una regla invariable para regular los hábitos de cada cual, y nadie debe erigirse en juez de los demás.[lxxvi][76]
No sólo que Elena G. de White no deseaba ser un criterio para los miembros de iglesia, sino que tampoco quería ser un criterio para los miembros de su familia inmediata (“No me erijo en un criterio para ellos”).[lxxvii][77]
Justo antes de que se iniciara la sesión de la Asociación General de 1901, Elena G. de White se reunió con un puñado de líderes denominacionales en la biblioteca del Colegio de Battle Creek, donde habló en relación con quienes hacían de ella su criterio para la práctica de una dieta. A continuación aparecen sus declaraciones como las registró Clarence C. Crisler, su secretario:
Cómo me ha dolido por las piedras que se arrojan en el camino con respecto a mí misma.
Les dirán,… “La hermana White consume queso, y por tanto estamos en libertad de comer queso”.
Pues bien, ¿quién les dijo que como queso?... Nunca he puesto queso en mi mesa.
Hubo, no obstante, una o dos veces que comí queso [desde que lo he abandonado]. Eso es diferente que hacer de eso una dieta, una cuestión completamente diferente…
Pero hubo una ocasión especial en Minneapolis donde… no pude conseguir nada, y que había unas pequeñas porciones de queso cortadas sobre la mesa, y estaban allí los hermanos, y uno de ellos me dijo, “Si usted come un poco de ese queso, cambiará la condición [¿de su apetito?]”, y lo hice. Tomé un poco de ese queso. No creo que lo haya hecho una segunda vez…
La hermana White no ha tenido carne en su casa o la ha cocinado en ninguna forma, o a cualquier carne muerta, por años y años.
Y aquí están [lo que] los reformadores de la salud [fanáticos dicen]: “ahora, ya les dije que la hermana White no come carne. Por tanto no deseo que ustedes coman carne, porque la hermana White no come carne”.
Bueno, no me interesa ni un poco algo como eso. Si no tienen un mejor argumento que el que yo sea la autoridad, –ustedes no dejaran de comer carne porque la hermana White no lo hace- no consideraré que su reforma pro salud valga siquiera un centavo.
Lo que deseo es que cada uno de ustedes mantenga su dignidad individual ante Dios, en su consagración personal a Dios, que el cuerpo-templo sea dedicado a Dios. “Cualquiera que destruya el templo de Dios, Dios le destruirá al tal”. Ahora, pues, deseo que piensen en esas cosas, y no hagan de ningún ser humano su criterio.[lxxviii][78]
La importancia de la perspectiva histórica
Elena G. de White necesita ser considerada oponiéndose a las tendencias de su época, ¡no las nuestras! Las condiciones en su época eran bastante diferentes que las actuales.
Muchas facilidades que asumimos hoy como comunes, como la heladera y el uso de comidas congeladas para preservar frutas, vegetales y otras comidas perecederas, eran completamente desconocidas en su época. En sus días las frutas y los vegetales estaban disponibles sólo en la estación. La mayor parte del año la producción fresca simplemente no existía, así que uno consumía carne o no comía en absoluto. El consumo de carne era, por tanto, más común (y por lo general más necesario) en el tiempo de Elena G. de White que en el nuestro –al menos en los países más desarrollados.
Algo más que es importante recordar es que Elena G. de White nunca eliminó el consumo de carne como un artículo de la dieta para nadie hasta que hubo un sustituto nutricional adecuado y disponible para que ocupara su lugar.[lxxix][79] Los alimentos para desayuno con cereales secos no se desarrollaron y vendieron hasta mediados de la década de 1890. La manteca de maní, otra excelente fuente de proteína, tampoco se inventó hasta mediados de la década de 1890.[lxxx][80] Por tanto, había a menudo más razón –debido a la gran pobreza- para el consumo de carne en la gente de sus días que la que hay para nosotros hoy en día.
Conclusión
Elena G. de White tuvo que enfrentar acusaciones contra su integridad durante su vida. Hay acusaciones actuales similares contra ella que no son nuevas ni sorprendentes cuando uno examina los hechos. Poco después que terminó el siglo fue acusada de hipocresía (incluso de duplicidad) al promover públicamente el vegetarianismo entre sus hermanos miembros de iglesia mientras que continuaba (según se la acusaba) secretamente una dieta de carne. Tales acusaciones son, como se ha demostrado, injustificadas y sin fundamento.
Para lograr una comprensión apropiada de las acusaciones levantadas contra la integridad de Elena G. de White, uno debe verlas desde una perspectiva más amplia; desde los objetivos y metodologías de Satanás en los últimos días según lo reveló Elena G. de White en 1890. Ella dijo que “el último engaño” de Satanás sería destruir la credibilidad en ella, y crear un odio “satánico” contra sus escritos.[lxxxi][81]
El caso en contra de la integridad de Elena G. de White, hasta donde lo ha revelado la investigación a la fecha, es todavía infundando y no se puede probar, como ocurrió durante la vida del profeta.
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[i][1] D. M. Canright, Life of Mrs. E. G. White [La vida de la Sra. Elena G. de White](Cincinnati: Standard Publishing Company, 1919), 289.
[ii][2] Carta de Frances E. Bolton a la Sra. E. C. Slauson, 30 de diciembre de 1914; citado en The Fannie Bolton Story: A Collection of Source Documents [La historia de Fannie Bolton: Collección de documentos] (Patrimonio de Elena G. de White, abril de 1982), 109. (De aquí en más citado como Fannie Bolton Story).
[iii][3] Ibíd., 109, 110.
[iv][4] D. M. Canright, “My Remembrance of Elder White” [Mis recuerdos del pastor White], Review and Herald, 30 de agosto de 1881, 153. (de ahora en más citado como RH).
[v][5] Carta de George B. Starr a W. C. White, 30 de agosto de 1933; citado en Fannie Bolton Store, 118, 119.
[vi][6] Carta de W. C. White a George B. Starr, 24 de agosto de 1933; citado en Ibíd., 119.
[vii][7] Ibíd., 119, 120.
[viii][8] Cf. “D. M. Canright”, Seventh-day Adventist Enciclopedia [Enciclopedia Adventista del Séptimo Día], edición revisada 1976, 230, 231 (de aquí en más citada como SDAE); y Carrie Johnson, I Was Canright’s Secretary [Yo fue la secretaria de Canright] (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1971).
[ix][9] Cf. Fannie Bolton Story y “Fannie Bolton and Her Witness –True and False” [Fannie Bolton y su testimonio –Verdadero y falso], en Arthur L. White, The Australian Years [Los años en Australia] (Washington, D. C.: Review and Herald Publishing Association, 1983), 237-250.
[x][10] Jaime White, “Western Tour” [Viaje al oeste], RH, 8 de noviembre de 1870, 165; cf. también Dores Robinson, The Story of our Health Message [La historia de nuestro mensaje de salud] (Nashville, Tennessee: Southern Publishing Association, 1965), 65-70.
[xi][11] RH, 8 de octubre de 1867; citado en Consejos sobre el régimen alimenticio, 577, párrafo 1. (Citado de ahora en más como CRA).
[xii][12] Jaime White, Life Incidents in Connection With the Great Advent Movement as Illustrated by the Three Angels of Revelation XIV [Incidentes en relación con el gran movimiento adventista ilustrados por los tres ángeles de Apocalipsis 14] (Battle Creek, Michigan: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1868), 273.
[xiii][13] Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], 9:158 (de ahora en más citado como 1T, 2T, etc.).
[xiv][14] Spiritual Gifts [Dones espirituales], 4:153, 154 [1864] (de ahora en más citado como 1SG, 2SG, etc.).
[xv][15] 2T 371, 372.
[xvi][16] Carta 83 (15 de julio), 1901; citado en CRA 584, párrafo 10.
[xvii][17] 4SG, 153.
[xviii][18] Carta 83 (15 de julio), 1901; citado en CRA 584, párrafo 10.
[xix][19] 1T 206, 207.
[xx][20] Manuscrito 29, 1897; citado en CRA 592, 593, párrafo 24.
[xxi][21] General Conference Bulletin [Boletín de la Asociación General], 12 de abril de 1901; citado en CRA 578, párrafo 2.
[xxii][22] Manuscrito 50, 1904; citado en CRA 578, párrafo 3.
[xxiii][23] Carta 83 (15 de julio), 1901; citado en CRA 584, párrafo 10.
[xxiv][24] 2T 371; citado en CRA 580, párrafo 5.
[xxv][25] 4SG 154.
[xxvi][26] 9T 159; cf. también Manuscrito 50, 1904; citado en CRA 578, párrafo 3.
[xxvii][27] 2T 371, 372; véase CRA 580, 581.
[xxviii][28] 4SG 153.
[xxix][29] Carta 5 (25 de mayo), 1869.
[xxx][30] 2T 371; citado en CRA 580, párrafo 5.
[xxxi][31] Christian Temperance and Bible Higiene, 117, 118 (1890; de aquí en más citado como CTBH); citado en CRA 472, párrafo 699.
[xxxii][32] Carta 83 (15 de julio), 1901; citado en CRA 585, párrafo 10.
[xxxiii][33] Manuscrito 11, 1873.
[xxxiv][34] Manuscrito 12, 1873.
[xxxv][35] Carta 63 (26 de diciembre), 1878.
[xxxvi][36] Carta 76 (6 de junio), 1895.
[xxxvii][37] Carta 29 (17 de enero), 1904.
[xxxviii][38] 2T 370; CRA 296.
[xxxix][39] Citado por Arturo L. White en una carta a Anna Frazier, 18 diciembre de 1935.
[xl][40] Carta 19c (enero), 1892.
[xli][41] Carta 12 (15 de febrero), 1874.
[xlii][42] Youth’s Instructor, 31 de mayo de 1894; citado en CRA 472, párrafo 700. (De ahora en más citado como YI).
[xliii][43] Carta 76 (6 de junio), 1895.
[xliv][44] CTBH 117, 118 (1890); citado en CRA 471, 472, párrafo 699.
[xlv][45] Carta 54 (10 de julio), 1896; citada en CRA 343, 344, párrafo 434.
[xlvi][46] Ibíd.
[xlvii][47] Carta 231 (11 de julio), 1905; citada en CRA 345, párrafo 435.
[xlviii][48] Carta 11a (19 de febrero), 1884.
[xlix][49] Carta 76 (6 de junio), 1895 (se publicó una parte de esta carta en CRA 586, párrafo 12).
[l][50] Carta 50 (5 de febrero), 1908; citado en CRA 591, párrafo 23.
[li][51] Carta 16 (31 de mayo), 1882.
[lii][52] “Littlejohn, Wolcott Hackley”; SDAE (edición rev.), 794.
[liii][53] Por un estudio profundo y excelente sobre este aspecto, véase la monografía de Ron Graybill, The Development of Adventist Thinking on Clean and Unclean Meats [El desarrollo del pensamiento adventista sobre las carnes limpias e inmundas] (Patrimonio White, 1981).
[liv][54] “Scripture Questions. Answered by W. H. Littlejohn” [Preguntas de las Escrituras. Respuesta de W. H. Littlejohn], RH, 14 de agosto de 1883, 522.
[lv][55] Carta 13 (24 de abril), 1876.
[lvi][56] Carta 76 (6 de junio), 1895.
[lvii][57] Carta 149 (6 de agosto), 1895.
[lviii][58] Carta 128 (9 de julio), 1896.
[lix][59] Carta 59 (26 de julio), 1898 [véase parte en CRA 493, 494, párrafo 722].
[lx][60] El ministerio de curación, 242 (citado en adelante como MC).
[lxi][61] Por “abstemios”, W. C. White se estaba refiriendo obviamente a la abstinencia completa de alimentos a base de carne, no a la abstinencia total del alcohol.
[lxii][62] Carta 99 (8 de enero), 1894.
[lxiii][63] Manuscrito 50, 1904; citado en CRA 578, párrafo 3.
[lxiv][64] Manuscrito 29, 1897; citado en CRA 593, párrafo 24.
[lxv][65] 2T 372.
[lxvi][66] Carta 50 (5 de febrero), 1908; citado en CRA 590, 591, párrafo 23.
[lxvii][67] 9T 159; citado en CRA 594, párrafo 27.
[lxviii][68] T. Housel Jemison, A Prophet Among You [Un profeta entre vosotros] (Mountain View, California: Pacific Press Publishing Association, 1955), 445.
[lxix][69] Oxford American Dictionary, edición de 1980.
[lxx][70] Carta 76 (6 de junio), 1895; citada en CRA 556, párrafo 796.
[lxxi][71] 9T 159.
[lxxii][72] Manuscrito 15, 1889. Véase otra declaración en contra de hacer de la cría de cerdo o de comer cerdo “en ningún sentido, en una prueba para pertenecer a la comunidad cristiana”, 2MS 389.
[lxxiii][73] YI, 31 de mayo de 1894; citado en CRA 472, párrafo 700.
[lxxiv][74] 9T 163.
[lxxv][75] 9T 159.
[lxxvi][76] MC 246.
[lxxvii][77] Carta 127 (18 de enero), 1904; citado en CRA 590, párrafo 22.
[lxxviii][78] Manuscrito 43a, 1901; un transcripción verbal de Clarence C. Crisler, el secretario personal de la sra. White. (Por otros manuscritos con leves variantes, comparar Manuscritos 43, 43bI, 43bII y 43bIII.)
[lxxix][79] MC 244.
[lxxx][80] Richard William Schwarz, John Harvey Kellogg: American Health Reformer [John Harvey Kellogg: un reformador en pro de la salud estadounidense] (Tesis doctoral, Ph.D., Universidad de Michigan, Ann Arbor, 1964), p. 283.
[lxxxi][81] 1SM 54, 55.
Una explicación de las decisiones para la revisión de 1911
[El conflicto de los siglos, en su forma aumentada, fue publicada a comienzos del verano de 1888. Elena G. de White suministró placas de impresión idénticas para las editoriales Review and Herald y Pacific Press. Después del establecimiento de la Southern Publishing Association, también se le proveyó con placas. Todas estas casas editoras imprimieron los libros hasta 1907, cuando fue necesario arreglar algunas de las placas dañadas seriamente. En ese momento, se arreglaron de nuevo algunas ilustraciones. Pocos años después se vio que las placas de impresión dañadas debían ser reemplazadas por nuevas y que el tipo de los libros debía volver a fijarse. Como lo explica la Sra. White en la página 12, fue esto lo que la llevó a planificar una ligera revisión del libro. Fue algo natural que cualquier cambio en el texto de un libro de Elena G. de White, que hacía tiempo que estaba en circulación, provocara una discusión sobre inspiración y la forma en que ésta se consideró en el libro en cuestión. Las declaraciones que se presentan en este documento suministran la información dada en el momento en que la nueva edición de El conflicto de los siglos apareció en 1911.- Arturo L. White]
Una declaración de aprobación de Elena G. de White
Ayer y nuevamente esta mañana, leí la carta escrita por W. C. White a nuestros agentes de la Misión General, y su carta a los miembros de nuestra Comisión de Publicaciones, en relación con la nueva edición de El conflicto de los siglos.
Y ahora deseo decirle que lo que él escribió en relación con mis deseos, decisiones e instrucciones sobre la obra, es una declaración verdadera y correcta. (Firmado) Elena G. de White –Carta 57, 1911. (Escrita en St. Helena, California, 27 de julio de 1911).
El conflicto de los siglos
(Declaración hecha por W. C. White ante el Concilio de la Asociación General, 30 de octubre de 1911)
Dirigiéndose al concilio, el pastor W. C. White dijo:
Es con gran placer como os presento esta declaración con respecto a la última edición inglesa de El conflicto de los siglos.
Hace más o menos dos años se nos dijo que las planchas de electrotipo de este libro, que han estado en uso en la Pacific Press, en la Review and Herald y en la Sociedad Internacional de Tratados (Londres), estaban tan gastadas que el libro debía recomponerse y que debían prepararse nuevas planchas. Esta obra se ha hecho en la Pacific Press. Se prepararon cuatro series de planchas: una para cada una de nuestras oficinas: la de Washington, la de Mountain View, la de Nashville y la de Watford.
En carta que envié a los gerentes de nuestras casas editoras, escribí lo siguiente, el 24 de julio de 1911: [Esta misma carta fue dirigida a “Nuestros agentes misioneros generales”].
“Después de pedir el consejo de los ministros, colportores y otros amigos del libro, pensamos que era conveniente recomponer el texto de tal manera que la nueva edición correspondiera tan exactamente como fuera posible con la antigua. Y aunque no pudimos usar exactamente el mismo tipo, el texto se distribuye casi igual página por página, como los capítulos similares de la antigua edición.
“El cambio más notable hecho en la nueva edición es la mejora en las ilustraciones. Cada uno de los cuarenta y dos capítulos, junto con el prefacio, la introducción, el índice y la lista de ilustraciones, tiene una hermosa ilustración como encabezamiento; y han sido introducidas diez páginas de ilustraciones de página entera, para reemplazar a las que resultaban menos atractivas.
“El apéndice de trece notas de la antigua edición, que ocupaba trece páginas, ha sido reemplazado por uno que contiene treinta y una notas que ocupan doce páginas. Casi todas éstas son notas de referencias, calculadas para ayudar al lector estudioso a hallar pruebas históricas de las declaraciones hechas en el libro.
“Las notas biográficas han sido omitidas, y el índice general ha sido ampliado de doce a veinticuatro páginas, lo cual facilita mucho localizar los pasajes deseados.
“En el cuerpo del libro, la mejora más notable es la introducción de referencias históricas. En la antigua edición se daban setecientas referencias bíblicas, pero solamente en unos pocos casos se incluía alguna referencia histórica a las autoridades mencionadas o referidas. En la nueva edición el lector encontrará más de cuatrocientas referencias de ochenta y cuatro autores y autoridades.
“Cuando le presentamos a mi madre el pedido de algunos de los colportores, en el sentido de que en la nueva edición debían darse no solamente referencias bíblicas, sino también referencias de los historiadores citados, ella nos instruyó a buscar e insertar las referencias históricas. También nos instruyó para que verificáramos las referencias y corrigiésemos cualquier inexactitud que encontrásemos; y donde se hacían citas de pasajes que habían sido traducidos en forma diferente por distintos traductores, que usáramos la traducción que resultara más correcta y auténtica.
“La búsqueda de los diversos pasajes citados de historiadores ha sido una tarea ardua, y la verificación de los pasajes citados nos ha inducido a hacer algunos cambios en la fraseología del texto. Esto se nota especialmente en las citas de History of the Reformation [Historia de la Reforma], de J. Merle D'Aubigné. Se encontró que había seis o más traducciones al inglés, norteamericanas y británicas, que diferían mucho en su texto, aunque eran casi idénticas en pensamiento; y en la antigua edición de El conflicto de los siglos se habían usado tres de las mismas, de acuerdo con la claridad y la belleza del lenguaje. Pero descubrimos que solamente una de estas muchas traducciones había sido aprobada por el autor, y ésta es la que ha empleado la Sociedad Americana de Tratados en sus últimas ediciones. Por lo tanto, las citas de D'Aubigné en esta edición de El conflicto de los siglos se han citado de acuerdo con esta traducción aprobada.
“En unos pocos casos, se han usado algunas citas de historiadores, predicadores y escritores modernos en lugar de otros antiguos, porque tienen más fuerza o porque no hemos podido encontrar la procedencia de las anteriores. En cada lugar en que hubo un cambio semejante, mi madre ha examinado detenidamente la sustitución propuesta, y la ha aprobado.
“Hallaréis que se han hecho cambios de esta naturaleza en las pp. 273, 277, 306-308, 334-335, 387, 547, 580-581 [en inglés].
“Hay todavía algunos puntos o citas en el libro que hasta aquí nos ha sido imposible encontrar. Afortunadamente, se relacionan con asuntos acerca de los cuales no hay probabilidad de que haya seria discusión.
“En materia de ortografía, puntuación y mayúsculas, se han introducido cambios para darle a este libro un estilo uniforme y acorde con los otros volúmenes de esta serie.
“En ocho o diez lugares, se han cambiado referencias relativas a tiempo por el lapso que ha transcurrido desde que el libro fuera publicado por primera vez.
“En varios lugares, se han cambiado formas de expresión para evitar que se produjeran ofensas innecesarias. Un ejemplo de esto se encontrará en el cambio de la palabra ‘Romish’ [romano] por ‘Roman’ [romano] o ‘Roman Catholic’ [Católico Romano]. En dos lugares la frase ‘divinidad de Cristo’ se cambió por la de ‘deidad de Cristo. Y las palabras ‘tolerancia religiosa’ han sido cambiadas por las de ‘libertad religiosa’.
“Las declaraciones hechas en las páginas 285-287 [en inglés] con relación al proceder de la Asamblea [Nacional Francesa], en sus decretos blasfemos contra la religión y la Biblia, se han redactado de tal manera que muestren que dicha Asamblea hizo a un lado o trató de anular, y luego restauró, no solamente la Biblia sino también lo relacionado a Dios y a su culto.
“En la nueva edición, el surgimiento del papado en el año 538, y su caída en 1798, se los denomina como su ‘supremacía’ y ‘caída’, en lugar de ‘establecimiento’ y ‘abolición’, como en la edición antigua.
“En cada uno de estos lugares la autora ha considerado y aprobado la forma más exacta de expresión.
“En las páginas 50, 563, 564, 580-581 [en inglés], y en unos pocos lugares adicionales donde había declaraciones referentes al papado que los católicos discuten fuertemente, y que son difíciles de probar en fuentes históricas accesibles, las palabras usadas en la nueva edición han sido cambiadas, para que las declaraciones estén de acuerdo con la evidencia que pueda obtenerse fácilmente.
“Con respecto a estos pasajes y a otros similares, que pueden despertar controversias agudas y no provechosas, mi madre a menudo ha dicho: ‘Lo que he escrito con respecto a la arrogancia y a las pretensiones del papado es cierto. Muchas de las evidencias históricas relativas a estos hechos han sido destruidas a propósito; sin embargo, para que el libro sea del mayor beneficio para católicos y para otros, y para que puedan evitarse innecesarias controversias, es mejor que todos los párrafos relativos a declaraciones del papa y pretensiones del papado, se expresen en forma tan moderada que sea fácil y claro poder probarlas por las historias aceptadas que están al alcance de nuestros ministros y estudiantes".
“Si oís informes de que alguno de los trabajos hechos sobre esta última edición fue hecho en contra del deseo de mi madre o sin su conocimiento, podéis estar seguros de que tales informes son falsos, e indignos de alguna consideración”.
Se leyeron y compararon pasajes de la edición antigua y la nueva para ilustrar la declaración leída, tomándose estos pasajes de la carta del 24 de julio escrita por el que habla. Entonces el hermano White dijo:
Desde que se publicó esta nueva edición, mi madre ha expresado gran placer al reexaminar y leer todo el libro. Día tras día, cuando la visitaba por la mañana, ella hablaba de él, afirmando que le gustaba leer de nuevo el libro, y que estaba contenta de que la tarea que se había hecho, para que esta edición sea tan perfecta como fuera posible, se hubiera terminado mientras ella aún vivía y así podía dirigir lo que se hacía.
Mi madre nunca pretendió ser una autoridad en historia. Las cosas que ella ha escrito son descripciones de imágenes rápidas y otras representaciones que le fueron dadas con respecto a los hechos de estos hombres y a la influencia de estas acciones en la obra de Dios para la salvación de los hombres, con referencia al pasado, al presente y a la historia futura en su relación con esta obra. En la redacción de estas visiones ella ha hecho uso de buenas y claras declaraciones históricas para hacer comprensible al lector las cosas que estaba tratando de presentar. Cuando yo era apenas un muchacho, la oí que le leía a mi padre History of the Reformation [Historia de la Reforma] de D'Aubigné. Ella le leyó a él una gran parte, si no la totalidad de los cinco volúmenes. Leyó también otras historias de la Reforma. Esto la ayudó a localizar y describir muchos de los acontecimientos y movimientos que le fueron presentados en la visión. En cierta forma esto es parecido a la manera en que el estudio de la Biblia la ayuda a localizar y describir las muchas representaciones figuradas que le son dadas del desarrollo del gran conflicto entre la verdad y el error en nuestros días.
Mi madre nunca ha pretendido inspiración verbal (véase la Introducción a El conflicto de los siglos, pp. 7-10), y no encuentro que mi padre, o los pastores Bates, Andrews, Smith, o Waggoner, hayan hecho esa declaración. Si hubo inspiración verbal al escribir sus manuscritos, ¿por qué se tomaría la tarea de adicionar y adaptar? Es un hecho que mi madre a menudo toma uno de sus manuscritos, y lo revisa cuidadosamente, haciendo adiciones y desarrollando aun más algún pensamiento.
La primera edición de este libro se publicó en California en 1884. Cuando se imprimió Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], tomo 3, hubo algunos asuntos que no fueron incluidos. Una porción de
este material fue impresa en forma de folleto y puesto en circulación; y se esperaba que mi madre procediera inmediatamente a aumentar este material y a publicarlo en forma del tomo 4. Antes de la muerte de mi padre él había anunciado el tomo 4 del libro Spirit of Prophecy.
Cuando mi madre preparó el tomo 4, tanto ella como los que habían de trabajar en su publicación tenían en mente el cumplimiento del plan de mi padre. También creíamos que se había escrito para el pueblo adventista de los Estados Unidos. Por lo tanto, el texto fue reducido con mucha dificultad, de manera que este volumen apareciera aproximadamente del mismo tamaño que los otros tomos de la serie.
Más adelante cuando se halló que el libro podía venderse a todo el pueblo, los editores tomaron las planchas y prepararon una edición en papel de mayor tamaño. Se insertaron ilustraciones, y se hizo el experimento de vender el libro a $ 1,50 (dólar).
En 1885 mi madre y yo fuimos enviados a Europa, y allí surgió la inquietud de traducirlo a los idiomas alemán, francés, danés y sueco. Cuando mi madre consideraba esta propuesta, decidió hacer algunas adiciones al texto.
El contacto que tuvo mi madre con el pueblo de Europa trajo a su mente detalles de cosas que había visto y que le habían sido presentadas en visión durante los años anteriores, algunos de los cuales le fueron mostrados dos o tres veces, y otras escenas, mayor cantidad de veces. El que ella pudiera ver lugares históricos y su contacto con las personas refrescó su memoria con respecto a estas cosas, y por lo tanto deseó añadir mucho material al libro. Esto se hizo, y se prepararon los manuscritos para la traducción.
Después de nuestro regreso a los Estados Unidos, se hizo otra nueva edición muy ampliada. En dicha edición no se incluyeron algunos de los puntos presentados en la primera edición inglesa. La razón de estos cambios se halla en el hecho de que la nueva edición tenía el propósito de ser mundialmente distribuida.
En su ministerio público mi madre demostró capacidad para seleccionar el material del almacén de la verdad y presentar el que fuera adecuado a las necesidades de las congregaciones que estaban delante de ella; y siempre pensó que, en la selección del material para la publicación de sus libros, debía mostrarse el mejor criterio al escoger lo que fuera más adecuado a las necesidades de los que los leyeran.
Por lo tanto, cuando se presentó la nueva edición de El conflicto de los siglos en 1888, no se incluyeron aproximadamente 20 páginas de material en cierto lugar cuatro o cinco que resultaron muy instructivas para los adventistas de los Estados Unidos, pero que no eran apropiadas para lectores de otras partes del mundo.
Una gran parte de la investigación hecha para encontrar las declaraciones históricas usadas en las nuevas ediciones norteamericanas y europeas de El conflicto de los siglos, se hizo en Basilea, donde teníamos acceso a la gran biblioteca del pastor Andrews, y donde los traductores tenían acceso a las bibliotecas de las universidades.
Cuando empezamos con la tarea de revisar este material con el propósito de dar las referencias históricas, hubo ciertas citas que no pudimos encontrar. En algunos casos se encontraron otras declaraciones que hacían claro el mismo punto en otros historiadores. Estas se hallaban en libros accesibles en muchas bibliotecas públicas. Cuando le llamamos la atención a mi madre a citas que no podíamos encontrar, y le mostramos que había otros párrafos que hallamos, que presentaban el mismo pensamiento, ella decía: “Usen el material del cual pueda darse una referencia, de manera que el lector de los libros, si desea hacerlo, pueda ir a la fuente y hallarlo”. De esa manera algunos datos históricos han sido sustituidos.
Ahora bien, con respecto a la declaración de que algunas personas en Washington, u hombres de la Junta de la Asociación General, han estado haciendo esto o lo otro, correcto o incorrecto, en relación con este libro, es importante que tengáis una declaración clara de los hechos sobre este asunto.
Nuestros hermanos de Washington y de Mountain View han hecho solamente lo que les hemos pedido que hicieran. Como se declaró al comienzo, pedimos consejo a los hombres del Departamento de Publicaciones, a los agentes de colportaje del Estado y a miembros de las comisiones de publicaciones, no solamente de Washington sino también de California, y les he pedido que tengan la bondad de llamarnos la atención a cualquier pasaje que necesitara ser considerado en relación con la recomposición del libro.
Cuando se señaló el hecho de que algunas de las referencias históricas eran puestas en tela de juicio y desafiadas, les pedimos que nos dieran una declaración escrita que nos ayudara en nuestra investigación. Hicieron lo que les hemos pedido y nada más. Todas las decisiones en cuanto a lo que debía cambiarse, y a lo que debía imprimirse, palabra por palabra, de la antigua edición, fueron hechas en la oficina de mi madre, por personas empleadas por ella y que trabajaban bajo su dirección. Por lo tanto, no hay motivo para que alguno diga una palabra en contra de los hombres de la Junta de la Asociación General o de los escritores de Washington, o contra el libro, por algo que hubiera sido hecho por los hermanos de Washington o de cualquier otra parte en relación con este libro.
Estamos muy agradecidos a nuestros hermanos de Washington, y a muchos otros, por los laboriosos y fieles trabajos que han hecho en forma bondadosa para señalar los pasajes que se prestaran a discusión por católicos u otros críticos. También estábamos profundamente agradecidos a nuestros hermanos de Inglaterra y del continente, así como a los hermanos de Boston, Nueva York y Chicago, por ayudarnos a encontrar en las grandes bibliotecas, y a verificar, las citas que eran difíciles de localizar. Ellos han hecho este trabajo por pedido nuestro, y para ayudarnos en lo que nosotros pensábamos que debía hacerse. El uso hecho de los resultados de esta investigación, se ve en las referencias históricas que figuran al pie de la página y en el Apéndice.
El Apéndice del libro anterior, como recordaréis, era en parte explicativo, en parte argumentativo, y en parte apologético; pero no nos pareció que tales notas seguían siendo necesarias, y las 31 notas de la nueva edición son mayormente documentación de declaraciones históricas que muestran lo correcto de lo que se dice en el libro. Dejamos aquello que sería de valor para el lector estudioso, a fin de que tuviera estas referencias para las declaraciones de historiadores bien conocidos”. –W. C. White, 24 de julio, 1911.
Copia de una carta escrita por el pastor W. C. White
(Escrita desde el Sanatorio, California, 25 de julio de 1911, a los miembros de la Comisión de Publicaciones.)
Queridos hermanos: En la carta que incluyo, escrita a nuestros agentes misioneros del Estado, he hecho una breve declaración en cuanto a cambios que aparecen en la nueva edición de El conflicto de los siglos.
Un estudio de estos cambios podría hacer surgir la siguiente pregunta: “¿Tiene la Hna. White la autoridad y el derecho de hacer cambios en los escritos que ella ha publicado, tanto sea añadiendo u omitiendo, o haciendo cambios de cualquier naturaleza en la forma de expresión, la manera de describir, o el diseño de la argumentación?”
La simple explicación de algunos hechos relativos a la redacción de sus libros, y a la ampliación y el desarrollo de la historia del gran conflicto entre Cristo y Satanás, puede por sí misma constituir una respuesta a esta pregunta.
Generalmente se admite que en los discursos de la hermana White, presentados al público, ella hace uso de gran libertad y sabiduría en la selección de pruebas e ilustraciones, para hacer que las verdades reveladas en su visión resulten claras y evidentes en su presentación. También, el hecho de que seleccione hechos y argumentos que se adapten al auditorio a quien se dirige. Esto es esencial para lograr los mejores resultados con su discurso.
Y ella siempre ha creído y enseñado que era su deber usar la misma sabiduría que emplea en la selección de material para sus discursos, cuando elige y prepara material para sus libros.
Cuando mi madre estaba escribiendo El conflicto de los siglos, tomo 4, de 1882-1884, fue instruida con respecto al plan general del libro. Se le reveló que debía presentar un bosquejo del conflicto entre Cristo y Satanás como se desarrolló en los primeros siglos de la era cristiana, y en la gran Reforma del siglo XVI, de tal manera que preparara la mente del lector para que comprendiese claramente el conflicto que se desarrolla en la actualidad.
Mientras mi madre estaba escribiendo este libro, muchas de las escenas le eran presentadas una y otra vez en forma repetida en visiones nocturnas. La visión de la liberación del pueblo de Dios, como se presenta en el capítulo 40, se le repitió tres veces; y en dos ocasiones, una vez en su casa en Healdsburg, [California] y una vez en el Sanatorio de Santa Elena, los miembros de su familia, que dormían en piezas vecinas, fueron despertados de su sueño por su clamor claro y musical: "¡Helos aquí! ¡Helos aquí!" (Véase El conflicto de los siglos, p. 694).
Varias veces pensamos que el manuscrito del libro estaba ya listo para que trabajara el impresor, y entonces una visión de algún detalle importante del conflicto le era repetido, y mi madre solía escribir de nuevo sobre el tema, presentando la descripción en forma más completa y clara. Así, la publicación se demoró, y el libro aumentó en tamaño.
Mi madre consideró este nuevo libro como una ampliación del tema que anteriormente se había publicado bajo el título de Spiritual Gifts [Dones espirituales], tomo 1 (1858), y que ahora se encuentra en Primeros escritos, pp. 210-295.
Y a pesar de la instrucción divina con respecto al diseño del libro, que lo ha hecho tan útil para el público en general, mi madre creía que estaba dirigido mayormente al pueblo adventista de los Estados Unidos. Posteriormente, al prepararlo para una difusión más amplia, ella omitió unas pocas partes que habían aparecido en una edición anterior. Se pueden encontrar ejemplos de esto en el capítulo titulado "Las asechanzas del enemigo", páginas 518-530 [en inglés] (El conflicto de los siglos, pp. 572-585). Presentaremos la historia de este capítulo.
En el libro Spiritual Gifts, volumen I, publicado en 1858, y que ahora constituye la última parte del libro Primeros escritos, hay 42 artículos. El número 32, titulado “La codicia”, tiene cuatro párrafos que abarcan tres páginas en el último libro, y que tratan principalmente los siguientes temas:
Satanás entrena a sus ángeles para que asechen al pueblo adventista.
Les dice que mantengan a la iglesia adormecida.
Los odiados observadores del sábado están sacando a la luz los temas de Satanás.
Satanás procura que los poseedores de tierras y dinero se consuman con cuidados.
Los induce a amar e idolatrar al mundo.
También procura que estas personas mantengan todos los recursos posibles dentro de sus filas [de las de Satanás].
Busca perturba las reuniones de los hijos de Dios y causar confusión.
Quiere destruir el amor de unos por otros.
Intenta desalentar y desanimar a sus ministros.
Procura que se coloque en ellos una disposición rencorosa que los lleve a dar con moderación.
Satanás conduce a todos a que sean indulgentes con sus vicios habituales.
Se regocija por la locura de aquellos que caen en sus lazos.
La experiencia de Judas es un ejemplo.
Cristo es deshonrado por medio de los actos de los cristianos.
Dios no se complace con el egoísmo.
Cada oportunidad debiera ser aprovechada para que se haga el bien unos a otros.
En este artículo, diez de los dieciséis temas mencionados se tratan en los primeros párrafos de 37 líneas.
En la edición de El conflicto de los siglos de 1884, volumen IV, este mismo tema, o parte de él, se trata bajo el encabezado “Las asechanzas del enemigo”, y abarca catorce páginas.
Los dos primeros temas se tratan en el primer párrafo de diez líneas. El tercer tema, relacionado con los observadores del sábado que sacan a luz temas de Satanás y su odio por ellos, se extiende para ocupar cinco párrafos.
Los temas 4 al 6 se aumentan a tres párrafos que ocupan toda una página.
El séptimo tema, en relación con los esfuerzos de Satanás para producir distracción en las reuniones del pueblo de Dios, se aumenta ocupando cuatro párrafos que abarcan casi dos páginas.
El tema 8 ocupa casi una página.
Luego se incluyen nuevos temas que tratan mayormente con doctrinas falsas que Satanás trata de introducir entre el pueblo de Dios. Esto ocupa unas ocho páginas hasta el final del capítulo.
El tratamiento que se le da a este capítulo, en el cual mi madre amplia los temas que se tratan brevemente en sus escritos anteriores, es una ilustración de la forma en que ella trata muchos de los temas que se le revelan en visión.
En sus primeras visiones, las vidas de los patriarcas, la misión y las enseñanzas de Cristo y sus discípulos, y cómo se desarrolló el conflicto en la iglesia de Cristo, desde su ascensión hasta nuestros días, le fueron presentados al principio en forma de bosquejo, y fueron redactados en artículos breves y abarcantes como los hallamos en Primeros escritos.
En años posteriores, un grupo de temas tras otro se le mostró en visión reiteradamente, y la revelación traía cada vez en forma más clara los detalles de todo el tema o de algunos de sus aspectos.
Consecuentemente mi madre escribió y publicó sus visiones del gran conflicto varias veces, y cada vez en forma más completa.
Lo que se publicó con respecto a la caída de Satanás, la caída del hombre, y el plan de salvación, en Primeros escritos, ocupó ocho páginas. Los mismos temas, que se publicaron en Patriarcas y profetas, ocuparon treinta páginas y de mayor tamaño.
Lo que se publicó en 1858 sobre la vida de Cristo, según se encuentra en Primeros escritos, ocupó 40 páginas. Lo mismo, según aparece publicado en 1878, ocupó más de 600 páginas de Spirit of Prophecy, tomos 2 y 3. Y como aparece ahora publicado en El Deseado de todas las gentes y en Palabras de vida del gran Maestro, ocupa más de mil páginas.
En El conflicto de los siglos, tomo 4, publicado en 1885, en el capítulo “Las asechanzas del enemigo”, hay tres páginas o más de material que no se usaron en las ediciones posteriores, las cuales se prepararon para ser vendidas por nuestros colportores al público en general. Es una lectura de las más excelentes e interesantes para los observadores del sábado, pues señala la obra que Satanás hará en persuadir a los ministros populares y a los miembros de iglesias para que consideren al domingo como día de reposo, y para que persigan a los observadores del sábado. [En forma concurrente se halla también en Testimonios para los ministros, pp. 480-483, edic. 1961; 472-475, edic. 1977.]
No se incluyó porque fuera menos verdadero en 1888 que en 1885, sino porque mi madre pensó que no era sabio decir estas cosas al público en general, a quien el libro sería vendido en los años futuros.
Con referencia a esto, y a otros pasajes de sus escritos que han sido admitidos en ediciones posteriores, a menudo ella dijo: “Estas declaraciones son verdad, y son útiles para nuestro pueblo; pero para el público en general, para quienes este libro se está ahora preparando, están fuera de lugar. Cristo dijo a sus discípulos: ‘Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar’. Y Cristo enseñó a sus discípulos a ser ‘prudentes como serpientes y sencillos como palomas’. Por lo tanto, como es más probable que más almas sean ganadas para Cristo mediante este libro sin este pasaje que con él, que sea omitido".
Con respecto a cambios en formas de expresión, mi madre ha dicho a menudo: “Las verdades esenciales deben ser presentadas claramente; pero hasta donde sea posible deben ser dichas con lenguaje que gane, más bien que con lenguaje ofensivo”.
Con respecto a pasajes que pueden despertar controversias agudas y no provechosas, mi madre ha dicho: “Todo lo que se dice en El conflicto de los siglos con respecto a la arrogancia y a las pretensiones del papado es cierto. Muchas de las evidencias históricas relativas a estos hechos han sido destruidas a propósito; sin embargo, para que el libro sea del mayor beneficio para católicos y para otros, y para que puedan evitarse innecesarias controversias, es mejor que todos los párrafos relativos a declaraciones del papa y pretensiones del papado, se expresen en forma tan moderada que sea fácil y claro poder probarlas por las historias aceptadas que están al alcance de nuestros ministros y estudiantes".
En armonía con esto, mi madre ha aprobado plenamente cada uno de los siguientes cambios:
Página 50. Edición antigua: “Aun más, el papa se arrogaba los mismos títulos de la Deidad. Se declara a sí mismo ‘Señor Dios el Papa’, asume infalibilidad y demanda que todos los hombres le rindan homenaje. Y así, la misma pretensión que sostuvo Satanás cuando tentó a Cristo en el desierto, la sostiene aún por medio de la iglesia de Roma, y muchos son los que están dispuestos a rendirle homenaje”.
La nueva edición: “Aun más, al papa se le han dado los títulos propios de la divinidad. Se le ha titulado ‘Señor Dios el Papa’ (véase el Apéndice), y se le ha declarado infalible. Exige que todos los hombres le rindan homenaje. La misma pretensión que sostuvo Satanás cuando tentó a Cristo en el desierto, la sostiene aún por medio de la iglesia de Roma, y muchos son los que están dispuestos a rendirle homenaje”.
(Al término de este pasaje en la nueva edición, que dice “Señor Dios el Papa”, se hace referencia al pie de la página para que el lector vaya a una nota en el Apéndice, en la que podrá ver cómo encontrar estas mismas palabras en el original en Latín en una glosa autorizada de la ley canónica romana.)
Página 234 (en relación a los judíos) edición antigua: “Libres de todo lazo terrenal y de todo interés humano”, etcétera.
La nueva edición: “Libres de lazo terrenal y de todo interés humano”, etcétera.
Página 235. Edición antigua: “Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban propósitos criminales y mortíferos”.
Nueva edición: “Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban a menudo propósitos criminales y mortíferos”.
Página 567. Edición antigua: “El hecho de que la iglesia asevere tener el derecho de perdonar pecados conduce a los romanistas a sentirse libres para pecar”, etcétera.
Nueva edición: “El hecho de que la iglesia asevere tener el derecho de perdonar pecados induce a los romanistas a sentirse libres para pecar”, etcétera.
Página 266. Edición antigua: “Los 1260 años de la supremacía papal comenzaron en el año 538 de J. C. y por lo tanto terminarían en 1798”.
Nueva edición: “Los 1260 años del dominio temporal del papa comenzaron en el año 538 de J. C. y debían terminar en 1798”.
Página 439. Antigua edición: “Este período, como fue indicado en capítulos anteriores, empezó con la supremacía del papado, en el año 538 de J. C., y terminó en 1798. En ese momento, cuando el papado fue abolido y el papa fue hecho prisionero por el ejército francés, el poder papal recibió su golpe mortal y quedó cumplida la predicción: ‘Si alguno lleva en cautiverio, al cautiverio irá’”.
Nueva edición: “Este período, como fue indicado en capítulos anteriores, empezó con la supremacía del papado, en el año 538 de J. C., y terminó en 1798. Entonces, el papa fue hecho prisionero por el ejército francés, el poder papal recibió su golpe mortal y quedó cumplida la predicción: ‘Si alguno lleva en cautiverio, al cautiverio irá’”.
Página 579. Edición antigua: “La herida mortal que le fue ocasionada se refiere a la abolición del papado en 1798”.
Nueva edición: “La herida mortal que le fue ocasionada se refiere a la caída del papado en 1798”.
Páginas 580, 581. Edición antigua: “Poco saben los protestantes lo que hacen cuando se proponen aceptar la ayuda de Roma en la obra de exaltar el domingo. Mientras que se los lleva a realizar su propósito, se ayuda a Roma a reestablecer su poder, recuperar su supremacía perdida. Dejad que la historia testifique de sus esfuerzos arteros y persistentes para insinuarse en los asuntos de las naciones; y obtener un asidero, para extender sus propios objetivos, incluso a riesgo de la ruina de príncipes y del pueblo. El romanismo abiertamente reclama que el papa ‘puede pronunciar sentencias y juicios en contra de los derechos de las naciones, de la ley de Dios y del hombre’.
“Y téngase presente que Roma se jacta de no variar jamás. Los principios de Gregorio VII y de Inocencio III son aún los principios de la iglesia católica romana; y si sólo tuviese el poder, los pondría en vigor con tanta fuerza hoy como en siglos pasados. Establézcase en los Estados Unidos el principio de que la iglesia puede emplear o dirigir el poder del estado; que las leyes civiles pueden hacer obligatorias las observancias religiosas; y el triunfo de Roma quedará asegurado en este país”.
Nueva edición: “La historia prueba lo astuta y persistente que es en sus esfuerzos por inmiscuirse en los asuntos de las naciones, y para favorecer sus propios fines, aun a costa de la ruina de príncipes y pueblos, una vez que logró entrar. En el año 1204, el papa Inocencio III arrancó de Pedro II, rey de Aragón, este juramento extraordinario: ‘Yo, Pedro, rey de los aragoneses, declaro y prometo ser siempre fiel y obediente a mi señor, el papa Inocencio, a sus sucesores católicos y a la iglesia romana, y conservar mi reino en su obediencia, defendiendo la religión católica y persiguiendo la perversidad herética’. Esto está en armonía con las pretensiones del pontífice romano con referencia al poder, de que ‘él tiene derecho de deponer emperadores’ y de que ‘puede desligar a los súbditos de la lealtad debida a gobernantes perversos’.
Y téngase presente que Roma se jacta de no variar jamás. Los principios de Gregorio VII y de Inocencio III son aún los principios de la iglesia católica romana; y si sólo tuviese el poder, los pondría en vigor con tanta fuerza hoy como en siglos pasados. Poco saben los protestantes lo que están haciendo al proponerse aceptar la ayuda de Roma en la tarea de exaltar el domingo. Mientras ellos tratan de realizar su propósito, Roma tiene su mira puesta en el restablecimiento de su poder, y tiende a recuperar su supremacía perdida. Establézcase en los Estados Unidos el principio de que la iglesia puede emplear o dirigir el poder del estado; que las leyes civiles pueden hacer obligatorias las observancias religiosas; en una palabra, que la autoridad de la iglesia con la del estado debe dominar las conciencias, y el triunfo de Roma quedará asegurado en este país”. –Carta de W. C. White, 25 de julio de 1911.
Una declaración de Elena G. de White respecto de la edición de El conflicto de los siglos de 1911
Hace pocos días recibí un ejemplar de la nueva edición del libro El conflicto de los siglos, recientemente impreso en Mountain View, y también un ejemplar similar impreso en Washington. El libro me agrada. He pasado muchas horas revisando sus páginas, y veo que las casas editoras han hecho un buen trabajo.
Aprecio el libro El conflicto de los siglos más que la plata y el oro, y deseo grandemente que llegue a poder del pueblo. Mientras escribía el manuscrito de El conflicto de los siglos, a menudo era consciente de la presencia de ángeles de Dios. Y muchas veces las escenas acerca de las cuales estaba escribiendo me eran presentadas de nuevo en visiones nocturnas, de manera que resultaban frescas y vívidas en mi mente.
Recientemente fue necesario que este libro fuera recompuesto, porque las planchas de electrotipo estaban muy gastadas. Me ha costado mucho que esto se hiciera, pero no me quejo, porque cualquiera sea el costo, aprecio esta nueva edición con gran satisfacción.
Ayer leí lo que W. C. White escribió recientemente a los agentes de colportaje y a los hombres responsables de nuestras casas editoras con respecto a esta última edición de El conflicto de los siglos, y creo que él ha presentado el asunto en forma correcta y bien.
Cuando supe que El conflicto de los siglos debía ser recompuesto, determiné que examinaríamos muy detenidamente todas las cosas, para ver si las verdades contenidas estaban presentadas de la mejor manera, para convencer a aquellos que no son de nuestra fe acerca de que el Señor me ha guiado y sostenido en la tarea de escribir sus páginas.
Como resultado del examen que hicieron de él nuestros ayudantes más experimentados, se han propuesto algunos cambios de palabras. He examinado cuidadosamente estos cambios, y los he aprobado. Estoy agradecida de que todavía vivo y tengo la fuerza y la claridad mental para ésta y para otras obras de carácter literario.
Mientras preparaba el libro Los hechos de los apóstoles, el Señor ha mantenido mi mente en perfecta paz. Este libro estará pronto listo para su impresión. Cuando este libro esté listo para ser publicado, si el Señor ve conveniente permitirme que descanse, diré amén, y amén. Si el Señor me alarga la vida, continuaré escribiendo y dando mi testimonio en la congregación del pueblo en la medida en que el Señor me dé fuerza y me guíe.
Hay ahora una gran obra por hacer para la salvación de las almas en nuestro país. Debe haber un despertar general por parte de nuestro pueblo, y hacerse esfuerzos renovados para llevar la luz de la verdad presente ante el mundo. En las ciudades, pueblos y poblados, de toda forma posible, hagan que la luz brille. Se necesitan misioneros en todas partes, y cientos de obreros de nuestras filas deben llevar adelante la luz de la verdad a aquellos que no la conocen. Los mensajeros de la verdad deben ser despertados plenamente. El
Señor les dice, “Dejen que la luz avance en advertencias y en abrir el camino y al explicar las Escrituras al pueblo”.
Día a día se nos abren oportunidades de oro para que nuestras publicaciones avancen como mensajeros silenciosos de la verdad. Que hombres y mujeres sean seleccionados para la obra del colportaje –no de los elementos inestables y descuidados, sino de aquellos que llevan la carga por la difusión del conocimiento de la verdad. En este tiempo se necesitan una visión entusiasta y habilidades consagradas. No hagan que éstos sientan que deben trabajar duro para obtener permiso para predicar. El Señor está llamando a obreros eficientes en muchas de las líneas de servicio. Si hay una labor más importante que otra, es la de poner ante el pueblo las publicaciones que les explicarán la Palabra de Dios.
Los padres deben tener en cuenta que sus hijos son constantemente asechados por la tentación. Recibirán fuerza para resistir la tentación si estudian con profundo interés de corazón los libros que contienen la luz de la verdad para este tiempo. Padres, no alienten a sus hijos a que lean la literatura que nos los ayudará espiritualmente. No los alienten a leer la historia de la vida de Cristo en forma de novela. Necesitamos que se haga una preparación sólida y decidida para el gran día de Dios.
Dios llama a que se haga obra misionera en nuestros hogares. Años han pasado a la eternidad sin que se haga la obra de la conversión que se podría haber realizado en nuestras familias. Muchos de nuestros jóvenes no están siendo entrenados para la obra que se necesita hacer. Deben dejar que la luz de la verdad brille continuamente en sus vidas. –Carta 56, 1911. (A F. M. Wilcox, 25 de julio de 1911, desde el Sanatorio, California)”.
Patrimonio de Elena G. de White
Washington, D. C.
Marzo de 1962. Mecanografiado nuevamente: Marzo de 1989.
CÓMO SE ESCRIBIERON LOS LIBROS DE ELENA DE WHITE
SERMONES DIRIGIDOS A LOS PROFESORES Y ESTUDIANTES EN LA ESCUELA BÍBLICA AVANZADA DE 1935, ANGWIN, CALIFORNIA
Por W. C. White
Parte I – 18 de junio, 1935
Tengo en mi mano izquierda un pequeño libro de 219 páginas. En este pequeño volumen se encuentra un breve resumen de “La gran controversia entre Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles”. Éste fue el primer intento de Elena G. de White por describir este conflicto como ocurrió en las vidas de los patriarcas, la vida de Cristo y sus apóstoles, y los héroes de la iglesia cristiana, así como también su desarrollo en los momentos finales de dicho conflicto. Este libro salió en 1858, unos setenta y siete años atrás.
En mi mano derecha, tengo cuatro grandes volúmenes, que cubren el mismo tema, y con la mayor parte de la historia mucho más ampliada. El título de tapa de esta serie es “Spirit of Prophecy” [Espíritu de Profecía]. El título interior es “La gran controversia entre Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles”. El primer volumen se imprimió en 1870, el segundo en 1877, el tercero en 1878 y el cuarto en 1884. Había 1750 páginas en estos cuatro volúmenes.
En el púlpito, ante mí, está la tercera serie y la última que contiene la última y más completa descripción de las revelaciones que se le dieron a Elena G. de White respecto a este extraordinario conflicto. Los cinco volúmenes de “La serie del Conflicto de los Siglos”, con El camino a Cristo, Palabras de vida del gran Maestro, y El discurso maestro de Jesucristo abarcan casi 4500 páginas.
Muchos que han leído estos libros y han encontrado en ellos instrucción oportuna y ayuda en su experiencia cristiana, desean conocer lo que podamos decirles acerca de la forma en que se escribieron. Primero debemos describir las características mecánicas del trabajo, y después hablar de su carácter espiritual.
El segundo volumen de Spiritual Gifts [Dones espirituales] fue publicado en 1860. Era una reseña biográfica de su Christian Experience, Views and Labors in Connection With the Rise and Progress of the Third Angel’s Message [Experiencia cristiana, visiones y trabajos en relación con el surgimiento y el progreso del mensaje del tercer ángel].
Después de la publicación del segundo volumen, escribió veintiún capítulos sobre la historia del Antiguo Testamento desde la creación al Éxodo y la entrega de la Ley de Dios en el Sinaí. Éstos se publicaron en el tercer volumen. También escribió dieciséis capítulos en 120 páginas sobre las experiencias de los israelitas desde el Sinaí hasta David y Salomón. Éstos, junto con un artículo sobre salud y una reimpresión de los Testimonios 1 al 10, formaron parte del cuarto volumen de Spiritual Gifts [Dones espirituales]. La mayoría de los escritos se prepararon en 1865 antes de hacer el viaje hacia el este que ocupó los últimos cinco meses del año. Los dos volúmenes se imprimieron en 1864.
En relación con la historia de la escritura y publicación de los primeros libros de Elena G. de White, es nuestra intención relacionar los incidentes conectados con su producción en forma bastante completa en nuestra serie de artículos que aparecerán en la Review. Por tanto, en lo que presentamos a ustedes hoy, comenzaremos desde el momento cuando mi memoria registra el trabajo.
La mayor parte de la escritura de estos cuatro libros [Spiritual Gifts, vols. I-IV] se realizó en Battle Creek en una pequeña casa en la calle Wood, frente al final oeste de la calle Champion. La familia White ocupó esta casa desde 1857 hasta 1863. Al comienzo mi madre escribía en el cuarto para las visitas que estaba en la esquina noroeste de la planta baja, un cuarto de unos 3 por 3,60 metros, con una ventana hacia el norte. Posteriormente, cuando se le hicieron adiciones a la casa, escribía en el primer piso, en el cuarto que da hacia el este, que tenía dos ventanas hacia el este.
El cuarto más grande con sus dos ventanas, que daba paso a la luz del sol matinal, era una delicia para ella, de beneficio para su salud y una bendición para su trabajo. Allí podía estar sola, y fuera del alcance de los ruidos del comedor y la cocina. Raramente usaba una mesa o escritorio común, más bien escribía sentada en una silla mecedora baja y pesada, con una tabla que tenía una bisagra para levantarla y usarla para apoyar el brazo derecho, y que servía como tabla de escritura.
Al regresar al hogar desde las oficinas de la Review and Herald, Jaime White recibía frecuentemente el saludo de su esposa con la siguiente declaración, “Jaime, quiero que oigas lo que he estado escribiendo”. Entonces, él descansaba sobre el sofá en la sala de estar, y mi madre le leía lo que había escrito durante la mañana. Nunca me olvidaré del gozo que compartían juntos a medida que ella producía, de tiempo en tiempo, instrucción preciosa para la iglesia, e interesantes artículos históricos en relación con capítulos importantes de la era de los patriarcas y de la era cristiana.
A veces, decía, “Jaime, aquí hay un artículo que debe ser impreso. Es un testimonio sobre la experiencia cristiana, y deseo que lo oigas y me ayudes a prepararlo para la imprenta”. Ella era una buena lectora, hablaba lento y claramente. Si su esposo hallaba debilidades en la composición, como tiempos de verbos mal usados, o falta de concordancia entre sujeto, sustantivo y verbo, sugería correcciones gramaticales. Ella incorporaba estas correcciones en su manuscrito y luego continuaba leyendo.
Recuerdo uno o dos años después, cuando estaba escribiendo sobre los primeros patriarcas, que el pastor J. N. Andrews estaba visitando nuestro hogar. Al terminar la cena, mi madre propuso leerles a él y a mi padre lo que había estado escribiendo. El pastor White y el pastor Andrews eran oyentes atentos y, un día después de que se les leyeran dos o tres capítulos, el pastor Andrews dijo, “hermana White, ¿ha leído usted alguna vez Paradise Lost [El paraíso perdido] de Milton?
“No”, respondió.
“¿Ha leído usted alguno de sus escritos?”
Nuevamente respondió, “no”.
Pocas semanas después, él trajo una copia de Paradise Lost [El paraíso perdido], y les leyó a mi padre y mi madre algunas descripciones que Milton hacía de las experiencias de Lucifer en su gran rebelión. Posteriormente, trajo una copia nueva que había comprado y se la dio a mi madre.
Ella se lo agradeció, y lo miró por unos pocos minutos sin abrirlo, lo puso sobre un estante alto del armario construido detrás de la cocina y bajo el soporte de la chimenea. Allí quedó el libro muchos días y varios años.
En vista de que uno de nuestros más amados profesores hizo una declaración descuidada en cuanto a que Paradise Lost [El paraíso perdido] de Milton era un libro favorito de la hermana White, y que lo leía a menudo, pienso que es importante dejar bien en claro, y agregar a lo dicho anteriormente, que nunca vi el poema de Milton en sus manos, y nunca la vi leyéndolo. Nunca oí que hiciera referencia al libro, excepto en una o dos ocasiones, cuando les declaraba a los visitantes lo que les he relatado, y decía que sentía que no debía estudiar lo que alguien había escrito en relación con la rebelión en el cielo hasta que hubiera terminado de escribir por completo lo que se le había revelado.
Prefería estar a solas cuando escribía, pero durante el invierno y la primavera de 1862 y 1863, mientras estaba escribiendo el tercer volumen de Spiritual Gifts [Dones espirituales] y cuidándome al mismo tiempo, se me permitió jugar silenciosamente en su cuarto. Recuerdo muy bien su escaso mobiliario. Su gran silla para escribir era la pieza más importante del mobiliario del cuarto. Había una cómoda vieja y pequeña, en la cual tenía sus escritos, algunas sillas comunes de respaldo recto, y una serie de estantes para libros en los cuales estaban su Biblia, la Concordancia, el Diccionario Bíblico y otros pocos libros.
Mi madre preparaba la mayoría de sus escritos por la mañana. A veces escribía antes del desayuno, y generalmente dedicaba la mayoría de la tarde a coser, tejer o trabajar en el jardín. A veces iba de compras.
Algunas veces, después que mi madre leía a su esposo un testimonio personal importante, surgía la pregunta, “¿Qué debemos hacer con esto? Ante todo, debe ser enviado a la persona para quien se dio el testimonio, y luego, en razón de que la instrucción que contiene serviría a muchos más, debe ser para ellos. ¿Cómo se los damos?” Mi madre decía, “Yo he hecho mi parte en escribir lo que Dios me ha revelado. Tú y tus asociados, que llevan la carga de la obra para todo nuestro pueblo, deben decidir qué uso debe dársele”.
En años posteriores, ella habló de este asesoramiento con sus hermanos, como sigue:
En los primeros días de esta causa, si algunos de los hermanos dirigentes se hallaban presentes cuando se recibían mensajes del Señor, consultábamos con ellos en cuanto a la mejor manera de presentar la instrucción delante de los hermanos. A veces se decidía que era mejor no leer ciertas porciones delante de una congregación. A veces, aquellos cuya conducta era reprochada pedían que los mensajes que hacían resaltar sus errores y peligros fueran leídos delante de otros para que ellos también se beneficiaran.- Mensajes selectos, tomo 1, p. 58.
En el otoño de 1863, el pastor Jaime White vendió su hogar en la calle Wood y compró una casa sin terminar en un terreno de más de una hectárea, en la esquina noreste de las calles Washington y Champion. Ocupó esta casa por varios años. Tenía cuartos grandes con buenos techos altos, y mi madre, que siempre sentía la necesidad de mucho aire fresco y luz solar, estaba tremendamente agradecida de que podía vivir y trabajar en un cuarto de 4,5 por 4,5 metros con un techo a una altura de más de tres metros.
A medida que los años pasaban, y se incrementaba el número de creyentes, se necesitaban más libros. Los hermanos pidieron que se reimprimieran los libros pequeños de Spiritual Gifts que habían aprendido a apreciar. Pero la hermana White no consintió en esto. Después de su publicación, había recibido más visiones en las cuales las escenas se repetían con más detalles. Algunas de las revelaciones adicionales se habían escrito y publicado en artículos en la Review y en Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], los números 11 al 16, y también en los capítulos que se usaron posteriormente en Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], los volúmenes 1, 2 y 3.
La forma en que se escribieron los libros de Elena G. de White se entenderá mejor si relatamos, con algunos detalles, la manera en que se llevó a cabo esta tarea con El conflicto de los siglos y El Deseado de todas las gentes.
El conflicto de los siglos
Cuando en 1878 se publicó el tercer volumen de Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía], Jaime y Elena White tenían la esperanza que publicarían el cuarto volumen al año siguiente. Pero el pedido de asistencia a las reuniones y la salud débil del pastor White, frustraron este plan.
No fue hasta el otoño de 1883, un año después de la muerte de mi padre, que comenzó la tarea de acomodar los capítulos ya escritos y completar los huecos con gran responsabilidad. Fue mi privilegio estar bastante con mi madre en su hogar de Healthburg y ser testigo de su emprendimiento. Al comienzo, su plan era resumir la historia de los hechos de los apóstoles desde donde había quedado en el tercer volumen. Pero fue instruida en visiones nocturnas a que adoptara el plan que ahora se ve en el libro El conflicto de los siglos.
Se le reveló de que debía presentar un bosquejo del conflicto entre Cristo y Satanás como se había desarrollado en los primeros siglos de la era cristiana y en la gran Reforma del siglo dieciséis, en tal forma que preparara la mente del lector para comprender claramente el conflicto como se desarrolla en nuestros días.
Mientras mi madre estaba escribiendo el libro, muchas de las escenas se le presentaban una y otra vez en visiones nocturnas. La visión de la liberación del pueblo de Dios, como aparece en el capítulo 40, se repitió tres veces; y en dos ocasiones, una en el hogar de Healdsburg, y una en el Sanatorio de Santa Helena. Miembros de su familia, que dormían en los cuartos cercanos, fueron despertados de su sueño por su grito claro y musical, “¡Helos aquí! ¡Helos aquí!” (Ver El conflicto de los siglos, p. 694).
Ahora podemos ver que la instrucción divina respecto al plan del libro, lo ha hecho útil para el público en general. No obstante, mi madre lo consideró, como a todos sus libros anteriores, un mensaje principalmente para la iglesia e incluyó algunos asuntos que eran especialmente útiles para los Adventistas del Séptimo Día.
Una explicación detallada de cómo se realizó el trabajo día a día, revive en mi memoria los pasos que se tuvieron en cuenta:
1. La postergación de los artículos relacionados con los hechos de los apóstoles que había intentado usar.
2. La reunión de los manuscritos que describían la destrucción de Jerusalén y la apostasía de la iglesia cristiana.
3. Estos asuntos los leería de sus manuscritos diariamente por dos o tres horas por vez, a mi o a la hermana Davis.
4. La lectura se interrumpía con comentarios en relación con la fuerza de la descripción, la extensión del capítulo, la aparición de repeticiones y la ausencia de algunas características de la historia.
5. Se le encargó a la hermana Davis la tarea de seleccionar la mejor presentación, en las partes donde había dos o tres manuscritos sobre el tema; también tenía la tarea de eliminar toda repetición innecesaria, y el arreglo de párrafos para que lograra que la presentación del tema estuviera conectado y con energía.
6. Mi madre asumió la carga de escribir las partes esenciales de la historia que todavía no se habían presentado. La meditación en oración a menudo hacía que recordara claramente las visiones que se le habían dado en los años anteriores.
Durante este tiempo, estuve varias semanas en Healdsburg viviendo en su hogar mientras trabajaba mitad del tiempo para el Colegio de Healdsburg, y mitad para mi madre. Por tanto, sé cómo se hizo el trabajo.
Después de dedicar las mañanas a escribir, mi madre se distendía por las tardes. Con su pareja de pequeños ponies negros, se recreaba en una salida por la campo.
Después de que la hermana Davis arreglaba un capítulo, se lo leía a la hermana White, que a menudo discernía que tenía algo más que agregar. También, cuando la hermana White había escrito una nueva sección, por lo general se la leía a la hermana Davis, e incluso a otros miembros de la familia que tuvieran tiempo para escuchar.
Dos veces al día la familia se reunía en la sala para adorar. Éstas eran ocasiones preciosas. A veces, durante el primer año de esta tarea, cuando el hermano y la hermana Lockwood fueron sus mayordomo y ama de llaves; junto con las hermana J. L. Ings, su fiel copista; Marian Davis, su secretaria; Addie y May Walling, sus sobrinas; y Edith Donaldson, una joven del internado, mi madre nos relataba alguna historia de sus primeras experiencias, y a todos nos gustaba. Posteriormente, a medida que se ocupó más en escribir, dejó de relatarnos historias.
La hermana White no era una escritora mecánica. Las profundas impresiones que causaba sobre el lector con porciones de sus obras publicadas, se deben mayormente a su propia intensidad de sentimientos mientras escribía.
Cada tanto hacía referencia al profundo sentimiento emocional mientras escribía los mensajes solemnes del cielo a un mundo que perece. Al pastor Smith le escribió lo siguiente en una carta del 19 de febrero de 1884:
Escribo de quince a veinte páginas por día. Son ahora las once, y ya he escrito catorce páginas a mano para el tomo 4...
Al escribir sobre mi libro, me siento intensamente conmovida. Quiero publicarlo cuanto antes, pues nuestro pueblo lo necesita mucho. Lo completaré el próximo mes si el Señor me da salud, como él lo ha hecho hasta ahora. Me ha sido imposible dormir por la noche, pensando en las cosas importantes que deberán ocurrir. Tres horas de sueño, y a veces cinco, es lo más que puedo tener. Mi mente está tan profundamente emocionada que no puedo descansar. Escribo, escribo, escribo, y siento que debo hacerlo y que no debo demorarme.
Grandes cosas están delante de nosotros, y queremos despertar al pueblo de su indiferencia para que se prepare para ese día. Cosas que son eternas se agolpan delante de mis ojos día y noche. Las cosas que son temporales se esfuman de mi vista.- Sin fecha, carta 7, 1884 (véase Mensajes selectos, tomo 3, pp. 123-124).
A menudo escribía sobre el tema que estaba trabajando. Y, a veces, había diferencia de opinión entre ella y los publicadores en relación con la cantidad del material que debería usarse. La hermana White se sentía más complacida cuando un tema se presentaba en la forma más completa, y los publicadores a menudo presionaban para que el asunto se abreviara o condensara, y así los libros no fueran tan extensos. Por esta razón, había ocasiones cuando, después de que se preparaban capítulos importantes y se los enviaba a la imprenta, ella recibía una nueva presentación del tema y tenía que escribir material adicional e insistir para que se lo incorporara. Esta experiencia se aplicó especialmente a El gran conflicto, volumen IV.
En el otoño de 1884, el libro estaba listo para su distribución. El precio se uniformó para toda la serie en un dólar por libro. En poco tiempo, se vio que el libro podía venderse a todo público, así que los publicadores tomaron las planchas originales e imprimieron una edición en mejor papel. Se incorporaron ilustraciones y se experimentó venderlo como un libro con una suscripción de un dólar con cincuenta centavos. Durante los primeros cuatro años, después de su publicación, se imprimieron y vendieron diez ediciones.
En 1885, mi madre y yo fuimos enviados a Europa, y allí surgió la cuestión respecto de la traducción de este libro maravilloso al alemán, francés, danés y sueco. Mientras mi madre consideraba la propuesta, decidió adicionarle material.
El contacto de mi madre con los europeos le hizo recordar varias cosas que se le habían presentado en visión durante los años anteriores, algunas de ellas dos o tres veces, y otras escenas muchas veces. Cuando visitó los lugares históricos y estuvo en contacto con la gente, su memoria se avivó y fue capaz de escribir más gráficamente en relación con muchas cosas, y por eso fue que decidió agregar más material al libro. Hizo esto, y los manuscritos se prepararon para traducir.
La mayoría de la investigación para las declaraciones históricas que se usaron en las nuevas ediciones europeas y americanas de El gran conflicto, se hicieron en Basel, donde pudimos tener acceso a la gran biblioteca del pastor Andrews, y donde los traductores tuvieron acceso a las bibliotecas universitarias.
Veinticinco años después, en 1911, cuando volvimos sobre el tema con el propósito de insertar referencias a las citas históricas, había algunas referencias que no pudimos localizar. En algunos casos encontramos que otros historiadores hacían referencias al mismo punto. Éstas estaban en libros que eran accesibles en muchas bibliotecas públicas. Cuando le comentamos esto a mi madre, dijo, “Usen aquellas de las que puedan hacer referencia, para que el lector del libro, si desea ir a la fuente y encontrarla, pueda hacerlo”.
Su interés por lo que vio en Europa, y la relación de esto con sus escritos, especialmente en relación con la Reforma, se expresa en una parte de su diario que escribió en Basel, el 15 de mayo de 1887:
Recién hemos regresado de visitar Zurich. Es una ciudad más hermosa que Basel. La parte antigua de la ciudad contiene muchos lugares históricos de interés. Visitamos la catedral… Este edificio fue levantado por Carlomagno. Reunimos muchos asuntos de interés que usaremos. Zwinglio predicó en esta iglesia en 1518…
Visitamos un edificio antiguo que había sido una iglesia donde predicó Zwinglio. Allí había una gran estatua de Zwinglio con la vestimenta de cuando él era capellán del ejército y fue muerto. Tenía su Biblia en una mano, y la otra descansaba sobre la espada. Tenía puesto un vestido o capa que le llegaba hasta los pies, que era usada por los clérigos de esos días. Este monumento está sobre su tumba. Ingresamos al edificio y encontramos que se usaba como biblioteca para libros antiguos en latín, griego y lenguas muertas. Vimos la verdadera Biblia que Zwinglio usó y cartas escritas por su propia mano.
Recién hemos estado escribiendo sobre los reformadores –Wicleff, Jerónimo, Juan Huss, Zwinglio y otros reformadores, así que estaba muy interesada en todo lo que vi.- Manuscrito 29, 1887.
En su ministerio público, mi madre siempre mostró una habilidad para seleccionar del almacén de la verdad, asuntos que se adaptaban bien a las necesidades de la congregación que tenía ante ella; y siempre pensaba que, en la selección del asunto para publicar en sus libros, se debía mostrar un criterio sano en la selección, que concordara mejor con las necesidades de aquellos que leerían el libro.
Por tanto, cuando salió la nueva edición de El gran conflicto en 1888, como era la intensión que circulara alrededor del mundo, se dejaron afuera unas veinte páginas de una cuestión –cuatro o cinco páginas en un lugar- que era de mucha instrucción para los adventistas en Estados Unidos, pero que no era apropiado para los lectores de otras partes del mundo. Un ejemplo de esto se puede encontrar en el capítulo titulado “Las asechanzas del enemigo”, páginas 572-585, en la edición de 1911.
El uso de escritos históricos
En sus escritos que tienen relación con los eventos de la historia antigua y moderna, y especialmente la historia de la gran reforma del siglo dieciséis, citó a varios historiadores. Éstas aparecían generalmente entre comillas, pero sin dar crédito en forma específica a los historiadores de donde habían sido obtenidas. Cuando los historiadores expresaban lo que ella deseaba presentar, pero en un lenguaje más extenso de lo que ella deseaba, parafraseaba la declaración, usando algunas palabras del libro y algunas propias. De esta forma fue capaz de presentar declaraciones fuertes y comprensibles en forma breve. En relación con este uso del material que ella copiaba de autores confiables, dijo:
Los grandes acontecimientos que marcaron los pasos de reforma que se dieron en siglos pasados, son hechos históricos harto conocidos y universalmente aceptados por el mundo protestante, que nadie puede negar. Esa historia la he presentado brevemente, de acuerdo con el fin y objeto de este libro y con la concisión que necesariamente debe observarse, condensando los hechos en forma compatible con una comprensión apropiada de su aplicación. En algunos casos cuando encontré que un historiador había reunido los hechos y los había presentado en forma breve, dando un punto de vista comprensible del tema, o agrupado los detalles en forma conveniente, se citaron sus palabras; pero excepto en unos pocas casos, no se ha dado un crédito en forma específica, pues no se tiene la intensión de citar a esos escritores como autoridades, sino porque sus palabras resumían adecuadamente el asunto. Y al narrar las experiencias y puntos de vistas de quienes llevaron adelante la obra de la reforma en nuestro propio tiempo, se ha hecho un uso similar en forma ocasional de las obras que han publicado.- Introducción al El conflicto de los siglos, p. 14 (impreso en 1888).
La Sra. White nunca pretendió ser una autoridad en los detalles de la historia. Nunca escribió para corregir a los historiadores. Nunca escribió sobre historia para entretener a sus lectores. Ella hacía referencia a un conocimiento de la historia como una ayuda para comprender, en forma apropiada, el gran conflicto que se estaba desarrollando en el cielo y en la tierra en relación con el destino eterno de la humanidad. Hacía referencia a los registros de los conflictos y las victorias de hombres en los siglos pasados, con la intensión de que sirvan para nuestra instrucción, ya que somos aquellos para quienes el fin del mundo ha llegado.
Reconoció que había diferencias de opinión entre los historiadores respecto a algunos eventos históricos, y no se sorprendió o perturbó cuando se le dijo que en algunas descripciones usó declaraciones de la pluma de algunos escritores que eran discutidas por otros historiadores.
Podría hacerse la pregunta, “¿Puede la descripción de las escenas y eventos copiados de otros escritores, encontrar un lugar apropiado en los escritos inspirados de un mensajero de Dios?”
Encontramos que los escritores de la Biblia, no sólo copiaron de crónicas históricas, sino que a veces usaron el mismo lenguaje de otros escritores bíblicos sin dar crédito. Y, de igual forma, si hoy en los escritos de alguien, que da abundante evidencia de ser un mensajero escogido por Dios, encontramos frase o declaraciones de otros escritores, ¿por qué debe ser una ocasión para cuestionarla más que lo que se cuestiona, por la misma circunstancia, a quienes escribieron en las Escrituras?
Cuando en los primeros tiempos, llegaban inquietudes a la Sra. White en relación a los pasajes en sus libros que ella había copiado de historiadores, se presentaban como situaciones que cuestionaban la autenticidad de sus declaraciones. En ese entonces la inquietud era: “¿Estos pasajes son los que se le mostraron en visión, o son los que aprendió con la lectura de los historiadores?”
Ella rechazó estas preguntas con pocas palabras, declarando que, lo que ella había presentado en sus libros, era una descripción de aquello que se le había presentado a ella en visión, y que la copia ocasional que ella hacía de los historiadores era un asunto de conveniencia más que de necesidad.
En años posteriores, cuando la Sra. White se enteró que algunos lectores de sus libros estaban perplejos pues no entendían si la copia que ella hacía de otros escritores era una infracción a los derechos de alguien, surgió la inquietud: “¿Alguien había sido perjudicado?” No hubo injusticia o daño alguno que se sepa. No obstante, ella dio instrucciones que en las futuras ediciones de su libro, El conflicto de los siglos, para que ninguno se ofendiera o tropezase con el hecho de que pasajes de los historiadores habían sido usados sin dar crédito, se realice un esfuerzo fiel por buscar aquellos pasajes que se habían copiado de los historiadores, y que no se habían puesto entre comillas, y que las comillas se insertaran donde debieran usarse. Se siguió concienzudamente esta instrucción.
Cómo se escribió El Deseado de todas las gentes
A lo largo de todos los años, fue el deseo de la hermana White tratar en forma completa en sus escritos la misión de Cristo, su ministerio, sus enseñanzas y su sacrificio por nosotros. Escribió mucho sobre esta fase del conflicto en la década de 1870, y fue publicado en los volúmenes 2 y 3 de Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía]. Pero esto no la satisfizo. Así que cuando la tarea con Patriarcas y profetas terminó y se llevó a la imprenta, retomó sus intenciones de preparar un tratado más extenso sobre la vida de Cristo. Por esta obra llevó una gran carga, y encontramos muchas referencias en sus cartas de sus anhelos de tener pronto listo el libro.
Cuando fue a Australia, fue su anhelo dedicar la mayor parte del tiempo a esta tarea. Durante los años 1892 y 1898 tuvo que dedicar un tiempo considerable a la preparación de capítulos para este libro.
Para preparar este libro sobre la vida de Cristo, así como para preparar otras publicaciones posteriores, ella no se sentó y escribió directamente el libro, capítulo tras capítulo, en el orden que se encuentran actualmente. Tenía a quienes había empleado como sus ayudantes, para que reunieran lo que ella había escrito sobre el tema durante los años anteriores. El material se encontraba en sus obras publicadas, en artículos que habían aparecido en periódicos, y en sus cartas y manuscritos.
Con este material en la mano, escribió muchos artículos adicionales, a medida que las experiencias de Cristo se abrían nuevamente ante ella. Entonces, cuando los pasajes, que contenían lo que ella había escrito en los años anteriores, se colocaban en su orden natural, ella trabaja con tesón para escribir las partes de la historia que hacían la conexión.
El total de sus escritos sobre la vida y las enseñanzas de nuestro Salvador era tan voluminoso, que no podía entrar en un solo libro. Y así El discurso maestro de Jesucristo, Palabras de vida del gran Maestro, y una porción del Ministerio de curación, se elaboraron con el material sobrante, que no pudo incluirse en el extenso libro sobre la vida de Cristo.
Podemos apreciar la intensidad con la cual la hermana White escribió mientras preparaba este libro maravilloso, en una carta escrita en 1892 y que fue dirigida al pastor Olsen, presidente de la Asociación General:
Ando con temblor delante de Dios. No sé cómo hablar ni cómo describir con la pluma el gran tema del sacrificio expiatorio. No sé cómo presentar los temas con el poder vivo con el cual los recibo. Tiemblo por temor a empequeñecer el gran plan de salvación al usar palabras ordinarias. Mi alma se inclina con pavor y reverencia delante de Dios y digo: "¿Para estas cosas, quién es suficiente?" (Carta 40, 1892).
Muchas cartas que fueron escritas por la hermana White durante estos años, expresan su desaliento por la presión de otras tareas, que hacían que el progreso con el libro fuera más lento. En 1894 escribió:
Ahora, después de estar en este país casi tres años, hay todavía mucho por hacer antes que el libro esté listo para publicar. Muchas ramas de trabajo han requerido mi atención. Estoy presionada más allá de toda medida con el trabajo de escribir testimonios, cuidar por los pobres y viajar con mi propio transporte, 12, 15 y 18 kilómetros para reunirme con las iglesias.
Presionada con estas cargas y cuidados, preparaba la mayoría de sus escritos cuando otros dormían. “Mi tiempo para escribir comienza, por lo general, a las tres de la mañana”, dice, “cuando todos en la casa están durmiendo. A menudo estoy despierta a las doce y media, la una o las dos” (Carta 114, 1896).
Durante una de esas mañanas, antes de retomar la escritura del libro, escribió lo siguiente en su diario:
Estaba despierta a las dos, y ofrecí mi oración a Dios en el nombre de Jesús. Mi fuerza física está debilitada; mi cabeza no está libre de dolor; me preocupa mi ojo izquierdo. Al escribir sobre la vida de Jesús, estoy profundamente ocupada. Me olvido de respirar como debiera. No puedo resistir la intensidad de sentimientos que me inundan cuando pienso en lo que Cristo sufrió en nuestro mundo. Fue un varón de dolores, familiarizado con el sufrimiento; fue traspasado por nuestras transgresiones; magullado por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados, si lo recibimos por fe como nuestro Salvador personal (Manuscrito 70, 1897).
Parte II – 27 de julio, 1935
La tarea de los asistentes literarios de la Sra. White
La declaración de que en la preparación de sus escritos para publicar, la Sra. White tuvo la ayuda de uno o más trabajadores eficientes que la ayudaron a reunir y a preparar el material, no quiere decir que los libros o artículos fueran en alguna parte el producto de sus plumas. De ninguna manera, no lo fueron.
Las cuestiones reveladas a la Sra. White en visión no fueron por lo general una narración palabra-por-palabra de los eventos con sus lecciones. Fueron generalmente destellos o grandes visiones panorámicas de varias escenas en la experiencia de hombres, a veces en el pasado, otras en el futuro, junto con la instrucción hablada en relación con estas experiencias. A veces, las acciones y conversaciones de los hombres en grupos, de iglesias, de asociaciones y de multitudes, se le revelaban con una clara percepción de sus propósitos, objetivos y motivos. A menudo se le daba instrucción verbal en relación con lo que le había sido revelado.
Cuando llegaba el momento de escribir estas revelaciones, la Sra. White se esforzaba por describir en el lenguaje humano lo que le había sido abierto a ella en estas visiones celestiales. Ninguna fuerza sobrenatural tomaba mecánicamente el control de su mano, y la guiaba en las palabras que escribía, y raramente eran dictadas, por el mensajero celestial que estaba a su lado, las palabras exactas que ella debía usar. La Sra. White habla, de la elección que hacía del lenguaje que usaba para describir sus visiones, de la siguiente manera:
Aunque dependo tanto del Espíritu del Señor para escribir mis visiones como para recibirlas, sin embargo las palabras que empleo para describir lo que he visto son mías, a menos que sean las que me habló un ángel, las que siempre incluyo entre comillas (The Review and Herald, 8 de octubre de 1867).
Ella siempre lamentó que su educación escolar hubiera sido tan breve, y que, por tanto, fuera limitado su conocimiento de las reglas técnicas para escribir. Recuerdo claramente cuando, en los primeros años de su obra en Battle Creek, Jaime White, al regresar a su hogar desde la oficina de la Review and Herald, se le pedía que escuchara lo que mi madre había escrito y que la ayudara a prepararlo para su publicación. Entonces, mientras ella le leía lo que había escrito, él hacía comentarios sobre el asunto, regocijándose en el poder del mensaje, e indicaba las debilidades en la composición y los errores gramaticales.
En relación con estas experiencias, hizo la siguiente declaración en 1906:
Mientras vivió mi esposo, actuó como ayudante y consejero en el envío de los mensajes que me eran dados. Viajábamos mucho. A veces se me daba luz durante la noche, a veces durante el día delante de grandes congregaciones. La instrucción que recibía en visión era fielmente redactada por mí cuando tenía tiempo y vigor para esa obra. Después examinábamos juntos el asunto. Mi esposo corregía los errores gramaticales y eliminaba repeticiones inútiles. Eso era cuidadosamente copiado para las personas a quienes iba dirigido, o para el impresor.- The Writing and Sending Out of the Testimonies to the Church, p. 4 (véase Mensajes selectos, tomo 1, p. 57).
A medida que el tiempo pasaba y la copia de testimonios individuales era numerosa, fue necesario emplear un copista. Como el pastor White no podía dedicar tiempo a la corrección de todos sus escritos, la tarea de realizar las correcciones gramaticales recaía a menudo sobre el copista. En los años siguientes, se emplearon muchos individuos como asistentes literarios que copiaron los testimonios, y prepararon artículos para los periódicos y capítulos para sus libros. Se elegían solamente cristianos concienzudos como asistentes literarios, y en su tarea se adherían estrictamente a la instrucción que se les daba en relación con la tarea que les tocaba.
Los secretarios sabían muy bien que sólo debían usarse los pensamientos de la Sra. White, y también sus propias palabras mientras fuera gramáticamente apropiado en la expresión de esos pensamientos. En ningún caso el copista o editor estaba autorizado para introducir pensamientos que no se encontraran en los manuscritos de la Sra. White. En los casos en que los párrafos y las oraciones perdían algo de su poder a causa de un arreglo inconveniente, se esperaba que los secretarios ubicaran las palabras correctamente. Se les instruyó también para que eliminaran lo que era sencillamente una repetición innecesaria. La Sra. White le daba una atención cuidadosa a estos arreglos y eliminaciones.
En relación con los borradores escritos por mano de Elena G. de White, sus secretarios literarios decían que había una diferencia marcada en cuanto a la perfección literaria. Generalmente, los manuscritos originales, escritos cuando ella estaba sin el cansancio de viajes o predicación, o llena de ansiedad en relación con las condiciones de la iglesia, eran hermosos, impactantes y elegantes en la expresión y con muy pocas imperfecciones gramaticales. Pero en algunos manuscritos que escribió cuando estaba perpleja por cuidados y cargas, y especialmente cuando trabajaba en forma muy apresurada, bajo la percepción de que debía completar rápidamente el manuscrito, había mucha repetición y construcciones gramaticales incorrectas. En esos momentos prestaba poca atención a las reglas de puntuación, mayúsculas y deletreo. Esperaba que estas cuestiones las corrigiera el copista.
Hubo un tiempo cuando algunos de los primeros manuscritos fueron a imprenta sin recibir primero la revisión cuidadosa que se mencionó en el párrafo anterior. Esto hizo que se necesitara realizar algunos cambios en las expresiones cuando se volvieron a publicar en 1863.
Los copistas y secretarios de Elena G. de White
Desde el mismo comienzo en que escribió testimonios a individuos, hizo dos copias, una se guardaba como registro de lo que ella había escrito, y otro se enviaba a la persona por causa de quien había llegado el mensaje. Como este trabajo era muy pesado, a veces enviaba el testimonio a quien correspondía pidiendo que al recibirlo hiciera una copia para sí mismo y le enviara de vuelta el original. Sin disposición porque se supiera lo que se le había mostrado a la hermana White, algunos rehusaban hacer una copia o devolverle lo que había escrito. Así se perdieron algunos testimonios. Y cuando, como a veces sucede, se hacían falsas acusaciones en relación con lo que había en el testimonio, ella no tenía una prueba escrita de lo que decía en realidad el testimonio.
En 1860, recibió algo de ayuda para copiar de su ama de llaves, Lucinda Abbey. En 1861, empleó a Adelia Patten para que fuera su copista y para que enseñara en el hogar a sus tres hijos.
En 1863, Adelina Howe, su cocinera, se hacía tiempo para hacer copias. En 1867 y 1868, Julia Burgués hizo muchas copias. En 1869 y 1870, después de regresar de Battle Creek desde Greenville, se emplearon como copistas a las señoritas Emma Sturges y Annie Hale para preparar la copia del volumen 1 de Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía].
En el otoño de 1872, mi madre visitó Colorado, y se relacionó con su sobrina, María Clough, y en 1874 y 1875, la señorita Clough la ayudó en la preparación de la copias para el segundo y el tercer volúmenes de Spirit of Prophecy. También acompañó al pastor White y su esposa en el trabajo para su reunión campestre y actuó como reportera para la prensa pública. Al hacerlo, fue la primera persona de publicidad que la denominación empleó en forma regular, y debe ser vista como la abuela de nuestra Agencia de Prensa.
Su educación escolar, su experiencia como reportera de periódico, la confianza que se ganó, y los halagos que recibió por su trabajo, la descalificaron para la obra delicada y sagrada de ser copista-editora de los artículos de la Review, de los capítulos para El conflicto de los siglos, y del cuarto volumen de Spirit of Prophecy. En una visión nocturna se le presentó a mi madre que ella y María estaban mirando los maravillosos acontecimientos en el cielo.
Lo que vio significó mucho para la hermana White, pero para María parecía no tener significado alguno. El ángel dijo, “Las cosas espirituales se disciernen espiritualmente”. Entonces ordenó a la hermana White que no empleara más a su sobrina como editora de sus libros. Instrucciones similares se le dieron en relación con Fannie Bolton en años posteriores.
Después de la muerte del pastor Jaime White, en 1881, la hermana White empleó a la hermana Marian Davis. Había sido por algunos años correctora de pruebas en las oficinas de la Review and Herald, y la hermana White recibió seguridad, mediante revelación, que la hermana Davis sería una seria, fiel y confiable ayudante.
Más tarde, se empleó a la hermana Eliza Burnham, y por un tiempo, cuando hubo mucho trabajo para hacer, se emplearon a la señora B. L. Whitney y la señorita Fannie Bolton en Battle Creek. La hermana Davis estaba con la hermana White en Europa entre 1886 y 1887, y fue también su ayudante principal en Australia, e incluso en “Elmshaven”, Santa Elena, desde 1900 a 1904. La última obra hecha por la hermana Davis, fue la selección y arreglo del material usado en El ministerio de curación.
La señorita Sara Peck fue una ayudante eficiente en Australia y en Santa Elena. Tuvo a su cargo la tarea de hacerse cargo de los asuntos para el volumen 6 de Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia].
Clarence C. Crisler fue un ayudante valioso, como reportero taquígrafo de los sermones y entrevistas, y como copista de muchas cartas. También ayudó en la preparación de artículos de periódicos, y en el arreglo de los materiales para Los hechos de los apóstoles y Profetas y reyes.
Varias veces, se le dio instrucción en visión a la hermana White en cuanto a aquellos que debían ser sus ayudantes en el mantenimiento de su hogar y en la preparación de sus escritos para su publicación. Especialmente fueron señaladas en forma específica como las ayudantes que necesitaba, las hermanas Lucinda Abbey Hall y Marian Davis, y personas en quienes ella podía confiar en forma implícita.
Esta reseña de los empleados no pretende ser completa. Nunca consideré yo, o cualquiera de los ayudantes de mi madre, que su personal fuera de vital interés para los lectores de sus libros.
Trabajo editorial en El Deseado de todas las gentes
No se nos deja con incertidumbre en relación con la forma en que se preparó el libro El Deseado de todas las gentes, porque en la memoria de quienes estaban familiarizados con la tarea, y en las cartas escritas por la Sra. White y la señorita Davis, durante el período de su preparación, encontramos información segura en relación con la tarea. En las cartas de la Sra. White, encontraos menciones frecuentes en cuanto a que estaba escribiendo específicamente para el libro sobre la vida de Cristo, y declaraciones muy definidas en relación con la parte que realizaba la señorita Davis. Así, en la carta escrita al Dr. J. H. Kellogg, del 25 de octubre de 1895, dice:
Marian está trabajando con gran desventaja. Encuentro sólo poco tiempo para dedicarlo a escribir sobre la vida de Cristo. Continuamente estoy recibiendo cartas que requieren respuesta, y no me atrevo a descuidar los importantes asuntos que se me presentan. Además, hay iglesias que visitar, testimonios privados que escribir y muchas otras cosas que deben ser atendidas, que me apremian y consumen mi tiempo. Marian lee atentamente todas las cartas que escribo a otros para encontrar frases que ella pueda usar acerca de la vida de Cristo. Ella ha estado reuniendo de todas las fuentes posibles, todo lo que tiene relación con las lecciones que Cristo dio a los discípulos… Casi he decidido... dedicar todo mi tiempo a escribir para preparar los libros que deben ser publicados sin más demora. Me gustaría escribir sobre la vida de Cristo, sobre la temperancia cristiana [El ministerio de curación], y preparar el Testimonio N.° 34 [tomo 6] porque se lo necesita en gran manera…
Ud. sabe que todos mi temas, tanto en el púlpito como en privado, en forma oral o escrita, versan acerca de la vida de Cristo.- Carta 41, 1895 (Mensajes selectos, tomo 3, 132-133).
La belleza de su estilo
Algunos se han maravillado de la extraordinaria belleza del lenguaje de El Deseado de todas las gentes. La última oración de la carta anterior, al sugerir que éste era uno de los temas favoritos, presenta una explicación para la hermosa disposición de las frases del libro. La abundancia de material, y la profundidad de sentimientos con que escribió sobre este tema, hace posible la selección y agrupamiento de la mayoría de los pasajes hermosos que se encuentran destacados en sus cartas y manuscritos.
El ministerio del sufrimiento
Es bien sabido que algunas de las obras maestras del mundo de la literatura, de la poesía y de los himnos evangélicos han sido forjados en el yunque del dolor. Fue así con la mayoría de sus escritos sobre la vida y el ministerio de Jesús. Poco después de que la Sra. White llegó a Australia, comenzó a sufrir de reumatismo, y por once meses sufrió dolores constantes. De esta experiencia escribió:
He estado soportando una gran prueba a causa del dolor, el sufrimiento y la impotencia; pero con esto he obtenido una preciosa experiencia más valiosa que el oro para mí.- Carta 7, 1892 (Mensajes selectos, tomo 2, 275).
Después de hablar de sus sentimientos de gran desilusión porque no era capaz de hacer visitas a las iglesias, dijo con posterioridad:
Esta falta de resignación a mi suerte se dio al comienzo de mis sufrimientos e impotencias, pero no pasó mucho tiempo hasta que sentí que mi aflicción formaba parte del plan de Dios. Descubrí que al estar medio acostada y medio sentada podía colocarme en una posición en la que podía utilizar mis manos estropeadas, y aunque sufría mucho dolor pude escribir bastante. Desde que llegué a este país, he escrito 1.600 páginas…
En los nueve meses pasados, durante muchas noches no pude dormir sino dos horas, y algunas veces me veía rodeada de tinieblas; pero en esas ocasiones oraba, y obtenía un dulce confortamiento, al acercarme a Dios… La luz del Señor me iluminó por completo.
Jesús estuvo confortadoramente cerca, y encontré que era suficiente la gracia que me había sido dada- Ibíd. (Mensajes selectos, tomo 2, 276, 277).
Unos pocos meses después dijo:
Lo he probado y sé de lo que hablo. Por once meses no pude dormir por las noches. Oré por alivio. El alivio no llegó pero tuve la luz en el Señor por la noche, y durante el día. Sé dónde está mi fortaleza. Pensé mucho en Cristo durante este tiempo.- Manuscrito 17, 1893.
Así, mediante la aflicción, la Sra. White estuvo confinada cerca de un año en su cuarto. Allí estuvo libre de muchos problemas que le sobrevenían cuando viajaba o hacía trabajos con el público. Tuvo oportunidad de pensar intensamente en relación con las visiones que el Señor le había dado. Fue capaz de escribir más libremente que en otros momentos. Algunos de los pasajes selectos de El Deseado de todas las gentes, proceden de su pluma en los momentos en que estuvo confinada en su cuarto, pero mayormente en su cama. El secreto de su poder para producir este lenguaje tan hermoso se encuentra en tres de los pasajes ya citados: “Jesús estuvo confortadoramente cerca”, “Pensé mucho en Cristo durante este tiempo” y “he escrito 1.600 páginas”.
En 1900, al hablar sobre las tareas de sus ayudantes, la Sra. White hizo la siguiente declaración interesante acerca de la parte que le tocó realizar a la señorita Marian Davis, que la ayudó por más de veinte años:
Los libros no son producciones de Marian, sino mi propia producción, recopilados de todos mis escritos. Marian tiene un gran campo del cual seleccionar, y su capacidad para ordenar los asuntos es de gran valor para mí. Me ahorra revisar una gran cantidad de material, lo cual no tengo tiempo de hacer.- Carta 61a, 1900 (Mensajes selectos, tomo 3, 102).
Otras de sus secretarias, en un tiempo posterior, escribió lo que sigue:
Los editores no realizan ningún cambio a la expresión de la hermana White, si ésta es gramaticalmente correcta y es una expresión evidente de su pensamiento. La hermana White, como instrumento humano, tiene un pronunciado estilo propio, que se preserva plenamente en todos sus libros y artículos, pues los sella con su individualidad. Muchas veces sus manuscritos no necesitan ninguna edición, a veces un poco de edición, y esto lleva un gran trabajo editorial; pero cuando un artículo o un capítulo es editado o se realiza cualquier otra cosa en él, el editor lo vuelve a poner en sus manos”.—Fannie Bolton en una “Confession Concerning the Testimony of Jesus Christ” [Una confesión en relación con el testimonio de Jesucristo], dirigida a “Queridos hermanos en la verdad”, escrito en el momento de las sesiones de la Asociación General de 1901.
En algunas mentes persiste la pregunta de si los escritos que pasaron por las manos de los asistentes literarios pudieron haber sido alterados en alguna forma en su pensamiento, o pudieron haber sufrido adiciones a los pensamientos de la autora. Esta cuestión es respondida claramente por las declaraciones escritas de varios de los ayudantes de la Sra. White, y que se encuentran en nuestros archivos.
D. E. Robinson, quien fuera por varios años asistente literario, dijo en 1933:
Con toda buena conciencia, puedo testificar que nunca fui tan presuntuoso como para aventurarme a agregar alguna idea propia o hacer otra cosa que seguir con cuidado meticuloso los pensamientos de la autora.
En 1900, W. C. White testificó que:
Ninguno de los empleados de mi madre está autorizado a agregar a los manuscritos pensamientos propios.
El mismo año, la señorita Marian Davis escribió:
Por mi propio conocimiento del trabajo, al igual que por las declaraciones de la misma hermana White, tengo el asidero más firme como para no creer que se haya hecho tal cosa [la adición de pensamientos por parte de un copista].
En 1894, la señorita Fannie Bolton testificó:
Quiero decir que salvo cuando sean inconsistentes con la gramática y la retórica, sus expresiones quedan intactas.
Estas aseveraciones claras están en armonía con las declaraciones escritas por la Sra. White en 1906. Después de hablar de la ayuda que recibió de su esposo y de otras personas, ya citado en este documento, dijo:
A medida que creció la obra, otros me ayudaron en la preparación del material para su publicación. Después de la muerte de mi esposo, se me unieron fieles ayudantes, los que trabajaron infatigablemente en la obra de copiar los testimonios y preparar artículos para su publicación.
Pero no son verdaderos los informes que han circulado, que se permitía a cualquiera de mis ayudantes añadir material o cambiar el sentido de los mensajes que escribo.- The Writing and Sending Out of the Testimonies to the Church [La forma en que se escribieron y enviaron los testimonios a la iglesia], p. 4 (véase Mensajes selectos, tomo 1, p. 57).
Una declaración breve
Ante la pregunta, “¿cómo se prepararon los últimos libros?”, respondemos brevemente: la Sra. White escribió muchísimo sobre varios temas. Para complementar lo que se escribió específicamente para libros particulares, el asistente literario reunía de sus escritos –artículos publicados, manuscritos, cartas e informes de sermones—otras gemas de su pensamiento. Mientras trabajaban juntos, la Sra. White y sus asistentes planificaban el bosquejo de los libros y preparaban el tema capítulo por capítulo. Luego en su forma final, el manuscrito era leído a la Sra. White y recibía su aprobación final. Entonces era enviado al impresor.
El ministerio de curación
El libro, El ministerio de curación, aunque no apareció hasta el año 1905, ha llegado a ser una de las publicaciones más valoradas de Elena G. de White. Mientras que esta obra popular es quizás el libro más conocido de Elena G. de White en cuanto al tema de salud, éste no fue su primer esfuerzo en la presentación de este tema tan importante para el público.
Pocos meses después de que le fuera dada la memorable visión de la reforma pro salud, el 6 de junio de 1863, apareció un artículo titulado “Salud”, en Spiritual Gifts [Dones espirituales], volumen IV (publicado en 1864), que constituyó el primer informe de la instrucción dada en ese momento sobre el tema de la enfermedad y sus causas, y también su tratamiento y cura mediante métodos racionales.
Con la luz y el conocimiento otorgado de esa forma, los líderes en el desarrollo de la obra del Movimiento del Sábado y el Advenimiento, se enfrentaron con la tarea de llevar adelante un programa extenso en la educación de la reforma pro salud. Para ayudar en este esfuerzo, se publicó en 1865 y 1866, “How to Live” [Cómo vivir], en seis partes de alrededor de 64 páginas cada una. En cada una de estas seis partes, la Sra. White tenía un artículo titulado “Disease and Its Causes” [La enfermedad y sus causas]. En estos seis artículos, que constaban de 72 páginas en total, presentó en forma más completa las grandes verdades que se le revelaron en relación con la salud y el deber de llevar adelante el movimiento de la reforma pro salud. El tercer artículo, titulado “Las drogas y sus efectos”, fue nuevamente impreso en Review and Herald, en los números del 15 de agosto al 12 de septiembre de 1899.
En los años siguientes, mi madre describió más plenamente las visiones que se le dieron en 1863 y en visiones posteriores. Algo de esto se publicó en Health Reformer [El reformador de la salud].
Desde 1864 hasta 1914, un período de 50 años, llevó sobre su corazón la carga de presentar al pueblo adventista, y mediante ellos al mundo, la gran luz que Dios le había revelado en relación con la salud, la temperancia, la abnegación y la santidad. Sumado a estos artículos sobre estos temas que aparecieron en la Review and Herald, el Health Reformer, y el Youth’s Instructor [El instructor de la juventud], en 1890, produjo el libro Christian Temperance and Bible Higiene [Temperancia cristiana e higiene bíblica], cuya primera parte es una selección de los artículos que escribió, y la otra mitad, una compilación de artículos escritos por Jaime White.
Nunca estuvo satisfecha con esta colección breve de artículos, pero no fue sino hasta quince años después, en 1905, que presentó al mundo la maravillosa obra de El ministerio de curación. Con este breve trasfondo, hablemos ahora de la preparación del material para este volumen.
Por años, la Sra. White y sus ayudantes habían estado recortando sus artículos de la Review, Health Reformer y otros periódicos, y partes de los artículos sobre temperancia cristiana, y preparándolos para un uso futuro. Cuando llegó el tiempo en que tuvo suficientes ayudantes que podían suplirse artículos para Review, Signs of the Times, Youth’s Instructor, Bible Echo y otros periódicos, sin que absorba el tiempo y las energías de la señorita Davis, mi madre indicó que ella debía dedicarse principalmente la búsqueda y reunión de artículos para componer un libro sobre salud y temperancia. Entonces se halló que había cientos de páginas de manuscritos de las cuales podría obtenerse material valioso.
El Señor le había dado a la hermana Marian Davis una memoria maravillosa, y esto fue de gran utilidad en la búsqueda y agrupación de las partes seleccionadas que mi madre había escrito sobre Cristo y su ministerio como un Sanador; también como un Ejemplo a los evangelistas médicos y misioneros médicos; en relación con la enfermedad y su verdadera causa; y en relación con la salud y cómo mantenerla.
El trabajo comenzó con excelente disposición y con gran determinación por reunir lo que era más poderoso, iluminador y alentador de las cosas maravillosas que la hermana White había escrito.
Mi madre asumió con fervor la tarea de planificar el libro. Como Cristo era el tema central de todos sus escritos y sermones, su ministerio como el gran médico misionero debía ser la base de esta publicación largamente esperada.
Para que cada clase de enfermo encuentre esperanza en el ministerio diario de Cristo, se planificó que los primeros capítulos mostraran a Cristo como la fuente de Vida, Cristo como el gran Sanador, Cristo como el siempre presente Ministro para los enfermos y sufrientes. Debía mostrar que no hay enfermedad fuera del alcance de su amor y su poder.
Mientras el objetivo principal del libro era conducir al lector a la vida y salud física y espiritual, también debía incluir consejo, especialmente para los enfermeros y los médicos, indicándoles el privilegio de su amistad con el Dador de la vida y alentándolos a seguir sus métodos en el ministerio que desarrollaban. Debía incluirse también consejos útiles para evangelistas médicos.
Una y otra vez, mientras se preparaba el libro, mi madre y los que estaban relacionados con ella en la selección y arreglo del manuscrito, se reunían en su cuarto y trataban los objetivos y mejores planes para el libro:
A quien serviría el libro.
Cuánto espacio se le daría a cada tema.
Cuál era la mejor relación de los grandes temas que trataría.
Cuando se reunía considerable material que se creía apropiado para ciertos capítulos, los manuscritos se agrupaban y leían a mi madre, o se dejaban en sus manos para que los leyera. Cada tanto, esto hacía revivir en su memoria las maravillosas escenas que se le habían presentado, y retomaba con entusiasmo la tarea de reescribir muchos pasajes, dándoles un toque fresco y gran vigor. Por momentos encontraba necesario adaptar un artículo, escrito pensando en los Adventistas del Séptimo Día, para que fuera apropiado para aquellos lectores que no eran Adventistas del Séptimo Día.
Mientras estaba preparándose a pleno El ministerio de curación, mi madre fue solicitada en Washington y se le pidió a la hermana Davis que continuara con la selección de material para que la hermana White lo considerase posteriormente. La ausencia de mi madre retrasó mucho la tarea.
El viaje hacia el este, en 1904, ocupó más tiempo del esperado. Pero inmediatamente después de su regreso al hogar de Elmshaven, temprano en el otoño, reasumió la tarea y pronto se completó el manuscrito. Al escribir a la Sra. Josefina Gotzian, el 11 de abril de 1905, habló como sigue de la obra de este libro que estaba por salir pronto:
A causa de mi ausencia durante el verano, dedicamos mucho tiempo en la realización de las tareas con nuestro libro, y por algún tiempo he estado muy ocupada preparando los materiales y las pruebas de lectura de El ministerio de curación.- Carta 113, 1905.
En otra carta que escribió el mismo día, declaró: “Recién he terminado de leer las pruebas de El ministerio de curación” (Carta 109, 1905).
Al comienzo de los planes para el libro, mi madre fue guiada a dedicarlo a un campo muy definido de utilidad. Al hablar de esto en una carta al Sr. H. W. Kellogg, el 20 de septiembre de 1903, dijo:
Mi siguiente libro debe ser sobre la temperancia y la obra médico misionera. Es mi propósito dar el manuscrito de este libro a nuestros sanatorios, para ayudarlos a disminuir las deudas que tienen, así como di Palabras de vida del gran Maestro para disminuir las deudas en nuestras escuelas. Pienso que es lo mejor que puedo hacer, y que éste será el libro más apropiado para ese propósito. Estoy preparando otros libros lo más rápido posible, que deseo presentar ante el pueblo.- Carta 209, 1903.
Encontré que el libro se planificó en forma admirable, lo que permitió adaptarlo más fácilmente al uso comercial. Se lo usó enérgicamente en campañas institucionales para disminuir las deudas. Este donativo instituido por mi madre, complementado con las labores incansables de aquellos que se unieron para hacer de las campañas de disminución de las deudas un éxito, trajo un gran beneficio financiero a nuestras instituciones médicas que estaban muy endeudadas en Estados Unidos y Europa.
Al hablar de la autoría de El ministerio de curación, dos años después de su aparición, mi madre dijo, en una carta al pastor Burden, “El Señor me dio su Espíritu Santo para capacitarme para escribir el manuscrito para este libro” (Carta 276, 1907). Al urgir a nuestro pueblo para que se uniera de todo corazón en la venta de este volumen como un medio para traer alivio a las instituciones, en un artículo que apareció en la Review del 13 de agosto de 1906, habló de la siguiente manera sobre el contenido del libro y de su gozo por su uso especial:
Este libro contiene la sabiduría del gran Médico. Ha sido un gozo para mí dar a la causa de Dios mis derechos de autor sobre esos libros [El ministerio de curación y Palabras de vida del gran Maestro], el fruto de mi trabajo. (Véase Testimonios selectos, tomo 5, p. 184).
Se completa la historia del conflicto
Aunque las características principales del gran conflicto se cubrieron en Patriarcas y profetas, El Deseado de todas las gentes y El conflicto de los siglos, todavía quedaban dos amplias brechas en el despliegue de la historia desde la caída hasta la restauración final. Un período era el que iba desde la muerte de David hasta el nacimiento de Cristo, y el otro el que cubría el primer siglo de la iglesia cristiana. Cuando el trabajo lo permitió, la Sra. White y sus asistentes literarios retomaron con entusiasmo la tarea de reunir y preparar los dos volúmenes más que completaban la serie. Como en el caso de El Deseado de todas las gentes, había que encontrar en los primeros libros y artículos de periódicos, cientos de páginas ya impresas, las partes que cubrían la historia de estos períodos. También podían obtenerse muchos capítulos y partes de capítulos del archivo de cartas y manuscritos. Entonces, la Sra. White escribió mucho material nuevo para la obra en preparación.
El espacio limitado permite sólo una breve declaración de la Sra. White sobre la tarea con estos volúmenes. Una carta escrita el 15 de octubre de 1911, da una descripción de la tarea entonces en progreso:
Mi tarea en el libro Los hechos de los apóstoles, está completada. En unas pocas semanas tendrá una copia. He tenido una ayuda excelente en la preparación de esta obra para la prensa. Hay otros escritos que deseo preparar para nuestro pueblo, que hablarán cuando mi voz sea silenciada. El libro sobre la historia del Antiguo Testamento [Profetas y reyes], que esperamos sacar pronto, demandará un esfuerzo dedicado. Estoy agradecida por la ayuda que el Señor me está dando mediante los trabajos de empleados fieles y entrenados, y que estos empleados estén dispuestos a llevar adelante esta tarea tan rápido como les sea posible.— Carta 88, 1911.
Pocos meses después de que se escribiera la declaración anterior, Los hechos de los apóstoles, salió de la imprenta y se le dio una calurosa bienvenida. Pronto se inició con fervor la tarea para Profetas y reyes, pero debido a la presión de otras tareas importantes, se realizó en forma lenta.
Como la Sra. White aumentaba en edad, escribía naturalmente menos y dependía más de lo que se reunía de la riqueza de material ya escrito. Esto fue particularmente así con Profetas y reyes, que fue preparado durante los últimos tres años de su vida. No obstante, ella tomó un interés activo en la tarea y repasó el manuscrito capítulo por capítulo mientras era copilado de sus artículos publicados y manuscritos. Cuando los capítulos no podían recopilarse en forma completa de los materiales ya disponibles, brindó la ayuda necesaria para que la obra se completara y perfeccionase. Para apoyar estos puntos nos referiremos a la correspondencia entre el compilador principal del libro, el pastor C. C. Crisler y mi persona, que estaba en esos momentos lejos del hogar. Las cartas del hermano Crisler no sólo brindan información sobre cómo se realizó la labor en el libro, sino que también nos permiten vislumbrar un poco las experiencias de la Sra. White durante sus últimas tareas activas. El 12 de enero de 1915, el hermano Crisler me escribió:
Hay pocas cosas de importancia que contarle, además de que su madre está manteniéndose como de costumbre. Parece estar igual día en día. Encuentro que es capaz de considerar diariamente manuscritos… Le causa placer esta tarea, y realmente es de gran ayuda cuando necesitamos su auxilio. Dedica también algo de tiempo en repasar sus libros y en leer libros extensos que se encuentran cerca de su silla.
El 22 de enero de 1915, escribió:
El mediodía de este viernes nos encontró como siempre en todas las áreas. Su madre mantiene su fuerza –capaz de desplazarse con cierto grado de comodidad; tiene buen apetito la mayoría del tiempo; disfruta de la vida de hogar; tiene la habilidad de dedicar algunas horas a la lectura y de dar sus apreciaciones a tantos manuscritos que están en preparación. Por estas misericordias, agradecemos al Señor continuamente.
En el momento en que la obra estaba por completarse, la autora tuvo un accidente. Entonces, como la Sra. White fue incapaz de continuar con su cuidadoso estudio y aprobación de las nuevas correcciones en el manuscrito, la obra cesó. Este cese en la tarea casi terminada, preocupó a quienes trabajaban en el manuscrito y a los publicadores que esperaban la salida del siguiente libro. Pocas semanas después del accidente, el hermano Crisler escribió lo siguiente al gerente de la Pacific Press en relación con el estado de los manuscritos:
Con la excepción de los últimos dos capítulos, para los cuales tenemos abundantes materiales en el archivo, el manuscrito sobre “La cautividad y la restauración de Israel”, fue terminado completamente antes del accidente de la hermana White. Por tanto es posible esperar que se termine el libro, a pesar de su incapacidad actual para realizar tareas literarias. Los publicadores deben explicar esto en el prefacio, que los últimos dos capítulos fueron preparados de sus escritos, pero no fueron supervisados por ella en persona… En vista de la incapacidad de la autora para considerar las revisiones, es probable que cualquier tarea posterior en el manuscrito deba, por necesidad, ser una condensación en vez de alteración.
Esta situación se resume brevemente en Notas biográficas, de la cual citamos unas pocas frases:
En el tiempo de su accidente, en febrero de 1915, se habían completado todos los capítulos, menos los últimos dos… Estos capítulos finales habían sido suficientemente esbozados para que pudieran terminarse, con la inclusión de un material adicional de su archivo de manuscritos.- pp. 477, 478.
La información dada por Dios
Durante sus últimos años, como dijera el hermano Crisler, la Sra. White sentía frecuentemente placer en releer los libros que había escrito conteniendo la historia del conflicto. Al ver su experiencia en la producción de estos libros, ubicó el origen de la información y de la instrucción más allá de su propia mente. En 1902, al hablar de la fuente de luz presentada entonces, dijo:
La Hna. White no es la originadora de estos libros. Ellos contienen la instrucción que durante el período de su vida Dios le ha estado dando. Contienen la luz preciosa y consoladora que Dios ha concedido generosamente a su sierva para ser dada al mundo. De sus páginas esta luz ha de brillar iluminando los corazones de los hombres y mujeres, y conduciéndolos al Salvador.- El colportor evangélico, pp. 173, 174.
¿Cómo lo sabía?
Se hace la pregunta: ¿Cómo tiene noticias la Hna. White de asuntos de los cuales ella habla tan decididamente, como si tuviera autoridad para decir estas cosas? Hablo así [responde ella] porque resplandecen en mi mente cuando estoy en perplejidad como relámpago en una noche oscura en la furia de la tormenta. Algunas escenas presentadas delante de mí hace años no han sido retenidas en mi memoria, pero cuando la instrucción que entonces me fue dada se necesitó, a veces, aun mientras estaba de pie delante del pueblo, me ha venido el recuerdo en forma precisa y clara como un relámpago luminoso, trayendo a mi mente en forma precisa la instrucción particular. En tales ocasiones no puedo dejar de decir las cosas que brillan en mi mente, no porque haya tenido una nueva visión, sino porque aquello que me fue presentado, tal vez años antes, ha acudido con fuerza a mi mente (Manuscrito 33, 1911).
En 1980, escribió lo que sigue sobre el fundamento de su confianza, y en relación a los ataques que se harían a su obra:
"Yo quiero testificar de las cosas que yo he visto, de las cosas que yo he oído, de las cosas que mis manos palparon tocante al Verbo de vida. Y éste testimonio yo sé que es del Padre y del Hijo. Hemos visto y testificamos que el poder del Espíritu Santo ha acompañado la presentación de la verdad, las amonestaciones dadas con la pluma y de viva voz, y la presentación de los mensajes en su orden. Negar esta obra sería negar el Espíritu Santo, y nos colocaría entre el grupo que se ha apartado de la fe, dando oído a espíritus seductores.
"El enemigo utilizará todos los medios para desarraigar la confianza de nuestros creyentes en los pilares de nuestra fe, en los mensajes del pasado, que nos han colocado sobre la elevada plataforma de la verdad eterna y que han establecido y han dado carácter a la obra. El Señor Dios de Israel ha conducido a su pueblo, revelándole la verdad de origen celestial. Se ha oído su voz, y todavía sigue oyéndose: Avanzad de fuerza en fuerza, de gracia en gracia, de gloria en gloria. La obra se fortalece y se amplía, pues el Señor Dios de Israel es la defensa de su pueblo.- Notas biográficas, pp. 471-472.
En los primeros tiempos de mis labores públicas el Señor me pidió: "Escribe, escribe las cosas que te son reveladas". En el tiempo en que recibí ese mensaje no podía sostener mi mano con firmeza. Mi condición física hacía imposible que escribiera. Pero de nuevo vino la palabra: "Escribe las cosas que te son reveladas". Obedecí y, como resultado, antes de que pasara mucho tiempo podía escribir página tras página con relativa facilidad. ¿Quién me decía qué debía escribir? ¿Quién fortalecía mi mano derecha y hacía posible que usara la pluma? Era el Señor…
La luz que he recibido la he escrito, y gran parte de ella está ahora brillando desde las páginas impresas. Existe, a través de las páginas que he escrito, una armonía con mi actual enseñanza.
Algunas de las instrucciones que se hallan en estas páginas fueron dadas en circunstancias tan notables que evidenciaban el poder maravilloso de Dios en favor de su verdad. A veces, mientras he estado en visión, mis amigos se acercaban a mí, y exclamaban: "¡Ella no respira!" Colocaban un espejo delante de mis labios, y se daban cuenta de que no se humedecía el vidrio. Mientras no existía ninguna señal de que hubiera alguna clase de respiración, continuaba hablando de las cosas que me eran presentadas. Estos mensajes fueron dados en esta forma para sostener la fe de todos, para que en estos últimos días tuviéramos confianza en el espíritu de profecía.
Agradezco a Dios porque él me ha preservado la voz, cuando en los años de mi temprana juventud los médicos y otros amigos declararon que esa voz quedaría silenciosa después de tres meses. El Dios del cielo vio que necesitaba pasar por una experiencia de prueba que me preparara para la obra que él quería que yo hiciera.
Durante los últimos cincuenta años mi fe en el triunfo final del mensaje del tercer ángel y de todo lo que está relacionado con él, ha sido sustentada por las maravillosas experiencias a través de las cuales he pasado. Por esto estoy anhelando que mis libros sean publicados y circulen en muchos idiomas. Yo sé que la luz contenida en estos libros es la luz del cielo.- Review and Herald, 14 de junio, 1906 (Mensajes selectos, tomo 3, pp. 42-43).
DECLARACIONES DE W. C. WHITE SOBRE ELENA G. DE WHITE Y SU OBRA
La integridad de Testimonios para la Iglesia
(Comentarios de W. C. White en el Colegio de View, Nebraska, la mañana del sábado 25 de noviembre de 1905.)
estado esperando el momento de una oportunidad favorable para presentar a nuestros médicos y ministros algunos hechos en relación con los testimonios para la iglesia, que responden a inquietudes que parecen preocupar a varios. Quizás esta mañana sea esa oportunidad.
El tiempo es precioso, y este tema es importante; les pido que oren por mí para que hable al punto. Mi deseo al hablar de este tema es el beneficio de la obra.
Como cuerpo de Adventistas del Séptimo Día, creemos que esta iglesia permanecerá hasta que Cristo venga. Quienes estudiaron historia de la iglesia, saben que cada denominación que ha salido de cuerpos establecidos ha proclamado verdades gloriosas. Hombres de Dios los han iniciado con motivos elevados y principios puros; y luego, paso a paso, el enemigo ha minado su integridad, hasta que cada iglesia se ha alejado de sus principios iniciales. La Iglesia Adventista del Séptimo Día, creemos que permanecerá firme hasta el fin, pero es por el poder de Dios y la obediencia a sus mensajes de advertencia que esperamos ser guardados del desvío y los engaños que han surgido en otras iglesias.
El ataque del enemigo sobre la iglesia ha sido sobre líneas definidas, las mismas líneas sobre las que atacó a nuestros primeros padres. Ante todo, logró separarlos y luego engañó a Eva en relación con la obediencia a Dios. Así que su mayor esfuerzo contra esta iglesia ha sido la obra de separación, una obra extraña contra la unidad. Satanás ha procurado separar de la iglesia las partes más preciosas de su obra. Siempre se ha opuesto a la obra unida de enseñar el evangelio y sanar a los enfermos. En varias formas sutiles ha hecho esfuerzos para denigrar el sábado, y llevarnos a sentir que la obra humanitaria era tan valiosa que, en el proceso de su realización, podríamos descuidar los reclamos sagrados del sábado de Jehová.
La oposición más agotadora han surgido contra los medios que Dios ha escogido para el fortalecimiento y la conducción de su iglesia, una oposición que se manifiesta en los esfuerzos por minar la confianza en los mensajes que Dios envía a su pueblo mediante los ministros del evangelio, los maestros en nuestras escuelas y el agente escogido que él ha señalado para dar su mensaje especial de advertencia y consejos a la iglesia. Y finalmente el ataque ha sido sobre la Deidad. Se hacen esfuerzos para colocar al hombre en el lugar de Dios, y si esto se consigue, se completará la obra de apostasía.
A medida que se estudian los Testimonios de advertencia y consejo para esta iglesia, se encontrará que el contenido de esos testimonios sigue muy de cerca la línea de ataque del enemigo. Han estado llenos de advertencia contra la separación, contra construir y elevar indebidamente una rama de la obra evangélica y unir todo lo que se pueda con ella. Hacemos bien en sentir temor de esa obra ambiciosa, no está aún completa; continuará en varias formas, y en cualquier forma que surja ante nosotros, debemos temerla.
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Las Escrituras dicen que una casa dividida contra sí misma no puede permanecer. Pero ha habido un movimiento por muchos años entre este pueblo, para causar división de la casa. Y estoy agradecido de ver en esta asamblea un cuerpo de gente que trabaja junta por la unidad de la casa. Continuemos trabajando en esas líneas. Pero ¿cómo se logrará la unidad completa? Varias años atrás, el pastor Irwin presentó a mi madre en Australia algunas de las inquietudes que tuvimos que enfrentar, y recuerdo muy bien su respuesta. “Esta lucha”, dijo ella, “nunca se concluirá, hasta que sea decidida por nuestros hermanos y hermanas al trabajar juntos en el campo”. Y a medida que avanza el tiempo, veo más y más claramente que el campo es el lugar donde trabajar para aclarar las dificultades de tal forma que haya una unión perfecta.
Si los que asisten a esta convención van a sus hogares y unen cada característica y rama de la obra en nuestras iglesias y asociaciones, vendrán luz y poder. Al trabajar por la humanidad, el Salvador predicó el evangelio y sanó a los enfermos. Si hacemos más de esta obra, no necesitaremos discutir tanto sobre planes en nuestras comisiones y concilios.
Aparente falta de armonía
Por años ha habido perplejidad en las mentes de muchos de nuestro pueblo debido a lo que pareciera ser una contradicción en las enseñanzas de los Testimonios. Podría ilustrarlo haciendo referencia a lo que se escribió en relación con la obra médica antes y después de las sesiones de la Asociación General en 1897. Antes de ese congreso, mi madre me leía de tiempo en tiempo muchas, pero muchas cosas que ella estaba escribiendo, que mostraban que el Señor le había revelado en forma tan clara como el día, los movimientos que se estaban produciendo en el centro de nuestra obra misionera médica, en la crítica al ministerio y la iglesia, y en la exaltación de la obra médica por encima de todas las otras ramas. Y se le delineó claramente a lo que eso conduciría.
Después del congreso, parecía que había llegado el tiempo de que se publicaran estas cosas, pero, para mi sorpresa, mi madre leyó estas cosas y las dejó a un lado, y más tarde las envió en forma privada a los médicos líderes y sus asociados, advirtiéndoles contra estos peligros. Envió algunas en forma privada a los ministros. Entonces escribió artículos para los periódicos para que pudieran ser transmitidos a nuestro pueblo, reprochándoles por su desvío y su falla en seguir una norma correcta para vivir la reforma de salud. También reprochó a los ministros por no hacer de la obra médica misionera, la obra de las iglesias. Nuestro pueblo fue reprochado agudamente por no relacionarse con el Dr. Kellogg y el sanatorio.
Algunos de nuestro pueblo vieron en esto lo que parecía ser una contradicción, y algunos de ellos tropezaron con esto y tropiezan actualmente. Otros dijeron que podría haber sido una prueba severa para la hermana White el escribir testimonios de reproche para sus antiguos amigos. Debía ser que cuando ella tenía que escribir estas cosas que el Señor le había revelado en relación con la obra médica, que sus años de amistad, su simpatía y su cariño por el Dr. Kellogg eran tan fuertes, que ella no tuvo el valor de escribirlos, y, en lugar de eso, ella sacó estas apelaciones para que el pueblo lo apoyara. Sé que ésta no fue la razón, pero no pude discernir en ese momento la razón real para el curso de acción que siguió.
Incluso fue de gran perplejidad para mí en ese momento, como lo fue para otros, pero esa misma experiencia, según la veo actualmente, es una de las evidencias más firmes de la sabiduría y del poder de Dios para dirigir y conducir a su sierva en la forma en que los testimonios debían salir. Algunos de los testimonios de advertencia, consejo y súplica, se enviaron en forma privada, y se les dio tiempo para que hicieran su obra. Otros, que mostraban los peligros que ocuparían a la obra médica, se los archivó. Dios se los revelaba a su mensajera mucho antes que el mensaje tuviera que ser entregado.
Preguntémonos, ¿cuáles hubieran sido los resultados si las advertencias y reproches en relación con los errores en la obra médica se hubieran hecho públicos cuando los recibió por primera vez? Muchos de nuestro pueblo estaban tan poco convencidos de la obra de la reforma pro salud, que la hubieran abandonado, y le hubieran vuelto las espaldas a los médicos y enfermeras, y muchos hubieran regreado con alegría a sus potajes con carne, como lo están haciendo algunos en la actualidad. Hubiera seguido en forma natural, una gran apostasía denominacional en cuanto a la reforma pro salud.
El pueblo no estaba listo para lo que se les estaba enviando a los líderes, por tanto los mensajes necesarios para los líderes fueron enviados a los líderes, y al pueblo se le envió lo que necesitaba. ¿Cuál hubiera sido el resultado?
Mediante la misericordia de Dios, una gran victoria se ha ganado y se ha conducido a nuestro pueblo a tomar una posición decidida como reformadores de la salud; cientos se han dado a sí mismos para la obra de ayuda cristiana, y se han delineado planes por los que muchos en la iglesia están procurando hacer la obra unida de sanar y enseñar. Agradezco a Dios por su forma de guiarnos, que para algunos ha sido misteriosa.
Hay muchas cosas en conexión con los testimonios, y en la oposición a ellos, que han sido pruebas muy dolorosas para mi, y en momentos de gran perplejidad he vuelto mi rostro a Dios con agonía en mi alma y le he dicho, “Oh Señor, ¿por qué escogiste a mi madre para que sea el instrumento en esta obra? ¿Por qué permitiste que nos llegara tanta perplejidad y tanta angustia?” Fue en momentos como ese cuando leí los manuscritos de los capítulos de El Deseado de todas las gentes, en los que se relata la experiencia de los discípulos cuando estaban angustiados y perplejos, porque las enseñanzas y la forma de vida de su Maestro parecían dejar abierto el camino para la incomprensión y la crítica (Capítulos 40-44). Dije entonces, “Padre, si es tu voluntad que tu pueblo de todas las edades sea angustiado y tenga perplejidad, ayúdame a tener esta experiencia con humildad e inteligencia”.
Muchas veces he hallado cosas en los testimonios, como también en la Biblia, que no comprendía, que no podía explicar ni encontrar armonía. Estas cosas las llevaba ante el Señor y decía, “Aquí Señor hay algunas cosas que no entiendo; te las dejo, ayúdame a ir hacia adelante y a hacer la obra que se me ha dado que hiciera; y cuando llegue el momento, que pueda ver claramente lo que tú deseas que entienda. Señor, tómame de la mano y condúceme por el camino recto y angosto”.
No comprendo muchos de los Testimonios. En muchos casos, si se me encargara que fuera discreto en el asunto, no los enviaría. Pero ése no es mi trabajo. Más de una cosa que pasa por mi mano y va dirigida al pueblo, la despacho rogando a Dios que ayude a quienes le son enviadas y la comprendan. Y ¿no es un hecho de que el mensaje significará más para la persona a la que va dirigido que para quienes lo copian, y más incluso que el que lo escribe?
Déjenme ilustrar este punto. En la sesión de la Asociación General, cuando reorganizamos la Asociación General, y estábamos en gran perplejidad sobre el mejor método de trabajo, mi madre llamó a que se reunieran, en el cuarto de la comisión en el tabernáculo, a los presidentes de la asociación y a los administradores de las instituciones, y les leyó un testimonio basado en Isaías 8:12-14, que era una decidida reprensión para nosotros en relación con confederarnos.
Había en ese momento ante nosotros, dos planes para la confederarnos. Uno era nuestra unión con los de afuera en la obra de la libertad religiosa, y la otra la cuestión del alcance de la obra de la Asociación General. Algunos aplicaron el testimonio a lo primero. Otros de nosotros sentimos en nuestros corazones que debía aplicarse también a nuestros planes para la Asociación General.
Pero en lugar de reunirnos y estudiar y orar sobre el asunto hasta que comprendiéramos lo que significaba para nosotros, llamamos a otra reunión y le pedimos a la hermana White que viniera y nos explicara el asunto que nos tenía perplejos. Le preguntamos si el mensaje se aplicaba a lo que estábamos planificando para la reorganización de la Asociación General. Dijo que no podía responder a la pregunta. Luego dijo, “Por supuesto, no se aplica a eso”.
No estudiamos ni oramos al respecto hasta que recibiéramos luz, sino que llevamos adelante nuestros propios planes. Unos seis u ocho años después, le fue mostrado más amplia y claramente a mi madre que el testimonio nos fue dado para que en aquel momento nos salvara de realizar aquellos planes que resultasen en la unión de varias líneas de la obra en una conexión no satisfactoria y no rentable.
A menudo cuando vamos a mi madre y le pedimos que nos explique las cosas que ella dijo o escribió, ella dice: “No puedo explicarla; ustedes pueden comprenderla mejor que yo. Si ustedes no la comprenden, oren al Señor y él los ayudará. ¿No es ésa una forma correcta de tener una comprensión adecuada de los Testimonios?
Influencia personal
La cuestión de la influencia personal es una cuestión que causa perplejidad a muchos. La cuestión es, ¿pueden ir las personas a la hermana White y presentarles sus necesidades y sus puntos de vista, y al presentarle los asuntos como ellos los ven, influenciar el carácter de los Testimonios y asegurarse que se produzca algo en armonía con sus mentes? – No, por cierto. Si alguno cree esto, asegúrenle que no es así.
Ustedes saben que en la década de 1890, se estaba propiciando que la obra en Battle Creek creciera desproporcionalmente. Esto fue conducido por financieros fuertes, hombres que tenían una gran influencia con el presidente de la Asociación General. A la luz de los consejos dados inmediatamente después de la reunión de la Asociación General en Minneápolis, y durante los años que siguieron, cuando hubo demasiada centralización de las responsabilidades en Battle Creek y al ver los esfuerzos por distribuir la responsabilidad dividiendo los campos, y eligiendo presidentes distritales, hubo hombres que trabajaron incansablemente para continuar la obra de centralización.
Fue una obra unir todo, haciendo que la administración de todo estuviera en lo posible bajo el control de unos pocos hombres en Battle Creek, y una excesiva ampliación de las instituciones en ese lugar. Los testimonios de mi madre se opusieron fuertemente contra esto. Envió muchas advertencias y sobrellevó una carga pesada en su corazón por el carácter incorrecto que se le estaba dando a la obra. Yo no podía comprender porqué mi madre debía continuar llevando esta carga después de haber escrito a los hombres responsables varias veces, y le rogué que dedicara su tiempo y energías a la escritura de sus libros.
Por años he sentido que era mi privilegio hacer todo lo que podía para llamar la atención de mi madre a los rasgos más felices de nuestra obra, a muchas de las experiencias prometedoras en nuestras instituciones y asociaciones. Yo razonaba que, como el Señor había escogido a mi madre para que fuera su mensajera para corregir los errores en la iglesia, abriendo ante ella los peligros, los errores, las equivocaciones, las debilidades y las impiedades de los hombres, y que como estas revelaciones cargaban su corazón casi hasta la muerte, no era por tanto un error de mi parte el reunir todas las palabras de gozo, todas las buenas nuevas que confortaran su corazón y cada incidente que le mostrasen el poder de Cristo obrando en la iglesia, y que harían manifiesto el mejor lado de las obras de los hombres que estaban llevando pesadas responsabilidades en la obra del Señor. Por tanto, procuraba llamar su atención hacia el lado brillante de las cosas. Cuando un hermano hablaba bien de lo que otro hermano estaba haciendo, trataba de llamar su atención a ese hecho. Las críticas y las acusaciones que un hermano hacía de otro, debía tratar de mantenerlas para mí solamente. Sé que esto es muy diferente de las representaciones que se les hicieron a algunos en relación con el carácter y el objetivo de mi obra, pero les aseguro que ésto es lo que me he propuesto hacer.
Bien, un día mientras estábamos viviendo en Cooranbong, New South Wales, recibimos cartas del presidente de la Asociación General, llenas de registros alentadores, contándonos acerca de las buenas reuniones campestres, y cómo algunos de estos hombres de negocios, que habían sido reprendidos por los testimonios, estaban saliendo a varios estados y hablando en las reuniones de campamentos, y cómo estaban teniendo una nueva experiencia espiritual, y eran de gran ayuda en las reuniones.
Nos causó mucha felicidad la lectura de estas cartas. Estábamos francamente gozosos con esto, y nos unimos en alabanza al Señor por los buenos informes. Imaginen mi sorpresa cuando durante la tarde del día siguiente, mi madre me contó que le había estado escribiendo a estos hombres de quienes habíamos recibido buenos informes, y entonces ella me leyó la mayor crítica de largo alcance, la mayor advertencia dada que se escribieran alguna vez a ese grupo de hombres porque habíamos trazado planes y principios incorrectos en la obra del Señor. Esa fue una gran lección para mí en relación con la influencia personal.
En años recientes, vi repetirse esas experiencias. Muchas personas visitaron a mi madre en su hogar con la convicción de que la presentación personal de su obra y planes influirían en mi madre para que los recomendara. Han sido bien recibidos en nuestro hogar; disfrutamos de su sociedad y nos sentimos felices con su amistad, pero cuando mi madre se ponía a escribir, era lo que el Señor le había enseñado. A veces era muy alentador y otras veces era como hierro candente presionando en el corazón, porque el espíritu de sabiduría discernía que había resultados que seguían a los planes propuestos, que serían en perjuicio de la causa de Dios, y la mensajera estaba obligada a hablar lo que Dios le había dado que hablara.
Entonces ¿cómo es que hay algunos que han tenido la oportunidad de presentar a la hermana White sus planes, sienten que ella es influenciable, y que algunas veces favorece un lado y otras veces a otro lado? Hermanos, el campo de la lucha entre los principios correctos e incorrectos es amplio, y se extiende más allá de nuestra concepción ordinaria. Hay debilidad en todos los lados, y a menudo cuando los asuntos se abren a la mente de mi madre, se le presentan a ella como que si se toma cierto curso, ciertos resultados seguirán, y si tales y tales cosas se hacen, seguirán por cierto otros resultados. Con tal presentación del campo, el momento y la forma de enviar los mensajes a la iglesia están afectados en gran medida por el progreso de la obra.
Cuando hombres buenos y fuertes, como los maestros que lideran nuestras escuelas, están perplejos sobre algún punto, y vienen y presentan a mi madre sus puntos de vista en relación a los peligros y los deberes del momento, y piden su consejo, ¿qué hace ella? ¿Comienza ella al inicio de la entrevista a señalarles en qué están equivocados? No, por cierto. Ella sabe que estos hombres están cargados con una gran obra que por lo general no se aprecia, y sabe que para ayudarlos en forma más exitosa, debe mostrar que ella comprende sus motivos y el peso de sus cargas. Naturalmente, lo primero que hace es expresar toda palabra de confianza que pueda en forma sincera en relación con la tarea que están haciendo; y reconoce los daños y peligros en la iglesia que ellos ven, mostrando en qué extensión estos daños y peligros se le han revelado a ella. Luego, por lo general, indica los puntos débiles en la obra que hacen y los peligros que están en sus caminos, y les advierte sobre asuntos que pueden haber pasado por alto.
Un hombre que representa otro lado de la obra puede hablar con ella de la misma experiencia. Ella también expresa confianza en sus esfuerzos. Reconoce el peligro que puede tener la labor, y luego señala la debilidad de su obra, y los peligros que la rodean. Ahora, si estos hombres avanzan y recuerdan claramente lo que se les dijo que estaba en armonía con sus puntos de vista, y se olvidan lo que se les dijo que debían corregir de sus planes y obra defectuosos, sus puntos de vista e informes sobre los consejos de la hermana White a menudo difieren.
Al referencia a mi relación con la obra de mi madre, una gran mayoría dice que W. C. White se mantiene cerca de su madre, y que le hace sugerencias y le da indicaciones sobre esto o aquello, y que así ejerce una influencia marcada sobre la obra que ella hace. ¿Cuáles son los hechos? A menudo por semanas antes de una sesión general, y a veces por meses antes de la sesión de la Asociación General, se coloca una carga sobre mi madre en cuanto al carácter de la obra que ella debe hacer en la reunión siguiente. Y mientras la entrevisto día a día, ella me habla de lo que se le ha presentado durante la noche en relación con la tarea que está ante ella en la siguiente reunión.
Antes de la conferencia en Oakland, ella me presentaba, mañana tras mañanas, a veces durante tres o cuatro mañanas seguidas, lo que estaba escribiendo; y luego dejaba a un lado sus escritos y me comentaba el carácter de los temas y luchas de esa reunión. Ella decía que en la reunión ocurrirían tales y tales movimientos, y que si yo asistía, debería soportar un fuerte testimonio de reproche. Ella presentaba los peligros que podían surgir de los puntos de vistas incorrectos de los médicos, y los peligros que surgirían de varios de los puntos de vistas incorrectos de los hombres de la Asociación General. Y ella delineaba las posturas que se vería obligada a tomar en la reunión.
A menudo yo me sentía impaciente por salir de la oficina y terminar mi labor diaria, pero sentía que había un propósito por el cual me relataba esos asuntos a mí, y por tanto ofrecía una oración silenciosa al Señor para que me ayudara a recordar estas cosas, para que si llegaba el momento en que debía conocerlas, estuvieran claras en mi mente. Como resultado de esto tuve, en ocasión de la reunión, una clara comprensión del curso que ella intentaba seguir en la Asociación General.
Cuando se llamó a la sesión de la Asociación General, mi madre me decía que la carga sería tan grande que ella preferiría no ir, y a veces pensamos que no tenía la fuerza para hacerlo. Pero el Señor le dio fuerza y valor, y asistió a las reuniones. Vinieron los pastores Daniells y Prescott, en el momento en que ella lo solicitó, para hablar con ella sobre el progreso de la reunión, y le presentaron sus puntos de vista, planes e inquietudes, y le pidieron consejo. Entonces vinieron los hermanos Paulson y Sadler, cuando ella lo pidió, y les presentaron sus puntos de vista de las cosas. Ustedes recordarán que el hermano Sadler había estado trabajando con nosotros en California. Mientras mi madre les daba consejo y los alentaba, yo me preguntaba si sería posible que el curso de sus charlas para la Asociación fueran a cambiar en alguna forma según ella había planeado mediante los hechos que surgirían de estas entrevistas con los hermanos.
Cuando llegó el momento de que mi madre presentara su testimonio ante la conferencia, noté que cada expresión estaba en perfecta armonía con el perfil que me había presentado día tras día, durante los meses anteriores. Recordaré mientras viva, que no pude encontrar que ella modificara ni un pelo la línea de pensamiento previamente adoptada al presentarla ala reunión. Éste es el resultado de mi observación sobre el asunto de la influencia personal.
La integridad de los escritos de la hermana White
En relación con la integridad de los escritos que salían de la oficina de mi madre, les puedo asegurar que mi madre es responsable, intelectualmente responsable, por las cartas, manuscritos y otros documentos que salían de su oficina con su firma.
El Señor ha bendecido a mi madre con bienes, ayudantes responsables, personas afectuosas y temerosas de Dios, que jamás en sus vidas se atreverían a entremeterse con sus testimonios en algún modo.
Mi madre escribía muy rápido. Producía la mayoría de sus escritos por la mañana temprano. A menudo escribía sobre muchos temas en una carta o manuscrito, a medida que tema tras tema surgían en su mente. Estos manuscritos los pasaba a alguien que era experto en leer sus escritos, para que los copiara en la máquina de escribir, y luego se los devolviese a mi madre para que los examinase e hiciese las correcciones, cambios y agregados que viese conveniente. Luego se los copiaba nuevamente y se los enviaba de acuerdo con las directivas de mi madre.
Algunas veces una carta personal extensa contenía asuntos que le gustaría usar en una carta más general para que se envíe a un grupo de obreros. Otras veces contenía material para un artículo de uno de nuestros periódicos, o un capítulo de un libro.
Algunos de los capítulos más preciosos de El Deseado de todas las gentes están hechos de asuntos escritos primeramente en cartas a hombres que trabajaban bajo circunstancias difíciles, con el propósito de levantarles el ánimo e instruirlos en relación con su trabajo. Algunas de estas preciosas lecciones sobre la experiencia cristiana que se ilustran en la vida de nuestra Salvador, fueron primero parte de cartas a mi hermano Edson, cuando estaba luchando con muchas dificultades de su trabajo en el Mississippi. Otras se escribieron primeramente al pastor Corliss, cuando sostenía una discusión con un astuto Campbellita en Sydney.
Cartas recibidas
Mi madre recibe muchas cartas. Algunas de ellas son registros de avance; otras relatan las historias de los tratos misericordiosos de Dios con su pueblo. Unas son de extraños, que preguntan muchas cosas que ella no puede responder, porque los temas sobre los cuales el Señor le da luz, raramente son temas que ella escoge.
Hay cartas que proceden de hombres que soportan pesadas cargas, pidiendo consejos respecto de asuntos que los inquietan. Algunos han adoptado la práctica de enviarme las cartas con asuntos que los inquietan, pidiendo que si es razonable y justo, lleve el asunto a mi madre, pero que si ella está débil o presionada con otras cargas, que le presente el asunto en otra ocasión. A menudo me llegan estos comunicados cuando la mente de ella está absorbida con algunos temas difíciles, y dejo el asunto en remojo, para que espere a un momento más favorable. Frecuentemente sucede que en el transcurso de una o dos semanas, encuentro que su mente pasa por los asuntos que se presentaron en algunas de esas cartas. Ella pregunta lo que está sucediendo en relación con ese asunto. Entonces le cuento que tengo varias cartas en la oficina sobre ese tema, y si ella lo solicita, se las traigo. Otras veces esas cartas no son una carga para su mente. Cuando el Señor dirige su mente a algún asunto, no es una carga para ella estudiar el asunto profundamente.
Información que procede de hombres
Hay una parte que deben hacer los hombres, al traer los hechos relacionados con el progreso de los acontecimientos, al escribir lo que sale de sus bocas a los mensajeros del Señor. Esto se puede notar en la experiencia de Pablo según se registra en 1 Corintios 1:11.
Mientras estábamos en Australia, se le delinearon claramente a mi madre los planes sobre los cuales debía desarrollarse nuestra obra educativa, y ella presentó estos planes a quienes estaban relacionados con la escuela. Estábamos rodeados de dificultades y la obra que estaba ante nosotros parecía imposible. Algunos deseaban avanzar con la obra muy rápidamente; otros eran cautos y deseaban esperar para estar seguros que se podría completar lo que se había comenzado. Teníamos nuestras luchas.
En una reunión importante, me propuse no contarle a mi madre de las inquietudes relacionadas con nuestra obra, sino que le diría al Señor todo lo relativo a ellas, y le pedí que nos enviara instrucción de acuerdo a nuestras necesidades. Cuando regresé a casa después de las reuniones de la Junta, tarde en la noche, dejé el asunto con el Señor, y le pedí que nos ayudara, y que nos enviara mensajes según lo dispusiera. Cada mañana iba a mi madre y le decía, “¿tienes alguna novedad para nosotros esta mañana?”. A veces respondía, “No sé si lo tengo; pero estuve en un consejo la noche anterior y estuvimos conversando sobre tal o cual tema”. Otras veces lo que me relataba no parecía tener ninguna relación con el tema que me preocupaba, y ocasionalmente daba respuesta a las mismas preguntas que yo había dejado con el Señor la noche anterior. Muchas veces lo que ella decía daba luz en forma directa a la inquietud que presenté en mi oración.
Una mañana, después de preguntarle a mi madre si ella tenía alguna novedad para nosotros, dijo “¿Qué están haciendo en la reunión de Junta? ¿Qué clase de momento están teniendo?” Le respondí, “No necesito decírtelo; el Señor puede contarte lo que necesites saber mejor que yo, y puede que no te lo cuente en forma imparcial”. Me dijo, “Willie, Willie, dime lo que están haciendo”. Le pregunté, “¿Por qué?”. Entonces ella dijo, “Se me presentó que están pasando un momento difícil, y que cuando lleguen a cierto punto, debo decirles algo. Necesito saber si han llegado a ese punto”. “Madre”, dije, “estamos teniendo momentos difíciles, pero por varias razones no deseo contártelo”. Entonces ella insistió, y le conté lo mejor que pude, desde mi punto de vista, sobre la situación de nuestra obra. Cuando hube terminado, dijo, “Eso está bien. Creo que no iré hoy, pero están muy cerca del momento en que deberé llevarles mi testimonio”. Pasaron uno o dos días, ella vino y nos relató lo que se le había presentado.
Algunos se preguntan por qué es que a veces cuando la hermana White habla, hacia el final de sus declaraciones ella se da vuelta y me dice, “¿He cubierto los puntos, Willie?”, y de esto han sacado la conclusión de que he estado preparando a mi madre en relación con lo tenía que decir en la reunión.
Frecuentemente ocurre que mi madre nos dice unos pocos días u horas antes de la reunión, la línea de pensamiento que desea presentar, y a veces me pide que le recuerde si se olvidó de algún punto en particular. Entonces, al cerrar sus declaraciones, se siente ansiosa por saber si se salteó algún rasgo particular de lo que deseaba decir.
Malentendido
Algunos se preguntan a veces si W. C. White no preparó a su madre para que supiera lo que debía decir a los ministros y administradores en relación con sus deberes y conexiones con la obra en general. Les contaré un ejemplo de lo que hago a veces, y cómo una buena mujer pensó que ella tenía la más clara evidencia de que yo me había encargado de contarle a mi madre lo que ella debía decirle a un ministro que estaba bajo una prueba severa, y que sentía que él necesitaba consejo y asesoramiento.
Al finalizar la sesión de la Asociación General realizada en Battle Creek, en 1901, los hermanos presionaron para que mi madre fuera a Indianápolis a la reunión general que se realizaría en ese lugar para que considerara la obra que habían realizado un grupo de trabajadores fanáticos que habían estado enseñando la doctrina de la carne santa.
Mi madre estaba cansada y sentía que no tenía fuerzas para llevar estar carga adicional. Reiteradamente me dijo a mí y a otros miembros de la familia que no se sentía capaz de asistir a esa reunión. Sentía que no tenía fuerzas para llevar su testimonio, lo que debería hacer si asistía a la reunión. Luego nos relató varias cosas que tendría que decir a los hermanos que habían estado enseñando esas doctrinas extrañas en Indiana. Repitió esto varias veces, así que recuerdo en forma muy clara lo que ella dijo que debía testificar si iba a Indiana. Finalmente decidió que iría. El Señor la fortaleció para el viaje y ella dio su testimonio ante una gran congregación de nuestro pueblo en una forma clara y decisiva. Después de esto se le pidió que hablara a una gran audiencia pública el domingo por la tarde. Esto fue una gran carga para sus fuerzas, y al final estaba muy agotada.
El domingo por la tarde, tuve una extensa charla con uno de los ministros que apoyaban la doctrina extraña contra la cual mi madre había dado testimonio, y me pidió una entrevista con mi madre. Le dije que mi madre estaba muy cansada. Pero cuando vi que se sentiría muy dolido y lastimado si se le negaba una entrevista, le dije que haría lo que pudiera porque tuviese una entrevista el lunes por la mañana temprano. Esperaba ver a mi madre el domingo por la noche para comentarle del deseo que tenía este hermano de verla en la mañana, pero las tareas con reuniones me impidieron verla esa noche.
Durante el lunes, temprano por la mañana, fui a su cuarto y la encontré muy ocupada escribiendo. Luego me dijo que un asunto importante se había desplegado ante su mente durante la noche, y deseaba mucho escribirlo antes que cualquier cosa distrajera su mente del asunto. Entonces le comenté que había prometido a uno de los ministros que haría lo posible por arreglar una entrevista con ella temprano el lunes de mañana. Mi madre dijo, “Pero mi mente está ahora en este otro tema. He dado mi testimonio a nuestro pueblo y mi discurso a una gran audiencia me dejó sin fuerzas, y ahora tengo que escribir este tema. ¿Por qué tengo que entrevistarme con este hermano?” Nuevamente le hablé del deseo que él tenía de tener una entrevista con ella, y ella dijo, “¿Qué puedo decirle?” Entonces me di cuenta que el discurso del domingo por la tarde y el nuevo tema que tenía en mente habían eliminado de su pensamiento la cuestión del fanatismo de la carne santa, y por tanto le repetí algunas de las cosas que nos había contado en Battle Creek y que tendría que decir a estos hermanos si ella venía a Indiana. Después de llamar su atención a algunas cosas que debía decirle a los hermanos si ella venía a Indiana y que nos había repetido varias veces, su mente volvió a retomar esa línea de pensamiento, y luego fui por el hermano.
Durante esta conversación, una buena hermana que estaba en el cuarto contiguo había escuchado algunas de las cosas que dije. Le había hablado en voz alta a mi madre, y la hermana había escuchado mis palabras sin escuchar, quizás, lo que mi madre dijo, y estaba muy sorprendida e impresionada al escuchar que W. C. White le decía a su madre lo que debía decirle a un hermano perplejo. Por supuesto, el asunto se lo contó a otros, y el informa circuló a lo largo y a lo ancho por muchos meses antes de que me llamara la atención. Cuando el pastor Hankins me escribió sobre ello, le expliqué los hechos del caso, y no he escuchado más sobre ello desde entonces. Pero esto es una ilustración de cómo lo que es justo y correcto se puede malinterpretar y es considerado como un error serio por aquellos que tienen una comprensión parcial de los hechos en el caso.
A menudo ha sucedido que en razón de la instrucción que he recibido de mi madre, he asumido una posición de desacuerdo con algunos de mis hermanos en las reuniones, y luego, cuando mi madre ha tenido ocasión de escribir sobre el asunto, nuestros hermanos estaban impresionados y sorprendidos al encontrar que ella estaba apoyando aquellas cosas que yo había defendido, y llegaban a la conclusión de que había estado influenciando a mi madre; mientras que yo había tratado de representar en la comisión lo que ella me había enseñado y defendía. Su testimonio concordaba con aquellos planes y políticas que yo había defendido, sólo porque yo había defendido lo que ella me había enseñado.- (Firma) W. C. White –DF 107d.
Publicaciones Elena G. de White
Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día
Takoma Park, Washington 12, D. c.
20 de mayo, 1954
Algunos pensamientos claves de Elena G. de White sobre evangelización de ciudades
La urgente necesidad de compartir el mensaje del evangelio
Cuando pienso en las ciudades donde se ha hecho tan poco, donde hay tantos miles a quines amonestar acerca del pronto advenimiento del Salvador, experimento un deseo intenso de ver a hombres y mujeres que salgan a hacer la obra con el poder del Espíritu, llenos del amor de Cristo por las almas que perecen…
Todos necesitamos estar completamente despiertos con el fin de hacer avanzar la obra en las grandes ciudades a medida que se abren las puertas. Nos hemos quedado muy atrás en seguir la instrucción que se nos ha dado acerca de entrar en estas ciudades y erigir en ellas monumentos para Dios. Debemos guiar a las almas paso a paso hacia toda la luz de la verdad. Y debemos continuar la tarea hasta dejar una iglesia organizada y construida una humilde casa de culto.- Testimonios para la iglesia, vol. 7, p. 42 (1902).
¡Ojalá pudiésemos ver las necesidades de esas ciudades como Dios las ve! En un tiempo como éste, cada mano debe encontrar ocupación. ¡El Señor viene, el fin se acerca; sí, se aproxima apresuradamente!- Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], vol. 9, p. 83 (1909).
Ahora hay recursos comprometidos que deberían utilizarse para entrar en ciudades donde no se ha trabajado en Europa, Australia, Estados Unidos y regiones lejanas. Esas ciudades se han descuidado durante años. Los ángeles de Dios están esperando que dediquemos nuestro trabajo a sus habitantes. De pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, debe proclamarse el mensaje de amonestación, no con ostentación sino con el poder del Espíritu, por intermedio de hombres de fe (Manuscrito 11, 1908).- El evangelismo, p. 314.
Una tarea que requiere esfuerzos mancomunados
En relación con la proclamación del mensaje en las ciudades populosas, hay diversas clases de obras que pueden llevar a cabo obreros de diversos dones. Algunos de ellos deben trabajar de un modo, y otros de una manera diferente. El Señor desea que se trabaje en las ciudades mediante los esfuerzos unidos de obreros de diversas capacidades. Todos deen volverse hacia Jesús en busca de instrucciones, y no depender de la sabiduría humana porque podrían descarriarse. Como colaboradores con Dios, deben procurar mantenerse en armonía mutua. Debieran consultarse con frecuencia y colaborar con entusiasmo y sinceridad. Pero todos debieran contemplar a Jesús en busca de sabiduría y no depender únicamente de la dirección humana.- Testimonios para la iglesia, vol. 9, p. 89 (1909); Obreros evangélicos, p. 348.
El Señor está llamando a hombres y mujeres que tienen la luz de la verdad para este tiempo a que se comprometan con la obra misionera genuina y personal. Los miembros de iglesia que viven en las ciudades han de ejercitar especialmente, con toda humildad, los talentos que recibieron de Dios al trabajar con aquellos que están dispuestos a escuchar el mensaje que debiera darse al mundo en este momento. Hay grandes bendiciones almacenadas para aquellos que se rinden completamente al llamado de Dios. Mientras tales obreros se encargan de ganar almas para Jesús, encontrarán que muchos que nunca podían ser alcanzados en ninguna otra forma responderán a los inteligentes esfuerzos personales.— Medical Ministry [Ministerio médico], p. 332 (1910).
Los ministros ordenados solos no pueden hacer frente a la tarea de amonestar a las grandes ciudades. Dios llama no solamente a ministros, sino también a médicos, enfermeros, colportores, obreros bíblicos, y a otros laicos consagrados de diversos talentos que conocen la Palabra de Dios y el poder de su gracia, y los invita a considerar las necesidades de las ciudades sin amonestar. El tiempo pasa rápidamente, y hay mucho que hacer. Deben usarse todos los agentes, para que puedan ser sabiamente aprovechadas las oportunidades actuales.- Los hechos de los apóstoles, p. 129 (1911).
En toda gran ciudad debe haber cuerpos de obreros organizados y bien disciplinados; no meramente uno o dos, sino veintenas deben ser puestos al trabajo. Pero aún queda sin resolver una cuestión que causa perplejidad, cómo serán sostenidos...
Debe darse más atención al entrenamiento y educación de misioneros con una referencia especial para trabajar en las ciudades. Todo grupo de obreros debe estar bajo la dirección de un jefe competente, y, siempre ha de mantenerse ante estos grupos el hecho de que han de ser misioneros en el más alto sentido del término. Tal labor sistemática, sabiamente conducida, producirá benditos resultados.- Medical Ministry [Ministerio médico], pp. 300, 301 (1892).
Educad a hombres y mujeres jóvenes para que se conviertan en obreros en sus propios vecindarios y en otros lugares. Que todos determinen adquirir habilidad para llevar a cabo la obra para este tiempo, y que se preparen para hacer el trabajo al que mejor se adapten.
Muchos jóvenes que han recibido la educación debida en sus hogares deben ser preparados para el servicio y animados a elevar el estandarte de la verdad en nuevos lugares por medio de un trabajo bien planeado y fielmente realizado. Al relacionarse con nuestros ministros y obreros experimentados en el trabajo en la ciudad, obtendrán un entrenamiento apropiado. Actuando bajo la dirección divina y sostenidos por las oraciones de sus compañeros en la obra de más experiencia, pueden llevar a cabo un trabajo satisfactorio y bendecido. Al unir sus esfuerzos con el de los obreros de más edad, y al utilizar sus energías juveniles en forma provechosa, tendrán el compañerismo de los ángeles celestiales; y como colaboradores de Dios, tienen el privilegio de cantar, orar, creer y trabajar con valor y libertad…
No debieran demorarse los planes para preparar a los miembros de la iglesia. Elegid para que trabajen en las grandes ciudades a personas que sean totalmente consagradas y que comprendan el carácter sagrado y la importancia de la obra. No enviéis a los que no estén calificados en este sentido. Se necesitan personas que promuevan los triunfos de la cruz, el celo, la determinación y la fe que son indispensables en el campo misionero.- Testimonios para la iglesia, vol. 9, pp. 96, 97 (1909).
Deben establecerse iglesias, restaurantes y misiones en las ciudades, pero no grandes instituciones
Tenemos que hacer más de lo que hemos hecho hasta ahora para alcanzar a los habitantes en nuestras ciudades. En ellas no debemos construir edificios grandes. Vez tras vez se me ha dado luz acerca de la necesidad de establecer instituciones pequeñas en las ciudades, que sirvan como centros de influencia.
El Señor tiene un mensaje que dar en nuestras ciudades, y debe ser proclamado durante las reuniones campestres, mediante todo tipo de esfuerzos públicos, y también por medio de nuestras publicaciones. Además de esto, en las ciudades se deben establecer restaurantes vegetarianos que se dediquen a promover el mensaje de la temperancia. En conexión con estos restaurantes se deben hacer arreglos para la celebración de reuniones. Toda vez que se pueda, provéase una sala donde los clientes puedan asistir a pláticas acerca de la ciencia de la salud y la temperancia cristiana, y recibir instrucciones relativas a la preparación de alimentos sanos y sobre otros temas importantes. En estas reuniones se debería orar y cantar y hablar, no sólo acerca de salud y temperancia, sino también sobre otros temas bíblicos apropiados. A medida que se enseña a la gente a conservar la salud física, se descubrirán muchas oportunidades para sembrar las semillas del Evangelio del reino.- Testimonios para la iglesia, vol. 7, p. 114(1902).
En toda ciudad debiera haber una misión de ciudad, que sea una escuela de entrenamiento para obreros. Muchos de nuestros hermanos deben soportar la condena a la vista de Dios porque no han hecho la misma obra que Dios quería que hicieran.
Si nuestros hermanos usaran las habilidades que Dios les dio para advertir a las ciudades, ángeles de Dios irán con seguridad delante de ellos para hacer impresión en los corazones de la gente por quienes ellos trabajan. El Señor tiene muchos miles que nunca se han arrodillado ante Baal. Que ninguno de nuestros ministros y médicos decaiga o se desaliente.- Medical Ministry [Ministerio médico], pp. 303-304 (1910).
El Señor nos ha indicado repetidamente que debemos trabajar en las ciudades desde puestos de avanzada ubicados fuera de ellas. En esas ciudades debemos tener casas de culto, como monumentos de Dios, pero las instituciones destinadas a la publicación de la verdad, a la curación de los enfermos y a la preparación de los obreros deben establecerse fuera de las ciudades. Es especialmente importante que nuestra juventud sea protegida de las tentaciones de la vida en la ciudad.- Mensajes selectos, vol. 2, p. 411 (1907).
Mucho más se puede hacer para salvar y educar a los niños de los que en la actualidad no pueden salir de las ciudades. Este es un asunto digno de nuestros mejores esfuerzos. En las ciudades han de establecerse escuelas de iglesia y en relación con esas escuelas deben trazarse planes para la enseñanza de estudios más avanzados cuando haya demanda de ellos (Review and Herald, 17-12-1903).- Conducción del niño, pp. 286, 287 (1903).
En la medida de lo posible, nuestras instituciones debieran estar ubicadas fuera de las ciudades. Debemos tener obreros para estas instituciones, y si están ubicadas en la ciudad, eso significará que las familias de nuestra gente deberán instalarse cerca de ellas. . . El Señor desea que su pueblo se traslade al campo, para que puedan establecerse en la tierra, puedan cultivar sus propias frutas y hortalizas, y donde sus hijos puedan ser criados en contacto directo con las obras de Dios manifestadas por medio de la naturaleza. Llevad a vuestras familias lejos de las ciudades; ese es mi mensaje.
La verdad debe ser dicha, ya sea que los hombres quieran escucharla o pasarla por alto. Las ciudades están llenas de tentaciones. Debiéramos planificar nuestra obra de tal manera que mantengamos a nuestros jóvenes tan lejos como sea posible de esta contaminación.
Las ciudades deben ser trabajadas desde puntos ubicados fuera de ellas. Dijo el mensajero de Dios: "¿No hay que amonestar las ciudades? Sí, pero no con el pueblo de Dios viviendo en ellas, sino por medio de sus visitas, para advertir a sus habitantes de lo que está por sobrevenir a la tierra".- Mensajes selectos, vol. 2, p. 182 (1902).
Dios ha advertido una vez tras otra que nuestras escuelas, casas editoras y sanatorios deben establecerse fuera de la ciudad, donde pueda enseñarse a los jóvenes con la mayor eficacia posible qué es la verdad. Que nadie procure utilizar los Testimonios para respaldar el establecimiento de grandes intereses comerciales en las ciudades. No invalidéis la luz que ha sido dada acerca de este asunto.
Se presentarán hombres que hablarán cosas perversas para contrarrestar las acciones que el Señor está induciendo a sus siervos a realizar. Pero ya es tiempo de que los hombres y las mujeres razonen partiendo de las causas para llegar a los efectos. Es demasiado tarde, sí, demasiado tarde para establecer grandes firmas comerciales en las ciudades; es demasiado tarde para llamar a hombres y mujeres jóvenes del campo para que vayan a las ciudades. En las ciudades están surgiendo condiciones que harán muy difícil que los que pertenecen a nuestra fe permanezcan en ellas. Por lo tanto será un gran error invertir dinero en establecimientos comerciales en las ciudades (Manuscrito 76, 1905).- Mensajes selectos, vol. 2, pp. 409-410 (1905).
Los creyentes deben planificar dejar las ciudades a medida que puedan hacerlo
A medida que transcurra el tiempo, cada vez será más necesario que nuestro pueblo salga de las ciudades. Durante años hemos recibido la instrucción de que nuestros hermanos y hermanas, y especialmente las familias con hijos, deberían planear salir de las ciudades a medida que puedan hacerlo. Muchos tendrán que trabajar laboriosamente para ayudar a abrir el camino. Pero hasta que sea posible salir, durante todo el tiempo que permanezcan en ellas, deberían ocuparse activamente en el trabajo misionero, por muy limitada que sea su esfera de influencia. Mientras rinden sus talentos y todo lo que son a Dios para que los use como él lo requiera; mientras muestran su consagración comprometiéndose en la obra misionera práctica dondequiera se presente la oportunidad, Dios los bendecirá con sabiduría y discreción, y a su manera y tiempo hará posible que ellos se coloquen a si mismos donde no estén rodeados constantemente con las influencias contaminantes de la vida moderna de la ciudad.- Review and Herand, 27 de septiembre, 1906.
Por la bendición de Dios se vencerán dificultades
En visiones de la noche se me mostró las dificultades que se deberán enfrentar en la obra de advertir a las gentes de las ciudades; pero a pesar de las dificultades y el desaliento, se deben hacer esfuerzos para predicar la verdad a todas las clases…
Mientras considero las condiciones reinantes en las ciudades, que tan manifiestamente se hallan bajo el poder de Satanás, me hago la pregunta: ¿Cuál será el fin de estas cosas? La maldad en muchas ciudades está creciendo. El crimen y la iniquidad dominan por doquiera. Nuevas especies de idolatría se introducen continuamente en la sociedad. En toda nación, la mente de los hombres es atraída por la invención de alguna cosa nueva. La temeridad en los hechos y la confusión de los pensamientos aumentan en todas partes. Ciertamente las ciudades de la tierra están llegando a ser como Sodoma y Gomorra.
Como pueblo, necesitamos acelerar la obra en las ciudades, que ha sido obstaculizada por la falta de obreros, medios y espíritu de consagración. En este tiempo, el pueble de Dios necesita volver el corazón plenamente a él, pues el fin de todas las cosas está cerca. Necesitan humillar sus mentes, y estar atentos a la voluntad del Señor, trabajando con fervoroso deseo, en aquello que Dios ha mostrado que debe ser hecho, a fin de amonestar a las ciudades con respeto a su ruina inminente.
El Señor desea que su pueblo se levante y haga la obra indicada. La responsabilidad de advertir al mundo no descansa sólo sobre los ministros. Los miembros laicos de la iglesia deben acompañar la obra de salvar almas. Por medio de las visitas misioneras y por una sabia distribución de nuestras publicaciones, muchos que nunca han sido advertidos, pueden ser alcanzados. Que los grupos se organicen para buscar las almas. Que los miembros de iglesia visiten a sus vecinos y les abran las Escrituras. Algunos pueden establecerse para trabajar en las zonas marginales, y así, mediante una planificación sabia, la verdad puede predicarse en todos los distritos. Con perseverancia en esta obra, se incrementará la aptitud para realizarla, y muchos verán el fruto de sus trabajos por la salvación de las almas. De esa forma la semilla será sembrada en muchos lugares, y la verdad se proclamará a todos.- Review and Herald, 25 de enero, 1912.
Debido a los hechos acontecidos el martes 11 de septiembre de 2001, han llegado muchas preguntas al Centro de Investigación White sobre el significado de algunas citas de Elena de White. A continuación se transcriben las citas de Elena de White sobre la ciudad de Nueva York con su contexto más amplio. En cuanto a la interpretación, ya es un poco más difícil. Tendemos a pensar que son predicciones generales, no profecías específicas. Por otra parte, necesitamos entender que todas son señales generales del fin, pero no razones para crear excitaciones no saludables. Creo que las mismas declaraciones nos orientan en este sentido.
También se transcriben algunas citas que indican precaución en cuanto a los comportamientos extremistas o alarmistas.
Declaración de Elena de White sobre ciudad de Nueva York
“Desde que ocurrió el terremoto de San Francisco han circulado muchos rumores concernientes a declaraciones que yo he hecho. Algunos han informado que mientras estaba en Los Ángeles, yo pretendí haber predicho el terremoto y el incendio de San Francisco, y que Los Ángeles sería la próxima ciudad en sufrir. Esto no es cierto. La mañana después del terremoto, yo no dijo otra cosa sino que ‘vendrán terremotos; vendrán inundaciones’; y que el mensaje de Dios a nosotros es que no debemos ‘establecernos en las ciudades malvadas’.
“No hace muchos años, un hermano que trabajaba en la ciudad de Nueva York publicó algunas noticias alarmantes con respecto a la destrucción de esa ciudad. Yo escribí inmediatamente a quien estaba a cargo de la obra allí diciéndole que no era sabio publicar tales noticias; que ello haría surgir una excitación que resultaría en un movimiento fanático, y que esto perjudicaría a la causa de Dios. Es suficiente presentar la verdad de la Palabra de Dios al pueblo. Las noticias alarmantes son perjudiciales para el progreso de la obra” (Review and Herald, 5 de julio de 1906”.
El 3 de agosto de 1903, la Sra. White escribió además con respecto a este informe sensacional:
“¿De dónde vino la noticia de que yo declaré que Nueva York ha de ser barrida por una ola gigantesca? Nunca lo he dicho. Yo he dicho, cuando veía los grandes edificios levantarse allí, piso tras piso: '¡Qué terribles escenas ocurrirán cuando el Señor se levante para sacudir terriblemente la tierra! Entonces se cumplirán las palabras de Apocalipsis 18:1‑3'. Todo el capítulo 18 de Apocalipsis es una advertencia de lo que ha de suceder en la tierra. Pero yo no tengo luz en particular con respecto a lo que ha de venir sobre Nueva York, y lo único que sé es que algún día los grandes edificios de esa ciudad serán derribados por el poder trastornador de Dios. Por la luz que me ha sido dada, sé que la destrucción está en el mundo. Una palabra del Señor, un toque de su poder terrible, y estas masivas estructuras caerán. No podemos imaginarnos el carácter terrible de las escenas que ocurrirán”.
El 1º de septiembre de 1902, la Sra. White escribió:
“En las grandes ciudades, tales como San Francisco, deben realizarse reuniones en carpas bien equipadas, porque de aquí a no mucho tiempo estas ciudades sufrirán bajo los juicios de Dios. San Francisco y Oakland están llegando a ser como Sodoma y Gomorra, y el Señor las visitará con ira”.
El 20 de junio de 1903 escribió: “Los juicios de Dios están en nuestro país. El Señor pronto vendrá. Con fuego, con inundación y con terremotos, él está advirtiendo a los habitantes de esta tierra de su próxima aparición. ¡Ojalá que el pueblo conozca el tiempo de su visitación! No tenemos tiempo que perder. Debemos hacer esfuerzos determinados para inducir a la gente del mundo a ver que el día del juicio está cercano”.
El 3 de junio de 1903 escribió: “Hay muchos con los cuales está luchando el Espíritu de Dios. El tiempo de los juicios destructivos de Dios es el tiempo de misericordia para aquellos que no tienen ninguna oportunidad para enterarse de la verdad. El Señor los considerará con ternura. Su corazón de misericordia es tocado; su mano está todavía extendida para salvar”.
El 12 de noviembre de 1902 escribió: “Está llegando el tiempo cuando vendrá la gran crisis de la historia, cuando todo movimiento en el gobierno de Dios será observado con intenso interés e inexpresable aprensión. En rápida sucesión los juicios de Dios caerán uno después de otro: fuego e inundación y terremotos, con guerra y derramamiento de sangre. Algo grande y decisivo tendrá necesariamente que ocurrir pronto” (Review and Herald, 5 de julio de 1906).
En febrero 15 de 1904 leemos: “Cuando estuve la última vez en Nueva York, fui llamada a presenciar de noche como se levantaban los edificios, piso sobre piso, hacia el cielo. Estos edificios tenían garantía contra el fuego y eran erigidos para glorificar a los propietarios. Estas estructuras se levantaban más y más alto, y en ellas se usaba el material más costoso. . .
“Mientras subían estos altos edificios, los propietarios se regocijaban, con un orgullo ambicioso, de que tenían dinero que invertir en glorificar el yo. . . Mucho del dinero que era invertido había sido obtenido por exacción, oprimiendo a los pobres. En los libros del cielo se guarda un registro de toda transacción comercial. Allí se registra todo trato injusto, toda acción fraudulenta. Viene el tiempo cuando los hombres en su fraude y en su insolencia llegarán a un punto que el Señor no les permitirá pasar, y ellos sabrán que hay un límite a la tolerancia de Jehová.
“La escena que en seguida pasó delante de mí era de un fuego alarmante. Los hombres miraban los edificios elevadísimos, pretendidamente a prueba de fuego, y decían: 'Están perfectamente seguros'. Pero estos edificios eran consumidos como si estuvieran hechos de resina. Las bombas de incendio no podían hacer nada para detener la destrucción. Los bomberos eran incapaces de hacerlas funcionar. Se me ha instruido en el sentido de que, cuando venga el tiempo del Señor, si no ha ocurrido un cambio en los corazones de los hombres orgullosos y de los ambiciosos seres humanos, hallarán que la mano que ha sido poderosa para salvar será poderosa para destruir. Ningún poder terrenal es capaz de detener la mano de Dios. Ningún material puede ser usado en la erección de edificios que los preserve de la destrucción cuando llegue el tiempo señalado por Dios para mandar retribución a los hombres por su insolencia y el descuido de su ley” (Review and Herald, 26 de abril de 1906). Elena G. de White, Notas biográficas (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1981), 450-453.
Precaución en cuanto a los mensajes alarmistas
"Los anuncios alarmantes son perjudiciales para el progreso de la obra. (Review and Herald, 5 de julio, 1906)" (El Evangelismo, 100)
"Os aseguro que estamos orando por vosotros y por la obra en la ciudad de Nueva York. Pero, por favor, eliminad los anuncios alarmantes de vuestras reuniones. Si una ola de fanatismo hiriera a Nueva York en estos días, Satanás trabajaría en las mentes humanas, poniendo en marcha una obra que ninguno de vosotros está preparado para dominar. No es excitación lo que necesitamos en este tiempo, sino esfuerzo sereno, persistente y devoto para la educación de la gente. (Carta 17, 1902)" (El Evangelismo, 100, 101)
"La verdad sagrada es deshonrada por la excitación.- Necesitamos ser reflexivos y tranquilos y contemplar las verdades de la revelación. La excitación no es favorable para el crecimiento en la gracia, para la verdadera pureza y la santificación del espíritu." (El Evangelismo, 444).
"Dios quiere que tratemos con la verdad sagrada porque únicamente esto convencerá a los contradictores. Hay que llevar a cabo un trabajo sereno y sensato..." (El Evangelismo, 444)
"Dios pide que su pueblo ande con sobriedad y santa consecuencia. Debieran ser muy cuidadosos para no representar erradamente ni deshonrar las doctrinas sagradas de la verdad mediante manifestaciones extrañas, por medio de la confusión y el alboroto. Esto hace que los incrédulos piensen que los adventistas son un conjunto de fanáticos. Así se crea el prejuicio que impide que las almas reciban el mensaje para este tiempo. Cuando los creyentes hablan la verdad tal como es en Jesús, manifiestan una calma santa y sensata y no un confuso alboroto. (Manuscrito 76a, 1901)" (El Evangelismo, 444)
"No debemos estimular un espíritu de entusiasmo que produzca fervor por un tiempo, pero que luego se enfríe dando lugar al desánimo y la depresión. Necesitamos el pan de vida que procede del cielo para vivificar el alma. Estudiad la Palabra de Dios. No seáis controlados por los sentimientos. Todos los que trabajan en la viña del Señor deben aprender que los sentimientos no son fe. No es necesario estar siempre en un estado de exaltación. Pero sí se requiere que tengamos una fe firme en la Palabra de Dios como la carne y la sangre de Cristo." (El Evangelismo, 106, 107)

PREGUNTAS Y RESPUESTAS CIW
Este segmento contiene informaciones de interés sobre varias áreas relacionadas con la vida y la producción literaria de Elena G. de White, es decir, sus mensajes, su ministerio, las declaraciones que se le atribuyen, materiales, artículos y documentos diversos y una sección de preguntas y respuestas.
¡Bienvenidos a la lectura de esta sección enriquecedora sobre la vida y los escritos de Elena G. de White!
- 01
QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Noviembre 2001
¿Cómo se escribió Los hechos de los apóstoles?
¿En qué circunstancias escribió Elena de White Los hechos de los apóstoles? (Designado como libro del año para 2001).
Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina.
En marzo de 1858 tuvo lugar la así llamada visión del ‘Gran conflicto’ en Lovett Grove, Ohio. En ocasión de un servicio fúnebre Jaime White había presentado un sermón, y Elena estaba dando su testimonio sobre la esperanza del regreso de Cristo. Durante las dos horas en que permaneció en visión observó la gloria de Dios.
El contenido general de esta visión formó el primer tomo de Spiritual Gifts (Dones espirituales), publicado en 1858. Luego, en 1864 se hizo una expansión del tema en los tomos III y IV de Spiritual Gifts. Con los años fue ampliando estas presentaciones a medida que recibía mayor luz sobre el tema del gran conflicto. En las décadas de 1870 y 1880 se preparó una serie titulada Spirit of Prophecy (Espíritu de profecía), en cuatro tomos. El primer tomo ampliado llegó a ser Patriarcas y profetas (1890); el segundo tomo, los primeros 62 capítulos de El Deseado de todas las gentes; el tercer tomo, la última parte de El Deseado de todas las gentes (1898) y Los hechos de los apóstoles (1911); y el cuarto tomo, El conflicto de los siglos entre Cristo y Satanás (1888).
Elena de White concentró su atención desde 1910 en la finalización de Los hechos de los Apóstoles, que fue uno de sus últimos libros. Entre 1911 y 1915 realizó sólo unos pocos viajes al sur de California. Esos años en Elmshaven fueron dedicados mayormente al trabajo literario, completando Profetas y reyes y Consejos para maestros, padres y alumnos.
Los hechos de los apóstoles ya fue traducido a 24 idiomas. Forma parte de la serie ‘El conflicto de los siglos’, compuesta por Patriarcas y profetas, Profetas y reyes, El Deseado de todas las gentes, El discurso maestro de Jesucristo, Palabras de vida del gran Maestro y El conflicto de los siglos. El libro describe la preparación de los apóstoles, y el inicio y la expansión de la iglesia cristiana hasta la muerte de los apóstoles. Incluye comentarios al libro de los Hechos y las cartas apostólicas.
- 02
QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Diciembre 2001
¿Aprobó Elena de White el Manual de la Iglesia?
¿Se pronunció alguna vez Elena de White sobre el uso del Manual de la iglesia?
Responde Daniel Plenc director del Centro de Investigaciones White en la Argentina:
Hasta donde sepamos, EGW no alude a las intenciones de la Asociación General de establecer un Manual de la iglesia. El primer intento en ese sentido se hizo en 1882, cuando el Congreso de la Asociación General acordó preparar instrucciones para los dirigentes que debían publicarse en la Review and Herald. Sin embargo, la Asociación General decidió no publicar entonces un manual. En los años siguientes varias publicaciones adventistas trataban sobre la obra de La iglesia y los deberes de sus oficiales. Se destacó el libro La iglesia, su organización, sus procedimientos y su disciplina (1907), de J. N. Loughborough. Pero no fue sino hasta 1932 cuando la iglesia editó oficialmente un Manual de la iglesia. J. L. McElhany preparó el manuscrito, que fue revisado por la Junta Directiva de la Asociación General. .Del prefacio a distintas ediciones de este manual pueden extraerse más datos y orientaciones.
Desde sus inicios el Manual de la iglesia resultó un instrumento útil y necesario para la marcha organizada de la iglesia. La expansión de la obra ha requerido revisiones de su contenido en los congresos mundiales. No es una herramienta rígida e inamovible, sino la manifestación del consenso de la iglesia mundial sobre procedimientos, prácticas denominacionales y asuntos generales pertenecientes al gobierno de la iglesia.
Aunque no existía en sus días un Manual de la iglesia, Elena de White se expresó en consonancia con el principio bíblico que demanda orden y uniformidad dentro de la iglesia (1 Coro 14:33, 40). Escribió: ‘Vivimos en una época cuando el orden, el método y la unidad de acción son esenciales...’ (Testimonios para los ministros, p. 228). De acuerdo con su consejo, ‘Cristo quiere que sus discípulos sean unidos en una iglesia, conserven el orden, tengan reglas y disciplina...’ (Testimonies for the Church, t. 3, p. 445). Elena de White también instó a no ‘persistir en una actitud independiente contra la decisión del cuerpo general’ (Joyas de los testimonios, t:3; p. 408)”.
- 03
QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Enero 2002
Las meditaciones matinales
¿Qué libros de meditaciones matinales se extrajeron de los escritos de Elena de White?
Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina:
Se han publicado hasta el presente dieciocho devocionales compilados de los escritos de Elena de White. El primero fue publicado en inglés en 1946 bajo el título Radiant Religion [Religión radiante], y se lo usó en 1947. Luego de tres años apareció, también en inglés, With God at Dawn [Con Dios al amanecer]. El contenido de estas dos meditaciones matinales fue extraído de libros impresos de Elena de White.
El tercer libro, titulado My Life Today [Mi vida hoy], publicado en 1953, también se imprimió en español con el título de Meditaciones matinales. A partir de este devocional se utilizaron también materiales inéditos, provenientes de los archivos de manuscritos y cartas de Elena de White. La siguiente lista incluye todos los devocionales existentes con el título en español de todos los que fueron traducidos a nuestra lengua:
1. Radiant Religion, 1946.
2. With God at Dawn, 1949.
3. Meditaciones matinales, 1953.
4. Hijos e hijas de Dios, 1956.
5. La fe por la cual vivo, 1959.
6. Nuestra elevada vocación, 1962.
7. A fin de conocerle, 1965.
8. En los lugares celestiales, 1968.
9. Conflicto y valor, 1971.
10. La maravillosa gracia de Dios, 1974.
11. (Maranata: el Señor viene!, 1977.
12. Cada día con Dios, 1980.
13. Alza tus ojos, 1983.
14. Reflejemos a Jesús, 1986.
15. Exaltad a Jesús, 1989.
16. Dios nos cuida, 1992.
17. Recibiréis poder, 1996.
18. Cristo triunfante, 2000.
Como los demás libros, estas obras han sido compuestas bajo la dirección de la Junta de Fideicomisarios de las Publicaciones de Elena de White, responsables del cuidado y la publicación de sus escritos, y siguiendo las instrucciones dejadas por la autora para la publicación y compilación de sus escritos.
- 04
QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Febrero 2002
La vida familiar en el cielo - 1
Qué escribió Elena de White acerca de la vida familiar en el cielo?
Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina:
Elena de White hace bellísimas descripciones del cielo y de la Tierra nueva, pero desalienta las especulaciones acerca de detalles no revelados. Probablemente entre las mejores secciones acerca de la vida en el reino de Dios se encuentren los siguientes capítulos: “El fin del conflicto” (El conflicto de los siglos, pp. 720-737), “La vida en el hogar edénico” (El hogar cristiano, pp. 488‑494), “Cuadros de la tierra nueva” (El hogar cristiano, pp. 495‑499) y “Las recompensas” (Conducción del niño, pp. 530-539).
Espigando entre sus muchas páginas dedicadas a la vida futura de los redimidos pueden desprenderse un par de ideas claras:
Las familias se encontrarán y reconocerán. Se promete un reencuentro entre padres, hijos y amigos. “Veremos de nuevo a nuestros hijos. Nos encontraremos con ellos y los reconoceremos en los atrios celestiales” (Carta 196, 1899; Conducción del niño, p. 536). “Santos ángeles llevan niñitos a los brazos de sus madres. Amigos, a quienes la muerte tenía separados desde largo tiempo, se reúnen para no separarse más, y con cantos de alegría suben juntos a la ciudad de Dios” (El conflicto de los siglos, p. 703).
Los salvados podrán reconocerse y tener compañerismo con los ángeles. “Allí conoceremos como somos conocidos. Allí hallarán la aplicación más dulce y verdadera el amor y las simpatías que Dios ha implantado en el ser. La comunión pura con seres celestiales, la armoniosa vida social con los ángeles bienaventurados y los fieles de todas las épocas, el sagrado compañerismo que une a toda familia en los cielos, y en la tierra, se cuentan entre los incidentes del más allá” (El hogar cristiano, p. 497).
Elena de White le escribió a alguien que había perdido a su única hija: “Su fe puede ver a los amados que una vez perdió reunidos entre los redimidos de la Tierra. Ud., antes de mucho, si es fiel, estará caminando con ellos por las calles de la Nueva Jerusalén, cantando el cántico de Moisés y del Cordero, llevando la enjoyada corona...” (Carta 71, 1878; En los lugares celestiales, p. 274).
- 05
QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Marzo 2002
La vida familiar en el cielo - 2
¿Qué escribió Elena de White acerca de la vida familiar en el cielo?
Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina:
No es posible agregar mucho más a las palabras de Jesús, pero podemos confiar en la capacidad divina de proveer para nuestra felicidad eterna. Dijo el Señor: “Porque cuando resucitarán de los muertos, ni se casarán, ni serán dados en casamiento, mas son como los ángeles que están en los cielos” (Mar. 12:25).
Un capítulo titulado “Especulaciones acerca de la vida futura” es especialmente revelador: “Hay muchos hoy día que expresan su creencia de que habrá casamientos y nacimientos en la Tierra nueva, pero los que creen en las Sagradas Escrituras no pueden aceptar tales doctrinas. La doctrina de que nacerán niños en la Tierra nueva no forma parte de la segura palabra profética”. Las palabras de Cristo son demasiado claras para ser mal interpretadas. Ellas resuelven definitivamente la cuestión de los matrimonios y nacimientos en la Tierra nueva. Ni los que resuciten de la muerte ni los que sean trasladados sin haber gustado la muerte se casarán o darán en matrimonio. Serán como ángeles de Dios, miembros de la familia real.
“ ‘Diré a aquéllos que sostienen puntos de vista contrarios a la clarísima declaración de Cristo: sobre tales tendencias el silencio es elocuencia. Es una presunción permitirnos suposiciones y teorías acerca de temas que Dios no nos ha dado a conocer en su Palabra. No necesitamos entrar en especulaciones acerca de nuestro estado futuro...
“ ‘El Señor ha hecho toda la provisión necesaria para nuestra felicidad futura... No debemos medir las condiciones de la vida futura por las condiciones de esta vida.
“ ‘Las cosas reveladas son para nosotros y para nuestros hijos, pero no debemos permitir que nuestra imaginación cree doctrinas concernientes a las cosas no reveladas” (Medical Ministry, pp. 99, 100 [La fe por la cual vivo, p. 368]).
“ ‘Se promete a los salvados un hogar donde la felicidad crecerá eternamente. ‘En el hogar de los redimidos no habrá más lágrimas, ni cortejos fúnebres, ni manifestaciones de duelo... Una rica corriente de felicidad fluirá y se profundizará a medida que transcurra la eternidad…’ (Testimonies, t. 9, pp. 287, 288 [La fe por la cual vivo, p. 364])”.
- 06
QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Abril 2002
El Deseado y la Biblioteca del Congreso de los EE.UU.
¿Es verdad que el libro El Deseado de todas las gentes, de Elena de White, fue
premiado por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos?
Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina:
En los archivos del Centro de Investigación White existe un testimonio personal de W. E. Bement, de la Biblioteca del Congreso, sobre El Deseado de todas las gentes. Se lee allí lo siguiente:
“No es una tarea minúscula seleccionar cinco o seis libros acerca de la vida de Cristo, de entre los más de diez mil que han sido escritos en inglés en los últimos trescientos años, sin contar los publicados en otros idiomas, y declarar que son absolutamente los mejores. Felizmente usted me ha facilitado la tarea al pedirme que haga mi elección personal.
“Mi preferencia o elección estaría orientada por lo que desearía obtener del libro o de los libros a leer. Permítame decirlo de esta manera: pondría en primer lugar El Deseado de todas las gentes, de Elena de White, por su discernimiento espiritual y por su aplicación práctica.
“Diré que El Deseado de todas las gentes está bien conceptuado en la Biblioteca del Congreso” (Extracto de una carta de W. E. Bement, Biblioteca del Congreso, Washington, D. C., 11 de diciembre de 1946).
Sobre el particular, consultamos a Tim Poirier, director asociado del Ellen G. White Estate (Patrimonio White de la Asociación General), en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos. Ésta fue su respuesta: “No, el libro El Deseado de todas las gentes no ha recibido ningún respaldo o reconocimiento de la Biblioteca del Congreso. Hace años, un integrante del personal que trabajaba allí (quien fue adventista del séptimo día) escribió una carta a alguien diciendo que el libro estaba bien conceptuado por la biblioteca, pero esto no fue de ninguna manera un pronunciamiento oficial de la biblioteca”.
Posiblemente el mayor reconocimiento a la profundidad espiritual del libro y a sus aplicaciones a la vida cristiana sea la enorme difusión que ha tenido desde su primera edición en 1898. El Deseado de todas las gentes se lee actualmente en los 62 idiomas a los cuales ha sido traducido.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Junio de 2002
¿Cuántos y cuáles son los libros de
Elena de White traducidos al español?
Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina:
Aunque parezca extraño, no es una pregunta sencilla de contestar, a raíz de ciertas ediciones impresas en inglés bajo distintos títulos, y de las distintas versiones preparadas por las casas editoras que publican en nuestra lengua. Siguiendo la lista del Patrimonio White actualizada a junio de 2001, y los propios registros del Centro de Investigaciones White en Argentina (CIW), puede decirse que en este centro contamos con alrededor de 77 volúmenes diferentes en español. Algunos de ellos son sólo breves recopilaciones o pequeños libros. La lista de los libros que se han traducido del inglés, y los títulos en español sería la siguiente:
Acts of the Apostles (Los hechos de los apóstoles)
A Call to Medical Evangelism and Health Education (Un llamado al evangelismo médico y a la educación sanitaria)
Adventist Home, The (El hogar adventista; El hogar cristiano; Hogar sin sombras)
Child Guidance (Conducción del niño)
Christ in His Sanctuary (Cristo en su santuario)
Christ Our Savior (Vida de Jesús)
Christ's Object Lessons (Palabras de vida del gran Maestro)
Christian Service (Servicio cristiano)
Christ Triumphant (Cristo triunfante)
Colporteur Ministry (El colportor evangélico)
Communion With God (Comunión con Dios)
Conflict and Courage (Conflicto y valor)
Counsels for the Church (Consejos para la iglesia)
Counsels on Diet and Food (Consejos sobre el régimen alimenticio)
Counsels on Health (Consejos sobre la salud)
Counsels on Sabbath School Work (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática)
Counsels on Stewardship (Consejos sobre mayordomía Cristiana)
Counsels to Parents, Teachers, and Students (Consejos para los maestros, padres y alumnos)
Country Living (De la ciudad al campo)
Daughters of God (Hijas de Dios)
Day By Day With God (Cada día con Dios)
Desire of Ages (El Deseado de todas las gentes)
Early Writings (Primeros escritos)
Education (La educación)
Evangelism (El evangelismo)
Faith and Works (Fe y obras)
Faith I Live By (La fe por la cual vivo)
From Heaven With Love (Él es la salida)
From Here to Forever (De aquí a la eternidad)
Fundamentals of Christian Education (La educación cristiana)
God's Amazing Grace (La maravillosa gracia de Dios)
Gospel Workers (Obreros evangélicos)
Great Controversy (El conflicto de los siglos)
Happiness Homemade (El hogar adventista)
Impending Conflict (Selecciones de El conflicto de los siglos)
In Heavenly Places (En los lugares celestials)
Last Day Events (Eventos de los últimos días)
Letters to Young Lovers (Cartas a jóvenes enamorados)
Life Sketches (Notas biográficas de Elena G. de White)
Lift Him Up (Exaltad a Jesús)
Maranatha (¡Maranata: El Señor viene!)
Messages to Young People (Mensajes para los jóvenes)
Mind, Character and Personality, 1-2 (Mente, carácter y personalidad, 1-2)
Ministry of Healing (El ministerio de curación)
My Life Today (Meditaciones matinales)
Our Father Cares (Dios nos cuida)
Our High Calling (Nuestra elevada vocación)
Patriarchs and Prophets (Patriarcas y profetas)
Pastoral Ministry (El ministerio pastoral)
Promises for the Last Days (Promesas para los últimos días)
Prophets and Kings (Profetas y reyes)
Publishing Ministry (El ministerio de las publicaciones)
Receive Power (Recibiréis poder)
Reflecting Christ (Reflejemos a Jesús)
Remnant Church (La iglesia remanente)
Revival and Beyond (No identificado)
Sanctified Life (La edificación del carácter)
Selected Messages, 1-3 (Mensajes selectos, 1-3)
Sons and Daughters of God (Hijos e hijas de Dios)
Steps to Christ (El camino a Cristo)
Story of Jesus (Vida de Jesús)
Story of Redemption (La historia de la redención)
Temperance (La temperancia)
Testimonies for the Church, 2, 5, 7, 9 (Testimonios para la iglesia, 2, 5, 7, 9)
Testimonies on Sexual Behavior, Adultery, and Divorce (Testimonios acerca de conducta sexual, adulterio y divorcio)
Testimonies to Ministers (Testimonios para los ministros)
Testimony Treasures, 1-3 (Joyas de los testimonios, 1-3)
That I May Know Him (A fin de conocerle)
The Truth About Angels (La verdad acerca de los ángeles)
This Day With God (Cada día con Dios)
Thoughts From the Mount of Blessing (El discurso maestro de Jesucristo)
Upward Look (Alza tus ojos)
Voice in Speech and Song (La voz: su educación y uso correcto)
Welfare Ministry (El ministerio de la bondad)
Writers and Editors (El otro poder)
El espíritu de profecía y los gremios
Esta lista deberá ser actualizada a medida que nuevos libros aparezcan, para bendición de la iglesia y de los honestos buscadores de la verdad divina en nuestras comunidades hispanohablantes".
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Junio de 2002
¿Cuántos y cuáles son los libros de
Elena de White traducidos al español?
Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina:
Aunque parezca extraño, no es una pregunta sencilla de contestar, a raíz de ciertas ediciones impresas en inglés bajo distintos títulos, y de las distintas versiones preparadas por las casas editoras que publican en nuestra lengua. Siguiendo la lista del Patrimonio White actualizada a junio de 2001, y los propios registros del Centro de Investigaciones White en Argentina (CIW), puede decirse que en este centro contamos con alrededor de 77 volúmenes diferentes en español. Algunos de ellos son sólo breves recopilaciones o pequeños libros. La lista de los libros que se han traducido del inglés, y los títulos en español sería la siguiente:
Acts of the Apostles (Los hechos de los apóstoles)
A Call to Medical Evangelism and Health Education (Un llamado al evangelismo médico y a la educación sanitaria)
Adventist Home, The (El hogar adventista; El hogar cristiano; Hogar sin sombras)
Child Guidance (Conducción del niño)
Christ in His Sanctuary (Cristo en su santuario)
Christ Our Savior (Vida de Jesús)
Christ's Object Lessons (Palabras de vida del gran Maestro)
Christian Service (Servicio cristiano)
Christ Triumphant (Cristo triunfante)
Colporteur Ministry (El colportor evangélico)
Communion With God (Comunión con Dios)
Conflict and Courage (Conflicto y valor)
Counsels for the Church (Consejos para la iglesia)
Counsels on Diet and Food (Consejos sobre el régimen alimenticio)
Counsels on Health (Consejos sobre la salud)
Counsels on Sabbath School Work (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática)
Counsels on Stewardship (Consejos sobre mayordomía Cristiana)
Counsels to Parents, Teachers, and Students (Consejos para los maestros, padres y alumnos)
Country Living (De la ciudad al campo)
Daughters of God (Hijas de Dios)
Day By Day With God (Cada día con Dios)
Desire of Ages (El Deseado de todas las gentes)
Early Writings (Primeros escritos)
Education (La educación)
Evangelism (El evangelismo)
Faith and Works (Fe y obras)
Faith I Live By (La fe por la cual vivo)
From Heaven With Love (Él es la salida)
From Here to Forever (De aquí a la eternidad)
Fundamentals of Christian Education (La educación cristiana)
God's Amazing Grace (La maravillosa gracia de Dios)
Gospel Workers (Obreros evangélicos)
Great Controversy (El conflicto de los siglos)
Happiness Homemade (El hogar adventista)
Impending Conflict (Selecciones de El conflicto de los siglos)
In Heavenly Places (En los lugares celestials)
Last Day Events (Eventos de los últimos días)
Letters to Young Lovers (Cartas a jóvenes enamorados)
Life Sketches (Notas biográficas de Elena G. de White)
Lift Him Up (Exaltad a Jesús)
Maranatha (¡Maranata: El Señor viene!)
Messages to Young People (Mensajes para los jóvenes)
Mind, Character and Personality, 1-2 (Mente, carácter y personalidad, 1-2)
Ministry of Healing (El ministerio de curación)
My Life Today (Meditaciones matinales)
Our Father Cares (Dios nos cuida)
Our High Calling (Nuestra elevada vocación)
Patriarchs and Prophets (Patriarcas y profetas)
Pastoral Ministry (El ministerio pastoral)
Promises for the Last Days (Promesas para los últimos días)
Prophets and Kings (Profetas y reyes)
Publishing Ministry (El ministerio de las publicaciones)
Receive Power (Recibiréis poder)
Reflecting Christ (Reflejemos a Jesús)
Remnant Church (La iglesia remanente)
Revival and Beyond (No identificado)
Sanctified Life (La edificación del carácter)
Selected Messages, 1-3 (Mensajes selectos, 1-3)
Sons and Daughters of God (Hijos e hijas de Dios)
Steps to Christ (El camino a Cristo)
Story of Jesus (Vida de Jesús)
Story of Redemption (La historia de la redención)
Temperance (La temperancia)
Testimonies for the Church, 2, 5, 7, 9 (Testimonios para la iglesia, 2, 5, 7, 9)
Testimonies on Sexual Behavior, Adultery, and Divorce (Testimonios acerca de conducta sexual, adulterio y divorcio)
Testimonies to Ministers (Testimonios para los ministros)
Testimony Treasures, 1-3 (Joyas de los testimonios, 1-3)
That I May Know Him (A fin de conocerle)
The Truth About Angels (La verdad acerca de los ángeles)
This Day With God (Cada día con Dios)
Thoughts From the Mount of Blessing (El discurso maestro de Jesucristo)
Upward Look (Alza tus ojos)
Voice in Speech and Song (La voz: su educación y uso correcto)
Welfare Ministry (El ministerio de la bondad)
Writers and Editors (El otro poder)
El espíritu de profecía y los gremios
Esta lista deberá ser actualizada a medida que nuevos libros aparezcan, para bendición de la iglesia y de los honestos buscadores de la verdad divina en nuestras comunidades hispanohablantes".
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Agosto 2002
La Biblia, Elena de White y la salvación de los niños
¿Se salvarán los niños fallecidos a temprana edad?
Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina:
En verdad la Biblia no habla mucho acerca de la salvación de los niños. Sin embargo, algunas ideas parecen claras: (a) Dios no hace a los niños responsables del pecado de sus padres (Eze. 18:4, 20), (b) habrá niños en la tierra nueva (Isa. 11:6, 8), (c) Cristo enseñó que de los niños es el reino de los cielos (Mat. 19:13-15; Mar. 10:13-16; Luc. 18:15-17), y (d) que aun los adultos deben volverse como niños para entrar en el reino de Dios (Mat. 18:2-5; Mar. 9:36-37; Luc. 9:47, 48). Cabe recordar que Dios es un ser amoroso y justo, en quien podemos confiar enteramente sabiendo que hará lo mejor por sus criaturas en cada caso. La Biblia enseña que Dios “conoce nuestra condición” (Sal. 103:14) y que evaluará a cada uno de acuerdo con la luz que haya recibido y con las circunstancias que lo han rodeado. Jesús dijo que “a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá” (Luc. 12:48).
En cuanto a los escritos de Elena de White recomendaría puntualmente algunos capítulos de sus libros en español: Parte del capítulo 27, “Los enlutados”, del libro Mensajes selectos, tomo 2, páginas 295 a 298; el capítulo 39, “Preguntas acerca de los salvados”, de Mensajes selectos, tomo 3, páginas 358 a 362; y el capítulo 83, “Las recompensas”, de Conducción del niño, páginas 530 a 539. Allí puede leerse acerca de la salvación de los hijos de los incrédulos, de los hijos de los creyentes, de la resurrección de los niños muertos, del día del juicio, de la presencia de niños en la tierra nueva, etc.
Escribió Elena de White a una madre enlutada: “Ud. pregunta si su hijito será salvo... Veremos de nuevo a nuestros hijos. Nos encontraremos con ellos y los reconoceremos en los atrios celestiales. Ponga su confianza en el Señor y no tema” (Carta 196, 1899) (Conducción del niño, p. 536).
Los consejos de Elena de White están en armonía con la Biblia y dan evidencia de la existencia de niños en el momento en que Cristo vuelva, y de su salvación, incluso independientemente de la de sus padres.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Septiembre de 2002
Hijos en el tiempo del fin - 1
¿Aconseja Elena de White evitar la paternidad?
Responde Daniel Oscar Plenc director del Centro de Investigación White en Argentina.
Elena de White apoyó ampliamente el plan original de Dios en cuanto al matrimonio y la paternidad como bendiciones divinas para el hombre. Lo corroboró con su mismo ejemplo, al casarse y tener cuatro hijos.
Respecto de la oportunidad de tener o no tener hijos en este tiempo, es evidente que no vamos a encontrar una indicación general directa. Ella no escribió mucho acerca de los niños en el tiempo del fin, aunque habla de niños y jóvenes utilizados por Dios en la predicación final del evangelio.
“Cuando se desarrollen las escenas finales de la historia del mundo, muchos... niños y jóvenes asombrarán a la gente mediante el testimonio que den de la verdad con sencillez, aunque con vigor y poder. Se les enseñó a temer al Señor, y sus corazones fueron suavizados merced al esmerado estudio de la Biblia, acompañado de oración. En un futuro cercano muchos niños serán dotados del Espíritu de Dios, y efectuarán la obra de proclamar la verdad al mundo... Llevarán a cabo una tarea que ni las potencias del mal podrán contrarrestar” (MeM 63, Promesas para los últimos días, p. 35).
También menciona que Dios permitirá que algunos niños pasen al descanso antes de los difíciles tiempos finales. “El Señor me ha enseñado con frecuencia que muchos pequeñuelos deben morir antes del tiempo de angustia. Veremos de nuevo a nuestros hijos. Nos encontraremos con ellos y los reconoceremos en los atrios celestiales” (Carta 196, 1899, Conducción del niño, p. 536).
En lo mucho que Elena de White escribió sobre el matrimonio y la familia (véase El hogar adventista), y sobre los niños y la paternidad (véase Conducción del niño) no vemos nada que haga suponer que el plan general del Señor para los matrimonios es que eviten tener hijos. Puede suponerse que estos temas sensibles son dejados a la consideración de la conciencia de cada uno, a la búsqueda de una respuesta concreta en oración y reflexión.
También es verdad que Elena de White veía muy conveniente que algunos matrimonios que conocía decidieran tener hijos. Las siguientes declaraciones ilustran este punto:
“Se me mostró que el Hno. E. y su esposa están en peligro de que sus pensamientos se concentren demasiado en sí mismos; especialmente la Hna. E. falla en esto. Tiene un amor casi supremo por sí misma...
“El egoísmo, que se manifiesta de diversas maneras, de acuerdo con las circunstancias y la condición peculiar de los individuos, debe morir. Si ustedes tuvieran hijos, y tuvieran que despreocuparse de sí mismos para cuidarlos, sería beneficioso. En su hogar ha requerido para sí misma la atención y la tolerancia que se debe ejercer con los hijos. Requiere esa atención, y la tendrá. Pero no se le ha ocurrido que es su deber cuidar a los demás y procurar su beneficio... Cuando la familia está compuesta de sólo dos personas, como en el caso de ustedes, y no hay niños que exijan paciencia, tolerancia y verdadero amor, es necesario mantener una vigilancia constante, no sea que el egoísmo logre la supremacía; no sea que ustedes mismos se conviertan en el centro de todo, y reclamen la atención, el cuidado y el interés de tal manera que no se sientan en la obligación de manifestarlos hacia los demás. El cuidado de los niños en la familia impone la necesidad de permanecer mucho tiempo en casa, para la educación de su mente y su corazón en relación con los cuidados ordinarios de la vida doméstica” (Testimonios para la iglesia, t. 2, pág. 208).
“Por lo que se me mostró, los adventistas observadores del sábado tienen una noción muy débil de cuán grande es el lugar que el mundo y el egoísmo tienen en sus corazones... Si tuvieran hijos propios a quienes podrían brindar cuidados, afecto y amor no estarían tan ensimismados en sus propios intereses. Si los que no tienen hijos, a quienes Dios ha hecho mayordomos de medios económicos, quisieran extender sus corazones para cuidar de los niños que necesitan amor, cuidado y afecto, y que se les supla de los bienes de este mundo, serían mucho más felices que ahora” (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 295).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Noviembre de 2002
Hijos en el tiempo del fin - 2
¿Aconseja Elena de White evitar la paternidad?
Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina:
Existe una carta donde se toca el tema de forma directa, y uno de sus párrafos fue publicado en una compilación de los escritos de Elena de White:
“No es realmente sabio tener hijos ahora. El tiempo es corto, están sobre nosotros los peligros de los últimos días y los hijos pequeños serán mayormente arrebatados antes de esto” (Eventos de los últimos días, p. 37).
Hasta donde se pueda constatar, esta es la única consideración del tema en los escritos de Elena de White. Es pertinente aquí recordar que, más que en cualquier otra presentación, las cartas personales deben ser miradas en su contexto y en armonía con las circunstancias que las motivaron.
Se impone, entonces, la necesidad de complementar brevemente la información relativa al consejo de Elena de White acerca de no tener hijos en el tiempo del fin.
Este párrafo de Eventos de los últimos días fue tomado de una carta de tres páginas que se encuentra en el Archivo de Cartas y Manuscritos del Centro de Investigación White (Carta 48, 1876).
Elena de White se dirige en esa ocasión al pastor Van Horn y a su esposa Adelia. Sus palabras son sentidas, afectuosas, pero firmes, y manifiesta haber escrito con un sentimiento de pena. Los esposos Van Horn habían ido a trabajar a Oregon, donde los esperaba una gran obra evangelizadora. Al mismo tiempo, se les advierte que Satanás tenía planes de frustrar los propósitos de Dios.
La mayor parte de la carta está dirigida especialmente a Adelia, una mujer con talentos superiores, pero al mismo tiempo con peligrosas limitaciones. Se la describe como una persona emotiva, imaginativa, a veces negligente e indebidamente ansiosa. Elena de White le sugiere que el cuidado de niños profundizaría esas cualidades y detendría la obra que podría hacer.
En uno de los párrafos leemos: “El cuidado de niños preocuparía de tal manera la mente que Cristo y su obra serían descuidados”. Luego viene la sección final de la carta, que comienza con la oración reproducida en Eventos de los últimos días:
“No es realmente sabio tener hijos ahora. El tiempo es corto, están sobre nosotros los peligros de los últimos días y los hijos pequeños serán mayormente arrebatados antes de esto. Si los hombres y las mujeres que pueden trabajar para Dios consideraran que, mientras se complacen a sí mismos al tener hijos pequeños y cuidarlos, podrían estar en la obra enseñando el camino de salvación a un mayor número y trayendo muchos hijos e hijas a Cristo, grande sería su recompensa en el reino de Dios.
“Adelia, mi corazón está apenado porque usted ha fallado, porque ha robado a Dios. Usted es naturalmente temerosa, y toma dificultades prestadas. Usted no podría tener descanso o paz mental separada de sus hijos; y por su disposición ansiosa ha cerrado el camino para su obra. Y esto no es todo: la obra es grandemente descuidada”.
Es evidente que el consejo de no tener hijos se dirige a una mujer con características peculiares, y con desafíos especiales como esposa de pastor. No parece sensato aplicar este consejo a todos los matrimonios en cualquier circunstancia. De todas maneras, el pesar las demandas de la obra de Dios y la idoneidad personal para una paternidad responsable es un deber ineludible para todo hijo de Dios que está evaluando traer niños al mundo en este tiempo particular.
La paternidad es, a no dudarlo, un privilegio y una sagrada responsabilidad. Porque los hijos han de ser preparados para este tiempo y para la eternidad. “A todos los padres que profesan creer en la pronta venida de Cristo se les da una solemne obra de preparación, con el propósito de que ellos y sus hijos estén listos para encontrarse con el Señor en su venida” (En los lugares celestiales, p. 212).
Sobre estos complejos asuntos, el Padre del cielo otorgará sabiduría de lo alto a los que se la demanden con humildad.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Diciembre de 2002
Cuando se quiebra el silencio (Parte I)
¿Recomendó Elena de White guardar silencio sobre ciertos temas?
Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina:
Las Escrituras señalan que “las cosas secretas pertenecen a Jehová, nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre” (Deut. 29:29). De igual manera, Elena de White recomendó cautela en el tratamiento de ciertos asuntos sobre los que no tenemos revelación. Los siguientes son buenos ejemplos de la aplicación de este principio:
La naturaleza de Dios. “Los hombres pueden tener sus propias interpretaciones acerca de Dios, pero ninguna mente humana puede comprenderlo. Este problema no nos ha sido dado para que lo resolvamos. Nadie se permita entrar en especulaciones acerca de su naturaleza. Aquí el silencio es elocuencia. El Omnisciente está por encima de toda discusión” (Alza tus ojos, p. 151).
“La Palabra de Dios y sus obras contienen el conocimiento acerca de Aquel que vio apropiado revelársenos. Así podemos entender la revelación que él nos dio de sí mismo. Pero debemos estudiar esto con temor y temblor, y con el sentido de nuestra pecaminosidad, no con el deseo de explicar a Dios, sino con el deseo de obtener el conocimiento que nos permitirá servirlo más aceptablemente.
“Nadie se aventure a tratar de explicar a Dios. Los seres humanos ni siquiera se pueden explicar a sí mismos, y ¿cómo, entonces se atreverán a explicar al Omnisciente? Satanás está listo para darles concepciones falsas acerca de Dios.
“Para los curiosos, traigo el mensaje de que Dios me ha instruido acerca de no dar respuesta a las preguntas de los que inquieren con respecto a cosas que no han sido reveladas. Las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos. Los seres humanos no deben intentar ir más allá de esto. No debemos tratar de explicar lo que Dios no ha revelado. Debemos estudiar la revelación que Cristo, el gran Maestro, ha dado del carácter de Dios, para que en espíritu, en palabra y en actos lo representemos ante los que no lo conocen.
“Con respecto a la personalidad y las prerrogativas de Dios, dónde se encuentra y quién es, son temas que no debemos atrevernos a tocar. Acerca de esto, el silencio es elocuencia. Los que no tienen un conocimiento experimental de Dios son los que se aventuran a especular con respecto a él. Si lo conocieran más, tendrían menos que decir en cuanto a lo que él es. La persona que en la vida diaria tiene una comunión más estrecha con Dios y un conocimiento más profundo acerca de él, es quien se da cuenta más profundamente de la total imposibilidad de que los seres humanos expliquen al Creador...” (Alza tus ojos, p. 324).
La naturaleza del Espíritu Santo. “La naturaleza del Espíritu Santo es un misterio. Los hombres no pueden explicarla, porque el Señor no se la ha revelado. Los hombres de conceptos fantásticos pueden reunir pasajes de las Escrituras y darles interpretación humana; pero la aceptación de esos conceptos no fortalecerá a la iglesia. En cuanto a estos misterios, demasiado profundos para el entendimiento humano, el silencio es oro” (Los hechos de los apóstoles, pp. 42,43).
Casamientos y nacimientos en la tierra nueva. “Hay quienes hoy día expresan su creencia de que habrá casamientos y nacimientos en la tierra nueva, pero los que creen en las Escrituras no pueden aceptar tales doctrinas...Quiero decir a los que sostienen puntos de vista contradictorios a la declaración de Cristo: En tales asuntos, el silencio es elocuencia. Es presunción ocuparse de suposiciones y teorías acerca de asuntos que Dios no nos ha hecho conocer en su Palabra. No necesitamos entrar en especulaciones acerca de nuestro futuro estado...” (¡Maranata: El Señor viene!, p. 367).
Para mayor información, es útil ver también algunas orientaciones similares en Mensajes selectos, tomo 2, páginas 28 y 29.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Enero de 2003
Cuando se quiebra el silencio (Parte II)
¿Recomendó Elena de White guardar silencio sobre ciertos temas?
Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina:
Continuamos brindando algunos ejemplos en los que Elena de White recomendó guardar silencio ante ciertos asuntos:
Temas controversiales de importancia secundaria. “Tengo palabras que presentar a mis hermanos de los cuatro puntos cardinales. Pido que mis escritos no sean usados para definir cuestiones sobre las que ahora hay mucha controversia. Ruego a los pastores H, I, J y otros de nuestros hermanos dirigentes que no hagan referencia a mis escritos para sostener sus puntos de vista sobre el continuo”.
“Se me ha presentado que no es un tema de importancia vital. Se me ha instruido que nuestros hermanos están cometiendo un error al magnificar la importancia de la diferencia en los puntos de vista que se sostienen. No puedo consentir en que ninguno de mis escritos sea tomado para definir este asunto. El verdadero significado de ‘el continuo’ ha de convertirse en una piedra de toque. Ahora pido que mis hermanos del ministerio no usen mis escritos en sus argumentos en cuanto a esta cuestión [el continuo], pues no he recibido instrucción sobre este punto en discusión y no veo necesidad de la controversia. El silencio es elocuencia acerca de este asunto en las condiciones actuales.2
“Se agrada al enemigo de nuestra obra cuando puede usarse un tema de menor importancia para distraer la mente de nuestros hermanos de las grandes cuestiones que debieran ser el corazón de nuestro mensaje. Como este no es una piedra de toque, ruego a mis hermanos que no permitan que triunfe el enemigo al tratar el tema como si fuera importante” (Mensajes selectos, t. 1, pp. 193, 194).
“Debemos unirnos en los vínculos de una unidad semejante a Cristo. Entonces no serán en vano nuestras labores. Tirad de forma pareja y no provoquéis contenciones. Revelad el poder unificador de la verdad, y esto hará una impresión poderosa en las mentes humanas. Hay fortaleza en la unidad. Este no es un tiempo para hacer resaltar puntos de diferencia que no son importantes. Si algunos que no han tenido una vigorosa comunión viviente con el Maestro, revelan al mundo la debilidad de su experiencia cristiana, los enemigos de la verdad, que nos observan de cerca, se aprovecharán de eso y será estorbada nuestra obra. Cultiven todos la humildad y aprendan de Aquel que es manso y humilde de corazón.
“El tema de ‘el continuo’ no debiera producir los movimientos que ha creado. Como resultado de la forma en que ha sido tratado este tema por hombres de puntos de vista opuestos en esta cuestión, ha surgido controversia y ha habido confusión... Mientras exista la actual diferencia de opiniones acerca de este tema, no se lo haga prominente. Cese toda contención. En un tiempo como este, el silencio es elocuencia.”
“El deber actual de los siervos de Dios es predicar la Palabra en las ciudades. Cristo vino a la Tierra desde las cortes celestiales para salvar a las personas, y nosotros, como encargados de distribuir su gracia, debemos impartir a los habitantes de las grandes ciudades un conocimiento de su verdad salvadora” Carta 62, 1910 (Mensajes selectos, t. 1, pp. 197, 198).
Asuntos sobre los que Dios no se ha expresado. “A mis hermanos en el ministerio quiero decir: Predicad la Palabra. No pongáis en el fundamento madera, paja y hojarasca; es decir, vuestras suposiciones y especulaciones, que no pueden beneficiar a nadie. Hay temas de vital importancia revelados en la Palabra de Dios, y estos son dignos de nuestra meditación más profunda. Pero no debemos escudriñar asuntos acerca de los que Dios guardó silencio.”
“Cuando se presentan cuestiones acerca de las que reine incertidumbre, preguntemos: ¿Qué dice la Escritura? Y si la Escritura guarda silencio acerca de una cuestión dada, no la hagamos tema de discusión. Busquen aquella novedad de vida resultante del nuevo nacimiento los que desean algo nuevo. Purifiquen sus corazones obedeciendo la verdad, y obren en armonía con la instrucción que dio Cristo” (Obreros evangélicos, pp. 329, 330).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Febrero de 2003
Lo que falta – 1
¿Qué eventos sobresalientes deben ocurrir en el cercano futuro según El conflicto de los siglos, de Elena de White?
Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina:
Con cierta frecuencia, se nos pregunta acerca de las señales del regreso de Cristo, tal como aparecen en los escritos de Elena de White. Aunque ella se refirió a estos temas muchas veces, sin duda el registro más completo se encuentra en su libro El conflicto de los siglos. Sin pretender pintar un cuadro completo, se enumeran a continuación algunos hechos que la autora indicó como señales que habrían de ocurrir antes de la segunda venida de Jesús.
1. Las principales iglesias norteamericanas se unirán e influirán sobre el Estado para imponer sus dogmas, decretos e instituciones. Habrá penas civiles contra los disidentes. “Cuando las iglesias principales de los Estados Unidos, uniéndose en puntos comunes de doctrina, influyan sobre el Estado para que imponga los decretos y las instituciones de ellas, entonces la América protestante habrá formado una imagen de la jerarquía romana, y la inflicción de penas civiles contra los disidentes vendrá de por sí sola” (El conflicto de los siglos, p. 498).
2. Se impondrá por ley la observancia obligatoria del domingo. Mientras, el mundo será ilustrado con claridad respecto del verdadero día de descanso. Elena de White habla del tiempo “cuando la observancia del domingo sea impuesta por la ley, y que el mundo sea ilustrado con respecto a la obligación del verdadero día de descanso” (Ibíd., p. 502). Aclara que “sólo cuando la cuestión haya sido expuesta así a las claras ante los hombres, y ellos hayan sido llamados a escoger entre los mandamientos de Dios y los mandamientos de los hombres, será cuando los que perseveren en la transgresión recibirán >la marca de la bestia” (Ibíd., p. 503).
3. La Iglesia y el Estado se unirán para obligar al pueblo de Dios a recibir la marca de la bestia. “Al final de la lucha, toda la cristiandad quedará dividida en dos grandes categorías: la de los que guardan los Mandamientos de Dios y la fe de Jesús, y la de los que adoran a la bestia y a su imagen, y reciben su marca. Si bien la Iglesia y el Estado se unirán para obligar... a que tengan ‘la marca de la bestia’... el pueblo de Dios no la tendrá” (Ibíd., p. 503).
4. Habrá un avivamiento entre el pueblo de Dios. Satanás tratará de evitarlo introduciendo una falsa imitación en las iglesias. “Antes de que los juicios de Dios caigan finalmente sobre la Tierra, habrá entre el pueblo del Señor un avivamiento de la piedad primitiva, cual no se ha vista nunca desde los tiempos apostólicos. El Espíritu y el poder de Dios serán derramados sobre sus hijos. Entonces muchos se separarán de esas iglesias en las que el amor de este mundo ha suplantado al amor de Dios y de su Palabra. Muchos, tanto ministros como laicos, aceptarán gustosamente esas grandes verdades que Dios ha hecho proclamar en este tiempo con el propósito de preparar un pueblo para la segunda venida del Señor. El enemigo de los seres humanos desea impedir esta obra, y antes de que llegue el tiempo para que se produzca tal movimiento, tratará de evitarlo introduciendo una falsa imitación” (Ibíd., p. 517).
5. Los Estados Unidos harán obligatoria la observancia del domingo. “Se ha demostrado que los Estados Unidos de Norteamérica son el poder representado por la bestia de dos cuernos semejantes a los de un cordero, y que esta profecía se cumplirá cuando los Estados Unidos hagan obligatoria la observancia del domingo...” (Ibíd., pp. 635, 636).
6. Se hablará de juicios de Dios sobre los que no observan el domingo. “Se repetirá el aserto de que los juicios de Dios caerán sobre los hombres en castigo por no haber observado el domingo como día de reposo” (Ibíd., pp. 636, 637).
7. Los protestantes de los Estados Unidos iniciarán una alianza religiosa apóstata que despreciará los derechos de la conciencia. “Los protestantes de los Estados Unidos serán los primeros en tender las manos a través de un doble abismo al espiritismo y al poder romano; y bajo la influencia de esta triple alianza ese país marchará en las huellas de Roma, pisoteando los derechos de la conciencia” (Ibíd., p. 645).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Marzo de 2003
Lo que falta - 2
¿Qué eventos sobresalientes deben ocurrir en el cercano futuro según El conflicto de los siglos, de Elena de White?
Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina:
Este conocido libro ofrece una descripción general de los eventos que precederán al advenimiento de Cristo:
8. Muchos abandonarán la iglesia y se unirán a la oposición, convirtiéndose en los peores enemigos. “Conforme vaya acercándose la tempestad, muchos que profesaron creer en el mensaje del tercer ángel, pero que no fueron santificados por la obediencia a la verdad, abandonarán su fe e irán a engrosar las filas de la oposición. Uniéndose con el mundo y participando de su espíritu, llegarán a ver las cosas casi bajo el mismo aspecto; así que cuando llegue la hora de prueba estarán preparados para situarse del lado más fácil y de mayor popularidad. Hombres de talento y de elocuencia, que se gozaron un día en la verdad, emplearán sus facultades para seducir y descarriar a las personas. Se convertirán en los enemigos más encarnizados de sus hermanos de antaño. Cuando los observadores del sábado sean llevados ante los tribunales para responder de su fe, estos apóstatas serán los agentes más activos de Satanás para calumniarlos y acusarlos, y para incitar a los magistrados contra ellos por medio de falsos informes e insinuaciones” (Ibíd., p. 666).
9. Habrá pena de muerte para los observadores del sábado. “Una vez que el sábado llegue a ser el punto especial de controversia en toda la cristiandad, y las autoridades religiosas y civiles se unan para imponer la observancia del domingo, la negativa persistente, por parte de una pequeña minoría, de ceder a la exigencia popular, la convertirá en objeto de execración universal. Se demandará con insistencia que no se tolere a los pocos que se oponen a una institución de la iglesia y a una ley del Estado; pues vale más que esos pocos sufran y no que naciones enteras sean precipitadas a la confusión y la anarquía... Este argumento parecerá concluyente, y finalmente se expedirá contra todos los que santifiquen el sábado un decreto que los declare merecedores de las penas más severas y autorice al pueblo para que, pasado cierto tiempo, los mate” (Ibíd., p. 673).
10. Los hijos de Dios se verán privados de toda protección legal, por lo que muchos huirán y otros sufrirán grandes penurias. “Cuando el decreto promulgado por los diversos príncipes y dignatarios de la cristiandad contra los que observan los Mandamientos suspenda la protección y las garantías del gobierno, y los abandone a los que tratan de aniquilarlos, el pueblo de Dios huirá de las ciudades y de los pueblos, y se unirá en grupos para vivir en los lugares más desiertos y solitarios. Muchos encontrarán refugio en puntos de difícil acceso en las montañas... Pero muchos seres humanos de todas las naciones y de todas clases, grandes y pequeños, ricos y pobres, negros y blancos, serán arrojados en la más injusta y cruel servidumbre. Los amados de Dios pasarán días penosos, encadenados, encerrados en cárceles, sentenciados a muerte, algunos abandonados adrede para morir de hambre y sed en sombríos y repugnantes calabozos. Ningún oído humano escuchará sus lamentos; ninguna mano humana se aprontará a socorrerlos” (Ibíd., pp. 683, 684).
11. Habrá una decisión internacional de aniquilar a los disidentes. “Cuando los que honran la Ley de Dios hayan sido privados de la protección de las leyes humanas, empezará en varios países un movimiento simultáneo para destruirlos. Conforme vaya acercándose el tiempo señalado en el decreto, el pueblo conspirará para extirpar a la secta aborrecida. Se convendrá en dar una noche el golpe decisivo, que reducirá completamente al silencio la voz disidente y reprensora” (Ibíd., p. 693).
12. Entonces Dios intervendrá para liberar a su pueblo, y Cristo vendrá para llevarlos a su hogar. “Es a medianoche cuando Dios manifiesta su poder para librar a su pueblo. Sale el sol en todo su esplendor. Sucédense señales y prodigios con rapidez. Los malos miran la escena con terror y asombro, mientras que los justos contemplan con gozo las señales de su liberación” (Ibíd., p. 694).
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QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECÍA - Abril de 2003
Secretos para el éxito - I
¿Qué consejos para el éxito personal y como iglesia encontramos en los escritos de Elena de White?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La pluma de Elena de White ha dejado algunas orientaciones útiles para alcanzar el éxito. Compartimos aquí algunas de ellas.
1. Un blanco elevado. La necesidad de una meta aparece como ineludible. “Una existencia sin propósito es una muerte en vida” (Consejos sobre la salud, p. 50). Ese blanco debe ser excelso. “El ideal que Dios tiene para sus hijos está por encima del alcance del más elevado pensamiento humano. La meta a alcanzar es la piedad, la semejanza a Dios” (La educación, p. 18). El blanco también ha de ser preciso. “El éxito en cualquier actividad requiere una meta definida. El que desea lograr verdadero éxito en la vida debe mantener constantemente en vista esa meta digna de su esfuerzo” (La educación, p. 262). Los siguientes consejos dados a una hermana pueden aplicarse a muchas otras personas. “También debiera tener una meta, un objetivo en la vida. Donde no hay un objetivo, hay una tendencia a la indolencia; pero donde hay una meta suficientemente importante en vista, todas las facultades mentales se ponen instantáneamente en actividad. Para obtener éxito en la vida, los pensamientos deben fijarse firmemente en el objetivo de la vida y no se los debe dejar vagar ni ocuparse de cosas sin importancia o complacerse en ociosas cavilaciones, que son el fruto de rehuir las responsabilidades” (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 382).
2. Aprender de las supuestas derrotas. Los propósitos divinos no siempre reciben aceptación. “La verdad de Dios nunca ha tenido éxito en el mundo. El corazón natural es siempre contrario a la verdad” (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 436). Pero la adversidad a veces es la plataforma para el éxito. “Algunas veces el Señor adiestra a sus servidores mediante chascos y fracasos aparentes. Es su propósito que aprendan a dominar las dificultades. Procura inspirarlos con una determinación de transformar cada aparente fracaso en un éxito” (Recibiréis poder, p. 174). “Los hombres a menudo oran y lloran debido a las perplejidades y los obstáculos que deben arrostrar. Pero es el propósito de Dios que enfrenten perplejidades y obstáculos y, si mantienen firmemente hasta el fin su confianza como al principio, decididos a llevar adelante la obra del Señor, él les despejará el camino. Los que luchen perseverantemente contra dificultades aparentemente insuperables, tendrán éxito, y con el éxito vendrá también el más grande gozo” (Alza tus ojos, p. 114).
3. Una actitud positiva. “Sólo usted, y nadie más, puede controlar sus pensamientos. En la lucha por alcanzar la norma más alta, el éxito o el fracaso dependerán mucho de su carácter y de la forma en que estén encauzados sus pensamientos. Si estos están bien dirigidos, como Dios quiere que lo estén cada día, se espaciarán en los temas que nos van a ayudar a aumentar nuestra devoción. Si los pensamientos son correctos, entonces, como resultado de ello, las palabras también serán correctas; las acciones serán de tal naturaleza que producirán alegría, consuelo y descanso a las almas...” (Cada día con Dios, p. 66).
4. Esfuerzo y perseverancia. Nada puede reemplazar el empeño y la tenacidad en el logro de algún propósito. “En cualquier ramo de trabajo, el verdadero éxito no es el resultado de la casualidad ni del destino. Es el desarrollo de las providencias de Dios, la recompensa de la fe y de la discreción, de la virtud y de la perseverancia. Las bellas cualidades mentales y un tono moral elevado no son resultado de la casualidad. Dios da las oportunidades; el éxito depende del uso que se haga de ellas” (Profetas y reyes, p. 357). Esto también es verdad respecto del servicio misionero. “Si los obreros confían en Dios para obtener gracia y fortaleza, alcanzarán éxito. Al principio su obra podrá parecer de poco valor, pero si siguen los planes del Señor, ella prosperará” (Servicio cristiano, p. 319). “El éxito no depende tanto del talento como de la energía y de la buena voluntad” (Profetas y reyes, p. 164).
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QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECÍA – Mayo de 2003
Secretos para el éxito - II
¿Qué consejos para el éxito personal y eclesial encontramos en los escritos de Elena de White?
Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina:
La autora propone como indispensables el esfuerzo y la perseverancia. “Cuando Dios prepara el camino para la realización de cierta obra, y da seguridad de éxito, el instrumento escogido debe hacer cuanto está en su poder para obtener el resultado prometido. Se le dará éxito en proporción al entusiasmo y la perseverancia con que haga la obra” (Profetas y reyes, p. 196).
Una revelación dada a Elena de White lo ilustra claramente: “En un sueño que tuve el 29 de septiembre de 1886, andaba yo con un numeroso grupo de personas que buscaban fresas... Así transcurrió el día, y se hizo muy poco. Al fin dije: Hermanos, ustedes dirán que esta excursión no ha tenido éxito. Si trabajan así, no me extraña que no lo obtengan. El éxito o el fracaso dependen de cómo se dedican al trabajo” (El evangelismo, p. 217).
5. Confianza y fidelidad. Con una actitud correcta, no se necesita pensar en el fracaso. “Tal no es el caso en la lucha cristiana. Ninguno que cumpla con las condiciones se chasqueará al fin de la carrera. Ninguno que sea ferviente y perseverante dejará de tener éxito. La carrera no es del veloz, ni la batalla del fuerte. El santo más débil, tanto como el más fuerte, puede llevar la corona de gloria inmortal. Puede ganarla todo el que, por el poder de la gracia divina, pone su vida en conformidad con la voluntad de Cristo. Demasiado a menudo se considera como asunto sin importancia, demasiado trivial para exigir la atención, la práctica en los detalles de la vida de los principios sentados en la Palabra de Dios. Pero en vista del resultado que está en juego, nada de lo que ayude o estorbe es pequeño. Todo acto pesa en la balanza que determina la victoria o el fracaso de la vida. La recompensa dada a los que venzan estará en proporción con la energía y el fervor con que hayan luchado” (Los hechos de los apóstoles, p. 252).
El triunfo no está determinado por la capacidad humana, sino por la capacitación divina. “No es cierto que los jóvenes brillantes alcanzan siempre el mayor éxito. Con cuánta frecuencia se ha colocado en puestos de confianza a hombres de talento y educación, y han resultado un fracaso! Su brillo tenía la apariencia del oro; pero cuando se lo probó, no resultó ser más que oropel y escoria. Fracasaron en su trabajo a causa de su infidelidad. No fueron industriosos y perseverantes, y tampoco fueron hasta el fondo de las cosas. No estuvieron dispuestos a comenzar desde la parte inferior de la escalera y con trabajo paciente ascender peldaño tras peldaño hasta alcanzar la cumbre. Anduvieron al resplandor de las chispas (sus vivos resplandores de pensamiento) producidas por ellos mismos. No dependieron de la sabiduría que solamente Dios puede dar. Su fracaso no se debió a su falta de oportunidad, sino a su carencia de seriedad. No percibieron que sus ventajas educacionales les eran valiosas, y así no avanzaron, como podrían haberlo hecho, en el conocimiento de la religión y la ciencia. Su mente y su carácter no fueron equilibrados por los altos principios de la rectitud” (La educación cristiana, p. 379).
“Pero cuando nos entregamos completamente a Dios y en nuestra obra seguimos sus instrucciones, él mismo se hace responsable de su realización. Él no quiere que conjeturemos en cuanto al éxito de nuestros sinceros esfuerzos. No debemos pensar en el fracaso. Hemos de cooperar con Uno que no conoce el fracaso.”
“No debemos hablar de nuestra propia debilidad o incapacidad. Esto es una manifiesta desconfianza en Dios, una negación de su Palabra. Cuando murmuramos a causa de nuestras cargas, o rechazamos las responsabilidades que él nos llama a llevar, estamos prácticamente diciendo que él es un amo duro, que exige lo que no nos ha dado poder para hacer” (Palabras de vida del gran Maestro, p. 297).
6. Sociedad con el Cielo. La cooperación del hombre con Dios hace posible el éxito verdadero. “El secreto del éxito estriba en la unión del poder divino con el esfuerzo humano” (Patriarcas y profetas, p. 543). De ese modo, el creyente tributará al Señor el reconocimiento por cada uno de sus logros. “Pero deberíamos recordar que del éxito que nos acompañe, toda la gloria y el honor pertenecen a Dios, puesto que cada facultad y cada aptitud son un don suyo” (Recibiréis poder, p. 262).
“El Señor desea avergonzar las jactancias de los hombres. Él dará éxito a los esfuerzos más débiles y a los métodos menos prometedores, cuando sean divinamente señalados y realizados con humildad y confianza” (Recibiréis poder, p. 262).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Junio de 2003
Los grupos pequeños
¿Qué escribió Elena de White acerca de los grupos pequeños?
Responde Daniel Plenc, director del Centro de Investigaciones White en la Argentina:
Se encuentran en los escritos de Elena de White repetidas menciones de grupos pequeños con propósitos devocionales y misioneros.
Para el servicio misionero. “La formación de pequeños grupos como base del esfuerzo cristiano me ha sido presentada por Uno que no puede errar. Si hay muchos miembros en la iglesia, organícense en pequeños grupos para trabajar no sólo por los miembros de la iglesia, sino también en favor de los incrédulos. Si en algún lugar hay solamente dos o tres que conocen la verdad, organícense en un grupo de obreros” (Joyas de los testimonios, t. 3, p. 84).
“En nuestras iglesias deben organizarse grupos para el servicio. En la obra del Señor no ha de haber ociosos. Únanse diferentes personas en el trabajo como pescadores de hombres. Traten de recoger a las almas de la corrupción del mundo y conducirlas a la pureza salvadora del amor de Cristo” (El evangelismo, pp. 88, 89).
“Salgan pequeños grupos de obreros como misioneros del Señor y hagan lo que Cristo ordenó a los primeros discípulos que hicieran. Vayan a los diferentes lugares de nuestras ciudades, de dos en dos, y den el mensaje de advertencia del Señor” (Alza tus ojos, p. 89).
“Grupos pequeños deben ir a cumplir la obra que Cristo asignó a sus discípulos. Trabajen como evangelistas, repartiendo nuestros impresos, hablando de la verdad a las personas que encuentren. Oren por los enfermos, esforzándose por aliviarlos, no con drogas, sino con remedios naturales, enseñándoles a recuperar la salud y evitar la enfermedad” (Consejos sobre la salud, p. 394).
“Haya en cada iglesia grupos bien organizados de obreros que trabajen en el vecindario de la misma” (Servicio cristiano, p. 93).
Para el estudio de la Biblia y la oración. “Congréguense pequeños grupos en la tarde o en la mañana temprano para estudiar la Biblia. Celebren una reunión de oración para que el Espíritu Santo los pueda fortalecer, iluminar y santificar...
“Reúnanse pequeños grupos para estudiar las Escrituras. No perderán nada y ganarán mucho. Los ángeles del cielo asistirán a sus reuniones y, al alimentarse con el pan de vida, recibirán fortaleza espiritual” (Carta 2, del 3 de enero de 1900, dirigida a la Hna. y el Hno. Sisley).
“El Señor prometió que donde dos o tres se reúnan en su nombre, él estaría allí en medio de ellos. Los que se reúnan para orar juntos, recibirán la unción del Santo. Existe una gran necesidad de que se practique la oración secreta, pero también se necesita que varios cristianos se congreguen y se unan para presentar fervorosamente sus peticiones delante de Dios. En esos grupos pequeños Jesús está presente, se profundiza el amor por las almas en el corazón y el Espíritu despliega sus poderosas energías para que los agentes humanos puedan ejercitarse en la salvación de los perdidos” (Exaltad a Jesús, p. 352).
Para estrechar lazos de unidad y amor. “Mantengan íntegro su vínculo de unión, cerrando sus filas por el amor y la unidad, estimulándose unos a otros para progresar y adquiriendo cada uno valor, fortaleza y ayuda de los demás. Revelen la tolerancia y la paciencia que manifestó Cristo y, evitando las palabras apresuradas, usen el talento del habla para edificarse unos a otros en la santísima fe. Trabajen con el mismo amor que Cristo en favor de los que no están en el redil, olvidándose del yo en su esfuerzo por ayudar a otros. Mientras trabajen y oren en el nombre de Cristo, aumentará su número; porque el Salvador dice: ‘Si dos de vosotros se convinieren en la tierra, de toda cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos’ (Mat. 18:19)” (Joyas de los testimonios, t. 3, pp. 84, 85).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Julio de 2003
Elena de White, la educación y las matemáticas
¿Existe alguna orientación acerca de la enseñanza de matemáticas y otras ciencias en los escritos de Elena de White?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Elena Gould Harmon no tuvo la oportunidad de realizar estudios formales, y ciertamente no era una especialista en matemáticas. Su padre, Robert F. Harmon, fue agricultor y fabricante de sombreros. Su madre, Eunice Gould Harmon, fue maestra antes de casarse, pero se dedicó luego a cuidar de su casa y sus ocho hijos. El trauma físico que afectó a Elena a los nueve años (1836) tuvo efectos de largo alcance en su salud, impidiéndole continuar su preparación académica más allá del tercer grado de la escuela primaria.
Sin embargo, se esforzó por aprender por sí misma cuanto pudiera, y recibió de lo Alto orientaciones útiles en el campo de la educación. Sus propuestas en este sentido son abundantes y de valor permanente.
Elena de White animó a los jóvenes a lograr un amplio desarrollo intelectual, comenzando por los conocimientos básicos, sencillos y prácticos. Esto incluye el aprendizaje de las matemáticas.
“Mientras se tenga en vista el gran propósito de la educación, debería animarse a los jóvenes a avanzar hasta donde les permitan sus aptitudes. Pero antes de iniciarse en los ramos superiores de estudio, deberían dominar los inferiores. Con demasiada frecuencia se descuida esto. Hasta entre los estudiantes de los colegios superiores se nota gran deficiencia en el conocimiento de los ramos comunes de la educación. Muchos estudiantes dedican el tiempo al estudio de las matemáticas superiores cuando son incapaces de llevar cuentas sencillas. Muchos estudian declamación para ser oradores elegantes, cuando ni siquiera saben leer de manera inteligible e impresionante. Muchos que han terminado sus estudios de retórica no saben redactar una simple carta y cometen faltas de ortografía” (La educación, p. 234).
Transferir los contenidos teóricos a la vida práctica fue su gran desafío. “Al enseñar matemáticas, se lo debiera hacer en forma práctica. Se debería enseñar a todo joven y a todo niño no solamente a resolver problemas imaginarios, sino también a llevar cuenta exacta de sus propios ingresos y gastos. Aprenda, usándolo, el debido uso del dinero. Enséñese a los niños y las niñas a elegir y comprar su ropa, sus libros y otras cosas, ya sea que los paguen sus padres o ellos mismos con sus propias ganancias; y si llevan cuenta de sus gastos aprenderán, como no lo lograrían de otro modo, a valorar y usar el dinero. Este tipo de educación les enseñará a distinguir la diferencia que existe entre la verdadera economía, y la mezquindad por un lado y el despilfarro por el otro. Debidamente dirigida, fomentará hábitos de generosidad. Ayudará a los jóvenes a aprender a dar, no por el mero impulso del momento cuando se conmueven sus sentimientos, sino regular y sistemáticamente.”
“De este modo, todo ramo de estudio puede llegar a ayudar en la solución del mayor de los problemas: La educación de hombres y mujeres para que asuman mejor las responsabilidades de la vida” (La educación, pp. 238, 239).
La señora de White no desestimó el valor de las ciencias, pero subrayó, sobre todas las disciplinas, el valor de los temas esenciales para la vida y la felicidad. “Muchos estudiantes están tan apurados por completar su educación que no son cabales en nada de lo que emprenden. Pocos tienen el suficiente valor y dominio propio como para actuar por principios. La mayoría de los alumnos dejan de entender el verdadero objetivo de la educación, y por ello dejan de actuar como para alcanzarlo. Se aplican al estudio de las matemáticas o de las lenguas, mientras descuidan el estudio mucho más esencial para la felicidad y el éxito de la vida. Muchos que pueden explorar las profundidades de la tierra con el geólogo o atravesar los cielos con el astrónomo no muestran el menor interés en el maravilloso mecanismo de su propio cuerpo. Otros pueden decir cuántos huesos hay en el esqueleto humano y describir correctamente cada órgano del cuerpo y, sin embargo, son tan ignorantes de las leyes de la salud y la curación de las enfermedades como si la vida fuera controlada por el destino ciego en lugar de serlo mediante leyes definidas e invariables” (Mente, carácter y personalidad, t. 1, p. 273).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Agosto de 2003
La Biblia, Elena de White y los cumpleaños - I
¿Debemos festejar los cumpleaños y otros días especiales? ¿De qué manera?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Las Escrituras registran dos celebraciones de cumpleaños: el de Faraón (Gén. 40:20) y el de Herodes Antipas (Mat. 14:6; Mar. 6:21). En tiempos bíblicos, aparentemente los ciudadanos griegos, romanos y persas festejaban los cumpleaños, pero no los judíos (Diccionario bíblico adventista del séptimo día, p. 287).
Elena de White muestra preocupación por festejos que alimentan el egoísmo, la gratificación propia y la mundanalidad. Ve los cumpleaños como oportunidades para cultivar la gratitud y la alabanza a Dios como creador y preservador de la vida. Propone los cumpleaños como ocasiones para presentar a Dios alguna ofrenda especial. “Los padres no han enseñado a sus hijos los preceptos de la Ley como Dios les ha ordenado. Los han educado en hábitos egoístas. Les han enseñado a considerar sus cumpleaños y sus días de fiesta como ocasiones en que esperan recibir regalos, y a seguir los hábitos y las costumbres del mundo. Estas ocasiones, que deberían servir para aumentar el conocimiento de Dios y despertar la gratitud del corazón por la misericordia y el amor del Señor al preservar la vida por otro año, han sido convertidas en oportunidades para agradarse a sí mismo, para la complacencia y la glorificación de los hijos. Ellos han sido guardados por el poder de Dios a través de todo momento de su vida y, sin embargo, los padres no enseñan a sus hijos a pensar en esto y a expresar su gratitud por su gracia hacia ellos. Si los niños y los jóvenes hubieran sido debidamente instruidos en esta etapa de sus vidas, ¡qué honor, qué alabanza y acción de gracias fluirían de sus labios hacia Dios! ¡Qué recolección de pequeños dones provendría de las manos de los pequeñuelos para ser colocada en la tesorería como ofrenda de gratitud! Dios sería recordado en lugar de ser olvidado”.–Review and Herald, del 13 de noviembre de 1894 (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, pp. 159, 160).
Un cumpleaños es un buen momento para pensar en Dios y honrar su nombre a causa de su bondad y cuidado. “Bajo el sistema religioso judaico, cuando nacía un niño se hacía una ofrenda a Dios, por la propia orden del Señor. Ahora vemos a los padres afligiéndose especialmente para presentarles dones a sus hijos en el día de su cumpleaños; hacen de esta una ocasión para honrar al niño, como si el honor fuera debido al ser humano. Satanás ha logrado que se cumpliera su deseo en estas cosas; él ha desviado las mentes y los dones hacia los seres humanos; así, los pensamientos de los niños son dirigidos hacia ellos mismos, como si ellos hubieran de ser hechos los objetos de favor especial. Aquello que debiera volver a Dios en forma de ofrenda para bendecir a los necesitados y llevar la luz de la verdad al mundo, es desviado de su debido curso, y frecuentemente hace más daño que bien, estimulando la vanidad, el orgullo y la importancia propia. En los cumpleaños se les debe enseñar a los niños que tienen razones para manifestar gratitud a Dios por su amorosa bondad al preservarles la vida durante otro año. Así pueden impartirse preciosas lecciones. Por la vida, por la salud, por el alimento, por el vestido, no menos que por la esperanza de la vida eterna, hemos contraído una deuda para con el Dador de todas las misericordias; y Dios merece que reconozcamos sus dones y que presentemos nuestras ofrendas de gratitud a nuestro mayor benefactor. Estas ofrendas de cumpleaños son reconocidas por el cielo”.Review and Herald, del 9 de diciembre de 1890 (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, pp. 160, 161).
“Nuestros cumpleaños, así como el día de Navidad y otros días festivos, son dedicados muy a menudo a la complacencia egoísta, cuando la mente debe ser dirigida a la misericordia y a la amorosa bondad de Dios. Al Señor le desagrada que su bondad, su constante cuidado y su creciente amor no sean recordados en estos aniversarios”.–Review and Herald, del 23 de diciembre de 1890 (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, pp. 161, 162).
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QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECÍA - Septiembre de 2003
La Biblia, Elena de White y los cumpleaños - II
¿Debemos festejar los cumpleaños y otros días especiales? ¿De qué manera?
Responde DANIEL OSCAR PLENC director del Centro de Investigaciones White en la Argentina.
Los cumpleaños pueden fomentar el egoísmo y la ostentación o la generosidad y la sencillez. “Las sugerencias de Satanás se llevan a cabo en muchísimas cosas. Nuestros cumpleaños, nuestra Navidad y las fiestas del Día de Acción de Gracias con demasiada frecuencia se dedican a la gratificación egoísta cuando, en cambio, la mente debería dirigirse hacia las misericordias y la amante bondad de Dios. A Dios le desagrada que su bondad, su cuidado constante y su amor incesante no sean recordados en estas ocasiones.”
“Si todo el dinero que se usa en forma extravagante para comprar cosas innecesarias fuese colocado en la tesorería de Dios, veríamos a hombres, mujeres y jóvenes entregándose a Jesús, y haciendo su parte para colaborar con Cristo y los ángeles. Las bendiciones más abundantes de Dios se recibirían en nuestras iglesias, y muchas almas se convertirían a la verdad” (Review and Herald, 23 de diciembre de 1890).
“Los padres deben criar, educar y preparar a sus hijos en hábitos de autocontrol y abnegación. Siempre deben mantener ante ellos sus obligaciones de obedecer la Palabra de Dios y de vivir con el propósito de servir a Jesús. Deben enseñar a sus hijos que es necesario vivir de acuerdo con hábitos sencillos en la vida diaria y evitar vestidos costosos, un régimen de alimentación caro, casas costosas y muebles caros. Los términos según los cuales la vida eterna será nuestra se establecen en estas palabras: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón [...] y a tu prójimo como a ti mismo’[...]” (Consejos sobre mayordomía cristiana, pp. 309, 310). Cuando un hijo de Dios celebra su aniversario, dirige sus pensamientos al Dador de todas las cosas.
“No sólo en los cumpleaños deberían los padres y los hijos recordar las misericordias del Señor en una forma especial, sino también los días de Navidad y Año Nuevo deberían ser ocasiones cuando cada hogar debiera recordar a su Creador y Redentor. En lugar de ofrecer regalos y donativos abundantes a los seres humanos, la reverencia, el honor y la gratitud deberían ofrecerse a Dios, y los regalos y las ofrendas debieran fluir por el conducto divino. ¿No le agradaría al Señor que se lo recuerde en esta forma? ¡Oh, cómo ha sido olvidado Dios en estas ocasiones!” (Ibíd., pp. 310, 311).
Pero cualquier día festivo debe disfrutarse en familia y con alegría. “Cuando tengáis un día feriado, convertidlo en un día agradable y feliz para vuestros hijos, y haced que también sea un día agradable para los pobres y los afligidos. No permitáis que transcurra el día sin llevar ofrendas de agradecimiento y gratitud a Jesús. Que los padres y los hijos realicen ahora un esfuerzo ferviente para redimir el tiempo y para remediar su pasado descuido. Que manifiesten una conducta diferente de la que tiene el mundo.
“Hay muchas cosas que pueden prepararse con buen gusto y que cuestan mucho menos que los regalos innecesarios que con tanta frecuencia se dan con abundancia a nuestros hijos y parientes, y en esa forma también puede manifestarse cortesía y llevarse felicidad al hogar. Podéis enseñar una lección a vuestros hijos mientras les explicáis la razón por la que habéis realizado un cambio en el valor de sus regalos, diciéndoles que estáis convencidos de que hasta ahora habíais considerado más su placer que la gloria de Dios. Decidles que en lugar de considerar el adelantamiento de la causa de Dios, habíais tomado en cuenta más vuestro propio placer y la gratificación de ellos, y que habíais procurado manteneros en armonía con las costumbres y las tradiciones del mundo al ofrecer regalos a quienes no los necesitaban.
“Tal como los sabios de la antigüedad, podéis ofrecer a Dios vuestros mejores donativos y manifestarle, mediante vuestras ofrendas, que apreciáis su Don hecho a un mundo pecador. Haced que los pensamientos de vuestros hijos corran por un nuevo canal, sin egoísmo, incitándolos a presentar ofrendas a Dios por el don de su Hijo unigénito” (Ibíd., p. 311).
Un cumpleaños es, además, un tiempo propicio para la reflexión. “Enseñadles a repasar el año de su vida que ha transcurrido, a considerar si les agradaría hallarse frente a lo anotado en los libros del cielo. Estimulad en ellos serias reflexiones acerca de si su comportamiento, sus palabras y sus obras fueron de un carácter que agradó a Dios. ¿Hicieron que sus vidas fueran más semejantes a la de Cristo y hermosas a los ojos de Dios? Enseñadles el conocimiento del Señor, sus caminos y sus preceptos” (El hogar cristiano, pp. 430, 431).
Elena de White dejó, en este sentido, un ejemplo de austeridad y generosidad. “He dicho a mi familia y a mis amistades que mi deseo es que nadie me haga un regalo de cumpleaños o de Navidad, a menos que sea con el permiso de transferirlo a la tesorería del Señor, para ser asignado al establecimiento de las misiones” (Ibíd.).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Noviembre de 2003
El cuarto ángel de Apocalipsis 18
¿Cuál es el significado profético de la aparición del ‘cuarto ángel’ de Apocalipsis 18?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Es posible describir al ángel de Apocalipsis 18 como un ‘cuarto ángel’, aunque la Biblia sólo utiliza dos veces esa expresión, en el contexto de la cuarta trompeta y de la cuarta plaga (Apoc. 8:12; 16:8).
La identificación del ‘otro ángel’ requiere un estudio de lo que se describe en Apocalipsis 14, 17 y 18. Lo primero que resulta claro es que el ángel de Apocalipsis 18 repite y amplía el mensaje del segundo ángel de Apocalipsis 14. Elena de White lo entiende como el símbolo profético de la proclamación del mensaje final de Dios para el mundo en tiempos de la lluvia tardía, denominándolo ‘fuerte clamor’ (Primeros escritos, pp. 277-279). La obra del ángel de Apocalipsis 18 tendrá lugar durante el derramamiento final del Espíritu Santo (The Review and Herald, 13 de octubre de 1904), aunque no se pueda anunciar un tiempo específico para su cumplimiento (The Review and Herald, 29 de marzo de 1892). No se habla de un decaimiento del mensaje del tercer ángel por parte de la iglesia, sino de una intensificación de su obra. “Aquí se repite el mensaje de la caída de Babilonia, tal como lo dio el segundo ángel, con la mención adicional de las corrupciones que se han introducido en las iglesias desde 1844. La obra de ese ángel comienza a tiempo para unirse a la última magna tarea del mensaje del tercer ángel, cuando éste se intensifica hasta convertirse en un fuerte pregón. Así se prepara el pueblo de Dios para afrontar la hora de la prueba que muy pronto ha de sobrevenir. Vi que sobre ellos reposaba una luz vivísima, y que se unían para proclamar sin temor el mensaje del tercer ángel” (La historia de la redención, p. 419).
Repetidas veces en nuestra historia los dirigentes de movimientos falsos han identificado su obra con la del ángel de Apocalipsis 18. Pero en su contexto, el ‘otro ángel’ no implica un reemplazo del pueblo de Dios por algún otro movimiento, sino la culminación gloriosa de la obra evangelizadora de la iglesia. La relación entre los tres ángeles y el ‘otro ángel’ es explícita en los escritos de Elena de White.
Se habla de la vigencia continua del mensaje de los tres ángeles (Mensajes selectos, t. 2, p. 120). La identificación del ángel de Apocalipsis 18:1-5 con el mensaje del segundo ángel de Apocalipsis 14:8 es muy clara. “La esencia del mensaje del segundo ángel vuelve a darse al mundo por medio del otro ángel que ilumina la tierra con su gloria. Estos mensajes se mezclan en uno solo para ser presentados a la gente en los días finales de la historia terrenal” (Mensajes selectos, t. 2, p. 133). Como hubo dos purificaciones del templo en tiempos de Jesús, hay dos invitaciones en Apocalipsis a salir de Babilonia. “Este es el mismo mensaje que fue dado por el segundo ángel” (Mensajes selectos, t. 2, p. 135).
Elena de White vincula el símbolo de Babilonia con las iglesias caídas que proclaman falsas doctrinas. Suscita la pregunta y otorga la respuesta. “¿En qué consiste ese vino? En sus doctrinas falsas. Ha dado al mundo un día de reposo falso en lugar del verdadero del cuarto mandamiento, y ha repetido la falsedad que Satanás comunicó a Eva en el Edén: la inmortalidad natural del alma. Ha esparcido ampliamente muchos errores semejantes y ha enseñado como doctrinas, mandamientos de hombres (Mat. 15:9)” (Mensajes selectos, t. 2, p. 135). En su propuesta, Apocalipsis 18:1-4 describe “la terrible condición en que se encuentra el mundo religioso” (El conflicto de los siglos, p. 661).
Pero Elena de White nunca identificó a Babilonia con la Iglesia Adventista (véase el capítulo “La iglesia remanente no es Babilonia” en Joyas de los testimonios, t. 2, pp. 355-363). El pueblo de Dios no es Babilonia, sino que tiene una misión respecto de quienes viven aún en ella. “Pero Dios tiene aún un pueblo en Babilonia; y antes de que los juicios del cielo la visiten, estos fieles deben ser llamados para que salgan de la ciudad y que no tengan parte de sus pecados ni en sus plagas. De ahí que este movimiento esté simbolizado por el ángel que baja del cielo, alumbrando la tierra y denunciando con voz potente los pecados de Babilonia... Estas declaraciones, unidas al mensaje del tercer ángel, constituyen la amonestación final que debe ser dada a los habitantes de la tierra” (El conflicto de los siglos, p. 662). A los sinceros que permanecen en las diversas congregaciones se extenderá el llamamiento del ángel de Apocalipsis 18 (La historia de la redención, pp. 420-421).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Diciembre de 2003
El día y la hora de la venida de Jesús
¿Se le reveló a Elena de White el día y la hora de la venida de Jesús?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Las pocas declaraciones específicas de Elena de White sobre el asunto describen los momentos que anteceden inmediatamente a la segunda venida de Cristo: “Pronto oímos la voz de Dios, semejante al ruido de muchas aguas, que nos anunció el día y la hora de la venida de Jesús. Los 144.000 santos vivientes reconocieron y entendieron la voz; pero los malvados se figuraron que era fragor de truenos y de terremoto” (Primeros escritos, p. 15).
Se le mostró anticipadamente que, en medio de las persecuciones del tiempo de angustia, se escuchará la voz de Dios: “Y, al anunciar Dios el día y la hora de la venida de Jesús, cuando dio el sempiterno pacto a su pueblo, pronunciaba una frase y se detenía de hablar mientras las palabras de la frase rodaban por toda la tierra. El Israel de Dios permanecía con los ojos en alto, escuchando las palabras según salían de labios de Jehová y retumbaban por la tierra como fragor del trueno más potente” (Ibíd., p. 34). La misma escena vuelve a describirse en Primeros escritos, pp. 285, 286, y también en El conflicto de los siglos. “Desde el cielo se oye la voz de Dios que proclama el día y la hora de la venida de Jesús, y promulga a su pueblo el pacto eterno. Sus palabras resuenan por la tierra como el estruendo de los más estrepitosos truenos” (El conflicto de los siglos, p. 698).
Elena de White presenció estos acontecimientos en visión, como si hubiera estado presente en los difíciles momentos que precederán al advenimiento, y escuchó la proclamación del día y la hora de la venida de Jesús. Por supuesto, al salir de la visión para regresar a su tiempo, ya no la recordó.
Es evidente que estas alusiones al tiempo de la venida del Señor crearon inquietudes entre sus lectores. Tiempo después se vio en la necesidad de escribir una carta aclaratoria, publicada en Mensajes selectos, tomo 1, pp. 85, 86, bajo el título: “Declaración acerca del día y la hora de la venida de Cristo”. La carta dice lo siguiente:
“Querida hermana:
“Usted declara que ‘algunos pretenden, entre otras cosas, que es desleal suprimir sus escritos anteriores’. Los que dicen esas cosas, ¿tendrían la bondad de darme pruebas de sus declaraciones? Sé que esto ha sido repetido con frecuencia, pero no probado. ‘Pretenden que en sus testimonios originales, en el tomo 1 que ellos han preservado, usted claramente declara que se le mostró el día y la hora de la segunda venida de Cristo. Su argumento es que esa declaración no resiste la prueba de la Biblia, pues Cristo mismo declara que nadie sabe ni el día ni la hora, ni aun los ángeles de Dios’ [...].
“En mi primer libro, encontrará la única declaración en cuanto al día y la hora de la venida de Cristo que he hecho desde que pasó el tiempo en 1844. Se encuentra en Primeros escritos, pp. 15, 34, 285. Todas se refieren al anuncio que será hecho muy poco antes de la segunda venida de Cristo.
“Viendo en la página 285 y leyendo desde el comienzo del capítulo, verá que las declaraciones hechas se refieren a la liberación de los santos del tiempo de angustia mediante la voz de Dios. Por favor, consiga este libro, si ya no lo tiene, y lea las declaraciones que hay allí. Son exactamente como fueron impresas en el primer artículo publicado [...].
“Las declaraciones de las páginas 11, 27 [15, 34 en Primeros escritos] se refieren al mismo tiempo. Contienen todo lo que alguna vez se me haya mostrado en cuanto al tiempo definido de la venida del Señor. No tengo el menor conocimiento en cuanto al tiempo mencionado por la voz de Dios. Oí cuando proclamaba la hora, pero no tuve el recuerdo de esa hora después que salí de la visión. Escenas tan emocionantes y de un interés tan solemne pasaron ante mí, que ningún lenguaje puede describir. Todo fue una realidad viviente para mí, pues directamente relacionada con esta escena apareció la gran nube blanca sobre la cual estaba sentado el Hijo del Hombre (Carta 38, 1888)”.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Febrero de 2004
El anillo de compromiso
¿Existe alguna orientación en la Biblia o en los escritos de Elena de White con respecto al uso de anillos de compromiso?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Las normas sobre el arreglo personal que suelen caracterizar a los adventistas han tomado en cuenta ciertos consejos inspirados: “Asimismo, que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia: no con peinado ostentoso, ni oro ni perlas ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que practican la piedad” (1 Tim. 2:9, 10). “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios” (1 Ped. 3:3-4).
La instrucción bíblica indica con claridad que el arreglo personal de los cristianos debiera caracterizarse por el buen gusto, el pudor, la pureza, la modestia y el equilibrio, evitando el lucimiento personal y la ostentación.
Al tratarse de anillos de casamiento, el criterio parece flexibilizarse, al considerarlos símbolos de la alianza matrimonial, esperados y demandados, hasta cierto punto, por la comunidad.
Tenemos en castellano una sola declaración de Elena de White acerca del anillo de compromiso. Su contenido es esclarecedor.
“Algunos se han preocupado con respecto al uso del anillo de compromiso, y les parece que las esposas de nuestros ministros debieran amoldarse a esa costumbre. Todo eso es innecesario. Tengan las esposas de los ministros el eslabón de oro que vincula su alma con Jesucristo: un carácter puro y santo, el verdadero amor, la mansedumbre y la piedad que son los frutos producidos por el árbol cristiano, y su influencia estará segura en cualquier parte. El hecho de que provoca observaciones el no cumplir con la costumbre no es suficiente motivo para adoptarla. Los norteamericanos pueden hacer comprender su situación declarando, sencillamente, que en su país la costumbre no se considera obligatoria. No necesitamos llevar el símbolo, porque no somos infieles a nuestros votos matrimoniales, y el hecho de llevar un anillo no probaría nuestra fidelidad al respecto. Me preocupa profundamente este proceso semejante al de la levadura que parece sentirse entre nosotros, y que tiende a conformarnos con las costumbres y las modas. No debiera gastarse un centavo en un anillo de oro para testificar que somos casados. En los países donde la costumbre impera, no nos sentimos obligados a condenar a los que usan su anillo de compromiso; llévenlo si pueden hacerlo a conciencia. Pero ninguno de nuestros misioneros debe sentir que llevar un anillo acrecentará su influencia en una jota o una tilde. Si son cristianos, ello se manifestará en su carácter semejante al de Cristo, en sus palabras, en sus obras, en el hogar, en su trato con los demás; se revelará por su paciencia, longanimidad y bondad. Manifestarán el espíritu del Maestro, poseerán su belleza de carácter, su hermosa disposición y su corazón lleno de simpatía” (Joyas de los testimonios, t. 1, p. 602).
El Manual de la iglesia señala al respecto: “En algunos países, la costumbre de usar anillo matrimonial es considerada como algo imperativo y ha llegado a ser, en la mente de la gente, un criterio de virtud y, por lo tanto, no es considerado como un ornamento. En tales circunstancias, no sentimos que debamos condenar esta práctica”.
Parece innecesario agregar comentarios a esta orientación sencilla y prudente. En la práctica, efectivamente existen lugares donde el anillo se considera ostentación y otros donde su ausencia pareciera indicar falta de compromiso matrimonial. Tanto el consejo inspirado como la recomendación del Manual de la iglesia nos conducen a evitar el dogmatismo y la polémica sobre el asunto dentro de la iglesia.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Mayo de 2004
Conceptos sobre violencia familiar
¿De qué manera abordó Elena de White el problema de la violencia familiar?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Antes de responder, comparto un bello pasaje de la Escritura sobre el accionar y el carácter de Dios: “Jehová es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia [...] Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira y grande en misericordia” (Salmo 103:6, 8).
Elena de White se ocupó en ocasiones de la violencia en el seno del hogar y, más a menudo, del efecto negativo de la rudeza, el regaño y la falta de cortesía. Se mencionan a continuación algunas de sus ideas.
1. La violencia como condición de la familia humana. Ya en sus días Elena de White lamentó que la violencia estuviera tomando posesión de la familia humana y saturando todas las cosas (¡Maranata: el Señor viene!, p. 28; Mensajes selectos, t. 1, p. 115).
2. Ha de evitarse la violencia verbal en la familia. La exhortación se dirige a no permitir que las contiendas o las disensiones penetren en el hogar: “Hablad con amabilidad. Nunca se eleve vuestra voz hasta ser áspera. Conservad la calma [...] Debemos subyugar el genio violento y dominar nuestras palabras; así obtendremos grandes victorias” (El hogar cristiano, pp. 396, 397). Se sugiere al respecto una resolución concreta: “Sería bueno que cada hombre firmara la promesa de hablar bondadosamente en su casa y de permitir que la ley del amor rija sus palabras” (El hogar cristiano, pp. 399, 400). A semejanza de un jardinero que cultiva flores, los padres no emplearán “un trato rudo ni un esfuerzo violento”, sino que desarrollarán un ministerio suave y amante (El Deseado de todas las gentes, p. 475).
3. Educación de niños violentos. Se habla de la necesidad de subyugar “los temperamentos violentos” de ciertos niños (Conducción del niño, p. 40). Tampoco se aconseja “pasar por alto las faltas y suavizar los estallidos de violencia” (Ibíd., p. 162).
4. El ejemplo de los padres. Los padres han de precaverse “contra toda tosquedad y rudeza, no sea que estos defectos se vuelvan a ver en sus hijos” (El hogar cristiano, p. 155). Los esposos han de manifestarse cortesía mutua y guiar la casa con la ley de la bondad: “Nadie debería expresarse con rudeza ni con palabras de amargura. Todos pueden poseer un rostro animado, voz suave, modales corteses, y éstos son elementos de poder” (El hogar cristiano, p. 381). La obediencia debe ser requerida sin rudeza ni regaños, sino con suavidad y ternura (Conducción del niño, p. 201). “Los niños y los jóvenes necesitan la influencia de un ejemplo gozoso. Necesitan instrucciones agradables [...] Por medio de un ejemplo de paciencia y tolerancia, el padre cristiano ha de enseñar que el mal genio y la rudeza no tienen lugar en la vida del creyente en Cristo; que estas cualidades son desagradables a Dios. A medida que sus hijos lo vean trayendo a su vida los principios de la verdad, ellos también serán llevados a luchar contra los malos hábitos y prácticas, y con ustedes reflejarán la bondad y el amor de Dios” (Reflejemos a Jesús, p. 178).
5. El desarrollo del carácter. Un carácter cristiano incluye el dominio de las propias emociones y pasiones (Consejos para los maestros, p. 213). Con esfuerzo, conflictos y abnegación, se buscará el dominio “del carácter desequilibrado y del temperamento violento” (A fin de conocerle, p. 282). Es digno de considerar el ejemplo de la vida de Juan, al superar su “espíritu violento” contemplando la ternura, la tolerancia, la humildad y la paciencia de Jesús (Los hechos de los apóstoles, p. 455).
6. La simpatía de Jesús. El ejemplo del trato de Jesús nos anima a pensar que los más rudos pueden encontrar en el evangelio un camino para la recuperación y la esperanza (El ministerio de curación, p. 16). “Inocente y sin contaminación, caminaba entre los indiferentes, los rudos, los descorteses [...] Trataba de inspirar esperanza en los más rudos y poco promisorios, poniendo ante ellos la seguridad de que podrían llegar a ser sin tacha y sin culpa, alcanzando un carácter que los haría aparecer como hijos de Dios [...]” (En los lugares celestiales, p. 181).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Junio de 2004
El pecado imperdonable - I
¿En qué consiste el pecado imperdonable?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La Biblia no habla literalmente de “pecado imperdonable”, pero sí de pecado contra el Espíritu Santo (Mat. 12:31, 32) y de pecado de muerte (1 Juan 5:16, 17; Heb. 10:26, 27). El tema es inquietante, porque implica la pérdida definitiva de cualquier esperanza de salvación. Conviene, por eso, recordar primeramente que Dios “perdona la maldad y olvida el pecado [...] porque se deleita en misericordia” (Miq. 7:18) y que no quiere “que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Ped. 3:9). Siempre es bueno pensar en un Dios Salvador, “el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Tim. 2:4).
Antes de comprender qué es el pecado imperdonable, debemos todavía definir lo que es el pecado. El Comentario bíblico adventista del séptimo día (tomo 1, p. 741) hace una buena síntesis de los conceptos que se desprenden de las palabras bíblicas usadas para definir y describir el pecado. Hay cuatro ideas básicas e interrelacionadas: (1) El pecado es desviación de una línea recta, de una norma determinada; es transgresión de la Ley de Dios (1 Juan 3:4); (2) El pecado es quedarse corto, no alcanzar la meta, no llegar al blanco propuesto por Dios; (3) El pecado es desobediencia consciente a la voluntad divina; (4) El pecado es ofensa contra Dios.
En las Escrituras encontramos el registro de personas que pecaron contra el Espíritu Santo:
a) El faraón del éxodo (Éxo. 5-14). Dice Elena de White: “Cada prueba adicional del poder de Dios que resistió el monarca egipcio lo indujo a un más fuerte y persistente desafío a Dios. Así prosiguió la obra: el hombre finito luchando contra la expresa voluntad de un Dios infinito. Este caso es una clara ilustración del pecado contra el Espíritu Santo. ‘Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará’. El Señor retiró su Espíritu gradualmente. Al quitar su poder represor, entregó al rey en las manos del peor de todos los tiranos: el yo” (Review and Herald, 27 de julio de 1897, en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 1, p. 1114).
b) Coré, Datán y Abiram (Núm. 16). Promovieron un levantamiento contra Moisés y Aarón, y mantuvieron una actitud profana. Comenta Elena de White: “Este acto selló su perdición. Habían cometido el pecado contra el Espíritu Santo, pecado que endurece definitivamente el corazón del hombre contra la influencia de la gracia divina [...] Por medio del Espíritu Santo es como Dios se comunica con el hombre; y los que rechazan deliberadamente este instrumento, considerándolo satánico, han cortado el medio de comunicación entre el alma y el Cielo [...] Por la manifestación de su Espíritu, Dios obra para reprender y convencer al pecador; y si se rechaza finalmente la obra del Espíritu, nada queda ya que Dios pueda hacer por el alma. Se empleó el último recurso de la misericordia divina. El transgresor se aisló totalmente de Dios; y el pecado no tiene ya cura. No hay ya reserva de poder mediante la cual Dios pueda obrar para convencer y convertir al pecador” (Patriarcas y profetas, p. 429).
c) Saúl. La Biblia habla de ese resultado de la apostasía del Rey. “El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y un espíritu malo de parte de Jehová lo atormentaba” (1 Sam. 16:14). Llegó el momento en que “Jehová no le respondió” (1 Sam. 28:6).
d) Algunos de los enemigos de Jesús (Mat. 12:22-32). La declaración más específica de Jesús sobre el pecado contra el Espíritu Santo fue realizada en este contexto. “Precisamente antes de esto, Jesús había realizado por segunda vez el milagro de sanar a un hombre poseído, ciego y mudo, y los fariseos habían reiterado la acusación: ‘Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios’. Cristo les dijo claramente que, al atribuir la obra del Espíritu Santo a Satanás, se estaban separando de la fuente de bendición. Los que habían hablado contra Jesús mismo, sin discernir su carácter divino, podrían ser perdonados; porque podían ser inducidos por el Espíritu Santo a ver su error y arrepentirse. Cualquiera que sea el pecado, si el alma se arrepiente y cree, la culpa queda lavada en la sangre de Cristo; pero el que rechaza la obra del Espíritu Santo se coloca donde el arrepentimiento y la fe no pueden alcanzarlo. Es por el Espíritu Santo como obra Dios en el corazón; cuando los hombres rechazan voluntariamente al Espíritu y declaran que es de Satanás, cortan el conducto por el cual Dios puede comunicarse con ellos. Cuando se rechaza finalmente al Espíritu, no hay más nada que Dios pueda hacer para el alma” (El Deseado de todas las gentes, pp. 288, 289).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Julio de 2004
El pecado imperdonable - II
¿En qué consiste el pecado imperdonable?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
En las Escrituras, encontramos el registro de personas que pecaron contra el Espíritu Santo:
e) Judas. Para el tiempo de la última cena, “el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote hijo de Simón que lo entregara” (Juan 13:2). Al haber rechazado la última oportunidad de arrepentimiento y confesión, “Satanás entró en él” (Juan 13:27).
¿Qué quiso decir Jesús cuando habló de pecado contra el Espíritu Santo en Mateo 12:31-32? Elena de White lo comenta de esta manera: “Ellos [los fariseos] atribuían a influencias satánicas el santo poder de Dios, manifestado en las obras de Cristo. De ese modo, pecaron contra el Espíritu Santo. Obstinados, sombríos y duros de corazón, decidieron cerrar los ojos a toda evidencia, y así cometieron el pecado imperdonable” (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1067). La aplicación espiritual trasciende la experiencia de los fariseos. “En nuestros días, los hombres se han colocado donde son completamente incapacitados para llenar las condiciones del arrepentimiento y la confesión; por lo tanto, no pueden hallar misericordia y perdón. El pecado de la blasfemia contra el Espíritu Santo no radica en cualquier palabra o hecho súbito, sino en la firme y determinada resistencia contra la verdad y la evidencia” (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1068). Su tesis principal se evidencia en las siguientes palabras: “Nadie necesita considerar el pecado contra el Espíritu Santo como algo misterioso e indefinible. El pecado contra el Espíritu Santo es el pecado de un rechazo persistente a responder a la invitación a arrepentirse” (A fin de conocerle, p. 245). “La manifestación más común del pecado contra el Espíritu Santo consiste en despreciar persistentemente la invitación del Cielo a arrepentirse. Cada paso dado hacia el rechazo de Cristo es un paso hacia el rechazo de la salvación y hacia el pecado contra el Espíritu Santo” (El Deseado de todas las gentes, pp. 291, 292).
Ante una consulta concreta sobre el pecado contra el Espíritu Santo, Elena de White escribió una carta personal, con pensamientos iluminadores y consoladores sobre este tema: “Hermano P, usted pregunta si ha cometido el pecado que no tiene perdón en esta vida o en la venidera. Contesto que no veo la menor evidencia de que éste sea el caso. ¿En qué consiste el pecado contra el Espíritu Santo? En atribuir voluntariamente a Satanás la obra del Espíritu Santo [...] Por medio de su Espíritu es como Dios obra en el corazón humano; y, cuando los hombres rechazan voluntariamente al Espíritu y declaran que es de Satanás, cortan el conducto por medio del cual Dios puede comunicarse con ellos. Al negar la evidencia que a Dios le agradó darles, apagan la luz que había resplandecido en sus corazones y, como resultado, son dejados en tinieblas [...] Hermano mío, el Espíritu lo invita hoy. Acuda de todo corazón a Jesús. Arrepiéntase de sus pecados, haga su confesión a Dios, abandone toda iniquidad y podrá acogerse a sus promesas. ‘Mirad a mí, y sed salvos’ (Isa. 45: 22), es su misericordiosa invitación [...] Mientras usted lea las promesas que le he presentado, recuerde que son la expresión de un amor y una compasión inefables. El gran corazón lleno de un amor infinito se siente atraído hacia el pecador con compasión ilimitada” (Joyas de los testimonios, t. 2, pp. 265, 266).
En síntesis, el pecado contra el Espíritu Santo es: (a) Persistir en la impenitencia; (b) Rechazar permanente y definitivamente al Espíritu Santo, que convence de pecado y guía a la verdad (Juan 16:8, 13); c) No confesar el pecado ni desear su perdón, y (d) Atribuir a Satanás la obra del Espíritu Santo. No en vano, Pablo exhorta a sus lectores de entonces y de ahora a no apagar o entristecer al Espíritu (1 Tes. 5:19; Efe. 4:30).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Agosto de 2004
Los fideicomisarios, las sedes y las primeras recopilaciones
¿Quiénes han sido los miembros de la Comisión de Fideicomisarios nombrados por Elena de White? ¿Quiénes la integran actualmente? ¿Dónde han trabajado? ¿Cuáles fueron las primeras recopilaciones realizadas?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Se menciona, a continuación, la nómina completa de los presidentes de la Comisión de Fideicomisarios de las Publicaciones de Elena de White (Chairmen White Estate Board of Trustees) desde su fundación: Arthur G. Daniells (1915, 1922-1935), Francis M. Wilcox (1915-1922, 1938-1944); John E. Fulton (1935-1936), John L. Shaw (1936-1937), Milton E. Kern (1944-1951), Denton E. Rebok (1952), Albert V. Olson (1952-1963), Francis D. Nichol (1963-1966), W. Paul Bradley (1966-1980), y Kenneth H. Wood (1980-).
En su testamento de 1912, Elena de White nombró una comisión de cinco miembros como custodios de sus escritos después de su muerte. Los fideicomisarios originales, los años en que vivieron y sus puestos de servicio se presentan a continuación: A. G. Daniells (1858-1935), presidente de la Asociación General; F. M. Wilcox (1865-1951), editor de la Review and Herald; C. H. Jones (1850-1936), gerente de la Pacific Press; C. C. Crisler (1877-1936), secretario de Elena G. de White, y W. C. White (1854-1937), hijo de Elena G. de White. Con el crecimiento de la iglesia, la lista de fideicomisarios se amplió a siete en 1950, y asciende hoy a quince. Los actuales integrantes son: Kenneth H. Wood (presidente), James R. Nix (secretario), William G. Johnsson, Kathleen Kuntaraf, Harold L. Lee, Baraka Muganda, Jan Paulsen, Humberto M. Rasi, George W. Reid, Rowena R. Rick, Donald E. Robinson, Don C. Schneider, Francis W. Wernick, Neal C. Wilson y E. Edward Zinke. Cinco de ellos son fideicomisarios vitalicios, y diez son electivos. Los electivos sirven durante cinco años, y los vitalicios, hasta la edad de 75 años. A partir de ese momento, pueden desempeñarse como eméritos. En este momento, los fideicomisarios vitalicios son W. Johnsson, G. Reid, F. Wernick, N. C. Wilson y K. Wood, y los eméritos son D. Arthur Delafield, Paul Gordon, Robert Olson y Juan Carlos Viera.
La oficina “Elmshaven” se construyó en 1903 detrás de la casa de Elena de White en Santa Elena, California. En 1907, se le añadió una biblioteca y una bóveda de manuscritos. La oficina del Patrimonio White funcionó en ese lugar desde la muerte de Elena de White, en 1915, hasta 1938. En 1938, el Patrimonio White trasladó sus oficinas de “Elmshaven” al edificio de la Asociación General, en Takoma Park, Maryland. Los materiales del Patrimonio White se trasladaron en 1952 a una bóveda ampliada, en la cual permanecieron hasta la apertura de las nuevas oficinas de la Asociación General en Silver Spring, Maryland, en 1980.
Elena de White legó a la iglesia un total aproximado de cien mil páginas en forma de libros, cuatro mil quinientos artículos de revistas, folletos, manuscritos, diarios personales y unas mil cartas, y eligió a cinco hombres como miembros vitalicios de una Comisión de Fideicomisarios permanente, como responsable del cuidado y la difusión de esos escritos. Los fideicomisarios tenían la misión de seguir publicando los libros de la Sra. White, distribuir esos libros y traducirlos a otros idiomas, y ocuparse de “la publicación de las recopilaciones” de los manuscritos.
Las recopilaciones realizadas por los fideicomisarios durante los primeros cincuenta años incluyen los siguientes libros, publicados en este orden (los años corresponden a la edición inglesa): Fundamentos de la educación cristiana [Fundamentals of Christian Education] (1923), publicado parcialmente en español en La educación cristiana; Consejos sobre la salud [Counsels on Health] (1923); Testimonios para los ministros [Testimonies to Ministers] (1923); Servicio cristiano [Christian Service] (1925); Mensajes para los jóvenes [Messages to Young People] (1930); Ministerio médico [Medical Ministry] (1933); Consejos sobre el régimen alimenticio [Counsels on Diet and Foods] (1938); Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática [Counsels on Sabbath School Work] (1938); Consejos sobre mayordomía cristiana [Counsels on Stewardship] (1940); El evangelismo [Evangelism] (1946); Consejos para escritores y redactores [Counsels to Writers and Editors] (1946), publicado en español como El otro poder; La historia de la redención [The Story of Redemption] (1947); La temperancia [Temperance] (1949); El ministerio de la bondad [Welfare Ministry] (1952); El hogar adventista [The Adventist Home] (1952); Meditaciones matinales [My Life Today] (1952); El colportor evangélico [The Colporteur Ministry] (1953); Conducción del niño [Child Guidance] (1954); Hijos e hijas de Dios [Sons and Daughters of God] (1955); Mensajes selectos [Selected Messages] (1958), tomos 1 y 2; Amor ilimitado [Love Unlimited] (1958), una combinación de El camino a Cristo y El discurso maestro de Jesucristo no publicada en español; La fe por la cual vivo [The Faith I Live By] (1958); Nuestra elevada vocación [Our High Calling] (1961); y A fin de conocerle [That I May Know Him] (1964).
Datos registrados hasta el año 2004.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Septiembre de 2004
Elena de White y la santificación
¿Cuál es el pensamiento de Elena de White acerca de la santificación?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Elena de White trata la santificación como parte integrante de la doctrina de la salvación, en asociación con la redención divina y el destino último del hombre. Sus escritos contribuyen a un entendimiento claro, armonioso y estimulante acerca de este tema significativo.
La primera tarea consiste en procurar esclarecer el concepto mismo de santificación. ¿Cuál es el sentido del término “santificación”? Elena de White creía que la santificación puede ser definida con claridad, y que su significado debe buscarse en la Biblia. En su propuesta, la santificación incluye, por lo menos, los siguientes aspectos: (1) Conformidad con la voluntad revelada de Dios, y aceptación confiada y amorosa de las demandas de su Ley. (2) Integridad, entrega y servicio. (3) Experiencia integral y práctica de la salvación en Cristo. (4) Idoneidad para el Reino de Dios; se habla de una justicia impartida, por la cual somos santificados y hechos idóneos para el cielo. (5) Una vivencia que no debe confundirse con sentimentalismo o emocionalismo religioso. (6) Se caracteriza por la humildad y la mansedumbre, y no por algún tipo de satisfacción propia. (7) No implica impecabilidad o “carne santificada”. (8) Es imposible separarla o diferenciarla de la justificación: justificación, santificación y glorificación son aspectos de la salvación que pueden ser distinguidos, pero no separados.
Un segundo aspecto respecto de este tema tiene que ver con el tiempo y el ámbito donde se realiza la santificación. ¿Es la santificación instantánea o progresiva? ¿Fue un acto legal cumplido en el pasado o es un proceso moral que tiene lugar constantemente en la vida del creyente? A veces, la santificación parece situarse en el momento de la conversión, cuando el corazón queda en armonía con Dios, el pecador pasa de muerte a vida, del pecado a la santidad, y de la transgresión y la rebelión a la obediencia y la lealtad. Pero el énfasis indudable está colocado en el concepto de crecimiento permanente, de una obra progresiva y no instantánea. Elena de White describe un crecimiento en la santificación, en el que existe un avance continuo y permanente.
Queda todavía una cuestión básica por considerar. ¿Es posible la vivencia de la santificación? En los escritos de Elena de White se describe la santificación como un imperativo divino y una posibilidad humana, en el marco de una experiencia dinámica de cooperación divino-humana. No se presenta la santificación como opcional, sino como necesidad insoslayable, recordando que los mandatos de Dios son habilitaciones. Varios elementos, todos ellos interrelacionados, contribuyen al logro de la santificación: (1) Aceptación del sacrificio redentor de Cristo por medio de la fe, y una vida de comunión con él. (2) Presencia y obra interior del Espíritu Santo. (3) Conformidad diaria con la voluntad y la Palabra de Dios.
La santificación es un tema de profundo interés espiritual y teológico. La santidad es tanto un atributo de Dios como una demanda para el creyente. Aunque se trata de un tema complejo e integrado por aspectos en tensión, lo esencial resulta claro, y los escritos de Elena de White facilitan una comprensión equilibrada y estimulante de este aspecto importante de la fe cristiana.
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Referencias
Véase: Alza tus ojos, p. 282; El camino a Cristo, pp. 59, 68; Comentario bíblico adventista, t. 6, pp. 1.072, 1.075; El conflicto de los siglos, pp. 518, 520-527, 529; Consejos para la iglesia, pp. 88-90, 92-94, 96, 100; Cristo triunfante, p. 366; El Deseado de todas las gentes, pp. 99, 267, 278, 509; Dios nos cuida, p. 265; Fe y obras, pp. 28, 30, 87-89; Los hechos de los apóstoles, pp. 42, 424, 446-452; Mensajes para los jóvenes, p. 32; Mensajes selectos, t. 1, pp. 442, 446; t. 2, pp. 36-37; t. 3, p. 218; Notas biográficas de Elena G. de White, p. 261; Palabras de vida del gran Maestro, p. 46; Recibiréis poder, pp. 119, 123; Reflejemos a Jesús, p. 93; Servicio cristiano, p. 291; La temperancia, p. 101; Testimonios para la iglesia, t. 2, pp. 396, 419, 487.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Noviembre de 2004
El evangelismo y su historia
¿Cómo se preparó el libro El evangelismo?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La historia de la preparación del libro El evangelismo ilustra el procedimiento cuidadoso que se sigue en las compilaciones de escritos de Elena de White. Se trata de una tarea que se realiza con esmero y oración, a fin de preservar el pensamiento de la autora en toda su integridad. Los compiladores no preparan un bosquejo para luego buscar los materiales, sino que siguen un plan de varios pasos destinado a respetar el alcance de las instrucciones del espíritu de profecía.
La idea de reunir en un solo volumen los consejos de Elena de White acerca de la obra de evangelización provino de la Asociación Ministerial de la Asociación General en 1944. Los fideicomisarios de Elena de White autorizaron la compilación. A partir de ese momento, comenzaron a trabajar dos comisiones. La primera, de cinco miembros, denominada Comisión de Fomento, estaba integrada por un vicepresidente de la Asociación General, representantes de los fideicomisarios, de la Asociación Ministerial, y un evangelista de vasta experiencia. Esta comisión debía trazar el plan de la compilación y orientar toda la preparación del libro. La segunda comisión de trabajo, integrada por el secretario de Publicaciones de Elena de White, Arthur L. White, y un miembro de la Asociación Ministerial, debía reunir y ordenar el material.
El equipo de trabajo de dos miembros no partió de un boceto del libro, para luego ir en busca de los documentos, sino que decidió que el material determinara el bosquejo y estableciese los énfasis requeridos. Sus integrantes se abocaron a reunir todo el material escrito por la señora White relacionado con la evangelización, extraído de sus libros, folletos, artículos de revistas y del archivo de manuscritos. Se valieron, para ello, de los índices existentes de los libros y de otras fuentes. Los materiales que fueron compilados y reunidos en hojas separadas sumaron varios miles de páginas. El trabajo de reunir y copiar el material dio lugar a un bosquejo general de unas veinte secciones.
Posteriormente, se trazó un bosquejo detallado de cada sección y se agrupó todo el material de acuerdo con sus diferentes tópicos. Se estudió, entonces, el material de las veinte secciones, seleccionando las mejores y más claras declaraciones. Los subtítulos fueron surgiendo del mismo material. Estos materiales, seleccionados y arreglados en forma preliminar, fueron entregados a cada miembro de la Comisión de Fomento. Sus miembros leyeron el material e hicieron sugerencias en cuanto a la organización, los títulos, la inclusión de temas omitidos y la eliminación de las declaraciones repetitivas. El equipo de trabajo hizo un reestudio del manuscrito, teniendo en cuenta las recomendaciones de la Comisión de Fomento. Uno de los desafíos consistía en eliminar las repeticiones innecesarias sin perder el contenido de las citas similares. Algunas secciones debieron revisarse varias veces. Cuando el equipo de trabajo concluyó la revisión del material bajo la orientación de la Comisión de Fomento, el trabajo fue copiado y entregado a los fideicomisarios de Elena de White, responsables finales de la preparación del libro. El manuscrito fue enviado, además, a los oficiales de la Asociación General y a una Comisión de Lectura, nombrada por la Asociación Ministerial para su consideración. Recibidas las sugerencias adicionales, se tomó un acuerdo, aprobando el manuscrito.
El prólogo de El evangelismo explica la forma en que se preparó el libro, pero no menciona los nombres de los compiladores. Como en todos los casos, la responsabilidad recae sobre los fideicomisarios, encargados de la publicación de libros póstumos de Elena de White.
El manuscrito fue enviado a los editores, a los correctores de pruebas, a tipografía y a la prensa. El nuevo libro estaba a disposición de los interesados en la gran tarea de la evangelización. La primera edición inglesa de Evangelism se publicó en 1946. En español, se publicó inicialmente una condensación del libro, con el título de Evangelismo, y luego apareció la edición completa de El evangelismo.
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QUIERO SABER /ESPÍRITU DE PROFECÍA – Diciembre de 2004
Bibliografía acerca del don de profecía
¿Qué libros existen en español sobre Elena de White y el don de profecía?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Desde la década de 1950 se han publicado en español buenos libros acerca del ministerio de Elena de White y el don de profecía. Se ofrece, a continuación, una lista comentada de una buena parte de ellos.
Arthur L. White (1907-1991), uno de los siete nietos de Elena de White (1827-1915), escribió una serie de artículos acerca de la vida y la obra de la señora White, que se imprimieron posteriormente en un solo trabajo titulado Elena G. de White, mensajera de la iglesia remanente (Washington DC: Junta de Fideicomisarios de las Publicaciones de Elena G. de White, 1956). Desde la perspectiva inigualable del mismo autor proviene el trabajo reciente, Elena de White: Mujer de visión (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2003). Se trata de una edición abreviada de la monumental biografía de Elena de White, escrita por Arthur L. White en seis tomos, reducida luego a uno solo.
Una serie de libros de texto fueron apareciendo para diversos cursos acerca de orientación profética en instituciones adventistas, patrocinados por el Patrimonio White de la Asociación General: La orientación profética en el movimiento adventista (Miami, Florida: Departamento de Educación DSA, 1964); Notas y escritos concernientes a Elena G. de White y el espíritu de profecía (Washington D.C.: Ellen G. White Estate, 1974); Roger W. Coon, Antología de artículos y monografías sobre asuntos en orientación profética (1980-1987) (Seminario Adventista Latinoamericano, 1986); Roger W. Coon, La dinámica de la inspiración y la revelación en la Biblia y en los escritos de Elena de White (Villa Libertador San Martín: Centro de Investigación White, 1989); y la destacada obra de Herbert E. Douglass, Mensajera del Señor. El ministerio profético de Elena G. de White (Buenos Aires: ACES, 2000).
Dwight Arthur Delafield escribió un pequeño e inspirador libro: Elena G. de White y la Iglesia Adventista del Séptimo Día (Mountain View, California: Pacific Press Publishing Association, 1976). El mismo autor preparó una obra significativa acerca del ministerio que Elena de White desarrolló en Europa entre 1885 y 1887. Se titula Elena G. de White en Europa (Buenos Aires: ACES, 1979). De la misma pluma, nos llegó también un libro de relatos para chicos y grandes: Un ángel sobre la carpa (Buenos Aires: ACES, 1979). Otro librito para los más pequeños es el de Marye Trim, Cuéntame de Elena de White (Buenos Aires: ACES, 1977).
Arthur Grosvenor Daniells tuvo un profundo conocimiento del ministerio de Elena de White por casi 30 años, y fue presidente de la Asociación General por 21 años. Su descripción del don de profecía sigue siendo valioso: El permanente don de profecía (Buenos Aires: ACES, 1980). El libro de Elena de White, Notas biográficas de Elena G. de White (Mountain View, California: Pacific Press, 1981), es una narración autobiográfica hasta 1881, y contiene un resumen de su vida posterior basado en fuentes originales.
Como respuesta a los cuestionamientos surgidos en la década de 1980, se preparó una obra pequeña y útil, escrita por Robert Wesley Olson: 101 preguntas acerca del Santuario y Elena G. de White (Buenos Aires: ACES, 1982). Un trabajo de gran impacto, que debió imprimirse más de una vez, resultó de la investigación de René Noorbergen: Elena G. de White, profeta del destino (Coral Gables, Florida: Asociación Publicadora Interamericana, 1988).
El libro editado por Gary Land, El mundo de Elena G. de White (Buenos Aires: ACES, 1995), consiste en una serie de ensayos acerca del contexto histórico que facilitan la comprensión de los escritos de Elena de White. Una colección de relatos ilustrativos de la vida y los tiempos de Elena de White se encuentra en el trabajo de Ciro Sepúlveda, Elena G. de White: Lo que no se contó (Buenos Aires: ACES, 1998).
El libro de Juan Carlos Viera, ex director del Patrimonio White, ha traído nueva claridad acerca del papel del don de profecía en la iglesia: La voz del Espíritu: cómo Dios ha guiado a su pueblo a través del don de profecía (Boise, Idaho: Pacific Press, 1998).
Esta riqueza bibliográfica acerca de un tema de profundo interés para el adventismo nos mueve a la gratitud y despierta nuestro deseo de conocer más acerca del don de profecía; medio predilecto de Dios para comunicarse con su pueblo.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Enero de 2005
Reseña del libro Mensajera del Señor
¿Qué contiene el libro Mensajera del Señor?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Datos bibliográficos: Herbert E. Douglass, Mensajera del Señor. El ministerio profético de Elena G. de White (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2000).
El libro del Dr. Herbert E. Douglass, con 589 páginas, constituye la obra más reciente y completa sobre el don de profecía, el ministerio profético de Elena de White en los comienzos de la Iglesia Adventista y su significado para sus miembros en la actualidad. Presenta evidencias del origen divino de su obra, en el marco de la doctrina de la inspiración y la revelación. Se trata de un trabajo solicitado al autor por la Junta Directiva del Centro White de la Asociación General en 1989, como libro de texto sobre el tema. Los capítulos contienen numerosas referencias y notas, así como preguntas de estudio. La obra se ve enriquecida con una sección de apéndices, una bibliografía selecta y un índice general.
El autor tuvo dos objetivos principales: (1) compartir un estudio sobre el don de profecía y (2) dar una nueva mirada a la vida y la obra de Elena de White. Puede apreciarse una preocupación por una correcta comprensión del fenómeno de la revelación y la inspiración. Dos tipos de lectores pueden beneficiarse con la lectura de este trabajo: aquéllos que quieren conocer más sobre el don profético y aquéllos que tienen preguntas para las que no han hallado una respuesta satisfactoria.
El libro parte de una descripción del sistema divino de comunicación, describe luego algunas facetas del ministerio de Elena de White, destaca la vinculación de la autora con la iglesia y su doctrina, y se aboca finalmente a la interpretación, las críticas y la relevancia de sus escritos.
El autor cree, en esencia, que los escritos de la señora White giran en torno al gran tema del conflicto entre el bien y el mal, e insiste en su importancia como el centro que integra y unifica la doctrina adventista. Está convencido de que sus escritos arrojan luz sobre temas fundamentales como el carácter de Dios, la naturaleza del hombre, el surgimiento del pecado y el plan de salvación.
La obra está dividida en ocho secciones, tituladas “El sistema de comunicación de Dios” (caps. 1-3), “La verdadera Elena G. de White” (caps. 4-12), “La mensajera que escucha” (caps. 13-16), “La voz de un movimiento” (caps. 17-21), “Fomentando conceptos inspirados” (caps. 22-31), “Cómo escuchar a la mensajera” (caps. 32-40), “Cómo evaluar las críticas” (caps. 41-44), y “Continua relevancia de la mensajera de Dios” (caps. 45-47).
La primera sección explica con sencillez la comunicación de Dios a los hombres por medio del don de profecía. La segunda sección se detiene en las vivencias de Elena de White desde su niñez, en el marco de su tiempo y de las condiciones en que desarrolló su ministerio a lo largo de setenta años. Se analiza, luego, el fenómeno de las visiones y la dinámica del don de profecía. La obra presenta a Elena de White como escritora y oradora, con su estilo, sus mensajes y su desarrollo. Se destaca la relación ineludible entre la autora y el movimiento adventista, con su doctrina, sus instituciones y su misión. Existe un examen del papel de la señora White como formadora de conceptos, con su contribución al desarrollo de principios prácticos sobre diversos temas, como educación, evangelización, organización eclesiástica y salud.
Es central la discusión sobre la aplicación de los principios de interpretación y la utilización de los escritos inspirados. No falta una mirada a la relación entre los escritos de Elena de White y la Biblia. Se evalúan, finalmente, las críticas hechas al ministerio de Elena de White y se discute la relevancia actual de sus escritos.
El libro de Herbert E. Douglass trata un tema relevante para el adventismo de hoy, sobre el que existen ideas e interpretaciones diversas, y se convierte en una fuente ineludible de reflexión. Es una obra de actualidad, consciente de las inquietudes existentes, que edifica su argumentación sobre los estudios anteriores en cuanto a la materia. La cantidad de informaciones y de referencias bibliográficas es evidencia de ello.
Desde el Centro White, recomendamos efusivamente la lectura de este libro sobre el don de profecía. Es un estudio extenso, pero ameno, amplio y de fácil comprensión.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Febrero de 2005
El sentido de la reverencia - 1
¿Qué enseña Elena de White acerca de la reverencia?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La reverencia tiene mucho que ver con nuestro concepto respecto de Dios y de las cosas sagradas. En los escritos de Elena de White encontramos la misma tensión que en las Escrituras: por un lado, habla de la trascendencia y la soberanía de Dios, invitando a un culto solemne, digno, ordenado y reverente. Por otro lado, destaca la presencia amorosa de Dios entre nosotros, animándonos al íntimo compañerismo con él y con los demás creyentes, en un culto caracterizado por la naturalidad, la espontaneidad y la alegría (C. Raymond Holmes, Sing a New Song!: Worship Renewal for Adventists Today [Berrien Springs, Michigan: Andrews University, 1984], pp. 163, 164).
Los objetos de la reverencia
Podemos extraer, de los escritos de Elena de White, ideas claras acerca de los destinatarios de la reverencia.
1. Reverencia para con la Palabra de Dios. Las Escrituras deben manejarse con sumo cuidado. “Debiéramos abrirlas con gran reverencia, y no en forma descuidada y desganada” (Alza tus ojos, p. 366). Particularmente delante de los niños y los jóvenes, la Palabra de Dios “debe ser tratada con respeto y reverencia” (Consejos para los maestros, p. 413). Se nos aconseja estudiar el libro sagrado “con reverencia y temor piadoso [...]” (Consejos sobre la salud, p. 366). Con humilde reconocimiento de nuestra incapacidad, “debemos abrir su Palabra con tanta reverencia como si entráramos en su presencia” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 309). Las Escrituras deben estudiarse con paciencia, reflexión y oración. Dejando de lado toda liviandad y frivolidad, se debe solicitar la iluminación del Espíritu Santo. “Hemos de abordar el estudio de la Biblia con reverencia, sintiendo que estamos en la presencia de Dios” (Mensajes para los jóvenes, p. 259; véase también Testimonios selectos, t. 4, p. 398).
2. Reverencia para con el nombre de Dios. Debemos ser cuidadosos al mencionar el nombre de Dios, incluso cuando oramos. “También se debería mostrar reverencia hacia el nombre de Dios. Nunca se debería pronunciar ese nombre con ligereza o indiferencia. Hasta en la oración se debería evitar su repetición frecuente o innecesaria” (La educación, p. 238). Se ofrecen algunos consejos prácticos. “Vi que el santo nombre de Dios debe usarse con reverencia y temor. Las palabras Dios Todopoderoso son expresadas juntas, y empleadas por algunos en oración de una manera descuidada y negligente, que le desagrada [...]. Dijo el ángel: ‘No las unáis; porque terrible es su nombre’ ” (Primeros escritos, p. 122).
3. Reverencia hacia la Ley de Dios. La mirada reverente de los querubines hacia el arca “representaba la reverencia con la cual la hueste celestial mira la Ley de Dios y su interés en el plan de redención” (Patriarcas y profetas, p. 360). Del mismo modo, los hijos obedientes de Dios han de mostrar “su estima y reverencia por su Ley pisoteada” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 31). Al observar el cuarto mandamiento, Cristo “manifestó reverencia hacia la institución que él mismo había dado” (Profetas y reyes, pp. 135, 136).
4. Reverencia para con la casa de Dios. Una buena ilustración de la enseñanza de Elena de White acerca de la reverencia en la iglesia es el capítulo “La conducta en la casa de Dios”, de Joyas de los testimonios, tomo 2, páginas 193 a 203. La autora muestra que un adecuado sentido de la grandeza, la santidad y el poder de Dios producirán la actitud correcta. “La humildad y la reverencia deben caracterizar el comportamiento de todos los que se allegan a la presencia de Dios. En el nombre de Jesús podemos acercarnos a él con confianza, pero no debemos hacerlo con la osadía de la presunción, como si el Señor estuviese al mismo nivel que nosotros” (Patriarcas y profetas, pp. 256, 257; véase también pp. 374, 375). Elena de White dejó recomendaciones concretas. Entre ellas, la del cuidado por el arreglo y la higiene personal. Exhorta a los creyentes a no ser descuidados en la manera de vestir, ni llevar al culto de adoración la misma ropa que se usa durante la semana (Mensajes selectos, t. 2, p. 540). Recomienda enfáticamente evitar toda conversación durante el sermón (Mensajes para los jóvenes, p. 264), así como las risas y los cuchicheos (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 194). Al término del culto, aconseja salir sin desorden ni conversación, y sin detenerse en los pasillos, porque la iglesia “es el lugar donde Dios se encuentra con su pueblo y lo bendice” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 196).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Marzo de 2005
El sentido de la reverencia - 2
¿Qué enseña Elena de White acerca de la reverencia?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
5. Reverencia hacia el culto y los ritos de la iglesia. Los consejos inspirados señalan que aun las reuniones dedicadas al canto “pueden ser dirigidas con reverencia acompañada de alegría, para que ejerzan buena influencia. Las bromas, la conversación ociosa y los chismes roban el beneficio a esos momentos” (Joyas de los testimonios, t. 1, p. 461). Los ángeles de Dios observan y toman nota cuando los jóvenes “tienen tan poca reverencia por la casa y el culto de Dios, que sostienen continua comunicación unos con otros durante el sermón” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 196). El bautismo y los demás ritos de la iglesia deben ejercer una influencia solemne, sagrada y elevadora. “Es necesario enseñar a nuestras iglesias a tener mayor respeto y reverencia por el sagrado servicio de Dios” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 395). Los pastores deben hablar con reverencia, no con gritos, sino con dulzura, fuerza y solemnidad (La voz: su educación y uso correcto, p. 202). “Todo el servicio debe ser dirigido con solemnidad y reverencia, como si fuese en la visible presencia del Maestro de las asambleas” (Ibíd., pp. 462, 463).
6. Reverencia para con los representantes de Dios. “Se debería mostrar reverencia hacia los representantes de Dios: pastores, maestros y padres llamados a hablar y actuar en su lugar. Dios es honrado por el respeto mostrado hacia ellos” (La educación, p. 239).
Motivos para la reverencia
Elena de White ofrece algunas razones por las que Dios es digno de adoración y reverencia. Afirma que la observancia del cuarto mandamiento “es la señal de su poder creador, y el testimonio de su derecho a recibir la reverencia y el homenaje de los hombres” (Cada día con Dios, p. 69). El sábado recuerda al Creador y conmemora su obra. “Estaba destinado a recordar siempre a los hombres que el Dios viviente es fuente de toda existencia, y objeto de reverencia y adoración” (El conflicto de los siglos, p. 58. Véase también p. 489). Otros atributos divinos son motivo para nuestra reverencia. “La verdadera reverencia hacia Dios es inspirada por un sentimiento de su grandeza infinita y de su presencia” (Obreros evangélicos, pp. 187, 188. Véase también La educación, p. 237).
Educar para la reverencia
La Señora White habla con insistencia y fuerza sobre la necesidad de enseñar la reverencia en el hogar. En esa primera escuela del niño, deben enseñarse “lecciones de respeto, obediencia, reverencia y dominio propio” (Conducción del niño, p. 17). Los padres han de asumir en esto un rol docente. “A todo niño se le debe enseñar a manifestar verdadera reverencia hacia Dios” (Profetas y reyes, p. 178). Los padres han de mostrar a los niños que “la verdadera reverencia se revela por la obediencia” (Consejos para los maestros, p. 86). Los niños educados para la reverencia y la gratitud traerán alegría a la familia, respeto y reverencia a la escuela y a la iglesia (Conducción del niño, pp. 136,137). La señora White se sentía alarmada por la conducta descuidada que muchos niños y jóvenes mostraban en la casa de Dios al leer, murmurar o reír durante el sermón, distrayendo a otros y ejerciendo una influencia negativa. Invita a tales jóvenes a no sentirse orgullosos por su indiferencia y descuido, sino a corregirse y mostrar dominio propio. “Practicad la reverencia hasta que se convierta en una parte de vosotros mismos” (Conducción del niño, pp. 518, 519). Cuando los padres conducen correctamente a su familia, “llevarán a la iglesia una influencia de orden y reverencia. Representarán los atributos de la misericordia y la justicia como si estuvieran mano a mano. Revelarán a sus hijos el carácter de Cristo. La ley de la bondad y del amor en sus labios no debilitará sus órdenes ni les quitará autoridad, y sus requerimientos no serán desobedecidos (Conducción del niño, p. 520). Se invita a elevar la norma delante de los hijos y a enseñarles “a tener la más alta reverencia por la casa de Dios” (Dios nos cuida, p. 60). La necesidad es generalizada, y el tema es imperativo. “Casi todos necesitan que se les enseñe a conducirse en la casa de Dios. Los padres no deben sólo enseñar, sino también ordenar a sus hijos que entren en el santuario con seriedad y reverencia” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 199). También a los nuevos creyentes se debe instruir en cuanto a la adoración y la reverencia verdaderas (Joyas de los testimonios, t. 2, pp. 202, 203).
Por la eternidad
Al llegar finalmente al Reino eterno de Dios, los creyentes seguirán creciendo en su adoración gozosa y reverente. “Y, a medida que los años de la eternidad transcurran, traerán consigo revelaciones más ricas y aún más gloriosas respecto de Dios y de Cristo. Así como el conocimiento es progresivo, también el amor, la reverencia y la dicha irán en aumento. Cuanto más sepan los hombres acerca de Dios, tanto más admirarán su carácter (El conflicto de los siglos, pp. 736, 737).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Abril de 2005
Elena y Jaime White, un matrimonio en dificultades
¿Es verdad que los esposos White tuvieron dificultades y que estuvieron a punto de divorciarse?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Elena Gould Harmon conoció a Jaime Springer White durante los viajes que realizó por el Estado de Maine y otros Estados vecinos en 1845, para compartir las primeras revelaciones de Dios. Jaime era, en ese entonces, un joven y ferviente predicador adventista. Elena y Jaime se casaron en Portland, Maine, el 30 de agosto de 1846 y tuvieron cuatro hijos: Henry Nichols (1847-1863), James Edson (1849-1928), William Clarence (1854-1937) y John Herbert (1860).
Estos afectuosos y esforzados pioneros formaron un buen matrimonio que duró 35 años. Sin embargo, el Patrimonio White posee cartas que dan evidencias de algunas situaciones de tensión entre los esposos White. Se trata de las cartas 64 a 67 del año 1876. Hace pocos años, ese material fue publicado, con la debida presentación de su contexto histórico, en el libro Hijas de Dios: Mensajes especiales para la mujer (Nampa, Idaho: Publicaciones Interamericanas, 1999), pp. 280-296. El material aparece como Apéndice E, titulado “La relación entre Elena G. de White y su esposo”.
Las cartas en cuestión se escribieron en un tiempo cuando la enfermedad alteró las emociones del pastor White. Algunos años antes de su muerte, Jaime sufrió repetidos derrames que cambiaron su personalidad. Sin poder hacer uso de un razonamiento claro, se sentía atacado y actuaba con dureza con su hijo Edson. Elena le pidió a su hijo tratar con ternura a “tu pobre padre, que está desgastado, sobrecargado y atormentado” (Manuscript Releases, t. 10, p. 29, 1871).
En el año 1973, el Patrimonio White adquirió una colección de cartas dirigidas a Lucinda Hall, una de las más queridas amigas de Elena de White. Una pariente de Lucinda las había conservado durante muchos años. Entre las 2.000 cartas escritas entre 1860 y 1899 por dirigentes de la iglesia, había un conjunto de 48 cartas de Elena de White de las que no se tenía noticia. Algunas de ellas, escritas entre el 10 y el 17 de mayo de 1876, reflejaban algunas dificultades en la familia White. Eran cartas confidenciales de una amiga a otra. Un día, después de haber escrito su tercera carta, Elena lamentó haber compartido esos problemas con su amiga, y le pide que queme las cartas. Evidentemente, Lucinda no lo hizo, y la correspondencia llegó al conocimiento público. En sus cartas, Elena decía no haber perdido el amor por su esposo, pero había cosas que no podía explicar. Veía cambios en la personalidad de Jaime. Por efecto de los derrames, a veces era suspicaz, duro y exigente. En el mismo día de haber escrito la tercera carta a su amiga, también escribió a Jaime: “Me entristece haber dicho o escrito cosas que te afligieron. Perdóname, y en adelante seré mucho más cuidadosa de no comenzar temas que puedan molestarte e irritarte” (Manuscript Releases, t. 20, p. 23, 1876). Lamentablemente, el pastor White no pudo recuperarse plenamente; tenía días buenos y otros de depresión.
En la primera carta, confesaba Elena: “Temo los cambios de genio de Jaime; sus fuertes emociones, sus censuras y la forma en que me juzga” (Carta 64, 10 de mayo de 1876). En una carta a su esposo, decía Elena: “No reclamo para mí la infalibilidad, ni siquiera la perfección de un carácter cristiano. No estoy libre de errores y defectos en mi vida” (Manuscript Releases, t. 20, p. 23, 1876).
Durante el tiempo en que fueron escritas estas cartas, los esposo White realizaron su trabajo separados, y Elena, por el momento, no creyó conveniente viajar y unirse a su esposo en el este. Sin embargo, pocos días después, Elena de White cambió de planes, y viajó para acompañar a su esposo. En armonía, realizaron congresos, viajaron a Battle Creek y continuaron trabajando juntos en California. Tiempo después, Elena escribió que su esposo se mostraba “paciente, tierno y bondadoso” (Manuscript Releases, t. 10, pp. 36, 37, 1877). Los momentos de bonanza retornaron al hogar de los White. Escribió, Elena, a su hijo Edson: “Papá está bien; se encuentra alegre y feliz. Es muy amable y tierno conmigo, y piensa en mi comodidad. Está muy activo” (Carta 3, 1879). Una semana más tarde, expresaba: “No sé si alguna vez hemos disfrutado de la sociedad mutua como lo hacemos ahora” (Carta 5, 1879). En una carta a su hijo William y a su nuera Mary, brindó la siguiente descripción: “Hemos tenido un invierno placentero y armonioso como nunca lo hemos disfrutado en nuestra vida” (Carta 18, 1879).
Finalmente, Jaime White murió el 6 de agosto de 1881. En sus cartas posteriores, Elena manifestaba cuánto lo echaba de menos. Recordó, después de la muerte de Jaime: “Aunque él ha muerto, siento que es el mejor hombre que jamás haya vivido en esta tierra” (Documento del Centro White, File 733-c). Las dificultades y limitaciones de los hombres de Dios no deben sorprendernos. Por el contrario, su lucha por sobreponerse a sus imperfecciones es un estímulo para todos aquéllos que enfrentan desafíos similares.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Mayo de 2005
Los niños y los discapacitados mentales
¿Escribió algo Elena de White acerca de la salvación de aquéllos que mueren a corta edad o de los discapacitados mentales?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Son muy pocas las declaraciones de Elena de White acerca de la suerte de personas que mueren en su niñez o que sufren alguna discapacidad mental.
El Manuscrito 26 de 1885 contiene ideas esclarecedoras acerca de la salvación de los niños. Algunos de los conceptos principales son los siguientes:
“Tuve algunas conversaciones con el pastor (J. G.) Matteson con respecto a si los niños de los padres incrédulos se salvarían. Relaté que una hermana me había hecho esta pregunta con gran preocupación, y me había declarado que algunos le habían dicho que los hijitos de los incrédulos se perderían.
“Debemos considerar ésta como una de las preguntas acerca de las cuales no estamos en libertad de tomar una posición o expresar una opinión, por la simple razón de que Dios no nos ha hablado definidamente acerca de este asunto en su Palabra. Si él hubiera pensado que es esencial que lo supiéramos, nos hubiera hablado con claridad del asunto.
“Las cosas que él ha revelado son para nosotros y para nuestros hijos. Hay cosas que no entendemos ahora. Ignoramos muchas cosas que son claramente reveladas. Cuando se agoten estos asuntos que se relacionan estrechamente con nuestro bienestar eterno, habrá suficiente tiempo para considerar puntos acerca de los cuales hay personas que han expresado una innecesaria perplejidad.
“Sé que algunos ponían en duda aun si los hijitos de los padres creyentes se salvarían, porque ellos [los hijos] no han tenido ninguna prueba del carácter, ya que todos deben pasar por esa prueba para que se evalúe su carácter sobre la base de las pruebas. Se hace la pregunta: ‘¿Cómo pueden los niñitos pasar por esa prueba para ser examinados?’ Contesto que la fe de los padres creyentes cubre a los niños, como cuando Dios envió sus juicios sobre los primogénitos de Egipto [...]
“Algunos padres permiten que Satanás controle a sus hijos, y éstos no son reprendidos, sino que se les permite tener un temperamento malvado, ser soberbios, egoístas y desobedientes. Si ellos murieran, estos niños no serían llevados al cielo. La conducta de los padres determina el bienestar futuro de sus hijos. Si les dejan ser desobedientes y rebeldes, le están permitiendo a Satanás hacerse cargo de ellos, y actuar por su intermedio como le agrade a su majestad satánica, y estos niños, nunca educados para obedecer y para desarrollar en ellos los rasgos amables de carácter, no serán llevados al cielo, porque se revelarían en ellos el mismo carácter y la misma disposición aquí evidenciada.
“Le dije al Hno. Matteson: ‘No podemos decir si todos los hijos de padres incrédulos serán salvados, porque Dios no nos ha dado a conocer su propósito con respecto a este asunto, y haríamos mejor en dejar este asunto donde Dios lo ha dejado, para meditar en los temas que nos fueron aclarados en su Palabra’.
“Éste es un tema sumamente delicado. Muchos padres incrédulos manejan a sus hijos con mayor sabiduría que muchos de los que pretenden ser hijos de Dios” (Mensajes selectos, t. 3, pp. 358-361).
En la carta 196 de 1899, la Sra. White trata de consolar a una señora que había perdido un hijo. Comparte su propia experiencia de haber sepultado a dos de sus hijos y a su esposo. Responde a su pregunta acerca de la salvación de su hijito con las palabras de Lucas 18:16 y la profecía de Jeremías 31:15 al 17 (Mensajes selectos, t. 2, p. 296). En The Youth´s Instructor [El instructor de la juventud] registró estas hermosas palabras: “Cuando los niñitos salen inmortalizados de sus lechos polvorientos, inmediatamente vuelan hacia los brazos de sus madres. Se reúnen para nunca más separarse. Pero muchos niñitos no tienen madres allí. [...] Los ángeles reciben a los niños sin madres y los conducen hacia el árbol de la vida. Jesús coloca el dorado anillo de luz, la corona, sobre sus cabecitas” (Conducción del niño, p. 297).
Con respecto a los enfermos mentales, no hay mucha instrucción en los escritos de Elena de White. En la mayoría de los casos, la autora se refiere a las causas de ciertos disturbios mentales, pero no especula respecto de su salvación o su inserción en la vida de la iglesia. En 1893, escribió a una tal señora Brown acerca de la condición de “A” y “B”, que padecían cierta alteración mental. Le refiere algunas palabras de consuelo y esperanza: “A y B siempre serán niños, pero serán restaurados por el poder del gran Restaurador, cuando lo mortal sea vestido de inmortalidad. Todas las marcas tristes serán borradas. [...]
“Con respecto al caso de A, usted lo ve como es ahora, y deplora su simplicidad. No tiene conciencia de pecado. La gracia de Dios quitará toda esta imbecilidad hereditaria, transmitida, y él tendrá una herencia entre los santos en luz. Dios le ha dado a usted uso de razón. A es un niño en cuanto a la capacidad de razonamiento se refiere, tiene la sumisión y la obediencia de un niño” (Letter 1, 1893, Manuscript Releases, t. 8, pp. 209, 210, traducido parcialmente en Eventos de los últimos días, pp. 297, 298).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Julio de 2005
Supuestas citas de Elena de White
He oído de una cita atribuida a Elena de White acerca de la intercesión final de Jesús por los hijos descarriados. ¿Qué es lo que realmente se escribió acerca de este tema?
Responde el Pr. Roberto O. Gullón
De tanto en tanto, circulan en nuestro medio supuestas citas del espíritu de profecía sobre los más variados asuntos. Eso mismo sucede también con algunas aparentes citas bíblicas. A veces, los que retransmiten esas citas mencionan incluso la referencia. El problema es que cuando uno va a la referencia indicada, encuentra que la cita no existe.
Desde hace un tiempo, circula una cita atribuida al espíritu de profecía, que suena muy hermosa, que dice: “La última obra de mediación de Cristo, antes de quitarse sus vestiduras sacerdotales, será la de presentar las oraciones de los padres en favor de sus hijos. Vi que envió un poderoso ángel, y millones de hijos, recordando lo que aprendieron en su niñez, retornaron al redil antes del cierre de la gracia”.
Al analizar esa supuesta cita descubrimos que, si fuera cierta, supondría cierta discriminación por parte de Dios, porque sólo serían “beneficiados” los hijos que estuvieran vivos en el momento de la “última obra de mediación de Cristo” (a menos, claro está, que los muertos tengan una segunda oportunidad, cosa que nosotros negamos). La pregunta que un padre o una madre legítimamente podría hacer, es: “Señor ¿por qué ellos sí, y mis hijos descarriados que murieron antes de esa última obra de mediación de Cristo, no?”
Además, ¿cómo saber o determinar cuándo se produce la “última obra de mediación de Cristo”? ¿Por qué Jesús va a presentar las oraciones de los padres en favor de los hijos recién en la “última obra de mediación”, y no las presenta antes? Y, si también las presenta antes, si las presenta constantemente, como en efecto sucede, ¿no es esa presentación tan buena, poderosa y eficaz como la última?
A juzgar por los maravillosos comentarios y el éxtasis de las personas que me mencionaron dicha cita, pareciera que transmite subliminalmente un elemento un tanto mágico. En efecto, a las madres que la leen les parece que, gracias al “poderoso ángel”, sus hijos se salvarán casi automáticamente, independientemente de la reacción de ellos.
Pero, debemos recordar que nuestra teología incluye el hecho de que Dios no puede salvarnos sin “nuestra complicidad”, sin nuestra aceptación del sacrificio expiatorio. “El Espíritu y la Esposa dice: Ven [...] y el que quiera tome del agua de la vida gratuitamente” (Apoc. 22:17). “Venid a mí [...] llevad mi yugo, y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mat. 11:28).
Algunos piensan que, a pesar de que esa cita no fue escrita por Elena White, su contenido puede coincidir con lo presentado por ella en otros escritos, porque tiene un mensaje alentador para quienes tienen hijos descarriados. Pero, como hemos visto, su contenido no coincide con los escritos del espíritu de profecía.
Todo el pensamiento bíblico, con el que coincide Elena de White, es que el Espíritu puede volver a tocar a los que se apartaron de la iglesia, puede volver a llamarlos si alguien ora por ellos, y si (siempre “si”) el que se apartó responde afirmativamente al llamado del Espíritu.
Por supuesto, podemos ahora echar mano de la oración intercesora. Mientras esos hijos apartados estén todavía vivos, los padres, los familiares o cualquier amigo pueden orar intercediendo para que el Espíritu vuelva a tocar al descarriado. Y Dios, por amor al que oró intercesoriamente, vuelve a tocar el corazón del que se apartó.
Lo que sí dice la Sra. White es que, cuando resuene el Fuerte Pregón, muchos apóstatas regresarán. Eso menciona en El evangelismo, página 502: “Cuando realmente se desate la tormenta de la persecución [...] las verdaderas ovejas oirán la voz del verdadero pastor [...] y muchos que se han descarriado del redil volverán de nuevo a seguir al gran Pastor”.
Habla también del gozo que tendrán los padres en aquel día, al ver a sus hijos salvados: “Con gozo inenarrable, los padres ven la corona, el manto, el arpa que son dados a sus hijos. Han terminado los días de espera y de temor. La semilla sembrada con lágrimas y oraciones pudo haber parecido ser sembrada en vano, pero la cosecha es recogida al fin con gozo. Sus hijos han sido redimidos” (Conducción del niño, p. 539).
¿Cuál es la obra de los padres? “Cuando los padres manifiesten tal interés por sus hijos como Dios desea que tengan, escuchará sus oraciones y trabajará con sus esfuerzos; pero Dios no se propone hacer la obra que ha encomendado a los padres” (Conducción del niño, p. 158).
Las oraciones y las lágrimas valen la pena: “Cuesta algo el llevar a los hijos por los caminos de Dios. Cuesta las lágrimas de una madre y las oraciones de un padre. Requiere incansables esfuerzos de enseñanza paciente, un poco aquí y otro poco allá. Pero esta obra recompensa” (Conducción del niño, pp. 452, 453).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Agosto de 2005
Confianza en el espíritu de profecía
¿Confía la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el don de profecía?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Desde la organización de la Asociación General (AG) en 1863, la IASD ha expresado muchas veces su confianza en lo que suele denominarse “el espíritu de profecía”. El Congreso de la AG de 1870, celebrado en Battle Creek, acordó un enérgico apoyo a la obra de Elena de White. Se resolvió, entre otras cosas: “Que reconocemos la sabiduría de Dios en los ‘Testimonios para la iglesia’, y que es peligroso y destructivo hacer caso omiso o descuidar sus instrucciones; y confesamos nuestra debilidad e incapacidad para llevar adelante sin su ayuda esta obra sagrada [de modo que goce de] la aceptación divina” (Review and Herald, 22 de marzo de 1870). Otro congreso de la AG, celebrado en 1873, votó: “Que está aumentando nuestra confianza en el don del espíritu de profecía que Dios ha colocado tan misericordiosamente en el mensaje del tercer ángel [...]” (Review and Herald, 25 de noviembre de 1873). Una nueva sesión de la AG resolvió, en 1882: “Expresamos nuestra confianza cabal en los Testimonios que han sido dados tan generosamente a este pueblo, que han guiado nuestros caminos y corregido nuestros errores, desde el surgimiento del mensaje del tercer ángel hasta el momento presente [...]” (Review and Herald, 26 de diciembre de 1882).
Más recientemente, el Congreso de la AG realizado en Utrecht, Holanda, aprobó y votó, el 30 de junio de 1995, una significativa declaración al respecto. Se transcribe a continuación el texto del documento que expresa el consenso de los delegados.
“Nosotros, los delegados reunidos en Utrecht para celebrar el 56º Congreso de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, alabamos y agradecemos a Dios por el gracioso don [esto es, don proveniente de la gracia] del espíritu de profecía.
“En Apocalipsis 12, Juan el Revelador identifica a la iglesia en los últimos días como ‘el remanente’, ‘el resto’ [...] ‘los que guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo’ (vers. 17). Creemos que, en este breve cuadro profético, el Revelador está describiendo a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que no sólo guarda ‘los mandamientos de Dios’, sino también tiene ‘el testimonio de Jesucristo’, que es ‘el espíritu de la profecía’ (Apoc. 19:10).
“En la vida y el ministerio de Elena de White (1827-1915) vemos cumplida la promesa de Dios de proveer y otorgar a la iglesia remanente el ‘espíritu de profecía’. Aunque Elena de White nunca reclamó para sí el título de ‘profeta’, creemos que hizo la obra de un profeta, y más que un profeta. Ella dijo: ‘Mi misión abarca la obra de un profeta, pero no termina allí’ (Mensajes selectos, t. 1, p. 40). ‘Si otros me llaman así [profetisa], no lo discuto’ (Ibíd., p. 39); ‘Mi obra incluye mucho más de lo que significa ese nombre. Me considero a mí misma como una mensajera, a quien el Señor le ha confiado mensajes para su pueblo’ (Ibíd., p. 40).
“La misión principal de Elena de White fue dirigir la atención hacia las Sagradas Escrituras. Ella escribió: ‘Poco caso se hace a la Biblia, y el Señor ha dado una luz menor para guiar a los hombres y las mujeres a la luz mayor’ (El colportor evangélico, p. 174). Ella creía que, aunque sus escritos eran una ‘luz menor’, eran luz; y que la fuente de esa luz era Dios.
“Como adventistas, creemos que ‘en su Palabra Dios comunicó a los hombres el conocimiento necesario para la salvación. Las Santas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como revelación infalible de su voluntad. Constituyen la regla del carácter, nos revelan doctrinas y son la piedra de toque de la experiencia religiosa’ (El conflicto de los siglos, p. 9). Aunque consideramos que el canon bíblico está cerrado, creemos también, como creyeron los contemporáneos de Elena de White, que sus escritos tienen autoridad divina, tanto en lo que se refiere a la vida cristiana como a la doctrina. Por lo tanto,
“Recomendamos que (1) busquemos, como iglesia, el poder del Espíritu Santo para aplicar más plenamente a nuestras vidas el consejo inspirado contenido en los escritos de Elena de White, y (2) que incrementemos los esfuerzos por publicar y hacer circular estos escritos alrededor del mundo”.
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Por otra parte durante las reuniones del 60º Congreso de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, que se llevó a cabo en julio de 2015 en la ciudad de San Antonio, en los Estados Unidos, los delegados votaron una declaración en la que reafirman la confianza de la denominación en el ministerio profético de Elena de White. La declaración expresa:
Aprobar la Declaración de Confianza en los Escritos de
Elena de White, que dice lo siguiente:
Como delegados ante el Congreso Mundial de la Asociación General 2015 en San Antonio, Texas, expresamos nuestra profunda gratitud a Dios por la presencia continua de varios dones espirituales en su pueblo (1 Cor. 12:4-11; Efe. 4:11-14), y particularmente por la orientación que hemos recibido por medio de la vida y del ministerio de Elena de White (1827-1915).
En el centenario de su fallecimiento, nos alegramos porque sus escritos han sido puestos a disposición en todo el mundo en muchos idiomas y en diversos formatos impresos y electrónicos.
Reafirmamos nuestra convicción de que sus escritos son inspirados por Dios, verdaderamente centrados en Cristo, y basados en la Biblia. En lugar de reemplazar a la Biblia, elevan el carácter normativo de la Escritura y corrigen interpretaciones inexactas de ella derivadas de la tradición, la razón humana, la experiencia personal y la cultura moderna.
Nos comprometemos a estudiar los escritos de Elena de White sinceramente y con corazones dispuestos a seguir los consejos y las instrucciones que encontremos allí. Ya sea individualmente, en la familia, en grupos pequeños, en el aula o en la iglesia, el estudio combinado de la Biblia y los escritos de Elena de White provee una experiencia transformadora y que aumenta la fe.
Animamos el desarrollo continuo de estrategias mundiales y locales para fomentar la circulación de sus escritos dentro y fuera de la iglesia. El estudio de estos escritos es un medio poderoso para fortalecer y preparar al pueblo de Dios para la aparición gloriosa de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Septiembre de 2005
El último testamento de Elena de White
¿Qué contiene el testamento de Elena de White? ¿Tiene alguna importancia para la iglesia de hoy?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Elena de White firmó su testamento definitivo el 9 de febrero de 1912, a los 84 años de edad, mientras residía en el Sanatorio de St. Helena, Condado de Napa, en California, Estados Unidos. Su mente estaba sana y su memoria intacta, para expresar con libertad su última voluntad.
Pidió, en primer lugar, que su cuerpo fuera inhumado con los servicios propios de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, sin ceremonia indebida u ostentación. Dispuso luego que, tan pronto como fuera posible, se pagaran los gastos de su última enfermedad y del funeral. Legó a su hijo James Edson White, que en ese tiempo residía en Michigan, la suma de tres mil dólares. A su hijo William C. White, residente en el Sanatorio de St. Helena, California, dio, entre otras cosas, todos sus derechos de autor sobre una serie de libros y su biblioteca personal. Designó, entonces, como fideicomisarios a William C. White, Clarence C. Crisler, Charles H. Jones, Arthur G. Daniells y Frank M. Wilcox, a los que donó sus bienes raíces, animales y herramientas de la granja, pagarés, sus derechos de autor sobre cierta cantidad de publicaciones, su archivo de manuscritos, el mobiliario y la biblioteca de su oficina.
Los fideicomisarios debían utilizar parte de los ingresos para pagar a los acreedores, hasta que toda deuda se hubiera cancelado totalmente. El saldo de los ingresos netos debía usarse para el mejoramiento de los libros y los manuscritos a ellos confiados, para conseguir e imprimir nuevas traducciones, para imprimir compilaciones basadas en sus manuscritos, para la obra misionera de la iglesia, para apoyar a las escuelas misioneras y para pagar ciertas sumas a varios familiares, amigos y ayudantes. Dejó los muebles de su casa, platos, alfombras, cuadros, fotografías y ropa a sus hijos James Edson White y William C. White.
Elena de White hizo provisión para que, cuando se produjera una vacante entre los fideicomisarios, por cualquier razón, la mayoría de los fideicomisarios sobrevivientes o restantes cubrieran dicha vacante nombrando a otra persona idónea; y si no se ponían de acuerdo, el nombramiento sería realizado por el Comité Ejecutivo de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. Los nuevos fideicomisarios tendrían las mismas facultades que los fideicomisarios originales.
El testamento de Elena de White es más que una curiosidad histórica. Refleja, más bien, las inquietudes que habían llenado su mente en sus últimos años. Varias veces, durante ese tiempo dorado, había confiado al pastor Arthur G. Daniells (1858-1935), entonces presidente de la Asociación General, su preocupación acerca del futuro de sus escritos. Deseaba que sus libros publicados continuaran circulando y que se hiciera un uso correcto de sus manuscritos no publicados. El pastor Daniells no logró calmar su ansiedad al asegurarle que en su momento se tomarían las medidas necesarias. Temía que los dirigentes, ocupados en la administración de la iglesia, no prestarían atención a la tarea de difundir sus escritos, y que la mayoría no se daría cuenta de la necesidad de publicar los manuscritos inéditos. El futuro uso acertado de sus escritos fue una carga que estuvo durante años en el corazón de la Sra. White. Finalmente, tomó la decisión y nombró personalmente a los fideicomisarios, para que cumplieran con las responsabilidades asignadas.
Con la colaboración de las casas editoras adventistas, los dirigentes de la denominación, y los pastores y los líderes laicos en general, esta obra, iniciada a la muerte de Elena de White en 1915, ha continuado extendiéndose con éxito. El pueblo adventista, en general, sigue teniendo interés en conocer la tarea que la Sra. White encomendó a los fideicomisarios.
Más allá de cualquier otra consideración, el testamento de Elena de White da sustento a la obra del Patrimonio White en favor de la difusión mundial de la obra publicada de la autora y de los manuscritos que, en forma de artículos y compilaciones, siguen saliendo a luz para bendición de la iglesia.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Noviembre de 2005
El Espíritu Santo: una Persona divina
¿Qué revelaciones recibió Elena de White acerca de la personalidad
y la divinidad del Espíritu Santo?
Responde el Dr. Daniel Plenc
Elena de White evita el término “Trinidad”, pero utiliza expresiones que aluden a las tres Personas de la Deidad, como “el trío celestial”, “los tres grandes dignatarios del cielo” o “los tres poderes más elevados del cielo”. Parece evidente que creía en la existencia de tres personas divinas, incluyendo al Espíritu Santo.
De cualquier manera, la Sra. White nos invita a ser cuidadosos en nuestra expresión respecto de la naturaleza del Espíritu: “No es esencial para nosotros ser capaces de definir con precisión qué es el Espíritu Santo” (Los hechos de los apóstoles, p. 42). “La naturaleza del Espíritu Santo es un misterio. Los hombres no pueden explicarla, porque el Señor no se las ha revelado” (Ibíd., p. 43).
La autora prefiere detenerse en la obra del Espíritu. “El Espíritu Santo se da como agente regenerador, para hacer efectiva la salvación obrada por la muerte de nuestro Redentor. El Espíritu Santo está tratando constantemente de llamar la atención de los hombres a la gran ofrenda hecha en la cruz del Calvario, de exponer al mundo el amor de Dios y abrir al alma arrepentida las cosas preciosas de las Escrituras”.
“Después de convencer de pecado y de presentar ante la mente la norma de justicia, el Espíritu Santo quita los afectos de las cosas de esta tierra, y llena el alma con un deseo de santidad” (Ibíd.).
Pero el Espíritu Santo es más que una fuerza sobrenatural, o una energía celestial: es una Persona divina, al igual que el Padre y el Hijo. “El Consolador que Cristo prometió enviar después de ascender al cielo es el Espíritu en toda la plenitud de la Divinidad, poniendo de manifiesto el poder de la gracia divina a todos los que reciben a Cristo y creen en él como un Salvador personal. Hay tres Personas vivientes en el trío celestial; en el nombre de estos tres grandes Poderes –el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo– son bautizados los que reciben a Cristo mediante la fe, y esos Poderes colaborarán con los súbditos obedientes del Cielo en sus esfuerzos por vivir la nueva vida en Cristo [Special Testimonies, Serie B, Nº 7, pp. 62, 63. Año 1905]” (El evangelismo, p. 446).
“Los eternos dignatarios celestiales –Dios, Cristo y el Espíritu Santo– armándolos [a los discípulos] con algo más que una mera energía mortal [...] avanzaron con ellos para llevar a cabo la obra y convencer de pecado al mundo [Manuscrito 145, 1901]” (Ibíd., p. 447).
La persona divina del Espíritu Santo no debe confundirse con la persona del Padre o la persona del Hijo. En un discurso dado a los alumnos del Colegio de Avondale, Australia, Elena de White amonestó: “Necesitamos comprender que el Espíritu Santo, que es una persona así como Dios es persona, anda en estos terrenos [Manuscrito 66, 1899]” (Ibíd., p. 447).
La autora habría de insistir en esta idea, llamando al Espíritu Santo “la tercera persona de la Divinidad”. “El Espíritu Santo es una persona, porque testifica en nuestros espíritus que somos hijos de Dios [...]. El Espíritu Santo tiene una personalidad; de lo contrario, no podría dar testimonio a nuestros espíritus y con nuestros espíritus de que somos hijos de Dios. Debe ser una persona divina, además, porque, en caso contrario, no podría escudriñar los secretos que están ocultos en la mente de Dios [Manuscrito 20, 1906]” (Ibíd., pp. 447, 448). “El príncipe del poder del mal puede ser mantenido en jaque únicamente por el poder de Dios en la tercera persona de la Divinidad, el Espíritu Santo [Special Testimonies, Serie A, Nº 10, p. 37. Año 1897]" (Ibíd., p. 448). “Debemos cooperar con los tres poderes más elevados del cielo: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y estos poderes trabajarán mediante nosotros convirtiéndonos en obreros juntamente con Dios [Special Testimonies, Serie B, Nº 7, p. 51. Año 1905]” (Ibíd., p. 448). “Cuando os entregasteis a Cristo, hicisteis una promesa en la presencia del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: los tres grandes Dignatarios personales del cielo” (Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 401). “El pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino” (El Deseado de todas las gentes, p. 625).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Diciembre de 2005
La historia del libro El conflicto de los siglos
¿Cómo se escribió El conflicto de los siglos?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La historia de El conflicto de los siglos abarca entre cinco y seis décadas del ministerio de Elena de White, y es una crónica llena de interés para el pueblo de Dios de estos tiempos.
La señora de White recibió la “visión del Gran Conflicto” durante una reunión realizada el 14 de marzo de 1858 en Lovett’s Grove, Ohio, EE.UU. La visión, de dos horas, incluyó importantes revelaciones como: la rebelión de Lucifer en el cielo, la caída del hombre y el plan de salvación, el ministerio y el sacrificio de Cristo, la iglesia apostólica y la obra de los apóstoles, la gran apostasía, la Reforma del siglo XVI, el movimiento adventista, los mensajes de los tres ángeles, la restauración de la verdad, el Segundo Advenimiento, el milenio y la erradicación final del pecado. Acerca de esa experiencia, escribió: “En esta visión que tuve en Lovett’s Grove, la mayor parte del tema del Gran Conflicto que había visto diez años antes me fue repetida, y se me mostró que debía escribirla. Que debía contender con los poderes de las tinieblas, porque Satanás haría vigorosos esfuerzos para estorbarme; pero que los ángeles de Dios no me abandonarían en el conflicto y que debía poner mi confianza en Dios” (Spiritual Gifts, t. 2, p. 270). La oposición diabólica a su propósito de escribir sobre este tema se manifestó muy pronto. En su viaje de regreso a Michigan, los White se detuvieron en casa del Hno. Palmer. Mientras Elena conversaba con la señora Palmer, sintió que la lengua se le paralizaba. Una extraña sensación de frío pasó de su corazón a su cabeza y se extendió a su costado derecho. Por un tiempo estuvo insensible e inconsciente, hasta que fue despertada por la ferviente oración de los presentes. Al tratar de caminar, se encontró con que tenía la pierna y el brazo izquierdos completamente paralizados. Por un corto tiempo pensó que había llegado su fin (ver: Spiritual Gifts, t. 2, p. 271).
En esa lamentable condición comenzó a escribir la visión, y unos seis meses después el librito de 219 páginas estaba listo para ser compartido con el público bajo el título de Dones espirituales [Spirituals Gifts], tomo 1, “La gran controversia entre Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles” (en la actualidad, este volumen forma parte del libro Primeros escritos).
En visiones sucesivas, la historia de la Gran Controversia fue presentada en mayores detalles, y entre 1870 Y 1880 la Sra. White preparó los cuatro tomos de Spirit of Prophecy [Espíritu de profecía], que más tarde fueron ampliados en la serie de El gran Conflicto: Patriarcas y profetas (1890), Profetas y reyes (1915), El Deseado de todas las gentes (1898), Los hechos de los apóstoles (1911) y El conflicto de los siglos (1888), con un total de más de tres mil quinientas páginas.
El tomo 4 de Spirit of Prophecy, que sería luego El conflicto de los siglos, salió de la prensa en 1884. Tuvo mucha aceptación, primero entre los adventistas y luego entre el público en general, de modo que durante los cuatro primeros años se imprimieron y vendieron diez ediciones, con un total de cincuenta mil ejemplares. Este volumen fue el primer libro de Elena de White que los colportores distribuyeron. Ante esta nueva perspectiva, la obra fue corregida y ampliada en la edición de 1888 de El conflicto de los siglos. Ya no estaría restringida a lectores adventistas de Norteamérica sino a un público más diverso y amplio. Se aumentaron algunas secciones y se eliminaron otros materiales que despertarían oposición innecesaria. Elena preparó también una introducción a esta edición, explicando el propósito del libro y el uso que ella hizo de otros autores, principalmente historiadores de la Reforma.
Veinte años después, la autora decidió hacer una última edición, que estuvo lista en 1911. Se revisaron referencias históricas y se agregaron materiales. El resultado fue muy satisfactorio. En una carta a F. M. Wilcox, escribió Elena de White: “Mientras escribía el manuscrito de El conflicto de los siglos, estaba a menudo consciente de la presencia de los ángeles de Dios. Y muchas veces las escenas sobre las que estaba escribiendo me eran presentadas de nuevo en visiones de la noche, de modo que estaban frescas y vívidas en mi mente [...]. He examinado cuidadosamente estos cambios, y los he aprobado. Estoy agradecida porque se me ha conservado la vida, y que tengo claridad de mente para éste y otros trabajos literarios”. El capítulo 13 de la edición en español, titulado “El despertar en España”, fue preparado por C. C. Crisler y H. H. Hall, y se añadió al libro con aprobación de la Sra. White.
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QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECIA - Enero de 2006
Elena de White y Sudamérica
En los escritos de Elena de White existen abundantes referencias a Norteamérica, Europa y Australia; ¿dijo algo sobre Sudamérica, o se relacionó de alguna manera con estas tierras?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La siguiente es solo una respuesta tentativa y provisoria, a la espera de nuevos datos, provenientes tal vez de los mismos lectores de la Revista Adventista.
Era natural que la autora, oriunda de Norteamérica, hiciera alusión a su país con sus ciudades, y a los lugares más conocidos de Europa y Australia. Esos fueron los lugares donde vivió y desarrolló su ministerio (Europa, entre 1885 y 1887, y Australia, entre 1891 y 1900).
La obra adventista en Sudamérica estaba dando sus primeros pasos en los años durante los cuales la Sra. White sirvió en Australia y a lo largo de su última residencia en California. El primer misionero laico, Jorge Riffel, regresa a Entre Ríos, Rep. Argentina, en 1890 desde los Estados Unidos; y el primer pastor, Frank H. Westphal, organiza la primera iglesia de la División Sudamericana en Crespo Campo, Entre Ríos, en 1894. Westphal describe bien a América del Sur con el mismo título de su libro de 1927: Pioneering in the Neglected Continent [Comienzos de la obra en el continente descuidado], del que se publicarán extractos a partir de este número de la Revista adventista).
El primer contacto entre el ministerio de Elena de White y la obra en Sudamérica se dio seguramente por medio de las publicaciones. En todos los países sudamericanos, con excepción del Perú, la predicación adventista se inició por medio de publicaciones. En 1891 arribaron a los países del Plata tres colportores norteamericanos, Elwin W. Snyder, Clair A. Nowlin y Albert B. Stauffer, con libros en inglés, alemán y francés, entre ellos El conflicto de los siglos, cuya lectura ganó al primer colportor surgido en el continente, Lionel Brooking. Apellidos pioneros del adventismo en las repúblicas de Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y otros lugares, como Mangold, Kalbermatter, Gerber, Hugo, Ocampo y Stein, también tuvieron su primer contacto con el mensaje adventista por medio del libro El conflicto de los siglos.
El museo del Centro de Investigación White en la Argentina exhibe uno de los quinientos ejemplares del libro Lecciones prácticas del Gran Maestro en alemán, donados en 1902 por la Comisión de Asistencia a Colegios, dependiente de la Asociación General, para ayudar económicamente al Colegio Adventista del Plata, aunque no puede probarse que el envío se haya producido por iniciativa directa de su autora. Otras instituciones educativas sudamericanas habían recibido partidas similares.
Libros como El camino a Cristo, El conflicto de los siglos, Patriarcas y profetas, Vida de Jesús, etc., fueron distribuidos por los primeros colportores sudamericanos. Frederick W. Bishop y Thomas H. Davis llegaron a la República de Chile en 1894 y distribuyeron ampliamente los libros de Elena de White.
La mensajera del Señor escribió muy poco sobre Sudamérica. Lo hizo una vez para destacar la contribución de Manuel Lacunza (1731-1801) a la difusión de la esperanza del advenimiento: “En América del Sur, en medio de la barbarie y de las supercherías de los ministros de la religión, el jesuita chileno Lacunza se abrió camino hasta las Sagradas Escrituras y allí encontró la verdad de la próxima vuelta de Cristo. Impelido a dar el aviso, pero deseando no obstante librarse de la censura de Roma, publicó sus opiniones bajo el seudónimo de ‘Rabbí Ben-Ezra’, dándose por judío convertido. Lacunza vivió en el siglo XVIII, pero fue tan solo hacia 1825 cuando su libro fue traducido al inglés en Londres. Su publicación contribuyó a aumentar el interés que se estaba despertando ya en Inglaterra por la cuestión del Segundo Advenimiento” (El conflicto de los siglos, p. 412).
La siguiente declaración, publicada en 1916, es tal vez la mejor conocida sobre América del Sur y otros lugares que permanecían como desafíos: “Entre los habitantes de la tierra, hay, dispersos en todo país, quienes no han doblado la rodilla ante Baal. Como las estrellas del cielo, que solo se ven de noche, estos fieles brillarán cuando las tinieblas cubran la tierra y densa oscuridad los pueblos. En la pagana África, en las tierras católicas de Europa y de Sudamérica, en la China, en la India, en las islas del mar y en todos los rincones oscuros de la tierra, Dios tiene en reserva un firmamento de escogidos que brillarán en medio de las tinieblas para demostrar claramente a un mundo apóstata el poder transformador que tiene la obediencia a su Ley. Ahora mismo se están revelando en toda nación, entre toda lengua y pueblo; y en la hora de la más profunda apostasía, cuando se esté realizando el supremo esfuerzo de Satanás [...] estos fieles [...] resplandecerán como ‘luminares en el mundo’ (Fil. 2:15). Cuanto más oscura sea la noche, mayor será el esplendor con que brillarán” (Profetas y reyes, pp. 140, 141).
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QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECIA - Febrero de 2006
Elena de White y Sudamérica - II
En los escritos de Elena de White existen abundantes referencias a Norteamérica, Europa y Australia; ¿dijo algo sobre Sudamérica, o se relacionó de alguna manera con estas tierras?
Responde EL Dr. Daniel O. Plenc
Es posible que Elena de White se haya referido a Sudamérica en alguno de sus discursos o que personas de estas tierras la hayan escuchado predicar más de una vez. En 1909, con 81 años, asistió por última vez a un congreso mundial de la iglesia. El Boletín de la Asociación General de ese año (p. 57) informa que la Sra. White encargó solemnemente a los hermanos que habían venido al encuentro desde Europa, Asia, África, Sudamérica, Australia y las islas del mar, a preparar sus corazones para las terribles escenas de conflicto y opresión que sobrevendrían sobre la tierra.
En otra ocasión, expresó su opinión sobre la obra de sostén propio en los campos extranjeros. “Debe destacarse la forma en que los misioneros en campos extranjeros están llegando rápidamente a ver la necesidad de sostenerse a sí mismos en esos campos. Desde India, China, Corea, Japón, Sudamérica y África llegan testimonios de que el misionero de éxito deberá, en el futuro, ser de sostén propio y deberá enseñar a sus conversos a ganarse la vida” (Panfleto 012, 12.3).
El interesante libro del Dr. Elbio Pereyra, Eduardo Francisco Forga: el pionero casi olvidado del continente descuidado (Florida, Bs. AS.: ACES, 2004), recientemente publicado, es otro testimonio de la relación de Elena de White con Sudamérica. Eduardo Francisco Forga (1871-1915), nacido en Perú, estaba casado con Marguerite Lacey, cuñada de William C. White, el tercer hijo de Jaime y Elena White. Con planes de regresar a su país después de haber aceptado el adventismo, fue invitado a pasar por California para visitar a la familia White. Como fruto de ese contacto, decidió cancelar su viaje a Sudamérica y dedicar su esfuerzo a la importante tarea de traducir, revisar y supervisar traducciones de las principales obras de Elena de White al castellano. Forga fue el primer traductor, debidamente preparado, de estos libros, debido a su educación y su dominio del idioma castellano, alemán, francés e inglés. Elena de White había expresado reservas respecto del viaje de los Forga al Perú, por causa del clima de intolerancia que entonces allí imperaba y del estilo agresivo del propio Forga. En diálogo con su hijo William, había expresado la Sra. White: “Yo creo que será sabio de su parte trabajar en otro lugar por un tiempo y no exponerse a los peligros que significaría su regreso al Perú” (William C. White, carta a Marguerite L. Forga, 25 de febrero de 1907). La tarea de traducción realizada entre 1907 y 1915 por Forga fue una bendición para los lectores hispanos de Sudamérica y de otras partes del mundo. Escribió Elena de White: “Creemos que fue por la providencia divina que él se ha conectado con la obra aquí” (Carta, 8 de abril de 1907). Incluso William C. White le propuso a Forga hacer traducir el libro Cristo, nuestro Salvador a la lengua quechua, si era posible conseguir un buen traductor, contando con la seguridad de que su madre estaba dispuesta a correr con los gastos de ese trabajo.
Una nueva asociación indirecta de Elena de White con el adventismo sudamericano se dio en la experiencia de la familia Cayrus de la República Oriental del Uruguay. Juan Elías Cayrus pertenecía a una familia valdense de Villar Pellice, en los Alpes Piamonteses de la Alta Italia, cuando en 1886 asistió con sus padres y su hermano mayor a una serie de reuniones religiosas dirigidas por Elena de White. Aunque sus padres pronto perdieron interés, Juan Elías, de 9 años y su hermano David, de 14, siguieron estudiando la Biblia con los misioneros adventistas, cautivados especialmente por las doctrinas acerca del sábado y del estado inconsciente de los muertos. Casado en 1898 con Constancia Davit, emigró al Uruguay y se convirtió, con el tiempo, en un fiel adventista hasta su muerte, en 1923. Sus doce hijos, sus nietos y sus numerosos descendientes han dado testimonio de aquella semilla sembrada por Elena de White en Europa y que había fructificado tan abundantemente en Sudamérica.
Es verdad, Elena de White nunca estuvo en Sudamérica; tal vez conocía poco respecto de estos lejanos lugares donde la verdad presente se había difundido escasamente. Pero sus énfasis en las misiones mundiales suscitaron misioneros que estuvieron dispuestos a sembrar la semilla del advenimiento en el cono sur de América, y sus escritos de valor permanente han dado vigor a la predicación del mensaje para este tiempo. La bendición que Dios otorgó a su iglesia remanente al darle el don de profecía ha llegado hasta nosotros.
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QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECIA - Marzo de 2006
La historia de la Biblia grande
¿Es cierto que Elena de White levantó una Biblia muy pesada durante media hora?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La llegada al Centro de Investigación White de una gran Biblia, igual a la que Elena de White levantó en una de sus visiones, nos ha motivado a revisar y a compartir una vez más esta fascinante historia. En realidad, no existe un relato único, sino por lo menos dos historias diferentes.
El primer incidente ocurrió en el hogar de la familia Harmon en Portland, Maine, en 1845. Elena era en ese tiempo una jovencita de 17 años, delgada y de frágil salud. Durante la visión, se acercó a una cómoda, tomó una voluminosa Biblia familiar y la sostuvo, cerrada, sobre su mano izquierda, con su brazo extendido, durante cerca de media hora. Sin muestras de cansancio, pronunció breves exclamaciones acerca del valor de la Palabra de Dios. La “Biblia grande” se conserva en el Patrimonio White de la Asociación General. Tiene 46 cm de largo por 28 cm de ancho, 10 cm de espesor, y pesa 8 kilogramos (18,5 libras). Los nombres de Robert y Eunice Harmon, los padres de Elena, se encuentran grabados, en oro, en el lomo.1
Lo llamativo es que muy pocas personas son capaces de sostener esa Biblia aun por un minuto. El récord lo obtuvo un estudiante del Walla Walla College, llamado Robert Van Tassel, que la sostuvo durante dos minutos y medio.
La crónica de la “Biblia grande” fue contada por la familia White a J. N. Loughborough, quien la incluyó en un sermón presentado en Battle Creek durante un congreso de la Asociación General, y fue publicada luego en su libro Rise and Progress of the Seventh-day Adventists [Surgimiento y desarrollo de los adventistas del séptimo día], publicado en 1892. Loughborough habla de “una Biblia familiar muy grande”, impresa en Boston en 1822, y proporciona sus medidas y su peso. William C. White recordaba que sus padres, Jaime y Elena White, le habían contado la misma historia.
Aquella Biblia de la familia Harmon fue legada a los esposos White en 1866. Ellos inscribieron sus nombres en el registro que aparece entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento: Jaime y Elena White, y sus hijos, Henry, James Edson, William y John Herbert.2
La otra historia sucedió en una reunión celebrada en casa de un tal señor Thayer, en Randolph, Massachussets, en el invierno de 1845; y fue narrada por un testigo presencial, el Hno. Otis Nichols. En ese encuentro vespertino, Elena Harmon comenzó a orar y fue arrebatada en una visión que se extendió a lo largo de unas cuatro horas hasta el atardecer. Thayer tomó una Biblia grande y pesada de la familia, y la colocó abierta sobre el pecho de Elena. Con la Biblia abierta en la mano, Elena caminó hacia el centro de la habitación, levantó la Biblia con los ojos mirando hacia arriba, y con la otra mano comenzó a dar vuelta las páginas, colocando su dedo sobre ciertos pasajes, mientras declaraba su contenido con voz audible. Algunos presentes miraron los lugares que señalaba, y comprobaron que citaba los pasajes correctamente. Elena de White registró este episodio y parte del testimonio escrito de Otis Nichols en el segundo tomo de Spiritual Gifts, páginas 77 a 79.3
Se sabe de, por lo menos, otras dos ocasiones en que Elena de White sostuvo una Biblia mientras estaba en visión, pero las dos mencionadas son las más significativas. Por milagro divino pudo, en un caso, sostener la “Biblia grande”; y, en el otro, además de sostenerla en alto, citar textos sin mirarlos.
La “Biblia grande” permaneció en la residencia de Elmshaven, Santa Helena, California, tras la muerte de la señora White. Muchos visitaban ese lugar con el deseo de ver la Biblia. Muchas veces fue llevada a congresos de la Asociación General. Cuando el White Estate se mudó a Washington, también la Biblia fue trasladada a la sede de la Asociación General. Hace unos 25 años se comenzó a usar copias originales idénticas para exposiciones públicas, a fin de evitar un mayor deterioro de este ejemplar.4
Pero lo más importante es comprobar que el gran objetivo del ministerio de Elena de White fue exaltar las Escrituras y a Jesús, de quien ellas dan testimonio. En el Congreso de la Asociación General de 1909, él último al que Elena de White asistió, de nuevo levantó una Biblia ante los delegados, y expresó: “Hermanos y hermanas, os recomiendo este libro”.
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Referencias
1 Arthur L. White, Elena de White: Mujer de visión (Buenos Aires: ACES, 2003), p. 32.
2 Ron Graybill, “Ellen G. White and the Big Bible”, Insight (febrero de 1985), pp. 8-10.
3 A. L. White, Ibíd., pp. 32-34; Herbert E. Douglass, Mensajera del Señor: El ministerio profético de Elena G. de White (Buenos Aires: ACES, 2000), p. 146; Roger Coon, La dinámica de la inspiración y la revelación en la Biblia y en los escritos de Elena G. de White (Entre Ríos: Centro de Investigación White, 1989), pp. 14-16.
4 Graybill, pp. 8-10.
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QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECIA - Mayo de 2006
Una evidencia amplia, clara y convincente
¿Qué actitud debemos asumir frente a personas que pretenden tener revelaciones de Dios?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
A lo largo de la historia del adventismo han surgido movimientos erráticos, a veces apoyados en interpretaciones peculiares de las Escrituras o en supuestas revelaciones de Dios. Se han levantado supuestos profetas que traían una “nueva luz” acerca de cumplimientos proféticos: o de la condición de la iglesia. Acerca de este tema, el Patrimonio White recomienda la lectura de la segunda parte del libro Mensajes selectos, tomo 2, especialmente los capítulos 7 al 11 (pp. 72-115). Se registran allí orientaciones de Elena de White ante dos casos destacados de pretendido don profético, los de Ana Garmire y Ana Phillips. Los fideicomisarios entienden que la tesis principal de la Sra. White es que “la manifestación genuina del don profético llevaría sus propias credenciales y estaría acompañada por una evidencia amplia, clara y convincente” (Mensajes selectos, t. 2, p. 71). Presentamos a continuación algunas de las ideas presentadas en la sección mencionada.
1. Elena de White señala que el pueblo debe pesar la evidencia. “Cuando el Señor da un mensaje a una persona, le da al mismo tiempo algo mediante lo cual su pueblo puede conocer que el mensaje procede de él. Dios no pide que su pueblo crea a todos los que acuden a él con un mensaje” (Ibíd., t. 2, p. 81). Agrega: “Pero cuando Dios da un mensaje a una persona, esa persona, mediante su humildad y su mansedumbre, dará evidencia de que Dios está obrando por su intermedio” (Ibíd.). Señala, por ejemplo, que los mensajeros de Dios no interrumpirán reuniones ni se introducirán por la fuerza en algún lugar a fin de presentar un mensaje; no obrarán por su propia cuenta ni crearán confusión (Ibíd., pp. 81, 82). “Habrá quienes pretenderán recibir visiones. Cuando Dios os dé evidencia clara de que la visión procede de él, podéis aceptarla; pero no la aceptéis basándoos en ninguna otra evidencia, porque la gente será descarriada cada vez más en los países extranjeros y en los Estados Unidos” (Ibíd., t. 2, p. 82).
2. La iglesia debe rechazar especulaciones respecto de fechas asignadas a la terminación del tiempo de gracia y la venida de Cristo. Se le mostró a la Sra. White que “no habría una fecha definida para el mensaje dado por Dios desde 1844” (Ibíd., t. 2, p. 83).
3. Debemos comparar los presuntos mensajes con el testimonio de las Escrituras. Elena de White cita más de una vez el texto de Isaías 8:20. “El Señor ha dado una regla para detectarlos: ‘¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido’ ” (Isa. 8: 20). Otros importantes pasajes son mencionados (Mat. 7:15-19; 24:11; Luc. 8:18; Mar. 4:24; 1 Tes. 5:21; 1 Juan 4:1). Entonces, agrega: “Este es el consejo de Dios; ¿le prestaremos atención?” (Ibíd., t. 2, p. 90).
4. Mediante falsas visiones Satanás despierta oposición hacia el verdadero don de profecía. “Así rechazarían lo falso juntamente con lo verdadero. Y aun los que estuvieran atrapados en el engaño, cuando se cansaran de ello, estarían inclinados a dudar de todas las visiones” (Ibíd., t. 2, p. 88). El resultado es que, “sin profecía, el pueblo se desenfrena” (Prov. 29:18).
5. Algunas “visiones” son producto de la imaginación. “Aparecerán muchas cosas que pretenderán ser revelaciones de Dios, pero que son producto de la imaginación de mentes fatuas y engañadas” (Ibíd., t. 2, p. 102). Se habla, además, de personas controladas por impulsos, impresiones, pensamientos y sentimientos que se confunden con la obra del Espíritu Santo. “Pero mientras piensan que son conducidos por el Espíritu de Dios, en realidad están siguiendo fantasías promovidas por Satanás” (Ibíd., t. 2, pp. 112, 113).
6. Se nos invita a ser cuidadosos. “Debería ejercerse el mayor cuidado con relación a aquellos que pretenden recibir revelaciones de Dios. Debe haber una estrecha vigilancia y mucha oración” (Ibíd., t. 2, p. 104). “Muchas personas me están enviando cartas en las que relatan visiones que han tenido y que piensan que es su deber referir. Que el Señor ayude a sus siervos a ser cautos” (Ibíd., t. 2, p. 110).
7. La ausencia de graves errores o la operación de milagros no son pruebas de autenticidad. Elena de White afirma que puede darse una mezcla sutil de elementos verdaderos y falsos. “Lo que más me admira es que nuestros hermanos hayan aceptado esos escritos basándose únicamente en el hecho de que no veían nada objetable en ellos” (Ibíd., t. 2, p. 107). El énfasis está en la fidelidad a la Biblia antes que en la observación de milagros. “Que nadie tenga la idea de que providencias especiales o manifestaciones milagrosas constituyen una prueba de la autenticidad de su obra o de las ideas que propone. [...] Aferraos a la Palabra y recibid la Palabra injertada que hará a los hombres sabios para la salvación” (Ibíd., t. 2, pp. 114, 115).
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QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECIA - Julio de 2006
Centros White y Servicio Espíritu de Profecía
¿Cuántos Centros White existen en el mundo? ¿Dónde se encuentran? ¿Cuándo fueron creados? ¿Quiénes son sus dirigentes? ¿Quiénes coordinan el Servicio de Espíritu de profecía?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
El Patrimonio White de la Asociación General (Ellen G. White Estate) cuenta con tres sucursales (Branch Offices) en los Estados Unidos: (1) la sucursal de la Universidad Andrews (1961), en Berrien Springs, Michigan, dirigido por Merling D. Burt, (2) la sucursal de la Universidad de Loma Linda (1976), en California, dirigida interinamente por Marilyn Crane, y (3) la sucursal del Colegio Oakwoood (1999), en Huntsville, Alabama, dirigida por Craig Newborn.
Los Centros de Investigación White (Research Centers) llegan a quince actualmente, distribuidos entre las trece divisiones mundiales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Cada División cuenta también con un coordinador del Servicio de Espíritu de profecía.
(1) La División Sudamericana dispone de dos Centros de Investigación White (CIW). El de la Argentina, creado en 1979, se encuentra en la Universidad Adventista del Plata y es dirigido por Daniel Plenc. El del Brasil inició sus actividades en 1987, en el Centro Universitario Adventista. Su director es Alberto Timm. El Coordinador del Servicio de Espíritu de Profecía (SEP) es Almir Marroni.
(2) La División del Pacífico Sur tiene su CIW en Australia desde 1976. Está ubicado en el Colegio Avondale y está dirigido por Lester Devine. Paul Petersen es el coordinador del SEP.
(3) La División Transeuropea tuvo el primer CIW. Desde 1974 funciona en el Colegio Newbold de Inglaterra. Tanto el CIW como el SEP están dirigidos por Radisa Antic.
(4) La División Euroafricana ha establecido recientemente (2002) su CIW en la Universidad Adventista de Salève, Francia, bajo la dirección de Jean-Luc Rolland. Gabriel Maurer es el coordinador del SEP.
(5) La División Sudasiática cuenta con un CIW en la India desde 1985. Está emplazado en el Colegio Spicer Memorial y es dirigido por Mohanraj Israel. Paulraj Isaiah coordina el SEP.
(6) La División Interamericana también ha patrocinado la creación de dos CIW, una para los países hispanos y otro de habla inglesa. El de México sirve desde 1978 en la Universidad de Montemorelos y su actual director es Isidro López Yañez. En 2003 inició su tarea el CIW de Jamaica en la Universidad Northern Caribbean, dirigido por Basil A. Reid. Coordina el SEP Leon Wellington.
(7) La División del África Centro-Oriental tiene su CIW en Kenya desde 2001. Funciona en la Universidad de Eastern Africa Baraton y su director es Lamek Miyayo. Witson Mwamakamba se desempeña como coordinador del SEP.
(8) La División del Asia-Pacífico del Norte posee un CIW desde 1992. Funciona en la Univesidad Samyook, Corea, bajo la dirección de Hong-pal Ha. Glenn Mitchell es el coordinador del SEP.
(9) El CIW de la División Africana Occidental funciona en la Universidad Babcock, Nigeria, desde 1990, bajo la dirección de Philemon Amanze. El SEP es coordinado en ese territorio por Chiemela N. Ikonne.
(10) La División del Asia-Pacífico del Sur cuenta con su CIW de Filipinas desde 1981. Está ubicado en AIIAS (Instituto Adventista Internacional de Estudios Avanzados) y su director es Reuel U. Almocera. Johnny Lubis coordina el SEP.
(11) La División Euroasiática ha establecido su CIW en 1995. Se halla en el Seminario Teológico Zaoksky, Rusia y es dirigido por Vsevolod Andrusiak. El coordinador del SEP es Ivan Manilich.
(12) El CIW de la División Sudafricana-Océano Indico está ubicado en el Colegio Helderberg, Sudáfrica. Viene trabajando desde 1983 y su director es David Birkenstock. Coordina el SEP Emilienne Rasamoely.
(13) La División Norteamericana creó el último CIW en el estado de Texas en 2004. Se encuentra en la Universidad Adventista Southwestern y es dirigido por Mary Ann Hadley. Alvin Kibble coordina el SEP para Norteamérica.
El Patrimonio White de la Asociación General y los Centros de Investigación White tienen el objetivo de preservar, difundir, traducir y dar a conocer ampliamente los mensajes que Dios entregó a su pueblo en este tiempo.
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QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECIA - Agosto de 2006
Los himnos de Elena de White
¿Cuáles eran los himnos preferidos de la Sra. White?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Durante el período que se extiende entre el chasco de 1844 y la organización de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en 1863, los pioneros cantaban himnos milleritas, a los que fueron añadiendo otros cánticos que destacaban sus creencias peculiares. Varios adventistas como Annie Smith, Urías Smith y Roswell F. Cottrell escribieron sus propios himnos. Durante este tiempo, Jaime White compiló suficientes himnos como para publicar cinco himnarios y cuatro suplementos, que fueron usados ampliamente.
Los White incluían cantos en sus cultos matutinos y vespertinos. William C. White, tercer hijo del matrimonio, recuerda que Jaime dirigía los cantos, y que el himno “Por la mañana, ¡oh, Señor!” [Lord, in the Morning] era el que se entonaba con más frecuencia al comenzar el día. Ella M. (White) Robinson, nieta mayor de Elena, también menciona que a menudo los White iniciaban el día con “Por la mañana” y se iban a dormir con “Dulce oración”. Ambos himnos estaban entre los favoritos de su abuela Elena.
La Sra. White utilizaba himnos como parte de sus predicaciones o invitaciones. Al concluir un sermón durante una sesión de la Asociación General de 1903, hizo un llamado a la congregación, oró e invitó a los presentes a cantar. Recuerda Elena de White: “Le pedí a la congregación que cantara ‘Roca de la eternidad’ [...] Este himno era una oración a Dios en la que todos podíamos unirnos, y sé que los ángeles de Dios se unieron a la petición que se elevó de tantos corazones y voces” (Manuscript Releases, t. 17, p. 290).
En realidad, los White formaban una familia de músicos. Jaime White (1821-1881) solía cantar un himno mientras caminaba con su Biblia por el pasillo de la iglesia rumbo al púlpito. Era un buen cantante e hijo de Juan White, un diácono y profesor de canto. Francisco E. Belden (1858-1945), sobrino de Elena de White, fue el más prolífico escritor de himnos adventistas del siglo XIX. Escribió decenas de himnos para adultos y para niños, muchos de los cuales todavía se cantan. Los dos hijos mayores de los White, Henry y Edson, eran músicos. Henry murió a los 16 años, pero Edson escribió música y publicó varios himnos. Se recuerda a Henry como un chico alegre y amigable, que con frecuencia dejaba oír su voz a sus compañeros de tareas en la Review and Herald.
Otro de los himnos preferidos de la Sra. White fue “Cariñoso Salvador” [Jesus, Lover of My Soul], escrito por Carlos Wesley. Su diario del 15 de julio de 1892 registra estrofas de este himno al narrar su experiencia de preparación del libro El Deseado de todas las gentes, mientras residía en Australia.
Un sábado por la tarde de 1915, poco antes de su muerte, la anciana Elena se vio rodeada de familiares y amigos que entonaban algunos de sus himnos favoritos. Mientras cantaban “Hay un mundo feliz más allá” [Sweet By and By], la Sra. White se les unió desde su cama con voz débil y temblorosa.
Ella M. Robinson asegura haber oído específicamente a su abuela cantar “Abrigadas y salvas en el redil” [There Were Ninety and Nine] mientras realizaba las tareas del hogar. Al momento de cantar acerca de los esfuerzos del pastor por encontrar la oveja perdida, su voz se volvía tierna y afligida.
Elena de White tuvo muchos otros himnos predilectos. Pero, por encima de todo, tuvo consejos oportunos respecto del canto y la música. Las siguientes declaraciones de La educación, página 168, son una buena muestra.
“Nunca se debería perder de vista el valor del canto como medio educativo. Cántense en el hogar cantos dulces y puros, y habrá menos palabras de censura y más de alegría, esperanza y gozo. Cántese en la escuela, y los alumnos serán atraídos más a Dios, a sus maestros, y los unos a los otros.
“Como parte del servicio religioso, el canto no es menos importante que la oración. En realidad, más de un canto es una oración. Si se enseña al niño a comprender esto, pensará más en el significado de las palabras que canta, y será más sensible a su poder”.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Septiembre de 2006
La oración y la respuesta a los problemas de la vida
Una de las citas atribuidas equivocadamente a Elena de White.
Responde la Lic.Silvia Scholtus de Roscher
Hace tiempo que recibimos consultas en nuestro Centro sobre la veracidad de algunas citas. En particular, hay una que nos llega en forma reiterada últimamente. La supuesta cita es la siguiente:
“La oración es la respuesta a todos los problemas de la vida. La plegaria nos pone en sintonía con la sabiduría divina, que sabe arreglar perfectamente bien cada situación. Con frecuencia, en ciertas situaciones y desde nuestro punto de vista, no oramos, pensando que el asunto no tiene esperanza. Sin embargo, si estamos con Dios, nada es imposible; tampoco nada es tan intrincado que no pueda resolverse; ninguna relación entre los seres humanos es tan tensa que Dios no pueda producir la comprensión que abre el camino a la reconciliación; ningún hábito puede estar tan profundamente enraizado que no pueda desarraigarse; ninguno es tan débil que no puede llegar a ser fuerte. Ninguno puede llegar a estar tan enfermo como para no recuperar la salud. Ninguna mente puede estar tan embotada como para no recobrar su lucidez. Sea cual fuere nuestra necesidad, si confiamos en él, Dios suplirá lo que nos falta. Cualquier asunto que nos provoque preocupación o ansiedad, dejemos de hablar en forma repetida acerca del problema y confiemos en el Señor, que nos sanará, nos amará y nos dará su poder”.
¿Es esta una cita de Elena de White? A veces, incluso se presenta la referencia: Review and Herald, 7 de octubre de 1865.
De acuerdo con nuestros registros, esta cita no pertenece a la autoría de Elena de White. Ella no escribió ningún artículo en la Review and Herald durante el año 1865. Esta declaración, en particular, pertenece a un artículo titulado “My Last Day on Earth” [Mi último día sobre la tierra], escrito por el pastor R. A. Rentfro, evangelista de la Asociación Central de California, en la Review and Herald, unos cien años después, el 7 de octubre de 1965. Al introducir esta cita anónima, expresa: “Como alguien dijo: La oración...”
Puesto que esta cita no pertenece a Elena de White, nadie debería presentarla como de su autoría.
Herbert Douglass ofrece una advertencia oportuna, dentro de las reglas básicas de interpretación de los escritos de la señora White: “Debemos estar seguros de que las supuestas citas han sido realmente escritas por el autor a quien se las atribuye”.
Toda figura pública ha tenido el problema de enfrentar personas que han sido inflexibles acerca de lo que ‘saben’ que el orador o el autor ha dicho. Lo que creen saber puede ser tan desenfrenado como la imaginación de uno, pero aun el orador o el autor debe tratar de defenderse contra el error o la distorsión. Obviamente, la persona que contiende no posee la referencia de la cual cita. La mayoría de las veces ha obtenido su información de una tercera o cuarta mano. A menudo llamamos ‘declaraciones apócrifas’ a estos recuerdos distorsionados y errores crasos.
Este problema acosó a Elena de White desde el comienzo de su ministerio y aun hoy en día. En declaraciones que le han sido atribuidas incorrectamente, se incluyen temas como los siguientes: (1) Los habitantes de otros planetas están ahora recogiendo fruta para una parada de los redimidos en el día sábado en el viaje al cielo. (2) Ella vio a un ángel de pie junto a Urías Smith inspirándolo mientras escribía Las profecías de Daniel y el Apocalipsis. (3) El Espíritu Santo es, o fue, Melquisedec. (4) Ella designó ciertos sitios montañosos como escondites seguros en el tiempo de angustia. (5) Ella nombró ciudades específicas que serían destruidas por los terremotos, incendios, inundaciones y otras calamidades futuras. (6) Cristo volverá a medianoche. (7) Nunca debiera comerse huevos (olvidando el contexto inmediato y muchas otras declaraciones respecto a circunstancias variables). (8) Ella sería un miembro de los 144.000. (9) Una oscuridad literal cubrirá la tierra como una señal de que ha terminado el tiempo de gracia. (10) La última obra mediadora de Cristo antes de que cierre el tiempo de gracia será para hijos que se han descarriado de la iglesia. (11) Debiéramos vivir como si tuviéramos mil años de vida por delante, y al mismo tiempo como si fuéramos a morir mañana. (12) Iglesias y asociaciones enteras apostatarán, etc.” [Para un estudio más amplio de estas y otras ilustraciones de los “apócrifos” de Elena de White, ver Comprehensive Index to the Writings of Ellen G. White, t. 3, pp. 3.189-3.192.] (Mensajera del Señor: El ministerio profético de Elena G. de White [Buenos Aires: ACES, 2000], pp. 402, 403, 407).
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QUIERO SABER / ESPIRITU DE PROFECIA - Noviembre de 2006
¿Por qué lloran los ángeles?
¿Es verdad que los ángeles lloran? ¿Por qué lo hacen?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
En algunas ocasiones, la Sra. White se refirió al llanto de los ángeles. Veamos algunos momentos y circunstancias en que vio llorar a los ángeles.
1. Los ángeles lloraron cuando Satanás se rebeló contra Dios. “Los ángeles leales trataron de reconciliar con la voluntad de su Creador a ese poderoso ángel rebelde [...]. Los ángeles lloraron. Ansiosamente intentaron convencerlo de que renunciara a su propósito malvado para someterse a su Creador [...]” (La historia de la redención, pp. 15, 16). Pero, el rebelde persistió en su posición. “Los ángeles buenos lloraron al escuchar las palabras de Satanás y sus alborozadas jactancias” (Ibíd., p. 18).
2. Los ángeles lloraron cuando Adán y Eva pecaron, pero se alegraron cuando Cristo venció el pecado y la muerte. “Presencian esta reunión los ángeles que lloraron por la caída de Adán y se regocijaron cuando Jesús, una vez resucitado, ascendió al cielo después de haber abierto el sepulcro para todos aquellos que creyesen en su nombre. Ahora contemplan el cumplimiento de la obra de redención y unen sus voces al cántico de alabanza” (El conflicto de los siglos, p. 706).
3. Los ángeles lloran por los perdidos. “Los ángeles se compadecen de ellos. Los ángeles lloran mientras los ojos humanos están secos y los corazones cerrados a la piedad” (Palabras de vida del gran Maestro, p. 150).
4. Los ángeles lloran por aquellos que se apartan del camino de Dios. El Señor envía a sus ángeles para alentar, vigilar y conducir a su pueblo. Pero Elena de White vio que, cuando los santos despreciaban ese cuidado y consuelo, “los ángeles se entristecían y lloraban. Llevaban allá arriba la noticia, y todos los ángeles de la ciudad se echaban a llorar [...]” (Primeros escritos, p. 39).
5. Los ángeles lloran por los cautivos del alcohol. Los que sufren los efectos de las bebidas embriagantes son “almas por quienes Cristo murió y por las cuales lloran los ángeles [...]” (El ministerio de curación, p. 254).
6. Los ángeles lloran cuando los hijos de Dios participan en ciertas reuniones sociales y diversiones mundanas. Elena de White las caracteriza como aquellas que “estimulan el orgullo de la indumentaria y de la apariencia, la complacencia propia, la hilaridad y el espíritu trivial” (Consejos para los maestros, p. 323).
“Me fue mostrada una visión de una compañía tal, donde se habían congregado los que profesan creer la verdad. Uno estaba sentado frente a un instrumento de música, y se oían cantos que hacían llorar a los ángeles que todo lo observaban. Había alegría, había risa grosera, había mucho entusiasmo y cierta clase de inspiración; pero la alegría era de la clase que solo Satanás puede crear. Es un entusiasmo y una infatuación de los cuales se avergonzarán todos los que aman a Dios. Prepara a quienes participan en ello para los pensamientos y los actos profanos [...]” (Ibíd.).
7. Los ángeles lloran cuando los jóvenes dan poca importancia a las cosas de Dios. “Escuchad las conversaciones vanas y frívolas; oíd la risa, los chistes, las bromas. [...] ¡Cuánta alegría! ¿Se sienten atraídos los ángeles y se acercan alrededor de ellos para dispersar las tinieblas con las que Satanás los rodea? De ninguna manera. Ved cómo se alejan con tristeza. Veo lágrimas en el rostro de esos ángeles. ¿Será posible que se haga llorar a los ángeles de Dios? Eso es lo que sucede.
“La juventud no considera seriamente los valores eternos. Los ángeles de Dios lloran cuando escriben en los libros celestiales las palabras y los actos de los que pretenden ser cristianos. Los ángeles se ciernen sobre un hogar. Hay allí una reunión juvenil y se oyen sonidos de música vocal e instrumental. Es una reunión de cristianos, pero ¿qué es lo que se oye? Es una canción frívola propia de los salones de baile. Entonces los santos ángeles retraen su luz de ellos y la oscuridad rodea a los que se encuentran en ese hogar. Ahora los ángeles se alejan de ese lugar con rostros tristes y llorosos. Vi repetirse numerosas veces esta escena en todas las filas de los observadores del sábado [...]” (Testimonios para la iglesia, t. 1, pp. 442, 443).
8. Los ángeles lloran cuando los adultos son indiferentes con las cosas de Dios. “¡Oh!, no hagáis llorar a los ángeles y ocultar su rostro, avergonzados y disgustados por vuestra indiferencia para con el eterno peso de gloria que está a vuestro alcance” (Testimonios selectos, t. 4, p. 69).
Los ángeles quieren acompañarnos en el camino hacia el Reino de Dios. De nosotros depende que lo hagan con alegría o con lágrimas.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Diciembre de 2006
Capítulos del Antiguo Testamento recomendados
por Elena de White
La señora White dice que debiéramos leer especialmente algunos capítulos de la Biblia. ¿Podría darnos algunos ejemplos?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Elena de White incentiva permanentemente la lectura de la Biblia. A veces, señala capítulos específicos relacionados con algún tema de interés o preocupación. Los siguientes son solamente ejemplos relacionados con el Antiguo Testamento.
Éxodo 31. Se menciona este capítulo como un buen lugar para estudiar el tema de la santificación. “¿Qué es santificación genuina? Lee Éxodo 31. En ese capítulo, podemos comprender el término, porque Dios mismo lo ha definido” (Alza tus ojos, p. 121).
Deuteronomio 5. En relación con las doctrinas de la Creación y del sábado, se sugiere recurrir a Deuteronomio. “Leed, por favor, cuidadosamente el quinto capítulo de Deuteronomio” (Testimonios para los ministros, p. 132).
Deuteronomio 7. Este es otro capítulo al que se llama la atención. “Leed por favor con cuidado todo el capítulo séptimo de Deuteronomio, y pensad en la Palabra de Dios” (Testimonios para los ministros, p. 138). “Leed Deuteronomio 7:6. Leed todo el capítulo; también los capítulos 1 y 8 (Testimonios para los ministros, p. 426).
Josué 1. Se trata de un texto de ánimo, en particular para los dirigentes. “Los hombres que tienen a su cargo grandes responsabilidades, ¿leerán el primer capítulo de Josué? (MS 66, 1898)” (Comentario bíblico adventista, t. 2, p. 987).
Isaías 6. La Sra. White recomienda la lectura de Isaías 6 a los colportores (El colportor evangélico, pp. 87, 88; Recibiréis poder, p. 152), y a todos los obreros (Joyas de los testimonios, t. 3, p. 154).
Isaías 53. Hay una indicación específica de que se lea y memorice esta profecía acerca de Cristo. “Este capítulo debiera ser estudiado. Presenta a Cristo como el Cordero de Dios. Los que están enaltecidos por el orgullo, cuyas almas están llenas de vanidad, debieran contemplar este cuadro de su Redentor y humillarse en el polvo. El capítulo entero debe aprenderse de memoria. Su influencia subyugará y humillará el alma contaminada por el pecado y enaltecida por la exaltación propia” (Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 1.169).
Isaías 58. Elena de White piensa en capítulos como este al señalar la necesidad de reflexionar en las Escrituras. “La mente debe ser refrenada y no se le debe permitir que divague. Debería ser adiestrada para espaciarse en las Escrituras y en temas nobles y elevados. Porciones de las Escrituras, aun capítulos enteros, pueden ser memorizados a fin de repetirlos cuando Satanás venga con sus tentaciones. El capítulo 58 de Isaías es útil para este propósito” (Mente, carácter y personalidad, t. 1, pp. 97, 98). Es evidente que esta porción bíblica tiene un mensaje actual. “He sido instruida para llamar la atención de nuestro pueblo al capítulo 58 de Isaías. Leed este capítulo cuidadosamente y comprended la clase de obra que llevará vida a las iglesias (Manuscrito 7, 1908)” (El ministerio de la bondad, p. 33).
Jeremías 3. A cierta persona se le recomendó la lectura del capítulo señalado, que trata sobre el arrepentimiento y la conversión. “Sírvase leer el tercer capítulo [de Jeremías]. Este capítulo es una lección para el Israel moderno (Carta 34, 1899)” (Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 1.176).
Ezequiel 3. Parece claro que el relato del llamamiento y la tarea de Ezequiel contiene instrucciones oportunas para los creyentes de hoy. “Leed por favor, con todo cuidado, el tercer capítulo de Ezequiel. Debemos aprender a depender enteramente de Dios y a recordar siempre que el Señor Dios necesita de todo agente que sostenga la verdad en justicia” (Testimonios para los ministros, p. 216).
Ezequiel 34. En este caso, la recomendación vuelve a ser concreta. “Leed y estudiad el capítulo 34 de Ezequiel. En él se nos da un ánimo precioso” (La maravillosa gracia de Dios, p. 138).
Zacarías 4. Más de una vez se encuentran invitaciones a reflexionar en este capítulo que registra la visión del candelero de oro y los olivos. Su descripción de la obra del Espíritu Santo, los ministros y la iglesia es significativa. “Leed y estudiad con oración el capítulo 4 de Zacarías” (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 275; véase también Testimonios para los ministros, pp. 187, 188).
Malaquías 3. Las invitaciones y las promesas divinas acerca del diezmo deben tenerse en cuenta. “El diezmo es sagrado, reservado por Dios para él mismo. Debe traérselo a su tesorería a fin de ser usado para sostener a los obreros evangélicos en su trabajo [...]. Leed cuidadosamente el capítulo 3 de Malaquías y ved lo que Dios dice sobre el diezmo” (Eventos de los últimos días, p. 79).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Enero 2007
La mano ayudadora de Dios
¿Habla Elena de White sobre la formación de grupos juveniles o estudiantiles?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La Sra. White se refirió en más de una ocasión a la formación de grupos misioneros juveniles o estudiantiles. En su tiempo, la iglesia no contaba con universidades o grandes instituciones, pero le fueron dadas orientaciones sobre el trabajo unido de estudiantes para ayudar a otros jóvenes y para colaborar con la obra de la iglesia.
A continuación, comparto algunas de sus declaraciones sobre el tema y también recomiendo algunos capítulos de sus obras. El libro Servicio cristiano tiene un interesante capítulo sobre la temática propuesta, titulado “Un llamamiento a nuestros jóvenes” (pp. 39‑44). Una muestra de su contenido son las citas siguientes de la página 44: “Jóvenes y señoritas, )no podéis formar grupos y, como soldados de Cristo, alistaros en la labor, poniendo todo vuestro tacto, y capacidad y talento al servicio del Maestro, para que podáis salvar almas de la ruina? Organícense grupos en todas las iglesias para hacer esta obra [...] ¿Se organizarán los jóvenes y las señoritas que realmente aman a Jesús como obreros, no solo para trabajar en favor de los que profesan ser observadores del sábado, sino también de aquellos que no son de nuestra fe?” (Signs of the Times, 29 de mayo de 1893). “Vayan los jóvenes, las señoritas y los niños al trabajo en el nombre de Jesús. Únanse en algún plan de acción. No podéis formar un grupo de obreros, y dedicar un tiempo para orar juntos y pedir al Señor que os dé de su gracia, y realizar una acción unificada”. (Youth Instructor, 9 de agosto de 1894).
El capítulo 81 del libro Consejos para los maestros se titula: “La obra misionera de los estudiantes” (pp. 531‑540). En la página 533 se encuentra un pensamiento esclarecedor:
“Dondequiera que sea posible, los estudiantes deben participar durante el año escolar en la obra hecha en las ciudades. Deben hacer obra misionera en las ciudades y los pueblos circundantes. Pueden organizarse en grupos que hagan obra caritativa. Deben asumir una visión amplia de sus actuales obligaciones para con Dios. No tienen que mirar hacia adelante a un tiempo en que, después de que las clases hayan terminado, harán alguna obra grande para Dios, sino que deben estudiar ahora, durante su vida estudiantil, para ver cómo pueden unirse con Cristo en un servicio abnegado por los demás”.
Puede encontrarse, en los consejos de Elena de White, claras orientaciones en favor de los grupos de jóvenes con propósitos misioneros. Las siguientes afirmaciones son reveladoras: “¿No podrían los presidentes de nuestra Asociación abrir el camino para que los alumnos de nuestros colegios se dediquen a esta clase de trabajo? Una vez y otra se me ha presentado que debiera haber grupos organizados y educados cabalmente para que trabajen como enfermeros, evangelistas, pastores, colportores y estudiantes evangélicos, para que perfeccionen un carácter de acuerdo con la semejanza divina. Hay una gran obra que se debe llevar a cabo para aliviar el sufrimiento de la humanidad; y, por medio de los trabajos de los alumnos que están recibiendo educación y entrenamiento para convertirse en misioneros médicos eficaces, la gente que vive en muchas ciudades puede familiarizarse con las verdades del mensaje del tercer ángel. Obreros y profesores de experiencia debieran salir con esos jóvenes obreros al principio, a fin de instruirlos para el trabajo. Cuando personas que temen y honran a Dios ofrezcan a esos obreros una invitación a comer, esa invitación debiera ser aceptada. Así se encontrarán oportunidades para conversar, para explicar las Escrituras, para cantar himnos bíblicos y para orar con la familia. Hay muchas personas para quienes una obra como esta resultará una bendición.”
“Y cada obrero, a medida que realiza esta obra, debiera comprender que es tan ciertamente enviado por Dios como lo fueron los primeros discípulos. Dios los sigue con sus ojos y el Espíritu los acompaña...” (Consejos sobre la salud, pp. 542‑543).
“Hay muchas maneras en las cuales la juventud puede encontrar oportunidad para un esfuerzo útil. Al organizarse en grupos misioneros para una obra cristiana, su cooperación evidenciará una ayuda y un estímulo [...]. Todos los que se ocupan en tareas misioneras, son la mano ayudadora de Dios. No hay otra forma de trabajo en la cual sea posible que la juventud reciba más grande beneficio” (El ministerio de la bondad, pp. 113, 114).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Marzo 2007
La divinidad de Cristo
¿Se afirma con claridad la divinidad de Cristo en los escritos de Elena de White?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Las primeras descripciones que la Sra. de White realizó de la vida de Cristo en Dones espirituales (Spiritual Gifts, 1858) y en El espíritu de profecía (Spirit of Prophecy, 1876‑1877), hacen poca alusión a la deidad de Cristo. Pero, en obras posteriores como Patriarcas y profetas (1890) y El Deseado de todas las gentes (1898), se afirma con claridad la divinidad y la preexistencia eterna de Jesús. Lo que sigue es solo una muestra de lo que la autora ha escrito sobre este tema.
Afirma su preexistencia y divinidad
Elena G. de White confiaba en la Biblia como fuente de instrucción sobre esta doctrina fundamental. “Pero si no fuera por la Palabra de Dios, no tendríamos ningún conocimiento acerca de que una persona llamada el Señor Jesús jamás visitara nuestro mundo, ni tampoco ningún conocimiento de su divinidad, como lo indica su existencia previa con el Padre” (Exaltad a Jesús, p. 124). En la Escritura, los temas vitales del cristianismo, como la divinidad de Cristo, “son revelados desde el Génesis hasta el Apocalipsis” (Consejos para los maestros, p. 413).
Negar la naturaleza divina de Jesús sería incurrir en un engaño lamentable. “Otro error peligroso es el de la doctrina que niega la divinidad de Cristo, y asevera que él no existió antes de su venida a este mundo. Esta teoría encuentra aceptación entre muchos que profesan creer en la Biblia; y, sin embargo, contradice las declaraciones más positivas de nuestro Salvador respecto a sus relaciones con el Padre, a su divino carácter y a su preexistencia. Esta teoría no puede ser sostenida sino violentando el sentido de las Sagradas Escrituras del modo más incalificable. No solo rebaja nuestro concepto de la obra de la redención, sino también socava la fe en la Biblia como revelación de Dios. Al par que esto hace tanto más peligrosa dicha teoría, la hace también más difícil de combatir. Si los hombres rechazan el testimonio que dan las Escrituras inspiradas acerca de la divinidad de Cristo, inútil es querer argumentar con ellos al respecto, pues ningún argumento, por convincente que fuese, podría hacer mella en ellos. [...] Ninguna persona que haya aceptado este error, puede tener justo concepto del carácter o de la misión de Cristo, ni del gran plan de Dios para la redención del hombre” (El conflicto de los siglos, pp. 578, 579).
Es verdad que Cristo se hizo hombre, pero esa humillación no debe hacernos dudar de “su divinidad y su existencia antes de que el mundo fuera formado” (Mensajes selectos, t. 1, p. 285). De modo que, al compartir el mensaje con otros, debemos hacer saber a la gente “que creemos en Cristo, en su divinidad y en su preexistencia” (Obreros evangélicos, p. 420).
En la enseñanza bíblica, Jesús está vinculado con la humanidad y simpatiza con sus sufrimientos, al tiempo que “por su divinidad está unido con el trono del Infinito” (El Deseado de todas las gentes, p. 410). La certeza de su divinidad garantiza la salvación que nos ofrece. “En Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra [...] La divinidad de Cristo es la garantía que el creyente tiene de la vida eterna” (Ibíd., p. 489; ver también (A fin de conocerle, p. 37). Elena de White es categórica en esto. “La cuestión de su divinidad ha sido definida para siempre [...] Los ángeles del cielo se inclinan en adoración ante él. Sus enemigos disciernen el error que han cometido y toda lengua confiesa su divinidad” (En los lugares celestiales, p. 358).
Luego de la resurrección, los apóstoles proclamaron con poder “la divinidad de Jesús” (Los hechos de los apóstoles, pp. 34, 35). La conclusión resulta obvia: “La divinidad de Cristo debe ser constantemente sustentada” (Alza tus ojos, p. 56).
Las evidencias de su divinidad
Durante su existencia terrena Cristo había mostrado “convincentes evidencias de su divinidad” (Alza tus ojos, p. 78). Desde sus primeros años “abundaban las evidencias de la divinidad de su carácter” (El Deseado de todas las gentes, p. 70). En ocasión del bautismo del Señor, se oyó la voz de Dios “atestiguar la divinidad de Jesús” (Ibíd., pp. 90, 91, 696).
Las mismas palabras de Cristo eran una “evidencia siempre presente de su divinidad” (Ibíd., p. 168); lo mismo puede decirse de su obra. “La evidencia de su divinidad se veía en su adaptación a las necesidades de la humanidad doliente” (Ibíd., p. 188). La capacidad de leer los pensamientos secretos de los hombres era una evidencia adicional de la divinidad de Jesús (Ibíd., pp. 205, 420, 611, 667). Al devolver la vida, Jesús volvió a mostrar su divinidad. “Este milagro culminante, la resurrección de Lázaro, había de poner el sello de Dios sobre su obra y su pretensión a la divinidad” (Ibíd., p. 487). Incluso quienes juzgaron a Cristo “habían recibido pruebas inequívocas de la divinidad de Aquel a quien condenaban a muerte” (Ibíd., p. 686).
Revistió su divinidad con humanidad
Elena de White piensa que es importante que entendamos “por qué revistió su divinidad con humanidad, y con mansedumbre y humildad vino al mundo como nuestro Redentor” (A fin de conocerle, p. 38). Al revestir su divinidad con humanidad, Jesús mostró humildad y condescendencia (Ibíd., p. 58). Al asumir la humanidad, Cristo ocultó su divinidad y dejó a un lado su gloria (Alza tus ojos, p. 88). A fin de poder morir en sacrificio por el hombre, Jesús Acubrió su divinidad con humanidad@ (A fin de conocerle, p. 276).
Vez tras vez, la Sra. de White menciona que Cristo “ocultó su divinidad bajo el manto de la humanidad” (Alza tus ojos, p. 244), o que “revistió su divinidad con humanidad” (Cada día con Dios, pp. 298, 357; Mensajes selectos, t. 1, pp. 377, 378).
Para ser nuestro Salvador, Jesús debía ser divino y humano. “El Redentor del mundo revistió su divinidad con humanidad para que pudiera alcanzar a la humanidad, pues se necesitó de lo divino y de lo humano para traer la salvación al mundo, necesaria por la caída del hombre. La divinidad necesitaba de la humanidad para que la humanidad proporcionara un canal de comunicación entre Dios y el hombre. El hombre necesita un poder exterior y superior a él para que lo restaure a la semejanza de Dios” (Mensajes selectos, t. 1, pp. 440, 441).
La divinidad de Jesús fue reconocida
A lo largo de su ministerio, muchos percibieron su verdadera identidad y naturaleza. Los magos de Oriente lo adoraron, y “reconocieron la presencia de la divinidad” (El Deseado de todas las gentes, p. 45). También Simeón y Ana habían reconocido la divinidad de Jesús y habían dado su testimonio en ese sentido (Ibíd., p. 198). Para el tiempo de la crucifixión, también José y Nicodemo se habían convencido “de la divinidad de Jesús” (Ibíd., pp. 719, 721).
En ocasiones, su divinidad fulguró a través de la humanidad
A pesar de su condición humana, hubo momentos en que la naturaleza divina de Cristo no pudo esconderse. “Mientras estuvo en la tierra, a veces la divinidad fulguraba a través de la humanidad y se revelaba su verdadero carácter” (A fin de conocerle, p. 60). Ocurrió en su primera visita al Templo; en su contienda con Satanás, cuando resucitó a Lázaro; en la purificación del Templo; y en sus disputas con los dirigentes religiosos (El Deseado de todas las gentes, pp. 60, 104, 493, 541, 542).
Su naturaleza divino‑humana
Elena de White tenía claro que existía una doble naturaleza en la persona de Jesús. “¿Fue la naturaleza humana del hijo de María transformada en la naturaleza divina del Hijo de Dios? No, ambas naturalezas fueron misteriosamente fusionadas en una sola persona: el Hombre Cristo Jesús. En él moraba toda la plenitud de la Divinidad corporalmente. Cuando Cristo fue crucificado, fue su naturaleza humana la que murió. La Deidad no se debilitó ni murió; eso habría sido imposible” (Alza tus ojos, p. 258).
En Jesús coexisten ambas naturalezas. “La humanidad de Cristo estaba unida con la divinidad” (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 180). Esta unión de sus naturalezas permitió a Jesús revelar a Dios entre los hombres. “El Salvador anhelaba profundamente que sus discípulos comprendiesen con qué propósito su divinidad se había unido a la humanidad” (El Deseado de todas las gentes, pp. 619, 620).
Se trata, por cierto, de un profundo misterio. “La divinidad y la humanidad se hallaban combinadas misteriosamente, y el hombre y Dios fueron uno solo. En esta unión es donde encontramos la esperanza de la raza caída” (Exaltad a Jesús, p. 69). Lo cierto es que la divinidad y la humanidad se unieron o combinaron en Cristo (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 345; Mensajes selectos, t. 1, pp. 379, 478).
A la luz de lo que la Biblia y el Espíritu de Profecía enseñan acerca de Cristo, los adventistas del séptimo día creen en: (1) su divinidad y (2) preexistencia; (3) su encarnación y (4) humanidad; (5) la subordinación al Padre durante su ministerio terrenal; (6) su impecable perfección y (7) su muerte vicaria; (8) su resurrección, (9) ascensión y (10) ensalzamiento final. La divinidad de Cristo es, entonces, un pilar fundamental de la fe y un elemento vital para comprender su obra redentora.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Abril 2007
Capítulos del Nuevo Testamento recomendados
por Elena de White
La Sra. de White dice que debiéramos leer especialmente algunos capítulos de la Biblia. ¿Podría darnos algunos ejemplos?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Dentro de los capítulos del Nuevo Testamento que Elena de White recomienda leer en particular, se encuentran los siguientes.
Del Evangelio de Mateo. La Sra. de White vio que los capítulos 4 y 5 eran muy importantes para la obra de la iglesia: “Leed los capítulos cuatro y cinco de Mateo. Estudiad Mateo 4:8 al 10; también el capítulo 5:13. Meditad acerca de la obra sagrada que Jesús llevó a cabo. Así es como debemos introducir en nuestro trabajo los principios de la Palabra de Dios” (Mensajes selectos, t. 2, p. 33). Dice también que las palabras de Cristo, en Mateo 7, se aplican a muchos. “Lean y estudien cuidadosamente este capítulo” (Alza tus ojos, p. 349). Elena de White pide a los misioneros que recuerden las palabras de Cristo en Mateo 10: “La instrucción que se da en el capítulo diez de Mateo nos muestra cómo considera el Señor a los que van a trabajar para él en nuevos territorios. Lean ese capítulo” (Cada día con Dios, p. 107). Frente a las dificultades que a veces plantean las relaciones interpersonales, se sugiere la lectura de Mateo 18 a fin de no cometer los errores señalados en él: “Lean la instrucción que proporciona el capítulo 18 de Mateo [...]. Él nos muestra los principios sobre los cuales debemos actuar en todos los casos y bajo todas las circunstancias” (Alza tus ojos, p. 134).
Del Evangelio de Juan. A fin de evitar la debilidad espiritual, nada mejor que volver a mirar Juan 6. “Lean y estudien las declaraciones registradas en el capítulo seis de Juan. Oren para lograr una comprensión de estas verdades” (Alza tus ojos, p. 179). Otra invitación concreta señala el capítulo 15 de Juan: “Todo el capítulo 15 de Juan contiene una muy importante lección. Leedlo; obedecedlo” (Testimonios para los ministros, p. 275). En su preocupación por la unidad de la iglesia, la Hna. White se refiere más de una vez a Juan 17: “Lean y estudien cuidadosamente la oración que Cristo elevó justamente antes de su enjuiciamiento, y que se registra en el capítulo 17 de San Juan. Sigan sus enseñanzas, y obtendrán la unidad” (Alza tus ojos, p. 139; ver también: Alza tus ojos, p. 151; Cada día con Dios, p. 369).
De las epístolas. La Sra. de White encuentra lecciones de importancia en 1 Corintios 3: “Cada miembro de la iglesia debiera leer el tercer capítulo de la primera epístola a los Corintios con cuidadosa consideración y con oración” (Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 1.082). Recomendó, por otra parte, una lectura diaria de 1 Corintios 13: “El Señor desea que llame la atención de su pueblo al capítulo 13 de 1 Corintios. Leed este capítulo cada día, y obtened de él consuelo y fortaleza. Aprended de él el valor que Dios pone en el amor santificado, nacido en el Cielo, y permitid que la lección que enseña llegue hasta vuestros corazones. Aprended que el amor semejante al de Cristo nace en el Cielo, y que sin él no tienen valor todas las otras cualidades” (Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 1.091). Otras porciones de los escritos de Pablo son sugeridas: “Leed el tercer capítulo de Efesios. Practicad la instrucción dada” (Testimonios para los ministros, p. 397). Se estimula la lectura de Filipenses cap. 2 y 3 y de Colosenses 1: “Leed, por favor, el segundo y el tercer capítulos de Filipenses, y el primer capítulo de Colosenses. Hay lecciones allí que todos nosotros debiéramos estudiar” (Testimonios para los ministros, pp. 223, 224). “Leed el primer capítulo de la Epístola de Pablo a los Colosenses. La instrucción que contiene es del más elevado valor” (Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 917). Por otra parte, hay referencias a varios capítulos de Santiago: “Leed el segundo capítulo de Santiago. Practicad la verdad en vuestra vida cotidiana, y conoceréis la obra que el Señor os ha dado para hacer. Leed también el capítulo 4, especialmente los versículos 5 al 12; y el capítulo 5, especialmente los versículos 13 al 20” (Testimonios para los ministros, p. 123).
Del Apocalipsis. Elena de White enfatiza la aplicación actual de Apocalipsis 3: “Este mensaje se envía a la iglesia de la actualidad. Exhorto a nuestros miembros de iglesia a que lean todo el tercer capítulo de Apocalipsis, y que le den una aplicación. El mensaje a la iglesia de Laodicea se aplica especialmente al pueblo de Dios de hoy en día” (Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 970). Del mismo modo, considera importante la lectura de Apocalipsis 11, 13 y 18: “Todos los que quieran comprender el significado de estas cosas, lean el capítulo 11 de Apocalipsis. Lean cada versículo, y entérense de las cosas que aún van a ocurrir en las ciudades. Lean también las escenas descritas en el capítulo 18 del mismo libro” (Eventos de los últimos días, p. 97). “Que todos lean cuidadosamente el capítulo 13 de Apocalipsis, porque afecta a todo ser humano, grande o pequeño” (Eventos de los últimos días, p. 261).
El pueblo de Dios de este tiempo haría bien en tomar nota de estas orientaciones inspiradas.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Mayo 2007
El canto de Jesús
¿Qué escribió la Sra. de White acerca de las ocasiones en que Jesús cantaba?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
En forma directa, la Biblia solo menciona una ocasión en que Jesús haya cantado, y fue al concluir la Última Cena. Tanto Mateo como Marcos dicen que Jesús y sus discípulos cantaron un himno después de comer la Pascua (Mat. 26:30; Mar. 14:26). Los judíos acostumbraban cantar los Salmos 113 al 118 en esa celebración.
Pero bien sabemos que Jesús hizo muchas cosas que no quedaron registradas en los evangelios. Si recurrimos a los escritos de Elena de White, descubriremos que Jesús cantaba a menudo.
Jesús lo hacía desde aquellos años, cuando vivía en su casa de Nazaret. “La mirada del Hijo de Dios con frecuencia se detenía sobre las rocas y las colinas alrededor de su hogar. Estaba familiarizado con las cosas de la naturaleza. Veía el sol en los cielos, y la luna y las estrellas que cumplían su misión. Con sus cantos daba la bienvenida a la luz matinal. Escuchaba a la alondra que gorjeaba música para su Dios, y Jesús unía su voz a la voz de alabanza y gratitud [...]” (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1.091).
Jesús cantaba en sus momentos de comunión con Dios, al comenzar o al terminar el día. “La niñez de Jesús, pasada en la pobreza, no había quedado contaminada por los hábitos artificiosos de un siglo corrompido. Mientras trabajaba en el banco del carpintero y llevaba las cargas de la vida doméstica, mientras aprendía las lecciones de la obediencia y del sufrimiento, hallaba solaz en las escenas de la naturaleza, de cuyos misterios adquiría conocimiento al procurar comprenderlos. Estudiaba la Palabra de Dios, y sus horas más felices eran las que, terminado el trabajo, podía pasar en el campo, meditando en tranquilos valles y en comunión con Dios, ora en la falda del monte, ora entre los árboles de la selva. El alba lo encontraba a menudo en algún retiro, sumido en la meditación, escudriñando las Escrituras o en oración. Con su canto daba la bienvenida a la luz del día. Con himnos de acción de gracias amenizaba las horas de labor, y llevaba la alegría del cielo a los rendidos por el trabajo y a los descorazonados” (El ministerio de curación, p. 34).
Pero Jesús también cantaba mientras realizaba su trabajo de carpintero, y ese canto lo elevaba al cielo y alentaba a sus compañeros de labor. “Jesús trabajaba con alegría y tacto. Se necesita mucha paciencia y espiritualidad para introducir la religión de la Biblia en la vida familiar y en el taller; para soportar la tensión de los negocios mundanales y, sin embargo, continuar deseando sinceramente la gloria de Dios. En esto Cristo fue un ayudador. Nunca estuvo tan embargado por los cuidados de este mundo que no tuviese tiempo o pensamientos para las cosas celestiales. A menudo expresaba su alegría cantando salmos e himnos celestiales. A menudo los moradores de Nazaret oían su voz, que se elevaba en alabanza y agradecimiento a Dios. Mantenía comunión con el Cielo mediante el canto; y cuando sus compañeros se quejaban por el cansancio, eran alegrados por la dulce melodía que brotaba de sus labios. Sus alabanzas parecían ahuyentar a los malos ángeles y, como incienso, llenaban el lugar de fragancia. La mente de los que lo oían se alejaba del destierro que aquí sufrían para elevarse a la patria celestial” (El Deseado de todas las gentes, p. 54).
El hecho de que Jesús cantara dice mucho acerca de su carácter positivo y alegre. “A veces se ha dicho que Jesús no sonreía nunca. Esto no es correcto. La inocencia y la pureza de un niño extraían de sus labios un canto gozoso” (Exaltad a Jesús, p. 84).
Para el Señor Jesús, el canto fue también una barrera contra la tentación. La utilizó durante toda su vida, y su voz volvió a oírse al enfrentar la prueba final. Durante su vida terrenal, Jesús hizo frente a la tentación con un canto. A menudo, cuando se decían palabras mordaces y ofensivas, cuando la atmósfera que lo rodeaba era sombría a causa de la melancolía, el disgusto, la desconfianza o el temor opresivo, se oía su canto de fe y santa alegría.
“En aquella última triste noche de la cena de Pascua, cuando estaba por salir a hacer frente a la traición y la muerte, se elevó su voz en este Salmo: ‘Sea el nombre de Jehová bendito, desde ahora y para siempre. Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado el nombre de Jehová’ ” (La educación, p. 166).
El canto de Jesús encierra lecciones oportunas para todos sus seguidores: (a) El canto es un modo adecuado para expresar gozo, gratitud y alabanza a Dios. (b) El canto puede ser un medio de comunión con Dios, tanto como de aliento y alegría para otros. El canto aleja la tentación, la tristeza y la falta de fe.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Junio 2007
Más que plata y oro
¿Es verdad que Elena de White declaró que se reciben bendiciones al leer El conflicto de los siglos?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La Sra. de White sentía un gran aprecio por El conflicto de los siglos. Una simple lectura de sus afirmaciones en El colportor evangélico, páginas 171 a 180, nos convencerá de la importancia de la obra y de las bendiciones que sus lectores pueden recibir.
Elena de White apreciaba El conflicto de los siglos por la luz que arroja sobre el origen del mal y sobre el plan de salvación. “Se me ha indicado que los libros importantes que contienen la luz que Dios ha dado respecto de la apostasía de Satanás en los cielos, deben recibir una amplia circulación precisamente ahora; pues por su medio la verdad debe llegar a todas las mentes. Patriarcas y profetas, Daniel y Apocalipsis y El conflicto de los siglos son más necesarios ahora que nunca antes” (Review and Herald, 16 de febrero de 1905). En otra ocasión habló de la “preciosa instrucción” contenida en libros como El conflicto de los siglos (Carta 229, 1903). Dijo, además: “Contienen precisamente el mensaje que la gente debe recibir, la luz especial que Dios ha dado a su pueblo. Los ángeles de Dios prepararán el camino para estos libros en el corazón de la gente” (Special Instruction Regardin Royalties, p. 7, 1899).
La Hna. White estimaba El conflicto de los siglos debido a su influencia espiritual. “La Hna. White no es la originadora de estos libros. Ellos contienen la instrucción que durante el período de su vida Dios le ha estado dando. Contienen la luz preciosa y consoladora que Dios ha concedido generosamente a su sierva para ser dada al mundo. De sus páginas, esta luz ha de brillar iluminando los corazones de los hombres y las mujeres, y conduciéndolos al Salvador. El Señor me ha señalado que estos libros han de ser esparcidos por todo el mundo. Hay en ellos verdad que, para el que la recibe, es un sabor de vida para vida. Son mensajeros silenciosos para Dios. En lo pasado, han sido los medios en sus manos para convencer y convertir a muchas almas. Muchos los han leído con ávida expectativa, y por medio de su lectura han sido guiados a ver la eficacia del sacrificio de Cristo, y a confiar en su poder. Han sido inducidos a encomendar el cuidado de sus almas a su Creador, esperando y anhelando la venida del Señor para llevar a sus amados a su hogar eterno. En lo futuro, estos libros han de aclarar el evangelio a muchos otros, revelándoles el camino de la salvación” (Review and Herald, 20 de enero de 1903).
La autora se refirió a la necesidad de vender el libro ampliamente: “Los libros mayores, Patriarcas y profetas, El conflicto de los siglos, El Deseado de todas las gentes, deben venderse por doquiera. Estos libros contienen verdad para este tiempo: una verdad que ha de ser proclamada en todas partes del mundo. Nada ha de obstaculizar su venta” (Review and Herald, 20 de enero de 1903). Colportores y miembros de iglesia debían empeñarse en esta tarea: “Hermanos y hermanas, trabajad fervorosamente para hacer circular estos libros. Poned vuestro corazón en la tarea, y la bendición de Dios os acompañará” (Ibíd.). La pregunta de la autora es: “¿No veis que la gente necesita la luz que se da en él?” (Carta 1, 1890).
Elena de White declaró que apreciaba El conflicto de los siglos más que la plata y el oro: “El conflicto de los siglos debe ser ampliamente difundido. Contiene la historia del pasado, el presente y el futuro. En su bosquejo de las escenas finales de la historia de esta tierra, presenta un poderoso testimonio en favor de la verdad. Estoy más ansiosa de ver una amplia circulación de este libro que de cualquier otro que haya escrito, porque en El conflicto de los siglos el último mensaje de amonestación al mundo es dado en forma más distinta que en cualquier otro de mis libros” (Carta 281, 1905). “Mientras escribía el manuscrito de El conflicto de los siglos, a menudo estaba consciente de la presencia de los ángeles de Dios. Y muchas veces las escenas acerca de las cuales he estado escribiendo me eran presentadas de nuevo en visiones de la noche, de manera que estaban frescas y vívidas en mi mente” (Carta 56, 1911).
La Sra. de White predice el profundo impacto producido por la lectura de El conflicto de los siglos dentro y fuera de la iglesia: “Los resultados de la circulación de este libro no han de juzgarse por lo que ahora se ve. Leyéndolo, algunas almas serán despertadas y tendrán valor para unirse de inmediato con los que guardan los Mandamientos de Dios. Pero un número mucho mayor que lo lea no tomará su decisión hasta que vea que los propios acontecimientos que han sido predichos están ocurriendo” (Manuscrito 31, 1890). “Patriarcas y profetas y El conflicto de los siglos son libros especialmente adaptados a los que acaban de abrazar la fe, para que puedan ser establecidos en la verdad. Se señalan los peligros que deben ser evitados por las iglesias. Los que se familiaricen en forma cabal con las lecciones presentadas en estos libros verán los peligros que los acosan, y podrán discernir la senda sencilla y recta en ellos trazada. Serán guardados de desviarse por sendas extrañas. Harán derechos pasos a sus pies, no sea que lo cojo salga fuera del camino” (Carta 229, 1903).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Junio 2007
Más que plata y oro
¿Es verdad que Elena de White declaró que se reciben bendiciones al leer El conflicto de los siglos?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La Sra. de White sentía un gran aprecio por El conflicto de los siglos. Una simple lectura de sus afirmaciones en El colportor evangélico, páginas 171 a 180, nos convencerá de la importancia de la obra y de las bendiciones que sus lectores pueden recibir.
Elena de White apreciaba El conflicto de los siglos por la luz que arroja sobre el origen del mal y sobre el plan de salvación. “Se me ha indicado que los libros importantes que contienen la luz que Dios ha dado respecto de la apostasía de Satanás en los cielos, deben recibir una amplia circulación precisamente ahora; pues por su medio la verdad debe llegar a todas las mentes. Patriarcas y profetas, Daniel y Apocalipsis y El conflicto de los siglos son más necesarios ahora que nunca antes” (Review and Herald, 16 de febrero de 1905). En otra ocasión habló de la “preciosa instrucción” contenida en libros como El conflicto de los siglos (Carta 229, 1903). Dijo, además: “Contienen precisamente el mensaje que la gente debe recibir, la luz especial que Dios ha dado a su pueblo. Los ángeles de Dios prepararán el camino para estos libros en el corazón de la gente” (Special Instruction Regardin Royalties, p. 7, 1899).
La Hna. White estimaba El conflicto de los siglos debido a su influencia espiritual. “La Hna. White no es la originadora de estos libros. Ellos contienen la instrucción que durante el período de su vida Dios le ha estado dando. Contienen la luz preciosa y consoladora que Dios ha concedido generosamente a su sierva para ser dada al mundo. De sus páginas, esta luz ha de brillar iluminando los corazones de los hombres y las mujeres, y conduciéndolos al Salvador. El Señor me ha señalado que estos libros han de ser esparcidos por todo el mundo. Hay en ellos verdad que, para el que la recibe, es un sabor de vida para vida. Son mensajeros silenciosos para Dios. En lo pasado, han sido los medios en sus manos para convencer y convertir a muchas almas. Muchos los han leído con ávida expectativa, y por medio de su lectura han sido guiados a ver la eficacia del sacrificio de Cristo, y a confiar en su poder. Han sido inducidos a encomendar el cuidado de sus almas a su Creador, esperando y anhelando la venida del Señor para llevar a sus amados a su hogar eterno. En lo futuro, estos libros han de aclarar el evangelio a muchos otros, revelándoles el camino de la salvación” (Review and Herald, 20 de enero de 1903).
La autora se refirió a la necesidad de vender el libro ampliamente: “Los libros mayores, Patriarcas y profetas, El conflicto de los siglos, El Deseado de todas las gentes, deben venderse por doquiera. Estos libros contienen verdad para este tiempo: una verdad que ha de ser proclamada en todas partes del mundo. Nada ha de obstaculizar su venta” (Review and Herald, 20 de enero de 1903). Colportores y miembros de iglesia debían empeñarse en esta tarea: “Hermanos y hermanas, trabajad fervorosamente para hacer circular estos libros. Poned vuestro corazón en la tarea, y la bendición de Dios os acompañará” (Ibíd.). La pregunta de la autora es: “¿No veis que la gente necesita la luz que se da en él?” (Carta 1, 1890).
Elena de White declaró que apreciaba El conflicto de los siglos más que la plata y el oro: “El conflicto de los siglos debe ser ampliamente difundido. Contiene la historia del pasado, el presente y el futuro. En su bosquejo de las escenas finales de la historia de esta tierra, presenta un poderoso testimonio en favor de la verdad. Estoy más ansiosa de ver una amplia circulación de este libro que de cualquier otro que haya escrito, porque en El conflicto de los siglos el último mensaje de amonestación al mundo es dado en forma más distinta que en cualquier otro de mis libros” (Carta 281, 1905). “Mientras escribía el manuscrito de El conflicto de los siglos, a menudo estaba consciente de la presencia de los ángeles de Dios. Y muchas veces las escenas acerca de las cuales he estado escribiendo me eran presentadas de nuevo en visiones de la noche, de manera que estaban frescas y vívidas en mi mente” (Carta 56, 1911).
La Sra. de White predice el profundo impacto producido por la lectura de El conflicto de los siglos dentro y fuera de la iglesia: “Los resultados de la circulación de este libro no han de juzgarse por lo que ahora se ve. Leyéndolo, algunas almas serán despertadas y tendrán valor para unirse de inmediato con los que guardan los Mandamientos de Dios. Pero un número mucho mayor que lo lea no tomará su decisión hasta que vea que los propios acontecimientos que han sido predichos están ocurriendo” (Manuscrito 31, 1890). “Patriarcas y profetas y El conflicto de los siglos son libros especialmente adaptados a los que acaban de abrazar la fe, para que puedan ser establecidos en la verdad. Se señalan los peligros que deben ser evitados por las iglesias. Los que se familiaricen en forma cabal con las lecciones presentadas en estos libros verán los peligros que los acosan, y podrán discernir la senda sencilla y recta en ellos trazada. Serán guardados de desviarse por sendas extrañas. Harán derechos pasos a sus pies, no sea que lo cojo salga fuera del camino” (Carta 229, 1903).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Septiembre 2007
La educación cristiana
¿Qué fue lo que la Sra. de White enseñó acerca de la educación cristiana?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
En 1872 se dio el primer paso en el establecimiento de un sistema de instituciones educativas adventistas. Desde sus comienzos, Elena de White proveyó orientaciones inspiradas que constituyen una verdadera filosofía de la educación. Más de veinte de sus libros y numerosos artículos hacen alguna referencia a este importante tema. Muchas cartas fueron enviadas por la autora a directivos y docentes de las escuelas adventistas. Parte de esta profusa instrucción se volcó en tres libros dedicados enteramente a la educación cristiana: La educación, La educación cristiana, y Consejos para los maestros, padres y alumnos acerca de la educación cristiana. Solo en estos tres volúmenes se encuentran más de mil trescientas páginas saturadas de consejos oportunos y perdurables.
Los tópicos tratados por la Sra. de White son muchos y diversos. Sin embargo, hay áreas sobre las que no se expresó. No escribió sobre métodos de enseñanza, con la posible excepción de la enseñanza de la Biblia. No habló sobre notas, evaluaciones, promoción, titulación docente, etc. Tampoco empleó terminología específica, como “libertad académica”, “currículo”, etc. Pero es evidente que promovió una verdadera transformación en los conceptos educativos tradicionales.
Los énfasis principales sobre educación cristiana en los escritos de Elena de White parecen ser los siguientes:
1. La educación verdadera es la que enseña una religión basada en la Biblia.
2. El proceso educativo tiene relación con el ser humano entero durante toda su existencia.
3. La educación debiera ser tanto académica como práctica.
4. La verdadera educación prepara para una vida de utilidad y de servicio.
5. La educación cristiana no debiera limitarse a las prácticas tradicionales y a las normas seculares.
6. La educación debiera ser accesible a todos los niños y jóvenes de la iglesia y debe contribuir con su formación espiritual.
7. La educación es una responsabilidad compartida por los padres, los maestros y los miembros de la iglesia.
8. Los planes de estudio deben estar centrados en las verdaderas necesidades de los estudiantes.
9. Para poder brindar auténtica educación cristiana, es necesario que la iglesia opere su propio sistema educativo.
10. Uno de los grandes propósitos de las instituciones educativas adventistas es preparar misioneros y obreros denominacionales.
11. Brindar educación cristiana no significa proporcionar una educación deficiente, sino una de elevada calidad.
12. En los primeros niveles de educación debe enfatizarse las materias instrumentales en preparación para estudios posteriores.
13. Los educadores deben ser consejeros y guías en aspectos laborales, personales y, sobre todo, en el desarrollo del carácter.
14. Debe prepararse a los futuros obreros en habilidades específicas como la oratoria y el cultivo de la voz.
15. Se recomienda un entorno rural para los colegios adventistas con internado.
16. El trabajo útil, la recreación y el ejercicio saludable deben reemplazar a las diversiones mundanas.
17. Las instituciones adventistas deben brindar entrenamiento laboral y proporcionar un oficio.
18. Los maestros deben ser académicamente sólidos al mismo tiempo que cristianos prácticos poseedores de espíritu misionero.
19. La obra del docente cristiano es de igual importancia que la del ministro.
20. La institución educativa y sus estudiantes deben comprometerse con los principios de salud.
21. La Biblia es el principal libro de texto en todos los niveles de la educación.
22. La verdadera educación es el desarrollo armonioso de todas las facultades humanas colocadas al servicio de Dios.
Un desarrollo más amplio de estos temas puede encontrarse en la obra de E. M. Cadwallader, Filosofía básica de la educación adventista. Toda esta riqueza de informaciones sobre un tema crucial constituye un desafío para todo creyente comprometido con el Señor y con su obra.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Noviembre 2007
La Escuela Sabática ¿es el corazón de la iglesia?
En muchas oportunidades escuché decir que, según Elena de White, la Escuela Sabática es el corazón de la iglesia. En El ministerio de curación, p. 269, se lee: “Del corazón mana la vida, y el hogar es el corazón de la sociedad, de la iglesia y de la nación”. Si ella escribió que el corazón de la iglesia es el hogar, ¿pudo haber escrito también que es la Escuela Sabática?
Responde la Lic. Silvia Scholtus de Roscher
Esta pregunta es muy interesante. Antes de darle una respuesta directa, me gustaría hacer un poco de historia sobre el surgimiento de la Escuela Sabática. En agosto de 1852 se fundó una revista mensual para los jóvenes (Youth's Instructor), que contenía la primera lección de Escuela Sabática. Esto propició la realización de las primeras reuniones de Escuela Sabática en las iglesias. Las primeras iglesias en hacerlo fueron Rochester y Buck’s Bridge, en el Estado de Nueva York, entre 1853 y 1854. No fue hasta casi veinte años después, en 1870, que se instituyó un programa formal y se comenzó a diferenciar por edades las lecciones de estudio. También comenzó a definirse los cargos para dirigir estas reuniones (director, secretarios, maestros y la formación de las clases). La organización en las asociaciones y las uniones locales, con su correspondiente liderazgo, se inauguró un tiempo más tarde.
Ya hace más de ciento cincuenta años que la Escuela Sabática ha propiciado el estudio de la Biblia mediante lecciones sistemáticas en la iglesia alrededor del mundo. Desde sus mismos comienzos y por su rápido crecimiento, quedó claro que fue planeada por el Señor y destinada a favorecer un mayor conocimiento de la Biblia, crecimiento espiritual e, indiscutiblemente, la difusión del evangelio (no solo para aquellos que asisten sino también mediante un sistema de ofrendas para el sostén de la obra misionera mundial).
Elena de White escribió cientos de páginas acerca del lugar, el plan y el propósito de la Escuela Sabática. ¡La primera Escuela Sabática surgió justo en el hogar de la familia White!
Además de publicar testimonios en favor de la obra de la Escuela Sabática, compartió sus consejos en la revista Sabbath School Worker [El obrero de la Escuela Sabática]. En 1900, se publicaron varios de estos artículos en un pequeño volumen titulado Testimonios sobre la Escuela Sabática. Posteriormente, se publicaron todos sus escritos sobre el tema en una compilación titulada Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática.
Todo esto indica que Elena de White apreció mucho el trabajo de la Escuela Sabática; recibió consejos directos de parte de Dios en cuanto a cómo desarrollar esta actividad. Veamos algunas citas al respecto:
“El objeto de la obra de la Escuela Sabática deber ser cosechar almas” (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, p. 67).
“Muchísimo puede hacerse para la educación y la enseñanza moral y religiosa de nuestros jóvenes por medio de las escuelas sabáticas bien organizadas y debidamente dirigidas. Debería dedicarse tiempo y atención a este ramo de la obra, porque la importancia de su influencia sobre nuestros jóvenes es incalculable” (Ibid., p. 128).
“La Escuela Sabática debería ser uno de los instrumentos más grandiosos y más eficaces para traer almas a Cristo” (Ibid., p. 10).
No obstante estas y otras citas, en los escritos de Elena de White no aparece una alusión directa a la Escuela Sabática como el corazón de la iglesia.
Posiblemente esa confusión haya surgido por un folleto de 32 páginas titulado “La Escuela Sabática: propósito y organización”, que fue publicado por el departamento de Escuela Sabática e impreso por la Casa Editora Sudamericana (CES) hace varios años (lamentablemente, no tiene impreso el año. Lo tenemos en nuestros archivos y se puede consultar como DF 143, Nº 23). En dicho folleto se compara a la Escuela Sabática con el corazón de la iglesia (p. 5), pero no se atribuye esa declaración a Elena de White. Es simplemente una aseveración de los autores del folleto, que ilustra la importancia que ellos le otorgaron a esta actividad de la iglesia.
Es probable que con el tiempo algunos hayan considerado que esa fue una declaración de Elena de White, sin corroborar fehacientemente su autenticidad.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Enero 2008
Elena de White y el vegetarianismo
¿Fue vegetariana Elena de White?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Existe, en los archivos del Centro de Investigación White, un buen documento titulado “Elena de White y el vegetarianismo: ¿Practicó ella lo que predicó?” Una síntesis de este material escrito por el Dr. Roger W. Coon se presenta aquí, en beneficio de los lectores de la Revista Adventista. Un complemento excelente puede leerse en el apéndice “Experiencia personal de Elena G. de White como reformadora en pro de la salud”, del libro Consejos sobre el régimen alimenticio.
Por el año 1908, cuando la Sra. de White vivía, se iniciaron cuestionamientos referidos a una presunta falta de armonía entre lo que ella enseñaba sobre el vegetarianismo y lo que practicaba en su vida privada. Se la acusó de haber enseñado un régimen alimentario sin carne mientras que, al mismo tiempo, consumía carnes limpias e inmundas en los siguientes treinta años.
El conocido crítico D. M. Canright aseveró haber visto a los esposos White comer carne de cerdo en su propio hogar. Siendo que Canright entró en contacto con los White en 1859, su afirmación podría aceptarse como verdadera. Jaime White lo había adoctrinado y bautizado. En adelante, Canright visitó con frecuencia la casa de los White. No fue sino hasta cuatro años más tarde que Elena de White recibió la primera visión acerca de la reforma pro salud y comenzó a abstenerse de la carne en general y del cerdo en particular. Es muy probable que antes de esto ella comiera cerdo, y pudo haberlo servido en su mesa. También es verdad que los White abandonaron el consumo de cerdo al recibir luz sobre el particular.
Una acusación similar realizó Fanny Bolton al afirmar que, a escondidas, Elena de White comía ostras crudas con vinagre, pimienta y sal. Fannie Bolton también informó que, durante un viaje en ferrocarril, la Sra. de White comió bistec. Es verdad que, en ocasión de un retrasado viaje de muchos días desde Battle Creek, Michigan, hasta Oakland, California, los alimentos escasearon y en una parada Guillermo White descendió del tren y compró un pedazo de carne de novillo recién faenado que les sirvió de alimento. Las palabras del pastor Guillermo White son esclarecedoras: “Durante años, los miembros de la familia White hemos sido vegetarianos, pero no abstemios totales. Siempre hemos considerado que, en casos de emergencia, es justificable consumir carnes limpias en pequeñas cantidades [...]. Este (caso) ocurrió unos ocho o nueve años antes de que la Hna. White decidiera, durante el encuentro campestre de Melbourne (Brighton, enero de 1894), abandonar definitivamente el consumo de carnes [...]”. “Usted encontrará en los escritos de la Hna. White varios pasajes en los que ella afirma que la carne no se sirve en nuestra mesa, algo que era cierto. No obstante, durante cierto número de años, las raras ocasiones en las que pequeñas raciones de carne fueron servidas ocurrieron porque se lo consideró una emergencia” (Carta de W. C. White, del 24 de agosto de 1933).
Las primeras revelaciones otorgadas a Elena de White no tuvieron que ver con la salud o el vegetarianismo. La primera visión relacionada con la salud fue dada el 21 de octubre de 1848. Pero la visión completa sobre la reforma pro salud fue dada el 6 de junio de 1863. Para 1844, la salud de Elena era muy frágil. Sufría languidez estomacal, desvanecimientos, pérdida del apetito y debilidad progresiva. En esa época, ella se describió a sí misma como “una gran consumidora de carne”, y consideraba la carne como su “principal artículo alimenticio”.
La Sra. de White entendió las instrucciones recibidas en 1863 como una “gran luz del Señor”, que aceptó Atal y como me fue dada@. Desde entonces, dijo, Ahe dejado el uso de la carne@. No hubo dilación. “De inmediato eliminé la carne de mi menú”. Estos decisivos cambios la favorecieron personalmente. En 1909, cuando contaba con 82 años, expresó: “Tengo mejor salud ahora, a pesar de mi edad, de la que tuve en mis días más jóvenes”.
El abandono de la carne significó para ella “una batalla especial”. En 1864 dijo que había vivido “sin carne por casi un año entero”. Cinco años después escribió a su hijo Edson: “En lo tocante a la dieta, hemos seguido estrictamente la luz que el Señor nos ha dado [...]” (Carta 5, 1869). En 1870 afirmó: “No he cambiado mi conducta ni en un ápice desde que adopté la reforma pro salud. No he dado ningún paso de retroceso desde que la luz del Cielo sobre este tema brilló por primera vez en mi camino. Abandoné todo de inmediato [...]”.
¿Significa esto que nunca más probó un pedazo de carne? No; tampoco trató de ocultarlo. En 1890, escribió: “Cuando yo no podía obtener el alimento que necesitaba, a veces he comido un poco de carne [...]” (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 472). En 1901, ella habló de ocasiones en las que “me veía obligada a comer un poco de carne”. Pero esas ocasiones en que comió carne fueron excepciones a su práctica habitual. Especialmente ocurría durante los viajes. En sus amplias giras misioneras dependía de sus anfitriones, que no siempre pudieron proveerle una alimentación vegetariana. Los medios de transporte de la época producían dificultades a la hora de prescindir de la carne como alimento. A veces, las dificultades tenían que ver con su presencia en regiones lejanas o aisladas.
En un campamento realizado en un lugar remoto de las montañas de Colorado, cuando se estaban quedando sin provisiones, un cazador le compartió carne de venado y Willie mató un pato para suplir la necesidad (Manuscrito 11, 1873). Cinco años más tarde, en la misma región, Guillermo tuvo que pescar y cazar para obtener alimentos (Carta 1, 1878). En la Navidad de 1878, en una zona pobre de Texas, los White comieron carne de venado junto a una familia indigente, y todos lo disfrutaron mucho (Carta 63, 1878). Muchos años después, en Australia, no sintió que era su deber sermonear a familias numerosas y pobres por alimentarse con pan y sopa de carne (Carta 76, 1895). A veces, en la propia casa de los White se debió abandonar durante unos días la comida vegetariana, cuando llegaba una nueva cocinera que aún no sabía cocinar de otra manera.
Hubo instancias en las que usó ‘y permitió el uso’ de carne bajo situaciones de emergencia médica. Escribe Elena de White: “Un régimen de carne no es el más sano, y sin embargo yo no asumiría la posición de que la carne debe ser descartada por todos. Los que tienen órganos digestivos debilitados pueden a menudo usar carne, cuando no pueden comer legumbres, hortalizas, frutas o gachas” (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 472).
Durante un encuentro campestre realizado en Brighton, Australia, en 1894, la Sra. de White asumió una postura más estricta respecto de la carne. Decidió eliminarla absolutamente, dentro o fuera de su casa. Para ratificarlo, escribió y firmó un compromiso formal “de no comer más carne” (Carta 76, 1895). Dos años más tarde, afirmó: “Ni una partícula de carne se coloca en la mesa”. La decisión se mantuvo intacta en el futuro. En 1903, dijo: “Todavía sigo la luz que me fue dada hace 35 años”.
Por otro lado, debe admitirse que la comprensión acertada acerca de los pescados y los mariscos fue más lenta dentro de la iglesia. Por mucho tiempo no resultaba claro que los mariscos eran animales ‘inmundos’. En 1882, Elena de White encargó a su nuera cajas de arenques y latas de ostras (Carta 16, 1882). Aparentemente, ella no abandonó el consumo de peces en el mismo momento en que eliminó la carne roja. Sin embargo, para 1895 reconocía que aun el pescado era perjudicial. Dijo: “Nosotros raramente tenemos pescado en nuestra mesa” (Carta 76, 1895).
Para Elena de White, el vegetarianismo es un estilo de dieta basado en vegetales, con un consumo ocasional de carne bajo condiciones inusuales. En general, su postura fue la de una vegetariana, pero no la de una abstemia total. Su práctica era consecuente con su prédica. En 1908, escribió: “Algunos informan que yo no he vivido a la altura de los principios de la reforma pro salud, tal como los he presentado con mi pluma. Pero puedo decir que hasta ahora, por todo lo que yo sepa, no me he apartado de esos principios”. De nuevo, en 1909: “Algunos han informado que yo no he seguido los principios de la reforma pro salud tal como los defendí con mi pluma; pero puedo decir que he sido una fiel reformadora en pro de la salud. Los que han sido miembros de mi familia saben que esto es cierto”.
Para la Hna. White, el vegetarianismo no era un principio universal: “Nunca he sentido que era mi deber decir que nadie debería probar carne bajo ninguna circunstancia. Decir esto [...] sería llevar las cosas a los extremos. Nunca he sentido que era mi deber hacer afirmaciones avasalladoras” (Carta 76, 1895). A su entender, el vegetarianismo no debe convertirse en prueba de ‘discipulado’ [membresía] para la iglesia (Testimonies, t. 9, p. 159). Los principios que la movían eran los de “preservar una salud óptima” (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 472) y hacer lo mejor posible, bajo cada circunstancia inmediata, para promover la vida, la salud y las fuerzas. Enseñó que, “en aquellos países donde hay frutas, granos y nueces en abundancia, la carne no es el mejor alimento para el pueblo de Dios” (Testimonies, t. 9, p. 159). Aconsejó no comer carne, “no porque sea considerado un pecado comer carne, sino porque no es saludable” (Manuscrito 15, 1889).
También debe decirse que la adopción de una dieta vegetariana era más dificultosa en los días de Elena de White. Especialmente para personas que debían viajar con frecuencia. No existían refrigeradores, y no había disponibilidad permanente de frutas y de verduras. Los cereales secos para el desayuno, la mantequilla de maní y los alimentos naturales que sustituyen a la carne surgieron para el consumo recién en la década de 1890.
En sus días, Elena de White fue acusada de copiar los escritos de otros reformadores de la salud. También fue acusada de no practicar lo que enseñaba respecto de la alimentación saludable. La información disponible permite afirmar que estos argumentos carecen de fundamento y justificación.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Febrero 2008
Un pueblo sin profecía
El pasaje bíblico de Proverbios 29:18 ¿se refiere al don de profecía?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
El texto citado dice: “Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado”. Efectivamente, la palabra “profecía”, o “visión”, es la traducción de un término hebreo relativamente frecuente en el Antiguo Testamento, que alude siempre a las visiones proféticas.
Puede resultar extraño el pensamiento en un libro como Proverbios, pero está en consonancia con la enseñanza de toda la Escritura. Salomón muestra un contraste entre quienes viven sin profecía y los que atesoran las instrucciones de Dios. Los resultados son también opuestos. El pueblo carente de profecía “se desenfrena”, se suelta de la dirección divina, se desorienta en el camino, porque se priva de la comunicación de Dios por medio de sus mensajeros. El resultado es la anarquía espiritual. En cambio, quienes siguen la voluntad revelada de Dios (“La ley”, en el texto de Prov. 29:18) encuentran prosperidad y felicidad (ver Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 3, p. 1.064).
La señora Elena de White recurrió a veces a este texto para enfatizar algunos puntos de importancia. Mostró, por ejemplo, que en ocasiones el pueblo “se desenfrena” por causa del escepticismo hacia los dones, provocado por las revelaciones falsas. “Satanás está [...] constantemente haciendo fuerza por introducir lo espurio a fin de apartar de la verdad. Precisamente, el último engaño de Satanás se hará para que no tenga efecto el testimonio del Espíritu de Dios. ‘Sin profecía el pueblo se desenfrena’ (Prov. 29:18). Satanás trabajará hábilmente, en diferentes formas y mediante diferentes instrumentos, para perturbar la confianza del pueblo remanente de Dios en el testimonio verdadero” (Carta 12, 1890).
“Se encenderá un odio satánico contra los testimonios. La obra de Satanás será perturbar la fe de las iglesias en ellos por esta razón: Satanás no puede disponer de una senda tan clara para introducir sus engaños y atar a las almas con sus errores si se obedecen las amonestaciones y los reproches del Espíritu de Dios (Carta 40, 1890)” (Mensajes selectos, t. 1, pp. 54, 55). Sobre estos asuntos de total actualidad, convendría repasar todo el capítulo titulado “Actitudes acerca de los Testimonios” (Mensajes selectos, t. 1, pp. 45-55).
Los resultados del escepticismo respecto de las visiones proféticas se mencionan con claridad. Quienes dejan de prestar atención a “las advertencias y los reproches de los Testimonios del Espíritu de Dios, verán que una ola de errores de toda clase aparecerán (3 MS 92 [1890])” (Eventos de los últimos días, p. 182). Una cadena larga y penosa se produce cuando se pierde la fe en la “profecía”. Salomón advierte: “el pueblo se desenfrena”. Elena de White señala que el resultado final es la apostasía. “Es el plan de Satanás debilitar la fe del pueblo de Dios en los Testimonios. Luego, sigue el escepticismo respecto de los puntos vitales de nuestra fe, los pilares de nuestra posición, después la duda hacia las Sagradas Escrituras y luego la marcha descendente hacia la perdición. Cuando se duda y se renuncia a los Testimonios, en los cuales una vez se creyó, Satanás sabe que los engañados no se detendrán allí; redobla sus esfuerzos hasta que los lanza en abierta rebelión, la que se torna incurable y termina en destrucción (4 T, p. 211)” (Ibíd.).
El pasaje en estudio concluye diciendo: “Mas el que guarda la ley es bienaventurado”. También a las bendiciones de la obediencia a la Ley de Dios ha dedicado la Sra. de White algunas de sus páginas luminosas. “¡Qué maravilla es la ley de Jehová por su sencillez, su alcance y perfección! Es tan breve que podemos aprender fácilmente de memoria todos sus preceptos; y, al mismo tiempo, tan abarcante que expresa toda la voluntad de Dios y se refiere no solamente a las acciones exteriores, sino también a los pensamientos y las intenciones, los deseos y las emociones del corazón [...].”
“No hay misterios en la ley de Dios. Todos pueden captar las grandes verdades que encierra. La mente más débil puede comprender esas reglas [...].” (Signs of the Times, 15 de abril de 1886; Meditaciones matinales, p. 168).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Abril 2008
La obra en favor de los judíos
¿Es verdad que muchos judíos se convertirán y ayudarán a terminar la obra?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Elena G. de White se refirió en algunas ocasiones a la necesidad de trabajar por la conversión de los judíos. El capítulo 35 de Los hechos de los apóstoles, titulado “La salvación ofrecida a los judíos” (pág. 307 a 315) es especialmente esclarecedor. La autora hace referencia a las afirmaciones de Pablo y deduce de ellas algunas aplicaciones contemporáneas. Otra porción de interés se encuentra en El evangelismo, páginas 420 y 421, la sección titulada “Una gran cosecha entre los judíos”. Varias declaraciones adicionales pueden leerse en diversos fragmentos de sus escritos.
Nos recuerda la Sra. White que en la Epístola a los Romanos, “Pablo expresó libremente su preocupación por los judíos. Siempre, desde su conversión, había anhelado ayudar a sus hermanos judíos a obtener una clara comprensión del mensaje evangélico” (Los hechos de los apóstoles, p. 308). Esa preocupación lo llevó a la oración y a la acción. “Pedía constantemente a Dios que le permitiera trabajar en favor de los israelitas que no reconocían a Jesús de Nazaret como el Mesías prometido” (Ibíd.). Pablo creía que, “aunque Israel rechazó a su Hijo, Dios no los rechazó a ellos” (Ibíd., p. 309) y que habría en Israel quienes aceptarían a Jesús como el Mesías. “A pesar del fracaso de Israel como nación, había entre ellos un buen remanente que se salvaría” (Ibíd., p. 310).
Es verdad que si se les anunciara más claramente el Evangelio, muchos se convertirían. “Cuando este Evangelio se presente en su plenitud a los judíos, muchos aceptarán a Cristo como el Mesías. Entre los ministros cristianos son pocos los que han sido llamados a trabajar por el pueblo judío. Pero a estos que han sido pasados por alto, tanto como a todos los otros, ha de darse el mensaje de misericordia y esperanza en Cristo” (Ibíd., p. 314). Se puede pensar, entonces, que esto ciertamente ocurrirá. “En la proclamación final del Evangelio, cuando una obra especial deberá hacerse en favor de las clases descuidadas hasta entonces, Dios espera que sus mensajeros manifiesten particular interés en el pueblo judío que se halla en todas partes de la tierra. Cuando las escrituras del Antiguo Testamento se combinen con las del Nuevo para explicar el eterno propósito de Jehová, eso será para muchos judíos como la aurora de una nueva creación, la resurrección del alma. Cuando vean al Cristo de la dispensación evangélica pintado en las páginas de las escrituras del Antiguo Testamento, y perciban cuán claramente explica el Nuevo Testamento al Antiguo, sus facultades adormecidas se despertarán y reconocerán a Cristo como el Salvador del mundo. Muchos recibirán por la fe a Cristo como su Redentor” (Ibíd.).
Estos judíos convertidos se transformarán en testigos de la verdad para este tiempo. “Entre los judíos hay algunos que, como Saulo de Tarso, son poderosos en las Escrituras, y estos proclamarán con poder la inmutabilidad de la ley de Dios. El Dios de Israel hará que esto suceda en nuestros días. No se ha acortado su brazo para salvar. Cuando sus siervos trabajen con fe por aquellos que han sido mucho tiempo descuidados y despreciados, su salvación se revelará” (Ibíd.).
Elena de White afirma que los judíos creyentes se unen de nuevo al Israel de Dios y, junto a los gentiles convertidos, forman su pueblo (El evangelismo, p. 420, 421). Por lo tanto, hay una obra que hacer en su favor. “Me ha resultado extraño el que hubiera tan pocas personas que sintieran la preocupación de trabajar entre los judíos, que se hallan esparcidos en tantos países. Cristo estará con vosotros al luchar para esforzar vuestras facultades perceptivas, a fin de contemplar más claramente al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Ibíd.).
Estos judíos creyentes tendrán una parte en la terminación de la obra. “Habrá muchos conversos de entre los judíos, y estos conversos ayudarán a preparar el camino para el Señor, aparejando calzada en el desierto para nuestro Dios. Los conversos judíos han de tener una parte importante en la gran preparación que ha de hacerse en lo futuro para recibir a Cristo, nuestro Príncipe” (Ibíd.).
Para esta misión tan delicada, se nos invita a pedir a Dios sabiduría. “La obra para los judíos, tal como se bosqueja en el capítulo 11 de Romanos, es una obra que debe ser tratada con sabiduría especial. Es una obra que no debe ser pasada por alto. [...] Con toda sabiduría y rectitud debemos despejar el camino del Rey. A los judíos debe dárseles la oportunidad de acudir a la luz” (Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 1078).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Mayo 2008
Los originales
¿Cuáles son los libros originales de Elena de White?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Esta es una consulta frecuente, cuya respuesta no es sencilla. La Sra. de White fue una escritora prolífica, pero mucho de su producción tuvo la forma de cartas, diarios, artículos, panfletos, etc. A veces estos materiales eran ampliados o reunidos en forma de libros. La siguiente es una lista tentativa, con alguna aclaración en cuanto a la fecha de publicación, procedencia y contenido, ordenada cronológicamente.
1858. Spiritual Gifts, tomos 1-4. El tomo 1 (1858) es el primer relato que hizo la autora luego de su “visión del gran conflicto”, y abarca desde la caída de Lucifer hasta el fin de los tiempos. El tomo 2 (1860) es una autobiografía de la Sra. de White hasta el año 1860. El tomo 3 (1864) es una narración de la historia sagrada, desde la Creación hasta la entrega de la Ley en el Sinaí. El tomo 4 (1864) cubre el período desde el Sinaí hasta el reinado de Salomón y trae la descripción de la primera visión acerca de la salud. Contiene, además, testimonios que fueron luego publicados en Testimonios para la iglesia, tomo 1.
1865. Health, or How to Live. Una obra de 86 páginas, con una ampliación de los artículos de salud de Spiritual Gifts, tomo 4. Puede encontrarse su contenido en La temperancia y en Mensajes selectos, tomo 2.
1870. Spirit of Prophecy, tomos 1-4. Esta serie representa una descripción ampliada de la “visión del gran conflicto” ya publicada en Spiritual Gifts (1858). El tomo 1 (1870) contiene la historia del Antiguo Testamento desde la caída de Lucifer y la Creación hasta el tiempo del rey Salomón. Fue ampliado más tarde en el libro Patriarcas y profetas. El tomo 2 (1877) contiene la vida de Cristo desde su nacimiento hasta la semana de la Pasión; fue ampliado más tarde en el libro El Deseado de todas las gentes. El tomo 3 (1878) hace una descripción de la semana de la Pasión hasta la ascensión de Cristo. También incluye la historia de la iglesia apostólica descrita en Hechos capítulos 1 al 17. Más tarde, este volumen fue ampliado en los libros El Deseado de todas las gentes y Los hechos de los apóstoles. El tomo 4 (1884) narra los puntos principales de la gran controversia entre Cristo y Satanás, desde la destrucción de Jerusalén hasta el fin de los tiempos. El libro fue ampliado más tarde como El gran conflicto.
1882. Early Writings of Ellen G. White (Primeros escritos). Un libro que reúne tres trabajos anteriores: A Sketch of the Christian Experience and Views of Ellen G. White, de 62 páginas (1851), Supplement to the Christian Experience and Views of Ellen G. White (1854) y Spiritual Gifts, tomo 1 (1858).
1883. Sketches From the Life of Paul. Es el relato de la vida del apóstol Pablo, desde la época anterior a su conversión hasta su martirio. No está traducido al español, pero su contenido se encuentra ampliado en Los hechos de los apóstoles.
1885. Testimonies for the Church, tomos 1-9 (Testimonios para la iglesia). Es una colección de consejos espirituales de naturaleza general acerca de una gran variedad de situaciones, incluyendo muchas cartas personales enviadas a miembros de iglesia. Suman, en total, 37 testimonios. El tomo 1 (1885) abarca los testimonios 1 al 14, escritos entre 1855 y 1868, y unas 100 páginas con una autobiografía de la autora. El tomo 2 (1885) comprende los testimonios 15 al 20, escritos entre 1868 y 1871. El tomo 3 (1885) incluye los testimonios 21 al 25, escritos entre 1872 y 1881. El tomo 4 (1885) comprende los testimonios 26 al 30, escritos entre 1876 y 1881. El tomo 5 (1889) integra los testimonios 31 al 33, publicados originalmente en 1882, 1885 y 1889. El tomo 6 (1900) contiene el testimonio 34. El tomo 7 (1902) comprende el testimonio 35 e incluye una sección sobre la obra de las publicaciones. El tomo 8 (1904) incluye el testimonio 36, dedicado a exponer la falsedad de las ideas panteístas. El tomo 9 (1909) contiene el testimonio 37.
1888. The Great Controversy Between Christ and Satan (El gran conflicto). Libro revisado y ampliado por la autora en 1911. Se inicia con la narración de la destrucción de Jerusalén en el año 70 y sigue describiendo los tópicos más relevantes del conflicto entre Cristo y Satanás, tal como se refleja en la historia de la iglesia cristiana hasta el presente, así como una anticipación bíblica de lo por venir.
1890. Christian Temperance and Bible Hygiene. Actualmente incluido en el libro La temperancia.
1890. Patriarchs and Prophets (Patriarcas y profetas). Describe la historia sagrada desde sus inicios, en el libro de Génesis, hasta la época del reinado de David. Es el primer tomo de la serie “El conflicto de los siglos”.
1892. Steps to Christ (El camino a Cristo). Es un verdadero clásico de Elena de White acerca de la salvación y la vida cristiana.
1892. Gospel Workers (Obreros evangélicos). Presenta las cualidades que debieran caracterizar a los cristianos que se ocupan de la tarea evangelizadora.
1893. Christian Education (La educación cristiana). Obra que recoge otras fuentes publicadas por la autora acerca del tema.
1896. Thoughts From the Mount of Blessing (El discurso maestro de Jesucristo). Ofrece un estudio de los puntos clave del Sermón de la Montaña, como las Bienaventuranzas, el Padrenuestro y otras instrucciones del Señor destinadas a los ciudadanos de su Reino.
1896. Christ Our Saviour (Vida de Jesús). Una adaptación para niños, realizada por Edson White a partir de materiales preparados para El Deseado de todas las gentes.
1897. Special Testimonies on Education. Reimpreso en Consejos para los maestros, padres y alumnos y en otros lugares.
1898. The Desire of Ages (El Deseado de todas las gentes). Uno de los libros más conocidos de Elena de White. Trata sobre la vida y el ministerio de Jesús, con múltiples aplicaciones a la vida de los lectores.
1900. Christ’s Object Lessons (Palabras de vida del Gran Maestro). Un libro relacionado con El Deseado de todas las gentes, que estudia y aplica las parábolas de Jesús a la vida cristiana.
1900. Testimonies on Sabbath-School Work. Una obra de 128 páginas, revisada y ampliada en 1938 bajo el título: Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática.
1903. Education (La educación). Es la presentación de principios bíblicos relacionados con la educación, especialmente útiles para padres y docentes.
1905. The Ministry of Healing (El ministerio de curación). Son instrucciones acerca de los principios del sano vivir, acerca de los verdaderos remedios, el cuidado de los enfermos, el ministerio de la salud y un enfoque positivo de la vida.
1911. Acts of the Apostles (Los hechos de los apóstoles). Presenta la historia de los primeros cristianos en tiempos del Nuevo Testamento.
1913. Counsels to Parents, Teachers, and Students Regarding Christian Education (Consejos para los maestros, padres y alumnos). Incluye materiales tomados de Christian Education, Special Testimonies on Education y otros manuscritos no publicados. Desarrolla la tarea de padres, docentes y alumnos en favor de la educación cristiana.
1915. Life Sketches of Ellen G. White (Notas biográficas de Elena G. de White). Una autobiografía preparada por la autora hasta el año 1881, completada por C. C. Crisler.
1917. Prophets and Kings (Profetas y reyes). Describe la historia del Antiguo Testamento desde la vida de Salomón hasta el tiempo de Malaquías. Estaba casi listo en 1915 y lo completaron los fideicomisarios con manuscritos de la autora.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Junio 2008
Las publicaciones y el mensaje del advenimiento
¿Cuál es la importancia de las publicaciones en la proclamación del regreso de Cristo?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
El movimiento adventista surgió y se desarrolló bajo el impulso de las publicaciones. En una fecha tan temprana como 1848, Elena de White recibió una revelación sobre la necesidad de publicar un periódico. El fruto de esa visión de Dorchester, Massachusetts se concretó con la aparición de la revista Present Truth [La verdad presente] al año siguiente.
Elena G. de White tenía una aguda conciencia de la importancia de las publicaciones como medio de evangelización. Se le mostró en reiteradas ocasiones la necesidad de distribuirlas ampliamente. “Hay que distribuir publicaciones como hojas de otoño. Este es el mensaje que hemos estado recibiendo del Señor durante muchos años” (El ministerio de las publicaciones, p. 409). Se trata de una obra de todos, para todos los lugares. “Folletos, periódicos y libros, según la ocasión lo requiera, deben distribuirse por todas las ciudades y aldeas de la tierra. Aquí hay obra misionera para todos” (Notas biográficas, p. 240). En este propósito debe aprovecharse diligentemente cada oportunidad. “Coloquemos las publicaciones en cada mano que quiera recibirlas. Consagrémonos a la proclamación del mensaje” (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 199).
Hay en los escritos de Elena G. de White una apelación directa a la participación de cada adventista en esta tarea misionera de primera magnitud. “Que cada adventista se pregunte: ‘¿Qué puedo hacer yo para proclamar el mensaje del tercer ángel?’ [...] ¿Cómo hemos de darlo? La distribución de nuestras publicaciones es un medio por el cual el mensaje ha de proclamarse. Que cada creyente disemine folletos y libros que contienen el mensaje para este tiempo” (Servicio cristiano, p. 181).
A Elena G. de White se le mostró que esas publicaciones con el mensaje adventista debían compartirse con los vecinos (El ministerio de las publicaciones, ps. 411-413), distribuirse en los trenes, en la calle, en los barcos, y enviarse por correo (Obreros evangélicos, p. 366). Las publicaciones habrían de llegar a lugares donde los predicadores no pueden entrar. “Hay muchos lugares en los cuales no puede oírse la voz del predicador, lugares que pueden ser alcanzados únicamente por nuestras publicaciones, los libros, periódicos y folletos que contienen las verdades bíblicas que el pueblo necesita. Nuestras publicaciones han de ser distribuidas por todas partes” (El colportor evangélico, p. 14).
Se trata evidentemente de una labor de siembra cuyos frutos se verán totalmente en la eternidad. “Nadie puede estimar la influencia que hasta una página rota que contenga las verdades del mensaje del tercer ángel puede tener sobre el corazón de alguien que esté buscando la verdad” (Servicio cristiano, p. 192). La Providencia guiará a los sinceros hacia la palabra impresa como recurso adecuado para el descubrimiento de la verdad. Dice la Sra. White: “Los vi sostener periódicos y folletos en una mano, y la Biblia en la otra, mientras sus mejillas estaban humedecidas por las lágrimas; e inclinándose delante de Dios en ferviente y humilde oración, para ser guiados a toda la verdad: exactamente lo que él estaba haciendo por ellos antes que se lo pidieran. Y cuando la verdad era recibida en sus corazones, y veían la cadena armoniosa de la verdad, la Biblia resultaba para ellos un libro nuevo; lo oprimían contra su corazón con gozo agradecido, mientras sus rostros irradiaban felicidad y santa alegría” (Servicio cristiano, p. 187).
En gran medida la proclamación final del evangelio se cumplirá por medio de la página impresa. “Pronto Dios hará grandes cosas por nosotros si nos ponemos humildes y creyentes a sus pies [...] Más de mil personas se convertirán en un solo día, la mayor parte de las cuales adjudicarán sus primeras convicciones a la lectura de nuestras publicaciones” (El colportor evangélico, p. 210). La tierra quedará iluminada por la proclamación del mensaje de Dios para los habitantes de este mundo. “Es también, en gran medida, por medio de nuestras imprentas como debe cumplirse la obra de aquel otro ángel que baja del cielo con gran potencia y alumbra la tierra con su gloria” (Joyas de los testimonios, tomo 3, ps. 140-142).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Julio 2008
La humanidad de Cristo: su identificación
¿Qué escribió Elena de White acerca de la humanidad de Jesús?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La cristología es un tema al mismo tiempo importante y controversial para la teología adventista. Se ofrece, a continuación, una exposición breve del pensamiento de Elena de White acerca de la naturaleza humana de Jesús. Como lectura complementaria, se recomienda Mensajes selectos, tomo 1, páginas 284 a 340, y tomo 3, páginas 143 a 160.
Su misterio y comprensión
Al igual que Pablo (Col. 1:26; 1 Tim. 3:16), Elena de White dice que la encarnación de Cristo es un “misterio” insondable (Mensajes selectos, t. 1, pp. 289, 292; Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1.088; t. 6, p. 1.082). Como lo enseña Deuteronomio 29:29, solo algunos aspectos del tema han sido revelados (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1.103). Sin embargo, es un tema profundo, vital y esencial, que ha sido revelado en las Escrituras para nuestro estudio (A fin de conocerle, p. 27; Recibiréis poder, p. 108). Dice la señora de White: “La humanidad del Hijo de Dios es todo para nosotros [...]. Esto ha de ser nuestro estudio” (Mensajes selectos, t. 1, p. 286). “Necesitamos comprender, hasta donde sea posible, la naturaleza verdaderamente humana de nuestro Señor. Lo divino y lo humano estaban uniéndose en Cristo, y ambos eran completos” (Mensajes selectos, t. 3, p. 153).
Su semejanza con la humanidad
En Jesús se cumplen las palabras de Juan 1:14 y 3:16 (Hijos e hijas de Dios, p. 13). “Cristo fue un verdadero hombre”; “plenamente humano”; “participante de nuestra naturaleza” (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 895). La autora cita Hebreos 2:14 y se expresa con claridad: “Cristo no tomó la naturaleza humana en forma aparente. La tomó de verdad. En realidad, poseyó la naturaleza humana” (Mensajes selectos, t. 1, p. 290).
Elena de White recuerda que Cristo vino en “semejanza de carne de pecado” (Rom. 8:3) y fue “semejante a sus hermanos” (Heb. 2:16, 17). “Durante cuatro mil años, la familia humana había estado perdiendo fuerza física y mental, así como valor moral; y Cristo tomó sobre sí las flaquezas de la humanidad degenerada. Únicamente así podía rescatar al hombre de las profundidades de su degradación” (El Deseado de todas las gentes, p. 92; véase también Mensajes selectos, t. 1, p. 313).
Algunas declaraciones parecen indicar una identificación completa con la naturaleza caída del hombre. Dice la autora: “Tomó sobre sí la naturaleza caída y doliente del hombre, degradada y contaminada por el pecado” (Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 1.169). A continuación lo explica, al decir que Cristo compartió nuestros “dolores”, “pesar”, “vergüenza” y “tentaciones”. Agrega: “En él no había ni engaño ni pecado; siempre fue puro e incontaminado; y, sin embargo, tomó sobre sí nuestra naturaleza pecaminosa” (Ibíd., t. 7, p. 450). En alusión a Hebreos 2:18, dice la autora: “Tomó sobre su naturaleza sin pecado nuestra naturaleza pecaminosa, para poder saber cómo socorrer a los tentados” (Ibíd., t. 7, p. 448). “Cristo, que no conocía en lo más mínimo la mancha o la contaminación del pecado, tomó nuestra naturaleza en su condición deteriorada” (Mensajes selectos, t. 1, p. 296).
El párrafo que sigue es muy conocido: “Habría sido una humillación casi infinita para el Hijo de Dios revestirse de la naturaleza humana, aun cuando Adán poseía la inocencia del Edén. Pero Jesús aceptó la humanidad cuando la especie se hallaba debilitada por cuatro mil años de pecado. Como cualquier hijo de Adán, aceptó los efectos de la gran ley de la herencia. [...] Pero él vino con una herencia tal para compartir nuestras penas y tentaciones, y darnos el ejemplo de una vida sin pecado” (El Deseado de todas las gentes, p. 32). En esa condición debió enfrentar las tentaciones. “Con las debilidades del hombre caído sobre él, en favor de la raza humana había de soportar las tentaciones de Satanás en todos los puntos en los que pudiera ser atacado el hombre” (Mensajes selectos, t. 1, p. 314). La señora de White cita Hebreos 4:15, y agrega: “Él tomó la naturaleza humana, y llevó las debilidades y la degeneración del hombre” (Ibíd.).
Su apariencia física
Jesús se identificó con los hombres también en su apariencia física. “Su estatura era un poco mayor que la de los hombres en general. Su apariencia personal no poseía ninguna marca especial de su divino carácter, que pudiera inspirar por sí misma fe. No obstante, su forma perfecta, su porte digno, su semblante que expresaba bondad, amor y santidad, no eran igualados por nadie que viviera sobre la tierra” (Spiritual Gifts, t. 4, p. 119). Agrega la autora que a Jesús “no se lo distinguía entre la multitud” (El Deseado de todas las gentes, p. 110). Natanael quedó desilusionado por las señales de pobreza y de trabajo que vio en él (Ibíd., p. 113). Tal como lo profetizó Isaías 53:2, “su apariencia no era atractiva” (Testimonies for the Church, t. 4, p. 373). No era diferente de los demás hombres de su raza. “Debía ser semejante a los que pertenecían a la familia humana y a la raza judía. Sus facciones tenían que ser semejantes a las de los seres humanos, y no debía tener tal belleza en su persona que la gente lo señalara como diferente de los demás” (Mensajes selectos, t. 1, p. 143). Las cualidades que atrajeron multitudes tenían que ver más con el carácter que con cualquier otra cosa (El Deseado de todas las gentes, pp. 219, 220; Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 904; El evangelismo, p. 44).
Elena de White señala que Jesús adoptó la humanidad definitivamente y que los rastros de su sacrificio lo acompañarán siempre (El conflicto de los siglos, p. 732).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Julio 2008
La humanidad de Cristo: su identificación
¿Qué escribió Elena de White acerca de la humanidad de Jesús?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La cristología es un tema al mismo tiempo importante y controversial para la teología adventista. Se ofrece, a continuación, una exposición breve del pensamiento de Elena de White acerca de la naturaleza humana de Jesús. Como lectura complementaria, se recomienda Mensajes selectos, tomo 1, páginas 284 a 340, y tomo 3, páginas 143 a 160.
Su misterio y comprensión
Al igual que Pablo (Col. 1:26; 1 Tim. 3:16), Elena de White dice que la encarnación de Cristo es un “misterio” insondable (Mensajes selectos, t. 1, pp. 289, 292; Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1.088; t. 6, p. 1.082). Como lo enseña Deuteronomio 29:29, solo algunos aspectos del tema han sido revelados (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1.103). Sin embargo, es un tema profundo, vital y esencial, que ha sido revelado en las Escrituras para nuestro estudio (A fin de conocerle, p. 27; Recibiréis poder, p. 108). Dice la señora de White: “La humanidad del Hijo de Dios es todo para nosotros [...]. Esto ha de ser nuestro estudio” (Mensajes selectos, t. 1, p. 286). “Necesitamos comprender, hasta donde sea posible, la naturaleza verdaderamente humana de nuestro Señor. Lo divino y lo humano estaban uniéndose en Cristo, y ambos eran completos” (Mensajes selectos, t. 3, p. 153).
Su semejanza con la humanidad
En Jesús se cumplen las palabras de Juan 1:14 y 3:16 (Hijos e hijas de Dios, p. 13). “Cristo fue un verdadero hombre”; “plenamente humano”; “participante de nuestra naturaleza” (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 895). La autora cita Hebreos 2:14 y se expresa con claridad: “Cristo no tomó la naturaleza humana en forma aparente. La tomó de verdad. En realidad, poseyó la naturaleza humana” (Mensajes selectos, t. 1, p. 290).
Elena de White recuerda que Cristo vino en “semejanza de carne de pecado” (Rom. 8:3) y fue “semejante a sus hermanos” (Heb. 2:16, 17). “Durante cuatro mil años, la familia humana había estado perdiendo fuerza física y mental, así como valor moral; y Cristo tomó sobre sí las flaquezas de la humanidad degenerada. Únicamente así podía rescatar al hombre de las profundidades de su degradación” (El Deseado de todas las gentes, p. 92; véase también Mensajes selectos, t. 1, p. 313).
Algunas declaraciones parecen indicar una identificación completa con la naturaleza caída del hombre. Dice la autora: “Tomó sobre sí la naturaleza caída y doliente del hombre, degradada y contaminada por el pecado” (Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 1.169). A continuación lo explica, al decir que Cristo compartió nuestros “dolores”, “pesar”, “vergüenza” y “tentaciones”. Agrega: “En él no había ni engaño ni pecado; siempre fue puro e incontaminado; y, sin embargo, tomó sobre sí nuestra naturaleza pecaminosa” (Ibíd., t. 7, p. 450). En alusión a Hebreos 2:18, dice la autora: “Tomó sobre su naturaleza sin pecado nuestra naturaleza pecaminosa, para poder saber cómo socorrer a los tentados” (Ibíd., t. 7, p. 448). “Cristo, que no conocía en lo más mínimo la mancha o la contaminación del pecado, tomó nuestra naturaleza en su condición deteriorada” (Mensajes selectos, t. 1, p. 296).
El párrafo que sigue es muy conocido: “Habría sido una humillación casi infinita para el Hijo de Dios revestirse de la naturaleza humana, aun cuando Adán poseía la inocencia del Edén. Pero Jesús aceptó la humanidad cuando la especie se hallaba debilitada por cuatro mil años de pecado. Como cualquier hijo de Adán, aceptó los efectos de la gran ley de la herencia. [...] Pero él vino con una herencia tal para compartir nuestras penas y tentaciones, y darnos el ejemplo de una vida sin pecado” (El Deseado de todas las gentes, p. 32). En esa condición debió enfrentar las tentaciones. “Con las debilidades del hombre caído sobre él, en favor de la raza humana había de soportar las tentaciones de Satanás en todos los puntos en los que pudiera ser atacado el hombre” (Mensajes selectos, t. 1, p. 314). La señora de White cita Hebreos 4:15, y agrega: “Él tomó la naturaleza humana, y llevó las debilidades y la degeneración del hombre” (Ibíd.).
Su apariencia física
Jesús se identificó con los hombres también en su apariencia física. “Su estatura era un poco mayor que la de los hombres en general. Su apariencia personal no poseía ninguna marca especial de su divino carácter, que pudiera inspirar por sí misma fe. No obstante, su forma perfecta, su porte digno, su semblante que expresaba bondad, amor y santidad, no eran igualados por nadie que viviera sobre la tierra” (Spiritual Gifts, t. 4, p. 119). Agrega la autora que a Jesús “no se lo distinguía entre la multitud” (El Deseado de todas las gentes, p. 110). Natanael quedó desilusionado por las señales de pobreza y de trabajo que vio en él (Ibíd., p. 113). Tal como lo profetizó Isaías 53:2, “su apariencia no era atractiva” (Testimonies for the Church, t. 4, p. 373). No era diferente de los demás hombres de su raza. “Debía ser semejante a los que pertenecían a la familia humana y a la raza judía. Sus facciones tenían que ser semejantes a las de los seres humanos, y no debía tener tal belleza en su persona que la gente lo señalara como diferente de los demás” (Mensajes selectos, t. 1, p. 143). Las cualidades que atrajeron multitudes tenían que ver más con el carácter que con cualquier otra cosa (El Deseado de todas las gentes, pp. 219, 220; Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 904; El evangelismo, p. 44).
Elena de White señala que Jesús adoptó la humanidad definitivamente y que los rastros de su sacrificio lo acompañarán siempre (El conflicto de los siglos, p. 732).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Septiembre 2008
Cristo, el camino de la vida
¿De qué forma ilustraban nuestros pioneros el plan de salvación?
Responde la Lic. Silvia Scholtus de Roscher
Dios comunica el contenido del mensaje al profeta mediante ilustraciones animadas y vívidas. Esta forma de comunicar el mensaje ha sido fuente de inspiración para muchos artistas a lo largo de los siglos.
Nuestros pioneros adventistas también mantuvieron la práctica de esquematizar e ilustrar lo descrito por los profetas para que su comprensión fuera más plena.
Conocidas son las ilustraciones que se utilizaban para explicar las imágenes de las bestias de Daniel y Apocalipsis. Miller y sus seguidores, y posteriormente los que formaron parte de la Iglesia Adventista, dieron conferencias sobre las profecías de la Biblia y las usaron en afiches y otros tipos de materiales.
Existe una historia interesante sobre una ilustración que mantuvo ocupado a Jaime White hasta el día de su muerte. Su interés se centraba en hacer una ilustración que contuviera una síntesis del plan divino de salvación.
No se sabe en qué momento, M. G. Kellog obtuvo por primera vez una copia del cuadro “El camino de la vida: del paraíso perdido al paraíso restaurado” [The Way of Life: from paradise lost to paradise restored]. Pero un día se la mostró al pastor Jaime White, quien manifestó tanto interés, que Kellogg se la obsequió. En esta ilustración, Jaime White vio una descripción del plan de salvación. En el centro se puede apreciar un árbol cuyas ramas sostienen las tablas de piedra de los Diez Mandamientos, mostrando a la izquierda la responsabilidad del hombre para con Dios y a la derecha la responsabilidad del hombre para con sus semejantes. Se publicaron copias para la venta y se anunció en la revista Review and Herald el 17 de febrero de 1874.
Dos años después se decidió mejorar el cuadro y adjuntar un folleto con las explicaciones correspondientes. En mayo de 1876, Jaime White planeaba viajar a Nueva York para solicitar la ayuda de un artista que rediseñara el cuadro con las mejoras. Para octubre de ese año se estaban imprimiendo unas 1.000 copias del nuevo diseño, que es el que conocemos hoy.
Figura 1
Cuatro años después, el pastor White comenzó a planear un cambio de énfasis en el cuadro. En marzo de 1880, le escribió a su esposa comentándole sobre las diferencias que introduciría. Entre ellas estaban: quitar el árbol con la ley, hacer que Cristo en la cruz se ubicara en el centro del cuadro y con un tamaño mayor, mejorar la escena del bautismo y de la ciudad celestial. Los cambios iban a ser tales que solicitó a su hijo, William, que verificara cuántas copias del diseño anterior quedaban y que viera la posibilidad de deshacerse de ellas.
Para fines del año 1880, los planes del pastor White incluían la impresión del cuadro para que se usara en otros países. Durante enero de 1881, fue a Nueva York para ver a Thomas Moran, quien era considerado uno de los mejores artistas de la época, para que completara el diseño. Lo iba a titular “Cristo, el camino de la vida: del paraíso perdido al paraíso restaurado” [Christ, the way of life: from paradise lost to paradise restored]. Además planificó publicar un libro con las explicaciones. Pero no pudo concretar sus intenciones, pues falleció en agosto de ese año.
Con la ayuda de sus hijos, Elena de White asumió la tarea, y para 1883 se inscribió el copyright de un nuevo cuadro, con Cristo como centro del plan de salvación.
Figura 2
Es interesante notar cómo el énfasis en la ley cambia a un énfasis en Cristo durante las primeras décadas de la historia de nuestra iglesia.
La última versión se produjo en 1980, cuando el personal del Patrimonio White solicitó al artista Elfred Lee que hiciera arreglos en la versión anterior. Lee creó un mural en la iglesia de Auburn, California, que luego se exhibió en las sesiones de la Asociación General de 1980, en Dallas, Texas. Posteriormente se trasladó a las oficinas del Patrimonio White para que pudiera ser observado por quienes visitaran el lugar.
Figura 3
Estas ilustraciones refuerzan los conceptos centrales del plan de salvación bíblico. Dios y su actividad salvadora mediante Cristo se destacan en toda su intensidad. “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo, para que todo aquél que él crea no se pierda, más tenga vida eterna” (Juan 3:16).
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LEYENDAS PARA LAS FIGURAS:
Figura 1. “El camino de la vida: del paraíso perdido al paraíso restaurado”.
Figura 2. “Cristo, el camino de la vida: del paraíso perdido al paraíso restaurado”.
Figura 3. “Cristo, el camino de la vida”, por Elfred Lee (1980).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Diciembre 2008
Trasfondo de la serie de “El gran conflicto”
¿Podría informarnos sobre el trasfondo histórico y el contenido de Patriarcas y profetas y Profetas y reyes?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Patriarcas y profetas
La denominada “serie del gran conflicto” es el desarrollo final de un tema revelado a Elena de White en una visión de dos horas, el 14 de marzo de 1858, en Lovett's Grove, Ohio, Estados Unidos, conocida como “la visión del Gran Conflicto”. En bosquejos amplios se le mostró la lucha milenaria entre el bien y el mal desde su comienzo hasta la consumación final del plan de salvación.
Se le pidió a Elena de White que escribiera sobre el conflicto de los siglos entre Cristo y Satanás. Seis meses después, se publicó un pequeño libro de 219 páginas titulado El gran conflicto entre Cristo y sus ángeles, y Satanás y sus ángeles [The Great Controversy, Between Christ and His Angels, and Satan and His Angels], conocido como Spiritual Gifts, tomo 1. Esta obra incluye el relato de la caída del hombre, el plan de redención, y la historia de la iglesia desde el tiempo de Cristo hasta la tierra nueva. Su contenido se encuentra en español en la última parte de Primeros escritos.
En 1864 aparecieron los tomos 3 y 4 de Spiritual Gifts [Dones espirituales], bajo el título de Hechos importantes de fe en conexión con la historia de hombres santos de la antigüedad [Important Facts of Faith in Connection With the History of Holy Men of Old]. El tomo 3 narra la historia sagrada desde la Creación hasta la entrega de la Ley en el Sinaí y el tomo 4 cubre el período desde el Sinaí hasta el rey Salomón.
La presentación escrita sobre el gran conflicto siguió ampliándose con la aparición de los cuatro tomos de Spirit of Prophecy: The Great Controversy [Espíritu de profecía: El gran conflicto]. El tomo 1 de Spirit of Prophecy (1870) contiene la historia del Antiguo Testamento desde la caída de Lucifer y la Creación hasta el tiempo de Salomón. Fue ampliado más tarde en el libro Patriarcas y profetas (1890). El tomo 2 (1877) contiene la vida de Cristo desde su nacimiento hasta la semana de la pasión. Fue ampliado más tarde en el libro El Deseado de todas las gentes (1898). El tomo 3 (1878) describe la semana de la pasión hasta la ascensión de Cristo, e incluye la historia de la iglesia apostólica descrita en Hechos 1‑17. Más tarde fue ampliado en los libros El Deseado de todas las gentes (1898) y Los hechos de los apóstoles (1911). El tomo 4 (1884) narra los puntos principales de la gran controversia entre Cristo y Satanás desde la destrucción de Jerusalén hasta el fin de los tiempos. El libro fue ampliado más tarde como El conflicto de los siglos (1888).
En su forma actual, el libro Patriarcas y profetas [Patriarchs and Prophets (1890)] describe la historia sagrada desde el punto de vista de la gran controversia entre la verdad y el error desde el surgimiento de la rebelión hasta la época del reinado de David. Es el primer tomo de la serie “El conflicto de los siglos”.
Profetas y reyes
Desde la visión de 1858, Elena de White tuvo interés de presentar las lecciones de la historia bíblica desde el punto de vista de la enemistad cósmica entre la luz y las tinieblas espirituales. Otras revelaciones posteriores fueron enriqueciendo su comprensión de las grandes escenas del drama de los siglos.
El libro Profetas y reyes [Prophets and Kings (1917)] describe la historia del Antiguo Testamento desde la vida de Salomón hasta el tiempo de Malaquías. No pretende ser una crónica detallada de los acontecimientos históricos. Más bien rescata las grandes lecciones de la decadencia, desde los prósperos y pacíficos días de Salomón, pasando por la división del reino y llegando a la cautividad de Israel del norte y de Judá. También relata el restablecimiento de los judíos y la esperanza mesiánica. La autora falleció cuando se preparaban los capítulos finales en 1915 y el libro fue completado por los fideicomisarios con manuscritos de la autora.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Enero 2009
¿Cómo se escribió el libro sobre la vida de Jesús?
¿Podría informarnos sobre el trasfondo histórico y el contenido de El Deseado de todas las gentes?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Luego de la “visión del gran conflicto” (1858), Elena de White sintió la necesidad de escribir sobre la vida de Cristo. El pequeño libro Spiritual Gifts, tomo 1, contiene poco más de cincuenta páginas dedicadas a la vida de Cristo. En los tomos 2 y 3 de la serie “Spirit of Prophecy”, de los años 1877-1878, unas seiscientas cuarenta páginas se ocupan de la vida y el ministerio de Jesús.
En la década de 1890, la señora de White decide publicar más sobre la vida de Cristo sobre la base de sus escritos anteriores publicados y no publicados. El material seleccionado por una de sus colaboradoras, Marian Davis, tomó forma final con la publicación de cuatro libros: El Deseado de todas las gentes (1898), El discurso maestro de Jesucristo, Palabras de vida del gran Maestro y la primera parte de El ministerio de curación. Más de mil páginas están dedicadas aquí al ministerio del Señor Jesús.
La autora sentía un gran aprecio por El Deseado de todas las gentes, como también por los otros libros de la serie de “El Gran Conflicto”: “En El Deseado de todas las gentes, Patriarcas y profetas, El conflicto de los siglos, y Daniel y Apocalipsis, existe preciosa instrucción. Estos libros deben ser considerados de especial importancia, y debe hacerse todo esfuerzo posible para presentarlos a la gente” (Carta 229, 1903).
“Los libros mayores, Patriarcas y profetas, El conflicto de los siglos, El Deseado de todas las gentes, deben venderse por doquiera. Estos libros contienen verdad para este tiempo: una verdad que ha de ser proclamada en todas partes del mundo. Nada ha de obstaculizar su venta. [...]”
“La hermana White no es la originadora de estos libros. Ellos contienen la instrucción que durante el período de su vida Dios le ha estado dando. Contienen la luz preciosa y consoladora que Dios ha concedido generosamente a su sierva para ser dada al mundo. De sus páginas, esta luz ha de brillar iluminando los corazones de los hombres y las mujeres, conduciéndolos al Salvador. El Señor me ha señalado que estos libros han de ser esparcidos por todo el mundo. Hay en ellos verdad que, para el que la recibe, es un sabor de vida para vida. Son mensajeros silenciosos para Dios. En lo pasado han sido los medios en sus manos para convencer y convertir a muchas almas. Muchos los han leído con ávida expectativa y, por medio de su lectura, han sido guiados a ver la eficacia del sacrificio de Cristo y a confiar en su poder. Han sido inducidos a encomendar el cuidado de sus almas a su Creador, esperando y anhelando la venida del Señor para llevar a sus amados a su hogar eterno. En lo futuro, estos libros han de aclarar el evangelio a muchos otros, revelándoles el camino de la salvación” (Review and Herald, 20 de enero de 1903).
“¿Cuántos han leído cuidadosamente Patriarcas y profetas, El conflicto de los siglos y El Deseado de todas las gentes? Quiero que todos entiendan que mi confianza en la luz que Dios ha dado permanece firme, porque yo sé que el poder del Espíritu Santo magnificó la verdad y la hizo honorable al decir: Este es el camino, andad por él. En mis libros se presenta la verdad robustecida por un ‘Así dice el Señor’” (Carta 90, 1906).
“A Dios le agradará ver El Deseado de todas las gentes en todo hogar. En este libro está contenida la luz que él ha dado en su Palabra. A nuestros colportores, yo les diría: Salid con vuestros corazones enternecidos y subyugados por la lectura de la vida de Cristo. Bebed profundamente del agua de la salvación, para que sea en vuestro corazón como una fuente viva, que fluye para refrescar las almas que están a punto de perecer” (Carta 75, 1900).
El libro El Deseado de todas las gentes es uno de los libros más conocidos de Elena de White. Trata sobre la vida y el ministerio de Jesús con múltiples aplicaciones a la vida de los lectores. Su principal objetivo no es ser una armonía de los evangelios, ni una cronología de la vida de Cristo. Su tema central es el amor de Dios revelado en Jesús.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Febrero 2009
¿Cómo se escribió el libro Los hechos de los apóstoles?
¿Podría informarnos sobre el trasfondo histórico y el contenido de Los hechos de los apóstoles?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La así llamada visión del Agran conflicto que ocurrió en ocasión de un servicio fúnebre. Jaime White había presentado un sermón y Elena estaba dando su testimonio sobre la esperanza del regreso de Cristo. Entonces fue arrebatada en una visión de la gloria de Dios. Durante dos horas permaneció en visión. El tema se desarrolló en forma creciente en Spiritual Gifts y en Spirit of Prophecy. El tercer tomo contenía un relato de la iglesia apostólica.
En 1883, la señora de White publicó Sketches From the Life of Paul [Escenas de la vida de Pablo]. Es el relato de la vida del apóstol Pablo desde la época anterior a su conversión hasta su martirio. No está traducido al español, pero su contenido se encuentra ampliado en Los hechos de los apóstoles. A partir de 1910, la autora concentró su atención en la finalización de Los hechos de los apóstoles, publicado en 1911.
La obra Los hechos de los apóstoles [Acts of the Apostles (1911)] describe el propósito de Cristo al preparar a los doce apóstoles y la fundación de la iglesia cristiana desde la ascensión de Cristo hasta la muerte del último apóstol. Presenta la historia de los primeros cristianos en tiempos del Nuevo Testamento, y hace comentarios que incluyen los libros bíblicos de Hechos y las cartas apostólicas. El testimonio de los apóstoles luego de la resurrección de Cristo y las vivencias de la iglesia apostólica son de gran inspiración para el pueblo de Dios del tiempo final.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Marzo 2009
¿Cómo se escribió el libro el Conflicto de siglos?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La historia de El conflicto de los siglos abarca entre cinco y seis de las siete décadas del ministerio de Elena G. de White. “En la visión que recibí en Lovett Grove, la mayor parte de lo que había visto diez años antes concerniente al gran conflicto de los siglos entre Cristo y Satanás fue repetido, y se me instruyó a que lo escribiera. Se me mostró que aunque debía luchar contra los poderes de las tinieblas, pues Satanás haría grandes esfuerzos para impedir esta tarea, debía poner mi confianza en Dios, y que los ángeles no me abandonarían en el conflicto” (Notas biográficas, 178). La oposición diabólica se manifestó muy pronto. En Jackson, Michigan, a unos 80 kilómetros de su casa, se alojaron en casa de un señor Palmer. Mientras la señora White conversaba, se le paralizó la lengua y le sobrecogió una sensación de frío. Por un tiempo estuvo insensible, inconsciente y paralizada. Despertó en medio de las oraciones de los presentes, sintió picazón en sus miembros y comenzó a usarlos poco a poco hasta poder regresar al hogar. Los efectos duraron semanas mientras comenzaba lentamente a escribir. Al terminar el pequeño libro de 219 páginas unos seis meses después, se le mostró que el ataque sufrido en Jackson había sido un intento satánico de quitarle la vida, a fin de impedir que escribiera la obra.
El cuarto tomo de Spirit of Prophecy (1884) narra los puntos principales de la gran controversia entre Cristo y Satanás desde la destrucción de Jerusalén hasta el fin de los tiempos. El libro fue ampliado más tarde como El conflicto de los siglos (1888). Por ese tiempo los miembros de la iglesia comenzaron a prestar y a vender estos libros a personas fuera de la iglesia, con muy buena aceptación. Tanto la Pacific Press como la Review and Herald publicaron 5.000 copias. En tres años se distribuyeron 50.000 ejemplares del tomo cuatro. Ese ejemplar de 1884 se convirtió en el primer libro de Elena G. de White vendido por medio de los colportores. Ante la realidad de una distribución masiva, la obra fue corregida y ampliada en la edición de 1888, titulada El conflicto de los siglos. Sus lectores ya no serían sólo adventistas norteamericanos, sino un público amplio y diverso. La edición de 1888 tenía páginas más grandes, mayor número de ilustraciones y cinco capítulos adicionales, respecto de la de 1884.
Debe decirse también que la edición de 1888 se amplió con el aporte de las lecturas acerca de la historia del protestantismo realizadas por la autora. Al escribir sobre Juan Huss y Jerónimo usó material tomado de History of Protestantism [Historia del protestantismo] de J. A. Wylie, sobre todo para obtener detalles históricos y cronológicos. Muchas veces las lecturas refrescaba en su mente lo que había visto en visión. Otro autor citado fue J. H. Merle D’Aubigné. Estos escritores fueron citados textualmente en algunos casos, parafraseados o resumidos en sus propias palabras en otros casos. La edición de 1888 contenía 417 citas o extractos de 75 autores diferentes. Elena G. de White preparó también una introducción a esta edición, explicando el propósito del libro y el uso que ella hizo de otros autores.
Veinte años después se vio la necesidad de volver a ilustrar e imprimir el libro, con un apéndice más completo de las referencias usadas. Además las planchas de electrotipo del libro estaban gastadas, tanto en la Pacific Press, como en la Review and Herald y en la Sociedad Internacional de Tratados de Londres. La señora White y sus colaboradores trabajaron minuciosamente en la preparación de esta última edición que concluyó en 1911. La autora aprobó con satisfacción la edición revisada.
El conflicto de los siglos es más que la historia de la lucha milenaria entre el bien y el mal. Es la clave para entender el devenir de los acontecimientos y los planes divinos para con nuestro mundo y para el universo. Su preparación y ampliación ocuparon la mayor parte del ministerio de Elena G. de White. Su autora lo consideraba más valioso que la plata y el oro.
El gran conflicto [The Great Controversy Between Christ and Satan (1888)], revisado y ampliado por la autora en 1911, se inicia con la narración de la destrucción de Jerusalén en el año 70 y sigue describiendo los tópicos más relevantes del conflicto entre Cristo y Satanás tal como se ve en la historia de la iglesia cristiana hasta el presente, así como una anticipación bíblica de lo porvenir. Es toda una filosofía peculiar e inspirada de la historia.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Mayo 2009
Tres libros para la iglesia
¿Podría informarnos sobre el trasfondo histórico y el contenido de Servicio cristiano, Consejos para la iglesia y Consejos sobre mayordomía cristiana?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Servicio cristiano
Servicio cristiano es una excelente compilación realizada a partir de porciones de libros y artículos de Elena de White acerca del trabajo misionero eficaz. Su propósito es motivar a los miembros individuales y a las iglesias mismas a la tarea de atraer a las personas a Cristo. El libro trata del llamado de Dios, a los creyentes de todas las edades, a cooperar con la obra de la evangelización, con un énfasis especial en los jóvenes y en los estudiantes. Se presenta a la iglesia y la familia como centros de educación para la misión. Hay capítulos dedicados a los métodos misioneros más efectivos, como la obra médica, la obra bíblica, el trabajo con las publicaciones, la recolección anual, la obra asistencial y los congresos. Los destinatarios de este servicio misionero son variados grupos de personas, de distinta nacionalidad y clase social. Se presentan las cualidades de los misioneros de éxito y su necesidad del Espíritu Santo. Concluye enumerando las recompensas que aguardan a los servidores fieles.
Resulta claro que el servicio cristiano fortalece y profundiza la experiencia espiritual del propio misionero. Entre las calificaciones personales que se necesitan en la obra evangelizadora, se mencionan aspectos culturales, intelectuales y espirituales, así como habilidades sociales. El estudio del libro Servicio cristiano ha sido una bendición en lo pasado, y lo será cada vez que su contenido se reciba con sinceridad y buena disposición.
Consejos para la iglesia
El libro Consejos para la iglesia: Manual de creencias doctrinales y vida cristiana también es una compilación realizada por los fideicomisarios del Patrimonio White. Sus 66 capítulos fueron seleccionados de los 9 tomos de Testimonios para la iglesia y de otras obras de Elena de White. El volumen se inicia con una importante introducción acerca del don profético y Elena de White (pp. 12‑57). Siguen variados y significativos consejos dirigidos a personas individuales, a instituciones de la iglesia, así como una cantidad de otros asuntos. El libro se completa con un extenso índice temático alfabético (pp. 657‑799).
Entre los tópicos abordados, se destacan los relativos a los tiempos finales, a la justificación y la santificación, a la fe en Dios, a la Biblia y los Testimonios, a temas acerca del noviazgo, el matrimonio y la paternidad. Se habla de la recreación y de la educación, de los hábitos de vida saludable, de la iglesia y sus celebraciones, de las relaciones humanas y de la esperanza del Advenimiento. Se trata de una obra importante y altamente recomendada como una muestra adecuada de los consejos entregados a la iglesia mediante el don de profecía.
Consejos sobre mayordomía cristiana
Esta compilación de los escritos de Elena de White se preparó en respuesta a reiterados pedidos de materiales acerca del abarcador tema de la mayordomía, o administración cristiana de la vida. Mucho de su contenido se había publicado originalmente en la revista de la iglesia, Review and Herald, y en otras fuentes que ya no estaban disponibles para los miembros de la iglesia. Los 68 capítulos están organizados en 15 secciones que tratan sobre el principio de la liberalidad, el sostenimiento de la obra de Dios, el diezmo, los talentos, las riquezas y los tesoros del mundo, los motivos de la dadivosidad, la especulación, las deudas, el ahorro, las promesas, los testamentos y los legados, y la recompensa de los fieles. Cada sección concluye con una lista de abundantes referencias a otras obras de la autora, para el estudio adicional. La obra es, en sí misma, un muestrario del pensamiento inspirado de su autora acerca de la mayordomía, y una fuente ineludible de consulta e instrucción.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Julio 2009
La preexistencia de Cristo
¿Quisiera que me explicaran el texto que transcribo a continuación: “Al hablar de su preexistencia, Cristo lleva la mente hacia atrás, hacia edades sin fecha. Él nos asegura que nunca hubo un tiempo cuando él no hubiera estado en íntimo compañerismo con el Dios eterno. Él, cuya voz estaban oyendo los judíos, había estado con Dios como uno que surgió con él”. E. G. de White, en Signs of the Times, 29 de agosto de 1900.
El texto claramente da la idea de que Dios tiene un principio. ¿Esto es así? Responde la Lic. Silvia Scholtus de Roscher
La cita, de la que Ud. hace su propia traducción, aparece en los libros de Elena de White en español con una traducción diferente. Pero antes de tratar esto mencionaré en primer lugar que Elena de White al escribir el artículo que aparece en Signs of the Times ST, August 29, 1900, habla de la preexistencia de Cristo en los párrafos 14 y 15. En el primer párrafo, Elena de White cita textualmente el texto bíblico de Proverbios 8:30, de la versión del Rey Jacobo. En el siguiente párrafo hace un comentario usando el mismo vocabulario del texto bíblico.
En los libros en español, sólo aparece traducido el segundo párrafo del artículo de Signs of the Times, y es el párrafo del que surge su inquietud. En este párrafo, Elena de White hace un comentario del texto bíblico citado en el párrafo anterior. Esta declaración se traduce varias veces en distintos libros, sin que tenga la connotación de un comienzo de la existencia del Hijo y del Padre:
Por ejemplo:
En la compilación de El evangelismo, p. 446, dice “Cristo es el Hijo de Dios preexistente y existente por sí mismo. . . Al hablar de esta preexistencia, Cristo hace retroceder la mente hacia las edades sin fin. Nos asegura que nunca hubo un tiempo cuando él no haya estado en estrecha relación con el Dios eterno. Aquel cuya voz los judíos escuchaban en ese momento había estado junto a Dios (Signs of the Times, 29 de agosto, 1900).” A este párrafo le sigue inmediatamente el de otro manuscrito de Elena de White que dice: “Era igual a Dios, infinito y omnipotente. . . Es el Hijo eterno y existente por sí mismo (Manuscrito 101, 1897)”.
En la compilación de la meditación matinal titulada La fe por la cual vivo, p. 48, se cita nuevamente esta declaración "Al hablar de su preexistencia, Cristo transporta la mente al pasado de las edades sin fin. Nos ofrece la certeza de que nunca hubo un tiempo cuando él no estuviera en compañerismo eterno con Dios. Aquel cuya voz escuchaban los judíos entonces, había estado con Dios como alguien que siempre lo hubiera acompañado" Signs of the Times, 29 de agosto, 1900”. La misma traducción se usó en otra meditación matinal posterior titulada Exaltad a Jesús, p. 11.
El mismo párrafo aparece también en el Comentario bíblico adventista del séptimo día, tomo 7, p. 438. “Al hablar de su preexistencia, Cristo retrocede mentalmente hacia edades sin fecha. Nos asegura que no hubo momento cuando él no haya estado en íntima comunión con el Dios eterno. Aquel cuya voz estaban escuchando los judíos, había estado con Dios como alguien íntimamente unido a él" The Signs of the Times, 29 de agosto de 1900”.
En Proverbios 8 se habla de la sabiduría de una manera poética y se la personifica, como un símbolo de Jesucristo. Lo que hace la señora White es simplemente citar literalmente el texto bíblico en el primer párrafo, y luego parafrasearlo en el segundo con una explicación de su parte. Esto es algo común también entre los escritores bíblicos (véase a modo de ejemplo Efe 4:8-10; el libro de Hebreos contiene varios ejemplos de este trato del texto).
Lo que puede ayudar a explicar el significado real de la expresión en inglés “brought up” es el hacer una comparación con otras traducciones al mismo idioma. Elena de White utiliza la versión en inglés del Rey Jacobo (King James Version). Pero hay otras versiones en inglés que utilizan otros términos en su traducción del original hebreo; es decir que la expresión “as one brought up with him” aparece como “I was the craftman at his side” (New International Version). Esa misma diferencia se la puede percibir en nuestras versiones en español:
“Con él estaba yo ordenándolo todo” (RVA 60) “allí estaba yo, afirmando su obra" (Nueva Versión Internacional)
“yo estaba entonces junto a él, como arquitecto" (Biblia de las Américas)
“yo estaba allí, como arquitecto” (Biblia de Jerusalén)
Ni Elena de White ni la Biblia sugieren un comienzo literal para Cristo o Dios. De manera que la expresión "brought up" en inglés no parece tener que ver con la idea de crianza implícita que Ud. utiliza al traducirlo como “surgió”. Y Elena de White se limita solamente a citar el versículo de los Proverbios 8:30 y reutilizar su vocabulario al comentarlo.
A continuación le agrego una bibliografía adicional para ampliar el estudio sobre la preexistencia de Cristo según Elena de White: El conflicto de los siglos, p. 578-579; El evangelismo, pp. 172, 268, 445-447; Exaltad a Jesús, pp. 10, 11, 68; Joyas de los testimonios, tomo 2, p. 362; Mensajes selectos, tomo 1, pp. 285, 286, 290-292; Testimonios para los ministros, pp. 256, 257.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Agosto 2009
Acerca de las imágenes
¿Cuál es la posición del Espíritu de Profecía con relación al uso de imágenes?
Responde el Pr. Ernesto J. Bernhardt, integrante del Ministerio de Apoyo del Centro de Investigación White.
La posición de Elena G. de White no difiere de enseñanza bíblica sobre este importante tema. El segundo mandamiento de la Ley de Dios (Éxo. 20:4) dice: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza [...] No te inclinarás a ellas, ni las honrarás [...]”. El pecado de la idolatría consiste en suplantar la adoración al Dios verdadero, transfiriendo los afectos a los ídolos u otros objetos de culto. La idolatría está claramente condenada en las Escrituras (Lev.19:4; Isa 42:17; Ezq. 20:18; 1 Cor. 6:9; 10:14; Apoc. 21:8). El Nuevo Testamento incluye como idolatría a la glotonería (Fil. 3:19) y la codicia (Ef. 5:5). En el mismo sentido también se expresa Elena G. de White (Consejos para los maestros, p. 226; A fin de conocerle, p. 324; Cada día con Dios, p. 48; 18/2; Consejos sobre salud, p. 267).
Otro aspecto no menos importante de este tema, es comprender con claridad la diferencia entre “imagen” con fines de adoración e imágenes ilustrativas con fines didácticos. A la luz de la Palabra de Dios, hay una notoria diferencia entre hacer una imagen, ya sea una pintura o una escultura, arrodillarse delante de ella y adorarla, y el uso de ilustraciones que Dios mismo indicó que se colocaran en el Tabernáculo, con fines didácticos. Allí no sólo había imágenes de ángeles sobre el altar, sino que había figuras diversas de ángeles en el cortinado. Oportunamente Dios indicó a través de Moisés, que se hiciera una imagen de una serpiente y se la colocara en un asta, para que los que fueron mordidos por la serpiente venenosa y la miraran con fe, como representación del Mesías venidero, pudieran vivir. En suma, en la Biblia se hace una distinción clara entre adorar imágenes y utilizar figuras para fines didácticos. El uso de ilustraciones nunca fue prohibido, sino más bien indicado por el Señor.
Para una mejor compresión de este tema, transcribimos una declaración de Elena G. de White sobre las imágenes empleadas por Dios mismo: “El segundo mandamiento prohíbe el culto de las imágenes; pero Dios mismo utilizó imágenes y símbolos para ilustrar las lecciones dadas a los profetas con el fin de que éstos las transmitieran al pueblo, y así fuesen comprendidas mejor que si se las hubiese dado de cualquier otro modo. Estimuló la comprensión a través del sentido de la vista. La historia profética fue presentada a Daniel y a Juan mediante símbolos, y éstos debían representarse nítidamente en cuadros para que el que leyera pudiese comprender.
Es cierto que se gasta demasiado dinero en cuadros; y no son pocos los recursos que deberían darse a la tesorería de Dios y que en cambio se pagan al artista. Pero el daño que la conducta de estos extremistas causará a la iglesia es mucho mayor del que pretenden corregir. A veces resulta difícil establecer dónde debe trazarse la línea, en qué momento la confección de cuadros se convierte en un pecado. Pero los que aman a Dios y desean de todo corazón observar sus mandamientos, serán dirigidos por él. Dios no desea que dependan de ningún hombre para que este actúe como una conciencia para ellos. El que acepta todas las ideas y las impresiones de las mentes desequilibradas llegará a estar confundido y perplejo. Satanás se propone apartar la atención del mensaje del tercer ángel y dirigirla a cuestiones secundarias, para que las mentes y los corazones que deberían crecer en la gracia y en el conocimiento de la verdad, queden enanos y debilitados, con el fin de que Dios no sea glorificado por ellos” (Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh-day Adventists [Apuntes acerca de las misiones extranjeras de los adventistas], págs. 211, 212. Publicado en Mensajes selectos, tomo 2, p. 369).
Como se puede apreciar en la cita precedente, Elena G. de White tenía muy clara la diferencia entre adoración de imágenes y el uso de ellas con fines didácticos. Lo mismo se aprecia en las declaraciones que siguen: “Mediante el empleo de figuras y símbolos, las lecciones dadas eran ilustradas y grabadas así en la memoria más firmemente. Por medio de ese conjunto de imágenes animadas, el niño era, casi desde los primeros años, iniciado en los misterios, la sabiduría y las esperanzas de sus padres y encauzado en una manera de pensar, sentir y prever que alcanzaba más allá de lo visible y transitorio: hasta lo invisible y eterno” (La educación cristiana, p. 260).
Obviamente podrían citarse muchos más ejemplos que demuestran que la posición de los escritos de Elena G. de White, están en plena armonía con la postura de la Biblia sobre el tema. Para una investigación más amplia sugerimos la utilización del CD con los Escritos de Elena G. de White (versión 2012) y las notas adicionales sobre el culto a las imágenes, que aparece en el libro El conflicto de los siglos.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Septiembre 2009
El uso de joyas
¿Existen orientaciones definidas de Elena G. de White sobre el uso de joyas?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Un cuidadoso estudio sobre las joyas en la Biblia fue realizado por el Dr. Ángel Manuel Rodríguez, director del Instituto de Investigaciones Bíblicas de la Asociación General, y publicado bajo el título: Joyas ¿Qué dice la Biblia? (Miami, Florida: Asociación Publicadora Interamericana, 2000). Recomendamos sinceramente el estudio de su contenido. El autor plantea las funciones de las joyas en la Biblia, realiza un estudio de los pasajes clave de 1 Pedro 3:1 al 6 y 1 Timoteo 2:9 al 10, y evalúa el fundamento bíblico para la norma de la iglesia.
La tesis central del trabajo es que la Biblia y los documentos de la iglesia hacen una distinción entre joyas usadas con propósitos ornamentales y las que tienen una naturaleza funcional (vestimenta del sumo sacerdote o anillo de matrimonio, etc.). Concluye que la Biblia sostiene los principios perdurables de sencillez, modestia y economía, por lo que rechaza el uso ornamental de joyas (Éxo. 33:5, 6; 35:2-4; Apoc. 17:4), aunque acepta su uso funcional restringido (p. 112).
¿Qué dice Elena de White? Tal vez su afirmación más categórica sea la siguiente: “La abnegación en el vestir es parte de nuestro deber cristiano. El vestir sencillamente y abstenerse de ostentar joyas y adornos de toda clase está de acuerdo con nuestra fe” (Joyas de los testimonios, t. 1, pp. 350, 351).
Los pasajes de 1 Timoteo 2:9 al 19 y 1 Pedro 3:3 y 4 son considerados muy importantes. Sobre el primero, escribe: “El apóstol ha dado las indicaciones más explícitas en este punto: ‘Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad'. Aquí el Señor, por medio de su apóstol, habla expresamente contra el uso de joyas de oro” (Testimonies for the Church, t. 4, p. 60). Acerca del segundo pasaje, cuenta una vivencia personal: “Hoy tuve una entrevista con alguien que está tomando su posición de parte de la verdad, pero está muy adornada con brazaletes de oro y anillos. Pienso que ella es buen material, y tendrá que escuchar que se le aconseje bondadosamente. Debe presentársele la palabra: ‘Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios’ (1 Ped. 3:3, 4)” (Citado en Joyas ¿Qué dice la Biblia?, p. 142).
Otra intervención personal de la Hna. White muestra su punto de vista sobre el particular: “Mientras estábamos en la casa del Hno. Harris, tuve una entrevista con una hermana que usaba joyas de oro y, sin embargo, profesaba esperar la venida de Cristo. Le hablamos de las declaraciones expresas de la Escritura contra el uso de joyas” (Notas biográficas de Elena G. de White, p. 124).
Para Elena de White, el uso de joyas representa un gasto injustificado de dinero y de tiempo. “En la sociedad llamada cristiana, se gasta en joyas y en vestidos inútilmente costosos lo que bastaría para dar de comer a todos los hambrientos y vestir a los desnudos. La moda y la ostentación absorben los recursos con los que se podría consolar y aliviar a los pobres y los enfermos” (El ministerio de curación, p. 219). Esos recursos debieran ser invertidos en causas más nobles, como la ayuda al necesitado o la predicación del evangelio. “No gastéis un dólar del dinero de Dios para comprar artículos innecesarios. Vuestro dinero significa la salvación de almas. No sea gastado para comprar joyas, oro o piedras preciosas [...]” (El ministerio de la bondad, p. 281). El tiempo no puede consumirse en complacencias egoístas. “Lo único que hacen el arreglo de joyas, bandas de seda, lazos y otros ornamentos innecesarios sobre sus personas, es ocupar una gran porción de su tiempo” (Health Reformer, 1° marzo de 1874).
En definitiva, el afán por la propia exaltación es evidencia de un profundo problema espiritual, y su solución pasa también por lo espiritual. “La ornamentación de la persona con joyas y cosas de lujo es una especie de idolatría [...]. Los vestidos y los adornos costosos de joyas dan una representación incorrecta de la verdad que siempre debería representarse como del valor más elevado. Una persona adornada exteriormente con vestidos excesivamente arreglados da evidencias de pobreza interior. Se revela una falta de espiritualidad” (Manuscript Releases, t. 6, p. 159).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Diciembre 2009
A cien años del Congreso de 1909
Tengo entendido que, en su vejez, la señora de White estuvo en el Congreso de la Asociación General de 1909. ¿Es verdad que habló varias veces a los delegados?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Elena de White tenía 81 años cuando asistió al trigésimo séptimo Congreso de la Asociación General, del 13 de mayo al 6 de junio de 1909. Estuvo entre los 328 delegados que se reunieron en carpas en Takoma Park, Maryland, Estados Unidos. Sabemos de las actividades de ese evento por el boletín que se publicó cada día. Quedaron registrados, allí, no solo informes y actas, sino también diez de los once sermones predicados por la señora de White en la carpa mayor. De hecho, este fue el último congreso, al que le fue posible asistir. En el siguiente congreso de 1913, se limitó a enviar dos mensajes, leídos por A. G. Daniells y W. C. White.
A pesar de una molestia en la cadera, hizo planes de asistir con mucha anticipación. En compañía de su hijo W. C. White, de Sara McEnterfer y Minnie Hawkins, dejó su hogar en Elmshaven, Santa Elena, California, el 5 de abril, en dirección a Washington. En viaje por los Estados de Nebraska, Tennessee, Alabama y North Carolina predicó catorce veces. En la reunión inicial del Congreso, el presidente A. G. Daniells realizó la apertura, G. A. Irwin leyó un Salmo, y los pastores G. I. Butler, O. A. Olsen y A. G. Daniells tuvieron las oraciones.
El presidente de la Asociación General propuso al Congreso cuatro grandes temas: primero, el desarrollo de la experiencia espiritual; segundo, la necesidad de los campos misioneros; tercero, las publicaciones de la iglesia; y cuarto, el manejo de donaciones y legados. Las actividades del Congreso comenzaban a las seis de la mañana con un devocional y momentos de oración, y se tuvieron otros devocionales a mitad de la mañana.
Los intereses de Elena de White eran similares y podrían resumirse en dos puntos: la consagración personal y la evangelización. En sus once mensajes, invitó repetidas veces a la entrega completa a Cristo. En ese mismo contexto, habló dos veces de la necesidad de un mayor compromiso con la reforma pro salud como ayuda para la espiritualidad. Dijo: “Las leyes de la naturaleza no están para ser resistidas sino obedecidas”. Su acento en la evangelización se concentró en las grandes ciudades. Expresó, sobre el particular: “¡Oh, que podamos ver las necesidades de las grandes ciudades como Dios las ve!”
El primer sermón de la señora de White se presentó el sábado 15 de mayo por la mañana ante un auditorio que superaba las mil personas. Después de leer Juan 15, afirmó: “Es de nuestro interés presente y eterno que entendamos estas palabras”. El siguiente sermón fue predicado dos días después, cuando señaló la necesidad de una mayor consagración. Esta fue su invitación: “Que, en este encuentro, la principal tarea sea buscar al Señor”. El 19 de mayo se refirió a las instituciones educativas: “Nuestras instituciones han de ser consideradas como los instrumentos de Dios para el adelantamiento de su obra en la tierra”.
En uno de los dos temas acerca de la salud, señaló: “Todos están siendo probados para ver si aceptan los principios de la reforma pro salud o siguen el curso de su propia complacencia”. En uno de sus mensajes, se refirió a la fidelidad en la reforma pro salud. Comenzó afirmando: “Se me instruyó para que dé un mensaje a todo nuestro pueblo acerca de la reforma pro salud, porque muchos han apostatado de su anterior lealtad a los principios de la reforma pro salud”. Continuó diciendo: “Que el individuo que desea poseer pureza espiritual tenga presente que en Cristo hay poder para controlar el apetito”. Su orientación fue específica: “Los alimentos con carne son nocivos para el bienestar físico, y debemos aprender a no usarlos. Los que viven en lugares donde es posible atenerse a una dieta vegetariana, pero deciden seguir sus propias preferencias en este asunto, comiendo y bebiendo como les place, gradualmente descuidarán las instrucciones que el Señor les ha dado en relación con otros aspectos de la verdad presente y perderán su percepción de qué es verdad. Con seguridad, cosecharán lo que sembraron”. Sus palabras llegaron al fondo de la cuestión: “Si alguna vez fue el momento en que necesitamos la obra del Espíritu Santo de Dios sobre nuestros corazones y vidas, es ahora”. En sus dos últimos sermones, Elena de White destacó la necesidad de obreros médico-misioneros. En la clausura de la sesión, volvió a predicar sobre el tema “Partícipes de la naturaleza divina”. Leyó, en su alocución, 2 Pedro 1, y 1 Pedro 1 y 4.
En su conmovedora despedida, dijo que, aunque no pudiera reunirse más con sus hermanos en otro congreso, oraría por ellos y se prepararía para encontrarse con todos en el reino, de gloria. Fue W. A. Spicer, secretario de la Asociación General, quien relató que, cuando la señora de White se retiraba para sentarse, regresó al púlpito, levantó su Biblia abierta y dijo: “Hermanos y hermanas, les recomiendo este libro”.
El viaje de regreso demoró tres meses, pues aprovechó para volver a Nueva Inglaterra, en el norte; visitar Portland, en Maine, y dirigirse luego al oeste para pasar por Battle Creek, Chicago, Wisconsin, Colorado y Utah. Llegó a su casa el 9 de septiembre, luego de cinco meses de ausencia. Sus palabras en el Congreso de la Asociación General de 1909 siguen siendo importantes cien años después.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Febrero 2010
Las universidades, ¿agentes de bien o de mal?
He leído algunas citas de Elena de White acerca de las universidades. ¿Podemos estudiar en ellas o debemos considerarlas “puertas del infierno”, como dijo Martín Lutero?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
En los escritos de Elena de White se hacen algunas alusiones, muchas de ellas históricas, a las universidades. En una ocasión, hizo referencia a los estudiantes de las universidades medievales, “engañados por las falsas representaciones” de los religiosos que las dirigían. Añade que muchos padres temerosos “rehusaban enviar a sus hijos a las universidades” (El conflicto de los siglos, p. 89).
La misma fuente recuerda que ciertos precursores de la Reforma y varios reformadores estuvieron vinculados con las universidades. En esos recintos del saber, expusieron sus descubrimientos bíblicos a los estudiantes. Wiclef, conocido como el “Doctor evangélico”, fue profesor de teología en Oxford (ibíd., p. 93). Juan Hus fue catedrático y rector de la universidad de Praga (ibíd., pp. 105‑108). Martín Lutero estudió y tomó contacto con la Biblia en la universidad de Erfurt (ibíd., pp. 130‑131). Luego dio conferencias bíblicas en la universidad de Wittenberg (ibíd., p. 133). En la misma institución, recibió el grado de doctor en teología e inició la Reforma protestante (ibíd., pp. 135, 139). El éxito de su enseñanza atrajo a jóvenes de Alemania y otros países (ibíd., p. 149). Su opinión de la educación no confesional era muy negativa. “Hablando de las universidades, decía: ‘Temo mucho que las universidades sean unas anchas puertas del infierno, si no se aplican cuidadosamente a explicar la Escritura Santa y grabarla en el corazón de la juventud. Yo no aconsejaré a nadie que coloque a su hijo donde no reine la Escritura Santa. Todo instituto donde los hombres no están constantemente ocupados con la Palabra de Dios se corromperá’ ” (ibíd., p. 151). En la Universidad de París, también surgió un movimiento de Reforma encabezado por un catedrático llamado Lefevre (ibíd., p. 225). Whitefield y los Wesley, fundadores del metodismo, comenzaron su obra renovadora como estudiantes universitarios en Oxford (ibíd., p. 299).
Acerca de las universidades seculares de sus días, la señora White tenía serias reservas, como también hacia las instituciones educativas de otros niveles que no se fundamentaban en la fe bíblica. “El funesto espíritu de incredulidad se halla en todo país, y se está introduciendo en todas las capas de la sociedad. Se enseña libremente en muchas de las universidades, institutos de enseñanza superior y escuelas de enseñanza media, y aparece aun en las lecciones que se enseñan en las escuelas primarias y en el jardín de infantes. (Review and Herald, 31 de marzo de 1910)” (citado en En los lugares celestiales, p. 313). “Aunque en forma diferente, la idolatría existe en el mundo cristiano de hoy tan ciertamente como existió entre el antiguo Israel en tiempos de Elías. El Dios de muchos así llamados sabios, o filósofos, poetas, políticos, periodistas –el Dios de los círculos selectos y a la moda, de muchos colegios y universidades y hasta de muchos centros de teología– no es mucho mejor que Baal, el dios‑sol de los fenicios” (El conflicto de los siglos, p. 640). Mucho de su influencia negativa provenía de la literatura de origen pagano. “En los colegios y universidades, millares de jóvenes dedican buena parte de los mejores años de su vida al estudio del griego y del latín. Y mientras que están empeñados en estos estudios, la mente y el carácter se amoldan a los malos sentimientos de la literatura pagana, cuya lectura se considera generalmente como parte esencial del estudio de dichos idiomas” (El ministerio de curación, pp. 349‑350). En esas instituciones educativas, se enseñaba la evolución como si fuera verdadera ciencia. “También hay peligros grandes en el estudio de la ciencia, según se acostumbra a encararlo. En las instituciones de enseñanza de cualquier nivel, desde el jardín de infantes hasta la universidad, se enseñan la teoría de la evolución y los errores que con ella se relacionan. Por eso, el estudio de la ciencia, que debería impartir un conocimiento de Dios, se halla tan mezclado con las especulaciones y teorías de los hombres, que inspira incredulidad” (La educación, p. 227).
Ante la expectativa de un corto tiempo hasta la venida de Jesús, escribió la señora White: “Tal vez nuestros hijos no asistirán a la universidad, pero pueden obtener en los ramos esenciales una educación práctica que les dará cultura mental, y ejercitará sus facultades. Muchísimos jóvenes que han seguido un curso universitario no han obtenido aquella verdadera educación que pueden usar prácticamente (Testimonies for the Church, t. 3, p. 159)” (citado en Consejos para los maestros, p. 279).
Sin embargo, Elena de White alentó a los jóvenes consagrados a realizar estudios superiores, aun en instituciones públicas (véase el capítulo “Asistencia a colegios y universidades del país”, en Mensajes selectos, t. 3, pp. 263‑268). Se lee en ese lugar: “Sería perfectamente seguro que nuestros jóvenes entraran en los colegios de nuestro país si renovaran diariamente su conversión; pero si se sienten libres de bajar la guardia un día, ese mismo día Satanás estará listo con sus trampas y resultarán vencidos, y serán inducidos a andar por caminos falsos, por senderos prohibidos, senderos que el Señor no ha trazado” (Mensajes selectos, t. 3, p. 263). El deber de ser cuidadosos se aplica también a las propias instituciones adventistas. “Los jóvenes que entran en nuestros colegios y universidades encontrarán allí toda suerte de mentalidades. Si desean diversiones e insensateces, si procuran eludir lo bueno y unirse con el mal, pueden hacerlo. Delante de ellos están el pecado y la rectitud, y deben elegir por sí mismos (ST 13‑10‑1881)” (Citado en el Comentario bíblico adventista, t. 2, p. 1001).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Abril 2010
Los seis mil años
¿Qué quiso decir la señora de White cuando habló de que pasarían “seis mil años” antes de la venida de Cristo?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Se encuentran dispersas, entre las páginas escritas por Elena de White, ciertas menciones a un período de “seis mil años”. Estas declaraciones han sido motivo de múltiples inquietudes y desarrollos especulativos.
Algunas de las afirmaciones se refieren al tiempo transcurrido desde la creación del mundo. En contraste con la afirmación de los “geólogos infieles”, respecto “de que el mundo ha existido durante decenas de miles de años”, la historia bíblica da testimonio de que “el mundo actualmente no tiene sino alrededor de seis mil años de edad [...]” (Spiritual Gifts, t. 3, pp. 90‑93, en Exaltad a Jesús, p. 46). La naturaleza creada por Dios ha sido objeto del estudio de los hombres “durante seis mil años” (Patriarcas y profetas, p. 32).
La mayoría de las declaraciones relacionan los seis mil años con el tiempo de conflicto y de engaño introducido por el pecado. Ese es el período en el cual Satanás viene ejerciendo su influencia maléfica. “Por espacio de seis mil años esa inteligencia maestra, después de haber sido la más alta entre los ángeles de Dios, no ha servido más que para el engaño y la ruina” (El conflicto de los siglos, p. 12). Se trata de un período que pronto terminará. “La gran controversia entre Cristo y Satanás, sostenida desde hace cerca de seis mil años, está por terminar [...]” (ibíd., p. 572). La guerra que empezó en el cielo “prosigue en la tierra desde hace unos seis mil años” (ibíd., p. 609). “El gran conflicto siguió su curso durante seis mil años [...] (ibíd., p. 713). En El conflicto de los siglos, páginas 717 y 718, se lee: “Durante seis mil años [...]” y de nuevo: “Durante seis mil años [...]”. Otra vez se describe el período de la obra satánica de destrucción: “Durante seis mil años obró a su gusto, llenando la tierra de dolor y causando penas por todo el universo” (ibíd., p. 731). Esa lucha, comenzada en el cielo, “por casi seis mil años ha continuado en la tierra” (La historia de la redención, p. 413). “Por seis mil años Dios ha tratado con la ignorancia y la maldad de los hombres” (Manuscrito 174, 1899, en Manuscripts Releases, t. 1, p. 61). En ese período, el engaño ha prevalecido. “Por seis mil años, este archienemigo ha estado haciendo guerra contra el gobierno de Dios, y la práctica continua ha aumentado su habilidad para engañar y seducir” (The Spirit of Prophecy, t. 2, p. 93). En forma similar: “Más de seis mil años de práctica continua han incrementado enormemente su habilidad para engañar y seducir” (Historical Sketches, p. 133). En otro de sus libros, afirma la señora de White: “Durante seis mil años, la fe ha edificado sobre Cristo. Durante seis mil años, las tempestades y los embates de la ira satánica han azotado la Roca de nuestra salvación; pero ella sigue inconmovible” (El Deseado de todas las gentes, pp. 381, 382). Ese fue el período de la obra del enemigo sobre el planeta. “Durante seis mil años, Satanás luchó por mantener la posesión de la tierra” (Patriarcas y profetas, p. 355). “Durante su experiencia de casi seis mil años, no ha perdido nada de su habilidad ni de su astucia” (Joyas de los testimonios, t. 1, p. 215).
Los “seis mil años” se presentan, también, como un tiempo de enfermedad, tristeza y muerte para los habitantes de la tierra. “La continua transgresión del hombre durante seis mil años ha producido enfermedad, dolor y muerte” (ibíd., p. 423). Se registra que, “durante seis mil años”, el hombre ha soportado el peso de la enfermedad y el crimen (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 139). En forma casi idéntica, se afirma que el hombre “ha subsistido por espacio de seis mil años” (Dios nos cuida, p. 191). “Entre la lobreguez general y la miseria moral, el hombre ha peregrinado durante cerca de seis mil años desde las puertas del paraíso, sujeto a enfermedades, dolores, tristezas, lágrimas y muerte” (Testimonios selectos, t. 2, p. 9).
Estas menciones a los “seis mil años” demandan alguna explicación y alguna palabra de advertencia. En primer lugar, Elena de White no definió un período específico de tiempo. Habló de “seis mil años”, pero también de “casi seis mil años”, de “cerca de seis mil años”, de “unos seis mil años”, de “alrededor de seis mil años” e incluso de “más de seis mil años”.
Los “seis mil años” suelen aludir al tiempo de predominio del pecado antes de la venida del Señor, pero la cronología bíblica no permite conocer la fecha de la Creación o de la Caída. La fecha del Éxodo podría colocarse con cierta seguridad en el año 1445 a.C. Fechas anteriores son inciertas y especulativas, como la propuesta por Ussher, que ubicó la Creación en el año 4004 a.C., cuatro mil años antes del nacimiento de Cristo (que él fijó en el año 4 a.C.). La Biblia nunca habla de un período profético de seis mil años. Tampoco Elena de White relacionó nunca los “seis mil años” con los seis días de la Creación, ni realizó una interpretación profética de ese período, para anticipar que el mundo duraría seis mil años seguidos por un milenio celestial.
Hay, en sus escritos, más bien amonestaciones contra la inclinación a fijar fechas para la venida de Cristo. “Vez tras vez se me ha amonestado acerca de fijar fechas. Nunca más habrá un mensaje para el pueblo de Dios que se base en el tiempo” (Mensajes selectos, t. 1, p. 220). “El Señor me mostró que el mensaje debe avanzar, y que no debe depender del tiempo, pues este no será nunca más una prueba” (ibíd., pp. 220, 221).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Mayo 2010
Elena de White y la evangelización personal
¿Qué orientaciones ha proporcionado Elena de White respecto de la evangelización personal?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Lo primero que puede decirse es que la Sra. White destaca la necesidad de realizar un ministerio personal. Indica que cada creyente debería sentir que tiene una responsabilidad individual. “Todo hijo e hija de Dios está llamado a ser misionero; se nos llama a servir a Dios y a nuestros semejantes, y el objeto de nuestra educación debe ser capacitarnos para este servicio” (El ministerio de curación, p. 307). Algunas de sus afirmaciones son sumamente familiares para los adventistas. “Cada verdadero discípulo nace en el reino de Dios como misionero. El que bebe del agua de vida, llega a ser una fuente de vida. El que recibe, llega a ser un dador” (El Deseado de todas las gentes, p. 162). “A cada uno se le ha asignado una obra, y nadie puede reemplazarlo. Cada uno tiene una misión de maravillosa importancia, que no puede descuidar o ignorar, pues su cumplimiento implica el bienestar de alguna alma, y su descuido el infortunio de alguien por quien Cristo murió” (Servicio cristiano, p. 15).
Esta necesidad se sustenta en el propio ejemplo del Señor Jesús. “La obra de Cristo se componía mayormente de entrevistas personales. Él manifestaba una fiel consideración hacia el auditorio de una sola alma; y esa única alma ha llevado a millares a la comprensión recibida” (El evangelismo, p. 325). Seguir su ejemplo es la única garantía para el triunfo misionológico. “Sólo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: ‘Seguidme’ ” (El ministerio de curación, p. 102).
Debe insistirse entonces en la acción misionera domiciliaria, tanto como en la evangelización pública. “Esta labor de casa en casa, para buscar a las almas, para recoger a las almas perdidas, es la obra más esencial que pueda realizarse” (El evangelismo, p. 316). “Durante años se me ha mostrado que el trabajo de casa en casa es el que hará que la predicación de la Palabra tenga éxito” (ibíd., p. 317). La predicación encuentra su complemento en el trabajo misionero personalizado. “Si se sermoneara la mitad de lo que ahora se hace y se duplicara la cantidad de trabajo personal dedicado a las almas en sus hogares y en las congregaciones, se vería un resultado que sería sorprendente” (ibíd., p. 316). “La gente no puede retener la mitad de los discursos que escucha. Dad discursos cortos y más estudios bíblicos” (ibíd., p. 322). “Se han realizado esfuerzos públicos que han hecho bien. Algunos han respondido y han recibido la verdad, pero ¡oh! cuán pocos han sido. El Señor desea que la verdad llegue íntimamente a la gente, y eso puede lograrse tan solo por una labor personal” (ibíd., p. 327.
Pareciera que la inclinación de muchos misioneros se dirige exclusivamente a la predicación. La señora White los desafía a un servicio más equilibrado. “De igual importancia que los esfuerzos públicos especiales es la obra que se realiza de casa en casa. En las grandes ciudades hay ciertas clases que no pueden ser alcanzadas por las reuniones públicas. Estas deben buscarse como el pastor busca a su oveja perdida. Debe realizarse esfuerzo diligente y personal en su favor. Cuando se descuida la obra personal, se pierden muchas oportunidades preciosas, las que, si fueran aprovechadas, harían progresar decididamente la obra” (Servicio cristiano, p. 142). Es evidente que muchos no serán alcanzados si se descuida el trabajo personal. “Son muchos los que necesitan el ministerio de corazones cristianos amantes. Muchos han descendido a la ruina cuando podrían haber sido salvados, si sus vecinos, hombres y mujeres comunes, hubiesen hecho algún esfuerzo personal en su favor. Muchos están aguardando a que se les hable personalmente. En la familia misma, en el vecindario, en el pueblo en que vivimos, hay para nosotros trabajo que debemos hacer como misioneros de Cristo. Si somos creyentes, esta obra será nuestro deleite. Apenas se ha convertido uno cuando nace en él el deseo de dar a conocer a otros cuán precioso amigo ha hallado en Jesús. La verdad salvadora y santificadora no puede quedar encerrada en su corazón” (El Deseado de todas las gentes, p. 115).
El trabajo por las personas individuales pareciera un tiempo no bien invertido; sin embargo, su resultado suele ser profundo y tener un efecto multiplicador. “Un alma es de infinito valor; pues el Calvario habla de su precio. Un alma, ganada para la verdad, será el instrumento para ganar a otros, y habrá un resultado creciente de bendición y salvación. Vuestro trabajo puede realizar mayor bien verdadero que las reuniones más extensas si falta el esfuerzo personal. Cuando ambos tipos de obra se combinan, con la bendición de Dios, puede hacerse un trabajo más perfecto y acabado; pero si podemos realizar solo una parte, ésta debe ser la obra individual de abrir las Escrituras en los hogares, haciendo llamamientos personales, y hablando amigablemente con los miembros de la familia, no acerca de cosas de pequeña importancia, sino de los grandes temas de la redención. Hacedles ver que vuestros corazones están agobiados por la salvación de las almas” (Servicio cristiano, p. 152).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Junio 2010
Cualidades para la misión
¿Qué características deben desarrollar quienes desean tener éxito en la evangelización personal?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
El ministerio personal demanda una preparación integral; el cultivo de cualidades espirituales, intelectuales, sociales, emocionales y físicas que habiliten al misionero para una tarea exitosa. A continuación se ofrecen, sin comentarios adicionales, diez características señaladas por Elena de White:
1. Conversión y consagración. “Necesitamos nacer de nuevo para poder servir al Señor aceptablemente [...] Necesitamos llegar a ser hombres y mujeres hechos nuevos en Cristo Jesús [...] A menos que se produzca un cambio, no podremos servir a Dios como corresponde” (Recibiréis poder, p. 26). “Cristo pide una consagración sin reserva, un servicio indiviso. Pide el corazón, la mente, el alma, las fuerzas” (Palabras de vida del Gran Maestro, p. 29).
2. Fe. “El que trabaja para Dios necesita una fe fuerte. Las apariencias pueden ser adversas; pero es en la hora más sombría cuando la luz está por amanecer. La fuerza de aquellos que, con fe, aman y sirven a Dios, será renovada día tras día” (Obreros evangélicos, p. 276).
3. Vida llena del Espíritu Santo. “Dios puede emplear a cada uno en la medida en que pueda derramar su Espíritu en el templo de su alma” (Testimonios selectos, t. 5, p. 62). “No hay límite para la utilidad del que, poniendo a un lado el yo, permite que el Espíritu Santo obre sobre su corazón, y vive una vida enteramente consagrada a Dios” (Servicio cristiano, p. 315). “Sin el Espíritu y el poder de Dios, será en vano que trabajemos para presentar la verdad” (Testimonies for the Church, t. 5, p. 158).
4. Estudio y preparación. “A fin de conducir a las almas a Cristo, debe conocerse la naturaleza humana y estudiarse la mente humana. Se requiere mucha reflexión cuidadosa y ferviente oración para saber cómo acercarse a los hombres y las mujeres a fin de presentarles el gran tema de la verdad” (Joyas de los testimonios, t. 1, pp. 454, 455). “Se ha perdido muchísimo para la causa por la labor deficiente de hombres que poseen capacidad, pero que no han recibido la debida preparación” (Obreros evangélicos, p. 81). “Si el intelecto es colocado bajo el dominio del Espíritu de Dios, cuanto más se lo cultiva, más eficazmente puede ser usado en el servicio de Dios [...].
“El Señor desea que obtengamos toda la educación posible, con el objeto de impartir nuestro conocimiento a otros [...]. No deberíamos descuidar ni una sola oportunidad de prepararnos intelectualmente para trabajar por Dios” (Palabras de vida del Gran Maestro, pp. 268, 269).
5. Conciencia de su elevada misión. “La conversión de almas es la obra más grande y más noble en que pueden participar los seres humanos” (Testimonies for the Church, t. 7, p. 52. Véase El ministerio de curación, p. 310; Obreros evangélicos, p. 19; Testimonies for the Church, t. 2, p. 336).
6. Perseverancia y responsabilidad. “Debemos proseguir la obra del Señor en su nombre, con la perseverancia y el celo incansables que puso el Salvador en su obra” (Testimonios selectos, tomo 5, p. 141). “Debemos poseer valor, energía y perseverancia” (Obreros evangélicos, p. 40). “Id a trabajar, sintáis el deseo o no” (Consejos para la iglesia, pp. 105, 106).
7. Humildad. “Al elegir a hombres y mujeres para su servicio, Dios no pregunta si son instruidos, elocuentes, o ricos en bienes de este mundo. Pregunta: ¿Andan con tal humildad que yo pueda enseñarles mis caminos? ¿Puedo poner mis palabras en sus labios? ¿Serán representantes míos?” (Testimonios selectos, t. 5, p. 62).
8. Tacto, Cortesía, amabilidad. “En la obra de ganar almas, se necesita mucho tacto y sabiduría” (Obreros evangélicos, p. 123). “Toda aspereza y rudeza debiera desaparecer de nosotros. Han de practicarse la cultura, la cortesía y el refinamiento cristianos” (Servicio cristiano, p. 280). “Un cristiano bondadoso y cortés es el argumento más poderoso que se pueda presentar en favor del cristianismo” (Obreros evangélicos, p. 128). “Si quisiéramos humillarnos ante Dios, ser amables, corteses y compasivos, se producirían cien conversiones a la verdad allí donde se produce una ahora” (Testimonios selectos, t. 5, p. 263).
9. Sencillez y naturalidad. “Millares de personas pueden ser alcanzadas en la forma más sencilla y humilde. Los más intelectuales, aquellos que son considerados como los hombres y las mujeres mejor dotados del mundo, son frecuentemente refrigerados por las palabras sencillas de alguien que ama a Dios, y que puede hablar de ese amor tan naturalmente como los mundanos hablan de las cosas que más profundamente les interesan” (Palabras de vida del Gran Maestro, p. 183).
10. Amor. “Existe escasamente una décima parte de la compasión que debiera haber por las almas que no están salvadas” (Obreros evangélicos, p. 121). “El espíritu de amor [...], al inundar nuestra vida, tendrá poder para ablandar y subyugar a corazones endurecidos, y ganar para Cristo a enconados opositores de la fe” (Testimonies for the Church, t. 5, p. 174).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Julio 2010
La presentación de la enseñanza bíblica
¿Qué orientaciones hemos recibido acerca de la manera en que deben presentarse las verdades bíblicas?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Elena de White destaca la importancia de una adecuada presentación de la enseñanza bíblica. Dice: “La manera en que se presenta la verdad tiene con frecuencia mucho que ver para determinar si será aceptada o rechazada” (Testimonios selectos, t. 3, p. 326). La autora lamenta “que muchos no comprendan que la manera en que se presenta la verdad bíblica tiene mucho que ver con las impresiones que hará en las mentes, y con el carácter cristiano que desarrollarán más tarde los que reciban la verdad” (Historical Sketches, p. 121).
Se presentan, a continuación, diez orientaciones concretas acerca de la exposición de las doctrinas en el ministerio personal.
1. Uso adecuado de la voz y de las palabras. La buena expresión oral es de importancia decisiva (ver Obreros evangélicos, pp. 89-95). “El que dirija estudios bíblicos en la congregación o en la familia debe poder leer con suave y musical cadencia que encante a sus oyentes” (ibíd., p. 90). Se insiste en una pronunciación “clara y distinta, con énfasis y expresión” (ibíd., p. 92).
2. Exposición positiva y atrayente. El acento debe colocarse en la verdad, ofrecida de una manera atractiva. Dice la señora de White: “Sed fervorosos y positivos al dirigiros a la gente” (El evangelismo, p. 218).
3. Sin acoso ni condenación. Las verdades deben presentarse con amor y respeto. “Este mensaje ha de ser proclamado; pero, no obstante ello, hemos de ser cuidadosos de no acosar ni condenar a los que no poseen la luz que nosotros tenemos. No hemos de apartarnos de nuestro camino para hacer rudos ataques a los católicos. Entre ellos hay muchos que son cristianos muy concienzudos; andan según toda la luz que brilla sobre ellos, y Dios obrará en su favor” (Servicio cristiano, p. 287).
4. Enseñanza cristocéntrica. Cristo era el centro de la proclamación apostólica (Hech. 2:32; 4:10-14; 5:42; 1 Cor. 1:22-24; 2:1, 2) y debe ser el centro de nuestra enseñanza. “Los discursos teóricos son esenciales [...] pero ningún discurso debe predicarse jamás sin presentar a Cristo y a él crucificado como fundamento del evangelio” (Obreros evangélicos, p. 167). El enfoque de la evangelización debe ser claramente cristocéntrico. “El sacrificio de Cristo como expiación del pecado es la gran verdad en derredor de la cual se agrupan todas las otras verdades. A fin de ser comprendida y apreciada debidamente, cada verdad de la Palabra de Dios, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, debe ser estudiada a la luz que fluye de la cruz del Calvario” (ibíd., p. 330).
5. Adaptación. Al mismo tiempo que se conservan los principios, deben adaptarse las enseñanzas a las diferencias personales (1 Cor. 9:20-22). Elena de White menciona que “Jesús se encontraba con la gente en su propio terreno [...]” (El Deseado de todas las gentes, p. 218) y que “variaba sus mensajes de misericordia para adaptarlos a su auditorio” (ibíd., p. 219). Lo mismo debe ocurrir con nosotros. “Debemos aprender a adaptar nuestras labores a las condiciones de la gente: a encontrar a los hombres donde están” (El evangelismo, p. 47).
6. Sencillez. Como en todo lo demás, debe prevalecer el ejemplo de Cristo. “La enseñanza de Cristo era la sencillez personificada” (ibíd., p. 45). “Las palabras de vida eran presentadas con tal sencillez que un niño podía entenderlas” (ibíd., p. 46). “Hacía hermosa la verdad presentándola de la manera más directa y sencilla [...]” (El Deseado de todas las gentes, p. 218). Así, los maestros cristianos han de apuntar a “la sencillez y la eficiencia” (La educación, pp. 228, 229).
7. Evitar las discusiones. Afirma la señora de White: “El amor hará lo que no logrará la discusión” (Obreros evangélicos, p. 127). Pocas veces es necesario un debate abierto (Obreros evangélicos, p. 391); pero los obreros bíblicos “deben presentar la verdad con humildad, con el más profundo amor a las almas, y un ardiente deseo de salvarlas, y dejar que la verdad corte” (ibíd.).
8. Posponer temas controversiales. Elena de White lo señaló así: “Las verdades que sostenemos en común son aquellas en las cuales debemos espaciarnos primero y obtener la confianza de los oyentes” (Testimonies, t. 3, p. 426). “Al principio no presentéis a la gente los rasgos de vuestra fe que despiertan más objeciones [...]” (El evangelismo, p. 150). En especial en campos nuevos, las verdades distintivas, como la del sábado o de la inmortalidad condicional del alma, deben presentarse cuando las personas se hayan entregado a Dios y estén preparadas para recibirlas (El evangelismo, p. 354; Obreros evangélicos, pp. 125, 126).
9. Sentido de urgencia. El tacto y la prudencia no llevarán a postergar indefinidamente ninguna decisión significativa. “La gente ha de ser instada a decidirse precisamente ahora a colocarse del lado del Señor” (El evangelismo, p. 210). No debe dejarse que la convicción se desvanezca (ibíd., p. 220). Debe descartarse toda apatía (El evangelismo, p. 211).
10. Llamados directos y personales. Elena de White habla de “llamamientos personales y directos dirigidos a los que están interesados” (Review and Herald, 30 de agosto de 1892). “Se dirigen invitaciones generales, pero no se extienden suficientes invitaciones personales y definidas. Si se hicieran más llamamientos personales, habría respuestas más decididas para seguir a Cristo” (Review and Herald, 15 de agosto de 1899).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Agosto 2010
Seguros de vida
¿Qué orientación dio Elena G. de White sobre seguros de vida?
Responde el Pr. Isaías S. Gullón, miembro del Ministerio de Apoyo al Centro de Investigación White
El tema planteado se relaciona con las responsabilidad personal de hacer provisión para el futuro y con la necesidad de no lesionar la dependencia de Dios. Por tratarse de una elección que depende de la conciencia individual, la iglesia ha tenido por costumbre abstenerse de aconsejar o desaconsejar a sus miembros en lo referente a los seguros de vida. Esta postura está articulada en una declaración titulada Los adventistas y los seguros de vida, adoptada por los oficiales de la Asociación General durante el Concilio Anual celebrado en 1985.
Lamentablemente, en la época de Elena de White, algunos creyentes estaban siendo seducidos por el afán de obtener rápidas ganancias, y con tal de lograrlo invertían recursos que Dios les había dado en algunos emprendimientos que resultaban incompatibles y a la vez devastadores para su vida espiritual. Una de tales inversiones era la concerniente a los seguros de vida, actividad que por hallarse todavía en sus comienzos era un campo fértil para el fraude, los abusos, y otras crueles injusticias. Si estos creyentes hubieran considerado como de más valor su relación con Dios y la confianza en su providencia, en vez de arriesgar irresponsablemente sus ahorros, fruto de tantos sacrificios, en esa y otras tentadoras variantes de la especulación financiera, es de suponer que la mensajera del Señor no habría necesitado pronunciarse con la claridad y contundencia con que lo hizo condenado los seguros de vida tal como funcionaban en sus días.
La primera vez que la Hna. White se refirió al asunto de los seguros de vida fue en 1867, en un breve artículo de cuatro párrafos al que tituló escuetamente “Life insurance”. Este artículo forma parte del primer tomo de la colección conocida como Testimonios para la iglesia publicados en nueve volúmenes, y constituye la única referencia a dicho tema a lo largo de esas centenares de páginas (puede leerse también en Joyas de los testimonios, tomo 1, páginas 176-177). A través de los años, muy pocas veces ella volvió a referirse directa o indirectamente a esta cuestión, y cuando lo hizo mantuvo siempre su orientación inicial desfavorable a los seguros de vida según se manejaban en su tiempo. Por extrañas que hoy puedan parecer sus declaraciones al respecto, demasiado a menudo mal interpretadas y aplicadas, no se puede negar que estuvieron plenamente justificadas a la luz de las circunstancias históricas y de la elevada finalidad que indujeron a su autora a repudiar los factores materialistas y mundanos ya mencionados.
Un vistazo a las condiciones sociales existentes en aquel entonces ayuda a comprender mejor por qué ella fue tan explícita en oponerse en ese artículo a los seguros de vida, y en advertir tan fielmente acerca de los peligros espirituales y materiales que entrañaba la participación en tales inversiones. La evidencia histórica disponible sobre la aparición y evolución de los seguros de vida en los Estados Unidos durante el período comprendido desde mediados del siglo XIX y hasta bien entrada la segunda década del siglo XX, confirma lo predicho por la mensajera del Señor en esta materia. También algunos artículos especializados publicados en revistas y enciclopedias sobre la historia de los seguros se han encargado de señalar, en mayor o menor grado, los abusos predominantes en dichas actividades durante ese lapso. Aluden, por ejemplo, entre otros factores negativos, a la forma inescrupulosa, arbitraria e incompetente como operaba y proliferaba en esa época el creciente y atrayente negocio de los seguros de vida. Factores que lamentablemente se veían favorecidos por una patética carencia de eficaces controles estatales y gubernamentales, instrumentos sin los cuales no había modo de regular y garantizar tanto la ética como la solvencia económica de semejantes emprendimientos. Este mismo fenómeno también caracterizaba otras iniciativas muy en boga, pero asimismo riesgosas o engañosas, como por ejemplo el ambicioso tráfico en derechos de patentes. La lógica consecuencia de todo ello no podía ser otra que la repentina desaparición de un buen número de compañías, cosa que efectivamente aconteció con el consiguiente chasco y las amargas pérdidas sufridas por la incauta clientela, cuyos bolsillos fueron literalmente vaciados al involucrarse en esas operaciones.
Sin embargo, es claro que el contexto histórico actual es muy diferente. El asunto de los seguros de vida ha cambiado, y éstos ya no adolecen por lo general de las graves deficiencias y los detestables abusos de antaño. En la mayoría de los países, las personas que firman un contrato de seguro de vida o de alguna otra categoría, tienen a su disposición leyes que regulan dichas transacciones, y que contribuyen a garantizarles un trato justo por parte de las compañías especializadas en esta clase de actividades. Ya sea que se trate de seguros de vida forzosos o de carácter voluntario, su funcionamiento, reglamentación y fiscalización son muy diferentes de los que se empleaban en la época de Elena de White.
Eso sí, la vigencia de los principios inmutables que ella empleó al proporcionar esas oportunas instrucciones nunca ha caducado. En cambio, en su aplicación es necesario tomar en cuenta las nuevas circunstancias, a no ser que se prefiera hacerle decir a Elena de White lo que ella verdaderamente no quiso significar desde su propio tiempo, lugar y contexto histórico.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Septiembre 2010
Las oraciones de Elena de White
¿Podría darnos algunos ejemplos de la vida de oración de la señora Elena de White?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
En varios de los escritos de Elena de White encontramos oraciones personales o transcripciones de sus oraciones en favor de sus hermanos. Tal vez las más bellas propuestas de oración para cada creyente sean estas: “Elevemos constantemente esta oración: ‘Señor, enséñame a hacer lo que Jesús haría si estuviera en mi lugar’ ” (Obreros evangélicos, p. 386). “Sea tu oración: ‘Tómame, ¡oh Señor!, como enteramente tuyo. Pongo todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo y sea toda mi obra hecha en ti’ ” (El camino a Cristo, pp. 69, 70).
Los siguientes son algunos ejemplos de oraciones por el Espíritu Santo: “Querido Padre celestial, ahora vengo a ti tal como soy, pobre, necesitado y dependiente. Pido que nos des a mí y a mi pueblo la gracia del carácter cristiano perfecto. ¿Tendrás compasión por tu pueblo? Permite que tu luz brille en las cámaras de la mente, dentro del templo que es cada creyente. Mi Salvador, tú compraste tu herencia al costo infinito de tu vida para que, como vencedores, podamos entrar al reino de Dios y permanecer allí eternamente. Bendice a los que decidieron servirte. Pon tu Espíritu en ellos.”
“Querido Padre, te pido que envíes al Espíritu Santo a fin de que tu salvación sea manifestada. Tócalos para que sean tiernos de corazón. Enternécelos con tu Espíritu Santo, y ayúdalos para que puedan ver la obra que debe hacerse en favor de sus vecinos y de otras personas que viven alrededor de ellos. ¡Oh, despiértalos a su responsabilidad! Haz que sientan el deseo de lavar las vestimentas de su carácter, a fin de que sean emblanquecidas con la sangre del Cordero. ¿Los rodearás con los tiernos brazos de tu gracia? Implórales por intermedio del Espíritu Santo para que hagan brillar la luz que tienen, y así otros también conozcan la verdad. Oh Señor, pon a tu iglesia en orden, para que se ponga a trabajar en favor de los perdidos.”
“Mi Salvador, manifiéstate a tu pueblo. ¡Exprésales tu amor, para que lo sientan! Sostén a tu iglesia a fin de que Satanás no gane terreno. Ayúdalos a luchar contra toda oposición y que, al final, en la ciudad de Dios, puedan poner sus coronas a los pies de Jesús, y así tu nombre reciba toda la gloria. Amén” (Recibiréis poder, p. 192).
“Padre celestial, tú has dicho: ‘Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá’. Padre celestial, necesitamos tu Santo Espíritu. No queremos trabajar solos, sino solamente en unidad contigo. Queremos estar en una posición en la que el Espíritu Santo de Dios esté sobre nosotros con su poder revivificante y santificador. ¡Manifiéstate a nosotros esta mañana! ¡Quita toda niebla y toda nube de oscuridad!”
“Venimos a ti, nuestro compasivo Redentor, y te pedimos por los méritos de Cristo, por tu propio Hijo, mi Padre, que manifiestes aquí tu poder a tu pueblo. Queremos sabiduría, queremos justicia, queremos verdad; queremos que el Espíritu Santo esté con nosotros.”
“Has presentado delante de nosotros una gran obra que debe realizarse en favor de los que están en la verdad y, también, por los que ignoran nuestra fe; y, oh Señor, como tú has dado a cada hombre su tarea, te imploramos que el Espíritu Santo impresione nuestra mente en relación con la responsabilidad de la tarea que descansará sobre cada persona en forma individual, de acuerdo con tu mandato. Queremos ser probados; queremos ser completamente santificados; queremos ser hechos aptos para la tarea; y aquí, en esta sesión del congreso, queremos ver una revelación del Santo Espíritu de Dios. Queremos luz, Señor. Tú eres la Luz. Queremos la verdad, Señor. Tú eres la Verdad. Deseamos el camino correcto. Tú eres el Camino.”
“Señor, te ruego que todos seamos lo suficientemente sabios para discernir que debemos abrir individualmente nuestro corazón a Jesucristo para que, mediante el Espíritu Santo, él pueda entrar y modelarnos y hacemos de nuevo, de acuerdo con tu imagen divina. ¡Oh, mi Padre, mi Padre!, humilla y subyuga nuestros corazones” (Recibiréis poder, p. 315).
“Que cada miembro de la iglesia se arrodille delante de Dios y ore sinceramente por el impartimiento del Espíritu. Exclamad: ‘Señor, aumenta mi fe. Haz que comprenda tu palabra, porque la comprensión de tu palabra proporciona luz. Refréscame mediante tu presencia. Llena mi corazón con tu Espíritu, para que pueda amar a mis hermanos así como Cristo me ama a mí” (Recibiréis poder, p. 320).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Noviembre 2010
El sábado y los niños
¿Qué podemos hacer con nuestros niños el sábado de tarde?
Responde Celia R. de Samojluk redactora jubilada de ACES e integrante del Ministerio de Apoyo del Centro de Investigación White.
Es natural que los padres cristianos estén preocupados por lo que deberían hacer sus hijos el día del Señor. Pensamos que esto debiera unirse al pensamiento expresado por Elena de White que dice: “Cuando los padres son diligentes y vigilantes en su instrucción, cuando enseñan a sus hijos a procurar sinceramente la gloria de Dios, cooperan con él y él coopera con ellos” (El hogar adventista, p.286).
En la actualidad existen muchos padres que no están totalmente identificados con la labor que les concierne en favor de sus hijos. A través de los siglos, sin embargo, permanece la instrucción bíblica dada a los progenitores en cuanto a como hablar cada día y en cada momento, acerca de las maravillas de Dios a sus vástagos: “Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes” (Deut.11:19). Aunque es cierto que en el hogar las condiciones actuales no son las mismas que antes, y que no siempre es posible reunir a la familia, ni que lo que dicen los mayores sea mejor atendido y entendido que los mensajes que aparecen en los celulares o las canciones que llegan a través de los MP3, o cualquier otro de los modernos artefactos que están al alcance de niños y jóvenes, también es cierto que los padres avisados ya habrán tomado sus recaudos para que sus hijos les presten atención.
En el libro Joyas de los testimonios, t. 3, la sierva del Señor aconseja: “La escuela sabática y la reunión del culto ocupan sólo una parte del sábado. La parte que queda para la familia puede abarcar las más sagradas y preciosas horas del sábado. Mucho de este tiempo deben pasarlo los padres con sus hijos. En muchas familias se los deja solos a los niños menores, para que se diviertan lo mejor que puedan. En tales condiciones no tardan en volverse inquietos, empiezan a jugar y se dedican a causar perjuicios. Así el sábado no tiene para ellos significado sagrado. Cuando el tiempo es agradable, paseen los padres con sus hijos por los campos y huertos. En medio de las cosas hermosas de la naturaleza, explíquenles por qué fue instituido el sábado. Descríbanle la gran obra creadora de Dios. Díganles que cuando la tierra salió de su mano era santa y hermosa. Cada flor, cada arbusto, cada árbol, respondía al propósito de su Creador. Todo lo que veían los ojos era hermoso y llenaba la mente de pensamientos relativos al amor de Dios. Todo sonido era música en armonía con la voz de Dios. Mostradles que fue el pecado lo que mancilló la obra perfecta de Dios; que las espinas y los cardos, el pesar y la muerte, son todos resultados de la desobediencia a Dios. Los campos verdes, los altos árboles, la alegre luz del sol, las nubes, el rocío, la quietud solemne de la noche, la gloria del cielo estrellado y la luna en su belleza, todo da testimonio del Creador. No cae una gota de lluvia ni un rayo de sol sobre nuestro mundo desagradecido, que no testifique de la tolerancia y del amor de Dios”.
Todos sabemos que hoy la mayoría de los padres trabajan ambos para poder sostener a su familia y sucede que, por estas circunstancias, ambos están muy cansados el último día de la semana y anhelan dormir una siesta. En tal caso debieran hacer arreglos con algún familiar cercano que pudiera permanecer con ellos durante ese lapso, y al mismo tiempo enseñarles del amor de Dios por medio de juegos bíblicos o relatos. También podrían ser beneficiosas las representaciones de personajes o episodios bíblicos. Si se cuenta con un microscopio o un telescopio se podrían observar y analizar muchas cosas de la naturaleza y despertar en las tiernas mentes infantiles admiración y alabanza por las maravillas creadas. También es apropiadísimo enseñarles músicas, cantos y poesías que estén “en armonía con la voz de Dios”, tal como se expresa en la cita escrita más arriba. Por supuesto, la calidad y la efectividad de la enseñanza tiene que estar respaldada por una sincera actitud de alabanza y amor a Dios de parte de los padres, manifestada no sólo en el día sábado sino en cada día de la semana.
Para terminar el día santo se les hace a los padres una sugerencia que no los debiera tomar por sorpresa: “Al bajar el sol, señalen la voz de la oración y el himno de alabanza el fin de las horas sagradas, e invitad a Dios a acompañaros con su presencia en los cuidados de la semana de trabajos” (Joyas de los testimonios, t.3, p. 25). Otra cita inspirada dice: “El sábado debe resultar tan interesante para nuestras familias que su visita semanal sea saludada con gozo [...] Padres haced del sábado una delicia para que vuestros hijos puedan esperarlo con placer y recibirlo con gozo en su corazón” (Joyas de los testimonios, t.1, p.278).
Ningún padre desea presentarse ante el Rey de reyes con las manos vacías. Ningún creyente anhela un mundo nuevo sin sus amados y seguramente nuestra meta es que por la gracia infinita de Dios, todos vivamos felices por la eternidad.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Diciembre 2010
La Cena del Señor: ¿comunión abierta o cerrada?
¿Quiénes pueden participar de la Santa Cena? ¿Se trata de un rito inclusivo o exclusivo?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La celebración de la Cena del Señor tiene una clara base bíblica (Mat. 26:26-29; Mar. 14:22-25; Luc. 22:14-23; Juan 13:21-30; 1 Cor. 11:23-26). Elena de White se refirió al tema muchas veces (ver El Deseado de todas las gentes, pp. 608-616; El evangelismo, pp. 202-206). Se presenta a continuación su pensamiento, en particular el que se refiere a quiénes pueden participar en el rito.
Elena de White afirma que los ritos del bautismo y de la Cena del Señor “son dos pilares monumentales” (Manuscrito 27 ½, 1900, citado en El evangelismo, p. 202). En su concepto, los elementos de la Cena del Señor son simbólicos, sencillos, comprensibles y significativos. Se trata de “un monumento conmemorativo de su gran sacrificio por el hombre” (Review and Herald, 22 de junio de 1897, citado en El evangelismo, p. 202). “Así se renuevan, en nuestra memoria, las escenas de su pasión y muerte” (Testimonios selectos, t. 3, p. 181). Los elementos estaban presentes en la cena de Pascua: vino sin fermentar (El ministerio de curación, p. 256) y pan sin levadura (Review and Herald, 7 de junio de 1898, citado en el Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 690).
La Cena del Señor tiene un carácter permanente y universal. Habrá de celebrarse “a través de todos los tiempos, por sus seguidores, en todos los países” (Signs of the Times, 16 de mayo de 1900, citado en El evangelismo, p. 204). Debe observarse “con mayor frecuencia que la Pascua anual” (Spiritual Gifts, t. 3, p. 228, citado en La fe por la cual vivo, p. 304. Véase Notas biográficas, p. 121; Primeros escritos, p. 303; Joyas de los testimonios, t. 1, p. 519).
Jesús hizo de la Santa Cena una celebración inclusiva. “Incluyó tiernamente a Judas en el servicio hecho a los discípulos” (El Deseado de todas las gentes, p. 667). “El ejemplo de Cristo prohíbe la exclusividad en la Cena del Señor. Es verdad que el pecado abierto excluye a los culpables. Esto lo enseña claramente el Espíritu Santo. Pero, fuera de esto, nadie ha de pronunciar juicio. Dios no ha dejado a los hombres el decir quiénes se han de presentar en estas ocasiones. Porque ¿quién puede leer el corazón? ¿Quién puede distinguir la cizaña del trigo? ‘Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa’ ” (El Deseado de todas las gentes, p. 612).
Esta idea de comunión abierta tiene apoyo en los escritos de Elena de White. “Este rito no debe excluir a nadie, aunque algunos piensen lo contrario. Todos pueden participar en él, y decir públicamente: ‘Acepto a Cristo como mi Salvador personal. Él dio su vida por mí para que yo fuese rescatado de la muerte’ ” (Review and Herald, 22 de junio de 1897, citado en El evangelismo, p. 204). En dos declaraciones similares, la señora de White habla de la participación de personas no identificadas claramente con las doctrinas bíblicas o con una vida santificada. “Pueden entrar en el grupo personas que no son de todo corazón siervos de la verdad y la santidad, pero que desean tomar parte en el rito. No debe prohibírseles. Hay testigos que estuvieron presentes cuando Jesús lavó los pies de los discípulos y de Judas. Hay ojos más que humanos que contemplan la escena” (El Deseado de todas las gentes, p. 613). “Pueden llegar a relacionarse con vosotros personas que no están unidas de corazón con la verdad y la santidad, pero que quisieran tomar parte en estos servicios. No se lo impidáis” (Manuscrito 47, 1897, citado en El evangelismo, p. 205).
La presencia de una persona no debidamente preparada, o de un oficiante inadecuado, no es motivo para que alguien se prive de participar. “Nadie debe excluirse de la comunión porque esté presente alguna persona indigna. Cada discípulo está llamado a participar públicamente de ella y dar así testimonio de que acepta a Cristo como Salvador personal. Es en estas ocasiones designadas por él mismo cuando Cristo se encuentra con los suyos y los fortalece por su presencia. Corazones y manos indignos pueden administrar el rito; sin embargo, Cristo está allí para ministrar a sus hijos. Todos los que vienen con su fe fija en él serán grandemente bendecidos. Todos los que descuidan estos momentos de privilegio divino sufrirán una pérdida. Acerca de ellos, se puede decir con acierto: ‘No estáis limpios todos’ ” (El Deseado de todas las gentes, p. 613).
Elena de White relata el incidente de un pastor interesado en el mensaje adventista que fue invitado a participar de la Cena del Señor. “El sábado por la mañana, cuando la iglesia de ____ celebró la Santa Cena, el hermano ____ estaba presente. Fue invitado a participar en el rito del lavamiento de los pies, pero dijo que prefería observarlo. Preguntó si la participación en este rito era indispensable para poder tomar parte en el servicio de la Comunión, y nuestros hermanos le aseguraron que no era obligatorio, y que sería bienvenido a la mesa del Señor. Ese sábado resultó un día precioso para su alma; dijo que nunca había tenido un día más feliz en su vida.
“Después deseó venir a visitarme, y tuvimos una entrevista agradable. Su conversación fue muy interesante y pasamos preciosos momentos orando juntos. Creo que él es un siervo de Dios. Le di mis libros El conflicto de los siglos, Patriarcas y profetas y El camino a Cristo. Pareció estar muy satisfecho; dijo que deseaba tener toda la luz que pudiera recibir a fin de hacer frente a los opositores de nuestra fe. Fue bautizado antes de partir para su casa, y regresará para presentar la verdad a su propia congregación” (Manuscrito 4, 1893, El evangelismo, pp. 204, 205).
Las indicaciones en cuanto a examinarse y buscar la preparación necesaria para una participación digna son claras en la Biblia (1 Cor. 11:28-32). Sin embargo, la evidencia existente impide a los creyentes ser excluyentes y exclusivistas en la administración de la Cena del Señor.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Enero 2011
Uno en veinte, uno en cien
¿Es cierto que ni uno de cada veinte está preparado para la venida de Jesús?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
El libro Mensajera del Señor, del Dr. Herbert E. Douglass, propone como una regla interna de interpretación de los escritos inspirados comprender el uso de la hipérbole. Dice: “La hipérbole es el uso de la exageración obvia para establecer una proposición [...] La hipérbole es un recurso literario que se usa a lo largo de toda la Biblia” (p. 389). Elena de White usó varias veces la relación de uno en veinte y de uno en cien. Un buen lector entiende que no debe interpretar estas expresiones como estrictamente literales, al mismo tiempo que comprenderá que el autor está señalando una idea importante. Se trata de una cuestión de énfasis. Los ejemplos que siguen muestran este recurso en los escritos de la señora White.
A veces, se usa la expresión “uno en veinte” para describir la condición espiritual o el grado de comprensión de las verdades bíblicas. La cita aludida es muy conocida: “Es una solemne declaración la que hago a la iglesia, de que ni uno de cada veinte de aquellos cuyos nombres están registrados en los libros de la iglesia se halla preparado para terminar su historia terrenal, y que estaría tan ciertamente sin Dios y sin esperanza en el mundo como el pecador común” (Servicio cristiano, p. 52). Sobre la situación de muchos jóvenes, dice la autora: “Se me mostró que no hay uno entre veinte jóvenes, que sepa lo que es la religión experimental” (Mensajes para los jóvenes, p. 382). Los ministros tienen también un gran desafío: “No hay uno en veinte que conozca la belleza y la esencia real del ministerio de Cristo” (Mente, carácter y personalidad, t. 1, p. 189).
Más de una vez se usan declaraciones parecidas para destacar la necesidad de misioneros o de mayor actividad. “Hay entre nosotros un elevado promedio de hombres capaces. Si sus aptitudes se pusiesen en uso, tendríamos veinte ministros donde ahora tenemos uno” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 416). Del mismo modo se necesitan obreras: “Si hubiera veinte mujeres donde ahora hay una, que hicieran de esta santa misión su obra predilecta, veríamos a muchas más personas convertidas a la verdad” (El evangelismo, p. 345). Se repiten conceptos similares: “Necesitamos cien obreros adonde ahora hay uno solo” (Consejos sobre la salud, p. 547). “Ni uno entre cien de nosotros está haciendo algo más que estar ocupado en actividades mundanales y comunes. No estamos ni siquiera medio despiertos ante el valor de las almas por las cuales Cristo murió” (Servicio cristiano, p. 103). “Se podría hacer cien veces más de lo que se está haciendo para difundir el mensaje del Evangelio en lugares cercanos y distantes” (Alza tus ojos, p. 349). Esto incluye la obra de publicaciones: “Por la luz que me ha sido dada, sé que debiera haber cien colportores donde hay uno actualmente” (Joyas de los Testimonios, t. 2, p. 533).
En ocasiones el énfasis tiene que ver con los resultados del trabajo misionero. Al hablar de la obra de salud, la autora dice que si “uno de cada veinte realiza un uso adecuado de los beneficios recibidos y aprecia los esfuerzos efectuados en su favor, los médicos debieran sentirse agradecidos y satisfechos” (Consejos sobre la salud, p. 346). Por eso, no debiera haber desánimo. “Si fracasáis 99 veces de cada cien, pero tenéis éxito en salvar una sola alma de la ruina, habéis hecho algo noble por la causa del Maestro” (Servicio cristiano, p. 128).
También afirma que las buenas cualidades de los misioneros pueden multiplicar su esfuerzo. “Si quisiéramos humillarnos ante Dios, ser amables, corteses y compasivos, se producirían cien conversiones a la verdad allí donde se produce una ahora” (Ministerio de la bondad, p. 91). “Los esfuerzos del pueblo de Dios, rectamente dirigidos, producirán resultados cien veces mayores de los que pudieran obtenerse con los mismos recursos y facilidades mediante otro conducto en el que Dios no actuara tan manifiestamente” (Testimonios selectos, t. 1, pp. 218, 219). “Los frutos del dominio propio, la consideración y el esfuerzo abnegado de vuestra parte se multiplicarán cien veces” (Conducción del niño, p. 202). “La gracia de Dios derramada sobre una porción pequeña es lo que la hace bastar para todos. La mano de Dios puede multiplicarla cien veces” (Conflicto y valor, p. 226).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Febrero 2011
Construcción de templos
¿Escribió algo Elena de White referente a la construcción de templos, sus características, lugar apropiado, etc.?
Para la construcción del Tabernáculo, Dios instruyó a Moisés de manera muy precisa, acerca de la forma exacta que debía tener el mismo. “Y alzarás el tabernáculo conforme al modelo que te fue mostrado” (Ex 26:30). Luego, en la construcción del Templo de Salomón, David le declara a su sucesor que Dios le había dado detalles de la estructura - "Todas estas cosas me fueron trazadas por la mano de Jehová [...]” (1 Cr. 28:19). “Así como el Señor había proporcionado a Moisés un modelo del tabernáculo que debía construir en el desierto (Exo. 25:8, 9), también había dado a David una revelación de los planos del templo (1 Crón. 28:19). De acuerdo con la revelación que había recibido David se había diseñado un plano, y éste fue entregado a Salomón” (Comentario bíblico adventista, tomo 3, 207). Al avanzar en el registro bíblico, una vez más, en ocasión de la reconstrucción del Templo en días de Esdras, se deja ver la mano de Dios en el asunto. En la carta que el rey Artajerjes entrega a Esdras, este menciona: “Todo lo que es mandado por el Dios del cielo sea hecho prontamente para la casa del Dios del cielo [...]” (Esd. 7:23). Lo antes tratado, muestra de manera clara, el especial interés que Dios ha mostrado a través de los tiempos en cuanto a la construcción de su “casa” o lugar de adoración.
En nuestros Días es de suma importancia tomar en cuenta lo que Dios nos ha dejado por mano de la señora Elena de White, referente a este tema. Antes es saludable destacar, que en algunos casos sus consejos son generales, pero en la mayoría de ellos sus declaraciones hacen referencia a situaciones específicas de sus días, que muy bien pueden adecuarse a nuestras situaciones actuales, usándolas de manera equilibrada.
En cuanto al lugar. Se destacan dos aspectos básicos: presencia y accesibilidad. “En toda ciudad donde se proclame la verdad hay que levantar Iglesias. En algunas ciudades grandes hay que edificar iglesias en varios sitios. En algunos lugares se ofrecerán casas de culto a un precio razonable, y estas pueden adquirirse ventajosamente” (Carta 168, 1909). “Mirar la relación en las rutas de acceso sean convenientes” (Review and Herald. 5 de Abril de 1900).
Estilos arquitectónicos y estructura o forma. “En muchos lugares se construyen iglesias, pero estas no necesitan edificarse siguiendo el mismo estilo. Estilos arquitectónicos diferentes pueden ser adecuados para sitios diferentes” (El evangelismo, p. 277). “[...] Edifiquen con belleza pero no con extravagancia. Sea construida la casa de manera conveniente y cabal, de manera que cuando sea presentada a Dios el pueda aceptarla, y hacer que su Espíritu descanse sobre los adoradores que anhelan solamente su gloria” (El evangelismo, p. 277). “Dios no nos ha mandado que le erijamos un edificio que se compare en riqueza y esplendor con el templo. Pero hemos de edificar una humilde casa de culto, sencilla, bonita y perfecta en su diseño” (El evangelismo, p. 277). “A falta de ventilación se debe una gran parte de la somnolencia y pesadez que contrarrestan el efecto de muchos sermones y hacen enojosa e infeliz la tarea del maestro” (El ministerio de Curación, p. 208-209).
El equilibrio es básico. El consejo es que no se construyan templos ostentosos en los que se inviertan recursos que muy bien pudieran suplir otras necesidades; pero tampoco miserables; deben adecuarse a su entorno y a la condición de sus miembros.
“Hubo tiempos cuando se estimó necesario adorar a Dios en lugares muy humildes, pero el Señor no retiró su Espíritu ni rehusó su presencia a causa de esto. Era lo mejor que su pueblo podía ofrecer en esos momentos, y él nunca reprobó ni condenó sus esfuerzos cuando lo adoraron en espíritu y en verdad. Pero haciendo atractivas nuestras casas y llevando a cabo nuestros planes para agradarnos, honrarnos y glorificarnos a nosotros mismos. El Señor no derramará sobre nosotros su bendición si nos conformamos con dejarlo fuera de nuestros planes y de adorarlo en un lugar mas pobre y mas inconveniente que en el lugar que estamos dispuestos a vivir; el Señor hará esto –repito- si colocamos nuestros propósitos egoístas en un lugar supremo, y si regalamos a Dios y a su culto una posición secundaria” (El evangelismo, p. 276-277). “¿Cómo considera el Señor a sus hijos cuando tienen todas las comodidades que el corazón puede desear pero se conforman con reunirse para adorar en un cobertizo de algún edificio miserable y apartado o en algún departamento barato y abandonado?” (Testimonios selectos, tomo 4, p. 67). Esta última declaración establece un equilibrio ideal: “Algunos preguntarán: ¿Porqué la Hna. White siempre emplea las palabras “sencillo, pulcro y sólido”, cuando habla de edificios? Esto se refiere a que deseo que nuestros edificios representen la perfección que Dios requiere de su pueblo” (El evangelismo, p. 277).
Quienes están dedicados a la construcción de un nuevo templo, deben preguntarle al Dueño cómo le gustaría que fuera su casa, sin olvidar que este Dueño es altamente experimentado en estos temas. Heb. 11:10 declara explícitamente: “[...] la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”.
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Yosvany R. García Corpas, originario de Cuba, estudiante de la licenciatura en Teología de la Universidad Adventista del Plata, Entre Ríos, Argentina.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Julio 2011
El mensaje a Laodicea
¿Se refiere a la Iglesia Adventista del Séptimo Día el texto de Apocalipsis 3:14-22?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Existe una cantidad importante de citas de Elena G. de White respecto del mensaje de Cristo a la iglesia de Laodicea. La siguiente es sólo una síntesis apretada de estas declaraciones.
En los escritos de Elena G. de White es inequívoca la aplicación del mensaje a Laodicea a la Iglesia Adventista, como se ve en las siguientes afirmaciones: “Las palabras dirigidas a la iglesia de Laodicea describen perfectamente su condición actual” (Primeros escritos, p. 107). “El mensaje a la iglesia de Laodicea se aplica a nuestra condición. Cuán claramente se describe la posición de los que creen que tienen toda la verdad, que se enorgullecen de su conocimiento de la Palabra de Dios, al paso que no se ha sentido en su vida el poder santificador de ella” (Mensajes selectos, tomo 1, ps. 418-419). “El mensaje de Laodicea se aplica al pueblo de Dios que profesa creer en la verdad presente. La mayor parte está constituida por tibios profesos, que tienen un nombre pero ningún celo [...] Para los laodicenses la única esperanza consiste en una clara visión de su situación delante de Dios, en un conocimiento de la naturaleza de su enfermedad” (Testimonios selectos, tomo 3, ps. 253-255).
Cree la sierva de Dios que ese mensaje será escuchado por algunos, mientras que “otros no permitirán que este mensaje dado a la iglesia de Laodicea ejerza influencia sobre ellos” (Joyas de los testimonios, tomo 1, p. 43). Se le mostró a Elena G. de White que el zarandeo sería motivado por el testimonio de Jesús a Laodicea: “Algunos no soportarán este testimonio directo, sino que se levantarán contra él. Esto es lo que causará un zarandeo en el pueblo de Dios” (Joyas de los testimonios, tomo 1, p. 61).
No cabe dudas, entonces, de que el mensaje de Apocalipsis 3:14-17, “se aplica al actual pueblo de Dios”. Un mensaje que “que deben dar a su pueblo los ministros”. Porque los hijos de Dios se han sumido en “una posición de seguridad carnal”, en “un triste engaño”. ¿Qué necesitan? “Necesitan humillarse profunda y cabalmente delante de Dios”. La razón está en que muchos no han recibido todavía “el claro mensaje de reprensión” (Joyas de los testimonios, tomo 1, ps. 328-329).
¿Explica la Sra. White el significado de los tres elementos que ofrece Jesús a la iglesia de Laodicea? Sí lo hace, claramente. “El oro probado en el fuego que se recomienda aquí, es la fe y el amor” [...] La vestidura blanca es la pureza de carácter, la justicia de Cristo impartida al pecador [...] El colirio es aquella sabiduría y gracia que nos habilitan para discernir entre lo malo y lo bueno, y para reconocer el pecado bajo cualquier disfraz [...]” (Joyas de los testimonios, tomo 1, ps. 478-479).
La seriedad de esta advertencia no debe, sin embargo, llevarnos a pensar que el Señor haya rechazado a su pueblo o que este se haya convertido en Babilonia. “El Señor no ha hablado por intermedio de ningún mensajero que llame Babilonia a la iglesia que guarda los mandamientos de Dios [...] Pero esto no producirá la desaparición de la iglesia” (La iglesia remanente, ps. 98-99). “Os digo, hermanos míos, el Señor tiene un cuerpo organizado por medio del cual él trabaja” (Mensajes selectos, tomo 3, ps. 17-18).
Hay advertencias tanto para aquellos que rechazan el mensaje a Laodicea, como para quienes lo utilizan en contra de la propia iglesia. Más bien Elena de White vio en el llamamiento a Laodicea un mensaje de restauración. “Cuando se levantan hombres que pretenden tener un mensaje de Dios, pero que en lugar de luchar contra [...] las tinieblas de este mundo, forman un cuadro falso, y vuelven las armas de combate contra la iglesia militante, temedlos. No llevan las credenciales divinas. Dios no les ha dado ninguna carga de un trabajo tal. Quieren derribar lo que Dios anhela restaurar por el mensaje a Laodicea. El hiere sólo para que pueda sanar, y no para hacer perecer. El Señor no confía a ningún hombre un mensaje que desanime y descorazone a la iglesia. Él reprueba, reprende, castiga; pero es solamente para poder restaurar y aprobar al fin” (Testimonios para los ministros, ps. 18-19).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Septiembre 2011
Un ministerio público en busca de reavivamiento
¿Existen indicios en el ministerio de Elena G. de White acerca de cómo buscar un reavivamiento en las iglesias?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La ACES acaba de imprimir un antiguo librito, que es un compilado de escritos de Elena de White, titulado El verdadero reavivamiento: la mayor necesidad de la iglesia, obra que recomendamos decididamente a los lectores de la Revista adventista. El capítulo final se titula “Llamados especiales en el ministerio público”, cuya lectura me pareció fascinante y reveladora en cuanto a varios aspectos del ministerio público de Elena de White. Me permito destacar algunas de las lecciones aprendidas con la lectura de dicho capítulo:
1. La excesiva brevedad no es positiva cuando se busca un reavivamiento. Es verdad que la Sra. White abogó por sermones “cortos” y por la conveniencia de dividir algunos sermones en dos pero, en ocasiones especiales, se debe tomar tiempo para una genuina renovación espiritual. El diario de la autora registra que habló durante “una hora” en Battle Creek en 1868 y 1873. Sobre una reunión en Basilea, escribió la Hna. White: “Nuestras reuniones continuaron desde las dos de la tarde hasta las cinco”.
2. Los llamados específicos desde el altar son muy oportunos tanto para miembros de iglesia como para los invitados que están presentes. Estas son algunas expresiones del capítulo que estamos considerando: “llamé al frente”, “llamamos al frente”, “invité a que se adelantaran”, “pedimos que los que querían ser bautizados lo manifestaran levantándose”, “pedí que pasaran adelante”, “llamamos entonces para que pasaran al frente”, “se invitó a ponerse de pie”, “invité que pasaran adelante”, “al terminar mi discurso, me sentí impresionada por el Espíritu de Dios a extender una invitación a que pasaran al frente”, “insté a que pasaran al frente”, “invitamos a que pasaran al frente”, “se invitó a que pasaran al frente”, etc.
3. Las invitaciones deben ser acompañadas de ferviente oración y atención personal. Dice la autora: “Pasamos unos preciosos momentos en oración”; “para que pudiéramos unir nuestras oraciones con las de ellos”; “los que sentían la necesidad de las oraciones de los siervos de Dios fueron invitados a manifestarlo”; “pidió la cooperación de los hermanos Faulkhead y Salisbury para que pasaran al frente y nos arrodillamos en oración”; “el Señor se nos acercó mucho mientras lo buscamos en oración”.
4. Hay que predicar la Palabra de Dios con la unción del Espíritu. Esto consigna el diario de Elena de White: “Hablé en la tarde acerca de segunda de Pedro. Hablé con libertad”. “Hablé en la tarde de Juan 17:3. El Señor me dio abundantemente de su Espíritu Santo”. “... me sentí impresionada a hablar del primer capítulo de segunda de Pedro... Con la ayuda del Espíritu Santo, pude hablar con claridad y poder”. “Tuve gran fluidez para hablar de Apocalipsis 2:1 al 5”.
5. Debe darse la oportunidad para que los asistentes a las reuniones den testimonios breves y confiesen sus pecados. Veamos los registros: “Pasamos preciosos momentos en oración y todos se sintieron quebrantados, llorando y confesando sus pecados”. “Después de la oración, se dieron 115 testimonios”. “Se hicieron algunas buenas confesiones y se presentaron fervientes testimonios”. “Uno tras otro, se dieron rápidamente muchos testimonios que expresaban profundos sentimientos...”
6. No necesitamos evitar todo tipo de emoción. La autora cuenta que, en una reunión en el colegio de Battle Creek, el profesor Prescott se levantó para hablar, pero no pudo hacerlo durante cinco minutos, “sino que estuvo en pie llorando ante los hermanos. Entonces dijo unas pocas palabras”. Acerca de una iglesia de San Francisco, dice: “Muchos no pudieron adelantarse porque el local estaba muy atestado; sin embargo, los rostros animados y los ojos llenos de lágrimas testificaban de la determinación”.
7. Los domingos podemos tener reuniones religiosas con invitados. Sobre unas reuniones en San Francisco, dice la Sra. White: “El domingo por la tarde hablé a una gran congregación en la que había muchos que no son de nuestra fe”.
8. Las semanas de oración son muy positivas. Se cuenta de una “semana de oración” en Battle Creek, en la cual la Sra. White habló en el Colegio y en el Sanatorio. En otra ocasión escribió: “El viernes 21 de diciembre fui a San Francisco, donde había de pasar la semana de oración”.
9. Se puede orar de pie en las reuniones adventistas. En la Iglesia de Ashfield, Elena de White invitó a los asistentes “a que se pusieran de pie” y, acto seguido, dice: “los presenté al Señor con ferviente oración”. Durante el Congreso de la Asociación General de 1909, preguntó a los asistentes: “¿Os pondréis de pie aquí y testificaréis...?” Cuando la congregación se levantó, ella oró diciendo “Te agradezco, Señor, Dios de Israel...”
10. Las mujeres pueden predicar desde el púlpito. Cuenta Elena de White que a una señora “F”, criada en una iglesia protestante, “se le había enseñado que era muy impropio que las mujeres hablaran en una reunión, y que estaba más allá de toda noción de decoro el que predicara una mujer. A ella le gustaba escuchar a los pastores Daniells y Corliss, y pensaba que eran oradores muy inteligentes, pero no quería escuchar la predicación de una mujer... Cuando presenté la exhortación e insté a que pasaran al frente los que sentían su necesidad de acercarse más a Dios, esas hermanas pasaron al frente para sorpresa de todos”.
El ministerio de Elena de White es muy inspirador para este tiempo de búsqueda de reavivamiento y reforma.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Enero 2012
Declaraciones trinitarias de Elena de White
¿Qué es lo que verdaderamente escribió?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Así tituló Tim Poirier, secretario asociado del Patrimonio White de la Asociación General, un excelente trabajo que puede aclarar ciertas interpretaciones erróneas de lo que la señora White escribió. Presentamos aquí algunas de sus conclusiones.
Una de las citas más importantes es la de El Deseado de todas las gentes, p. 625. Allí dice la autora que “el pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino” (el subrayado es nuestro). La fuente original de esta declaración es una carta dirigida a “Mis hermanos de Norteamérica” (Carta 8, del 6 de febrero de 1896) donde se lee: “El mal se había estado acumulando durante siglos, y solo podía ser reprimido y resistido mediante el vigoroso poder del Espíritu Santo, la tercera persona de la Divinidad, que vendría no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino”.
La importante compilación titulada El evangelismo (1946) contiene otra referencia significativa: “Hay tres personas vivientes en el trío celestial; en el nombre de estos tres grandes poderes –el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo- son bautizados los que reciben a Cristo mediante la fe, y esos poderes colaborarán con los súbditos obedientes del cielo en sus esfuerzos por vivir la nueva vida en Cristo” (p. 445). El párrafo fue tomado de Special Testimonies (Testimonios especiales), Series B, N° 7 (1907) publicada por la misma autora y que originalmente formaba parte del Manuscrito 21, de 1906. Todavía puede leerse esta afirmación en el diario personal de Elena de White escrito con su propia letra.
Otra expresión categórica de la autora se lee en el Comentario bíblico adventista del séptimo día, tomo 6, p. 1074 (tomada del Manuscrito 57, de 1900): “La obra es trazada frente a cada alma que ha confesado su fe en Jesucristo mediante el bautismo, y se ha convertido en un receptáculo de la promesa que procede de las tres personas de la divinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”.
Para Elena de White el Espíritu Santo es una persona divina, distinta de la de Cristo: “El Espíritu Santo es una persona, porque testifica en nuestros espíritus que somos hijos de Dios” (El evangelismo, p. 447). En el Manuscrito 93 de 1893, se aclara más: “El Espíritu Santo es el Consolador, en nombre de Cristo. Personifica a Cristo, pero es una persona distinta” (Véase: Manuscript Releases, tomo 20, ps. 323-325). Algo similar aparece en el Manuscrito 27a, de 1900: “El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, poderes infinitos y omniscientes, reciben a aquellos que verdaderamente entran en la relación de pacto con Dios” (Comentario bíblico adventista, tomo 6, p. 1075). La distinción de personas es clara: “Tres agentes distintos, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, trabajan juntos por los seres humanos” (Manuscrito 27a, 1900, p. 7).
Una expresión a la que a menudo se ha recurrido es la siguiente: “Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente; por lo tanto, les convenía que los dejara y fuese a su Padre, y enviase el Espíritu como su sucesor en la tierra. El Espíritu Santo es él mismo, pero despojado de la personalidad de la humanidad e independiente de ella. Se representaría como presente en todos los lugares por su Espíritu Santo, como el Omnipotente” (Carta 119 a Edson White y su esposa, del 18 de febrero de 1895, publicado en Manuscript Releases, tomo 14, p. 93). Cuando éste párrafo formó parte de El Deseado de todas las gentes (ps. 622-623) su sentido se hizo más claro todavía: “El Espíritu Santo es el representante de Cristo, pero despojado de la personalidad humana e independientemente de ella. Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente. Por tanto, convenía a sus discípulos que fuese al Padre y enviase el Espíritu como su sucesor en la tierra. Nadie podría entonces tener ventaja por su situación o su contacto personal con Cristo. Por el Espíritu, el Salvador sería accesible a todos. En este sentido, estaría más cerca de ellos que si no hubiere ascendido a lo alto”.
La simple lectura de lo que Elena de White realmente escribió puede darnos un concepto claro acerca del su pensamiento trinitario. Además cada una de las fuentes citadas en este artículo está disponible para cualquier persona que desee consultarlas en el Centro de Investigación White.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Marzo 2012
Mensajes para los jóvenes y el conocimiento
de la dirección divina
¿Cómo podemos conocer la voluntad de Dios?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
El libro Mensajes para los jóvenes es una antigua compilación de escritos de Elena G. de White cuya versión española tiene 463 páginas. Este tipo de compilaciones estaban previstas en el testamento que la Sra. White firmó en 1912 (tres años antes de su muerte). En ese documento la autora encargó la custodia de sus escritos a una comisión de cinco personas de su elección. Estos fideicomisarios originales fueron: A. G. Daniells (1858-1935), presidente de la Asociación General; F. M. Wilcox (1865-1951), editor de la casa publicadora Review and Herald; C. H. Jones (1850-1936), gerente de la editora Pacific Press; C. C. Crisler (1877-1936), secretario de Elena G. de White, y W. C. White (1854-1937), hijo de Elena G. de White. La quinta compilación realizada o supervisada por los fideicomisarios (desde la primera en 1923) se titula precisamente Mensajes para los jóvenes [Messages to Young People]. En realidad la tarea de recopilación estuvo a cargo del Departamento de los Jóvenes Misioneros Voluntarios (JMV) de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día y los resultados se publicaron en 1930 por la Southern Publishing Association, bajo la supervisión de los Fideicomisarios de la Corporación Editorial de Elena G. de White.
La Sra. White había dejado extensos textos dedicados a los jóvenes adventistas, en sus cartas, artículos y libros. En 1892 y 1893 los había invitado a organizarse y a formar grupos y sociedades, invitación que estimuló el surgimiento de la Sociedad de Jóvenes Misioneros Voluntarios. La autora colaboró con frecuencia por medio de sus escritos con la revista que en aquel tiempo se publicaba para los jóvenes, llamada Youth´s Instructor. De modo que el libro Mensajes para los jóvenes ha puesto al alcance de los lectores algunos de estos materiales de inspiración y orientación, los que han sido una bendición para la juventud por más de 80 años.
Una página notable de Mensajes para los jóvenes aborda la pregunta permanente acerca del conocimiento de la voluntad de Dios, la que transcribimos aquí para beneficio de los lectores.
“Para guiarnos hay tres maneras en que el Señor nos revela su voluntad… Dios nos revela su voluntad en su Palabra, las Santas Escrituras. Su voz se revela también en sus obras providenciales; y la reconoceremos si no separamos nuestras almas de él andando en nuestros propios caminos, procediendo de acuerdo con nuestra propia voluntad y siguiendo los impulsos de un corazón no santificado, hasta que los sentidos se hayan confundido de tal manera que no disciernan las cosas eternas, y la voz de Satanás llegue a estar tan disfrazada que sea aceptada como la voz de Dios.
Otra manera de oír la voz de Dios es mediante las súplicas de su Espíritu Santo, el cual hace en nuestro corazón impresiones que se manifestarán en el carácter.
Si tenéis duda en cuanto a cualquier asunto, debéis consultar en primer lugar las Escrituras. Si habéis empezado realmente la vida de la fe, os habéis entregado al Señor para ser totalmente suyos y él os ha tomado para amoldamos y formaros de acuerdo con su propósito, a fin de que seáis vasos para honra. Deberíais tener el ferviente deseo de ser dóciles en sus manos, y de seguir dondequiera que os conduzca. Confiad entonces en él para que realice sus propósitos, y al mismo tiempo cooperad con él obrando vuestra propia salvación con temor y temblor (Testimonies, tomo 5, p. 512)”. Mensajes para los jóvenes, p. 154.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Junio 2012
El sello de Dios
¿Cuál es el sello de Dios, el sábado o el Espíritu Santo?
Responde el Dr. Mauricio S. Bruno, Lic. en Teología, Médico Psiquiatra Jubilado y miembro del Ministerio de Apoyo del Centro de Investigación White.
Una respuesta rápida y concisa sería: ambos; tanto como son equivalentes el sello del Espíritu Santo, el del Padre y el del Hijo.
En la Biblia se denomina sello, tanto al instrumento (Jer 22:24; Hag 2:23: “anillo de sellar”; 1 R 21:8; Est 8; 16; Jer 22:24; 32:10; Dn 6:17), como a la marca o impronta que dejaban (Éx 28:1, 21, 36; 39:6,30; Job 38:14). Los había en forma de cilindros, bien demostrados por la arqueología en Medio Oriente y eran portados por la gente junto al báculo y el cordón (1 S 38:18; 25). Indicaban autoridad (Est 8:2; 9:8-14, 31-32; Dn 6:17), autenticidad, genuinidad, legitimidad, calidad (Ez 9:4; Is 8:16; Jer 32:44; 1 Co 9:2; Ef 1:13; 4:30; Ap 5:1; 7:2; 14:1), inviolabilidad, invariabilidad (Cant 4:12; Dn 12:4, 9; Ap 5:1; 10:4; 20:3; Is 29:11; Mt 27:64-68), garantía, arras para la salvación (Dn 9:241:22; 2 Ti 2:19), ratificación, aprobación, confirmación (1 R 8:33-34; Jer 32:11,14; Neh 10:1; Col 4:18), pertenencia, propiedad, señalamiento, diferenciación, identificación (Job 9:7; Is 8:16; Ez 9:2-4; 4:3; Ef 1:13; 4:30; 2 Ti 2:19; Ap 7:2-3; 14:1), señal de algo acabado, íntegro y perfecto (Ez 20:12).
En la Escritura, el sello puede tener varios sinónimos: Señal (Ro 4:11), marca (Gn 34:14-17; Ex 12:48) y sumisión a la ley de Dios (Gn 17:1-14; Ga 6:17; Ap 13:17; 14:9; 18:16)], grabadura (Ex 28:11); bandera o pendón (Is 5:26; 11:12; 62:10; Nm 1:52; Sal 60:4; Cant 2:4; Jer 4:6). Incluso se denomina señal a los milagros de Dios a favor de Israel (Ex 31: 12-18); o los de Jesús (Ju 2:11; 6:26).
Los sellos son diversos aunque el sellador es el mismo: Dios. Existe el Sello del Espíritu Santo (Ef 1:13; 4:30); y también el Sello de Dios o de Cristo (Ap 7:2; 9:4; Ro 4:11; Col 2:11; Ro 2:29; 2 Ti 2:19; Ap 11:18; 17:5). El sábado es sello o señal (Ex 31:16-17; Ez 20:20) de Dios para su pueblo (Ex 31:16-17; Sal 96:5; Jer 10:10-12; Is 40:12; Hch 17:23-25; Ex 16:23-30). Is 8:16 afirma que la ley de Dios está sellada. El sello de la ley es el cuarto mandamiento o el sábado, porque tiene las tres características de un sello: el nombre, el territorio y el título. El sábado es un monumento de la creación (Ex 20:8-12) y de la liberación o redención (Dt 5:15; Is 43:11-12; Hch 4:12), redención de la que participan el Hijo y el Espíritu Santo (Ju 10:30; 16:8; Sal 34: 18; Hch 3:19; 2:38-40; Ju 3:3, 5; 1 S 10:65, 10; Ez 11:19-20; Hch 26:20; Ro 14:17; Gal 5:22-23; Mt 7:18-20). Por esto Pablo ruega que no apaguemos el Espíritu, pues con él estamos sellados para la salvación (Ef 4:30).
El sello del Espíritu Santo, del Padre o del Hijo, o de los tres al unísono, está en la base de todo sello espiritual, cualquiera sea su forma. Son inseparables y deben siempre ir juntos. Se lo ve en el bautismo de Jesús cuando es sellado o señalado como el Mesías (Mt 3:13-17; Ju 1:32-34) y en la fórmula bautismal (Mt 28:19); también en las salutaciones de Pablo (Ro 1:1-7; 2 Co 1:1-2). Si alguien tienes el sello sabático de la santificación del Señor, es porque el Espíritu Santo grabó o escribió ese mandamiento en su corazón y lo capacitó para obedecerlo apropiadamente (Ex 31:16-17; Ez 20:12, 20; Jer 31:33).
Existen dos sellamientos o marcaciones, uno para los justos y otro para los impíos. El de los justos se hace con el Espíritu Santo y se expresa en una vida santificada y en la observancia del sábado. El de los impíos se produce con “la marca de la Bestia” (Ap 13:11-16). Apocalipsis 7 anuncia que habrá un sellamiento escatológico. Sin dudas será el sellamiento simultáneo del Espíritu y del sábado. Se nos dice que Jesús estaba sellado o señalado (Ju 6:27), y en los Evangelios aparece haciendo milagros, guardando el santo sábado, bautizado con el Espíritu (Lc 3:21-22), y haciendo su ministerio “lleno del Espíritu y de poder” (Lc 4:1, 14), defendiendo y respetando el sábado (Mr 2:27-28; Lc 4:16).
Elena G. de White armoniza plenamente con estos conceptos; los corrobora y enfatiza. Es imposible pensar que el sello del sábado y el del Espíritu no estén vinculados. Respecto a los nombres y funciones del sello ella afirma: “El sello del Dios Viviente únicamente será colocado con los que manifiestan semejanza con el carácter de Cristo” (Conducción del niño, p. 169). ”Los impíos contemplaban con reverente temor el sello que el cielo había puesto sobre su rostro -de Enoc-” (Obreros evangélicos, p. 53). ”Así como la cera toma la impresión del sello, así el alma recibe la impresión del Espíritu de Dios y retiene la imagen de Cristo. El sello de Dios se halla en el cuarto mandamiento” (Dios nos cuida, p. 93). El sello en la frente “no es un sello o marca que puede verse sino es afirmación en la verdad…” (Dios nos cuida, p. 93). “Por el Espíritu Santo está allí para poner el sello a su propio Hijo” (El deseado de todas las gentes, p. 614). “Pondrá sobre vuestros corazones el sello de la imagen divina” (En los lugares celestiales, p. 37). “Los que reciban el sello del Dios vivo y sean protegidos en el tiempo de angustia deben reflejar plenamente la imagen de Jesús” (Primeros escritos, p. 71). “Cuando se promulgue el decreto -de la ley dominical bajo pena de muerte- y se estampe el sello de Dios, su carácter -de los fieles- permanecerá puro y sin mancha por la eternidad” (Joyas de los testimonios, 2:72).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Julio 2012
Ilustraciones oportunas de la naturaleza
¿Qué ilustraciones usaba Elena de White en sus sermones y en sus escritos?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Entre las muchas y diversas ilustraciones que usaba la Sra. White en sus escritos, se destacan algunas tomadas de la naturaleza. Se caracterizan estas por su belleza, sencillez y brevedad. Veamos a continuación cinco de ellas.
1.- El águila y la tempestad. Se trata en este caso de una lección de fe y valor ante la adversidad. “En sus esfuerzos por alcanzar el nido, el águila es abatida con frecuencia por las tempestades en los estrechos desfiladeros de las montañas. Las nubes, en masas negras y encolerizadas, se deslizan entre ella y las asoleadas alturas en que ha fijado su nido. Por un instante parece perpleja y zigzaguea aquí y allá, batiendo sus alas poderosas como para dispersar las densas nubes. Despierta los ecos de la montaña con sus gritos salvajes en sus vanos esfuerzos para encontrar un camino para salir de su prisión.
“Por último se lanza hacia arriba, en medio de la oscuridad, y emite un agudo chillido de triunfo, y un momento después surge en las alturas a la serena luz del sol. La oscuridad y la tempestad quedaron por debajo de ella, y la luz del cielo brilla a su alrededor. Alcanza su hogar amado en la altísima roca, y queda satisfecha. Pasando por en medio de la oscuridad, alcanzó la luz. Le costó esfuerzo lograrlo, pero su recompensa consiste en alcanzar el objeto que anhelaba” (Youth's Instructor, 12 de mayo, 1898; publicado en Hijos e hijas de Dios, p. 325; Mensajes para los jóvenes, ps. 100-101).
2.- El halcón y la paloma. Aquí se refuerza un mensaje de decisión y lucha frente al mal y a las tentaciones. “¿Habéis observado alguna vez un halcón que persigue a una tímida paloma? El instinto ha enseñado a la paloma que, para que el halcón agarre su presa, debe volar por encima de su víctima. Por eso se eleva cada vez más en la bóveda celeste, perseguida siempre por el halcón, que quiere sacarle ventaja. Pero en vano. La paloma está segura mientras no permite que nada la detenga en su vuelo, o la haga ir hacia la tierra; pero si vacila una vez y vuela más bajo, su vigilante enemigo se arrojará sobre ella y la agarrará. Repetidas veces hemos observado esta escena con interés palpitante, simpatizando con la palomita. ¡Qué tristeza habríamos sentido al verla caer víctima del cruel halcón!” (Youth's Instructor, 12 mayo, 1898; publicado en Mensajes para los jóvenes, ps. 101-102).
3.- El agua estancada. El ejemplo del agua que corre desaliento cualquier tendencia al quietismo. “El agua estancada no tarda en corromperse; pero un arroyo que fluye, imparte salud y alegría por la tierra. La primera es símbolo de los ociosos; el segundo, de los laboriosos” (Consejos para los maestros, p. 263).
4.- Una piedrecita en el lago. De esta manera simple la Sra. White ilustra el enorme alcance de la influencia personal. “Arrojad una piedrecita al lago, y se formará una onda y otra y otra, y a medida que crecen éstas, el círculo se agranda hasta que llega a la costa misma. Lo mismo ocurre con nuestra influencia. Más allá del alcance de nuestro conocimiento o dominio, obra en otros como una bendición o una maldición” (Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 275).
5.- El nenúfar. Estas flores hermosas que crecen en los pantanos son un ejemplo para los cristianos. “El nenúfar del lago hunde sus raíces bien abajo de la superficie de la basura y el cieno, y por su tallo poroso absorbe los elementos que han de contribuir a su desarrollo y a que saque a la luz su flor inmaculada para que repose pura sobre el seno del lago. Rechaza todo lo que empañaría y echaría a perder su inmaculada belleza.
“Del nenúfar podemos aprender una lección: aunque estemos rodeados de influencias que tiendan a corromper la moral y arruinar el alma, podemos negarnos a ser corrompidos, y colocarnos donde las malas compañías no puedan dañar nuestro corazón... Procuren los jóvenes relacionarse con los que temen y aman a Dios, pues estos caracteres firmes y nobles son los representados por el nenúfar que abre su flor pura en el seno del lago. Rehúsan dejarse modelar por las influencias que serían desmoralizadoras y sólo recogen para sí aquello que les ayudará a desarrollar un carácter puro y noble. Tratan de conformarse al modelo divino” (Youth's Instructor, 5 de enero, 1893; publicado en Mensajes para los jóvenes, ps. 421-422).
Maestros y predicadores pueden tomar este ejemplo al emplear recursos ilustrativos del vasto mundo natural para enseñar las preciosas lecciones del cristianismo práctico.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Agosto 2012
Lectores y no lectores
¿Realmente la lectura de los escritos de Elena G. de White marca una diferencia en la vida cristiana?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Hasta donde sepamos no se ha realizado en Sudamérica un estudio serio que compare a las personas que leen regularmente los escritos de Elena G. de White con aquellas que no lo hacen. La División Norteamericana patrocinó un estudio de este tipo en 1980, referido inicialmente al crecimiento de la iglesia. La investigación fue realizada por el Instituto de Ministerio de Iglesia de la Universidad Andrews, Michigan, Estados Unidos. Se estudió en esa oportunidad a 8.200 adventistas de 193 iglesias diferentes. Los datos que mostraban el efecto de la lectura regular de Elena de White fueron analizados a partir de 1982, con porcentajes de interés para la comprensión del tema.
La encuesta había dividido a las personas en dos grupos, dependiendo del grado de estudio regular de los libros de la Sra. White: los “no lectores” fueron los que habían respondido con “nunca” o “algunas veces” y los “lectores” fueron los que contestaron "con frecuencia" o "siempre".
La encuesta fue realizada en todas las iglesias durante el culto del sábado de mañana; por lo tanto queda claro que se trata de personas integradas a la iglesia y que asisten con regularidad. Los inactivos no se tuvieron en cuenta en el estudio (Roger L. Dudley y Des Cummings, Jr., "Who reads Ellen White?" Ministry, October, 1982, p. 10).
Los indicadores del impacto de la lectura del legado literario de Elena G. de White son llamativos. Los valores señalados a continuación son sólo una muestra de esos resultados.
1.- Se interesan en los perdidos: lectores (90%), no lectores (76%).
2.- Poseen una sólida relación con Jesucristo: lectores (85%), no lectores (59%).
3.- Tienen la seguridad de estar bien con Dios: lectores (82%), no lectores (59%).
4.- Se dedican diariamente al estudio personal de la Biblia: lectores (82%), no lectores (47%).
5.- Oran diariamente por la conversión de gente específica: lectores (81%), no lectores (51%).
6.- Testifican durante las actividades diarias: lectores (76%), no lectores (48%).
7.- Apoyan financieramente en forma regular la ganancia de almas: lectores (76%), no lectores (46%).
8.- Han testificado durante el último año: lectores (73%), no lectores (49%).
9.- Apoyan efectuar gastos más elevados de evangelismo público: lectores (72%), no lectores (62%).
10.- Tienen un culto familiar diario: lectores (70%), no lectores (42%).
11.- Tienen un cargo en la iglesia o en algún otro puesto de servicio: lectores (76%), no lectores (53%).
12.- Poseen la certeza de los dones espirituales: lectores (75%), no lectores (49%).
13.- Se sienten bien preparados para testificar: lectores (49%), no lectores (24%).
14.- Se involucran en los proyectos de ayuda a la comunidad: lectores (48%), no lectores (33%).
15.- Han ganado a alguien para Cristo en los últimos tres años: lectores (46%), no lectores (33%).
16.- Han tenido estudios bíblicos con los no adventistas durante el último año: lectores ( 45%), no lectores (26%).
17.- Se reúnen regularmente con grupos pequeños de estudio: lectores (40%), no lectores ( 20%).
18.- Se proponen un objetivo de ganancia de almas para este año: lectores (39%), no lectores ( 24%).
19.- Han asistido a un programa de entrenamiento de testificación en el último año: lectores (32%), no lectores (18%).
La investigación ha mostrado que los que leyeron regularmente a Elena G. de White tuvieron porcentajes más altos que aquellos que no lo hicieron. Los primeros mostraron ser más estudiosos de la Biblia, tener una relación más sólida con Dios, un mayor compromiso con el prójimo y una mayor identificación con la misión de la iglesia.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Septiembre 2012
Las fotografías, ¿una especie de idolatría?
¿Es verdad que Elena G. de White estaba en contra de las fotografías?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La Sra. no compartía el concepto de que los retratos fueran una transgresión del segundo mandamiento; más bien pensaba que quienes enseñaban eso eran personas de “ideas unilaterales” que llevaban las cosas “a grados extremos” (Historical Sketches of the Foreing Missions of the Seventhday Adventists, ps. 211, 212; publicado en Mensajes selectos, t. 2, ps. 368-369). Dice: “El segundo mandamiento prohíbe el culto de las imágenes; pero Dios mismo utilizó imágenes y símbolos para ilustrar las lecciones dadas a los profetas con el fin de que éstos las transmitieran al pueblo…” (Ibíd.). La misma Sra. White permitió que le tomaran fotografías y tenía fotografías de su familia.
Sin embargo sabía que se trataba de un tema delicado sobre el cual compartió algunas preocupaciones. Le inquietaba el gasto excesivo que representaban en ese tiempo las fotografías. Dice: “Es cierto que se gasta demasiado dinero en cuadros; y no son pocos los recursos que deberían darse a la tesorería de Dios y que en cambio se pagan al artista. Pero el daño que la conducta de estos extremistas causará a la iglesia es mucho mayor del que pretenden corregir. A veces resulta difícil establecer dónde debe trazarse la línea, en qué momento la confección de cuadros se convierte en un pecado.” (Ibíd.).
Es la extravagancia en la exhibición de fotografías lo que puede convertirse en una forma de idolatría. Escribió Elena de White: “Muchos gastan sumas considerables en fotografías para dar a sus amigos. La afición por las fotografías se convierte en una ocupación extravagante y estimula una especie de idolatría. Cuánto más agradable para Dios sería si todos estos recursos se invirtiesen en publicaciones que servirían para dirigir a las almas a Cristo y las preciosas verdades para este tiempo” (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 309). También aconseja evitar la excentricidad en la construcción de casas, en la compra de muebles lujosos, de vestidos mundanos y en el consumo exagerado de alimentos. Su consejo llega a ser definido: “Que nadie continúe gastando recursos en multiplicar fotografías para enviar a los amigos” (Ibíd., p. 312).
Otra inquietud tenía que ver con esa actitud de centrar las cosas en la propia persona. “Cuando visito los hogares de nuestros hermanos y nuestras escuelas, veo que todos los espacios disponibles de las mesas, rincones y repisas de chimeneas, están llenos de fotografías. A derecha e izquierda se ven retratos de caras humanas, Dios desea que cambie este orden de cosas. Si Cristo estuviera en la tierra diría: ‘Quitad de aquí esto’. Se me ha indicado que estos retratos son otros tantos ídolos que ocupan el tiempo y el pensamiento que deberían ser santamente dedicados a Dios” (Mensajes para los jóvenes, p. 314). La autora insiste en que ese amor por las fotografías tiene vicios de egocentrismo. “Los jóvenes tienen el corazón lleno de amor a sí mismos. Esto se manifiesta en su deseo de ver sus rostros daguerrotipados [reproducidos] por el artista; y no se conforman con ser representados una vez, sino que posan repetidas veces para que se les saque un retrato, con la esperanza de que éste sea cada vez mejor que los anteriores y la figura aparezca en realidad más hermosa que el original. De este modo malgastan el dinero de su Señor, y ¿qué ganan?” (Testimonies, t. 1, p. 500; publicado en Mensajes para los jóvenes, p. 317). La hermana White ve que las familias pueden equivocarse en esto. “Muchas familias tienen sus estantes, anaqueles y mesas llenos de ornamentos y retratos. Álbumes llenos de fotografías de la familia y de sus amigos se colocan en lugares donde puedan atraer la atención de los visitantes. De este modo los pensamientos que deberían dirigirse hacia Dios y los intereses celestiales, son atraídos hacia cosas comunes. ¿No es esto una especie de idolatría?” (Mensajes selectos, t. 2, p. 366).
Lo básico, sin embargo, parecía estar en los costos de las fotografías. “Estas fotografías cuestan dinero. ¿Es consecuente con nuestro modo de pensar, conociendo la obra que hay que hacer en este tiempo, que gastemos el dinero de Dios en sacar fotografías de nuestro rostro y del rostro de nuestros amigos? … Este sacar e intercambiar fotografías es una especie de idolatría. Satanás está haciendo todo lo que puede por eclipsar el cielo a nuestra vista. No le ayudemos haciendo ídolos de los retratos. Necesitamos alcanzar una norma más elevada que la que sugieren estos rostros humanos” (Mensajes para los jóvenes, p. 314).
La Sra. White invita a la reflexión: “¿Qué opinión tiene el Maestro de los que egoístamente invierten su dinero en fotografías? … Nuestra complacencia en sacar fotografías ha sido una satisfacción egoísta de nuestra parte, que testifica silenciosamente en contra de nosotros”...
Después de ir de casa en casa y ver tantas fotografías, recibí la instrucción de amonestar a nuestro pueblo contra este mal” (Ibíd., p. 316). En ocasiones su instrucción llega a ser imperativa. “Limpiad vuestros hogares de los ídolos fotográficos que han consumido el dinero que debería haber fluido a la tesorería del Señor” (Mensajes selectos, t. 1, p. 108).
Aunque los costos de las fotografías sean hoy sensiblemente menores, vale la pena pensar en esa tendencia humana a la exhibición y a la difusión exagerada de la propia imagen.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Noviembre 2012
De la ciudad al campo
¿Qué consejos dio Elena G. de White respecto del traslado de familias e instituciones de la ciudad al campo?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
La ACES ha puesto al alcance de los lectores hispanos un antiguo librito de 128 páginas de Arthur Lacey White y Edward A. Sutherland, De la ciudad a la vida rural: una guía para quienes están haciendo el cambio (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2010). La obra incluye en sus apéndices el folleto De la ciudad al campo, de Elena G. de White y el “Documento sobre la vida rural” aprobado por el Concilio Anual de la Asociación General en 1978. ¿Quiénes son los autores? E. A. Sutherland fue educador y médico, dirigió el Colegio de Battle Creek y fundó el Colegio Madison, en Nashville, Tennessee. Arthur L. White, fue hijo de William C. White y nieto de Elena G. de White, quien trabajó por años en el Patrimonio White. Quienes tengan inquietudes respecto del cambio de la ciudad al campo debieran tener en cuenta este trabajo oportuno y equilibrado.
1.- ¿Por qué mudarse al campo? Se dan varias razones, entre las cuales podrían mencionarse las siguientes: (a) Puede ser un mejor ambiente para la familia. (b) Ofrece oportunidades misioneras. (c) Permite alejarse de los elementos nocivos de las ciudades.
2.- ¿Cómo elegir el lugar? Deberían tenerse en cuenta varios factores: (a) El acceso al trabajo, (b) su adaptación a las necesidades de la familia, (c) la cercanía de la escuela y de la iglesia, (d) la posibilidad de adquirir la propiedad, (e) la disponibilidad de tierra para huerta, cultivo y cría de aves.
3.- ¿Qué orientaciones son necesarias? (a) No debiera haber presunción, precipitación ni negligencia en la toma de decisiones. (b) El ingreso para el sostenimiento de la familia debiera estar asegurado. (c) Las familias harán bien en pedir consejos a la iglesia y sus dirigentes; pero la responsabilidad de la decisión es suya. (d) Quienes piensan trasladarse necesitan informarse cabalmente y actuar con mucha oración y dependencia de Dios. (e) Una zona rural adecuada no implica aislamiento ni una gran distancia. Puede ser un lugar cercano, con fácil acceso a las zonas urbanas. (f) En ningún caso se debiera actuar bajo compulsión. (g) No hacer compromisos respecto de emprendimientos que se desconocen. (h) Algunos vivirán en el campo sin vivir del campo, sino que continuarán trabajando en la ciudad.
4.- ¿Cuáles son los consejos de Elena G. de White? La autora hace un llamado a dejar las ciudades, preocupada por asuntos como: el enfoque artificial de la vida, la búsqueda desenfrenada del dinero, los placeres, la ostentación, los peligros para la salud y la seguridad. Ve la potencial concentración de catástrofes naturales, la corrupción moral y los conflictos laborales. Piensa en el bien de los hijos y en el cultivo de la espiritualidad. Cree que hay beneficios integrales en la vida rural y en el contacto con la naturaleza.
5.- ¿Cuáles son algunas de las pautas para la iglesia? (a) Los adventistas no deberían formar concentraciones o colonias, ni en la ciudad ni en el campo. Debieran preferir las iglesias menores donde existen mayores oportunidades de participación y servicio. (b) Es posible evangelizar las ciudades viviendo en lugares cercanos de fácil acceso. (c) Es mejor que las instituciones estén fuera de las ciudades: editoriales, instituciones de salud y educativas, y oficinas administrativas. Pero los restaurantes y los templos adventistas deben permanecer en las ciudades.
6.- ¿Qué consejos y advertencias se reiteran? Dice la Sra. White: “Los que por fin han decidido salir, que no lo hagan en forma apresurada como respuesta a un movimiento de agitación, en forma imprudente, o de un modo tal que después tengan que arrepentirse profundamente de haber salido…
“No deben realizarse movimientos imprudentes… No hagan nada sin buscar la sabiduría de Dios, quien ha prometido darla liberalmente a todos lo que se la pidan, sin reconvenir a nadie. Todo lo que se puede hacer es aconsejar e informar y luego dejar, a quienes están convencidos acerca de cuál es su deber, que se muevan bajo la dirección divina y de todo corazón dispuestos a aprender de Dios y a obedecerle” (Mensajes selectos, tomo 2, p. 414). “Que todos tomen el tiempo necesario para realizar cuidadosas consideraciones… Puede haber personas que se apresuran a hacer una cosa, y que se comprometen en negocios acerca de los cuales no saben nada. Dios no requiere que se haga esto. Piensen con sinceridad y oración, y estudien la Biblia cuidadosamente y con oración, teniendo la mente y el corazón despiertos para oír la voz de Dios… Comprender la voluntad de Dios constituye una gran cosa” (Ibíd., 415).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Diciembre 2012
Acerca de los 144.000
¿Se ha pronunciado Elena G. de White acerca de la identidad de los 144.000? ¿Qué ha escrito sobre ellos?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Existe un documento en el Patrimonio White titulado “Consejos tocantes al asunto de los 144.000”, que presentamos parcialmente aquí para beneficio de los lectores de la Revista adventista.
Lo primero que Elena de White dice es que se trata de una cuestión no esencial, sobre la cual no vale la pena polemizar. “No es su voluntad que entren en controversias por cuestiones que no los ayudarán espiritualmente, tales como: ¿Quiénes han de componer los 144.000?” (Mensajes selectos, tomo 1, p. 205). Seguidamente, invita a esforzarse por estar entre ellos. “Esforcémonos con todo el poder que Dios nos ha dado para estar entre los 144.000. Y hagamos lo que podemos para ayudar a otros a alcanzar el cielo” (Review and Herald, 9 de marzo de 1905).
Se le prometió a la Sra. White que ella podría visitar otros mundos con los 144,000. “El ángel me dijo entonces: ‘Debes volver, y si eres fiel, tendrás, con los 144,000, el privilegio de visitar todos los mundos y ver la obra de las manos de Dios’” (Primeros escritos, p. 41). Algo similar expresó acerca de una Sra. Hastings que acababa de morir: “Vi que ella estaba sellada, que se levantaría y se pondría en pie sobre la tierra, y estaría con los ciento cuarenta y cuatro mil” (Carta 10, 1850. Publicada en Mensajes Selectos, tomo 2, p. 301).
El pastor E. C. Andross, presidente de la Unión del Pacífico, escribió a la Sra. White en 1914 para preguntarle si los 144.00 sería todos de los Estados Unidos. Le contestó el principal secretario de la Sra. White, C. C. Crisler con estas palabras: “La Sra. White me instruye para que le informe que ella no tiene luz adicional... Ella sugiere construir sólo sobre las Sagradas Escrituras, el único fundamento legítimo, más bien que sobre una suposición personal”. El pastor D. E. Robinson estaba presente cuando se leyó la carta y escuchó cuando ella dijo: “yo no tengo luz sobre este tema”. Agregó además: “Por favor dígales a mis hermanos que no me ha sido presentado nada respecto a la pregunta específica de su carta; yo solo puedo ofrecerles lo que me ha sido presentado. Hay quienes se esfuerzan en tratar las incertidumbres como certezas; y cuando ellos toman esta posición, se colocan donde el enemigo puede usarlos”.
Terminaba C. C. Crisler su carta diciendo: “Yo no tengo nada que añadir a lo que escribí en la tarde. Si, hay un comentario que la Hna. White hizo cuando yo le leía a ella esta carta. Ella expresó placer por el hecho de que yo había incluido en mi carta a Ud. las siguientes palabras: ‘Respecto al significado exacto de los 144.000, la Hna. White repetidamente nos ha instruido que en este tema el silencio es elocuencia’.
“Ella también comentó favorablemente al escuchar las palabras con las cuales yo terminé: ‘Hasta donde yo sé, nadie conoce la verdad completa de este tema ni la conoceremos hasta que estemos en el otro lado del Jordán’”.
Las palabras del Comentario bíblico adventista parecen oportunas sobre este tema: “Hay diferencias de opinión en cuanto a quiénes de la última generación de los santos constituirán precisamente los 144.000. La falta de una información más definida, como la que se necesita para llegar a conclusiones dogmáticas sobre ciertos puntos, ha llevado a muchos a destacar, no quiénes son los 144.000 sino qué son, es decir, la clase de carácter que Dios espera que posean y la importancia de prepararse para pertenecer a esa multitud intachable” (Comentario bíblico adventista del séptimo día, tomo 7, p. 799).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Enero 2013
Sexo, matrimonio y divorcio
¿Qué orientaciones dejó Elena G. de White acerca de la vida sexual, el matrimonio y el divorcio?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Recomendamos sobre este tema la lectura de Testimonios acerca de conducta sexual, adulterio y divorcio (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1993). Esta compilación de escritos de Elena G. de White fue pensada inicialmente para el beneficio de pastores y administradores de iglesia que deben atender situaciones relacionadas con la conducta sexual y ciertos problemas matrimoniales. Además, muchas cartas incluidas en este libro fueron dirigidas a ministros y misioneros. Tampoco quería la autora que se la citara como regla para solucionar todo tipo de problemas. Una vez escribió W. C. White que “no fue la intención de la hermana White que procediera de su pluma cosa alguna que pudiera ser utilizada como ley o norma para tratar los asuntos relacionados con el matrimonio, el divorcio, el nuevo casamiento o el adulterio. Ella sentía que los casos en los que el diablo enreda a la gente son tan variados y serios que, si ella escribiera algo que pudiera ser considerado como regla para tomar decisiones, podría ser mal interpretado y mal usado” (Carta a C. P. Bollman, 6 de enero de 1931).
De todas maneras, existen en este libro orientaciones generales para el pueblo de Dios sobre estos delicados asuntos. Veamos sólo algunas ideas:
1.- El matrimonio fue creado por Dios y, cuando se siguen los principios divinos, resulta en una fuente de bendición, felicidad y satisfacción.
2.- Algunas decisiones no deben favorecerse, como (a) los matrimonios tempranos, (b) los matrimonios de creyentes con incrédulos, (c) los matrimonios donde existe gran diferencia de edad.
3.- El amor debe ser entendido como un principio, muy diferente del impulso o el apasionamiento.
4.- El matrimonio no debe anular la individualidad o la conciencia personal de los esposos.
5.- Se reitera la enseñanza de Jesús sobre el divorcio. “Una mujer puede estar legalmente divorciada de su esposo por las leyes del país y sin embargo no estar divorciada a la vista de Dios ni según la ley superior. Sólo un pecado, el adulterio, puede hacer al esposo o a la esposa libres del voto matrimonial a la vista de Dios. Aunque las leyes del país concedan el divorcio, los cónyuges siguen siendo marido y mujer de acuerdo con la Biblia y las leyes de Dios” (p. 88). La Sra. White hacer diferencia entre el derecho legal y el derecho moral de volver a casarse. “En el Sermón del Monte Jesús dijo claramente que no podía haber disolución del casamiento, excepto por infidelidad a las promesas solemnes del matrimonio” (p. 88).
6.- No solo se ha de evitar el adulterio, sino también la permisividad, la coquetería, el flirteo y las familiaridades. Al mismo tiempo han de cultivarse la sociabilidad, la bondad y la cortesía para con todos.
7.- El celibato no es recomendable en el matrimonio, ya que esta idea no tiene la aprobación del cielo. “Jesús no impuso el celibato a clase alguna de hombres” (p. 126). Tampoco los excesos son buenos; más bien traen efectos emocionales y físicos negativos.
8.- Los hijos de Dios deben oponerse a ciertas prácticas, tales como: (a) la homosexualidad, (b) la masturbación y (c) todo tipo de abuso.
9.- Ciertos problemas personales deben arreglarse con Dios y con las personas afectadas sin que tomen estado público. Otros transgresores del séptimo mandamiento deberían recibir disciplina de la iglesia.
10.- Estos delicados temas deben tratarse con prudencia, respeto, compasión, simpatía, comprensión y sinceridad. Debe rechazarse el pecado sin dejar de amar a los que yerran. “Si nos equivocamos, permitamos que sea del lado de la misericordia más bien que del lado de la condenación y del proceder duro” (p. 271).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Febrero 2013
Diversiones dudosas
¿Hay en los escritos de la Sra. White ejemplos concretos de diversiones inconvenientes para un cristiano?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Elena G. de White hace una diferencia entre recreación y diversión. Define la diversión como una búsqueda de placer que con frecuencia conduce a un exceso que consume las energías necesarias para el trabajo y para los verdaderos propósitos de la vida (La educación, p. 203). La siguiente es una mención escueta de algunas de estas diversiones que la autora considera dudosas y poco recomendables para un cristiano.
1.- Juegos de naipes. La autora escribió sobre la necesidad que tienen los estudiantes de distracción y ejercicio. Al mismo tiempo les recomendaba prestar atención a la influencia que las diversiones ejercen sobre la salud física, mental y moral. Entonces dijo: “Debería prohibirse el juego de naipes”. Argumenta que ese tipo de diversiones no benefician al cuerpo, la mente y el espíritu. Y por el contrario, esa destreza conduce al deseo de obtener beneficio personal arriesgando sumas cada vez mayores de dinero, hasta que “se despierta la sed por el juego” que puede conducir a la ruina (Testimonies, t. 4, ps. 651-653; Mensajes para los jóvenes, ps. 377-378).
2.- El teatro y el circo. Dice la autora: “Entre los placeres más peligrosos se encuentra el teatro. En vez de ser una escuela de moralidad y virtud como a menudo se dice, es el foco mismo de la inmoralidad. Estos entretenimientos fortalecen y confirman hábitos viciosos y propensiones pecaminosas. Los cantos bajos, las expresiones, las actitudes y los gestos impúdicos, depravan la imaginación y rebajan las costumbres. Todo joven que asista habitualmente a tales exhibiciones se corromperá en sus principios. No hay en nuestro país influencia más poderosa para envenenar la imaginación, para destruir las impresiones religiosas, para embotar el gusto por los placeres tranquilos y las sobrias realidades de la vida, que las diversiones teatrales... La única conducta segura es evitar el teatro, el circo, y cualquier otro lugar dudoso de diversión” (Testimonies, t. 4, ps. 651-653; Mensajes para los jóvenes, p. 378).
3.- El baile, el ajedrez y las damas. La Sra. White no hallaba que ciertas diversiones fueras beneficiosas. “La recreación es necesaria para los que hacen trabajo físico, y mucho más aún para aquellos cuya labor es principalmente mental... Hay diversiones como el baile, los naipes, el ajedrez, las damas, etc., que no podemos aprobar, porque el cielo las condena. Estas diversiones abren la puerta a grandes males. No son de influencia benéfica, sino de influencia excitante, y despiertan en algunas mentes la pasión por los juegos que inducen a jugar por dinero y a la disipación. Todos estos juegos deberían ser condenados por los cristianos y sustituidos por algo perfectamente inofensivo” (Testimonies, t. 1, ps. 514, 515; Mensajes para los jóvenes, p. 390).
4.- El billar. Esta es una muestra de lo poco que escribió al respecto: “El verdadero cristiano no deseará entrar en ningún lugar de diversión ni ocuparse en ningún entretenimiento sobre el cual no pueda pedir la bendición de Dios. No será hallado en el teatro, ni en la sala de billar, ni en salones donde se juega a los bolos. No se unirá a los alegres bailarines, ni tendrá parte en ningún otro placer seductor que haga desvanecer de la mente la figura de Cristo... No podría invocarse la bendición de Dios sobre la hora pasada en el teatro o en la sala de baile… La diversión del baile, como se practica actualmente, es una escuela de depravación, una terrible maldición para la sociedad” (Review and Herald, febrero 28, 1882; Mensajes para los jóvenes, ps. 396-397).
5.- Las carreras de caballos y el boxeo. El consejo de la Sra. White es claro en su mención de ciertas diversiones. “Mientras rehuimos lo falso y artificial y descartamos las carreras de caballos, los juegos de naipes, las loterías, los asaltos de boxeo, las bebidas alcohólicas y el consumo de tabaco, debemos proveer fuentes de placer que sean puras, nobles y elevadoras” (El hogar cristiano, p. 453).
6.- El futbol, el cricket, etc. La Sra. White hace referencia al futbol americano y a otros deportes, a veces violentos. “Algunas de las diversiones más populares, como el fútbol y el box, se han transformado en escuelas de brutalidad” (La educación, p. 210). “Partidos de cricket y fútbol, y carreras de caballos absorben la atención” (La temperancia, p. 125).
Es evidente que Elena de White entendió la necesidad que jóvenes y adultos tienen de sociabilidad y recreación. Sólo que invita a elegir lo mejor para la salud integral, sin abusos ni fanatismo, sólo aquello que no interfiera en la comunión con Dios y en la experiencia de adoración y servicio. Ella no habló del dominó y sólo en un par de ocasiones se refirió a las damas y al ajedrez. Temía a veces que entretenimientos sencillos condujeran a algunos al juego por dinero y a ciertos ambientes perjudiciales. La siguiente declaración muestra algo de su pensamiento. “No condeno el ejercicio sencillo del juego de pelota; pero aun esto, con toda su sencillez, puede ser llevado a la exageración” (El hogar cristiano, p. 453).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Marzo 2013
Las definiciones de Elena G. de White -I
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Los escritos de la Sra. White no tiene el formato de un diccionario teológico, donde los términos son definidos y explicados. Y sin embargo, algunas de sus definiciones son, no solo hermosas, sino enriquecedoras e ilustrativas. Los ejemplos que siguen son algunos de los mejor conocidos:
1.- La fe y la presunción. “La fe significa confiar en Dios, creer que nos ama y sabe mejor qué es lo que no conviene” (La educación, p. 253). “Pero la fe no va en ningún sentido unida a la presunción. Sólo el que tenga verdadera fe se halla seguro contra la presunción. Porque la presunción es la falsificación satánica de la fe. La fe se aferra a las promesas de Dios, y produce la obediencia. La presunción también se aferra a las promesas, pero las usa como Satanás, para disculpar la transgresión” (El Deseado de todas las gentes, p. 101).
2.- La oración. “Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo” (El camino a Cristo, p. 92). “¿Por qué han de ser los hijos e hijas de Dios tan remisos para orar, cuando la oración es la llave en la mano de la fe para abrir el almacén del cielo, en donde están atesorados los recursos infinitos de la Omnipotencia?” (El camino a Cristo, p. 94). “La oración es el aliento del alma. Es el secreto del poder espiritual” (Obreros evangélicos, p. 268).
3.- La justificación. “¿Qué es la justificación por la fe? Es la obra de Dios que abate en el polvo la gloria del hombre, y hace por el hombre lo que él no tiene la capacidad de hacer por sí mismo (Special Testimonies to Ministers and Workers, Nº 9)” (Testimonios para los ministros, p. 464). “El perdón y la justificación son una y la misma cosa” (Fe y obras, p. 107). “La justificación es lo opuesto a la condenación” (Fe y obras, p. 108).
4.- El pecado. “El pecado es un intruso, y no hay razón que pueda explicar su presencia. Es algo misterioso e inexplicable; excusarlo equivaldría a defenderlo. Si se pudiera encontrar alguna excusa en su favor o señalar la causa de su existencia, dejaría de ser pecado. La única definición del pecado es la que da la Palabra de Dios: ‘El pecado es transgresión de la ley’; es la manifestación exterior de un principio en pugna con la gran ley de amor que es el fundamento del gobierno divino” (El conflicto de los siglos, ps. 547-548).
5.- El arrepentimiento y el perdón. “El arrepentimiento comprende tristeza por el pecado y abandono del mismo” (El camino a Cristo, p. 21). “El arrepentimiento es el primer paso que debe dar todo aquel que quiera volver a Dios” (Patriarcas y profetas, p. 640). “El arrepentimiento, tanto como el perdón, es el don de Dios mediante Cristo. Mediante la influencia del Espíritu Santo somos convencidos de pecado y sentimos nuestra necesidad de perdón. Sólo los contritos son perdonados, pero es la gracia de Dios la que hace que se arrepienta el corazón” (Mensajes selectos, tomo 1, ps. 414-415).
6.- La santificación. “La santidad no es arrobamiento: es una entrega completa de la voluntad a Dios; es vivir de toda palabra que sale de la boca de Dios; es hacer la voluntad de nuestro Padre celestial; es confiar en Dios en las pruebas y en la oscuridad tanto como en la luz; es caminar por fe y no por vista; confiar en Dios sin vacilación y descansar en su amor” (Los hechos de los apóstoles, p. 42). “La verdadera santificación significa amor perfecto, obediencia perfecta y conformidad perfecta a la voluntad de Dios. Somos santificados por Dios mediante la obediencia a la verdad” (Los hechos de los apóstoles, p. 451). “La santidad consiste en estar permanentemente de acuerdo con Dios” (Dios nos cuida, 265). “La santidad es integridad para con Dios: es la entrega total del corazón y la vida para que revelen los principios del cielo” (El Deseado de todas las gentes, p. 509).
7.- La iglesia. “La iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la de anunciar el Evangelio al mundo” (Los hechos de los apóstoles, p. 9).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Abril 2013
Las definiciones de Elena G. de White –II
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Hay en los libros y artículos de Elena G. de White ocasionales comentarios o proposiciones que resultan útiles para la comprensión de los temas. Son definiciones variadas donde a veces se contrastan o comparan ideas. Revisar algunas de estas expresiones puede resultar de beneficio intelectual y práctico.
8.- El reavivamiento y la reforma. “Reavivamiento y reforma son dos cosas diferentes. Reavivamiento significa una renovación de la vida espiritual, una vivificación de las facultades de la mente y del corazón, una resurrección de la muerte espiritual. Reforma significa una reorganización, un cambio en las ideas y teorías, hábitos y prácticas (The Review and Herald, 25 de febrero de 1902)” (Mensajes selectos, tomo 1, p. 149).
9.- La temperancia. “La verdadera temperancia nos enseña a abstenernos por completo de todo lo perjudicial, y a usar cuerdamente lo que es saludable” (Patriarcas y profetas, p. 605).
10.- La humildad. “¿Qué es la humildad? Es ese sentimiento de pecaminosidad e indignidad que nos conduce al arrepentimiento” (Alza tus ojos, p. 14). “La humildad es característica de los que poseen sabiduría verdadera, y no importa cuál sea el desarrollo que hayan alcanzado, no confiarán en sí mismos, ni serán jactanciosos” (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, p. 13). “La humildad es la joya interior que Dios aprecia mucho” (Recibiréis poder, p. 56).
11.- La voluntad. “La voluntad es el poder que gobierna en la naturaleza del hombre, colocando a todas las otras facultades bajo su dominio. La voluntad no es el gusto ni la inclinación, sino el poder de decidir, que obra en los hijos de los hombres para obedecer a Dios o para desobedecerle” (Conducción del niño, p. 194). “Debemos recordar que la voluntad es el resorte de todas las acciones” (Mente, carácter y personalidad, tomo 2, p. 712).
12.- La educación. “La verdadera educación significa más que la prosecución de un determinado curso de estudio. Significa más que una preparación para la vida actual. Abarca todo el ser, y todo el período de la existencia accesible al hombre. Es el desarrollo armonioso de las facultades físicas, mentales y espirituales. Prepara al estudiante para el gozo de servir en este mundo, y para un gozo superior proporcionado por un servicio más amplio en el mundo venidero” (La educación, p. 13).
13.- El amor y la pasión. “El amor es un precioso don que recibimos de Jesús. El afecto puro y santo no es un sentimiento, sino un principio” (El ministerio de curación, p. 276). “El amor es una planta de origen celestial. No es irrazonable, no es ciego. Es puro y santo. Pero la pasión del corazón carnal es enteramente otra cosa. Mientras el amor puro hará intervenir a Dios en todos sus planes y estará en perfecta armonía con el Espíritu de Dios, la pasión será terca, irreflexiva, irrazonable, desafiante de toda sujeción, y hará un ídolo del objeto de su elección” (Mensajes para los jóvenes, p. 456).
14.- La recreación y la diversión. “Hay una diferencia entre recreación y diversión. La recreación, cuando responde a su nombre, re-creación, tiende a fortalecer y reparar. Apartándonos de nuestros cuidados y ocupaciones comunes, provee refrigerio para la mente y el cuerpo, y de ese modo nos permite volver con nuevo vigor al trabajo serio de la vida. Por otra parte, se busca la diversión para experimentar placer, y con frecuencia se la lleva al exceso; absorbe las energías requeridas para el trabajo útil, y resulta de ese modo un obstáculo para el verdadero éxito en la vida” (La educación, p. 207).
15.- El hogar. “La sociedad se compone de familias, y será lo que la hagan las cabezas de familia. Del corazón ‘mana la vida’; y el hogar es el corazón de la sociedad, de la iglesia y de la nación” (El hogar cristiano, p. 11). “El hogar es una institución proveniente de Dios. El ordenó que el círculo de la familia: el padre, la madre y los hijos, existiese en este mundo como una sociedad” (El hogar cristiano, p. 188).
16.- La felicidad. “La felicidad es el resultado de la santidad y la conformidad con la voluntad de Dios (Review and Herald, 19 de agosto de 1890)” (Mensajes selectos, tomo 3, p. 217).
17.- La cortesía. “También la cortesía es una de las gracias del espíritu, y debe ser cultivada por todos” (Profetas y reyes, ps. 177, 178).
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Mayo y Junio 2013
Elena G. de White y los valdenses
¿Es verdad que Elena G. de White predicó a los valdenses del Piamonte? ¿Qué dijo acerca de ellos?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
Las visitas de Elena G. de White a los valles
En los años que Elena G. de White residió en Europa (1885-1887), tuvo la oportunidad de visitar tres veces los valles del Piamonte italiano.[1] La primera vez partió en tren desde Basilea, Suiza, el 26 de noviembre de 1885; iba en compañía de su nuera, María Kesley White, de Martha Bourdeau y del pastor B. L. Whitney. La señora White se sintió subyugada por la belleza de los Alpes.
Con respecto a este viaje hacia Turín y Torre Pellice ella escribió: “Yo cumplía 58 años, y por cierto que el suceso había de celebrarse de una manera y en un lugar con los cuales poco había soñado. Parecía difícil darme cuenta que estaba en Europa; que había presentado mi testimonio en Inglaterra, Suiza, Dinamarca, Noruega y Suecia, y que me hallaba en camino a Italia”.
“Nuestro viaje por los Alpes tenía que atravesar el gran paso de San Gotardo. Llegamos a Torre Pellice el viernes, cerca de las nueve de la mañana, y nos dieron la bienvenida en el hospitalario hogar del pastor A. C. Bourdeau. Al día siguiente, sábado, hablé a los hermanos y hermanas en el salón alquilado en que realizaban sus reuniones regulares los sábados”.[2]
La presencia de los misioneros adventistas en el norte de Italia venía desde hacía tiempo. M. B. Czechowski había visitado Torre Pellice en 1864 y ganó a los primeros adventistas de Europa: Juan David Geymet y Catalina Revel. El pastor John N. Andrews visitó los valles valdenses en 1877. Entre 1884 y 1885 dieron conferencias evangelizadoras en Torre Pellice los misioneros Daniel T. Bourdeau y Alberto Vuilleumier, y dejaron organizada una pequeña iglesia de dieciocho miembros. Al tiempo de la visita de Elena G. de White y sus acompañantes, trabajaba en Torre Pellice el pastor A. C. Bourdeau.
Este primer viaje se extendió por tres semanas. Predicó en Torre Pellice en diez oportunidades y pudo visitar lugares de interés en la historia del perseguido pueblo valdense. Al respecto escribió: “Si sus voces pudieran escucharse, ¡qué historia contarían las montañas eternas que rodean estos valles, acerca de los sufrimientos del pueblo de Dios, debido a su fe! ¡Qué historia de la visita de ángeles no reconocidos por estos fugitivos cristianos! Una y otra vez los ángeles han hablado con hombres, como un hombre habla con su amigo, y los han guiado a lugares de seguridad. Repetidamente las palabras animadoras de ángeles han renovado los espíritus caídos de los fieles, y conducido sus mentes por encima de las cumbres de las más elevadas montañas, haciéndoles contemplar por la fe los mantos blancos, las coronas y las palmas de victoria que los vencedores recibirán cuando rodeen el gran trono blanco”.[3]
El regreso se inició el 15 de diciembre y se hizo por Turín y Ginebra, donde se encontraba Daniel T. Bourdeau y su familia. Dos días más tarde, la comitiva continuó hacia Basilea, pasando por el lago Ginebra y Lausana. Alejada de los valles, la señora White siguió escribiéndose con Daniel T. y A. C. Bourdeau.
Fue este último quien pidió una nueva visita de Elena G. de White en abril de 1886. Acompañada por su hijo W. C. White y su esposa María, dejó su hogar en Basilea, pasó por Milán y predicó por dos semanas a las pequeñas congregaciones de creyentes de varias comunidades. A pesar de la lluvia persistente, el primer viernes de noche y el sábado se reunieron unos 20 adventistas en Torre Pellice. El domingo ascendieron los ocho kilómetros de camino montañoso hasta Villa Pellice donde los aguardaba un auditorio repleto. A. C. Bourdeau tradujo la predicación al francés y otros la traducían en voz baja al italiano. “El mensaje del amor y la misericordia de Cristo penetró en el auditorio, y la sierva del Señor notó que algunos de sus oyentes lloraban”.[4]
El día lunes, aún bajo la lluvia, regresó el pastor Bourdeau hasta Villa Pellice para predicar; y el martes Elena G. de White predicó en San Juan. Las reuniones continuaron el siguiente fin de semana, sin que se detuviera la lluvia. El domingo, Elena G. de White, su hijo, su nuera y el pastor Bourdeau, subieron la montaña hasta Bobbio donde se encontraba la famosa cueva en la que muchos valdenses murieron sofocados por el fuego y el humo en medio de las persecuciones. Fue una ocasión propicia para la reflexión y la oración.
En Villar Pellice celebraron una reunión al aire libre. “Para ellos, el hecho de oír predicar a una mujer era algo completamente nuevo debajo del sol, y sin embargo, después que hablé por breves instantes, me prestaron la mayor atención. Prediqué ante 300 personas. Algunas estaban sentadas sobre el muro que nos rodeaba y había otras en los escalones que conducían al lugar de reuniones que estaba arriba. La galería de arriba estaba repleta de gente. Para todos, era un salón de reuniones muy original. El cielo nos cubría como un dosel y la tierra –que pertenece al Señor- estaba a nuestros pies”.[5]
A principios de semana visitaron Angrogna, donde muchos valdenses fueron obligados a saltar al precipicio en tiempos de la persecución. El jueves 29 de abril partieron a Ginebra. Elena G. de White había predicado siete veces durante su segunda visita al Piamonte.
La tercera y última visita a los valles del Piamonte se inició el miércoles 3 de noviembre de 1886 en compañía del pastor Guillermo Ings y su esposa. Hicieron escala en Turín antes de arribar a Torre Pellice. En esos días nació Mabel White (luego casada con Workman), la segunda hija de W. C. White y María Kesley White.
Al llegar a Torre Pellice, Elena G. de White presenció una sorprendente lluvia de estrellas. Permaneció en los valles del 4 al 18 de noviembre, incluyendo en su visita Villar Pellice y San Germán. El 20 de noviembre estaba de regreso en Basilea, Suiza, pocos días antes de cumplir 59 años.
Las declaraciones
Elena G. de White se refirió muchas veces a los valdenses, sobre todo en el capítulo titulado “Fieles portaantorchas” de su libro El conflicto de los siglos.[6]
La autora consideró a los valdenses como verdaderos cristianos que fundaron sus creencias en la Palabra de Dios. Los describe como humildes y esforzados campesinos, herederos de la fe de los apóstoles, que contaron con una traducción propia de las Escrituras. Rechazaban el culto a las imágenes y algunos de ellos guardaron el sábado como día de reposo. Se mantuvieron fieles en medio de las persecuciones medievales, encontrando en las montañas un refugio contra la opresión. La piedad de los valdenses era pura, sencilla y ferviente. Leían y memorizaban porciones de la Biblia, y educaban a sus hijos en la austeridad, el sacrificio y la prudencia. Se preocuparon por su preparación intelectual y espiritual.
La Biblia era para ellos la única autoridad suprema e infalible. Copiaban porciones de ella y las compartían secretamente. Los pastores simulaban ser comerciantes o artesanos y realizaban su obra entre los sinceros, mostrando el camino de la salvación. Sus casas, campos y capillas fueron muchas veces asolados, hasta que se resolvió su exterminio por medio de una cruzada en la que muchos fueron sacrificados.
Por la vivencia de Elena G. de White entre los valdenses y por sus escritos, brevemente expuestos, se advierte la inmensa consideración que la autora tenía hacia ese pueblo que por siglos sostuvo su fe cristiana con indescriptibles sacrificios. Se nota también su interés por la predicación de la verdad para este tiempo, con este y todos los pueblos de la tierra.
[1] Una buena descripción de estas visitas se encuentra en Dwight Arthur Delafield, Elena G. de White en Europa, trad. Martha Limbert de Gudjemián (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1979), 150-166, 195-202, 267-270.
[2] Elena G. de White, Notas biográficas de Elena G. de White (Mountain View, California: Pacific Press, 1981), 318.
[3] Ibíd., 319.
[4] Delafield, 199.
[5] White, Manuscrito 62, 1886.
[6] White, El conflicto de los siglos (Mountain View, California: Pacific Press, 1977), 66-85.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Julio 2013
La felicidad
¿Cuáles son las principales ideas de Elena G. de White acerca de la felicidad?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
El libro Testimonios para la iglesia, tomo 4, incluye los testimonios 26 al 30, escritos y publicados en forma de folletos, entre los años 1875 y 1881. Varias importantes visiones de Elena G. de White se registran en este importante volumen de 650 páginas, acerca de una variedad importante de asuntos.
Un tema, sin embargo, aparece de vez en cuando en los distintos capítulos: la felicidad, desde una óptica cristiana y bíblica. Aunque no sea posible realizar aquí un estudio completo del concepto de felicidad en los escritos de la señora White, bien se puede recurrir a esa muestra de su pensamiento en este libro particular.
1.- Surge con claridad la idea de que la felicidad no se encuentra en la complacencia egoísta, sino en la solidaridad y la generosidad para con los otros. Aquí hay un ejemplo: “Los que demuestran en forma práctica su benevolencia por su solicitud y actos de compasión con los pobres, los sufrientes y los infortunados, no sólo alivian a los sufrientes, sino que contribuyen en gran medida a su propia felicidad, y están en camino de obtener salud de alma y cuerpo” (Testimonios para la iglesia, tomo 4, p. 63). En contraste, se afirma que el egoísmo, tan propio de la naturaleza humana caída, sólo acarrea desdicha. Así se lee en el libro que se ha elegido: “Los que buscan la felicidad mediante la autocomplacencia y cuidando principalmente sus propios intereses han emprendido el camino equivocado si desean asegurarse alguna felicidad en la tierra” (Ibíd., p. 185). A veces esa actitud de abnegación y servicio puede significar un verdadero triunfo contra las propias mezquindades. Dice Elena G. de White: “La verdadera felicidad será el resultado de todas las negaciones y todas las crucifixiones del yo” (Ibíd., p. 339). Queda entonces la certeza de que Dios guía a sus hijos al encuentro con el prójimo como una manera de bendecir a otros y a sí mismos. Así está registrado: “Dios, en su providencia, quiso que ninguno pudiera obtener felicidad viviendo sólo para sí” (Ibíd., p. 222).
2.- La felicidad es una consecuencia del valor moral, de los buenos hábitos y de un carácter cristiano. Una frase corta ilustra este punto: “La riqueza y el intelecto no dan la felicidad; sino el valor moral real y el sentido del deber cumplido” (Ibíd., p. 126). En contraste se dice los hábitos malos alejan ese sentimiento. “A menos que conquistemos los malos hábitos, ellos nos conquistarán a nosotros y destruirán nuestra felicidad” (Ibíd., p. 647). Por otra parte, es llamativa la asociación que hace la autora de la felicidad con el carácter. Dice en este sentido: “A fin de ser felices, debemos luchar por alcanzar aquel carácter que Cristo manifestó” (Ibíd., p. 224).
3.- La felicidad tiene mucho que ver con los afectos y con un ambiente hogareño satisfactorio. Al hablar de la necesidad de ser misioneros en el hogar le escribía la señora White a una madre cristiana lo siguiente: “El hogar de sus hijos tiene que ser para ellos el lugar más deseable y feliz del mundo, y la presencia de la madre la mayor atracción” (Ibíd., p. 141). Parece razonable que un hogar armonioso sea fuente de felicidad para niños y adultos. También el amor que se prodiga más allá de ese círculo estrecho produce un resultado positivo muy deseable. “Este amor, albergado en el alma, suaviza la vida entera, y hace sentir su influencia en todo su alrededor. Poseyéndolo, no podemos sino ser felices, sea que la fortuna nos favorezca o nos sea contraria” (Ibíd., p. 221). También queda la idea de que la felicidad no está necesariamente ligada a la fortuna o a los talentos personales.
4.- La obediencia y la fidelidad a Dios es el camino de la felicidad duradera. Otra corta declaración, puede sugerir una nueva y permanente fuente de bienaventuranza. Escribió la autora inspirada: “Sin el temor de Dios nadie puede ser verdaderamente feliz” (Ibíd., p. 427).
La pluma de Elena G. de White sugiere en el cuarto tomo de los Testimonios para la iglesia que la felicidad cristiana está estrechamente asociada a un carácter bondadoso, solidario, valiente y responsable; que se expresa en un acercamiento amoroso a la familia, al prójimo y a Dios.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Agosto 2013
Dos años en la vida de Elena G. de White: parte I (1877)
¿Cómo fue el ministerio de la señora White a favor de la iglesia y de la predicación del evangelio?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
El testimonio Nº 28 (libro Testimonios para la iglesia, tomo 4) comienza con una amplia sección titulada: “Experiencias y trabajos” (ps. 266-300), que bien puede ilustrar la dinámica del ministerio de Elena G. de White en un par de años de la década de 1870. A manera de ejemplo, se traza a continuación sólo un bosquejo de esas vivencias y labores pastorales y evangelizadoras.
-El 11 de mayo de 1877, la Sra. White inició un viaje de Oakland, California, a Battle Creek, Michigan, aquejada por problemas cardíacos y respiratorios. James White necesitaba estar en Battle Creek para supervisar los planos de construcción del Sanatorio. Estando en Battle Creek, los esposos White se dedicaron a predicar, escribir y tener reuniones diarias con los dirigentes de la Review and Herald, del colegio y del sanatorio, hasta bien entrada la noche. Los White tenían pensado tomar un descanso en Colorado, pero una voz clara le dijo a Elena: “Tengo trabajo para ti en Battle Creek” (Testimonios para la iglesia, tomo 4, p. 268).
-El 30 de mayo de 1877 habló la Sra. White a pacientes y trabajadores del sanatorio de Battle Creek en un día de campo. A las tres de la tarde oraron y cantaron, tras lo cual Elena presentó un discurso con toda libertad. Un juez de Wisconsin que se hallaba allí como paciente propuso que la conferencia se imprimiera para provecho de otras personas, lo que efectivamente se hizo.
-En el cierre del año escolar del colegio de Battle Creek se organizaron reuniones para los estudiantes. Durante una semana Elena de White habló a los jóvenes cada tarde y también el fin de semana. Disertó sobre una vida de pureza y oración, y del conocimiento de las ciencias (la armonía entre la ciencia y la religión). Tuvieron momentos de oración y testimonios, con el resultado de que “un gran número se presentó para el bautismo” (Ibíd., p. 270). James White bautizó a 14 jóvenes en el lago Goguac.
-Inmediatamente se invitó a la Sra. White a una reunión de temperancia con gente de clase alta de Battle Creek. El 28 de junio de 1877 se levantó una carpa para 5.000 personas y se ofrecieron alimentos vegetarianos. El 1º de julio Elena G. de White habló sobre la temperancia cristiana durante 90 minutos a un auditorio atento y silencioso.
-Del 9 al 14 de agosto de 1877 asistió a una reunión campestre en Indiana con Mary K. White (James White no pudo viajar). El día lunes se sintió muy resfriada. Con todo unas 50 personas pasaron al llamado y 15 fueron bautizadas. A su regreso se internó en el sanatorio con fuertes dolencias en la garganta y los pulmones.
-El 20 de agosto de 1877 James White fue atacado por la enfermedad debido al exceso de trabajo. Todavía enfermos los White asistieron con mucha oración, fe y dependencia de Dios a reuniones campestres en la costa este. Un carruaje los llevó hasta la estación del ferrocarril. El viernes llegaron a Boston y de allí siguieron a Groveland en medio de la lluvia. En el lugar se habían levantado tres carpas grandes y 47 tiendas. Cuando Elena comenzó a hablar el domingo, se olvidó de sus dolores pulmonares y de garganta, así como del cansancio. Con mucho interés se la escuchó por más de una hora. Miles de personas permanecieron sin poder entrar en la carpa. Al siguiente lunes pasaron 200 personas al llamado y 38 fueron bautizadas. El lunes viajó a Danvers sintiéndose enferma, de modo que se mantuvo de pie con mucho esfuerzo. Sin embargo pudo escribir: “El Espíritu del Señor descendió sobre mí cuando comencé a hablar. Sentí como una descarga eléctrica en el corazón y todo el dolor desapareció al instante” (Ibíd., p. 276). La carpa estaba llena y 200 personas quedaron fuera. El tema se basó en Mateo 22:37 y la Sra. White habló con libertad durante una hora y diez minutos ante un público atento. El martes regresó a Groveland para la clausura del campamento, luego de lo cual pasaron unos días en casa del pastor Haskell en South Lancaster.
-El siguiente compromiso fue un campamento en Vermont, en el cual Elena de White habló una vez por día. El sábado 8 de septiembre de 1877 fue un día de ayuno y oración por la salud del pastor White. De Vermont siguieron a otra reunión campestre en Nueva York para entonces volver a Michigan. Pocos días después se dirigieron a un campamento de dos semanas en Lansing. Allí fueron bautizadas 130 personas. Recién entonces pudieron pasar un tiempo en Battle Creek.
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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Septiembre 2013
Dos años en la vida de Elena G. de White: parte II (1878)
¿Cómo fue el ministerio de la señora White a favor de la iglesia y de la predicación del evangelio?
Responde el Dr. Daniel O. Plenc
-El siguiente lugar de trabajo para los White fue California. El pastor White seguía enfermo y se oraba por él varias veces por día. Su esposa Elena no lograba dormir mucho en las noches. Finalmente James regresó para internarse en el sanatorio de Battle Creek.
-Elena tenía la decisión de visitar Oregon. Mientras tanto el 7 de junio de 1878 tuvo reuniones en las iglesias de San Francisco y Oakland. El domingo 10 de junio sufrió un ataque de corazón. Ni bien le fue posible abordó un vapor en San Francisco e hizo un viaje de cuatro días con el mar agitado hasta entrar en el río Columbia. Elena permaneció todo lo que pudo en cubierta en una silla reclinable y unas mantas para cubrirse del frío, porque sabía que en el camarote se marearía.
-La primera reunión en Oregon tuvo lugar el jueves 18 de junio de 1878. El domingo 23 de junio habló sobre la temperancia (su tema favorito) en una iglesia metodista. Volvió a hacerlo el siguiente martes, a pesar de la afonía. Tuvo la oportunidad de dirigirse a los reunidos en un campestre en forma tan entusiasta que a veces se olvidaba de su entorno. Al comienzo del campamento recibió una visión de la cual escribiría más adelante. El domingo predicó en la plaza pública y también habló a los presos en la prisión acerca del amor de Dios registrado en 1 Juan 3:1-2. De regreso de Oregon tuvo la oportunidad de conversar con los pasajeros y repartir publicaciones. En Oakland habló varias veces en una carpa.
-El 28 de julio de 1978 partió de Oakland hacia la costa este, pasando por Sacramento, donde Elena predicó el domingo. El ferrocarril la llevó hasta Reno, Nevada. Allí disertó en una carpa el martes a unos 400 oyentes sobre 1 Juan 3:1. La señora White habló dio varias conferencias en una carpa en Colorado acerca de la temperancia. El lunes 8 volvió a ver a su esposo, al que encontró mejor de salud y de ánimo. También estuvieron los hijos. En el calor del verano continuó su viaje en tren hacia Nueva Inglaterra para asistir a reuniones de campo. En Battle Creek disertó en una carpa llena de gente en la tarde del domingo. Pasados unos días en casa viajó a Boston donde habría de dar su testimonio. En el cierre de las reuniones se bautizaron 22 personas.
-El martes 3 de septiembre de 1878 se dirigió a reuniones campestres en Maine. Al terminar las reuniones el día lunes se fue a otras similares en Iowa y Kansas. De camino habló en Rome, Nueva York, en una concurrida reunión sabática. El martes continuó su viaje en tren hasta Battle Creek donde pudo recibir tratamiento en el sanatorio.
-Grandes reuniones generales la esperaban en Battle Creek, del 2 al 14 de octubre de 1878, las mayores que haya tenido la iglesia hasta el momento. Se dieron cita 40 ministros y representantes de Europa y los Estados Unidos. Sintiendo mejorada en su salud la Sra. White predicó casi cada día y a veces dos veces por día. Una nueva visión le fue dada durante una reunión de oración, la que relató en resumen a los presentes. En la clausura se bautizaron 112 personas. La siguiente semana continuó con predicaciones, oración y la escritura de testimonios, con dos o tres reuniones diarias con los ministros.
-El día 23 de octubre salieron en ferrocarril hacia las reuniones campestres de Kansas. El campamento se instaló en Richland, con una gran tienda más otras 17 provistas de estufas por causa del frío. El sábado comenzó a nevar. Elena disertó varias veces; por ejemplo, el lunes se explayó en el capítulo de Malaquías 3. Se lograron decisiones, se dieron testimonios y seis personas fueron bautizadas. Al clausurarse el encuentro el siguiente martes, Elena viajó a Topeka y allí tomó el ferrocarril a Sherman, Kansas, para otro pequeño campamento de 100 hermanos. En ese lugar se le unió su esposo James White. El siguiente destino fue Dallas, Texas, con nuevas reuniones de campo entre el 12 y el 19 de noviembre de 1878, en medio del viento y de la lluvia.
Seguir los pasos de Elena G. de White a lo largo de sus 70 años de ministerio no es cosa sencilla. Por fortuna, su propio relato registrado en el testimonio Nº 28 nos permite asomarnos a un servicio espiritual, profundo y aguerrido, a pesar de las adversidades y en favor del crecimiento integral de la iglesia. Los miles de oyentes atentos, los centenares de decisiones obtenidas y las 337 personas bautizadas son una evidencia de la bendición de Dios sobre el ministerio de su mensajera.
- 01
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
He aquí algunas declaraciones que la señora de White hizo sobre la autoridad de sus escritos:
Muchas veces en mi experiencia he sido llamada a hacer frente a la actitud de cierta clase de personas que reconocieron que los testimonios eran de Dios, pero que tomaban la posición de que este asunto y aquel tema correspondían a la opinión y al juicio de la hermana de White. Esto se acomoda a los que no quieren el reproche y la corrección, y cuando sus ideas son contradichas tienen ocasión de explicar la diferencia entre lo humano y lo divino.
Si las opiniones preconcebidas o las ideas particulares de algunos son contradichas al ser reprendidas por los testimonios, ellos sienten inmediatamente necesidad de hacer clara su posición para discriminar entre los testimonios, definiendo lo que es el juicio humano de la hermana White y lo que es la Palabra de Dios. Cualquier cosa que sostenga sus ideas acariciadas es divina, y los testimonios que corrigen sus errores son humanos: son las opiniones de la hermana White. Anulan el efecto del consejo de Dios con su tradición. – Mensajes selectos, t. 3, pp. 75,76 (Manuscrito 16, 1889).
La hermana White no es la originadora de estos libros. Ellos contienen la instrucción que durante el periodo de su vida dios le ha estado dando. Contienen la luz preciosa y consoladora que Dios ha concedido generosamente a su sierva para ser dada al mundo. – El Colportor evangélico, cap. 20, p. 173.
Yo no escribo ni un artículo en la revista expresando meramente mis propias ideas. Representan lo que Dios ha abierto ante mí en visión: los rayos preciosos de luz que brillan desde el trono. – Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 64.
Cuando el Espíritu Santo revela alguna cosa acerca de las instituciones de la obra del Señor, o acerca de la obra de Dios en el corazón y la mente de los hombres, como ha revelado esas cosas a través de mi en lo pasado, el mensaje dado ha de ser considerado como luz dada por Dios para aquellos que la necesiten. Pero es un gran error que uno mezcle lo sagrado con lo común. […]
- 02
¿Son los escritos de Elena de White una “luz menor”?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Lo que usted dice acerca del párrafo que está justo que antes del que a menudo se cita es verdad: La señora de White dice que sus libros han de guiar a la gente al Salvador. Pero ni en ese párrafo ni en todo el documento identifica a Jesús como la “luz mayor”. Usted se dará cuenta que en el párrafo que estamos estudiando ella describe los escritos de la luz menor en términos teológicos, “practicar los principios que contiene” y “regocijarse en la luz de la verdad presente”, en vez de términos personales, tales como “conocer al Salvador” o “entregar su corazón al Señor”. Si su objetivo fuera que la luz mayor es Jesús, y la luz menor fuera traer a las personas a él, ¿no esperaríamos que desarrollara el lado personal del asunto al explicar con detalles su declaración? Pero en lugar de eso, ella desarrolla su declaración en las líneas de principios y verdad, tales como lo asociaríamos con la Biblia. He aquí el párrafo completo:
El Señor ha enviado a su pueblo mucha instrucción, línea sobre línea, precepto sobre precepto, un poquito aquí y un poquito allá. Poco caso se hace de la Biblia, y el Señor ha dado una luz menor para guiar a los hombres y a las mujeres a la luz mayor. ¡Oh, cuanto bien podría haberse realizado si los libros que contiene esta luz hubiesen sido leídos con una determinación de practicar los principios que contiene! Habría una vigilancia, una abnegación y uh esfuerzo resuelto mil veces mayores. Y muchos más se regocijaran ahora en la luz de la verdad presente. –El Colportor evangélico, cap. 20, p.174.
Según el contexto, el párrafo anterior está hablando claramente sobre sus propios libros que proveen “mucha instrucción” que “el Señor ha enviado a su pueblo” y que “contienen esta luz”, una expresión que ella utilizo en la siguiente oración luego de la cita famosa sobre la luz menor y mayor. La manera natural de entender su referencia aquí, me parece, es la forma como siempre lo hemos hecho:
luz menor: el contenido de sus libros;
luz mayor: La Biblia.
Creo que esta conclusión se refuerza al tomar en cuenta otro lugar en el que la señora de White hablo explícitamente de la relación entre sus escritos y la Biblia: Testimonios para la iglesia, tomo 5, páginas 622 a 624.
El Hno J. quiere confundir los ánimos tratando de hacer aparecer que la luz que Dios me ha dado por medio de los Testimonios es una adicción a la Palabra de Dios; pero da así una falsa idea sobre el asunto. Dios ha visto propio atraer de este modo la atención de este pueblo a su Palabra, para darle una compensación más clara de ella […]
Es porque habéis descuidado el familiarizarnos con el Libro inspirado de Dios por lo que él ha tratado de alcanzarnos mediante testimonios sencillos y directos, llamando vuestra atención a las palabras de la inspiración que habéis descuidado de obedecer, e invitándoos a amoldar vuestra vida de acuerdo con sus enseñanzas puras y relevadas.
Hay importantes paralelos entre estas dos declaraciones, la declaración famosa por la que usted pregunto y esta. Ambas se refieren explícitamente a la Biblia y a los escritos de la señora de White ayudaran a una persona a ver la luz. Y en la segunda referencia. Está claro que los escritos de la señora de White dirigen la atención de las personas a las Escrituras
- 03
¿Le proporciono Dios a Elena de White las mismísimas palabras que quería que ella escribiera?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
No conozco una recopilación que haga esto, pero la principal declaración de la señora de White que trata de este asunto es su descripción de cómo obro la inspiración en su propia experiencia. Esta es una cita de la revista Review and Herald del 8 de octubre de 1867, que aparece en parte en Mensajes selectos, tomo 3, páginas 316 y 317.
Una tercera clase de mujeres, con una disposición gozosa, con paso libre y elástico, paso delante de mí. Sus vestidos eran del largo que he descrito como adecuado, modesto y saludable. En todas las circunstancias, tales como subiendo o bajando escaleras, etcétera.
Como lo declare anteriormente, el largo [del vestido] no me fue dado en pulgadas, y no se me mostro una bota de mujer. Y aquí declare que aun cuando dependo tanto del Espíritu del Señor para redactar mis visiones como para recibirlas, las palabras que utilizo para describir lo que veo son mis propias palabras, a menos de que me sean dichas por un ángel, en cuyo caso siempre las pongo entre comillas.
Al escribir sobre el asunto del vestido, la visión de estos tres grupos revivió en mi mente con tanta claridad como cuando los observaba en la visión; pero se me dejo describir el largo debido del vestido en mi propio lenguaje, lo mejor que pudiera, lo cual he hecho cuando digo que el borde del vestido debe llegar hasta cerca de borde superior de una bota de mujer; y esto es necesario para estar libre de la suciedad de la calle en las circunstancias antes mencionadas.
Para familiarizarse con toda la discusión y lo que indujo esta respuesta, lea los párrafos que preceden a este. Dos lugares en los cuales la señora de White se refiere al tema de la inspiración se encuentran en Mensajes selectos, tomo 1, en las primeras cuarenta páginas más o menos, y en la introducción de El conflicto de los siglos. Si prestamos atención a lo que ella estaba diciendo en estas páginas, obtendremos un mejor concepto de la inspiración que el concepto de la inspiración verbal.
- 04
¿Cometió errores Elena de White?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
La pregunta que usted está haciendo en realidad es: ¿Dio Elena de White instrucción equivocada a la iglesia, instrucción que solo refleja sus percepciones humanas antes que la voluntad divina? Usted ofrece varios ejemplos de cosas que a algunos le parecen errores. Noto que todas ellas tienen que ver con asuntos del estilo de vida.
Todos estamos sujetos a una tendencia muy humana, que es defender como derecho cosa que deseamos hacer. Cuando alguien viene te dice que lo que estamos haciendo no es correcto, de manera instintiva concluimos que él o ella están en lo incorrecto o equivocado. La señora de White experimento esto muchas veces en su mismo ministerio. Ella lo escribió:
Si las opiniones preconcebidas o las ideas particulares de algunos son contradichas al ser reprendidas por los testimonios, ellos sientes inmediatamente necesidad de hacer clara su posición para discriminar entre los testimonios, definiendo lo que es el juicio humano de la hermana White y lo que es la palabra de Dios. Cualquier cosa que sostenga sus ideas acariciadas es divina, y los testimonios que corrigen sus errores son humanos, son las opiniones de la hermana White. Anulan el efecto del consejo de Dios con su tradición.- Manuscrito 16, 1889 (Mensajes Selectos, t. 3, pp. 75,76).
En la página principal del sitio Wb al que usted hace referencia, uno de los vínculos principales dice: “Elena de White cometió errores”. Cuando usted hace clic allí, usted ve un breve ensayo sobre el asunto. Note lo que dice el primer párrafo sobre los errores a los que se refiere.
Elena de White nunca afirmo que fuera imposible que ella se equivocara en cuanto a detalles históricos, fechas, e información parecida. Dejo claro que ni ella, ni los profetas bíblicos eran en la “pluma estilográfica” de Dios, sino más bien sus “escribientes”. Algunas de las discrepancias cronológicas de la Biblia, tan a menudo señaladas por los críticos de la biblia, son buenos ejemplos de lo que ella quiso decir.- “Elena de White cometió errores”, http: //www.ellen-white.com/EllenWhiteMistakes.html
Así que estas son las clases e errores a las que el sitio Web se está refiriendo, cosas como detalles de historia, fechas, etcétera. En una ocasión, la señora de White menciono algo sobre cuarenta habitaciones en el Sanatorio de Paradise Valley. Un hombre se aferró a esto para decir que eso le había hecho perder toda la confianza en la señora de White porque él sabía a ciencia cierta que solamente había treinta y ocho habitaciones en el sanatorio. Ella lo reprendió por colocar asuntos comunes en el mismo nivel de los espirituales (ver Mensajes selectos, t. 1, pp.43, 44). La señora de White no reclamo inspiración concerniente a cosas comunes. Pero en asuntos de instrucción espiritual para la iglesia, ella entendió que era su papel dar la instrucción que el Señor le había dado, no lo que era su mera opinión.
A veces las condiciones cambian y con ellas la aplicación de la instrucción que ella dio. Por ejemplo, en un momento del siglo XIX, la señora de White se opuso vehementemente a que los adventistas del séptimo día compraran bicicletas. En la actualidad, la mayoría de los adventistas tienen bicicletas o las han tenido cuando eran niños. ¿Fue un error el consejo de la señora de White? No. Ella protesto en contra de gastar grandes sumas de dinero para las bicicletas (que en el tiempo en que ella escribió, costaban una suma igual a muchos meses de salario) sin más intención que mostrar el “juguete” de uno, o de competir en carreras. Aunque algunas bicicletas podrían caer dentro de esa categoría todavía, la mayoría son de un costo módico y proveen recreación saludable y transporte. Las condiciones han cambiado, y la aplicación del consejo ha cambiado. El consejo que ella dio en relación con las bicicletas podría aplicarse precisamente a otros gatos extravagantes de nuestra época.
En cuanto a los ejemplos de los que usted pregunto, usted podría darles una mirada cuidadosa y ver si puede descubrir los principios que motivaron los detalles específicos del consejo de ella. ¿Han cambiado las condiciones de tal manera para afectar la aplicación de los principios? Por ejemplo, para tomar un asunto de los que usted menciono, la señora de White se opuso al teatro sobre todo debido a su contenido moral. ¿Ha mejorado el teatro (u hoy en día, el cine, e incluso la programación de televisión) al punto donde los cristianos pueden asistir y darse cuenta de que están más cerca del Señor como resultado de acudir a él? ¿Los prepara mejor la experiencia para el cielo o para ser canales que el Espíritu Santo pueda usar para ganar almas para el Salvador? ¿O tiende el teatro a deleitarse en los mismos pecados que colocaron a nuestro Señor en la cruz? Al contemplar los principios que son la base de sus consejos, bien podríamos preguntarnos: ¿es el teatro el lugar donde los cristianos debieran buscar entretenimiento?
Creo que si busca principios que proveyeron la base para el consejo que usted pregunto, descubrirá que el mismo no estaba equivocado cuando fue dado y que en general todavía se aplica muy bien. Decir esto no implica que el consejo será popular, porque todos tenemos la tendencia de la que escribí al principio de este mensaje, justificar lo que nuestras naturalezas caídas nos dicen que será interesante, gracioso o deseable y que es practicado ampliamente por otros. Pero como cristianos, no somos llamados a seguir a la multitud, ni a seguir los impulsos de nuestros propios deseos. Jesús dijo: “¡Se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida!” (Apoc. 2:10).
- 05
¿Debe la Iglesia Adventista rechazar toda ayuda gubernamental?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
No recuerdo haber leído ninguna declaración en los escritos de la señora de White en cuanto a la ayuda gubernamental para la edificación de templos. Sin embargo, ella escribió en cuanto a recibir donaciones de tierras de los gobiernos. Las declaraciones principales sobre este punto se incluyen en Testimonios para los ministros, capítulos 27 y 28, páginas 215 a 221 (ver también las notas en el apéndice para las páginas 215 y 218). He aquí algunas de ellas:
30 de enero de 1895
Ustedes preguntan si es correcto recibir donativos de gentiles o paganos. La pregunta no es extraña; pero yo les preguntaría; ¿Quién posee nuestro mundo? ¿Quién es el verdadero dueño de casas y tierras? ¿No es acaso Dios? Él tiene en nuestro mundo, y los ha colocado en las manos de los hombres, una abundancia de recursos por medio de los cuales recibirían alimento los hambrientos, vestimenta los desnudos y casa quienes no lo tienen. El Señor induciría a hombres mundanos, aun idólatras, a dar de su abundancia para el sostén de la obra si nos acercáramos a ellos con sabiduría y les diéramos la oportunidad de hacer aquello que es si privilegio realizar. Tendríamos el privilegio de recibir lo que ellos podrían dar.
Si nos relacionáramos con los hombres que están en las más altas esferas – y, mediante el ejercicio de la sabiduría de la serpiente y la sencillez de la paloma, pudiésemos obtener favores de ellos- Dios movilizaría su mente para hacer muchas cosas en beneficio de su pueblo. Si las personas indicadas les presentaran en forma adecuada a los que tienen medios e influencia las necesidades de la obra de Dios, estos hombres podrían hacer mucho para el progreso de la causa de Dios en nuestro mundo. Nos hemos privado de privilegios y ventajas cuyo beneficio podríamos haber tenido porque escogimos subsistir independientes del mundo.
Pero no necesitamos sacrificar un solo principio de la verdad al paso que aprovechamos toda oportunidad que se nos presenta para hacer progresar la causa de Dios. – Testimonios para los ministros, cap. 27, pp. 215, 216.
Nuestros hermanos allí no están considerando todas las cosas bajo la luz que corresponde. Las medidas que han tomado para pagar impuestos sobre la propiedad del sanatorio y del Tabernáculo han revelado un celo y una escrupulosidad que bajo ningún aspecto son sabios ni correctos. Sus ideas acerca de la libertad religiosa están mezcladas con sugerencias que no vienen del Espíritu Santo, y la causa de la libertad religiosa se está enfermando, y su enfermedad solo puede ser sanada mediante la gracia y la dulzura de Cristo […].
Lean estos hombres el libro de Nehemías con corazón humilde tocado por el Espíritu Santo, y sus falsas ideas se modificarán, se verá cuáles son los principios correctos y el actual orden de cosas cambiará. Nehemías oró al Señor por ayuda, y Dios oyó su oración. El Señor movió a reyes paganos para que acudieran en su ayuda. Cuando sus enemigos trabajaron celosamente contra él, el Señor obró a través de reyes para realizar su propósito y contestar las muchas oraciones que ascendían a él en procura de la ayuda que tanto necesitaban.-ibíd., cap. 28, pp. 218, 219.
El Señor todavía mueve el corazón de reyes y gobernadores en favor de su pueblo, y conviene que los que están tan profundamente interesados en los asuntos de la libertad religiosa no rechacen ningún favor, ni dejen de aceptar la ayuda que Dios ha inducido a los hombres a dar para el progreso de la causa […].
El Señor Dios de Israel ha colocado bienes en manos de los no creyentes, pero estos han de ser usados para realizar las obras que deben hacerse por un mundo caído. Los agentes por cuyo intermedio nos llegan estos donativos pueden abrir caminos para el avance de la verdad. Quizá no simpaticen con la obra y no tengan fe en Cristo, ni practiquen sus palabras; pero no por eso han de ser rechazados sus donativos.-ibíd., cap. 28, p. 220.
El Señor todavía mueve el corazón de reyes y gobernantes en favor de su pueblo, y conviene que los que están profundamente interesados en el asunto de libertad religiosa no rechacen ningún favor, ni dejen de aceptar la ayuda que Dios ha inducido a los hombres a dar para el progreso de la causa […]
El Señor Dios de Israel ha colocado bienes en manos de los que no son creyentes, pero estos han de ser usados para realizar las obras que deben hacerse por un mundo caído. Los agentes por cuyo intermedio nos llegan estos donativos pueden abrir caminos para el avance de la verdad. Quizá no simpaticen con la obra y no tengan fe en Cristo, ni practiquen sus palabras; pero no por eso han de ser rechazados sus donativos. – ibíd.., cap. 28, p. 220.
- 06
¿Falló la profecía de Elena de White de 1856?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
El mensaje de Jonás: “¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!” (Jon. 3:4), fue una revelación directa del cielo también. Todavía no he visto ningún indicio en la Escritura de que se le diera a Jonás otro mensaje diferente a este. Los ninivitas esperaban tan solo que Dios pudiera tener misericordia de ellos si se arrepentían, no era parte del mensaje de Jonás. Esto queda claro en Jonás 3:9. Pero aunque el mensaje se había dado sin dudas ni peros, Dios cambio el resultado basado en lo que las personas hicieron (vers. 10). El principio de la condicionalidad en la profecía esta explícito en Jeremías 18:7 al 10
Entiendo que la condición era transmitir los últimos mensajes de amonestación de Dios al mundo. Reconozco que en términos realistas la misión parece imposible. Pero en asuntos como este estamos tratando con algo más que humano. Cuando los seres humanos nos entregamos a cooperar con Dios, respondiendo a su dirección y colocándole en primer lugar, el puede hacer cosas maravillosas con nosotros, en nosotros y a través de nosotros.
El fracaso de la iglesia de llevar el mensaje del Señor al mundo fue el resultado de algo enraizado en la relación del pueblo con Dios. En Testimonios para la iglesia, tomo 1, en la misma página de la declaración que usted pregunto, hay una indicación donde pudo estar el problema que impidió la realización del propósito de Dios:
Muchos se visten como la gente del mundo porque desean ejercer alguna influencia. Pero con esto comenten un error triste y fatal. Si desean ejercer una influencia genuina y salvadora, debieran vivir de acuerdo con su profesión, mostrar su fe mediante sus obras rectas y establecer una clara distinción entre el cristiano y el mundo. Vi que las palabras, el vestido y las acciones debieran hablar de Dios. Entonces se ejercería una influencia sagrada sobre todos, y todos notarían que ellos han estado con Jesús. Los incrédulos verán que la verdad que profesamos tiene una influencia santa y que la fe en la venida de Cristo afecta el carácter del hombre o la mujer. Si alguien desea ejercer influencia a favor de la verdad, que vivan la verdad en sus vidas y así imiten al humilde Modelo (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 126).
Aunque la señora de White menciona el vestido en el párrafo de arriba, supongo que esto era meramente un indicativo del problema subyacente, corazones no entregados completamente a Dios. Más tarde en 1856, le fue dada una visión a la señora de White que fue chocante para el pueblo adventista, que ellos eran la “Laodicea” de Apocalipsis 3, y no solo los adventistas que no observaban el sábado (ver Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 134).
Así que el problema esencial de la iglesia era una falta de compromiso con Dios. Los corazones de la gente estaban aún fijos en el mundo y las cosas del mundo. Necesitamos enmendar el corazón y entonces las acciones serán correctas, y Dios podrá usarnos para finalizar su obra. Incluso ahora, cuando tenemos herramientas de comunicación y viaje estupendas, la labor es aún mayor de lo que podemos manejar. Solo se llevara a cabo por medio de personas que estén completamente dedicadas a Dios y a su servicio. Entonces el usara medios más allá de nuestra imaginación para hacer que nuestros esfuerzos fructifiquen para realizar la labor de Dios. ¡Será emociónate ver lo que Dios hace con las personas cuando estas no retienen nada de él!
- 07
¿Contradice Elena de White a las Escrituras en cuanto al “día y la hora”?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
En cuanto a su primera pregunta, entiendo que la declaración de la señora de White quiere decir que los santos de los últimos días recibirán el conocimiento del día y la hora misma de la segunda venida. Usted preguntó como podemos conciliar esto con la clara declaración de las Escrituras que indica lo contrario. Supongo que usted tiene en ente Mateo 24:36; 25: 13 y Marcos 13:32. Todos estos versículos utilizan el tiempo presente para afirmar que nadie sabe. Ninguno de ellos utiliza el tiempo futuro para afirmar que nadie más sabrá. En el tiempo que Jesús pronuncio estas palabras, eran ciertamente verdaderas. Y creo que permanecen verdaderas para la familia humana, ciertamente a través del tiempo de prueba. Pero esto no excluye un cambio de condición antes de que Jesús regrese.
Sospecho que al menos un aspecto de las declaraciones citadas de Jesús ha cambiado ya, aunque no puedo probarlo. Marcos 13:32 no solo dice que nadie sabe el día ni la hora de su venida, sino tampoco los ángeles ni Jesús mismo lo conocen. Aunque eso era cierto cuando fue dicho, ¿será cierto que Jesús no sabe cuándo el regresa? No puedo probarlo, pero sospecho que en este momento él lo sabe. Ciertamente en algún momento antes de que abandone las cortes celestiales para aparecer en las nubes del cielo él lo sabrá. Así que debemos ser cuidadosos de no hacer categórico lo que la Escritura no hace.
En cuanto a la segunda pregunta, las advertencias de la señora de White en contra de fijar fechas siempre están en el contexto del tiempo de gracia. Quiere decir, que las personas se levanten afirmando saber cuándo regresara Jesús para apurar a la gente a que se arrepienta y esté lista. Le fue mostrado a la señora de White que nuestro mensaje no debía fundamentarse nunca más en tales predicciones. Pero la ocasión de la que usted pregunta, en la que se le muestra a la señora de White en su primera visión, ocurre muy cerca del regreso de Jesús (ver Primeros escritos, p. 45). Es después del cierre de la gracia. En esa etapa de la historia de la salvación, ya no hay ningún trabajo por los pecadores, la obra de evangelización del pueblo de Dios está acabada. La visión de la señora de White no los presenta como llevando la noticia del tiempo a otros. Más bien, Dios revela sencillamente a su pueblo el tiempo de su liberación cuando ya está muy cerca, quizás a solo días u horas. No es un mensaje que ellos han de proclamar al mundo, porque es demasiado tarde para eso.
Así que a la luz del hecho de que la Biblia no excluye una revelación futura del tiempo, si Dios eligiera revelar a su pueblo fiel cuan cerca esta su liberación en el punto álgido de su trauma de ser perseguidos y cazados, ¿Por qué habría esto de ser un problema? ¿No puede hacerlo? Así es como veo personalmente este asunto.
- 08
¿Se equivocó Elena de White sobre el templo en la Nueva Jerusalén?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
La respuesta a su pregunta es en realidad bastante clara bíblicamente. Apocalipsis 21 describe eventos que ocurren después de la destrucción final del pecado (descrito en Apoc. 20). Cuando no hay más pecad, no hay más necesidad de un templo. Pero mientras el pecado permanezca, hay un templo con su ministerio para ocuparse del pecado. A esto es que se refiere Hebreos en lugares como Hebreos 8:1, 2 y 9: 11 y siguientes.
Jesús es nuestro Sumo Sacerdote en el Santuario celestial (o templo), aplicando los beneficios de su sacrificio expiatorio a nuestros casos haciendo todo para poner fin al gran conflicto. En Primeros escritos, le fue mostrado a la señora de White la situación actual, no la que existía después de la destrucción del pecado. Así que su visión del Santuario celestial está acorde con lo que la Biblia enseña sobre este tema.
- 09
¿Condenó Elena de White la doctrina de la Trinidad?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Jaime White no se habría considerado a sí mismo un trinitario, ni tampoco otros de nuestros pioneros. Al menos en algunos casos (Jaime White incluido aquí), parecen haberse opuesto a la idea, aparentemente sostenida por algunos trinitarios, de que Dios es realmente solo una persona que se ha manifestado en diferentes etapas de la existencia de la Tierra como Padre o Hijo o Espíritu Santo. Jaime White creía que eran seres diferentes, de modo que en el Getsemaní y en la cruz el Hijo pudo orar en realidad al Padre, no a sí mismo.
Sin embargo, diversas declaraciones de la señora de White respaldan naturaleza eterna, autoexistente del Hijo, y la personalidad del Espíritu Santo. Algunas de estas declaraciones están convenientemente recogidas en el libro El evangelismo, páginas 445 a 448. He copiado algunas de ellas y una declaración de El Deseado de todas las gentes, al final de esta respuesta.
Sin embargo, por claras que sean las declaraciones de la señora de White, la Biblia es la fuente de la creencia adventista en la Trinidad. Varios pasajes bíblicos apoyan firmemente esta doctrina. El padre, por supuesto, no está puesto en duda aquí, el está incluido como Dios en la lista de todos. Pero la Biblia iguala a Jesús a Dios; ver, por ejemplo, textos como Juan 5:17, 18; 8:58, 59; Filipenses 2: 6, y muchos textos que llaman a Jesús “Señor”, que es el término utilizado en la traducción griega del Antiguo Testamento para referirse a Dios. Del mismo modo, el Espíritu Santo es denominado como persona y se iguala a Dios; por ejemplo, en Hechos 5:3, 4; se identifica al Espíritu Santo como una persona porque se le puede mentir, y mentir al Espíritu Santo se equipara a mentirle a Dios.
Por lo tanto, la Biblia indica que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son tres personas distintas, sin embargo, también dice que hay un solo Dios (como en Deut. 6:4). ¿Cómo podemos explicar esto? Francamente, es más de lo que la mente humana puede comprender, pero no debe sorprendernos, pues Dios es mayor de lo que nuestra mente puede abarcar. Expresamos estas verdades bíblicas acerca de Dios al usar el término Trinidad, lo que significa una unidad de tres. No puedo encontrar una manera satisfactoria de justificar toda la evidencia bíblica que no sea por este medio, por eso creemos en una Trinidad.
Algunas declaraciones de Elena de White:
Hay tres personas vivientes en el trío celestial; en el nombre de estos tres grandes poderes: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, son bautizados los que reciben a Cristo mediante la fe, y esos poderes colaboran con los súbditos obedientes del cielo en sus esfuerzos por vivir la nueva vida en Cristo. – Special Testimonies [Testimonios especiales], serie B, t. 7, pp. 62, 63 (1905).
Cristo es el Hijo de Dios preexistente y existente por sí mismo, […] al hablar de esta preexistencia, Cristo hace retroceder la mente hacia edades sin fin. Nos asegura que nunca hubo un tiempo cuando él no haya estado en estrecha relación con el Dios eterno. Aquel cuya voz los judíos escuchaban en ese momento había estado junto a Dios. – Sings of the Times [Señales de los tiempo], 29 de agosto de 1900.
Era igual a dios, infinito y omnipotente. […] Es el Hijo eterno y existente por sí mismo. –Manuscrito 101, 1897.
Aunque la palabra de Dios habla de la humanidad de Cristo cuando estuvo en esta tierra, también habla definidamente acerca de su preexistencia. El Verbo existía como un ser divino, como el Hijo eterno de Dios en unión y unidad con el Padre. Desde la eternidad era el Mediador del pacto, aquel en quien serian bendecidas todas las naciones de la tierra, tanto judíos como gentiles, si lo aceptaban. “El Verbo, era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). Antes de que los ángeles fuesen creados, el Verbo estaba con Dios, era Dios. –Review and Herald, 5 de abril de 1906.
“Yo soy la resurrección y la vida”. En Cristo hay vida original, no prestada ni derivada de otra. “El que tiene al Hijo, tiene vida” (1 Juan 5:12). La divinidad de Cristo es la garantía que el creyente tiene de la vida eterna. –El Deseado de todas las gentes, cap. 58, p. 498 (1898).
Necesitamos comprender que el Espíritu Santo, que es una persona así como Dios es persona, anda en estos terrenos. – Manuscrito 66, 1899 (extracto de un discurso dado a los alumnos del Colegio de Avondale, Australia).
El espíritu Santo es una persona, porque testifica en nuestros espíritus que como hijos de Dios. Cuando se da este testimonio lleva consigo su propia evidencia. En estas ocasiones creemos y estamos seguros de que somos hijos de Dios […].
El Espíritu Santo tiene una personalidad, de lo contrario no podría dar testimonio a nuestros espíritus y con nuestros espíritus de que somos hijos de Dios. Debe ser una persona divina, además, porque en caso contrario no podría escudriñar los secretos que están ocultos en la mente de Dios. “Porque ¿Quién de entre los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1 Cor. 2:11). –Manuscrito 20, 1906.
[Las declaraciones anteriores de Elena de White se encuentran todas en el libro El evangelismo, cap. 18, pp. 446-448].
El pecado podía ser resistido y vencido únicamente por medio de la poderosa intervención de la Tercera Persona de la Deidad, quien iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino. El Espíritu es el que hace eficaz o que ha sido realizado por el Redentor del mundo. – El Deseado de todas las gentes, cap. 73, p. 625
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¿Introdujo alguien de manera furtiva las declaraciones trinitarias en los libros de Elena de White?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Me apena ver como las personas tratan de desacreditar los libros publicados de la señora de White cuando estos escritos no concuerdan con sus propias ideas. El pastor Froom no tenía autoridad para alterar los escritos de la señora de White después de su muerte, y los fideicomisarios, incluyendo a W. C. White, y Artur L. White después de él, permitirían que tales cosas ocurrieran.
Posiblemente usted está al tanto de una colección de declaraciones que tiene que ver con el tema de la Trinidad que aparecen en el libro El evangelismo, capítulo 18, en las páginas 445 a 448. Una de las declaraciones, sobre la divinidad y la personalidad del Espíritu Santo, aparecen en las páginas 447 y 448. Los que niegan la doctrina de la Trinidad normalmente dicen que el Espíritu Santo no es una persona, un miembro individual de la Deidad, sino más bien, es una expresión del poder o de la personalidad de Dios. La declaración de la señora de White claramente difiere de esa opinión.
¿La escribió ella? Usted puede leerla con su propia caligrafía en nuestro sitio Web. En la página principal pulse en From the Vault [Desde la bóveda] en la esquina inferior derecha. Entonces desplácese hacia abajo desde el fondo del artículo actual para encontrar los artículos accesibles allí. Pulse en el vínculo Blank Diary/Journals [Agenda en Blanco/Periódicos] y este lo llevara a una imagen de este material con la propia caligrafía de la señora de White. Pulse en la imagen para agrandarla. No provino del pastor Froom.
Lamento que usted enfrente esta dificultad. Que Dios pueda darle gracia para defender la verdad y hacerlo en el espíritu adecuado.
Usted necesita reconocer la naturaleza de lo que está tratando de hacer. Aquellos que hacen un asunto de vida y muerte del tema de la Trinidad tienen que fabricar una teoría conspirativa a fin de mantener su creencia. En este casi, están convencidos de que el pastor Froom es el conspirador principal que altero los escritos de la señora de White, por lo que nadie puede creer en los materiales impresos. Es posible refutar una conspiración para incluir aquellos que les muestren evidencia contraria. Desde su punto de vista, todo está manchado. Lo que no puede estar mal es su propia idea.
Algo de lo que usted ha pedido es, naturalmente, material publicado. Special Testimonies serie B, número 7, fue publicado en 1906 y es fotocopiado en el tomo de la serie B publicado por la casa Leaves-of-Autumn Books [Libros Hojas de Otoño]. Menciono esto porque el pastor Froom nació en 1890, y al momento de publicarse por primera vez este material él tenía 16 años. Queda bastante claro que no lo altero entonces, y lo que aparece en El evangelismo refleja palabra por palabra lo que fue publicado en el tratado de 1906. Yo mismo he verificado las citas en las que usted indago de las páginas 51,62 y 63. Como lo puede hacer cualquiera con el tomo reimpreso de Leaves-of-Autumn. También he verificado la cita de que usted pregunto de la serie A, número 10, página 37. Usted la ha citado exactamente como aparece allí. Tal como usted señalo, esto fue publicado en 1897. El pastor Froom tenía siete años en aquel entonces.
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¿Podemos confiar en las compilaciones?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Hay dos asuntos inherentes en los comentarios a los que usted se ha referido. Primero: ¿Aprobaría la señora de White que se hagan compilaciones de sus escritos, incluso inéditos? Y segundo: ¿Han sido bien hechas las compilaciones, representando la intención original en las declaraciones individuales y en su posición en general acerca del tema bajo consideración?
La señora de White ha contestado la primera pregunta por nosotros. En su testamento, una de las tres cosas que pidió específicamente a los fideicomisarios de su patrimonio que hicieran en cuanto a sus escritos fue “la impresión de compilaciones de mis manuscritos”. Así que los que desean decir que la publicación de compilaciones es un uso ilegitimo de sus escritos están en conflicto directo con la instrucción que ella dio a sus fideicomisarios. Puede encontrar su testamento en el libro de Herbert E. Douglass titulado Mensajes del Señor, ya una versión digital disponible en el sitio Web del Patrimonio White.
La segunda pregunta, de si las complicaciones se han hecho bien, es un asunto de opinión. Sé que los fideicomisarios encargan el trabajo de elaborar una nueva compilación a aquellos en cuyo conocimiento y equilibrio en los escritos de la señora de White ellos confían. Cuando un manuscrito está completo, además de leerlo ellos mismos, buscan a otras personas eruditas con miras a detectar cualquier desequilibrio, parcialidad u omisiones que se reflejarían en el valor de la obra. Solo cuando están satisfechos de que este representa razonablemente los puntos de vista de la señora de White y de que hace una contribución digna a la vida de la iglesia, lo envían para ser publicado.
He escuchado a varias personas quejarse sobre el libro Mensajes para los jóvenes. También he escuchado a otros decir cuánto significa ese libro para ellos, incluso como jóvenes. Soy de la opinión de que una buena parte de la mala fama del libro deriva del hecho de que le dice a la gente verdades que no desean oír en ese momento. Si alguien le da el libro a un joven rebelde con la idea en mente de que el libro lo enderece, probablemente no será bien recibido. Posiblemente, tampoco lo sería una Biblia. Pero para los jóvenes que desean profundizar su relación con Jesús y representarlo mejor, el libro es una gran bendición. En las palabras del antiguo refrán. “El mismo sol que derrite la cera endurece el barro”.
Elena de White incluyo sus cartas a particulares en los Testimonios para la iglesia porque ella recibió instrucción divina de que el consejo dado a una persona beneficiara a otros. Por lo que la critica a las compilaciones de que contienen información originalmente escrita a una persona en específico está en contraposición de la propia práctica de la señora de White. Las fuentes originales del material utilizado en las compilaciones siempre han sido identificadas para que los lectores puedan verificar el contexto.
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¿Es la creencia en la inspiración de Elena de White una prueba de discipulado?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
No tengo una respuesta definitiva a su pregunta sobre las creencias fundamentales. Por lo que se, esta fue la primera declaración de nuestras creencias fundamentales que mencionara el nombre de la señora de White y expresara explícitamente que el don de profecía se manifestó en su ministerio. Creo haber oído que hubo un debate sobre la conveniencia de incluir este punto. No sé cuáles fueron los argumentos que finalmente prevalecieron.
Por supuesto, se puede especular. Puede ser que hubiera un reconocimiento general de que, de hecho, este artículo de las creencias fundamentales, describe ciertamente lo que la gran mayoría de los adventistas creen, y solo sería honesto hacerlo público y decirlo. Durante muchas décadas, tal vez en toda la historia de esta iglesia como un movimiento organizado, hemos sostenido que las personas consideran ser miembros de la iglesia deben ser instruidas acerca de la función del don de la profecía entre nosotros. No hemos requerido que las personas afirmen su creencia en Elena de White antes del bautismo, pero nuestra comprensión general ha sido que no hemos de bautizar a alguien que se opone a la aceptación de su ministerio profético. Esto sería injusto para el nuevo miembro, que ciertamente estaría como un pez fuera del agua. Y sería injusto para la iglesia, la cual tendría una nota de discordia implantada dentro de sí.
Por otro lado, quiero ser el primer ministro adventista en responder a su pregunta sobre el bautismo afirmativamente, con esta calificación. En el pasaje que usted ha citado, la señora de White indica las condiciones: en primer lugar, los miembros potenciales aun no entienden el don (no han tenido suficiente información para tomar una decisión inteligente), y en segundo lugar, “si su conducta cristiana en general es correcta, y si han formado un sólido carácter cristiano” (estas palabras son la continuación de las que usted citó). Estas personas se encuentran en la categoría que la señora de White describe en el párrafo anterior del que usted cito: “Otras personas no manifestaban oposición [a las visiones], pero no se atrevían a adoptar una posición definida con respecto a ellas”. Esto, a mi entender, fue por falta de información acerca de las visiones o de conocimiento personal de ellas. Simplemente no las conocían, pero no se oponían. Yo no dudaría en bautizar a una persona así. El voto bautismal que aparece en el Manual de la Iglesia plantea la pregunta correcta: “¿Acepta la enseñanza bíblica de los dones espirituales, y cree que el don de profecía es una de las señales que identifican a la iglesia remanente?” (p. 47, ed. 2010). Si las personas aceptan esto, entonces pueden unirse a la iglesia, si desean hacerlo mientras examinan por sí mismas las evidencias de que el ministerio de Elena de White fue una genuina manifestación de este don en el que creen, y cuya presencia creen que es una señal que identifica a la iglesia remanente de los últimos días.
Por último, usted pregunto por la declaración del presidente de la Asociación General de que la gente no puede decir que no acepta esta creencia fundamental y todavía decir ser parte de la iglesia. Expresar incredulidad seria oposición, ¿no es cierto? Aquí hemos pasado del reino de la incertidumbre, de necesitar más tiempo para estudiar y obtener pruebas a decir: “No acepto esto”, es decir, rechazarla, ¿no es cierto? No es por tanto el mismo grupo del que la señora de White hablaba que “no manifestaban oposición [a las visiones], pero no se atrevían a adoptar una posición definida con respecto a ellas”.
En cuanto a la persona que se niega a aceptar dicha creencia después de ser miembro y tener tiempo y oportunidad para examinar la validez del don, apoyaría el presidente de la Asociación General y diría que no se puede rechazar una de las creencias fundamentales de la iglesia y todavía afirmar ser parte de la iglesia. “¿Andarán dos juntos, si no están de acuerdo?” (Amos 3:3). Tal gente se sentiría incomoda en la iglesia, y la iglesia se turbaría por su influencia. Si la gente cree que los miembros de esta iglesia están tan engañados como para seguir a una señora que decía tener el don profético, pero que no lo tiene, ¿Por qué quieren unirse a ellos?
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¿Prohibió Elena de White a los predicadores citarla en sus sermones?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
“Las palabras de la Biblia, y de la Biblia sola, deben oírse desde el pulpito” (Profetas y reyes, p. 461). ¿Están usando los adventistas en realidad esta cita para decir que los predicadores no pueden citar el Espíritu de Profecía en sus sermones?
Aunque algunos puedan estar usando esta declaración para ese propósito, eso no quiere decir que tenga razón. Aceptar esta declaración para prohibir el uso de los escritos de la señora de White desde el pulpito también prohibiría el uso de las propias palabras del predicador, ¿no es cierto? De la misma manera, prohibiría el uso de las palabras de cualquier otro escritor, siendo que “las palabras de la Biblia, y de la Biblia sola, deben oírse desde el pulpito, pero es evidente que esto no es lo que la señora de White quiso decir con esa afirmación. Más bien, ella estaba constando la presentación de la verdad bíblica con las opiniones humanas.
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¿Qué dijo Elena de White con respecto al uso de joyas?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
La señora de White hizo una serie de declaraciones en cuanto a las joyas. Creo que la siguiente esta entre las más conocidas. Se encuentra en Mensajes selectos, tomo 3, páginas 283 y 284:
El tiempo es demasiado corto para adornar el cuerpo de oro o plata o ropa costosas. […] Jesús, el Comandante de las cortes del cielo, dejo a un lado su corona de realeza y su manto regio, y descendió de su trono de monarca; y revistió su divinidad con las vestimentas de la humanidad, y por nuestra causa llego a ser pobre, a fin de que por su pobreza, nosotros llegáramos a poseer riquezas eternas. Sin embargo, precisamente aquellos por quienes Cristo ha hecho todo lo que es posible hacer para salvar a las almas que perecen de la rutuna eterna, sienten tan poca disposición a negarse cualquier cosa que tengan dinero para comprar.
El Señor viene pronto, y trae con el su recompensa para dar a cada uno según su obra. Trato de presentar delante del pueblo la verdad de que estamos manejando el dinero del Señor para llevar a cabo la obra más importante que pueda hacerse. Los hijos de Dios pueden, individualmente, mediante la negación del yo, hacer mucho más; y si todos hicieran un poco, los pequeños riachuelos constituirán una corriente grande que fluirá hacia el cielo.
Es cierto que es difícil para todos admitir esta situación. El yo, el yo, el yo, debe ser servido y glorificado; y cuán difícil es para todos convertirse en colaboradores con Dios. Ojala que un espíritu de sacrificio se posesionara de cada iglesia, y así toda alma que esta ceca o lejos aprendiera el valor del dinero, y lo usara mientras puede, y dijera: “De lo recibido de tu mano te damos, Señor” (ver 1 Cron. 29:14). –Carta 110, 1896.
No tenemos tiempo para prestar una preocupante consideración a lo que comeremos y beberemos, y a con que nos cubriremos. Vivamos en forma sencilla, y trabajemos con sencillez. Vistámonos de una manera tan modesta y apropiada que seamos recibidos donde quiera que vayamos. Las joyas y los vestidos costosos no nos darán influencia. Pero el ornamento de un espíritu manso y pacífico, resultado de la devoción al servicio de Cristo, nos dará poder con Dios. La bondad y la consideración en favor de los que nos rodean son cualidades preciosas a la vista del cielo. Si no habéis dado atención a la tarea de adquirir estas gracias, hacedlo ahora, porque no tenéis tiempo que perder. –Manuscrito 83, 1909.
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¿Podemos celebrar la navidad?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Copiare para usted algunas de las declaraciones de la señora de White que tienen que ver con la Navidad. [Estas citas vienen de un ensayo del Patrimonio White: A Group of Statements From the Pen of Ellen G. White Regarding Holiday Gifts and the Observance of Christmas [Una serie de declaraciones de la pluma de Elena de White en cuanto a los regalos de las fiestas y la observancia de la Navidad]. El ensayo, que contiene mucho más sobre la Navidad, está disponible en el sitio Web del Centro de Recursos Digitales del Patrimonio White. Ver también El hogar cristiano, pp. 455-460].
Ya llega la Navidad. Que todos ustedes tengan la sabiduría para que sea una ocasión preciosa. Que los miembros más ancianos de la iglesia unan cuerpo y alma con sus hijos en su diversión inocente y recreación, al idear formas y medios para mostrar verdadero respeto a Jesús trayéndoles regalos y ofrendas. Que todo el mundo recuerde los derechos de Dios. Su causa no puede avanzar sin la ayuda de ustedes. Coloquen en la tesorería del Señor los regalos que por lo general ustedes se han otorgado unos a otros. […] Que en cada iglesia se coloquen pequeñas ofrendas de ustedes en el árbol de Navidad. Que el preciado emblema “siempre verde” aluda a la santa obra de Dios y su beneficencia hacia nosotros; y la amante obra de corazón consistirá en salvar a otras almas que están en tinieblas. Que las obras de ustedes estén acorde con su fe. –Review and Herald, 9 de diciembre de 1884.
Se acerca la época de las fiestas con su intercambio de regalos, y tanto los jóvenes como los adultos consideran atentamente qué pueden dar a sus amigos en señal de afectuoso recuerdo. Por insignificantes que sean los regalos, es agradable recibirlos de aquellos a quienes amamos. Constituyen una demostración de que no nos han olvidado, y parecen estrechar un poco más los lazos que unen con ellos.
Hermanos y hermanas, mientras ustedes estén pensando en los regalos que quieren ofrecerse unos a otros, quisiera hacerles recordar a nuestro Amigo celestial, no sea que olviden lo que él nos pide. ¿No le agradara nuestra demostración de que no le hemos olvidado? Jesús, es el príncipe de vida, lo dio todo para poner la salvación a nuestro alcance […]. Hasta sufrió la muerte, para poder darnos la vida eterna […].
¿No compartirá nuestro Benefactor celestial las pruebas de nuestra gratitud y amor? Vengan, hermanos y hermanas, con sus hijos, aun con los niños de brazos, y traigan sus ofrendas a Dios de acuerdo con lo que puedan dar […]. En ocasión de las próximas fiestas de Navidad y Año Nuevo no hagamos solamente una ofrenda a Dios de nuestros medios, sino entreguémonos a nosotros mismos sin reservas a él, en sacrificio vivo […].
Al tiempo que insto a todos el deber de traer primero sus ofrendas a Dios, yo no condenaría totalmente la práctica de hacer regalos de Navidad y Año Nuevo a nuestros amigos. Está bien que nos otorguemos unos a otros, pruebas de cariño y pareció con tal que no olvidemos a Dios, nuestro mejor Amigo. Debemos hacer regalos que sean de verdadero beneficio para quienes los reciban. Yo recomendaría libros que ayuden a comprender la Palabra de Dios o que acrecienten nuestro amor por sus preceptos. –Review and Herald, 26 de diciembre de 1882.
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¿Cómo pudo respaldar Elena de White lo que la Biblia condena?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Creo que necesitamos preguntarnos seriamente si en el pasaje que usted cito, Jeremías estaba describiendo el árbol de Navidad o algo parecido. Primero, tome en cuenta que aunque usted ha identificado el árbol llevado al hogar como un árbol de hojas perennes, el texto bíblico no lo hace. Solo se refiere a un árbol.
Segundo, ¿qué se hace entonces con el árbol? ¿Se cuelgan la plata y el oro en sus ramas? La Reina Valera Actualizada (RVA), una traducción bastante literal y conservadora, traduce de esta manera el versículo 3: “Porque las costumbres de los pueblos son vanidad: Cortan un árbol del bosque, y las manos del escultor lo labran con azuela”. No se necesita un artífice para cortar un árbol. ¡Incluso yo puedo hacerlo! Así que ¿Por qué un “artífice”?
Creo que la razón es que después de cortar el árbol, el artífice lo labraba en un ídolo, que la gente cubría entonces con plata y oro. Esta talla del ídolo, no meramente cortar el árbol, requerían valor en un artífice. El versículo 5 lo hace bastante explícito. De nuevo cito de la RVA: “Son como un espantapájaros en un huerto de pepinos. No hablan; son llevados, porque no pueden dar un paso. No tengáis temor de ellos, porque no pueden hacer daño ni tampoco tienen poder para hacer bien”.
Esto está describiendo una imagen, una representación de un ídolo, y se lo compara a un espantapájaros, algo a lo que usted no debería temer. Isaías 44:9 al 17 presenta un cuadro paralelo, pero con más detalles.
A pesar de las similitudes superficiales, Jeremías 10 no está describiendo un árbol de Navidad, ni lo que la gente hace con un árbol de Navidad. He visto a la gente de una iglesia católica postrarse ante las imágenes y ante el altar como acto de respeto y adoración. Pero nunca he visto a nadie ofrecer tal homenaje a un árbol de navidad, y probablemente usted tampoco. Así que tener un árbol de Navidad en la iglesia no es un asunto de falsa adoración. La señora de White, que usted ha creído que era una profeta de Dios, también reconoció que no era una cuestión de falsa adoración. ¿No debemos aceptar sus escritos cuando armonizan con el verdadero significado de las Escrituras, como creo que lo hacen en el presente caso?
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¿Hay algo de malo en usar tambores?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Al igual que usted, tampoco tengo mucha confianza en las teorías de la conspiración. No creo que debamos permitir que nuestras prácticas sean dirigidas por ellas, porque considero dudosas. También creo que usted está en lo correcto cuando sugiere que el problema no era en realidad los tambores, sino como son usados.
Usted pregunto qué quiso decir Elena de White en la declaración que usted cito sobre los tambores en el congreso campreste de Indiana en 1900. Siempre es un poco arriesgado aventurarse a decirle a alguien lo que la señora de White quiso decir. En este caso, tenemos relatos de testigos oculares acerca de lo que estaba pasando en el congreso campreste. Son reveladores.
Hay un gran poder que acompaña al movimiento [de la Carne Santa] que esta en pie allí. Persuadiría casi a cualquiera dentro de su alcance, si son concienzudos del todo, y se sientan y escuchan con el menor grado de aprobación, a causa de la música que se usa en la ceremonia. Tienen un órgano, un violonchelo, tres violines, dos flautas, tres panderetas, tres trompas y un bombo, y quizás otros instrumentos que no he mencionado […]. Cuando están en una clave elevada no se puede escuchar una palabra de la congregación en su cantar, ni escuchar nada, a menos que sean chillidos de aquellos que están medio locos […].
Después de un llamado a pasar adelante para orar, unos cuantos de los que se dirigen pasan al frente, para conducir a otros a que vengan; y entonces empiezan a tocar los instrumentos musicales, hasta que usted ni siquiera puede oír sus propios pensamientos; y bajo la efervescencia de estos acordes, consiguen que una gran proporción de la congregación pase al frente vez tras vez. – Informe de S. N. Haskell a E. G. de White, 25 de septiembre de 1900.
Asistí al congreso campestre en septiembre de 1900, que tuvo lugar en Muncie, donde fui testigo de primera mano de la emoción fanática y las actividades de estas personas. Cuando estos fanáticos dirigían los servicios en el pabellón grande, se animaban hasta un tono alto de emoción mediante el uso de instrumentos musicales, tales como: trompetas, flautas, instrumentos de cuerda, panderetas, un órgano y un gran bombo. Gritaban y cantaban sus cantos movidos con la ayuda de instrumentos musicales hasta que se ponían verdaderamente histéricos. Muchas veces los vi después de estas reuniones matutinas, mientras venían a la carpa comedor temblando bastante como si tuvieran parálisis.– Informe de Burton Wade a Arthur L. White, 12 de enero de 1962.
Con este trasfondo, permítame volver a su idea acerca de cómo son usados los tambores. Cuando estaba en la universidad en los años sesenta, tocaba en la banda de la universidad. Fuimos de gira e incluso tocamos para los servicios de iglesia el sábado por la mañana en diversos lugares. En alguna de las piezas sacras incluíamos juiciosamente tambores, un bombo, timbales y platillos. Recuerdo un arreglo de “Firmes y adelante”, por ejemplo, en el que los tambores redoblantes ayudaban a proporcionar el ambiente de marcha. No hubo nada de irreverente ni fuera de lugar sobre esto, según mi opinión. La música era saca y majestuosa. Además, recuerdo que incluso el “Aleluya” del Mesías de Handel usaba timbales. Así que en mi opinión, el problema no son los tambores, sino como son usados.
El problema en los días de la señora de White en Indiana, tal como lo entiendo, fue que los instrumentos fueron utilizados para provocar una excitación entre las personas, que tenía poco que ver con el movimiento del Espíritu Santo. El tipo de música que se utiliza hoy en día en algunas iglesias puede no ser la misma que se utilizó allí, pero muchas cosas parecen semejantes. Melodías bailables adaptadas a palabras sagradas, la música tocada de manera estridente, la excitación provocada y las influencias de corrientes teológicas ajenas a las enseñanzas adventistas son algunas de las que me vienen a la mente. Además, las actuaciones que acompañan a estos cantos tienden a provocar aplausos para el artista, como un entretenimiento, en lugar de agradecimiento a Dios. Estas cosas, en lugar de que instrumentos se utilizan, me parece que son los aspectos importantes. Si resolvemos estos asuntos, no encontraríamos mucha ocasión para discutir si los tambores son apropiados. Creo que eso se resolvería por sí solo.
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¿Pudo Cristo haber regresado en 1844?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
He aquí un par de referencias que cumplen los requisitos:
La larga noche de pesar nos somete a prueba, pero la mañana se posterga misericordiosamente, porque si el Maestro viniera ahora, hallaría a muchos sin preparación. La actitud de Dios de no permitir que su pueblo perezca ha sido la razón de tan larga demora. – Testimonios para la iglesia, t. 2, pp. 175, 176 (1868).
Los ángeles de Dios, en sus mensajes para los hombres, representan el tiempo como muy corto. Así me ha sido siempre presentado. Es cierto que el tiempo se ha extendido más de lo que esperábamos. Pero, ¿ha fallado la palabra el Señor? ¡Nunca! Debiera recordarse que las promesas y amenazas de Dios son igualmente condicionales.
Dios ha confiado a su pueblo una obra que debe efectuarse en la tierra. Había de ser dado el mensaje del tercer ángel, las mentes de los creyentes habrían de ser dirigidas al Santuario celestial, donde Cristo ha entrado para hacer expiación por su pueblo. La reforma del dia de reposo había de ser llevada adelante. Debe ser reparada la brecha en la ley de Dios. El mensaje debe ser proclamado con fuerte pregón para que todos los habitantes de la tierra puedan recibir la amonestación. El pueblo de Dios debe purificar su alama mediante la obediencia a la verdad y estar preparado para encontrarse con el sin falta, en su venida.
Si después del gran chasco de 1844 los adventistas se hubiesen mantenido firmes en su fe, y unidos en la providencia de Dios que abría el camino, hubieran proseguido recibiendo el mensaje del tercer ángel y proclamándolo al mundo con el poder del Espíritu Santo, habrían visto la salvación de Dios y el Señor hubiera obrado poderosamente acompañando sus esfuerzos, se habría completado la obra y Cristo habría venido antes de esto para recibir a su pueblo y darle su recompensa.–Mensajes selectos, t. 1, pp. 76,77 (1883).
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¿Los eventos del 11 de septiembre cumplieron una profecía de Elena de White?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Tengo un amigo a quien respeto mucho, incluyendo su profundo conocimiento de los escritos de Elena de White, que cree que la señora de White vio en visión la construcción del World Trade Center. Pero tengo que estar en desacuerdo con él. Aunque hay algunas similitudes sorprendentes entre los acontecimientos del 11 de septiembre y lo que la señora de White escribió en las páginas 11 a la 13 del tomo 9 de los Testimonios para la iglesia, también hay algunas diferencias claras. No sé si es el World Trade Center fue catalogado alguna vez como a “prueba de fuego”, como la señora de White describe los edificios que vio. Pero si era o no era, no se consumió por el fuego “como si hubieran sido de brea”. Algo consumido por el fuego como si hubiera sido de brea esta completamente envuelto en llamas, pero el World Trade Center fue destruido por un fuego confinado a unos pocos pisos. Esto debilito la estructura de acero e hizo que los pisos “cayeran como panqueque” uno encima de otro. Si yo viera tal escena y tratara de describirla, no pensaría en la expresión “consumidos como si hubieran sido de brea”.
Ni sé de algo en aquellos eventos que incide que la destrucción vino porque “los bomberos no podían hacer funcionar sus máquinas”. Algunos señalan las máquinas que fueron destruidas, y por lo tanto no podían funcionar. Pero eso fue el resultado del colapso de las torres, y no fue un factor en que los bomberos no pudieran salvar los edificios.
Lo que es más, la señora de White ni siquiera afirmó que los edificios que vio estuvieran en New York; solo dijo que ella estaba en Nueva York cuando tuvo la visión. Desde mi punto de vista, estos son datos que no se corresponden con los hechos del 11 de septiembre. Me parece que las personas tienen que basarse en explicaciones creativas para hacer que estos eventos se ajusten a estas descripciones. Personalmente, creo que ña señora de White vio otro evento, uno que esta posiblemente en el futuro. Pero no he descartado la idea de que ella podría haber visto algo que ocurrió en el pasado en algún oreo lugar (tal vez durante las destrucciones de la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo), y simplemente no lo hemos relacionado.
Para mí, la conclusión es que eventos como estos del 11 de septiembre deben recordarnos de la brevedad e incertidumbre de la vida. Más allá de eso, debería recordarnos declaraciones como las que hemos estado discutiendo, que advierten de destrucciones mayores aun por venir al acercarnos al regreso de Jesús. Debería decirnos que el tiempo para este mundo es corto y que tenemos un trabajo urgente que hacer, sobre todo en las ciudades que creemos están destinadas a la destrucción. Si la Biblia y los escritos de la señora de White son correctos, como creo que lo son, entonces las cosas so irán más o menos sin problemas, como lo han estado hasta ahora. Lo que sucederá en este planeta en los momentos finales previos a la venida de Jesús no será agradable. ¡Pero tenemos la seguridad de que las cosas se pondrán después mucho mejor! Podríamos confiar en Jesús para el mañana, y tenemos el privilegio de caminar con él y trabajar hoy por él.
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¿Quiénes formarían parte de los 144.000?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Usted tiene razón acerca de que esta soplando todo viento de doctrina. Y algunos de los que adoptan posiciones extremas o erróneas pueden, de hecho, ser muy elocuentes y parecer muy bien informados sobre los puntos que están criticando. Pero esto no asegura que están en lo cierto. Hace bien en estar atento (ver El conflicto de los siglos, cap. 41, pp. 706, 707, para la declaración básica de Elena de White sobre este grupo). Lo que sigue son pociones de un documento que examina ciertas declaraciones que la señora de White hizo acerca de los 144.000. (El documento se titula: “Consejo en cuanto al asunto de los 144.000”.) La señora de White no trató de definir quiénes integrarían este grupo, y previno a otros en cuanto a tratar de hacerlo.
Cristo dice que habrá en la iglesia quienes presentaran fabulas y suposiciones, cuando Dios ha dado sublimes, elevadoras, y ennoblecedoras verdades que siempre debieran ser preservadas en la cámara del tesoro de la mente. Cuando los hombres toman esta teoría y aquella otra, cuando están por saber algo que no es necesario que sepan, Dios no los está guiando. No es su plan que los suyos presenten algo que tengan que suponer, que no está enseñado en la Palabra. No es su voluntad que entren en controversias por cuestiones que no los ayudaran espiritualmente, tales como: ¿Quiénes han de componer los 144.000? fuera de duda, esto lo sabrán dentro de poco los que sean elegidos de Dios. – Mensajes selectos, t. 1, p, 205.
La siguiente carta de C. C. Crisler, secretario principal en la oficina de la señora de White, dirigido a ___________, presidente de la Unión del Pacífico, se produjo como respuesta a una petición de el a la hermana White en la que solicitaba alguna luz que ella tuviera con relación a la enseñanza de los 144.000 estarían integrados por estadounidenses solamente, y nadie de otro país […].
La señora de White me instruye que le informe que no tiene más luz salvo que la presentación de incertidumbres como certezas, y promover misterios como verdades reveladas es peligroso y conduce a la desilusión. Ella sugiere edificar sobre las Sagradas Escrituras, el verdadero fundamento, y no en conjeturas personales […].
Ella expreso su satisfacción por el hecho de que yo le incluyera en mi carta las palabras: “Sobre el asunto del significado exacto de los 144.000 la hermana White en repetidas ocasiones nos ha enseñado que el “silencio es elocuencia”.
También comento favorablemente al escuchar las palabras con que finalice: “Por lo que ahora se, nadie sabe toda la verdad del asunto ni lo sabremos hasta que estemos del otro lado del Jordán”. – Patrimonio White, 21 de diciembre de 1964; revisado en septiembre de 1990.
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¿Sera la última obra mediadora de Jesús salvar a los hijos de los creyentes?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Hace más de cuarenta años, el Patrimonio White incluyo esta declaración en una lista de “Citas apócrifas” en el apéndice C en la parte trasera tomo del incide de tres tomos: Comprehensive Index to the Ellen G. White Writings [Índice comprensivo de los escritos de Elena G de White]. Esa lista fue ampliada para nuestro sitio Web (www.WhiteEstate.org), donde usted puede encontrarla en la sección “Issues & Answers” [Problemas y respuestas], bajo el encabezado “Statements Mistakenly Attributed to Ellen G. de White” [Declaraciones atribuidas erróneamente a Elena G. de White]. He aquí lo que dice la entrada:
Ultima obra mediadora de Cristo. La declaración atribuida a la señora de White y relacionada con varias fuentes de referencia tales como la Review and Herald, 1890, 1898, o 1902, sobre que la ultima intercesión de Cristo será a favor de los jóvenes que se han apartado del redil, no pueden ser rastreadas en ninguna fuente de Elena de White. Se insta a los investigadores a leer las siguientes declaraciones: “cuando la tormenta de la persecución caiga realmente sobre nosotros, […] muchos que han dejado el redil regresaran para ir en pos del gran Pastor” (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 400). “El amor de Dios anhela al que ha elegido separarse de él, y pone en acción influencias para traerlo de vuelta a la casa del Padre […]. La misericordia y compasión del amor divino, a manera de una cadena de oro, rodea a cada alma en peligro” (Palabras de vida del gran Maestro, cap. 16, p. 159). “El cielo espera y anhela el regreso de los pródigos que se han alejado del redil para vagar. Muchos de los que se han descarriado pueden ser rescatados por el servicio amante de los hijos de Dios” (En los lugares celestiales, p. 12)
Estos pasajes alternos, que si provienen de los escritos de la señora de White, pueden servir como sustitutos dignos para el que no procede.
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¿Tengo que dejar de comer carne para sanarme?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Usted puede haber estado pensando en esta declaración de Consejos sobre la salud, sección 12, paginas 577:
Entre el pueblo que pretende esperar la próxima venida de Cristo, tendría que haber reformadores mas grandes. La reforma pro salud debe realizar entre nuestro pueblo una obra que todavía no se ha llevado a cabo. Hay quienes deberían estar despiertos al peligro del consumo de carne pero que todavía continúan comiendo la carne de animales, con lo cual ponen en peligro su salud física, mental y espiritual. Muchos que ahora están solo convertidos a medias a la cuestión del consumo de carne, se apartaran del pueblo de Dios y ya no andarán mas con él.
Aunque la señora de White dio tales advertencias sobre los efectos del consumo de carne, reconoció que una dieta vegetariana no sería lo más saludable, ni siquiera posible, en todas las partes del mundo. En algunos lugares no es posible contar con una variedad de platos nutritivos disponibles para sostener el vegetariano. Ella instó a que cada individuo lo hiciera lo mejor que pudiera dentro de sus propias circunstancias. Una de las mejores síntesis de su posición se encuentra en Testimonios para la iglesia, tomo 9, páginas 123 a 133. Fue un mensaje que pronuncio ante la Asociación General de 1909, la ultima a la que asistió. Aquí hay un par de párrafos clave sobre los puntos que estamos discutiendo.
Si pudiese beneficiarnos el satisfacer nuestro deseo de comer carne, no os dirigiría esta suplica; pero se que ellos es imposible. Los alimentos preparados a base de carne perjudican la salud física, y debemos aprender a vivir sin ellos. Los que están en situación de poder seguir un régimen vegetariano, pero prefieren seguir sus propias inclinaciones en este asunto, comiendo y bebiendo como quieren, irán descuidando gradualmente la instrucción que el Señor ha dado tocante a otras fases de la verdad presente, perderán su percepción de lo que es verdad y segaran con toda seguridad lo que hayan sembrado. – Testimonios para la iglesia, t. 9, pp. 125, 126.
No prescribimos un régimen definido, pero decidimos que en los países donde abundan las frutas, los cereales y las nueces, la carne no es el alimento adecuado para el pueblo de Dios. Se me ha indicado que la carne tiende a animalizar la naturaleza, a despojar a los hombres y mujeres del amor y la compasión que debieran sentir por cada cual, y hace predominar las pasiones bajas sobre las facultades más elevadas del ser. Si el comer carne fue alguna vez saludable, no lo es ahora. Los canceres y tumores, y las enfermedades pulmonares se deben mayormente a la costumbre de comer carne.
No hacemos del consumo de la carne una condición para la admisión de los miembros; pero debiéramos considerar la influencia que ejercen sobre otros creyentes profesos que usan carne. Como mensajeros de Dios. ¿no diremos al pueblo: “Si pues coméis, o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios?” (1 Cor. 10:31). […] La salud del cuerpo debe considerarse como esencial para el crecimiento en la gracia y la adquisición de un carácter templado. Si no se cuida debidamente el estomago, será estorbada la formación de un carácter moral integro. El cerebro y los nervios están en relación intima con el estomago. De los errores practicados en el comer y beber resultan pensamientos hechos erróneos. –ibíd., pp. 127, 128.
En resumen, podríamos decir que la señora de White reconoció y alerto sobre los peligros, físicos, morales y espirituales involucrados en una alimentación a base de carne, sin insistir en que todas las personas en todas las partes del mundo deben dejar de comerla. Si comer carne pone en peligro la salvacion
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¿Dijo Elena de White que la iglesia Adventista resistirá hasta el fin?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Cuando pienso en los comentarios de la señora de White al respecto, recuerdo la declaración de que parecerá que la iglesia está a punto de caer, pero no cae; permanece. Se la cito aquí, con el párrafo anterior para el contexto:
Debemos estar listos y a la espera de las órdenes de Dios. Las naciones serán conmovidas en toda su extensión. Se quitara el apoyo a los que proclaman la única norma de justicia de Dios y la única prueba segura del carácter. Y todos los que no se sometan a los decretos de los concilios nacionales y obedezcan las leyes nacionales que ordenan exaltar el día de reposo instituido por el hombre de pecado, por encima del día santo de Dios, sentirán, no solamente el poder opresivo del papado, sino también el del mundo protestante que es la imagen de la bestia.
Satanás llevara a cabo sus milagros para engañar y establecerá su poder por encima de todo lo demás. Puede parecer que la iglesia está por caer, pero no caerá. Ella permanece en pie, mientras los pecadores que hay en Sion son tamizados, mientras la paja es separada del trigo precioso. Es una prueba terrible, y sin embargo tiene que ocurrir. Nadie fuera de aquellos que han estado venciendo mediante la sangre del Cordero y la Palabra de su testimonio será contado con los leales y los fieles, con los que no tiene mancha ni arruga de pecado, con los que no tienen engaño en sus bocas. Debemos despojarnos de nuestra justicia propia y vestirnos con la justicia de Cristo.- Mensajes selectos, t. 2, pp. 436, 437.
En esta declaración queda claro que ella tenía en mente la iglesia que guarda los mandamientos de Dios.
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¿Cómo pueden los cristianos resolver mejor los conflictos?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
El siguiente pasaje suele ser útil. Se encuentran en Patriarcas y profetas, capitulo 48, páginas 556 a 558. Es posible que desee retroceder y leer la parte de la historia que procede a este pasaje para tener el cuadro completo.
También puede serle útil un capítulo de Obreros evangélicos en la sección Nuestras relaciones mutuas, bajo el título La disciplina en la iglesia (pp. 515-519).
Se trata de la forma de resolver los conflictos, malentendidos y males en la iglesia. En esencia, el consejo de la señora de White era seguir las instrucciones de Jesús en Mateo 18. Esta es la cita de Patriarcas y Profetas:
¡Cuán a menudo provienen serias dificultades de una simple interpretación errónea, hasta entre aquellos que son guiados por los móviles más dignos! Y sin el ejercicio de la cortesía y la paciencia, ¡qué resultados tan graves y aun fatales pueden sobrevenir! Las diez tribus recordaban como, en el caso de Acán, Dios había reprendido la falta de vigilancia para descubrir los pecados que existían entre ellas. Ahora habían decidido obrar rápida y seriamente; pero tratar de evitar su primer error, habían llegado al extremo opuesto. En vez de hacer una investigación cortes para averiguar los hechos del caso, se habían presentado a sus hermanos con censuras y condenación. Si os hombres de Gad y Rubén hubieran respondido animados del mismo espíritu, el resultado habría sido la guerra. Si bien es importante; por otro lado, que se eviten los juicios duros y las sospechas infundidas.
Muchos que son muy sensibles a la menor crítica dirigida contra su propio comportamiento dan, sin embargo, un trato excesivamente severo a las personas a quienes consideran en el error. La censura y el oprobio no lograron jamás rescatar a nadie de una opinión falsa, sino que más bien han contribuido a alejar a muchos del camino recto, por haberlos inducido a endurecer a su corazón para no dejarse convencer. Un espíritu bondadoso y un comportamiento cortes, afable y paciente pueden salvar a los descarriados y ocultar una multitud de pecados.
La sabiduría manifestada por los hijos de Rubén y sus compañeros es digna de imitación. En tanto que se esforzaban sinceramente para hacer progresar la causa de la verdadera religión, fueron juzgados erróneamente y censurados con severidad; pero no manifestaron resentimiento. Escucharon con toda cortesía y paciencia los cargos que sus hermanos les hacían, antes de tratar de defenderse, y luego les explicaron ampliamente sus móviles y demostraron su inocencia. Así se arregló amigablemente la dificultad que amenazaba tener tan graves consecuencias.
Aun cuando se los acuse falsamente, los que están en lo justo pueden permitirse tener calma y ser considerados. Dios conoce todo lo que los hombres no entienden o interpretan mal, y con toda confianza podemos entregarle nuestro caso en sus manos. El vindicara la causa de los que depositan su confianza en el tan seguramente como saco a luz la culpa de Acán. Los que son movidos por el espíritu de Cristo poseerán la caridad, que todo lo soporta y es benigna.
Dios quiere que haya unión y amor fraternal entre su pueblo. En la oración que elevo Cristo precisamente antes de su crucifixión pidió que sus discípulos fueran uno como él era uno con el Padre, para que el mundo creyera que Dios lo había enviado. Esta oración conmovedora y admirable llegaba a través de los siglos hasta nuestros días, pues sus palabras fueron: “Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos” (Juan 17:20). Aunque no hemos de sacrificar un solo principio de la verdad, debemos procurar constantemente ese estado de unidad. Es la evidencia de nuestro discipulado, pues Jesús dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si Pedro exhorta a la iglesia: “Sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición” (1 Ped. 3:8, 9)
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¿Cuál es el pecado contra el Espíritu Santo?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Tras mi respuesta reproduciré un par de párrafos de El Deseado de todas las gentes en los que la señora de White aborda las preguntas que usted ha formulado. (Estos párrafos proceden del capítulo 33). Vera que ella presenta este pecado como la resistencia al llamado del Espíritu Santo para que nos arrepintamos y nos convirtamos a Dios. Incluso ante la evidencia más convincente y los ruegos, somos libres, si lo deseamos, de negarnos a ceder ante Dios. Si resistimos continuamente, con el tiempo no seremos impresionados en absoluto por la obra más poderosa del Espíritu en nuestro favor. Nos habremos colocado a nosotros mismos más allá del alcance de Dios, porque él no viola nuestra voluntad. Dios no puede perdonar este pecado, porque nos negamos a traérselo o incluso escuchar sus suplicas.
¿Cómo podemos saber que no hemos cometido este pecado? Si todavía sentimos el llamado de Dios para rendirle nuestra vida, esa es la obra del Espíritu Santo en nuestro corazón. Si hemos estado resistiendo a su llamado, podemos estar agradecidos de que todavía está obrando en nosotros, y ¡no debemos postergarlo! Debemos hacer una entrega total de nuestra vida a aquel que murió por nosotros. Así como el no retuvo nada, así también no debemos retener nada. La demora o el rechazo son peligrosos. Ahora es el tiempo aceptable, dice la Biblia, ahora es el día de salvación
Precisamente antes de esto, Jesús había realizado por segunda vez el milagro de sanar a un hombre poseído, ciego y mudo, y los fariseos habían reiterado la acusación: “Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios” (Mat. 9:34). Cristo les dijo claramente que al atribuir la obra del Espíritu Santo a Satanás, se estaban separando de la fuente de bendición. Los que habían hablado contra Jesús mismo, sin discernir su carácter divino, podrían ser perdonados; porque podían ser inducidos por el Espíritu Santo a ver su error y arrepentirse. Cualquiera que sea el pecado, si el alma se arrepiente y cree, la culpa queda lavada en la sangre de Cristo; pero el que rechaza la obra del Espíritu y declaran que esa obra divina proviene de Satanás, cortan el conducto por el cual Dios puede comunicarse con ellos. Cuando se rechaza finalmente al Espíritu, no hay nada más que Dios pueda hacer por el alma […].
No es Dios quien ciega los ojos del hombre y endurece su corazón. El les manda luz para corregir sus errores, y conducirlos por sendas seguras; es por el rechazo de esa luz que los ojos se ciegan y el corazón se endurece. Con frecuencia, esto se realiza gradual y casi imperceptiblemente. La luz viene al alma a través de la Palabra de Dios, de sus siervos, o por la intervención directa de su Espíritu; pero cuando un rayo de luz se discierne menos claramente. Así aumentan las tinieblas, hasta que anochece en el alma. Así había sucedido con esos dirigentes judíos. Estaban convencidos de que un poder divino acompañaba a Cristo, pero con el fin de resistir a la verdad, atribuyeron la obra de Espíritu Santo a Satanás. Al hacer eso prefirieron deliberadamente el engaño; se entregaron a Satanás, y desde entonces fueron dominados por su poder.- El Deseado de todas las gentes, pp. 288-290.
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¿Tenemos que arrodillarnos cuando oramos?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Preguntas como la suya surgen porque la señora de White dijo que arrodillarse es “siempre la posición correcta”. Pero, ¿Cómo entendemos ese “siempre”? Hay, en efecto, declaraciones de la señora de White que hablan favorablemente de oraciones ofrecidas en otras posiciones, especialmente de pie. ¿Se está contradiciendo a si misma?
Creo que un vistazo más de cerca revela que no hay contradicción en absoluto. La situación que la señora de White enfrento cuando insistió en arrodillarse fue la oración colectiva antes del sermón. He aquí lo que dijo:
A uno que se había educado durante cinco años en Battle Creek se le pidió que guiara en oración antes de que la Hna. White hablara al pueblo. Pero al verlo permanecer de pie cuando sus labios estaban por abrirse para orar a Dios, experimente la viva necesidad de reprocharlo directamente. Lo llame por su nombre y le dije: “Arrodíllese”. Esta es siempre la posición correcta.- Mensajes selectos, t.2, p. 359.
No tratemos de hacer la declaración de la señora de White sobre una situación particular, aplicable a todas las demás. Yo entiendo que aquí el “siempre” se aplica a la oración principal de la congregación durante el culto de adoración. No se aplica a otras situaciones, como lo indican otras declaraciones que hizo, situaciones tales como “cuando estén caminando o cuando estén ocupados en vuestro trabajo cotidiano” (El ministerio de curación, cap. 43, p. 408).
Cuando representamos a la congragación ante aquel a quien la señora de White llama el “Soberano del universo”, o de hecho, en nuestras oraciones privadas, la posición de rodillas representa adecuadamente nuestra condición como sus súbditos; infunde en nosotros un sentido de nuestra propia pequeñez y debilidad, y muestra respeto por aquel que es mucho mayor nosotros y es “alto y sublime”. Reconoce nuestra dependencia de él. ¿Qué excusa tenemos para no arrodillarnos ante Dios en el culto de la iglesia, cuando venimos a presentar nuestras peticiones formalmente delante de él? Creo que ese es el punto que la señora de White quiso destacar. Pero otras oraciones, para otros fines y en otros lugares, se pueden ofrecer en otras posiciones. De este modo, la Biblia habla, por ejemplo, de Nehemías que ofreció una breve oración por dirección mientras estaba delante del rey de Persia, quien le había hecho una pregunta y esperaba su respuesta. Estas oraciones están bien a la vista de la señora de White.
Por lo tanto, el hecho de que la señora de White aceptara otras posturas en la oración en otras ocasiones, a mi entender, no presenta una contradicción con su afirmación de que arrodillarse “es siempre la posición correcta” para el que está representando a la congregación en la oración principal del culto.
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¿Se salvara solamente uno de cada diez adventistas?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
¿Dijo Elena de White que “ni uno de cada de diez en la Iglesia Adventista se salvara”? Si es cierto ¿dónde aparece?
No, la señora de White no hizo tal declaración. En la base de datos del CD-ROM, solo hay una referencia a “ni uno de cada de diez”, y se ocupa de la cuestión de cuantos ministros están adecuadamente informados y son competentes para tratar cuestiones de salud. La expresión más común de la señora de White era “ni uno de cada veinte”. Lo más cerca que podemos llegar a lo que pide esta declaración:
Es una solemne declaración la que hago a la iglesia, de que ni uno de cada veinte de aquellos cuyos nombres están registrados en los libros de la iglesia se halla preparado para terminar su historia terrenal. Esa persona estaría tan ciertamente sin Dios y sin esperanza en el mundo como cualquier pecador común. Profesan servir a Dios, pero están sirviendo fervientemente a Mamón. Esta obra que se hace a medias es una negación constante de Cristo, más bien que una confesión de Jesús. Muchos han traído a la iglesia su propio espíritu insubordinado, carente de refinamiento. Su gusto espiritual esta pervertido por sus propias corrupciones inmorales y degradantes, y simbolizan al mundo en espíritu, en corazón y en propósito, confirmándose a sí mismos en prácticas lujuriosas, completamente llenos de engaño en su profesa vida cristiana. ¡Viven como pecadores, y pretenden ser cristianos! Los que pretenden ser cristianos y confesar a Cristo deben salir de entre ellos, y no tocar cosa inmunda, y separarse...–Servicio cristiano, p. 33.
Aunque esta es ciertamente una declaración solemne, usted puede observar que no es una predicción de lo que pasara al final, sino que es una declaración de las condiciones actuales en el momento de escribirse. Lo mismo puede decirse de sus otras declaraciones de “ni uno de cada veinte” o “ni uno de cada cien”. El resultado al final dependerá de la respuesta de las personas a los llamados como los que la señora de White hacía, y a los eventos finales mientras se desarrollan.
No debemos tomar estas declaraciones literalmente, porque ni una sola vez Elena de White escribe “ni uno de cada ocho” o “ni uno de cada trece”. Uso las declaraciones de manera figurada, para mostrar la seriedad de lo que estaba aseverando.
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¿Qué paso con la divinidad de Cristo en la cruz?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
No conozco fuentes adventistas contemporáneas que comenten sobre este concepto, aunque ciertamente, puede que haya algunas. Creo que estamos tratando simplemente con uno de los misterios de la encarnación. Jesús era perfectamente Dios y plenamente humano, con sus dos naturalezas combinadas en una sola. He encontrado varias declaraciones más de las que usted citó al respecto en el Comentario bíblico adventista, (t. 5, p. 1.088) en la sección “Comentarios de E. G. de White” en marcos 16:6:
La Deidad no murió. La naturaleza humana del hijo de María, ¿fue cambiada en la naturaleza divina del Hijo de Dios? No. Las dos naturalezas se mezclaron misteriosamente en una sola persona: el hombre Cristo Jesús. En él moraba toda la plenitud de la Deidad corporalmente. Cuando Cristo fue crucificado, su naturaleza humana fue la que murió. La Deidad no disminuyó y murió; esto habría sido imposible. Cristo, el inmaculado, salvará a cada hijo e hija de Adán que acepte la salvación que se lo ofrece, que consienta en convertirse en hijo o hija de Dios. El Salvador a comprado la raza caída con su propia sangre.
Este es un gran misterio, un misterio que no será comprendido plena y completamente, en toda su grandeza, hasta que los redimidos sean trasladados. Entonces se comprenderán el poder la grandeza y la eficacia de la dádiva de Dios para el hombre. Pero el enemigo ha decidido que esta dádiva sea oscurecida hasta el punto de que quede reducida a nada (Carta 208, 1904) […].
“Yo soy la resurrección y la vida”. El que había dicho: “Pongo mi vida, para volverla a tomar” salió de la tumba por la vida que estaba en él mismo. La humanidad murió: la divinidad no murió. Por su divinidad Cristo tenía el poder para romper las ataduras de la muerte. Él declara que tiene vida en sí mismo para dar vida a quienes les plazca.
Todos los seres creados viven por la voluntad y el poder de Dios. Son recipientes de la vida del Hijo de Dios. No importa cuán capaces y talentosos sean, no importa cuán grandes sean tus aptitudes, reciben nuevamente la vida de la Fuente de toda la vida. Él es el origen, la fuente de vida. Solo Aquel que es el único que tiene inmortalidad, que mora en luz, y vida, podía decir: “Tengo poder para ponerla [su vida], y tengo poder para volverla a tomar” […].
Cristo fue invertido con el derecho de dar inmortalidad. La vida que había entregado en su humanidad, la tomó otra vez y la dio a la humanidad. “Yo he venido”, dice él, “para que tengan vida y para que la tengan en abundancia”. – Youth Instructor [El instructor juvenil], 4 de agosto de 1898.
Si Dios es por definición inmortal, ¿Cómo puede morir a la Deidad? Como dijo la señora de White: “Eso habría sido imposible”. Sin embargo, Jesús murió, y su muerte afecto incluso su divinidad. No murió, pero al menos estaba inerte en la tumba. No entiendo toso esto, pero creo que algo al respecto debe haber pasado. Tal vez esta será uno de los temas de la salvación que examinaremos por la eternidad.
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¿Conservará Jesús su cuerpo humano para siempre?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Probablemente la declaración mejor conocida que resp0onde a su pregunta aparece en El Deseado de todas las gentes, capitulo 1, pagina 17:
Por medio de su vida y muerte, Cristo logró aun más que recuperar de la ruina lo forjado a través del pecado. Era el propósito de Satanás conseguir una eterna separación entre Dios y el hombre; pero en Cristo llegamos a estar más íntimamente unidos a Dios que si nunca hubiésemos pecado. Al tomar nuestra naturaleza el salvador se vinculó con la humanidad por un vínculo que nunca se ha de romper. A través de las edades eternas está ligado a nosotros. “De tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito” (Juan 3:16). Lo dio no solo para llevar nuestros pecados y morir como nuestro sacrificio; lo dio a la raza caída. Para asegurarnos de su inmutable concejo de paz, Dios dio a su hijo unigénito para que llegase a ser uno más de la familia humana y retuviese para siempre su naturaleza humana. Tal es la garantía de que Dios cumplirá su palabra. “Un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro”. Dios adopto la naturaleza humana en la persona de su Hijo, y la ha llevado al más alto cielo. Es “el Hijo del hombre” quien comparte el trono del universo. Es “el Hijo del hombre” cuyo nombre será llamado: “Admirable, Concejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (Isa 9:6). El Yo Soy es el Mediador entre Dios y la humanidad, que pone su mano sobre ambos. El que es “santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores”, no se avergüenza de llamarnos hermanos (Heb. 7:26; 2:11). En Cristo, la familia de la tierra y la familia están ligadas. Cristo glorificado es nuestro hermano. El cielo está guardado como reliquia en la humanidad, y la humanidad está incluida en el seno del Amor infinito.
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¿Han sido cambiadas las palabras de nuestras Biblias?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Creo que cuando la señora de White escribió acerca de los “sabios” que -2en algunos casos cambiaron las palabras, creyendo que estaban haciendo más claro su sentido” ella no estaba pensando en las nuevas traducciones de la biblia ni en los comentarios. Más bien, se refería a los tiempos en que las únicas copias de la Biblia eran hechas a mano y por lo tanto, eran pocas en comparación a lo que tenemos hoy.
En total, actualmente hay varios miles de manuscritos de porciones, y de vez en cuando de todo el Nuevo Testamento, algunos que datan hasta el siglo segundo d.C., pero la mayoría son los de los siglos posteriores hasta aproximadamente el siglo XVI. No hay dos de estos manuscritos que sean iguales en cada detalle. Puede haber diferencias de ortografía, errores ocasionales de la copia en la que se deja una palabra o una línea o se repite, y así sucesivamente. Y luego están las diferencias de redacción. Muchas de las traducciones modernas le informarán acerca de estas diferencias en las notas al pie en la parte inferior de la página.
La señora de White, creo, estaba comentando sobre la tendencia de algunos escribas, mientras copiaban, de hacer que el texto diga lo que “debe” decir, para “aclarar” los significados que eran oscuros o problemáticos para ellos, haciendo que el texto se ajustara a lo que creían. Sin embargo, ella expreso su confianza en nuestra capacidad de encontrar la verdad en las Escrituras mediante la comparación de una parte de la Escritura con otra, de modo que nadie se extraviara. Y de hecho, el número de manuscrito que tenemos para cada porción de la Escritura (por lo que podemos compararlos) y las formas que tenemos de evaluar las variaciones, nos han dado incluso mayor confianza de que tenemos el texto de la Biblia tan parecido dentro de lo posible a como fue escrito originalmente.
En otro lugar, en Mensajes selectos, tomo 1, página 18, la señora de White comento al respecto algo parecido al pasaje que usted ha citado:
Algunos nos miran con seriedad y dicen: “¿No creen que debe haber habido algún error de copista o de traductor?” todo esto es probable, y aquellos que son tan estrechos para vacilar por esto y tropezar en esta posibilidad o probabilidad, estarían también listos para tropezar en los misterios de la Palabra inspirada, porque su débil mente no puede discernir los propósitos de Dios. Si, tropezarían con la misma facilidad en los claros hechos que acepta la mente común que discierne lo Divino, y para la cual las declaraciones de Dios son claras y bellas, llenas de meollo y de grosura. Todos los errores no ocasionaran dificultad a un alma ni harán que ningún pie tropiece, a menos que se trate de alguien que elaboraría dificultades de la más sencilla verdad revelada.
A pesar de reconocer que tales problemas podrían haber ocurrido, ella tenía una confianza ilimitada en la Biblia. Ella continúa diciendo, en las páginas 19 y 20:
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¿Son peligrosas las traducciones modernas de la Biblia?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
No conozco ninguna declaración de la señora de White advirtiendo en contra de que las nuevas versiones de la Biblia se harían para esparcir falsedades. Tenemos un documento concerniente al uso de las diferentes versiones de la Escritura de la señora de White misma. Revela algo sobre su actitud hacia la variedad de traducciones de la Biblia:
En sus escritos Elena de White hizo usos de las varias traducciones inglesas de las Santas Escrituras que estaban disponibles en sus días. Sin embargo, ella no comenta directamente sobre los méritos relativos de estas versiones, pero es claro por su práctica que ella reconocía la conveniencia de utilizar lo mejor de todas las versiones de la Biblia. Lo que ella escribió coloca un amplio fundamento para un enfoque sin prejuicios a las muchas traducciones de Texto Sagrado […].
Sobre la actitud de la señora de White hacia la revisión de la Biblia inglesa de 1880, su hijo, W. C. White, informa:
“Antes de que se publicaran la Versión Revisada, se filtraron declaraciones del comité tocante a los cambios que pretendían hacer. Puse a mi madre en conocimiento de esto, y ella me dio una información muy sorprendente en cuanto a estas Escrituras. Esto me condujo a creer que la revisión, cuando estuviera disponible, sería un asunto de gran utilidad para nosotros” (W. C. White, DF 579 [1931]; Ministry [Ministerio], abril, 1947, p. 17).
Es significativo que casi inmediatamente después de la aparición de la Versión Inglesa Revisada, la señora de White hizo uso de la misma en sus libros, como hizo con la American Standart Revisión cuando estuvo disponible en 1901 […].
En cuanto a la actitud de la señora de White referente a las revisiones de 1885 y 1901, y el uso que ella hizo de estas en la predicación y la escritura, su hijo, W. C. White, quien estuvo asociado estrechamente con ella en su ministerio publico y en la preparación y publicación de sus libros, escribió en 1931: “No conozco nada en los escritos de E. G. de White, ni puedo record nada de las conversaciones de la hermana White, que diera a entender que ella sentía que hubiera algún mal en el uso de la Versión Revisada […].
“Mientras se preparaban los manuscritos para sus nuevos libros y para ediciones limitadas de libros ya publicados, pusimos en conocimiento de la hermana White tanto como la hermana Davis, el hecho de que estaba usando textos que estaban traducidos de manera más clara en la Versión Revisada. La hermana White estudio cada caso cuidadosamente, y en algunos nos instruyó a utilizar la Versión Revisada. En otros nos instruyó a ceñirnos a la Versión Autorizada, la King James version.
“Cuando Testimonios para la Iglesia, el como 8, fue publicado y parecía conveniente hacer algunas citas extensas de los Salmos, se le hizo notar a la señora de White que era preferible la Versión Revisada de estos Salmos, y que al utilizar la forma de versos en blanco los pasajes eran más legibles: La hermana White considero el asunto reflexivamente, y nos instruyó a usar la Versión Revisada”. –Arthur L. White, The E. G. White Counsel on Versions of the Bible [El consejo de E. G. de White sobre versiones de la Biblia].
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¿Dijo algo Elena de White sobre los dinosaurios?
Elena de White no menciono a los dinosaurios por nombre. Sin embargo, muchas personas creen que ella se refirió a ellos en declaraciones tales como la siguiente, de los libros Spiritual Gifts [Dones Espirituales]. Si esto es correcto, la primera declaración responde su pregunta de si estuvieron en el arca:
Todas las especies de animales que Dios había creado fueron preservadas en el arca. Las especies confusas que Dios no creo, que fueron el resultado de amalgamación, fueron destruidas por el diluvio. –Spirituals Gifts [Dones Espirituales], t. 3, p. 75.
En la tierra, en las montañas y en los valles se encuentran huesos de seres humanos y animales, los cuales muestran que existieron animales y seres humanos muchos mayores que los que existen hoy día. Me fue mostrado que existieron antes del diluvio animales muy grandes y poderosos que hoy no existen. A veces también se encuentran instrumentos de guerra, así como madera petrificada. Debido a que los huesos de los seres humanos y de los animales encontrados son muchos más grandes que los seres humanos y animales que viven actualmente, o que han vivido por muchas generaciones pasadas, algunos concluyen que la tierra fue poblada mucho antes del registro de la creación por una raza de seres de tamaño muy superior a los de la actualidad. –Spiritual Gifts [Dones espirituales], t. 4, p. 121.
La primera declaración indica que las “especies confusas que Dios no creo” fueron resultado de la amalgamación”, y que no fueron preservados en el arca, sino que perecieron en el diluvio. La señora de White no explico cómo ocurrió este cruzamiento. Los intentos por definirla de manera más cabal son por necesidad para especulación. No sé si los seres humanos tuvieron o no tuvieron que ver con esto. La señora de White sencillamente lo no dice.
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¿Escribieron los asistentes literarios de Elena de White sus libros?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
No conozco cual es el punto específico que semana el articulo al que usted se refiere en relación con el trato a Fannie Bolton por parte de la señora White. Si está interesado, puede obtener una copia de The Frannie Bolton Story [La Historia de Fannie Bolton], una colección de todas las cartas conocidas de Elena de White, Fannie Bolton y sus asociadas que tiene relación con estos asuntos, bajándolo en la página Web del Patrimonio White.
Le puedo ayudar más directamente con la pregunta de si la señora de White o sus ayudantes literarios escribieron sus materiales. En nuestro sitio Web, www.WhiteEstate.org, en la sección “Asuntos y Respuestas”, se encuentra un apartado titulado “Preguntas y respuestas acerca de Elena de White”. Incluye el material que sigue:
¿Qué estaban autorizados a hacer los secretarios y colaboradores literarios de Elena de White, en cuanto a sus escritos?
Elena de White no siempre usaba gramática perfecta, ortografía, puntuación, en la hechura de frases o párrafos de su escritura. Ella reconoció francamente la carencia de tales habilidades técnicas. En 1873 se lamentaba: “Yo no soy una persona de letras. No puedo preparar mis propios escritos para la impresión. […] No soy experta en gramática” (Mensajes selectos, t. 3, p.100). Ella era consciente de su necesidad de que otros ayudaran en la preparación de sus manuscritos para su publicación. W. C. White describe los límites que su madre estableció para sus colaboradores:
“A los copistas de mamá se les encargaba la labor de corregir los errores gramaticales, de eliminar repeticiones innecesarias y de agrupar los párrafos y secciones en su mejor orden […].
“los colaboradores de mama de experiencia, como las hermanas Davis, Burnham, Bolton, Peck y Hare, que están muy familiarizados con sus escritos, están autorizados a tomar una frase, un párrafo, o una sección de un manuscrito e incorporarlo en otro manuscrito donde se expresó el mismo pensamiento, pero no con tanta claridad. Pero ninguno de los colaboradores de mi madre está autorizado a añadir a los manuscritos, mediante la introducción de sus propios pensamientos” (W.C. White a G. A. Irwin, 7 de mayo de 1900)
Mientras se estaban preparando para los capítulos de cada libro, Elena de White era consultada constantemente, y cuando el trabajo se completaba, se le daba a ella para su aprobación final.
A la edad de 75 años, explico su trabajo a su hermana, Mary:
“Ahora bien, mi hermana, no creas que me he olvidado de ti; porque no lo he hecho. Sabes que tengo libros que escribir. Mi último esfuerzo es un libro sobre la verdadera educación. La escritura de este libro ha sido muy difícil para mí, pero está casi terminado. Estoy terminando el ultimo capitulo. Este libro no tendrá tanto material como hay en algunas de mis obras más grandes, pero la instrucción que incluye es importante. Continuamente siento la necesidad de la ayuda de Dios.
“Sigo siendo tan activa como siempre. No estoy decrepita en el menor sentido. Puedo hacer mucho trabajo, escribiendo y hablando como lo hacía hace años.
“Volví a leer todo lo que fue copiado, para ver si esta como debe ser. Leí todo el manuscrito del libro antes de mandarlo al impresor. De manera que puedes ver que mi tiempo está muy ocupado” (Carta 133, 1902).
Hay abundantes testimonios de los secretarios de la señora de White, no solo en declaraciones públicas, sino en la correspondencia privada con los editores, de que trabajan dolo en lo que ella había escrito; que ellos no escribían material para ella.
Fannie Bolton se retractó públicamente de su afirmación de que ella había escrito los materiales de la señora de White. La encontrara en el documento que le mencione. Más tarde, después de que tanto Fannie Bolton como la señora de White habían muerto, un crítico de la señora de White afirmó que tenis pruebas irrefutables de que Fannie, y no la señora de White, había escrito El camino a Cristo. Pero nunca expreso dicha prueba. De hecho, el argumento era un disparate porque se puede encontrar porciones de El camino a Cristo en material que la señora de White escribió y publico antes de que hubiera conocido a Fannie Bolton. El camino a Cristo, al igual que muchos de los últimos libros de la señora de White, fue elaborado a partir de sus primeros escritos, tanto publicados como inéditos, que fueron organizados en el libro que hoy conocemos. Así que ahí está la prueba de que se trataba de material de la señora de White, no de Fannie.
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¿Qué significa la declaración de Elena de White sobre el cruzamiento o amalgamación?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
En enero de 1995, un autor de la Adventist Review [Revista Adventista] respondió a una pregunta de un lector que dijo que la señora de White había aseverado de un apareamiento fecundo de los humanos y animales. Tal vez este es el elemento que usted recuerda hacer leído, para poner la respuesta en pocas palabras, la afirmación de que la señora de White dijo esto simplemente no era cierta, ella no dijo eso.
El texto siguiente se encuentra en las páginas 491 y 492 del libro Mensajera del Señor, un libro informativo y muy útil de Herbert E. Douglass.
Los críticos han acusado de que Elena de White escribió en 1864 (publicado nuevamente en 1970) que seres humanos cohabitaron en un tiempo con animales y que su descendencia produjo ciertas razas que existen en la actualidad. La declaración reza así: “Pero si hubo un pecado por encima de otro que requería la destrucción de la raza por el diluvio, fue el vil crimen del cruzamiento de hombre y bestia que desfiguro la imagen de Dios y causo confusión en todas partes. Dios se propuso destruir por un diluvio a esa raza poderosa y longeva que había corrompido sus caminos delante de él” (Spiritual Gifts [Dones espirituales], t. 3, p. 64).
Ningún diccionario ha usado jamás la palabra “cruzamiento” para describir la cohabitación del hombre con la bestia. […] El uso del siglo XIX incluía la mezcla de diversas razas […].
En otras dos ocasiones, la señora de White uso la palabra amalgamation [“amalgamación” y “cruzamiento”]. La empleo metafóricamente, al comparar a los creyentes fieles con las personas del mundo. [Nota: “Aquellos que profesan ser seguidores de Cristo, deberían ser agentes vivientes que cooperen con las inteligencias celestiales; pero al unirse con el mundo, el carácter del pueblo de Dios se empaña, y mediante la amalgamación con lo corrupto, el oro fino se vuelve opaco” (Review and Herald, 23 de agosto, 1892)].
Y la uso para describir el origen de las plantas venenosas y otras irregularidades en el mundo biológico: “Toda hierba perniciosa es de su [Satanás] siembra, y mediante sus ingeniosos métodos de cruzamiento [amalgamation, en original ingles] ha corrompido la tierra con cizaña” (Mensajes selectos, t. 2, p. 331).
Al reconocer que Satanás ha sido un agente activo en la corrupción del plan de Dios para el hombre, las bestias, las plantas, etcétera, podemos comprender mejor lo que Elena de White puede haber querido decir cuando describió los resultados del cruzamiento. Aquello que “desfiguro la imagen de Dios” en el hombre y que “confundió las especies [de animales]” ha sido el trabajo de Satanás con la cooperación de los seres humanos. Ese “cruzamiento [amalgamación] de hombre y [de] bestia, como puede verse en las variedades casi infinitas delas especies de animales, y en ciertas razas de hombres”, llega a ser comprensible.
La señora de White nunca insinuó la existencia de seres subhumanos o de ninguna clase de relación animal-humana hibrida. Ella hablo de “especies de animales” y de “razas de hombres”, pero no de ninguna clase de cruzamiento de animales con seres humanos.
Aquí está la declaración clave que en mi opinión nos ayuda a determinar lo que la señora de White quiso decir, o al menos lo que ella no quiso decir:
“todas las especies de animales que Dios había creado fueron preservadas en el arca. Las especies confusas que Dios no creo, que fueron resultado de la amalgamación, fueron destruidas por el diluvio ha habido amalgama de hombres y bestias, como puede verse en la casi interminable variedad de especies de animales y en ciertas razas de hombres” (Spiritual Gifts [Dones espirituales], t. 3, p. 75).
La pregunta es si la “amalgama de hombre y bestia” aquí significa la fusión de seres humanos con bestias o fusión de seres humanos con seres humanos y de bestias con bestias. Aunque no estoy del todo seguro de que a señora White tenía en mente con esta declaración (la que excluyo de reediciones posteriores de este material), tengo que concluir que ella tuvo la última interpretación en mente, ya que este cruzamiento, dijo, ha traído “la casi interminable variedad de especies de animales”.
Piense en ello. La gran variedad de animales ¿vino como resultado de la unión del ser humano con la bestia? Nadie que conozco sostiene que esta gran variedad se debe a ese “cruzamiento o amalgamación”, ni he oído a nadie tratar de afirmar que la señora de White creía eso de los animales. Sus críticos siempre se centran en la cuestión más limitada de algunas especies intermedias, en pate humanas y en parte bestias, y a menudo tratan de decir que la referencia a “ciertas razas de hombres” indica que consideraba qie los afroamericanos eran el resultado de tal cruce. No lo creo. Lo que en realidad dijo en este párrafo es incompatible, en mi opinión, con la idea de que los descendientes se formaron por la unión de seres humanos y animales. Tenga en cuenta que en la última frase de la declaración, ella diferencio claramente al hombre del animal, incluso después que la amalgamación hubo ocurrido. ¿Dónde estaría la línea divisoria, si los dos se habían cruzado? Además, Elena de White no hizo ninguna conexión entre esta amalgama y los afroamericanos.
Es mucho más fácil decir lo que creo que la señora de White no dijo, que tratar de mostrar lo que ella dijo. Si ella no tenía la intención de transmitir la idea del cruzamiento de los seres humanos con bestias, entonces debió de haber querido decir la amalgamación del ser humano con el ser humano y de los animales con los animales, cuyos resultados, dijo, todavía se podían ver en la gran variedad en el reino animal y en ciertas razas de hombres.
En cuanto a la amalgamación entre los seres humanos y lo que la señora de White pudo haber querido decir con eso, no tenemos mucho que decir tampoco. Lo más cercano que conozco en los escritos de la señora de White es su explicación de Génesis 6:2, en Patriarcas y profetas, pagina 68. Allí ella afirma que cuando “Vieron los hijos de Dios [descendientes de Set] que las hijas de los hombres [descendientes de Caín] eran hermosas” y se casaron con ellas, “El pecado se extendió por toda la tierra como una lepra mortal”.
¿Tenía la señora de White este tipo de cruce en mente en su declaración de amalgamación o cruzamiento? No lo sé. Esta interpretación tiene la virtud de citas comparables: cuando la Biblia nos da la mezcla de los hijos de Dios” con las hijas de los hombres” como una causa que llevo al Diluvio, la señora de White de manera análoga enumera la amalgamación como la causa tal. ¿Estaba dando a entender que se trataba de la misma transgresión? No creo que podamos determinar esto lo suficientemente bien como para satisfacer a todos.
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¿Está mal tener reuniones de la Junta de iglesia en sábado?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Usted ha planteado una pregunta interesante. No he encontrado una respuesta específica a ella en la búsqueda que hice en los escritos de la señora de White, por lo que podemos mirar a otras instituciones que puedan ser más o menos semejantes a la que nos interesa.
Cuando busqué la frase “reuniones de negocios” en el mismo párrafo que la palabra sábado, encontré la siguiente referencia en la biografía de seis tomos sobre la señora de White escrita por Arthur L. White:
El asunto [de organizar o no organizar y registrar oficialmente a la iglesia para que pudiera poseer bienes con seguridad] osciló de acá para allá en los próximos seis meses, con alguna referencia a ello en la mayoría de los números de la Review (Revista Adventista). Luego vino la convocatoria de un congreso general en Battle Creek, comenzando el viernes 28 de septiembre, para considerar la protección de la obra a través de algún tipo de organización.
Debido a la importancia del congreso, sus actas de negocio se presentaron en detalle en los números de la Review and Herald del 9, 16 y 23 de octubre. Las reuniones de negocios comenzaron el 29 de septiembre inmediatamente después del sábado, con la elección de Joseph Bates como presidente.
Teniendo en cuenta el debate que había estado ocurriendo en la Review, los asistentes al congreso comenzaron inmediatamente una larga discusión. Estaba claro que la mayoría veía negativamente cualquier medida hacia la organización. Las reuniones continuaron hasta la noche después del sábado, y el domingo por la mañana y por la tarde, terminando finalmente con la adopción de lo siguiente […]. – Ellen G. White: The Early Years 1827 – 1862 [Elena G. de White: los primeros años 1827 – 1862], t. 1, p. 421.
La reunión mencionada anteriormente tenía que ver con la organización de nuestro movimiento como un cuerpo legalmente reconocido. Los líderes de la iglesia esperaron hasta después del sábado para tratar el asunto. Recuerdo que en las reuniones de la Asociación General, incluso hoy en día, las reuniones de negocios se lleva a cabo en horas no sabáticas, y las reuniones del sábado son dedicadas a asuntos inspiradores.
Sin embargo, el punto que usted plantea sobre la planificación de distribuir tratados, ayudar a los necesitados, etcétera, como parte del ministerio espiritual de la iglesia, parece tener cierta validez. No me siento calificado para decir que al hacer dicha planificación durante el sábado esté mal, pero me hago varias preguntas al pensar en esto: ¿Cómo quiere el Señor que yo pase las horas sagradas del sábado a fin de cumplir mejor su propósito? ¿Estoy dispuesto a programar estas sesiones en sábado para que no interfieran con mis planes para los otros seis días? Si no programara estas reuniones en sábado, ¿cómo aprovecharía el tiempo? ¿Recibiría más de las bendiciones que el Señor ha dispuesto que el sábado me traiga, o lo usaría de maneras que resultarían en menos bendiciones?
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¿Está prohibido a los adventistas tener reuniones sociales de iglesia?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
La señora de White no se oponía a tales cosas. Por ejemplo, ella escribió: “Nuestras relaciones sociales no deberían ser dirigidas por los dictados de las costumbres del mundo, sino por el Espíritu de Cristo y por las enseñanzas de su Palabra” (El ministerio de curación, cap. 28, p. 272). Esa es la diferencia. Ella condenó las reuniones sociales de otras iglesias que eran incompatibles con los valores y normas cristianas. No se estaba refiriendo aquí a las reuniones sociales de iglesia en las que las personas no “participan en festines y en escenas de diversión que degradan la religión de Jesucristo”.
Testimonios para los ministros, capítulo 7, páginas 99 y 100, contiene la siguiente nota en cuanto a las reuniones sociales. Tome en cuenta el contraste:
Las reuniones para tener intercambio social pueden hacerse de tal manera que sean provechosas e instructivas en el más alto grado cuando los que se reúnen para intercambiar pensamientos con respecto a la Palabra de Dios, o para considerar métodos sobre cómo hacer progresar su obra y hacer el bien a sus semejantes. Cuando no se hace ni dice nada que agravie al Espíritu Santo de Dios, sino que se lo considera como un huésped bienvenido, entonces Dios es honrado, y los que se reúnen son refrigerados y fortalecidos […].
Pero en Battle Creek ha habido una clase de reuniones sociales de carácter enteramente distinto, reuniones de placer que han sido una desgracia para nuestras instituciones y para la iglesia. Estimulan el orgullo en el vestir, los adornos personales.
Todos querían pasar por personas brillantes, y se entregaban a la hilaridad, las bromas tontas, la adulación barata y grosera, y las risotadas estruendosas. Los ojos centelleaban, las mejillas estaban encendidas, la conciencia dormía. Mientras comían, bebían y se divertían, hacían lo mejor que podían para olvidar a Dios. La escena de placer era su paraíso.
La señora de White señaló que Jesús no se oponía a las reuniones adecuadas.
Jesús condenaba la complacencia propia a todas sus formas; sin embargo, era de naturaleza sociable. Aceptaba la hospitalidad de todas las clases, visitaba los hogares de los ricos y de los pobres, de los sabios y de los ignorantes, y trataba de elevar sus pensamientos de los asuntos comunes de la vida, a cosas espirituales y eternas. No autorizaba la disipación, y ni una sombra de liviandad mundanal manchó su conducta; sin embargo, hallaba placer en las escenas de felicidad inocente, y con su presencia sancionaba las reuniones sociales. – El hogar cristiano, cap. 80, p. 437.
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¿Indicó Elena de White que no deberíamos usar anillos de bodas?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Solamente hay una declaración conocida de la señora de White que habla explícitamente del anillo de bodas. Esta publicada en Testimonios para los ministros, cap. 21, páginas 196 y 197. Fue escrita a los misioneros estadounidenses en Australia, donde el uso del anillo de bodas era una costumbre bien establecida. Aquí está su declaración, con uno o dos párrafos anteriores, para ver el contexto.
En el comer, el vestir y el amueblamiento de nuestra escuela necesitamos conservar la sencillez de la verdadera piedad. Muchos se negarán a sí mismos y se sacrificarán con el fin de que la obra misionera tenga éxito, y si ellos vieran estos fondos gastados en las telas más caras y en los más costosos muebles o artículos para la mesa de la comunión, esto tendría una muy desafortunada influencia sobre esos hermanos y hermanas. Nada podría obrar en forma más decidida contra nuestra utilidad presente y futura en nuestro país. La primerísima lección que debemos enseñar a nuestros alumnos es la abnegación. Que sus ojos, sus sentidos, capten la lección; que todo el mobiliario de la escuela transmita instrucción práctica en el sentido de que la obra puede avanzar solo mediante un sacrificio constante […]
Nuestros pastores y sus esposas deben ser ejemplos de sencillez en el vestir; deben vestir en forma prolija, cómoda, usando buenas telas, pero evitando cualquier cosa como extravagancias y adornos, aunque no sean costosos, porque estas cosas hablan en contra de nosotros. Debemos educar a los jóvenes a vestir con sencillez, sencillez con pulcritud. Que los adornos innecesarios sean dejados de lado, aun cuando su costo sea ínfimo […]
Algunos se han preocupados con respecto al uso del anillo de compromiso y les parece que las esposas de nuestros ministros deben amoldarse a esa costumbre. Todo eso es innecesario. Tengan las esposas de los pastores el enlace de oro que liga su alma a Jesucristo: un carácter puro y santo, el amor verdadero, la mansedumbre y la piedad que son los frutos producidos por el árbol cristiano, y su influencia estará segura en cualquier parte.
Que el no cumplimiento de la costumbre produzca comentarios no es una buena razón para adoptarla. Los norteamericanos pueden hacer su descargo al declarar sencillamente que en su país la costumbre no se considera obligatoria. No necesitamos llevar el símbolo porque no somos infieles a nuestros votos matrimoniales, así como llevar el anillo no prueba que somos fieles.
Me preocupa profundamente este proceso de fermentación que parece acontecer entre nosotros: la conformidad con las costumbres y modas. No debiera gastarse un centavo en un anillo de oro para testificar que somos casados.
En los países donde la costumbre impera, no nos sentimos obligados a condenar a aquellos que usan su anillo de compromiso; llévenlo si pueden hacerlo a conciencia; pero ninguno de nuestros misioneros debe sentir que llevar un anillo acrecentará su influencia en una jota o una tilde. Si son cristianos, ello se manifestará en su carácter semejante al de Cristo, en sus palabras, en sus obras, en el hogar, en su trato con los demás; se evidenciará por medio de su paciencia, longanimidad y bondad. Manifestarán el espíritu del Maestro, poseerán su belleza de carácter, su hermoso temperamento y su corazón compasivo.
Usted notará que la señora de White no prohibió el uso del anillo, pero dijo que “en países donde la costumbre es imperativa”, es decir, donde es un “criterio de virtud” (para utilizar la frase de W. C. White), ella no tenía reparos a que las personas usaran el anillo “si pueden hacerlo a conciencia”. Por la última expresión, creo que quiso decir que debieran sopesar el asunto cuidadosamente, conscientes del posible lado negativo de llevar el anillo, y entonces usarlo solo si están convencidos de que esto es lo que deberían hacer. En América del Norte el uso más extendido del anillo de bodas parece haber ido acompañado de una mayor utilización de otros tipos de joyas por nuestro pueblo: anillos de varias clases, aretes, collares, brazaletes e incluso varios “piercings”. Este es el peligro práctico que confronta la iglesia.
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¿Nos enviara Dios nueva luz antes de que Jesús regrese?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
No conozco una declaración de la señora de White que afirme que ninguna nueva luz ha de ser revelada antes de que Jesús regrese. Me parece que ella siempre dejo abierta la posibilidad de que descubriéramos nueva luz. Durante su vida no descarto a nadie que viniera diciendo tener nueva luz, sino que les dijo como manejarlo: “Llévenla a los hermanos de experiencia, preséntenlo delante de ellos, y dejen que ellos determinen si ven alguna importancia en ella. Si lo hacen, bien, busquen nuevas oportunidades para darla a conocer. Si no lo hacen deséchenla” (ver, por ejemplo, Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 272, 273). Estas instrucciones no habrían sido necesarias si no hubiera más luz que pudiera ser revelada.
La señora de White escribió:
Es un hecho que tenemos la verdad, y debemos sostener con tenacidad las posiciones que no pueden ser mimadas; pero no hay que mirar con sospecha a cualquier nueva luz que Dios pueda enviar, y decir: En realidad no podemos ver que necesitamos más luz que la antigua verdad que hasta ahora hemos recibido, y en la estamos establecidos. Mientras mantenemos esta posición, el testimonio del Testigo Fiel aplica a nuestros casos la reprensión: “pero no sabes que eres desventurado, miserable, pobre, ciego y estas desnudo”. Aquellos que se sienten ricos y enriquecidos con bienes y sin necesidad de nada, están en una condición de ceguera en cuanto a su verdadera condición ante Dios, y no lo saben.- Review and Herald, 7 de agosto de 1989 (Counsels to Writers and Editors [Consejos para escritores y editores], p.33).
Aunque la señora de White dijo que siempre tenemos que estar abiertos a nueva luz, también advirtió:
Satanás espera envolver al pueblo remanente de Dios en la ruina general que esta por sobrevenir a la tierra. A medida que la venida de Cristo se acerque, será más resuelto y decidido en sus esfuerzos para vencerlo. Se levantaran hombres y mujeres, profesando tener alguna nueva luz o alguna nueva revelación que tratara de conmover la fe en los antiguos hitos. Sus doctrinas no soportaran la prueba de la Palabra de Dios, pero habrá almas que serán engañadas.- Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 275.
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¿Podemos celebrar la fiesta de la Pascua?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
La Iglesia Católica permitió, y quizás alentó, la adopción de algunos símbolos paganos de fertilidad de la primavera, y han llegado a formar parte de muchas celebraciones de Pascua. Este es el origen de los huevos de Pascua, y los conejos de Pascua, por ejemplo, tanto los huevos como los conejos eran símbolos de fertilidad. El mismo nombre de la fiesta en inglés, Easter, es probablemente adaptado del nombre de la diosa Astarté (Ishtar). Este tipo de cosas contribuye en gran medida a explicar el porqué algunos adventistas reaccionar intensamente en contra de la Pascua.
Aunque en algunos aspectos comparto sus preocupaciones, no comparto su solución. La señora de White se oponía a que adoptáramos todos los símbolos de la Iglesia Católica y sus iglesias hijas, y la mayoría de los adventistas estarán de acuerdo con la señora de White acerca de esto. Pero nunca existirá un momento en que sea inapropiado reconocer y regocijarse con la muerte y la resurrección de nuestro Señor, mucho menos en el fin de semana de Pascua.
En mis días como pastor de iglesia, siempre predicaba un sermón sobre estos temas el sábado antes del Domingo de Resurrección. Si ese era el momento en que un cristiano de otra denominación entraba en mi iglesia, yo no quería que él tuviera la impresión de que los adventistas del séptimo día ignoraban el acontecimiento fundamental de la fe cristiana: la muerte y la resurrección de Jesús. Al mismo tiempo, no creo que sea necesario ni útil tratar de hacer que nuestras iglesias sean tan parecidas a las otras como sea posible, con los mismos adornos, carteles, ceremonias, etcétera, como ellas acostumbran. Así como Elena de White aconsejó a la gente a no pasar por alto la Navidad, sino a descartar los elementos que no honran a Cristo, creo que este debería ser nuestro objetivo con la Pascua.
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¿Qué dijo Elena de White sobre las obras de teatro cristianas?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Aquí está la porción inicial de un documento que trata ese tema:
Se han recibido consultas en la oficina del Patrimonio White acerca de materiales de la pluma de la señora de White que traten sobre la cuestión de usar sátiras, obras teatrales u otros tipos de programas dramáticos en las instituciones adventistas del séptimo día. Los consejos de Elena de White que aluden al asunto tratan de varias situaciones. Al hacerlo, se enumeran los principios que debieran servir de guía para los adventistas hoy en día.
En todos los escritos del Espíritu de Profecía, Dios ha dado principios por medio de Elena de White que nos ayuden a determinar lo que debemos hacer. A continuación, nos da la libertad de elaborar nuestras propias acciones en armonía con estos principios. Al hacerlo, es importante recordar que Dios siempre nos señala el ideal. Su deseo supremo es que siempre alcancemos nuestro potencial máximo espiritualmente, y en todo lo demás que afecta nuestra salvación eterna […]
Un estudio de los consejos [de Elena de White] no revela una condena generalizada de todas las producciones dramáticas. En otras palabras, Elena de White no condena un programa solo porque pueda ser dramatizado. En este sentido, los consejos tocantes a las producciones dramáticas son muy parecidos a los relacionados con los deportes. […] La señora de White “no condenó el ejercicio sencillo del juego de pelota” (El hogar cristiano, cap. 80, p. 434), pero al enumerar los principios involucrados, señaló los graves peligros que suelen acompañar a las actividades deportivas. Asimismo, la señora de White no condenó el sencillo programa actuado y organizado por la escuela sabática de Battle Creeck en 1888, pero en varios lugares señala claramente los muchos y casi seguros peligros que acompañan las “representaciones” y “programas teatrales”.
Luego, parece que los asuntos relacionados tanto con el deporte como las producciones dramáticas en las instituciones adventistas del séptimo día deben ser resueltos sobre la base de principios fundamentales y no en un simple “sí” o “no”. Esto plantea un verdadero desafío, que exige el análisis cuidadoso de los principios involucrados, además de la determinación de regirse por ellos.
Si se puede enseñar a los jóvenes adventistas a entender y aplicar los principios cristianos en su vida personal, estarían muy por delante de muchos adultos que, trágicamente, nunca han aprendido que la vida del cristiano es guiada no por normas arbitrarias, sino por principios.
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¿Qué hay de malo en ir al cine?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
En esencia, veo el problema desde dos ángulos. Primero: el carácter general del material que allí se presenta, y en segundo lugar, la influencia que ejercemos sobre otros si vamos allí.
En cuanto al primer problema, un par de referencias me llegan a la mente: Filipenses 4:8 y el Salmo 101:3. ¿Cómo pueden entretenerse los cristianos al contemplar representaciones de los pecados que llevaron a Jesús a la cruz?
En cuanto al segundo problema, algunos dicen: “Solo escojo buenas películas”. Incluso si esto es así, ¿animará su ejemplo a alguien que no tenga el mismo discernimiento que ellos para asistir al cine? ¿Justificará alguien más ir a ver cualquier cosa porque el hermano A va al cine?
Además, debemos tener en cuenta la posibilidad de que por medio de la contemplación cambien las normas de los espectadores “cuidadosos”. ¿Considerarían como aceptable una película que antes les hubiera escandalizado? (ver Isa. 5:20). Una famosa estrofa de un poema de Alexander Pope cuenta la historia:
El vicio es un monstruo de rostro tan espantoso,
Que para ser odiado solo debe ser contemplado;
Pero visto demasiado a menudo, con su faz familiarizados,
Primero lo soportamos, luego lo compadecemos y después lo abrazamos.
Por último, está el hecho de que lo que el espectador “cuidadoso” paga hoy para ver la “buena” película, ayuda a mantener abierta la sala de cine para la semana próxima, cuando será presentada una mala película.
Si por “teatro moderno” usted se refería a obras de teatro, creo que todavía los criterios se siguen aplicando. La señora de White escribió hace más de cien años:
Satanás emplea todos los medios posibles para popularizar el crimen y los vicios envilecedores. No podemos transitar por las calles de nuestras ciudades sin notar cómo se presentan descaradamente actividades delictuosas en alguna novela o en algún escenario teatral.
La mente se educa en la familiaridad con el pecado. Los periódicos y las revistas del día recuerdan constantemente al pueblo la conducta que siguen los depravados y viles; en relatos palpitantes le describen todo lo capaz de excitar las pasiones. Tanto lee y oye la gente con respecto a crímenes degradantes, que aun los que fueran una vez dotados de una consciencia sensible, a la cual hubieran horrorizado tales escenas, se vuelven empedernidos, y se espacian en estas cosas con ávido interés.
Muchas de las diversiones que son populares en el mundo de hoy, aun entre aquellos que se llaman cristianos, tienden al mismo que perseguían las de los paganos. Son, en verdad, pocas las diversiones que Satanás no aprovecha para destruir a las almas. Por medio de las representaciones dramáticas ha obrado durante siglos para excitar las pasiones y glorificar el vicio. La opera con sus exhibiciones fascinadoras y su música embelesadora, las fiestas de disfraces, los bailes y los juegos de naipes son cosas que usa Satanás para quebrantar las vallas de los principios sanos y abrir la puerta a la gratificación sensual. – Patriarcas y profetas, cap. 41, pp. 490, 491.
Muchos se colocan en terreno encantado al frecuentar escenas de diversión donde se congregan los espíritus caídos. Cristiano profeso, cuando acudes al teatro, recuerda que Satanás está allí, dirigiendo la obra como el actor al maestro.
Está ahí para excitar las pasiones y glorificar el vicio. La misma atmósfera está impregnada de libertinaje.- Signs of the Times [Señales de los Tiempos], 18 de mayo de 1882.
Entre los más peligrosos lugares de placer se encuentra el teatro. En vez de ser una escuela de moralidad y virtud, como se pretende a menudo, es el semillero de la inmoralidad. Estas diversiones fortalecen y confirman los hábitos viciosos y las propensiones pecaminosas. Los cantos viles, los ademanes, las expresiones y actitudes lascivas depravan la imaginación y degradan la moral. Todo joven que asista habitualmente a estos espectáculos, se corromperá en sus principios. No hay en nuestra tierra influencia más poderosa para envenenar la imaginación, destruir las impresiones religiosas, y embotar el gusto por los placeres tranquilos y las sobrias realidades de la vida, que las diversiones teatrales. El amor por estas escenas aumenta con cada asistencia, como el deseo de bebidas embriagantes se fortalece con su consumo. La única conducta segura consiste en huir del teatro, del circo y otros lugares dudosos de diversión.- Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 645.
¿Ha mejorado el teatro en calidad moral desde los días de la señora de White?. Probablemente ninguna evaluación justa de ello lo afirmaría.
En todo caso, el teatro de hoy en día (ya sea cine o teatro) presenta vicios más degradantes, y más gráficamente, que el teatro en la época de la señora de White.
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¿Y qué le parece el baile?
Responde William Fagal – Director asociado del Patrimonio White -:
Los siguientes extractos vienen de un artículo que la señora de White escribió, titulado “¿Debieran bailar los cristianos?” en respuesta a una carta donde se pedía consejo sobre este asunto. El artículo fue publicado en el ejemplar de la Review and Herald del 28 de febrero de 1882. Puede acceder al artículo completo en el sitio Web del Patrimonio White.
Antes de responder esta pregunta directamente, le pido que considere brevemente la posición y obra del pueblo de Dios en el tiempo presente. […] El solemne mensaje del tercer ángel debe ser dado por aquellos que ven y sienten su veracidad. El mundo se está volviendo descuidado y degenerado en el camino del error. Los ministros están predicando desde sus púlpitos: “No os turbéis. Cristo no regresará por miles de años. Todas las cosas continúan como eran desde el principio”. Otros esparcen menosprecio sobre la ley de Dios, declarando que es un yugo de esclavitud. Pero mientras los profesos cristianos están dormidos, Satanás está manifestando un intenso fervor y un celo perseverante. Su obra infernal pronto finalizará, su poder será encadenado; por lo tanto ha descendido con gran ira, para “engañar, si fuere posible, aun a los escogidos”. ¿Es este el momento de unirnos con los impíos en frivolidad y placer mundanal? ¿Estarán más dispuestos a aceptar las verdades solemnes que tenemos, cuando nos vean en el teatro o en el salón de baile?
El verdadero cristiano no deseará entrar en ningún lugar de diversión ni ocuparse en ningún entretenimiento sobre el cual no pueda pedir la bendición de Dios. No será hallado en el teatro, ni en la sala de baila, ni en salones donde se juegan bolos. No se unirá a los alegres bailarines, ni tendrá parte en ningún otro placer seductor que haga desvanecer de la mente la figura de Cristo […]
En muchas familias religiosas el baile y los naipes son pasatiempos de salón. Se arguye que son diversiones tranquilas, domesticas, de las que se puede disfrutar sin peligro bajo la mirada paterna.
Pero se cultiva así el amor por estos placeres excitantes, y pronto dejará de considerarse peligroso fuera del hogar lo que se consideraba inofensivo en él […] [Estas diversiones] destruyen todo gusto por el pensamiento serio y las reuniones religiosas. Es cierto que hay un gran contraste entre la mejor clase de reuniones selectas y las reuniones promiscuas y degradadas de la baja casa de baile. No obstante, todos son pasos en el camino de la disipación.
La diversión del baile, como se practica actualmente, es una escuela de depravación, una terrible maldición para la sociedad. Si se pudiese reunir a todos los de nuestras grandes ciudades que anualmente se arruinan por este medio, ¡Cuántas historias de vidas perdidas se revelarían! ¡Cuántos que ahora están listos para disculpar está práctica se llenarían de angustia y asombro al saber el resultado! ¿Cómo pueden los padres cristianos profesos consentir en poner a sus hijos en el camino de la tentación asistiendo con ellos a tales escenas de fiestas? ¿Cómo pueden los jóvenes y las jóvenes vender sus almas por este placer cegador?
